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Sentencia T-636/06

DERECHO DE PETICION-Reglas

DERECHOS DE LOS USUARIOS DE SERVICIOS PUBLICOS


DOMICILIARIOS

EMPRESA DE SERVICIOS PUBLICOS DOMICILIARIOS-Parámetros que


deben observarse para efectuar la suspensión del servicio

EMPRESA DE SERVICIOS PUBLICOS DOMICILIARIOS-Suspensión del


servicio y consecuencias cuando el usuario se atrasa en pago de tres facturas

DERECHO DE PETICION-Vulneración por ELECTRICARIBE al no dar


respuesta de fondo

EMPRESA DE SERVICIOS PUBLICOS DOMICILIARIOS-Ruptura de la


solidaridad y  liquidación a cargo del propietario solo de las tres primeras
facturas

Referencia: expediente T-1308773

Acción de tutela instaurada por Alfredo Rodríguez Rincón contra


ELECTRICARIBE S.A., E.S.P.

Magistrada Ponente: Dra. CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ

Bogotá, D.C., tres (3) de agosto de dos mil seis (2006).

La Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los


Magistrados CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ, JAIME ARAÚJO
RENTERÍA y NILSON PINILLA PINILLA, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, en particular las contenidas en los artículos 86 y
241, numeral 9 de la Constitución y el Decreto 2591 de 1991, profiere la
siguiente

SENTENCIA

Dentro del proceso de revisión de los fallos dictados por los Juzgados Octavo
Civil Municipal y Segundo Civil del Circuito de Santa Marta, en el trámite de la
acción de tutela interpuesta por Alfredo Rodríguez Rincón contra
ELECTRICARIBE S.A., E.S.P..

I. ANTECEDENTES.

Mediante escrito presentado el 03 de noviembre de 2005, el ciudadano Alfredo


Rodríguez Rincón presenta acción de tutela en la que solicita la protección de
sus derechos fundamentales a la igualdad, al debido proceso y a la propiedad,
presuntamente vulnerados por la empresa demandada.  Como sustento a la
solicitud de amparo, invoca los siguientes:

1. Hechos:

Señala que es propietario de la vivienda ubicada en la calle 12 A No. 10-26 de


la ciudad de Santa Marta en donde ELECTRICARIBE presta el servicio de
energía eléctrica.

Indica que dicho inmueble fue arrendado y que mientras el inquilino pagó el
canon cumplidamente, también afirmó encontrarse al día con los pagos por
concepto de servicios públicos domiciliarios.

Advierte que a mediados del año 2004, cuando se dejó de pagar el


arrendamiento, solicitó la entrega del inmueble, lo cual se efectuó de manera
“clandestina” sólo a finales del mes de abril de 2005.

Especifica que con posterioridad se enteró que el arrendatario había dejado


una deuda por concepto de energía eléctrica, por un valor de superior a los
catorce millones de pesos, “que corresponde a 35 facturas por energía, 48
facturas por aseo y 1 factura por alumbrado público”.

Destaca que como consecuencia, presentó un derecho de petición el 29 de


septiembre de 2005, en el cual solicitó el rompimiento de la solidaridad
conforme al parágrafo del artículo 130 de la Ley 142 de 1994, acompañado de
dos declaraciones extraproceso.

Afirma que ELECTRICARIBE dio respuesta al derecho de petición, indicándole


que para dar trámite a la reclamación, sobre ruptura de la solidaridad, debía
allegar los siguientes documentos: “Certificado de tradición y libertad del
inmueble vigente.  Copia de la cédula del propietario.  Contrato de
arrendamiento autenticado.  Carta de terminación del contrato autenticada”.

Aduce que la Empresa de Servicios Públicos no cumplió con sus obligaciones


legales, especialmente aquella que exige la suspensión del servicio cuando no
se cancelan oportunamente las facturas durante tres periodos consecutivos, lo
que la obliga a reconocer el rompimiento de la solidaridad entre el arrendatario
y el propietario del inmueble.  Por tanto, solicita que se declare tal ruptura y se
ordene la reconexión del servicio, una vez se hayan pagado los tres meses
correspondientes a la obligación dejada por el arrendatario.

2.  Respuesta de la empresa demandada.

Con motivo de la admisión de la acción de tutela, ELECTRICARIBE S.A, E.S.P.


respondió que, según su archivo comercial, el inmueble en cuestión se
encuentra sin servicio de energía desde el 19 de mayo de 2000, “fecha en la
cual se le suspendió el servicio por el no pago oportuno de las facturas de
energía”.  
También precisa que en marzo de 2005 se dio por terminado el contrato de
prestación de servicio público de energía y se retiraron las acometidas
mediante orden de servicio No. 38474997.

Afirmó que las actuaciones de la empresa tienen pleno sustento constitucional


y legal, y que el usuario tiene la posibilidad de presentar los recursos
respectivos frente a las facturas o las respuestas a las reclamaciones que se
hayan efectuado, o bien adelantar las acciones pertinentes ante la jurisdicción
de lo contencioso administrativo.  Conforme a esto consideró que la presente
acción de tutela no procede, ni siquiera como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable.

II.  DECISIONES OBJETO DE REVISIÓN

1.  Primera instancia

Avocó el conocimiento de la demanda, en primera instancia, el Juzgado Octavo


Civil Municipal de Santa Marta, quien mediante providencia del veintidós de
noviembre de dos mil cinco tuteló el derecho al debido proceso y ordenó dar
curso nuevamente a la petición interpuesta por el accionante.  En su
providencia, el a quo consideró que ELECTRICARIBE actuó con negligencia,
pues no suspendió oportunamente el servicio y, por tanto, se rompió la
solidaridad prevista en el artículo 130 de la Ley 142 ya que “[si] la empresa
permitió el uso de la energía no puede responsabilizar de la carga económica
que de ello resulte al propietario”.  El juzgado agregó que la empresa no
efectuó el trámite debido a la petición del señor Rodríguez y no brindó
oportunidad para establecer el monto y la responsabilidad de la deuda.

