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Karma

Nosotros modelamos nuestras vidas como un alfarero


forma una vasija

El Karma (“para hacer”, “acción” u “obra”) tiene una base real y


a lo largo de la historia los videntes de la India lo inmortalizaron
en el Veda, aunque sufrió mala prensa cuando los misioneros
europeos lo empequeñecieron denominándolo como "destino" y
"fatalismo". Hoy, los hallazgos demuestran que se trata de algo
sutil y que abarca todos los principios que gobiernan el universo,
involucrando por ello las experiencias del hombre, tal y como la
fuerza de gravedad atrae a todos los seres. El Karma siempre ha
estado y está aquí, con toda su fuerza, incluso cuando las
personas no lo comprendan ni crean en ello.
Como todas las leyes, la Ley del Karma está bajo el mando, la
jurisdicción, de ciertas entidades, en este caso, los Señores del
Karma. Ellos son los jueces cósmicos y miran la acción y reacción
de causas y efectos que nosotros pusimos en movimiento, y
regulan esto según nuestras necesidades. Siempre que el alma se
encarna en cada entidad, humana o subalterna, nuestras almas
adquieren una personalidad con una estructura dada de energía.
Las almas cooperan con los Señores del Karma decidiendo qué
dolor o placer tendremos en cualquiera de nuestras vidas, aunque
ello es una mala manera para describir lo que pasa. El alma no
está interesada, ni siquiera lo están los Señores del Karma, en
nuestro placer o sufrimiento. Estas son reacciones absolutamente
dependientes de nuestras acciones o pensamientos. En lo que
ellos están interesados es en el funcionamiento de la Ley, la Ley
cósmica de Causa y Efecto, aunque también el alma tiene sus
propios propósitos para cada encarnación dada. Se proporciona
un vehículo, la personalidad, con reserva mental, así como
cuerpos emocionales y físicos que mantendrán la posibilidad de
que sus intenciones se vayan logrando en esa vida. Ese propósito
no podría lograrse por sí mismo, pero el alma proporciona la
posibilidad y esa posibilidad alimenta su esperanza y con ella la
vida.
El último objetivo es vivir la vida de semejante manera que
nosotros no tengamos ningún Karma personal. Podemos hacer eso
siendo perfectos o estando muertos. Ser perfectos es mucho más
interesante que estar muertos, nadie lo duda, por lo que la
mayoría de las personas acepta la premisa de intentar, más o
menos, lograr el propósito del alma y quedarse con vida hasta el
último momento para labrar su destino. Así, nosotros trabajamos
con esta carga que nos hemos creado en el presente y en las
vidas pasadas.
En términos populares Karma (“acto”) es un concepto que se
emplea en las tres grandes religiones de la India para definir la
efectividad de los actos humanos, y mediante los cuales quedarán
determinados la clase y el nivel de la siguiente reencarnación. El
Karma, pues, concibe la existencia humana como una larga
cadena de vidas, en la que cada vida particular está determinada
por las acciones de esta persona en su vida anterior. Por ello, una
acción se convierte en Karma cuando se realiza buscando un fin,
especialmente en cuanto a asegurarse una buena
reencarnación.
En las religiones de la India, que no conocen los conceptos de
culpa, castigo y redención, el Karma es un concepto esencial
para comprender los comportamientos humanos y el necesario
equilibrio para asegurarse un comportamiento individual correcto.
Introducción

Para poder entender qué es el karma, uno debe ser capaz de


entender el significado de la palabra karma, así como el papel
que desempeña en la vida para poder aprovechar todo el
potencial de la ley universal que representa el karma real.
La palabra karma proviene del idioma sánscrito y significa
"acciones" y, comúnmente, se considera un castigo por las
acciones pasadas que uno pudo haber hecho, pero el karma no
debe considerarse el juez de las acciones que cometemos.
Además, también deberían influir las buenas acciones.

En realidad, se basa en una ley universal de neutralidad que


respalda que cada acción tiene una reacción, lo que significa que
uno puede tener repercusiones en una etapa posterior por las
acciones que realiza, ya sean buenas o malas. Acción de causa-
efecto.

El karma es muy importante para las personas a quienes les


gustaría encontrar la salvación y las soluciones a los misterios de
la vida, ya que comprender qué es el karma y cómo puede ser
importante en la vida, nos lleva a traer al presente los recuerdos
de lo que hicimos en el pasado y sus consecuencias posteriores.
Sin embargo, lo más importante es que enseña a controlar
acciones u omisiones que se cometen actualmente, con la
esperanza de manipular la reacción en el futuro.
Un examen más detenido del karma pone a la persona en una
evaluación intensificada de los hechos pasados que han ocurrido,
ocasionado, durante su vida o incluso profundizar en las vidas
pasadas que uno vivió.
El simple hecho de entender lo que es el karma y practicar su
enseñanza, no significa que uno pueda recibir resultados tan
rápido como todos quisiéramos, sino que está completamente
controlado por las leyes de la naturaleza, y los resultados pueden
ser inmediatos o incluso pasar de una vida a otra antes de que se
concedan. Esto hace que el karma cree e influya en una parte del
estilo de vida de los creyentes, manteniendo el equilibrio durante
toda la vida, con la esperanza de lograr una próxima vida más
cómoda.

Nos preguntamos si uno puede cambiar su karma y se afirma que


esto es posible con la perfección del karma, pero esta posibilidad
es contradicha por los escépticos que afirman que el karma es
solo un engaño para mantener el orden y hacer que las personas
cumplan con las leyes de la tierra.
El karma es una práctica a largo plazo que debe mantenerse
durante un largo período de tiempo sin posibilidad de tomar un
descanso; esto significa que sólo las personas con más voluntad,
pueden practicar esto hasta el punto de obtener resultados. Una
vez que una persona ha alcanzado el momento en que comienza
a manipular el karma del pasado y su futuro, ha superado con
creces los placeres normales de este mundo en el que vivimos, lo
que significa que ya no tiene ningún deseo de cosas mundanas
materialistas y se ha trasladado al siguiente nivel de apreciación
de la vida. Una vez en esta etapa, uno no se preocupa por el
mundo, ya que ha visto más de lo que podemos ver aquí.
La conclusión es que el karma es más un arte que un estudio, ya
que requiere una dedicación del 100% para hacer que suceda
hoy lo que deseamos que ocurra: un control total de nuestra vida.
CAPÍTULO 1
VEDA Y KARMA

El Veda es el conocimiento sagrado de los hindúes y está


contenido en cuatro libros llamados Vedas. Luego se añadieron
los Brahmanas, los Aranyakas y Upanishads a modo de epílogo o
conclusión. Originalmente el Veda constaba de canciones o
ritmos sagrados de alabanza llamados Rig Veda; de otros para
sacrificios conocidos como Sama Veda; de las fórmulas
sacrificales Yajur Veda y el Athara Veda que eran unos rituales de
exorcismo.

Los primeros videntes que hablaron de los Vedas fueron los


practicantes místicos, que mediante los oráculos divinos nos
pusieron en el camino del conocimiento del Karma. A ellos les
debemos que nos advirtieran del poder que el Karma posee para
influir en los dioses, la naturaleza, la curación, en las cosechas y
los enemigos, a través del uso correcto de los ritos honradamente
realizados. Otras personas explicaron después los
funcionamientos del Karma y revelaron detalles de esta ley
cósmica mediante la escritura, quedando así explicado para las
generaciones futuras. De esta manera se estableció las bases de
esta creencia, ahora como el principio fundamental de la
conciencia hindú y su cultura.
Primordial y nonato, el Karma está aún comenzando y sabemos
que existe una unión entre las definiciones del Veda con la
actuación del Homa, el potente rito de fuego que temporalmente
abre una ventana entre los tres mundos, físico, sutil y causal.
Mediante los mantras sánscritos y los mudras con sus poderes
meditativos, los sacerdotes Védicos precipitaron un flujo shakti en
las almas favorablemente evolucionadas, Mahadevas, residentes
en mundos internos, afianzando las bendiciones de los dioses,
que aseguran felicidad para el clan. Pero descuidando los ritos o
formas, hicieron el Karma negativo e invitaron a la calamidad y la
pérdida de riqueza.
Esas comunidades eran firmes, y el clan prosperó o sufrió
colectivamente, pues cuando una persona transgredía su destino,
los superiores no sospechaban el intento voluntarioso del
individuo para realizar actos de maldad. El ritual se mantenía
responsable para sostener una fuerza o campo espiritual lo
suficiente como para mantener fuera a las entidades demoníacas
que atormentan, confunden y desorientan a los individuos débiles.
Los sacerdotes asumieron, finalmente, la responsabilidad primaria
por el bienestar de la comunidad.

Herman W. Pele, autor de “Los Orígenes Védicos del Karma”,


escribe: "En el contexto del pensamiento del ritual Védico, lo
bueno y lo malo al parecer se refiere a una valoración de la
acción basada en la exactitud ritual: bueno es igual a la
actuación correcta del rito, mientras que malo es la actuación
incorrecta." Por su parte, Swami Vivekananda que habló y
escribió extensivamente sobre el Karma, hizo un comentario sobre
esta comprensión de la ley: "La doctrina Védica del Karma es
igual a lo que el Judaísmo y otras religiones describen como la
purificación de la mente a través de sacrificios y otros medios
externos".
El Upanishad (hacia el 1500-600 a.C.), tratados filosóficos del
Veda, muestra cómo el Karma relaciona al individuo y sus
acciones con preguntas sobre la moralidad, responsabilidad,
premio y retribución. Ellos ordenan claramente al individuo a que
se involucre responsablemente sobre su conducta personal y no
espere que mediante un sacerdocio, con sus sagrados
ritos, pueda afianzar y resguardar su propio Karma.

Karma en la visión mística

Los yoguis del Sankhya antiguo nos describen un sistema filosófico


que nos ofrece una visión profundamente mística. Ellos escrutaron
el Karma en los niveles profundos y enfatizaron su presión en el
alma de hombre. Lo que vieron era una jalea plásmica que pulsa
dentro de los cuerpos sutiles de cada persona. Empotradas en
este plasma, que persiste de vida a vida, se encuentran las
semillas de todo el pensamiento pasado y sus actos. En cada
vida, ciertas de estas semillas kármicas se sueltan en el sistema
nervioso con impulsos codificados y tendencias que comprometen
las acciones presentes.

Los efectos normalmente se extienden en tres esferas de la vida:

a) El jati, familia y ocupación.


b) El ayus, salud y longitud de vida.
c) El bhoga, calidad y goce de vida.

Karma como un ladrillo cósmico


Para los videntes del rishi, el Karma aparecía con tal fuerza y
realidad substantiva que lo percibieron como una de las treinta y
seis evoluciones primarias, desde la Parashakti, pura conciencia,
hasta la orgánica. El Karma número ocho, denominado tattva
niyati, es una forma de energía espiritual-magnética. Esta
identificación de su calidad magnética es una pista crucial para
entender cómo el Karma "regresa", en lugar de simplemente
"sale".
Cada Karma, o acción, genera una vibración, una oscilación
distinta de la fuerza, un vasana, o inclinación subliminal que
continúa vibrando en la mente. Estos vasanas magnéticos se
forman de presiones subconscientes y nos dicen que todo lo que
nos atrae es porque nos gusta. Los actos de amor atraen
más actos amorosos, la malicia engendra malicia y
cada acción, Karma, continúa atrayendo hasta que pierde su
magnetismo. Esto se cumple a través de diferentes experiencias, o
tratando de comprenderlo mediante meditaciones espirituales, en
lugar de con acciones.

"Lo que gira alrededor de algo llega de alrededor", dice una


canción rural. La canción insiste en que “lo que usted entrega
retornará a usted” y en ello va implícito el concepto hindú del
Karma. La ley cósmica de causa y efecto nos lleva al concepto
esencial del Karma, asimilado igualmente por la mayoría de las
religiones no-hindúes, e irrevocablemente unido al concepto ético
mundial.
Pero el Karma ha sufrido una asociación crónica con la palabra
destino. El destino es una idea occidental, derivada grandemente
de las tres religiones de Abraham: Judaísmo, Cristianismo e
Islamismo y significa, con algunas variaciones importantes, que la
vida de uno ha sido fijada por elementos fuera de sí mismo. El
Karma es exactamente lo opuesto. “Es el cobarde y el necio
quienes dicen que esto es cosa de su destino”, dice el proverbio
Sánscrito y añade Swami Vivekananda: “Pero es el hombre fuerte
quien se pone en pie y dice: Yo haré mi destino”.

Todo lo que hacemos regresa a nosotros, como la fortuna


o el infortunio, como la salud o la enfermedad, y todo el futuro
depende de lo bueno o lo malo que hayamos hecho en el
pasado. Los resultados de nuestros actos se volverán contra
nosotros inevitablemente más pronto o más tarde, por lo que,
indudablemente, todos poseemos Karma.
Los cristianos insistían en que debíamos asegurarnos del resultado
de nuestras acciones, pues si la siembra no se efectuó
correctamente no habrá nada que segar o recoger en el momento
del Día del Juicio Final. Los hindúes, no obstante, llegan a la
conclusión opuesta: “por todos los medios evite sembrar, porque
si lo hace entonces tendrá que segar algún día”. Esta es la misma
actitud del yogui comparada con el esfuerzo que solemos hacer
los occidentales en la meditación.

Glosario del KARMA

KARMA es pronunciado como "karmuh"


Karmabhanda: Las ataduras de las acciones, por ejemplo: estar
unido a las reencarnaciones.
Karmadosha: Pecado o vicio, equivocación; las malas
consecuencias.
Karmadushta: Adulterio.
Karmaja: Resultando o producto de un acto, bueno o malo.
Karmajiva: Sustento ganado por el trabajo, comercio, o profesión.
Karmakshaya: Aniquilación del trabajo.
Karmakshetra: Lugar de actos religiosos.
Karmanirhara: Efectuar hechos malos o sus efectos.
Karmanishtha: Realizar acciones religiosas.
Karmapaka: Madurar los actos, incluso aquellos acaecidos antes
de nacer.
Karmaphala: Los frutos de las acciones.
Karmarambha: El comienzo de un acto.
Karmashaya: El poseedor del Karma.
Karmasamya: Balance del Karma.
Karmasiddhi: Éxito en la acción.
Karmatyaga: Abandonar los deberes mundanos y obligaciones.
Karmavasha: La influencia necesaria o la repercusión de las
acciones.
Karmavidhi: El modo de dirigir ceremonias.
Karmayoga: La unión a través de la acción; el servicio religioso
generoso.
Karma del Kriyamana: Acciones que se hacen. Karma que se
crea.
Karma del Prayaschitta: La penitencia. Pensamiento predominante.
Karma del Prarabdha: Las acciones puestas en movimiento.
Karma de Sanchita: Liberarlo para que fructifique en la vida
actual.
Karma del Punya: Santo, poderoso, próspero. Acción meritoria.
Karma del Sanchita: La integridad de todos los Karmas de esta
vida y del pasado.
CAPÍTULO 2

EL HOMBRE ES SU PROPIO KARMA

Un ocultista o un filósofo no hablarán de la bondad o crueldad de


la Providencia, pero identificarán el justo castigo con el Karma y
nos enseñarán que es mejor portarse bien ahora para conseguir
una vida feliz en el futuro, pues el castigo se puede extender
hasta siete reencarnaciones. Tan largas son las consecuencias de
nuestras acciones presentes que cualquier perturbación debe ser
ajustada al máximo, pues el mundo infinito necesita estar siempre
en perfecta armonía.
El único decreto del Karma, eterno e inmutable, es que la armonía
absoluta en el mundo material depende del mundo espiritual.

Por consiguiente, no es el Karma quien premia o castiga,


somos nosotros quienes lo hacemos según sea nuestro
modo de comportarnos y trabajar junto con la
naturaleza.

La Doctrina

La doctrina kármica es que cada pensamiento y hecho origina


una cadena inmediata de causalidad y actúa en cada plano en el
cual esa cadena forma parte. Pero ¿cuál es este hábito primordial
natural que hace que una causa produzca una reacción?
Hablando cósmicamente, es el pensamiento de los seres
espirituales que han estado antes que nosotros y que ahora son
como dioses que disponen de pensamientos propios y protegen el
tipo y calidad del universo en el que nosotros vivimos.
Pero no hay ningún dios fuera de nosotros que nos dicte nuestro
destino. Nosotros somos agentes libres, los niños del universo,
dioses que pasan por la aventura sublime de la vida cósmica. El
pensamiento libre, la inteligencia y la conciencia, morando en un
universo del que nosotros somos partes inseparables, nos permite
adoptar igualmente formas más personales e individualizarnos.
El Karma no es algo que está fuera de nosotros; nosotros somos
nuestro propio Karma. Es la parte espiritual de nosotros; el
material o elemento, psíquico e intelectual, que nos hace realizar
unos actos esenciales. Estos están subordinados a seguir la
corriente del arroyo de la vida y su fluir nos origina el
pensamiento, la conciencia, el entendimiento, y todas las otras
calidades espirituales y energías, como el amor y la compasión.
Para mirar la materia desde un punto de vista algo diferente y
más familiar, ¿esperaría usted que su parte divina sufriera el
Karma de lo que el cuerpo físico hizo? ¿O que su dios interno le
mantenga atado eternamente a lo que hace su cuerpo astral?, ¿O
que su cerebro-mente o las emociones le empujen a ello?
Obviamente no. Nosotros debemos asumir nuestro propio destino,
o trabajar para ello, y lo que hacemos corporalmente está
originado por nuestra naturaleza espiritual. Así que cualquier
cosa que nos pasa a nosotros, es porque conscientemente o
inconscientemente nos hemos hecho lo que somos ahora, y está
haciéndose lo que seremos en el futuro.
Hay un órgano en el cerebro a través del cual las
energías kármicas elementales impulsan a un
individuo a seguir una senda, realizar un acto o tener
un pensamiento y emoción concreto. Esto se ha
denominado como el "tercer ojo," o el "ojo de Siva', y
que físicamente se corresponde con la glándula pineal,
el órgano que expresa y lleva hasta el cuerpo físico los
impulsos kármicos que nos impulsarán a seguir este y
otro tipo acción, en ocasiones dañinas.
Los estudiantes del ocultismo han de saber que el "tercer ojo" es
indisoluble y está conectado con el Karma. Este principio es tan
misterioso que muchos no han oído hablar de él.
Este concepto es algo muy difícil de explicar, pues nosotros somos
nuestro propio Karma. Somos el efecto, en nuestra constitución
entera, de lo que éramos en el tiempo precedente. Después hemos
ido agregado fuerzas, una entidad compuesta con nuestras
propias características, tendencias e impulsos, todas las cuales
han originado una nueva forma y, finalmente, han conseguido
unir de nuevo nuestro Karma y cuerpo físico, pues ambos son uno
mismo.

¿Qué causa controla nuestro destino?


¿Qué parte de nosotros ejerce la mayor influencia
para lo que seremos en el futuro?

Posiblemente sea nuestra parte superior, unida a la inferior, junto


con nuestro cuerpo y nuestras experiencias. Por consiguiente,
como nosotros somos la expresión de la suma de nuestras
cualidades, y el Karma se encuentra en todas ellas, es lógico
admitir que nosotros tallamos nuestro propio futuro
puesto que disponemos de nuestro pasado y nuestro
presente. Hacemos esto mediante el pensamiento, por opción,
por discriminación al ser, intuitivamente conscientes de que es
mejor estar conectados con nuestra parte superior, aquella que
gobierna igualmente nuestro cuerpo, la glándula pineal. Y esto,
como se ha dicho, está indisolublemente conectado con el Karma
pues está con cada uno de nosotros.
Aprendemos a través de nuestras faltas. Aflicción, dolor y
sufrimiento, son nuestros mejores maestros. Pero ello no nos debe
hacer ir en busca de ser ''buenos", pues el hombre que busca ser
''bueno" está ejerciendo un tipo de egoísmo espiritual, porque
busca algo para él.
Quien tiene una visión clara, cuyo corazón está en paz y con la
mente tranquila, no busca hacer el bien ni el mal y su ser entero
está fijo en la luz celestial. Mientras haya personas buenas en el
mundo habrá hombres malos, y viceversa. La salvación de la raza
humana está ocurriendo, no por un buen deseo o para que
seamos buenos, sino para que el amor omnipotente y la
compasión que sostiene el universo, pueda verterse a través del
corazón humano sin barrera alguna.

Karma, como todo lo demás, se manifiesta como energía,


variando en su fuerza. Los más fuertes normalmente llegan los
primeros y cada consecuencia kármica entra en acción a su
tiempo apropiado y lugar. Ningún Karma puede apartarse a un
lado. De hecho, puede contenerse atrás temporalmente, pero
algún día saldrá. Realmente, la acumulación en el pasado
provoca una acumulación de Karma, de otro Karma con
características estrechamente conectadas que por consiguiente
aumentará la acción del Karma así detenido.

No podemos excusarnos por una acción mala diciendo: “¿Cómo


podría ayudarlo yo? Era mi Karma”. Esto significa una estafa
verbal. Cuando actuamos, escogemos la mejor opción y hacemos
un nuevo Karma que se dirige a nuestra mente y conciencia
deliberadamente. ¿Es nuestra opción también kármica? Por
supuesto, pues todo lo que pensamos o hacemos es kármico,
aunque podemos cambiar nuestro Karma en cualquier momento
haciendo uno nuevo y dando una dirección más fácil al viejo,
pues hemos creado energía a través de nuestra naturaleza
espiritual. En cualquier momento del tiempo, el hombre tiene la
facultad divina de escoger libremente su destino. El universo es
ilimitado en magnitud; y la conciencia del hombre no sólo
coexiste con el universo, sino que espiritualmente se amplía.
Un hombre fuerte tiene una presencia igualmente fuerte en
cualquier lugar, en todas las circunstancias, en otras personas, y
las reacciones en él son igualmente poderosas. Los individuos
débiles de carácter dejan una impresión muy débil, y allí lo que
ejecutan es igualmente débil. El hombre que tiene un pensamiento
poderoso, inevitablemente actúa poderosamente en todo lo que
hace, y si recibe un golpe o sufre una pena, tendrá una reacción
equivalente. Por consiguiente, los grandes hombres avanzan por
la senda evolutiva.

Todo el Karma trabaja desde dentro hacia el exterior; se origina


dentro y simplemente se expresa en el plano físico. Es el
hombre quien hace su propio Karma, su propio
destino, y su destino será lo que él haya tallado
particularmente, pues todo depende de él, hasta su
carácter. Lo que hace se une a él y las reacciones de naturaleza
se caerán con él.
Hay Karma de muchos tipos: mental, psíquico, emocional, vital,
astral, físico; y hay un Karma individual o personal así como un
Karma colectivo. Nosotros tenemos que compartir el Karma del
mundo, de nuestra raza, nuestra familia, nuestro sistema solar, y
de nuestro universo, porque somos parte de un todo.

El hombre puede lograr tan alto como quiera un estado de


evolución espiritual desplegando dentro de él sus poderes internos
de acuerdo con la ley cósmica, pues así se vuelve un colaborador
directo en su propia esfera con las leyes cósmicas. No haciendo
nada contrariamente al orden natural, no realizando ninguna
reacción extraña en él, puede decirse que tiene ''un Karma
elevado", en la medida en que el término Karma se aplica a su
propia evolución, carácter y actividad como hombre. La
naturaleza espiritual no se logra mediante cualquier Karma
exterior sólo por el hecho de que el universo y nosotros somos una
porción inseparable, sino porque somos un ser monádico,
indivisible, agregados a alguna entidad mayor. Pero nuestro
propio Karma personal nunca actúa en el plano espiritual porque
ese plano forma parte de una trama que procede de un manantial
que fluye adelante. Cuando un ser humano ha alcanzado la fase
evolutiva de ser totalmente impersonal, no hace ningún nuevo
Karma personal. Por consiguiente, ya no teje a su alrededor un
tejido personal. Se vuelve un servidor impersonal de sus
superiores espirituales.
Hay, por supuesto, el Karma impersonal, porque el Karma
significa la sucesión de causa y efecto, tal y como un actor piensa
y hace. Cuando uno ha alcanzado la divinidad, o así como un
ser humano se ha puesto verdaderamente impersonal, no elabora
ningún Karma más, y su personalidad no está encadenada. Él se
libra de ellos y vive como un obrero y colaborador de la ley
natural.
El Karma universal de cada ser cósmico es el último destino de la
actividad del Karma en cualquier individuo, porque es
inseparable del universo. Incluso el dios más poderoso está tan
sujeto al Karma universal como lo está la hormiga más humilde
que sólo sube a su hormiguero y da vuelta de nuevo en busca de
más comida.

Cuando el hombre ha alcanzado la casi-divinidad es porque se


ha vuelto uno con la naturaleza divino-espiritual de su propia
jerarquía. Él se ha hecho amo de su vida, porque es la persona
que controla sus impulsos y mandatos, pudiendo subir a la esfera
kármica en la que se encontraba anteriormente, mientras que
permanece dentro del Karma jerárquico.

Aforismos en Karma

No hay ningún Karma a menos que haya un ser para


hacerlo o sentir sus efectos.

1. El Karma es el ajuste de los efectos que provienen


de las causas y que se pueden efectuar mediante experiencias
dolorosas o de placer.
2. El Karma es rectilíneo y la tendencia infalible en el
Universo es restaurar su equilibrio, y esto opera continuamente.
3. La obstrucción de esta restauración de equilibrio es
debida al necesario ajuste de toda perturbación o error, un
enfoque que sólo es visible para un Yogui o Vidente perfecto.
4. El Karma opera en todas las cosas y seres de cada
átomo minúsculo. Procediendo en los tres mundos, hombres,
dioses, y seres elementales, ningún organismo en el universo está
exento de su oscilación.
5. El Karma no está sujeto al tiempo, y por
consiguiente quien sabe lo que significa el concepto de tiempo en
este Universo sabe Karma.
6. Por eso el Karma de los hombres suele ser
conocido por su naturaleza inescrutable.
7. Pero su acción puede ser conocida por un cálculo
de causa y efecto.
8. El Karma de esta tierra es la combinación de los
actos y pensamientos de todos los seres que la habitan y que
forman parte del arroyo evolutivo del que todos fluimos.
9. Y en este fluir se incluyen el Señor del Poder y los
santos varones, así como el débil y el malo.
10. Porque el Karma de esta tierra y sus razas empezó
atrás, en un pasado demasiado lejano para que pueda ser
comprendido por las mentes humanas, pues cualquier pregunta
sobre su principio es inútil e infructuosa.
11. Debe permitirse que las causas kármicas ya puestas
en movimiento sigan adelante hasta su agotamiento, pero esto no
le permite a ningún hombre negarse a prestar ayuda a su
compañero.
12. Los efectos pueden neutralizarse o ser mitigados
por los pensamientos y actos de uno mismo o de otro.
13. En la vida de este mundo, con sus razas, naciones,
e individuos, el Karma no puede actuar a menos que haya un
instrumento apropiado que mantenga su acción.
14. Y hasta que ese instrumento apropiado se
encuentra, el Karma relacionado con él sigue existiendo.
15. Mientras una persona está experimentando su
Karma, los otros no pasan a otros seres o medios, pues
permanecen en reserva para un funcionamiento futuro. Durante
ese lapso de tiempo en el cual no funciona ese Karma no hay
ningún deterioro en su fuerza o cambios en su naturaleza.
16. La adecuación de un instrumento para el
funcionamiento del Karma consiste en la conexión exacta y la
relación del Karma con el cuerpo e intelecto, y la naturaleza de
los poderes psíquicos adquiridos para el uso del Ego en la vida.
17. Cada instrumento usado por un Ego en cualquier
vida es apropiado al Karma que opera a través de él.
18. Los cambios pueden ocurrir durante una vida para
hacerle destinatario de una nueva clase de Karma, y esto puede
tener lugar de dos maneras: una, a través de la intensidad del
pensamiento, y dos, a través de las alteraciones naturales que se
originan para completar el agotamiento de las causas antiguas.
19. Cada cuerpo, mente y alma tiene un poder de
acción independiente, y cualquiera de estos se puede agotar,
independientemente de los otros, aunque alguna causa kármica
remota puede operar a través de otros cauces.
20. El Karma es misericordioso y justo, aunque la
misericordia y la justicia son polos opuestos. La misericordia sin
justicia no es posible en los funcionamientos del Karma. Lo que el
hombre llama misericordia y justicia es un error, un defecto
impuro.
21. El Karma puede ser de tres clases: una, presentarse
en esta vida a través de los instrumentos apropiados; dos, que
está haciéndose o se almacena para ser agotado en el futuro;
tres, el Karma aplazado de vida pasadas puede no operar
todavía porque se encuentra inhibido por inapropiados manejos
del Ego, o por la fuerza del Karma que opera ahora.
22. Se usan tres campos de funcionamiento del Karma
en cada ser: uno, el cuerpo y las circunstancias; dos, la mente y el
intelecto; tres, los planos psíquicos y astrales.
23. Sosteniendo el Karma presente de cada uno se
puede operar enseguida en los tres campos del funcionamiento
kármico.
24. El nacimiento en cualquier clase de cuerpo y
obtener los frutos de cualquier clase de Karma es debido a la
preponderancia de la línea de la tendencia kármica.
25. La oscilación de la tendencia kármica influirá en la
encarnación de un Ego, o cualquier familia de Egos, durante tres
vidas por lo menos.
26. Las medidas tomadas por un Ego para reprimir la
tendencia, eliminar defectos, y neutralizar las diferentes causas,
alterará la oscilación de la tendencia kármica y acortará su
influencia de acuerdo con la fuerza o debilidad de los esfuerzos
que se han llevando a cabo y las medidas adoptadas.
27. Ningún hombre o vidente pueden juzgar el Karma
de otro. Mientras cada uno recibe sus influjos, las apariencias
pueden engañar, y el nacimiento en la pobreza o la acumulación
de problemas quizá no sea ningún castigo por un Karma malo,
pues los Egos continuamente encarnados en ambientes pobres
donde experimentan dificultades y pruebas, son la disciplina del
Ego y producen fuerza, fortaleza, y simpatía.
28. El raza-Karma influye en cada unidad a través de
la ley de Distribución. El Karma nacional opera en los miembros
de la nación por la misma ley pero más concentrado. El Karma
familiar sólo gobierna donde se han mantenido familias puras,
pues en cualquier nación donde hay una mezcla de familias,
como ocurre en cada periodo de Kaliyuga, este Karma familiar es
generalmente distribuido por todos los miembros. Pero incluso en
tales periodos algunas familias permanecen coherentes durante
periodos largos, y entonces los miembros sienten la oscilación del
Karma familiar. La palabra 'familia' puede incluir a varias familias
más pequeñas.
29. El Karma opera para producir cataclismos
naturales por encadenamiento a través de los planos mentales y
astrales de cada ser. Un cataclismo puede remontarse a una
causa física inmediata como un fuego interior y perturbación
atmosférica, pero estos han sido originados a través del poder
dinámico del pensamiento humano.
30. Los Egos que no tienen ninguna conexión kármica
se guardan sin el último funcionamiento.
CAPÍTULO 3

REENCARNACIÓN Y KARMA

"La ley del Karma no es una justicia o sistema de retribución por


la cual cualquiera que tenga mucho sufrimiento en esta vida
supone un indicio de que es víctima de un mal Karma”.

Nosotros no podemos discutir la reencarnación sin hablar sobre


las Leyes del Karma. El Karma no es otra cosa que la ley
Universal de causa y efecto. Es una ley que está incluida en este
Universo, pero que no está presente de manera fácil, del mismo
modo que no se puede acceder con facilidad a otras
dimensiones.
Hay mucho concepto erróneo sobre el Karma y el modo en que
opera. Muchos nuevos maestros han llevado información a un
público deseoso de conocimientos, pero frecuentemente han sido
corrompidos por esa falta de conocimientos en la cual prima más
la lectura masiva de los libros (la venta), que la experiencia real.
Todos y cada uno de nosotros tenemos un pensamiento libre,
libertad para escoger y mejorar. Usted puede escoger crecer con
alegría, o alternativamente, a través del dolor, angustia y miedo.
La ley del Karma no es una justicia o sistema de retribución por la
cual cualquiera que tenga mucho sufrimiento en esta vida supone
un indicio de que es una víctima de un “mal Karma”. Lo único que
ocurre en estos casos, es que se encuentra en dificultades que
simplemente son el resultado de sus propias creencias sobre ellos.
No sólo los humanos sienten remordimientos y sentido de culpa,
pues las almas también pueden sentirlo, y con su problema
arrastran a no pocos humanos.
Por ejemplo, si una persona debe asesinar a otro ser humano, no
es el hecho en sí mismo lo que atrae el Karma, sino que es el
estado emocional y las creencias sobre su Ego lo que le llevó al
acto del asesinato. Eso creará posteriormente, como resultado, el
Karma, aunque en ocasiones este hecho ocurre en una vida
futura.

Hay tres tipos de acercamiento a la idea de la


reencarnación:

1. Uno, donde la propia idea es casi inexistente, o


solamente existe cierto interés por leer artículos superficiales sobre
la reencarnación, esencialmente para mofarse de ellos.
2. Otra creencia nos habla de la trasmigración de las
almas asegurándonos que podemos ser un humano en una vida y
un animal en la próxima. Ello nos lleva a pensar, por
consiguiente, que hay gran peligro en comer animales o pisar
hormigas.
3. Muchas otras personas, hablando en términos
genéricos, creen en la reencarnación y en ocasiones
correctamente, y la unen a la Ley del Karma. Desgraciadamente,
incluso en el Este, la Ley del Karma se ve desde un punto de vista
erróneo. Por supuesto, aquí y allí, Este y Oeste, hay también una
interpretación correcta sobre la idea del renacimiento y su
conexión íntima con la Ley de Acción y Reacción, Causa y Efecto.
El occidental tiende a rechazar la idea de una vida futura. Es una
idea que sólo está empezando de manera superficial a
comprometer las mentes de las personas. Su razonamiento es muy
materialista, “científico” y lo definen como sumamente práctico.
Según manifiestan: “Si yo tengo una vida futura, debo haber
tenido una vida pasada; y si yo tuve una vida pasada que
hubiera sido interesante lo sabría”. Por ello no nos debe extrañar
que la literatura popular en Occidente sobre la reencarnación esté
casi exclusivamente centrada en las existencias anteriores.
Hay muchas técnicas ahora, auténticas o falsas, que anuncian
que son capaces de devolver a las personas a experiencias de sus
vidas pasadas. Para ello se emplea la hipnosis, regresiones, y
otros sistemas. Hay también por supuesto, investigaciones muy
serias que se efectúan en varios países, todas financiadas con
fondos particulares y que no cuentan con el apoyo, ni siquiera
moral, de los gobiernos. Ningún político gozaría de credibilidad
en el parlamento si se confesara creyente de la reencarnación. La
autocensura en este ámbito es sumamente intensa y
eso hace que nadie pueda expresar públicamente sus
convicciones religiosas, morales o sociales, y
frecuentemente ni siquiera entre sus amigos o familiares.
Cualquier filtración a la prensa sobre ideas particulares del más
allá le puede hundir su carrera política.

