Está en la página 1de 24

Coordenadas: 32°30′N 34°54′E (mapa)

Judea (provincia romana)


Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Este artículo o sección sobre historia necesita ser wikificado, por favor, edítalo
para que cumpla con las convenciones de estilo.
Este aviso fue puesto el 15 de noviembre de 2020.
Judea
Ivdaea
Provincia
6 d. C.-135 d. C.
Roman Empire - Iudaea (125 AD).svg
Judea en el año 125
First century palestine-es.svg
La provincia romana de Judea en el siglo I
Coordenadas 32°30′N 34°54′E
Capital Cesarea Maritima
Entidad Provincia
• País Imperio romano
Idioma oficial griego helenístico, arameo palestino, idioma hebreo latín,
administrativo
Historia
• 6 d. C. Censo de Quirinio
• 135 d. C. Rebelión de Bar Kojba
Correspondencia actual Porciones de Israel y Palestina
Precedido por Sucedido por
Tetrarquía de Herodes ←
→ Siria Palestina
[editar datos en Wikidata]
Judea (en latín, Iudæa; en inscripciones, IVDÆA) fue una provincia romana en la
región conocida como Palestina, en la orilla sudoriental del mar Mediterráneo.1 El
Imperio romano cambió el nombre de Judea a Palestina o Provincia Siria Palestina en
el año 135, tras aplastar la rebelión de Bar Kojba; lo cual para ciertos
historiadores fue un intento de borrar la memoria judía de la región,23 aunque se
ha cuestionado esta interpretación. 45 Los geógrafos Estrabón y Ptolomeo describen
a la Provincia de Judea como abarcando el territorio de Judea propiamente dicha
junto con Galilea, Samaria, Gaulanítide, Perea e Idumea. En el Nuevo Testamento se
usa el nombre Judea para designar tanto la región como la provincia en su conjunto.

Índice
1 Antecedentes
1.1 Reino Asmoneo
1.2 Guerra civil e intervención romana
1.3 Reino Herodiano de Judea
2 Judea, provincia romana
2.1 Población
2.2 Rivalidades y disputas
2.3 Regiones
2.4 Lenguas
3 Historia
3.1 Prefectos (6-41)
3.2 Primeros prefectos
3.2.1 Coponio
3.2.2 Valerio Grato
3.2.3 Poncio Pilato
3.2.4 Últimos prefectos
3.2.5 Episodio de la estatua de Calígula
3.2.6 Intervención de Agripa
3.3 Autonomía bajo Herodes Agripa (41-44)
3.4 Procuradores (44-66)
3.5 Guerra contra Roma
3.5.1 Preliminares
3.5.2 Gobierno autónomo
3.5.3 Campaña romana de Galilea
3.5.4 Guerra civil en Judea
3.5.5 Campaña de Judea
3.5.6 Asedio y caída de Jerusalén
3.6 Judea bajo el gobierno de los Legados
3.6.1 Guerra de Kitos
3.6.2 Revuelta de Bar Kojba
3.7 Desaparición de la provincia de Judea
4 Gobernantes de la provincia
4.1 Prefectos
4.2 Rey
4.3 Procuradores
4.4 Legados
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
Antecedentes
Reino Asmoneo
Entre 129 a. C. y 116 a. C., el reino seleúcida sufrió una serie de derrotas que
fueron aprovechadas por sus estados clientes para rebelarse.678 Entre ellos, el
Sumo Sacerdote de Jerusalén y gobernante de los judíos, Juan Hircano, comenzó desde
110 a. C. la conquista de los territorios vecinos hasta consolidar un estado judío
independiente. Este estado se convirtió formalmente en reino bajo Aristóbulo, hijo
de Juan en 104 a. C. y adquirió su mayor expansión durante el reinado de su hermano
y sucesor Alejandro Janneo (103 a. C.-76 a. C.)9

Pompeyo entra en el Templo de Jerusalén (Jean Fouquet).


Guerra civil e intervención romana
La sucesión de Alejandro, tras la muerte de Salomé Alejandra, desencadenó una
guerra civil que fue resuelta con la intervención romana en el año 63 a. C. En
efecto, después del final de la Tercera guerra mitridática, se estableció la
provincia romana de Siria sobre los restos del desaparecido reino seleúcida, de
esta manera el reino asmoneo tuvo como a Roma, entonces su aliada, también como
vecina. En Siria se encontraba el victorioso general romano Pompeyo, quien fue
llamado en su auxilio por el derrocado príncipe asmoneo Hircano II para recuperar
el poder. Pompeyo tomó Jerusalén y entronizó a su cliente como Sumo Sacerdote y
etnarca, pero no rey, de los judíos. De este modo, el reino se convirtió en un
protectorado de Roma.10

Después de la invasión de los partos y ante la dudosa lealtad de los últimos


asmoneos, el Senado romano nombró rey de Judea a Herodes,11 de origen idumeo pero
criado como judío, quien era funcionario de Hircano II, casado con su nieta
Mariamna I. 12131415

Reino Herodiano de Judea

Maqueta del Templo de Jerusalén (llamado el Segundo Templo) y de la ciudad en el


siglo I. Exhibida en el Museo de Israel, Jerusalén.
El reino de Judea bajo Herodes comienza en 37 a. C., 16con la captura de Jerusalén
y comprende, además de Judea, un extenso territorio en el Levante.17 Durante ese
período se construye la ciudad y puerto de Cesarea Marítima 18que se convierte,
junto a Jerusalén, en una de las capitales del reino.
A la muerte de Herodes en el año 4 a. C., Augusto dividió el reino entre tres de
sus hijos: dos de ellos, Filipo II y Antipas, fueron establecidos como tetrarcas de
Iturea-Traconítide y Galilea-Perea, respectivamente, mientras que el tercero;
Arquelao, recibió el resto del reino, Judea, Samaria e Idumea, como etnarca. Ante
las protestas de la aristocracia judía por el mal gobierno de Arquelao, Augusto
decidió, en 6 d. C., relevarlo del mando y convertir a Judea en una provincia,
gobernada por un prefecto de rango ecuestre.19

Judea, provincia romana

Anfiteatro de Cesarea.
El territorio de la provincia estaba formado por Judea, Samaria e Idumea, aunque
algunas ciudades, como Ascalón, fueron adscritas directamente a la provincia de
Siria. Galilea, Gaulanitis (el actual Golán), Perea y la Decápolis tampoco eran
parte de ella. Sus ingresos eran de poca importancia para el tesoro romano, pero
controlaba las rutas terrestres y marítimas costeras hacia Egipto, el granero del
Imperio, y era un territorio fronterizo ante el Imperio parto. Judea no era una
provincia imperial, ni senatorial, sino un territorio subordinado a la provincia de
Siria, por eso su gobernador era un prefecto ecuestre.20 Su capital era Cesarea en
lugar de Jerusalén21

Población
La provincia de Judea no era étnicamente homogénea. Entre sus pobladores se
contaban judíos, concentrados en las regiones de Judea y Galilea, idumeos,
originalmente paganos convertidos al judaísmo de manera forzosa por Juan Hircano,
samaritanos, vinculados a los judíos, pero separados de ellos desde la época persa,
y «griegos», es decir, sirios helenizados. Además, en las regiones del interior,
había una importante cantidad de sirios que mantenían la lengua y la cultura
aramea, nómadas nabateos de origen árabe y minorías de colonos venidos de
Mesopotamia. Los pueblos transjordanos, descendientes de amonitas y moabitas,
tenían también una fuerte impronta cultural griega.2223

Rivalidades y disputas
Una de las características de la provincia era la permanente oposición entre las
poblaciones greco-sirias, denominadas genéricamente "griegos", y judías. Entre la
primera estaba extendida la desconfianza hacia los “hebreos”, como se los llamaba,
a los que consideraban ajenos a la cultura helenística, entendida como universal,
reacios a la asimilación, exclusivistas y maliciosos. Los judíos, en especial en
las clases populares, veían a sus coprovincianos “griegos” como infieles, opresores
y pecadores. En algunos momentos y en ciertos sectores radicales, sobre todo a
partir de mediados del siglo I, la vinculación de la aristocracia judía con sus
semejantes “griegos” era entendida como una traición a la identidad judía.

Otra disputa que aparece frecuentemente en las fuentes, es la que existía entre los
habitantes de Judea propiamente dicha y los samaritanos. Ambos pueblos tenían un
origen común, los antiguos reinos de Israel y Judá, adoraban al mismo Dios y
seguían la que llamaban su ley o Torá, que había sido, según la tradición
compartida por judíos y samaritanos, entregada a Moisés por Dios. La diferencia
principal, era que cada uno consideraba al otro como un renegado a las costumbres
ancestrales. Los samaritanos creían que el Templo de Jerusalén no correspondía a
los mandatos divinos y en su lugar tenían un santuario en el monte Gerizim, y
recordaban que Juan Hircano lo había destruido.24 Los judíos, por su parte,
sostenían que los habitantes de Samaria eran mestizos, descendientes de los
antiguos israelitas mezclados con pueblos venidos de Mesopotamia, cuyo culto era
ilegítimo y medio pagano.25

En Galilea, predominaban los pobladores judíos, traídos por los asmoneos, en las
áreas rurales y en algunas ciudades pequeñas. Las mayores, como Séforis, primera
capital de la región, y Tiberíades, fundada en el año 20 por Antipas, eran ciudades
de tipo griego, con una población judía minoritaria que se fue incrementando a lo
largo del siglo.23

A semejanza de otras provincias del Imperio, las ciudades rivalizaban entre sí y en


ocasiones llegaban al enfrentamiento armado, momento en el cual intervenían las
tropas romanas para proteger el orden. En el interior de las mismas, solían
desatarse tumultos originados en la falta de alimentos, las rivalidades étnicas y
el antagonismo entre la aristocracia y las clases populares; estos conflictos
solían comenzar con la quema de los archivos, para hacer desaparecer los registros
de deudas, la organización de facciones y, por lo general, terminaban ante la
presencia de las tropas romanas.

Regiones
El centro histórico de la provincia era la región de Judea, núcleo de reino asmoneo
y herodiano, cuya capital, Jerusalén, constituía lo que se denomina un estado -
templo, es decir una entidad política regida por una aristocracia sacerdotal.262728
El Templo, además de ser un santuario, era el eje económico de la región:
administraba grandes extensiones de tierra, poseía un ingente tesoro y funcionaba
también como un banco. A diferencia de otros estados templos, comunes en medio
Oriente, el de los judíos se caracterizaba por el rechazo a todo tipo de
sincretismo; mientras que los demás aceptaban que el dios local se identificase con
el griego Zeus u otra divinidad olímpica, los sacerdotes de Jerusalén rechazaban
este compromiso y, además, se oponían a admitir el culto de otras divinidades en su
Templo e incluso en su territorio. Este repudio se extendía al uso de imágenes
religiosas o incluso de aquellas que solo tenían una relación eventual con el
culto, como las águilas de las legiones romanas o las estatuas del emperador. No
obstante, los sacerdotes admitían la legitimidad del gobierno imperial y ofrecían
sacrificios por “la salud del emperador”.

