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1.

La reserva mental
La regla del $ 116.1, según la cual la reserva mental no afecta a la va-
lidez de una declaración de voluntad, siendo por tanto irrelevante, es de
una corrección evidente. SAvIGNY inicia el debate sobre la alteración de
la «relación natural» de coincidencia entre voluntad y declaración con
estas frases: «Ahora bien, cierto es que todo Ordenamiento jurídico des-
cansa sobre la fiabilidad de aquellos signos mediate los que sólo seres
humanos con seres humans pueden participar en una activa relación
de intercambio. Consiguientemente la mencionada alteración no puede
ser admitida en el caso más simple imaginable para ello, o sea, ciando
aquel que declara algo como si fuse su voluntad tene ocultamente la
voluntad contraria, aunque de forma clara hubiera manifestado su opi-
nión al respecto por otro lado (como por escrito o ante testigos) »'
Incorrectamente, la irrelevancia de la reserva mental se ha utilizado
con frecuencia como un argumento contra la teoría de la voluntad. La
irrelevancia de la reserva mental no es ninguna «excepción», sino que
también para la doctrina que ve en la voluntad lo esencial de la declara-
ción es una obviedad. La reserva mental, por ser oculta, no impide que
la reglamentación negocial se pong en vigor voluntariamente mediante
la declaración. La reserva oculta nada puede hacer frente a lo declarado
voluntariamente.
La reserva mental puce compararse con la abierta protestatio facio
contraria. De igual modo que la protestatio abierta es impotente frente a
la ejecución del negocio jurídico, por ejemplo cuando se exige una pres-
tación que había sido ofrecida, también lo es la reserva mental frente a
la declaración de voluntad.
No importa la motivación por la que la declaración se ha emitido con
reserva mental. También la declaración de voluntad que se hace con re-
serva mental con buena intención (por ejemplo, para tranquilizar a un
agonizante) es válida. Sin embargo, es propia de la reserva mental la in481
tención de que el destinatario de la declaración -o, tratándose de una de-
claración no recepticia, aquel a quien afecta la declaración- no perciba
la reserva. El llamado «negocio simulado fallidon, esto es, el caso en que
alguien emite una declaración pensando que «el otro- reconocerá el ca-
rácter simulado y entrará en el negocio como negocio simulado, mien-
tras que «el otro» considera válida la declaración porque no reconoce el
carácter simulado, debe encuadrarse, no en el $ 116, sino en el $ 118.
Por contra, en el $ 116 queda comprendida la «broma con mala intención•, esto es, la declaración que se emite
en broma aunque con la esperanza de que «el otro» realmente «se deje engañar» por la broma.
En la regulación del $ 116.1 también se encuadra el caso en que alguien emite conscientemente una
declaración ambigua, y «el otro» la entiende en uno de los sentidos posibles, mientras que el declarante se ha
propuesto internamente hacer valer la declaración sólo en el otro
sentido, o cuando el declarante conscientemente ha formulado la decla-
ración de manera ambigua para invocar la ambiguedad como causa de
nulidad. Quien conscientemente emit una declaración ambigua, por
principio tiene que admitir, conforme al S 116.1, que su declaración
valga tal como la ha entendido el destinatario o -si se trata de una decla-
ración no recepticia- aquel a quien la declaración afecta.
La declaración emitida con reserva mental carece de efecto según el
§ 116.2 si, debiendo emitirse frente a otro, éste conoce la reserva. El
deber de conocer no se equipara al conocer. La disposición del $ 116.2
ha sido criticada injustificadamente'. Su valor, en opinión general y con
razón, no puede cuestionarse. Dar valor absoluto a la declaración de voluntad, sobre lo que descansa la crítica,
carece de sentido. Si en una declaración recepticia es reconocida la reserva mental, ya no es oculta, y la que
se descubre aunque se quisiera oculta, no puede recibir la misma valoración jurídica que la protestatio faclo
contraria.
