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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Psicología
Valeria Gutiérrez Montenegro
Mayo, 2019
Texto argumentativo: La anorexia en las mujeres desde una perspectiva psicoanalítica

En la actualidad es posible ver cómo las personas construyen su imagen corporal


basándose en un ideal de belleza en particular. Vivimos en una sociedad en la que el ideal de
belleza o “lo que está bien” es idóneamente la delgadez extrema, no en todos los casos, pero
sí en la gran mayoría. Esto lleva a una búsqueda insaciable de perfección subjetiva que genera
problemas en las personas y trastornos como la anorexia nerviosa (AN). El cuerpo humano
se encuentra cargado de significaciones culturales; secundarias al discurso capitalista que
ofrece lograr la felicidad y completitud si se lleva una vida siguiendo estereotipos que
idealizan a la “mujer perfecta”. Aunque el ideal de belleza contemporáneo se encuentre
relacionado con esta enfermedad, en mi opinión es de mayor importancia esclarecer que no
es una enfermedad actual sino una enfermedad que ha evolucionado con la cultura e historia,
por ende, la importancia de identificar los deseos y necesidades de las mujeres de estar
delgadas y el objeto libidinal de estas.

La anorexia nerviosa es un trastorno de alimentación en el cual el paciente tiene miedo


constante de subir de peso, buscando perder más de lo que se considera ideal para su edad y
estatura. (DSM V). Existen delimitaciones conceptuales de esta enfermedad, de acuerdo a lo
establecido por Jeammet, P (1991) las cuales se basan en un balance narcisista, como efectos
adversos sobre la personalidad al buscar la delgadez para estabilizar el balance de sí mismos,
además de intentar lo que sea necesario para no aumentar el peso. Un ejemplo son las rutinas
en las cuales se recurre al vómito inducido, diuréticos, laxantes, aislamiento, entre otros. La
desnutrición por la pérdida de peso, alteración de la imagen corporal, amenorrea y anemia
son algunas manifestaciones que se presentan, además del alto índice de mortalidad. Las
pacientes que padecen de anorexia son indiferentes a estas repercusiones, ya que su objetivo
es adelgazar.
Según lo establece Kestemberg, E. (1976), el vacio mental es un desequilibrio
metabólico que intenta regular la mente. Esto se evidencia a partir de una constante obsesión
por bajar de peso, la cual logra ser influida por el cambio de ánimo, generando así
sintomologias psíquicas. La mayoría de quienes padecen esta enfermedad la sufren de forma
crónica, recurriendo a múltiples hospitalizaciones durante el curso de la enfermedad.
Según Rodríguez, M. (2018), en Psiquiatría Clínica, un estudio de la facultad de medicina de
la Universidad Nacional de Colombia, evidenció que la prevalencia de anorexia en mujeres
se encuentra entre 0,6% y 4,3%; que la tasa de mortalidad más alta en los trastornos mentales
se encuentra en la AN, ya que muchas mueren por inanición o suicidio. Por ende se debe
brindar tratamientos psíquicos y físicos para la rehabilitación de los pacientes y ayudarlos a
no reincidir en sus conductas. Ahora bien, es importante entenderla como una enfermedad
biopsicosocial la cual ha evolucionado adaptándose a la cultura que depende de factores
genéticos, biológicos, familiares y socioculturales. Por esto, existe la importancia de
analizarla desde una mirada histórica identificando las diferentes causas de esta.

Durante el renacimiento, los cristianos, restringían voluntariamente la ingesta de


alimentos por medio del ayuno, la sobreingesta y el vómito autoinducido era común ya que
el propio cuerpo rechazaba cualquier tipo de alimento al permanecer hasta 40
días ayunando. (Martinic, Z 1999). Asimismo, al hacer una revisión histórica es posible
encontrar que los signos y síntomas, los cuales componen al criterio diagnóstico de la AN,
también se evidenciaban desde hace mucho tiempo; como es el caso de la hija del rey de
Portugal en el siglo XV. Santa Liberata, quien dejó de comer para “volverse fea” con el fin
de no ser deseada y estar entregada sólo a Dios y a la religión católica, y mientras adelgazaba
comenzó a crecerle vello en el cuerpo recibiendo el apodo de “la mujer barbuda”. (Silverman
J. 1997). Esta característica llamada “lanugo” se encuentra en la desnutrición severa y
anorexia; una capa de vello muy fino que aparece en el cuerpo, especialmente en la barba y
el bigote, para proteger a la persona del frio. (Santacruz, H 2015). En la edad media el ayuno
se ejercía como una práctica de purificación espiritual de la religión católica. Los griegos
intentaban regular su autodominio, y la gula en todas las religiones era rechazada. (Martinic,
Z 1999). Es decir que la restricción de la comida existe desde hace mucho tiempo, pero con
diferentes fines, se aspiraba a la perfección del alma y no a la perfección estética. Por ende,
es posible afirmar que el ideal de belleza puede ser el factor que diferencia a las anoréxicas
de ahora con las pasadas y de este modo se evidencia que la enfermedad se puede
desencadenar por medio de varias configuraciones motivacionales.

