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CARLOS MARIA PICCIOCHI RIOS

Secretario
Cámara Laboral - Corrientes

Provincia de Corrientes
Poder Judicial
*COD BAR ACT*
EXP 139959/16
"MAIDANA JUAN RAMON C/ EMPRESA SAN LORENZO S.A. Y/O
Q.R.R. S/ AMPARO SINDICAL"

En la Ciudad de Corrientes, a los catorce días del mes de


marzo del año dos mil diecinueve, encontrándose reunidos en
la Sala de Acuerdos de la Excma. Cámara de Apelaciones en
lo Laboral, el Señor Presidente de la misma, Doctor Gustavo
Sebastián Sánchez Mariño, y las Señoras Vocales Doctoras
Stella M. Macchi de Alonso y Valeria Chiappe, asistidos del
Secretario autorizante, toman en consideración los autos
caratulados: “MAIDANA JUAN RAMON C/EMPRESA SAN LORENZO S.A.
Y/O Q.R.R. S/AMPARO SINDICAL”, Expte. Nº 139.959/16 venido
a este Tribunal por el recurso de apelación impetrado por
la parte demandada a fs. 137/141 contra la Sentencia Nº 109
que luce a fs. 125/131. Practicado el correspondiente
sorteo a fin de establecer el orden de votación de los
Señores Camaristas, resulta el siguiente: Doctores Gustavo
Sebastián Sánchez Mariño, Stella Maris Macchi de Alonso y
Valeria Chiappe, en ese orden (fs. 202). A continuación, el
Señor Vocal, Doctor Gustavo Sánchez Mariño formula la
siguiente:

R E L A C I O N D E L A C A U S A:

En su pronunciamiento de fs. 125/131 el Señor juez “a-quo”


falló: “1º) HACER LUGAR a la acción promovida, declarando
la nulidad del despido del actor de fecha 30.06.2016,
debiendo en consecuencia la accionada TRANSPORTE SAN
LORENZO S.A. abonar al actor en concepto de salarios caídos
la suma de la planilla que deberá praticar la parte actora
desde el 12.05.2016 y hasta su resintalación, más la suma
de $100.000 en concepto de daño moral, con mas sus
intereses devalorización monetaria y costas (art. 1, ley
23591). 2º) Disponer el reintegro del Sr. JUAN RAMON
MAIDANA, a su puesto de trabajo en las condiciones que se
desempeñaba al 11.05.2016. Bajo apercibimiento del art 239
Código Penal. 3°) IMPONER las costas a la demandada vencida
art. 68 CPCyC. 4°) Mandar pagar la cantidad condenada, con
más sus intereses, costas y desvalorización monetaria de
conformidad a las pautas dadas en el considerando XV-).
5º)DECLARAR DE OFICIO la inconstitucionalidad de los arts.
7 y 10 de la ley Nº23.928, modificado por el art. 4 de la
ley Nº 25.561 y el art. 5º del Decreto 214/02, por las
razones expuestas en los Considerando XV-). 6º) Regular los
honorarios profesionales por la actora ganadora, a los
DRES. LETICIA LIZ RADKE Y VICTOR HUGO DANIEL GONZALEZ, en
conjunto, en la suma de PESOS: DIECISEIS MIL CIENTO SESENTA
Y DOS CON SESENTA Y OCHO CENTAVOS ($16.162,68), monto
equivalente a ¾ DE quince (15) "jus", sin iva y como
monotributistas, a la DRA. RITA OTAZO, en la suma de PESOS:
CINCO MIL TRESCIENTOS OCHENTA Y SIETE CON CINCUENTA Y SEIS
CENTAVOS ($5.387,56), monto equivalente a 1/4 DE quince
(15) "jus", sin iva y como monotributista; y por la
accionada vencida a los Dres. AUGUSTO ARDUINO Y CLAUDIA
CENDOYA, en conjunto, en la suma de PESOS: DIECISIETE MIL
DOSCIENTOS CUARENTA CON VEINTE CENTAVOS ($17.240,20), monto
equivalente a diez (12) "jus", sin IVA como
monotribustistas, todo ello atento a los arts. 40, 5, 6, 8,
23 y ccs. de la ley 5822 y habiendo evaluado la naturaleza
y complejidad del proceso, el resultado obtenido, la
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calidad, eficacia y extensión del trabajo de los letrados
actuantes (art. 5 incs. a), b), c), d) y e) ley 5822). Los
montos regulados incluyen el 35% correspondiente a la
procuración (art. 8 ley 5822/08). Los honorarios devengarán
interés dispuesto en el Considerando XV-). 7º) INSERTESE
copia de la presente Resolución al Expediente, NOTIFIQUESE,
REPONGASE y oportunamente ARCHIVESE”. A fs. 137/141 la
parte demandada interpone recurso de apelación contra el
fallo mencionado. El mismo es concedido a fs. 142, no
habiendo sido contestado por la contraria. Elevados los
autos, son recepcionados a fs. 202 constituyéndose la
Cámara. A fs. 203. se llama a “autos para sentencia”. La
integración de la Cámara se encuentra firme y consentida y
la causa se halla en estado de resolución.-
------La Señora Vocal, Dra. Stella Maris Macchi de Alonso,
presta conformidad a la precedente relación de la causa.-
-----Seguidamente la Excma. Cámara plantea las siguientes:

C U E S T I O N E S

-----PRIMERA: Es nula la sentencia recurrida?


-----SEGUNDA: Debe ser confirmada, modificada o revocada?

-----A la primer cuestión, el Sr. Vocal, Dr. Gustavo


Sánchez Mariño dijo: A LA NULIDAD: Que el recurso de
nulidad no ha sido impetrado por ninguna de las partes, no
observándose “prima facie” vicios de procedimiento ni de
forma de la sentencia que no pudieran ser superados u
obviados por la materia propia de la apelación, la que ha
sido concedida por la “a-quo”, por lo que no corresponde la
consideración oficiosa de dicha vía de gravamen. Que ello
es así por cuanto el recurso de nulidad tiene carácter
excepcional y debe ser interpretado restrictivamente.
Al respeto, se ha sentado: “La nulidad de la
sentencia sólo procede cuando se constata una violación
grave, capaz por sí misma de poner en peligro el derecho
que le asiste a la parte apelante y cuando mediante los
agravios no es factible la corrección impetrada.” (Conf.
C.N.A.T., Sala I, D.T. año 1.992, p. 260). “Si no existe
violación de formas y solemnidades inconvalidables, omisión
en el procedimiento de formas esenciales, o irregularidades
que por expresa disposición legal anule las actuaciones, y
el vicio puede ser cubierto por la materia propia de la
apelación, la nulidad no debe ser decretada.” (Ibáñez
Frocham, “Tratado de los recursos”, p. 204, Bs. As. 1969,
N°102). Así voto.-
-----A la misma cuestión, la Sra. Vocal, Dra. Stella Maris
Macchi de Alonso, dijo: Que adhiere.-

