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Introducción
Las fuentes, son entendidas por los autores desde varios puntos de vista, ya sea como el
lugar o hecho de donde proviene el derecho, su origen, la forma de creación o elaboración de
las normas jurídicas y por los instrumentos que demuestran su existencia o lo que es lo
mismo, como dice Moreno Quintana; por sus medios de manifestación.
Según la primera acepción que considera fuente al lugar o hecho de nacimiento del derecho,
es decir el fundamento mismo, debemos remitirnos a las diversas doctrinas que explican el
fundamento del derecho internacional y en él hallar las fuentes.
Por la forma de creación o elaboración de las normas jurídicas, la fuente radica en al voluntad
de los Estados, llámese acuerdo de voluntades o consenso, el mismo que puede ser expreso,
a través de los tratados, o tácito mediante la costumbre.
Por los instrumentos, mecanismos o hechos que demuestran la existencia de las normas y
que la generalidad de autores las denominan fuentes formales, se las clasifica en: principales
constituidas por los tratados y la costumbre; y en auxiliares que son los principios generales
de derechos, las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas.
Charles Rousseau, para señalar las fuentes toma el punto de vista del fundamento, en sus
dos doctrinas o concepciones, pero las proyecta de manera lógica y científica a una posición
más real y moderna, y así determina que según la posición positivista de Anziloti y también
diríamos subjetivista de otros, la fuente es el acuerdo de voluntades (fundamento) que
manifiesta en forma tácita por la costumbre y expresa en los tratados; y de acuerdo con la
concepción objetivista (Scelle y otros) clasifica las fuentes en:
a) Creadoras del derecho internacional tomando en cuenta los modos de creación de las
normas que implica la existencia de fuentes materiales, que son variables según la época y el
espacio, parten de las necesidades sociales, de la solidaridad social y hasta de aspectos
filosóficos, todo ello fuera del ámbito jurídico propiamente dicho;
Es importante señalar que desde el punto de vista del derecho positivo encontramos un
primer intento de determinación de las fuentes del derecho internacional dentro de la
Convención de la Haya de 1907, en la proyectada Corte de Presas y actualmente como real
derecho positivo en el Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia que señala
taxativamente las reglas a ser aplicadas por dicho Tribunal y dice:
Art. 38
1. La Corte cuya función es decidir conforme al Derecho Internacional las controversias que
le sean sometidas, deberá aplicar:
d) Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las
distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Art. 59.
Se aprecia que, además de enumerar las fuentes establece dos categorías; los tratados o
convenciones internacionales, la costumbre reconocida y aceptada como derecho y los
principios generales de derecho, que serían las fuentes antes denominadas formales o
principales o simplemente fuentes del derecho internacional; y, las fuentes auxiliares o
subsidiarias, que bien pueden no ser consideradas fuentes, sino simplemente medios
auxiliares para determinar las reglas de derecho, como expresamente indica el citado artículo
y que son las decisiones judiciales y al doctrina; y, por fin aplicación de criterios de equidad
cuando las partes en un litigio facultan a la Corte decidir ex aequo bono, conceptos
generalmente tenidos como sinónimos (equidad- ex aequo et bono), a pesar de que
doctrinariamente pueden ser considerados conceptos distintos, conforme explicaremos
cuando tratemos de esta fuente auxiliar.
a. Tratados
No tiene importancia cómo se lo denomine, ya sea convenio, acuerdo, protocolo, pacto, carta,
modus vivendi, etc., siempre tendrá la misma concepción de acuerdo internacional, esto es,
acuerdo entre entes con personalidad internacional, generalmente Estados pero también
organismos internacionales.
No cabe acuerdo con la sola voluntad de una parte o de una de los sujetos, ay que en ese
caso estaríamos hablando de un acto unilateral.
Hay tratadista que al definir a los tratados les asignan un elemento adicional que es el
objetivo de producir efectos jurídicos, así para Charles Rousseau el tratado ?es un acuerdo
entre sujetos del derecho de gentes destinado a producir determinados efectos jurídicos?.
Reconoce los tratados en estricto sentido que requieren de ratificación, es decir todo el
proceso desde la negociación, suscripción, y hasta la ratificación y los tratados simplificados
que no requieren ratificación y no son suscritos por los Jefes de Estado como sugiere para
los primeros.
Muchas clasificaciones se han hecho de los tratados, basadas en distintas razones como su
objeto, tiempo de duración, posibilidad de adhesión, etc. Pero han sido aceptadas solo dos
clasificaciones como científicas y metodológicas:
Tratado- ley.-Llamado también normativo el que establece una regla de derecho, regula los
asuntos de interés común de los Estados y generalmente suscrito por muchos Estados. Es
decir que establece normas de derecho internacional, tiene relación con la comunidad de
naciones. Sus normas provienen de la voluntad e intereses coincidentes de varios Estados,
comúnmente se los denomina convenciones, a través de ellos se constituyen las
organizaciones internacionales (cartas de la ONU, OEA, Pacto de la Liga o Sociedad de
Naciones), se regulan aspectos de común o general interés como los relativos a la solución
pacífica de controversias (Convenciones de La Haya de 1899 y 1907) a la salud, al trabajo,
etc.
En razón del número de partes que intervienen, se clasifican en bilaterales si son dos partes;
y, multilaterales o plurilaterales sin son más de dos los Estados que participan en un tratado.
Los tratados como acuerdos internacionales y por tanto generadores de normas jurídicas y
base fundamental del derecho internacional positivo, a pesar de ser creadores de normas,
cuentan con reglas para su celebración, perfeccionamiento, ejecución, efectos, terminación,
etc., y que por su amplitud e importancia ahora se habla de un derecho de los tratados.
b. La costumbre
La costumbre es una fuente tan antigua e importante en el derecho internacional que hasta,
de hecho, existe un derecho internacional consuetudinario.