Jerusalén ha sido llamada “la ciudad ingobernable del Imperio romano”29 en razón de
las características mencionadas. Era, también, un centro de peregrinación para los
judíos de la provincia y del resto del Imperio o de las regiones vecinas como
Arabia y Mesopotamia. Desde el siglo IV a. C., existían numerosas comunidades
judías en el mundo mediterráneo y el Cercano Oriente. Estas agrupaciones, llamadas
de modo genérico la Diáspora, mantenían un lazo estrecho con la ciudad que
consideraban santa a cuyo Templo pagaban un impuesto anual y enviaban numerosas
ofrendas. Un pequeño número de no judíos, conocidos como temerosos de Dios o
prosélitos, habían abrazado algunas creencias del judaísmo, pero no la Torá en su
conjunto, y también remitían valiosas donaciones al Templo.

El resto de la provincia estaba compuesto por ciudades de tipo helenístico, con las
instituciones cívicas de la polis como la Asamblea y la Bulé, ornadas con edificios
públicos y templos de estilo griego, y por aldeas rurales dependientes de las
mismas o de poderosos terratenientes absentistas, algunos de ellos miembros de la
familia imperial o de la dinastía herodiana. En los márgenes se encontraban tribus
árabes vinculadas al reino independiente de los nabateos, con capital en Raqmu
(Petra).

Algunas ciudades de la provincia, como Ascalón, o vecinas, como las que formaban la
Decápolis, dependían directamente de la provincia de Siria, aunque mantenían
estrechos lazos comerciales y culturales con Judea.

Lenguas
La lengua hablada en la provincia era, de manera predominante, el griego koiné.
Aunque la administración romana hiciera uso del latín en inscripciones y algunos
documentos, el griego era usado para la conversación, la redacción de contratos, la
acuñación local de moneda y los textos literarios. En Judea, Samaria y Galilea se
usaba, además, el arameo que había sido la lengua de uso común en la región desde
por lo menos el imperio persa. Se trataba de una variante particular del arameo,
más tarde llamado arameo palestinense, que estaba difundido sobre todo en el medio
rural, y era una de las lenguas dominantes de la provincia. El uso del hebreo
durante este período es un tema discutido, la versión aceptada sin casi excepciones
hasta mediados del siglo XX, era que poco antes del comienzo de la Era Cristiana,
el hebreo había dejado de ser hablado incluso en Judea, sustituido por el arameo,
como se evidenciaba por algunas expresiones del Nuevo Testamento. El descubrimiento
de manuscritos contemporáneos en Qumran y Wadi Muhabarat y el estudio de los
textos mishnaicos, revelan el uso extendido de la lengua hebrea, como un idioma
viviente y comprensible por amplios sectores de la población. Los estudios
recientes postulan una situación de trilingüismo en la provincia: el hebreo, con
arameísmos, como lengua local y religiosa, el arameo para el intercambio con los
pueblos del interior o de Mesopotamia, además de para los asuntos comerciales
internos y el griego como lengua de las relaciones con otras provincias del
imperio, la administración romana y la cultura internacional. 3031 Otros autores,
sin negar lo anterior, consideran una división geográfica; el arameo como lengua
vernácula de Galilea y Samaria, y el hebreo como lengua de la aristocracia en Judea
3233 El griego, por su parte, era el medio principal de comunicación en las
ciudades de la costa y en la clase alta de Jerusalén, pero no de las clases
populares que hablaban sobre todo arameo en la ciudad y hebreo en el campo.34

Historia
La historia de la provincia puede dividirse en cinco períodos:

1) el gobierno de los prefectos entre Augusto y Claudio

2) la autonomía bajo el rey Herodes Agripa I

3) el gobierno de los procuradores entre Claudio y Nerón, que condujo a

4) la Primera guerra judeorromana

5) el gobierno militar de los legados entre la captura de la provincia y el


estallido de la Rebelión de Bar Kojba.

Prefectos (6-41)
En el año 6, la etnarquía de Arquelao (Judea, Samaria e Idumea) quedó bajo la
administración romana directa como una provincia de segundo orden llamada Judea.35
En el orden interno estaba dividida en distritos administrativos cuyo número
variaba según la extensión del territorio La capital era Cesárea, donde residía el
prefecto, quien se trasladaba a Jerusalén, la ciudad más importante y el centro del
pueblo judío, durante las celebraciones religiosas, en especial, la Pascua. La
provincia fue creada a instancias de la aristocracia judía, por lo cual esta gozó
de amplios poderes bajo el mando romano; esto incluía el derecho a juzgar bajo sus
propias leyes y tribunales e incluso el ejercicio de la pena capital hasta el 28 de
nuestra era. Durante este período, salvo acontecimientos extraordinarios, no hubo
revueltas o signos de descontento entre la población, si bien se tienen indicios de
algunos incidentes durante la prefectura de Poncio Pilato.36

El primer acto de la administración romana fue la realización de un censo


impositivo, conducido por el gobernador (legado) romano de Siria; Quirinio. Esto
provocó revueltas y, según Josefo, el nacimiento del partido zelote. Según los
textos cristianos que forman el llamado Nuevo Testamento y, posiblemente, Flavio
Josefo (véase: Testimonio flaviano) así como las investigaciones más recientes, en
esta época vivió Jesús de Nazaret, considerado el Mesías por algunos judíos
contemporáneos, a partir de cuyo movimiento se originó el cristianismo.373839

A pesar de algunos disturbios, la provincia no fue escenario de grandes revueltas


contra el dominio romano desde el final del imperio de Augusto y bajo Tiberio (años
7 a 37), solamente al final del reinado de Caligula (37–41) tuvo lugar la primera
crisis entre el imperio y los judíos (véase Episodio de la estatua de Calígula más
abajo), la cual se resolvió por la intervención de Agripa, rey de Galilea y amigo
del emperador, o, según otras fuentes, con la muerte del soberano.40

Primeros prefectos
Coponio
Coponio fue el primer prefecto de la provincia después de su organización. Durante
su administración tuvo lugar la revuelta de Judas el Galileo, relacionada con el
censo, que este prefecto terminó, y la llegada de tropas romanas a la provincia.41
Una puerta del Templo de Jerusalén llevaba, por motivos desconocidos, su nombre.42

Valerio Grato
Las fuentes no mencionan sucesos destacables bajo los dos siguientes prefectos,
Marco Ambivulo y Annio Rufo. En el año 15, ya bajo el imperio de Tiberio, Valerio
Grato es designado prefecto, cargo que ostentará hasta el 26. Durante su gobierno
intervino frecuentemente en la elección del Sumo Sacerdote; depuso a Anás,
nombrando a Ismael ben Fabo, primero, luego a Eleazar, uno de los hijos de Anás,
después a Simón ben Camith y, finalmente, a José Caifás, yerno de Anás.4344En la
novela Ben Hur, Grato aparece como un gobernador cruel y corrupto, que condena a
las galeras al protagonista.45

Poncio Pilato
Artículo principal: Poncio Pilato
Pilato fue nombrado por Tiberio, a instancias de su prefecto del pretorio, Sejano,
adversario de Agripina y destacado antijudío.4647Intentó introducir imágenes del
emperador en Jerusalén y construir un acueducto con los fondos del Templo. Algunos
autores señalan que estas desavenencias con el pueblo judío lo llevaron a trasladar
su centro de mando de Cesarea a Jerusalén para controlar mejor las revueltas, en
especial porque comenzaban a actuar en la provincia grupos armados contrarios al
poder romano. Poncio Pilato fue relevado del mando de Judea en el año 36, después
de reprimir duramente una revuelta de los samaritanos, durante la cual crucificó a
varios alborotadores.48

Últimos prefectos
Marcelo fue el sucesor de Pilato. Amigo de Vitelio, gobernador de Siria, no hay
certeza de que ejerciera el cargo de prefecto, de hecho, Josefo lo denomina
epimeletēs (ἐπιμελητής) es decir, supervisor. Después de un año, fue sucedido por
Marullo, designado por Calígula, último prefecto, quien estuvo en funciones hasta
el año 41. Durante su mandato tuvo lugar el intento de colocar la estatua del
emperador en el Templo, pero no hay registros de su intervención en los hechos.
Después de la muerte de Calígula, el nuevo emperador, Claudio, otorgó el mando de
la provincia a Herodes Agripa con el título de rey.

Episodio de la estatua de Calígula


El emperador Calígula quiso imponer el culto de la divinidad imperial en todo el
mundo romano. La práctica de este culto, de raíces helenísticas, era común en el
Imperio, pero siempre por iniciativa de los provinciales. En este caso, y por
razones no del todo claras, fue el propio emperador quien lo promovió y anunció su
voluntad de que su estatua fuese entronizada con los emblemas de Júpiter y el
nombre de Zeus Epiphanes Neos Gaios, en el Templo de Jerusalén.49 Esto horrorizó a
los súbditos judíos del Imperio y causó disturbios en la diáspora, tanto en Roma,
como en Alejandría, Tesalónica, Antioquía y Judea, particularmente en Galilea,50
gobernada entonces por Agripa, hijo de Aristóbulo IV y nieto de Herodes, el
Grande.51

El encargado de la misión no fue el gobernador de Judea, sino su superior, el nuevo


procónsul de Siria, Publio Petronio, quien contaba con dos legiones estacionadas en
Ptolemaida, con las cuales marcharía hasta Jerusalén llevando la imagen fundida en
Sidón.52 Los pobladores de Galilea, con el apoyo de las autoridades religiosas
judías, se dirigieron a la residencia de Petronio para protestar.53 Los galileos y
los habitantes de Judea amenazaron con quemar la cosecha y se prepararon para la
lucha (Josefo indica una protesta pacífica, pero Tácito menciona expresamente la
intención de "tomar las armas"36). Ante esta situación, el procónsul viajó a
Tiberíades, donde se entrevistó con representantes de la aristocracia y con
Aristóbulo, hermano de Agripa (este se encontraba en Roma).54 Convencido de la
inminencia de una gran revuelta, Petronio intentó disuadir al emperador por medio
de cartas, en las cuales expuso la situación de la provincia. La primera respuesta
de Calígula es bastante moderada, si bien otras fuentes informan una respuesta
"furiosa".55

Intervención de Agripa
Durante estos eventos, Agripa estaba en Roma junto a Calígula, con quien lo unía
una antigua amistad; enterado de los hechos después de unos días de reflexión, tomó
partido y se arriesgó a ayudar a sus compatriotas judíos en la defensa del Templo
amenazado con la profanación.56 Agripa habló con el emperador (durante un banquete,
según Josefo,54 por medio de una carta en el relato de Filón56) y comenzó
recordando con gratitud todos los beneficios que había recibido de Calígula, pero
señalando claramente que los cambiaría voluntariamente por una sola cosa: «que las
instituciones ancestrales no se vean perturbadas. Porque, ¿qué pasa con mi
reputación entre mis compatriotas y otros hombres? O tengo que ser considerado un
traidor para mí o tengo que dejar de ser contado entre tus amigos; no hay otra
opción...»57 Al principio, Calígula pareció ceder a la súplica de su amigo e
instruyó a Petronio para que suspendiera su marcha hacia Jerusalén, mientras
advertía a las poblaciones judías que no hicieran nada contra los santuarios,
estatuas y altares erigidos en su honor.58 Más tarde, sin embargo, revirtió su
decisión59 y fue su asesinato el hecho que puso fin a la empresa y evitó los
levantamientos populares. Flavio Josefo relata que el emperador, sospechando que
Petronio había sido sobornado, le ordenó suicidarse, pero esta carta llegó después
del anuncio de la muerte de Calígula; en lo cual Josefo ve la acción de la
Providencia.58

Antigua puerta romana, conocida como Bab al-'Amud, en la ciudad vieja de Jerusalén.
Autonomía bajo Herodes Agripa (41-44)
El emperador Claudio, quien según Josefo debía su poder a Herodes Agripa,60 nieto
de Herodes y rey de Galilea en sustitución de Antipas, le otorgó el título de Rey
de los Judíos en el año 41. Si bien esto fue una suerte de restauración de la
dinastía herodiana y Judea obtuvo una amplia autonomía, no hay indicios para pensar
que dejase de ser provincia para convertirse una vez más en reino cliente.