El precepto del $ 116.2 no puede aplicarse cuando, aunque el destinatario de la declaración conoce la reserva,
la declaración va destinada
al mismo tempo a otro que no la reconoce. Por eso tratándose de una
declaración de voluntad recepticia a dirigir a la administración es básicamente irrelevante que el funcionario
haya descubierto o no la reserva
En los casos en que la declaración para entrar en un negocio jurídico
puede emitrse alternativamente ante una u ora parte del negocio jurídico, la aplicación del § 116 no puede
depender de frente a quién se emita la declaración. La declaración en estos casos se dirige a ambos.
Cualquiera de ellos que no conozca la reserva mental debe poder exigir
la validez de la declaración, sin importar que el otro haya reconocido la
reserva. En el negocio representativo debería resolverse -en contra del
tenor literal del § 166.1- que, cuando el representante silencia al representado la reserva mental descubierta en
la ora parte, ésta no puede invocar la reserva frente al representado, de igual modo que, por otro
lado, el negocio no debería valer cuando el representado, pero no el representante, conoce la reserva oculta al
celebrarse el negocio. La situación del representado sólo es irrelevant en los casos de representación
legal de incapaces de obrar o de personas con la capacidad de obrar limitada.
La disposición del § 116.2, conforme a su tenor literal, se refiere sólo a la declaración de voluntad recepticia.
Sin embargo, con razón, se ha mantenido que el precepto es aplicable a la promesa de recompensa

2. El negocio simulado
El supuesto de hecho del negocio simulado y su régimen
La declaración de voluntad que ha de emitirse frente a otro, y con
yo acuerdo se emite sólo para aparentar, carece de valor según el
117.I. A menudo en el caso del negocio simulado el acuerdo de las
rtes no se limita a la falta de validez del negocio. Antes bien, con fre.
encia cescar: la vigencia de una regulación jurídica distinta de la de-
arada, y el negocio simulado sirve sólo para ocular el negocio queri-
). En este caso se aplican, según el § 117.I, «los preceptos que regulan
negocio jurídico disimulado». En realidad también el negocio jurídi-
o disimulado se manifiesta, ya que en principio una declaración nego
al tiene por contenido el modo en que las partes comprenden de
nutuo acuerdo la declaración. Sólo en los negocios formales se procede
e otra manera. 483
Un negocio puede perfeccionarse de forma simulada en su totali-
dad, pero la declaración simulada también puede afectar solamente a
partes aisladas del negocio jurídico, a determinadas cláusulas, a la indi-
cación del objeto y del precio en el contrato de compraventa, etc. La in-
dicación falsa del precio de compra es, precisamente, un ejemplo típico
de negocio simulado, en el cal el negocio disimulado es la compraven-
ta al precio realmente acordado.
El negocio simulado presupone el acuerdo de la ora parte acerca de la
naturaleza simulada. Un contrato sólo es imaginable como negocio simula-
do cuando ambas declaraciones se hacen fingidamente de mutuo acuerdo.
Los casos de reserva mental conocida (S 116.2) y de declaración simulada
se diferencian sólo en el supuesto de hecho, en la medida en que en la de-
claración simulada el acuerdo pertenece al supuesto de hecho. La conse-
cuencia jurídica es en ambos casos la nulidad de la declaración. El «nego
cio simulado fallido», esto es, cuando el declarante espera que el otro
comprenda que la declaración como tales fingida pero sin embargo éste
no reconoce el carácter simulado, de modo que no se alcanza ningún
«acuerdo» sobre la simulación, se encuadra en el $ 118.
Sólo la declaración de voluntad recepticia puede realizarse como ne-
gocio simulado. En el caso de declaración no recepticia falta la ora
parte, cuya conformidad es precisamente lo que da lugar al supuesto de
hecho del negocio simulado. La declaración de voluntad no recepticia
hecha para simular sólo puede subsumirse en el supuesto de hecho del
§ 116 o del $ 118. 6 / 15
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§ 116 o del $ 118.
