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CLASE 1

UNIDAD I
LA TEOLOGIA

Definición Nominal: La Teología es la ciencia que se aboca al estudio de


Dios por medio de la razón y la fe a través de la revelación.
La definición más conocida es la de san Anselmo: “Es un creer para
entender, entender para creer”
Otras definiciones que se han presentado son: “Es la inteligencia de la fe”;
“La fe que busca entender”; “Es un tipo de razón, que entraña oración y
adoración”; “Es un estudio razonado y de fe de la vida íntima y recóndita
de Dios a través de lo que de ella nos dice la divina revelación”

Definición Etimológica: del griego θεος= Dios, λογος = estudio,


razonamiento.
del latín Theos=Dios Logia=Ciencia.

Objeto material: Es Dios y sus obras.


Objeto formal: Es la divina revelación, que ilumina el entendimiento para
comprender a Dios en cuanto Dios (nos lleva a comprender la vida íntima y
recóndita de Dios)

Ahora bien, el estudio de Dios está referido a dos ciencias:


1. Teología natural; Teología filosófica; Teodicea.
2. Teología; Teología sagrada.

La Teología natural es la ciencia filosófica que llega al conocimiento de


Dios por medios de la razón a través de las cosas creadas, es decir, es el
estudio que se aboca a Dios por ser la Causa primera que por su acto
creador tiene como efecto las cosas creadas. Es un estudio ascendente (del
efecto a la Causa). Es un tipo de conocimiento limitado, parcial e
imperfecto.

La Teología o Teología sagrada es la ciencia que llega al conocimiento de


Dios por medio de la divina revelación. A ella la desarrollamos por medio
de la razón y de la fe. Es un estudio descendente (de la Causa al efecto). Es
un tipo de conocimiento ilimitado (porque a Dios nunca lo vamos a llegar a
abarcar totalmente, y es así como afirmamos que es más lo que
desconocemos de Dios que lo que conocemos).
La Teología es una ciencia subalternada a una ciencia subalternante que es
la ciencia de Dios, porque sus principios tienen evidencia en la ciencia de
Dios y en la de los santos.
Posee sus principios -los artículos de la fe- por medio de la fe divina, que
es el sustituto circunstancial y momentáneo de la visión clara de Dios
(visión beatifica). Por eso, no tenemos evidencia de los principios, ni
tampoco de las conclusiones. La teología se encuentra así en nosotros de un
modo imperfecto; pero es sustancialmente ciencia, porque dice orden
esencial a la teología beatifica del cielo, de quien recibirá su evidencia de
que accidentalmente carece.
Es en el cielo en donde se convertirá en ciencia perfecta.

Ahora bien, debemos distinguir dos actos distintos que realiza el creyente:
1. La labor del teólogo.
2. La fe infusa del creyente.

La fe infusa del creyente versa sobre un asentimiento por parte de la


persona sobre algo que se le dice como revelado (es decir, sobre la verdad
de fe). Lo que hace la persona es realizar el acto de creer.

La labor del teólogo implica algo más que el acto de creer, y es el esfuerzo
humano, el estudio e incluso el razonamiento y discurso sobre las verdades
reveladas. Por eso, la teología pasaría a ser definida como un conocimiento
de una verdad inferida, por discurso natural de una verdad tenida por
revelación divina.
Esto nos lleva a tener presente que en el campo de la divina revelación es
preciso distinguir dos grandes grupos de verdades: verdades en sí mismas
formal y explícitamente reveladas, y verdades virtual e implícitamente
reveladas. Para estas últimas, hace falta el discurso natural, que haga ver
contenida una verdad en otra, es decir, pasar de una verdad explicita y
formalmente revelada a una verdad implícita y virtualmente revelada (es
aquí en donde se presenta la labor del teólogo).
Por esto, la teología pasa a ser un conocimiento divino-humano de las cosas
divinas.
Por esto se puede definir a la teología como “habito científico que versa
sobre las conclusiones adquiridas, por rigurosa demostración, de las
verdades por fe divina”.
Son de las verdades tenidas por fe divina o de las verdades formal y
explícitamente reveladas o de los artículos de fe, de donde parte la teología
sagrada para demostrar sus conclusiones; son no objeto, sino su punto de
partida; mientras que las conclusiones son término.