Agripa siguió una política interior destinada a favorecer la convivencia entre los
dos grupos étnicos de la provincia, los judíos y los "griegos"; testimonio de esto
fue la existencia de dos capitales; Jerusalén, centro de la vida religiosa, y
Cesarea, construida como una pequeña Roma.61 En la primera, favoreció al partido de
los fariseos,6162 que eran los más respetados por la población, y desarrolló un
ambicioso programa de obras públicas, finaciado con el tesoro del Templo, que
extendió el área urbana al norte, Bezeta, y construyó un nuevo cinturón de murallas
en el norte y el oeste, los sitios más vulnerables de la ciudad.63 En la regiones
"griegas" prosiguió la política de evergetismo de su abuelo Herodes, 64financiando
anfiteatros y termas, así como ofreciendo juegos, incluso de gladiadores prohibidos
por la ley judía. En política exterior, procuró mantener buenas relaciones con
otros soberanos clientes de Medio Oriente. Esta iniciativa, así como la
fortificación de Jerusalén lo hizo sospechoso a los ojos de las autoridades romanas
de Siria.65

No obstante, su gobierno fue tan breve que no modificó de manera significativa las
relaciones de dominio vigentes. 66 En efecto, Agripa murió en el año 44 , después
de tres años de reinado, durante los juegos en honor a Claudio que tenían lugar en
Cesarea. Su muerte fue, según rumores de la época, resultado de un envenenamiento
por orden del legado de Siria, Vibio Marso, ante sus intentos de aumentar su
autonomía, aunque también es posible que se tratase de una enfermedad. Agripa I fue
el último rey de los judíos y, según algunos historiadores, las expectativas de
recuperar la libertad del país despertadas por su breve reinado, fueron una de las
causas de la revuelta judía que estalló veinte años después.67

Procuradores (44-66)
Agripa II, el joven hijo de Agripa, no recibió los dominios de su padre. Claudio
puso al territorio, una vez más, bajo directo control romano, añadiéndole las
regiones de Galilea y Perea. Al frente de la administración de esta nueva provincia
de Judea, siempre con sede en Cesarea, se colocaron procuradores. Estos
funcionarios, de rango ecuestre e incluso libertos, dependían directamente del
emperador, en cuyo nombre actuaban. La elección de los mismos suele ser
interpretada como un indicio de la desconfianza de Claudio hacia Marso, de hecho
Cuspio Fado, el primero de ellos, fue encargado de investigar los tumultos
acaecidos después de la muerte de Agripa.

En ese momento comenzaron los primeros indicios de rebelión contra el dominio


romano. Teudas, quien afirmaba ser un profeta, condujo una multitud hacia el Jordán
anunciando que el río se partiría, como antaño bajo Josué, para dejarlos pasar.
Fado, al tanto de la implicaciones mesiánicas de esta prédica, lo hizo ejecutar.
Dos años después fue sucedido en el cargo por Tiberio Julio Alejandro, de origen
judío alejandrino, pero que había abandonado la religión de sus ancestros para
hacer carrera en la administración romana. Se trató de un procurador bien conectado
con la aristocracia judía, pues era hijo del alabarca de Alejandría y estaba
emparentado con la familia de Agripa; no hay noticias de revueltas durante su
gobierno, aunque fue el responsable de ajusticiar, por crucifixón, a Jacobo y a
Simón, hijos del zelote Judas de Galilea. En esa época se registró en Judea y
regiones circundantes una severa hambruna. 68

En ese momento, en el año 48, Agripa II, ya mayor de edad, recibió de Claudio el
diminuto reino de Calcis (hoy Anjar en el Líbano), donde había reinado su tío, y el
título de Rey de los judíos, puramente nominal pero que implicaba la supervisión
del Templo. En el año 53, Agripa II cedió el reino de Calcis a su sobrino y recibió
a cambio la antigua Tetrarquía de Filipo (Iturea y Traconítida) y la tetraquía de
Lisanias.69

El sucesor de Alejandro fue Ventidio Cumano; se discute, por la discrepancia entre


las fuentes, si su autoridad se extendía a toda la provincia, pues Tácito hace
alusión a Félix como autoridad de Judea y Samaria, siendo Cumano el encargado de
Galilea, mientras que Josefo, más próximo a los hechos, lo considera procurador de
toda la provincia. Lo cierto que en este período se incrementaron los disturbios en
la región. El primero tuvo lugar durante la Pascua; ante la afluencia de peregrinos
a Jerusalén, Cumano ordenó al destacamento local que se posicionara en las
inmediaciones del Templo con el fin de mantener el orden. Sin embargo, estos
soldados comenzaron a burlarse de las costumbres del pueblo judío, profiriendo
ofensivos calificativos. Los representantes del pueblo se presentaron ante el
procurador para quejarse, pero la multitud pasó a los hechos y apedreó a los
ofensores.70 71 Incapaz de hacer frente a la turba por su cuenta, Cumano pidió
refuerzos y se fortificó en la Fortaleza Antonia, un edificio fácil de defender que
dominaba la ciudad y el Templo.72 Flavio Josefo estima que en la estampida que
siguió a la llegada de los romanos murieron aplastadas entre 20.000 y 30.000
personas,73 aunque es probable que estas cifras sean una exageración,71 lo cierto
es que el número de muertos fue considerable.

Tiempo después, Esteban, un esclavo imperial, fue asaltado en las proximidades de


Beth Horón; en respuesta al robo, Cumano envío tropas a todos los pueblos de las
inmediaciones con órdenes de detener a los líderes de estas poblaciones. Un soldado
de uno de estos destacamentos destruyó públicamente un ejemplar de la Torá, lo que
ocasionó un nuevo disturbio. Una delegación de judíos se entrevistó con el
procurador para exigir el castigo de los culpables. El gobernador actuó con
decisión, hizo apresar al responsable y, después de un juicio, lo sentenció a
muerte. El soldado fue decapitado y se restableció la calma por poco tiempo.74

El siguiente hecho tuvo lugar en Samaria y terminó por costarle el puesto a Cumano.
Algunos peregrinos galileos fueron asesinados presuntamente por samaritanos. Una
embajada galilea planteó el caso ante el procurador, pero no fue tomada en cuenta,
según Josefo porque Cumano había sido sobornado por los samaritanos.75 Eleazar y
Alejandro, dos zelotas, organizaron una milicia, atacaron Samaria y saquearon la
región, matando a varios samaritanos. Cumano ordenó la represión; los insurgentes
fueron derrotados, se ejecutaron a algunos, otros quedaron prisioneros y el resto
fue convencido por los líderes de Jerusalén para que abandonaran la lucha. A pesar
de la pacificación del territorio, comenzaron a operar guerrillas en las zonas
rurales.76

Los samaritanos, por su parte, enviaron una embajada al legado de Siria, Cayo
Umidio Durmio Cuadrado, para quejarse del ataque de los judíos. Éstos, a su vez,
también recurrieron al legado, responsabilizando a los samaritanos por la violencia
y acusando a Cumano de apoyarlos.77 Cuadrado accedió a investigar, e inició sus
pesquisas en el año 52 en Judea, donde ordenó que todos los prisioneros judíos que
Cumano había capturado fuesen crucificados y ordenó la decapitación de otros judíos
y samaritanos que se habían visto implicados en la lucha.78

Ante las acusaciones en su contra, Cumano fue llamado a Roma, junto con varios
líderes judíos y samaritanos, para que respondiera ante Claudio. Entre los acusados
se incluía el Sumo Sacerdote Ananías. Durante el proceso, varios de los libertos
más influyentes de la corte imperial se posicionaron del lado de Cumano, pero los
judíos contaban con el apoyo de Herodes Agripa II, amigo de Claudio. El proceso
resultó favorable a los judíos, los dirigentes samaritanos fueron ejecutados y
Cumano, enviado al exilio.79

El nuevo procurador fue Marco Antonio Félix, hermano de Palas, el liberto y


secretario de Claudio, a quien debió su nombramiento. Tomó por esposa a Drusila,
hija de Agripa I y hermana de Agripa II, quien se divorció de su anterior esposo,
el rey de Emesa, Cayo Julio Azizo. El gobierno de Félix, según las fuentes, estuvo
marcado por la corrupción y la crueldad, lo que provocó un incremento de disturbios
en la provincia. En Roma, Félix fue acusado de aprovecharse de una disputa sobre
los derechos de ciudadanía entre judíos y "griegos" en Cesarea para extorsionar a
sus habitantes, pero dada la influencia de Palas ante Nerón, el nuevo emperador,
pudo salir impune.80

Moneda de bronce (prutah) acuñada por Porcio Festo. Anverso: letras griegas ΝΕΡ WΝO
(Nerón) con una corona y la X. Reverso: letras griegas KAICAPOC (César) y la fecha
LE (año 5 = 58/59), junto a un ramo de palma.
El sucesor de Félix fue Porcio Festo, cuyo comienzo de mandato no está claro,81
pero que parece haber tenido lugar entre 58 y 60, según se desprende de los datos
numismáticos.8283 Festo heredó de su predecesor la discusión acerca del derecho de
ciudadanía en la polis de Cesarea. La población "griega" consideraba que los
habitantes judíos carecían de los mismos, pues la ciudad no era parte integrante
del antiguo reino y había sido fundada para los no judíos. Éstos, por su parte,
reclamaban serlo ya que un rey judío, Herodes, la había fundado y era la capital de
la provincia. Este hecho fue el desencadenante de la guerra. Otro conflicto durante
su gobierno, fue la controversia entre Agripa II y los sacerdotes del Templo, por
la construcción de un muro que impedía la vista del patio del mismo desde el
palacio del rey; discusión que ponía en cuestión la función de supervisión del
monarca sobre el santuario nacional judío. Festo murió en su cargo, posiblemente de
tuberculosis.

