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Medidas para enfrentar la pandemia desde el sector salud

Toda la población se vio obligada a seguir las recomendaciones que el


gobierno, junto con el sector salud impusieron para evitar la propagación del
virus y los decesos entre los contagiados.

Las medidas fueron planteadas para llevarse a cabo por cualquier persona y
aplicadas en todos los lugares posibles, convirtiéndose en actividades que se
fueron incluyendo a nuestra rutina, necesarias para cada día. Según la
secretaría de salud, “las tres principales medidas de prevención son: el lavado
frecuente de manos, uso de cubrebocas y la sana distancia”.

El lavado frecuente de manos se debe hacer mediante una técnica de limpieza


profunda para eliminar las bacterias que se han contraído; se sugiere realizar el
lavado por al menos 20 veces al día, pues a cada momento tenemos contacto
con objetos o personas que son posibles transmisores de gérmenes.

En cuanto al uso del cubrebocas, se convirtió en un instrumento fundamental


de protección al estar expuestos con otras personas. Se estipulo que la manera
correcta para utilizarlo es cubriendo nariz y boca, solo así nos ayudará a
disminuir los contagios y estar un poco menos expuestos.

La sana distancia se declaró a partir de que los contagios se comenzaron a dar


rápidamente en espacios con muchas personas juntas. Para mantener esta
sana distancia se sugiere un trecho desde 1.50, hasta 2.25 metros,
dependiendo el escenario. Con este último punto se trató de dejar claro que no
era adecuado seguir con actividades presenciales que conllevaran
aglomeraciones o grupos de personas en espacios cerrados, como las aulas
escolares.

Además de las principales medidas para enfrentar la pandemia, se fueron


presentando otros puntos que no sólo deben hacerse de manera personal, sino
grupal, ya sea en el hogar, espacios de trabajo, de diversión o escolares. Estas
disposiciones se han ido desarrollado como normas para verificar su correcta
aplicación, como la higiene personal y en espacios compartidos, medidas de
aislamiento, entre muchas otras que nos han ayudado a tener un mejor
conocimiento sobre la limpieza y prevención de COVID-19.
El sector educativo se fue adaptando a las medidas de prevención, aun sin
tener alumnos en los salones; con el paso de los meses, el sector salud
presentó acciones para prevenir enfermedades mentales como la depresión y
la ansiedad, ya que se comenzaron a presentar casos entre los niños y jóvenes
al tener más convivencia con dispositivos electrónicos que con otros seres
humanos, o sea, estar socialización como se tenía acostumbrado.

Por otro lado, la Secretaría de Salud recomendó mantenerse ocupado en


actividades productivas y positivas, compartir tiempo con la familia y colaborar
en actividades del hogar, mientras se practica la tolerancia, solidaridad y
respeto. Si el “miedo”, “ansiedad” y “alejamiento” se hacen presente, atacarlos
manteniendo concentración y tranquilidad, si no es posible lograrlo, pedir ayuda
mediante la línea telefónica que habilitaron para combatir estos problemas.

Respuesta del Gobierno ante la COVID-19 en la educación y en el sector


salud

Cuando se decidió poner una pausa a las actividades por motivo de la


pandemia, el gobierno tuvo que presentar las soluciones más favorables para
el sector educativo, ya que es un ámbito de gran importancia, es la formación
de los ciudadanos.

La primera respuesta fue suspender las clases por un mes, se tenía


programado preparar jornadas de “sana distancia” y así poder estar de vuelta
en las aulas; nunca se imaginaron que se llevaría más tiempo del planeado,
ninguna escuela se encontraba técnicamente preparada para dar clases a
distancia.

Seguido al problema en el que se encontraba el país con los fuertes contagios,


se decidió tener clases de manera virtual. El Gobierno de México estableció
atender con prioridad a quienes no tenían acceso a tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) o a servicios de telecomunicación y
radiodifusión en el hogar, porque las primeras clases y tareas escolares se
llevaron a cabo por televisión, pues consideraban que era más fácil tener este
dispositivo en casa, que tener uno electrónico con acceso a internet.
Se buscaba fortalecer la educación mediante actividades lúdicas, pero era
complicada su aplicación, porque muchos de los estudiantes no se
encontraban preparados para trabajar de manera autónoma e individual.
Aunque muchos profesores presentaron diferentes estrategias de estudio, la
educación no volvió a ser la misma, las horas que se dedicaban para dar
clases eran mucho menos a las que se daban de manera presencial, los temas
no se aprendían en su totalidad y siempre se presentaron problemas técnicos,
como la falta de red, de cámara, de audio, entre otros.

El gobierno trató de propiciar que las madres y los padres de familia enseñaran
de acuerdo con sus posibilidades de conocimiento y claro, de tiempo; esta
estrategia no se llevó a cabo como se deseaba, la mayoría de ellos tenían que
trabajar y no podían dejar de hacerlo por los problemas económicos que se
comenzaron a dar en muchas empresas mexicanas.

Una última respuesta que presentó el gobierno junto con la Secretaría de


Educación Pública (SEP), fue la de no reprobar a ningún niño, niña y
adolescente ante el periodo de contingencia sanitaria, esto con la finalidad de
prevenir el abandono escolar, especialmente en los grupos en condiciones de
mayor vulnerabilidad. Las autoridades educativas pidieron a todos los
profesores ser empáticos por la situación que se estaba viviendo, dejando a un
lado los procesos evaluativos de educación que se han llevado a cabo por
años.

Pues según el INEGI, “33.6 millones de personas entre los 3 y 29 años


estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019- 2020 (62.0% del total). De ellas,
740 mil (2.2%) no concluyeron el ciclo escolar: 58.9% por alguna razón
asociada a la COVID-19 y 8.9% por falta de dinero o recursos”. En cierta
medida, las respuestas por parte del gobierno se enfocaron en tratar de evitar
esta deserción escolar como lucha en contra de los problemas que estaba
dando la pandemia.

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