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MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

Magistrado ponente

SL1906-2018
Radicación n.° 55902
Acta 15

Bogotá, D. C., treinta (30) de mayo de dos mil


dieciocho (2018).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


CARMEN CECILIA PONCE PANZA, quien actúa a nombre
propio y en representación de su hija MARCELA LÓPEZ
PONCE, contra la sentencia proferida por la Sala Laboral de
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, el
27 de septiembre de 2011, en el proceso ordinario laboral
promovido por las recurrentes y FERNANDO LÓPEZ
PONCE, contra la CORPORACIÓN EDUCATIVA MAYOR
DEL DESARROLLO SIMÓN BOLÍVAR, hoy UNIVERSIDAD
SIMÓN BOLIVAR.

I. ANTECEDENTES

Los citados accionantes llamaron a juicio a la


Corporación Educativa Mayor del Desarrollo Simón Bolívar,

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con el fin de que se declare que entre la accionada y el


señor Fernando Abel López de Vega, cónyuge y padre de los
demandantes, existió un contrato de trabajo del 1º de
marzo de 1983 al 30 de septiembre de 1999; que la
demandada incumplió con la obligación de efectuar las
cotizaciones al sistema de seguridad social a favor del
mencionado trabajador por el periodo comprendido entre el
1º de marzo de 1983 y el 1º de enero de 1996; y que en
razón a tal omisión, «se le disminuyó» la pensión de
sobrevivientes que reconoció el ISS a la señora Carmen
Cecilia Ponce Panza y a su hija menor Marcela López Ponce.

Como consecuencia de lo anterior, se condene a la


accionada a pagar a título de sanción «la pensión de vejez
sustitutiva, desde la fecha en que se causó el derecho» a
cargo del empleador. En subsidio, solicitó la indemnización
de perjuicios debidamente indexada, junto con los intereses
moratorios, teniendo en cuenta la vida probable de la
señora Ponce Panza y las costas del proceso.

Fundamentaron sus peticiones, básicamente, en que


la Corporación Educativa Mayor del Desarrollo Simón
Bolívar es una institución universitaria de carácter privado;
que el 1º de marzo de 1983 dicha entidad suscribió un
contrato de trabajo con el señor Fernando Abel López de
Vega, relación laboral que se mantuvo hasta el 30 de
septiembre de 1999, fecha en que falleció; que la
empleadora sólo efectuó cotizaciones al ISS para los riesgos
de invalidez, vejez y muerte «desde el año de 1996» y hasta
la data de su deceso; que en razón a tal omisión frente al

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tiempo laborado entre los años 1983 y 1996, al solicitar la


parte accionante «la pensión sustitutiva de sobrevivientes al
I.S.S. con base en la sumatoria de aportes hechos por su
empleadores durante la vida laboral de su esposo y papá,
esta pensión le fue disminuida»; y que le corresponde a la
demandada «reconocer a título de sanción la pensión sanción
sustitutiva a los demandantes y (sic) indemnizar los
perjuicios ocasionados estimando la proyección de vida
probable de la esposa demandante».

La convocada a juicio, al dar respuesta a la demanda,


se opuso a la totalidad de las pretensiones y, en cuanto a
los hechos, admitió la naturaleza jurídica de la entidad, que
el señor Fernando Abel López de Vega se desempeñó como
docente en esa institución desde el año 1983 hasta su
fallecimiento y que no fue afiliado al Instituto de Seguros
Sociales al momento de su ingreso a la institución, pero
precisó que ello obedeció a que el trabajador no suministró
la información requerida para tal fin; de los demás
supuestos fácticos dijo no constarle o que no eran hechos.
Propuso como excepciones las de prescripción, inexistencia
de las obligaciones y buena fe.

En su defensa argumentó que el trabajador no allegó


la documentación requerida para su afiliación al ISS, en
razón a que en virtud de la relación laboral que tenía en
otra institución en donde desarrollaba su actividad
profesional, se encontraba amparado para los mismos
riesgos de invalidez, vejez y muerte; que no le efectuaron
descuentos con destino al pago de aportes en seguridad

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social; y que el docente durante la existencia de la relación


laboral nunca elevó reclamo alguno.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Tercero Laboral del Circuito de


Barranquilla, mediante sentencia calendada 25 de
noviembre de 2008, adicionada el 16 de febrero de 2009,
condenó a la demandada a pagar «la pensión de vejez
sustitutiva a partir del 1º de marzo de 2006» a favor de la
señora Carmen Cecilia Ponce Panza, en cuantía equivalente
al 75% del promedio de los salarios devengados en el último
año de servicios del causante, sin que pueda ser inferior al
salario mínimo legal; junto con los intereses moratorios
previstos en el artículo 141 de la Ley 100 de 1993; e impuso
las costas a la accionada.

