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| EMEEQUIS | 22 de enero de 2009


La vida de Ignacio del
Valle en el penal de
máxima seguridad

Cuatro
años
en el
frío
Por Alejandro Almazán aalmazan@m-x.com.mx
Fotografías: Eduardo Loza

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; Ignacio del Valle sólo era conocido entre sus cercanos, has-
ta que surgió la idea de construir un nuevo aeropuerto del DF y
expropiar los terrenos de San Salvador Atenco, Estado de México,
para hacerlo. Los campesinos que vivían ahí salieron a las calles
machete en mano para protestar. Don Nacho fue uno de ellos. Se
organizaron y ganaron. Pero en mayo de 2006 se produjo un vio-
lento enfrentamiento entre los habitantes del pueblo y la policía.
Las escenas de brutalidad y abusos de autoridades recorrieron el
mundo. Don Nacho y una decena más de activistas fueron llevados
a prisión. Él recibió una condena de 112 años por secuestro y otros
delitos. Cuatro años después, la Suprema Corte de Justicia de la
Nación ordenó su liberación inmediata por no haber pruebas de lo
que se le acusó. Fueron cuatro años en el frío, tal como los relata
a emeequis.

Lunes 19 de julio de 2010. Ignacio del Valle,


al fin, se ha hecho un espacio para contar a Es memorable la imagen del intrépido Igna-
este semanario sus días en el penal del Al- cio del Valle con el machete alzado mientras
tiplano. Desde el 1 de julio, cuando los mi- los helicópteros sobrevolaban la bodega de
nistros de la Corte ordenaron su liberación gladiolas, rosas y tulipanes donde se atrin-
inmediata, este hombre ha andado de aquí cheraron 75 campesinos de San Salvador
para allá: en entrevistas, en reuniones con Atenco. El operativo era digno de un país
los trabajadores electricistas, visitando a sus en guerra. No hacía falta estar en esa azotea
familiares y en la embajada de Venezuela, para saber que nadie estaba seguro. La poli-
país al que su hija América pidió asilo polí- cía no se iba a andar con miramientos ni iba a
tico. Hoy, América ya está en casa también. cuidar las formas, incluso si eso significaba
La familia Del Valle Medina está completa y romper cuanta ley se les atravesara.
don Nacho, hombre de paliacate y machete, Cuando don Nacho colgó el celular, sin-
puede sentarse a platicar. tió la pedrada en pleno rostro.
Lo hacemos en el enorme patio de su
casa, mientras él bebe lo que llama pulque,
pero es agua de jamaica. Nacho del Valle es serigrafista, peluquero
Así recuerda en entrevista esos cuatro y carnicero.
años en prisión: –Y también es el campesino más famoso
desde Zapata.
–No existe nada más vacío que la cegue- Él se ríe y lo niega.
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ra. Lo supe cuando uno de los policías me –Soy un luchador social –suelta con el
rompió la cara de una pedrada. Casi podía sol pegándole en la cara terrosa y se escucha
ver mis pómulos de tan hinchados que es- cómo a su voz le cuesta trabajo asomarse–.
taban. Hasta ahí me acuerdo del 3 de mayo Es que de tanta madriza me cuesta traba-
de 2006, el día que me arrestaron. Era en la jo respirar –contará segundos más tarde,
tarde y estábamos en la azotea de una caso- cuando diga que en estos cuatro años perdió
na en Texcoco. Habíamos ido para apoyar a 16 kilos–. Lo que nunca perdí, eso sí, fue la
ocho camaradas nahuas a las que no dejaban dignidad.
vender sus flores en el mercado. Algo sa- Y sigue contando:
lió mal y Vicente Fox y Enrique Peña Nieto –El chingadazo me aturdió. Empecé a
decidieron que era momento de rompernos estar rodeado de cosas vagas. Era como si
la madre. no estuviera completamente dormido, pero
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soñara figuras sin precisión y a la vez es- A mí me dieron un uniforme talla grande
cuchara todo lo que pasaba. Bien raro. Ya y unas chanclas del número 10. Me parecía
nada parecía tener límites. Esa tarde todo a Tontín.