La declaración de voluntad recepticia' a dirigir a la administración no
se convierte en un negocio simulado por el hecho de que el funcionario
esté de acuerdo en la naruraleza simulada. Cuando la declaración puede
emitirse frente a otra persona o frente a una autoridad, si se emite ante la
autoridad la declaración es nula como negocio simulado si la otra persona
está de acuerdo en que la declaración se hace sólo para fingir. Cuando la
declaración debe emitirse frente a «otro» pero ante una autoridad, o
cuando ha de ser documentada, entonces no importan la autoridad o per-
sona fedataria. Sólo si las partes en la declaración están de acuerdo en su
naturaleza simulada, la declaración es nula. Pero la declaración también
es nula cuando la autoridad o persona fedataria nada saben acerca de que
la declaración es emitida de acuerdo con la ora parte sólo para simular.
La sentencia resultante de un proceso simulado seguido de mutuo
acuerdo a una de las partes® es válida como acto estatal. El acuerdo de las partes sólo puede ser valorado
como un convenio de que lo que re-
sulte de la sentencia no puede ser ejecutado. No obstante, la sentencia
dictada en un proceso simulado no sustituye a la causa que falta para la.
prestación que se realiza con base en la sentencia. Ante todo, y a pesar
de la sentencia, la prestación puede quedar sujeta a los supuestos de im-
pugnación previstos en la Konkursordnung o la Anfechtungsgesetz.
El negocio simulado no es válido porque es simulado. El negocio di-
simulado es válido si se cumplen los preceptos que le son aplicables. Si
el negocio disimulado es formal, no es válido porque no se ha observa-
do el requisito de forma. Si el negocio disimulado require una aproba-
ción, sea de una persona privada, sea de una autoridad, la aprobación
del negocio simulado no abaca también al disimulado.
En canto a la aplicación de los requisitos formales existe una con-
siderable diferencia entre el negocio simulado que está vinculado a
un negocio disimulado y el caso de la falsa demonstratio. En el caso de
falsa demonstratio se cumple la exigencia formal a pesar de la inco-
recta designación'. Así, si en un contrato de compra de un terreno,
el precio se fija incorrectamente por equivocación de una o de ambas
partes, el contrato de compraventa queda perfeccionado de modo
formalmente válido al precio verdaderamente acordado. En cambio,
si estando ambos contratantes de acuerdo se escritura un precio de
compra falso, el contrato de compraventa es nulo. No obstante, será
válido con el precio realmente pactado si tienen lugar el acuerdo abs-
tracto de transmisión y la inscripción en el Registro de la Propiedad
(S 313.2).
tracto
(§ 313.2).
La designación incorrecta de un negocio (por ejemplo, arrenda-
miento en lugar de compraventa) en los llamados contratos de arrenda-
miento con opción de compra, en los que -frecuentemente por razones
fiscales- se designa al contrato como arrendamiento en vez de como
compraventa" no se encuadra en el supuesto de hecno del negocio simu-
lado, aun cuando ello se hubiera hecho de forma consciente por quie-
nes son parte en el negocio. La clasificación de los negocios jurídicos
entre los tipos contractuales legales es una cuestión de valoración juridi-
ca con base en el Ordenamiento y por ello carece de relevancia la inco-
recta calificación hecha por las partes en el negocio. Tampoco pertene-
cen a la problemática del negocio simulado los casos en que las partes,
de mutuo acuerdo, dan falsos datos de hecho en la declaración. Un caso clásico de esto es la anticipación de
la fecha de declaraciones de volun-
tad. Es obvio que la antedata no afecta a la validez de la declaración.
b) Supuestos de hecho a distinguir del negocio simulado
aa) El negocio fiduciario
Del negocio simulado hay que distnguir el negocio jurídico fiduciario,
el negocio mediante un «hombre de paja- y los llamados negocios indirec-
tos. En el negocio fiduciario se sitúa al fiduciario en una posición jurídica
que, sin embargo, éste no puede utilizar para si, sino para el que ha deposi-
tado su confianza, el fiduciante. Un supuesto úpico es el de la transmisión
fiduciaria de la propiedad. La titularidad fiduciaria de un derecho no se
equipara a la titularidad propia. A la tirularidad de un derecho como fidu-
ciario va unida una relación obligatoria con el fiduciante. En cambio, para
el uráfico jurídico el fiduciario está en principio en la misma posición que
el titular propio, esto es, que en la transmisión fiduciaria de la propiedad le
corresponden los mismos derechos que al propietario. Sin embargo, en
caso de quiebra", en Derecho tributario (S 11 Steueranpassungsgesetz) y
en Derecho mercantil (respecto del balance) se atribuye el objeto de la fi-
ducia al fiduciante. Cuando se pacta la interposición de un fiduciario, la
constitución o transmisión del derecho no es, por regla general, ningún
negocio simulado, sino que realmente se ha consutuido o transmitdo el
derecho, sólo que con la reserva de que no le corresponde al fiduciario
por derecho propio, sino por fiducia.