2.  Impugnación

Ambas partes impugnaron el fallo proferido en primera instancia.  La prestadora


de servicios públicos a través de escrito en el que no agregó más argumentos.

El señor Alfredo Rodríguez, por su parte, puso de presente que la Corte


Constitucional ha protegido los derechos fundamentales en casos similares y
ha ordenado la reconexión del servicio.

3.  Segunda instancia

El Juzgado Segundo Civil del Circuito de Santa Marta revocó la sentencia


proferida por el Juzgado Octavo Civil Municipal y, en su lugar, decidió negar la
tutela de los derechos invocados.  Indicó que la tutela sólo procede cuando la
empresa se haya pronunciado sobre el problema. Consideró que dentro del
proceso no se probó la existencia del contrato de arrendamiento.  Agregó que
con la respuesta efectuada por ELECTRICARIBE no se vulneró el debido
proceso por el hecho de no haber señalado los recursos que procedían contra
ella, pues se informaron con claridad los requisitos para estudiar la ruptura de
la solidaridad, los cuales el peticionario no allegó.
Concluyó que por no haberse culminado con los trámites administrativos
regulares, la tutela es improcedente.

III.  PRUEBAS

En el trámite de la acción de tutela en comento obran las siguientes pruebas


relevantes:

-  Fotocopia  de la cédula de ciudadanía de Edilberto Antonio Monsalvo Ruiz


(folio 18).

-  Fotocopia del escrito que ELECTRICARIBE envió frente a la petición del


señor Alfredo Rodríguez (folios 19 a 23, 178 y 179).

-  Fotocopias de las declaraciones extraproceso rendidas ante el notario tercero


del círculo de Santa Marta, por las señoras Zuria Cecilia Atunes Zeledón y Zully
Esther Linero Ruiz (folios 24 y 25).

-  Fotocopia del folio de matrícula inmobiliaria número 080-7337 (folios 26 a


28).

-  Fotocopia del derecho de petición presentado por el señor Alfredo Rodríguez


a ELECTRICARIBE (folios 29 a 36 y 180 a 187).

-  Fotocopia de algunos fallos de tutela dictados por los Juzgados Tercero,


Quinto y Séptimo Civil Municipal, y Cuarto Civil del Circuito de Santa Marta
(folios 55 a 62 y 69 a 79).

-  Fotocopia del contrato de condiciones uniformes para la prestación del


servicio de energía eléctrica (folios 167 a 174).

-  Fotocopia del “DETALLE DE ESTADO DE CUENTA POR CLIENTE”,


expedido por la Electrificadora del caribe S.A., E.S.P. (folios 196 a 209).

IV. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS JURÍDICOS  

1. Competencia

Es competente esta Sala de Revisión de la Corte Constitucional para revisar


los fallos mencionados, de conformidad con lo establecido en los artículos 86,
inciso tercero, y 241 numeral noveno de la Constitución Política y en los
artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.

2. Presentación del caso y planteamiento del problema jurídico.

El propietario de un inmueble y suscriptor del servicio de energía eléctrica


solicitó, a través de derecho de petición, el rompimiento de la solidaridad
previsto en el parágrafo del artículo 130 de la Ley 142 de 1994.  
Como consecuencia, la empresa prestadora del servicio respondió que para
atender su requerimiento, el peticionario debía allegar varios documentos.
Ahora, se acude a la acción de tutela para que frente al proceder de la
prestadora del servicio, se protejan los derechos fundamentales al debido
proceso y a la igualdad.

Por su parte, la empresa demandada, a través de apoderado, se opuso a la


pretensión de amparo, para lo cual puso de presente, que en el año 2000
suspendió la prestación del servicio y en el 2005 dio por terminado el contrato.
Destacó que sus actuaciones son legítimas y que el actor cuenta con otros
medios de defensa judicial para satisfacer sus pretensiones.

El juez que en primera instancia conoció de la acción, decidió conceder la


protección del derecho fundamental al debido proceso y ordenó que la empresa
diera nuevo curso al derecho de petición para que se determinara el monto y la
responsabilidad de la deuda.  No obstante, consideró que conforme al artículo
130 de la ley 142, la empresa no puede responsabilizar al accionante de la
carga económica que se produzca por el consumo indebido del servicio.

Más adelante, la segunda instancia revocó la decisión del a-quo y denegó el


amparo de los derechos fundamentales.  Arguyó que la empresa no se ha
pronunciado sobre las solicitudes del accionante y éste no allegó la totalidad de
documentos requeridos por aquella para romper la solidaridad.  Estas
circunstancias le permiten inferir que no se han terminado los trámites
administrativos pertinentes, tornando improcedente la solicitud.

Ahora bien, conforme a este escenario la Sala debe establecer cuáles son los
principales componentes y parámetros del derecho de petición y si el mismo
puede condicionarse a cualquier requisito que imponga el sujeto que debe
solucionarlo.  Así mismo, es necesario recordar cuáles son las condiciones
necesarias para que se haga efectivo el rompimiento de la solidaridad previsto
en el parágrafo del artículo 130 de la Ley 142 de 1994.  Con este cometido la
Sala reiterará la doctrina de esta Corte sobre (i) las reglas básicas del derecho
de petición y (ii) las condiciones para acceder al rompimiento de la solidaridad
previsto para las deudas derivadas de la prestación de un servicio público
esencial.