Ahora bien, ya vimos la consideración de la existencia de la teología, por


lo que tendremos que ver ahora la consideración de la necesidad de la
teología.
Y su importancia radica en que, según nos enseña la misma revelación, el
hombre ha sido llamado (vocación) por Dios a la posesión de un fin
sobrenatural, que excede las fuerzas y la capacidades naturales del hombre.
Este fin sobrenatural es la participación de los bienes divinos que
transciende en absoluto la inteligencia del hombre.
Y este fin y bienaventuranza ultima, que es la posesión plena y perfecta de
Dios en el cielo, se nos propone como premio y galardón de nuestras
buenas obras.
Luego, para que el hombre pueda salvarse, alcanzando ese fin sobrenatural
y divino al que Dios misericordiosamente le ha elevado, debe dirigir a él
todas sus acciones, con el objeto de poder merecerlo.
Pero es imposible dirigir nuestra actividad a un fin si previamente no
conocemos dicho fin y el camino que a él conduce. Pero he aquí que lo
mismo que el fin y el camino que lleva a él son intrínsecamente
sobrenaturales y exceden la capacidad natural de toda inteligencia creada
(se presente la dificultad e imposibilidad por parte del hombre en alcanzar
su fin último, por esto Dios sale a su encuentra para indicárselo, no
escatimando en gasto, por esto entregara hasta su propio Hijo, Jesucristo).
Solo la revelación divina puede señalar al hombre el fin adonde debe dirigir
sus ansias y manifestarle el camino que ha de recorrer para poder llegar a
dicho fin.
Se presenta la teología como necesaria en cuanto que la fe entraña dos
elementos: uno objetivo que se cree, las verdades formal y explícitamente
reveladas; y otro subjetivo, que es el asentimiento de la mente a los
misterios de la fe (es importante tener presente este punto, porque indica la
totalidad de la acción de Dios para la salvación del hombre, pero al mismo
tiempo marca la totalidad del hombre para aceptar esa salvación).
LA CIENCIA, LA FILOSOFIA Y LA TEOLOGIA

La ciencia (del latín scientĭa ‘conocimiento’) es el conjunto de


conocimientos estructurados sistemáticamente. La ciencia es el
conocimiento obtenido mediante la observación de patrones regulares, de
razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos, a partir de los
cuales se generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios
y se elaboran leyes generales y sistemas organizados por medio de un
método científico.

Es un tipo de saber limitado, ya que parte y concluye en su estudio en


dependencia del fenómeno observado. Por esto en la actualidad nos
encontramos con una gran división en la ciencia (física, geología,
astronomía, anatomía, biología). Más allá de la experiencia no se puede
dirigir su investigación.

Una teoría es un sistema lógico-deductivo constituido por un conjunto de


hipótesis. En general las teorías sirven para confeccionar modelos
científicos que interpreten un conjunto amplio de observaciones.
La ciencia se constituye y se construye por la ampliación de sus teorías
que, aún manteniendo su valor de verdad en su ámbito explicativo, pueden
ser falseadas por experimentos y/o reemplazadas o ampliadas en teorías
posteriores.

La teoría del Big Bang o teoría de la gran explosión es un modelo


científico que trata de explicar el origen del Universo y su desarrollo
posterior a partir de una singularidad espacio-temporal. El término "Big
Bang" se utiliza tanto para referirse específicamente al momento en el que
se inició la expansión observable del Universo, como en un sentido más
general para referirse al paradigma cosmológico que explica el origen y la
evolución del mismo.

La filosofía, del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία,


«amor por la sabiduría», es el estudio de las causas. Es el estudio de una
variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como
la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y
el lenguaje. 
Las ramas de la filosofía son: metafísica, gnoseología, lógica, ética,
estética, filosofía del lenguaje, filosofía de la historia.

La teología, del griego θεος = Dios, y λογος= estudio, ‘razonamiento’, por


lo que significaría ‘el estudio de Dios’. Es el estudio y conjunto de
conocimientos acerca de la divinidad, que es la Causa última, la Causa de
las causas.
Este término fue usado por primera vez por Platón en La República para
referirse a la comprensión de la naturaleza divina por medio de la razón, en
oposición a la comprensión literaria propia de sus poetas
contemporáneos. Más tarde, Aristóteles empleó el término en numerosas
ocasiones con dos significados:
En referencia a la mitología, dándole así un sentido peyorativo, y llamando
teólogos a los no-filósofos.
Y en segundo lugar, la considero como la  filosofía primera o estudio de los
primeros principios, más tarde llamada Metafísica por sus seguidores y que
para distinguirla del estudio del ser creado por Dios, nace la filosofía
teológica que se la denomina también teodicea o teología filosófica.
San Agustín tomó el concepto teología natural de la gran obra
«Antiquitates rerum divinatum», de Marco Terencio Varrón, como única
teología verdadera de entre las tres presentadas por Varrón: la mítica, la
política y la natural. Sobre ésta, situó la teología sobrenatural, basada en los
datos de la revelación y por tanto considerada superior. La teología
sobrenatural, situada fuera del campo de acción de la Filosofía, no estaba
por debajo, sino por encima de ésta, y la consideraba su sierva, que la
ayudaría en la comprensión de Dios.

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