En 62, tomó el mando Luceyo Albino.84 Antes de su llegada, el Sumo Sacerdote


Ananías ben Ananías sentenció a muerte por lapidación al líder religioso de los
cristianos, Santiago, conocido como el Justo. Este hecho provocó las protestas de
gran parte del pueblo y se envió una delegación al nuevo procurador para dar cuenta
de la ilegalidad cometida por el sacerdote. Albino recriminó a Ananías por haber
reunido al Sanedrín sin su permiso y el rey Agripa depuso al pontífice, poniendo en
su lugar a Jesús ben Damneo. No obstante, Ananías continuó siendo una figura
política importante y buscó apoyo entre los zelotes.85

El sucesor de Albino fue Gesio Floro, quien asumió su cargo en 64. Natural de
Clazómenas, su esposa era amiga de Popea Sabina, la esposa de Nerón, a cuyo favor
pudo deberse su nombramiento. Según Flavio Josefo,86 su avaricia e incompetencia
fueron una de las causas que motivaron los disturbios de Jerusalén que
desencadenaron la primera guerra judeo-romana. Bajo su gobierno, parte de Galilea,
las ciudades de Tiberíades y Tariquea, y algunas regiones de Perea fueron
segregadas de la provincia de Judea a incorporadas al reino de Agripa II, que
comprendía la antigua Tetrarquía de Filippo.

Según el relato de Josefo, su contemporáneo, Floro aceleró el estallido de la


rebelión al asumir una marcada inclinación antijudía. Esto no se debió, sin
embargo, a prejuicios contra ese pueblo, sino a su venalidad. Por ello protegió a
los llamados sicarios, a cambio de recibir una parte del botín, y dejó actuar a los
ciudadanos griegos de Cesarea en un conflicto con los ciudadanos judíos,
simplemente porque los primeros pagaron para que no se inmiscuyese en el asunto.
Ante la protesta de la aristocracia de Judea, Floro respondió poniendo en prisión a
los enviados.87

Guerra contra Roma


Artículo principal: Primera guerra judeo-romana
Preliminares
La revuelta se inició en el año 66 en Cesarea, cuando, tras ganar una disputa legal
frente a los judíos, los griegos perpetraron un pogromo contra el barrio en el que
la guarnición romana no intervino.88 La ira de los judíos se acrecentó cuando se
supo que el procurador Gesio Floro había robado dinero del tesoro del templo. Así,
en un acto desafiante, el hijo del sumo sacerdote, Eleazar ben Ananías, cesó las
oraciones y los sacrificios en el templo en honor al emperador romano y mandó
atacar a la guarnición romana que estaba en Jerusalén. El tetrarca de Galilea y
gobernador de Judea, Herodes Agripa II, y su hermana Berenice huyeron mientras Cayo
Cestio Galo, legado romano en Siria, reunía una importante fuerza en Acre para
marchar a Jerusalén y sofocar la rebelión.

Gobierno autónomo

Moneda de plata (medio siclo) acuñada por el gobierno autónomo de Judea. Caracteres
paleohebreos. Anverso: «Año 3 (equivalente al 68/9). Siclo de Israel», y copa de un
omer de capacidad con borde perlado. Reverso: «Jerusalén, la Santa», y rama con
tres granadas. La acuñación de moneda en plata era un derecho reservado al gobierno
imperial.
Como resultado de los disturbios en Judea, Galo marchó con la Legión XII Fulminata,
reforzada con unidades de la III Gallica, IV Scythica y VI Ferrata, además de
auxiliares y aliados, con unos treinta mil efectivos, para restablecer el orden.
Después de algunas victorias, se retiró hacia la costa, donde fue emboscado y
derrotado por los rebeldes de Judea en la Batalla de Beth Horon, un triunfo judío
que causó conmoción en Roma, con seis mil legionarios muertos y la pérdida del
aquila de la XII. Galo pudo escapar a duras penas y se retiró a Antioquía donde
murió al año siguiente.89
Las milicias victoriosas de Judea, que incluían aristócratas, pero con apoyo del
campesinado dirigido por Simon Bar Giora, tomaron la iniciativa e intentaron
expandir su control a la ciudad de Ascalón, pero tal campaña resultó desastrosa por
lo que se abandonó la táctica del combate abierto.

En Jerusalén se convocó a la Asamblea, o a una asamblea, el texto de Josefo no es


concluyente, y se resolvió formar un gobierno autónomo a partir de una alianza de
los más importantes movimientos político-religiosos: fariseos, esenios, zelotes y
saduceos. El depuesto sumo sacerdote Ananías ben Ananías fue uno de los jefes de
gobierno junto a José ben Gurion y Jesús ben Gamla. Se reforzaron las murallas de
la ciudad y se nombraron gobernadores para los diferentes distritos de la
provincia. José (Josefo) ben Mataías, el futuro historiador Flavio Josefo, fue
designado comandante en Galilea y Golán, José ben Simón, quedó a cargo de Jericó,
Juan, el esenio fue enviado a Lydda y la región de Timna y Eleazar ben Ananías,
Nìger de Perea y Jesús ben Sapphas recibieron el comando de Idumea.90

Los sicarios, excluidos del poder, intentaron tomar el control de la ciudad al


mando de Menahem ben Yehuda, pero fueron derrotados y su líder, ejecutado. Los
sicarios sobrevivientes, huyeron de Jerusalén y se apoderaron de Masada, que estaba
en poder de los romanos, desde donde controlaron el desierto de Judea. Simón bar
Giora, un líder campesino carismático y radical, también fue expulsado de Jerusalén
por el nuevo gobierno, y sus partidarios se unieron con los sicarios de Masada
donde permanecieron hasta el invierno del 67-68.90

Campaña romana de Galilea


Nerón envió al general Vespasiano al mando de las legiones X Fretensis y V
Macedonia para aplastar la rebelión. Las tropas romanas desembarcaron en Ptolemaida
en abril del 67, donde se la unió su hijo Tito, al frente de la legión XV
Apollinaris, procedente de Alejandría. Auxiliares enviados por los reyes clientes
de la región, incluido Agripa II, reforzaron al ejército, que llegó a contar con
más de sesenta mil soldados.

Las operaciones militares comenzaron con la subyugación de Galilea. Las fuerzas de


la región estaban formadas por las tropas enviadas por gobierno central de
Jerusalén, al mando de Josefo, quienes contaban con el apoyo parcial de la
aristocracia local, y las milicias galileas, zelotes o sus simpatizantes, formadas
por campesinos, pescadores y refugiados. Ante el avance romano, algunas ciudades
decidieron rendirse sin resistencia, como Séforis y Tiberíades, cuyos ciudadanos
comprobaron que el gobierno provisional no podría defenderlas y ante la perspectiva
de caer en poder de los zelotes. Otras, sin embargo, presentaron dura restistencia,
entre ellas Tariquea, Gamala y Jotapat. En esta última fue capturado el legado de
Jerusalén, Josefo, quien salvó su vida pasándose al bando romano. La fortaleza
zelote de Giscala fue abandonada por sus defensores durante el asedio, quienes
decidieron retirarse a Jerusalén.

Mapa de los territorios controlados por el gobierno autónomo de Judea durante la


guerra de 66-73:
Provincia romana de Siria
Judea controlada por Roma al comienzo del levantamiento
Bajo control judío (66-67)
Bajo control judío (66-68)
Bajo control judío (66-70)
Bajo control judío (66-73)
En el invierno del 68, la resistencia judía en Galilea había sido aplastada por lo
cual Vespasiano estableció su cuartel general en Cesarea Marítima, dedicándose a la
represión de los rebeldes de la costa, evitando la confrontación directa con los
rebeldes fortificados en Judea.9192
Guerra civil en Judea
Vespasiano permaneció en Cesarea hasta la primavera del 68, preparándose para la
campaña en las tierras altas de Judea y Samaria. Los rebeldes expulsados de
Galilea, ocuparon Joppa, destruida por Cestio Galo, y construyeron una flotilla
ligera para interrumpir el suministro de granos desde Alejandría hacia Roma.93

En Jerusalén, la llegada de los fugitivos galileos cambió el balance del poder.


Juan de Giscala, lìder zelote, se alió con la milicia local de Eleazar ben Simón,
apoderándose de barrios enteros de la ciudad. El gobierno aristocrático no fue
capaz de mantener el orden y comenzó una lucha de facciones que llevará a la guerra
civil.94

Corrió el rumor, según Josefo falso, de que el gobierno provisional había llegado a
un acuerdo con el ejército romano, ante lo cual una fuerza de veinte mil idumeos
marchó para defender la ciudad. Los zelotes les permitieron la entrada y con su
auxilio derribaron al gobierno aristocrático, ejecutando a sus principales líderes
y apoderándose del Templo Al enterarse de estos hechos, Simón bar Giora abandonó
Masada y se estableció en Idumea, uniendo fuerzas con el líder local Jacob ben
Susa; en ese momento, los partidarios del gobierno depuesto lo llamaron a la ciudad
para restablecer el orden.95

Campaña de Judea
En la primavera del 68, Vespasiano comenzó una campaña sistemática en Judea: Afec,
Lydda, Yavne y Jaffa cayeron en poder de los romanos. Luego atacó Idumea y Perea,
para terminar en las tierras altas de Judea y Samaria. Gofna, Bethel, Jericó y
Hebrón ya habían sido reconquistadas en julio del 69. Por esas fechas, la comunidad
esenia de Qumrán fue atacada y dispersada, pero antes escondieron su biblioteca en
cavernas cercanas, donde sería hallada en 1948.96

Al mismo tiempo, en Roma, el Senado, con el apoyo de la guardia pretoriana, declaró


a Nerón enemigo del pueblo; el depuesto emperador huyó de Roma y se suicidó. Galba,
gobernador de Hispania, tomó el poder, pero fue asesinado pocos meses después por
su rival Otón, lo que desencadenó una guerra civil en lo que se llamó en la
historia como «año de los cuatro emperadores». En efecto, Vitelio, comandante
militar en Germania Inferior, se rebeló y depuso a Otón, pero no fue reconocido por
las provincias orientales. Las legiones al mando de Vespasiano, lo aclamaron
emperador en julio de 69, con el acuerdo del gobernador de Siria, Muciano y de
Egipto, Tiberio Alejandro. Vespasiano, entonces, marchó contra Vitelio para tomar
el pode y dejó a su hijo Tito en Judea para terminar la guerra.97 Tito avanzó
rápidamente a través de la región montañosa, lo que provocó una inmensa ola de
refugiados en la fortificada Jerusalén. Los rebeldes, por su parte, evitaron la
confrontación directa con las tropas romanas. A finales de 69, los romanos se
encontraron frente a la capital judía y prepararon el asedio. Algunos escritores
cristianos posteriores, señalaron que en este momento, los judeocristianos de la
ciudad huyeron a Pella, en Perea.98

Asedio y caída de Jerusalén


Jerusalén, la ciudad capital fortificada de la provincia, estaba en poder de dos
facciones rivales. Por un lado los zelotes de Juan de Gíscala, quienes controlaban
el Templo, y por el otro los sicarios de bar Giora. Ambos grupos estaban
enfrentados entre sí y solo cesaron las hostilidades y unieron fuerzas para
defender la ciudad cuando los romanos comenzaron a construir murallas para el
asedio. En efecto, incapaces de romper las defensas de la ciudad, los ejércitos
romanos establecieron un campamento permanente en las afueras, cavaron un foso en
torno a los muros y levantaron una fortificación que la rodease por completo. Esta
modalidad de asedio, ya utilizada por las legiones desde tiempos de César, tenía
como finalidad impedir una eventual llegada de refuerzos pero, sobre todo, evitar
la huida de los sitiados para reducirlos por hambre. Numerosos judíos que huían de
la ciudad fueron crucificados diariamente.