El Juzgado para arribar a esa decisión, transcribió el


artículo 8º de la Ley 171 de 1961 y manifestó que en el
plenario estaba demostrado que si bien la convocada a
juicio afilió al señor López de Veja al ISS, lo hizo de forma
tardía; que éste laboró un total de 12 años y 10 meses; y
que tenía más de 60 años de edad, cumpliendo con los
requisitos establecidos para acceder a esa pensión,
prestación que se generó a favor de la señora Carmen
Cecilia Ponce Panza, en su calidad de cónyuge supérstite,
en razón que los demás demandantes, en sus condiciones
de hijos del causante, ya eran mayores de edad.

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III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Inconforme con la anterior decisión, la accionada


interpuso recurso de apelación, y la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, con
sentencia fechada 27 de septiembre de 2011, revocó el fallo
de primer grado y, en su lugar, absolvió a la demandada de
la totalidad de las pretensiones. Impuso costas en ambas
instancias a la parte «demandada (sic)».

En lo que interesa al recurso extraordinario, el ad


quem comenzó por transcribir las súplicas condenatorias
contenidas en el escrito de acción, junto con lo plasmado en
el numeral séptimo de los hechos de la demanda inaugural,
y resaltó que en el sistema de seguridad social no existe la
denominada «pensión sanción sustitutiva», sino la pensión
sanción, que fue a la que se refirió el juez de primer grado
en su sentencia, de modo que en la segunda instancia
correspondía definir si se cumplieron o no con los requisitos
para acceder a tal prestación.

Transcribió el artículo 133 de la Ley 100 de 1993,


norma aplicable por ser la vigente para la fecha de la
muerte del señor López de Vega y expuso que era claro que
no se acreditaron las condiciones para el reconocimiento de
esa pensión sanción, en razón a que «no está demostrado, ni
siquiera afirmado en la demanda que el señor López De la
Vega hubiese sido despedido sin justa causa».

Por otra parte, manifestó que tampoco se podía

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imponer el pago del valor de los aportes causados desde el


1º de marzo de 1983 hasta el 30 de enero de 1996, por
pertenecer estos al sistema y no a los demandantes.

Finalmente, destacó que la accionante Carmen Cecilia


Ponce Panza se encuentra disfrutando de la pensión de
sobrevivientes; y que las consecuencias de la afiliación
tardía, acorde a lo manifestado por la Sala Laboral de la
Corte Suprema de Justicia en sentencia CSJ SL, 29 nov.
2000, rad. 14388, es el pago de la diferencia entre la
pensión reconocida por el ISS y la que realmente
correspondía, pero ello no fue pedido en el escrito inaugural
de la demanda.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandante Carmen Cecilia Ponce


Panza, concedido por el Tribunal y admitido por la Corte se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte revoque la


sentencia de segunda instancia y, en su lugar, confirme la
de primer grado y, además, en sede de instancia, «Case la
Sentencia totalmente y se le conceda el reconocimiento y
pago de la pensión sanción de conformidad con el artículo 8º
de la Ley 171 de 1961», junto con la indemnización de los
perjuicios «de los dineros no aportados al Seguro Social», los
intereses moratorios y la indexación.

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Con tal propósito formula dos cargos por la causal


primera de casación, que fueron replicados por la
demandada, los cuales se resolverán conjuntamente por
presentar deficiencias de orden técnico.

VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia por vulnerar directamente la ley


sustancial, por infracción directa de la Ley 90 de 1946 y los
artículos 22 de la Ley 100 de 1993 y 8º de la Ley 171 de
1961.

En la demostración del cargo expresa el recurrente,


que en el presente asunto quedó demostrado que el señor
Fernando Abel López de Vega laboró por más de 10 años al
servicio de la demandada; que por motivos ajenos a su
voluntad solo fue afiliado al ISS hasta el mes de mayo de
1996 y que cumplió 60 años de edad.