sucedía como en el infinito. Por ahí me-
dio recuerdo cuando uno de los policías le
preguntó a no sé quién: “¿Lo aviento?”, y yo –¡Está usted en el Centro de Readaptación
me vi despedazado en la banqueta. “No”, le Número Uno y aquí las órdenes se cum-
respondió. “Ya no podemos; aquel helicóp- plen! ¡Usted no puede dirigirle la palabra a
tero es del Canal 2”. “Pinche macheterito”, un custodio! ¡Sólo hablará con la autoridad
alcancé a escuchar. “No creas que te vas a cuando la autoridad se dirija a usted! ¡Cual-
salvar”. Me bajaron a puro fregadazo, me quier indisciplina será castigada! ¡Aquí us-
taparon la cabeza con un trapo y yo pensé ted no tiene nombre, usted es el número 1750
que iban a matarme cuando me treparon a y así debe presentarse! ¿Entendió?
la patrulla. –Sí.
Yo iba en una especie de sueño y traía –¿Entendió?
una blandura en las piernas. No sé por qué –Sí, sí entendí.
eso no se me olvida. También me acuerdo del –¡Conteste con respeto!
sudor de mi frente: ardía, era como si fuese –Sí, señor.
de sabor menta. ¿A dónde me llevaban? No –¡Más fuerte!
supe. Traía perdido el sentido de la orien- –¡Sí, señor!
tación. Nomás me acuerdo que me subieron –¡Desvístase! ¡Que se quite la ropa, le
y me bajaron como de tres coches. O no sé digo!
si fueron más porque me pegaron tanto que Me quité los zapatos, los calcetines, el
empecé a enfriarme y me desmayé. calzón y les enseñé el prepucio. Luego me
Desperté y quise no haberlo hecho. No pusieron a hacer sentadillas y, como no las
conocía el lugar y, pensaba, no viviría para hice bien, las repetí. De ahí me revisó un
conocerlo. Estaba en una especie de come- médico y todo fue muy lento. Ya no sabía
dor y yo escuchaba un silencio de despobla- qué hora era ni qué día. Era una incertidum-
do. Luego volteé y vi tirados a muchos de bre total. Ya ni estaba cerca de Felipe para
mis compañeros. Poco a poco fui oyendo sus darnos ánimo. Luego me dijeron que iba a la
quejidos. Poco a poco volví a escuchar. To- estancia cinco del COC, el lugar de observa-
dos, ensangrentados, estábamos en el penal ción, y me llevaron a un como túnel donde
de Santiaguito. Un compa estaba temblando un pelotón hizo fila india para madrearme.
hasta de la garganta. Le dí la sudadera que Otra vez quedé aturdido por la golpiza. Ya
traía, mojada y sanguinolenta, y creo que le respirar no era bueno porque me picaba. Yo
dije que se calmara, que estábamos todos digo que premian al custodio que hace más
juntos. Lo demás se me borra. Ni siquiera me daño. Conmigo muchos han de haber reci-
acuerdo que haya declarado al ministerio bido hasta aplausos porque, al otro día que
público la noche del día 3. Yo nunca firmé me raparon y cada vez que salí a juzgados,
como Juan Ignacio porque no me llamo así. me recibieron con calentaditas.
