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Dirk Leenman sj
11. El renacimiento carolingio
El renacimiento carolingio
1. Carácter general.
a. “No podía ser más lamentable el estado de la cultura en Europa a mediados del
siglo VIII. En España el movimiento isidoriano había cortado en flor por la
invasión musulmana. En Italia, gracias a la dominación bizantina, subsistían
algunos restos del saber antiguo en el antiguo exarcado de Ravena y un lejano
reflejo de las tradiciones de Casiodoro en el monasterio de Monte Casino.
Francia, que había sido profundamente romanizada y producido poetas y
escritores notables, había llegado en el transcurso de los siglos V y VI a un
estado admirablemente expresado por San Gregorio de Tours: ‘Las ciudades de
Galia han dejado declinar, o más bien perecer, el estudio de las letras (…) No
podía encontrarse nadie, gramático ni versado en la dialéctica, que fuese capaz
de narrar los acontecimientos en prosa o en verso. Muchos lo deploraban y
decían: Vae diebus nostris, quia periit studium litterarum a nobis’ 1.”
(GUILLERMO p. 281.)
b. “Por fortuna, no había perecido por completo la afición a las letras heredas de la
antigüedad. El desarrolla cultural de la España visigoda y de los monasterios de
Irlanda e Inglaterra va a germinar en el continente en un brote pujante, el llamado
renacimiento carolingio.” (Ibid. p. 281).
c. “Pipino el Breve, a ruegos de San Bonifacio, (680-754), había fomentado el
estudio en los monasterios. Desde los merovingios existe en la corte una escuela
palatina, donde estudió el mismo Carlomagno, el cual pensó reformarla y
ampliarla. Carlomagno se esforzó por unificar un imperio heterogéneo, en que
entraban francos, germanos y latinos. Trató de elevar el nivel cultural, con el fin
de formar funcionarios capacitados para ser buenos instrumentos del gobierno,
y eclesiásticos dignos de desempeñar su ministerio. Considerándose sucesor de
Constantino, también se creía un poco como él “princeps populi christiani” y
protector de la Santa Iglesia de Dios.” (Ibid. p. 281-282).
d. “Desde mucho antes de ser coronado emperador (800) trató de llevar a cabo sus
propósitos, atrayendo a su corte a cuantos sabios le fue posible, con el fin de
formar en su palacio una escuela modelo. En realidad, el proyecto de
Carlomagno respondía a sus propósitos de reforma y organización político de
sus estados. Pero de hecho sus resultados fueron mucho más amplios, dando
origen a un vigoroso movimiento cultural, que dará sus mejores frutos en los
reinados de sus sucesores Ludovico Pio y Carlos el Calvo.” (Ibid. p. 282).
e. “El renacimiento carolingio es una prueba de la perduración del espíritu de
admiración y profunda estima por los valores de la antigua Roma. Era un ideal
quimérico, pero alienta en la tentativa de restauración del ‘Imperio’ como
continuación del romano, aspirando a una política de carácter universal, que
coincide con el momento en que la expansión del Islam rompía definitivamente
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SAN GREGORIO DE TOURS, Hist. Franc.: PL 71, 159 Praef. GUILLERMO p. 281. (Infelices nuestros días,
porque se ha perdido el estudio de la literatura).
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paganos, por impuras que sean, en cuanto son verdaderas, pueden ser de
utilidad para la inteligencia de la palabra divina.’2.” (Ibid. p. 283).
j. “Otros, moderados, admiran las bellezas literarias de los paganos, al mismo
tiempo que deploran sus errores. (…) Lupo de Ferrières sabe frenar a tiempo su
entusiasmo, manifestando su deseo de que Virgilio y Cicerón hubieron sido
cristianos. Y en carta a Alcuino alude con fina ironía al irlandés Probo de
Maguncia, que los creía admitidos en el cielo.” (Ibid. p. 283-284).
k. “Los carolingios miran hacia los valores eternos. El hombre del Renacimiento
hacia el mundo terrestre. Este se deleita en la visión de las formas sensibles.
Aquél se vuelve hacia la contemplación del mundo espiritual.”3
l. “Aman la belleza de la forma, pero no como un bien supremo. La belleza de la
expresión no puede justificar la perversidad del fondo, como tampoco la
sublimidad del contenido puede justificar la negligencia deliberada de la forma.