Preguntas frecuentemente efectuadas

¿Qué es el Pancha Karma?


Pancha, en Sánscrito (el idioma clásico de los hindúes), significa
cinco y Karma significa acción. Así los Pancha Karma son cinco
modalidades de terapias curativas profundas únicas en el
Ayurveda. Pero no solamente son terapias que mejoran las
enfermedades, sino que también quitan las toxinas del cuerpo.
Las terapias del Pancha Karma pueden sanar enfermedades que
se consideran incurables según la medicina occidental y es un
hecho frecuente ver a personas que entran en silla de ruedas en
los hospitales de la India salir por propios pies después de un
tratamiento de Pancha Karma. Algunos hospitales occidentales
famosos conocidos como "el último recurso" para muchas
enfermedades, envían frecuentemente a sus enfermos incurables
a estos hospitales de Ayurveda.

¿Cuáles son las terapias básicas del Pancha Karma?

1. Vamana es un tratamiento especial que consiste en


vomitar las toxinas de Kapha, mucosidad, bacterias procedentes
de la nariz, pulmones y principalmente del estómago.
2. Virechana es un proceso de purgación para vaciar
toxinas del intestino delgado.
3. Basti es un enema efectuado al enfermo para quitar
toxinas del colon, entonándolo y rejuveneciendo. Pueden usarse
dos tipos de basti dependiendo de la necesidad: aceitoso (para
entonar) y acuoso (para limpiar).
4. Nasya es un grupo de terapias herbarias aplicado
a través de la nariz. Se usan hierbas en varias formas incluso en
polvo (rapé), aceites o emplastos. Estas terapias son muy buenas
para la mente, emociones, nervios y cabeza. Se trata de liberar a
la sangre del exceso de toxinas, aunque no se emplea en muchos
países occidentales porque exige licencia médica.

¿Qué se realizan los pasos preliminares para preparar


el Pancha Karma?

La idea central del Pancha Karma es:

Soltar las toxinas desde donde existen (ejemplo: artritis en el


hombro).
Soltar las toxinas a través del sudor.
Los procedimientos preliminares incluyen una dieta especial de
Kicharee (arroz), engrasar articulaciones mediante Abhyanga
(masaje) y baño de vapor.
CAPÍTULO 4
LA TEORÍA DEL KARMA

La vida es gobernada a través de dos principios: el premio y el


deseo. El deseo es la fuerza más potente en nuestra vida y
gracias a ello tarde o temprano nuestros sueños se cumplen.
Nosotros conseguimos cualquier cosa que deseamos y trabajamos
para ello, pero al mismo tiempo tenemos que sufrir los efectos
buenos o malos de nuestros hechos de acuerdo con el principio
de la retribución. Este principio de retribución es conocido como
la Ley del Karma. Se premian o castigan todos nuestros actos
voluntarios que afectan agradablemente o desagradablemente a
otros, de acuerdo con la ley de la justicia del Karma. Esta ley del
Karma es justa y adecuada, y demuestra que la justicia cósmica
debe ser estricta y distribuida de modo estable en la naturaleza,
pues de ello depende el equilibrio de acción y reacción.

Nadie puede escapar o evadirse de las consecuencias


buenas o malas de sus hechos y si las consecuencias
no se pagan en esta vida aquí y ahora, con seguridad
las pagará en otra vida, pues la vida es inmensa y variada.
El ego tampoco se muere completamente y es esencial para que
se cumplan las reglas y no exista injusticia en el universo, pues
nadie deja de existir sin haber sufrido las consecuencias de sus
hechos. La muerte es sólo un cambio en nuestra vida; cierra el
mundo físico nuestro y nos despierta en un mundo más sutil.
¿Por qué nos sentimos tan atraídos a este mundo
físico?

Esto se debe a que hemos tenido muchos deseos conectados con


este mundo que todavía desean ser cumplidos, y porque tenemos
que sufrir las consecuencias de los hechos realizados en nuestras
vidas anteriores. Nuestros deseos y nuestro registro de los hechos
nos devuelven a nuestro plano físico. La vida aquí presupone una
vida allí y la pre-existencia y post-existencia están implícitas en la
ley del Karma.
El renacimiento o la reencarnación no sólo es un postulado sino
un hecho y algunos de los pensadores occidentales modernos han
apreciado estas dos doctrinas del Karma y la reencarnación como
reales. La ley del Karma proclama que nosotros conseguimos
lo que damos, recogemos lo que sembramos. El hombre
tiene poder para actuar, pero su poder acaba con el acto
realizado y su efecto no puede alterarse o anularse.
Todas las acciones, buenas o malas, producen sus consecuencias
en la vida del individuo que las realiza y si son acciones buenas o
malas producirán efectos buenos o malos en la vida presente. La
ley del Karma es una ley moral que no sólo gobierna la vida y el
destino de todo individuo, sino incluso el orden del mundo físico.

La libertad es una posibilidad real y el individuo puede controlar


sus deseos y dirigirlos en un cauce apropiado, en virtud de su
razón. El fatalismo o el determinismo es una falsedad no
aceptada en la teoría del Karma, pues el destino es la fuerza
colectiva de las propias acciones que uno realiza en la
vida presente y pasada. Puede ser superado por los esfuerzos de
esta vida, si son suficientemente fuertes, así como los hábitos
viejos pueden ser neutralizados por el cultivo de nuevos y
opuestos hábitos.
Deseos y acciones

Una acción se ha realizado por un deseo de lograr o disfrutar


algo, pero para que una causa quede ligada a un efecto, cada
acción a su logro, el deseo y la acción deben ir juntas, pues
cuando se separan la conexión cesa. Nuestros deseos son
innumerables e ilimitados y muchos de ellos chocan entre sí, por
lo que tenemos que escoger algunos y desechar otros. El hombre
es un ser racional y está dotado del poder de discriminación y
mando; con la ayuda de este poder él debe provocar un orden en
el reino de los deseos. Algunos de ellos son para el goce de los
placeres en este mundo mientras otros lo son para la perfección
moral y la libertad espiritual. Los pensadores indios
comprendieron que toda la vida humana no debe dedicarse a la
persecución de riqueza y placer, pues de ser así el espíritu se
atrofia.
El Kathopanishad clasificó todos los deseos bajo dos cabezas, a
saber: el Preya, agradable, y el Shreya, bueno. El Upanishad dio
énfasis a que el último debe preferirse al anterior. Los pensadores
indios no hicieron desprecio en la acumulación de riqueza y goce
de placeres, pues sabían que la codicia y el sexo eran caminos
muy poderosos para el hombre. Pero también sabían que eso
desenfrenaba el goce por los placeres sensuales y la desarmonía
social. Estos sentimientos tienen que ser guiados y controlados
para que se transformen en actos virtuosos y principios morales
como la verdad, honestidad, autodominio, compañerismo y
moderación.
Religión

Los pensadores indios sabían que la ley del Karma está en el


fondo de la ley del orden Moral, la ley que constituye el
equilibrio, la rectitud y el trabajo en todos los lugares y climas.
Esta ley garantiza el goce futuro de los actos que se realizan hoy
y trabaja con todo su poderío en el plano físico, mental y moral
de todo ser. En el nivel religioso, el Karma pierde su poderío y
asume una actitud de rendición a Dios. Mukti o la libertad
espiritual, serían imposibles si la justicia divina funcionase a
través de un rigor matemático de la ley del Karma. La religión
requiere, por consiguiente, que el concepto legal del Karma debe
transformarse en el concepto religioso de Krupa.
Krupa, la gracia de Dios, transfigura la ley rigurosa del Karma y
se convierte en el principio redentor de la religión, aunque no
contempla una redención. El pecado humano está originado en
libertad y mediante la conciencia, y este defecto está alejado de
la naturaleza amorosa de Dios, que es el gobernante y el
redentor.

Ventajas de las Leyes del Karma:

1. Ofrece una comprensión de las frustraciones y


obstáculos a aquellos que no parecen merecer este ambiente.
2. Ofrece explicación sobre las enseñanzas de líderes
religiosos, incluso de Cristo.
3. Da opciones para disuadir de acciones egoístas,
irreflexivas y dañinas.
4. Facilita la creencia en un universo ordenado, uno
en el cual la ley y el orden, y un sentido de propósito moral,
dominan.
El destino: ¿inmutable o moldeable?

Nosotros intentamos, consciente o inconscientemente, ser


perfectos, aunque la valoración de esta categoría cambia según
las personas. Pudiera ser que no tuviéramos ningún mando sobre
los eventos de la vida y la única cosa que podemos controlar es
nuestra reacción a estos eventos. La vieja teoría de que el destino
está escrito, choca nuevamente con aquellas que afirman que el
destino nos lo labramos nosotros día a día.

Para que el objetivo a lograr pueda conseguirse, debemos


combinar ambas posibilidades y tratar de que nosotros
controlemos los acontecimientos que llegan a nosotros. Pero hay
acontecimientos que son difíciles de controlar, aquellos que
demuestran que el destino está escrito, tal y como afirma el
horóscopo. Por fortuna, nadie puede impedirnos que los
controlemos y en ese momento es cuando tenemos la otra opción
que mencionábamos antes. De esta manera, es como llegamos
con la carga del Karma a cualquier encarnación dada.
Esto, no obstante, no nos está exigiendo que nos quedemos
sentados, en un estado catatónico mental, en espera de que
lleguen los acontecimientos para modificarlos si es posible, sino
que nos adelantemos a ellos. Lo que nosotros podemos
hacer, en cada evento, en cada circunstancia, es
analizar cada situación actual o previsible y esperar
los acontecimientos que llegarán de cualquier modo y
desviarlos de nuestra vida. Si no reaccionamos y
adoptamos una posición de resignación y de falta de lucha, nos
creamos una impersonalidad, una separación respecto a los
eventos, donde nosotros nos quedamos indiferentes tanto si
nuestro Karma es bueno o malo.
De discípulos y almas

Si la miramos correctamente, la vida evolutiva es una renuncia


gradual de lo más bajo por causa de lo más alto. Como el alma
en cada encarnación, un nivel alto de divinidad proviene de un
nivel más bajo, y el trabajo de la perfección, la meta evolutiva,
es la renuncia gradual de estos niveles más bajos.
El alma hace su trabajo de la reencarnación encima del tiempo,
ese espacio, largo e indefinido, que nos habla de la edad del
universo y, por tanto, de la eternidad y de las inteligencias
divinas. Existe una necesidad vital de encarnarse de nuevo, pues
la existencia eterna así lo exige, y hay reflexiones que nos dicen
que ese trabajo en casi un castigo, como lo es la necesidad de
tener que respirar continuamente cuando vivimos.
El camino de retorno, de descanso, para el alma es el descargo
gradual de sí misma cuando existen limitaciones en los planos
físicos, astrales y mentales. Hay momentos en los cuales no hay
manifestación de energía para fundir cuerpo y alma, y dos cosas
están sucediendo al mismo tiempo en este proceso. Una es la
espiritualidad gradual del vehículo, el cuerpo, al que está
llegando el alma, y la otra la fusión con el vehículo,
intencionalmente, por el alma, para quemar el Karma antiguo.

Como los progresos del alma cuando experimenta su encarnación


deben ocasionar reflexión, el hombre o la mujer encarnados
reciben una carga más pesada de Karma que aumentará
sucesivamente. Es por esta razón que la cuarta iniciación se
llama en occidente la Crucifixión y, en oriente, la Gran Renuncia.
En esa experiencia todo, todos los aspectos más bajos, están
renunciándose a favor de la realidad espiritual más alta. Esa es la
razón por la cual la vida del cuarto grado de iniciación
normalmente es, desde el punto de vista del mundo, fuertemente
dolorosa.

Las personas imaginan que cuando un hombre o mujer


progresan en su evolución, deben sentirse más libres de Karma,
pero la verdad puede ser lo opuesto. La causa estriba en que los
humanos deben convertirse en discípulos, en iniciados y
servidores, por lo que asumen cada vez más el peso del Karma
mundial. Ellos representan en ese momento al mundo y sus
hombros son, y necesitan ser, anchos. Imagine un puente encima
de un río, y el río que es el mundo y su Karma, mientras que los
discípulos que comienzan son los pilares del puente y los espacios
entre ellos son las masas de personas. Donde hay espacios, el
agua fluye fácilmente a través de los pilares del puente que
soportan la fuerza del agua.
En un sentido más real, los discípulos suponen el apoyo del
mundo y esa es una razón por la cual la vida de un discípulo es,
desde el punto de vista del hombre corriente, una vida muy difícil
de llevar. Ellos son gobernados por la gran Ley de Servicio y bajo
esta ley los discípulos se dan cuenta que la reencarnación es un
servicio a la Humanidad. Por eso necesitan terminar tan
rápidamente como sea posible esta experiencia corporal, siendo
el más adelantado aquel que más y mejor puede servir al mundo.

Cuando se alcanza cierto nivel, en el tercer grado de iniciado, la


relación con la Ley de Causa y Efecto cambia, pues gradualmente
la ley es manipulada por él. Como un alma divina consciente,
trabajando en el mundo, realmente se hace el piloto de su propio
avión. No es un proceso automático, pero este punto se logra
gradualmente y así toma parte activa en su propia evolución,
trabajando conscientemente con la Ley del Karma, bajo el mando
de su alma.

El objetivo es que cuando la persona está lista para tomar la


quinta iniciación y hacerse un Amo, todo el Karma habrá estado
resuelto, quemado, y devuelto a la fuente de la que vino.

¿Cómo nos podemos librar del Karma?

Bien, es algo que no se puede regalar pues es demasiado


pesado, nadie lo quiere. Tampoco hay ninguna venta posible
para el Karma que permita ceder el exceso pues todos tenemos
bastante con el propio. Pero ¿qué se puede hacer y cómo se
puede soportar esa carga que limita la actividad, la alegría y
felicidad? Hay un método muy simple y se llama servicio.
El servicio es por excelencia la manera para librarse del Karma.
Por supuesto no se libra de él, pero al menos lo quema.

El proceso es algo así:

Cuando usted ayuda o sirve a alguien, atrae a sí mismo la


energía. Repartiendo energía, paradójicamente, recupera y
almacena energía; ésa es la ley. Básicamente, esta es la Ley que
gobierna nuestra naturaleza sin la cual el universo no existiría. Es,
por supuesto, en otro sentido, la Ley de Causa y Efecto. Cuando
usted ayuda o colabora con alguien (y esto incluye a la
naturaleza), pone en movimiento una causa, y el efecto es que su
esfuerzo revierte en usted mismo.
Para que la propia ley sea más productiva, debe incluir sus
trabajos y ayudas en algo relacionado con su vida y sus propias
necesidades. Si usted no cubre sus demandas le será imposible
ayudar a nadie y nada mejor que recordar ese refrán que dice:
“la caridad bien entendida, empieza por uno mismo”. Quien no
cuida su cuerpo no estará fuerte para cuidar el de
otros y quien no cultiva su mente y pensamientos
recomendará comportamientos sociales equivocados.
Cuando nosotros servimos, no solamente demostramos amor, una
cualidad que se confunde con las cuestiones morales o sociales,
sino que estamos fertilizando nuestra propia felicidad pues eso
fortalece y potencia en cierto modo al individuo para que pueda
tratar su propio Karma.

Del mismo modo que una persona progresa y trabaja


mejor cuando está enamorado, en la ayuda a los demás se
distancia automáticamente del efecto de su trabajo, no lo tiene en
cuenta, pero los resultados posteriores son benéficos,
especialmente en su carácter. Y ¿hay otra manera mejor de
progresar en la vida sino es con el auxilio de la mente?
En este momento es cuando los entendidos dicen aquello de: es
mi Karma.
La enseñanza del Karma

La enseñanza del Karma ("acción") indica equivocadamente que


se trata de algo negativo, una acción equivocada y que es algo
de lo cual hay que liberarse. El Karma es la razón para la
pobreza del mendigo, la enfermedad del enfermo, y la situación
desesperada de los oprimidos. Ellos siegan lo que otros
sembraron en las vidas del pasado y por ello el Karma es la
razón para la prosperidad del rico, la buena salud del robusto, y
la posición afortunada del opresor.
Posiblemente algunos son ricos ahora porque sembraron bien en
el pasado. Por eso, debemos admitir que hay algo de
fatalismo en la enseñanza del Karma pues tiende a
hacer que los pobres, los enfermos, y los oprimidos,
acepten la situación cuando parece ineludible. La única
cosa que podemos cambiar del Karma personal es esperar
pasivamente a que la cosecha amarga de nuestras acciones del
pasado se agote, para que podamos segar nuevo y
esperanzadamente sean mejores las frutas de nuestra vida
presente.

La enseñanza de las influencias del Karma en el rico, el


saludable, y el opresor, producen auto-confianza, felicidad, y
orgullo, pues están seguros de haber merecido su buena posición
en la vida y que no necesitan ayudar al resto. Es más, se
recomienda no mezclar Karma y cada persona debe asimilar el
suyo, el que se ha creado. Usted puede darle una moneda al
mendigo en la calle, pero cambiar la pobreza de esa persona le
será muy difícil.
Hoy día, el hindú ilustrado y bien educado intenta mezclar la
enseñanza del Karma con el humanismo Occidental, y exigen que
el Karma dé la razón al creyente para que practique la
benevolencia y filantropía. Si usted es bueno con otros, estos
hindúes modernos mantienen que usted segará "un buen Karma"
en el futuro. Sin embargo, las escrituras indias no saben nada de
lógica y según su filosofía, el Karma bueno es el resultado de
evitar contaminarse, no robar y no mezclarse con personas que
no sean de su medio social. El buen Karma, por tanto, es el
resultado de lo que usted ha evitado, en lugar de lo que realmente
ha hecho.

Trasmigración eterna de las almas

Samsara se refiere a la larga cadena de vidas de nuestra


existencia, en la cual cada vida es simplemente un eslabón.

La razón por la cual la enseñanza del Karma tiene esta


consecuencia inhumana, es la conexión íntima al samsara,
palabra que proviene del sánscrito (idioma clásico de los hindúes)
y que describe "la rueda de la vida", el ciclo eterno de todo. Es la
noche y el día, el verano y el invierno, el nacimiento y la muerte.
El Karma que segamos ahora ha sido sembrado en una vida
anterior. El cuerpo, la familia, la nación, y la clase social en los
que hemos nacido, están determinados por acciones que llevamos
a cabo en las vidas anteriores que se han vivido. En conjunto, las
personas que nosotros vemos ahora mismo alrededor nuestro son
solamente cuerpos, cada uno llevando un alma sumamente vieja
que ha vivido en otros cuerpos en innumerables épocas del
pasado. Cada alma ha nacido, ha vivido y ha sufrido, del mismo
modo que ha encontrado la muerte y ha renacido durante miles
de generaciones y en miles de años. Ésta es la idea básica.
CAPÍTULO 5
BUDISMO

Hace dos mil quinientos cincuenta años, el Buda histórico disfrutó


de unas únicas circunstancias para divulgar sus enseñanzas.
Nacido en una cultura favorablemente desarrollada, estuvo
rodeado por personas sumamente dotadas y después de alcanzar
esclarecimiento, compartió sus métodos para descubrir la mente
durante cuarenta y cinco años más. Es por esta razón que su
Karma, al que llamó Dharma, es tan inmenso.

El Kanjur, las palabras de Buda, consiste en 108 volúmenes que


contienen 84.000 enseñanzas útiles. Después hay los
comentarios, el Tenjur, que suman otros 254 libros igualmente
intensos. Esto hace la evaluación final de su vida que el mismo
Buda resumió así: "Puedo morirme alegremente, pues no mantuve
mis enseñanzas en una mano cerrada y todo lo que puede
beneficiar ya lo he dado".
Su última declaración pone el Budismo aparte de lo que se
denomina religión.

Tales declaraciones muestran el acercamiento práctico del


Budismo a la vida real. Cuando las personas le preguntaron a
Buda por qué les enseñaba, contestó: "Enseño porque usted y
todos los seres buscan felicidad e intentan evitar sufrir. Yo enseño
las cosas de la mejor manera, tal como son".
¿Para qué es bueno el Budismo?

Buda usó la mejor descripción. Durante 1.500 años sus


enseñanzas existieron en la India, aunque las llamaron Dharma, y
durante los últimos 1.000 años en el Tíbet, donde se las menciona
como Chö. Las dos significan "las cosas de la manera que son",
entendiendo esto como la llave de la felicidad. El propio Buda es
el maestro, un ejemplo, el protector, y el amigo. Su ayuda les
permite a los seres evitar sufrir y entrar en un estado de beatitud
creciente mientras también libera e iluminan a otros.

¿Qué es el Budismo?

El Buda histórico nació aproximadamente en el 570 en la India.


Cuando era joven pasó seis años investigando y meditando, y
reconoció la verdadera naturaleza de la mente, lo que denominó
como el "despertar". Sus enseñanzas hacen a los seres
intrépidos, jubilosos y amables y ahora constituyen la principal
religión de varios países asiáticos.
Desde los años setenta, la visión profunda del Budismo y su
inmenso número de métodos, han inspirado y fascinado a un
número creciente de personas de todas las culturas occidentales,
pues Buda se ve como un espejo eterno del potencial inherente de
la mente.

Buda dio métodos para que el esclarecimiento pueda lograrse y


dejó claro qué enseñanzas se relacionan con la verdad. Mostró a
sus estudiantes prácticas y entendibles maneras para usar todas
las experiencias de la vida como pasos hacia el esclarecimiento,
dando métodos que llevan a la felicidad profunda y duradera.
Animó a que sus estudiantes fueran escépticos y les invitó a
verificar ellos mismos si sus enseñanzas eran dogmáticas o
mostraban la verdad.
Los métodos de la meditación budista pueden generar cambios
internos poderosos que permiten integrar las experiencias
directamente para enriquecer nuestras vidas. Estos métodos
permiten llegar a los niveles de conciencia alcanzados a través de
la meditación y en cierto modo los fijan en nuestra memoria. La
enseñanza más alta conocida es la denominada como Chag
Chen o Dzogchen, como Mahamudra o Maha Ati, y nos permite
evitar la separación entre el asunto, el objeto y la acción.

El Budismo en occidente

Mientras hay muchos centros budistas activos de varios linajes en


occidente, los 230 centros budistas del linaje Karma Kagyu están
bajo la guía espiritual de los 17 Karmapa, Thaye Dorje, que
ahora residen en Nueva Delhi, India. Estos grupos tienen una
estructura democrática y trabajan sin remuneración, mediante un
voluntariado en base al idealismo y la amistad. Los miembros
comparten la responsabilidad de ser guías para meditaciones,
contestar preguntas y dar enseñanzas. El Lama ha entrenado
hasta ahora aproximadamente a 30 estudiantes que están ahora
viajando y enseñando en muchos países.
El Karma Kagyu escolar ofrece enseñanzas prácticas aplicables a
la vida cotidiana. Da una riqueza de métodos para las personas
laicas y los yoghis que les ayudan a desarrollar la riqueza
inherente de la mente a través de la meditación y en las
actividades diarias de cada uno. La base de la enseñanza
Mahamudra está apoyada en tres pilares: las enseñanzas no-
dogmáticas comprobables, la meditación, y los medios para
solidificar los niveles de conocimiento que se han logrado.
El Karma y causalidad en el Budismo

El análisis budista depende en su propia y única teoría de la


naturaleza de la realidad y causalidad. La realidad se analiza, no
en términos de substancias estáticas, sino en términos de eventos
(dharmas). Estos eventos no existen sin una causa y son a su vez
causas de otros eventos; es decir, los eventos son funcionalmente
dependientes de otros eventos y la causalidad es la que
proporciona la continuidad de los eventos.
Hay una incógnita sobre cómo el Karma pasa adelante. Hay dos
elementos que van a constituir lo que denominamos como
disposición y conciencia, e incluso como conocimiento, mente, o
pensamiento. Las disposiciones son importantes pues nos explican
la conducta del individuo, particularmente porque ellas en el
futuro dan lugar a los deseos. Y puesto que ellas condicionan la
conciencia, se consideran como parte de la personalidad.
Nuestras disposiciones actuales y la conciencia están causadas
por disposiciones anteriores, y éstas a su vez son la causa de
nuevas disposiciones y conciencia.
Pero el modo mediante el cual los residuos kármicos se transmiten,
particularmente si no hay nuevas malas acciones, es también una
incógnita. Buda afirmó que todos los eventos están condicionados
por la causa, pero al mismo tiempo evitó confundir con
controversias metafísicas que habrían originado no pocas
discusiones contemporáneas. Su teoría era, como David
Kalupahana nos recuerda a menudo, una teoría empírica sobre
las causas, y la ley del Karma extendida más allá de cualquier
comprobación empírica. Así, en efecto, cómo los residuos
kármicos de un evento afectan a los eventos siguientes es uno de
los grandes misterios.

Varias escuelas budistas desarrollaron teorías para explicar la


transmisión. Estando deseosos de hacer una oferta sobre sus
análisis, crearon problemas particulares para escolásticos o
budistas para quienes los eventos son momentáneos. Así, no
encontraron una explicación sobre cómo un evento que ha
acabado y ha desaparecido ocasione un efecto, pues aseguran
que todo acaba deteriorándose, cesando o permaneciendo
estático.
El Karma, según la tradición india, es un principio que describe
las acciones de las personas y sus consecuencias, ambas con
recompensas y castigos. El Karma, por tanto, es una ley moral de
causa y efecto por la cual la suma de las acciones de una
persona se acumula de una a otra vida, por lo que conduce a un
destino mejor o peor en cada persona.
Este principio fundamental es reconocido por las tres grandes
religiones de la India y es usual en esas religiones el término
«Upanishads», con el cual se designa la efectividad automática
de los actos humanos, y mediante los cuales se determinan la
clase y nivel de la reencarnación en la existencia siguiente.
El Karma universal, pues, concibe la vida humana
como un eslabón de una cadena de vidas («samsara»), en
la que cada vida particular está determinada por las acciones de
esta persona (sería más correcto hablar de alma), en su vida
anterior, en función del principio de causalidad, la ley en virtud
de la cual se producen los efectos. Una acción, por tanto, se
hace Karma cuando se efectúa para conseguir una meta o un
deseo y une al hombre a la cadena del «samsara»
(reencarnación).
En las religiones de la India, que no conocen los conceptos de
culpa, castigo y redención, el Karma es una parte filosófica
esencial para comprender las pulsiones y acciones humanas, y
para alcanzar el necesario equilibrio.

El Karma jainita analiza intensamente cuatro elementos: influjo,


esclavitud, duración y cumplimiento. Para ellos el Karma es algo
que se une al alma o jiva, permitiendo que se pueda expandir,
modificarse o contraerse según el peso acumulado. Todas las
acciones, buenas o malas, generan Karma, aunque las malas
ocasionan un Karma mucho más pesado y complicado de liberar.
A través de las distintas reencarnaciones el Karma es liberado en
dos fases: evitando que se acumulen nuevos Karmas, y con la
penitencia, sea con una vida austera o al servicio de los débiles.

Buda

Su verdadero nombre era Sakyamuni o Siddhartha Gautama y


aunque no existe seguridad se le considera nacido entre los siglos
VI y IV a.C. Era hijo del rey Suddhodana y de la reina
Mahamaya, regentes del reino de Sakya, actualmente una zona
fronteriza entre India y Nepal.
Rodeado de lujo y comodidad se casó a los dieciséis años,
existiendo un periodo entonces de transformación mística que
concluyó a los veintinueve años, tras meditar sobre la pobreza de
los seres humanos que le rodeaban. Se dio cuenta que el
sufrimiento era algo implícito a la existencia y decidió abandonar
su reino, su esposa e hijo, para buscar el conocimiento. Para
clarificar sus dudas se dirigió al reino de Magadha en busca de
populares maestros, pero allí no encontró nada más que nuevas
castas sociales y se encaminó entonces a Uruvela, en donde vivió
con cinco ascetas y llevó durante seis años una vida de
austeridad y sacrificios. Desilusionado finalmente, y
desconcertado por no poder entender las razones de la miseria
humana y el poderío de otros, decidió abandonar y regresar a su
palacio. En ese mismo momento se convirtió en un Gran
Iluminado mientras meditaba bajo un árbol en Bodh Gaya.
Tenía entonces treinta y cinco años y una vez sentadas las bases
de su filosofía se dedicó el resto de su vida a enseñar las «cuatro
verdades nobles», a saber:

1. Que la existencia es miseria


2. El apego es la causa de la existencia
3. Se puede poner fin a la miseria con la eliminación
del apego
4. El apego se destruye aplicando las ocho sendas:
fe, palabra, acción, vida, mente, meditación, resolución y opinión
justa. El cumplimiento de esta regla lleva al nirvana, el estado
absoluto en que no se distingue la vida de la muerte, el bien del
mal y el conocimiento de la ignorancia.
Budismo

Su doctrina filosófica tiene como principal rasgo la supresión de


la causa del sufrimiento por medio de la liberación o el
encauzamiento del deseo y las pasiones. Buda fundó en vida
congregaciones de monjes y los que entraban en ellas debían
renunciar a su familia; tenían prohibido poner negocios; hacían
voto de pobreza y de castidad y ejercían la limosna como único
medio de sustento. Les estaban prohibidos los placeres mundanos,
perfectamente descritos en su doctrina, y aunque en un principio
no se admitió a las mujeres posteriormente una tía de Buda
llamada Mahaprakjati inauguró, con tres mujeres más, la vida de
monja.
Aunque para muchos es un profeta incomparable Buda nunca se
sintió como tal pues lo único que pretendía era inculcar nuevos
sentimientos. Con el paso de los años el budismo se propagó con
rapidez en la India, China, Japón, Corea, Birmania, Ceilán,
Siam, Java, Camboya y Tíbet. Allí se estableció la residencia de
dos sectas, ambas bajo la autoridad del Gran Lama o Dalai-Lama,
en el cual se encarna la divinidad.
Doctrinalmente el budismo es una derivación del brahmanismo, la
religión india que reconoce y adora a Brahma, el Ser Supremo. El
brahmanismo es la base de la organización social de la India
(régimen de castas) y está formada por los chatriyas (guerreros),
los vaizias (comerciantes) y los sudras (agricultores). Por debajo
están los parias, casta ínfima considerada como infame pero hoy
dignificada por la ley.
Esencialmente panteísta, Dios y Universo una misma cosa, tiene
muchos puntos de semejanza con el cristianismo, salvo en que no
reconoce el pecado. Para el budismo Dios no prohíbe ni castiga
ninguna conducta sino que establece leyes naturales sobre la
materia y el espíritu, y transgredir esa ley natural y divina, supone
un error que produce un efecto doloroso o angustioso que
permanece hasta logre la liberación. Igualmente diferente es la
idea del infierno, inconcebible para los budistas, pues Dios no
podría tomar venganza eterna contra los débiles humanos
creados por Él.

Hay quien se pregunta si el Budismo puede ser adecuado para los


occidentales del siglo veintiuno, pues no están de acuerdo en que
el Budismo de los regalos como un camino universal mejore
nuestra condición humana. Para otros, sin embargo, es la
diferencia entre el esclarecimiento y la confusión.

Ya hemos dicho que Karma significa causa y efecto, no el destino.


Ello nos indica que cada uno de nosotros es responsable de su
propia vida, de sus circunstancias y destino, y que generando
impresiones positivas llegará la felicidad y evitarán las causas del
sufrimiento futuro. Pueden fortalecerse estados positivos en la
mente eficazmente a través de métodos especiales, mientras que
las impresiones negativas que esperan madurar, puede
transformarse en sabiduría.

¿Qué es la meditación?
En Budismo, la meditación significa "permanecer fácilmente en lo
que es". Este estado puede ser provocado calmando y activando
a la mente, cuando se efectúa la compasión y el aprendizaje, o
trabajando con nuestra energía física, encauzando y meditando
según las enseñanzas de Buda. El método más eficaz, si uno
puede hacerlo, es la identificación constante con la propia
naturaleza de Buda.

¿Qué son la liberación y esclarecimiento?

En el proceso de ser liberado, uno descubre primero el cuerpo y


luego los pensamientos y sentimientos que están en un estado
constante de cambio y flujo. El esclarecimiento es el segundo y el
último paso. Aquí, la luz clara de la mente radia a través de cada
experiencia y el pasado, presente, y futuro, el "aquí" o "allí,"
todos son expresiones de la riqueza eterna de la mente. En el
esclarecimiento, se expresan naturalmente la intrepidez, alegría,
la compasión y la ruina de manera fácil y espontánea en
cualquier cosa pasa.

¿Cuáles son las diferencias entre las escuelas budistas?

Buda trabajó para beneficiar a tres tipos de personas:

1. Quienquiera evitar sufrir recibirá instrucciones


sobre causa y efecto en el llamado Theravada o "Manera
Pequeña".
2. Aquellos que quieren hacer más por otros y que
necesitan enseñanzas de sabiduría y compasión, deberán
aprender Mahayana o "la Gran Manera".
3. Las personas que tienen fuerte confianza en su
propia naturaleza aprenderán Vajrayana o la "Manera del
Diamante".

En un nivel más alto el objetivo es el desarrollo completo de la


mente, la ausencia de esfuerzo espontáneo. Se transmiten la base,
el modo, y la meta de esta visión bajo diferentes nombres.

Yoga y Karma

Karma significa "acción" y el Yoga purifica el corazón


enseñándonos a actuar desinteresadamente, sin pensamiento de
ganancias o premios. Para lograr esto, es útil mantener la mente
enfocada repitiendo un mantra mientras se realiza cualquier
actividad.
El Yoga está basado en el concepto del Karma y éste simboliza
todo lo que no vemos conscientemente, lo que no entendemos
totalmente, o cuando no vemos lo que realmente es. Las cosas
raramente son experimentadas por lo que son en verdad, sino por
lo que nosotros consideramos que son. Según la ley universal del
Karma, las buenas acciones engendran resultados buenos y las
acciones malas producen resultados malos. La intención es todo.
Uno no sufre por las acciones malas imprevistas, aunque puede
ser premiado por intenciones buenas.

Karma-Yoga y Bhakti-Yoga
La práctica del yoga puede realizarse totalmente en nuestras vidas
diarias y eso hace a nuestras vidas más importantes y
productivas. Con el Bhakti-yoga aprendemos a encauzar nuestras
emociones en una dirección espiritual, mientras que el Karmayoga
nos enseña cómo trabajar para que nos ayude en nuestro camino
espiritual.
La persona ideal es aquella que sabe permanecer en silencio y
que en la soledad encuentra la más intensa actividad, y en medio
de la actividad, el silencio y la soledad del desierto. Esa persona
ha aprendido el secreto de controlar la violencia.
Tenemos que empezar desde el principio, despacio, para ser más
altruista cada día. En los primeros años encontraremos que casi
sin excepción nuestros motivos son egoístas, pero gradualmente
este egoísmo se fundirá a través de la persistencia. Nuestra
naturaleza real está más allá de la miseria y la felicidad. La
miseria pasa por la atadura hacia las pasiones y codicia, no a
través del trabajo.
La persona que aspira ser un bhakta debe ser alegre. En el mundo
occidental, la idea de un hombre religioso está en que nunca
muestra sonrisas y con un aspecto sombrío colgado en su cara,
con las mandíbulas casi derrumbadas. También es posible que
vea a religiosos orientales con los cuerpos enflaquecidos y las
caras largas, casi como enfermos, pero ellos no son verdaderos
yoghis. Una mente alegre debe perseverar pues esto
genera una mente fuerte que puede trabajar a través
de mil dificultades.