Lo que no se me olvida es que me quitaron No sé cómo, pero acabé en la celda cinco
mi credencial, el celular y una libreta que del módulo cinco. El frío fue el que me des-
me servía de agenda. pertó. En el Altiplano uno conoce lo que es el
No estoy seguro si ese mismo día me frío. Parece una friega de navajas. Te corta.
llevaron para Almoloya. Ya también le pre- Es un frío que no tiene madre. La chamarra
gunté a Felipe (Álvarez, otro de los líderes de que te dan no te sirve de nada. Sientes como
Atenco que llevaron al Altiplano) y tampoco si te hubieran metido encuerado a una mon-
sabe. Nomás se acuerda del espantoso perro taña de hielo. Con ese frío convives siempre.
que nos recibió. Era un pastor alemán, pero La nariz y las orejas siempre las traes conge-
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parecía un coyote. El cabrón nos ladraba ladas. Los presos podrán irse libres, pero el
en la cara. Todavía me acuerdo y siento las frío se queda y te enferma. Nada se compara
mordidas. Así nos recibieron en el penal del con una fiebre en Almoloya. La cabrona te
Altiplano. Con una bestia y a patadas. Unos hace perder la razón. Y por más que quie-
nos levantaban de los pelos y seguían pe- res calor, la cama de cemento no ayuda. Es
gándonos. “¡Hijo de tu puta madre!”. “Ora el frío de los muertos. Yo, después de tres
sí: ¿no que Zapata vive?”. Era como si les pa- meses, me acostumbre al chingado frío.
garan por maldecir y acabar a las personas
a madrazos. Por lo menos tuvieron media
hora para hacernos como quisieron. –¿Alguna vez lloró, don Nacho?
Ya de ahí nos llevaron para limpiarnos –A mí no me salen lágrimas; y no es por
la sangre y tomarnos la fotografía oficial. macho o valiente, no; yo creo que tengo un
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América del Valle
finalmente pudo
reunirse con su
padre.
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problema en los ojos; yo lloro para adentro, se gastó el dinero en Las Vegas (Gustavo
todo se me junta en el pecho y siento que Ponce). Todos me dijeron que mi asunto era
me ahogo; y eso sí sentí muchas veces en político, que iba a salir pronto; que, aun si
Almoloya. me acusaban de algo, no iba a quedarme
en Almoloya. ¿Y cuál? El juez terminó por
Y sigue contando sobre esa sensación de echarme 112 años de prisión como si fuera
ahogo en el penal: un cabrón de la peor especie. “Usted no ha
—Ahora sé que fue hasta el 23 de mayo, robado ni ha matado a nadie, Nachito; ape-
18 días después de mi arresto, cuando re- le, no se deje”, llegó a decirme Andrés Ca-
cibí la primera visita: mi hermana. Apenas letri. A ese compa le ayudé con sus tareas
la vi 10 minutos y fue a través de un cris- de matemáticas. Le enseñé las fracciones.
tal. “¿Cómo andas, Nacho?”, me preguntó. “Imagina que tienes un pastel para cinco
“Bien, carnala, todo bien. ¿Y los compa- amigos, ¿de a cuánto les toca?”, le decía.
ñeros? ¿Y Trini?”. “Están bien, no te pre- “Ese no entiende, Nachito; háblele de se-
ocupes”. Los dos mentimos. Ella no quiso cuestros y le agarra la onda”, cabuleaban
decirme que los policías habían violado a las los compas y yo les hacía caso: “Imagina
compañeras, no me dijo que mi esposa y mis que te pagaron un millón de pesos por el
hijos andaban a salto de mata, no me dijo secuestrado y ustedes son cinco, ¿cuánto
que la poli había matado a varios compas, y dinero le toca a cada uno?”. Y Caletri decía:
yo no le dije que me sentía perdido, que no “Así está mejor, Nachito, así sí le agarro la
dormía, que no comía ni que una gastritis onda”.
me estaba comiendo las tripas. (Don Nacho pierde la rigidez del rostro.
(Don Nacho se lleva las manos callosas a Este hombre de 57 años sonríe como niño.
la boca del estómago y hace un gesto como Luego vuelve a la seriedad y se quita la cha-
si aún le quemara la acidez). marra. Hoy el sol anda pegando fuerte.)