3.  Reglas básicas del derecho de petición.  Reiteración de jurisprudencia.

La importancia constitucional del derecho de petición es incuestionable.  Como


tal, esta Corporación ha advertido en varias oportunidades que éste constituye
herramienta básica para hacer efectivos los fines esenciales del Estado y un
dispositivo que acerca y conecta a la ciudadanía con las diferentes autoridades
y sus competencias.  En la sentencia T-477 de 200 se sostuvo lo siguiente:
“Esta Corte se ha pronunciado en múltiples oportunidades, sobre los límites,
alcances y elementos del derecho de petición, el cual como se ha dicho en
forma reiterada, se trata de uno de los derechos fundamentales cuya
efectividad resulta indispensable para el logro de los fines esenciales del
Estado, particularmente el servicio a la comunidad, la promoción de la
prosperidad general, la garantía de los principios, derechos y deberes
consagrados en la Constitución y la participación de todos en las decisiones
que los afectan, así como para asegurar que las autoridades cumplan las
funciones para las cuales han sido instituidas.”
Conforme a tales postulados, la jurisprudencia ha relacionado las diferentes
características que gobiernan una petición, indicando las condiciones que debe
cumplir una respuesta para que llegue a satisfacer el alcance del derecho.  En
la sentencia T-377 de 2000, en donde se estudió la repercusión del derecho
frente a una autoridad judicial, la Sala Sexta de revisión, con ponencia del
Magistrado Alejandro Martínez Caballero, indicó:

“a) El derecho de petición es fundamental y determinante para la efectividad de


los mecanismos de la democracia participativa. Además, porque mediante él se
garantizan otros derechos constitucionales, como los derechos a la
información, a la participación política y a la libertad de expresión.

b) El núcleo esencial del derecho de petición reside en la resolución pronta y


oportuna de la cuestión, pues de nada serviría la posibilidad de dirigirse a la
autoridad si ésta no resuelve o se reserva para sí el sentido de lo decidido.

c) La respuesta debe cumplir con estos requisitos: 1. oportunidad 2. Debe


resolverse de fondo, clara, precisa y de manera congruente con lo solicitado 3.
ser puesta en conocimiento del peticionario. Si no se cumple con estos
requisitos se incurre en una vulneración del derecho constitucional fundamental
de petición.

d) Por lo anterior, la respuesta no implica aceptación de lo solicitado ni tampoco


se concreta siempre en una respuesta escrita.

e) Este derecho, por regla general, se aplica a entidades estatales, esto es, a
quienes ejercen autoridad. Pero, la Constitución lo extendió a las
organizaciones privadas cuando la ley así lo determine.

f) La Corte ha considerado que cuando el derecho de petición se formula ante


particulares, es necesario separar tres situaciones: 1. Cuando el particular
presta un servicio público o cuando realiza funciones de autoridad. El
derecho de petición opera igual como si se dirigiera contra la
administración. 2. Cuando el derecho de petición se constituye en un medio
para obtener la efectividad de otro derecho fundamental, puede protegerse de
manera inmediata. 3. Pero, si la tutela se dirige contra particulares que no
actúan como autoridad, este será un derecho fundamental solamente cuando el
Legislador lo reglamente.
g). En relación con la oportunidad de la respuesta, esto es, con el término que
tiene la administración para resolver las peticiones formuladas, por regla
general, se acude al artículo 6º del Código Contencioso Administrativo que
señala 15 días para resolver. (…)

h) La figura del silencio administrativo no libera a la administración de la


obligación de resolver oportunamente la petición, pues su objeto es distinto. El
silencio administrativo es la prueba incontrovertible de que se ha violado el
derecho de petición.

i) El derecho de petición también es aplicable en la vía gubernativa, por ser


ésta una expresión más del derecho consagrado en el artículo 23 de la Carta.
Sentencias T-294 de 1997 y T-457 de 1994.” (Negrilla fuera de texto original).

Así las cosas, tenemos que una de las aplicaciones específicas del derecho
previsto en el artículo 23 constitucional, son las peticiones que presenten los
suscriptores o usuarios de los servicios públicos domiciliarios.  De hecho, este
derecho se encuentra explícitamente regulado en el artículo 152 de la ley 142
de 1994, definido como parte esencial de esa relación contractual.  Así mismo,
el artículo 159 ejusdem establece que la notificación de la decisión debe
efectuarse conforme a los términos establecidos en el Código Contencioso
Administrativo.  

Bajo este marco, dada la naturaleza de las funciones que desempeñan las
empresas prestadoras de un servicio y su importancia dentro de un Estado
Social de Derecho, se concluye que las peticiones y recursos que le son
presentados, debe responderlos bajo las condiciones previstas en la
Constitución Política, el procedimiento administrativo y, por supuesto, de
conformidad con las disposiciones de la ley 14.

Ahora bien, teniendo en cuenta la condición de autoridad y la superioridad


material en la que se encuentra una empresa prestadora de un servicio público,
la Corte ha establecido que la acción de tutela procede para la protección de
los derechos fundamentales de los suscriptores o usuarios, cuando aquellas
vulneren cualquier derecho fundamental en cabeza de éstos.  Sobre el
particular, en la sentencia T-105 de 199, la Corte explicó:

“En relación con las organizaciones privadas como sujeto pasivo del derecho
de petición, el propio artículo 23 de la Carta deja en cabeza del legislador su
reglamentación; pero ésta no puede ser entendida como un mandato directo
sino como una facultad que el legislador puede ejercer a su arbitrio, y que
hasta el momento no ha sido desarrollada. Sin embargo, es importante
recordar que esta Corporación, de conformidad con el artículo 86 de la Carta
Política y el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991, se ha pronunciado en forma
reiterada a favor de la procedencia de la acción de tutela en contra de
particulares encargados de la prestación de un servicio público (art. 365 de la
C.P.), o cuando
desarrollan actividades que pueden revestir ese carácter, siempre y cuando
exista violación de un derecho fundamental. Ha tenido en cuenta la
jurisprudencia, que en estos casos, el particular asume poderes especiales que
lo colocan en una condición de superioridad frente a los demás coasociados, y
sus acciones u omisiones pueden generar una amenaza o vulneración de uno
o varios derechos constitucionales fundamentales que deben ser protegidos en
forma inmediata por la autoridad judicial competente.”