Su ideal es la belleza de la naturaleza, elevada por la gracia de Cristo. Pero, a la
vez, el amor a lo sobrenatural no excluye la admiración hacia lo natural.” (Ibid.
p. 284).
m. “De aquí se deriva un sentimiento que ya no es pura nostalgia hacia el pasado,
sino confianza en sí mismo y en el porvenir. La grandeza de la antigüedad clásica
no sólo puede igualarse, sino también superarse. Si los griegos y los romanos
rayaron tan alto en las artes y en las ciencias, los cristianos, que poseen además
la revelación divina, pueden llegar más lejos aún.” (Ibid. p. 285).
n. “Es muy significativo este texto de Alcuino: ‘Si muchos se compenetrasen con
nuestras intenciones, se formaría en Francia una nueva Atenas. (Forsan
Athenae novae perficerentur) ¿Qué digo? Una Atenas más hermosa que la
antigua. Porque la nuestra, ennoblecida con la enseñanza de Cristo,
sobrepasaría toda la enseñanza de la Academia. La antigua no tenía por
maestros más que a los discípulos de Platón. Y así y todo, formado en las siete
artes liberales, no dejó de resplandecer. Pero la nuestra estaría dotada, además,
de la septiforme sabiduría del Espíritu y sobrepasaría toda la dignidad de la
sabiduría secular.’4. (Ibid. p. 285).
o. “El renacimiento carolingio fue esencialmente gramatical y literario. Pero en
este campo tiene méritos indiscutibles. A él se debió el haber detenido la
corrupción del latín, con el retorno a los autores clásicos. Sus representantes
rinden culto al libro y a la biblioteca. Se preocuparon de recuperar códices
antiguos, de reproducirlos en copias y extractarlos en florilegios. De esta labor
se beneficiaron no sólo los autores clásicos, sino también los Santos Padres. El
culto a la antigüedad fue unido a un interés creciente por el estudio de las fuentes
de la cultura sagrada, que dio por resultado la aparición de un nutrido grupo de
sabios en un ambiente todavía saturado de barbarie. Pero su fruto más eficaz y
de mayor transcendencia fue la organización de las escuelas.” (Ibid. p 285).
2
Mon. Germ. Hist ; Epist. V 356. GUILLERMO p. 283.
3
E. DE BRUYNE, Études d’Esthétique médievale I p. 267-268. GUILLERMO p. 284.
4
ALCUINO Epist 170 en Epistolae vol. 4. GUILLERMO p. 285.
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2. Academia palatina.
a. “El grupo de personalidades congregadas en Aquisgrán por el esfuerzo de
Carlomagno constituyeron una especie de Academia literaria, distinta de la
escuela, donde se leían autores clásicos y se componían versos latinos. Como
muestra de su aprecio por la antigüedad, y también para atenuar un poco las
distancias impuestas por la etiqueta palatina, adoptaron nombres de personajes
bíblicos, latinos y griegos. Carlomagno era David o Salomón; Alcuino, Horacio
Flaco; Paulino de Aquileya, Timoteo; Teodulfo, Píndaro; Angilberto, Homero
(…) Gisela, hermana de Carlomagno, era Lucia, y su prima Guntruda o Gunruda
es la virgen Eulalia que figura en algunas epístolas de Alcuino.” (Ibid. p. 285-
286).
3. Escuela palatina.
a. Paulino de Aquileya (+ 802).
i. “Natural de Forli [Italia] (…) Enseño en Aquisgrán desde 777 hasta 787,
en que fue elevado a la sede patriarcal de Aquileya. Intervino en las
controversias contra Félix de Urgel. Se le debe la forma actual del Credo,
cuyo uso promovió en la liturgia de la misa.” (Ibid. p. 286-287).
b. Pablo Warnefrido (Paulus diaconus h. 725-799).
i. “Italiano de noble familia longobarda. Se educó en Pavia e ingresó en el
monasterio de Civate, de donde pasó al Monte Casino (775). En 782 fue
a la corte de Aquisgrán para pedir la libertad de un hermano suyo que
había sido hecho prisionero. Carlomagno lo retuvo en la escuela, donde
enseño gramática (782-786), siendo maestro de griego de la princesa
Rotruda. Hacia 787 retornó a Monte Casino, conservando siempre la más
alta estimación de Carlomagno.” (Ibid. p. 287).
ii. “Fue gramático, historiador y poeta. Se le atribuyen el himno de San Juan
Ut queant laxis y el Ave maris stella. Escribió una gramática (Ars
Donati) y una Historia longobardorum. A instancias de Carlomagno
redactó, o revisó en Monte Casino, una colección de homilías.” (Ibid. p.