Una definición muy interesante dl derecho internacional consuetudinario dice que ?es el
acuerdo tácito de voluntades acerca de una norma de conducta entra las partes merced a
una aceptación anterior?.
Es verdad que se trata de un acuerdo tácito, no está escrito, pero responde en todo caso a
una aceptación o consentimiento de las partes que permite y ha permitido mantener esa
misma conducta en forma constante y uniforme entre los Estados y entre sujetos de derecho
internacional. Debemos aclarar, que cuando dice una norma de conducta no se está
refiriendo a normas morales o de simple cortesía, sino a auténticas normas jurídicamente
obligatorias.
Esta posición voluntarista iniciada por Hugo Grocio y luego renovada por los positivistas
alemanes e italianos que fundamentan a la costumbre internacional (norma consuetudinaria)
en el asentimiento de los Estados, en los últimos tiempos ha sido discutida por los objetivista
que separan la costumbre de la voluntad y la fundamentan en una convicción jurídica
colectiva superior e independiente de la simple voluntad de las partes.
La costumbre, al igual que los tratados requiere la concurrencia de dos o más sujetos de
derecho internacional, por tanto, capaces de obligarse y la práctica reiterada y uniforme,
tenida como jurídicamente obligatoria de una determinada actitud ante circunstancias
similares que se repiten.
a) Una práctica común de los Estados o sujetos internacionales, constituida por la repetición
constante y uniforme de los actos, una continuidad de aplicación ene l tiempo (Rousseau) y
generalidad ene l espacio; y,
Es también una característica, aunque no sería un elemento constitutivo, que es una práctica
evolutiva, de relativamente lenta formación y que cambio o se transforma en atención a las
nuevas circunstancias que se presentan, lo cual constituye una ventaja por su posibilidad de
adaptación aunque puede crear cierta inseguridad por la poca precisión de su alcance y
contenido.
Los actos estatales relacionados con el derecho internacional que pueden considerarse
como precedentes y hasta como demostrativos de la existencia de la costumbre provienen
de cualquiera de las funciones: ejecutiva, legislativa o judicial.
De la ejecutiva mediante actos del gobierno, especialmente en el campo diplomático y
consular a través de instrucciones a los respectivos agentes, sus declaraciones y
actuaciones de política y práctica internacionales, etc.
De la función judicial con las sentencias dictadas por los jueces o tribunales internos sobre
aspectos relacionados con el ámbito internacional y que reflejan el reconocimiento o
utilización y aplicación de una costumbre del Estado proyectada hacia el campo
internacional.
Por forma de redacción del Art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia,
parecería que el tratado y la costumbre tienen la misma jerarquía, lo cual ha sido mantenido
mayoritariamente por la doctrina, aunque a primera vista se siente que el tratado puede tener
un mayor grado de validez y más propiamente de eficacia jurídica que la costumbre, por ser
expreso, preciso y concreto, atributos disminuidos en la costumbre.
Otro aspecto que demuestra la mutua relación entre estas dos fuentes del derecho
internacional es que muchos tratados tienden a codificar las normas consuetudinarias, tanto
como un reconocimiento de las mismas como para definir y determinar su alcance y
contenido, tal el caso de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados de 1964 y la
de Ginebra de 1958 sobre Derecho del Mar, específicamente relativa a la alta mar. En otros
casos fijan y dan forma a unas incipientes normas consuetudinarias como la siguiente
Convención sobre Derecho del Mar en lo referente a la plataforma continental.
Hay autores que señalan, que constituyen fuente principal aquellos principios superiores, que
son parte del derecho natural, que son los reconocidos por la conciencia de todos los
Estados, a los que Rousseu se niega a incluirlos en el derecho natural, peri en general a los
principios del derecho les asigna la categoría de fuente autónoma y no auxiliar.
Otros sostienen que al hablar de ?principios generales del derecho aceptados por la naciones
civilizadas?, el Art. 38 se está refiriendo a aquellos principios de derecho interno reconocidos
por los diversos Estados como los relativos a las prescripción, a la cosa juzgada, la
irretroactividad de la ley, etc.
De estos Tribunales los más importantes han sido la Corte Permanente de Justicia
Internacional, primeramente y luego su sucesora la Corte Internacional de Justicia, quienes
han dictado una serie de fallos que además de solucionar las respectivas controversias, han
significado un adelanto para el derecho internacional al determinar la aplicabilidad de ciertas
normas y desechar algunas creencias y falsos principios.
1.La equidad
El numeral del Art. 38 dice: ?La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para
decidir un litigio ex aequo et bono, si las partes así lo convinieran?.
La fórmula ex aequo et bono, que significa resolver una controversia de acuerdo con lo que
es justo y correcto, para la generalidad de autores es lo mismo que decidir por equidad, es to
es aplicando los principios de justicia. Otros tratadistas, entre ellos Santiago Bendava,
distinguen las dos concepciones al dar a la primera el alcance de la aplicación de la justicia
aun en contra de normas positivas y a la equidad la aplicación de los principios de justicia en
forma compatible o armonizando con las normas de derecho. La Corte Internacional de
Justicia, en diversos fallos como los relativos a la Plataforma Continental del Mar del Norte, a
la Plataforma Continental entre Túnez y Libia y a la Competencia en Materia de Pesquerías,
establece que la equidad se aplicará solo cuando la norma positiva se remite a ella y siempre
con sujeción a dicha norma, pudiendo únicamente moverse en cuanto a su interpretación que
puede ser la más apegada a la justicia, antes que a la simple formalidad.