-----A la segunda cuestión, el Sr. Vocal, Dr. Gustavo


Sánchez Mariño, dijo: A LA APELACION: I) Que vienen estos
autos a consideración de la Alzada a raíz del recurso de
apelación impetrado por la parte demandada a fs. 137/141
contra la Sentencia N° 109 que luce a fs. 125/131, siendo
concedido a fs. 142, llamándose “autos para sentencia” a
fs. 203, lo que se encuentra firme y consentido, y la causa
en estado de resolución.-
II) Se agravia la demandada porque el juez
“a-quo” hace lugar a la presente acción afirmando de manera
arbitraria que el actor era “activista sindical” y se
encontraba bajo la tutela del art. 47 de la ley 23.551.
Arguye el quejoso que al no encontrarse amparado por las
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garantías previstas para los delegados gremiales la demanda
debió ser rechazada. Insiste en que no se ha acreditado que
el despido fuera una represalia a la actividad gremial.
Resalta que la única consecuencia será el pago de las
indemnizaciones legales pero no la reinstalación, ya que no
ha mediado discriminación alguna en el despido. Señala que
en la esfera privada rige la llamada estabilidad impropia o
relativa, que admite la extinción del contrato de trabajo
sin invocación de causa, mediante el pago de una
indemnización. Cita jurisprudencia que considera aplicable
al caso. Arguye que no ha incurrido en una conducta
discriminatoria y que tampoco el actor ha demostrado los
supuestos actos de discriminación. Apunta que en el
intercambio epistolar el actor no alega despido
discriminatorio y pide el pago de indemnizaciones. Se queja
porque se lo condena a abonar un supuesto e inexistente
daño moral así como salarios caídos, los cuales resultan
improcedentes. Cuestiona el mecanismo indexatorio utilizado
por el “a-quo”. Controvierte la tasa de interés
peticionando se aplique el criterio seguido por el Superior
Tribunal de Justicia. Persigue que las costas sean
impuestas de acuerdo al éxito obtenido. Hace reserva del
caso federal.
III) Luego de analizar los argumentos
expuestos por la quejosa, en su correlación con los
fundamentos de la sentencia de origen y los medios de
ilustración acercados a la causa, adelanto que la
pretensión recursiva debe prosperar excepto en la cuestión
que atañe a los intereses.
De conformidad con los términos en que quedó
expuesta la contienda a través de los respectivos escritos
de demanda y contestación, el juez “a-quo” tuvo
principalmente en cuenta la calidad de "activista gremial".
Al respecto se queja la accionada arguyendo que desconoce
la participación del actor en actividades de esa índole y
agrega que el empleador puede, aún sin expresión de causa,
terminar el vínculo laboral, y ello es lo que ha ocurrido
en el “sub-lite”.
Liminarmente cabe aclarar que está fuera de
discusión que el actor no se hallaba amparado por el
especial régimen tutelar previsto en los artículos 48 a 52
de la ley 23.551 (no ejercía ningún puesto gremial ni había
sido postulado para representar a los trabajadores de la
accionada), de modo que lo referente al despido deberá ser
analizado en el marco de las previsiones de los artículos
47 de la ley 23.551 y 1º de la ley 23.592, disposición esta
última que resulta claramente aplicable a las relaciones
laborales, como lo ha señalado la Corte Suprema (CSJN,
07/12/2010, "Álvarez, Maximiliano y otros v. Cencosud
S.A.", DT, 2011-329 y La Ley, 2011-B-651, considerandos 6º
del voto de la mayoría y 12º del voto –en disidencia
parcial- de los jueces Lorenzetti, Highton y Argibay).
El art. 47 de la ley 23.551 reconoce tutela
sindical a todo trabajador que fuera impedido u
obstaculizado en el ejercicio regular de los derechos de la
libertad sindical. En tanto el art. 1 de la ley 23.592
prohíbe la discriminación motivada por la opinión gremial .
En ese marco, el núcleo fáctico gira en torno
a resolver si efectivamente el actor se ha visto impedido u
obstaculizado en el ejercicio de la actividad gremial, y si
se ha configurado la concurrencia de un proceder
discriminatorio materializado a través del despido.
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Como primera medida corresponde evaluar si el
actor reunía las condiciones para ser considerado
“activista gremial”, lo cual estimo no ha sido demostrado.
En casos como el presente, en el que se discute
la motivación anti-sindical del despido, el trabajador
tiene la carga de aportar indicios razonables de que la
decisión de despedirlo tuvo por fin lesionar su derecho a
ejercer los derechos derivados de la libertad sindical.
Una correcta valoración de las pruebas arrimadas
a la causa conducen a una conclusión contraria a la
inteligida por el sentenciante de origen.
El actor al demandar relata que ha tenido
participación en distintas reuniones y movilizaciones
llevadas a cabo por la asociación sindical U.C.R.A.,
incluso afirma que el 17/03/16, resultó electo como Vocal
de la Comisión Organizativa, Seccional Corrientes, de la
mencionada entidad gremial.-
Sin embargo, de las actuaciones administrativas
reservadas en secretaría, analizadas en forma conjunta con
las misivas acompañadas, no pueden verse confirmados los
hechos tal como fueran expuestos por el accionante.
De los expedientes reservados en secretaría,
especialmente los expedientes administrativos N°183-15-04-
1687/16 y 183-18-05-2282/16, no surge acreditado su
carácter de afiliado a la asociación sindical UCRA, ni su
elección como Vocal. El señor Alejandro Martín Bauza,
Secretario General de la Seccional Corrientes de U.C.R.A.,
con fecha 26/03/2016 ha presentado con carácter de
declaración jurada, el listado de afiliados que adhieren a
la asociación sindical -UCRA Secc. Ctes.-, dentro de los
cuales no figura el accionante (fs.184/191).
Tampoco consta en el acta celebrada el día
07/04/16, la participación del actor en el acto
eleccionario de los delegados de las distintas empresas
(ver fs.114/118 Exp. Adm N° 183-15-04-1695/16). No hay
constancia documental alguna que vincule al actor como
afiliado, delegado o miembro de ninguna de las comisiones
de la asociación sindical U.C.R.A.-
No pasa inadvertido que los testigos (fs. 57-
63vta.) admiten la participación del actor en marchas y
reuniones típicamente gremiales. Pero lo contundente aquí,
para que se torne operativa la protección contemplada en el
art. 47 de la ley 23.551, radica en acreditar el carácter
de activista sindical (sea como afiliado, delegado o
representante), lo cual no se vislumbra en el caso sometido
a juzgamiento.
Nótese que de las actuaciones administrativas
analizadas no se extrae que el actor, quien pretende ser
reconocido como representante sindical de hecho, hubiera
participado efectivamente en los reclamos realizados por la
UCRA, como tampoco surge que la empresa demandada hubiera
formado parte del conflicto suscitado en la Sub-Secretaría
de Trabajo.
En tal sentido, ha dicho la jurisprudencia:
“No cabe hacer lugar a la pretensión del demandante, sí de
las actuaciones administrativas se infería que el actor no
tuvo papel protagónico alguno en el conflicto, no suscribió
ninguna de las presentaciones, ni ha sido mencionado como
personal particularmente afectado por las conductas
antisindicales que le atribuyeron a la empleadora" (voto de
la Dra. González, in re "Sánchez Oscar Rubén c. Sociedad
Italiana de Beneficencia de Buenos Aires", citado en Nota
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Nro 34). “Es necesario que de las constancias del
expediente surja que la actuación de quien se dice
activista se destaque por sobre el común de los
trabajadores, es decir que asuma una especie de liderazgo y
que no se limite meramente a "acompañar" la acción grupal”.
(Voto del Dr. Vilela in re "Arregui Walter c. Massalin
Particulares S.A.", citado en Nota Nro. 53 y, asimismo,
voto de la Dra. González in re "Sánchez Oscar Rubén c.
Sociedad Italiana de Beneficencia" citado en Nota Nro. 34).
"La sola invocación de haber concurrido a diversas
asambleas o reuniones masivas de personal dependiente de la
empresa, o haber participado en la confección y entrega de
volantes o folletos tendientes a poner en conocimiento del
resto del personal de la fábrica los diversos avatares
relativos al invocado incumplimiento de normas de higiene y
seguridad laboral, no permiten concluir que los demandantes
hubieren sido víctimas de una medida discriminatoria...".
(voto del Dr. Balestrini in re "Arias Héctor Orlando y otro
c. Spicer Ejes Pesados S.A. s/Acción de amparo", citado en
Nota Nro. 49, CNAT, Sala IX (considerando IV).(Publicado en
LA LEY ON LINE el 06/10/2010, 1 - LA LEY2010-E, 1191, "El
despido discriminatorio del activista sindical ¿quién, qué
y cómo probar?", Autor: Pisacco Marina, AR/DOC/3082/2010).-
En definitiva, de las probanzas colectadas no
surge la calidad invocada. No se extrae que el actor
hubiera desempeñado un rol activo que lleve a
conceptualizarlo como activista, concluyendo que ha
participado en la vida sindical sólo como un trabajador mas
persiguiendo beneficios propios.
A mayor abundamiento, de las misivas acompañadas
se extrae que el actor solicitó la desafiliación al gremio
de UTA recién en fecha 13/05/2016, curiosamente, al día
siguiente que aduce la falta de dación de trabajo por parte
de la empleadora. En base a tales consideraciones, no surge
con claridad como pudo haber sido electo, en el mes de
marzo/16 (dos meses antes de la solicitud de
desafiliación), como Vocal de un gremio distinto, donde no
figura como afiliado, según las listas entregadas por el
secretario general de la U.C.R.A., con fecha 26 de marzo de
2016.
En resumen, no surge que el accionante estuviera
afiliado a la UCRA ni que fuera delegado o integrante de
alguna comisión. Es decir, no se encuentra demostrado que
el Sr. Maidana haya sido real y efectivamente un "activista
sindical", destacando a mi juicio, que no cualquier
militancia, interés, ocupación o preocupación por los
problemas laborales propios y de los compañeros permite
calificar como activista a un trabajador. Como bien señala
el voto del Dr. Pirolo (en “Marnoni, Eduardo Daniel c.
Spicer Ejes Pesados S.A.”, CNAT Sala II, 30/04/2009) el
concepto de representación que emana del Convenio 135 OIT
es un razonable indicador para esta conceptualización que,
obviamente, es innescindible de la noción de
sindicalización o agremiación que supone la agrupación de
varios a los que aquellos representan.
Esto sentado, corresponde evaluar si la conducta
asumida por la empleadora -negativa de dación de trabajo-,
se traduce o no en un acto de discriminación tendiente a
menoscabar la libertad sindical.
Prima facie, para que tenga lugar el despido como
acto discriminatorio, es necesario que el sujeto despedido
pertenezca a alguna de las categorías susceptibles de
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discriminación, en este caso, a la asociación gremial
U.C.R.A., lo que no se visualiza en el caso sometido a
juzgamiento.
En ese entendimiento considero que no resulta
merecedor de la protección especial contra hechos de
discriminación sindicales dirigida a los trabajadores que
establecen numerosos convenios de la OIT, en tanto el actor
no ha demostrado su condición de activista del mencionado
gremio.
Si bien la circunstancia de que la ruptura del
vínculo laboral se haya dispuesto conjuntamente con la de
otras personas que ejercían una función sindical, puede dar
lugar a un análisis conjetural, no llega a constituir una
evidencia concreta de que la decisión puntualmente referida
al accionante haya tenido por causa su participación
gremial.
La circunstancia de que se trate de un despido
injustificado o arbitrario no permite concluir que resulte,
a su vez, un acto que encubra una discriminación, pues,
arbitrariedad y discriminación no son conceptos sinónimos.
En efecto, no es lo mismo despedir sin causa
que discriminar a través del despido. No se cuestiona que
el despido "arbitrario" o incausado es el acto por el cual
el empleador expresa su voluntad de rescindir el contrato
sin explicar por qué, o brindando un motivo de mera
conveniencia. Tal despido no encierra necesariamente un
acto lesivo a la libertad sindical.
Así lo tiene dicho la jurisprudencia al
establecer: “Creo conveniente aclarar que el hecho de que
el motivo invocado para despedir al demandante haya sido
considerado insuficiente para justificar esa decisión no
resulta por sí solo suficiente para vincular tal medida
extintiva con un acto de discriminación por motivos
sindicales, puesto que, como se ha sostenido con criterio
que comparto plenamente, aun cuando la decisión patronal
pudiera descalificarse desde varios puntos de vista y en
especial, en los términos de los artículos 10, 62, 63, 244
y concordantes de la LCT, no cabe presuponer que esa
arbitrariedad esconda una motivación claramente
antisindical si no se aportaron indicios suficientes como
para validar tal conjetura" (CNAT, Sala II, in re "Castro,
Brenda Leticia c/ Casino Buenos Aires S.A. Cía. de
Inversiones en Entretenimientos S.A. U.T.E. s/ juicio
sumarísimo", SD 97985 del 7/05/10).
“En efecto, el sistema resarcitorio del despido
arbitrario en el ámbito del empleo privado modulado en base
a una forfata del daño constituye la reglamentación legal
de la protección constitucional contra el despido
arbitrario y el reconocimiento de efectos extintivos al
acto disolutorio, aun injusto o incausado. Por ello, aun
cuando el despido arbitrario no constituya (según un sector
de la doctrina) un derecho del empleador, sino un ilícito
civil (conf. Justo López, "Ley de Contrato de Trabajo
Comentada", Ediciones Contabilidad Moderna, 2da. Edición,
Buenos Aires, 1987, T. II, pág. 1108/1109), de ello no se
sigue la ineficacia del acto para poner fin a la relación
contractual sino la obligación de reparar los daños en los
términos regulados por el legislador nacional, por lo que
la circunstancia de que se hubiere tratado de un despido
incausado tampoco habilita por sí misma la viabilidad de la
nulidad planteada si, como ocurre en el caso, no se
verifica la conducta discriminatoria imputada a la
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empleadora (cfr. CNAT, Sala II, 18/8/09, S.D. 96.979,
"Braun, Ricardo Jorge c/ Obra Social del Personal de la
Industria de la Alimentación s/ juicio sumarísimo"; íd.,
18/6/12, S.D. 100.643, "Browne, Bárbara c/ Casino Buenos
Aires SA Compañía de Inversiones y Entretenimientos SA UTE
s/ juicio sumarísimo").
En tal contexto, estimo que no hay razones
para nulificar el despido sufrido por el actor y que, por
ende, éste no tiene derecho a ser reinstalado en el cargo
ni al reconocimiento de salarios caídos ni al reclamo por
daño moral, pues no veo razones para juzgar como
discriminatorio el despido incausado decidido por la
accionada, lo que torna inaplicables en concreto en el
subjúdice tanto el art. 47 LAS como el art. 1º de la ley
23.592, debiendo receptarse la queja en este aspecto.

En virtud de lo expresado, habiéndose


configurado en el “sub examine” un despido sin justa causa,
corresponde admitir el reclamo de pago subsidiariamente
introducido en el punto 8 de la demanda (fs. 2 vta.),
excepto las indemnizaciones agravadas por cuanto no se dan
los presupuestos que exige la norma, procediendo a
practicar la correspondiente planilla de liquidación de las
indemnizaciones por despido:
CCT 460/73.-
CATEGORIA: Conductor de corta y media distancia
MRMNH: $16,617,13 (total conformado + viatico conductor +
antiguedad)
Indemnización por antigüedad (2 períodos)..... $33.234,26
Indemnización sustitutiva de preaviso..........$16.617,13

SAC s/preaviso.................................$1384,76
Sueldos Mayo y Junio 2016......................$33.234,26