Efectivamente habría un negocio simulado si en el tenor del negocio
se silenciara que la consutución o transmisión del derecho sólo se reali-
za por razón de fiducia. En este caso el negocio simulado sera la plena
constitución o transmisión del derecho, y la constitución o transmisión
del derecho sólo por fiducia sería el negocio disimulado, al que es apli-
cable el § 117.I. Lo mismo que vale para la transmisión fiduciaria de de-
rechos sirve para la propiedad fiduciaria y la transmisión de otros dere-
chos en garantía.
bb) El negocio mediante testaferro
También el «testaferro» tine en relación con quien está cras él la posición de un fiduciario, aunque
generalmente para fines reprobados por 486
el Ordenamiento jurídico. Obviamente los negocios juridicos del testafe.
To con terceros no son negocios simulados cuando los terceros, como
suele ocurrir por regla general, ignoran que la ora part es una persona
interpuesta. Pero también cuando el tercero sabe que es un restaferro el
negocio es válido y existe como tal entre el tercero y el hombre de paja.
El tercero no puede dirigirse directamente contra el sujeto oculto con
una pretensión derivada del negocio, sino que tan sólo puede, si se dicra
el caso, embargar la pretensión del testaferro contra quien se oculta tras
él. El testaferro adquiere en primer término para sí a resultas de los ne.
gocios con terceros, como en general el representante indirecto", sólo
respecto de lo adquirido se encuentra en una relación de fiducia con
quien se oculta tras él. Sin embargo el sujeto oculto no puede emplear
la relación fiduciaria en perjuicio de terceros. Por tanto, no se le atribu-
ye ningún derecho de separación en el caso de quiebra del testaferro"

cc) El negocio indirecto


De lo que se crata en el negocio indirecto es de que las partes quieren
evitar una regulación legal o negocial por el modo de configurar el nego
cio jurídico. El negocio indirecto es realmente querido conforme a su na-
turaleza. Porque sólo cuando los interesados realmente lo quieren tiene
sentido desde su punto de vista su celebración, dada la finalidad de rodeo.
Por eso el negocio indirecto no es un negocio simulado. A diferencia de lo
que ocurre con el negocio simulado, no hay reglas generals para el nego
cio indirecto. Que las partes en un negocio indirecto alcancen su objetivo,
esto es, que eviten realmente la regulación legal o negocial en cuestión, de-
pende del contenido de la regulación que se quiere eludir. De la interpre-
tación de la regulación resulta si ésta abarca o no el negocio indirecto.
Para el Derecho tributario se establece en el § 6 Steueranpassungsge-
setz: «La ubligación tributaria no puede ser eludida o disminuida me-
diante el uso impropio de formas y posibilidades de configuración del
Derecho civil». En realidad esta norma no es una especialidad del Dere-
cho tributario. El precepto tampoco tine ningún contenido propio. En
cada caso depende de la concreta Ley fiscal el que, de acuerdo con los
criterios rectors de la interpretación, el negocio indirecto se encuadre
o no en el supuesto de hecho legal del impuesto. 487
Un supuesto úpico de negocio indirecto es el llamado contrato de
desplazamiento de salario: Para sustraer el salario a la ejecución forzosa
instada por los acreedores del legitimado para percibirlo, las partes en la
relación de servicios acuerdan que el obligado a prestar el servicio sólo
tiene pretensión para exigir el salario en la cuanta que es inembarga-
ble, y que la cantidad que exceda de ah debe corresponder directamen-
te a un tercero, por ejemplo la esposa. Mediante la disposición especial
del $ 850 h PO se priva a este negocio indirecto del efecto que se pro
pone, ya que la pretensión del tercero se sujeta al embargo de igual
modo que si le correspondiera al propio obligado a prestar el servicio.
