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“Violencia Escolar”

Constanza Alarcón, Muriel Segovia, Cristian Henríquez, Francia Quiñones, Amanda López,
Vicente Marchant.
Universidad Autónoma de Chile, Trabajo Social
TSOC 00305: Políticas Públicas e Intervención Social, Segundo Año.
Prof. Magaly Ahumada Z.
Santiago, Chile
2 de Junio del 2022
En el presente ensayo realizaremos un breve análisis sobre la violencia escolar, entendida
como, un problema social que se mantiene presente en las comunidades escolares, tanto en
años anteriores como en los contextos actuales post-pandémicos. “Siguiendo a Gary Becker
(1995), un cierto problema es reconocido como problema social cuando: (i) Muestra
carencias objetivas en la sociedad y; (ii) Cuando los actores con poder califican a esa
situación como problema público” (Gambi. M, 2007, pág. 10). Es decir que, para que un
problema sea considerado como un problema social deben cumplirse excepcionalmente estas
dos condiciones y, para que sea posible visualizar y evidenciar estas “carencias” o
situaciones de violencia escolar resulta necesario la construcción de “estudios e informes que,
usando rigurosos métodos de investigación social”(Gambi, M. 2007, pág. 10), además de, la
importancia que tiene el propio reconocimiento por parte de las comunidades educativas
sobre la violencia escolar como un problema social, que afecta de manera transversal a
nuestra sociedad y las comunidades escolares de nuestro país.
Los lineamientos teóricos sobre los que se sustenta este ensayo son principalmente la Ley
N°20.536 sobre violencia escolar (2011) y la Política nacional de Convivencia Escolar
(PNCE, 2019), desde la perspectiva de la PNCE podemos entender que la violencia escolar,
“es un fenómeno relacional, cultural y multicausal. Se trata de aquellos modos de relación
que se caracterizan por el uso ilegítimo de la fuerza y el poder, y que tienen como
consecuencia el daño a la otra persona, a nivel físico o psicológico. Al ser un hecho cultural,
se entiende que la violencia es transmitida y aprendida, lo que abre también la posibilidad de
enseñar otras formas de relación que sean pacíficas y de prevenir su aparición o uso en la
convivencia”. Es decir, que la violencia escolar, es un problema que cuenta con una
historicidad propia que la constituye como un fenómeno social, el cual ha sido estudiado,
investigado e intervenido en diferentes momentos y ocasiones, a lo largo de la historia. Desde
esta perspectiva podemos afirmar que el aprendizaje de nuevas formas de relación y
convivencia determinan en gran medida, cuán óptimo puede llegar a ser el desarrollo personal
y la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes (NNA), y en general de todos los seres
humanos que forman parte de una comunidad (escuela, familia, población).
Según la Política Nacional de Convivencia Escolar (PNCE) “Entre 2017 y 2018, las
denuncias generales ante la Superintendencia de Educación sobre maltrato físico y
psicológico al interior de las comunidades educativas aumentaron un 26,7%. Si se desagrega
la información y se mira sólo las denuncias de maltrato psicológico entre estudiantes, el alza
alcanza 29,8% en el mismo período”, esto nos permite evidenciar que estamos ante un