287).
c. Teodulfo de Orléans (+ 821).
i. “Enseño en Aquisgrán. En 798 fue nombrado obispo de Orléans y en
800 recibió de León III el palio de arzobispo. (…).” (Ibid. p. 287).
ii. “Teodulfo cultivó los géneros más variados de poesía, odas, fábulas,
epigramas y epístolas, esforzándose por imitar los modelos clásicos. En
su poema De libros quos legere solebam menciona como autores
favoritos a Horacio, Virgilio, Lucano y Cicerón. Fue un gran erudito y
coleccionista de libros y objetos antiguos.” (Ibid. p. 287).
iii. “La Biblia de Teodulfo es uno de los ejemplares más bellos de la
miniatura carolina. Colaboró con Carlomagno en su intenta de reforma
eclesiástica y en la organización de escuelas rurales. A petición de
Carlomagno escribió un tratado Sobre el Espíritu Santo, defendiendo su
consustancialidad. En una poesía describe bellamente las siete artes
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Karoli epistola de litteris colendis: Mon. Germ. Hist., LL, II, Capitularia, t. I p. 78-80; PL 98, 895-896.
GUILLERMO p. 289.
6
ALCUINO, Dialectica : PL 101, 952. GUILLERMO p. 290.
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Ibid. Grammatica : PL 101, 849C. GUILLERMO p. 290.
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Ibid. Dialectica : PL 101, 952.921.950. GUILLERMO p. 290.
9
Ibid. Grammatica : PL 101,853C. GUILLERMO p. 290.
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Ibid. Grammatica, PL 101, 853C. GUILLERMO p. 291.
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Ibid. De Trinitate, PL 101, 12CD. GUILLERMO p. 292.
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Ibid. De anima ratione, PL 101, 644. GUILLERMO p. 292.
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Ibid. De anima ratione, PL 101, 646. GUILLERMO p. 293.
14
Ibid. Grammatica : PL 101, 850. GUILLERMO p. 293.
15
Ibid. De anima ratione, PL 101, 659. GUILLERMO p. 293.
16
Ibid. Grammatica : PL 101, 849. GUILLERMO p. 293.
17
Ibid. De Rhetorica, ed. C. Halm, Rhetores latini minores, Leipzig 1863. GUILLERMO p. 293-294.
18
Ibid. De Rhetorica. p. 548-549. GUILERMO p. 294.
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Ibid. De anima ratione c. 14, PL 101, 646 B. GUILLERMO p. 294.
20
Ibid. De Rhetorica ed. C. Halm p. 547. GUILLERMO p. 294.
21
Ibid. De Rhetorica ed. C. Halm p. 550. GUILLERMO p. 294.
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RABANO MAURO, Epist. a Ludovico Pío, PL 109, 208. GUILLERMO p. 297 n. 3.
23
Ibid. De Universo : PL 111, 413. GUILLERMO p. 298.
24
Ibid. De Universo : PL 111, 416. GUILLERMO p. 298.
25
Ibid. De cleric. Inst. PL 107 393. GUILLERMO p. 300.
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Ibid. De cler. Inst. III 3 PL 107, 380. GUILLERMO p. 301.
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Ibid. De cler. Inst. III 3 PL 107, 384. GUILLERMO p. 301.
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Ibid. De Universo : PL 111, 419.Cf. E. de Bruyne o.C. I p. 345. GUILLERMO p. 302.
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BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Rabano Mauro
Rabano Mauro, recordado con frecuencia como "praeceptor Germaniae", tuvo una
fecundidad extraordinaria. Con su capacidad de trabajo totalmente excepcional fue quizá el
que más contribuyó a mantener viva la cultura teológica, exegética y espiritual a la que
recurrirían los siglos sucesivos. A él hacen referencia grandes personajes pertenecientes al
mundo de los monjes, como san Pedro Damián, san Pedro el Venerable y san Bernardo de
Claraval, así como un número cada vez mayor de "clerici" del clero secular, que en los siglos
XII y XIII promovieron uno de los florecimientos más hermosos y fecundos del pensamiento
humano.
Rabano nació en Maguncia, alrededor del año 780; al entrar, muy joven, en el monasterio se
le añadió el nombre de Mauro, precisamente en referencia al joven Mauro que, según el Libro
segundo de los diálogos de san Gregorio Magno, siendo niño, lo habían entregado sus padres,
nobles romanos, al abad Benito de Nursia. El ingreso precoz de Rabano como "puer oblatus"
en el mundo monástico benedictino, y los frutos que obtuvo para su crecimiento humano,
cultural y espiritual, abrieron posibilidades interesantísimas no sólo para la vida de los monjes
y de la Iglesia, sino también para toda la sociedad de su tiempo, tradicionalmente llamada
"carolingia".