Fue como hasta después de dos meses Todos se portaron muy bien conmi-
que supe bien cómo había estado la cosa en go. Por ellos sabía que Felipe estaba bien,
Atenco. Bastaba acordarme y sentir cora- tristón, pero bien. Ah, porque a Felipe y a
je para que todo lo demás, las torturas y el Héctor (Galindo, también de los de Aten-
dolor, se me olvidara. Esos cabrones habían co, también preso) sólo los vi como cuatro o
reprimido a mi pueblo. No podía doblarme. cinco veces en los cuatro años que estuve en
No debía. Y me juré aguantar. la cárcel. Nos separaron. Nunca quisieron
que nos acercáramos. Los vi nomás en las
audiencias. Ahí nos abrazábamos.
–El Mudo fue al primer reo que vi. Se llama Pero les estaba contando de mis otros
Miguel Ángel Guzmán Loera y es el herma- compañeros en el penal. ¿Saben qué preso
no de El Chapo. Lo vi en su celda. Él, desde me llamó más la atención? Pedro Lupercio
ahí, se llevó el puño al corazón y me dijo: Serratos (un narco del cártel de Juárez). El
“¡Ánimo, hermano!”. Luego supe que por compa no está en Almoloya esperando la es-
ese saludo lo castigaron: no salió una se- peranza, la está construyendo. En la cárcel
mana al patio. todos son abogados sin título y Pedro Lu-
Ese es el penal del Antiplano: se te cas- percio logró que la Suprema Corte revise su
tiga en lo que más te duele, no hay recurso caso, pues ya cumplió su condena.
hacia la vida. Por eso tienes que ser fuerte. Conocí a don Miguel Ángel Félix Gallardo
“Si te doblas, entonces dile a tu gente que (la leyenda del narco), que está muy enfer-
te vaya rezando”, llegó a decirme mi com- mo; hablé con don Neto Fonseca (otro capo
pañero de celda Jacinto Armendáriz, un de las drogas), con Tomintat Marx (cuñado
judicial de Morelos acusado de asesinato del célebre chino Zhenli Ye Gon), y con los
y de secuestro que me dio de comer hasta eperristas Sergio Bautista y Jacobo Silva No-
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que mi gente pagó para que yo pudiera hacer gales. Con ellos dos había más afinidad de
tienda. pensamientos. Hablábamos de la situación
Adentro, es cierto, me relacioné con del país, del gobierno espurio de Calderón,
muchos compañeros. Pero jamás me in- del neoliberalismo. Muy buenas pláticas. Ah,
teresó saber por qué delito estaban. Yo les y también conocí a Jorge Pellegrini Poucel (un
vi el lado fraterno, el ser humano que ha- poblano que cree que matar es sólo un placer
bía debajo de esa piel de ladrón, asesino, más). Él me decía que también era preso polí-
secuestrador o lo que fuese. Me acuerdo tico. “¿Y eso por qué?”, llegué a preguntarle.
que el primer día que me sacaron al patio se “Porque yo también hago huelgas aquí en el
acercaron muchos a saludarme. Recuerdo penal, y tú haces huelgas”. “No mame, ca-
a Juan Carlos Montante (secuestrador), al marada Pellegrini, los luchadores sociales
ex gobernador Mario Villanueva y al que somos otra cosa”.
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Los apuntes del
encierro de Igna-
cio Valle.

tu vida. Todo al mismo tiempo. El silencio


–¿Cómo le hizo para sortear la cárcel? asfixia. Y ay de aquel preso que lo rompa.