El Camino hacia el buen Karma


El conocimiento filosófico trascendental no es mejor
que el trabajo, pues es necesario comprometerse en los problemas
humanos.
El Señor Supremo dijo: En este mundo, hay dos
caminos que deben ir unidos: la práctica espiritual que nos lleva
al autoconocimiento, y el camino del trabajo que nos lleva a la
actividad.
El conocimiento no basta para lograr una acción,
pues es solamente un instrumento en las manos de las personas,
listo para usarse.
Uno no logra liberarse de la esclavitud del Karma
absteniéndose meramente de trabajar. Nadie logra la perfección
dejando el trabajo.
Nadie puede permanecer inactivo durante mucho
tiempo pues todos necesitamos acción.
El engañado que refrena sus necesidades físicas de
acción pero mentalmente dice gozar con el espíritu, se llama
hipócrita.
Quien controla los sentidos, especializados y
purificados, la mente y el intelecto, y compromete los órganos a
la acción del Karma, es superior.
Realice sus deberes obligatorios, porque la acción
es de hecho mejor que la inactividad. Ni siquiera el
mantenimiento de su cuerpo sería posible con la inanición.
Los seres humanos están limitados por su Karma.
Yajna quiere decir sacrificio, servicio generoso, el
trabajo altruista; Seva, los hechos meritorios, regalar algo a otros,
la limosna.
Brahmaa creó a los seres humanos junto con Yajna
y dijo: por Yajna prosperarás y Yajna cumplirá todos sus deseos.
Nutra el Deva con Yajna, y el Deva lo nutrirá.
Nutriéndolos entre sí lograrás la meta Suprema. Deva quiere decir
una deidad, un semidios, una persona celestial, el agente de
Dios, uno que cumple los deseos y nos protege.
El Deva, nutrido por Yajna, le dará los objetos
deseados. Quien disfruta el regalo del Deva sin ofrecer algo a
cambio es, de hecho, un ladrón.
El virtuoso se libra de todos los pecados, pero el
impío que sólo cocina comida para él, sin compartir con otros,
mismamente come el pecado.
Los seres vivientes nacen de la comida, la comida
es producida a través de la lluvia, la lluvia llega realizada por el
Yajna y estos se han realizado haciendo Karma.
El Karma o el deber se prescribe en los Vedas y
estos vienen de Brahman que está presente en nuestras vidas.
El que no ayuda a guardar la rueda de la creación
a través de su deber, y quien se regocija solamente en los
placeres de los sentidos, vive en vano. Semejante persona no
tiene ningún interés en lo que se hace o lo que no se hace.
Las personas que se comprenden a sí mismas no
dependen de nadie y realizan sus obligaciones eficazmente y
sirven de guía para las personas y ayudan al bienestar universal.
Lo que hacen las personas nobles es seguido por
otros.
La mente del ignorante está atada a los frutos de su
trabajo, pero el ilustrado debe inspirar a otros logros realizando
todos los trabajos eficazmente sin ataduras por el premio.
No se ata a nada quien sabe la verdad. Dedicando
el trabajo a perfeccionar el espíritu, se logra estar libre de
deseos.
El deseo apasionado para todos los
placeres sensuales y materiales, se vuelve
insoportable al no ser cubiertos.
Cuando el fuego es cubierto por el humo, como un
espejo por el polvo, el conocimiento desaparece.

Las actividades en la que usted está comprometido han de servir a


la nación y a las buenas personas. También puede adquirir la
nobleza a través de la meditación pues no hay una sola manera o
método. Es decir, mientras esté dando un servicio, no debe haber
el menor pensamiento o sentimiento de "yo sirvo, yo hago este
trabajo". El servicio real requiere desinterés y debe hacerse
desinteresadamente. No debe haber el menor pensamiento de
"yo ayudo" o "hago esto", porque tales pensamientos egoístas
crean el orgullo y nuestros actos aparentemente bondadosos son
en realidad recompensas morales que nos buscamos.
Las personas siempre hacen algún tipo de servicio como servir a
su comunidad o algún país. Pero en su servicio, el grado de
autoestima se parece más a un sentimiento egoísta que a un
servicio desinteresado. Les preocupa más los aplausos por
su bondad, el reconocimiento, que la ayuda que
prestan. Dotados de una aureola de santidad que se han
puesto, realizan manifestaciones públicas sobre su trabajo, incluso
en los medios de comunicación, con lo cual obtienen el premio
que realmente buscaban: el aplauso. Suelen parecer a los ojos de
los demás como personas buenas y decentes, pero la mayoría no
se olvidan de cobrar su sueldo mensual. Dicen que tienen que
comer, pero su salario es superior con mucho a
cualquiera de las personas que están ayudando.
Karma interno y externo

Cuando decimos que todo es Karma, y que es el resultado de las


causas previamente puestas en movimiento, tenemos que extender
nuestra perspectiva del Karma humano ante el pasado, incluso a
millones de años, a un periodo lejano en el cual las personas
saboreaban simplemente las cosas que la naturaleza les ponían a
su alcance. Después llegó el conocimiento filosófico, cultural y
tecnológico, y las gentes comenzaron simultáneamente a
equivocarse en su aprecio por la vida. Entendieron mal el camino
hacia la felicidad, confundiéndolo con la posesión de bienes y,
especialmente, en mostrarlos a los demás. Desde esos tiempos
nosotros hemos tenido que ser totalmente responsables de lo que
hacemos y pensamos, además de asumir la responsabilidad que
nuestros pensamientos y acciones ocasionan en los otros.
Ahora sabemos que cada uno de los millones de almas humanas
que han existido y que existen en esta tierra durante esos miles y
miles de siglos, las atracciones innumerables y las repulsiones
deben de haber desarrollado y puesto en movimiento causas
innumerables. Estas causas, en algún momento, en algún lugar, y
bajo condiciones correctas, se expresarán inevitablemente como
efectos.
Pero el Karma no es una ronda implacable de segar y sembrar,
con ninguna oportunidad para salir de esta jaula de ardilla. No.
La vida, todo en ella, se efectúa con movimientos en forma de
escalera de caracol, no en un anillo cerrado o un círculo. Es aquí
donde nosotros cometemos nuestro mayor error cuando tratamos
de juzgar la idea de la reencarnación y Karma.
Si asumimos que todo es gobernado por una ley universal del
cosmos fundada en la justicia, entonces nada podría pasar por
casualidad. Todo debe ser una expresión del funcionamiento de
la ley del equilibrio, de la ley de atracción y repulsión, de la
acción y reacción. Siguiendo esto, en su lógica consecuencia,
cada uno de nosotros en la tierra debe haber experimentado
muchos centenares de episodios de vida desde que existe el
hombre, esencialmente para aprender lo que es malo y bueno.
Debe haber una continuidad en estas reacciones, pues de no ser
así tendríamos un universo loco, sin ritmo o razón. Y ¿qué mejor
manera podría ser que el alma pudiera crecer permanente en
nosotros y evolucionar, y beneficiarse por y a través de los efectos
de sus acciones pasadas?
Si nosotros podemos mirar a lo lejos, no es difícil sentir el gran
barrido del destino que está moviendo la civilización en su
camino evolutivo. Allí podemos ver tiempos de sufrimiento terrible
porque en alguna parte, en algún lugar, hemos perturbado el
equilibrio a causa de pensamiento y acciones malas.

Espíritu

Para algunas personas el Karma es simplemente el aspecto físico


que asegura que el fuego nos quemará, del mismo modo que si
salimos con lluvia nos mojaremos. Si el Karma es una ley
universal, debe funcionar universalmente, es decir, en el plano
divino, espiritual, mental, emocional, y físico. Eso significa que
nosotros tenemos un Karma divino, un Karma espiritual, una
reserva mental y un Karma emocional, así como un Karma físico.
Así como hablamos a menudo del ego más alto del hombre y de
su personalidad, podemos decir que hay un Karma interno que
pertenece a su ego más alto, su ángel guardián que tiene su
fuente en la divinidad y un Karma exterior que pertenece a la
personalidad cotidiana.
El recuerdo de algo parece empujarnos hacia ciertas dificultades.
En cierto modo eso es exactamente lo que pasa: el Karma interno,
el Karma que salta desde nuestro ego más alto, nos proporciona
los recuerdos con un filtro y por eso nuestra percepción nos lleva
a una cierta dirección. De una manera indirecta parece
indicarnos la dirección opuesta. Los sentimientos más profundos,
así como los conflictos intensos, nos parecen indicar un cierto
camino que debe seguirse, pero los impulsos contrarios de la
naturaleza nos llevan a la dirección contraria. Como podemos
nos reconciliamos con este conflicto para que el Karma interno y
el Karma externo trabajen armoniosamente.
Siempre habrá un conflicto real entre el Karma interno y externo,
un conflicto que no cesará hasta que tomemos una determinación
para seguir las indicaciones de nuestro ángel guardián, cuya
meta es llevarnos a la luz fuera de la oscuridad.

Al principio, muchos piensan que el Karma es bueno o malo, pero


es solamente nuestra reacción a las circunstancias de la vida lo
que trae las experiencias agradables o desagradables.
Realmente, todo el Karma es una oportunidad. Obviamente, si
nosotros hemos vivido muchas, muchas vidas, sería imposible
para un individuo llevar en cualquier reencarnación la carga llena
de su pasado entero. "Dios encaja la carga en los hombros" es
una ley que trabaja universalmente, lo que indica que existe un
principio justo y compasivo.
Hay muchos más tipos de Karma que simplemente el
aspecto físico, como lo demuestran las mismas
necesidades personales de mirar alrededor La vida no
siempre es una línea recta, pues a veces nos encontramos con
algunos problemas reales que nos dejan indecisos, aunque si
podemos verlos desde una perspectiva más amplia, seguramente
lograremos asegurarnos que nuestro mismo pensamiento nos
muestre la verdadera necesidad.
Cuando el Karma interno parece chocar con el externo, podemos
tomarlo como una señal de progreso, una señal que nos obliga a
mirar las cosas desde un punto de vista diferente. Esa es la razón
por la cual hemos enfatizado la importancia práctica de intentar
leer la escritura diaria de nuestras vidas, porque nuestro
pensamiento, junto con los asuntos naturales de la vida diaria,
está intentando llevarnos hacia una experiencia donde el alma
puede crecer con fuerza.

Nosotros tenemos la responsabilidad de reconocer que todo el


Karma es oportunidad. Yo repito esto de nuevo porque es la llave
fundamental para llevar la vida sin desesperación, no importa lo
que las condiciones o situaciones puedan ser. Las situaciones
agradables pueden presentar un desafío aun mayor que las
difíciles, pero para manejarlas sabiamente es necesario no
reconocerlas como la recompensa por lo bueno en el pasado sino
como un medio de compartir nuestras bendiciones con todos.
Estoy hablando aquí de valores espirituales, por supuesto.
Las condiciones desagradables representan una gran oportunidad
porque a menudo las experiencias más difíciles, que al principio
parecen como un amargo veneno, en el giro de la vida se
convierten en manantial de vida. Nosotros hemos tenido la
experiencia que cuando reunimos la penalidad y la adversidad en
ángulo recto, dejan de agobiarnos, pues nuestra actitud de valor
permite al Karma interno y externo trabajar harmoniosamente
juntos.

Los hilos del Karma son finamente arrastrados, y ninguno está


perdido en el modelo más grande de nuestra evolución. En el
análisis final no puede haber algo que no sea justo, que no es
otra cosa que el ajuste de equilibrio entre acción y reacción; por
consiguiente, es imposible segar si no se ha sembrado. ¿Por qué
supone usted que todas las grandes religiones y filosofías han
enfatizado en esta enseñanza?: “hay que equilibrar el destino en
una balanza”. ¿No usaron los griegos antiguos las balanzas
como el símbolo de la justicia universal, el orden y equilibrio?

Distintas opciones para un mismo fin

Normalmente se cree que la filosofía empieza donde acaba la


ciencia. Es un hecho real que ambas tienen mucho en común,
pues las dos tienen la búsqueda de la verdad como su objetivo.
La religión es fe; la filosofía es razón, pero ambas nos
complementan y una no puede existir sin la otra.
Isaac Newton había declarado que para cada acción hay una
reacción igual y opuesta. Jesús, por su parte, aseguró que cuando
se siembra, se puede segar. Ambas frases nos llevan al mundo
material y espiritual, pues cada efecto debe tener una causa, y el
efecto debe ser precisamente igual a la causa. Esto es también la
ley del Karma, pues cada acción, buena o mala, tiene una
reacción.
También es la lógica de la justicia eterna, y del equilibrio
espiritual y moral. El sistema no puede pensarse exclusivamente
como premio y castigo, sino como causa y efecto y uno de los
mejores mantras en la religión hindú 'el mantra de Gayatri',
cuando alaba al Señor del Universo, describe el Paramatma como
adorable y amable. Una persona no puede ser vindicativa y cruel,
y solamente puede ser justa y correcta. De hecho, para que
Dios pueda ser adorado tiene que templar justicia con
misericordia.

La ley del Karma explica la lógica detrás de la reencarnación.


Karma, es un concepto, el medio, el deber. Sin embargo es
también el resultado de la suma o acumulación de la cantidad
total de buena o malas acciones pasadas en cualquier punto del
tiempo.
En esto se basa la creencia de que lo bueno o malo que nos
ocurra de ahora en adelante es el fruto de las acciones pasadas.

El Karma es de tres tipos:

1. El Karma Sanchita es el inmenso almacén de


acciones acumuladas del pasado, los frutos que aún no han sido
segados.
2. El Karma Prarabdha es esa parte del Karma
Sanchita que rinde resultados o frutos en esta vida. Es como una
seguridad financiera que ha madurado.
3. El Karma Aagami es el resultado de las acciones
que serán realizadas por usted en el futuro. Es obvio que si no se
han completado todos los resultados del Karma Sanchita a finales
de esta vida, tendrá que terminarlos en la reencarnación. Su
cuenta kármica tiene que ser anulada, reducida a cero, pues esta
es la ley.

La teoría del Cielo y el Infierno no es incompatible con el Karma y


ambas aceptan teorías similares. Si usted ha acumulado mucho
bueno pasará al Cielo y si ha efectuado acciones malas será
enviado a los infiernos a sufrir antes de que vuelva a su próxima
vida. Por consiguiente, demasiado Karma bueno le enviará al
Cielo, y demasiado malo le enviará al Infierno, pero de cualquier
modo tendrá reencarnaciones en la tierra. Claramente no vale
la pena complacerse con hechos malos por gozar un
poco en esta vida. De ser así, todas sus vidas futuras están
comprometidas negativamente, pues al igual que una gran
computadora, todos sus actos se quedan grabados en una base
de datos universal.
La teoría del Karma explica lo que pasa después de la muerte,
pero también explica las desigualdades entre un hombre y otro en
el momento del nacimiento. Un niño nace huérfano, sin dinero o
en un hogar lujoso, debido a su Karma. Si se entienden esta
causa y efecto del Karma y hay sufrimiento, puede aceptarse con
algo más de calma.

Karma: ¿Sí? ¿No? ¿Depende?


La vida es gobernada a través de dos principios, el Deseo y la Ley
del Karma. El deseo es la fuerza más potente en nuestra vida y
más tarde o temprano todos nuestros deseos se cumplen. Nosotros
podemos conseguir cualquier cosa que deseamos si trabajamos
para lograrlo, pero al mismo tiempo tenemos que sufrir los efectos
buenos o malos de nuestros hechos de acuerdo con el principio
estricto de retribución. Este principio de retribución es conocido
como la Ley del Karma. Se premian todos nuestros actos
voluntarios que afectan a otros agradablemente, o se castigan de
acuerdo con la ley estricta de justicia de Karma sin han sido
desagradables. Esta ley del Karma es justa y demuestra que todo
en la naturaleza es un arreglo para mantener el equilibrio de
acción y reacción.

Nadie puede escapar o evadirse de las consecuencias


buenas o malas de sus hechos. Si no se encuentran las
consecuencias en esta vida y ahora, puede encontrárselos en
alguna otra vida, pues la vida es inmensa y variada. El ego
tampoco se muere completamente. El hacedor de los hechos
nunca desaparece en la nada. De ser así habría caos y reglas
injustas en el universo, en el caso en que alguien fuera a dejar de
existir sin haber sufrido las consecuencias de sus hechos. La
muerte es sólo un cambio en nuestra vida; cierra el mundo físico
de nosotros y nos despierta en un mundo más sutil.
¿Por qué nos sentimos atraídos a este mundo físico? Esto es
porque hemos tenido muchos deseos conectados con este mundo
que todavía permanecen y que deben ser cumplidos, y porque
tenemos que sufrir las consecuencias de todos los hechos
realizados en nuestras vidas anteriores.
La vida aquí presupone una vida allí pues hay que evitar las
desigualdades, y la pre-existencia y post-existencia están
implícitas en la ley del Karma. La reencarnación no sólo es un
postulado sino un hecho. Algunos de los pensadores occidentales
modernos, como Shirley, han apreciado estas dos doctrinas del
Karma y la reencarnación como dignas de ser aceptadas. La ley
del Karma proclama que nosotros conseguimos lo que damos y
que el hombre tiene poder para actuar pero su poder acaba con
el acto comprometido.

La ley del Karma es una ley moral que no sólo gobierna la vida y
el destino de todo individuo, sino incluso el orden del mundo
físico. Pero en el nivel psicológico la ley del Karma afirma la
libertad del ego. La libertad es una posibilidad real y el individuo
puede controlar sus deseos y puede dirigirlos en un cauce
apropiado en virtud de su discriminación y razón. El destino no
es nada más que la fuerza colectiva de las propias acciones
realizadas en las vidas pasadas y puede ser superado por
esfuerzos de esta vida, si son suficientemente fuertes, así como
mediante el abandono de hábitos viejos por el cultivo de nuevos y
opuestos hábitos.
Nuestros deseos son innumerables e ilimitados y muchos de ellos
chocan entre sí. Nosotros tenemos que escoger algunos y
desechar otros pues el hombre es un ser racional y está dotado
del poder de discriminación y mando. Con la ayuda de este
poder debe provocar un orden en el reino de los deseos pues
algunos de ellos son para el goce de los placeres del mundo,
mientras otros son para la perfección moral y la libertad espiritual.
Los pensadores comprendieron que todo en la vida humana no
debe dedicarse a la persecución de riqueza y placer, pues de ser
así se atrofia el espíritu.
Los deseos tienen dos cabezas: agradables y buenos, debiendo
preferirse este último al anterior. Los pensadores no recomiendan
la acumulación de riqueza y goce de los placeres, pues aunque
ambos suponen una atracción intensa en el hombre, pueden
ocasionar daños morales y sociales a otros.

Yo no creo en el Karma

El elemento importante de esa declaración es "creer". Es lo mismo


que para la reencarnación. Todas las explicaciones tradicionales
de estos problemas suman solamente palabras. Pero el Karma es
un concepto sobre la acción y el fruto de esa acción, sobre el
trabajo y el resultado, sobre la causa y efecto. Si realizamos
acciones sin pensar en los resultados, solamente porque nuestros
deseos así nos exigen, aparecerán los problemas y las
consecuencias.
La "Creencia" es totalmente diferente. Uno cree cuando tiene
motivos ulteriores. Sin motivo aparente estamos en este mundo y
necesitamos trabajar para sobrevivir. Todo pasa de la única
manera que puede pasar y salvo unos pocos nadie se pregunta la
razón de su existencia. Les resulta más cómodo no creer en nada
y pensar que toda nuestra existencia se resume en lo que ven,
oyen y tocan. Reconociendo que no hay nada más que lo visible
¿Para qué creer en otras vidas, paraísos celestiales o leyes
kármicas? Si no puedo cambiar mi existencia, para qué
cuestionarme posibilidades extrañas? ¿Y si no hay ningún Karma?
¿Hay ciertamente un mundo más allá del Karma?

Cuando analizamos estas cuestiones eternas, ligadas a la


Humanidad desde sus comienzos, aparecen doctrinas hinduistas,
budistas, cristianas, y otras filosofías no menos importantes. Entre
estas palabras la palabra Karma se muestra como la más
importante, aunque significa muchas cosas según quien las
interprete. Es posible que la mayoría de las personas que
originalmente emplearon la palabra Karma se referían a algo
relacionado con la mente, algo que ellos estaban percibiendo y al
no poderlo concretar le pusieron la etiqueta de Karma. Imagino
que los creadores de este término, deseando describirlo, se vieron
en la necesidad de etiquetarlo, algo tan difícil como
describir la eternidad o el vacío. ¿Qué entendemos los
hombres modernos ahora por Karma? .¿Es lo mismo que
entendieron los antiguos pensadores?
La comprensión común del Karma es que habla de una ley física
denominada de causa y efecto, algo similar al cristianismo
cuando nos explica las consecuencias de nuestras acciones. Estas
consecuencias, según sus leyes, tendrán un premio o castigo en
otra vida. Si esta comprensión de Karma puede llevar de hecho a
una moral que evite el sufrimiento de unos por el goce de otros,
tanto mejor.
La dificultad para entender el concepto del Karma estriba en que
debemos emplear la palabra “tiempo” en el sentido racional y
matemático que conocemos, con un pasado, un presente y un
futuro. Posiblemente, este invento del ser humano no encaje con el
Universo y no por eso nos resulta imposible entender el término
inmortalidad.

En el sentido global, Karma es la causa y que fuera de ello no


hay nada. El Karma, entonces, es el universo en el que nosotros
vivimos y cuya magnitud solamente percibimos inconscientemente.
Sabemos que somos seres encarnados, posiblemente también
reencarnados, y por eso lo consideramos como un regalo del
Karma, un elemento en nuestra existencia al que consideramos
como un laberinto o la matriz de Dios. El nombre de Karma es
simplemente un recordatorio para que entendamos la realidad
que somos.
El significado exotérico común de la palabra Karma es “sembrar
para recoger”, pero para muchas personas esta explicación no es
correcta. Según ellos cada uno es el fabricante de su propio
Karma y todo depende de nuestro concepto de bueno y malo,
causa y efecto. Puesto que la influencia genética de nuestros
antepasados está grabada en nuestra mente interna, es probable
que por ese sencillo detalle natural estemos pagando o
recogiendo ya en nuestra vida presente las acciones del pasado.
Ciertamente para algunos no hay explicación racional para que
tengamos que pagar las culpas de nuestros antepasados, pero
nadie tiene reparos en aceptar recoger los frutos. Si nos parece
correcto heredar la fortuna de nuestros padres y
abuelos, no hay razón para no aceptar también la
ruina.
Pero aún así, este razonamiento olvida una cuestión importante:
¿y si ciertamente solamente tenemos un alma inmortal,
reencarnada en diferentes cuerpos a lo largo de nuestra
existencia? De ser así, parece lógico admitir que nuestros errores
del pasado tengan que ser pagados en el presente, sea cual sea
el cuerpo disponible.
Pero si sustraemos la palabra tiempo del razonamiento anterior,
veremos que todos los eventos son simultáneos, ahora. Y en este
ahora es donde yo estoy. Ya ni siquiera estoy pagando o
recogiendo los frutos de vidas pasadas, pues solamente hay una
existencia. Al no estar limitados por el tiempo, si los eventos no
ocurren en distintos tiempos, ningún evento está separado. En este
momento llegamos a la raíz del Karma y por tanto a la
posibilidad del cambio y con ello otra pregunta: ¿qué cambio
escojo? Esta es la pregunta que subsiste en nuestra búsqueda,
persecución, descontento, hambre, deseo, y aversión.

Nuevas definiciones

Yo definiría el Karma bueno como aquellos caminos que el ser


humano puede escoger en la vida, no siempre en busca de una
felicidad duradera como única opción. El Karma malo entonces,
es lo que previene que uno no logre ese camino adecuado. Cómo
adquirir uno el Karma bueno es otra cuestión. Pudiera ser que sea
suficiente con haber experimentado personalmente el sufrimiento,
tal y como la religión cristiana insiste, (la gloria eterna después
del sufrimiento carnal). Pero posiblemente contemplar en
la naturaleza el sufrimiento y sacar la conclusión que
el placer mundano siempre terminará en sufrimiento,
causa una gran desazón y desconfianza por la razón
de nuestra existencia y nos obligue a buscar una
respuesta más optimista.
Desde esta perspectiva, el descubrimiento del buen Karma nos
hace sensibles (al descubrir el sufrimiento personalmente o
viéndolo padecer a otros), e inteligentes, aunque no hay que caer
en el error de confundir inteligencia con cultura. Del mismo modo,
tampoco debemos caer en el fatalismo de pensar que en la
próxima vida todo irá mejor y desear morir cuanto antes. Esa
creencia lo tenía Santa Teresa, aquella mujer que aseguraba que
“muero porque no muero”.

Podemos tener discusiones interminables sobre "la diferencia que


hay entre la creencia en que algo existe y la creencia en que algo
no existe", aunque la creencia es siempre creencia, no importa el
objeto. Para el Karma en la reencarnación es posible conseguir el
conocimiento y una vez obtenido se puede encauzar un nuevo
rumbo a la vida.
¿Hay algo externo a la Vida que determina nuestra existencia?
En las explicaciones tradicionales sobre el Karma hay un sentido
en que puede ser bueno y malo, pero ambos conceptos son una
dualidad y explica que la acción se teje junto con la consecuencia
y la única manera de entenderlo es desapasionadamente. Ni se
debe decir no creo en ello, ni admitirlo como un acto de fe. No
necesitamos creer en un hecho evidente, pues basta con
conocerlo.
Es bastante patético que ahora las personas hablen del Karma
con tanta ignorancia y relacionan a quien le salen las cosas mal
con comentarios de: “fulano de tal tiene un mal Karma”, como si
todo nuestro destino actual fuera ocasionado por nuestras vidas
pasadas.

Una nueva religión

Como ahora las filosofías orientales son del agrado de las


personas, especialmente por lo poco que sabemos de ellas, surge
con ellas multitud de entendidos y propagadores que nos avisan
de nuevas maneras de pecar. La ventaja para ellos es que no
creen en un Dios todopoderoso, ni en un Cristo redentor, pero la
idea del pecado les sigue entusiasmando. Por eso asocian Karma
con pecado y castigo, y menos frecuentemente con recompensa.
Es igual, pues esa conclusión está equivocada.

El pecado es un acto reprobable que necesita un juez para que


sea considerado como tal, del mismo modo que se necesita otro
juez para castigar. Puesto que en el Karma no hay
divinidades, es obvio que tal concepto de castigo,
premio o pecado, no puede existir. Afortunadamente
tenemos un concepto mucho más claro y físico como es el de
“consecuencia”.
Nadie duda de que la consecuencia de no cuidar una cosecha es
que se malogre, ni de que conducir borracho nos lleve al
accidente. Por eso el Karma es una filosofía lógica y natural, pues
se integra en la misma existencia y depende exclusivamente de
nosotros. El miedo al error, al mal comportamiento o a la maldad
lo debemos valorar personalmente, pues no hay nadie detrás, en
los cielos, que nos juzgue y castigue por ello. Es como poner
nuestra salud disciplinadamente en manos del médico o ser
nosotros mismos los responsables de ella.

Algo nos mantiene atados a la rueda física de la vida, algo que


nos impide saber el verdadero estado de nuestro espíritu. Por eso
pienso que definirlo como impresiones kármicas es tan bueno
como cualquier otro término y estar seguro que la vida seguirá
adelante, una y otra vez, nos ayuda a ser mejores. No podemos
basar toda nuestra existencia en una creencia, pues el aire que
respiramos es más importante que ello, lo mismo que lo es el
trabajo y el amor.

Afortunadamente el Karma nos libera, más que


ninguna otra creencia, de cualquier atadura y nos
obliga a ser los únicos responsables de nuestras
acciones.

Complejo o sencillo

Hay quien no está a gusto con la concepción general del Karma,


“lo que se siembra se recoge”, pues lo consideran demasiado
simplista y lo sencillo no les agrada. Como científicos encerrados
en un laboratorio, en busca de encontrar nombres y organismos
extraños, estas personas adoran las filosofías
complejas, tan difíciles de entender para los demás
que les hace sentirse superiores. Pero el Karma, mal que
les pese, es sencillo de entender y sentir, pues se basa en
encontrar la felicidad y evitar el sufrimiento, y para lograrlo
debemos entender las causas principales y las condiciones que
traen la felicidad, para que podemos practicarlas, y evitar
aquellas que traen sufrimiento.
La causa principal de todo el éxito y felicidad es la propia mente,
pues así el Karma será bueno, positivo, puro, saludable, con una
actitud pacífica hacia la vida y la naturaleza, sin estar atados a
nada ni a nadie sobrenatural. También es importante evitar la
ignorancia, el odio, la autocompasión, el victimismo o la crítica.
La mente

El Karma es un factor mental; la causa principal de la felicidad y


el sufrimiento. Es la causa interna y, por tanto, podríamos
asegurar que el Karma es la mente. La experiencia del goce viene
de la mente que a su vez viene del Karma. Una reencarnación
buena posee muchas oportunidades para lograr la felicidad pues
nos provee de un buen Karma, al ser la intención poderosamente
positiva.
La propia mente viene desde su propia continuidad anterior, la
vida pasada y puesto que ya sabemos que hay muchas vidas
pasadas, la buena suerte depende del buen Karma. El éxito y la
felicidad en esta vida y más allá de esta vida dependen de
nuestra capacidad para crear un buen Karma, y este mérito está
condicionado por la virtud y la actitud positiva.

Nuevamente, Buda

Para entender el Karma más claramente, permítanme examinar las


explicaciones de las enseñanzas de Shakyamuni Buddha. Según
estas conclusiones hay diez acciones no-poderosas y diez
acciones poderosas que tienen una presión directa en el Karma.
Por consiguiente, cada acción negativa completa crea cuatro
resultados de sufrimiento, mientras cada acción poderosa positiva
completa crea cuatro resultados felices.

Las diez acciones no-poderosas comprenden tres del cuerpo,


cuatro del lenguaje y tres de la mente. Las del cuerpo ocasionan
muerte, robos y mala conducta sexual. Las del lenguaje dicen
mentiras, efectúan calumnias, y las palabras son ásperas y
chismosas. Las de la mente son codicia, tienen pensamientos
enfermos hacia otros y poseen malicia. Cada acción no-poderosa
y poderosa completa tiene cuatro sufrimientos y cuatro resultados
felices respectivamente y la suma de estos resultados es la
herencia kármica que define el tipo de reencarnaciones que todos
los seres traen con ellos.

1. Puede describirse el primero de los cuatro


resultados como el resultado totalmente madurado, donde el
sufrimiento del Karma negativo causa reencarnaciones en los
reinos más bajos sufridos (infierno, el reino de los espíritus o el
reino animal). Aquí uno experimenta sufrimientos inimaginables
que son más intensos que los sufrimientos de los reinos humanos.
El resultado feliz causa reencarnaciones felices en el cuerpo de un
ser humano.

2. El segundo de los cuatro resultados experimenta un


resultado similar a la causa. El resultado sufrido es que un ser
renazca como un humano y sufra el resultado de la acción
dañosa ocasionada en el pasado. Si ha matado, será muerto; y si
ha robado, será estafado, si uno ha calumniado a otros, será
objeto de calumnias por otros. El resultado feliz es una
reencarnación en el reino humano con una vida larga y feliz.
Habrá riqueza y goce. Y si usted ha efectuado
anteriormente sus acciones adecuadamente, se
reencarnará con una mente clara, será atraído hacia
acciones poderosas, tendrá buenos amigos, y poseerá
una filosofía correcta. Girará entorno a personas que le
proporcionarán ayuda y le permitirán desarrollar su sabiduría.
Entre las cuatro escuelas de filosofía budista, se sentirá atraído
sobre todo por la Prasangika, una idea sumamente sutil que corta
de raíz los males y erradica el sufrimiento y todas sus causas. Su
fe fuerte le llevará a lograr la liberación del samsara
rápidamente.

3. El tercero de los cuatro resultados es la posesión. El


resultado sufrido madura en un lugar futuro de la reencarnación
donde la comida es escasa y existe sequía, guerra y hambre. El
resultado feliz es un lugar glorificado donde la comida, el agua y
las cosechas son abundantes, con el ambiente limpio y lleno de
belleza.

4. El cuarto resultado crea resultados similares a la


causa anterior, pues continúa comprometiendo la misma acción
en el futuro, y creando el Karma una y otra vez. También pueden
experimentarse todos los resultados buenos y malos de las
anteriores acciones en esta vida.

Pero las 10 acciones poderosas por sí solas no llevan a la


felicidad en vidas futuras. Significativamente, si las 10 acciones
poderosas son practicadas con auténtica bondad, una mente
altruista para beneficiar a otros, se convertirá en la causa de la
última felicidad, el Esclarecimiento.

El poder
El Karma que se hace repetidamente se convierte en poderoso y
nos puede convertir en un Gurú o un Dalai Lama. Ahora el Karma
está definido, es extensible y una vez está creado, bueno o malo,
positivo o negativo, sus resultados son experimentados en muchas
vidas futuras. Los sufrimientos, inevitablemente, son el resultado
de las acciones no-poderosas durante miles de vidas.
El Karma negativo creado es irrevocable, a menos que se
purifique leyendo sutras profundos y recitando mantras especiales,
o prácticas espirituales que se explican en los textos santos.
Practicando la auténtica compasión hacia otros, eso que en
términos budistas describen como bondad, también puede
purificarse el Karma. La compasión generada hacia otros, si tiene
éxito logrará una purificación poderosa. La compasión tiene
un poder increíble para purificar muchos aspectos de
un Karma negativo. Si realizamos acciones positivas de
manera especialmente rápida, lograremos coleccionar méritos
extensos y conseguiremos la felicidad incomparable del
esclarecimiento. Y si nuestras acciones en la vida diaria empiezan
con un corazón bueno, entonces incluso pueden transformarse las
acciones negativas en virtud. Aun cuando usted no sea budista,
aun cuando no recite oraciones budistas, si genera compasión y
dedica su vida a ayudar a otros, es la mejor manera de lograr
méritos. Disponiendo de un corazón amable y bueno se puede
efectuar una práctica de purificación poderosa, además de ser la
mejor causa para su propia felicidad y éxito en esta vida y en las
vidas futuras. Tiene que vivir su existencia diaria con fuerte
compasión, con servicios a otros y sacrifica su vida para el
bienestar de su familia, pues esta es la mejor manera para
disfrutar de verdad en la vida.
CAPÍTULO 6
PROPIEDADES DEL KARMA

1. Acciones definidas
Las acciones poderosas traen el resultado de felicidad y nunca
traen el resultado de sufrimiento. Igualmente, las acciones no-
poderosas traen el resultado de sufrimiento y nunca traen el
resultado de felicidad. Un ejemplo de una causa externa es
plantar una semilla de manzana en la tierra; de acuerdo con la
causa, la semilla de manzana ocasiona el resultado de un
manzano. En cambio, si nosotros fuéramos a plantar una semilla
de pimienta el resultado sería, obviamente, un pimentero. Una
semilla de manzana no puede dar lugar a un pimentero ni una
semilla de pimienta puede dar lugar a un árbol de manzanas.

