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49 Educación y Salud
El Dr. Mark D. Griffiths es Profesor Distinguido de Adicción al Comportamiento y la Dra. Daria Kuss es Psicóloga Colegiada y Profesora Titular de
Psicología. Ambos tienen su sede en la Unidad de Investigación de Juegos Internacionales, Departamento de Psicología, Universidad de Nottingham
Trent.
Para comunicarse, envíe un correo electrónico a: mark.griffiths@ntu.ac.uk o daria.kuss@ntu.ac.uk
Mark D Griffiths y Daria J Kuss
Adicción de los adolescentes a las redes sociales (revisada)
I n 2011, publicamos dos artículos en 'Educación y Salud'
analizando la nueva área de investigación de
las redes sociales de los adolescentes y si el uso excesivo de
las redes sociales podría conducir a la adicción (Griffiths y Kuss,
2011; Kuss y
Griffiths, 2011a). En ese momento, solo se habían publicado
tres estudios que examinaban la adicción a las redes sociales
(Kuss y Griffiths, 2011b). Desde entonces, se han realizado
cientos de estudios que examinan muchos aspectos diferentes
del uso de las redes sociales por parte de los adolescentes y su
uso de los sitios de redes sociales (SNS).
Gran parte de la investigación anterior tendía a concentrarse en
el uso de un sitio de redes sociales en particular (es decir,
Facebook), pero el uso de las redes sociales ahora tiene muchas
plataformas, y es mucho más probable que los adolescentes
usen plataformas como Snapchat e Instagram .
que Facebook. En este artículo, hacemos una breve descripción
general de algunos de los principales problemas relacionados
con el uso de las redes sociales por parte de los adolescentes
según una revisión que publicamos recientemente (Kuss y
Griffiths, 2017). Más específicamente, examinamos: (i) las redes
sociales como una forma de ser, (ii) las redes sociales excesivas
como una adicción, (iii) el miedo a perderse algo (FOMO) y la
adicción a las redes sociales, (iv) la adicción a los teléfonos
inteligentes y la adicción a las redes sociales, y (v) nomofobia y
adicción a las redes sociales.
Las redes sociales como forma de ser
Los adolescentes están viviendo vidas cada vez más
mediatizadas. Hoy en día, las redes sociales no se refieren
necesariamente a lo que hacemos, sino a quiénes somos.
Podría decirse que las redes sociales pueden considerarse una
forma de ser. Los niños nacidos desde finales de la década de
1990 han crecido en un mundo que ha dependido de la tecnología
como parte integral de sus vidas, lo que hace imposible imaginar
la vida sin estar conectado. Esto se ha denominado un estilo de
vida 'siempre activo' y estar 'activo' se ha convertido en el statu
quo (Kuss y Griffiths, 2017). También parece haber un
entendimiento o requisito inherente en
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la cultura amante de la tecnología de hoy que los adolescentes
necesitan participar en las redes sociales en línea para no
perderse nada, mantenerse actualizado y conectarse (Kuss y
Griffiths, 2015).
Los adolescentes en particular parecen haberse suscrito a la
norma cultural de la creación continua de redes en línea. Crean
espacios virtuales que satisfacen su necesidad de pertenencia,
ya que parece haber opciones cada vez más limitadas de
espacios físicos análogos debido a las preocupaciones de
seguridad de los padres (Boyd, 2014). Estar en línea se considera
más seguro que deambular por las calles, y los padres a menudo
asumen que usar la tecnología en el hogar es normal y saludable.
Investigaciones recientes han demostrado que compartir
información en las redes sociales aumenta la satisfacción con la
vida y la soledad de los adultos emergentes, mientras que ocurre
lo contrario con los adultos mayores (Teo y Lee, 2016), lo que
sugiere que las redes sociales y las redes sociales se usan y
perciben de manera diferente entre generaciones. Esto tiene
implicaciones para la adicción a las redes sociales porque el
contexto de redes sociales excesivas es fundamental para definir
a alguien como adicto, y el uso habitual por parte de los
adolescentes podría patologizarse.
utilizando los instrumentos de detección actuales, cuando en
realidad la actividad, incluso cuando se clasifica como 'excesiva',
no resulta en un detrimento significativo para la vida del individuo
(Griffiths, 2010).