Afirma que el ad quem quebrantó la Ley 90 de 1946,


toda vez que la accionada, pese a que estaba obligada a
afiliar al ISS a su trabajador en el momento preciso en que
inició la relación laboral, no lo hizo, situación que derivó en
que el monto de la pensión de sobrevivientes reconocida a la
cónyuge demandante por el ISS, fuera inferior a la que
legalmente correspondía.

Resalta que también se vulneró el artículo 22 de la Ley


100 de 1993, en razón a que la convocada al proceso es la

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responsable del pago de los aportes, debiendo descontar del


salario del trabajador el porcentaje correspondiente, lo que
omitió.

Pasa a transcribir el artículo 8º de la Ley 171 de 1961,


y sostiene que le asiste derecho a la pensión sanción, toda
vez que «la pensión es el resultado de la prestación de sus
servicios como consecuencia de sus esfuerzos físico y mental
y no es una dadiva por lo que se considera una prestación
justa a sus beneficiarios», además que la ley no prohíbe a
sus «herederos» reclamar tal derecho.

Aduce que «la pensión sanción si existe en este caso


porque está determinada por el tiempo de servicios por el
retiro a causa de la enfermedad y por el cumplimiento de la
edad, y para ser transferible al heredero es por el
fallecimiento del trabajador»; y agrega que «Está demostrado
que para la fecha de retiro de actor esta ley está vigente con
todo el contenido para los trabajadores en tiempo de
servicios de 10 años o más y 15 años de servicios, el retiro
voluntario que se produzca y la pensión cuando se cumpla la
edad».

VII. LA RÉPLICA

La demandada adujo que el solicitar el censor en el


alcance de la impugnación, que se revoque la sentencia de
segundo grado y convertida en instancia case totalmente el
fallo de primera instancia, se incurre en un defecto de
técnica que resulta insuperable, por cuanto la Corte no

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puede modificar el alcance de la impugnación.

Añade que en la demostración del cargo se alude a


apreciaciones probatorias, las cuales son ajenas a la senda
directa por la cual se dirige el ataque; y que tampoco se
expone en qué consistió la presunta infracción cometida por
el Tribunal.

VIII. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia recurrida de infringir la ley


sustancial por la vía indirecta, en la modalidad de
«interpretación errónea», del artículo 8º de la Ley 171 de
1961.

En la demostración del cargo, alega textualmente lo


siguiente:

La causal por Infracción Indirecta de la Ley sustancial por


interpretación errónea del Articulo 8º de la ley 171 de 1961, ya
que el ad-quem manifiesta que esta ley no pertenece a la
Seguridad Social, que se aplica exclusivamente para los
trabajadores que se retiren voluntariamente con 10 años de
servicios y después de 15 años de servicios tendrá derecho a una
pensión sanción.

Es demostrable la existencia de la PENSION SANCIÓN por que no


pertenezca al Sistema de Seguridad Social, no tiene por qué
desconocerles(sic) sus atributos y la importancia que tiene en el
sistema laboral colombiano por eso se dice que es única y
legitima que defiende los derechos de los trabajadores en
situaciones contenidas en su legislación y mas el caso
demostrado que el trabajador no fue afiliado a una Entidad
Aseguradora.

Me permito aclararle al señor Magistrado de la Honorable Sala


Laboral de la Corte Suprema de Justicia la ley determina unos
requisitos en las cuales se encuentra dentro de un marco legal y

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justo el caso del actor que laboró más de 10 años de servicios


continuos en una Institución de Educación en la prestación de
sus servicios Y no fue afiliado por omisión del Empleado, con más
razón le asiste el derecho a la pensión sanción a [la] beneficiara
señora Carmen Ponce Panza.

E igualmente el Ad-quem está desconociendo el tiempo de


servicios demostrados en el proceso, igualmente de esta forma no
aplica del Articulo 8 de la Ley 171 de 1961 para el
reconocimiento de la pensión sanción. Debido a que la norma es
muy clara se extiende a trabajadores que se hayan retirado
después de 10 años de servicios.

