Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Desde finales del año 2002 e inicios del año 2003 la Fundación Alejandro Colina,
conformada por miembros de la comunidad de la UCV, se dio a la tarea de alertar sobre
la situación de emergencia de la estatua de María Lionza. El Instituto del Patrimonio
Cultural manifestaba falta de recursos para acometer la tarea de restauración ya detectada
como necesaria en estudios realizados por el Ing. Otto Carvajal durante la gestión del
Arq. Leopoldo Provenzali al frente del IPC , por otra parte la Universidad Central de
Venezuela, virtual propietaria de la pieza, expresaba tu total indiferencia al tema. En
Junio de 2003 Fundapatrimonio decide apoyar el programa financiando la invitación a
expertos internacionales de la Asociación Restauradores sin Fronteras (ARSF), sugerido
por la Fundación Alejandro Colina.
Ante esta indefinición el IPC, bajo la presidencia del Arq. José Manuel Rodríguez, reúne
a las organizaciones auspiciantes del proyecto en Mesa Institucional: Fundación
Alejandro Colina, Fundapatrimonio, COPRED UCV y el propio IPC y se decide la
ubicación de la estatua original en Plaza Venezuela, ante la ausencia de propuestas por
parte del COPRED. Todos aceptan, inclusive el COPRED con una nota marginal donde
se cita que dicha aprobación debe contar con la aprobación del Consejo Universitario.
Después vino la critica externa a la ubicación en Plaza Venezuela, aunque es importante
destacar que el día antes de la resolución del Consejo Universitario en reunión con los
profesores Luis Guillermo Marcano, Ana Loreto, Otto Carvajal y mi persona, fueron
entregados los recaudos del proyecto a la UCV y se ratificaba y acordaba como factible
el sitio de Plaza Venezuela.
Es evidente que esta decisión asumida por el C.U. fue sugerida por la directora del
COPRED represando la información contenida en todos los informe técnicos,
demostrando su falta de respeto a todo el trabajo de profesionales nacionales e
internacionales y un gran desprecio ante compañeros ucevistas con los que un día antes
de esta decisión compartía criterios profesionales. Esta decisión será la detonante de
reacciones lógicas por parte de un organismo municipal como Fundapatrimonio al cual le
ordenan acciones desde una universidad que desconoce un proyecto profesional. Por otra
parte a partir de esta acción se inicia un proceso de desinformación reiterativa por parte
del COPRED de los antecedentes y opciones que se manejaron en Mesas Técnicas.
Estos temas intenté debatirlos en nuestra facultad y le propuse al Director del Centro de
Información Arq. Hernán Zamora un foro mostrando los documentos y proyectos
recopilados por Fundapatrimonio, pero lamentablemente no obtuve respuesta. También
he conocido de cartas al consejo de Facultad de la FAU por parte de los colegas Lesmes
Castañeda y María Teresa Novoa a la cual sumé mi propia versión, planteando opiniones
dignas de ser debatidas , de las cuales sé no se les dió respuesta.
Como miembro de una comunidad universitaria aparte del dolor y ante la impotencia al
ver un ensañamiento incomprensible por parte de colegas universitarios que impidieron
trabajar para evitar este lamentable accidente, no deje de sentir un alivio al ver la lección
que nos dio María Lionza, al entrar, así sea a pedazos, a la casa que no la supo recibir a
tiempo.
La imagen del río nos remite a la doble lectura de los permanente y lo efímero:
Siempre está ahí, pero cada instante es distinto. Así es la información, como el
río. Para la formación del arquitecto la información es una prioridad. Por el
propio carácter disciplinar, la arquitectura requiere de una información viva,
expresión de su momento y su lugar; toda arquitectura se concibe alimentada de
referentes y avanza en un clima de reflexión y autocrítica. Que este proceso lo
realicen los arquitectos a nivel individual es positivo y deseable, ya que ha
permitido el avance de las ideas contenidas en la arquitectura. Pero que este
proceso suceda y se realice de forma aislada en una casa de estudios, sin
confrontación o en forma “encapillada“, es un contrasentido: una represa....