En el verano de 70, luego de un asedio de siete meses, las tropas de Tito abrieron
una brecha en las murallas de la ciudad, aprovechando su punto más débil: el tercer
muro, construido poco antes del asiento. La lucha en la ciudad fue casa por casa, y
hasta el final los zelotes de Juan de Giscala mantenían en su poder el Templo,
convertido en fortaleza. Los sicarios al mando de Simón Bar Giora, resistían en la
Ciudad alta. El 29 o 30 de julio de 70, el Templo fue tomado, saqueado y destruido,
momento que la tradición judía conmemora con el llamado Tisha b'Av. La conquista de
resto de la ciudad se completó a principios de septiembre; las murallas y el resto
de la ciudad fueron completamente destruidas. Los líderes Juan de Giscala y Simón
bar Giora fueron hechos prisioneros.

Según Josefo, presente en el sitio, más de un millón de personas murieron durante


el sitio y los sobrevivientes, unos noventa y siete mil, fueron convertidos en
esclavos.99 Si bien estos números han sido puestos en cuestión,100 lo cierto es que
las consecuencias demográficas de la guerra fueron grandes para los judíos que
vivían en Jerusalén y sus alrededores. Muchos fueron vendidos en los mercados de la
provincia reconquistada y otros llevados a Roma donde formaron parte del triunfo de
Tito y trabajaron en la construcción del Foro de la Paz y el Coliseo.101 En cuanto
a Simón, como jefe enemigo, fue decapitado durante las celebraciones de la victoria
y Juan terminó sus días en prisión. Los inmensos tesoros del Templo fueron parte
del erario imperial y algunos de los expolios, como la Menorá, aparecen
representados en el Arco de Tito.99101

En la provincia, tras la conquista de Jerusalén, algunas fortalezas como Maqueronte


y Masada continuaron en manos de los rebeldes, la toma de la última, en 73, marcó
el final definitivo de la guerra.102

Judea bajo el gobierno de los Legados


Después de la guerra, el emperador decidió que Judea contara con la presencia de un
gobernador de rango senatorial capaz de comandar legiones. Por este motivo, Judea
se convirtió en una provincia romana desvinculada de Siria, aunque mantuvo su
antiguo nombre. Esto implicó que fuera el asiento de una legión, la X Fretensis,
cuyo cuartel general fueron las ruinas de Jerusalén, si bien el gobernador residía,
con otros destacamentos de la X, en Cesárea, a la cual Vespasiano había convertido
en colonia romana. Hasta la primera mitad del siglo II, el gobernador de Judea, y
por tanto la provincia, era de rango pretorio, pero, desde aproximadamente 120, se
convirtió en provincia consular; es decir, de primera categoría.103 En premio a su
lealtad, Agripa II mantuvo su reino hasta su muerte (ca. 93/94 o 100), momento en
el cual este volvió a ser parte de la provincia bajo estricto control romano.104

La destrucción Jerusalén marcó un punto de inflexión en la historia de la


provincia. La población de origen judío, sobre todo en Judea propiamente dicha,
disminuyó y dejó de influir en los asuntos de las comunidades judías de Galilea y
de la Diáspora, donde la sinagoga se convirtió en el centro de la vida judía y los
rabinos reemplazaron a los sacerdotes como líderes de la comunidad. Ciertos autores
consideran que solamente desde esta época se puede hablar de judaísmo. En efecto,
antes de que Vespasiano partiera hacia Roma, el rabino Yohanan ben Zakkai obtuvo su
permiso para establecer una escuela rabínica en Yavne, la cual se convirtió en un
importante centro de estudio mishnaico cuya influencia se hizo sentir más allá de
la provincia.

A pesar de la derrota, las tensiones entre judíos y griegos continuaron presentes


en la región, aunque no en la Diáspora donde, excepto por el Fiscus judaicus, las
comunidades judías se sentían protegidas por las leyes romanas. Sin embargo, por
circunstancias poco conocidas, esta situación comenzó a cambiar en algunas regiones
como Chipre, Cirenaica y Egipto, donde algunos grupos de judíos se alzaron
nuevamente en armas durante 115-117. Este episodio, que afectó marginalmente a
Judea, es conocido como la Guerra de Kitos, e implicó también a los judíos
residentes en Mesopotamia.105

Guerra de Kitos
Artículo principal: Guerra de Kitos
Se ignoran las causas inmediatas de la guerra, pero se enmarca en la guerra pártica
emprendida por Trajano en 113. Sobre el final de la campaña, cuando el emperador ya
había conquistado Mesopotamia (año 116) estalló la revuelta. Los rebeldes judíos
residentes en la nueva provincia comenzaron a atacar las pequeñas guarniciones de
la retaguardia. Al mismo tiempo, una rebelión de judíos estalló en Cirenaica y
pronto se extendió a Egipto y Chipre, hasta llegar a Judea, donde un levantamiento
centrado en Lydda, amenazó el suministro de granos desde Egipto hasta el frente. La
insurrección judía se extendió rápidamente, sobre todo en Mesopotamia, donde
ciudades con importantes poblaciones judías como Nisibis, Edesa, Seleucia y Arbela
se unieron a la rebelión y masacraron a sus pequeñas guarniciones romanas. La
revuelta fue aplastada por las legiones al mando de Lusio Quieto, cuyo nombre
identifica en la historia judía al conflicto, ya que "Kitos" es la forma hebrea de
Quieto.

El líder judío de Cirene, Lukuas, también llamado Andrés por algunas fuentes, huyó
a Judea donde se reunió con los líderes locales, los hermanos Julián y Pappo.
Pusieron su cuartel general en Lydda, que fue asediada por Quieto, enviado
expresamente por Trajano. La ciudad fue tomada y los rebeldes ejecutados.

En ese momento se produjo la muerte del emperador y la ascensión al trono de


Adriano, quien abandonó las conquistas mesopotámicas. Lusio Quieto fue despojado
del mando de la provincia, y murió poco después.

Judea estaba pacificada, pero la tensión entre romanos y judíos continuaba. Adriano
envió a la legión VI Ferrata a la provincia, estacionándola en Cesarea. Al mismo
tiempo anunció su intención de reconstruir Jerusalén, lo que despertó el interés de
todo el pueblo judío.

Revuelta de Bar Kojba


Artículo principal: Rebelión de Bar Kojba
La rebelión de Bar Kojba (132-135) contra el Imperio romano, también conocida como
Segunda guerra judeo-romana, fue la segunda gran revuelta judía en Judea y la
última de las Guerras judeo-romanas.106

Liderada por Simon bar Kokhba (paso de un sistema de propiedad familiar o comunal
de la tierra a la aparcería), estalló como consecuencia de las tensiones acumuladas
desde la primera guerra (66-73), la presencia de guarniciones romanas en la
provincia, los cambios en la economía y la administración del país y, sobre todo,
la represión durante la Guerra de Kitos.107

La causa inmediata, no obstante, parece haber sido la propuesta de Adriano de


reconstruir Jerusalén como una colonia romana, llamada Aelia Capitolina, erigiendo
un templo a Júpiter Capitolino en el Monte del Templo. Los testimonios antiguos
judíos y cristianos, enfatizan el rol del legado romano Rufo en el estallido de la
revuelta.108

Moneda de plata (tetradracma) acuñada durante la Rebelión de Bar Kojba (entre 132-
135), sin fecha. Anverso: Fachada del Templo con el Arca de la Alianza y una
estrella. Reverso, lulav con etrog.

Territorio de la provincia de Judea, en rojo zonas bajo control romano, en celeste,


áreas bajo el mando de los rebeldes.
Acerca del desarrollo de la revuelta se carece de fuentes tan precisas como Josefo
para la primera guerra, no obstante, la literatura rabínica, los Padres de la
iglesia e historiadores romanos como Dión Casio proporcionan algunos datos sobre la
misma, completados desde mediados del siglo XX por el hallazgo de documentos
contemporáneos en wadi al-Khabat. La guerra suele ser dividida en cuatro fases,
durante la primera Simon y Eleazar se levantaron en armas en Modi'ín y atacaron la
guarnición romana de Jerusalén, a la cual infligieron grandes bajas. Las tropas de
la legión VI Ferrata fueron enviadas para reforzar la posición romana pero no
pudieron someter a los rebeldes, que casi conquistaron Jerusalén. En consecuencia
se enviaron refuerzos adicionales desde las provincias vecinas, con los refuerzos
había unos ochenta mil soldados romanos. Según el Talmud, lo que en parte ha sido
confirmado por los documentos, numerosos judíos de la diáspora se dirigieron a
Judea para unirse a las fuerzas de Bar Kokhba, que tenían superioridad numérica y
conocimiento del terreno. La segunda fase, comenzó con la proclamación de Simón
como "Príncipe (nasí) de Israel", siendo identificado por el sabio judío rabino
Akiva como el Mesías y tomando el apelativo de "Bar Kojba" que significa "Hijo de
una estrella" en arameo, en alusión a un versículo de la profecía de la estrella de
Jacob registrada en la Biblia (Números 24:17). Se acuñó una gran cantidad de
monedas con la leyenda "Redención de Israel" y se usó el nombre de Bar Kokhba como
colofón de los contratos. Al mismo tiempo, ante el avance romano, se emplearon
tácticas de guerrilla y los rebeldes se prepararon para una defensa en el terreno.

