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CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA D

DE LA
EALING
EL HUMOR
POSBÉLICO

MAYO ---------------- JUNIO 2022


CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA DE CICLO HOJA D
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LA COMEDIA DE LA EALING,
HOJA DE CICLO

HOJA DE CICLO
GENUINO HUMOR BRITÁNICO

JUAN MANUEL CORRAL


EDITOR Y CRÍTICO DE CINE · AUTOR DE LOS ESTUDIOS EALING. CÓMICOS A GO GÓ
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A finales de los años sesenta, los estu- (1949), acaso su primera referencia del
dios Ealing perdieron ante la Hammer género (aunque algunas fuentes seña-
Films el título que los había descrito len que el punto de partida fue Clamor
como “la productora familiar más im- de indignación -1947-), nació en la ca-
portante y capaz de competir con las beza de T. E. B. Clarke cuando el guio-
majors en tierras inglesas”, algo que nista agrupó varias noticias obtenidas
irritó a su mandamás, Michael Balcon, de recortes de prensa a las que llamaba
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el cual odiaba el género de terror que odd laws; esas reseñas periodísticas ha-
estaba popularizando la nueva compe- blaban de sucesos casi ilusorios, como
tidora. En cierto modo, Balcon, impo- una que explicaba que un cocinero in-
tente a la hora de frenar la decadencia glés había sido castigado impunemen-
de su empresa, pataleaba de forma in- te en los sótanos de la embajada china Clamor de indignación
justa con su opinión sobre la Hammer, de Londres, sin que las autoridades na-
después de que se le hubiera dado por En puridad, las comedias de la Ealing
porque, como veremos a continuación, cionales hubieran podido intermediar
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desaparecido y de que se hubieran re- aglutinaron en un mismo crisol todas
los argumentos de muchas de las pe- debido a las leyes territoriales ligadas
partido sus tierras. las constantes visionadas en el resto de
lículas que forman el catálogo de la a ese tipo de delegaciones. Clarke y el
propuestas de la productora. Digamos
Ealing se apoyan en una especie de en- director Henry Cornelius cincelaron un
En esos años cincuenta no existía la que lo que las hace únicas es que no
telequia bastante afín a la presente en “cuento” sobre los deseos de indepen-
noción de que la Ealing solo filmara solo se conforman por gags mejor o
el cine fantástico. Y esto es visible aún dencia que muestra un barrio londinen-
comedias. De la misma manera que la peor resueltos, o por diálogos chisto-
más si echamos mano de las comedias, se tras descubrir los vecinos un papiro
Hammer tampoco nutrió su extenso le- sos, sino también por describir la idio-
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si nos centramos en la clase de obras que los definiría como descendientes
gado únicamente con filmes protagoni- sincrasia británica desde una perspec-
que hizo célebre a la firma. de la región de Borgoña. Como los pro-
zados por vampiros u otros monstruos tiva cariñosa que no da la espalda a la
pios cineastas confesarán después, si
victorianos, la “casa” de Balcon llevaba autocrítica. Asimismo, clásicos como
De hecho, en la Edad de Oro de las cin- la Ealing hubiera informado que el libre-
décadas labrándose un prestigio como Whisky a gogó (Whisky Galore!, 1949)
tas humorísticas alentadas por la Ealing, to de Pasaporte para Pimlico llevaba a
valedora del cine costumbrista y del u Oro en barras (The Lavender Hill Mob,
sus creadores llegaron a la conclusión la pantalla una anécdota verdadera no
documental; incluso por exigencias de 1951), remiten al trabajo de resistencia
de que se debía ocultar a la crítica y al del todo adulterada, los espectadores
Churchill, la Ealing fue durante la gue- ejercido por las capas sociales débiles
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espectador que las historias partían de se habrían mofado de las resolucio-
rra uno de los estudios más aprove- ante el empuje de un opresor más po-
hechos reales, permitiendo que se ins- nes artísticas y narrativas. Lo curioso es
chados por el MoI, la división cinema- deroso, la lucha de David contra Goliat,
taurase esa sensación de que lo que se que, desde hacía años, se aseguraba
tográfica del Ministerio de Información, que incluso tenía su interrelación con la
estaba viendo era algo irreal o divertido que Carlos el Temerario, el último go-
un hecho que deparó una larga retahí- propia beligerancia sufrida por la Ealing
por lo estrambótico de las situaciones. bernador del Ducado de Borgoña, ha-
la de películas bélicas tan acreditadas en el circuito comercial controlado
Por ejemplo, Pasaporte para Pimlico bía pasado sus últimos días en Pimlico,
como las posteriores piezas de humor. por los grandes estudios. Con todo, es
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cierto que dentro de la Ealing se plani- la primera gran crisis mercantil sobre-
ficaban los proyectos según el género llevada por los ingleses.
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al que iban a ser remitidos. Esto es así
porque, desde que Balcon manejaba Retrocediendo hasta la época en la
las riendas de la empresa, había orde- que Dean erigió la empresa en 1929,
nado que se concretase una labor de cuando adquirió unas infraestructu-
estadística capaz de detallar los gus- ras agrarias que existían en esa zona
tos de sus espectadores. Al finalizar la rural de las afueras de Londres cono-
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Segunda Guerra Mundial, la situación cida como Ealing Green, podemos en-

