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“PROVOCA SU PLACER”

LIBRO 8 DE LA SERIE TRIDENT SECURITY


SAMANTHA A. COLE
Traducido por
ELIZABETH GARAY
SUSPENSEFUL SEDUCTION PUBLISHING
Tickle His Fancy
Copyright ©2016 by Samantha A. Cole
Todos los derechos reservados.
Suspenseful Seduction Publishing
 
Provoca Su Placer es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas,
organizaciones, lugares, eventos y situaciones son producto de la imaginación de
la autora o se utilizan de forma ficticia. Cualquier parecido con personas reales,
vivas o muertas, eventos o lugares es meramente una coincidencia.
 
Editado por Eve Arroyo—www.evearroyo.com
 
Traducción del inglés por Elizabeth Garay - garayliz@gmail.com
 
Ninguna parte de este libro puede reproducirse, escanearse o distribuirse de
ninguna forma impresa o electrónica, sin el debido permiso. Por favor, no
participe ni promueva la piratería de material con derecho de autor en violación a
los derechos de la autora. Compre solo ediciones autorizadas.
ÍNDICE
QUIÉN ES QUIÉN Y LA HISTORIA DE Trident Security Y LA ALIANZA
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo Extra de Bonificación
Otros Libros de Samantha A. Cole
Acerca De La Autora
A mi abuela, quien me introdujo a mis primeras novelas
románticas cuando era adolescente.
El día de San Valentín nunca volverá a ser el mismo sin ti.
Q.E.P.D. Abuela
30 diciembre de 1909—14 de febrero de 1998
QUIÉN ES QUIÉN Y LA HISTORIA DE
TRIDENT SECURITY Y LA ALIANZA
***Aunque no todos los personajes aparecen en todos los
libros de la serie, estos son los que tienen más menciones a
lo largo de las historias. Esta guía ayudará a los lectores a
saber quién es quién.
 
Trident Security (TS) es una agencia de seguridad y de
investigación privada, propiedad conjunta de Ian y Devon
Sawyer. Con contratos gubernamentales y civiles, la
compañía comenzó cuando los hermanos, y algunos de sus
compañeros del Equipo Cuatro de los SEAL, se retiraron al
sector privado. El equipo original de los seis hombres es
conocido como el Equipo Alfa o el Sexy Paquete de Seis, al
recibir ese apodo de Kristen Sawyer o Anders, por su apellido
de soltera. La agencia Trident se ha ampliado y se han
incorporado al personal antiguos miembros del ejército y de
las fuerzas del orden. La empresa en Tampa, Florida, se ubica
en instalaciones vigiladas que anteriormente pertenecían a
una empresa de importación y exportación que encubría una
operación de tráfico de drogas. Tres almacenes de la
propiedad fueron convertidos en grandes apartamentos
residenciales, en las oficinas de TS, en un gimnasio y en
habitaciones con literas. También cuenta con una pista de
obstáculos, una galería de tiro en su calle principal, un
helipuerto y otras características necesarias para su
entrenamiento y misiones.
Además del negocio de seguridad, hay un cuarto almacén
que ahora alberga un club BDSM de élite, del que son
copropietarios Devon e Ian Sawyer y su primo, Mitch Sawyer,
quien es el director. Se ha invertido mucho tiempo y dinero
en hacer de La Alianza la membresía más solicitada en el
área de St. Petersburg, Tampa y más allá. Los miembros son
investigados minuciosamente antes de concederles acceso al
elegante club.
Actualmente, hay más de cincuenta Dom que han sido
nombrados Amos del Calabozo (AC) y durante el mes, se
rotan entre dos o tres turnos cada uno. Al menos cuatro AC
están en servicio en todo momento en varias áreas, en el
Pozo, en las salas de juegos y en el nuevo jardín, con uno
adicional deambulando por el lugar. Su trabajo es garantizar
la seguridad de todos los sumisos del club. Intervienen en
caso de que alguno utilice su palabra de seguridad y el Dom
en la escena no lo escuche o no le haga caso, además de que
revisan que el equipo usado en las escenas no dañe a los
sumisos.
El equipo de seguridad de La Alianza se encarga de todo lo
que no está relacionado con las escenas, además de brindar
seguridad para todos sus miembros y principalmente son los
guardias que atienden trifulcas. La actual membresía es de
poco más de 350 miembros. Inicialmente, el inspector de
incendios había aprobado que el almacén, convertido ahora
en club, llegara a un aforo de 500 personas, pero los primos
habían mantenido ese número intencionalmente bajo, para
tener un estatus de élite.
En Trident Security y La Alianza hay mucho romance,
suspenso y tórridos encuentros. Conozca al Sexy Paquete de
Seis, a sus amigos, familiares y compañeros de equipo.
 