Hablando de ellos, o quizá de sí mismo, Rabano Mauro escribe: "Hay algunos que han tenido
la suerte de haber sido introducidos en el conocimiento de las Escrituras desde su más tierna
infancia ("a cunabulis suis") y se han alimentado tan bien de la comida que les ha ofrecido la
santa Iglesia que pueden ser promovidos, con la educación adecuada, a las más altas órdenes
sagradas" (PL 107, col 419 BC).
La extraordinaria cultura por la que se distinguía Rabano Mauro llamó muy pronto la atención
de los grandes de su tiempo. Se convirtió en consejero de príncipes. Se esforzó por garantizar
la unidad del Imperio y, en un nivel cultural más amplio, a quien le preguntaba nunca negó
una respuesta ponderada, que se inspiraba preferentemente en la Biblia y en los textos de los
santos Padres. A pesar de que fue elegido primero abad del famoso monasterio de Fulda y
después arzobispo de su ciudad natal, Maguncia, prosiguió sus estudios, demostrando con el
ejemplo de su vida que se puede estar al mismo tiempo a disposición de los demás, sin
privarse por ello de un tiempo oportuno de reflexión, estudio y meditación.
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Así, Rabano Mauro fue exegeta, filósofo, poeta, pastor y hombre de Dios. Las diócesis de
Fulda, Maguncia, Limburgo y Breslavia lo veneran como santo o beato. Sus obras ocupan seis
volúmenes de la Patrología Latina de Migne. Probablemente fue él quien compuso uno de los
himnos más bellos y conocidos de la Iglesia latina, el "Veni Creator Spiritus", síntesis
extraordinaria de pneumatología cristiana. El primer compromiso teológico de Rabano se
expresó, de hecho, en forma de poesía y tuvo como tema el misterio de la santa cruz, en una
obra titulada "De laudibus sanctae crucis", concebida para presentar no sólo contenidos
conceptuales, sino también estímulos más exquisitamente artísticos, utilizando tanto la forma
poética como la forma pictórica dentro del mismo códice manuscrito.
Por ejemplo, proponiendo iconográficamente entre las líneas de su escrito la imagen de Cristo
crucificado, escribe: "Esta es la imagen del Salvador que, con la posición de sus miembros,
hace sagrada para nosotros la salubérrima, dulcísima y amadísima forma de la cruz, para que
creyendo en su nombre y obedeciendo sus mandamientos podamos obtener la vida eterna
gracias a su Pasión. Por eso, cada vez que elevamos la mirada a la cruz, recordamos a Aquel
que sufrió por nosotros para arrancarnos del poder de las tinieblas, aceptando la muerte para
hacernos herederos de la vida eterna" (Lib. 1, Fig. 1:PL 107 col 151 C).
Este método de combinar todas las artes, la inteligencia, el corazón y los sentidos, que
procedía de Oriente, sería desarrollado ampliamente en Occidente, consiguiendo metas
inalcanzables en los códices miniados de la Biblia y en otras obras de fe y de arte, que
florecieron en Europa hasta la invención de la imprenta e incluso después. En todo caso,
demuestra que Rabano Mauro tenía una conciencia extraordinaria de la necesidad de
involucrar en la experiencia de fe no sólo la mente y el corazón, sino también los sentidos a
través de los otros aspectos del gusto estético y de la sensibilidad humana que llevan al
hombre a disfrutar de la verdad con todo su ser, "espíritu, alma y cuerpo".
Esto es importante: la fe no es sólo pensamiento, sino que implica a todo el ser. Dado que
Dios se hizo hombre en carne y hueso, y entró en el mundo sensible, nosotros tenemos que
tratar de encontrar a Dios con todas las dimensiones de nuestro ser. Así, la realidad de Dios, a
través de la fe, penetra en nuestro ser y lo transforma. Por eso, Rabano Mauro concentró su
atención sobre todo en la liturgia, como síntesis de todas las dimensiones de nuestra
percepción de la realidad. Esta intuición de Rabano Mauro lo hace extraordinariamente actual.
Son famosos también sus "Carmina", propuestos para ser utilizados sobre todo en las
celebraciones litúrgicas. De hecho, es lógico el interés de Rabano por la liturgia, teniendo en
cuenta que era ante todo un monje. Sin embargo, no se dedicó al arte de la poesía como fin en
sí misma, sino que utilizó el arte y cualquier otro tipo de conocimiento para profundizar en la
Palabra de Dios. Por ello, con gran empeño y rigor trató de introducir a sus contemporáneos,
sobre todo a los ministros (obispos, presbíteros y diáconos), en la comprensión del significado
profundamente teológico y espiritual de todos los elementos de la celebración litúrgica.
