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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES


ESCUELA DE HISTORIA
HISTORIA DE ASIA Y ÁFRICA I
PROF. TITULAR: MARIA ROSA OLIVER

SAPIR-HEN, Lida (2016) “Pigs as an Ethnic Marker? You Are What You Eat”, Biblical Archeology
Review 42 (6):41-43 y 70.

Traducción para uso interno de cátedra: Paula Barranco, 2017


Corrección: Leticia Rovira, 2017.

¿Los cerdos como un marcador étnico?


Eres lo que comes1

Lida Salir-Hen

“El cerdo… es impuro para ti. No debes comer su carne o tocar sus cadáveres.” (Deuteronomio
14:8, también Levítico 11:7)

[41] Si está excavando en el antiguo Israel o sus alrededores y encuentra huesos de cerdo,
puede estar bastante seguro que el lugar no es israelita. O así se pensaba. Recientes
académicos1 señalan que el problema no es fácil ni sencillo. Como muchas veces pasa entre los
estudiosos modernos, el problema es más complicado.
Debido a la prohibición bíblica sobre el consumo de cerdo (Levítico 11:7,
Deuteronomio 14:8), comer o no comer cerdo es un marcador étnico comúnmente usado por
los académicos modernos para distinguir a los israelitas de los filisteos del sur del Levante de la
Edad de Hierro. El aspecto más sencillo de estudiar la anulación del cerdo en un contexto
arqueológico está basado en la colección zoo arqueológica (huesos de animales) y la
contribución relativa del cerdo como comida de consumo. Este enfoque fue establecido hace
un cuarto de siglo atrás, basado en el trabajo del norteamericano Brian Hesse, cuyo extenso

1
Mi investigación fue financiada por el Consejo Europeo de Investigación bajo el European Community’s
Seventh Framework Program
estudio demostró que la frecuencia de los cerdos en los sitios de la Edad de Hierro (1130 – 586
a.c.) era muy baja, excepto por los sitios de los filisteos, los cuales mostraban un incremento
impresionante de huesos de cerdo desde el comienzo del periodo donde se supone que los
filisteos arribaron2. Este análisis condujo a algunos académicos a especular que la presencia o
ausencia de cerdos es la mejor manera de echar luz sobre los limites étnicos en la Edad del
Hierro, sugiriendo que la anulación del cerdo dibujo una línea identitaria entre los primeros
israelitas y los filisteos3.
A pesar de este patrón, los colegas y esposos, Hesse (quien falleció en 2011) y Paula
Wapnish (y otros desde ese entonces) sugirieron precaución en usar el consumo de cerdo
como un marcador étnico porque otros varios factores también influencian en la decisión de
criar cerdos: por ejemplo, factores económicos y políticos, aspectos ecológicos del entorno
local y las funciones de los sitios4. La alta frecuencia de cerdos también estuvo correlacionada
con la [42] estrategia de supervivencia de sociedades recién llegadas (como es el en caso de los
filisteos) dependiendo de los cerdos como una fuente confiable de carne.
Cuando se considera la actitud humana hacia la crianza de cerdos, es importante
explorar tanto su historia como su naturaleza. Comenzando en el tercer milenio a.C., la
decisión de criar cerdos como parte de una economía de subsistencia estuvo afectada por una
combinación de factores, económicos, sociales y medioambientales. En la colección
arqueológica del sur del Levante, la frecuencia de los huesos de cerdos es en general
significativamente baja respecto a los huesos de ovejas, cabras y ganado, los cuales dominaron
la economía de subsistencia desde la Edad del Bronce. Los cerdos se reproducen rápido y dejan
mucha descendencia; no necesitan ser llevados hacia las pasturas cuando hay suficiente