IX. LA RÉPLICA

La demandada presenta oposición y aduce que se debe


desestimar el cargo, en tanto, al estar dirigido por la senda
indirecta o de los hechos, no es posible acudir a la
modalidad de interpretación errónea, la cual se presenta
cuando el juez, con abstracción total de la valoración
probatoria, le fija un sentido o alcance a una norma que no
tiene.

X. CONSIDERACIONES

Debe resaltarse que la demanda de casación, a efectos


de que sea susceptible de un estudio de fondo, debe
satisfacer una serie de requisitos de técnica que estipulan
las normas procesales, tanto en su planteamiento como en
la demostración, reglas adjetivas que de no cumplirse puede
llevar a que el recurso extraordinario resulte infructuoso.

Además de ello, como insistentemente lo ha expresado


esta Corporación, el recurso extraordinario no le confiere
competencia para juzgar el litigio, esto es, establecer a cuál

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de las partes en contienda le asiste la razón, puesto que la


labor de la Corte se circunscribe en enjuiciar la sentencia y
determinar si el juez colegiado, al resolver la segunda
instancia, dirimió rectamente el conflicto a la luz de las
normas jurídicas que debía emplear.

Realizadas las anteriores precisiones, tal como lo


sostiene la réplica, encuentra la Sala que el escrito con el
cual se pretende sustentar la acusación, adolece de graves
deficiencias técnicas que comprometen la prosperidad de
los cargos propuestos, las cuales a continuación se pasan a
detallar:

1. El numeral 4º del artículo 90 del CPTSS, establece


que la demanda debe contener «la declaración del alcance de
la impugnación», que como lo ha reiterado la Sala, consiste
en la indicación de lo que «[…] se debe casar, es decir, la
parte de la sentencia acusada que debe quebrarse, o la
totalidad de la misma, conforme a las circunstancias del
caso; la actividad de la Corte en sede de instancia, o sea
señalar si el fallo de primera instancia debe confirmarse,
revocarse o modificarse; y en estos dos últimos casos, qué
debe disponerse como reemplazo» (CSJ SL, 20 oct. 2005,
rad. 24440).

En ese contexto, es evidente que el alcance de la


impugnación en el sub examine, más que la expresión de lo
que en concreto se pretende, muestra evidentes
impropiedades, que impide a la Sala tener claridad de que
es lo verdaderamente perseguido por el recurrente.

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En efecto, la censura le solicita a la Sala en su


demanda de casación «[…] REVOCAR LA SENTNECIA(sic) DE
SEGUNDA INSTANCIA y confirmar la SENTENCIA de
PRIMERA INSTANCIA proferida por el JUZGADO TERCERO
LABORAL DEL CIRCUITO DE BARRANQUILLA, de fecha 25
de noviembre del 2009, y en Sede de INSTANCIA Case la
Sentencia totalmente y se le conceda El reconocimiento y
pago de la Pensión Sanción desde que se hizo exigible».

El aparte transcrito, muestra que es indescifrable el


querer de la parte recurrente, toda vez que no señala como
debe proceder la Corte respecto de la sentencia del
Tribunal, al punto que no solicita que se case tal decisión,
ya sea parcial o totalmente. En dicho sentido, se bien no se
desconoce que en un aparte del alcance de la impugnación,
el censor solicita que se case la sentencia totalmente, tal
petición se dirige es respecto al fallo del a quo, frente al cual
también se solicita simultáneamente su confirmación.

Ahora si se entendiera que lo peticionado consistente


en que se case la decisión de segundo grado, es oportuno
recordar, que una vez casada total o parcialmente la
decisión materia del recurso de casación, esta o la parte
quebrada desaparece de la órbita jurídica en lo pertinente,
por tanto, no puede volverse sobre la misma para pedir su
revocatoria como también lo hace el recurrente, pues lo que
en verdad le correspondía, en sede de instancia, era
indicarle a la Sala cual debía ser su proceder frente al fallo
de primer grado, si confirmarlo, modificarlo o revocarlo y,
en estos dos últimos eventos, indicar la decisión de

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reemplazo, pero nunca en los términos contradictorios en


los cuales está formulado.

