Está en la página 1de 3

Paz de Cristo una vez más hermanos y hermanas.

Damos gracias a Dios por que Él es bueno y para siempre es su misericordia. Gracias a Él por
la victoria que nos dio en este que fue el primero de 21 días de Oración y Ayuno que
estaremos realizando.

Este fue apenas el inicio de un camino lleno de bendición a través de estos 21 días de Gracia.
No olvides lo que reflexionábamos el día de ayer, y prepara tu corazón para atesorar lo que
Dios dispuso para el día de hoy.

Día 2: El Poder de la Confesión.

Queridos hermanos, quiero comenzar recordándole lo que declara el Salmo 32:1-2.

“Bienaventurado aquel, cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado,


bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay
engaño”.

En la Biblia encontramos tres Salmos de bienaventuranza: éste, el primero y el 41. La


bienaventuranza del perdón, La bienaventuranza de la vida recta y La bienaventuranza para
aquel cuya vida es benéfica para otros.

En este caso, el Salmo 32, era cantado el día de la expiación. El día que el Sumo Sacerdote
ofrecía sacrificios a Dios por los pecados del pueblo. ¿Su autor? David, un hombre conforme al
corazón de Dios, pero que había dado mal ejemplo a todos con su pecado. Ahora, él mismo
hace público el testimonio de su arrepentimiento y perdón.

Ahora bien, es interesante identificar a quién es que llama bienaventurado.

Porque, No se está refiriendo al justo. Es más, la Biblia nos recuerda que “…no hay justo ni aún
uno”, Hay quienes se creen justos. Pero eso es otra cosa. Se engañan a sí mismos y lo peor es
que Cristo no tiene nada para ellos.

Entonces, ¿a quién llama bienaventurado David?

No al que logra ocultar su pecado. Al final de cuentas no está del todo oculto, pues su
conciencia lo sabe. Dios lo sabe. Y no podrá vivir en paz por el temor a ser descubierto.

Bienaventurado, dichoso, poseedor de una gran felicidad es aquel que es perdonado por Dios;
pues ha escapado de un gran castigo, la muerte misma.

Proverbios 28:13 nos recuerda que:

“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia.”
Lamentablemente, a pesar de ello, la confesión es uno de los actos más complicados para la
humanidad, porque tiene que ver con abrir el corazón y declarar un acto indebido, algo que
estaba en la línea de lo prohibido, pero que, por presión, necesidad, deseo de experimentar o
gusto decidió cruzar a ese terreno de pecado.

Hermanos, consideremos que la confesión trae grandes beneficios para quien la práctica, a la
luz de la palabra de Dios lo podemos ver, el mismo Dios invita a la humanidad ha confesar sus
actos prohibidos, no para recibir un juicio, sino para buscar y alcanzar la misericordia de Dios,
“Venid confiadamente ante el trono de la gracia”, dice el Señor.

La confesión pone delante de nosotros una gran oportunidad para alcanzar el perdón de Dios
y así evitar un castigo mayor por nuestras fallas. Nos ayuda a encontrarnos con la gracia de
Dios, además de liberarnos de toda culpa; tal fue el caso de David, quien encontró desahogo,
perdón y remisión de su falta, solo cuando clamó a Dios confesando sus pecados .

El hombre no está facultado para declarar la remisión de los pecados de los demás, como bien
decían los fariseos, es solo un derecho y una acción divina, por tal motivo, la confesión tiene
que ver más con reconocer y declarar los pecados a Dios, pues solo Él puede perdonar.

Queridos hermanos, no olvidemos que los brazos de Dios están abiertos, para todo aquel que
quiera rendirse a su presencia y confesar sus faltas, en busca del perdón y de la reconciliación
que solo en Jesucristo puede encontrar.

Disfruta las bondades de la confesión.


“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.

Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
10 
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 
No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
”. Salmo 51:1-11

La Frase que debemos recordar el día de hoy es:

“Solo quien está a cuentas con Dios, es capaz de vivir y de dormir con tranquilidad”.

La mencionaré una vez mas: dila conmigo…

“Solo quien está a cuentas con Dios, es capaz de vivir y de dormir con tranquilidad”.

El desafío de este día es:

¡No vivas cargando con pecados ocultos, confiesa tus faltas y tu carga será más ligera!

Dios te bendiga una vez más, y que este segundo día sea de tanto provecho como ayer.

También podría gustarte