Vacaciones prop. 2016 .........................$4.652,79

Sac s/ vacaciones ..............................$387,73

TOTAL...........................................$89.510,93
En consecuencia, corresponde establecer el monto
de condena en la suma de $89.510,93.-
Pasando al tratamiento de la queja sobre la tasa
de interés y a la indexación dispuesta por el sentenciante
el recurso tendrá acogida parcial.
En cuanto a la tasa de interés, estimo adecuada
su fijación según la tasa activa segmento 3 que el Banco de
Corrientes S.A. utiliza para las operaciones de descuentos
conforme al criterio de esta Alada en autos “RAMIREZ JULIO
CESAR C/ OJEDA EDGARDO LUIS Y OTRO Y/O Q.R.R. S/ IND.”,
Expte. Nº 68.650/11, criterio ratificado y ampliado en
Sent. 176/15 “CACERES RICARDO ERNESTO C/ EME SRL. S/ IND.
S/ IND. Expte N° 67202/11, debiendo revocarse la
declaración de inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de
la Ley 23.928, modificados por el art. 4 de la Ley 25.561.
En los precedentes citados, se ha señalado que
lo decidido en modo alguno implica alterar el sistema
nominalista contemplado en la ley 23.928 y ratificado en la
ley 25.561, ya que la fijación judicial de la tasa de
interés aplicable como resarcimiento por la
indisponibilidad del capital adeudado es un aspecto
diverso, que no debe confundir con el de la prohibición de
actualizar, indexar o repotenciar deudas dinerarias.
No es la indexación el único medio para
restablecer el valor original de las deudas. Otro, empleado
con mayor generalidad cronológica y geográfica, es la
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fijación de una tasa de interés que no sólo compense la
falta de uso del dinero retenido sino exprese además la
expectativa inflacionaria que en cada momento rija en el
mercado. (CNAT, Sala III, 7-11-2002, publicado en Revista
de Derecho Laboral, Actualización doctrina y
jurisprudencial, p. 168 y ss., Editorial- Rubinzal). (Sent.
N°132 del 10/09/2010 en autos: "SEGOVIA FEDERICO DANIEL C/
SHONKO S.A Y/O Q.R.R. S/ IND, ETC." Exp N° 29844/8).-
Siguiendo tales parámetros, debe revocarse
la declaración de inconstitucionalidad de la ley 23.928
(art. 7 y 10), modificada por ley 25.561 (art. 4°), ya que
el proceso inflacionario es posible de corrección con la
utilización de una tasa de interés adecuada, cumpliéndose
de esta forma con la finalidad reparadora buscada.
Superponer a dicha tasa la actualización de los montos
según los índices oficiales excedería la función reparadora
del capital que ya se encuentra asegurada, exceso que
redundaría en un enriquecimiento sin causa del acreedor en
desmedro del derecho de propiedad del condenado al pago,
quien vería aumentada su deuda sin fundamento legal alguno.
En este punto cabe destacar que no se
desconoce el criterio del Superior Tribunal de Justicia de
mantener la tasa activa Banco Corrientes- Segmento 1 (STJ-
Sent. 91/15, 92/15, entre otras); luego de dirimirse la
disidencia planteada en los autos caratulados: “CACERES
RICARDO ERNESTO C/ EME SRL. S/ IND. S/ IND. Expte N°
67202/11, Sent. 61/16, no obstante, luego de un examen
profundo de los argumentos esbozados en dichos
pronunciamientos por el órgano de control, esta Alzada
decidió en pleno mantener la postura asumida ante la
advertencia de un proceso inflacionario y costo de vida
claramente superior desde la fecha indicada “ut-supra” y
que –incluso- continúa en alza, no pudiendo permanecer este
Cuerpo impasible ante tal situación, no alcanzando las
razones de economía procesal siempre ponderadas por este
Cuerpo para alinearse a los pronunciamientos del Superior
(dado que los mismos no son de obligatorio acatamiento) al
estar comprometidos otros intereses superiores que es
nuestra obligación preservar.
Conforme a ello el monto total de condena
devengará un interés equivalente a la tasa activa segmento
3 del Banco de Corrientes S.A. desde que cada suma es
debida y hasta su efectivo pago.
Como corolario deben adecuarse las costas
fijadas en origen a las resultas de este pronunciamiento,
en función del éxito obtenido por cada uno de los
litigantes, corriendo a cargo del actora el 70%, en tanto
que el restante 30% debe ser soportado por la demandada,
orden que también se impone en esta instancia, teniendo en
cuenta los planteos de las partes y la forma en que se
resuelven los mismos (art. 88, ley 3540).-
Ello en virtud de que el Juez tiene amplias
facultades para determinar quien debe correr con las costas
del juicio, evaluando a tales efectos los planteos de los
litigantes, forma en que se resuelven los mismos, etc.
No cabe avanzar en otras consideraciones que
se muestran inconducentes para hacer variar el resultado de
la queja. Ha dicho esta Cámara, en criterio que comparto:
“La ley no obliga al juez a seguir a los litigantes en
todas sus argumentaciones, ni de refutar estas una por una,
pues tiene amplia facultades para ordenar el estudio de los
hechos y de las distintas cuestiones planteadas en forma
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metódica, asignándole el valor que corresponda a las que
realmente lo tengan, prescindiendo de las que no influyan
para formar convicción o no sirvan a los fines de la justa
solución del pleito” (conf. CNCIV, Sala D, 20/12/67 E.D. t
23 pág. 485). Así votó.-

A la misma cuestión, la Sra. Vocal, Dra. Stella Maris


Macchi de Alonso, dijo: que adhiere.-
Que, en consecuencia, se da por finalizado el presente
Acuerdo, pasado y firmado por ante mí, Secretario
autorizante, que doy fe.-

Concuerda fielmente con su original obrante en el protocolo


de Sentencias del corriente año. CONSTE.-

CARLOS MARIA PICCIOCHI RÍOS


Secretario

S E N T E N C I A

Nº 59 Corrientes, 14 de marzo de 2.019.-


Por los fundamentos de que instruye el Acuerdo precedente,
SE RESUELVE: 1º) RECEPTAR parcialmente el recurso de
apelación impetrado por la demandada a fs. 137/141,
modificándose el Fallo N° 109 obrante a fs. 125/131, en
atención a los fundamentos vertidos en los considerandos.
2°) COSTAS en ambas instancias a cargo del actor en un 70%,
el restante 30% debe ser soportado por la demandada. 3°)
REGULAR los honorarios del Dr. Augusto H. L. Arduino (por
la demandada), en un 30% de los que se fijen en primera
instancia, al cual deberá adicionarse el porcentaje del IVA
en caso de que correspondiere (art. 9 y 14 de la Ley N°
5822), con más el interés establecido en el art. 56 de la
misma ley desde su regulación y hasta su efectivo pago. 4°)
INSÉRTESE copia al expediente, regístrese y notifíquese.
Fecho, vuelva a origen.-

Dra. STELLA M.MACCHI de ALONSO Dr. GUSTAVO S. SÁNCHEZ MARIÑO


Juez Cámara de Apelaciones Juez Cámara de Apelaciones
en lo Laboral Corrientes en lo Laboral Corrientes

CARLOS MARIA PICCIOCHI RÍOS


Secretario
Outón, Carlos José y otros s/ Recurso de Amparo
29 de marzo de 1967
Fallos 267:215
LIBERTAD DE AGREMIACION

Los accionantes eran trabajadores marítimos que interpusieron un amparo, fundado en


los derechos de trabajar y agremiarse libremente, contra un decreto que exigía como
condición para inscribirse en la Bolsa de Trabajo Marítimo para Marinería y Maestranza
la afiliación sindical a la asociación profesional con personería gremial reconocida. La
Corte acogió el planteo estableciendo que “la libertad de agremiación importa el
derecho de afiliarse al sindicato que se prefiera o no afiliarse a ninguno”. Así, declaró
inconstitucional la norma y se apartó con ello de la restricción impuesta por la ley de
amparo (entonces recientemente promulgada) que vedaba ese examen en el marco de
acciones interpuestas por esa vía procesal.

Dictamen del Procurador General de la Nación

La cuestión planteada en autos es similar a la que la Corte resolvió, en contra de


pretensiones análogas a las que sustentan los actores, al pronunciarse en la causa
"Leguiza, Luis E. c. Poder Ejecutivo Nacional s/recurso de amparo" (sentencia del 11 de
marzo de 1966).
Sin embargo, la nueva integración del tribunal me mueve a mantener aquí el criterio
que en aquella ocasión sostuvo mi antecesor en el cargo, doctor Ramón Lascano, en el
sentido de que situaciones como la presente autorizan una excepción a la jurisprudencia
de Fallos, 249:221 y otros, que estableció que la vía de amparo no es procedente, en
principio, para discutir la constitucionalidad de normas legales o reglamentarias.Me
remito, pues, en lo pertinente, a las razones que hizo valer el Procurador General en el
aludido caso "Leguiza", y sólo debe poner de manifiesto que, en el sub judice, las partes
interesadas en sostener la validez del art. 16, inc. b) del reglamento aprobado por
decreto 280/64 han tenido ocasión de alegar en momento oportuno al respecto, como
lo demuestran las presentaciones de fs. 66 y 108, efectuadas en nombre del Sindicato
Obreros Marítimos Unidos, y la circunstancia de que se haya puesto en conocimiento
del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social la interposición de este amparo, con
remisión de una copia de la demanda inicial, en la que los actores sostuvieron que
aquella norma era contraria a garantías de la Constitución Nacional y a disposiciones de
la ley 14.455.
En cuanto al problema de fondo, comparto los fundamentos de las disidencias que en la
sentencia recordada al comienzo suscribieron los doctores Boffi Boggero y Zavala
Rodríguez, en cuanto declaran inconstitucional el art. 16, inc. b) del reglamento
aprobado por decreto 280/64, y en su mérito estimo que corresponde revocar el fallo
de fs. 133 de estas actuaciones, y hacer lugar al amparo pedido por los accionantes.
Octubre 6 de 1966. EDUARDO H. MARQUARDT