El Sexy Paquete de Seis (Equipo Alfa)
y Sus Parejas

Ian, el ‘Jefe’ Sawyer: hermano de Devon y Nick; SEAL


de la Marina retirado; copropietario de Trident Security y
de La Alianza; prometido/Dom de Angelina (Angie).
Devon ‘Perro Maligno’ Sawyer: hermano de Ian y de
Nick; SEAL de la Marina retirado; copropietario de
Trident Security y de La Alianza; esposo/Dom de Kristen;
padre de John Devon ‘JD’.
Ben ‘Boomer’ Michaelson: SEAL de la Marina
retirado; especialista en explosivos y municiones; hijo de
Rick y Eileen; esposo/Dom de Katerina.
Jake ‘Reverendo’ Donovan: SEAL de la Marina
retirado; Dom y Amo del Látigo en La Alianza;
novio/Dom de Nick.
Brody ‘Cabeza de Huevo’ Evans: SEAL de la Marina
retirado; especialista informático; Dom.
Marco ‘Polo’ DeAngelis: SEAL de la Marina retirado;
especialista en comunicaciones y piloto de apoyo de
helicóptero; prometido/Dom de Harper; padre de Mara.
Nick “Junior” Sawyer: hermano de Ian y Devon;
actual SEAL de la Marina; prometido/sumiso de Jake.
Kristen ‘Chica Ninja’ Sawyer: autora de novelas
románticas y de suspenso; esposa/sumisa de Devon;
madre de ‘JD’.
Angelina ‘Angie/Ángel’ Sawyer: artista gráfica,
prometida/sumisa de Ian.
Katerina ‘Kat’ Michaelson: entrenadora de perros
para las fuerzas del orden y agencias privadas;
prometida/sumisa de ‘Boomer’.
Millicent ‘Harper’ DeAngelis: abogada;
prometida/sumisa de Marco; madre de Mara.

Familia Extendida, Amigos y Asociados


del Sexy Paquete de Seis

Mitch Sawyer: primo de Ian, Devon y Nick;


copropietario y director de La Alianza, Dom.
T. Carter: espía y francotirador estadounidense;
trabaja para la agencia secreta Deimos; Dom.
Shelby Christiansen: encargada de recursos humanos;
superviviente de cáncer en dos ocasiones; sumisa.
Parker Christiansen: dueño de la constructora New
Horizons Construction; Dom.
Curt Bannerman: SEAL de la Marina retirado;
propietario de “Halo Customs”, un taller de reparación de
motocicletas y accesorios; esposo de Dana; padrastro de
Ryan, Taylor, Justin y Amanda. Vive en Iowa.
Dana Prichard-Bannerman: profesora; viuda del SEAL
retirado Eric Prichard; esposa de Curt; madre de Ryan,
Taylor, Justin y Amanda. Vive en Iowa.
Jenn ‘Chica Bebé’ Mullins: estudiante universitaria;
ahijada de Ian; ‘Sobrina’ de Devon, Brody, Jake,
‘Boomer’ y Marco; su padre fue un SEAL de la Marina.
Sus padres fueron asesinados.
Mike Donovan: propietario del bar irlandés
Donovan’s; hermano de Jake.
Charlotte ‘Ama China’ Roth: oficial de libertad
condicional; Domme y Ama del Látigo en La Alianza.
Travis ‘Tiny’ Daultry: ex jugador de fútbol
profesional; jefe de seguridad en el complejo de La
Alianza y Trident; guardaespaldas ocasional para TS.
Rick y Eileen Michaelson: padres de ‘Boomer’. Rick es
un SEAL de la Marina retirado.
Alyssa Wagner: adolescente rescatada por Jake de un
padre abusivo; vive con Rick y Eileen Michaelson.
Charles ‘Chuck’ y Marie Sawyer: los padres de Ian,
Devon y Nick. Charles es el dueño de un negocio
inmobiliario multimillonario que creó él solo. Marie es
una cirujana plástica involucrada en la organización sin
fines de lucro llamada ‘Operation Smile’.
Will Anders: Curador adjunto en el Museo de Arte de
Tampa, primo de Kristen Anders.
Dra. Roxanne London: médica pediatra; Domme (Ama
Roxy)/esposa de Kayla.
Kayla London: trabajadora social; sumisa y esposa de
Roxanne.
Chase Dixon: comando retirado del ejército;
propietario de Blackhawk Security; socio de TS.
Doug Henderson: Infante de la Marina retirado;
guardaespaldas.
Reggie Helm: abogado de TS y de La Alianza; Dom y
novio de Colleen.
Dra. Trudy Dunbar: Psicóloga.
Carl Talbot: profesor universitario; Dom y Amo del
Látigo en La Alianza.