De todas formas, la Corte ha precisado que la procedencia del amparo, de


frente a las actuaciones de las empresas prestadoras de un servicio público
domiciliario, es excepcional, pues cada una de las actuaciones de éstas puede
censurarse a través de otros medios de defensa judicial.  Al respecto, en la
sentencia T-270 de 2004 se explicó lo siguiente:
“Por ello puede afirmarse que: i) por regla general la acción no resulta
procedente para entrar a dirimir controversias entre el usuario y/o suscriptor y,
las empresas de servicios públicos domiciliarios, por cuanto para ese fin
existen otros medios de defensa judicial, ii) que excepcionalmente y solamente
atendiendo las circunstancias de cada caso resulta procedente la acción de
tutela para proteger derechos fundamentales del administrado como por
ejemplo la honra, el derecho de petición, el derecho a la igualdad, el derecho
de defensa y el debido proceso cuando éstos han sido amenazados o
vulnerados por las empresas de servicios públicos domiciliarios.”

Finalmente, se ha concretado que la procedencia de la tutela va íntimamente


ligada al enlace existente entre la actuación de la empresa, representada en las
repercusiones adversas que tenga sobre la prestación del servicio, y la
afectación de derechos fundamentales.  Así las cosas, a pesar de la existencia
de otros medios de defensa, gubernativos o judiciales, se ha advertido que “es
igualmente claro que estos servicios pueden ser reivindicados a través de la
acción de tutela en tanto guarden relación de conexidad con algún derecho
fundamental que resulte vulnerado o amenazado por la acción u omisión de
tales empresas, máxime si se está en el evento del perjuicio irremediable..  

4.  El deber de suspender oportunamente el servicio y la solidaridad del


propietario en las obligaciones contractuales celebradas con las
empresas de servicios públicos domiciliarios.  Reiteración de
jurisprudencia.

A partir de la Constitución y la Ley 142 de 1994, la jurisprudencia ha


desarrollado el marco general que contiene los principales derechos y
garantías de los usuarios y suscriptores de los servicios públicos.  Al respecto,
en las sentencias C-150 de 200 y T-270 de 2004 se relacionaron los siguientes:

“1. Derecho a ser tratado dignamente por ésta (art. 1° de la C.P.), en la medida
en que "los usuarios de los servicios públicos son personas, no un recurso del
cual se puede periódicamente extraer una suma de dinero."
“2. Derecho a no ser discriminado por la empresa de servicios públicos
domiciliarios (Art. 13 C.P),

“3. Derecho a ser clara y oportunamente informado de sus obligaciones y de


las consecuencias de incumplirlas (Art. 15 C.P.),

“4. Derecho a que sus recursos sean resueltos antes de que se corte el servicio
(Arts. 23 y 29 C.P.),

“5. Derecho a que se preserve la confianza legítima del usuario de buena fe en


la continuidad de la prestación del servicio si éste ha cumplido con sus deberes
(Art. 83 C.P.)

“En el ámbito legal, por su parte, el ordenamiento jurídico colombiano consagra


en la Ley 142 de 1994 otros derechos de los usuarios de las empresas de
servicios públicos domiciliarios, así el artículo 9º ídem dispone que los usuarios
de los servicios públicos tienen derecho, además de los consagrados en el
Estatuto Nacional del Usuario y demás normas que consagren derechos a su
favor, siempre que no contradigan esa ley En este catálogo de garantías del
usuario o suscriptor del servicio público domiciliario se destacan el derecho a la
libre elección del prestador del servicio, el derecho a la medición de sus
consumos reales, y el derecho a solicitar información.

“Así mismo el artículo 104 ídem establece el derecho de reclamar contra el


estrato asignad; el artículo 131 ídem consagra el derecho a conocer las
condiciones uniformes de los contratos de servicios públicos; el artículo 133
ídem prescribe el derecho a ser protegido contra el abuso de posición
dominante de las empresas de servicios públicos; el artículo 136 establece el
derecho a la prestación continua de un servicio de buena calidad y a recibir una
reparación en caso de una falla del mismo; el artículo 147 consagra el derecho
a una información clara en las facturas; por último, los artículos 152 a 158 de la
Ley 142 de 1994  consagran los derechos de defensa del usuario en sede de la
empresa, dentro de ellos el de poder presentar peticiones, quejas y recursos
relativos al contrato de servicios públicos.”

Ahora bien, es pertinente recordar que de manera específica la Corte también


ha establecido cuáles son los parámetros sustanciales y procedimentales que
deben observarse para efectuar la suspensión de la prestación del servicio.
Éstos, ha aclarado la jurisprudencia, tienen sustento en el derecho al debido
proceso (art. 29 C.P.) y en el principio de la buena fe (art. 83 C.P.).  Sobre el
particular, en la sentencia T-1108 de 200 se explicó lo siguiente:

“En definitiva, las empresas en mención pueden suspender, parcial o


totalmente, la prestación de los servicios que prestan por falta de pago de los
usuarios y suscriptores de las facturaciones emitidas, pero para el efecto están
en el deber de observar estrictamente el procedimiento que les permite hacer
su uso de esta prerrogativa, cual es –artículos 130, 140, 152, 153 y 154 Ley
142 de 1994, artículos 18 y 19 Ley 689 de 2001; 44 y 47 C.C.A.

