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TESIS VI: EL NEGOCIO

JURIDICO EN ROMA
CONCEPTO MODERNO DE NEGOCIO
 Acto integrado por una o varias
declaraciones de voluntad, dirigidas a la
producción de un determinado efecto
jurídico, y a las que el derecho objetivo
reconoce como base del mismo, cumplidos
los requisitos y dentro de los límites que el
propio ordenamiento establece. RAE
CONCEPTOS ROMANOS

OTIUM = OCIO
otium negotiosum
(tiempo libre para hacer lo que se quiera)

otium otiosum
(tiempo libre sin hacer nada)
NEC OTIUM / NEGOTIUM = SIN OCIO

Cuando se esta en servicio militar,


no se puede hacer lo que se desee,
o no hacer nada, es decir no se puede tener otium
El tripalium y el comercio
OTIUM CUM DIGNITATE
Ocio con dignidad.

Retiro de la vida pública, edad para hacer


arte, (poesía, música), vida social (termas),
familia, enseñar, aprender, meditar,
contemplar,
villas de ocio
NEGOTIUM Nec otium.

No sin recompensa
Lo que se hace por una utilidad o
ganancia, no por simple placer

Dies otiusus.

Dies negotiosus.
Algunas clasificaciones
 Unilateral- bilateral

 Formal - No Formal

 Oneroso – Gratuito

 Causal –Abstracto

 Mortis Causa – Inter Vivos


NUMERO DE PARTICIPANTES EN LA FORMACION

+ Negocios unilaterales y bilaterales

Se llama unilateral al negocio jurídico puesto en existencia


por la voluntad de un solo sujeto, como sucede, v. gr., con
el testamento, la aceptación de herencia, la emancipación.

Es bilateral el creado por las voluntades de dos sujetos, en


cuanto venidas a concierto, es decir, a acuerdo –
consensus–, como la compraventa, la adopción, el
matrimonio.
+ Negocios formales o solemnes y no formales o no solemnes

Se dicen formales o solemnes aquellos negocios respecto de los


cuales está prescrita por el ordenamiento jurídico la observancia de
una forma precisa y taxativa.

No formales o no solemnes son los negocios en los que la


manifestación de voluntad puede tener lugar de cualquier modo.

En el ámbito del ius civile, todos los negocios están dominados por
el imperativo de la forma.

El principio de la libertad formal o, si se quiere, el de la no exigencia


de una forma determinada y rigurosa, encuentra su reconocimiento
en las corrientes del ius honorarium y del ius gentium.
+ Negocios onerosos y gratuitos

Los primeros importan la adquisición de un derecho o


de una ventaja económica mediante una
contrapartida. Se trata, en todo caso, de un cambio de
prestaciones, de un recíproco desprendimiento
patrimonial, como ocurre, por ejemplo, en la
compraventa.

En los negocios gratuitos, la adquisición se verifica


sin una pérdida correspondiente, como en la
donación.
+ Negocios causales y abstractos
En los primeros, el fin práctico que, de modo inmediato, persiguen las
partes, se unimisma con el negocio,

Este fin práctico, que técnicamente se llama "causa", no aparece en los


negocios abstractos.

El negocio causal no produce efecto alguno cuando resulte probada la


ilicitud del fin o su propia falta; el negocio abstracto, en iguales
circunstancias, es llevado a sus últimas consecuencias, si bien sea dable
neutralizar o paralizar con remedios particulares sus efectos.
+ Negocios "mortis causa" e "inter vivos"

Negocios mortis causa son aquellos que tienen por objeto regular
el destino del patrimonio o de particulares bienes después de la
muerte del disponente.

De modo contrario, los negocios inter vivos gozan de eficacia en


vida de ambas partes
VOLUNTAS

La voluntad interna no es suficiente para que el


negocio nazca a la vida de la realidad jurídica. La
voluntad ha de ser declarada o manifestada, ya
sea de acuerdo con las normas prescritas por la
ley, atendiendo la peculiar naturaleza de las
relaciones que entran en juego.

Tal declaración puede ser oral o escrita, expresa o


tácita, con solemnidad o sin ella.
EL CONSENTIMIENTO EN EL NEGOCIO
JURÍDICO.