• En cambio, antes de introducirse el $ 850 h PO, a los acreedores del
obligado a prestar el servicio les resultaba dificil, a pear del negocio in-
directo, conseguir la pretensión del tercero como objeto de ejecución
forzosa!?
Fiscalmente la pretensión del tercero a los ingresos pertenece, a
pesar del negocio indirecto, al obligado a prestar el servicio. Por consi-
guiente éste tiene que tributar por toda la cantidad, esto es, el emplea-
dor ha de retener el impuesto sobre el salario en toda la suma. La atri-
bución al tercero no elimina el supuesto de hecho impositivo del
ingreso, sino que es una disposición sobre ingresos, sujeta en su caso al
impuesto de donaciones.impuesto de donaciones.
En el Digesto el negocio indirecto es tratado como fraus legis
(cfr. supra S 17, núm. 5). Para los juristas romanos la doctrina del fraus
legs estaba relacionada con la interpretación estricta de las leves prohi-
bitivas. En el Derecho vigente ya no hay lugar para una doctrina especial
sobre el negocio indirecto, porque nosotros al interpretar las leyes no
distinguimos estrictamente entre los verba legis y la senlentia legis, sino
que determinamos el contenido de la Ley según su sententia sólo en la
medida en que los verba legis lo permitan. Solamente existe la alternativa
de que el negocio indirecto no alcance su objetivo de elusión porque
quede abarcado por la Ley, o que no se encuadre en el supuesto de
hecho legal, tal y como éste resulta de una interpretación que tenga en
cuenta la sententia legis.
Por lo que se refiere al Derecho tibutario, resulta una problemática
particular de la circunstancia de que el «verdadero» supuesto de hecho
impositivo siempre es un supuesto de hecho económico, pero para la in-
clusión del supuesto de hecho económico en el supuesto impositivo de la Ley se elige un supuesto de hecho
modelado civilmente, porque de ou,
modo no puede abarcar, o no igual de bien, el supuesto de hecho econó.
mico imaginado. Asi, en estos casos puede ocurtir que un supuesto de
hecho cconómico igual o parecido puede ponerse en práctica mediante
una configuración civil diferente a la mencionada en el supuesto de
hecho impositivo de la Ley.
El ejemplo clásico para esta problemática es el $ 1 Grunderwerb
steuergeset. El supuesto de hecho impositivo en que se ha pensado es,
de modo general, el tráfico de bienes inmuebles como acto económico,
Como se trata del cambio de la pertenencia de un inmueble, el tráfico
presupone en todo caso un negocio juridico. Normalmente el tráfico de
bienes inmuebles se realiza mediante un contrato obligatorio, dirigido a
la transmisión de la propiedad del inmueble, y mediante la transmisión
de la propiedad, esto es, traspaso posesorio e inscripción. Por eso este es
el supuesto de hecho principal del impuesto sobre la adquisición de bie-.
nes inmuebles, por lo que la Ley atiende en primer lugar al contrato obli-
gatorio. Sin embargo, el acto económico que se produce mediante el con.
trato de compraventa y la transmisión de la propiedad, también puede
lograrse, con un efecto igual o similar, por medio de otros varios actos ju-
rídicos. Si la Ley se hubiera limitado a mencionar como hechos sujetos a
gravamen el contrato obligatorio y la transmisión de la propiedad, en mu-
chos casos habría podido eludirse el supuesto de hecho del impuesto
sobre la adquisición de bienes inmuebles utilizando los otros actos juridi-
cos como negocios indirectos. Por eso la Ley ha establecido como supues
tos de hecho impositivos otros actos jurídicos junto al contrato obligato
rio y a la transmisión de la propiedad, y en el S 1.I1 Cr.E.St.C. se
determina con carácter general que al impuesto sobre la adquisición de bienes inmuebles también están
sujetos actos jurídicos que, sin dar lugar
a una pretensión a la transmisión, posibiliten jurídica o económicamente
a ora persona aprovechar por cuenta propia un inmueble situado dentro
del país.
