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El movimiento que es motivo del presente análisis tiene por nombre “Giuoco Delle
Coppie” y que significa “juego de parejas”. Este título resulta muy sugerente para la
manera en que se llevara a cabo su contenido musical y desarrollo.
Es importante reparar sobre el concepto de la obra en su totalidad antes de adentrarse en
el análisis, ya que hablar de concierto para los parámetros musicales tradicionales, implica
(en su forma más tradicional) una orquesta y un solista que trabajan de forma concertada
(o concertante). Sin embargo fue el mismo compositor quien afirmó en una nota al
programa en el día del estreno “(…) El título de esta obra tipo orquestal sinfónica se
explica por su tendencia a tratar los instrumentos orquestales individuales de
manera concertada o solista.” Es de esta manera que quizás el segundo movimiento, es
uno de los que más recalca esta intención.
Análisis
El movimiento comienza con una caja sin bordona, proponiendo una idea rítmica que nos
permite elucubrar la naturaleza de la música que se vendrá a continuación. Es preciso
indagar un poco en el planteamiento rítmico, ya que habla en alguna medida de las
herramientas que Bartók ocupará más adelante.
Entre el final de los oboes y el comienzo de los clarinetes, las cuerdas plantean una
transición, lo que también da señales de ir tomando mayor presencia. Este procedimiento
lo hará nuevamente entre el final de los clarinetes y comienzo de las flautas, donde
planteará un sofisticado desplazamiento del compas por una semicorchea, creando una
sensación entre inestabilidad controlada o una suerte de irrupción al entrar las flautas.
En este momento el compositor plantea una escritura más densa con las divisiones en
violines primeros, segundos y violas, pero el sonido no aumenta. Es decir, lo que
aparentaría ser un incremento de elementos y por tanto de volumen, resulta en un
momento controlado por medio de indicaciones que hacen que la orquestación siga
generando expectativas.
Finalizando el paso de las trompetas con sordina, vuelve la percusión, en este caso para
preparar la entrada de la sección central.
La indicación de “lo stesso tempo” nos advierte que hay que mantener el mismo tempo de
la sección anterior. Esa indicación y las intervenciones de la percusión en medio de lo que
se plantea como un coral por parte de los metales, en mi opinión nos recuerdan que el
movimiento es un scherzo, y por más evocadora que resulte esta sección, se sigue
tratando de un movimiento con una intención lúdica. Estas intervenciones por parte de la
caja a modo de comentario o interpolación, las considero como un procedimiento muy
hábil, ya que, en mi opinión, mantiene los planos que antes tenían los solistas y la
orquesta de cuerdas, pero ahora les corresponde a los metales y al fondo aparece la
percusión.
La sección coral está protagonizada por las trompetas sin sordina, los trombones y tuba en
primera instancia, ya que más adelante se verán acompañados por los cornos.
Es de hecho en el momento que ingresan los cornos, cuando se superponen las entradas
de una melodía breve, pero muy similar, creando una suerte de imbricación con la que se
da fin a la sección central del movimiento.
Con la siguiente imagen se puede evidenciar la transición que hacen los clarinetes para la
re exposición, donde se crea una sensación de distancia entre los tres clarinetistas.
La re exposición vuelve a plantear el material musical del inicio, pero en esta ocasión no es
en parejas, ya que se añade un tercer fagot que, si bien contribuye en el interés melódico,
no representa un mayor cambio en la orquestación.
Lo mismo ocurre con los oboes, que no aparecen solos en forma de pareja como en el
comienzo, esta vez están acompañados por los clarinetes haciendo lo que en el comienzo
les correspondía a los oboes solos. La parte de los clarinetes se entremezcla con la parte
de las flautas, que tampoco implica un cambio en los procedimientos de orquestación
planteados en el comienzo.
El momento más relevante de la re exposición para efectos de este tipo de análisis que no
tiene directamente que ver con la forma, sino que más bien con el tratamiento orquestal,
ocurre cuando hacen su entrada las trompetas y la orquesta se vuelve a expandir, con
trémolos en las cuerdas y glissandos en las arpas como herramientas para generar lo más
cercano a un clímax que hay en este movimiento.
Esta imagen representa el momento de mayor densidad en la escritura, alcanzando a nivel
orquestal su punto de mayor presencia de instrumentos, logrando también, que el
aumento en la intensidad del sonido se logre a partir de la incorporación de mayor
cantidad de instrumentos en acción de manera simultánea.
La claridad de la forma acompañada por una orquestación que está en sintonía de los
diferentes ánimos y/o personalidades que se plantean, son también una evidencia de la
calidad del compositor.
A modo de comentario quizás anecdótico, quisiera ofrecer una imagen mental que tengo
al escuchar este movimiento.
Visualizo un salón, en el que se está haciendo un baile y las parejas van entrando en una
especie de procesión (no necesariamente algo tan solemne). Entonces la espacialidad me
parece muy importante, ya que las cuerdas están en un lugar y representan la música o el
ritmo al que bailan las parejas, y cada pareja no es en sí misma una melodía, sino que en
lo que me imagino, es una personalidad diferente.