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ESCUELA DE PSICOLOGÍA

CÁTEDRA: TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN


PROFESORA: EMPERATRIZ MORGADO

TEMA 2: Historia de la Anorexia y la Distorsión de la Imagen Corporal

Anorexia Nerviosa

Etimológicamente el término “anorexia” procede del griego, el prefijo “a-an-” hace referencia a
“falta, ausencia, privativo” y el término “orexis” significa “apetito” . Por lo tanto, la palabra “anorexia”
se refiere a la “falta de apetito” y una persona anoréxica es aquella que no tiene apetito. Cuando
queremos referirnos al trastorno que padece una persona cuyo peso corporal se sitúa por debajo de la
media, el término a emplear es “anorexia nerviosa”. Sin embargo, no debe cometerse el error de
confundir delgadez con anorexia nerviosa; ya que el hecho de que una persona sea delgada, no implica
que padece dicho trastorno. La anorexia nerviosa no sólo implica un peso corporal por debajo de la
media, si no que es un trastorno con alteraciones a nivel psicológico y nutricional, caracterizado por
una disminución de la ingesta que es lo que conlleva a la disminución del peso corporal.

La anorexia (falta de apetito) está ligada a múltiples enfermedades médicas y psiquiátricas pero
mayormente es en sí misma el elemento central del cuadro. La anorexia está centrada en el deseo
irrefrenable de conseguir la delgadez, con la consiguiente resistencia a ingerir comida o retener lo
ingerido. Se describen dos tipos clínicos de anorexia: el tipo restrictivo (predomina la dieta) y de tipo
compulsivo purgativo (cuando el individuo recurre a conductas purgativas). En los últimos años se ha
incrementado la evidencia y prevalencia de este trastorno que afecta al 1% de la población
especialmente en sujetos de edades comprendidas entre 13 a 20 años y con una alta frecuencia en
mujeres con un 95% más que en los hombres. En estos pacientes hay negación de la enfermedad y la
pérdida de peso se convierte en el centro de su vida. Cuando no se instaura el tratamiento se observan
pérdidas del 80% del peso con un gran riesgo de muerte, en los cuadros avanzados existe un estado
depresivo que puede llevar al suicidio. Así mismo la anorexia se caracteriza por muchas otras
complicaciones médicas no psiquiátricas como las cardiovasculares, hematológicas entre otras que
pueden causar riesgos.

Bulimia Nerviosa

La bulimia consiste en episodios de ingesta incontrolada de grandes cantidades de alimentos en


sujetos con peso normal o superior al normal, que incurren a conductas compensatorias inapropiadas
para evitar el aumento de peso. Esta se divide en: Tipo Purgativo (vómitos, laxantes, diuréticos) y No
Purgativo (ayuno, ejercicio intenso). Las cifras de prevalencia varían, sin embargo se estima que el 5%
de la población tiene bulimia y afecta a mujeres adolescentes más que a hombres.
Historia de la Anorexia

El primer médico en describir la anorexia nerviosa como una enfermedad fue Richard Morton
en 1689 quien la definió como una perturbación del sistema nervioso, del mismo tipo que la tristeza y
la ansiedad, que llevaba a una degeneración corporal y la denominó “consunción nerviosa”. Del mismo
modo, también fue Richard Morton el primer médico en describir la anorexia nerviosa en un hombre;
en concreto, en un joven de 16 años.

Sin embargo, hasta 1873 esta perturbación nerviosa no encontró un término apropiado para
definirse. En dicho año, un psiquiatra francés llamado Ernest Charles Lasegue publicó un tratado sobre
la enfermedad, denominándola “anorexia histérica”. De este modo, definió la enfermedad como una
histeria o trastorno nervioso asociado a un trastorno digestivo. Este estudió varios casos de anorexia
histérica y comparó características comunes en todos los casos. La primera de estas características fue
la posición socioeconómica y la relación familiar, ya que todas las muchachas estudiadas en los casos
pertenecían a familias con un nivel económico suficiente como para invertir en ellas los recursos
necesarios para que su enfermedad fuera tratada. Otras características en común fueron la edad de
inicio entre los 15 y los 20 años y causas relacionadas con emociones debidas a la transición a la vida
adulta. Lasegue estudió ampliamente la psicopatología del trastorno y dividió su evolución en tres
fases, comunes a todas las muchachas estudiadas.

● En la primera fase, la muchacha se restringía voluntariamente el consumo de ciertos


alimentos y aumentaba su actividad física.
● En la segunda fase, se producía un empeoramiento del estado mental de la paciente.
● En la tercera fase, se producían un adelgazamiento y deterioro físico evidentes acompañados
de otros síntomas somatológicos como amenorrea, piel pálida y seca, anemia, vértigo y desmayos.

Del mismo modo, también en el año 1873, el médico de la familia real inglesa, William Withey
Gull definió esta enfermedad como un trastorno alimentario y la denominó igualmente “anorexia
histérica”. En 1874, un año más tarde, publicó un tratado sobre la enfermedad, pasando a denominarla
“anorexia nerviosa”. Tanto Charles Lasègue como Gull estudiaron la misma enfermedad en el mismo
período de tiempo, convirtiéndose en los pioneros del estudio científico de la anorexia nerviosa.