Uno de los elementos esenciales del negocio jurídico,


quizás el más importante, es el consentimiento.

El origen del término proviene de ‘cum sentire’, lo que


da la idea de un concurso de sentimientos o de
voluntades que se manifiestan de manera coincidente y
congruente entre las partes que intervienen en un
negocio o contrato. Consentir, en el ámbito jurídico, es
exteriorizar la voluntad con la finalidad de producir un
efecto jurídico determinado
SILENCIA
El silencio, en general, no equivale a declaración de
voluntad. En ciertos negocios –mancipatio e in iure cessio
–, el propio Derecho otorga al silencio valor de
asentimiento.

Cuando se habla de silencia –silentium o perseverantia


voluntatis, tacere, non contradicere, non disentire, non
recusare–, se hace referencia a una voluntad consciente,
sólo que juzgada por tal mediante interpretación.

Se trata, en todo caso, de una voluntas efectiva, si bien


manifestada a través de un comportamiento pasivo
REPRESENTACION INDIRECTA

Si el que administra los asuntos de otro, ya sea por razón


del oficio –tutor, curador–, ya por convenio –procurador,
mandatario–, o ya, en fin, por decisión espontánea –
gestor sin mandato–, concluye un negocio en interés del
administrado, los efectos del negocio mismo afectan
exclusivamente al propio administrador. Es éste quien
adquiere y quien se obliga, y sólo mediante un nuevo
negocio es dable que las consecuencias del primero se
produzcan a favor o a cargo del administrado.
CONDICIONES SUSPENSIVAS Y RESOLUTORIAS

En las condiciones suspensivas, mientras pende el hecho


eventual –condicio pendet–, es incierto si se producirán o
no se producirán los efectos del negocio.

En el momento en que la condición se cumple –conditio


extitit–, el negocio adquiere plena eficacia, cual si fuese
puro.

Si no se cumple la condición –condicio deficit–, queda


extinguida la posibilidad de que el negocio surta efectos.
La condición se considera cumplida cuando
la persona que tiene interés en que no se
cumpla impide su realización –

cumplimiento ficticio–. Se considera


igualmente cumplida la condición de cuya
realización se deriva una prestación a favor
de tercero, siempre que éste se niegue a
recibir lo que le ofrece el gravado.
- Término

Término –dies– es un hecho futuro y objetivamente


cierto, a partir del cual comienzan o cesan los efectos
de un negocio jurídico.

Según resulta de lo dicho, el término puede ser inicial


o suspensivo –ex die– y final o resolutorio –in diem–.

A diferencia de la condición, el término presupone un


hecho cierto, es decir, un hecho que ocurrirá .
En cualquier caso, el término tiene por única función la de
dilatar o retrasar los efectos o la resolución de un negocio que
ha nacido a vida en el momento de la declaración.

Constituida a término una relación obligatoria, se considera


ésta perfecta, si bien sólo puede exigirse el crédito a la llegada
de aquél. De tal suerte se tiene por existente la relación, que si
el deudor pagara antes, no le es dable pedir la restitución.
a) dies certus an certus quando, si se sabe que llegará y cuándo
llegará –p. ej., una fecha del calendario–.

b) dies certus an incertus quando, si se sabe que llegará, pero no


cuando llegará –p. ej., el día de la muerte de Octavio–.

c) dies incertus an certus quando, si se desconoce si llegará, pero se


sabe el momento de la llegada –p. ej., el día en que yo cumple los
setenta años–.

d) dies incertus an incertus quando, si se desconoce que llegara y


cuándo llegará –p. ej., el día en que se case Julio–.
Modo

El modo –modus– es una carga impuesta a una persona beneficiada


por un acto de liberalidad.
El cumplimiento del modo es un deber jurídico subsiguiente a la
recepción del beneficio, y a él puede ser constreñido el beneficiario
por el que lo otorgó o por sus herederos.
En el Derecho clásico, a falta de una tutela general, podía
asegurarse tal cumplimiento mediante cautiones y otros
procedimientos indirectos.
En Derecho justinianeo, el donante sub modo se halla asistido por
la condictio ob causam datorum, para pedir la devolución de lo
donado, y por la actio praescriptis verbis, para obligar a cumplir la
carga o gravamen.
Vicios de la voluntad