El Equipo Omega y sus parejas

Cain ‘Sombra’ Foster: agente retirado del Servicio


Secreto.
Tristan ‘Duracell’ McCabe: militar retirado de las
Fuerzas Especiales del Ejército
Darius ‘Batman’ Knight: SEAL de la Marina retirado.
Valentino ‘Romeo’ Mancini: militar retirado de las
Fuerzas Especiales del Ejército; exmiembro del Equipo de
Rescate de Rehenes (HRT, por sus siglas en inglés) del
FBI.
Lindsey ‘Costello’ Abbott: Marine retirada;
francotiradora.
Kip ‘Skipper’ Morrison: retirado del Ejército;
exfrancotirador del SWAT de la Policía de Los Ángeles
(LAPD).

Personal de Apoyo en Trident


Colleen McKinley-Helm: gerente de oficina de TS;
esposa y sumisa de Reggie.
Tempest ‘Babs’ Van Buren: Piloto de helicóptero
retirada de la Fuerza Aérea; mecánica de TS (Trident
Security).

Miembros de las Fuerzas del Orden

Larry Keon: subdirector del FBI.


Frank Stonewall: Agente especial a cargo del FBI de
Tampa.
Calvin Watts: Líder del Equipo de Rescate de Rehenes
(HRT) del FBI en Tampa.