Las causas internas y los resultados son lo mismo y de acuerdo


con la causa, las acciones poderosas que experimentamos son el
resultado de una buena acción. Igualmente, de acuerdo con la
causa, las acciones no-poderosas, nos hacen experimentar
sufrimiento.

Así como el pequeño placer de una brisa fresca en un día de


calor es el resultado de una acción poderosa pasada,
semejantemente, el sufrimiento pequeño de una espina que pincha
la planta de nuestro pie es el resultado de una acción no-
poderosa pasada.
2. Acciones que aumentan
De la misma manera que una semilla diminuta puede producir el
resultado de un árbol grande, una acción poderosa o no-
poderosa muy pequeña puede generar un gran resultado.

Evolución de las formas más bajas

Las distintas fases de la existencia pueden incluir formar parte de


cosas inanimadas, insectos, peces, pájaros, animales, hombres,
santos varones, dioses y hasta espíritus liberados, cada uno en un
momento de la existencia, hasta la liberación final en el cielo o el
infierno.
Según algunos comentaristas hindúes en escrituras que se refieren
a la vida y la fuerza, sólo se concede una vida humana después
de pasar por 8.400.000 reencarnaciones anteriores en formas
más bajas de vida, entre ellas: 2.000.000 como una planta,
900.000 como un ser de agua, 100.000 como insectos,
100.000 como un ave, 300.000 como una vaca, 400.000
como un mono.
Las almas individuales transmigran de un cuerpo a otro después
de la muerte hasta evolucionar y fusionarse con un elemento del
reino vegetal, al reino animal y finalmente al plano humano, lo
que podríamos considerar como una forma más evolucionada. Los
vegetales, animales y humanos sirven a las almas como vehículos
en su jornada ascendente. Se supone que el número total de tipos
diferentes de carruajes es 84 formas o lacs, pero el ser humano
es la forma evolucionada más alta pues es el instrumento mejor de
Dios.
Finalmente, la transformación de unas especies en otras es
causada por el fluir de la naturaleza.

¿Es el individuo capaz de progreso espiritual en un


cuerpo animal?

No imposible, aunque es sumamente raro. No es verdad que el


nacimiento como hombre necesariamente sea lo más alto, pues
eso solamente se consigue mejorando y evolucionando como ser
vivo. Pudiera ser, incluso, que un animal pueda lograr la misma
realización, aunque no lo sabemos.
De hecho, ninguna evolución es posible en la fase como mineral,
ni como vegetal, pues es difícil entender la evolución de ciertas
especies. El reino mineral entero ha surgido desde una forma de
vida imprecisa, pero ha continuado inanimado e inorgánico,
mientras que los vegetales y animales han podido adaptarse o
han sucumbido en el intento. El hombre, sin embargo, ha
continuado su evolución, aunque posiblemente dentro de millones
de años otra especie alcance el liderazgo en la naturaleza.

El problema es que no hay vidas totalmente diferentes,


puesto que todas están formadas por átomos y
moléculas, unidas entre sí de forma distinta y que originan vidas
igualmente diferentes. Todas están relacionadas y todas se
necesitan unas a otras, estableciéndose una armonía impuesta por
la naturaleza.
La ley del Karma y la justicia, si es verdad, muestra
inequívocamente que no hay ningún fundamento real que nos
diga que después de la fase como hombre hay otra evolución.
Cada animal, cada insecto pequeño y cada una de las plantas y
árboles, todos van a ser seres humanos. Ellos solamente están en
una espera temporal para cambiar.

El Karma Triple

1) Samchit (reunido), es la masa inacabada de acciones


en vidas pasadas, buenas y malas, que todavía funcionan y
aparecen en este nacimiento en forma de deseos.
2) Prarabdha (detenido), es el resultado del Karma que
ya funcionó en una vida anterior y que aparece en la vida
presente en forma de destino.
3) Agami (presente), es el Karma que estamos haciendo
continuamente en nuestras acciones presentes y que estaremos
haciendo en nuestras acciones futuras.

El Karma está dividido en cuatro categorías:

1) El Karma sanchita, o las acciones pasadas


acumuladas.
2) El Karma prarabdha, o esa parte del Karma sanchita
que produce este nacimiento presente y es conocido como
predestinación.
3) El Karma kriyamana, o presente en las acciones
voluntariosas, o el pensamiento libre.
4) El Karma agami, o los resultados inmediatos causados
por nuestras acciones presentes.

Condiciones para el Karma

Debido a nuestra memoria sobre el pasado, la cadena de causa y


efecto no está rota por el cambio de especies, espacio, o tiempo.
Los samskaras buenos y malos están como las semillas de plantas
diferentes contenidas en una botella: algunas crecen en invierno,
algunas por el verano, y algunas en la estación lluviosa. Si usted
tira todas las semillas en la tierra, la semilla que crece en esa
estación crecerá y las otras permanecerán inactivas.
Exactamente lo mismo pasa con los samskaras. Todos los tipos de
samskaras están allí pero ellos crecen según la persona o cosa
con la que nosotros lo asociamos. Si vamos con personas
depravadas, los samskaras malos surgirán automáticamente y los
samskaras buenos permanecerán inactivos. Si nosotros nos
sentamos con una persona verdadera, los samskaras o la verdad
surgirán automáticamente.
CAPÍTULO 7
LA EXPERIENCIA DE LA MUERTE

El punto de su corazón se enciende y por esa luz sale el ego, o a


través del ojo, o la cabeza o a través de otras aberturas del
cuerpo. Y cuando sale así, la vida parte después de él y cuando
esto sucede todas las respiraciones vitales parten después de él,
volviéndose uno con la inteligencia. Desde ese momento su
conocimiento y trabajo toman posesión de él, así como también
su experiencia pasada.

¿Cómo se transfiere el alma de un cuerpo a otro?

Cuando uno empieza a morirse, el sistema respiratorio disminuye


su función, entrando la persona en una fase inconsciente y
agonizante. El alma toma posesión de otro cuerpo enseguida, y
gira entre los dos, hasta que se transfiere totalmente al nuevo
cuerpo.
Solamente hay una muerte pero la manera de morir depende del
Karma, especialmente cuando la persona no esperaba morir
ahora.

La reencarnación

La doctrina hindú afirma que el fluido va hacia el ombligo, donde


hay un centro sutil secundario; por consiguiente, durante la
agonía de la muerte sube hacia el corazón. El alma también sale
del cerebro hacia el corazón, y la unión de estas dos corrientes
en el centro del corazón forma una entidad sutil que permanece
durante unos instantes en el pecho del hombre agonizante, y
comienza un proceso de carga muy sutil para salir de la materia
corporal.

¿Es correcta la idea de un alma individual?

El Ego real es continuo y sencillo, mientras que el ego


reencarnando pertenece al plano más bajo, a saber, el
pensamiento. Debe entenderse que no hay ninguna alma que
viene y va, pues solamente la mente del individuo es quien realiza
las acciones, creando un cuerpo para sí mismo.

En el mundo físico hay un cuerpo físico y en el mundo del sueño


un cuerpo etéreo que disfruta y sufre una forma de existencia
diferente. Después de la muerte del cuerpo físico todo se pone en
actividad otra vez en un nuevo mundo. Este nuevo cuerpo, el
astral, permanece a la espera hasta que asume otro cuerpo
mediante el sistema que llamamos reencarnación.

Mismamente, cuando una persona parte de este mundo va al éter,


ese lugar fluido, elástico, sutil e invisible, que posee energía
propia. Está abierto como el agujero de una rueda de carro,
mirando al sol, hacia arriba, existiendo desde siempre y para
siempre.
Cuando nos morimos...
Una de las grandes tragedias de nuestra perspectiva presente
relativa a la existencia, es nuestra actitud ante ese evento que se
repite inexorablemente al que llamamos muerte. Normalmente,
nosotros nos acercamos a ella con miedo y aborrecimiento,
buscando por todos los medios evitar su llamada, prolongando, a
menudo más allá de su utilidad, la actividad del cuerpo físico
como una garantía de vida.
Nuestro miedo a la muerte es el miedo a lo
desconocido, a la disolución completa y absoluta, a no ser
nadie más. A pesar de la inmensa cantidad de evidencias
recogidas durante años por muchos grupos espiritualistas relativa
a que la vida de algún modo continúa después de la muerte; a
pesar de la aceptación intelectual por muchos de que la muerte
es un despertar a una nueva y más libre vida; a pesar de la
creencia creciente en la reencarnación; y a pesar del testimonio
de los maestros más sabios, nosotros continuamos acercándonos
a esa gran transición con miedo y trepidación.

Lo que hace esta actitud tan trágica es la diferencia entre la


realidad cotidiana y el paso a la muerte, pues normalmente lo
asimilamos con un sufrimiento innecesario. Nuestro miedo a la
muerte es el miedo a que nuestra identidad se borrará. Pero si
nosotros comprendemos y experimentamos que esa identidad
forma parte de un Ser inmortal que no puede morirse ni
desaparecer, nuestro miedo a la muerte desaparecería.

Nosotros veríamos la muerte y la vida como diferentes fases en


una jornada interminable hacia la perfección, y la muerte como la
puerta que nos limita todavía a entrar en ese camino. Una vez
libres de los confines del mundo físico, nuestra conciencia
encontraría las grandes y nuevas vistas del significado de la
existencia que antes nos negaron.

Nosotros debemos aprender a aceptar la muerte como lo que es:


la restitución de nuestro ser a su fuente, las cenizas a las cenizas,
el polvo al polvo, y liberación en la nueva vida.

El cambio

El proceso de la muerte del cuerpo físico empieza cuando el alma


retira la energía de su vehículo. Esto puede tener lugar después
de un periodo más largo o más corto de tiempo. Una serie de
ataques cardíacos, o una enfermedad que se pone firmemente
más grave, podría ser la señal de que el alma está empezando
este proceso.
En cuanto la muerte tiene lugar, los cuerpos sutiles, el astral y los
cuerpos mentales dentro del vehículo etérico, se retiran del cuerpo
físico. Esto, también, puede ocasionarse rápidamente o más
despacio, pero los mejores investigadores aconsejan que hay que
esperar tres días antes del entierro o la cremación para asegurar
que el cuerpo etérico se ha retirado completamente de su colega
físico. La conciencia individual involucrada queda entonces en el
cuerpo etérico que posteriormente también se desechará.

En este momento es cuando nuestro comportamiento en la vida


terrenal influye y dependiendo de ello nuestra permanencia en
este estado será más larga o más corta, más placentera o
angustiosa. Todas nuestras esperanzas, miedos y agresiones,
nuestros odios, celos y vicios, la forma de pensar, etc., más pronto
o después, se exponen. Por consiguiente, el único infierno que
existe es el que nosotros nos hemos creado durante nuestra vida.
El infierno que nosotros podemos encontrarnos es el infierno de
nuestros propios deseos, nuestras atrocidades, nuestra propia
separación y nuestros propios rencores y miedos. Este es el
principio para que en vida tratemos de controlar nuestros
pensamientos y reacciones emocionales.
Por esa razón también es importante tener la conciencia tan alta
como sea posible en el momento de la muerte y usar hasta el
último reflejo nervioso para manejar la conciencia a través de
nuestro cuerpo astral. Eso es el motivo principal por lo cual es tan
importante que estemos preparados para morir y esperamos que
en el futuro se enseñará a las personas a morirse
conscientemente.

La entrada

Para superar el hecho de que algunas personas no comprenden


que están ya muertos, hay discípulos en la otra vida
esperándonos, protegiéndonos y haciéndonos conscientes del
hecho que estamos muertos. Para la mayoría de las personas, el
mayor miedo hacia la muerte existe en la expectativa de perder
su identidad y conciencia, de soledad y de cesar el contacto con
familia y amigos. Pero lejos de experimentar semejante pérdida,
lo que hallan las personas muertas, libres de las limitaciones del
vehículo físico, es que su conocimiento consciente se eleva
inmensamente.
Se ven las cosas de dos maneras: el mundo de las formas del cual
ya ha salido, y el nuevo mundo en el que se ha entrado, con
personas familiares alrededor de él listas para darle la bienvenida
en ese estado de libertad. Al mismo tiempo, todavía se pueden
poner a punto los sentimientos y pensamientos de aquello que se
dejó atrás.
Hasta ahora y después de una experiencia traumática, la muerte
para muchos es tan mansa y lisa que no comprenden que están
ciertamente muertos y requieren la ayuda de aquellos cuya tarea
es orientarles sobre este hecho.

Después de la muerte del cuerpo físico, los restos individuales se


corresponden estrechamente con el punto de desarrollo logrado
en la vida física. En esos niveles sutiles se liberan nuestras
facultades de percepción del proceso y podemos disponer de un
gran conocimiento, oyendo, filtrando y conociendo de una
manera más precisa los conceptos de belleza, felicidad, alegría y
liberación.
Una persona que ha logrado un cierto nivel de desarrollo antes de
la muerte, experimenta un éxtasis casi constante y alegría en esos
niveles, un sentido de belleza y esplendor que son la expresión
pura de la sabiduría.

La rueda

Al principio de cada reencarnación, cuando nuestras almas y


cuerpos están listos, el alma entra a raudales su energía en el
cuerpo mortal justo dentro de su mente. El conocimiento
acumulado y la experiencia ganada durante una sucesión de
vidas anteriores, llegan hasta lo más profundo del cerebro físico
que retiene tanto como puede absorber conscientemente, para
usarlo posteriormente. Este conocimiento no puede llegar hasta las
zonas conscientes del cerebro, ya que de ocurrir así tantas vidas
anteriores en nuestro consciente nos desequilibrarían
mentalmente. No obstante y si ello ocurre con un buen control
mental, nos encontraríamos con lo que nosotros llamamos un
genio.
Un genio puede lograrse a nivel del alma, de la conciencia o del
pensamiento. Esta es la fuente de ese conocimiento mayor y un
talento superior que se logra gracias a la experiencia en las vidas
anteriores. Por consiguiente, un genio es alguien que tiene un
contacto instantáneo con el alma, y puede mostrar la sabiduría y
el conocimiento en el cerebro físico mucho mejor que la mayoría
de las personas.

Las Leyes de la Reencarnación nos hablan sobre la longitud del


tiempo que transcurre entre las encarnaciones, y se ha publicado
mucha información sobre esto, la mayoría de las veces con fines
especulativos. Parece ser que hay enormes diferencias en la
longitud de cada periodo de reencarnación física. Algunas
almas tienen un ciclo extremadamente rápido de
encarnaciones, mientras otras necesitan acumular
mucha más experiencia en su fase intermedia.

El fuego se vuelve fuego, el combustible en combustible, el humo


en humo, y la llama sigue ardiendo. Aquellos que saben esto y
quienes también meditan con fe en el bosque de la verdad,
encuentran el camino de la luz en los seis meses siguientes.
Entonces la persona, o su mente, viajan a regiones nuevas y llega
al mundo de Brahman. En estos mundos viven durante periodos
largos, de los que no se retorna.
Para que aquellos que saben esto, y que meditan con fe y
austeridad, verán realizar su reintegro en otra vida
aproximadamente en quince días carnales, aunque algunos
tardarán aún seis meses.
Ahora, el ego es el puente, el límite que mantiene separados a
estos mundos. Durante esos días no hay noche o día, ni vejez o
muerte, ni aflicción, ni trabajo o enfermedades. Todos los males
retroceden de su existencia hasta una nueva oportunidad.

Así como grandes carreteras extendiéndose entre dos pueblos, así


los rayos del sol van a ambos mundos. Ellos empiezan por el sol y
entran en las arterias, pero cuando la vida entra en un cuerpo
entonces estos mismos rayos suben hasta el pensamiento.

Cien y una son las arterias del corazón,


una de ellas llega a la corona de la cabeza,
y cuando ocurre uno se vuelve inmortal.

Es necesario que las fuerzas sutiles que contienen la conciencia


del hombre agonizante puedan salir de la cima de la cabeza a
través de una hendidura llamada el agujero de Brahma, bien
descrito en la anatomía asiática.
Si el ser humano se muere así, dice la tradición, retendrá una
conciencia clara de su estado, y, sobre todo, en un momento
dado (veinte a veinticinco minutos después de la muerte),
experimentará el estado extático, una reproducción absoluta del
samadhi del yogui, un estado que le permite comprender su unión
con lo divino. Esta es una oportunidad para cada ser humano que
se muere, pero desgraciadamente muy pocos se dan cuenta de
esta posibilidad.

¿Cómo y por qué medios este ego, en realidad una


masa inteligente, después de dejar su asiento mortal
puede moverse hacia su salida?

En el centro del corazón hay una masa roja de carne. En ella hay
el loto blanco llamado dahara que ha florecido como un loto rojo
con sus pétalos extendiéndose en direcciones diferentes. En medio
de él hay un océano y en el centro una vaina con cuatro nadis
llamadas Rama, Arama, Iccha y Apunarbhava. De éstas, el Rama
lleva a través de la rectitud al mundo de la rectitud. El Arama
lleva a través de la injusticia al mundo del injusto. A través de
Iccha uno logra el objeto cualquier de deseo que se invoca, y a
través de Apunarbhava se penetra por la vaina.
Habiendo penetrado por la vaina se penetra entonces en el
cráneo. Habiendo penetrado por el cráneo, se penetra por el
elemento tierra. Habiendo penetrado por el elemento tierra se
penetra por el agua. Habiendo penetrado por el agua, se penetra
en la luz. Habiendo penetrado por la luz, penetra en el aire.
Habiendo penetrado por el aire, penetra por el éter. Habiendo
penetrado por el éter, se penetra por la mente. Habiendo
penetrado por la mente, se penetra por los elementos sutiles.
Habiendo penetrado por los elementos sutiles, penetra por el
tattva del mahat. Habiendo penetrado por el tattva del mahat
penetra por el no manifestado. Habiendo penetrado por el no
manifestado rompe a través del imperecedero. Habiendo roto a
través del imperecedero, penetra por la Muerte. Entonces la
Muerte se vuelve una con el Supremo. En el Supremo no hay ni
existencia ni no-existencia.
Ésta es la doctrina que lleva a la liberación, la doctrina del Veda.

Habiendo entrado en este camino de los dioses, llega al mundo


de Agni, después al mundo de Vayu, al mundo de Varuna, al
mundo de Indra, al mundo de Praja-pati y al mundo de Brahma.
Este mundo tiene el lago Ara, el río Vijara, el árbol Ilya, la ciudad
Salajya, la morada Aparajita, los dos portales Indra y Praja-pati,
el vestíbulo Vibhu, el trono Vicaksana, la cama Amitaujas, el
Mansi y su colega Caksusi, los dos que tejen los mundos, las
madres, las enfermeras, las ninfas, y los ríos. Cuando llegamos
Brahma dice: "Esta es mi gloria, él ha llegado al río, sin edad, y
no envejecerá".
Quinientas ninfas van hacia él, cien con frutas en sus manos, cien
con ungüentos, cien con vestidos, cien con perfume empolvado en
sus manos. Ellas le adornan con la esencia de Brahma y una vez
finalizado le llevan a su presencia. En este momento Brahma se
sienta y le dice: “Yo soy la estación, y me conecto con ellas. Del
espacio, como una fuente, me reproduzco como la semilla, como
la luz del año, como el ego de cada ser. Usted es el ego de cada
ser y lo que usted es, eso soy yo. Puedes llegar a mi vida
fácilmente si meditas en mí y no tienes en cuenta nada más. Los
que llegan a mí se reencarnan sin dolor y alcanzan la más alta
perfección. Yo soy Brahma, el que cierra las puertas de los
sentidos, confina la mente dentro del corazón, dibuja el prana en
la cabeza”.

El Camino de los Padres

Pero aquellos que mediante ofrendas de sacrificio, caridad y


austeridad conquistan el mundo, pasan al humo (mediante el
fuego de la cremación), del humo a la noche, de la noche a la
luna menguante, desde allí hacia el sol y después al mundo de los
padres, desde donde alcanzan la Luna y se vuelven comida. Allí
los dioses se alimentan con ellos.

Los Mundos de la Oscuridad Ciega

En la oscuridad ciega se rinde culto a la ignorancia. Se llaman


mundos cubiertos con oscuridad ciega y triste y a ellos llegan
después de la muerte las personas que no tienen conocimiento.
Una vez muertos, aquellas personas que han hecho daño a otro
cuerpo, torturándole, deberán sufrir torturas en el Infierno. Según
las leyes de Manu, el gobernante del Infierno es el Señor Yama y
está ayudado por Chitragupta. El infierno es un lugar particular
que se encuentra amurallado en las regiones circundantes del
espacio y en donde los pecadores consiguen un cuerpo llamado
"Yatana-Deha" para ser castigado. El castigo en el infierno no es
recordado por el alma cuando tiene lugar la reencarnación, pues
se considera como un reformatorio y educación, además de un
lugar para la conciencia.
El miedo innato que algunas almas sienten a la vista de la
tentación del pecado es debido al desarrollo de la conciencia en
el horno del infierno y esta es la ganancia que es adquirida por el
alma. El alma renace después con mejor conciencia después de
haber sido purificada a través del fuego del infierno y puede
hacer uso mejor de sus facultades en la próxima reencarnación.

¿Por qué nos castigan?

"Por vuestro bien. Para reformaros. Para remediar los males que
habéis hecho", contestó el Gran Amo.
"Nosotros no recordamos lo que hicimos en nuestras vidas
pasadas y el motivo del castigo. ¿Cuál es el efecto de un castigo
si uno no recuerda la fechoría?", inquirió el abogado.
"Se introduce así profundamente el efecto del castigo en el alma
que permanece para siempre", dijo el Gran Amo. "En las vidas
subsecuentes, los miedos del alma para ese mismo acto por el que
ha sido castigado, se evita como si fuera una serpiente venenosa.
Esa persona evita ese acto pues siente una profunda y automática
aversión natural en su corazón hacia él".

Esta retribución está en proporción exacta a los crímenes y las


faltas comprometidas, y lo que tenemos que hacer es el
agotamiento de una fuerza mental generado por el ser humano en
su ignorancia.

El retorno al plano terrestre


Cuando se fallece, pasan adelante en este espacio, desde el
espacio al aire, del aire a la lluvia, de la lluvia a la tierra, en
donde se convierte en comida (hierbas, plantas, semillas, árboles)
que entrará en otros cuerpos. De nuevo, todo comienza a formar
parte del ciclo universal.
Aposentarse allí es posible con tal de que haya residuos de
buenos trabajos y aquellos que han efectuado su vida dentro de
las leyes cósmicas lograrán un renacimiento bueno rápidamente,
pero aquellos que han trasgredido el orden natural tendrán un
mal nacimiento, como un perro abandonado o un cerdo cebado
para ser comido después de acabar degollado incruentamente.
Si nos convertimos en lluvia pasaremos rápidamente a integrarnos
de nuevo en la tierra que nos vio nacer, pero también es posible
que seamos polvo cósmico y viajemos a mundos ahora muy
lejanos, pero cuyas distancias son apenas segundos en el tiempo
universal. Posiblemente seamos incluso un gusano, un insecto, un
pez o un pájaro, también un león, un jabalí, una serpiente, o un
tigre, aunque seguramente a la mayoría nos gustaría
reencarnarnos como seres humanos.
Con la nueva existencia nacen nuevos interrogantes y presintiendo
nuestro destino casi eterno nos volveremos a preguntar: ¿quién
soy yo? La respuesta, de nuevo, nadie nos la podrá contestar y
aún menos probar, pues el Creador ha considerado que Cuando
en el futuro los seres se reincorporan a la tierra como lluvia,
entran en la cadena alimenticia a través de la ingestión de una
planta o semilla, alimentos para todos los seres vivos sin
excepción. Las semillas representan al varón, mientras que el ser
que la ingiere se considera la hembra, en donde tendrán lugar las
diversas transformaciones y la posterior expulsión como un ser
diferente. Posiblemente la fuerza del Karma opera aquí
determinando qué padre potencial comerá cada planta y
garantizará un juego de circunstancias basado en experiencias
anteriores de ese alma.
El Garbha Upanishad dice que cuando el feto en el útero tiene ya
siete meses, el alma recibe conocimiento de su pasado y futuro.
Sabe quién ha sido y será. Cuando la película de sus vidas entra
en su mente, se asusta y empieza a moverse aquí y allí
inquietamente. Para los creyentes, Dios que ha estado mirando,
proporciona las instrucciones adecuadas, los mandamientos
internos que todo ser vivo lleva inculcados.
El alma puede viajar a través del espacio y no necesita
necesariamente ningún apoyo o vehículo físico para
desplazarse.

Circunstancias en nacimientos futuros

Las experiencias de placer y dolor son el resultado del mérito y el


demérito, respectivamente, y quien siempre trata de proporcionar
felicidad consigue esas circunstancias favorables, mientras quien
proporciona dolor en su entorno, indudablemente, conseguirá
circunstancias desfavorables, según la ley de la Naturaleza para
atraer la miseria y el dolor.

El hombre se arrastra a los lugares donde él puede conseguir sus


objetos de deseo. Suponga que hay un muchacho inteligente
pobre en la India. Él tiene un intenso deseo de ir a Inglaterra para
estudiar, pero a causa de su procedencia el deseo no puede
cumplirse. También suponga que hay una señora rica en
Inglaterra que no tiene ningún hijo y desea intensamente
conseguir uno inteligente. El muchacho pobre podría conseguir su
próximo nacimiento en Londres como el hijo de otra señora rica
según la ley de las coincidencias. Parece ser que estos deseos
intensos son satisfechos frecuentemente según la naturaleza del
deseo del hombre para su crecimiento y evolución.
Si usted desarrolla un divieso o tiene una fractura en la pierna,
esto es evidentemente debido a algún Karma malo en su
nacimiento anterior, pues el Karma malo era la causa y el divieso
o la fractura es el efecto. No hay tal cosa como destino o
accidente.

Si un hombre poderoso que no ha hecho ningún acto malo en este


nacimiento sufre, esto es debido a algún acto malévolo que puede
haber efectuado en su nacimiento anterior, aunque tendrá su
compensación en su próximo nacimiento. Si un hombre malo
realiza periódicamente muchas acciones malas que le hacen
disfrutar en este nacimiento, esto es debido a algún Karma bueno
que debe haber hecho en su nacimiento anterior, pero sus
acciones presentes deberá compensarlas en su próximo
nacimiento y sufrirá por ello. La ley de compensación es
inexorable e implacable.
"Suponga un hombre que es aficionado a la caza y mata a cien
animales en su vida", dijo al Gran Amo. "Esta deuda pesada sólo
puede ser aclarada por todos esos animales a los que quitó la
vida, por lo que necesitará cien vidas para ajustar esta cuenta
creada solamente por un hábito perverso".
Penitencia

Una persona malvada se libra de su mal declarando el acto


mediante el remordimiento, a través de su calor interno, por
plegarias o efectuando regalos u otras reparaciones. (Las Leyes de
Manu) En estas leyes de Manu se encuentran varios tipos de
penitencias para la destrucción de los diferentes pecados,
esencialmente de dos tipos: 1. Extraordinario (Asadharana) y 2.
Ordinario (Sadharana). Las penitencias extraordinarias son
aquellas que se prescriben para la destrucción de los pecados
particulares. Si una persona pecadora se arrepiente y
abiertamente admite sus ofensas menores, el pecado
queda disuelto. Haciendo penitencia (Prayaschitta) realmente
el ofensor sufre, y en el castigo está su cura. La acción y reacción
son iguales pero en situación opuesta.
CAPÍTULO 8
EL PROBLEMA DE LOS DESEOS

¿Qué causa que un deseo sea cumplido?

En el primer lugar, los deseos determinan nuestras acciones y se


diferencian por:

1. Cómo es el deseo.
2. Cómo influye en los demás.
3. Cómo lo quieren los demás.
4. Para qué se hace.

En otro nivel, los deseos son una forma de acciones y tiene dos
componentes:

1. Samskaras, que guardan la forma del deseo.


2. Brahma, o la energía que creó el universo,
pero también está presente en cada ser humano.

Esto se puede comparar con las diapositivas en un proyector.


Brahma sería la luz que incide a través de las diapositivas y
Samskaras las causas que han originado la imagen.
¿Por qué no se cumplen los deseos inmediatamente?

Rama Tirtha dice que se cumplen los deseos más pronto si son
pocos en número y que las oraciones se hacen realidad si la
persona se une con Dios mientras reza.
Es muy probable que los deseos varíen en fuerza. Aún más,
varían en términos de la dificultad de lo que pedimos. Aunque el
Brahma infinito está latente en cada uno de nosotros, los deseos
de muchas personas están creando una distorsión en el cosmos.

Para hacer posible todos los deseos, las personas


tienen a menudo que cambiar en su forma de vivir y
pensar.

El problema de chocar los deseos

Tomemos el ejemplo del amor no correspondido. Quizá un millón


de hombres en el mundo están enamorados de la modelo Claudia
Schiffer. Si todos los deseos deben cumplirse, ¿debería Claudia
tener un millón más de reencarnaciones para casarse con estos
hombres, uno por uno? Si no, entonces ¿cómo pueden cumplirse
todos estos deseos tan entusiastas?
Suponiendo que Claudia incluso efectuara un millón de
reencarnaciones para cumplir los deseos de sus entusiastas,
¿cómo se puede lograr que ella tenga el mismo aspecto en cada
nacimiento? Ella podría ser de familia negra en el próximo
nacimiento, o china o argentina, lo que ocasionaría una
desilusión en sus admiradores, puesto que ya no es la misma. Aun
cuando ella se casara, sus deseos no se cumplirían.

Incluso en la vida cotidiana, ¿qué hace a las personas diferentes


a como esperamos de ellas? ¿No resulta ingenuo creer que una
fotografía pueda reflejar fielmente a la persona real? ¿Cómo
podemos basar un deseo por una imagen? Y finalmente, ¿cómo,
entonces, pueden cumplirse los deseos?

La respuesta quedaría en los factores siguientes:

La Ley de las Coincidencias les permitiría casarse con una mujer


que se parezca mucho a Claudia. No obstante, ese matrimonio
no puede ocurrir hasta que, por casualidad, alguna mujer pase
delante de nuestra vida, y se diera la coincidencia de que ella
tuviera el mismo deseo de casarse.
El concepto previamente introducido en la Ley de las Mezclas nos
habla de otra posibilidad: ese hombre se casaría a lo largo de su
vida con varias mujeres, o simplemente serían sus novias, cada
una de ellas con una cualidad igual a la de Claudia.

El problema del Karma residual


Suponga que yo robo 50 dólares a Donna. Ahora, quizá Donna
tiene un deseo apacible de venganza y me roba sólo 30 dólares.
¿En este caso, hay un residuo pendiente? ¿Qué pasa con ese
residuo?
Aun cuando Donna me robara exactamente 50 dólares, es poco
probable que el dinero tenga la misma importancia exacta en mi
vida que cuando yo lo robé primero. El contexto entero de mi vida
es diferente. Yo podría haber destinado ese dinero a comprar un
libro, pero ella podría haber destinado el mismo dinero a
comprarse un vestido.
Debido a tales problemas, es posible que los Karmas de un
individuo raramente son reembolsados completamente por hechos
individuales. En cambio, los modelos de Karmas similares tienden
a formar una fuerza compacta que atraen formas apropiadas de
respuesta. Así, un ladrón habitual consigue una serie de castigos
por sus robos.
Sólo en el caso de un Karma sumamente intenso podemos esperar
un solo evento culminante que reembolse todos.

Teorías en ocasiones extrañas

Para un occidental moderno, las descripciones sobre la manera


en que el alma deja al cuerpo y llega hasta el cielo, y la manera
en que el alma vuelve a la tierra y renace nuevamente, es quizá
unos de los elementos más asombrosos de la teoría del Karma.
Los textos Upanisads ofrecen varias descripciones complejas y
difíciles de entender sobre el camino después de la muerte.
Algunos ejemplos son, El Camino de los Dioses y El Camino de
los Padres.
Un rasgo que tienen en común estas descripciones es que existe
una fase ascendente hacia la luna o en ocasiones al sol, para
alcanzar los diferentes cielos. Según dicen los seguidores del
Camino de los Padres, es necesario realizar sacrificios a los
dioses hasta que su buen Karma quede exhausto.
Hoy, los seres humanos han volado a la Luna en las misiones
Apolo y nadie ha encontrado pruebas de esos cuerpos
celestiales que los antiguos decían. Hemos descubierto
simplemente lugares físicos que podemos visitar, y donde hay las
mismas leyes físicas que hay en la Tierra.

La conclusión es que hay que suponer que los textos del


Upanisadic son metafóricos, o quizá describen solamente
aspectos subjetivos después de la muerte y no un camino literal
hasta el cielo. Más confusa aún es la descripción de cómo
nosotros efectuamos la reencarnación: Podemos establecernos allí
con tal de que haya habido acciones buenas y el retorno se hace
hacia el espacio, del espacio al aire, y después de haberse vuelto
aire se convierten en humo y, finalmente, llovizna.
Una vez más, el cielo después de la vida parece estar situado
como algo físicamente sobre nosotros. Peor que esto, pues hay
quien asegura que antes de que el alma pueda reencarnarse en
un humano, tiene que volverse planta o algo similar.
Entonces se postula que el alma es comida por un hombre,
digerida, y que entra en su semen, pasando a ser plantada en el
útero de una mujer. Nosotros sabemos que la mujer juega un
papel igualmente importante en la génesis de una nueva vida,
desde que el huevo se fecunda y se hace mayor, aportando entre
ambos, varón y hembra, la génesis de la vida. También sabemos
que el semen no contiene una sola vida, sino muchas, tantas como
espermatozoos.
Y no es que la biología moderna contradiga el razonamiento del
Upanisadic. El problema es que hay una falta de simetría entre las
dos, y las diferencias parecen indicar sospechosamente que
ninguna está interesada en las conclusiones de la otra.
El devoto moderno encontraría más natural suponer que el alma
entra en este plano físico en el momento de la
concepción, inmediatamente que el huevo ha sido
fertilizado. Igualmente, uno encontraría natural que después de
la muerte hay el paso del alma directamente más allá de este
universo físico, sin viajes laterales a la luna o al sol. Pero cosas
así no parecen coincidir con el punto de vista de las escrituras
hindúes.