La tercera fase comenzó cuando Adriano llamó a Sexto Julio Severo, entonces en
Britania, quien desembarcó en Judea con tres legiones, algunas cohortes adicionales
y entre 30 y 50 unidades auxiliares. Tomó el título de legado provincial e inició
una campaña masiva para someter sistemáticamente a las fuerzas rebeldes de Judea.
El tamaño del ejército romano acumulado contra los rebeldes era mucho mayor que el
comandado por Tito sesenta años antes: casi un tercio del ejército romano participó
en la campaña. La batalla decisiva tuvo lugar en Tel Shalem en el valle de Beit
She'an, cerca de lo que ahora se identifica como el campo legionario de la legión
VI Ferrata.109 Simón se dirigió a la fortaleza de Herodium y poco a poco fue
perdiendo terreno hasta quedar reducido a la fortaleza de Betar, donde tuvo lugar
la cuarta y última fase de la guerra contra los romanos quienes, mientras tanto,
habían llevado a cabo una campaña de aniquilación. Betar, fue sitiada en el verano
de 135 por las legiones V Macedonica y XI Claudia,110 según la tradición judía, fue
tomada también en Tisha B'av,el mismo día que el primer y segundo Templo. El Talmud
de Jerusalén relata la conquista de la ciudad como una masacre.111

Los romanos ejecutaron a ocho miembros destacados del Sanedrín, los llamados Diez
Mártires112 incluyendo a dos rabinos ejecutados anteriormente, entre los cuales
estaba R. Akiva. El destino de Bar Kojba no es seguro, existen dos tradiciones
alternativas en el Talmud de Babilonia que atribuyen su muerte a una mordedura de
serpiente u otras causas naturales durante el asedio o a una ejecución por orden
del Sanedrín como un falso Mesías. Tras la Caída de Betar, las fuerzas romanas
desataron una feroz represión, a cargo sobre todo de la legión III Cirenaica. A
principios de 136, la revuelta había sido completamente derrotada y la población
judía, aniquilada en lo que algunos estudiosos consideran un verdadero
genocidio.113114

Los romanos también sufrieron grandes pérdidas en esta guerra, hasta el punto que
según Dion Casio, Adriano al informar de la victoria al Senado omitió la frase
habitual: 'yo y el ejército estamos bien'

Desaparición de la provincia de Judea


Después de la represión de la revuelta, Adriano decidió erradicar al judaísmo de la
provincia, ya que lo veía como la causa de las rebeliones; en consecuencia prohibió
el estudio de la Torá, el uso del calendario hebreo y, según algunas fuentes,
también la circuncisión, prohibición vigente hasta Antonino Pío. La represión fue
particularmente dura con algunos rabinos, a los que se consideró instigadores de la
última revuelta.
Mosaico del siglo VI en la que se aprecia el Cardus Maximus, la calle principal que
comenzaba en la puerta norte (la actual puerta de Damasco) y atravesaba la ciudad
hacia el sur.
La ciudad de Jerusalén, como era el propósito imperial, fue reedificada como
colonia romana con el nombre de Aelia (en homenaje a la gens de Adriano)
Capitolina. Se erigieron nuevas murallas, se trazaron el cardo máximo y los
decumanos, cuyas trazas se conservan en la actual ciudad vieja de Jerusalén, y se
construyó un santuario dedicado a Júpiter en el Monte del Templo, aprovechando la
terraza herodiana. La nueva ciudad fue poblada por griegos y estuvo vedado el
ingreso de judíos en ella excepto, según fuentes posteriores, en el aniversario de
la destrucción del Templo. Las medidas afectaron incluso a la comunidad
judeocristiana, que no había participado de la revuelta, de hecho había sido
perseguida por Bar Kojba, de manera que los cristianos de Aelia fueron, también, de
origen griego. Según textos posteriores, el sitio venerado por los judeocristianos
como el Sepulcro de Cristo, fue profanado con la erección de un templo dedicado a
Venus: si bien se ignora si esta fue la intención, lo cierto es que el foro de la
colonia, con sus templos, fue emplazado en esta zona.

La provincia dejó de llamarse Judea y pasó a formar parte de Siria, la cual tomó el
nombre de Siria Palestina (en latín: Syria Palaestina, en griego Συρία ἡ
Παλαιστίνη, Syría hē Palaistínē) con capital en Antioquía. En 193, las regiones de
Celesiria al norte y Fenicia al sur, fueron elevadas al rango de provincia y Siria
Palestina quedó reducida a lo que más tarde fue la región geográfica conocida como
Palestina, cuya capital fue Cesárea. Esta provincia, dividida en tres en el siglo
IV, permaneció hasta la conquista musulmana del siglo VII, cuando se convirtió en
el Distrito militar de Palestina (en árabe: ‫جنْد ِفل َْس ِطيْن‬,
ُ Yund Filastin).115

La evidencia más antigua del cambio de nombre y jurisdicción es numismática y data


del imperio de Marco Aurelio, aunque el nombre Palestina ya era usado por los
escritores griegos, incluso los de origen judío, desde el siglo V a. C. Si bien el
cambio de nombre de la provincia ha sido presentado como una decisión de Adriano y
numerosos autores lo vinculan a su política anti judía, la fecha exacta del hecho
no consta en las fuentes116 y la intencionalidad del mismo117 2ha sido
cuestionada.118

La provincia fue sede de dos legiones y numerosas unidades auxiliares, tres


colonias (Aelia, Cesárea y Sebaste, la antigua Samaria) y las poblaciones judías,
recibieron nuevos nombres, de origen grecorromano, y pobladores griegos, si bien es
posible que muchos de estos fuesen de origen judío, pero conversos al paganismo o
al cristianismo. El centro del asentamiento judío se trasladó hacia el norte, hacia
Galilea y el Golán.

Después de 135, los judíos ya no tenían instituciones políticas, urbanas o


territoriales que pudieran apoyar otra revuelta, pero lograron mantener la
identidad nacional como resultado del crecimiento de las instituciones rabínicas y
el patriarcado en Galilea. Tampoco revivió el mesianismo radical de períodos
anteriores hasta el siglo III, cuando la crisis económica de todo el imperio dejó a
los judíos demasiado débiles para montar cualquier resistencia organizada. Las
fuentes rabínicas reflejan vívidamente la pobreza de las personas en el preocupado
siglo III debido a la inflación desenfrenada y el colapso de la economía monetaria,
el hambre y la peste, y el crimen.

Siria Palaestina se volvió mucho menos problemática para el gobierno imperial que
Judea. El gobierno continuó permitiendo a los judíos ciertas libertades religiosas,
como la exención del culto imperial, y gradualmente los gobernadores romanos
permitieron a los judíos recuperar algunos de sus derechos comunales, como los
tribunales locales y el gobierno interno, bajo la autoridad general del patriarca
en Tiberías. A los samaritanos les fue peor, ya que los romanos tomaron medidas
para evitar el resurgimiento del nacionalismo samaritano al fundar un templo pagano
en el monte Gerizim, justo al sur de Neapolis, y se negaron a hacer concesiones a
las prácticas religiosas samaritanas.

Judea no volvería a ser un centro de vida religiosa, cultural o política judía


hasta la era moderna, aunque los judíos continuaron poblándola esporádicamente y
todavía se produjeron importantes desarrollos religiosos allí. Galilea se convirtió
en un importante centro del judaísmo rabínico, donde se compiló el Talmud de
Jerusalén en los siglos IV y V. A raíz de la derrota, el mantenimiento del
asentamiento judío en Palestina se convirtió en una de las principales
preocupaciones del rabinato. Los Sabios se esforzaron por detener la dispersión
judía, e incluso prohibieron la emigración de Palestina, marcando a los que se
establecieron fuera de sus fronteras como idólatras.119