Los K9 de Trident

Beau: Perro huérfano rescatado por Ian, mezcla de


labrador con pitbull. Ahora es un K9 entrenado que se ha
ganado con creces su lugar en el equipo Alfa.
Spanky: Bullmasti rescatado, con un corazón de oro,
propiedad de Parker y Shelby.
PRÓLOGO
«M I QUERIDA ,
mi querida,
mi querida mía, Clementine.
Te he perdido para siempre y ya nunca volverás,
Lo siento mucho, Clementine».
La canción que se repetía una y otra vez ayudó a Christie a
salir de un sueño profundo. A medida que la niebla se
despejaba lentamente de su mente, se le ocurrió que no tenía
idea de dónde estaba, ni de quién estaba cantando. Al darse
cuenta de que no era un sueño, abrió los ojos, pero no pudo
ver nada. Una venda solo permitía pasar una pequeña franja
de luz a sus ojos. Luchó por sentarse, pero sus extremidades
no se movían, estaban restringidas hasta el punto de estar
extendida sobre un colchón. Su primer pensamiento fue que
debía estar en una habitación privada del club, “Heat”,
saliendo del subespacio. Pero el hedor a orina y la falta de
música del club le indicaban una historia diferente.
El pánico comenzaba a apoderarse de ella y se agitó
contra las ataduras. Una mordaza de bola en la boca le
impidió gritar a todo pulmón.
«Ay, bien. Estás despierta, mi querida Clementine. Ahora
puede empezar la diversión».
Christie giró la cabeza en dirección a la voz profunda que
no reconoció. Quienquiera que fuera, conocía el apodo que
usaba en el club BDSM que frecuentaba. Ahí es donde había
estado por última vez… ¿no es así? No … un momento … lo
último que recordaba era dejar a sus amigas en un bar al que
habían ido y volver a casa. Su visita a “Heat” había sido la
noche anterior. ¿O había pasado más tiempo desde entonces?
No tenía ni idea.
Su cuerpo desnudo se estremeció cuando unos pasos
rasparon el suelo, aproximándose a ella. Le quitó la venda de
la cara y parpadeó contra la dura luz de la bombilla del techo.
Cuando enfocó su visión, miró al hombre que estaba de pie
junto a ella con una sonrisa malvada en su rostro y un látigo
en sus manos. Estaban en una habitación húmeda con
paredes de cemento cubiertas de suciedad y… ¡Oh Dios! ¿Eso
era sangre?
El miedo, a diferencia de todo lo que había conocido,
atacó cada célula de su cuerpo. Finalmente lo reconoció. Él
era un Dom, pero ella nunca antes había jugado con él. A él le
gustaban las cosas que ella tenía en su lista de límites duros,
por lo que lo había evitado las pocas veces que había
aparecido en el club. Entonces, ¿qué estaba haciendo ahora
con él? No recordaba cuándo lo había visto por última vez;
tenía que haber sido, al menos, hace unas semanas.
Luchó por liberar sus brazos y piernas, trató de
preguntarle qué estaba pasando mientras las lágrimas
rodaban por sus sienes. «¿Mmm-umm-mmmm?».
«¿Que dices?». Él ahuecó dramáticamente su oreja. «No
puedo entenderte del todo. Oh, es cierto, no puedes hablar
claro con la mordaza de bola, ¿verdad? Lo siento,
Clementine, pero eso permanecerá en su lugar, por ahora.
Sin embargo, no te preocupes. Cuando regrese dentro de un
rato, te la quitaré. Después de todo, quiero escucharte gritar
antes de que mueras».
CAPÍTULO UNO
B RODY E VANS APAGÓ EL MOTOR DE SU F ORD F150 Y SUSPIRÓ . N O
sabía cómo diablos había sido arrastrado a esto, pero su jefe
definitivamente se lo debía. Ian Sawyer, copropietario de
Trident Security, había sido llamado al Pentágono por
asuntos urgentes. Mientras tanto, el resto de su equipo de
seis hombres, exSEAL de la Marina convertidos en agentes
de seguridad privada, estaban dispersados en asuntos
profesionales o personales. Eso lo dejaba libre para
acompañar a la prometida de Ian, Angie Beckett, a una
panadería local para probar pasteles de boda. El gran evento
estaba a seis semanas de distancia, y la pareja de repente se
encontró sin un pastelero ya que el que habían contratado
había cerrado la tienda sin previo aviso. Por lo menos, Brody
podría satisfacer su antojo de dulce con algunos pasteles, que
con suerte podrían ser deliciosos.
Al otro lado del asiento, Angie abrió la puerta al mismo