El problema de la evolución espiritual

¿Cómo hacer que la Ley de Acción y la Ley del Deseo tiendan a


promover nuestra evolución espiritual?
Los hechos buenos o malos no son las causas directas de la
transformación. Ellos sólo actúan como olas grandes en la
evolución natural, así como un granjero elimina los obstáculos en
un curso de agua, para que los flujos puedan seguir su curso por
su propia naturaleza.
La senda fluida que la mayoría asocia con la evolución espiritual
no existe, pues suele estar bloqueada por obstáculos frecuentes,
aunque el funcionamiento de las leyes kármicas tiende a ayudar
para eliminar esos obstáculos.
Se dice que el castigo promueve la evolución espiritual
descorazonándonos para repetir acciones malas y nos aseguran
que las experiencias agradables nos premian para que
realicemos acciones buenas. Pero las acciones buenas no son el
extremo de la balanza, pues no sabemos si nos ayudan al
esclarecimiento. Posiblemente sí, ya que un aspirante espiritual
está convencido de que si consigue progresar
extraordinariamente es debido a su buen Karma de nacimientos
anteriores.
Todos los buenos Karmas también pueden ser un tipo de
esclavitud. Alguien premiado con riquezas por su buena conducta
pasada también puede atarse a esa riqueza y olvidarse de las
cosas espirituales.

He aquí algunas razones especulativas del por qué los Karmas


buenos podrían tender a promover nuestro progreso hacia el
esclarecimiento:

Hacer el bien nos exige que consideremos los


sentimientos de otras personas en lugar de meramente los
nuestros. Este cambio constante de perspectiva podría tender a
lograr que destaquen aún más nuestros propios deseos pues
nutren el conocimiento de la propia conciencia.
Los frutos que recibimos de esos Karmas nos dan
experiencias agradables y el placer en sí mismo podría promover
el esclarecimiento porque la sensación de placer simplemente es
una vislumbre momentánea del Ego.

Sin embargo, podría objetarse al último punto que hay una


distinción clara entre lo agradable y lo bueno:

1. Diferente es lo bueno, y diferente, de hecho, es lo


agradable. Ambos, con propósitos distintos, ligan al hombre. De
estos dos, es mejor mantener la continuidad en lo bueno, pues si
escogemos lo agradable falta un objetivo.
2. Lo agradable proporciona brillo al tonto, al
descuidado, engañado por la glamour de la riqueza. Suelen
alegar que hay que pensar en este mundo, pues no hay otro
después.

Por consiguiente, la pregunta de si el placer promueve el avance


espiritual es difícil de contestar.
Si el placer no promueve la espiritualidad, entonces ¿cómo puede
traducirse la Ley del Deseo como beneficiosa? Usted espera el
cumplimiento de sus deseos que le traerán ciertamente placer, y la
Ley del Deseo parece garantizarle que todos los deseos se
cumplirán en el futuro, aunque hay estudiosos del Karma que nos
advierten a menudo que el cumplimiento de deseos crea
una afición que lleva a desear angustiosamente
nuevos deseos.
CAPÍTULO 9
EL DESTINO

Su destino está en su futuro, es obvio, pero principalmente está


limitado por las circunstancias innegables y verdaderas que
rodean su nacimiento, como la posición de los planetas, el tiempo
y lugar de su nacimiento, sus padres, sexo, etc. También abarca
algunos de los más sólidos elementos mutables de su ser, como
religión, espíritu, e instintos. Una vez que estos factores son fijos,
es bastante difícil cambiarlos.

El destino también está sobre los factores personales


predestinados y por otras condiciones divinas y humanas. No
puede explicarse fácilmente, y para muchos no está sujeto a la
intervención humana. Además de los condicionantes que rodean
el nacimiento, el destino estructura los aspectos de la persona. Si
un individuo tiene un deseo innato para conseguir una meta,
probablemente sea un impulso que posee desde su nacimiento y
que será más intenso según las influencias o estímulos que
reciba. Una misión importante o la persecución de un deseo
pueden cambiarse o eliminarse si ello forma parte de nuestro
destino.
Las diferencias entre lo que es el destino y lo que se desea o
consigue, sólo pueden ser determinadas a través de un análisis
individual pues no hay ninguna línea científica que permita la
claridad. Esencialmente depende del individuo decidir lo que es
su destino, su voluntad, y el trabajo para conseguir sus deseos.
Frecuentemente es el individuo quien tiene más que aportar, pero
su destino es la suma de todas las cosas sobre las cuales nuestro
futuro está predeterminado.

Permítame darle un ejemplo:

Una persona ha estado estudiando Astrología desde que apenas


sabía leer, aproximadamente desde los tres años. Si no hubiera
sido incitado, influenciado, o estimulado por los miembros de su
familia, su destino no hubiera sido el mundo de la Astrología y
probablemente no sentiría interés por ello. Bajo la influencia
genética las personas mantienen un deseo consciente
de aprender una materia, aunque frecuentemente estos datos
le llegan a su cerebro por un antepasado o un familiar indirecto,
como un tío o un primo. Finalmente, el destino llega porque ese es
el camino que se ha elegido.
Para aquellas personas que piensan que ellos en su niñez no
tuvieron esos estímulos familiares, y con el fin de evitar el gran
freno que supone sentirse víctima, les recordamos que la vocación
o el interés por una ocupación no necesariamente surge en la
niñez y ni siquiera en la juventud. Muchas personas manifiestan
su verdadera vocación pasados los 40 años y en ocasiones les
llega cuando consiguen la jubilación laboral. No hay una
época mejor y ni siquiera se requiere unas condiciones
físicas óptimas para alcanzar nuestro destino. Lo único
importante es que cuando llegue esa señal la sepamos
aprovechar.

En Astrología, se cree que las raíces del destino proceden de


sentimientos fuertes de nuestro pasado, que son devueltos para
alcanzar nuestros deseos. El destino es nuestra profesión
final, nuestra última ocupación y con la cual moriremos felices y
que nos permitirá resolver los viejos problemas emocionales que
empezaron hace mucho tiempo.
Los factores de la Astrología kármica que afectan a nuestro
destino son el planeta Saturno, los Planetas exteriores, la Luna
creciente, y los Grados Críticos. Saturno vigila toda la autoridad y
responsabilidad, y este capataz premia y reprime por los trabajos
realizados. Los Planetas exteriores, Urano, Neptuno, y Plutón, son
los planetas genéticos que nos afectan individual y globalmente.
La Luna normalmente es el planeta que nos influye en fase
creciente y que nos enseña cómo realizar cada tarea. Y los
Grados Críticos, procedentes de la Astrología Védica, son la
mejor oferta para el éxito.

Karma, causalidad, e intervención divina

Según la ley del Karma, nuestras acciones tienen consecuencias


no sólo por nuestras disposiciones y tendencias, sino también por
los aspectos no positivos de nuestro cuerpo (por ejemplo, nuestras
características físicas) y nuestro ambiente. El ambiente afecta de
igual manera y en otra vida futura será el instrumento que nos
premie o castigue según el mérito o demérito originado por
nuestros actos. Por ejemplo, una persona podría ser atacada por
un oso pardo como consecuencia de un acto violento particular
que realizó y que ha ocasionado una acumulación de nuestros
residuos kármicos.

Es fácil entender cómo deseando actuar y actuando de acuerdo


con esos deseos, se crean disposiciones en la persona que
favorecen estos actos y después de un pensamiento continuo,
sustancial con lo que se desea, es razonable que los logros se
consigan. Pero nuestros actos también tienen que estar dentro del
orden cósmico, pues las contradicciones en este sentido crean
interferencias y ocasionan no pocas desilusiones.

¿Cómo podemos saber que los actos que nosotros


realizamos en vidas pasadas afectan el material
presente?

Con la excepción de ciertos sistemas teístas, sobre los cuales


hablaré después, el Karma es una forma de operar ligada a la
naturaleza. Es decir, los eventos anteriores afectan a los eventos
siguientes sin la intervención de ningún agente sobrenatural. Pero
si el Karma opera naturalmente, es razonable creer que hay algún
eslabón entre la causa original, lo que nosotros hacemos, y el
(agradable o doloroso, ventajoso o desventajoso) efecto y lo que
experimentamos en una vida subsiguiente. Esas causas entran en
una cadena que consigue que una persona que haya realizado
buenas acciones en una vida anterior pueda ahora poseer un
Cadillac, aunque posiblemente no todos los que posean ahora un
gran coche deban agradecer a su alma este privilegio.
El problema está exacerbado por la disputa que hay sobre la ley
de Karma, pues aunque es empírica no es científica. Por eso el
proceso constitutivo de la causa (la acción) y el efecto (el dolor o
el placer recibido), no puede ser entendido de otra forma que
empíricamente.
Textos

Por extraño que puede parecer, la conexión entre nuestras


acciones y los eventos que nos traen felicidad e infelicidad en
existencias posteriores, raramente se describen en la literatura
tradicional, histórica o biográfica. Lo que se comenta en todo
escrito es el efecto (en términos de dolor y placer), y por supuesto
la acción efectuada, pero nunca el proceso. Eso no es extraño,
considerando que la primera preocupación de las filosofías
kármicas es cómo nosotros podemos salvar nuestra propia
existencia, despegándonos de lo material y superando la
ignorancia.
La literatura se preocupa de los hechos, especialmente de las
relaciones humanas secundarias, como la relación entre la acción
original y los efectos sobre personas y cosas. Pocos escritos nos
hablan del cómo estas acciones y sus consecuencias nos
afectarán en el futuro. Posiblemente sea porque averiguar el
origen de nuestro infortunio es sumamente difícil, puesto que no
hay manera fiable de averiguar nuestras vidas pasadas. La
regresión hipnótica es una vía de esperanza, pero hasta ahora
pocas personas han tenido la suerte de ponerse en manos de un
terapeuta correcto.

Interrogante esencial

De todas maneras, ¿de qué nos serviría saber nuestra


desafortunada vida anterior? ¿Es posible enmendar
nuestros errores pasados con acciones actuales?
Anteriormente hemos dicho que sí y por tanto llevar una vida
actual en armonía con la naturaleza y el universo siempre es
rentable, para nuestra vida presente y para las otras vidas futuras.
Hay personas que no manifiestan interés en tener un
comportamiento digno y noble, puesto que están seguros de que
van a morir y con ello desaparecer definitivamente. Estos pobres
ignorantes no saben la tranquilidad que proporciona estar
seguros de otras muchas existencias en el futuro y es mejor
dejarles con su ignorancia.

Dos direcciones diferentes se pueden efectuar para contestar la


pregunta de cómo el acto original y los efectos medioambientales
subsecuentes están relacionados. Hay quien responde con una
explicación natural, sencilla, y quien prefiere hacerlo apelando a
lo sobrenatural. Ambos están acertados y por ello relacionados,
pues siempre hay una larga cadena de efectos, directos e
indirectos, partiendo de un acto. Los efectos medioambientales
negativos del ser humano provocan inmediatamente ciertos
trastornos, y también posteriormente, que ocasionan experiencias
dolorosas y la conexión entre ellos produce cambios pertinentes
en el ambiente en vidas posteriores. Por decirlo de otra manera,
se trata de una cadena causal entre los actos kármicos y las cosas
que producen dolor.

Ahora examinaremos las consecuencias naturales de nuestros


actos, evaluando incluso su conexión con causas sobrenaturales.
CAPÍTULO 10

RESIDUOS KÁRMICOS

La primera opción contiene dos posibilidades:

Una, permitirnos suponer que existe fuera de


nosotros una cadena de condiciones causales que directamente se
unen a los eslabones kármicos que nosotros realizamos en una
vida pasada, sean dolorosos o gratos. Cuando nosotros
realizamos una acción kármica suele tener un efecto inmediato en
el mundo, y este a su vez (junto con otras condiciones), tiene sus
propios efectos, y así sucesivamente. En el futuro, todo lo que
nos afecta tiene su origen en el hecho original, aunque
esto no nos debe llevar a negar que hay otras causas que
provoquen nuevas situaciones. Posiblemente nuestras obras
actuales puedan modificar sensiblemente las acciones anteriores.
Este guión, aunque lógicamente posible, es poco convincente. El
hueco temporal entre la causa y el efecto se restringe a una
pequeña parte de nuestra existencia, y se podría exigir (¿al
Creador?) razonablemente que semejante conexión exista, pero
que se aumentara el tiempo entre el acto original y el efecto
causado más tarde. Pero cuando el tiempo entre la acción
kármica y la consecuencia se extiende durante varias vidas,
posiblemente cientos de reencarnaciones, es imposible tratar de
establecer una conexión causal directa que pueda formar parte,
al menos, de nuestro subconsciente. Que esta conexión de causas
opera siempre como un agente moral ejerciendo algún tipo de
justicia cósmica impersonal, es más que una creencia razonable.
Las tres condiciones, relación causal directa, acción original, y
compensación apropiada, son necesarias para la aplicación de la
ley del Karma, aunque una explicación diferente de la relación
causal es necesaria para que la doctrina del Karma sea creíble.
La segunda posibilidad es que el acto kármico
original contribuya a generar un gran depósito de residuos
kármicos. Estos residuos, en forma de fuerzas morales invisibles,
potencias, o calidades, existen en cosas fuera de nuestro control y
raciocinio, pero gracias a estas fuerzas morales existe la
posibilidad de mejorar nuestra existencia.
Pero esta opción no sólo se enfrenta a las mismas dificultades que
la opción anterior, sino que ocasiona la dificultad de explicar
cómo se han creado estas fuerzas, cómo continúan existiendo en
el universo, y cómo efectúan, en todo o en parte, los
acontecimientos posteriores. Es decir, no sólo el proceso causal es
imposible de verificar, sino que debemos admitir que las
potencias kármicas invisibles son las responsables de ocasionar
eventos (en mayor o menor medida) indescriptibles y no
verificables.

Causas

Según la segunda explicación naturalista, el Karma opera a través


de la acción original. La actuación de esta causa origina efectos
de un cierto tipo en la persona, y estos efectos provocan cambios
a su vez en el ambiente de esa persona en el momento
apropiado.
La naturaleza y carácter de estos efectos son explicados de modo
diferente dentro de las distintas tradiciones. Sobre esto y en la
sección siguiente, explicaré algunos detalles de cómo las
diferentes culturas explican estos efectos, además de explorar
cómo estos efectos se unen a nuestro ambiente mediante el Karma
de manera pertinente.

Según algunas doctrinas, un acto kármico produce efectos en


forma de potencias, caracterizadas como mérito y demérito, lo
mismo que la calidad moral de una acción es conservada en
forma de potencia dentro del hacedor del acto. Estas personas
pueden aumentar o disminuir las unidades kármicas de manera
inadvertida hasta que exista un momento apropiado para
descargarlas.

Entre estos efectos, la acción kármica crea calidades especiales


invisibles que les permiten ser capaces de efectos intensos,
aunque no siempre pueden ser por procesos físicos conocidos. Un
ejemplo de ello es la habilidad para realizar manualidades, la de
los imanes para atraer y mover metales, la circulación de la savia
en árboles y plantas o el hecho de que el fuego suba en
lugar de descender como ocurre con la mayoría de las
cosas. También es difícil de explicar el movimiento de los
átomos, incluso el funcionamiento de la mente, y en la esfera
moral no podemos saber el motivo para que unos actos
nos ocasionen placer y otros repulsa.

Estas calidades especiales, invisibles, se atan al ego o al


comportamiento, nos permiten habilidades, funciones, condiciones
especiales, y su presencia o ausencia nos ayuda a determinar si
un efecto ocurrirá o no de una manera particular.
Específicamente, condicionan nuestros deseos y aversiones que, a
su vez, nos impulsarán más allá de las acciones kármicas.

Los Jainas, por otro lado, tratan las causas de modo más material
y sostienen que hay dos tipos de Karmas:

1. El Karma espiritual que consiste en nuestras


pasiones, privaciones, y las perversiones de nuestro ego y que
constituye su esclavitud.
2. El Karma material es la fuerza, una cuestión que de
forma sutil está omnipresente en el mundo. Este es el Karma que
causa los efectos.

Nuestras acciones se originan por nuestras pasiones y, a su vez,


atraen material para el Karma. Se atraen como un imán y se
pegan, infectando la materia y retardando su liberación. Las
pasiones que causen esclavitud (por ejemplo, la cólera, orgullo,
engaño, y codicia) se llaman substancias pegajosas porque
actúan como pegamento haciendo que se peguen al ego. Según
las fuerzas variantes de las pasiones, estos átomos atraen
unidades diferentes y poseen distintas intensidades. En el plano
de mayor intensidad, la esclavitud es mayor y más lejana la
liberación.

El Karma material actúa directamente y cambia el inmaterial,


causando pasiones y obstruyendo su conocimiento, engañando.
Estos describen cambios diversos como un color (blanco, negro, o
una mezcla de blanco y negro). Sin embargo, la materia kármica
sutil no se cree que afecte los jainas, pero para penetrarlo, y
aumentarlo, construyen un cuerpo especial con el que transmigra
del mismo y no lo deja hasta su emancipación.

Las actividades del alma y las pasiones atraen la materia kármica,


así como un imán atrae los metales o una lámpara atrae las
moscas. Eso es un poder, pero hay que advertir que el poder no
es solamente la atracción, pues todo depende de la actividad y la
intensidad. Después, la materia kármica infecta o circunscribe el
ego; lo cambia o lo tapa y se establece una mezcla como la leche
se mezcla con el agua. También es posible que le obstruya hasta
tal punto el conocimiento que le anule la intuición, bondad,
libertad, y energía, terminando por contaminar y destruir la
pureza del alma.

Mirando detrás de las analogías, vemos que parece claro que


algunas de las actividades específicas kármicas puedan
entenderse fácilmente: por ejemplo, cuando nos despertamos de
un mal sueño, la causa de los sentimientos agradables y
desagradables en nosotros, o un dolor en nuestro cuerpo. Pero el
engaño, el enojo, orgullo, o codicia, o cualquier otro defecto, así
como la ausencia de deseo de hacer regalos y caridad, es más
difícil de ver.

Quizá podemos entender cómo la materia causa codicia, pues


cuando vemos diversos bienes materiales, incluso nosotros los
codiciamos sin poderlo evitar. Pero este tipo de explicación no
sirve para explicar la materia kármica, pues es invisible. Sin la
energía ilimitada que tendría en su puro estado, el ego no puede
controlar sus pasiones adecuadamente y actividades, siendo
incitado, despertado y engañado por lo que encuentra su
ambiente. Encolerizado más fácilmente estará más ávido,
desplegando menos preocupación por la verdad, y demostrando
mucho orgullo.

Cualquier causa verdadera provocada a propósito es importante,


puesto que los residuos kármicos se pasan adelante y se
conservan hasta que se liberan. El Karma espiritual son las
pasiones y privaciones, reales y potenciales, que existen en la
persona y por eso es guardado para estar dispuesto a
manifestarse pasionalmente. Así como el carácter es afectado por
el Karma material, los residuos materiales kármicos se atraen y
conservan en la persona hasta que se quitan o eliminan. De
hecho, constituyen un cuerpo especial y sutil que acompaña el
ego y continúa afectándolo limitando su energía moral, hasta su
liberación.
CAPITULO 11
DIFERENTES TIPOS DE KARMA

KARMA INDIVIDUAL:
Es el castigo o consecuencia que recibe cada ser humano por sus
malas obras cometidas en esta o en vidas anteriores. A causa de
este Karma Individual, unos nacen ciegos, otros huérfanos, otros
tuberculosos, con cáncer, lepra, epilepsia, con cuerpos
monstruosos o deformaciones, siameses, etc.
KARMA FAMILIAR:
A cada ser humano le corresponde un padre, una madre, unos
hermanos, un esposo y unos hijos. Con todos ellos está ligado por
la ley del Karma, existiendo un débito entre todos según nos
hayamos comportado en vidas anteriores. Por eso nos tocan a
veces hijos, padres o hermanos que nos obligan a plantearnos la
razón para que nosotros tengamos que soportar esa carga.

KARMA COLECTIVO:
Es el que le cobran a varias personas cuando tienen Karmas
individuales similares. Un grupo amplio de personas sufren un
accidente, una inundación, una sequía, peste, epidemias, etc.

KARMA NACIONAL:
Es el castigo que sufre toda una nación, ejemplo; un terremoto,
una guerra civil, etc.
KARMA MUNDIAL:
Es el castigo que recibe toda la humanidad como consecuencia
de sus malas obras. Ejemplo: las guerras mundiales.

KARMA-DURO:
Es el Karma por las malas acciones cometidas en vidas anteriores.
Al no realizar suficientes obras buenas en esta vida, el Karma se
desarrolla y tenemos que pagarlo con mucho dolor y sufrimiento.
El Karma-duro no es negociable y siempre debemos sufrirlo.

KARMA SAYA:
Es la unión kármica que se cumple cada vez que una persona
tiene una relación sexual. Por esta unión las dos personas
comparte entre sí Karma y defectos. Se trata de un ligamento
astral, sexual y kármico.

KARMAS INDIVIDUALES.
Como ya lo mencionamos anteriormente, cada cual recibe lo que
siembra en esta o en vidas anteriores. Recuerda, nada sucede
por casualidad, todo lo malo que te suceda es por tu
propia culpa. La ley del Karma es casi inmodificable, y decimos
casi, porque es posible pagar un Karma haciendo buenas obras
(Negocio Cósmico).
Y así, el que roba será robado pero con efectos aún mayores. El
que mata será asesinado, pero de modo aún más incruento.
Con respecto a las funciones diferentes, el Karma es
clasificado en cuatro tipos:
KARMA REPRODUCTOR
Cada nacimiento es condicionado por un Karma pasado, bueno
o malo que predomina en el momento de la muerte. El Karma que
condiciona el nacimiento futuro se llama Karma Reproductor,
mientras que la muerte de una persona es un extremo temporal de
un fenómeno temporal. Aunque la forma corporal presente
perece, otra forma que ni es igual ni diferente toma su lugar,
según la vibración potencial generada en el momento de la
muerte, ya que la fuerza kármica todavía ocasiona cierto flujo.
Este último pensamiento se llama Reproductor (janaka) y supone el
Karma que determina el estado de una persona en su nacimiento
posterior. Este puede ser un Karma bueno o malo.
El Karma Reproductor produce la energía mental y material en el
momento de la concepción. La conciencia inicial, denominada
conciencia de reencarnación, está condicionada por este Karma
Reproductor.

El nuevo cuerpo está compuesto de:

El elemento de extensión (pathavi).


El elemento de cohesión (apo).
El elemento de calor (tajo).
El elemento de movimiento (vayo).

Los cuatro derivados:


Color (vanna).
Olor (gandha).
Sabor (rasa).
Nutrición (oja)

Estos ocho (4 mahabhuta + 4 upadana= 8) se llaman Avinibhoga


Rupa colectivamente y cuando se unen a la Vitalidad (jivitindriya)
y el Cuerpo (kaya), se llaman colectivamente Dasaka Kaya.
Es evidente que el sexo de una persona está determinado en la
misma concepción de un ser, aunque está condicionado por el
Karma y no es una combinación fortuita de esperma y óvulo. El
dolor y la felicidad experimentados en el curso de la vida es la
consecuencia inevitable del Karma Reproductor.
KARMA FAVORABLE
Procede del Reproductor (janaka) y ser apoya en él. No es bueno
ni malo y ayuda o mantiene la acción del Reproductor (janaka) en
el curso de la vida. Inmediatamente después de la concepción
hasta el momento de muerte estos pasos sirven para apoyar el
Karma Reproductor. Si existe una buena moral el Karma ayuda
dando salud, riqueza, felicidad etc. Un Karma inmoral, por otro
lado, ayuda dando dolor, aflicción, etc. Desde el momento del
nacimiento.
KARMA OBSTRUCTIVO O
CONTRAPRODUCENTE
Diferente del anterior, tiende a debilitar, interrumpir y retardar la
fruición del Karma Reproductor. Por ejemplo, una persona nacida
con un Karma Reproductor bueno puede estar sujeta a varias
dolencias, impidiéndole así disfrutar de los resultados dichosos de
sus acciones buenas.
Un animal, por otro lado, que nace con un Karma Reproductor
malo puede llevar una vida cómoda consiguiendo comida y
alojamiento, como resultado de su buen contraproducente y
obstructivo Karma que previene la acción del Karma Reproductor
malo.

KARMA DESTRUCTIVO
Según la ley del Karma la energía potencial del Karma
Reproductor podría ser anulada por un Karma contrario poderoso
del pasado que, buscando una oportunidad, puede operar
inesperadamente, así como por una fuerza contraproducente
poderosa que puede obstruir el camino equivocado. Semejante
acción se llama Karma Destructivo (upaghataka), que es más
eficaz que el anterior pues no sólo es obstructivo sino que también
destruye la fuerza entera. Este Karma Destructivo también puede
ser bueno o malo.

Ejemplo:
Un caso de funcionamiento de todos los cuatro, es el caso de
Devadatta que intentó matar a Buda y que causó un cisma en el
Sangha (discípulos de Buda). Su Karma Reproductor bueno le
proporcionó el nacimiento en una familia real. Su protección
continuada y prosperidad eran debidas a la acción del Karma
Favorable. El Karma Contraproducente u Obstructivo entró en
funcionamiento cuando quedó sometido a una gran humillación al
ser excomulgado del Sangha. Finalmente, el Karma Destructivo
trajo su vida a un extremo miserable.

Hay otra clasificación del Karma, según la prioridad


del efecto:

KARMA PESADO (GARUKA)


Este se denomina pesado o serio y puede ser bueno o malo.
Produce sus resultados en esta vida o en la próxima con toda
seguridad. Si es bueno, sus efectos son mentales, verbales o
corporales, pero en el lado Inmoral se le relaciona con cinco
crímenes: matricida, parricida, el asesinato de un Arahant, la
herida a Buda y la creación de un cisma en el Sangha. El
escepticismo permanente también es una de las características del
Karma Pesado.
Si, por ejemplo, una persona desarrolla el jhana (éxtasis o
absorción) y después efectúa uno de estos crímenes odiosos, su
Karma bueno sería borrado por el Karma malo poderoso. Su
nacimiento siguiente estaría condicionado por el Karma malo a
pesar de haber ganado antes el jhana. Devadatta perdió su
poder psíquico y nació en un estado malo, por eso hirió a Buda.
KARMA INMEDIATO (ASANNA)
KARMA DE MUERTE INMEDIATA
Esto es lo que hace que una persona recuerde inmediatamente su
Karma antes de morir. Debido a que en gran parte tiene
predestinado su nacimiento futuro, se le otorga mucha
importancia al lecho de muerte (asanna) en casi todos los países
budistas. La costumbre de recordar al hombre agonizante los
hechos buenos y malos en su lecho de muerte prevalece en los
países budistas.
A veces una persona mala puede morirse alegremente y recibir un
nacimiento bueno si recuerda o hace un acto bueno en el último
momento. Alguien que en su vida trabajó como ejecutor de la
justicia con bastante desacierto, pero que en sus últimos años dio
numerosas limosnas, nacerá en un estado de beatitud. Esto no
significa que aunque él disfrute de un buen nacimiento estará
exento de los efectos de los hechos malos que realizó durante su
vida pasada, pues seguirán apareciendo hasta que los pague.
Hay momentos en que una buena persona puede morirse infeliz
recordando de repente un acto malo o algún pensamiento
desagradable, si sus circunstancias en ese momento son
desafortunadas (dolor, soledad). Según la historia, la Reina
Mallika, esposa del Rey Kosala, recordó una mentira que había
dicho y que ocasionó un gran daño, sufrió durante siete días un
estado de miseria.
Estos son casos excepcionales, y es posible que de padres
viciosos salgan niños poderosos y los niños viciosos sean hijos de
padres poderosos. El resultado está condicionado por los últimos
pensamientos y la conducta general de la persona.
KARMA HABITUAL (ACCINA)
Es aquel que habitualmente se realiza y recoge. Los hábitos
buenos o malos se pasan a la segunda naturaleza y tienden a
formar el carácter de una persona. Del mismo modo, en el
momento de la muerte, a menos que resulte influenciado por otras
circunstancias, normalmente se revocan los hechos más
importantes de la vida.
El Rey Dutthagamini de Ceilán (Sri Lanka) tenía el hábito de dar
limosnas a los monjes Bhikkhus antes de empezar a comer y este
acto habitual le alegró mucho en el momento de la agonía.

KARMA ACUMULATIVO (KATATTA)


Todas las acciones que hemos realizado se acumulan o ejercen
más poder y capacidad para pasar a otras vidas.

Hay otra clasificación del Karma según el tiempo en el


que los efectos se declaran:

KARMA Inmediatamente Eficaz (ditthadhammavedaniya)


KARMA Seguidamente Eficaz (uppapajjavedaniya)
KARMA Indefinidamente Eficaz (aparapariyavedaniya)
KARMA Difunto o Ineficaz (ahosi)

El Karma Inmediatamente Eficaz es aquel que es


experimentado en esta vida presente. Según el Abhidhamma uno
se hace bueno y malo durante el proceso del javana
(pensamiento-impulsión), que normalmente ocurre en el último de
los siete pensamientos. El efecto del primer pensamiento, siendo el
más débil, es que podemos recoger buen Karma.
Si no opera en esta vida, se llama Difunto o Karma
Ineficaz.
El Karma Seguidamente Eficaz es más débil y su
efecto lo podemos recoger en el nacimiento siguiente.
El Karma Indefinidamente Eficaz puede tener lugar
en cualquier momento.

Ninguna persona, incluso Buda y Arahantas, está exenta de esta


clase de Karma.

Ejemplos:

1. Alguien mata a otro para robarle, por cuestiones


ideológicas, celos, ira, etc. El que murió deja a su esposa e hijos
en la miseria, desamparados y el asesino debe, pues, pagar por
el dolor ocasionado a la familia y al mismo difunto, a quien
posiblemente se le haya impedido elaborar todavía un Karma
correcto en su corta vida. Es doloroso ver como inconsciente y
salvajemente, se mata a un ser humano para robarle una cartera
o un reloj. Para estas personas el castigo social de
privarles de libertad no supone ningún freno ni les
hace tener remordimientos. Afortunadamente, existe un tipo
de justicia universal que se encargará, en esta y otras vidas, de
hacerle pagar su mal.
2. Los que empobrecen y hacen sufrir a los demás,
con estafas y usura, sufrirán de hambre y miseria durante mucho
tiempo.
3. El que pesca con dinamita destruye la naturaleza y
sufrirá terribles Karmas y miserias, ya que al acabar con las
especies siembra el hambre en la población.
4. Deberán pagar Karma también, los médicos que
realizan cirugías innecesarias, solamente para ganar un buen
sueldo por ellas y quienes no dedican toda su atención a
enfermos que no disponen de dinero. También acumulan mal
Karma aquellos doctores que no prestan el debido interés por los
ancianos, pero se desviven por las personas jóvenes o quienes
realizan experimentos sin el consentimiento del enfermo.
5. Ganan mal Karma los que utilizan fertilizantes o
pesticidas químicos que esterilizan la tierra, los que usan
hormonas de crecimiento para hacer crecer rápidamente a los
animales y quienes arrasan los bosques solamente para
rentabilizar más el terreno. .

Ejemplo:
Un señor se burló de una mujer dejándola embarazada sin
hacerse responsable y como consecuencia nació una niña. Esa
niña no tuvo un padre desde el momento de su nacimiento y la
madre tuvo que trabajar en solitario para alimentarla y educarla.
Ese hombre se casó con otra mujer pero no pudo tener hijos, se
divorció y cuando quiso volver a la primera mujer e hijos ninguno
quiso aceptarle ya.

Ejemplo:
Otra persona nació con un defecto: Sólo podía andar de rodillas,
pues sus pies no le sostenían. Estudiando sus vidas anteriores,
descubrió que tuvo muchas haciendas, dinero, ganadería,
esclavos, etc, en su vida anterior. Abusaba de las esposas e hijas,
de los mayordomos, etc y su mayor deleite era hacer que se
arrodillaran delante de él sus criados y subalternos. Uno de los
Karmas que se ganó, fue caminar de rodillas toda su vida.
Si hablamos mal, si malgastamos el dinero, si somos avaros, si
explotamos al prójimo, si cometemos el error de robar o arruinar
a otros, si hacemos mal uso del dinero, es evidente que nos
tocará nacer en una familia miserable, hambrientos y desnutridos.
Así, cada cual recoge el fruto de sus propias obras.
CAPÍTULO 12
PREGUNTAS Y RESPUESTAS

¿A qué se debe que un niño muera al nacer?

Se debe a la ley del Karma. Si una madre aborta a su hijo,


morirá al nacer, pues también hay padres que necesitan pasar
por esa dura lección ya que en vidas anteriores fueron crueles con
sus hijos y con este sufrimiento posiblemente mejorarán y
aprenderán a amar.

¿Por qué muchas personas no creen haber tenido


vidas anteriores?

Sencillamente no recuerdan sus vidas pasadas debido a que


tienen la conciencia totalmente dormida.

¿A qué se debe que al estar en ciertos lugares se tenga


la sensación de que ya los conocemos?

Se debe a que en vidas anteriores estuvimos en ese lugar.

¿Cuánto tiempo tarda un ser humano después de


morir en obtener un nuevo cuerpo?
Eso depende de la ley del destino; unos nacen inmediatamente y
otros demoran mucho tiempo para regresar.

¿Por qué hay personas bien preparadas que trabajan


sin lograr una buena posición, otras desde que nacen
trabajan sin descanso, como si estuvieran pagando
una condena y otros, en cambio, viven sin esforzarse
apenas?

Es debido a la Ley del Karma. Si en vidas pasadas hemos hecho


mucho bien, triunfamos felices en el presente; si hemos hecho
mucho mal, fracasamos en la vida actual. Las personas que
trabajan excesivamente y no progresan, en vidas pasadas
hicieron trabajar mucho a otras, explotaron a los demás en forma
despiadada y ahora sufren las consecuencias trabajando
inútilmente, sin progresar.

¿Es una obligación reencarnarse?

Mientras no alcancemos la perfección, lo Ángeles del destino nos


mandarán a este mundo.

¿Todas las enfermedades son kármicas?

Las enfermedades pueden ser de orden kármico o simplemente


accidentales.
¿Es cierto que tenemos los días y horas contados?

Cuando uno sale de viaje lleva determinada cantidad de dinero


para los sistemas de transporte. Debemos saber gastar el dinero,
si no nuestro viaje deberá ser interrumpido. Al venir a este mundo,
los Ángeles del Destino depositan determinada cantidad de
valores vitales en cada organismo. Si los malgastamos, el viaje
por el camino de nuestra existencia, será interrumpido
prontamente. Si ahorramos esos valores, nuestros viajes será largo
y llegaremos a la ancianidad.

¿Por qué existen personas que por más que se


esfuerzan no logran tener amigos y para otras es fácil
conquistar donde quieran que van?

Hacer amigos es fácil si deseas una relación superficial. También


hay que tener en cuenta que en vidas anteriores hemos tenido
amigos y enemigos, y al regresar en un nuevo cuerpo físico
reencontraremos a las mismas amistades, a los mismo adversarios
y todo se volverá a repetir tal cual como sucedió. Hay gentes
solitarias por naturaleza y al retornar suelen verse solos ya que
nadie simpatiza con ellos. Otros cumplieron sus deberes y
ayudaron a la humanidad, y al retornar en un nuevo cuerpo físico
gozarán de mucha simpatía.

