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Por ejemplo:
Resistencia a no querer cambiar: Por el miedo e incertidumbre que despiertan los
cambios. A veces, también es debido a no creer necesario el cambio, o a no sentirnos
seguros de qué nos encontraremos con el cambio, abandonando nuestra zona de confort.
Resistencia a no querer afrontar algo: Se produce ante el dolor que genera la aceptación
del mismo hecho en sí, lo que lleva a la resistencia del mismo.
Resistencia a perder el beneficio secundario: Cuando una situación lleva mucho tiempo
manteniéndose, generalmente la persona sea de forma consciente o no, obtiene un
beneficio secundario por la misma, lo que refuerza el mantenimiento de esta resistencia.
Resistencia a auto descubrirse y no gustarse: Ante el posible miedo de lo que está por
salir de uno mismo de forma inconsciente se despiertan resistencias que dificultan los
progresos.
Resistencia como miedo o rebelión ante la autoridad: Se despierta ante la figura del
terapeuta, el cual se interpreta como un intruso, y la forma de rebelarse es luchar por
seguir actuando como hasta ahora, dando lugar a la aparición de resistencias.
Algunas de las manifestaciones de las resistencias pueden ser:
“Actuar como si…”: Hacer supuestos movimientos que no conducen a nada.
Ir de terapeuta en terapeuta: No encontrar un terapeuta apropiado porque en realidad no
se quiere.
Ir de taller de crecimiento personal en taller: Si no se integra lo aprendido, no sirve de
nada.
Hablar y no actuar: hablar de hacer cambios, de ir a terapia, pero sin actuar.
Durante la terapia:
Retar: poner a prueba de forma directa lo que el terapeuta dice.
Desvalorizar: cuestionar la autoridad personal y los conocimientos del terapeuta.
Hostilidad: expresar hostilidad de forma directa.
Interrumpir: cortar con palabras de forma intencionada.
Culpabilizar: Culpar a los demás de los propios problemas.
Estar en desacuerdo: buscar un “pero” a las sugerencias del terapeuta.
Excusar: Buscar excusas para justificar su conducta.
Minimizar: Pensar que el terapeuta está exagerando los riesgos o peligros y que
realmente no está tan mal.
No querer cambiar: expresar abiertamente el deseo de no querer cambiar.
Falta de atención: No atender al terapeuta.
Desviarse: cambiar la dirección de la conversación que el terapeuta busca.