tiempo que él. Escaneó el área antes de reunirse con ella al
frente de la camioneta. Ser consciente de su entorno era algo
natural para él, especialmente cuando estaba acompañando a
Angie. Los dos se habían hecho amigos hace más de un año,
después de que él comprara la casa contigua a la de ella y
luego terminó en su equipo de protección cuando su vida
había estado en peligro. Amaba a todas las parejas de todos
sus compañeros de equipo, pero había desarrollado un
vínculo muy especial con la mujer de su jefe, estrictamente
platónico, por supuesto. No es que él no pensara que ella no
fuera francamente ardiente, pero valoraba demasiado su
trabajo, su amistad con Ian y su vida para hacer algo
estúpido, como coquetear con ella. Y a pesar de que todos
participaban en el estilo de vida BDSM, Ian no compartía
como lo hacían algunos de ellos.
Mantuvo abierta la puerta para que Angie entrara a “Fancy
Creations”. La siguió al interior e inhaló profundamente.
Carajo, esto era una pesadilla para un diabético. Gracias a Dios,
él no era diabético. Se le hizo agua la boca por todos los
deliciosos olores. Definitivamente iba a tener que llevarse
algunos de los dulces a casa.
Una mujer en edad universitaria, que acomodaba una
bandeja de golosinas en una vitrina, sonrió y los saludó.
«Hola, ¿qué puedo ofrecerles el día de hoy? Tenemos unos
rollos de canela recién salidos del horno».
Angie se acercó al mostrador entre las vitrinas que tenían
varias bandejas cubiertas de galletas y panquecitos. «Hola.
Tenemos una cita con Fancy sobre un pastel de bodas».
«Oh, por supuesto. Saldrá en un minuto». La linda rubia
señaló algunas mesas en el lado opuesto de la tienda, varias
de las cuales estaban ocupadas por personas charlando y
comiendo pasteles. «Pueden sentarse allí. ¿Puedo traerles un
poco de café?».
«Eso sería genial, gracias».
Al acercarse a la máquina de café, miró a Brody y
consiguió su primera vista sin obstáculos de él, sus ojos se
agrandaron mientras observaba su cuerpo de 1.80 m, con
noventa y ocho kilos de músculos sólidos. Su boca se movió
hacia arriba, formando una sonrisa con hoyuelos, lo que
hacía que muchas mujeres se arrodillaran frente a él y
dejaran que su acento tejano retumbara un poco más fuerte
de lo habitual. «Gracias, cariño. Leche y azúcar en ambos.
¿También puedes ponerme para llevar una docena de esos
rollos de canela? Los llevaré al trabajo para todos».
Cuando le guiñó un ojo, un rubor apareció en sus mejillas
antes de que ella asintiera y casi derribara una torre de tazas
de café sin usar. Siguió a Angie hacia la mesa y Brody se
sentó a su lado mientras ella ponía los ojos en blanco. Se
inclinó más cerca de él, para que no la oyeran y se burló,
«Eres un hombre puto, ‘Cabeza de Huevo’».
«Es un talento otorgado por Dios para hacer sonrojar a
mujeres de todas las edades, y estoy muy contento de que me
haya bendecido con eso». Parte de él estaba siendo
arrogante, pero todos sus amigos sabían que era verdad. Era
un coqueto natural, y nada lo excitaba más que cuando una
mujer se sonrojaba, mientras imaginaba qué otras partes de
su cuerpo se volvían del mismo tono rosado.
Ella le sonrió y luego sus ojos se dirigieron hacia la puerta
de la cocina de la tienda. Siguió su mirada y se le hizo agua la
boca una vez más ante lo que vio. La mujer que caminaba
hacia ellos medía alrededor de 1,75 m con curvas que podrían
hacer que los ojos de un hombre se salieran de sus órbitas. El
hecho de que ella llevara un atuendo de chef blanco poco
favorecedor no hizo nada para detener su apreciación de su
delicioso cuerpo. Llevaba su cabello castaño rojizo recogido
en un pulcro moño en la coronilla, y sus brillantes ojos
verdes le recordaron el suave musgo que se encuentra en el
bosque que rodea la casa segura de Trident, en Carolina del
Norte. En su mente, sus movimientos se ralentizaron y
comenzó a sonar una cursi música porno. Su sonrisa iluminó
la habitación y le provocó un estremecimiento en la ingle.
Ella estaba a sólo unos pasos de distancia cuando se dio
cuenta de que no dejaba de mirarla. Se hizo una sacudida