“a) Las deudas derivadas de la prestación de los servicios públicos pueden


cobrarse ejecutivamente, ante la jurisdicción ordinaria, o mediante la
jurisdicción coactiva, en este último caso, si la prestadora es una empresa
industrial y comercial del Estado.

La factura expedida por la empresa, debidamente firmada por el representante


legal de la entidad, prestará mérito ejecutivo.

b) Si el usuario o suscriptor incumple con su obligación de pagar la facturación


emitida por la empresa, por concepto del servicio prestado, oportunamente, es
decir dentro del término previsto en el contrato, la prestadora está en la
obligación de suspender la prestación del servicio “sin exceder en todo caso de
dos (2) períodos de facturación en el evento en que ésta sea bimestral y de tres
(3) períodos cuando sea mensual (..)”.

Las decisiones de suspender la prestación de los servicios, total o


parcialmente, como actos derivados de las prerrogativas que les han sido
conferidas a las prestadoras para la debida prestación del servicio, son actos
administrativos, y también lo son las decisiones que resuelven los recursos
interpuestos contra esto….

Los actos administrativos de carácter particular se notifican personalmente al


interesado, a su representante, o apoderado. Y, en el texto de la notificación,
se deberá indicar los recursos que proceden contra la decisión, las autoridades
ante quienes pueden interponerse, y los plazos para hacerlo.

c) Los suscriptores o usuarios de los servicios públicos domiciliarios pueden


presentar peticiones, quejas, reclamos y recursos, que tienen que ser debida y
oportunamente atendidos.

Para el efecto las empresas prestadoras deben mantener una oficina para
recibir, atender, tramitar y responder las peticiones, reclamos, o recursos,
verbales o escritos que presenten los usuarios, los suscriptores, o los
suscriptores potenciales, en relación con el servicio o los servicios que presta
dicha empresa

d) El recurso es un acto del suscriptor o usuario para obligar a la empresa a


revisar ciertas decisiones que afectan la prestación del servicio o la ejecución
del contrato. Contra el acto de suspensión del servicio que realice la empresa
proceden los recursos de reposición, y de apelación.

(...)
Las peticiones y recursos serán tramitados de conformidad con las normas
vigentes sobre el derecho de petición; teniendo en cuenta las costumbres de
las empresas comerciales en el trato con su clientela, salvo que la ley disponga
otra cosa.

En consecuencia, cuando las empresas de servicios públicos domiciliarios


proceden a la suspensión del servicio, a causa de la falta de pago de periodos
de facturación mayores a los permitidos, y cuando hacen uso de su
prerrogativa sin permitirle al usuario o suscriptor afectado ejercer su derecho a
la defensa, éste puede acudir ante el Juez Constitucional, invocando el
restablecimiento de sus garantías constitucionales, salvo que la actuación
administrativa pueda ser demandada por el usuario, o que el particular
pretenda simplemente la reparación del perjuicio, porque en este caso es a la
jurisdicción de lo contencioso administrativo, a la que compete tal
restablecimient.”

Ahora bien, a dichos presupuestos es necesario agregar que el parágrafo del


artículo 130 de la ley 142 de 1994 -modificado por el artículo 18 de la ley 689
de 2001- dispone que en caso de que la empresa prestadora omita suspender
el servicio dentro de los “dos (2) períodos de facturación en el evento en que
ésta sea bimestral y de tres (3) períodos cuando sea mensual”, conforme lo
señala el artículo 140 del mismo estatuto, se rompe la solidaridad prevista entre
el propietario del inmueble, el suscriptor y los usuarios del servicio.  De esta
manera el legislador, mediante la ley 689 de 2001, consagró como parámetro
de equilibro contractual: (i) la obligación de suspender el servicio dentro un
plazo determinado y (ii) el rompimiento de la solidaridad entre las partes del
contrato, cuando ello no se lleve a cabo.  

De hecho, con anterioridad a la entrada en vigencia de dicha disposición, la


Corte Constitucional, en la sentencia T-1432 de 200, declaró que constituye
una vía de hecho el cobro solidario de facturas por fuera del término previsto
para la suspensión del servicio, de acuerdo al artículo 140 de la ley 142 de
1994.  En esta decisión se consideró que: “si bien la empresa suspendió el
servicio en forma tardía, (11 meses después), alegando como causal la falta de
pago, no puede ahora exigir, para la reinstalación del servicio, el pago de la
facturación completa que se adeuda, por causas sólo a ella imputables. No es
admisible que la negligencia para cumplir con las obligaciones a su cargo
pueda repercutir en la afectación de los derechos del propietario del inmueble,
quien si estuvo atento a la situación de incumplimiento, y dio aviso oportuno de
la mora en que se encontraba el arrendatario.”  Así las cosas, es necesario
destacar que bajo estos argumentos, en dicha providencia la Corte confirmó la
decisión de instancia y ordenó la reconexión del servicio, previo al pago de las
tres (3) facturas iniciales, los gastos de reconexión, y los recargos de esos
períodos.