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problema social que afecta de forma directa a las comunidades escolares de nuestro país, y
principalmente a las escuelas más vulnerables del país.
Además, podemos sumarle a estos antecedentes “los resultados de el Quinto Sondeo sobre
Bullying (INJUV/2017), donde el 84% de los jóvenes entrevistados, declara haber visto o
escuchado un episodio de bullying en su lugar de estudio. El 60% afirma haber visto o
escuchado malos tratos entre miembros de la comunidad educativa”. Estas evidencias,
además de los recientes hechos de violencia registrados en el regreso a las clases presenciales
y la jornada escolar completa, nos permiten afirmar que la violencia escolar es un problema
social que afecta de manera transversal a las distintas comunidades escolares de las diferentes
comunas y localidades del país.
La Ley N° 20.536 sobre violencia escolar expresa en el primer párrafo del Artículo 16 D. Lo
siguiente: “Revestirá especial gravedad cualquier tipo de violencia física o psicológica,
cometida por cualquier medio en contra de un estudiante integrante de la comunidad
educativa, realizada por quien detente una posición de autoridad… así como también la
ejercida por parte de un adulto de la comunidad educativa en contra de un estudiante”. Es
decir que quienes pueden ejercer violencia escolar, son aquellos sujetos que forman parte de
la comunidad educativa y se encuentran comprometidos con el establecimiento de forma
directa o indirecta,al referimos a sujetos que forman parte de la comunidad educativa
hacemos alusión a, alumnos y alumnas, docentes, equipo de gestión directiva, auxiliares de
la educación, padres, madres y apoderados, redes de apoyo etc.
Desde una mirada holística, para entender lo que es violencia escolar no solo se debe enfocar
en los niños como estudiantes, sino que tenemos el deber de considerar también al contexto
histórico-familiar, como uno de los factores influyentes más importantes en el desarrollo
personal y el bienestar de las personas, estudios realizados por el Servicio Nacional de la
Mujer (SERNAM) “Señalan que el 72,3 % de los niños y niñas entre los 11 y 17 años han
sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de alguno de sus padres, siendo
principalmente las madres quienes propinan los castigos” (Fuentes et al., 2012, pág. 39).

Tipos de violencia escolar según la Política nacional de Convivencia Escolar (2019):

Agresividad: “se refiere a un comportamiento defensivo natural que se utiliza como


una manera de enfrentar situaciones del ambiente o de la convivencia que son
percibidas como riesgosas o amenazantes”.

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Agresiones físicas: “se refiere a aquellas peleas que incluyen contacto físico entre
los participantes y que surgen debido a alguna diferencia, descontrol o conflicto mal
resuelto”.

Violencia psicológica o emocional: “se refiere al uso de descalificaciones,


amenazas, insultos o burlas hacia algún miembro de la comunidad, ocurridas en

ocasiones puntuales, de manera presencial y directa, de manera indirecta o de


manera virtual”.

Violencia social: “consiste en la manipulación de la relación o de la participación de


la víctima en la convivencia cotidiana. Se produce a través de los rumores
malintencionados, revelar secretos o aspectos de la vida íntima de las personas,
aislar a un miembro del grupo, hablar mal de otras personas”.

Violencia contra la infraestructura o los espacios escolares: “se trata de aquellos


actos en que se produce un daño deliberado al edificio, el mobiliario, materiales,
recursos u otros elementos que forman parte del espacio escolar. El daño puede ir
desde algo superficial (como el rayado) hasta la destrucción parcial o total”.

Acoso escolar: ha sido definido en el marco legal (Ley 20.536, 2011) como “toda
acción u omisión constitutiva de agresión y hostigamiento reiterado, realizada dentro
o fuera del establecimiento educacional por estudiantes que, en forma individual o
colectiva, atenten en contra de otro estudiante, valiéndose para ello de una situación
de superioridad o indefensión del estudiante afectado, que provoque en este último,
maltrato, humillación o fundado temor de verse expuesto a un mal de carácter grave,
ya sea por medios tecnológicos o cualquier otro medio”.

Ciberacoso: “conocido también como ciberbullying, consiste en una forma de


violencia similar al acoso escolar, pero que utiliza medios tecnológicos como redes
sociales, internet u otros espacios virtuales por lo que su difusión e impacto en todos
los involucrados y en la convivencia general de la comunidad es mucho mayor”.