mental y se puso de pie cuando ella los alcanzó.
«Hola, soy Fancy Maguire». Su mirada se centró en
Angie, que había permanecido sentada. Debes ser Angie y tú
Ian. Es un placer conocerlos».
Brody resopló. «No». Ante su expresión de sorpresa, se
apresuró a aclarar. «Perdón. Ella es Angie, pero yo no soy
Ian».
Revisó un portapapeles y documentos que había llevado
con ella junto con un álbum de fotos y frunció el ceño. «Lo
siento. ¿Me equivoqué cuando hablé contigo por teléfono?».
Angie golpeó la cadera de Brody y volvió a poner los ojos
en blanco. «No, no lo hiciste. Él es mi amigo, Brody. Mi
prometido Ian, tuvo que salir de la ciudad por negocios, así
que él me acompañó».
La pastelera se sintió claramente aliviada con esa
información, si su suspiro era una indicación de ello. «Oh,
Dios. Pensé que había cometido un error desde el principio,
que no es una forma de causar una buena impresión en este
negocio».
Cuando Fancy extendió su mano hacia Brody, él la tomó
entre las suyas y se la llevó a los labios. Después de besarle
los nudillos, le guiñó un ojo. «No hay absolutamente
ninguna manera de que puedas causar una mala impresión,
cariño. Soy Brody Evans y es un placer conocerte».
Entrecerró un poco los ojos ante su audacia y Fancy tiró
de su mano, intentando quitársela de las suyas mientras
trataba de no ser grosera. Sabía que, si no estaban en un
entorno comercial, y él no fuera un cliente, ella no tendría
ningún problema en soltar las palabras que tenían que estar
en la punta de la lengua. Impresionante. Le encantaba cuando
tenía que insistir un poco antes de coquetear con una mujer.
Era la persecución lo que lo atraía y hacía que el resultado
final fuera mucho mejor. Y dado que la encantadora dama no
tenía un anillo en el dedo, podía poner a juego su encanto.
En el segundo en que su boca comenzó a fruncir el ceño,
supo que era hora de soltarla. Al hacerlo, le hizo otro guiño y
luego esperó a que ella ocupara el otro lado de la mesa, antes
de volver a sentarse. «Y no es que no me gustara que la
hermosa Sra. Angelina Beckett fuera mi prometida, pero no
tengo ningún deseo de ser Ian. No se divierte lo suficiente en
su vida a menos que Angie esté con él. ¿Yo? Estoy a favor de
la diversión y los juegos».
«Estoy segura de que así es», murmuró Fancy para su
deleite antes de volver su atención a Angie. «Ahora, recuerdo
que dijiste que tu pastelero cerró la tienda y el evento es en
seis semanas».
La novia asintió mientras la joven que se ocupaba del
mostrador traía sus cafés y los colocaba sobre la mesa. Brody
le sonrió, provocando que la rubia volviera a sonrojarse
mientras Angie le agradecía para luego responderle a la chef.
«Sí. Sin previo aviso, cerró su negocio. Sé que hay muchas
personas intentando recuperar sus depósitos. La fecha de
nuestra boda es el 15 de octubre».
«¿Tienes una foto de cómo era el pastel que habías
elegido? Podemos empezar por ahí».
Angie sacó las impresiones que había hecho por la
mañana y se las entregó. «Esto era lo que habíamos
decidido, pero honestamente, mirándolo ahora, no estoy
segura que sea lo que quiero. Parece que falta algo, pero no
sé qué es».
Fancy estudió las dos imágenes, una versión en primer
plano y una de gran angular, luego abrió el álbum de fotos y
hojeó varias páginas. «Es un buen comienzo, pero creo que
podemos darle un poco más de vida. ¿Dónde se llevará a cabo
la boda?».
«En el “Vinoy” en San Petersburgo».
«Excelente. Me encanta ese lugar, es tan elegante, y
recientemente hemos celebrado varias bodas allí». Encontró
las fotos que estaba buscando y dio la vuelta al álbum para
que Angie las viera. «Esto lo hicimos hace apenas unas
semanas. En lugar de los separadores de plástico blanco
entre los niveles, el lugar suministró las copas de vino que
nosotros colocamos invertidas. Luego, la novia arregló las
pequeñas piezas florales que colocamos debajo de cada copa
para que combinaran con los centros de mesa».
«¡Oh, eso me encanta! Es diferente y eso es exactamente
lo que estoy buscando. Brody, ¿qué te parece?».
Apenas había prestado atención a su conversación. En