La voluntad –nervio del negocio jurídico– puede


ser destruida o alterada por vicios que afecten a su
esencia o a sus notas singulares. Los vicios de la
voluntad se distinguen en conscientes o
intencionados, esto es, conocidos y queridos por el
sujeto declarante, e inconsciente o
inintencionados, en el supuesto contrario.
+Vicios conscientes o intencionados. Simulación. Reserva
mental. Declaraciones "iocandi gratia"

Una divergencia entre la voluntad y la declaración puede tener


efecto por simulación, ya sea absoluta, como acaece cuando se
declara la voluntad conforme de celebrar un negocio, siendo así
que no se quiere concluir ninguno, o ya relativa, cual sucede
cuando tras la declaración manifiesta en orden a un
determinado negocio –por ejemplo, de compraventa– se
encubre la voluntad de llevar a cabo otro distinto –v. gr., de
donación–. En el primer caso, no hay negocio valedero; en el
segundo, puede tener eficacia el negocio encubierto o
disimulado, siempre que se apoye en una causa lícita.
RESERVA MENTAL

Hay reserva mental cuando el declarante hace una manifestación de


voluntad aparentemente seria, esto es, sin responder a la verdadera y
callada.

El Derecho romano no tuvo en cuenta la restrictio mentalis, considerando


válido cualquier negocio por la misma afectado.

MANIFESTACION EN BROMA

No producen efectos las declaraciones hechas en broma –iocandi gratia–.


No obstante, si la persona receptora las creyese en serio, el declarante ha de
responder por los daños causados
Vicios inconscientes o inintencionados.

El error

El error es tanto el falso conocimiento como


la ignorancia de la realidad de una cosa o, si
se quiere, de una circunstancia de hecho.
1.ª Error in negotio
Tiene lugar cuando recae sobre la naturaleza del negocio
que las partes celebran. Tal es, por ejemplo, si una
persona entrega a otra una cantidad con ánimo de
donársela, entendiendo la que la recibe que le es dada en
préstamo. En este supuesto, el error es esencial, y no hay
ni donación ni préstamo.
2.ª Error in persona
Se produce este error cuando se celebra un negocio con persona
distinta de aquella con la cual se creía negociar. Es esencial el error
cuando versa sobre la identidad de la persona –de la concreta
persona con la que únicamente se quiere celebrar el negocio–, o
bien sobre cualidades de la misma.

Piénsese, por ejemplo, en la concesión de un crédito a un individuo,


cuando la hacemos fundándola en la particular confianza que nos
inspira, o en la realización de una obrar por parte de un artista en
quien valoramos su especial competencia. En otros casos, el error
no tiene relieve o significación.
3.ª Error in corpore
Es el que versa sobre la identidad del objeto. Tal ocurre,
v. gr., cuando declaro comprar el fundo Corneliano,
siendo así que el quiero comprar es el fundo
Semproniano. El equívoco sobre la identidad, y no
simplemente sobre el nombre, califica de esencial a este
error.
4.ª Error in substantia
Es el que recae sobre las cualidades esenciales y constantes de la
cosa –substancia rei–, atendida la función económico-social que
tiene la misma en la vida común.

Hay error in substantia, por ejemplo, cuando se compra vinagre


por vino, o plomo por oro.

Lo mismo ocurre cuando se compra una esclava bajo la creencia


de que es un esclavo. Si el error versa sobre al simple cualidad de
la cosa, identificada ya en su genus –error in qualitate–, no
destruye la validez del negocio.
5.ª Error in quantitate
La stipulatio es el ejemplo típico al que se refieren los textos en
materia de error sobre la cuantía. Este error acarrea la nulidad de
semejante negocio, ya que es necesaria una exacta correspondencia
entre la pregunta y la respuesta.

El Derecho justinianeo se pronuncia en otro sentido, al admitir la


validez del negocio por la cantidad menor, respecto de la cual no
falta el consentimiento.

En un negocio no formal, como es el arrendamiento, el


consentimiento dado por el arrendatario sobre una suma mayor a la
pedida por el arrendador no determina la nulidad

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