¿Por qué sentimos miedo a la muerte y nos apegamos


a la vida?
Tenemos miedo a lo desconocido, simplemente. La naturaleza nos
ha inculcado un intenso deseo de vivir y por eso estamos
apegados a las cosas materiales y al mundo sensual. Por eso no
deseamos morir, pues creemos que con la muerte dejamos de
existir. Para los que no creen en la otra vida la muerte les da
terror y acuden cientos de veces al médico con la esperanza de
lograr una ficticia inmortalidad.
A través del autoconocimiento y del desarrollo espiritual
aprendemos a perder tal temor, a comprender lo ilusorio de la
existencia y así comprobamos que nada en este mundo es
permanente y que todo pasa: pasan las ideas, las cosas y las
personas.

La teoría del Karma

¿Heredamos el Karma de nuestros padres o cada ser


posee los suyos propios?

Físicamente, el Karma de los niños está generalmente


determinado por el Karma de sus padres. Así, los padres
saludables normalmente tienen descendencia saludable, y los
padres enfermos tienen niños enfermos. El Karma del niño es una
cosa aparte de sí mismo y forma su individualidad, siendo la
suma total de sus méritos y deméritos aumentados en
innumerables existencias pasadas. Por ejemplo, el Karma de Buda
no fue influenciado ciertamente por el Karma de la unión de sus
padres, el Rey Suddhodana y la Reina Maya.
Si el Karma de los padres no influye en sus niños,
¿cómo se explica el hecho que padres que padecen
ciertas enfermedades virulentas las transmitan a sus
descendientes?

Cuando un niño hereda una enfermedad es debido a las fuertes


características de los padres que condicionan la germinación y la
herencia. Mayormente, la mayoría de las anormalidades se
originan durante la fecundación, el embarazo y el parto, no a las
características genéticas heredadas. Por ejemplo, tome dos
semillas de un arbolillo; una la plantamos en tierra mala, seca, y
la otra en tierra rica, húmeda. El resultado es que la primera
semilla crecerá como un arbolillo enfermizo y pronto mostrará
síntomas de enfermedad y decaimiento; mientras la otra semilla
crecerá y florecerá y logrará ser un árbol alto y saludable.
Se observará que el par de semillas tomado de la misma acción
crecen diferentemente según la tierra en la que han sido puestas.
El Karma pasado de un niño puede compararse a la semilla, la
disposición física de la madre a la tierra, y el padre a la humedad
que fertilizó la tierra. Hablando de otro modo se puede
representar la germinación del arbolillo, el crecimiento, y su
existencia como una unidad, siendo la semilla responsable de un
diez por ciento, la tierra de un cincuenta por ciento, y la humedad
del cuarenta por ciento. Así, aunque el poder de la germinación
existe potencialmente en la semilla (el niño), su crecimiento está
poderosamente determinado y vivificado por la tierra (la madre) y
la humedad (el padre).
Por consiguiente, así como deben tomarse las condiciones de la
tierra y humedad como factores principalmente responsables en el
crecimiento del árbol, también hay que tener en cuenta las
influencias de los padres y el crecimiento posterior.

Los padres comparten el Karma que determina los factores físicos.


Si ellos son seres humanos, entonces su descendencia será un ser
humano. Si el ser humano es chino, entonces su descendencia
debe ser de su raza. Así, la descendencia invariablemente es del
mismo ser que la genera. Aunque el Karma de un niño sea muy
poderoso en sí mismo, necesariamente será influenciado por el de
sus progenitores.
Estamos inclinados a heredar las características físicas de los
padres y por ello puede ocurrir que el Karma del niño, siendo
superlativamente poderoso, pueda anular parcial o mayormente el
Karma de sus padres. Por supuesto, las influencias malas de los
padres también pueden ser neutralizadas por la aplicación de la
ciencia médica.

Todos los seres nacidos de convivencia sexual poseen el resultado


de tres fuerzas:

El Karma de su existencia pasada


El fluido germinativo de la madre
El fluido seminal del padre

Las disposiciones físicas de los padres pueden, o no pueden, sea


iguales en fuerza. Uno puede neutralizar el otro en más o menos
magnitud. El Karma del niño y las características físicas, como
raza, constitución e inteligencia, será el producto de las tres
fuerzas.

¿En la muerte de un ser hay un alma que vaga a


voluntad?

Cuando un ser deja una existencia, renace como ser humano, ser
celestial, (Deva o Brahama), animal inferior, o un ciudadano de
una de las regiones del infierno. Los escépticos sostienen que no
hay fases intermedias –el antrabhava– y que no existe ninguna
fase descrita en los textos sagrados que hablen de zonas
intermedias. Algunos afirman que estas fases de transición se
denominan como los Cinco Khandhas (cinco agragados) y que
son:
1. Cuestión (rupa)
2. Sentimiento (vedana)
3. Percepción (sanna)
4. Actividad Mental (sankhara)
5. Conciencia (vinnana)

Aseguran que estos seres son almas aisladas o espíritus sin el


encadenamiento material, y que poseen la facultad de la visión
como Devas, y aún más, que tienen el poder de cambiar a
voluntad, en intervalos cortos, de uno a otra de las formas de
existencia arriba expresadas. Otros sostienen la teoría fantástica y
errónea que estos seres imaginan que pueden tener otra
existencia en la que realmente están. Así, para tomar un ejemplo
de estos seres supuestos, una persona pobre se imagina que es
rico. También, puede estar en el infierno e imaginarse que se
encuentra en el cielo, y así sucesivamente. Esta creencia en fases
intermedias entre existencias es falsa, y se contradice con las
enseñanzas budistas.

Alma e infierno

Un ser humano que por su Karma en esta vida está igualmente


destinado a otro humano en la próxima, y cuyas acciones hayan
sido maléficas, se encontrará en una de las regiones del infierno
en la próxima existencia.
La idea de una entidad, alma o espíritu, que transmigra de una
existencia a otra es una idea entretenida pero posiblemente sea
una idea materialista, y no se encuentra justificada en los textos
hindúes. La concepción que está de acuerdo con el Dhamma
puede ser ilustrada con mayor acierto comparándolo con un
proyector de cine, o el sonido emitido por un reproductor de
sonido, y su relación con la película o la grabadora,
respectivamente. Por ejemplo, un ser humano se muere y renace
en la tierra de Devas. Aunque estas dos existencias son diferentes,
el eslabón o la continuidad entre los dos seres es irrompible
durante todo el tiempo.
Lo mismo ocurre en el caso de un hombre cuya existencia le
condena a estar en el infierno. La distancia entre el Infierno y la
morada del hombre parece ser grande, pero aún así la
continuidad entre una existencia y otra es irrompible, y no importa
el espacio ni el tiempo intermedio, pues no se puede interrumpir
la tendencia del Karma de un hombre aunque esté en las regiones
del Infierno. El paso de una a otra existencia es instantáneo, y la
transición es infinitamente más rápida que el parpadeo de un ojo
o el fulgor de un rayo.

La transición

El Karma determina el reino de la reencarnación y el estado de la


existencia en ese reino de todo ser transeúnte, en el ciclo de
existencias que tienen que ser cruzado hasta el logro por fin, del
Nibbana.
Los resultados del Karma son múltiples, y pueden efectuarse de
muchas maneras. Las ofrendas religiosas (dana) permiten obtener
para un hombre el privilegio de renacer como ser humano, o
como un deva, en uno de los seis mundos del deva según el
grado del mérito de los hechos realizados, y según la observancia
de sus deberes religiosos (sila).
Los jhanas o estados de absorción, se encuentran en el vigésimo
mundo de Brahma, para que quien haya realizado hechos malos,
según su calidad e intensidad, baje a las profundidades más
bajas del Infierno. Así es que el Karma, pasado, presente y futuro
fueron, son, y alguna vez serán el total de la suma de nuestros
hechos, buenos, indiferentes o malos. Como se explicó antes,
nuestro Karma determina los cambios de nuestras existencias.
Los espíritus malos son, por consiguiente, no los seres que están
en un intermedio o fase de transición de la existencia, sino seres
muy inferiores, y pertenecen a uno de los siguientes cinco reinos
de la existencia:
1. El mundo de los Hombres
2. El plano más bajo del deva
3. La región del infierno
4. Animales debajo de los hombres
5. Fantasmas

Observe que los números 2 y 5 están muy cercanos el mundo de


los seres humanos, pues cuando su condición es infeliz, son
considerados espíritus malignos popularmente. No es verdad, sin
embargo, que todos los que se mueren en este mundo renazcan
como espíritus malos, ni que los seres que se mueren de muerte
súbita o violenta renazcan en el plano más bajo del mundo de los
devas.

¿Hay algún ser humano que haya renacido y que


pueda hablar con precisión de su existencia pasada?

Este es el sueño y el deseo de todos los que asumen la idea de la


reencarnación. Ciertamente, ésta no es una ocurrencia rara, y
está de acuerdo con los principios del Budismo con respeto al
Karma. La mayoría, y eso se refiere a casi todos los seres
humanos, generalmente son incapaces de recordar existencias
pasadas cuando renacen.

Tienen dificultad para recordar sus vidas pasadas:

1. Los niños que se mueren jóvenes


2. Los que fallecen de viejos y seniles
3. Los que consumen habitualmente drogas o alcohol
4. Las madres que no han cuidado su embarazo
Tienen posibilidad de recordar vidas anteriores:

1. Aquellos que proceden del mundo de los devas, de


Brahmas, o de las regiones del Infierno
2. Los que se mueren de repente en accidente
3. Los que se mueren con plena salud, por error
médico o asesinato.
4. Aquellos que han tenido una vida en el útero
materno placentera y saludable
5. También, quienes tienen una vida sensata y
meritoria
6. Por último, Buda, los Arahantas y Ariyas, pues
logran este regalo que es conocido como abhnna pubbenivasa, el
Poder Sobrenatural que recuerda existencias anteriores.

¿Qué son los cinco Abhinna? ¿Son sólo asequibles por


Buda?

Los cinco Abhinna o Poderes Sobrenaturales, son:

Iddhividha: el poder Creativo


Dibbasola: la oreja Divina
Cetopariya: el Conocimiento de otros pensamientos
Pubbenivasanussati: el Conocimiento de una existencia pasada
Dibbacakkhu: El ojo Divino.
En las escrituras budistas encontramos, claramente mostrados, los
medios para lograr los cinco Abhinna. Hoy día, si estos medios
son cuidadosamente y perseverantemente seguidos, los podríamos
lograr. La dificultad para encontrar hoy a una persona dotada de
los cinco Abhinna es debida a la falta de ejercicio físico y mental
activo dirigido en este sentido.
He aquí una breve explicación de las
escrituras Védicas en relación con el
Karma:

El Karma se divide en tres categorías.

Akarma

Es aquel que alcanza un estado de completa conciencia de Dios y


no tiene ningún deber para realizar, pero su Karma permanece.
Esta persona ve el Karma como Akarma y el Akarma como el
Karma.

Este estado de Akarma permite regresar al mundo espiritual. Es


posible que cuando el Karma es ejecutado con un total despego,
moralmente con ningún tipo de deseos por los resultados o los
frutos de la acción, se consigua un mejor desarrollo.

Karmas

Sanchita o Karma acumulado de vidas pasadas


Prarabdha porción del Karma acumulado el cual se manifestará
en la presente vida.
Kriyaman es el Karma que hacemos en la presente vida
Aagami es el Karma que se contempla o el Karma de vidas
futuras si la presente vida no es la última.

Vikarma

Karma anti – padres


Karma anti – familiar
Karma anti – social
Karma anti – inhumano

El resultado de estos Karmas:

Akarma lo lleva a uno a la liberación


Vikarma lo lleva a uno a los castigos divinos, a un terrible ciclo de
nacimientos y muertes y a sufrimientos interminables.
El Karma lo lleva a uno a canalizarse en Akarma o a Vikarma.
Las actividades Akármicas lo llevan a uno a liberarse y las
actividades Vikármicas a enredarse más en el sufrimiento.

Elementos del Karma

El Karma tiene cuatro elementos que se explicarán a continuación:

El Sanchita Karma o la cuota total acumulada del Karma que


poseemos.
Solo el hombre puede realizar Karmas y no los animales, los
cuales permanecen en un estado llamado Bhoga Yoni, o en la
forma en la cual solo tienen que sufrir o disfrutar y no puede
hacer más Karmas para liquidar o crear más Karmas como lo
hace el hombre.
El Sanchita Karma son los Karmas realizados por una persona en
sus nacimientos previos solo como ser humano y que se divide en
dos partes:

1. Prarabdha o la parte del Sanchita que nos


corresponde para la presente vida. Tiene dos efectos que son el
positivo y el negativo. El disfrute del hombre y los logros en su
vida corresponden a la parte positiva del Prarabdha y las
infelicidades, sufrimientos y fracasos corresponde a la parte
negativa. Esto es lo que un buen astrólogo puede ver.
2. La otra parte del Sanchita puede ser llamada como
las motivaciones creadas y que pueden entrar en cualquier
momento en la presente vida. Esta es la explicación de que
algunas personas hagan actividades que ni siquiera el mismo
individuo esperaba hacer y que es el resultado de los Samskaras
de vidas previas. Por lo tanto, la vida del ser humano es una
historia de Prarabdha y motivaciones, para aquellos que creen en
sus efectos sobre el medio ambiente o de las cualidades, ya sean
buenas o malas, que no tienen explicación válida.
Por lo tanto, el comportamiento humano está moldeado por cuatro
factores: el medio ambiente, la herencia que se recibe, el
Prarabdha, y las motivaciones que tienen origen en las vidas
pasadas. Estos cuatro factores se pueden ejercer: Actuando de
acuerdo a los propios planes individuales voluntariamente
Actuando de acuerdo a los propios planes individuales
involuntariamente
Actuando de acuerdo a los propios planes de los demás
voluntariamente
Actuando de acuerdo a los propios planes de los demás
involuntariamente

En estas cuatro clases de acciones el hombre no tiene ninguna


alternativa, es la fuerza, la presión del destino que lo obliga hacer
estas cuatro acciones.
Cuando una persona hace todas estas acciones sin sentir
felicidad, tendrá éxito para liquidar su Karma. Cuando se queja y
quiere forzarse a sí mismo a salir de esa situación, creará más
redes de Karma para sí mismo.

Es necesario recordar que nadie puede liberarse de su


Prarabdha

El Prarabdha tiene que ser experimentado o sufrido, ya sea


positivo o negativo. Sin el Prarabdha Karma el cautiverio de los
Karmas no se extinguiría incluso en miles de nacimientos.
Imaginemos que no tuviéramos Prarabdha en todos los actos que
realizamos y que se acumulan de tal forma que siempre
estuviéramos atados a este mundo material. Por eso es importante
el Prarabdha, ya que funciona como un efecto de drenaje de
nuestras actividades y así poder reducir nuestra inmensa cuota
kármica que poseemos, para que en un futuro cercano podamos
liberarnos de ese peso kármico que nos ata a este mundo.
Una persona sabia lo acepta y lo trata de liquidar. El Bhogi
(mundano) trata por todos los medios de liberarse de su
Prarabdha pero lo único que consigue es caer en las redes de los
supuestos astrólogos, psicólogos y toda clase de ocultistas y aun
así no logran ni siquiera evitar el Prarabdha. Existen algunos
yoghis que pueden ayudar a erradicar aparentemente el
Prarabdha, y digo aparentemente porque lo único que logran
hacer es posponerlo para la siguiente vida. Esto no significa
anularlo o liquidarlo, sino solo posponerlo.

Karma Kriyaman

Es el área donde el hombre puede mejorar o estropear su destino.


En esta área limitada se puede decir que disfruta de la libertad de
actuar o hacer el uso de su libre albedrío. El Karma realizado por
el individuo en esta área, puede generar más Karma para futuros
nacimientos o hacer una liquidación total de su Karma y
solidificar un camino para la salvación y la liberación en la
presente vida o en pocas vidas más.
Es una área en la cual a la cultura materialista se le hace muy
difícil de aceptar, pues tratan de inundarnos con conceptos
erróneos, haciendo directa o indirectamente que uno mismo se
vuelva su propio Gurú. Incluso en la actualidad existen cursos de
6 semanas para volverse un experto y todo se debe a la reacción
y al resultado puramente materialista para hacer dinero.
Entonces lo que Karma Kriyaman significa es que los esfuerzos
puestos por una persona le llevan a sus resultados y eso un
astrólogo puede predecirlo. Incluso una persona puede conocer
sus propios motivos, sus tendencias, sus anhelos y deseos que se
manifiestan inesperadamente y repentinamente en la presente
vida y esto se debe a las actividades que se realizaron en vidas
pasadas, y que en la presente vida se encuentran latentes dentro
del individuo en un plano muy sutil y que a veces son
motivaciones buenas y malas.

Resultados y Motivaciones

Resultados Visibles
Instantáneos
Puros y de buen agüero

Retrasados
Impuros y mal agüero

Resultados Invisibles
Mundanos
Espirituales

Es el área donde los astrólogos fracasan en hacer sus


predicciones. Algunos planetas invisibles o sutiles pueden dar
algunas indicaciones, pero algunas personas desarrollan
una dependencia patológica en los astrólogos y eso les
conduce a una angustia interminable.
Solo en el área de Kriyaman es donde el hombre disfruta de
libertad de acción, para actuar según sus propios deseos y
motivaciones que tiene latente desde las vidas pasadas, mientras
que el Prarabdha es el área que crea los conflictos.
El gran consejo dado por todos los grandes yoghis y sabios es
que debemos sufrir nuestro propio Prarabdha de una manera
voluntaria y siempre hacer buenas actividades y dar caridad en el
área de Kriyaman.

Los seres humanos sufrimos de seis Vikaras o defectos:

1. Nacimiento
2. La forma
3. El cambio
4. Crecimiento
5. Desgaste
6. Destrucción

El Prarabdha es lo que le corresponde sufrir al cuerpo. Aquel que


ha dominado y conquistado su mente y alcanzado un estado
divino de sabiduría, no toma mucho interés en observar estos seis
defectos y ninguno de ellos le causa sufrimientos en absoluto.
En astrología hablamos de períodos favorables, particularmente
de los períodos yogakaraka. Se ha observado por regla general
que la mayoría de personas sufren en gran intensidad justo
cuando termina el período del yogakaraka. Esto es debido a que
cuando se encuentran en este período se dedican a realizar
actividades como acumular dinero, obtener poder y volverse
arrogantes y dejan de lado las actividades espirituales y dejan de
dar caridad. En muchos casos el resultado es instantáneo mientras
que en otros se retrasan los resultados.
En los buenos períodos, cuando no se están manifestando los
éxitos, adoptan la actitud de buscar la gratificación de los logros
materiales y de los sentidos y lo hacen con mucho gusto,
abandonando muchos escrúpulos y cuando el período maléfico se
les manifiesta tienen grandes sufrimientos. Los yoghis y los sabios
también sienten en algunos períodos de sus vidas los golpes de
Prarabdha, pero permanecen contentos ya que lo aceptan.

Diferencia entre Cautiverio y Liberación

El ciclo repetido de nacimientos y muertes llega a su fin solo


cuando el cuerpo astral logra disolverse en algún nacimiento y se
logra la liberación y el retorno al mundo espiritual. La liberación
no es la disolución del cuerpo físico o burdo, sino el del cuerpo
astral.

Estos son los tres cuerpos que poseemos:

1. El cuerpo físico (basado en elementos burdos:


moco, huesos, sangre y semen).
2. El cuerpo astral ( basado en elementos sutiles:
mente, inteligencia y falso ego)
3. El cuerpo causal (el alma misma, la individualidad
que es parte y porción del Señor Supremo).

Lo que estamos tomando en cuenta aquí es el cuerpo astral, pues


cuando se disuelve canaliza al alma a un estado de
bienaventuranza (Ananda) y cuyas actividades son solo Akarma.
Cuando se produce una trasmigración se refiere a la migración
del alma envuelta en su cuerpo astral desde un cuerpo físico a
otro, llevando consigo la cuota e historia de sus actos buenos y
malos.
El cuerpo astral está entre el cautiverio y la liberación. En la
literatura Védica se explican historias donde hay muchos ejemplos
de la disolución del cuerpo astral, como por ejemplo la historia de
Arjuna, el gran héroe del Mahabharata en compañía del Señor
Krsna. Cuando Maya (la energía ilusoria) envolvió a Arjuna este
no quiso pelear en la batalla de Kurukshetra, y por ello el Señor
Krsna le reveló una gran dosis de conocimiento divino. Para
convencer a Arjuna, incluso le dejó ver su Vishwarupa o su Gran
Forma Universal, ya que Arjuna no podía verlo por sí mismo.

Karma y Renacimiento del Alma

Karma es una palabra sánscrita que significa acción y esa acción


ocasiona efectos. Se puede entender como la fuerza resultante de
la acción realizada en vidas pasadas. Desde la perspectiva de la
evolución espiritual, el Karma no es la causa primaria, el origen
metafísico de la existencia terrestre, pues cuando el alma entró
por primera vez en esta existencia no poseía Karma. Según
nociones vulgares de Oriente, el alma está en la Tierra como
efecto del deseo y de la ignorancia y en la medida en que no lo
superemos permanecerá en la Tierra o retronará para siempre. Es
la rueda giratoria del nacimiento.
Sin embargo, no se mantiene siempre en la Tierra, sino que
alterna entre ésta y otros mundos, celestiales o infernales, en
donde consume su reserva de mérito y demérito y después retorna
a la Tierra, a un cuerpo terrestre que puede ser humano, animal o
incluso vegetal. La reencarnación está determinada
maquinalmente por las acciones pasadas del alma, por el Karma.
Si la suma de las acciones pasadas fue buena se vivirá una vida
afortunada; si fue mala se vivirá una vida infortunada, llena de
sufrimientos. Si las acciones pasadas fueron mixtas se vivirá una
vida mezclada de buena suerte e infortunio. En esta comprensión
del Karma subyace el principio inexorable de “ojo por ojo y
diente por diente”.
CAPÍTULO 13
EL CASTIGO UNIVERSAL

También hay que notar que existe doble castigo y doble


recompensa para el pecado y la virtud, pues el pecador primero
es atormentado en el infierno y luego castigado por las mismas
faltas en otra vida, mientras que el virtuoso es premiado con
alegrías celestiales y posteriormente con felicidades aquí en la
Tierra. La vida terrestre llega a ser, por tanto, una especie de
escuela del pecado y de la virtud que consiste, básicamente, en
un sistema de recompensas y castigos.
Para el Karma, no obstante, tal concepto es equivocado, pues se
basa en la idea de la justicia inventada por los humanos,
diferente a la universal. El Karma, así entendido, se transforma en
fundamento de un código de justicia primitiva y bárbara. Desde la
perspectiva de una evolución espiritual, todo ser es una cadena
continua en la que cada eslabón enlaza indisolublemente con un
pasado y en la que todo está gobernado por relaciones estables.
Se trata de una asociación inevitable de causas y efectos, en
donde la acción futura será el efecto de la acción presente.
Desde una perspectiva moral, esto significa que según la
naturaleza de la energía que se ponga en movimiento y actúe
como causa, así será la naturaleza de la energía que retorne
como efecto. El Karma, insisto, es la ley universal de causa y
efecto; aquello que sembramos es lo que cosechamos. Por eso el
renacimiento del alma no tiene sentido sin el Karma, y éste no
tiene ni justificación racional ni moral si no es el instrumento de tal
renacimiento. Puesto que la verdad fundamental de nuestro ser es
espiritual es nuestra alma la que determina su propia evolución,
sobrepasando así al Karma.

El Poder

El poder del Karma tiene un dominio completo sobre el cuerpo y


la materia, pues la ley kármica se vuelve menos rígida, el proceso
más plástico y menos mecánico cuando se introduce en el
fenómeno de la vida, y más aún cuando alcanza el ámbito de la
mente. Pero la verdadera libertad interior aparece cuando más
nos internamos e ingresamos en el dominio del alma. El espíritu,
por tanto, no es esclavo en esta vida de sus acciones pasadas. Y
ello se debe a que si cierta cantidad de efectos del Karma pasado
es formulada en la vida actual, debe ser con el asentimiento del
alma que administra la nueva formación de vida terrena.
Tal asentimiento del espíritu no es simplemente un proceso
compulsivo externo, sino una oculta voluntad y guía. Dicha
voluntad no es mecánica, sino espiritual y la guía, por otro lado,
proviene de una inteligencia que puede usar procesos mecánicos,
sin por ello quedar sujeta.
El renacimiento, o más comúnmente la llamada reencarnación es,
pues, el medio que permite la continuidad de la manifestación del
espíritu en la evolución.

La oposición

La Gracia Divina es la única fuerza que puede contradecir el


Karma, porque hace que se funda como la mantequilla puesta al
Sol.
Si tenemos una aspiración espiritual intensa, sincera o formulamos
una oración lo bastante poderosa, podemos hacer que descienda
hasta nosotros una fuerza que puede cambiarlo todo. Daremos un
ejemplo muy simple: supongamos que cae una teja. Si se
desprende cae hasta llegar al suelo, pero si surge un
determinismo mental o vital de alguien que pasa y que no quiere
que caiga la teja, y pone su mano, ésta caerá en su mano, pero
no en el suelo. Así, pues, el transeúnte habrá cambiado el destino
de esta piedra o de esta teja. Ha surgido otro determinismo y en
lugar de que la piedra caiga sobre la cabeza de alguien, cae en
la mano de ese transeúnte y no mata a nadie. Esto es una
intervención procedente de otro plano, de una voluntad consciente
que entra en un mecanismo más o menos consciente.

Por esto afirmamos que las consecuencias del Karma no son


inapelables. A pesar de que esto lo han dicho muchas religiones,
debemos entender que lo han hecho con el ánimo de sustituir a la
naturaleza y apretar los tornillos a los humanos. Muchas
religiones dicen a sus fieles: "Todo lo que hacéis comporta una
consecuencia absoluta". Esto es, en realidad, un concepto
necesario en un momento dado de la evolución para impedir que
la gente caiga en un egoísmo completamente inconsciente, en una
total inconsciencia de las consecuencias de lo que hace.
Sabemos que la mayoría de la gente es así, pues siguen sus
impulsos y ni siquiera se preguntan si lo que han hecho va a tener
alguna consecuencia para ellos o para los demás. Por
consiguiente, es bueno que alguien nos diga de golpe, con un
tono severo: "¡Tened cuidado, esto tiene consecuencias que
perduran muchísimo tiempo!" Y luego, hay otros que se acercan
para decirnos: "Eso lo tendrás que pagar en otra vida." Esto, sin
embargo, puede parecer una de esas historias fantásticas, pero es
bueno para la convivencia y la paz.
Hay otras religiones que nos aseguran que si cometemos algunos
pecados mortales iremos al infierno para toda la eternidad, lo que
indudablemente suena terrorífico. Así, la gente tiene tal temor que
se detienen un poco y pueden tener aunque sólo sea un segundo
de reflexión antes de obedecer a un impulso. El problema es
que la mayoría de los indeseables y asesinos no creen
en las religiones o el Karma y estas amenazan les dan
risa.

¿Cómo vencer el Karma? Sólo con lo que acabamos de decir: con


una aspiración sincera por unirse a la divinidad o bien por un
comportamiento correcto. Hay personas que prefieren un método
u otro, pero en cualquiera de ellos hay un poder mágico que es
necesario utilizar correctamente.
Tanto el pensamiento divino como el comportamiento adecuado
son buenas ideas, aunque hay muchos que no gustan de nada,
especialmente de lo primero. Y es que ser puro de corazón
en ocasiones hace difícil la supervivencia en este
mundo tan complejo y agresivo. Si, además, tenemos
orgullo desmedido, soberbia, y nos gusta mentir y agredir,
posiblemente creamos que es la única solución para vivir. Por
fortuna luego llega el Karma y nos demuestra incruentamente lo
equivocados que estábamos.

También, hay algunas personas que no tienen aspiración, que lo


intentan, pero no pueden; y es porque no tienen la llama de la
voluntad, porque les falta la humildad. La Metafísica enseña que
ambas son necesarias en nuestra evolución espiritual, pues es
menester una humildad muy grande y mucha voluntad para
cambiar nuestro Karma.

El poder del pensamiento positivo

Un buen pensamiento puede mejorar nuestra vida, pero no


transformarla absolutamente y esto es claro con sólo un poco de
reflexión sobre la vida. "Conoced la Verdad y ella os hará libres",
pero lo cierto es que para transformar nuestras circunstancias
necesitamos un poder mayor que la mente. Potenciar la mente si
bien nos mejora, no es capaz de transformarnos y nos deja a
mitad de camino en nuestra evolución espiritual. Tampoco es cosa
de invocar la fuerza espiritual para que ella directamente actúe en
nuestro plano material.
Hay quien asegura que las almas son libres de regresar al plano
terrestre para pagar cuentas pendientes o para cobrar bienes
merecidos y que estas cuentas pendientes serían los "Karmas".

Por otro lado, también aseguran que Dios ha creado la


reencarnación para saldar las deudas que tenemos de vidas
anteriores y para dar también oportunidad de cobrar el bien
carnal y material que hayamos merecido y que no se puede
cobrar en los planos invisibles. Esto es un error, porque no
venimos al mundo terrestre a pagar ni a cobrar Karma, aunque
finalmente lo tengamos que hacer. El fin de la existencia es
ese, existir, vivir, aunque en este proceso debamos
sembrar, acumular y recoger Karma.
Posiblemente lo que el Karma significa es que todo ser es obra de
una energía universal, un proceso, una acción, y que todo es una
cadena continua en la que cada eslabón enlaza indisolublemente
con un pasado infinito. Todo está gobernado por relaciones
estables, por una asociación inevitable de causa y efectos, y la
verdad fundamental de nuestro ser es nuestro espíritu, pues es el
que determina su propia evolución.

Esto quiere decir que en esta vida no estamos pagando Karma


sino aprendiendo a través de los obstáculos. El Karma siempre es
positivo, por tanto, porque se trata de un instrumento para
evolucionar positivamente es decir, la voluntad de nuestro espíritu
se expresa en nuestro Karma. El problema surge cuando nuestro
espíritu está condicionado a la mente, pues entonces el Karma nos
limita, pero cuando trascendemos a la mente se transforma en una
ley absolutamente positiva.
La reencarnación es pues un instrumento del Karma, puesto que
una sola vida es insuficiente para alcanzar la realización integral
del espíritu.

Los Vaibhaasikas, una escuela de Sarvaastivaadins, intentado


proporcionar una explicación postulan la existencia de un
producto inadvertido (avijnapti). Cada acto físico, verbal o mental
debe tener un resultado y aunque habitualmente los resultados son
visibles, en ocasiones no lo son.

Más sobre el Karma


En Pali el término Karma se refiere a cualquier tipo de acción
intencional, mental, verbal, o física y cubre todo lo que está
incluido en la frase "pensamiento, palabra y obra". Generalmente
hablando, toda acción buena y mala constituye el Karma, pero
las acciones involuntarias o inconscientes, aunque técnicamente
sean actos, no constituyen Karma, porque el acto de voluntad, el
factor más determinante e importante, está ausente.

Buda dijo:

"Yo declaro, que la volición es Karma y se puede efectuar


mediante el cuerpo, habla, y pensamiento".

Cada acto de voluntad en las personas se llama Karma, salvo en


Buda. La excepción hecha en su caso es porque él se entregó
desde lo malo a lo bueno, erradicando la ignorancia y pidiendo
claridad. Esto no significa que Buda fuera pasivo, pues fue
incansablemente activo trabajando para el bien y la felicidad de
todos.
El Karma necesariamente no significa acciones pasadas, pues
también está unido a las acciones presentes. En cierto sentido,
nosotros somos el resultado de lo que nosotros éramos y seremos
el resultado de lo que ahora somos. En otro sentido, hay que
agregar, nosotros no somos totalmente el resultado de lo que
éramos, pues tampoco seremos absolutamente el resultado de lo
que somos. El presente no es la muestra de la descendencia del
pasado y más bien es el futuro; así de complejo es el
funcionamiento del Karma.
Es doctrina de Karma cuando la madre enseña a su niño
diciendo: "Si eres bueno estarás contento y te amaremos, pero si
te portas mal serás infeliz y no te querremos".

Karma y Vipaka

Karma es acción, y Vipaka, fruto o resultado, su reacción.


Así como cada objeto es acompañado por una sombra, aun así
cada actividad volitiva es acompañada inevitablemente por su
efecto. El Karma es como la semilla potencial y el Vipaka podría
asemejarse a la fruta que se coge del árbol, el efecto o resultado.
Anisamsa y Adinaya son las hojas, las flores, correspondiendo a
las diferencias externas como salud, enfermedad y pobreza,
consecuencias inevitables que pasan al mismo tiempo. Hablando
estrictamente, Karma y Vipaka pertenecen a la mente.
Cuando el Karma es bueno o malo, el Vipaka, - el fruto– es bueno
o malo. Cuando el Karma es mental el Vipaka es igualmente
mental. Todo puede ser experimentado como felicidad, bondad,
infelicidad o miseria, según la naturaleza de la semilla del Karma.
Anisamsa son las ventajas concomitantes, las cosas materiales
como prosperidad, salud y longevidad. Cuando las cosas
materiales de Vipaka son desventajosas, son conocidas como
Adinaya, llenas de miseria, y aparece como pobreza, fealdad,
enfermedad y vida corta.

Contradicciones
"Según la semilla que sembremos, el fruto estará allí para ser
recogido. Quien hace el bien recogerá el bien y quien haga el
mal segará el mal. La semilla que usted plante le dará el fruto
elegido, no otro distinto".

El Karma es una ley en sí misma que opera en su propio campo


sin la intervención de cualquier agencia gobernante externa, pues
es independiente.
Felicidad y miseria acompañan a la Humanidad y los efectos son
inevitables de las causas. Desde un punto de vista budista, no son
premios y castigos, asignados por un ser sobrenatural, un poder
gobernante omnisciente a un alma que ha hecho bien o mal. Esta
doctrina teísta intenta explicar todo lo que acontece en esta vida
temporal y en la vida futura eterna, ignorando el pasado, y cree
mejor en una justicia divina después de la muerte. Por ello
considera la felicidad presente y la miseria como las bendiciones
y maldiciones conferidas por su Gobernante Divino, omnisciente y
omnipotente que se sienta en el Cielo sobre su trono para
controlar los destinos de la raza humana.
El Budismo, enfáticamente, niega semejante ser Omnipotente, un
Dios creador y misericordioso, así como la idea de un alma
inmortal arbitrariamente creada. Cree, al contrario, en la ley
natural y la justicia que no pueden ser suspendidas por un Dios
Omnipotente o un Buda todo-compasivo. Según esta ley natural,
cada acto tiene sus propios premios y castigos, pero esto es algo
individual y no necesitan ninguna justicia divina. El ser humano
se basta por sí mismo para castigarse o premiarse
mediante el simple hecho de causa y efecto.
Pero ellos también tienen sus críticos, quienes les dicen: "Ustedes,
los budistas, también les administran opio al sistema capitalista y
a las personas y nos dicen que si nacemos pobres en esta vida es
a causa de un Karma malo pasado y si nacemos ricos es a causa
de un Karma bueno. Es como pedir al mísero que esté satisfecho
con su condición humilde, pues será rico en su próxima vida. Esto
es un consejo opresor que impide que las personas luchen contra
su destino adverso. Indudablemente hay un destino para cada uno
y es bueno que se recomiende ser humilde y llevar los sufrimientos
pacientemente, pero todo el mundo debe perseguir luchar por
lograr una vida mejor y más feliz hasta la muerte".