Las redes sociales aprovechan necesidades humanas muy
fundamentales al ofrecer posibilidades de apoyo social y
autoexpresión (Riva, Wiederhold y Cipresso, 2016). Esto puede
ofrecer una explicación de la popularidad y el compromiso
relativamente alto con los SRS en la sociedad actual.
Sin embargo, la desventaja es que el alto compromiso
y estar siempre 'encendido' o comprometido con la tecnología
se ha considerado problemático y potencialmente adictivo, pero
si estar 'siempre conectado' puede considerarse el statu quo y
la mayoría de las personas están 'conectadas' la mayor parte
del tiempo, ¿dónde deja esto?
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50 Educación y Salud
¿Uso problemático o adicción? La siguiente sección
considera esta pregunta.
Redes sociales excesivas
como una adicción
Existe una creciente base de evidencia científica que
sugiere que el uso excesivo de redes sociales puede
provocar síntomas tradicionalmente asociados con las
adicciones relacionadas con sustancias (Andreassen,
2015). Como hemos señalado anteriormente (Kuss y
Griffiths, 2017), para una pequeña minoría de personas, el
uso de los sitios de redes sociales puede convertirse en la
actividad más importante en la que se involucran, lo que
genera una preocupación por el uso de las redes sociales
(relevancia). Las actividades en estos sitios se utilizan
para inducir alteraciones del estado de ánimo, sensaciones
placenteras o un efecto de adormecimiento (modificación del estado
Se requiere una mayor cantidad de tiempo y energía para
involucrarse en las actividades de SNS para lograr los
mismos sentimientos y estado de ánimo que ocurrieron en
las fases iniciales de uso (tolerancia). Cuando se interrumpe de esto, la investigación sugiere que FOMO predice el uso
el uso de SNS, las personas adictas experimentarán
síntomas psicológicos negativos y, a veces, fisiológicos
(abstinencia), lo que a menudo conduce a un
restablecimiento de su uso de SNS (recaída). Los
problemas surgen como consecuencia de la participación
en el uso problemático de las redes sociales, lo que lleva
a conflictos intrapsíquicos (dentro del individuo que a
menudo incluye una pérdida subjetiva de control) y
conflictos interpersonales (es decir, problemas con el
entorno social inmediato, incluidos problemas de relación
y trabajo y/o o la educación está comprometida).
Hasta la fecha, solo un estudio ha examinado la adicción
a las redes sociales entre adolescentes utilizando una
muestra representativa a nivel nacional. Bányai et al.
(2017) informaron que el 4,5 % de 5961 adolescentes
húngaros (edad media de 16 años) se clasificaron como
"en riesgo" de adicción a las redes sociales. Una
investigación transcultural que incluyó a 10 930
adolescentes de seis países europeos (Grecia, España,
Polonia, los Países Bajos, Rumania e Islandia) mostró que
el uso de redes sociales durante dos o más horas al día
estaba relacionado con la internalización de problemas y
una disminución del rendimiento académico y la actividad
(Tsitsika et al. al., 2014). Además, un estudio con una
muestra de 920 estudiantes de secundaria en China indicó
que los rasgos de personalidad neuroticismo y extraversión
predijeron la adicción a las redes sociales, diferenciando
claramente a las personas que experimentan problemas
como consecuencia de su uso excesivo de redes sociales
de aquellas personas que usan juegos o la
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Internet en general en exceso (Wang et al., 2015), lo que
contribuye aún más a la afirmación de que la adicción a
las redes sociales parece ser un problema de
comportamiento separado de la adicción a los juegos más
comúnmente investigada.