2
Brian Hesse, “Pig Lovers and Pig Haters: Patterns of Palestinian Pork Production”, Journal of
Ethnobiology 10 (1990), pp. 195-225.
3
Avraham Faust, Israel’s Ethnogenesis: Settlement, Interaction, Expansion and Resistance (London:
Equinox, 2006); Israel Finkelstein, “Ethnicity and Origin of the Iron-I Settlers in the Highlands of
Canaan—Can the Real Israel Stand Up?” Biblical Archaeologist 59 (1996), pp. 198–212; Lawrence E.
Stager, “Forging an Identity: The Emergence of Ancient Israel,” in Michael D. Coogan, ed., The Oxford
History of the Biblical World(New York: Oxford Univ. Press, 1998), pp. 123–175.
4
Brian Hesse and Paula Wapnish, “Can Pig Remains Be Used for Ethnic Diagnosis in the Ancient Near
East?” in Neal Asher Silberman and David Small, eds., The Archaeology of Israel: Contructing the Past,
Interpreting the Present (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1997), pp. 238–270; Brian Hesse and Paula
Wapnish, “Pig Use and Abuse in the Ancient Levant: Ethnoreligious Boundary-Building with Swine,” in
Sarah M. Nelson, ed., Ancestors for the Pigs: Pigs in Prehistory, MASCA Research Papers in Science and
Archaeology15 (Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 1998), pp. 123–135; Justin Lev-Tov, Pigs,
Philistines, and the Ancient Animal Economy of Ekron from the Late Bronze Age to the Iron Age II (Israel),
Ph.D. Dissertation (Memphis: University of Tennessee, 2000); Melinda A. Zeder, “The Role of Pigs in
Near Eastern Subsistence: A View from the Southern Levant,” in Joe D. Seger, ed., Retrieving the Past:
Essays on Archaeological Research and Methodology in Honor of Gus W. Van Beek (Winona Lake, IN:
Eisenbrauns, 1996), pp. 297–331; Melinda A. Zeder, “Pigs and Emergent Complexity in the Near East,”
MASCA Research Papers in Science and Archaeology13 (1996), pp. 109–122.
comida disponible como vegetales y deshechos animales. Estos factores aumentan
substancialmente la conveniencia de ser criados a un nivel doméstico. Además, no pueden ser
llevados lejos; de ahí que los cerdos domésticos no son aptos para la vida nómade.
Como el tabú en los cerdos impone la prohibición de su carne, la práctica es
susceptible de estudio arqueológico. Estudios recientes sobre la economía de subsistencia en
la Edad del Hierro, prestan especial atención a la presencia o ausencia de cerdos y sus
asociaciones culturales. Durante los últimos 25 años desde la publicación de Hesse, numerosos
estudios zoo arqueológicos de la Edad del Hierro han sido publicados, incluyendo nueva
información sobre la frecuencia de los cerdos. Hilando fino sobre la información de las fases
cronológicas de la Edad del Hierro, un grupo de colegas y yo hemos reevaluado la noción de
que el consumo de cerdo puede llevar a distinguir a los cananeos de los filisteos durante la
Edad del Hierro5. Los resultados de este estudio muestran que la situación tanto en la Edad del
Hierro I como en II es más compleja de lo que se ha sugerido previamente.

