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Damos gracias a Dios por que Él es bueno y para siempre es su misericordia. Gracias a Él por
la victoria que nos dio en este que fue el primero de 21 días de Oración y Ayuno que
estaremos realizando.
Este fue apenas el inicio de un camino lleno de bendición a través de estos 21 días de Gracia.
No olvides lo que reflexionábamos el día de ayer, y prepara tu corazón para atesorar lo que
Dios dispuso para el día de hoy.
En este caso, el Salmo 32, era cantado el día de la expiación. El día que el Sumo Sacerdote
ofrecía sacrificios a Dios por los pecados del pueblo. ¿Su autor? David, un hombre conforme al
corazón de Dios, pero que había dado mal ejemplo a todos con su pecado. Ahora, él mismo
hace público el testimonio de su arrepentimiento y perdón.
Porque, No se está refiriendo al justo. Es más, la Biblia nos recuerda que “…no hay justo ni aún
uno”, Hay quienes se creen justos. Pero eso es otra cosa. Se engañan a sí mismos y lo peor es
que Cristo no tiene nada para ellos.
No al que logra ocultar su pecado. Al final de cuentas no está del todo oculto, pues su
conciencia lo sabe. Dios lo sabe. Y no podrá vivir en paz por el temor a ser descubierto.
Bienaventurado, dichoso, poseedor de una gran felicidad es aquel que es perdonado por Dios;
pues ha escapado de un gran castigo, la muerte misma.
“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia.”
Lamentablemente, a pesar de ello, la confesión es uno de los actos más complicados para la
humanidad, porque tiene que ver con abrir el corazón y declarar un acto indebido, algo que
estaba en la línea de lo prohibido, pero que, por presión, necesidad, deseo de experimentar o
gusto decidió cruzar a ese terreno de pecado.
Hermanos, consideremos que la confesión trae grandes beneficios para quien la práctica, a la
luz de la palabra de Dios lo podemos ver, el mismo Dios invita a la humanidad ha confesar sus
actos prohibidos, no para recibir un juicio, sino para buscar y alcanzar la misericordia de Dios,
“Venid confiadamente ante el trono de la gracia”, dice el Señor.
La confesión pone delante de nosotros una gran oportunidad para alcanzar el perdón de Dios
y así evitar un castigo mayor por nuestras fallas. Nos ayuda a encontrarnos con la gracia de
Dios, además de liberarnos de toda culpa; tal fue el caso de David, quien encontró desahogo,
perdón y remisión de su falta, solo cuando clamó a Dios confesando sus pecados .
El hombre no está facultado para declarar la remisión de los pecados de los demás, como bien
decían los fariseos, es solo un derecho y una acción divina, por tal motivo, la confesión tiene
que ver más con reconocer y declarar los pecados a Dios, pues solo Él puede perdonar.
Queridos hermanos, no olvidemos que los brazos de Dios están abiertos, para todo aquel que
quiera rendirse a su presencia y confesar sus faltas, en busca del perdón y de la reconciliación
que solo en Jesucristo puede encontrar.
“Solo quien está a cuentas con Dios, es capaz de vivir y de dormir con tranquilidad”.
“Solo quien está a cuentas con Dios, es capaz de vivir y de dormir con tranquilidad”.
¡No vivas cargando con pecados ocultos, confiesa tus faltas y tu carga será más ligera!
Dios te bendiga una vez más, y que este segundo día sea de tanto provecho como ayer.