Gobernantes de la provincia
Prefectos
6-9: Coponio
9-12: Ambíbulo
12-15: Anio Rufo
15-26: Valerio Grato
26-36: Poncio Pilatos
36-37: Marcelo
37-41: Marulo.
Rey
41-44: Herodes Agripa I
Procuradores
44-46: Cuspio Fado120
46-48: Tiberio Julio Alejandro
48-52: Ventidio Cumano
52-60: Marco Antonio Félix;121
60-62: Porcio Festo122
63-64: Luceyo Albino
64-66: Gesio Floro
c. 66-70: Marco Antonio Juliano.
Legados
70-71: Sexto Vetuleno Cerial
71-72: Lucilio Baso
72-81: Lucio Flavio Silva
80-85: Marco Salvideno
85-89: Gneo Pompeyo Longino
c. 93: Sexto Hermentido Campano
99-102: Tiberio Claudio Ático Herodes
102-104: Cayo Julio Cuadrato Baso
105-107: Quinto Pompeyo Falcón
114-117: Tiberiano
117-118: Lusio Quieto
118-120 - Lucio Cosonio Galo
c. 124-¿?: Gargilio Antiquo
130-132/3: Quinto Tineyo Rufo
c. 133/4-135: Sexto Julio Severo
Referencias
Malamat, Abraham (1976). A History of the Jewish people. Cambridge, Mass: Harvard
University Press. ISBN 0674397312 p. 330.
H. H. Ben-Sasson, A History of the Jewish People, Harvard University Press, 1976,
ISBN 0-674-39731-2, p. 334: «...en un esfuerzo por cortar cualquier memoria del
lazo entre los judíos y la tierra, Adriano cambió el nombre de la provincia a
Siria-Palestina, un nombre que se hizo común en la literatura no judía».
Ariel Lewin. The archaeology of Ancient Judea and Palestine. Getty Publications,
2005, ISBN 0-89236-800-4, p. 33: «Parece evidente que al escoger este nombre
aparentemente neutral —yuxtaponiendo el de la vecina provincia con el reestablecido
nombre de una antigua entidad geográfica (Palestina) ya conocida por los textos de
Heródoto— Adriano intentó suprimir cualquier conexión entre el pueblo judío y este
territorio».
Jacobson, David (2001), «When Palestine Meant Israel», Biblical Archaeology
Review, 27 (3): «Adriano renombró oficialmente a Judea como Siria Palaestina
después de que sus ejércitos romanos reprimieron la revuelta de Bar-Kokhba (la
segunda revuelta judía) en 135 CE; esto es visto generalmente como un intento
destinado a cortar la conexión de los judíos con su patria histórica. Sin embargo,
escritores judíos como Filon, en particular, y Josefo, quien floreció mientras
Judea aún existía formalmente, usaron el nombre de Palestina para la Tierra de
Israel en sus obras griegas, sugieren que esta interpretación de la historia es
errónea. La elección por Adriano de Siria Palestina puede interpretarse de manera
más exacta como una racionalización del nombre de la nueva provincia, de acuerdo
con su área que es mucho más grande que la Judea geográfica. De hecho, Siria
Palestina tenía antecedentes íntimamente relacionados con el área más extensa
Israel».
Jacobson, David (1999). «Palestine and Israel». Bulletin of the American Schools
of Oriental Research. 313 (313): 65–74: «Hacia el siglo V a.C. el término
Palaistinē se usaba para denotar toda el área de la Tierra de Israel, el área
tradicional asignada a los 12 hijos de Jacob, en lugar de solamente la Tierra de
los filisteos o la franja costera de Tierra Santa. La ubicación que indica
Aristóteles para el Mar Muerto en Palestina corresponde a ésto, sin tener que ser
explicada como una inexactitud derivada de la transmisión de segunda mano. Además,
el reemplazo de Judea por Siria Palestina hecho por Adriano, puede verse no tanto
por el deseo de Roma de borrar a la nación judía del mapa como por el deseo de
racionalizar el nombre de la nueva provincia, que era mucho más grande que la Judea
geográfica. Desde la época de los Macabeos, los límites territoriales de Judea
habían crecido mucho más allá de los límites originales de la región judía en las
montañas alrededor de Jerusalén. ¿Qué podría ser más adecuado que un nombre antiguo
que durante mucho tiempo representó a esta entidad mucho más grande? Además,
cualquier vínculo con el nombre de Israel, empañado por las revueltas judías contra
Roma, ciertamente había sido olvidado».
Niebuhr, Barthold Georg; Niebuhr, Marcus Carsten Nicolaus von (1 de enero de
1852). Lectures on Ancient History. Taylor, Walton, and Maberly. p. 465 – via
Internet Archive. «Grypus Cyzicenus.»
Flavio Josefo. Antigüedades judías.XIII, 10.
Gruen, Erich S. (31 de julio de 1998). Heritage and Hellenism: The Reinvention of
Jewish Tradition. University of California Press. ISBN 9780520929197 – via Google
Books.
Fuller, John Mee (1 de enero de 1893). Encyclopaedic Dictionary of the Bible.
Concept Publishing Company. ISBN 9788172680954 – via Google Books.
Hooker, Richard. The Hebrews: The Diaspora, en World Civilizations Learning
Modules. Washington State University, 1999.
Flavio Josefo. Guerra de los judíos, I, 14, 4.
Herod at Encyclopædia Britannica: "...así, Herodes era, si bien un judío
practicante, de origen árabe por ambos lados."
«National Geographic Magazine - NGM.com». ngm.nationalgeographic.com.
Aryeh Kasher and Eliezer Witztum, King Herod: A Persecuted Persecutor: A Case
Study in Psychohistory, pp. 19-23.
Jan Retsö,The Arabs in Antiquity: Their History from the Assyrians to the
Umayyads, Routledge (2013), p. 374.
Thomas D. McGonigle, James F. Quigley, Paulist Press, History of the Christian
tradition (vol. 1), 1988.
Samuel Rocca, Herod's Judaea: A Mediterranean State in the Classic World, Wipf and
Stock Publishers, 30/03/2015.
A. Negev, "CAESAREA MARITIMA Palestine, Israel" en: Richard Stillwell et al.
(eds.), The Princeton Encyclopaedia of Classical Sites (1976): "Fundada entre los
años 22 y 10 o 9 a.C. por Herodes el Grande, cerca de las ruinas de una pequeña
estación naval fenicia llamada Torre de Strato (Stratonos Pyrgos, Turns Stratonis),
que había florecido en los siglos III a I a. C. Este pequeño puerto estaba situado
en la parte norte del sitio. Herodes dedicó la nueva ciudad y su puerto (limen
Sebastos) a César Augusto. Durante el período romano temprano, Cesarea fue la sede
de los procuradores romanos de la provincia de Judea. Vespasiano, proclamado
emperador en Cesarea, la elevó al rango de Colonia Prima Flavia Augusta, y luego
Alejandro Severo al de Metropolis Provinciae Syriae Palestinae ".
Ben-Sasson, Haim Hillel (1976). A History of the Jewish People. Harvard University
Press. p. 246. ISBN 978-0-674-39731-6. «Cuando Arquelao fue depuesto de la
etnarquía en 6 CE, Judea propiamente dicha, Samaria e Idumea se convirtieron en una
provincia romana bajo el nombre de Judea.»
Flavio Josefo Antigüedades judías XVII, 3, 55 y XVIII, I, 2.
A History of the Jewish People, H. H. Ben-Sasson (editor), 1976, p. 247: «Cuando
Judea se convirtió en una provincia romana, Jerusalén dejó de ser la capital
administrativa del país. Los romanos trasladaron la residencia gubernamental y el
cuartel general militar a Cesarea. Así, la sede de gobierno le fue quitada a
Jerusalén y la administración se basó cada vez más en los habitantes de las
ciudades helenísticas (Sebaste, Cesarea y otras)».
Jeremias, Joachim (2000 [1977]). Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico
y social del mundo del Nuevo Testamento. Cristiandad. p. passim. ISBN
9788470572098.
Hall,John F. (1996-97). The Roman Province of Judea: A Historical Overview. Vol.
36, n.º 3, «Masada and the World of the New Testament», pp. 319-336 JSTOR
https://www.jstor.org/stable/43044136?seq=1.
Anderson, Robert T. y Giles,Terry (2002) The Keepers, An Introduction to the
History and Culture of the Samaritans, Hendrickson Publishing, p 11–12
Fried, Lisbeth S. (2014). Ezra and the Law in History and Tradition. Univ of South
Carolina Press. ISBN 978-1-61117-410-6
Así lo defnió Rostóvtsev. Véase su obra Social and Economic History of the
Hellenistic World (Historia social y económica del mundo helenístico) (1941) p.
425. También Hengel, Martin (2003) Judaism and Hellenism: Studies in their
Encounter in Palestine during the Early Hellenistic Period, Wipf and Stock
Publishers, ISBN 9781592441860, nota 160.
Haralson Hayes, John y Mandell, Sara (1998) The Jewish People in Classical
Antiquity: From Alexander to Bar Kochba. Westminster John Knox Press, ISBN
9780664257279 p. 5
En contra de la definición de Judea como Estado-Templo:Routledge, Jack (1997) Land
and Economy in Ancient Palestine en Biblical studies, classical studies. Psychology
Press, ISBN 9780415159609 p. 32
Sartre, Maurice (2017). Empires et cités dans la Mediterranée antique. Tallandier,
p. 237.
William M. Schniedewind (2006). Seth L. Sanders, ed. Aramaic, the Death of Written
Hebrew, and Language Shift in the Persian Period. Margins of Writing, Origins of
Cultures. University of Chicago. pp. 137-147. ISBN 1-885923-39-2.
Spolsky, B., "Jewish Multilingualism in the First century: An Essay in Historical
Sociolinguistics", Joshua A. Fishman (ed.), Readings in The Sociology of Jewish
Languages, Leiden: E. J. Brill, 1985, pp. 35–50.
Huehnergard, John and Jo Ann Hackett. The Hebrew and Aramaic languages. En: The
Biblical World (2002), Volumen 2 (John Barton, ed.) p..19
Miguel Perez Fernandez, An Introductory Grammar of Rabbinic Hebrew (Leiden,
Netherlands: Koninklijke Brill 1997).
Spolsky, B., "Jewish Multilingualism in the First century: An Essay in Historical
Sociolinguistics", Joshua A. Fishman (ed.), Readings in The Sociology of Jewish
Languages, Leiden: E. J. Brill, 1985, pp. 35–50. Also adopted by Smelik, Willem F.
1996. The Targum of Judges. P.9
Ben-Sasson, Haim Hillel (1976). A History of the Jewish People. Harvard University
Press. ISBN 978-0-674-39731-6, p. 246.
Bermejo Rubio, F. (2015). «Sub Tiberio quies?; La situación política en Judea bajo
los prefectos (6-41 e.c.), entre realidad e ideología». Gerión. Revista de Historia
Antigua, 33, pp. 131-165. https://doi.org/10.5209/rev_GERI.2015.v33.50977
James D. G. Dunn (2003). Jesus Remembered. Wm. B. Eerdmans Publishing. p. 339.
ISBN 978-0-8028-3931-2.
William R. Herzog (2005). Prophet and Teacher: An Introduction to the Historical
Jesus. Westminster John Knox Press. pp. 1-6. ISBN 978-0-664-22528-5.
Fox, Robin Lane (2005). The Classical World: An Epic History from Homer to
Hadrian. Basic Books, p. 48.
H. H. Ben-Sasson, A History of the Jewish People, Harvard University Press, 1976,
ISBN 0-674-39731-2, The Crisis Under Gaius Caligula, pp. 254–256.
Ben-Sasson, Haim Hillel (1976) A History of the Jewish People, Harvard University
Press, 1976, ISBN 0-674-39731-2, p. 246
Richard Gottheil, Samuel Krauss. «Coponius». Jewish Encyclopedia. Consultado el 9
de julio de 2020.
Flavio Josefo, Antigüedades judías, XVIII, 2.2.
VanderKam, James C. (2004). From Joshua to Caiaphas: High Priest after the Exile.
Lewis, Lewis (2005 [1880]). edición digital El Bibliote, ed. Ben Hur (en español
[inglés]) II. p. 61.
Filón de Alejandría, In Flaccum, I, «…el odio (de Sejano) contra ella y los
designios hostiles hacia la nación judía».
Rabino Dr. Esteban Veghazi Z’L, Antisemitismo en la Antigüedad. Tesis doctoral
defendida en 1950 en la Universidad Estatal «Pázmány Péter» de Budapest, Hungría.
Traducido del húngaro al español por la familia. Edición castellana: Santiago de
Chile, 2009. Consultado el 23 de noviembre de 2017.
Flavio Josefo. Guerra de los judíos, L, II, 169-174.
Goodman, Martin (2009) Rome et Jérusalem, Paris, Perrin/Tempus, p. 209
Blanchetière, François (2001) Enquête sur les racines juives du mouvement
chrétien, Cerf, p. 147
Flavio Josefo, Antigüedades judíasj XVIII, 240–252, Guerra de los judíos, II, 181–
183. Véase Schürer, Emil (1973). The History of the Jewish People in the Age of
Jesus Christ: Volume I. revised and edited by Geza Vermes, Fergus Millar and
Matthew Black (revised English ed.). Edinburgh: T&T Clark, pp. 352–353, nota 42.