FALLO DE LA CORTE SUPREMA


Considerando:
1°) Que hasta el 27 de diciembre de 1957, fecha en que se resolvió el caso "Siri" (Fallos,
239:459), el recurso de amparo sólo se admitió, en el orden nacional, para proteger la
libertad cuando mediase detención, arresto o prisión ilegal de las personas (arts. 20, ley
48 y 617 y sigts., Cód. de Proced. Criminal).
2°) Que, sin embargo, a partir de entonces el amparo no se circunscribió a los
tradicionales casos de hábeas corpus sino que se extendió a otras situaciones que
pudieran comportar ataques flagrantes, evidentes e insusceptibles de una reparación
ulterior adecuada contra las garantías individuales que consagra la Constitución, porque
dichas garantías integran -como lo dijo este tribunal con palabras de Joaquín V.
González- "el patrimonio inalterable que hace de cada hombre, ciudadano o no, un ser
libre e independiente dentro de la Nación Argentina".
3°) Que, de este modo, por medio de la interpretación de los textos constitucionales se
ha venido a reconocer la necesidad del remedio excepcional del amparo judicial no
solamente cuando se halla en juego la libertad de las personas sino también cualquiera
de las otras garantías individuales que consagra la Ley Suprema.
4°) Que, en consecuencia, como dijo esta Corte al fallar el caso "Kot": "Siempre que
aparezca de modo claro y manifiesto la ilegitimidad de una restricción cualquiera a
alguno de los derechos esenciales de las personas, así como el daño grave e irreparable
que se causaría remitiendo el examen de la cuestión a los procedimientos ordinarios,
administrativos o judiciales, corresponderá que los jueces restablezcan de inmediato el
derecho restringido por la vía del recurso de amparo" (Fallos, 241:291).
5°) Que es cierto que la admisión de este remedio excepcional puede engendrar la falsa
creencia de que cualquier cuestión litigiosa tiene solución por esta vía; o peor aún, que
mediante ella es dable obtener precipitadas declaraciones de inconstitucionalidad. Y,
por tanto, la jurisprudencia de esta Corte estableció que no es pertinente, como
principio, la declaración de inconstitucionalidad en esta clase de procedimiento (Fallos,
249, ps. 221; 449 y 569; 252:167; 253, ps. 15 y 29; 258:227, entre otros).
6°) Que ello no obstante, el principio no debe reputarse absoluto. Regirá, sin duda, en
la gran mayoría de los casos. Mas cuando las disposiciones de una ley, decreto a
ordenanza resultan claramente violatorias de alguno de los derechos humanos, la
existencia de reglamentación no puede constituir obstáculo para que se restablezca de
inmediato a la persona en el goce de la garantía fundamental vulnerada; porque de otro
modo bastaría que la autoridad recurriera al procedimiento de preceder su acto u
omisión arbitrarios de una norma previa -por más inconstitucional que ésta fuese- para
frustrar la posibilidad de obtener en sede judicial una inmediata restitución en el
ejercicio del derecho esencial conculcado.
7°) Que por este motivo y porque precisamente la ley 16.986, reglamentaria de la acción
de amparo, se ha propuesto normar este procedimiento excepcional para asegurar
mejor el ejercicio de las garantías individuales contra la arbitrariedad y la ilegalidad
manifiestas, su art. 2°, inc. d), debe ser interpretado como el medio razonable concebido
para evitar que la acción de amparo sea utilizada caprichosamente con el propósito de
obstaculizar la efectiva vigencia de las leyes y reglamentos dictados en virtud de lo que
la Constitución dispone; pero no como un medio tendiente a impedir que se cumplan
los fines perseguidos por la misma ley 16.986, cuando el acto de autoridad arbitrario se
fundamenta en normas que resultan palmariamente contrarias al espíritu y a la letra de
la ley de las leyes.
8°) Que -como dijo esta Corte en Fallos, 235:453- "la solución justa del caso impone no
aplicar rigurosamente las palabras de la ley con exclusión del indudable espíritu que la
anima", lo cual conduce a admitir -según lo señaló el voto en disidencia de Fallos,
258:17- que "el mejor método de interpretación es el que tiene en cuenta la finalidad
perseguida por la norma"; por donde resulta ser "principio básico de hermenéutica
jurídica el de atender, en la interpretación de las leyes, al contexto general de ellas y a
los fines que las informan" (Fallos, 260:171), cuidando asimismo que "concuerde con los
principios, derechos y garantías consagrados por la Constitución Nacional, en tanto ello
sea posible sin violencia de su letra o de su espíritu" (Fallos, 253:344; 261:36). A todo lo
cual debe agregarse, de acuerdo con lo expresado en Fallos, 254:362. "Que, como esta
Corte lo ha declarado reiteradamente, la determinación del alcance de las normas
legales constituye tarea específica judicial, que no requiere, en términos genéricos, que
se la practique en forma literal ni restrictiva (Fallos, 249:37; causas "Riera, Blas L.
s/hábeas corpus" y "La Americana, S. R. L. querella a Cavalli, Vicente s/art. 48, ley 3975",
sentencias del 23 y 28 de noviembre de 1962, respectivamente). Que, por lo contrario,
descartada la impertinencia de la interpretación extensiva en el ámbito penal o
impositivo, la norma genérica es que los preceptos legales deben entenderse en forma
tal que el propósito de la ley se cumpla de acuerdo con los principios de una razonable
y discreta interpretación (Fallos, 179:337; 180:360; 182:486 y otros).
9°) Que, en consecuencia, aunque la letra del art. 2°, inc. d) de la ley 16.986 autorice,
prima facie, a sostener que nunca puede ser declarada la inconstitucionalidad de una
norma en el procedimiento de amparo, una correcta hermenéutica -que tenga en
cuenta no sólo la literalidad del texto sino también los fines perseguidos con su sanción-
debe conducir, en la especie, a la conclusión de que, en rigor de verdad, la mencionada
disposición se ha limitado a consagrar la tesis, ya sentada por la jurisprudencia, de que,
en principio, no cabe declarar inconstitucionalidades en un juicio de naturaleza sumaria,
como lo es el de amparo. Pero esto entendido no de un modo absoluto, porque tanto
equivaldría a destruir la esencia misma de la institución, que ha sido inspirada por el
propósito definido de salvaguardar los derechos sustanciales de la persona, cuando no
existe otro remedio eficaz al efecto.
10) Que, en todo caso, ello debe ser así porque, cualquiera sea el procedimiento
mediante el cual se proponga a decisión de los jueces una cuestión justiciable, nadie
puede sustraer a la esfera de acción del Poder Judicial la atribución inalienable y la
obligación que tiene -directamente emanadas del art. 31 de la Constitución Nacional-
de hacer respetar el Estatuto Fundamental y, en particular, las garantías personales
reconocidas en su primera parte. Sin olvidar que en el art. 100 se dispone de modo
expreso que "corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación,
el conocimiento y decisión de todas las causas que versan sobre puntos regidos por la
Constitución...".
11) Que ese es el motivo por el cual esta Corte dejó sentado en Fallos, 33:162 -donde se
cuestionó la validez constitucional de la ley de expropiaciones 1583- (consid. 25) que "es
elemental en nuestra organización constitucional la atribución que tienen y el deber en
que se hallan los tribunales de justicia, de examinar las leyes en los casos concretos que
se traen a su decisión, comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si
guardan o no conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentran en
oposición con ella; constituyendo esa atribución moderadora uno de los fines supremos
y fundamentales del Poder Judicial nacional y una de las mayores garantías con que se
ha entendido asegurar los derechos consignados en la Constitución contra los abusos
posibles e involuntarios de los poderes públicos".
12) Que, en consecuencia, nada obsta a que en el presente caso -en el que se hallan en
juego, como se verá, derechos fundamentales de la persona- este tribunal examine y
resuelva en definitiva si la decisión administrativa fundada en el texto del art. 16, inc. b)
del reglamento aprobado por el decreto 280/64, que impide a los actores hacer uso del
derecho que invocan, es contraria o no al texto y al espíritu de la Constitución Nacional.
13) Que, en efecto, en el caso de autos Carlos J. Outon y otros -todos ellos trabajadores
marítimos- requieren amparo judicial para que se les restablezca en el goce de los
derechos de trabajar y agremiarse libremente, que estiman violados por el decreto
280/64, reglamentario de la Bolsa de Trabajo Marítimo para Marinería y Maestranza.
Los actores consideran particularmente lesiva de los derechos referidos la norma del
art. 16, inc. b) del reglamento aprobado por ese decreto, que exige como condición para
inscribirse en la Bolsa contar con el carnet de afiliación sindical a la asociación
profesional con personería gremial reconocida, lo que supone -dicen- la agremiación
forzosa a un determinado sindicato y la negación del derecho de trabajar a quienes no
se hayan sometido a tal exigencia.
14) Que el juez nacional del trabajo, por sentencia de fs. 48/50, resolvió conceder el
amparo y ordenar la inscripción de los peticionantes sin previa presentación del carnet
sindical. En cambio, la cámara a quo, en su sentencia de fs. 133/134, resolvió revocar la
decisión del inferior por el mérito de la jurisprudencia de esta Corte sentada en Fallos
258:227, sin perjuicio de admitir que pueda valorarse la contradicción de la norma
cuestionada con el texto de la Ley Fundamental por la vía del recurso extraordinario a
que se refiere el art. 14 de la ley 48.
15) Que contra esa sentencia los actores interponen a fs. 138/145 el recurso
extraordinario, que fundan en la inconstitucionalidad de la norma cuestionada y en la
circunstancia de ser éste el único medio que les resta para reparar la violación de las
garantías constitucionales desconocidas en el fallo del a quo. El recurso se concede a fs.
146 y debe admitírselo como procedente, por cuanto ha sido ejercitado en las
condiciones previstas en el art. 14, inc. 3° de la ley 48.
16) Que en su dictamen de fs. 158 el Procurador General, remitiéndose a lo sostenido
por su antecesor en el cargo al pronunciarse en la causa "Leguiza, Luis R. c. Poder
Ejecutivo Nacional s/recurso de amparo" (sentencia del 11 de marzo de 1966), considera
que en el presente caso debe hacerse lugar al amparo pedido por los accionantes.
17) Que como lo tiene dicho esta Corte y se ha puntualizado precedentemente, el objeto
de las demandas de amparo es la tutela inmediata de los derechos humanos acogidos
en la Constitución Nacional (Fallos, 241:291; 245:435; 247:462; 248:837; 249, ps. 221,
569 y 670; 253, ps. 29 y 35, etcétera).
18) Que en el caso subexamen no cabe duda sobre la naturaleza de los derechos que se
tiende a preservar con la demanda, esto es, los de trabajar y agremiarse libremente.
19) Que, en esas condiciones, desde que en autos se invocan derechos humanos
fundamentales heridos por una norma reglamentaria que contraviene el texto de la
Constitución Nacional y causa grave daño que exige urgente remedio, la demanda de
amparo interpuesta se ajusta a los presupuestos establecidos por la Corte desde los
precedentes de Fallos, 239:459 y t. 241:291. Y aun debe añadirse que cuando -como en
el caso ocurre- está comprometida la atención de las necesidades primarias del hombre,
no puede argumentarse con razones de forma, si de tal modo se sacrifica el derecho
sustancial que debe salvaguardarse y que aparece consagrado en la ley positiva de más
alta significación (Fallos, 246:179; 251:469).
20) Que no puede obstar al progreso del amparo la circunstancia de que la violación de
los derechos fundamentales se atribuya a un decreto del Poder Ejecutivo que daría al
acto la presunción de legitimidad. Tal presunción debe descartarse cuando la
ilegitimidad del acto es palmaria por contravenir manifiestamente lo dispuesto en la
Constitución Nacional y las leyes dictadas en su consecuencia, y los tribunales no pueden
negar el amparo cuando no cabe otra vía que la invalidación del decreto para preservar
el derecho fundamental y evitar el daño grave e irreparable en tiempo oportuno.
21) Que, por otra parte, se dan efectivamente en este caso todas las circunstancias de
excepción exigibles para debatir, al sustanciar el amparo, la cuestión de
constitucionalidad: la violación del derecho humano y constitucional que se invoca es
evidente; el daño que se ocasiona a los trabajadores accionantes es grave e irreparable.
En fin, no existe controversia sobre la situación de hecho que origina la reclamación a
que se refiere la comprobación notarial de fs. 1/2, y se han llenado todos los recaudos
exigibles para asegurar la defensa en juicio como lo demuestran las presentaciones
efectuadas a fs. 66 y 108 por el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos y la circunstancia
de haberse puesto en conocimiento del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social la
promoción del amparo, con remisión de copia de la demanda, donde ya se impugna la
constitucionalidad de la norma en cuya virtud se niega el derecho de los recurrentes.
Por último, es el propio Poder Ejecutivo el que manifiesta, frente a la cuestión de
constitucionalidad que se plantea en el amparo, su interés en contar con el
pronunciamiento judicial sobre el punto, como resulta de los considerandos del decreto
7695/65, cuya copia obra a fs. 71/72.
22) Que, en consecuencia, reunidos todos esos extremos, entiende esta Corte que cabe
considerar la constitucionalidad de la disposición cuestionada frente a los derechos
sustanciales garantizados por el art. 14 de la Constitución Nacional, y establecer,
asimismo, si la facultad que atribuye al Poder Ejecutivo el art. 86, inc. 2°, ha sido
excedida por el art. 16, inc. b) del reglamento aprobado por el decreto 280/64.
23) Que sobre ese punto esta Corte juzga que es incompatible con los derechos de
trabajar y agremiarse libremente la exigencia del carnet sindical que otorga un solo
sindicato para que los obreros puedan inscribirse en la Bolsa de Trabajo y obtener y
conservar su empleo. La libertad de agremiación importa el derecho de afiliarse al
sindicato que se prefiera o no afiliarse a ninguno, y no puede admitirse como congruente
con la Constitución un ordenamiento según el cual el derecho de trabajar queda
supeditado a una afiliación gremial necesaria y a la permanencia en determinado
sindicato mientras dure la ocupación.
24) Que la agremiación coactiva no puede cohonestarse con supuestas razones de
interés sindical y bien común. La organización sindical útil y justa, prestigiada por la
bondad de sus fines y realizaciones, reclama una afiliación libre y consciente, que
atienda sólo a la defensa del interés profesional, sin sujeción a un régimen de aceptación
forzosa. La afiliación compulsiva frustra la libertad de agremiación y puede ser la base
de un odioso sistema de sumisiones y preeminencias ilegítimas.
25) Que esta doctrina es conforme con la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, que proclama la naturaleza fundamental del derecho al trabajo y a la libre
agremiación de los trabajadores para la defensa de sus intereses (art. 23) y consagra el
derecho a un recurso efectivo ante los tribunales competentes, que ampare a todas las
personas contra los actos que violan sus derechos fundamentales, reconocidos por la
Constitución o por la ley (art. 8°). Es también la doctrina de la convención internacional
87 de la Organización Internacional del Trabajo (O. I. T.), sobre libertad sindical,
ratificada por la ley 14.932. Es, por último, la doctrina que mejor se aviene con el art. 14
de la Constitución Nacional, que garantiza "una organización sindical libre y
democrática".
26) Que siendo así debe admitirse que el Poder Ejecutivo Nacional, cuando aprobó el
art. 16, inc. b) del decreto 280/64, desconoció el derecho de trabajar y agremiarse
libremente. Y también que excedió la facultad de reglamentación que le confiere el art.
86, inc. 2° de la Constitución Nacional con referencia al art. 2° de la ley 14.455 en cuanto
éste dispone que "el derecho de afiliarse comprende el de no afiliarse y desafiliarse",
máxime desde que dicha regla constitucional - concordable con la del art. 28 - dispone
que el Poder Ejecutivo no puede alterar el espíritu de las leyes con excepciones
reglamentarias.

Por todo ello, de conformidad con lo dictaminado por el


Procurador General, se revoca la sentencia apelada y se hace lugar
al amparo deducido por los actores contra las decisiones de la
Bolsa de Trabajo Marítimo para Marinería y Maestranza (Puerto
de San Fernando), en cuya virtud se les niega la inscripción y
boleta de embarco solicitadas por no haber acreditado su
afiliación a la asociación profesional con personería gremial
legalmente reconocida.
FDO.: EDUARDO A. ORTIZ BASUALDO. - ROBERTO E. CHUTE. -
MARCO A. RISOLÍA. - LUIS C. CABRAL. - JOSÉ F. BIDAU
CSJ 93/2013 (49-0)/CS1
RECURSO DE HECHO
Orellano, Francisco Daniel c/ Correo Oficial de
la República Argentina S.A. s/ juicio suroarisi-
roo.