La población más afectada en la AN es la adolescente, ya que es un momento de


cambio físico en el cuerpo de las mujeres y este cambio genera temor en quienes padecen
esta enfermedad. Según Crisp, A. (1979), el miedo a madurar se encuentra directamente
relacionado con la adultez; es decir de cambios, como lo es el peso y rol sexual adulto así la
anoréxica utiliza el mecanismo de defensa de la regresión a una etapa prepuberal y de este
modo evita la madurez psicosexual, generando autonomía y control al restringir la ingesta de
alimentos, de esta manera la apariencia del cuerpo se torna en una apariencia infantil. Por
otro lado, Bruch, H. 1974, expone que el vinculo madre-hija es primordial para el desarrollo
del trastorno, la madre debe responder a las necesidades fisiológicas de la hija y cuando esto
no sucede no le permite validar sus experiencias internas. Es decir que no logra desarrollar
independencia y de este modo genera pérdida de control, así pues, la única manera de sentirse
en autocontrol es al restringir el alimento. Otro aspecto importante es el abuso sexual como
generador de patologías; la violencia sobre el cuerpo femenino se capta como una acción
desarrollada que debe ser maltratada, un cuerpo adulto por ende se utiliza otra vez como
mecanismo de defensa en la mente de la mujer abusada y es necesario volver a tener un
cuerpo infantil. De este modo su cuerpo no será objeto sexualizado, otra vez recurriendo a la
delgadez para transformarlo en el de una niña y optan por hacer consciente querer verse flacas
culpando al ideal de belleza preocupándose de modo narcisista por su apariencia, y en el
inconsciente se encuentra el cuerpo violentado. Brown, M 1992.

Por otro lado, hablar de deseo es hablar de vida, Salvador, L. (1998). Es decir, de
goce. Para Freud, S (1976), el goce primordial es el goce del pecho, el cual satisface una
necesidad que nunca se sacia, por lo tanto la pulsión insiste en la repetición. Freud, S (1915)
se refería a la pulsión como “la energía psíquica profunda que dirige la acción hacia un fin,
descargándose al conseguirlo” . Según Lacan, J 1994 el goce busca el objeto perdido
excediendo los límites del principio de placer y lo que atrae con eso es
sufrimiento, vinculando directamente a la perversión y al goce. El goce se remite
a goce de vida y libertad sexual, sin embargo, la anorexia atenta contra ella, ya que la
necesidad de saciedad (al igual que la del bebé) obtiene como respuesta “nada”,
convirtiéndolo en su objeto libidinal.

En un plano simbólico “la nada” existe, de este modo “la anorexia mental no es no
comer, sino no comer nada” (Lacan, J 1994). La expresión simbólica de un conflicto psíquico
o la forma de expresar un deseo reprimido es por medio de los síntomas. Según Freud (1905),
“los síntomas se forman en parte a expensas de una sexualidad anormal; la neurosis es, por
así́ decir, el negativo de la perversión”. (p. 150). La manifestación no reprimida de la
sexualidad infantil sería el caso de la anorexia, expresando su sexualidad fijada en la etapa
oral, en este caso dejando de comer.

En este orden de ideas surgen varias preguntas acerca de las causas que generan esta
patología: ¿Es un problema de la sexualidad?, ¿Consiste en una pérdida de control, autonomía
o separación?, ¿Se debe a un abuso sexual vivido en la infancia?, ¿Se debe a alteraciones del
vínculo temprano madre-hija? Todo depende, según Salvador, L. (1998) el síntoma de
cualquier enfermedad consta de significado y pulsión. Es decir que se debe entender la
posición que el sujeto lleva con relación al deseo y goce. Como se ha evidenciado en este
escrito, la AN se ha adaptado en el tiempo a cada cultura y la restricción de alimentos se da
por múltiples razones que dependen de la historia y desarrollo de cada paciente. Sin embargo,
la AN es un síntoma de deseo que según Lacan es un deseo de “nada”.

BIOBLIOGRAFIA

American Psychiatric Association. DSM-5. Manual Diagnostico y Estadistico De


Los Trastornos Mentales. Trastornos alimentarios y de la ingestión de los alimentos.

Bruch, H. (1974). Eating disorders: Obesity, anorexia nervosa and the person
within. London: Routledge & Kegan Paul.

Crisp, A., Hsu, L. & Stonehill, E. (1979). Personality, body weight and ultimate
outcome in anorexia nervosa. Journal of Clinical Psychiatry, 40, 332-335.

Freud, S (1905). Las aberraciones sexuales. Trasgresiones anatómicas.


Sobrestimación del Objeto Sexual. Tres ensayos de teoria sexual. Pg 150.

Freud, S (1914). Pulsiones y destinos de pulsión. En Obras completas XIV Buenos


Aires: Amorrortu
Freud, S (1976). Obras completas tomo XXIV Amorrortu Editores, Buenos aires

Jeammet, P (1991). Dysregulations narcissiques et objectales dans la boulimie.

Kestemberg, E. (1976). El hambre y el Cuerpo. Madrid: Espasa-Calpe

Lacan, J. (1994). Seminario 4. La relación de objeto, Barcelona, Paidós.

Martinic, Z (1999). El misticismo en el tránsito del medioevo al renacimiento: sor


doménica del paraíso de florencia Revista de La facultad de filosofia y humanidades

Brown, M (1992). Metting at the crossroads. Women’s psychology and girl


development. Cmabridge, MA: Harvard Universiti Press

Salvador, L. (1998). Anorexia: comer nada. Una perspectiva psicoanalítica.

Silverman, J (1997). Anorexia nervosa: historical perspective on treatment. En:


Garner DM, Garfinkel PE, editores. Handbook of treatment for eating disorders. New York:
Guilford Press.

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