5
Ver la lista completa de referencias y figures Lidar Sapir-Hen, Guy Bar-Oz, Yuval Gadot and Israel
Finkelstein, “Pig Husbandry in Iron Age Israel and Judah: New Insights Regarding the Origin of the
‘Taboo,’” Zeitschrift des DeutschenPalastina-Vereins129 (2013), pp. 1–20.
En la Edad del Hierro I Filistea, el gran número de cerdos es característico de los
principales sitios urbanos (Ashdod y Miqne/Ekron), pero no de los asentamientos más
pequeños y del área rural de Filistea (Tel Aphek, Tel Qasile y Qubur el-Walayidah), donde casi
no se encontraron restos de cerdo6. Avraham Faust y Justin Lev-Tov argumentaron que esta
dicotomía demostraba que el sector rural en realidad no estaba habitado por filisteos, sino
más bien por grupos locales que evitaban el cerdo7. Sin embargo, mientras que los habitantes
del sector rural podrían haber tenido una compilación de etnicidades antes que únicamente
inmigrantes filisteos, estos sitios rurales están localizados en territorio filisteo y exhiben
cultura material filisteo.
¿Cuál es entonces la razón para la alta frecuencia de cerdos en los centros urbanos
filisteos? Quizás debido a que la identidad de los inmigrantes filisteos, ellos confiaban en los
cerdos como una fuente de carne estable y razonable en sus primeros tiempos en el Levante.
Basado en su estudio del antiguo ADN, Meirav Meiri y colegas han demostrado que los
cerdos extranjeros (europeos) se convirtieron en dominantes durante la Edad del Hierro,
mientras que los primeros cerdos tenían un origen local del Cercano Oriente8. Esta información
apoya la hipótesis de que los filisteos –un grupo entre los Pueblos del Mar quienes
probablemente migraron hacia el Levante desde varios sitios del Mediterráneo oriental-
trajeron al menos algunos de sus cerdos con ellos. El consumo de grandes cantidades de cerdo
es una característica común de las sociedades inmigrantes en desarrollo – ya que los cerdos
proveen una buena relación entre inversión y carne- hasta que su economía se estabiliza.
Puede no ser la comida “tradicional” de su lugar de origen pero es una fuente de carne, buena
y rápida y puede ser transportada fácilmente.
Más tarde en la Edad del Hierro IIC (680 – 586 a.C.), la mayoría de los sitios filisteos
muestran un declive en el consumo de cerdo. Este cambio en la dieta filistea es generalmente
atribuido a la aculturación9. Alternativamente, Justin Lev-Tov sugiere que el declive en Tel
Miqne/Ekrin está relacionado con la incorporación de la ciudad al sistema económico del

6
Ver tambien: Aren M. Maeir, Louise A. Hitchcock and Liora Kolska Horwitz, “On the Constitution and
Transformation of Philistine Identity,” Oxford Journal of Archaeology32 (2013), pp. 1–38.
7
Avraham Faust and Justin Lev-Tov, “Philistia and the Philistines in the Iron Age I: Interaction, Ethnic
Dynamics and Boundary Maintenance, ”HIPHIL Novum2 (2014), pp. 1–24.
8
Meirav Meiri, Dorothee Huchon, Guy Bar-Oz, Elisabetta Boaretto, Liora Kolska Horwitz, Aren M. Maeir,
Lidar Sapir-Hen, Greger Larson, Steve Weiner and Israel Finkelstein, “Ancient DNA and Population
Turnover in Southern Levantine Pigs—Signature of the Sea Peoples Migration?” Scientifi c
Reports(2013), pp. 1–8.
9
Avraham Faust and Justin Lev-Tov, “The Constitution of Philistine Identity: Ethnic Dynamics in Twelfth
to Tenth Century Philistia,” Oxford Journal of Archaeology30 (2011), pp. 13–31.
imperio neo asirio, ya que el consumo de cerdo es desalentado en tiempos de poder
centralizado10.
Fuera de Filistea, los huesos de cerdo están ausente en todos los sitios de la Edad del
Hierro I, no importa si son centros cananeos, arameos o fenicios. Nuestro equipo observó una
extraña dicotomía en el consumo de cerdo en la Edad del Hierro IIB (780 – 680 a.C.) fuera de
Filistea, entre el Reino norte de Israel (donde los cerdos aparecen en números significativos) y
el Reino sur de Judá (donde los cerdos están en gran medida ausentes). La evidencia de hueso
animal muestra que los cerdos encontrados en sitios israelitas eran una importante parte de la
economía local y eran criados y consumidos en el mismo sitio. Este cambio en el consumo en
el Reino norte de Israel, comparado con los periodos previos, es en especial debido
probablemente a una motivación económica, ya que ellos necesitaban proveerse de una
fuente de carne eficiente e [43] inmediata para una población en crecimiento durante un
periodo de máxima prosperidad11.
El incremento en el consumo de cerdo en la Edad del Hierro IIB es evidente solamente
en el Reino norte de Israel. Sitios vecinos con cultura material de fenicios y arameos no
mostraban interés en la cría de cerdos. Similarmente, los restos de cerdo están casi ausentes
en el Reino sur de Judá durante la Edad del Hierro IIB. Para la Edad del Hierro IIC (680 – 586
a.C.), luego de que los sitios norteños hayan sido destruidos por los asirios, los sitios judaicos,
continuaron evitando el cerdo y la mayoría de los sitios filisteos muestran una baja en el
consumo de cerdo.
En resumen, la situación no es tan simple. La presencia o ausencia de huesos de
cerdos, no puede mostrar en el acto la presencia o ausencia de israelitas antiguos.
Nuevos enfoques y nuevas preguntas emergen de esta reciente información:
1. Una característica común de todos los sitios de la Edad del Hierro I fuera de Filistea es
la ausencia de restos de cerdo (o presencia de muy pocos relativamente). Esto no está
restringido a un grupo (o región). Mientras que muchos factores pudieron contribuir a
esto, el hecho de que aparentemente nadie come cerdo suscita nuevas preguntas.