En principio es derecho de los sujetos pasivos del impuesto elegir
aquella configuración juridica que les sea más beneficiosa, esto es, eludir la realización de supuestos de hecho
impositivos por medio de su
configuración jurídica. Pero cuando el supuesto sujeto a imposición es
económico, coo por ejemplo el ingreso sujeto al impuesto sobre la
renta, la simple ocultación del supuesto de hecho impositivo es inadmisible. Por ejemplo, mediate el contrato
de desplazamiento de salario,
como ya se ha dicho, el hecho del ingreso a favor de los obligados a
prestar el servicio solamente se oculta en relación con la suma total,
pero no se elimina. Los negocios para ocular un hecho sujeto a imposi-
ción no son en realidad negocios para eludir impuestos, sino defraudación fiscal. Los negocios tapadera son
una variedad particular de la prolestatio facto contraria.

c) El negocio simulado y los terceros


El negocio simulado es nulo según el § 117. La nulidad es absoluta,
vale frente a cualquiera, también frente a un tercero de buena fe. Los re-
dactores del BGB han renunciado expresamente a proteger a los terceros
de buena fe que confian en la validez del negocio mediante una regula-
ción general aplicable al negocio simulado'. Sin embargo, en la medida
en que la adquisición de buena fees salvaguardada, la protección de la
buena fe le vale también a quien adquiere de quien es titular aparente
con base en el negocio simulado. A la cesión de créditos le son aplicables
los preceptos especiales de los S$ 405 y 409: Quien como deudor exuen-
de un título de deuda, no puede invocar frente al nuevo acreedor, cuan-
do se ha cedido el crédito presentando el documento, que la aceptación
o reconocimiento de la deuda sólo se ha realizado simuladamente, a no
ser que el nuevo acreedor conociera o debiera conocer el estado de cosas
en el momento de la cesión (S 405). Cuando el acreedor ha notificado al
deudor la cesión de su crédito o ha extendido un útulo de cesión a favor
de otro y éste presenta el título al deudor, el acreedor tene que admitir
que valga contra sí la cesión, aunque la misma no tenga lugar o no sea
éficaz. En el caso del apoderamiento externo éste da lugar como tal al
poder, aunque poderdante y apoderado estén de acuerdo en que el apo
deramiento sólo se realiza simuladamentel.
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En contra del criterio de los autores del BGB, la Jurisprudencia d
Reichsgericht ha do más allá de las mencionadas regulaciones especi
les en la protección de los terceros que confian de buena fe en la ex
tencia del negocio simulado, línea que, frente al parecer defendido p
la doctrina en general"', hay que compartir. En el Derecho Común, en
siglo XIX, se discutió si la nulidad del negocio simulado también pue
oponerse a un tercero de buena fel®. El Reichsgericht reconoció en u
sentencia pronunciada sobre el Derecho renano" «que en ningún ci
se puede invocar la simulación frente a un tercero cuando este terci
ha actuado en la confianza de la seriedad de la voluntad con que se
declarado el perfeccionamiento de un negocio jurídico y ahora debe re490
sultar perjudicado porque una parte de los (simulados) contratantes
hace valer la simulación». Esta Jurisprudencia ha pasado del Reichsge-
richt al BCB, aunque la frase citada no ha sido repetida con esa generali-
dad's.