Don Nacho ha regresado de su recámara Claro, siempre hay castigados porque debes
con una carpeta donde están guardados los estar parado hasta que los custodios quie-
dibujos, con calidad de un artista nato, que ran. Nada de que ya no se ve y te acuestas.
hizo en prisión. Ni madre. Ellos pueden tenerte parado hasta
–Primero me pregunté: ¿Todavía te pue- media noche, son unas bestias.
den lastimar más? No, me respondí y enton- A mí cada rato me castigaban. Cualquier
ces me puse a leer, a dibujar y a levantarme pretexto les servía para golpearme. La pri-
a las tres de la mañana. Nomás dormía tres mera vez fue en el comedor. Un colombiano
horas y me paraba a hacer estiramientos y no podía caminar y debía recoger su charola.
respiración, era como yoga. A Almoloya lle- Me salí de la fila y se la llevé. Los compas se
gué con gastritis, con diabetes declarada y me quedaron viendo con cara de “qué hi-
el colesterol a la puerta del infarto; hoy ya ciste, cabrón”. Los guardias me pegaron.
no tengo nada. El ejercicio me curó; unos me “Nunca te salgas de la fila aunque veas que
ven y dicen: “Nacho, te ves bien jodido”; no el bato se está muriendo”, me dijo un narco
les digo nada, pero a quien sea le apuesto de Sinaloa.
una carrera de aquí de mi pueblo al DF.

–Agarré la maña de despertar a los 23 com-


–Sacar un libro en la biblioteca es un embro- pañeros del módulo. Lo hacía a eso de las
llo. Te dan como 20 segundos para que veas cinco, para que no se les pasara la lista.
las listas y decidas cuál quieres llevarte. Ahí “Gracias, Nachito”, solían decirme y siem-
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tienes que llegar ya con el número y ése te pre había uno que me preguntaba cuál era
lo dicen los compas. Yo saqué tres veces El la frase del día.
Quijote, dos veces El laberinto de la soledad Don Nacho saca un cuaderno tama-
y una sola vez los ocho tomos de la historia ño profesional. Está atestado de una letra
de México que escribió Enrique Semo. Pero tan barroca que cuesta trabajo entenderla.
sólo en tu hora de patio, o en el día, puedes Pasa varias hojas y llega a una donde escri-
leer. Si lo haces en la noche, no ves y te que- bió citas que sacó de los libros que ha leído
das ciego. El pinche foco que jamás apagan desde que estudió sociología en la UNAM y
es una penumbra. ¿Han visto cuando cae la hasta que cayó al penal. Las frases del día
última luz del día? Así es tu cuarto en la os- era máximas como: “Si dejamos de luchar,
curidad. Desde esa hora, la vida ya no corre dejamos de vivir”, de su creación; “Los in-
igual. Te deprimes, piensas en tu gente, en vencibles no son los que nunca pierden, sino
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los que pierden y se levantan”, también de su no que tenía cada 10 días, y luego pregunté
autoría; “La pluma es la lengua de la men- cuántas veces quiso meterse a la bocina
te”, de Miguel de Cervantes Saavedra; “Un para volver a su casa. “Yo creo que lo quise
prisionero es predicador de la libertad”, de siempre, pero me acuerdo de dos veces que
Friedich Hebbel; “Si ayudo a una sola per- lo pensé con desesperación; una fue cuan-
sona a tener esperanza, no habré vivido en do se murió mi hermano, el 15 de febrero de
vano”, de Martin Luther King. 2007. Y la otra fue en la muerte de mi papá,
Don Nacho no sólo se dedicó a copiar el 15 de junio de 2008. A los dos los mató la
pensamientos ajenos. Escribió hasta siete tristeza”).
hojas por día, cuando le permitieron tener
papel. Le escribió a su mujer, Trinidad Ra-
mírez, y le dijo que la quería. Bueno, tex- –En el Altiplano no te dejan hablar con más
tualmente le dijo: “Decirte que te quiero no de una persona, pero todos se enteran de
basta, simplemente no sirve de nada porque todo. Si hasta el abogado de Pedro Lupercio
tan sólo son palabras. Nada tengo que ofre- iba diario porque decía que ahí se enteraba
certe, porque nada encuentro equivalente a de cómo andaba el país.