10
Justin Lev-Tov, “A Plebeian Perspective on Empire Economies: Faunal Remains from Tel Miqne-Ekron,
Israel,” in Douglas Campana, Alice Choyke, Pamela Crabtree, Susan D. Defrance and Justin Lev-Tov, eds.,
Anthropological Approaches to Zooarchaeology: Colonialism, Complexity and Animal
Transformations(Oxford: Oxbow Books, 2010), pp. 90–104.
11
Lester L. Grabbe, “The Kingdom of Israel from Omri to the Fall of Samaria: If We Had Only the Bible,”
in Lester L. Grabbe, ed., Ahab Agonistes: The Rise and Fall of the Omri Dynasty, European Seminar in
Historical Methodology 6, Library of Hebrew Bible/Old Testament Studies 421 (London/New York: T&T
Clark, 2007), pp. 54–99.
2. El consumo de cerdo no es un indicativo de población filistea o de Filistea. Nuevos
estudios son necesarios para determinar patrones precisos de la frecuencia de cerdos
en centros urbanos en comparación con sectores rurales en Filistea.
3. Una sorpresiva dicotomía entre Israel y Judá en términos de consumo de cerdo es
evidente en la Edad del Hierro IIB, cuando Filistea ya no consumía cerdo. Esta
dicotomía puede ser una insinuación de la razón (o quizás una de las razones) detrás
de la emergencia del tabú del cerdo. Puede haber sido dirigido no hacia los filisteos,
quienes ya habían comenzado a perder la atracción hacia el cerdo, sino hacia los
israelitas del norte, quienes venían comiendo cerdo y quienes se habían movido hacia
Judá luego del colapso del Reino del norte en 720 a.C.

¿LOS ISRAELIETAS MANTENIENDO EL KOSHER? Mucho tiempo se ha creído que si los huesos de
cerdo eran descubiertos en una excavación dentro de Israel, entonces ese sitio no era israelita.
Recientes estudios están poniendo esto en cuestión. Mientras que los huesos de cerdo son
comunes en los primeros centros urbanos filisteos, son raros en el sector rural y a lo largo de
todo el sur del Levante. Por otra parte, durante el periodo de la monarquía dividida, huesos de
cerdo son encontrados en todo el Reino del norte de Israel pero no en Judá. Por lo tanto, la
presencia o ausencia de cerdos no puede ser usada como un marcador étnico exclusivo para
identificar a la antigua población israelita o a la filistea.

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