Ylrme G?~ ele ~ ele la Q/VaoWn


odJw del Pl3~ ck la Pl5~ ck la
oYnde¡wAU!~ Q/fíac«md

Autos y Vistos; Considerando:

Que la representación de la parte actora plantea la


nulidad y la inconsti tucionalidad del art. 1 ° del decreto 83/
2015 que designó como jueces de esta Corte Suprema a los docto-
res Carlos Fernando Rosenkrantz y Horacio Daniel Rosatti, en los
términos del arto 99, inc. 19, de la Constitución Nacional. Asi-
mismo recusa con. causa a los mencionados abogados (art. 17 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación)

Que las disposiciones del decreto impugnado no han


cobrado virtualidad hasta este momento toda vez que los profe-
sionales postulado~ no se han incorporado al Cuerpo. Como es de
público conocimiento, con posterioridad al dictado de la norma
en cuestión, el Poder Ejecutivo Nacional envió al Senado de la
Nación los pliegos correspondientes a los doctores Rosenkrantz y

Rosatti con el fin de dar cumplimiento al procedimiento estable-


cido constitucionalmente para el nombramiento de jueces de esta
Corte (art. 99, inc. 4° de la Constitución Nacional) el cual aún
no ha finalizado.

En tales condiciones el planteo articulado resulta


prematuro por lo que deviene insustancial que el Tribunal se

-//-

-1-
-//- pronuncie al respecto.

Por ello, se declara insustancial la emisión de un pronun-


ciamiento sobre la cuestión propuesta. Notifíquese y sigan los

autos según su

RICARDO LUIS LORENZET .


J I

ELENA \. HIGHTON de NOLASCO

JUAN CARLOS MAQl,H:;'DA.

-2-
CSJ 93/2013 (49-0)/CS1
RECURSO DE HECHO
Ore1lano, Francisco Daniel el Correo Oficial de
la República Argentina S.A. si juicio sumarisi-
mo.

G?~ de ~ de k Q/Vaoúm
~~ de la PLJ~ de la
oY~Q/V~

vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la deman-


dada en la causa Orellano, Francisco Daniel cl Correo Oficial de
la República Argentina S.A. si juicio sumarisimo", para decidir
sobre su procedencia.

Considerando:

10) Que se desprende de las constancias de esta causa


que la empresa postal demandada despidió al actor imputándole
haber participado en la convocatoria y realización de medidas de
fuerza que, a criterio de la empleadora, debian considerarse
ilegitimas porque no contaron con .el aval de los sindicatos que
representaban al personal. En la comunicación del despido la
compañia aclaró que esas medidas consistieron en la celebración,
en un lapso de dos semanas, de sucesivas "reuniones ...
en el lugar
de trabajo y durante la jornada habitual" que afectaron grave-
mente el desarrollo normal de la labor en su centro operativo de
Monte Grande, lo cual se tradujo "en demora, retardo y retención
en las imposiciones postales de todo tipo confiadas por nuestros
clientes"; y también indicó que con ello llegó a comprometerse
la entrega de aproximadamente 6.000.000 de piezas (cfr. fs. 6/7
Y 44/45 de los autos principales, a cuya foliatura se aludirá en
este considerando y en los dos sucesivos)

Con fundamento en la ley 23.592, el actor en su de-


manda solicitó que se declarara la invalidez del despido dis-

-1-
puesto por la empleadora en los términos precitados calificando
de discriminatoria la medida (fs. 4/16).

2°) Que la Sala 1 de la Cámara Nacional de Apelacio-


nes del Trabajo (fs. 398/399), al confirmar la sentencia dictada
en primera instancia (fs. 347/356), admitió el reclamo de inva-
lidación del despido y condenó a la demandada a reinstalar al
actor en su puesto de trabaj o y a pagarle tanto los salarios
caídos desde el cese hasta la efectiva reincorporación como tam-
bién un resarcimiento por daño moral de $ 10.000.

Para así decidir, la cámara sostuvo que los elementos


de juicio reunidos avalaban la afirmación del trabajador de
haber sido víctima de un trato discriminatorio adoptado por la
empresa como represalia por su participación en medidas legíti-
mas de acción gremial. Señaló que ello era así pues lo que la
empleadora le reprochó al despedirlo no fue otra cosa que su ac-
tiva intervención en la convocatoria y celebración de reuniones
en el lugar de trabajo. Además -añadió- la circunstancia de que
"las referidas reuniones se hallaban dirigidas a la obtención de
mejoras de salarios y contaban con la presencia de un número im-
portante de personal" permitía vislumbrar la existencia de un
"hecho colectivo encuadrable en...
el art. 14 bis de la C.N. Y en
el convenio N° 87 de la 01T que debe ser interpretado con ampli-
tud a la luz de la doctrina en los fallos ATE y ROSS1".
sentada ...

En Cuanto a esto último, el tribunal de alzada des-


cartó que las medidas de fuerza en cuestión pudieran juzgarse
ilegítimas por no haber sido promovidas por una asociación sin-
dical. Al respecto, puntualizó que la titularidad del derecho de

-2-
CSJ 93/2013 (49-0)/CSl
RECURSO DE HECHO
Orellano, Francisco Daniel e/ Correo Oficial de
la República Argentina S.A. s/ juicio sumarísi-
mo .


~fYde df9~ ele ~ ele k Q/VacWn
'"' del 'Pl3~ de la PlJ~ de la
oY~ Q#acWna/

huelga reconocido por el arto 14 bis de la Constitución Nacional


concierne al "gremioH entendido como grupo de trabajadores de la
misma actividad u oficio unidos por una causa. Y, frente al "in-
terrogante de si el grupo colectivo debe estar formalizado como
asociación sindical o si basta la pluralidad concertadaH, se in-
clinó por la segunda alternativa haciendo suya la opinión refle-
jada en el dictamen del Fiscal General (fs. 389/395) de que
seria "erróneo todo intento de limitar el ejercicio del derecho
de huelga a la decisión de un sindicato orgánicoH. Postura que,
según lo dictaminado, reconoce sustento en "la denominada 'li-
bertad sindical negativa' que se basa en el derecho a no afi-
liarse y a la cual pareceria hacer una referencia muy concreta
la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo 'ATE c/
Estado Nacional'H, ya que "el Alto Tribunal considera inadmisi-
ble la necesidad de una afiliación a una asociación sindical con
personeria gremial para poder ejercer la representación de los
trabaj adores, y esta interpretación ...
se proyecta de una manera
clara sobre el sujeto del derecho de huelga porque el grupo co-
lectivo estaria obligado a afiliarse a un sindicato para poder
ejercer el medio de presión que cuenta con la consagración cons-
titucionalH.

3°) Que contra esa decisión de la cámara la demandada


dedujo el recurso extraordinario (fs. 404/417) cuya denegación
dio origen a la queja en examen.

Entre otras cuestiones, la recurrente plantea que las

-3-
referidas reuniones en el lugar de trabajo que afectaron el nor-
mal desarrollo de la labor operativa de uno de sus estableci-
mientos no pudieron ser consideradas como medidas de acción di-
recta legítimas porque no había ningún sindicato impulsándolas.
y que, por ende, el despido motivado por la conducta mencionada
en el fallo en modo alguno habría implicado una discriminación
por el ejercicio de derechos gremiales.

4°) Que, con arreglo a lo establecido en la acordada


30/2007, el Tribunal llamó a la audiencia pública de carácter
informativo la que tuvo lugar ellO de septiembre de 2015. En
tal acto, tras las exposiciones efectuadas por diversos amigos
del tribunal, los representantes letrados de cada una de las
partes formularon sus informes y fueron interrogados sobre di-
versos aspectos de la controversia conforme da cuenta el acta y
los instrumentos incorporados al expediente (fs. 176/213 de la

quej a) .

5°) Que, tras la convocatoria a la audiencia, la par-


te actora efectuó una presentación en la que alegó la falta de
subsistencia del interés recursivo ~e la demandada en razón de
que, según sus propias manifestaciones, el 11 de julio de 2Ó13
había reincorporado al actor a su puesto de trabajo, dando con
ello cumplimiento a la sentencia apelada. Solicitó, en conse-
cuencia, que se aplique la doctrina del "pago voluntario sin re-
serva" comO equivalente al desistimiento tácito de la queja. Co-
rrido el traslado pertinente, el planteo fue replicado y se lo
tuvo presente para su oportuna consideración por el Tribunal
(cfr. fs. 150/153, 154, 163/167 Y 168 de la presentación
directa) .

-4-
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RECURSO DE HECHO
Orellano, Francisco Daniel el Correo Oficial de
la República Argentina S.A. si juicio sumarisi-
mo.

G?~ ele ~ ele la Q/V~

de/Pl3~de la PlJ~ de la
oY~ Q/Vaa<md

La petición no es admisible pues, de conformidad con


las constancias de la causa, la reincorporación del actor no
constituyó un acto voluntario y espontáneo de la demandada sino
que obedeció a una intimación ordenada baj o apercibimiento de
aplicarse una sanción conminatoria de $ 500 por cada día de de-
mora (resolución del 2 de julio de 2012; fs. 444 de los autos
principales). Además, la condena decretada involucró no solo la
obligación de reincorporación sino también el pago de indemniza-
ciones de daños y perjuicios sin que existan elementos en el ex-
pediente que demuestren que estas últimas hayan sido satisfe-
chas. En esas condiciones, es indiferente que, como se arguye,
no hubiese existido reserva expresa de continuar con el trámite
de la queja, pues la actitud asumida por la enjuiciada al reins-
talar al actor no puede interpretarse como una intención de ab-
dicar de la vía recursiva. No se verifica, por tanto, una hipó-
tesis de renuncia o desistimiento tácito por incompatibilidad
entre los actos en cuestión y, por consiguiente, resulta inapli-
cable al caso la doctrina de esta Corte sobre la materia que in-
voca el demandante, la cual presupone que el cumplimiento de la
condena sea voluntario y no consecuencia de una ejecución forza-
da (Fallos: 311:1435; 320:1495; 331:2765; 332:2625, entre muchos
más) .

6°) Que en lo que respecta a los agravios expresados


en el recurso extraordinario es menester precisar que se aten-
derá exclusivamente a los que aluden a la titularidad del dere-
cho a promover una huelga pues ponen en tela de juicio la inter-
pretación que hizo el a quo de normas de indudable carácter fe-

-5-
deral, y se trata de una cuestión cuyo esclarecimiento resulta
fundamental para una adecuada solución del caso.

Cabe recordar que esta Corte -según lo ha sostenido

invariablemente en sus pronunciamientos- en la tarea de estable-

cer la inteligencia de normas federales no se encuentra limitada

por las posiciones del tribunal apelado ni por los argumentos de

las partes sino que le incumbe efectuar una declaración sobre el

punto disputado según la interpretación que rectamente les otor-


gue (Fallos: 326:2880; 328:2694; 329:2876 y 3666; 331:1815, en-

tre muchos) .

7°) Que, de modo previo al examen de las reglas jurí-


dicas referidas a la huelga, es conveniente efectuar algunas
precisiones sobre las características de este derecho.

La huelga y las medidas de acción directa asimiladas


a ella -v. gr.: "paros intermitentes", "trabaj o a reglamento",
"trabajo a desgano", etc. - implican la abstención o el retaceo
de la prestación laboral por parte de los trabajadores como me-
dio de presión para lograr que se satisfagan ciertas reclamacio-
nes previamente expresadas. Al obstaculizar el normal desarrollo
de las actividades de producción de bienes o de prestación de
servicios en las que los trabajadores se desempeñan, las medidas
de acción directa no solo perjudican al empleador sino que tam-
bién afectan los intereses de los destinatarios de dichos bienes
y servicios, es decir, de los consumidores o usuarios. Es así
que el desarrollo de la huelga provoca una evidente tensión con
el ejercicio de los derechos del empleador (libertad de comer-
ciar, de ej ercer toda industria lícita, etc.) así como también

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Ore11ano, Francisco Daniel el Correo Oficial de
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mo .

con derechos de terceros o de la sociedad (de transitar, de en-


señar y aprender, a la protección de la salud, a la adquisición
de bienes para una adecuada alimentación y vestimenta, a que se
asegure la calidad y eficiencia de los servicios públicos, etc.)
que también cuentan con protección constitucional.