cambio, había estado estudiando el rostro de Fancy. Era
redondo y lleno, con solo un toque de hoyuelos cuando
sonreía. Un puñado de pecas cubrían su nariz de una mejilla
a la otra. Si bien no tenía ninguna duda de que era una mujer
de negocios competente y testaruda, apostaría a que durante
un año de membresía en “La Alianza” se convertiría en una
sumisa sexual. Al llevar más de diez años en el estilo de vida,
podía verlo a un kilómetro de distancia. El problema era que
a veces las mujeres no lo sabían o, si lo sabían, tenían
demasiado miedo de explorar esa parte de su sexualidad.
«¿Mmm? ¿Qué?».
Angie señaló el álbum mientras su mirada iba y venía
entre las dos mujeres. «El pastel. ¿Que piensas de este
pastel?».
Al mirar la foto, todo lo que vio fue un enorme pastel
blanco con muchas flores. «Es lindo, pero no te dejes guiar
por mi opinión. Lo único que les importa a los hombres es el
sabor. Suave y delicioso es como yo me siento satisfecho».
Esta vez fue Fancy quien puso los ojos en blanco,
mientras que a su lado, Angie se quejó. Estaba claro que
ambos sabían que estaba hablando de algo más que un
pastel. «¿Por qué me molesté en traerte conmigo?».
Era una pregunta retórica, que no se molestó en
responder mientras seguía observando a la mujer sentada
frente a él. Fancy volvió la cabeza para dirigirse a su
empleada, que había vuelto a su puesto detrás del mostrador.
«Jamie, ¿puedes pedirle a Sal que traiga las muestras para
que la Sra. Beckett las pruebe?».
«Seguro».
Una sonrisa se extendió por el rostro de Brody. No se le
escapó que intencionalmente había sido excluido de su
pregunta. Bueno, ya veremos eso. Estaba ansioso por probar
cualquier cosa que la hermosa pastelera le ofreciera.
Sal, un hombre bajo y mayor, vestido de blanco con un
delantal ceñido a la cintura, sacó una bandeja cargada con
varios platos pequeños, cubiertos con variadas rebanadas de
pasteles, cada una con un aspecto más delicioso que la
anterior. El hombre también le había proporcionado dos
tenedores para que Brody no tuviera que buscar uno, ni usar
sus dedos. De cualquier manera, definitivamente estaría
probando los manjares. Escuchó mientras Fancy explicaba
cada uno, desde el tipo de pastel y el relleno hasta el
glaseado, y luego robó un bocado después de que Angie había
tomado el suyo. Eran tan deliciosos que no tuvo vergüenza
en probarlos por segunda vez. Si el resto de los pasteles de
Fancy eran tan buenos, iba a visitar el lugar a menudo. La
ventaja era que la vería mucho más, y un plan de seducción
comenzó a echar raíces en su mente.
Al final, él y Angie acordaron que lo mejor era el pastel de
champán con relleno de crema de mantequilla de fresa y
glaseado de fondant. Luego, las mujeres discutieron las
decoraciones para el pastel y Fancy explicó lo que Angie
necesitaba pedir a su florista. Cuando la pastelera terminó de
redactar el pedido y tomó el cheque de depósito, Brody tomó
el último sorbo de su café. Al entregarle a Angie el recibo y
una tarjeta de presentación, él le tendió la mano. «¿Te
importa si yo también recibo una de esas tarjetas?».
Si no la hubiera estado observando con tanta atención,
podría haber pasado por alto la fracción de segundo de
vacilación antes de que ella le hiciera una sonrisa forzada.
«Seguro. ¿También planeas casarte pronto?».
Sonrió mientras aceptaba la pequeña tarjeta. «Nunca se
sabe, cariño. Solo estoy esperando a que llegue la mujer
adecuada, y nunca se sabe cuándo su alma gemela se cruzará
en mi camino».
La tristeza que nubló brevemente sus ojos no pasó
desapercibida para él, y se preguntó qué la había provocado,
¿tal vez la palabra “alma gemela”? Fuera lo que fuera, no lo
asustó. De hecho, le dieron ganas de tomarla en sus brazos y
consolarla, entre otras cosas. Por ahora, sin embargo, dejaría
las cosas como estaban y esperaría con ansias la próxima vez
que visitara la pastelería de la señorita Fancy Maguire, que
estaba planeando hacer mañana.
Después de subir a su camioneta con la bolsa llena de
rollos de canela, Brody notó que Angie le sonreía divertida.
«¿Qué? ¿Por qué esa mirada?».
