El Jardín

En ‘’El Jardín’’ iban paseando los 6 zores, seres supremos que existen desde el
inicio de todo, la verdad ni ellos mismos saben como llegar ahí. Remian tenia
una marca en el hombro que simbolizaba la fuerza, Daba tenia una marca en la
pierna, que representaba la velocidad, siempre se iba cayendo por ahí y decía
las cosas sin pensarlo, lo hacia todo muy apresuradamente. Mada tenía una
marca en la mejilla que simbolizaba el amor, era muy buen zor con todos y unía
al equipo. Gledo representaba la ingenuidad con una marca en la espalda. Niyo
representaba la sabiduría y por lo general siempre solucionaba los problemas
en una discusión entre los 6 zores, su marca se situaba en la cabeza. Noyedo
representaba la valentía y era muy intrépido, una vez cuando estaba
aprendiendo a flotar, se lanzó de un árbol creía que así lograría flotar. Los 6
zores vivían individualmente, ‘’El Jardín’’ estaba dividido en 7 partes, cada uno
vivía en una, pero no sabían que hacer con la séptima división, por lo que
decidieron juntarse ahí a discutir sobre varias cosas, como si tenían dos
traseros o uno, porque tenían 2 ojos y no 3, pero principalmente para descubrir
como habían llegado ahí. Cada uno de ellos era distinto a su manera, excepto
Niyo y Noyedo, eran casi iguales físicamente a excepción de sus genitales,
ustedes dirían que son hombre y mujer, pero los zores no se percibían así, la
palabra sexo y genero no estaba dentro de su vocabulario. Cuando sucedía
algo, trataban de encontrarle la solución una explicación, como la vez que
Noyedo se cayó en un lago, no sabía porque no podía respirar bajo el agua,
pero después de casi 300 años en ‘’El Jardín’’ lograron encontrarle una
explicación a la mayoría de las cosas, menos al porque estaban ahí. Ahora
sabían varias cosas y vivían en paz en cada una de sus divisiones, pero con el
paso de los años se empezaban a sentir solos y aburridos por lo que trataron
de juntarse todos para decidir que querían tener más compañía, pero no sabían
cómo.
Mada y Daba un día caminaban juntas y Daba quiso tomarle la mano, pero al
juntarse las manos sintieron un choque en sus cuerpos y se asustaron, así que
fueron a buscar a los demás para contarles. Daba quiso tratar de tomarle la
mano a Gledo, pero con el no sintió nada, pero Gledo si sintió el choque. Todos
estaban muy extrañados y no sabían que hacer, por lo que Niyo quizo que
Mada y Daba se mantuvieran juntas tomadas de la mano y que trataran de
soportar los choques, sonaba loco, pero quería intentarlo para ver qué pasaba.
Al soportar los choques vieron como una luz salía de sus manos y de repente
todo se oscureció para ellos, cuando por fin recobraron la vista, vieron un
extraño ser en el piso, se parecía mucho a ellos, solo que diminuto, los zores
no sabían que hacer, por lo que lo levantaron y se lo llevaron, ellos decidieron
llamarlo bebe y cuidarlo, por fin ya no se sentían tan solos.
Un día, Noyedo y Remian estaban a cargo del bebe y se juntaron sus manos y
sintieron una descarga, pensaron que les vendría bien tener un nuevo
integrante más a ‘’El Jardín’’ por lo que soportaron los choques y de repente
salió de nuevo esa luz y apareció otro bebe, pero este no se parecía a Daba,
Mada y Niyo, se parecía mas a Noyedo, Remian y Gledo por lo que empezaron
a distinguirlos. Poco a poco el jardín se iba llenando de nuevas criaturitas, lo
malo de estas es que no eran inmortales como los zores, su media de vida era
de 110-100 años, decidieron mandar a todas las criaturitas a la séptima
división, ahí las supervisaban y cuidaban, las criaturitas podían dar vida a más
de ellas, las empezaron a llamar seres humanos. Los zores decidieron que los
seres humanos ya podían vivir tranquilamente en la séptima división por lo que
decidieron retirarse a sus propias divisiones, pero obviamente los iban a seguir
cuidando de lejos. Desde entonces se dice que nosotros los seres humanos
vivimos en la séptima división y que somos el resultado de los zores, ellos nos
cuidan desde las otras divisiones, solo que no los podemos ver, pero ellos
siguen ahí.