La respuesta es que la doctrina budista del Karma no expone tales


vistas fatalistas ridículas, aunque tampoco vindica una justicia
después de la muerte. El Buda todo misericordioso no tenía
ningún motivo egoísta ulterior y no enseñó esta ley del
Karma para proteger al rico y confortar a los pobres
prometiéndoles una felicidad ilusoria en una vida
después.
Nosotros nacemos a un estado creado por nosotros, y por ello
hay posibilidad para que mediante nuestros esfuerzos bien
dirigidos por nosotros creemos algo mejor, un ambiente favorable
aquí y ahora. No sólo individualmente, sino también
colectivamente, pues tenemos la libertad para crear el nuevo
Karma que nos llevará hacia nuestro progreso o desgracia en esta
misma vida.
Según la doctrina budista, uno no es compelido siempre por una
necesidad imperiosa, por un Karma inmutable, ni la
predestinación está impuesta por un poder desconocido misterioso
al que nosotros debemos someternos desvalidamente. Es el propio
ser humano quien reacciona por sí mismo, y quien tiene la
posibilidad de desviar el curso del Karma de una a otra
magnitud. Lo lejano que lo enviemos depende de uno mismo.

¿Está ligada cada persona a segar las semillas


plantadas en todas las vidas?

Buda proporciona una respuesta:

"Si cualquiera dice que un hombre o mujer deben segar en esta


vida según sus hechos presentes, en ese caso no hay ninguna
vida religiosa, ni una oportunidad que nos permita el lujo de
extinguir enteramente el dolor. Pero si alguien dice que un
hombre o mujer segarán en sus vidas futuras de acuerdo a sus
hechos presentes o pasados, en este caso hay una vida religiosa,
y una oportunidad para evitar el dolor futuro".

Aunque se declara en el Dhammapada que “ni en el cielo, ni en


medio del océano, o entrando en una cueva de montaña
podemos encontrar el lugar en la tierra donde uno puede escapar
de las consecuencias de sus malas acciones. Deberá pagar por
todos los Karmas del pasado y tal deuda permanecerá con él
hasta su extinción. La repetición eterna del mal sería el resultado
infortunado para aquellas personas duras de corazón”.
CAPÍTULO 14

¿CUÁL ES LA CAUSA DEL KARMA?

La ignorancia (avijja), o no negar las verdades dichas por libros o


personas sabias y buenas, son la causa principal del Karma. Si
promocionamos nuestra propia ignorancia nuestros actos serán
estúpidos y malvados. Asociándonos con la ignorancia
llegaremos a la otra raíz del Karma.

Las malas acciones están condicionadas por estas dos causas:

1. Todos los hechos buenos de un persona mundana


(putthujana), están asociados con las tres raíces sanas de la
generosidad (alobha), buena voluntad (adosa) y conocimiento
(amoha).
2. Las dos raíces, ignorancia y maldad, nos llevan a
causar daño a otros.

¿Quién es el hacedor del Karma?


¿Quién siega los frutos del Karma?

"Ningún hacedor está allí cuando se hace un hecho; ni está allí


cuando se recogen los frutos".
El Karma se basa en verdades empíricas, de igual modo que para
nosotros una mesa es una realidad y para un científico lo es el
agua, aunque en el laboratorio él la mencionaría como H2O. Por
eso los términos convencionales como hombre y mujer son lo
mismo. Por consiguiente, los budistas no creen en una entidad
inmutable, en un actor como parte de una película.

¿Quién entonces, es el hacedor del Karma? ¿Quién experimenta


el efecto?
Salvo ciertos estados mentales denominados como Tetana, el
hacedor y el Vedana, el segador, no hay ningún estado mental
puro (suddhadhamma).

Naturaleza del Karma

En el funcionamiento del Karma hay fuerzas maléficas y benéficas


y condiciones especiales para neutralizar y apoyar esta ley que
opera en todos los seres vivos. Aunque nosotros no somos
absolutamente los sirvientes ni los amos de nuestro Karma, es
evidente que existen factores contraproducentes y a favor para el
influjo del Karma, bien sea por circunstancias externas,
ambientales, personales, y otras que corresponden al propio
esfuerzo del individuo.
La doctrina del Karma debe proporcionar consuelo, nunca miedo,
esperanza, confianza y valor moral para cualquier persona.
Cuando pasa lo inesperado, y aparecen las dificultades, los
fracasos, y el infortunio, el budista comprende que él está
segando lo que ha sembrado, y está limpiando una deuda
pasada. En lugar de resignarse, dejándolo todo al Karma, hace
un esfuerzo activo para tirar las cizañas y poner las semillas útiles
en su lugar, pues el futuro está en sus propias manos.

Hay quien cree que el Karma no condena a los malvados y


corruptos, porque ellos también tienen su oportunidad para
reformarse en cualquier momento y aunque pueden sufrir estados
de infortunio, todos tienen esperanza de lograr Paz eterna. Por
su propia obra han creado sus propios Infiernos, y por
su propia obra pueden crear también sus propios
Cielos.
Un budista que está convencido totalmente de la ley del Karma no
reza a otro ser esperando confiadamente en que todo funcione
bien. En lugar de hacer alguna auto-redención, o llamar a
cualquier agencia sobrenatural, él confía en su propio impulso, y
trabaja continuamente por el bienestar y la felicidad de todos.
Esta creencia en el Karma valida su esfuerzo y enciende su
entusiasmo, porque enseña responsabilidad individual.
Al budista ordinario el Karma sirve como un disuasivo, mientras a
un intelectual le sirve como un buen incentivo. Ambos se ponen
amables, tolerantes y considerados. Esta ley del Karma explica el
problema del sufrimiento, el destino y sobre todo la desigualdad
de la humanidad.

Hechos contradictorios
Cualquier motivo para efectuar una acción puede haber sido,
bueno, malo, o indiferente. La víctima quizá se ha privado
deliberadamente de sus bienes y considera el sufrimiento como
instructivo y el dolor como el maestro de la Naturaleza para
aquellos que violan sus leyes. Enseñan al hombre, a través del
sufrimiento, que los malos pensamientos y las acciones
negativas deben meditarse antes.
Esto es parecido a una madre que está tan asustada de herir los
sentimientos de su hijo pequeño que le permite jugar con fuego
porque no puede verle llorar, sin considerar la posibilidad de un
castigo amoroso. Las personas que a veces padecen un miedo
ilógico, sin saber diferenciar el dolor real o imaginario, padecen
ansiedad y buscan un alivio "cueste lo que cueste", y aquí es
donde el médico diestro, pero ético, hallará su problema.

Cuando las almas están encarnadas en un cuerpo físico, fuerzas


diferentes actúan al mismo tiempo y frecuentemente actúan en
direcciones diferentes con poder diferente. El Karma causado en
diferentes encarnaciones del pasado puede atraer a las almas a
cualquier reencarnación futura hasta que ese Karma quede
completamente disuelto. Puede ser disuelto sufriendo el Karma
causado originalmente, o disolviéndolo con amor.
El Karma ni es bueno ni es malo, pues es justo como una fuerza
magnética y puede ser causado a través de varias acciones
diferentes de cualquier procedencia. Cualquier cosa que se haga
contra otra persona, incluso en los pensamientos, fantasías, o
acciones, terminará regresando un día, a menos que se disuelva
este Karma particular de alguna forma posible.
Dos Karmas unidos

Habitualmente dos personas deciden unir sus vidas durante toda


la vida, bien sea como matrimonio, socios o amigos, y eso
ocasiona que los Karmas de ambos se unan igualmente, pero de
cualquier modo cada cual tendrá que pagar o disfrutar de su
Karma particular. Por eso es frecuente que a distintos hermanos o
a una misma pareja unida en matrimonio, le salgan las cosas de
modo diferente en la vida. Este hecho ocasiona no pocas
disputas, pues frecuentemente a quien le salen mal las cosas culpa
al otro y así, convirtiéndose en víctima nunca conseguirá
liberarse de su Karma negativo.
La fuerza magnética del Karma que atrae a 2 personas es más
bien de categoría luchadora. Dos enemigos pueden entrar en una
reencarnación futura juntos siendo madre-hija o padre-hijo, o
cualquier otra combinación de relación íntima. Encarnando como
niño de un enemigo anterior causará una gran cantidad de
problemas a sus progenitores, sin que nadie llegue a saber nada.
Afortunadamente, el amor de sus padres puede disolver todo el
Karma involucrado y para muchos esta es la manera más rápida
y para disolver cualquier Karma.

Eslabones

Después, durante el curso de la vida, algunos o todos los Karmas


pueden expirar o las fuerzas restantes derivarse hacia otras
personas que también ayudarán a disolver ese mal Karma. Esto
puede constituir el principio de un cambio ahora en la vida para
una o las dos almas involucradas. Ambos pueden empezar a
orientarse hacia otras personas, incluso hacia una sola, que
actuaría entonces como catalizador. Sería como esas personas
que aparecen súbitamente en nuestras vidas, nos dejan huella y
desaparecen de nuevo. Él puede permanecer también como un
buen amigo o desaparecer totalmente fuera de la vista para el
resto de esa encarnación, pues posiblemente tenga que seguir su
propio camino.
Indudablemente estos eslabones se pueden complicar bastante
más de lo descrito pero, esencialmente, esta es la fisiología
básica de los eslabones kármicos en la vida y mediante ella
puede entender ahora mejor por qué una situación en su vida de
repente cambia, por qué la atracción hacia una persona ha
desaparecido y repentinamente otras personas parecen de más
interés para nosotros.

Las leyes y los principios descritos en el capítulo sobre la fisiología


de Samyamah también pueden ser involucrados en este proceso,
así como el desarrollo de su ambiente y su compañero o familia
entera. Todos nosotros somos uno con Dios y uno con nuestro
ambiente. Somos parte del proceso de la vida y evolución y, al
mismo tiempo, somos la vida y la propia evolución.
Ser conscientes de la complejidad de las leyes Divinas y los
principios kármicos, nos llevarán a una mejor comprensión de
nosotros y nuestra misión en el universo, especialmente importante
cuando formamos parte de una familia y nosotros somos el pilar
que la sostiene.
¿Le parece complejo? La vida real a veces es mucho más
complicada que esto y no existe un punto de vista que clarifique
todo ni que nos permita estar a gusto y seguros en cualquier
circunstancia. Debemos ser conscientes que el Creador es el
único ser que posee una apreciación global de todo y
que a nosotros solamente se nos permite intuir.

Representación del Karma

Geométricamente, las líneas entre dos círculos simbolizan


atracción kármica.
Los rectángulos azules muestran el Karma de enojo y lucha,
discordancia, polémicas.
Las elipses muestran el Karma de la amistad y la atadura amistosa
a otras almas.
Los triángulos amarillos son las conexiones y el Karma de amor
puro.

El hombre es su propio Karma

Un ocultista o un filósofo no hablarán de la bondad o crueldad de


la Providencia, pero lo identificarán con el justo castigo y nos
enseñarán que hay que comportarse correctamente ahora pues de
ello depende nuestro presente y futuro. El castigo puede
prolongarse durante siete reencarnaciones y su efecto puede
perturbar el átomo más pequeño en este Mundo Infinito de
armonía. El único decreto del Karma, eterno e inmutable, es que
la Armonía es absoluta en el mundo material cuando está en el
mundo del Espíritu. Por consiguiente, no es el Karma quien premia
o castiga, somos nosotros según nuestro trabajo y moralidad,
junto con la naturaleza.
El Karma es el hábito de ser universal y nuestro trabajo es un acto
que necesariamente ocasiona un resultado, una reacción en la
naturaleza circundante. El mismo centro de esta doctrina es que
cada pensamiento y acción origina una cadena inmediata de
causalidad y actúa en cada plano de esa cadena.

Pero, ¿cuál es este hábito primordial que lo hace


reaccionar por una causa?

Hablando cósmicamente, es el pensamiento de los seres


espirituales que han estado antes que nosotros y quienes ahora
protegen el tipo y calidad del universo en el que vivimos.
Para los budistas no hay ningún Dios fuera de nosotros que dicte
nuestro destino. Somos agentes libres, los niños del universo,
dioses potenciales que pasan por la aventura sublime de la vida.
El pensamiento nos proporciona inteligencia y conciencia,
morando en un universo del que somos partes inseparables, y
mediante nuestra conciencia conseguimos individualizarnos.
El Karma no es algo que está fuera de nosotros; nosotros somos
nuestro propio Karma. Mediante el lenguaje expresamos la parte
espiritual de nosotros, la material o elemental, el psiquismo y el
intelecto, aunque el hombre moderno ha aprendido a
expresarse aún mejor mediante la escritura y los
gestos. Todo está ligado a la corriente de la vida y cuando fluye
adelante origina el pensamiento, la conciencia, el entendimiento,
y todo las otras calidades espirituales y energías, como amor y
compasión.
También podemos mirar la materia desde un punto de vista algo
diferente y más familiar y no esperar a que la parte divina nuestra
sufra el Karma de lo que hizo el cuerpo físico. Nos preparamos
nuestro destino y hacemos que finalmente nuestra naturaleza
espiritual origine todas las actividades kármicas. Así, cualquier
cosa que nos pasa está provocada conscientemente o
inconscientemente por nosotros mismos pues somos lo que
hacemos y lo que pensamos, creándose así el futuro.

Hay un órgano en el cerebro a través del cual el acto de energía


kármico elemental entra a formar parte de nuestros pensamientos
y emociones. Se llama el "tercer ojo", o "el ojo de Siva'', y
físicamente corresponde a la glándula pineal. Es el órgano que
expresa y lleva al cuerpo físico los impulsos kármicos que nos
impelerán a realizar las acciones, buenas o malas y está
indisolublemente conectado con el Karma.
Aunque somos el efecto de nuestra constitución entera actual y de
aquella que nos ha precedido en el tiempo, también somos un
agregado de fuerzas, una entidad compuesta con nuestras
propias características, tendencias e impulsos. Todas estas
características, incluso la forma de nuestro cuerpo, es nuestro
Karma, porque nosotros y nuestro Karma son uno.

¿Qué causa o controla el destino? ¿Qué parte de


nosotros ejerce mayor influencia en el futuro?

Es la parte superior (el alma) y la parte más baja (el cuerpo),


además de la mente consciente y nuestros impulsos. Por
consiguiente, cuando reunimos todas nuestras acciones, las
efectuadas por alguna o la suma de las partes anteriormente
citadas, estamos tallando nuestro Karma y por tanto nuestro
propio futuro. Solemos creer que todo lo hacemos mediante el
pensamiento y por ello recomendamos reflexión y serenidad,
aunque las personas más inteligentes creen que sus
actos son más acertados. Pero confundimos tan
frecuentemente inteligencia con cultura que nos olvidamos de
nuestras propias características como seres universales. No
somos lo que aprendemos, sino aquello con lo que
nacemos y hacemos.
Nosotros hacemos todo por un acto del pensamiento, reflejo o
meditado, y elegimos una opción, no siempre la mejor para
nosotros o los demás. Esto es lo que caracteriza a una persona
integrada con el universo con otra que busca su único beneficio.

Buenos y malos

Las personas realmente sabias aprenden de sus


propios errores y la aflicción, el dolor y el sufrimiento son
nuestros mejores maestros. Es importante no intentar ser ''buenos",
pues la persona que busca ser ''bueno" está ejerciendo un tipo de
egoísmo espiritual, porque realmente busca algo para él. El
camino a la cima de la montaña es impersonal, y el hombre
espiritualmente impersonal nunca realiza un mal o un hecho
egoísta, pues de hacerlo sería un acto personal.
Quien tiene una visión clara en su corazón está en paz y con la
mente tranquila, no busca el bien ni el mal, pues su ser entero está
fijo en la luz interna. Mientras haya hombres buenos en el
mundo habrá hombres malos, y viceversa.
El Karma, como todo lo demás, es una manifestación de la
energía, variando en su fuerza. Los más fuertes normalmente
vienen adelante y cada consecuencia kármica entra en acción a
su debido tiempo y lugar. Ningún Karma puede permanecer
oculto ni desaparecer por sí mismo. De hecho, puede quedar
oculto unos siglos o años, temporalmente, pero algún día saldrá.
Esta repesca provoca una acumulación de Karma y otro ligado
estrechamente aumentará la acción del Karma así detenido.

¿Podríamos excusarnos de una mala acción diciendo:


''No es mi culpa, era mi Karma''?

Eso es una excusa falsa. Cuando actuamos, lo hacemos como la


mejor opción y un nuevo Karma dirige nuestra mente y conciencia
deliberadamente para esa acción. ¿Es esta opción también
kármica? Por supuesto, pues todo lo que pensamos o hacemos es
kármico y ello nos permite que podamos cambiar nuestro Karma
en cualquier momento haciéndolo nuevo y dando una dirección
más fácil al viejo, porque hemos creado energía a través de
nuestra naturaleza espiritual.

El orden universal

Frecuentemente pensamos en el Karma como un tipo de pozo o


destino terrorífico en el cual nos caemos o nuestras personas
amadas. Cuando tratamos de enmendar nuestras vidas,
cambiando el rumbo habitual o tratando de tener la conciencia
tranquila, nunca estamos seguros si eso nos ocasionará un buen o
mal Karma.
Para los antiguos griegos, Némesis era una diosa que
personificaba nuestra conciencia, nuestro miedo innato de hacer
algo malo a los ojos de los dioses, o de transgredir una ley moral
y espiritual. Ella huía del acoso de Zeus y para evitarle se
transformó en oca, aunque el dios logró unirse a ella adoptando
la forma de un cisne. Después, en el siglo V a.C., Pindar, el
poeta, y el historiador Herodotus, la describieron como la diosa
que dirigía los asuntos humanos para restaurar el equilibrio
perturbado, y que su adoración nos hacía encontrar la felicidad o
la infelicidad. En su misión de lograr mantener el equilibrio
universal, castigaba duramente a quien lo alteraba.
Siempre, el corazón casto y humilde fue considerado como una
puerta abierta a los dioses y las personas muy orgullosas y
aquellos que administraban mal sus bienes no eran del agrado de
los dioses, quienes preferían a las personas modestas que
cuidaban sus escasos bienes, pues ello trae siempre paz y
felicidad.
Con el paso de los tiempos, Némesis, la diosa, se representó de
modo más extravagante y en la mente de las personas era una
deidad vengativa que castigaba tarde o temprano.

Somos responsables de nuestros actos

Frecuentemente encontramos en la naturaleza esa ley universal de


causa y efecto, especialmente cuando nos tratamos de curar de
nuestras enfermedades y nos ponemos en manos de la naturaleza
y sus plantas. Eso nos demuestra que los dioses no están
separados de nosotros, pues somos una extensión de su vida y
cuidarnos a nosotros es cuidarse a ellos mismos. Con esta
relación mutua podemos entender que el Karma no es algo
infligido en nosotros por un dios o diablo o por cualquier fuerza
externa, sino que es nuestro propio ego.
"El hombre es su propio Karma," escribió G. Purucker,
significando por esto que no hay un momento en nuestras vidas
que no deje una huella indeleble en nuestro cuerpo y mente. Todo
cuanto hacemos ahora por fuerza ha tenido que ser planeado y
deseado en algún momento de nuestra vida, tanto lo bueno como
lo malo. Nadie hace algo que no desee hacer, aunque
es frecuente que la gente se aterrorice de sus propias
maldades, una vez efectuadas. La ley de atracción
magnética nos explica que cualquier cosa que llega a nosotros es
porque debe haberse deseado algún día, a sabiendas o no. Ese
deseo nos ha dejado impresiones en nuestros átomos, nuestra
vida, y deberá manifestarse mediante alguno de los sistemas de
expresión naturales: físico, mental o espiritual.

Si todo parece lógico, ¿debe existir entonces algo que asegure la


justicia? Nadie siega una cosecha que no es suya, aunque hay
quien gusta precisamente de eso, de recoger lo sembrado por
otros. Pero esto que nos puede parecer estupendo, vivir del
esfuerzo de otros, también se hace extensivo a recoger las malas
acciones de los demás.
Si consideramos al Karma o a Némesis como demonios
vengativos o un ángel premiador, como se hace a menudo,
debemos juzgarlo solamente por los signos externos, no por el
significado interno de la reacción kármica. ¿Qué podemos hacer,
entonces, si descubrimos dentro de unos años que los pasajes
más agudos de nuestra vida nos han proporcionado beneficios
duraderos? Bendecir las desgracias es una frase común que
indica el reconocimiento al destino que nos obligó a realizar en
aquel momento acciones aparentemente perjudiciales.
Frecuentemente, el dolor que ocasiona las bellezas ocultas de la
vida o el amor nos llevan a una gran desesperanza, aunque
pasados algunos años todos nos alegramos de esos hechos que
parecen dirigidos por un ángel guardián.

Marco Aurelio, emperador romano en el siglo II, experimentó


frecuentemente un gran dolor en su corazón, pero se recuperó de
su destino trágico por su creencia inquebrantable en que
cualquier cosa ocurrida a un hombre estaba preparada desde el
principio del tiempo. En sus advertencias privadas a sus
admiradores y más tarde en sus Meditaciones, habló sobre este
tema: “Cuando se teje un tapiz, el hilo debe ser enterrado de
modo retorcido todo el tiempo”.

“Ama nada más que aquello que ha sido tejido por ti mismo”.

Para Marco, filósofo y estoico por naturaleza y educación, el


hombre era descendente de la divinidad, una partícula de mente
y fuego primordial, y por consiguiente nada podría destruirlo.
Nosotros podemos ser egoístas, ávidos, hábiles para nosotros
mismos, pero esencialmente nuestros actos quedarán registrados
desde el principio del tiempo en las lápidas de nuestra alma.
Cada aspiración nace en los huecos más profundos de nuestro
ser, así como cada deseo bajo y malo tiene su propia semilla, y
será recogido en el momento adecuado, con un efecto igual.
Nosotros, entonces, somos nuestro Karma, los registradores de
nuestro carácter, y nuestro destino, agradable o desagradable
será como queramos que sea.
Bueno, esto puede ser una teoría y ya sabemos lo
relativamente simple que es filosofar cuando uno tiene
salud y las circunstancias son cómodas. Pero, ¿dónde es
la justicia para la pobreza y la miseria? ¿Qué filosofía puede
hacerse para los millones de personas condenadas a padecer
enfermedades dolorosas o morirse de inanición? ¿Diremos
nosotros que es su Karma y que ellos tendrán que trabajar para
tener una mejor suerte, esperanzadamente, en la próxima vida?
Obviamente, es su Karma o ellos no habrían nacido en esas
condiciones sumamente difíciles. Pero ¿cómo podemos aislar
nosotros su Karma?
Nosotros somos una gran familia de seres humanos, y todos
hemos tenido una parte de existencia trágica. ¿Nuestro Karma, al
estar involucrado profundamente, nos obliga a buscar y aliviar la
miseria horrible que existe en tantas partes de nuestro globo? Hay
un poco de consuelo en el hecho que la conciencia mundial está
despierta, y al ser más sensible se puede ayudar al desvalido,
pero como dice el refrán: “Dale una caña de pescar al
hambriento en lugar de comida”.
La mayoría de nosotros, sin embargo, puede ofrecer a otro una
pequeña parte de alivio tangible, tanto como nuestros corazones
deseen. Pero no hay ninguno de nosotros que no pueda trabajar
para erradicar las causas del sufrimiento humano incesantemente,
especialmente cuando ello se ha producido por una condición
injusta. ¿Es esto nuestra meta?

Para clarificar estas conclusiones podemos recordar la historia del


joven príncipe indio que, cansado del exceso de placeres que su
padre le había proporcionado, determinó mezclarse entre los
ciudadanos y averiguar así las condiciones en que vivían. En tres
ocasiones sucesivas salió a escondidas del palacio con Channa,
su auriga fiel, y aunque el rey había puesto a su alcance toda la
belleza del reino y exigía a los súbditos su adoración, el hijo
decidió ser uno más en el reino. Visitó primero a un hombre viejo,
fuerte a pesar de los años; después a un hombre enfermo y
quemado por la fiebre; tercero, a un cadáver que era llevado a la
pira funeraria. Profundamente agitado, volvió al palacio y
preguntó a los consejeros la razón para esas aflicciones en los
seres humanos. ¿Por qué traer a los niños a este mundo de dolor,
si todo lo que le va a esperar es infelicidad, enfermedad, vejez, y
muerte?, les preguntó.
Ante la falta de una respuesta tranquilizadora volvió a salir del
palacio y ese día se encontró con un santo varón, sereno y feliz.
Esa persona, por fin, parecía haber entendido el sentido de la
vida. Después de una larga conversación con él supo que de aquí
en adelante abandonaría todas las cosas, todas las tentaciones
de mente y cuerpo, hasta que la verdad fuera suya, hasta que
pudiera encontrar las causas del dolor, y la manera de derrotarlos
de las vidas humanas.

La historia nos debe resultar familiar para nosotros todos, pues


vemos cómo el príncipe joven luchó la batalla más dura de todas,
la batalla del ego, y se volvió vencedor cuando alcanzó la gloria
llena de sabiduría. Su renuncia de todo aquello que la gente
envidiaba, le llevó a un camino de compasión para comprender
los problemas de los demás, sirviendo de ejemplo para otros que
seguirían su camino. Cuando se mezcló entre las personas y
enseñó ese cambio, esencialmente una forma de crecimiento, se
integró en la senda de la naturaleza y dejó bien claro que todas
las cosas de la tierra son por consiguiente temporales, sujetas a
una sucesión de nacimientos y muertes y reencarnaciones. Luego
explicó que la única manera acabar el sufrimiento es anulando su
causa, cortar las ataduras que los llevan a las preocupaciones
materiales, y llevando al hombre lejos de influencias externas.
CAPÍTULO 15
AFORISMOS

1. No hay ningún Karma a menos que haya


un ser para hacerlo o sentir sus efectos.
2. El Karma es el ajuste de los efectos que
fluyen de las causas durante la existencia y el ajuste se efectúa
con dolor, experiencias o placer.
3. El Karma es un hecho directo y la
tendencia infalible en el Universo es restaurar el equilibrio, y
operar continuamente.
4. La obstrucción clara de esta restauración
en busca del equilibrio no es posible, pues siempre debe
realizarse un ajuste necesario de cada perturbación. Por
consiguiente, no hay obstrucción posible, sino solamente
ocultación a la vista.
5. El Karma opera en todas las cosas y seres
del universo, en cada átomo o molécula. Procediendo en los tres
mundos, hombres, dioses, y seres elementales, ninguna mancha
en el universo está exenta de su oscilación.
6. El Karma no está sujeto al tiempo, y por
consiguiente quien sabe lo que será la última división del tiempo
en este Universo sabe Karma.
7. La mayoría del Karma de los hombres es
desconocido en su naturaleza esencial y es inescrutable.
8. Su acción, no obstante, puede ser
conocida por el cálculo de la causa a efectuar; y este cálculo es
posible porque el efecto se envuelve siempre a la causa como una
consecuencia.
9. El Karma de esta tierra es la combinación
de los actos y pensamientos de todos los seres vivos que proceden
del arroyo evolutivo del que todos fluyen.
10. Esos seres incluyen a Dios y los santos
varones, así como el débil y el malo, ambos sexos, todos los
períodos de la tierra y cualquier raza o entidad.
11. El Karma de esta tierra y sus razas
empezó atrás en un pasado demasiado lejano para las mentes
humanas, y aclarar su razón es inútil e infructuoso.
12. Deben permitirse que las causas kármicas
ya puestas en movimiento salgan adelante hasta desaparecer,
aunque esto no impide que los seres humanos dejemos de ayudar
a los semejantes.
13. Los efectos pueden neutralizarse o ser
mitigados por los pensamientos y actos favorables, y entonces los
efectos resultantes representan la combinación e interacción de
ambas causas involucradas, generando nuevos efectos.
14. En la vida de los mundos, razas,
naciones, e individuos, el Karma no puede actuar a menos que
haya un instrumento apropiado manteniendo su acción.
15. Hasta que se encuentre el instrumento
apropiado, el Karma relacionado debe seguir expandiéndose.
16. Mientras una persona está
experimentando Karma, su otro Karma aún no expandido
permanece en espera, no desaparece, reservado para un
funcionamiento futuro. El lapso de tiempo durante el cual no se
muestra ese Karma puede ocasionar un cambio o deterioro.
17. La adecuación de un instrumento para el
funcionamiento del Karma consiste en la conexión exacta y la
relación del Karma con el cuerpo, alma e intelecto.
18. Cada instrumento usado por un Ego en
cualquier vida es apropiado al Karma que opera a través de él.
19. Los cambios pueden ocurrir durante una
vida y esto puede tener lugar de dos maneras: (uno) a través de la
intensidad del pensamiento y el poder de un deseo, y (dos) a
través de las alteraciones naturales debidas al completo
agotamiento de las causas viejas.
20. Como el cuerpo, la mente y el alma tienen
cada uno un poder de acción independiente, y cualquiera de
ellos puede agotar, independientemente de los otros, alguna
causa kármica más remota.
21. El Karma es misericordioso y justo. La
misericordia y la justicia son polos opuestos de un todo; y la
misericordia sin justicia no es posible en el funcionamiento del
Karma.
22. El Karma puede ser de tres clases: (uno)
preparándose en esta vida a través de los instrumentos
apropiados; (dos) haciéndose o almacenándose para ser agotado
en el futuro; (tres) aplazando las vidas pasadas y no operando
todavía porque está inhibido por inapropiados uso del Ego, o por
la fuerza del Karma que opera ahora.
23. Se usan tres campos de funcionamiento en
cada ser a causa del Karma: (uno) el cuerpo y las circunstancias;
(dos) la mente y el intelecto; (tres) los planos psíquicos y astrales.
24. Se pueden sostener el Karma del presente
o del pasado por separado, o ambos juntos, operando
enseguida en los tres campos de funcionamiento kármico.
25. El nacimiento en cualquier clase de
cuerpo y obtener los frutos de cualquier clase de Karma es debido
a la preponderancia de la línea de tendencia kármica.
26. La oscilación de la tendencia kármica
influirá en la reencarnación de un Ego, o cualquier familia de
Egos, para tres vidas por lo menos.
27. Las medidas tomadas por un Ego para
reprimir la tendencia, eliminar defectos, y para neutralizar las
diferentes causas, alterará la oscilación de la tendencia kármica y
acortará su influencia de acuerdo con la fuerza o debilidad de los
esfuerzos.
28. Ningún hombre o vidente pueden juzgar
el Karma de otro. Las apariencias pueden engañar y el
nacimiento en la pobreza o los problemas no tienen
necesariamente que ser ningún castigo por un mal Karma. Los
Egos continuamente reencarnados en un ambiente pobre
experimentan dificultades y ensayos que son una disciplina que
produce fuerza, fortaleza, y sabiduría.
29. El Karma influye en cada unidad de una
raza a través de la ley de Distribución. El Karma nacional opera
en los miembros de una nación por la misma ley, aunque más
extendido. El Karma familiar sólo gobierna en una nación cuando
se han conservado familias unidas durante generaciones, pero
cuando han existido mezclas se distribuye por toda la nación.
Pero incluso en tales circunstancias algunas familias permanecen
coherentes durante periodos largos, y entonces los miembros
sienten la oscilación del Karma familiar.
30. El Karma opera produciendo cataclismos
naturales por encadenamiento a través de los planos mentales y
astrales de cada ser. Un cataclismo puede remontarse a una
causa física inmediata como un fuego o perturbación atmosférica,
pero éstos han sido sacados por esa perturbación originada a
través del poder dinámico del pensamiento humano.
CAPÍTULO 16
PREGUNTAS DIVERSAS

Me gustaría saber más sobre el Karma,


particularmente con respecto a la idea de que nosotros
somos responsables de nuestras circunstancias en la
vida.

Este es un asunto que nunca pierde interés. El Nuevo Testamento


expresa el pensamiento: "ningún hombre debe recoger la cosecha
de otro". Esto es justo lo que significa Karma. Se trata de un
término Sánscrito usado en hindú y que es empleado por la
filosofía budista para explicar 'acción' seguida por la reacción.
Cada religión ha enfatizado la doctrina de la responsabilidad
moral de los seres humanos. Los musulmanes hablan de Hado
para representar la parte individual de la responsabilidad. Los
griegos antiguos tenían su Némesis o diosa de la justicia, aunque
también personificaron el pasado, presente y futuro como los tres
Moirai o Hiladores del Destino. Los que han nacido bajo la fe
judía están familiarizados con el orden del Mosaico o Talión: "ojo
por ojo, y diente por diente". Todas son maneras diferentes para
describir la ley universal de la armonía y el equilibrio que nos
asegura que cada causa puesta en movimiento, durante un
tiempo, provocará su efecto correspondiente.
Lo primero que se aprende en el estudio del Karma es la potencia
del pensamiento que se vuelve hacia nosotros cuando pensamos
efectuar una acción, aún cuando no sea realizada físicamente, y
la parte que cada uno de nosotros tiene que jugar en el drama
largo de su existencia. Hay una tendencia a pensar que existe un
estrechamiento entre nuestro pensamiento y el Karma -yo y mi
Karma-, pues ello nos puede hacer que nos veamos tan
involucrados en nuestras preocupaciones personales que no nos
concentremos en el día a día, privándonos de experimentar
prácticamente e inteligentemente el milagro de la existencia.
Hay muchos tipos de Karma, como el mundial, el nacional, el
racial y el familiar, así como el Karma individual. Incluso
podemos decir que hay Karma comercial, Karma de la
comunidad, y así indefinidamente. En otras palabras, en cada
camino de experiencia, individual e internacional, los hombres
están pensando, actuando y poniendo ciertas causas en
movimiento que originarán efectos.

¿Cómo empezó todo esto?

Para analizar en el presente respecto a una verdadera


perspectiva del Karma, tenemos que remontarnos al tiempo del
Jardín del Edén. Nos han dicho que desde el día en que el
hombre saboreó de la fruta del árbol de la ciencia del bien y del
mal, se convirtió en un ser humano, y por tanto éticamente
responsable de cada pensamiento y acto. Si admitimos esto, y
puesto que el origen del hombre no hay manera de clarificarlo
con seguridad, debemos admitir igualmente que hemos sido
nosotros los fabricantes de nuestro destino, y esa ley divina de
sembrar y segar nos ha permitido crear las mismas circunstancias
en las que nos encontramos hoy.