Esa tensión entre derechos de difícil armonización ha


llevado a que los diversos ordenamientos jurídicos supediten el
ejercicio del derecho de huelga al cumplimiento de determinadas
condiciones o recaudos que configuran su marco de legalidad. De
ahí la importancia de la calificación legal de la huelga que,
como lo ha puesto de relieve reiteradamente esta Corte, consti-
tuye un requisito ineludible para decidir sobre sus consecuen-
cias (Fallos: 251:472; 254:58 y 65; 256:307 y 562; 265:293; 266:
191, entre varios más) .

Por otra parte, también es conveniente aclarar que la


huelga debe considerarse como un acto colectivo en la delibera-
ción que lleva a una agrupación de trabajadores a declararla pa-
ra tutelar sus intereses. Celebrado el acuerdo sobre la huelga,
corresponde a cada trabajador un derecho subjetivo de realizar-
la, de modo que la proclamación de la huelga es una condición
previa para que surja el derecho del particular a abstenerse del
trabajo o a retacearlo (cfr. Santoro Passarelli, Francesco, No-
ciones de Derecho del Trabajo, Estudios de Trabajo y Previsión,
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1963, págs. 49/50).

Vale decir, que el ej ercicio del derecho de huelga


exhibe dos facetas. Una individual que se identifica con el de-

-7-
recho del trabajador singular de adherirse o no a una huelga de-
clarada; y otra indudablemente colectiva, pues fijar reivindica-
ciones, declarar o poner fin a la huelga, o negociar la solución
del conflicto son atribuciones que necesariamente se ej ercen a
través de una agrupación de trabaj adores. Es evidente que el
ejercicio de este derecho colectivo de declarar una huelga con-
diciona el ejercicio del derecho individual de adherirse o no a
ella en un sentido material y en un sentido formal. En un senti-
do material, porque no es posible adherirse a una huelga no con-
vocada. Y en un sentido formal, porque el ejercicio individual
será legítimo si legítima fuese la convocatoria de la huelga
(cfr. Sala Franco, Tomás y Albiol Montesinos, Ignacio, Derecho

Sindical, Tirant lo Blanch, Valencia, 1994, pág. 456).

8°) Que el derecho de huelga ingresó de modo expreso


al texto de la Constitución Nacional en ocasión de la reforma de
1957 que, mediante la incorporación del art. 14 bis, consagró
una serie de derechos de carácter laboral y social que habían
adquirido reconocimiento universal durante la primera mitad del
siglo XX por vía de su inclusión en las cartas constitucionales
de diversos Estados (Fallos: 331:1815).

La referida disposición constitucional contiene tres


mandas diferenciadas en cuanto al sujeto al que se procura tute-
lar a través de la ley y de la acción estatal. En primer lugar,
la norma centra su atención en el "trabajador" disponiendo que
la ley debe asegurarle una serie de derechos, entre ellos, "la
organización sindical libre y demócrática, recónócida por la
simple inscripción en un registro especial". En segundo lugar,
el precepto establece que "queda garantizado a los gremiós: con-

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RECURSO DE HECHO
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la República Argentina S.A. s/ juicio sumarísi-
mo.

certar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la concilia-


ción y al arbitraje; el derecho de huelgaH. Y, en tercer lugar,
el objetivo de la regulación es la protección de los beneficia-
rios de la seguridad social, a quienes se les reconocen diversos
derechos y garantías.

Dentro de este diseño normativo no puede dejar de ad-


vertirse que el derecho de huelga se inserta en el segundo blo-
que que contiene el catálogo de los derechos reconocidos a las
entidades gremiales, y que lo hace inmediatamente después de la
disposición final del primer bloque que reconoce el derecho de
sindicación de los trabajadores.

A partir del encuadre descripto y desde una perspec-


tiva de análisis que hace pie en el examen integral del texto de
la norma constitucional es indudable que la titularidad del de-
recho a declarar una huelga pertenece a un colectivo de trabaja-
dores organizados en función de intereses comunes, no al traba-
jador en forma individual ni a cualquier grupo de trabajadores.
Concretamente, corresponde entender que los "gremiosH menciona-
dos en el segundo párrafo del arto 14 bis como titulares del de-
recho de declarar una huelga no son otra cosa que aquellas enti-
dades profesionales que surgen como fruto del despliegue del de-
recho a la "organización sindical libre y democráti6aH reconoci-
do a los trabaj adores en el párrafo anterior, es decir, a las
asociaciones sindicales a las que la Constitución habilita para
el ejercicio de derechos colectivos cuando satisfacen el requi-
sito de su "simple inscripción en un registro especialH.

-9-
La formulación constitucional no permite conferir al
término "gremios", utilizado por el precepto, un alcance mayor
al indicado. La alocución no resulta comprensiva de cualquier
grupo informal de trabajadores. Ciertamente, el arto 14 bis ha
puesto especial énfasis en garantizar que las asociaciones pro-
fesionales destinadas a representar a los trabaj adores en el
ámbi to de las relaciones colectivas se organicen con arreglo a
los principios de libertad sindical y de democracia interna y, a
tal efecto, les ha impuesto el requisito de la inscripción en un
registro especial como medida de control del cumplimiento de ta-
les directivas. No resulta lógico admitir, por lo tanto que, a
renglón seguido, la misma norma otorgue de modo indistinto la
titularidad de los derechos más relevantes del ámbito de las re-
laciones colectivas (negociar convenios colectivos, acudir a la
conciliación y al arbi traj e cuando las negociaciones directas
fracasan, y, en su caso, adoptar medidas de acción directa) tan-
to a las organizaciones que cumplen con todos esos recaudos como
a simples grupos informales a los que no les exige satisfacer

ninguno de ellos.

Se añade a lo expresado la circunstancia de que el


aludido segundo párrafo del artículo examinado, inmediatamente
después de indicar qué derechos garantiza la Constitución a los
"gremios", establece que los representantes "gremiales" gozarán
de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión
"sindical". Dado que los representantes gremiales a los que se
alude son aquellos que desarrollan una gestión sindical, es cla-
ro que la norma se refiere a quienes ocupan cargos en sindica-
tos. Y esto no hace más que reforzar la conclusión de que en el

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mo.

G?~ efe cJ~ efek WacWn


P/J~ de la PlJ~/ de la
oY~ QI1/acWna/

arto 14 bis el término "gremios" ha sido empleado como exclusi-


vamente alusivo a las asociaciones sindicales.

9°) Que la conc11,lsión precedentemente expuesta en-


cuentra apoyo en varias expresiones vertidas en la Convención
Constituyente de 1957.

En su seno se abrió un arduo debate a raíz de las di-


símiles posturas que aparecían reflejadas en los numerosos pro-
yectos presentados sobre el tema. Algunos propiciaban que el de-
recho de huelga se reconociera en cabeza de todos los habitantes
de la Nación, otros conferían genéricamente su titularidad a los
trabaj adores, en tanto que otros lo atribuían exclusivamente a
"los gremios". Tras una amplia discusión, la votación aprobó es-
ta última postura (Diario de Sesiones de la Convención Nacional
Constituyente, Año 1957, Imprenta del Congreso de la Nación,
Buenos Aires, 1958, T. Ir, pág. 1462).

De las exposiciones que respaldaron dicha propuesta,


cabe mencionar la del convencional Jaureguiberry quien señaló
que "la huelga no es el simple derecho de no trabaj ar...asícomo
el trabajo está contemplado en la parte del artículo 14 que es-
tatuye el 'derecho a trabajar', no debe confundirse ese derecho
individual con este derecho del trabajo que tiene un alcance so-
cial. Si no se lo entiende así, la huelga sería nada más que la
facultad de holgar". En otro tramo de su alocución, el referido
convencional subrayó "que es derecho porque es una facultad, una
facultad que debe pertenecer al gremio, y no a los trabajadores
individual~ente considerados" (ídem, pág. 1457) y enfatizó,

-11-
'-

además, que "la huelga no es un derecho individual de los traba-


jadores, sino un derecho colectivo que damos a quien representa
esos intereses colectivos, que a juicio de la comisión no es
U
otro que el gremio (pág. 1461).

A su turno, el convencional Acuña, refiriéndose a la


propuesta de reconocer el derecho de huelga "a los trabaj ado-
resu, afirmó que tal amplitud "puede llevar a la anarquía de la
clase trabajadora en la postulación de sus reivindicaciones fun-
damentales; y también puede significar que la falta del aval
responsable del sindicato permita adoptar resoluciones de fuerza
que muchas veces no estarán gestionando aquellas reivindicacio-
nes fundamentales que se persiguen a través del último recurso
U
de la clase trabajadora (ídem, pág. 1457).

En un similar orden de consideraciones el convencio-


nal Corona Martínez expresó que "los que decretan una huelga son
los trabajadores organizados en un gremio y no los trabajadores
anárquicosU, e inmediatamente recordó: "[a]cabamos de reconocer
a los trabajadores el derecho de organizarse libre y democráti-
U
camente, con la sola inclusión en un registro ; y, por ello,
consideró que debía aprobarse el texto que reconocía el derecho
de huelga a los gremios "con esta aclaración: que donde dice
gremio se interprete 'trabajadores organizados'; que se entienda
que son los trabaj adore~ organizados en gremiosu (ídem, pág.
1458/1459)

Asimismo, el convencional Colombo dijo que "[l]a


u
huelga es la caja de resonancia de problemas obreros , "[p] ero
es el gremio quien debe declararlau• Al respecto, señaló que

-12-
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Orellano, Francisco Daniel el Correo Oficial de
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mo.

g99~ de ~ de k Q/V"aoúm
deI?l3~ de la PlJ~ de la
oY~ Q/VaoiMud

"[q]ueremos a este país asociado en todas sus expresiones vincu-


ladas a la lucha colectiva por sus intereses; así como vemos a
los empresarios en lucha para justificar la defensa de sus in-
tereses, así queremos a la clase trabajadora aglutinada .en torno
a los gremios, a los sindicatos, para que desde allí se haga po-
sible la realización de sus grandes conquistas". Y añadió que
"[a] nunciar por vía constitucional la posibilida<;i del derecho
anárquico de un trabajador de declarar la huelga es caer en la
enormidad jurídica de confundir paro con huelga y en el descono-
cimiento social de lo que significa el gremio, el gran instru-
mento que tenemos que empuj ar para que allí se concreten las
grandes posibilidades de realización de los trabajadores" (ídem,
pág. 1459)

Cabe citar, finalmente, la posición del convencional


Ponferrada quien de modo claro sostuvo que "[d] esde luego, el
derecho de huelga ...
es el derecho de los sindicatos, de los obre-
ros organizados en gremios". Añadió que "las huelgas pueden ser
declaradas ilegítimas, y el derecho laboral circunscribe el de-
recho al gremio para que haya una entidad responsable"; que
"[e]s el gremio el que debe responder, porque el derecho se con-
fiere a los trabajadores organizados; de otro modo sería inope-
rante"; y que, "[p]or otra parte, al formalizarse los contratos
de trabaj o colectivo, es lógico que éstos deben celebrarse con
el gremio, y no con los trabaj adores tomados individualmente"
(ídem, pág. 1459)

-13-
'-

10) Que el Tribunal no deja de advertir que, así como


en el debate mencionado los convencionales Acuña, Corona Martí-
nez, Colombo y Ponferrada de modo claro le asignaron a la expre-
sión gremios el significado de organización formal de trabajado-
res, es decir, "sindicato", otros convencionales, en cambio, le
atribuyeron un significado distinto o, si se quiere, más amplio.