De otro lado, al solicitar en un aparte del alcance de la


impugnación, que se confirme el fallo de primer grado, la
Sala podría considerar que lo único que busca la censura
con el recurso de casación es que se case la sentencia
atacada, para en su lugar confirmar la de primer grado;
pero ello no es así, toda vez que más adelante, el recurrente
contrariando lo anterior y de una manera sui generis,
pretende que la Corte, en sede de instancia, «le conceda El
reconocimiento y pago de la Pensión Sanción desde que se
hizo exigible el derecho de conformidad con el Artículo 8º de
la LEY 171 DE 1961 y el pago de la indemnización de
perjuicios de los dineros no aportados al Seguro Social», esto
es, no hay claridad en lo que en verdad está persiguiendo la
parte recurrente. Inclusive, el censor, en forma
extemporánea, varia el petitum de la demanda, al solicitar
que de manera principal y junto con la aludida pensión
sanción también se condene a la «indemnización de
perjuicios», cuando desde los albores del proceso tal
pedimento lo solicitó fue en forma subsidiaria a la pensión.

2. En el primer cargo dirigido por la vía directa, se


indica como concepto de vulneración de la ley sustancial, la
infracción directa de la Ley 90 de 1946, artículos 22 de la
Ley 100 de 1993 y 8 de la Ley 171 de 1961.

Sobre el particular, hace alusión de forma genérica a


la Ley 90 de 1946, es decir, sin enunciar los artículos que

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se deben tener como infringidos, lo cual resulta


inapropiado, porque no le corresponde a la Corte auscultar
cuál fue el canon legal de los que integran tal normativa,
que el fallador eventualmente pudo quebrantar.

Ahora bien, al denunciar la infracción directa de los


artículos 22 de la Ley 100 de 1993 y 8 de la Ley 171 de
1961, significa que el juez de segundo grado quebrantó la
ley al no aplicar aplicarla al caso sub lite, ya fuera por
ignorancia o rebeldía. Sin embargo, vista la motivación de la
sentencia, se tiene que tales normas denunciadas si fueron
llamadas a operar por el Tribunal, pues sirvieron de soporte
a la decisión adoptada, razón por la que no pudo incurrir en
la infracción legal denunciada, lo que significa que el
recurrente equivocó la modalidad de violación.

En efecto, frente al artículo 22 de la Ley 100 de 1993,


cabe recordar, que el Tribunal no desconoció que la
demandada estaba obligada realizar las cotizaciones a favor
del trabajador López de Vega, que es lo que consagra tal
disposición, cuestión distinta es que coligiera que las
consecuencias legales que implica tal omisión y a las cuales
aludió son diferentes a las que fueron objeto de pretensión
en esta acción judicial, razonamiento este último que es
inatacado en casación.

De otro lado, el ad quem también fundó su decisión en


el artículo 133 de la Ley 100 de 1993, disposición que junto
con el artículo 37 de la Ley 50 de 1990, derogó el artículo 8º
de la Ley 171 de 1961, tal como se dejó sentando, entre

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otras en las sentencias CSJ SL, 22 ag. 1995, rad. 7571 y


CSJ SL 11 may. 2010, rad. 36826, en esta última se dijo:

Ahora bien, en cuanto a la apreciación realizada por la censura,


en el sentido de que en aplicación del principio de favorabilidad
deberían tenerse en cuenta los artículo: 8º de la Ley 171 de
1961, y 74 de la Ley 1848 de 1969, conviene reiterar que a partir
del 1° de abril de 1994, la Ley 100 de 1993 derogó “todas las
disposiciones que le sean contrarias”, y su campo de aplicación
en los términos del artículo 11, comprende, “con las excepciones
previstas en el artículo 279”, a todos los habitantes del territorio
nacional, independientemente de que sean trabajadores privados
u oficiales.

Así las cosas, no hay razón jurídica razonable de la que se pueda


deducir que el artículo 74 del Decreto 1848 de 1969, continúa
vigente. Sobre el particular, esta Sala de la Corte, en sentencia
de 15 de junio de 2006 Rad. 27338, en un asunto similar, en
donde la demandada era la Caja Agraria, sostuvo lo siguiente:

"…La Sala estima pertinente recordar, que la llamada pensión


sanción de jubilación, quedó regulada por el artículo 133 de la
Ley 100 de 1993, tanto para el sector privado como para los
trabajadores oficiales, a quienes el parágrafo primero de esa
norma señaló como sus destinatarios, por lo que al entrar ésta en
vigencia, derogó las normas anteriores que consagraban el
derecho a la pensión sanción." (Subrayas fuera de texto).