¿Por qué la presencia de Dios ocasiona miedo para


muchos?

Es lamentable que en occidente nos hayamos entrenado para


pensar en el funcionamiento de esta ley con miedo en nuestros
corazones: "si usted no es bueno, Dios le castigará; si hace mal,
no irá al cielo". Es difícil de concebir un Dios que observa
y controla a cada individuo, preparándose para
golpearlo si se equivoca; o si es bueno, premiarlo con
favores especiales.
El hombre puede haber sido maravillosamente creado, pero su
vida está ahora llena de miedos y dolor. La maldición de esa
creencia dogmática que nos asegura que nacimos en pecado ha
tenido efectos de largo alcance y frecuentemente devastadores. El
hombre ha nacido por obra divina, como algo maravilloso, y con
las calidades potenciales más altas en la naturaleza y esas
calidades le otorgaron confianza en Dios y no un miedo divino.
La inteligencia omnipotente que satura cada átomo diminuto de
nuestro universo no podría permitir que su mejor obra no pudiera
disfrutar en un futuro lo mejor de la creación divina. Por ello,
limitar nuestros conceptos a una deidad que dirige todo
personalmente, individuo por individuo, y por otro lado nos
relega desde el nacimiento al pecado, es degradar el verdadero
propósito de la vida.

¿Qué relación tiene el Demonio con el Karma?

Hay una inmensa cantidad de verdad oculta involucrada en la


alegoría del Ángel Caído. Esta historia, tan pobremente
concebida en la interpretación ortodoxa, es contada por muchas
gentes antiguas. En la tradición hindú es simbolizado por el
descenso de Manasaputras o "los Hijos de la Mente", seres
divinos que encendieron los fuegos de la mente humana, tanto
como en la mitología griega Prometheus les trajo el "fuego" de los
dioses a los hombres.

¿El primer Karma tuvo su origen en la expulsión del


Paraíso?

Para la Biblia, la expulsión de Adán y Eva del Paraíso ocasionó


un cambio absoluto en la Humanidad, aunque no en su destino
final. Sin embargo, este Pecado Original que muchas personas no
quieren asumir se parece bastante a la propia Ley del Karma en
la cual existe una responsabilidad individual heredada y otra
colectiva.
Cuando comprendemos que todos desde ese momento hemos
comenzado un nuevo ciclo evolutivo, nos acercamos intensamente
a la misma doctrina del Karma. Desde ese instante tenemos
libertad de pensamiento y posibilidad de equivocarnos y acertar.
La Humanidad prefiere cometer muchas equivocaciones,
especialmente haciendo daño a otros, y eso le hace sentirse
mejor, pero si cada vez que cometemos un error sintiéramos una
reacción negativa instantánea, no cometeríamos otro error similar.

¿Qué finalidad práctica tiene pagar el Karma?

El problema es que el Karma nos obliga a pagar las


consecuencias de nuestros actos, pero también a meditar, pues el
fin perseguido es hacernos más sabios y eso parece
que se consigue mejor aprendiendo de nuestros
errores. Todos aprendemos bastante pronto en el plano físico,
pero nos toma más tiempo para aprender lecciones en los niveles
morales y espirituales. No obstante, la ley de la naturaleza
siempre opera para restaurar el equilibrio, a veces de una
manera potente, aunque para la mayoría supone una
discriminación.

¿Por qué debo soportar los errores de mis


antepasados?

A través de los tiempos la Humanidad ha aumentado muchos de


los efectos de acciones anteriores negativas, por lo que no nos
debe extrañar que nos enfrentemos ahora con una colección de
responsabilidades kármicas procedentes del pasado. Esta
responsabilidad no es buena ni mala, sino una regla de justicia
perfecta a lo largo de todo el cosmos. Si nos parece correcto que
heredemos en nuestros genes las cualidades de nuestros
antepasados, su experiencia, y que cuando nacemos nos pongan
a nuestra disposición un mundo creado igualmente por nuestros
antecesores, es lógico que también debamos cargar con sus
malas acciones.
CAPÍTULO 17
JUSTICIA CÓSMICA

Pocos asuntos han dado lugar a más charlas y más preocupación


que la lucha por justicia. No hay ninguna ocupación más fácil
para uno que dedicar una parte de su pensamiento e inteligencia
y cierta cantidad de observación, en denunciar la injusticia en la
vida. Muchos han llegado a la conclusión que no hay realmente
justicia. Pero, ¿cómo pudiéramos objetar sobre la abundancia de
injusticia, si no tuviéramos dentro de nosotros, detrás de la mente,
la convicción de que también hay justicia en la vida? ¿No
tenemos todos una creencia o sentimiento de que cada ser
humano tiene algún derecho natural, individual, que ha sido
violado? Si esto está admitido, entonces es porque hay en la
naturaleza y en el hombre un principio de justicia, y esa ley y
orden son maneras diferentes de expresar la rectitud de las cosas.

La existencia es el esfuerzo del alma y el cuerpo para


encontrar una forma apropiada y digna de vivir. En
esto no siempre se tiene éxito; de hecho, no puede ser que lo
tengamos, pues nunca se alcanzará la última meta hasta que
llegue el final de los tiempos. El universo, existiendo por su propia
naturaleza, por sus propias leyes, es gobernado inherentemente
por un principio recto que constantemente está buscando
expresarse, pues nunca lo consigue completamente.
La vida es una serie de experimentos y desarrollos, y aunque
nosotros hablamos sobre el progreso, reconocemos ese hecho.
Por consiguiente, exigimos el progreso hacia un ideal, por lo que
resulta inevitable que la justicia debe ser una parte íntegra de ese
ideal.

La creencia de que la justicia está en la raíz de la vida es muy


vieja, pero frecuentemente ha sido despreciada por aquellos que
no lo encontraron conveniente. Las religiones del mundo no han
tenido éxito mostrando la armonía y aptitud del funcionamiento de
la naturaleza. Muy al contrario, sus representantes han enseñado
a menudo lo opuesto, inventando maneras de justificar la
injusticia haciéndonos creer que el mundo creando por Dios es
imperfecto y que no debemos exigirle que intervenga. Así ellos
tienen, inconscientemente, a la injusticia como ley de vida.
En muchas filosofías antiguas se mantuvo que aunque el hombre
tiene una mente, también tiene un cuerpo y un alma, siendo
esencialmente un ser espiritual que existe por derecho propio. El
sentido de la justicia está así dentro del hombre; y para lograrlo
constantemente debe esforzarse para encontrar una expresión
más perfecta de su propia naturaleza interna. Este concepto es
definido por muchos como la prueba de nuestra naturaleza
animal. Alegan que hay que vivir según muestra la propia
naturaleza, como lo hace un cerdo o un pájaro, aunque no
seamos ni uno ni otro.

En busca del ideal

Cuando intentamos definir lo que es el hombre real, aprendemos


de todas las enseñanzas antiguas la misma cosa: el hombre es un
alma, y todas las almas son reflejos de una Luz, separados en la
forma pero no en el ser.
Si podemos alejarnos de esas cosas que nos perturban, pasión,
enojo, ideas y teorías de nuestros derechos legales, y volvemos a
nuestra conciencia interna, encontraremos que tenemos un sentido
bastante seguro de la justicia. Cuando decidimos aplicarlo en
cualquier caso particular frecuentemente terminamos confundidos
por los detalles, pues es difícil encontrar el ideal central. De vez
en cuando reconocemos nuestras debilidades humanas, nuestros
errores, algunos procedentes del cuerpo y otros de la mente y
justificamos todo con la frase de “somos humanos”.
Defendiendo nuestra naturaleza mortal intentamos mejorar las
leyes y buscando remedios para nuestros males, justificando y
siendo benevolentes con unos, mientras que con otros somos
implacables.

La venganza

Algunas de las religiones más difundidas no acaban de definir sus


propias leyes y las tratan de acomodar a los nuevos tiempos o
costumbres. Por ello, lo que antes era condenable ahora se tolera,
sin darnos cuenta que en la naturaleza nada ha cambiado y por
tanto si las leyes fueran correctas nunca deberían
modificarse. La vieja idea de la justicia pertenece al "ojo por
ojo", tomado literalmente, aunque en este caso se suele hablar de
venganza. No se considera tal cuando el mal que causamos al
trasgresor de la ley es diferente al mal originado. Por ejemplo: a
un ladrón no se le castiga robándole, del mismo modo que no se
castiga a un mentiroso con falsos testimonios o mentiras. El
castigo, para evitar que se considere venganza, debe
ser distinto, esencialmente privándole de la libertad.
Este es el criterio más habitual en la sociedad occidental, pero
como la persona delincuente no ha sufrido en su propio cuerpo el
mismo mal que ha causado, nunca sabe lo que su mal ha
ocasionado. Le causamos otro mal, le encerramos, pero no
siempre proporciona el resultado apetecido. Lo importante para
los jueces es el castigo en sí mismo, no el tipo de castigo y quizá
esa sea la razón por la cual las cárceles están cada vez más
llenas de personas.
Si pensamos con más imparcialidad el sentido de la justicia no
humana, veremos que ni la naturaleza ni el mismo Dios
son tan piadosos y el Karma es otro ejemplo de ello. Pero
nosotros queremos ser más justos que el propio Creador e
implantamos un tipo de justicia y castigo que no se parecen en
nada a las leyes que están muy por encima del ser humano. Tal
egocentrismo nos lleva a equivocarnos continuamente y a tener
que reformar nuestras leyes frecuentemente.

En algunos textos nos dicen que la venganza es una clase de


justicia salvaje. Un hombre ha hecho un mal; en castigo, debe
sufrir un mal similar. Siempre que exista un mal debe existir un
castigo similar y así durante toda nuestra existencia. No hay,
pues, cabida a castigos distintos. Sin embargo, para otros lo que
se necesita es algo diferente y positivo, algo de calidad opuesta
que puede ponerse en la otra balanza. Y aquí es donde la
enseñanza noble de la misericordia entra como un contrapeso,
para estar en armonía con la ley de la vida, y evitar una
perturbación del orden natural. El reajuste no es logrado ahora
por la perpetuación de una desarmonía, sino adoptando medidas
que encajan entre sí para reestablecer el equilibrio.
Pero en nuestro mundo actual, y parece ser que en todas las
épocas y lugares pasados, frecuentemente es necesario tomar
medidas duras para restaurar el orden. Desde que existe el
propósito de realizar un acto que cause daño a otros
hasta el momento de su ejecución, la persona ha
tenido tiempo de meditar las consecuencias de sus
actos. En estos casos, tan frecuentes como los meramente
impulsivos, hay menos espacio para otorgar benevolencia en la
justicia.

Otros países, otras reglas

La justicia que existe en Oriente desde hace años miles es


conocida bajo el nombre de Karma, y está ligada a la doctrina
de la reencarnación. La idea que prevalece en occidente, no
obstante, es que el hombre no viene de ninguna parte, pues en el
momento en que nace en este mundo, vive, disfruta, sufre y se
muere, y entonces no debe ser juzgado teniendo en
cuenta conceptos de eternidad. Si un juez occidental
aplicara sus sentencias teniendo en cuenta conceptos morales o
kármicos, sería desposeído de su cargo en pocos meses.
Cualquier aplicación de la ley que no tenga en cuenta
exclusivamente los aspectos puramente materiales de la existencia
humana ni siquiera figuran en los libros de leyes.
Tan corporal es esta ley humana que para quienes estudiamos la
mente y el alma, unidas invariablemente al cuerpo, se nos antoja
antinatural y que ofende el sentido completo de la justicia. Nos
dicen que las leyes divinas o los misterios de la existencia pueden
ser válidos para elucubraciones y filosofías, pero no sirven para
aplicar leyes humanas. Tal separación absoluta del ser humano
de su entorno cósmico se nos antoja disparatada y frecuentemente
malévola.

La justicia cósmica

¿Hay alguien que dude aún que pertenecemos al


universo? Si hemos nacido aquí es por nuestro deseo innato de
existir, y este mismo impulso aplastante está llevándonos atrás de
nuevo y de nuevo a las experiencias de vida.
Lo que nosotros somos y lo que nos pasa, es el resultado del
funcionamiento de una ley de justicia absoluta. La ley de
gravedad es muy perfecta y simple: un cuerpo se caerá, a menos
que algo se lo impida y esta es una ley que permanece
inalterada. Del mismo modo, la ley de la justicia no es destruida
por obstáculos que puedan originarse fuera del funcionamiento
natural de sus objetivos.
Cuando nosotros comprendemos que la ley y el orden son las
funciones primarias del universo y que, desde que nosotros somos
parte de él la justicia cósmica es la raíz de nuestras propias vidas,
la causa de nuestra existencia empieza a estar más clara. Las
fortunas y los infortunios no vienen a nosotros por una
casualidad, sino que son el resultado de cosas que han ocurrido
en el pasado, o errores en otras vidas.
Cuando asumimos esta idea, nos sentimos muy diferentes a las
personas que hacen el mal y estamos ansiosos de vengar la
injusticia. Pero si ponemos nuestro pensamiento un poco más lejos
reconocemos que esas personas pagarán tarde o temprano por lo
que han hecho. Es inevitable, y tenemos que tomar conciencia de
ello, que nuestra tarea es justamente ayudar a reestablecer la
armonía que se ha perturbado. Para restaurar la armonía, la
justicia, posiblemente encontraremos leyes mejores escritas por
legisladores sabios, pues las mentes más nobles están
completamente libres de la idea de la venganza.

La aplicación práctica de cualquier principio tiene que ser


adaptada a las condiciones que prevalecen en una raza
particular o nación. Las leyes y las costumbres pueden ser buenas,
porque satisfacen durante un cierto tiempo a las personas, pero
podrían no ser adecuadas en otras áreas. Lo que es básicamente
necesario, por consiguiente, es ayudar a despertar la
comprensión en las mentes de todas las personas que exigen una
ley más severa, pues los reglamentos y los mandamientos deben
ser apropiados a las épocas y costumbres.
Nosotros no podemos esperar la perfección, pero por
lo menos tendremos un ideal por el cual esforzarnos.
Cuando observamos la injusticia en el mundo, simplemente
estamos reconociendo que la vida está evolucionando y que
estamos en un estado de crecimiento en el cual la imperfección es
natural. Si deseamos progresar, tenemos que llegar a esa
condición de la mente que mira tanto al exterior como a nuestro
interior, a nuestros corazones, y así encontraremos la reflexión
necesaria para comprender la justicia cósmica que está en el
centro del universo.

La feria de la vida

Millones de personas hoy están llevando una carga de dolor y


están preguntándose por qué nació este niño con defectos y
predestinado a una muerte temprana, mientras sus hermanos son
normales. ¿Es así la justicia y la misericordia administradas en un
universo creado por un Dios todo amor? Para sus padres
angustiados no supone un consuelo saber la existencia de Dios, el
decreto de Alá, o el funcionamiento de un Karma antiguo. Aun
cuando admitamos que los designios de Dios son inescrutables, la
causa de la enfermedad de ese niño y la imposibilidad de cura
permanecen como un misterio.

Hay quien asegura que no hay misterios y que todo queda


perfectamente explicado en las palabras divinas, Buda, Dios o
Karma, y que más allá de la interpretación normal de estas
palabras se encuentran todas las razones para los infortunios en
inocentes.

Razones sin explicar

Para la mayoría de los humanos, incluso para los creyentes, no


les resulta fácil comprender las razones para las enfermedades
congénitas que hacen sufrir a los niños, pues la idea de un
castigo por alguna trasgresión en una vida pasada no les acaba
de convencer, y esencialmente les parece injusta.
¿Existe igualmente alguna razón plausible para que los humanos
no puedan saber con seguridad nada de sus vidas pasadas? ¿Por
qué nada ni nadie nos explica las razones del castigo presente?
Posiblemente la respuesta es que la naturaleza es más cruel
de lo que la queremos ver o, cuando menos,
indiferente.
Otra pregunta sin respuesta es: ¿Qué tiene de bueno, justo o
práctico, castigar a una persona en esta vida cuando no sabe lo
que ha realizado mal anteriormente? Esto plantea también una
segunda pregunta: ¿Por qué no recordamos nuestras vidas
pasadas? Aparentemente todo sería más simple si nuestra
memoria llegase tan lejos, pues sabiendo la causa de nuestro mal
no volveríamos a caer en el mismo error e incluso podríamos
empezar las reparaciones con más eficacia.

Memoria incompleta

Afortunadamente, la naturaleza y en ella incluimos al universo en


su totalidad como un ser viviente, un organismo, es más sabia y
más misericordiosa de lo que nosotros somos, pues
verdaderamente premia a quien siembra bien.
Suponiendo que nosotros tuviéramos conocimiento pleno de
nuestro pasado, nuestras vidas se pondrían intolerables: los
recuerdos prolongados de tonterías y ultrajes podrían lanzar
sobre nosotros una sombra terrible, mientras que el recuerdo de
nuestros logros pudiera parecernos imposibles. Peor todavía, las
escenas retrospectivas de las debilidades y familias anteriores, los
amigos y socios, podrían tener un efecto devastador en las
relaciones actuales.
El hecho es, sin embargo, que nosotros recordamos nuestro
pasado, pues esa experiencia nos llega en forma de Karma,
instintos, inclinaciones, habilidades, temores y frutos. No hemos
comenzado a nacer en el momento de la concepción, sino que
nuestra alma y genética llevan incorporados en sí mismos cientos
o miles de años. Nuestro cerebro físico ciertamente se forma
desde el momento en que somos engendrados y tiene un pequeño
poder en el universo, pero esto no es todo lo que somos.
El Vedanta nos enseña que el sutratman (del Sánscrito, sutra,
"hilo", y atman, "mismo"), es como una cadena de cuentas o
eslabones, cada uno conteniendo una personalidad que nosotros
asumimos de vida en vida. Por eso somos tan complejos y
únicos los seres humanos, pues somos la suma de
cientos de personalidades diferentes.

Intuir el pasado

Mientras los eslabones o personalidades están juntas existe cierta


conciencia de grupo y se perciben numerosas señales de nuestras
vidas pasadas. Estos eslabones dibujan nuestra vida con fuerza, y
nos permiten evolucionar y mejorar en cada vida, como si fuera
una suma de energías. Según quienes se dedican a la meditación
trascendental o quienes investigan en vidas pasadas, algo del
aroma de los conocimientos anteriores de cada personalidad
puede intuirse llegando hasta el interior de nuestro espíritu o
subconsciente.
Las enseñanzas antiguas dejan un registro indeleble en nosotros,
un sello en nuestro carácter, nuestra personalidad esencial. Platón
escribe de esto en su Doctrina de la Reminiscencia: “El alma ha
de re-coleccionar consigo misma su sabiduría innata, el
conocimiento innato de la verdad de todas las cosas que siempre
existieron”.

La naturaleza puede ser cruel o amable, pero sus maneras son


proteccionistas. Muchas personas, al mismo tiempo, creen que
hay una providencia divina que nos da la fuerza hasta que
nosotros hayamos crecido lo suficiente en la madurez del alma
para vivir de forma consistente y conscientemente en nuestra
naturaleza espiritual. Según nos recuerdan los textos budistas, con
el tiempo no solo ganamos conocimientos en nuestra vida
presente, sino también de las vidas pasadas, aunque ese
conocimiento no nos librará de seguir padeciendo dolores.
La ley universal del Karma, de acción y reacción, puede parecer
simple cuando la aplicamos a los acontecimientos físicos, pero es
sumamente compleja cuando intentamos seguir el enredando
intrincado de las cuerdas kármicas de una persona. "No juzgues
y no serás juzgado", es una recomendación que nos insiste para
que no intentemos leer la vida espiritual de nadie, solamente la
nuestra, aunque ello no nos impide pedir consejo a personas más
sabias que tratarán de saber el origen de nuestras desgracias y la
posible solución. Todos hemos estado tejiendo grandeza y bajeza
en el tapiz del alma, pero cuando intuimos que, tarde o
temprano, nos tenemos que unir con nuestro destino divino e
inmortal, es posible que encontremos más alegría que dolor a
nuestro alrededor. Todo forma parte intrínsecamente de nuestro
destino, tejido desde el principio del tiempo, y por ello sabemos
que hay belleza incluso en el corazón más desgarrado.

Los funcionamientos misteriosos del Karma

El universo y todo en él, es moral, mental, físico, psíquico y


espiritual, construido en una ley perfecta de equilibrio y armonía.
Eso es lo que hace que tanto el universo como todos sus
habitantes, poseamos energía a través de sus ciclos de la
existencia. El Karma es la siembra y la recogida, la acción y
reacción de los budistas y brahmanistas. Es causa y efecto para
los científicos, crédito y carga para los banqueros, para la
sociedad es dar y recibir, dar y cambiar, y eso hace nuestras
vidas agradables y armoniosas. Pero cuando el receptor no
devuelve nada, su no-acción bloquea el flujo del Karma y con el
tiempo tendrá que reponer con creces esa necesidad no cubierta
en su momento.
Un acontecimiento kármico no es un simple acto en el tiempo. Las
reacciones se repiten de nuevo hasta que llegan a perturbar a su
poseedor, y cuando esto ocurre las energías discordantes quedan
de nuevo en equilibrio. Así, pueden remontarse los antecedentes
de un acto atrás, hasta un pasado infinito, y los efectos pueden
afectar a millones de personas en un futuro infinito.

¿Pero son todas las reacciones consecuencias de otras tantas


acciones?
¿Pueden comenzar los individuos altruistas a evolucionar en sus
acciones para obtener beneficios a largo plazo?

Aunque no podemos detener la flecha disparada en una


dirección, ni eliminar las vibraciones de una voz enfadada,
podemos con nuestro pensamiento crear armonías para
contrapesar las fuerzas inarmónicas que hemos engendrado y así
conseguiremos establecer nuevos ritmos de causa y efecto.
Los recién llegados a esta idea piensan a menudo en el Karma
unido a la presencia de un Dios toda inteligencia que,
equilibrando lo bueno contra lo malo, premia al bueno y castiga
al malo. Después nos aseguran que nosotros somos nuestro Karma
y que a causa de nuestros pensamientos y deseos, existe un
premio y un castigo. Lo que nosotros somos, cada hecho que
ocurre en nuestras vidas, se realiza porque nosotros generamos
las causas que lo trajeron.

¿Pero cómo pueden convertirse los pensamientos y


hechos en nuevas situaciones?

Este funcionamiento misterioso del Karma se explica en la filosofía


oriental mediante los skandhas. Los skandhas son los "bultos" o
"agregados", elementos con características físicas y psicológicas
que nosotros aumentamos durante nuestra vida. Son colecciones
de hábitos, rasgos de la personalidad, prejuicios, miedos, y
talentos. Cuando morimos, nuestros skandhas quedan inactivos
hasta que volvemos. Entonces, durante el proceso de
reencarnación, estos bultos o "semillas" empiezan a despertar y,
por la alquimia de la transformación, proporcionan forma y
sustancia a la personalidad y encauzan las situaciones que
aparecerán en nuestra próxima vida. Es más, los pensamientos y
deseos se impresionan primero en nuestro subconsciente y se
traducen en actos y recuerdos que sirven después como un
enfoque diario para realizar ajustes kármicos.
Los pensamientos luminosos y de amor mejoran y refinan nuestra
naturaleza, mientras que los pensamientos oscuros y egoístas nos
hacen enfermar y nos deprimen y, cuando se concentra
repetidamente en numerosas personas, pueden adulterar y destruir
naciones enteras.
Según Blavatsky, “no hay un accidente en nuestras vidas, ni un
día deformado, o un infortunio, que no podría remontarse atrás
hasta coincidir con alguna obra en esta u otra vida. Si uno
rompe las leyes de la Armonía, tiene que prepararse
para entrar en el caos que él mismo ha producido”

El Karma Némesis es una fuerza espiritual con efecto dinámico


generada por las nuestras propias acciones y hay un pasaje en el
Nuevo Testamento que confirma esta idea: “Cuando Jesús pasó
por allí vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus
discípulos le preguntaron si estaba así a causa de sus pecados, o
el de sus padres”.
Esta es una prueba de que la creencia en el Karma no es nueva y
que lleva acompañando e ilustrando a la Humanidad desde hace
siglos. Simplemente revisando la expulsión de Adán y Eva del
Paraíso a causa de su desobediencia y el posterior Pecado
Original, nos daremos cuenta que no es casual la creencia en un
Karma que nos acompañará en todas nuestras reencarnaciones.
Pero el que comprendamos una ley tan universal no implica que la
aceptemos de buen grado, ni mucho menos que la veamos justa.
¿Cómo podemos justificar que un niño recién nacido sea
responsable de sus "pecados?". ¿Solamente estamos en esta vida
para sufrir a causa de Karma pasados?

Los médicos que analizan la genética de las personas y los rasgos


del carácter de varias generaciones, intentan explicar cómo pasa
esto. Si todo tiene una causa, entonces el nacimiento es la
continuación de una larga serie de vidas. Un niño entra en la vida
mediante una semilla ligada a su vez al pasado. En
reencarnaciones anteriores él puede haber anhelado ayudar a
otros, o participó en actos malvados, al mismo tiempo que sus
padres, y quizá los abuelos, también han tenido actos malvados.
Ahora, como una víctima, ese niño tiene una opción: o seguir el
camino de la destrucción, o hacer lo que pueda para poner en
orden sus cosas.
Posiblemente todos podemos "poner las cosas en su sitio", para
que el Karma que es una ley justa y compasiva nos premie.
Cuando intentamos hacer lo que es amable y justo, la
naturaleza busca el equilibrio en la vida y viene en
nuestra ayuda. Es más, nos proporciona la capacidad de
olvidarse de las causas doloras de vidas pasadas, y nos
proporciona desde el nacimiento una mente fresca, confiando en
nuestro corazón. Con esta abundancia de vitalidad, nos pone en
el camino para que podamos mejorar nuestra vida y la de nuestra
familia. En el proceso, podemos convertir a los enemigos del
pasado en amigos.

Volviendo ahora a la pregunta sobre el pecado del hombre ciego,


Jesús dijo: “Este hombre no ha pecado, ni sus padres, pero deben
hacerse los trabajos que Dios le ha encomendado”. Siguió
caminando y recogiendo un poco de barro ungió los ojos del
hombre ciego, y le dijo: “Vete a lavarte en la piscina de Siloam”.
El hombre fue, y lavó, y cuando abrió sus ojos pudo ver. Después
de ello Jesús explicó a sus discípulos que éste era el cumplimiento
de su misión: “Yo estoy en este mundo para hacer que vean los
que ahora no pueden ver”.
Esta "misión" es habitual en los grandes maestros y la
encontramos reflejada en numerosas escuelas que florecieron a lo
largo del área mediterránea en ese momento. A través de las
enseñanzas y la experiencia mística, buscaron despertar
percepciones espirituales. Ungir los ojos del hombre ciego
simboliza el proceso del despertar espiritual y con ello esperaban
que los neófitos, durante su entrenamiento, se libraran y se
lavaran de sus ataduras terrenales, salieran de la oscuridad y se
sumergieran en las aguas de la verdad.

Eso de "la restauración de la vista" también se menciona en el


mito de Demeter y Persephone que formaron la esencia de los
Misterios de Eleusinian. Durante sus sagradas ceremonias,
Demeter, diosa de la tierra y la civilización, dijo: "abre los
párpados (persiana)" y ese mito, con su mensaje metafórico, es
una indirecta a aspectos del Karma que apenas consideramos. La
historia continúa con la joven y encantadora Persephone, quien
vagaba un día por un prado extraño recogiendo flores raras y
bonitas, lo que se asemeja a segar algún Karma raro y bueno. De
repente, un agujero se abrió antes sí y apareció Plutón, dios del
hampa. Cautivado por su belleza, la recogió en su carruaje y, a
pesar de sus gritos aterradores, la llevó hasta el Averno.
Cuando ella no volvió, su madre Demeter, apesadumbrada al no
saber lo que había pasado, investigó en la Tierra entera en busca
de su hija. Su tristeza tenía tal efecto devastador por todas partes
que Zeus, temiendo que las razas enteras perecieran, le pidió a
Plutón que soltara a la chica. Pero eso no era posible ahora, pues
ella había comido seis granadas y una vez saboreada "la comida
del muerto," era incapaz de volver al vivir. Le permitieron, sin
embargo, volver y vivir con su madre durante la primavera y el
verano, pero debía permanecer el resto del año en el Averno.
¿Podemos escapar del Karma?

Usted puede pensar si es que existe alguna utilidad en escapar


del Karma. Para contestarle, uno debe tener una buena
comprensión de los principios del Karma y cómo funciona en
nuestra vida. ¿Qué es Karma? ¿De dónde viene? ¿Cómo
funciona?
Estos conceptos ya han sido explicados profundamente a lo largo
de este libro y ya sabemos que el Karma hay que agotarlo, para
aumentarlo posteriormente. Cuando regresamos a este mundo el
alma escoge un curso que permitirá la expansión kármica mejor.
Nos encuadramos con una determinada raza y nación y nos
juntamos a unos padres con quienes tenemos lazos kármicos del
pasado. Pudiera ser que seamos nosotros mismos quienes
escojamos cuándo reencarnarnos y posiblemente podamos
escoger el vehículo apropiado y las circunstancias más
satisfactorias para el Karma.

Bajo ciertas condiciones el hombre reencarnado no evoca vidas


pasadas y debe haber una razón absolutamente buena
para que la naturaleza no nos revele nuestras vidas
anteriores. Si pensamos sobre eso veremos que existe mucha
compasión hacia nosotros para que permanezca oculto. Quizá
nosotros debamos agradecer esa parcela de la ignorancia y
debamos conformarnos con poseer una buena comprensión sobre
el Karma y cómo funciona, evitando indagar en lo desconocido.

El Karma es una ley infalible la de naturaleza que gobierna todo


y, debido a esto, su funcionamiento es intrincado y multifacético,
aunque la mayoría de las personas se preocupan solamente por
dos aspectos: lo que ellos llaman "bueno" y "malo." Esta es
obviamente una visión estrecha, pues juzgar al Karma agradable
como premio y al Karma desagradable como castigo es un grave
error, pues solo percibimos sus efectos externos. Incluso en cada
Karma "malo" hay experiencias que son buenas, y viceversa, por
lo que deberemos ver el Karma como una oportunidad para el
crecimiento.

Según H. P. Blavatsky: "no hay un accidente en nuestras vidas, un


mal día, o un infortunio que no pueda remontarse atrás a nuestra
propia obra en esta o en otra vida". Pero, ¿qué hace a una
experiencia kármica buena o mala? Básicamente, es cómo
reaccionamos a los hechos lo que puede crear situaciones
agradables o desagradables. De nuevo nos recuerda que: "no es,
por consiguiente, el Karma quien premia o castiga, somos
nosotros a través de nuestro trabajo y en unión a la naturaleza".

¿Y qué hacemos nosotros con esto? Esencialmente usar nuestro


libre pensamiento. Algunas personas perciben el Karma como un
fatalismo y se convencen diciendo que “lo que sea, será, y es
mejor no intentar cambiar o detener nada”.

La ventaja es que nosotros poseemos un pensamiento libre y


ejerciendo esta facultad tenemos una buena herramienta para
tratar con el Karma. Por tanto, la respuesta definitiva es que no
solamente no podemos escapar de nuestro Karma, sino que es
mejor dejarlo fluir.
¿Qué podemos hacer cuándo un Karma difícil llega?
¿Debemos tratar de controlarlo al menos?

"No hay ningún escape una vez que las consecuencias de un acto
son realizadas" dice Purucker. ¿Debemos ser pasivos, entonces, y
aceptarlo de buena manera?

Esta sería una manera de usar nuestro pensamiento libre, pero


debemos tener cuidado para no entrar en la trampa de la
pasividad. Muchas personas se convierten en mártires de sus
circunstancias en lugar de intentar hacer lo mejor para ellos.

¿Debemos luchar nosotros contra el Karma?

Esta también podría ser una opción, pero no estoy seguro de los
resultados. El Karma no es una fuerza externa controlada por Dios
o el Diablo. Así como tratemos nuestro Karma, todo lo que
nosotros hagamos tendrá un efecto directo en nuestro futuro.
El pensamiento es lo más maravilloso de nuestra existencia, pero
también la herramienta más peligrosa disponible. ¿Cómo
podemos usarlo sabiamente? Primero, debemos tomar la plena
responsabilidad por nuestras acciones y haciéndolo así
aceptamos nuestra culpa sobre el efecto de ellas. Mediante una
acción correcta enviamos al cosmos buenas influencias
de las que todos pueden beneficiarse.
Muchos de nosotros estamos tan ocupados con el Karma del
pasado que apenas prestamos atención a la parte pequeña del
Karma que estamos haciendo ahora y que posiblemente sea la
que más influencia tenga en nuestra vida actual. También
sabemos que resulta casi imposible agotar todo el Karma pasado
en una sola vida y que las semillas kármicas inactivas esperan el
momento adecuado para despertar.
La mayoría de las personas tienen dificultad para comprender el
sufrimiento y por qué hay accidentes, enfermedad, y pobreza.
Felicidad y sufrimiento puede ser una forma de retribución, pero
puede ser igualmente que una parte del alma está esforzándose
para su crecimiento. Hay mucha verdad en la creencia de
que la evolución espiritual mayor se obtiene a través
de la adversidad, al menos bastante mejor que en la
complacencia y el bienestar.
Nosotros podemos usar la herramienta de nuestro pensamiento
sabiamente y plantar las semillas kármicas buenas para
recogerlas en el futuro de toda la humanidad. El Karma maneja
todas las cosas a su propio tiempo, muy dilatado para nuestro
concepto del tiempo.
Por otra parte, nunca tendremos demasiada carga, pues ya
sabemos que “Dios aprieta, pero no ahoga”, y la justicia pura y
simple está junto a la raíz de nuestras vidas, y aunque no siempre
vemos sus resultados inmediatos, y ni siquiera los entendemos,
siempre está allí.
FINALMENTE

No le pido al lector que acepte fielmente la teoría del Karma,


pues el propósito ha sido aportarle nuevas ideas sobre nuestra
existencia. No obstante, en la medida en que estas sencillas pero
extraordinarias teorías sean asimiladas, seguramente llegará a la
conclusión que he pretendido: que la existencia humana no puede
ser tan sencilla como los incrédulos nos quieren decir con una
sonrisa burlona.

La complejidad y magnitud del universo es tanta, así como su


equilibrio y poder, que empieza a resultar paradójico que quienes
se denominan científicos no admitan, sin más, la existencia de un
Ser creador omnipotente y sabio. También resulta chocante que
un principio tan elemental como causa y efecto, acción y
reacción, no pueda ser aplicable a todas nuestras acciones y
pensamientos.

Mi consejo, si le sirve de algo, es que medite desde ahora un


poco más sus acciones cotidianas, pues si son equivocadas se
volverán contra usted tarde o temprano, en esta vida o en otras.

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