Miedo a perderse algo (FOMO)
y adicción a las redes sociales
Investigaciones recientes (Buglass, Binder, Betts y
Underwood, 2017; Oberst, Wegmann, Stodt, Brand y
Chamarro, 2017) ha sugerido que la alta participación en
las redes sociales se debe en parte a lo que se ha
denominado el "miedo a perderse algo" (FOMO). FOMO
es “una aprensión generalizada de que otros pueden estar
teniendo experiencias gratificantes de las que uno está
ausente” (Przybylski, Murayama, DeHaan y Gladwell, 2013,
p. 1841).
Los niveles más altos de FOMO se han asociado
de ánimo).
con una mayor participación en Facebook, un estado de
ánimo general más bajo, un menor bienestar y una menor
satisfacción con la vida (Przybylski et al., 2013). Además
problemático de SNS y está asociado con la adicción a las
redes sociales (Al-Menayes, 2016; Gil, Chamarro y Oberst,
2016). En un estudio con 5280 usuarios de redes sociales
de varios países latinoamericanos de habla hispana
(Oberst et al.,
2017), se encontró que FOMO predice las consecuencias
negativas del uso inadecuado de SNS. Otra investigación
con 506 usuarios de Facebook del Reino Unido encontró
que FOMO media la relación entre el uso elevado de redes
sociales y la disminución de la autoestima (Buglass et al.,
2017). En conjunto, estos hallazgos sugieren que FOMO
puede ser un predictor significativo o un posible componente
de una posible adicción a las redes sociales.
Adicción a los teléfonos inteligentes y adicción a las redes sociales
Durante la última década, han proliferado las
investigaciones que evalúan el uso problemático y
posiblemente adictivo de teléfonos móviles (incluidos los
teléfonos inteligentes) (López-Fernandez, Kuss, Griffiths y
Billieux, 2015), lo que sugiere que algunas personas
pueden desarrollar problemas relacionados con la adicción
como consecuencia de su uso de teléfonos móviles. uso
del teléfono Investigaciones recientes han sugerido que el
uso problemático de teléfonos móviles es una condición
multifacética, siendo el uso dependiente una posible
consecuencia (Billieux, Maurage, Lopez-Fernandez, Kuss y Griff
2015). Un patrón adictivo de uso del teléfono móvil se
caracteriza por el uso de aplicaciones específicas,
incluyendo llamadas, mensajería instantánea y el uso de
redes sociales. Esto sugiere que en lugar de
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Al ser un medio adictivo per se, las tecnologías móviles,
incluidos los teléfonos inteligentes y las tabletas, son
simplemente medios que permiten la participación en
actividades potencialmente adictivas, incluido el uso de redes sociales.
Dicho de otra manera, se podría argumentar que los
adictos a los teléfonos móviles no son más adictos a sus
teléfonos que los alcohólicos a las botellas.
De manera similar, se ha argumentado anteriormente
que las personas no se vuelven adictas a Internet per se,
sino a las actividades que realizan en Internet, como el uso
de redes sociales (Kuss y Griffiths, 2011). Con el
advenimiento y la ubicuidad de las tecnologías móviles,
esta suposición es más pertinente que nunca. El uso de
sitios de redes sociales es una actividad particularmente
popular en los teléfonos inteligentes, con alrededor del
80% de las redes sociales utilizadas a través de tecnologías
móviles (Marketing Land, 2017). Por ejemplo,
aproximadamente el 75% de los usuarios de Facebook
acceden al SNS a través de sus teléfonos móviles (Statista, 2017).
Por lo tanto, se puede sugerir que la adicción a los
teléfonos inteligentes puede ser parte de la adicción a las
redes sociales. Investigaciones anteriores sobre una
muestra de más de 23 000 noruegos (Andreassen et al.,
2016) respaldaron esta suposición al indicar específicamente (es decir, prominencia, modificación del estado tolerancia,
que las redes sociales a menudo se realizan a través de
teléfonos, lo que puede contribuir a su potencial adictivo.
Nomofobia y adicción a las redes sociales
Relacionado tanto con FOMO como con la adicción a
los teléfonos móviles está la construcción de la nomofobia.