En especial, el convencional Bravo sostuvo que


"[p]ertenecer al gremio es una situación de hecho", "[s]e perte-
nece al gremio en razón del ofició, de la profesión que se ejer-
ce...
, pero no en razón del sindicato, cosa muy diferente: para
pertenecer al sindicato hay un acto de voluntad del trabajador
que se afilia a ese sindicato"; y añadió que, "[c]uando tomamos
la palabra 'gremio' referida a la huelga, lo hicimos refiriéndo-
la a una situación de hecho que hacía a los trabajadores, a los
que correspondía ir a la huelga, estuvieran o no afiliados: es
un derecho de pluralidad de trabajadores" (Diario de Sesiones,
T. 11, pág. 1457). También dijo que "[l]as palabras 'gremio' y
'sindicato' no son sinónimos"; y, ante la observación del con-
vencional González Bergéz de que "[e]l sindicato es la organiza-
ción del gremio", Bravo sostuvo que "[e] 1 sindicato puede ser
una especie dentro del gremio", y que "[l]a huelga se la conce-
demos a los gremios, a los trabajadores, a los hombres que tie-
nen ocupación determinada ...
, con la aclaración de que no necesita
la huelga declarada por los trabajadores ser homologada por los
sindicatos" (ídem, pág. 1460).

Esta disparidad de opiniones permite afirmar que el


debate exhibió una indecisión en lo que hace a la fijación de
los conceptos, y que, en realidad, solo dejó bien en claro que

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RECURSO DE HECHO
Ore1lano, Francisco Daniel el Correo Oficial de
la República Argentina S.A. si juicio surnarisi-
rno.

tI~ ele ~ ele k Q/VaoWn


Pl3~ deIa.PlJ~ de la
oY~Q/f~

el derecho a declarar una huelga es de carácter gremial y no in-


dividual.

En suma, no es posible apoyarse en lo debatido en la


Convención Constituyente para arribar a una conclusión definiti-
va sobre el punto en discusión en esta causa. Lo que refuerza la
pertinencia del criterio interpretativo expuesto en el conside-
rando 8° de este pronunciamiento que se apoya en una lectura in-
tegral del texto del arto 14 bis -tal como en definitiva quedó
redactado- y relaciona su segundo párrafo con lo dispuesto al
final del primero.

11) Que la normativa proveniente de la Organización


Internacional del Trabajo (OIT) que se menciona en el fallo ape-
lado tampoco permite sustentar la conclusión a la que arribó la
cámara acerca de la titularidad del derecho a declarar una medi-
da de fuerza.

Al respecto, cabe señalar que el Convenio 87 -sobre


la libertad sindical y la protección del derecho de sindica-
ción-, aunque no menciona expresamente el derecho de huelga, sí
consagra el derecho de las "organizaciones de trabajadores" y de
empleadores "de organizar su administración y sus actividades y
el de formular su programa de acción" (art. 3) y establece como
obj eto de dichas organizaciones "fomentar y defender los in-
tereses de los trabajadores o de los empleadores" (art. 10). Con
apoyo en estas disposiciones, dos órganos instituidos para el
control de la aplicación de las normas de la 01T, el Comité de
Libertad Sindical y la Comisión de Expertos en Aplicación de

-15-
Convenios y Recomendaciones han dado un amplio reconocimiento a
este derecho considerándolo como un corolario indisociable de la
liberiad de sindicación (cfr. Bernard Gernigon, Alberto Odero y
Horacio Guido, Principios de la OIT sobre el derecho de huelga,
Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, Edición 2000, pág.

8) .

El Comité de Libertad Sindical, ya en su segunda reu-


nión celebrada en 1952, destacó enfáticamente que el derecho de
huelga "es uno de los 'elementos esenciales del derecho sindi-
cal'" y, poco tiempo después, refirió que "en la mayor parte de
los países se reconocía que el derecho de huelga constituye un
derecho legítimo al que pueden recurrir los sindicatos para de-
fender los intereses de sus miembros" (cfr. Libertad Sindical y
Negociación Colectiva. Informe de la Comisión de Expertos en
Aplicación de Convenios y Recomendaciones, Conferencia Interna-
cional del Trabajo, 81.a reunión 1994, Ginebra, Oficina Interna-
cional del Trabajo, primera edición, 1994, ~ 146, pág. 69). Y en
el mismo sentido se pronunció la Comisión de Expertos a partir
de 1959 precisando, con fundamento en los citados arts. 3 y 10
del Convenio 87, que la prohibición de la huelga constituye una
restricción considerable de las oportunidades que se ofrecen a
los sindicatos para fomentar y defender los intereses de sus
miembros y del derecho de los sindicatos a organizar sus activi-
dades (ídem, ~ 147 Y 148, págs. 69/70).

En suma, dado que la base jurídica de la doctrina


elaborada por los citados órganos de contralor de la OIT reside
básicamente en las normas del Convenio 87 que se refieren a los
derechos y objetivos de las organizaciones sindicales, es evi-

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la República Argentina S.A. s/ juicio sumarisi-
mo.

~+-a de~.ia dek QJ//adón


- del Pl3~ de la PJ)~ de la
oY~ Q/VaoWnaI

dente que de dicha doctrina solo se sigue el reconocimiento de


la atribución de disponer medidas de fuerza para estas organiza-
ciones, y así lo ha entendido el Comité de Libertad Sindical
(Lee Swepston, Desarrollo de las normas sobre derechos humanos y

libertad sindical mediante el control de la OIT, Revista Inter-


nacional del Trabajo, vol. 117, 1998, núm. 2, pág. 208).

En tal sentido, el Comité ha dicho que "no parece que


el hecho de reservar exclusivamente a las organizaciones sindi-
cales el derecho de declarar una huelga sea incompatible con las
normas establecidas en el Convenio núm. 87" (La libertad sindi-
.cal. Recopilación de decisiones y principios del Comi té de Li-
bertad Sindical del Consejo de Administración de la OIT, Oficina
Internacional del Trabajo, quinta edición revisada, Ginebra,
2006, ~ 524, pág. 116)

12) Que el examen de la normas del Derecho Interna-


cional de los Derechos Humanos que en nuestro país gozan de je-
rarquía constitucional o supra legal arroj a un resultado simi-
lar. El Estado argentino, como se verá, asumió el compromiso de
garantizar el derecho de huelga como derecho inherente a la li-
bertad de sindicación.

Así, el art. 8o del Pacto Internacional de Derechos


Económicos, Sociales y Culturales, después de enumerar los dere-
chos que los Estados partes se comprometen a garantizar en rela-
ción con la fundación, la organización y la actividad de las
asociaciones sindicales, consagra expresamente "el derecho de
huelga" (inc. d). Y al referirse a esta disposición, el Comité

-17-
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, intérprete auto-
rizado del Pacto en el plano internacional (Fallos: 335:452), ha
encuadrado a la huelga dentro de los derechos sindicales.

En efecto, el Comité ha dicho que consideraba preocu-


pante que el ejercicio de los derechos sindicales como el dere-
cho de huelga siga siendo objeto de restricciones excesivas en
la legislación Y en la práctica, y ha instado a los Estados par-
tes a que armonicen su legislación sobre ese derecho sindical
con el art. 8o del Pacto, teniendo en cuenta la normativa del
Convenio 87 de la OIT (cfr. Observación Final del Informe Burun-
di, del 1~ de octubre de 2015, párr. 31 y 32, E/C.12/BDI/CO/l;
Observación Final del Informe de Kaszajstán, 7 de junio de 2010,

párr. 22 E/C .12/KAZ/CO!l) .

Asimismo, mediante la Convención Americana sobre De-


rechos Humanos, el Estado argentino asumió el compromiso de
adoptar providencias para lograr progresivamente la plena efec-
tividad de los derechos que se derivan de las normas sociales
contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Ameri-
canos (art. 26); y en el arto 45, inc. c, de la referida Carta
se indica que "los empleadores y los trabajadores, tanto rurales
como urbanos, tienen el derecho de asociarse libremente para la
defensa y promoción de sus intereses, incluyendo el derecho de
negociación colectiva y el de huelga por parte de los trabajado-
res, el reconocimiento de la personería jurídica de las asocia-
ciones y la protección de su libertad é independencia, todo de
conformidad con la legislación respectiva". Como se puede obser-
var, el reconocimiento del derecho de huelga se encuadra en una

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- c?~ ele ~ ele la GYVacúm


del ro~ dela rpj)~ dela
gY~ oAíacWnal

norma claramente alusiva a la libertad de asociarse para la de-


fensa y promoción de los intereses profesionales.

Por su parte, el Protocolo Adicional a la Convención


Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económi-
cos, Sociales y Culturales -Protocolo de San Salvador- contiene
una disposición de idéntico tenor a la precedentemente referida
en su arto 8° titulado "Derechos Sindicales".

13) Que no bastan para dar sustento a una conclusión


distinta ciertas expresiones como las de la Carta Internacional
Americana de Garantías Sociales adoptada en Bogotá en 1948 (De-
claración de los derechos sociales del trabajador) que inmedia-
tamente después de referirse al derecho de sindicación sefialan,
sin aclaración alguna, que "los trabajadores tienen derecho a la
huelga" (cfr. arts. 26 y 27)

Este instrumento internacional alude genéricamente a


la huelga sin diferenciar los aspectos individuales y colectivos
del ejercicio de tal derecho que anteriormente han sido puntua-
lizados (cfr. considerando 7°). Con lo cual solo es posible con-
cluir que sus disposiciones indudablemente garantizan el derecho
de los trabaj adores de adherirse a una huelga declarada (art.
27), Y el dé las organizaciones sindicales de disponerla o de-
clararla como lógico corolario del derecho de sindicación (reco-
nocido en el arto 26). La imprecisión apuntada impide otorgarles
un alcance más amplio en lo que atafie al aspecto colectivo de la
cuestión, o sea, a la atribución de adoptar medidas de acción
directa.

-19-
14) Que en los precedentes "Asociación Trabajadores
del Estado" y "Rossi" esta Corte estableció que el principio
constitucional de la libertad sindical consagra la libertad para
todos los sindicatos con el propósito de que puedan realizar sus
actividades sin obstáculos o limitaciones del Estado que reduz-
can, injustificadamente, las funciones que les son propias: la
promoción, ejercicio, defensa, fomento y protección de los in-
tereses legítimos de orden gremial. Sobre tal base, el Tribunal
declaró la inconstitucionalidad de preceptos legales que conce-
dían a los sindicatos reconocidos por el Estado como más repre-
sentativos -mediante el otorgamiento de la personería gremial-
privilegios que excedían de una prioridad en materia de repre-
sentaciónen las negociaciones colectivas, de consulta con las
autoridades y de designación de delegados ante organismos inter-
nacionales, lo cual iba en detrimento de la actividad de los
sindicatos simplemente inscriptos que compartían con aquellos,
total o parcialmente, el mismo ámbito de actuación (cfr. Fallos:
331:2499, considerandos 8° Y 9°, Y Fallos: 332:2715, consideran-
dos 3° a 7°, respectivamente; asimismo, "Asociación de Trabaja-
dores del Estado si acción de inconstitucionalidad", consideran-
do 3°, Fallos: 336:672)

Es evidente que la doctrina constitucional enunciada


implica que, en lo que atañe al derecho de adoptar medidas de
acción directa, los sindicatos no pueden ser discriminados en
razón de su grado de representatividad. Pero no lo es menos que
dicha doctrina únicamente se refiere a las asociaciones sindica-
les; de modo que no cabe invocarla, como lo hizo la cámara, para

-20-
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Y?rme clr~ ele ~ ele k Q/Vaoión


QS2t;w del PJJ~ ck la Pl5~ ck la
cfndR/t~ Q/VaaMud

sustentar en ella el reconocimiento de tal derecho a los grupos


informales de trabajadores.

15) Que de todo lo expuesto se sigue que la normativa


federal examinada solamente confiere el derecho de declarar una
huelga a las asociaciones profesionales.

Por lo tanto, dado que -como ha sido expresado en el


considerando 8o de la presente- el único requisito al que el
arto 14 bis de la Constitución Nacional supedita el ejercicio de
los derechos sindicales por parte de las organizaciones de tra-
bajadores es el de su simple inscripción en un registro espe-
cial, cabe concluir que el legítimo ej ercicio del derecho de
huelga está subordinado a que el sujeto que la dispone haya cum-
plido con tal recaudo de inscripción.

En consecuencia, corresponde revocar el fallo apela-


do.