ti. Porque tú representas todo”. Cuando a mí me avisaron que la Corte
Les escribió a sus tres hijos (Ulises, había ordenado nuestra libertad, ya todo el
América y César). Le escribió a su pueblo y penal lo sabía. Los compañeros empezaron
a sus compañeros de Atenco: “¡Del tamaño a felicitarme. Yo nomás oía que decían: “Ya
de nuestra sentencia, de este mismo es el te nos vas, Nachito, ¿ora quién nos va a des-
miedo que nos tienen!”. Les escribió a los pertar?”. “Te queremos ver con el machete,
cubanos por el 50 aniversario de su Revolu- ¿eh?”. Ya luego me puse a escribir una carta
ción. Le mandó saludos a Hugo Chávez y se y Ríos Galeana, el famoso asaltabancos, me
solidarizó con los del SME y los desplazados cantó La Feria de las Flores y la de Mundo
de La Parota. raro. Óscar Malherbe (el que dejó el cártel
del Golfo en manos de Osiel Cárdenas) me
escribió una carta. Les leo un pedazo: “Lu-
–La huelga de hambre la empezamos el 21 de chador incansable: hoy es un día de fiesta. Se
octubre de 2009, pero esa idea la traíamos va un hombre grande. Un hombre que nunca
desde antes. Para entonces ya me llevaba bien dejó el corazón, los valores y las conviccio-
con muchos capos de los diferentes módulos. nes. Un hombre que cumple la palabra. Gra-
Ellos estaban muy molestos, como nosotros, cias por tu enseñanza y tu actitud de amor a
porque a la familia se le revisaba nomás para las raíces. Te deseo lo mejor para tu gente y
denigrarla. A los niños los obligaban a des- para el México que tanto amas”. Y ni crean
vestirse, mostrar su ropa interior y sacudirse que me siento un chingón. No. Se las leo para
sus partes íntimas. A los viejos hasta les qui- que vean que me trataron bien.
taban sus lentes o su bastón. A las mujeres Luego llegó la noticia de que aquí, en
también las desvestían, las manoseaban y, el Estado de México, no querían retirarme
cuando iban en su periodo menstrual, las unos cargos. “Lo tienen que sacar, Nachi-
obligaban a cambiarse frente a la custodia. to; el Peña Nieto ya no puede cagarla más”,
Muy feo, inhumano. Yo y otros les dijimos llegó a decirme uno de los presos pesados.
que metieran una queja a Derechos Huma- Yo, la verdad, pensé que no me iban a dejar
nos. Cuando lo hicieron, unos hicimos ruido salir, pero no tenía bronca. Ya se me había
con los medios para que se supiera de nuestra quitado la carga de los nueve compañeros
inconformidad. Sólo así logramos respeto que estaban presos en El Molino. Ya los ha-
para nuestras familias y además consegui- bían dejado libres. Ya iban a poder a ver a
mos que nos dieran más colores para dibujar. su gente.
Salió bien el chistecito. Hasta la media noche, un custodio
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Lo que nunca cambió fue la comida. llegó y dijo: “1750, ya se va”. ¡Imaginen lo
Siempre fue verdura agria o chilaquiles que sentí cuando vi a Felipe en la puerta de
que a veces traían cucarachas. Tampoco se salida! Seguro los dos nos vimos acabados,
evitaron las revisiones. En esas suelen lle- seguro quiso decirme que la había pasado
gar como 15 custodios a la celda. Aparecen mal y seguro yo quise contarle lo mismo,
encapuchados y con perros. Unos revisan pero nos abrazamos y dijimos que quizá sa-
las paredes. Otros el foco. Otros la taza del liendo nos agarraban otra vez. No nos im-
baño. Otros tus escritos y los rompen. Eso le portó. “Chingue a su madre, compa, vamos
pasó a mi diario, si no ya se los hubiera dado a ver qué sale”, me dijo y salimos a agarrar
para que leyeran lo que orita no recuerdo. nuestros machetes.
(Don Nacho se acordará, también, que Así, en resumen, fueron mis cuatro años
jamás variaron los 10 minutos por teléfo- en el frío. ¿Cómo ven? ¶
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