Ahora bien, tal doctrina ha sido reiterada en varias ocasiones por las diferentes
salas de revisión de la Corte Constituciona.  De hecho, recientemente la Sala
Séptima, con ponencia del Magistrado Humberto Antonio Sierra Porto, en un
caso similar al presente, en el que la E.S.P. ELECTRICARIBE cobró un
conjunto de facturas en contravía a lo dispuesto en los artículos 130 y 140 de la
Ley 142 de 1994, consideró lo siguiente:

“Del contexto del expediente, así como de los documentos probatorios que
obran en él, no se aprecia de manera clara, que la empresa hubiere iniciado,
seguido o agotado todos los mecanismos necesarios para exigir del usuario
moroso el pago de lo adeudado, así como tampoco se denota que se hubieren
adelantado las acciones judiciales que la misma Ley 142 de 1993, pone a
disposición de las empresas en casos como el presente, en donde la conducta
del usuario trae implicaciones de orden civil y penal.

“En efecto, la Sala no olvida que la Ley estableció una responsabilidad solidaria
del propietario, el usuario y el tenedor del inmueble frente a la obligación legal
de cumplir con el pago de los servicios públicos; pero igualmente no debe
olvidarse que la empresa prestadora del servicio, tiene igualmente la
responsabilidad de evitar el incremento desmesurado de cuentas insolutas,
sabiendo de ante mano que dicha solidaridad a la que se hace mención se
rompe cuando las facturas no pagadas son más de tres. De esta manera, si las
facturas no canceladas sumaron, como así sucede en el presente caso, más de
cincuenta y tres (53) meses, es consecuencia de la negligencia de la empresa
ELECTRICARIBE S.A. E.S.P. en asumir los correctivos más drásticos, para
frenar esta situación.

“Por esta razón, en el presente caso, no existen motivos para que la accionante
asuma las consecuencias jurídicas de tal omisión, más aún cuando, las
medidas que ahora se pretenden tomar respecto de ella, hacen evidente un
trato discriminatorio en relación con las que la empresa, al parecer, no asumió
frente al inquilino moroso, pues la empresa permitió que dicho inquilino se
beneficiaría de una u otra manera por más de cuatro años, con el suministro
del servicio de energía, el cual nunca canceló.

De la misma forma, en la sentencia T-723 de 2005 esa misma sala de revisión


explicó las condiciones inherentes a la obligación de suspender el servicio y
sus consecuencias, de la siguiente manera:

“La Ley 142 de 1994 en su artículo 140 consagra el deber de las empresas
prestadoras de los servicios públicos de suspender el servicio ante la mora en
el pago de las facturas, sin exceder dos periodos de facturación en el evento en
que éste sea bimestral y de tres periodos cuando sea mensual.

“Lo anterior significa que cuando no se cancela oportunamente la prestación


del servicio público domiciliario, las empresas prestadoras tienen la obligación
de suspenderlo máximo al vencimiento del tercer periodo de facturación.
Esta Corporación ha señalado que esa exigencia no sólo constituye una
garantía para la empresa, quien ejerce un mecanismo legítimo de coacción que
le permite asegurar el pago del crédito, sino que constituye también una
garantía para los propietarios de los inmuebles, en el evento en que sus
arrendatarios incurran en mora en el pago de sus obligaciones, pues con esta
medida se evita el incremento de la deuda.

“La solidaridad del propietario en las obligaciones y los derechos derivados de


la prestación de los servicios públicos está regulada en el inciso segundo del
artículo 130 de la Ley 142 de 1994, el cual dispone que el propietario del
inmueble, el suscriptor y los usuarios del servicio son solidarios en sus
obligaciones y derechos derivados del contrato de servicios públicos.
Posteriormente la Ley 689 de 2001, modificó el artículo 130 estableciendo
respecto de la solidaridad que además es responsable solidariamente el
poseedor del inmueble.

“Sin embargo, la responsabilidad solidaria entre el propietario de un inmueble y


su arrendatario se quebranta ante la negligencia de la empresa prestadora del
servicio público domiciliario para suspender o adoptar las medidas necesarias
para evitar las reconexiones fraudulentas.

“En consecuencia, si la empresa omite un deber impuesto por la Ley, como lo


es el de suspender el servicio en caso de mora, no puede trasladar los efectos
de su proceder a terceras personas, pues con ello abusa de su posición
dominante frente a los usuarios o suscriptores.

“Recordando los parámetros establecidos por la jurisprudencia constitucional,


en el evento en que los usuarios procedan a reconectar fraudulentamente el
servicio, las empresas prestadoras deben tomar todas las medidas necesarias
para evitar estas situaciones, pues no se justifica que teniendo al alcance todos
los mecanismos técnicos y jurídicos asuman una actitud pasiva, limitándose a
seguir facturando un servicio ilegalmente prestado.

“La Corte también ha explicado las consecuencias que se derivan del


incumplimiento de las obligaciones a cargo de la empresa prestadora de
servicios públicos. Al respecto ha señalado, que los propietarios de un
inmueble tienen derecho a obtener la reconexión del servicio, previo el pago
únicamente de las tres primeras facturaciones, más los  gastos de reinstalación
y reconexión, así como los recargos por dicho concepto.”

Así pues, teniendo en cuenta que por regla general, las E.S.P. se encuentran
obligadas a suspender la prestación del servicio cuando se compruebe la falta
de pago de tres (3) mensualidades y que el desconocimiento de tal deber
conlleva el rompimiento de la solidaridad entre el propietario, el suscriptor y el
usuario, procede la Sala de Revisión a estudiar la presente solicitud de amparo.
5.  Caso concreto.

El ciudadano Alfredo Rodríguez Rincón, en su calidad de propietario de un


inmueble, solicitó a la E.S.P. ELECTRICARIBE S.A., a través de un derecho de
petición, que rompiera la solidaridad prevista en el artículo 130 de la Ley 142
de 1994.  Para ello explicó que mantuvo bajo arrendamiento la vivienda  y que
sólo hasta cuando el inquilino abandonó el inmueble, se enteró de la existencia
de una deuda por concepto de servicios públicos.  Sin embargo, la empresa
condicionó el trámite de su solicitud al aporte de los siguientes documentos:

-  “Certificado de tradición y libertad del inmueble vigente

-  “Copia de la cédula del propietario.