Así, trató de comprender y presentar a los demás los significados teológicos escondidos en los
ritos, recurriendo a la Biblia y a la tradición de los Padres. Por honradez y para dar mayor
peso a sus explicaciones, no dudaba en citar las fuentes patrísticas a las que debía su saber. Se
servía de ellas con libertad y discernimiento atento, continuando el desarrollo del pensamiento
patrístico. Por ejemplo, al final de su "Epistola prima" dirigida a un corepíscopo de la diócesis
de Maguncia, después de responder a las peticiones de aclaración sobre el comportamiento
que se debe tener en el ejercicio de la responsabilidad pastoral, prosigue:"Te hemos escrito
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todo esto tal como lo hemos deducido de las Sagradas Escrituras y de los cánones de los
Padres. Ahora bien, tú, santísimo hombre, toma tus decisiones como mejor te parezca, caso
por caso, tratando de moderar tu evaluación de tal manera que se garantice en todo la
discreción, pues esta es la madre de todas las virtudes" (Epistulae, I: PL 112, col. 1510 C).
Así se ve la continuidad de la fe cristiana, que tiene sus inicios en la Palabra de Dios, la cual
siempre está viva, se desarrolla y se expresa de nuevas maneras, siempre en coherencia con
toda la construcción, con todo el edificio de la fe.
Dado que la Palabra de Dios es parte integrante de la celebración litúrgica, Rabano Mauro se
dedicó a ella con el máximo empeño durante toda su vida. Redactó explicaciones exegéticas
apropiadas casi para todos los libros bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento, con una
finalidad claramente pastoral, que justificaba con palabras como estas:"He escrito esto (...)
sintetizando explicaciones y propuestas de otros muchos para prestar un servicio al pobre
lector que no puede tener a su disposición muchos libros, pero también para ayudar a quienes
en muchos temas no logran profundizar en la comprensión de los significados descubiertos
por los Padres" (Commentariorum in Matthaeum praefatio: PL 107, col. 727 D). De hecho, al
comentar los textos bíblicos recurría ampliamente a los Padres antiguos, con predilección
especial por san Jerónimo, san Ambrosio, san Agustín y san Gregorio Magno.
Su notable sensibilidad pastoral lo llevó después a afrontar uno de los problemas que más
preocupaban a los fieles y a los ministros sagrados de su tiempo: el de la Penitencia. Compiló
"Penitenciarios" —así los llamaba— en los que, según la sensibilidad de la época, se
enumeraban los pecados y las penas correspondientes, utilizando en la medida de lo posible
motivaciones tomadas de la Biblia, de las decisiones de los concilios, y de las Decretales de
los Papas. De esos textos se sirvieron también los "carolingios" en su intento de reforma de la
Iglesia y de la sociedad. Esta misma finalidad pastoral tenían obras como "De disciplina
ecclesiastica" y "De institutione clericorum" en los que, recurriendo sobre todo a san Agustín,
Rabano explicaba a personas sencillas y al clero de su diócesis los elementos fundamentales
de la fe cristiana: eran una especie de pequeños catecismos.
Concluyo la presentación de este gran "hombre de Iglesia" citando algunas palabras suyas en
las que se refleja su convicción de fondo: "Quien descuida la contemplación ("qui vacare Deo
negligit"), se priva de la visión de la luz de Dios; quien se deja llevar de modo indiscreto por
las preocupaciones y permite que sus pensamientos se vean arrollados por el tumulto de las
cosas del mundo, se condena a la imposibilidad absoluta de penetrar en los secretos del Dios
invisible" (Lib. I: PL 112, col. 1263 A).
Creo que Rabano Mauro nos dirige hoy estas palabras: en el trabajo, con sus ritmos frenéticos,
y en los tiempos de vacaciones, debemos reservar momentos para Dios. Abrirle nuestra vida
dirigiéndole un pensamiento, una reflexión, una breve oración; y, sobre todo, no debemos
olvidar el domingo como el día del Señor, el día de la liturgia, para percibir en la belleza de
nuestras iglesias, de la música sacra y de la Palabra de Dios, la belleza misma de Dios,
dejándolo entrar en nuestro ser. Sólo así nuestra vida se hace grande, se hace vida de verdad.
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