Por ello, y oída la señora Procuradora Fiscal subrogante:


1) se desestima la petición articulada a fs. 150/153 de esta
presentación directa; y 2) se hace lugar a la queja, se declara
procedente el recurso extraordinario y se dej a sin efecto la
sentencia, con el alcance indicado. Costas por su orden en aten~
ción a la naturaleza de la cuestión debatida (art. 68 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación). Agréguese la queja al
principal y vuelvan los autos al tribunal de origen para que,
por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo con arreglo al

-21-
presente. Asimismo, reintégrese el depósito de fs. 3. Notifíque-

se y, oportunament~m~t~~.

/
l/

JUAN CARLOS MAQUEDA

-22-
CSJ 93/2013 (49-0)/CS1
RECURSO DE HECHO
Orellano, Francisco Daniel e/ Correo Oficial de
la República Argentina S.A. s/ juicio surnarisi-

.. mo .

M-te G?~ de cJ~ de k Q/Vacúm


cIe/ Pl3~ ¿ la Pl5~ ¿ la
gY~ Q/VaaOna/

Recurso de queja interpuesto por el Correo Oficial de la República Argentina


S.A. -demandada-, representado por la Dra. Maria Celia Uzal.

Tribunal de origen: Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.

Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia


del Trabajo nO 72.

-23-
S.C. C. nO 990, L. XLIX
"Conte, Maximiliano el Correo Oficial de la República Argentina S.A. si juicio sumarísimo"

Suprema Corte:
-I-
La Sala Ir de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
confirmó la sentencia de primera instancia que había declarado nulo, por discriminatorio,
el despido del actor y, en consecuencia, había condenado a la demandada a reincorporarlo
a su puesto de trabajo e indemnizarlo en los términos del articulo 1 de la ley 23.592 (fs.
730/4 del expediente principal al que me referiré salvo aclaración en contrario).
Entendió que la ley 23.592, que prolube los actos discriminatorios,
es aplicable a las relaciones laborales e invocó el precedente "Álvarez" de la Corte
Suprema registrado en Fallos: 333:2306. Precisó que en mayo de 2009 el actor participó,
junto con un grupo numeroso de empleados, en las asambleas organizadas en ·el lugar de
trabajo a fm de reclamar mejoras salariales y la incorporación del personal contratado al
plantel permanente. Adujo que allí se decidió adoptar medidas de acción directa -
avaladas inicialmente por la representación gremial- que consistieron en trabajar a
desgano o a reglamento. Agregó que si bien ellas produjeron demoras en el servicio postal,
no conllevaron hechos de violencia ni ocasionaron daños a las instalaciones o a los bienes
de la empresa.
El a quo sostuvo que la mera participación del actor en una o más
medidas de acción sindical -sin perjuicio de que en el plano colectivo puedan calificarse
como injustas, ilegales o ilegitimas- no basta para considerar que el trabajador fue
despedido con justa causa en los términos del articulo 242 de la Ley de Contrato de
Trabajo. Destacó que la empleadora debía demostrar que las modalidades y circunstancias
personales del caso concreto configuran una injuria de tal gravedad que impide la
continuidad de la relación laboraL Señaló que en el caso la demandada sólo había
acreditado. la participación del trabajador en reclamos colectivos -en l'jercicio de su
libertad sindical-, 10 que, en el entender del tribunal, no puede constituir una inconducta
que obste a la prosecución de la relación laboral.
En ese contexto, consideró que la decisión de la empleadora de
extinguir el vínculo laboral se fundó en motivaciones discriminatorias y antisindica1es, en
tanto aquélla no pudo demostrar que el despido obedeció a razones serias y objetivas no
vinculadas a la participación del empleado en un reclamo colectivo. Adujo que la
reinstalación del trabajador dispuesta por el juez de primera instancia tiene respaldo en el
artículo 14 bis y 75, inciso 22 de la Constitución Nacional y en la doctrina de la Corte
expuesta en el citado fallo "Álvarez".
-II-
Contra dicha decisión, la demandada interpuso recurso
extraordinario federal, que fue denegado, lo que motivó la presentación directa en examen
(fs. 737 n50, fs. 107/111 del cuaderno respectivo).
En síntesis, la recurrente plantea que la sentencia es arbitraria, pues
conculca los derechos de propiedad, defensa en juicio y libertad de contratar, en cuanto
aplica la ley 23.592 a las relaciones laborales. Destaca que esa norma no rige las relaciones
laborales porque es un régimen del derecho común y no tiene cabida en los vínculos
regidos por la Ley de Contrato de Trabajo, que es una ley especial. Arguye que el sistema
laboral protege el despido mediante el pago de una indemnización y sustenta su opinión en
los precedentes "De Luca", "Figueroa" y "Borda" de la Corte Suprema. Afirma que en la
actividad privada los empleados no tienen un régimen de estabilidad propia como los
empleados públicos. Enfatiza que la condena a reincorporar al trabajador es irrazonable, en
tanto menoscaba el poder discrecional imprescindible de los empleadores.
Sostiene que no es aplicable la doctrina del precedente "Á1varez"
porque el actor fue despedido con justa causa en función de la realización de actividades
gremiales ilegitimas. Manifiesta que no podía negociar colectivamente con el grupo de
trabajadores involucrado en esas actividades en atención a los términos de la ley 14.786.
Advierte que no había un sujeto colectivo que impulse la adopción de medidas de fuerza,
por lo que la medida no encuadra en el concepto de huelga. Se agravia de que la aplicación
de la ley 23.592 genera una tutela superior a la prevista en la ley 23.551, en tanto en ese

2
S.C. C. nO 990, L XLIX
"Conte, Maximiliano el Correo Oficial de la República Argentina S.A. si juicio sumarísimo"

caso el empleador ni siquiera puede recurrir al procedimiento de exclusión de la tutela


sindical a fin de despedir al trabajador.
Concluye que el despido no tuvo un objetivo discriminatorio
sustentado en el supuesto activismo sindical del actor, sino que se lo desvinculó como
respuesta a sus incumplimientos laborales acreditados en la causa. Aduce que esos
incumplimientos revisten mayor gravedad en atención al giro comercial de la empresa, esto
es, el servicio postal.
-III-
En mi opinión, el recurso extraordinario fue incorrectamente
denegado en relación a las cuestiones referidas a la interpretación de una norma de indole
federal-la ley 23.592- (art. 14, inc. 3, ley 48), a saber, la aplicación de esa norma a los
vinculos laborales y los remedios allí previstos para el trato discriminatorio.
Por el contrario, la apelación extraordinaria fue correctamente
denegada en lo que atañe a los agravios que cuestionan la valoración de aspectos fácticos,
probatorios, y de derecho común y procesal realizada por el a qua a fin de concluir que el
trabajador mostró, prima Jade, que el despido estuvo fundado en un motivo
discriminatorio, sin que el empleador haya podido revertir esa presunción demostrando la
existencia de una causa razonable y objetiva ajena a su participación en reclamos
colectivos realizados en ejercicio de su libertad sindical. Tal como explicitó la Corte
Suprema en la causa registrada en Fallos: 334:1387, "la evaluación de uno y otro extremo,
naturalmente, es cometido propio de los jueces de la causa, a ser cumplido de confonnidad
con las reglas de la sana critica" (considerando 10; en igual sentido, Fallos: 333:2306,
especialmente voto de Lorenzetti, Highton de Nolasco y Argibay, en disidencia parcial,
considerando 3°). Para más, en el recurso bajo estudio, el impugnante no ha logrado
aereditar arbitrariedad en la decisión apelada.
Con el alcance expuesto, la qu'<ia es procedente.
-IV-

3
En cuanto a los agravios federales traídos por el apelante, tal como
sostuve en oportunidad de dictaminar en el caso S.C. M. 1252, 1. XLVII, "Moreira
Gustavo Marcelo cl Arte Radiotelevisivo Argentino SA si juicio sumarísimo", del 27 de
febrero de 2015, la aplicación de la ley 23.592 a las relaciones laborales ha sido tratada en
los dictámenes de las causas S.C. P. 1697, 1. XLI, "Pell<;Íero, María Mabel si amparo",
emitido e18 de febrero de 2008 y S.C. P. 1508,1. XLII, Y S.C. P. 1210, XLII, "Parra Vera
Máxima el San Timoteo si acción de amparo", emitido el 13 de febrero de 2008. En igual
sentido se resolvió en S.C. A. 590, 1. XLIII, S.C. A. 392, 1. XLIII, "Areceo, Maximiliano
el Praxiar Argentina SA si juicio sumarísimo", emitido el 17 de marzo de 2008, yen S.C.
A. 1023, 1. XLIII, "Álvarez Maxirniliano y otros el Cencosud SA", emitido el 1 abril de
2009; a lo que resta agregar la sentencia de la Corte del 7 de diciembre de 201 O,
pronunciada en este último proceso (Fallos 333:2306), a cuyas consideraciones y términos
corresponde remitir, en todo 10 pertinente, por razones de brevedad.
Cabe puntualizar que la ley 23.592 ha tendido a conjurar un
particular modo de menoscabo del pleno <;Íercicio de los derechos y garantias
fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional: el acto discriminatorio. Y ha
previsto, por via de imponer al autor la obligación de "d<;Íar sin efecto el acto
discriminatorio o cesar en su realización y [ ... ] reparar el daño moral y material
ocasionados" (art 1), una reacción legal proporcionada a tamaña agresión pues, y sobre
ello cabe poner el acento, el acto discriminatorio ofende nada menos que el fundamento
defmitivo de los derechos humanos: la dignidad de la persona (Fallos 333:2306).
Del mismo modo que lo entendió la Corte en el mencionado
precedente "Álvarez", comprendo que la protección contra el despido arbitrarío -artículo
14 bis, Constitución Nacional- no implica la prohibición absoluta y permanente de toda
medida de reinstalación. Asimismo, no puede verse incompatibilidad alguna entre la
reinstalación del trabajador, víctima de un distracto discriminatorio, y el derecho a
contratar y <;Íercer toda industria lícita del articulo 14 de la Constitución Nacional. La
reinstalación, por 10 demás, guarda singular coherencia con los principios que rigen a las

4
S.C. C. nO 990, L. XLIX
"Conte, Maximiliano cJ Correo Oficial de la República Argentina SA si juicio sumarísimo"

instancias jurisdiccionales internacionales en materia de derechos humanos, tendientes a la


plena reparaci6n de los daños irrogados, por ejemplo, por un despido (Corte
Interarnericana de Derechos Humanos, "Baena Ricardo y otros vs. Panamá", sentencia del
2 de febrero de 2001, párrs. 202 y 203; Y Fallos: 333:2306).
En efecto, el objetivo primario de las reparaciones en materia de
derechos humanos debería ser la rectificación o restitución en lugar de la compensación.
Esta última s610 proporciona'a la víctima algo equivalente a lo que fue perdido, mientras
que las primeras reponen precisamente lo que le fue sacado o quitado. El intercambio de
víolaciones de derechos humanos por dinero, además, entraña un conflicto con el carácter
inalienable de aquéllos, aun cuando no puede ser descartado en casos en los que la pérdida
ha ocurrido y es irreparable (Fallos: 333:2306).
-v-
Por las razones expuestas, opino que corresponde declarar
parcialmente procedente a la queja, rechazar el recurso extraordinario y confirmar la
sentencia recurrida.
Buenos Aires, 6}.1- de jv¡ {l/jo de 2015.

ES COPlA IRMA ADRlANA GARClA NETTO

NA N. MARCHISlO' 5
·'··cretaria AdmfniS/r.¡tiva
:'~~!"rf;l'Rr (t~ ~ f!J2Cf0't
S.e. O. nO 93, L. XLIX.
"Orellano, Francisco Daniel el Correo Oficial de la República Argentina S.A. si juicio sumarísimo"

supr em a C o r t e:
A mi modo de ver, las cuestiones que se debaten en el sub lite
resultan sustancialmente análogas a las examinadas en el dictamen de esta Procuración del
día de la fecha, in re C. 990, L. XLIX, "Cante, Maximiliano el Correo Oficial de la
República Argentina S.A. si juicio sumarisimo", por lo que corresponde remitir a los
fundamentos allí expuestos.
En virtud de lo expuesto, opino que corresponde declarar
parcialmente procedente a la queja, rechazar el recurso extraordinario y confirmar la
sentencia recurrida.
Buenos Aires, c!jLf- de mayo de 2015.-
ES COPIA IRMA ADRIANA GARCIA NETIO

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