Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Vamos a ubicarnos todos lo más cómodamente posible. Nos sentamos con los
talones juntos, columna recta y las palmas de las manos hacia arriba, una encima de
la otra. Manos relajadas sobre nuestras piernas.
Tomaremos a continuación tres respiraciones lentas y profundas por la nariz,
reteniendo y exhalando, también lentamente . Con cada inhalación sentiremos como
las energías del universo descienden sobre nosotros ingresando por nuestra coronilla,
y se irán concentrando en nuestro pecho. Sentimos entonces un intenso calor, y esa
energía la irradiamos hacia los pies. Desde allí subirá relajando todo el cuerpo a
manera de oleadas de energía.
Vamos a ir relajando todo nuestro cuerpo desde los pies hacia la cabeza,; para
ello nos imaginamos que lo acariciamos con las manos físicas.
Quedaremos entonces todos completamente relajados, libres de toda tensión en
perfecta paz y armonía. Ningún ruido, ni aún la voz que están escuchando interferirá
nuestro proceso de relajación, sino que por el contrario nos ayudará a relajarnos más y
más.
A continuación concentraremos nuestra atención en el entrecejo, en nuestra
frente. Y vamos a irnos proyectando a través de un imaginario túnel mental,
avanzando hasta el fondo de un valle entre montañas. Es de noche , y el cielo luce
estrellado. Nos imaginamos que vamos caminando por el fondo de éste valle hasta
que llegamos al pié de un cerro, el mismo que se encuentra de la mitad para arriba
iluminado por sectores, como si hubiesen fuegos encendidos. Vamos a encontrar un
estrecho camino que asciende. Es un sendero excavado en la roca y que va subiendo
en zigzag o herradura la montaña. Vamos a ascender por él, y en la medida que
vamos subiendo nos percatamos que estamos vestidos de blanco, y llevamos atados a
la cintura tres pañuelos de colores. Nos vamos fijando qué colores poseen los tres
pañuelos.
Hemos avanzado cierta distancia cuando nos encontramos delante de una fogata
o fuego encendido en una de las curvas del camino. Detrás de ésta hoguera se ubica
sentada una anciana mujer vestida de blanco de apariencia indígena. Ella al
percatarse de nuestra presencia se va incorporando, y se pone a buscar afanosamente
algo entre sus cosas. Ni bien encuentra lo que buscaba va bordeando el fuego y se va
acercando hacia nosotros; y sonriendo, nos hace entrega de un regalo. Ella estira sus
brazos y manos poniendo entre las nuestras un objeto. ¿Qué es? ¿Qué color tiene?
¿De qué material esta hecho ?
Nosotros en retribución le entregamos a la viejita uno de los tres pañuelos que
llevamos en la cintura. Nos fijamos bien qué pañuelo y de qué color es el que le
damos. Ella, naturalmente se pone contenta y nos lo agradece , invitándonos a
continuar la marcha de ascenso.
Nos despedimos y seguimos la subida llevando con nosotros el regalo. Y más
arriba, en otra de las curvas del camino, ubicamos un segundo fuego encendido, y
detrás de él, a una mujer de mediana edad también de apariencia indígena vestida de
blanco. Ella ni bien nos ve llegar se incorpora y se acerca hacia nosotros portando
entre sus manos un regalo, el cual nos lo entrega acompañándolo de una agradable
sonrisa. Nosotros lo recibimos con gratitud , fijándonos bien qué es , de qué se trata.
A la vez le entregamos uno de los dos pañuelos que aún conservamos en la cintura.
Nos fijamos bien el color del pañuelo que entregamos.
La mujer de mediana edad nos agradece el presente y también nos motiva a
seguir subiendo. Nos despedimos de ella y retomamos el sendero de ascenso. Cada
vez estamos más alto observando desde allí otros cerros a la distancia.
En otra de las curvas, ya bastante alto ubicamos una tercera fogata y detrás de
ella nos encontramos a una niña , casi una adolescente quien no espera a que nos
acerquemos , sino que ella, casi saltando encima del fuego que calienta e ilumina, se
acerca precipitadamente hacia nosotros. Y nos hace entrega de un regalo. Nos
fijamos tambien qué es y de qué material esta hecho, su color y su forma. Ante la
expectativa de la niña, nosotros le entregamos el tercer pañuelo que teníamos en la
cintura. Ella se pone muy contenta y danza con él. Luego dentro de su expresiva
emoción se vuelve hacia nosotros insistiéndonos que nos falta poco para alcanzar la
cima ; que no nos debemos detener. Le agradecemos el consejo y el regalo y
seguimos nuestro camino.
De pronto llegamos a la cima del cerro, que es una suerte de pequeña meseta
donde el camino ahora es llano e iluminado por antorchas a izquierda y derecha que
nos permiten ver que todo conduce hacia una pequeña pirámide tallada y excavada en
la roca.
Llegamos al pié de la pirámide, y cuando ya nos preparábamos a subir por sus
estrechos escalones, escuchamos una voz que nos dice que para merecer subir la
pirámide debemos de estar dispuestos primero a dejar una ofrenda al pié de la misma.
Así que se nos pide que uno de los tres objetos que llevamos con nosotros, uno de los
tres regalos recibidos, lo tenemos que dejar allí como ofrenda. Vamos escogiendo
entonces cual de ellos estamos dispuestos a dejar.
Subimos la escalinata de piedra, cuando al llegar a la puerta del santuario en la
parte alta de la pirámide , escuchamos la misma voz que nos dice que para merecer
entrar en el interior del monumento debemos dejar en la puerta una ofrenda. Por tanto
vamos a tener que desprendernos de otro objeto más. Vamos viendo bien qué dejamos
allí a la entrada.
Entramos en el interior de la caverna excavada en la roca que funciona como el
santuario de la pirámide, y nos encontramos con un fuego encendido en el centro de la
habitación, ubicado en un hoyo circular. Alrededor hay tres esculturas de piedra
representando a un Águila, a un Jaguar y a una Serpiente .
Nuevamente escuchamos la voz que nos dice que para merecer mantenernos
dentro del santuario debemos estar dispuestos a colocar una ofrenda dentro del fuego
sagrado. Así que el último objeto que aún conservábamos con nosotros lo tenemos
que dejar allí , dentro del fuego. Y al hacerlo contemplamos que es lo que ocurre
entonces en el ambiente como consecuencia de aquello.
Al cabo de un rato vamos dejando atrás la pirámide y la montaña, vamos
alejándonos de la montaña y del valle, volviendo a través del túnel mental . Para ello
nuevamente vamos a tomar tres respiraciones lentas y profundas, y al término de tres
abriremos lentamente nuestros ojos y nos encontraremos en paz.