De modo tal que el juez de apelaciones no pudo


cometer la infracción directa del artículo 8º de la Ley 171 de
1961, disposición que no se encontraba vigente para el
momento de la finalización del vínculo de trabajo del
causante, de allí que la pensión sanción, sobre la cual el ad
quem consideró que recaía el objeto del litigio, está
gobernada, entre otras normativas, por el artículo 133 de la
Ley 100 de 1993, por haber ocurrido el fallecimiento el 30
de septiembre de 1999, como bien se sostuvo en el fallo de
segundo grado y en tal medida no pudo cometer la
infracción denunciada.

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Aunado a lo anterior, al desarrollar este primer cargo,


el censor entremezcla argumentos eminentemente fácticos
ajenos a la vía seleccionada, tal es el caso de tratar de
demostrar que el retiro del servicio del señor Fernando Abel
se produjo «a causa de la enfermedad», y que en el plenario
no fue acreditado «el beneficio que obtuvo el docente […] en el
Sistema de Seguridad Social», puntos estos sólo
controvertibles desde la perspectiva de lo fáctico, y no del
puro derecho, pues invitan a la Sala al estudio del material
probatorio.

3. En el segundo cargo, encaminado por la vía


indirecta, la censura señala en la proposición jurídica como
submotivo de violación la «interpretación errónea» del
artículo 8º de la Ley 171 de 1961. Tal modalidad de
violación, como es sabido, es ajena a la senda de los
hechos, la cual supone la solución del litigio con la norma
aplicable, pero a la que el sentenciador le da un
entendimiento diferente al que realmente tiene o que no
corresponde a su genuino y cabal sentido, lo que implica un
ejercicio hermenéutico que es exclusivamente jurídico y no
fáctico.

Al respecto, debe recordarse que la jurisprudencia de


la Sala en sentencia CSJ SL, 14 jun. 2006, rad. 26564,
reiterada en la CSJ SL504-2013 se expresó:

Como es sabido, un cargo por la vía indirecta implica siempre la


aplicación indebida de la ley, por lo que no pueden darse ni la
infracción directa ni la interpretación errónea. Sin embargo, se ha
aceptado por esta Sala, la acusación por falta de aplicación de
una norma, como modalidad de aplicación indebida, pero solo en

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el entendido que el cargo esté encaminado por la vía indirecta y


bajo el supuesto de que el error manifiesto de hecho atribuido a
la decisión atacada, pueda originar que se deje de aplicar la
disposición legal que convenía al caso.

Debe igualmente ponerse de presente, que cuando el


ataque se encamina por la vía de los hechos, como aquí
ocurre, el censor tiene la carga de acreditar de manera
razonada la concreta equivocación en que incurrió la
colegiatura en el análisis y valoración de los medios de
convicción y su incidencia en la decisión impugnada, que lo
llevó a dar por probado lo que no está demostrado y a
negarle evidencia lo que sí lo está, yerros que surgen a raíz
de la equivocada estimación o falta de apreciación de la
prueba calificada, esto es, el documento auténtico, la
confesión judicial y la inspección judicial.

En el presente asunto, se observa que su desarrollo


también es inadecuado a la luz de lo dispuesto en el literal
b) del numeral 5 del artículo 90 del CPTSS, según el cual
debe expresarse «qué clase de error se cometió»; ya que el
recurrente no precisa con claridad los yerros fácticos que se
presentaron, es así que no propone en específico algún
desatino con el carácter de ostensible y tampoco
individualiza los medios de prueba que se dejaron de
apreciar o se valoraron erróneamente, y que llevaron al
Tribunal a distorsionar la realidad probatoria.

4. La censura en ninguno de los cargos controvierte


los verdaderos y esenciales fundamentos de la sentencia
impugnada. En efecto, vista la sentencia de segundo grado,