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A partir del retorno a clases presenciales se ha visto un aumento en relación a la violencia
escolar, debido al confinamiento que mantuvieron por casi 2 años tanto alumnos como
docentes, quienes se privaron del contacto con sus compañeros, las rutinas escolares y la
posibilidad de sociabilizar conocimientos, emociones y experiencias. A pesar de que el
retorno haya sido aún dentro de la pandemia, esto trajo consigo una serie de dificultades a las
comunidades educativas y principalmente a los alumnos, ya que, debido a la ausencia de
herramientas y habilidades socioemocionales, se ven enfrentados a situaciones las cuales no
pueden controlar. Sin embargo, el Covid-19 no es lo que más está amenazando a los colegios,
sino más bien es el aumento de la violencia escolar que desde el retorno de la presencialidad
según el MINEDUC, “las denuncias a la superintendencia de educación han aumentado en un
30% siendo mayoritariamente sobre violencia escolar” (Castañeda, N. 2022). Donde de igual
manera, docentes y personal educativo, se ha visto sobrepasado debido a la poca capacitación
por parte de los planes de estudio para poder llevar problemas emocionales y en la falta de
recursos con los cuales sobrellevar estos temas tan delicados (Salud mental y Violencia
escolar). En definitiva, si bien, la violencia escolar a existido siempre, debido a la pandemia
se observa y se exterioriza un aumento significativo en estas acciones de violencia, como se
ha mencionado anteriormente al ser un problema social multidimensional se pueden apreciar
varias aristas en las cuales se produce, desde el enfoque post pandemia se destacan diversos
tipos, donde debido al aislamiento se ha reducido solo a uno, el cual se desarrolla en la
realidad que cada individuo de la comunidad educativa, vive en su contexto social-familiar
como se menciona en el artículo de BioBiochile.cl “ En las escuelas se reproduce lo que las
comunidades educativas ven y viven en sus casas y en sus barrios “ (Violencia en las
escuelas: un desafío a tomarse en serio).
Tomando en cuenta lo que se dio a conocer en el artículo, la vuelta a clases refleja que la
violencia escolar es un problema social, ya que los/as sujetos/as al haber socializado solo con
su círculo familiar y volver a integrarse al contexto académico se dificulta debido a las
diversas diferencias entre ellos, en la misma línea cabe distinguir y recalcar, que si bien lo
anterior dicho es uno de los factores que predomina en esta circunstancias, no es el único por
el cual se provoca la violencia escolar, por ende, consideramos la violencia escolar un
problema social, ya que, se evidencian las carencias objetivas de la sociedad, en donde
actores sociales han hecho un llamado a las autoridades y entidades de poder sobre esta
situación, considerándola como un problema social, que afecta de manera transversal a las
comunidades educativas de nuestro país.

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Referencias Bibliograficas

MINEDUC (2019). Política nacional de Convivencia Escolar. Recuperado de:


https://bibliotecadigital.mineduc.cl/bitstream/handle/20.500.12365/4472/convivencia2019.pd
f?sequence=1&isAllowed=y

MINEDUC (2011). Ley 20.536, Sobre Violencia Escolar. Recuperado de:


https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1030087

Marchant, C. D. (2022, 31 marzo). Violencia en las escuelas: un desafío a tomarse en serio.


BioBioChile - La Red de Prensa Más Grande de Chile. Recuperado de:
https://www.biobiochile.cl/noticias/opinion/tu-voz/2022/03/31/violencia-en-las-escuelas-un-d
esafio-a-tomarse-en-serio.shtml

Fuentes, P et al. (2012). “Factores que inciden en el bullying al interior de un


establecimiento particular subvencionado y tres establecimientos municipales de la ciudad de
Chillán”. Recuperado de:
http://repobib.ubiobio.cl/jspui/bitstream/123456789/2066/1/Fuentes_Arroyo_Patricia.pdf

MINEDUC (2019). Política nacional de Convivencia Escolar. 5.10 ¿Cómo prevenir y abordar
la violencia escolar?. Recuperado de:
https://bibliotecadigital.mineduc.cl/bitstream/handle/20.500.12365/6877/cartilla_10.pdf?sequ
ence=1&isAllowed=y

Castañeda, N. (2022). Violencia, depresión y ansiedad: los otros costos del regreso a clases.
El Quinto Poder. Recuperado de:
https://www.elquintopoder.cl/educacion/violencia-depresion-y-ansiedad-los-otros-costos-del-
regreso-a-clases/

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