La nomofobia es la abreviatura de “no mobile phone
phobia”, es decir, el miedo a quedarse sin teléfono móvil
(Bragazzi y Del Puente, 2014). Los criterios para la
nomofobia incluyen: uso regular y lento de teléfonos
móviles, sentimientos de ansiedad cuando el teléfono no
está disponible, "ringxiety" (es decir, revisar repetidamente
el teléfono en busca de mensajes, lo que a veces conduce
a tonos de llamada fantasma), disponibilidad constante,
preferencia para la comunicación móvil frente a la
comunicación presencial, y problemas económicos como
consecuencia del uso (Bragazzi y Del Puente, 2014). La
nomofobia está intrínsecamente relacionada con el miedo
a no poder participar en las conexiones sociales y la
preferencia por la interacción social en línea (que es la
principal motivación para el uso de las redes sociales
[Kuss y Griffiths, 2011]), y se ha relacionado con las
problemáticas de Internet. uso y consecuencia negativa
del uso de la tecnología (Caplan, 2003), lo que apunta
además a una fuerte asociación entre la nomofobia y los
síntomas de adicción a las redes sociales.
El uso de teléfonos móviles se entiende como principal
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a alteraciones en los hábitos de la vida cotidiana y las
percepciones de la realidad, que pueden asociarse con
resultados negativos, como interacciones sociales
deterioradas, aislamiento social, así como problemas de
salud tanto somáticos como mentales, que incluyen
ansiedad, depresión y estrés (Bragazzi y Del Puente,
2014). En consecuencia, la nomofobia puede llevar a
utilizar el teléfono móvil de forma impulsiva (Bragazzi y Del
Puente, 2014), y por tanto puede ser un factor que
contribuya a la adicción a las redes sociales, ya que puede
facilitar y potenciar el uso repetido de las redes sociales,
formando hábitos que puede aumentar la vulnerabilidad
general a la experiencia de síntomas relacionados con la
adicción como consecuencia del uso problemático de las
redes sociales.
Conclusiones
Hasta la fecha, la investigación ha demostrado que
existe una delgada línea entre el uso habitual no
problemático frecuente y el uso problemático y posiblemente
adictivo de los SNS, lo que sugiere que los usuarios que
experimentan síntomas y consecuencias tradicionalmente
asociados con las adicciones relacionadas con sustancias
de ánimo ,
retraimiento, recaída y conflicto) pueden ser adictos al uso
de redes sociales. La investigación también ha indicado
que el miedo a perderse algo (FOMO) puede contribuir a
la adicción a las redes sociales, porque las personas que
se preocupan por no poder conectarse a sus redes pueden
desarrollar hábitos de verificación impulsivos que con el
tiempo pueden convertirse en una adicción. Lo mismo
parece ser válido para el uso de teléfonos móviles y el
miedo a estar sin teléfono móvil (es decir, nomofobia), que
puede verse como un medio que permite la participación
en los SNS.
(en lugar de ser adictivo per se). Dado que participar en
las redes sociales es una actividad clave involucrada en el
uso de tecnologías móviles, FOMO, la nomofobia y la
adicción a los teléfonos móviles parecen estar asociadas
con la adicción a las redes sociales.
La investigación sugiere que las generaciones más
jóvenes pueden tener un mayor riesgo de desarrollar
síntomas adictivos como consecuencia del uso de las
redes sociales, mientras que las percepciones de la
adicción a las redes sociales parecen diferir entre
generaciones. Los individuos más jóvenes tienden a ver
su uso de redes sociales como menos problemático que
sus padres, lo que contribuye aún más a la afirmación de
que el uso de redes sociales se ha convertido en una
forma de ser y es contextual, que debe separarse de la
experiencia de los síntomas psicopatológicos reales. El
objetivo último de la investigación no debe ser sobrepatologizar
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llevar a cabo una investigación de mejor calidad, ya que esto
ayudará a facilitar los esfuerzos de tratamiento para brindar
apoyo a quienes lo necesiten.
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