Si un negocio simulado se realiza con el objeto de que aparezca
como negocio válido ante un tercero, por lo que se refiere al tercero hay
que encuadrar el negocio en la problemática de la reserva mental. Asi se
ha juzgado, con razón, en la doctrina" y en la Jurisprudencia"' el caso en
que en un negocio representativo el representante y el otro contratante
celebran de mutuo acuerdo el negocio como negocio simulado para en-
ganar al representado"
le.php/3075859/mod_resource/content/1/13.%20FLUME%2C%20Werner.%205imulacion.pdf
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Quien documenta en una declaración hecha coo negocio simula-
do que otro ha adquirido un derecho frente a él o de él, legitima con
ello al otro para disponer del derecho en nombre propio. El Reichsge-
richt" tuvo que resolver un caso en que una hipoteca había sido cedida
simuladamente mediante la entrega del documento, siendo cedida des-
pués por el cesionario simulado a un tercero de buena fe. El tercero no
estaba protegido por el precepto sobre la adquisición de buena fe
(§ 1155), porque la declaración simulada de cesión no se había legaliza-
do públicamente. No obstante, el Reichsgericht reconoció que el terce-
ro había conseguido el derecho de hipoteca, «que había adquirido con-
fiando en la voluntad de cesión exteriorizada sin reservas por el cedente
y en la trasnmisión de la escritura de hipoteca realizada al cesionario
por aquél como supuesto acreedor legítimo actual». Con razón equipara
el Reichsgericht este caso a aquél en que alguien consigue mediate una
cesión en blanco la autorización para poder disponer posteriormente de
un derecho y utiliza esta autorización sin respetar el encargo".
Ciertamente no se puede estar de acuerdo con esa proposición gene-
ral, recogida en la sentencia RG 20, 336 y ss. El negocio simulado es
como tal nulo en general, también frente a terceros de buena fe. Lo 491
mismo que en el supuesto de la autorización concedida simuladamente
-igual que el apoderamiento simulado- cuando se realiza frente a un
tercero, la naturaleza simulada sólo es relevante frente a éste si conoce o
debe conocer la nulidad", esto también es válido para la autorización
documentada con el negocio simulado nulo a favor del adquirente apa-
rente, para que pueda disponer en nombre propio del derecho obteni-
do simuladamente. La autorización sólo tiene relevancia para el poste-
rior tráfico negocial del titular aparente, mas no para una ejecución
forzosa contra el mismo.
La nulidad del negocio simulado no afecta a la autorización declara-
da en él. La autorización, como declaración frente a terceros, no es un
negocio simulado sino una declaración bajo reserva mental. Es induda-
ble el efecto del negocio simulado como autorización del titular aparen-
te para disponer del derecho que le ha transmitido simuladamente
quien está legitimado para hacerlo, en los casos en que el negocio simu-
lado se ha fijado por escrito y el titular aparente presenta el documento
al tercero. En el caso de disposición por el acreedor aparente sobre el
crédito aparente de un negocio simulado, esta regulación se completa
con el precepto especial del $ 405. Se necesita de la norma especial del 14 / 15
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§ 405, porque la autorización para establecer en nombre propio una
obligación a cargo de otro es ajena a nuestro Derecho como figura juri-
dica general. Conforme al $ 405 y al $ 173 hay que admitir respecto de
la autorización contenida en el negocio simulado, en contra del S 116,
que por lo que se refiere a la reserva mental existente en el negocio si-
mulado en relación con la autorización, al conocimiento que el tercero
tene de la naturaleza simulada del negocio jurídico ha de equipararse
el deber de conocer. No obstante esto sólo tine relevancia práctica en
materia de prueba, si se parte, como es habitual?, de que el deber de co-
nocer debe entenderse en el sentido de evidencia.
En relación con la validez de la autorización contenida en el negocio
simulado, también hay que suponer en principio la eficacia de la autori-
zación, en contra de la disposición del $ 405, cuando el negocio simula-
do no está documentado, pero el titular aparente afirma frente al terce-
ro la validez del negocio simulado con la aprobación del verdadero
titular. Igual que hay un apoderamiento tolerado**, también hay que ad-
mitir la validez de una autorización tolerada. Sólo cuando el negocio si492
mulado, según el acuerdo de las partes, no está dirigido o no es adecua-
do para servir al titular aparente como fundamento de propias disposi-
ciones, es eficaz frente a terceros como autorización conforme al $ 405
únicamente si consta documentalmente y el titular aparente presenta al
tercero el documento.

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