Distorsión de la imagen corporal

A partir del Simposio de Gottingën, en 1965, se comienza a considerar a las perturbaciones de


la imagen del cuerpo como relevantes en el estudio de la “anorexia nerviosa”. La búsqueda de un
cuerpo ideal de extrema delgadez comenzó a ser considerada como efecto de una disfunción perceptiva
fundamental de la imagen del propio cuerpo y, por lo tanto, como indicador de una dificultad en la
constitución de esta imagen. A esta disconformidad con el cuerpo se la define como “distorsión de la
imagen corporal”.
La percepción alterada que las adolescentes tienen de sí es del orden de una perturbación
provocada por un ideal que nunca se alcanza. La anoréxica en busca de lograr un ideal de extrema
delgadez borra todas las formas, predominantemente las sexuales. Aun cuando se encuentran
seriamente desnutridas, y extremadamente delgadas, se sienten y se muestran decepcionadas con su
cuerpo; siempre ven un exceso en el mismo: de peso, de formas. No tienen registro de la diferencia
entre la forma en que se sienten y se ven y la forma en que están realmente o cómo están para la mirada
de los demás.

Para el criterio objetivo-consciente de estas pacientes no hay distorsión, sin embargo el


“semejante”, sus pares o sus padres, entre otros, le devuelven en forma invertida la perturbación de la
que no se pueden hacer cargo. El sufrimiento definido como distorsión es una realidad psíquica
inconsciente para las adolescentes. Este fenómeno implica dos perspectivas diferentes y contrapuestas,
dos maneras de ver ese cuerpo: la percepción que se tiene de sí y la manera en que el otro las percibe y
decodifica. Esta decodificación queda del lado del Otro, en cambio otro anoréxico no re-interpreta.

Podríamos definir como distorsión de la imagen corporal al “desajuste entre aquello que la
adolescente dice de sí y los parámetros establecidos para evaluar el peso esperable en cada ser
humano”, considerando el fenómeno de la distorsión de la imagen corporal como expresión de la
distorsión perceptual y la insatisfacción consigo mismo.

LA ÉPOCA

Freud con su obra Malestar en la Cultura introduce la idea de la historidad del síntoma, e indica
que el síntoma está determinado por algo peculiar del sujeto y por el Otro social. Hay una doble
condición: Una Exigencia pulsional y Una Exigencia que la sociedad impone a esas pulsiones.

Freud señala que la sociedad produce cada vez más síntomas y denominó a esa exigencia
“renuncia pulsional”, la sociedad nos exige la renuncia de nuestras propias pulsiones. Nuestra época
quiere figuras delgadas y a simple vista no parece ser tan problemático en comparación a las mujeres
con el cuello largo que viven en Bilmania.La epoca desea formas y no solo eso, está justifica y escoge
las vías de regulación del goce de cada persona, y empuja al sujeto más allá del principio del placer. El
cuerpo anoréxico muestra la cara del ideal social (ideal siniestro).

Ahora, el cuerpo es el escenario donde tiene lugar la anorexia y el Psicoanálisis no se cansa de


mostrar que el inconsciente se refleja en el cuerpo. Para gozar y satisfacer la pulsión hace falta un
cuerpo, pero el discurso social exige cuerpos que gozan de acuerdo a las formas para ellos aceptadas.
El cuerpo es acontecimiento del discurso: Discurso del enmarañado social y discurso del inconsciente.

El cuerpo se divide en dos:


Cuerpo civilizado: Un cuerpo producto del discurso que organiza el grupo social al cual el
sujeto pertenece y que le exige al sujeto cumplir roles sociales, adoptar imágenes estandarizadas; este
pedido es alcanzado y mantenido via lenguaje, las identificaciones, los modelos corporales, las normas
de conducta que imparte la repetición. Cada cultura constituye una idea propia acerca del cuerpo, como
vestirlo, con que alimentarlo, como cuidarlo, como moverlo, qué hacer con él, en definitiva, cómo
tratarlo. Este cuerpo obedece al discurso y busca sus modos de satisfacción, de goce placentero o ligado
al sufrimiento.

Cuerpo sintomático: No se ciñe de los estándares propuestos o aun exigidos, es el cuerpo que
se resiste a la colectivización a obedecer el discurso, este tiene algo de rebelde con su modo de gozar.
Implica un goce disidente frente a los goces normalizados, o los goces estándares, su paradigma lo
constituye el cuerpo histérico. El síntoma como verdad no se puede colectivizar, es un opositor como
dice Lacan “Se opone al orden del discurso”.

La modernidad está definida por el intento de construir la identidad por fuera de lo colectivo,
según el psicoanálisis significa que el sujeto se hace un lugar en el mundo más con sus goces que con
sus ideales, de donde quienes tienen una misma manera de gozar pretenden a la vez una misma
identidad. En estos momentos nos encontramos en una época que es predominada por las imágenes, la
imagen y la mirada que el Otro social le da al cuerpo

A partir de este punto, el poder de la imagen es siempre correlativo de la construcción de un


espacio simbólico en el que irradia su poder de significación. Es el goce de la mirada, la cara real, lo
que encausa la versión actual de la globalización atravesada por el ¡todo a la vista!, impulsando
múltiples formas de goce, multi-formas de vivir la pulsión en el siglo XXI.

En “La imagen Reina”, Miller señala tres imágenes que tiene el carácter de “reina”: 1. la del
cuerpo propio, 2. la del cuerpo del Otro y 3. la del Falo. Justamente imágenes en relación al cuerpo. Es
a partir de ciertos operadores de “lo visual” (el espejo, el velo y el “pedestal”) que puede aislarse y
conferir a una imagen esa función y sólo a condición que la mirada esté allí como objeto de deseo. La
mirada como plus de gozar, no la imagen como plus de goce. Así podrían convertirse en “el lugar
donde lo imaginario se amarra al goce”.

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