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económica de la Ealing no era excesi- tender definitivamente las razones que
vamente boyante, y se comprobó que llevaron a Balcon a abrazar la comedia
la única manera de eludir una quiebra para sobrevivir. Dean había compra-
inminente era la de potenciar el género do las instalaciones a un pionero de la
de la comedia, a despecho de los sóli- cinematografía británica llamado Will
dos largometrajes bélicos o de las pe- Barker, que desde 1902 estaba utilizan-
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lículas sobre aventureros sajones. Era do una granja como estudio de graba-
la segunda vez que la Ealing cedía al ción. Debido a la peculiaridad del lugar,
humor su carta de salvación, después el hombre entendió que el estudio se
de que Basil Dean, al que se le atribu- cimentaría sobre unos valores familia-
ye la fundación de la firma, lo hubiera res alejados de los procedimientos rei- Ocho sentencias de muerte
hecho también en los años treinta, en nantes en los despachos de las majors.
Dean pintó las paredes con colores continuidad de la productora, es aquí
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rosáceos y de tonalidades pastel, y las cuando Dean entendió que la solución
cubrió con cuadros que mostraban fra- pasaba por explotar las carreras de dos
ses que funcionaban como eslóganes humoristas llamados Georges Formby y
y como verdaderas declaraciones de Gracie Fields, cuyos chistes inofensivos
intenciones. Algunas de estas fueron: y chabacanos habían logrado encandi-
“Ealing. El estudio con espíritu de equi- lar al respetable en películas como Sally
po” o “Ealing. El estudio de los buenos In Our Alley (1931) o No Limits (1935). Las
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filmes británicos”. Al ser un afamado comedias de esta pareja no tienen pun-
productor teatral, Dean estuvo al prin- tos en común con las que la Ealing po-
cipio interesado en realizar dramas de pularizará bajo el mandato de Balcon,
época, contando para ello con direc- al ser musicales para todo el público,
tores que, como Robert Stevenson y donde los momentos de risa giran al-
Penrose Tennyson, estaban especiali- rededor de tortazos o malentendidos
zados en la materia. Obras nacidas de visuales, como si fuesen copias bur-
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esta ambición como El caso Ware (The das de los clásicos protagonizados por
Ware Case, 1938) obtuvieron buenas Buster Keaton o Charles Chaplin. Por
críticas por su acabado sofisticado, desgracia para Dean, el éxito de Formby
pero al poco se evidenció que el públi- y Fields se volvió en su contra, pues fue
co prefería un tipo de entretenimiento el espaldarazo para que los intérpretes
El hombre vestido de blanco más solazado. Viendo que peligraba la aceptasen propuestas de las majors.
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de sketches y chirigotas, si bien desde a una excelente selección de ejemplos,
un prisma inteligente; y por el otro, los donde no pueden faltar Pasaporte para
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inolvidables Alexander Mackendrick y Pimlico, El hombre vestido de blanco
Robert Hamer parten de su persona- (1951) o Los apuros de un pequeño tren
lidad agria y hasta inconformista para (1953), u otras piezas menos conocidas
construir esa sátira ácida y negruzca como A Run For Your Money (1949) o
tan recordada cuando se cita a la pro- The Magnet (1950). Además, se pro-
ductora inglesa. yecta Un pez llamado Wanda (1988) de
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Charles Crichton, una producción mo-

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El ciclo de comedias de la Ealing que derna que sirve para entender hasta
propone Filmoteca Española corrobora dónde llega aún a día de hoy la influen-
todo lo que acabamos de ver, gracias cia de las comedias Ealing.
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Listado de películas del ciclo en mayo

• A RUN FOR YOUR MONEY


Pasaporte para Pimlico • CLAMOR DE INDIGNACIÓN
• EL HOMBRE VESTIDO DE BLANCO
En concreto, Fields sustituyó Inglaterra particulares tan marcados y privati-
• LA BELLA MAGGIE
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por Hollywood, y el abandono provocó vos de las comedias Ealing. Así, en el
el inicio del fin para la ATP, tal como por
campo interpretativo, Alec Guinnes y • LOS APUROS DE UN PEQUEÑO TREN
aquel entonces se llamaba el estudio Stanley Holloway hacen olvidar el hu- • OCHO SENTENCIAS DE MUERTE
de Dean (Ealing era el nombre utilizado mor pueril desplegado por Georges • ORO EN BARRAS
solo para la distribuidora). Formby y Gracie Fields; el primero de • PASAPORTE PARA PIMLICO
ellos, acaso uno de los actores más • UN PEZ LLAMADO WANDA
Lo importante para nosotros ahora es importantes que ha deparado el sépti-
• THE MAGNET
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saber que, cuando Balcon se hizo con mo arte, maravilla con su pericia para
• WHISKY A GO-GO
el control de la ATP a través de un con- concretar varios papeles a la vez, como
sorcio, reestructuró toda la sociedad todos recordamos por ejemplo a tra-
para sanear las cuentas, pero dejó in- vés de la genial Ocho sentencias de
tacta la sección dedicada a la come- muerte (1949). Y en el técnico, pode-
dia, algo que evidentemente es muy mos contemplar la existencia de dos PROGRAMA CINE DORÉ COMPRAR ENTRADAS
significativo, como si disfrutase de una clases de directores y guionistas, cuya
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clarividencia capaz de alertarle que una perspectiva diferente sobre lo que es
década después tendría que mimar el el humor también depara un contraste
género. Por otro lado, el directivo se en la comedia Ealing que hay que tener
rodeó de artistas nóveles que a la pos- en cuenta. Por un lado, la pareja forma-
tre se han convertido en los verdade- da por T. E. B. Clarke y Charles Crichton
ros cerebros que están detrás de esos parece decantarse por el uso clásico
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