Schwentzel, Christian-Georges (2011). Hérode le Grand, Paris, Pygmalion, p. 228.
Monika Bernett, «Roman Imperial Cult in the Galilee», en Jürgen Zangenberg, Harold
W. Attridge et Dale B. Martin (dirs.), Religion, Ethnicity, and Identity in Ancient
Galilee: A Region in Transition, ed. Mohr Siebeck, 2007, p. 347.
Schwartz, Daniel R. (1990). Agrippa I: The Last King of Judaea, Mohr Siebeck, pp.
84-87.
Schwartz,Daniel R. (1990)Agrippa I : The Last King of Judaea, ed. Mohr Siebeck, p.
85.
Goodman, Martin (2009) Rome et Jérusalem, Paris, Perrin/Tempus, pp. 112-113.
Filón de Alejandría, De Specialibus Legibus, 327 ; citado por Goodman, Martin
(2009), pp. 112-113.
Flavio Josefo, Antigüedades judías, XVIII, 301, citado por Hadas-Lebel (2009), p.
84.
Cuestión debatida, véase: . Schwartz, Daniel R (1990) Agrippa I: The Last King of
Judaea, pp. 88-89.
Schwentzel, Christian-Georges (2011). Hérode le Grand, Paris, Pygmalion, p. 230.
Mireille Hadas-Lebel,Rome, la Judée et les Juifs , Paris, A. & J. Picard, 2009,
chap. VI (« Caligula, Agrippa I.er)et les Juifs ».
Mimouni,Simon Claude (2012) Le judaïsme ancien du VIe siècle avant notre ère au
IIIe siècle de notre ère : des prêtres aux rabbins, PUF, coll. « Nouvelle clio »,p
410
Goodman,Martin (2009) Rome et Jérusalem, Paris, Perrin/Tempus, p. 115
Mimouni, Simon Claude (2012) Le judaïsme ancien du VIe siècle avant notre ère au
IIIe siècle de notre ère : des prêtres aux rabbins, PUF, coll. « Nouvelle clio
»,p.409
Hadas-Lebel, 2009, p. 89.
Mimouni, Simon Claude (2012) Le judaïsme ancien du VIe siècle avant notre ère au
IIIe siècle de notre ère : des prêtres aux rabbins, PUF, coll. « Nouvelle clio
»,p.409
Schwartz, 1990, p. 175.
Fl. Josefo, Antigüedades judías 20.101-103; The Wars of the Jews 2.220.
Mimouni,Simon Claude (2012). Le judaïsme ancien du VIe siècle avant notre ère au
IIIe siècle de notre ère : des prêtres aux rabbins, PUF, coll. « Nouvelle clio »,
ISBN 978-2130563969, p. 410.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.224-225; Antigüedades judías 20.105-108.
Smallwood, p. 264.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.226 (Patio del Templo); Antigüedades judías
20.109-110 (La fortaleza).
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.227; Antigüedades judías 20.111-112.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.228-231; Antigüedades judías 20.111-117.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.232-233; Antigüedades judías 20.118-119.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.234-238; Antigüedades judías 20.120-124.
Véase también Smallwood, pp. 267-268.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.239-240; Antigüedades judías 20.125-127.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.241-242; Antigüedades judías 20.128-131.
Flavio Josefo, Guerra de los judíos 2.243-246; Antigüedades judías 20.131-136.
Una o varias de las anteriores afirmaciones incorpora texto de una publicación
sin restricciones conocidas de derecho de autor: Wikisource-logo.svg Varios autores
(1910-1911). «Felix, Antonius». En Chisholm, Hugh, ed. Encyclopædia Britannica. A
Dictionary of Arts, Sciences, Literature, and General information (en inglés) (11.ª
edición). Encyclopædia Britannica, Inc.; actualmente en dominio público.
Encyclopædia Britannica, s.v. "Bible". Cambridge: Cambridge University Press.
1910. pp. 892f.
Bruce, F. F. (1983). New Testament History. Doubleday. pp. 345f.
Conybeare, W. J. and J. S. Howson (1905). The Life and Epistles of Saint Paul.
Hartford: The S. S. Scranton Company. pp. 899f.
Flavio Josefo, Antigüedades judías, libro XX, capítulo 9, sección 1.
Feldman, Louis H.; Hata, Gōhei (1989). Josephus, the Bible, and History. E. J.
Brill. p. 203. ISBN 90-04-08931-4.
El origen de la revuelta judía contra Roma (66 d. C.) según el testimonio de Tito
Flavio Josefo. Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t. 21, 2008.
Autor: Eduardo Pitillas Salañer.
Richard Gottheil, M. Seligsohn. «FLORUS, GESSIUS (or, incorrectly, Cestius)».
Jewish Encyclopedia. Consultado el 4 de julio de 2020.
Paul Johnson, La historia de los judíos, Zeta Bolsillo, p. 203.
Chisholm, Hugh, ed. (1911). «Gallus, Gaius Cestius». Encyclopædia Britannica 11
(11th ed.), Cambridge University Press, p. 426.
Cohen, Shaye. «Roman Domination: The Jewish Revolt and the Destruction of the
Second Temple», en Ancient Israel: From Abraham to the Roman Destruction of the
Temple, ed. Hershel Shanks (Prentice Hall, Biblical Archeology Society), 273.
Ben Zion, S. A Roadmap to the Heavens: An Anthropological Study of Hegemony Among
Priests, p. 45.
Rocca S. (2008). The Forts of Judea 168 BCE–CE 73. Osprey, Wellingborough, pp. 37–
39, 47–48.
Malkin, Irad; Hohlfelder, Robert L. (1988). Mediterranean Cities: Historical
Perspectives. Routledge, ISBN 978-0-7146-3353-4, p. 81.
Richard Gottheil, Samuel Krauss. «JOHN OF GISCALA (Johanan ben Levi)». Jewish
Encyclopedia. Consultado el 5/07//2020.
Richard Gottheil, Samuel Krauss. «BAR GIORA, SIMON (called also Simon Giora):».
Jewish Encyclopedia. Consultado el 5 de julio de 2020.
Magness, Jodi (2003). The Archaeology of Qumran and the Dead Sea Scrolls, Wm. B.
Eerdmans Publishing, ISBN 9780802826879, capítulo 1.
Greenhalgh, Peter (1975). The year of the four emperors, Littlehampton Book
Services Ltd., ISBN 978-0297768760.
Eusebio, Historia eclesiástica, III, 5.3.
Goldberg, G J. «Chronology of the War According to Josephus: Part 7, The Fall of
Jerusalem». www.josephus.org. Consultado el 8 de diciembre de 2017.
Schwartz, Seth (1984). «Political, social and economic life in the land of
Israel». En Davies, William David; Finkelstein, Louis; Katz, Steven T., eds. The
Cambridge History of Judaism: Volume 4, The Late Roman-Rabbinic Period. Cambridge
University Press. p. 24. ISBN 9780521772488.
«Titus' Siege of Jerusalem - Livius». www.livius.org (en inglés). Consultado el 8
de diciembre de 2017.
Cordente Vaquero, Félix (1992). «La toma de Masada: ejemplo de eficacia de la
técnica poliorcética en el ejército romano» (PDF). Revista Gerión (10): 155-171.
ISSN 0213-0181
Schäfer, Peter (2003). The History of the Jews in the Greco-Roman World: The Jews
of Palestine from Alexander the Great to the Arab Conquest. Routledge, ISBN 1-134-
40316-X, p. 131.
Rajak, Tessa (1996), "Iulius Agrippa (2) II, Marcus", in Hornblower, Simon (ed.),
Oxford Classical Dictionary, Oxford: Oxford University Press.
Simon Claude Mimouni, Le judaïsme ancien du VIe siècle avant notre ère au IIIe
siècle de notre ère, Paris, 2012, éd. PUF, pp. 830-831.
for the year 136, see: W. Eck, The Bar Kokhba Revolt: The Roman Point of View, pp.
87–88.
William David Davies, Louis Finkelstein, The Cambridge History of Judaism: The
late Roman-Rabbinic period, Cambridge University Press, 1984 pp. 106.
William David Davies, Louis Finkelstein: The Cambridge History of Judaism: The
late Roman-Rabbinic period, p. 35, Cambridge University Press, 1984, ISBN
9780521772488
Mohr Siebek et al.(2003) Peter Schäfer (ed.) The Bar Kokhba War reconsidered, p.
172.
Charles Clermont-Ganneau, Archaeological Researches in Palestine during the Years
1873-1874, London 1899, pp. 463-470
Jerusalem Talmud Ta'anit iv. 68d; Lamentations Rabbah ii. 2
Martyrs, The Ten en Jewish Encyclopedia
Totten, S. Teaching about genocide: issues, approaches and resources. p24.
Taylor, J. E. The Essenes, the Scrolls, and the Dead Sea. Oxford University Press.
«Palestine: History. 135-337: Syria Palaestina and the Tetrarchy».
Feldman, Louis H. (1996) [1990]. "Some Observations on the Name of Palestine".
Studies in Hellenistic Judaism. Leiden: Brill.ISBN 9789004104181. pp. 553.
Sharon, Moshe (1988). The Holy Land in History and Thought: papers submitted to
the International Conference on the Relations between the Holy Land and the World
Outside It, Johannesburg, 1986. Brill Archive. ISBN 9789004088559. p 4a. El autor
señala: ": "Deseosas de borrar el nombre de la rebelde Judea, las autoridades
romanas (general Adriano) la renombraron como Palaestina o Syria Palaestina."
("Eager to obliterate the name of the rebellious Judaea, the Roman authorities
(General Hadrian) renamed it Palaestina or Syria Palaestina.")
Jacobson, David (1999). "Palestine and Israel". Bulletin of the American Schools
of Oriental Research. 313 (313): 65–74. doi:10.2307/1357617. JSTOR 1357617.
Willem F. Smelik, The Targum of Judges, BRILL 1995 p.434.
Schmitz, L. (1867). «Cuspius Fadus». Dictionary of Greek and Roman Biography and
Mythology, vol. II.
Elder, E. (1867). «Antonius Felix». Dictionary of Greek and Roman Biography and
Mythology, vol. II.
Elder, E. (1867). «Porcius Festus». Dictionary of Greek and Roman Biography and
Mythology, vol. II.
Bibliografía
Adams, Samuel L. (2014 reimp.) Social and Economic Life in Second Temple Judea.
Presbyterian Publishing Corp, ISBN 9780664237035.
Filson, Wright (2003) Atlas Historico Westminster de la Biblia. Mundo Hispano, ISBN
9780311150304.
Haralson Hayes,John Mandell, Sara (1998) The Jewish People in Classical Antiquity:
From Alexander to Bar Kochba. Westminster John Knox Press, ISBN 9780664257279.
Jeremias, Joachim (2000) Jerusalén en tiempos de Jesús: estudio económico y social
del mundo del Nuevo Testamento. Ediciones Cristiandad, ISBN 9788470572098.
Malamat, Abraham Tadmor, Hayim (1976) A History of the Jewish People. Harvard
University Press, ISBN 9780674397316.
Paul, André (1982) El mundo judío en tiempos de Jesús: historia política. Ediciones
Cristiandad, ISBN 9788470573200.
Safrai, Ze'ev (2003) The Economy of Roman Palestine. Routledge, ISBN 9781134851874.
Sartre, Maurice (1994) El Oriente romano. AKAL, ISBN 9788446004127.
Schürer, Emil (1985) Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús, 175 a. C.-135
d. C. Ediciones Cristiandad, ISBN 9788470573675.
Sharon, Nadav (2017) Judea under Roman Domination: The First Generation of
Statelessness and Its Legacy. SBL Press, ISBN 9780884142218.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Judea.
Monedas acuñadas en Judea por los procuradores romanos.
Control de autoridades
Proyectos WikimediaWd Datos: Q1003997Commonscat Multimedia: Judea (Roman province)
IdentificadoresWorldCatVIAF: 102158628362522922663Pleiades: 981527LugaresPleiades:
981527
Categoría: Judea (provincia romana)
Menú de navegación
No has accedido
Discusión
Contribuciones
Crear una cuenta
Acceder
ArtículoDiscusión
LeerEditarVer historial
Buscar
Buscar en Wikipedia
Portada
Portal de la comunidad
Actualidad
Cambios recientes
Páginas nuevas
Página aleatoria
Ayuda
Donaciones
Notificar un error
Herramientas
Lo que enlaza aquí
Cambios en enlazadas
Subir archivo
Páginas especiales
Enlace permanente
Información de la página
Citar esta página
Elemento de Wikidata
Imprimir/exportar
Crear un libro
Descargar como PDF
Versión para imprimir
En otros proyectos
Wikimedia Commons

En otros idiomas
‫العربية‬
English
Français
Bahasa Indonesia
Latina
Português
Русский
‫اردو‬
中文
35 más
Editar enlaces
Esta página se editó por última vez el 12 feb 2022 a las 23:55.
El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución Compartir
Igual 3.0; pueden aplicarse cláusulas adicionales. Al usar este sitio, usted acepta
nuestros términos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de la Fundación Wikimedia, Inc., una
organización sin ánimo de lucro.
Política de privacidadAcerca de WikipediaLimitación de responsabilidadVersión para
móvilesDesarrolladoresEstadísticasDeclaración de cookiesWikimedia FoundationPowered
by MediaWiki

También podría gustarte