-  “Contrato de arrendamiento autenticado.

-  “Carta de terminación del contrato autenticada”.

Ahora bien, teniendo en cuenta que en tal escrito no se le indicaron al actor los
recursos que procedían contra el mismo, acude a la acción de tutela para que
se decrete la ruptura de la solidaridad y se ordene la reconexión del servicio.

Pues bien, en oposición de la solicitud de amparo la empresa indicó que desde


el 19 de mayo de 2000 se suspendió el servicio en el inmueble y que para
marzo de 2005 se dio por terminado el contrato y se retiraron las acometidas.
Con base en esto, concluyó que frente a las facturas o las respuestas de la
E.S.P., el accionante puede hacer uso de las acciones judiciales previstas en el
Código Contencioso Administrativo.

Como consecuencia, el juez de primera instancia concedió el amparo, tuteló el


derecho fundamental al debido proceso y ordenó dar trámite al derecho de
petición.  Más adelante, en segunda instancia, se revocó esta decisión y se
denegó la protección invocada pues se encontró que no se vulneró ninguno de
los derechos invocados dado que la Empresa no se ha pronunciado sobre el
asunto debido a la ausencia de los documentos exigidos para estudiar la
ruptura de la solidaridad.  

Esta Sala, en orden a examinar la posible vulneración de los derechos


fundamentales del señor Rodríguez, dividirá su análisis en dos partes: (i) en
primer lugar se estudiarán las condiciones bajo las cuales se tramitó la petición
del actor y (ii) más adelante se referirá al rompimiento de la solidaridad
presente en este caso.

5.1.  Vulneración del derecho de petición.

En el presente caso la Sala comprueba que la respuesta a la solicitud elevada


por el señor Rodríguez fue condicionada a la presentación de varios
documentos.  
Como se advirtió, ellos coinciden en la necesidad de establecer, previo a una
respuesta de fondo (i) la identidad del peticionario, (ii) su derecho de propiedad
sobre el inmueble en el que se presta el servicio y

(iii) la existencia del contrato de arrendamiento.  

Pues bien, la Sala también evidencia que el actor con su petició adjuntó los
medios necesarios para probar y acreditar las diferentes cuestiones requeridas
por la empresa para poder estudiar el rompimiento de la solidaridad.  

En efecto, además de las pruebas que dan fe de la identidad del peticionario y


de su derecho de propiedad sobre el inmuebl, a través de dos declaraciones
extraproceso se probó la existencia y terminación de la relación contractual.
De hecho, el actor explicó en su petición que el inicio de la relación contractual
se dio por un acuerdo verbal desde el año 1999 y que la terminación del
contrato se había llevado a cabo debido al abandono sorpresivo del bien
inmueble de parte del arrendatario.  Dichas afirmaciones, que además fueron
acompañadas por las declaraciones extraproces, no requieren de más
formalidad, tienen pleno respaldo legal y son relevantes a la hora de acreditar
la existencia y terminación del contrato conforme al artículo 3° de la Ley 56 de
198 (vigente al momento de su inicio) y el artículo 3° de la Ley 820 de 200
(vigente al momento de su terminación), disposiciones éstas que definen a este
negocio jurídico como consensual.

Así pues, con el objetivo de acreditar la existencia y los elementos del


arrendamiento no era imperativo exigir la copia autenticada del contrato y la
carta autenticada de terminación del mismo, ya que la prueba de la realización
de dicho negocio jurídico, por estar libre de formalidades, se puede efectuar por
cualquier medio de prueba, v. gr. a través de los testimonios de vecinos del
sector.

Con todo, la Sala observa que ELECTRICARIBE tuvo las herramientas


suficientes para estudiar de fondo la petición del señor Rodríguez y que, por
tanto, la exigencia de allegar documentación adicional, desconoce el núcleo
esencial del derecho de petición.  Es necesario destacar que el Código
Contencioso Administrativo, en sus artículos 10, 11 y 12, permite que las
autoridades que deban responder una petición exijan la documentación
necesaria para atenderla en debida forma, para lo cual advierte que no es
posible exigir “constancias, certificaciones o documentos que ellos mismos
tengan, o que puedan conseguir en los archivos de la respectiva entidad”.  Así,
por regla general, y en atención a lo dispuesto en el artículo 84 de la
Constitución, para atender una petición solamente se pueden exigir aquellos
registros o documentos que la empresa no tenga a su disposición y los que
sean estrictamente necesarios para responder.
Conforme a los anteriores argumentos se concluye que ELECTRICARIBE S.A.,
E.S.P. tenía a su disposición todas las herramientas necesarias para dar una
respuesta de fondo y, por tanto, como ésta se omitió, vulneró el derecho
fundamental de petición del señor Alfredo Rodríguez Rincón.

5.2.  ELECTRICARIBE S.A., E.S.P no adelantó las gestiones necesarias para


suspender el servicio o imposibilitar su consumo ilícito y, por tanto, es derecho
del propietario del inmueble que se rompa con la solidaridad prevista en el
artículo 130 de la Ley 142 de 1994.  

El peticionario señala que a partir del canon de arrendamiento del inmueble en


cuestión deriva lo necesario para subsistir y acude a la acción de tutela
indicando que para conseguir la reconexión del servicio de energía, la E.S.P. le
está cobrando una suma superior a los catorce millones de pesos, por
concepto de más de 30 facturas dejadas de cancelar desde el mes de
diciembre del año 199.