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el Tribunal cimentó su decisión de revocar el fallo


condenatorio de primera instancia, para en su lugar
absolver de la súplicas de la demanda inicial, en esencia, en
los siguientes puntos: i) que lo pretendido por la parte
actora fue la «pensión sanción sustitutiva», prestación que
no existe en el ordenamiento legal; ii) que como el a quo
analizó el caso de cara a la pensión sanción, el estudio en
segunda instancia se contraía a definir si el señor Fernando
Abel López de Vega le asistía el derecho a esa súplica; iii)
que uno de los presupuesto fácticos para el nacimiento de
la pensión sanción es el despido del trabajador, lo cual no
fue demostrado y ni siquiera se aludió en la demanda
inicial, de allí que no era posible su reconocimiento; y iv)
que la afiliación tardía en materia de seguridad social
genera es la obligación a la empleadora de cancelar los
aportes al sistema o el pago de la diferencia entre la pensión
que reconozca la entidad de seguridad social y la que en
derecho correspondía, pero que ninguna de esas dos
consecuencias, fue pedida en la demanda inaugural, por lo
que se imponía la absolución.

El casacionista en los dos cargos no se ocupó de


desvirtuar lo expuesto por el Tribunal, de manera que dejó
libres de crítica los verdaderos pilares fundamentales del
fallo impugnado, pues no combate ninguna de tales
inferencias.

En efecto, en el primer cargo, se limitó a afirmar en un


escrito lacónico, carente de fuerza persuasiva y argumental,
que se dejó de aplicar el artículo 22 de la Ley 100 de 1993,

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cuando lo cierto es que el Tribunal de modo alguno


desconoció que el empleador tenía la obligación de afiliar y
efectuar los aportes a seguridad social por su trabajador,
pero coligió, como ya se dijo, que las consecuencias legales
que implica tal omisión son diferentes a las que fueron
objeto de demanda o reclamación a través de esta contienda
judicial. De igual forma, el juez de segundo grado tampoco
fue ajeno a que la ley permite «reclamar a sus herederos por
que se trate de una pensión sanción», pues frente a este
aspecto afirmó que «a la pensión sanción a la que tiene
derecho el trabajador en algunos casos y que de ser así
pueden los beneficiarios que reúnan los requisitos para ello
sustituirlo en dicho derecho, a su muerte».

Y en el segundo cargo, desde el punto de vista fáctico,


le reprochó al ad quem, que desconocía el tiempo de
servicios del señor Fernando Abel López de Vega, esto es,
que se retiró con más de 10 años de labores en la
institución educativa, pese a que el juez de apelaciones ni
siquiera se ocupó de definir el periodo laborado, por razón
de encontrar improcedente la pensión sanción por otras
circunstancias.

En dicho sentido, si como quedó visto la principal


conclusión del juez colegiado para revocar la condena
impuesta por la pensión sanción, fue que nunca se alegó ni
demostró que el trabajador fallecido fuera despedido sin
justa causa, el recurrente debió cuestionar en rigor y
principalmente esta conclusión, ya fuera reprochando una
indebida valoración de la demanda inaugural, a efectos de

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establecer que si se alegó que la finalización del contrato de


trabajo del señor López de Vega fue por despido sin justa
causa o que tal modo de finalización fue acreditado en el
plenario, ora cuestionando el ejercicio intelectivo de la
disposición bajó la cual se definió el litigio, de cara a este
presupuesto del retiro del servicio mediante un despido
injusto, con una antigüedad de 10 años o más.

De esta manera, si los soportes argumentales


mencionados fueron los que sustentaron la decisión
impugnada, era deber insoslayable de la censura proceder a
controvertirlos y derruirlos en su totalidad, lo cual omitió
por completo, pues continúan sustentado la decisión, lo que
implica que se mantengan incólumes las verdaderas
razones que tuvo el ad quem para fundamentar su decisión,
rodeada de la doble presunción de legalidad y acierto. Así lo
ha sostenido esta corporación, entre otras, en la sentencia
CSJ SL12298-2017, cuando adujo:

Debe recordarse que las acusaciones exiguas o parciales son


insuficientes para quebrar una sentencia en el ámbito de la
casación del trabajo y de la seguridad social, por cuanto dejan
subsistiendo sus fundamentos sustanciales y, por tanto, nada
consigue el censor si se ocupa de combatir razones distintas a
las aducidas por el juzgador o cuando no ataca todos los pilares,
porque, en tal caso, así tenga razón en la crítica que formula, la
decisión sigue soportada en las inferencias que dejó libres de
ataque. Lo anterior conlleva a que con independencia del acierto
del recurrente y de que la Sala comparta o no sus deducciones,
se mantenga la decisión de segundo grado.

[...]