Pues bien, tal y como se observó, el artículo 140 de la Ley 142 de 1994
dispone que la E.S.P. debe suspender la prestación del servicio cuando se
compruebe la omisión del pago de tres (03) mensualidades de facturación.  A
su vez, el parágrafo del artículo 130 ordena que, si la empresa incumple con
dicha obligación, se rompe la solidaridad prevista entre propietario del
inmueble, suscriptor y usuario, respecto de los compromisos generados en la
prestación del servicio.

Estas disposiciones constituyen un parámetro de equilibrio contractual y de


garantía de la equidad que debe reinar entre las partes, que buscan proteger
tanto al propietario de un inmueble como a la E.S.P..  Por un lado, se garantiza
la suspensión del servicio a partir de la mora en el pago de un número
determinado de las facturas y, por tanto, se prescribe un límite material de
crecimiento de la deuda.  De otra parte, la suspensión misma constituye un
mecanismo de coacción en favor del pago del crédito.  

Así las cosas -ha establecido esta corporación- cuando quiera que una E.S.P.
desconozca el rompimiento de la solidaridad, genera un trato discriminatorio
entre los contratantes, pues a partir de la negligencia de la empresa (que no
suspende el servicio a tiempo y no adelanta las acciones judiciales necesarias
para excluir las acciones ilícitas del usuario) y de la indolencia del inquilino (que
no paga las facturas y efectúa un consumo ilícito), se responsabiliza
económicamente al arrendador.

En el presente caso  ELECTRICARIBE S.A. niega la reconexión del servicio


pues alega la existencia de una deuda correspondiente a 35 facturas.  Además
aduce que desde el año 2000 efectuó varias suspensiones del servicio y,
finalmente, en el 2005 dio por terminado el contrato.  
La Sala encuentra, dado el lapso de tiempo que se dejó transcurrir entre las
primeras tres facturas dejadas de cancelar y la inexistencia de acciones
judiciales en contra de quienes efectuaron reconexiones fraudulentas y
consumieron el servicio ilícitamente, que la gestión adelantada por la E.S.P. en
este caso es manifiestamente negligente y que, además de desconocer las
obligaciones previstas en la ley 142, ignora varias de las cláusulas previstas en
el contrato de condiciones uniformes.  En efecto, es del caso resaltar que de
acuerdo a dicho instrumento, ELECTRICARIBE S.A. estaba facultada para
retirar el medidor y la acometida desde el momento mismo en que se comprobó
la ausencia de pago, más aún cuando se detectaron las conexiones
fraudulenta.

Así pues, dadas las anteriores consideraciones, la Sala concluye que también
es necesario proteger el mínimo vital y el debido proceso del señor Alfredo
Rodríguez Rincón, vulnerados por el incumplimiento de las obligaciones a
cargo de la empresa prestadora de servicios públicos.

Por tales motivos se revocará la sentencia proferida por el Juzgado Segundo


Civil del Circuito de Santa Marta y se confirmará parcialmente la sentencia
pronunciada por el Juzgado Octavo Civil Municipal de esa misma ciudad.  En
consecuencia, se ordenará a la empresa ELECTRICARIBE S.A. E.S.P. que
dentro de las cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación de la
presente providencia, declare la ruptura de la solidaridad y efectúe las
liquidaciones a cargo del propietario del inmueble, correspondientes a las tres
primeras facturas, más el monto correspondiente a los gastos de reinstalación y
reconexión, así como los recargos por dicho concepto.  Una vez efectuado el
pago de dichos valores, procederá a efectuar la reconexión inmediata del
servicio.

Adicionalmente, en aplicación del artículo 23 del Decreto 2591 de 1991, se


prevendrá a la E.S.P. que en adelante responda prontamente los derechos de
petición que le son presentados por los usuarios del servicio.

V.  DECISIÓN  

En mérito de lo expuesto, la Sala Novena de Revisión de Tutelas de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución Política,   

RESUELVE

Primero.  REVOCAR la sentencia proferida por el Juzgado Segundo Civil del


Circuito de Santa Marta el 31 de enero de 2006. CONFIRMAR parcialmente la
sentencia pronunciada por el Juzgado Octavo Civil Municipal de esa misma
ciudad, el 22 de noviembre de 2005, en protección de los derechos
fundamentales de petición, debido proceso y mínimo vital del señor Alfredo
Rodríguez Rincón.
Segundo.  ORDENAR a ELECTRICARIBE S.A. E.S.P, que dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación de la presente
providencia declare la ruptura de la solidaridad y efectúe las liquidaciones a
cargo del propietario del inmueble, correspondientes a las tres primeras
facturas, más el monto correspondiente a los gastos de reinstalación y
reconexión, así como los recargos por dicho concepto.  

Una vez efectuado el pago de dichos valores, la E.S.P. procederá a efectuar la


reconexión inmediata del servicio.

Con todo, la empresa ELECTRICARIBE S.A. E.S.P. podrá perseguir al


arrendatario del accionante, señor Edilberto Antonio Monsalvo Ruiz, a fin de
exigir de éste el pago correspondiente a los meses de servicio no cancelados.

Tercero.  Por Secretaría, prevenir a ELECTRICARIBE S.A., E.S.P. para que en


adelante responda prontamente los derechos de petición que le son
presentados por los usuarios del servicio.

Cuarto.  Por Secretaría, líbrese la comunicación de que trata el artículo 36 del


Decreto 2591 de 1991.

Cópiese, notifíquese, comuníquese, publíquese en la Gaceta de la Corte


Constitucional y cúmplase.

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ

Magistrada Ponente

JAIME ARAÚJO RENTERÍA

Magistrado

NILSON PINILLA PINILLA

Magistrado

MARTHA VICTORIA SACHICA MENDEZ

Secretaria General

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