En este orden de ideas, esa falta de ataque a los pilares que


soportan la decisión impugnada, traen como consecuencia que se
mantenga incólume, amparada por la doble presunción de
legalidad y acierto.

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5. Por último, se observa que lo planteado por el


recurrente son meras afirmaciones genéricas e imprecisas,
que lejos están de conformar una acusación clara y
contundente contra la decisión del Tribunal en la que se
confronten los argumentos y premisas fácticas de los cuales
se compone, por el contrario, se asemeja más a un alegato
de instancia que no corresponde en lo absoluto al que
debería allegarse en la sustentación del recurso
extraordinario aquí presentado.

Al margen de lo anterior, debe recordar la Sala que de


los requisitos que exige el artículo 133 de la Ley 100 de 1993,
para acceder a la pensión sanción, no solo corresponde el de
tener más de 10 o 15 años de servicios, como parece sugerirlo
la censura, sino que además es indispensable que el
trabajador hubiera sido despedido sin justa causa y se
presente la omisión en la afiliación al sistema de seguridad
social en pensiones. Así se dejó sentado, entre otras, en
sentencia CSJ SL13207-2015, en la que se indicó:

[…] En ese orden, el problema jurídico se centra en determinar


si el demandante tiene derecho o no al pago de la pensión
sanción, al haber sido declarada la existencia de un contrato
realidad entre las partes, aun cuando aquél, efectuó
cotizaciones al sistema general de pensiones como trabajador
independiente.

En primer lugar, es de señalar que no existe controversia


alguna en cuanto a que el vínculo laboral feneció el 31 de
diciembre de 2004, esto es, cuando ya estaba en vigencia la L.
100/1993, razón por la cual, es el art. 133 ibídem el que
regula la pensión reclamada por la censura, pues como se ha
reiterado por esta Sala, este tipo de prestaciones se causan o se
estructuran a la terminación del vínculo laboral.

La mencionada norma dispone:

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El trabajador no afiliado al Sistema General de Pensiones por


omisión del empleador, que sin justa causa sea despedido
después de haber laborado para el mismo empleador durante
diez (10) años o más y menos de quince (15) años, continuos o
discontinuos, anteriores o posteriores a la vigencia de la presente
Ley, tendrá derecho a que dicho empleador lo pensione desde la
fecha de su despido, si para entonces tiene cumplidos sesenta
(60) años de edad si es hombre, o cincuenta y cinco (55) años de
edad si es mujer, o desde la fecha en que cumpla esa edad con
posterioridad al despido.

Si el retiro se produce por despido sin justa causa después de


quince (15) años de dichos servicios, la pensión se pagará
cuando el trabajador despedido cumpla cincuenta y cinco (55)
años de edad si es hombre, o cincuenta (50) años de edad si es
mujer, o desde la fecha del despido, si ya los hubiere cumplido.

De conformidad con lo anterior, para acceder a la pensión en


comento es necesario cumplir con los siguientes requisitos: (i)
haber laborado durante más de 10 años para el empleador (ii)
existir un despido sin justa causa y, (iii) no haber sido afiliado
al Sistema General de Pensiones por omisión de aquél.

Así las cosas, dadas las limitaciones que exhibe el


cargo, no hay otro camino que desestimar el ataque
presentado.

Las costas en el recurso extraordinario serán a cargo


de la parte recurrente demandante, por cuanto la acusación
no tuvo éxito y hubo réplica. Se fijan como agencias en
derecho la suma de $3.750.000,oo, que se incluirán en la
liquidación que realice el juez de primera instancia con
arreglo a lo dispuesto en el art. 366 del Código General del
Proceso.

XI. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, Sala de Descongestión,

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administrando justicia en nombre de la República y por


autoridad de la ley, NO CASA la sentencia proferida por la
Sala Laboral de Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Barranquilla, el 27 de septiembre de 2011, en el proceso
ordinario laboral que instauró FERNANDO LÓPEZ PONCE
y CARMEN CECILIA PONCE PANZA, quien actúa a nombre
propio y en representación de su hija MARCELA LÓPEZ
PONCE contra CORPORACIÓN EDUCATIVA MAYOR DEL
DESARROLLO SIMÓN BOLÍVAR, hoy UNIVERSIDAD
SIMÓN BOLIVAR.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

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ERNESTO FORERO VARGAS

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