Se encogió de hombros y se rió disimuladamente. «Parece
que la bonita pastelera tentó algo más que tus papilas
gustativas».
Se rió y puso en marcha el motor. «Eso hizo, pequeña
mocosa. Y planeo que me tiente un poco más, muy pronto».
«Bueno, todavía no me has dicho a quién vas a llevar a la
boda. Quizá puedas traerla. Me agrada».
Frunció los labios e inclinó la cabeza hacia un lado. Todos
sus amigos se habían asentado y lo curioso era que todos
habían pensado que Brody sería el primero en caer. «Quizás
… ella también me gusta».
Hubo un momento de silencio entre ellos mientras salían
del estacionamiento hacia el tráfico de la tarde. «¿Brody?
¿Te importaría pasar por “Donovan’s” para tomar otra taza
de café? Hay algo de lo que quiero hablar contigo».
Ante su tono melancólico, sus ojos se entrecerraron
mientras la miraba. «¿Todo bien, cariño?».
«¡Sí! Oh, lo siento. No quise preocuparte. Yo sólo …
bueno, te lo explicaré cuando lleguemos».
Aliviado de que no pasara nada grave, asintió y se preparó
para cambiar de carril. «De acuerdo. Seguro».
Dado que “Donovan’s” estaba a solo dos cuadras de
distancia, no pasó mucho tiempo antes de que entraran al
bar que pertenecía a Mike Donovan, hermano del compañero
de trabajo de Brody, Jake. El dueño saludó detrás de la barra
donde estaba charlando con dos veteranos que eran
constantes durante las tardes entre semana. En lugar de
tomar su asiento habitual en el extremo más alejado de la
barra, Brody siguió a Angie hasta uno de los reservados a lo
largo de la pared lateral izquierda. Sabía que todos los
hombres de Trident odiaban estar de espaldas a la puerta
principal de cualquier lugar en el que estuvieran, por eso,
Angie se sentó en el reservado frente a la parte trasera del
restaurante.
Brody miró a su alrededor antes de sentarse frente a ella y
notar que Jenn Mullins no estaba trabajando hoy. La joven de
veintiún años era considerada sobrina de los hombres de
Trident Security, ya que habían sido compañeros de equipo
de su padre en el Equipo Cuatro de los SEAL y la vieron crecer
desde una bebé hasta la hermosa jovencita en la que se había
convertido. Después de los asesinatos de sus padres hace dos
años, había venido a vivir con Ian, que era su padrino. Ahora,
tenía su propio apartamento en el seguro complejo Trident
mientras asistía a clases en la Universidad de Tampa.
Después de pedirle café a la mesera mayor y de cabello
oscuro, Brody apoyó los codos en la mesa y miró a Angie con
curiosidad. «Suéltalo. ¿Qué tienes en mente?».
Angie respiró hondo y soltó el aire lentamente. «El otro
día, estuve hablando con Ian sobre una idea que tengo, y él
estuvo de acuerdo en que debería preguntarte. Dado que nos
falta una dama de honor, se supone que debes caminar por el
pasillo con Marco y Harper, me preguntaba si en cambio
podrías… bueno, ¿si me acompañas por el pasillo, y seas tú
quien me entregue?».
Aturdido, su boca se abrió, pero no le respondió mientras
ella se apresuraba a continuar. «Quiero decir, siempre pensé
que mi papá o mi hermano estarían aquí para mí, y ya que
ambos fallecieron, pensé que Jimmy lo haría. Pero …». Tragó
saliva y tocó el collar BDSM que le había dado su
prometido/Dom. «Dado que esa ya no es una opción,
realmente me encantaría que tú lo hicieras. Si no hubiera
sido por ti, es posible que Ian y yo nunca nos hubiéramos
conocido».
Había perdido a su hermano mayor cuando era niña, y
luego a sus dos padres cuando estaba en la universidad. Su
mejor amigo, Jimmy Athos, había estado a su lado desde la
escuela secundaria y se había convertido en su familia, ya
que ambos estaban solos en el mundo después de que él
perdió a su hermana y a su madre. Athos había trabajado
para la DEA, y fue a raíz de una de sus operaciones
encubiertas que Ian y el resto de Trident tenían la tarea de
mantener a salvo a su mejor amiga. Fue durante ese tiempo
que Ian y Angie se habían enamorado. Cuando agentes sucios
de la DEA secuestraron a Jenn y a Angie como una forma de
llegar a Athos, el hombre había sido asesinado a tiros
durante el rescate, que de otro modo hubiera sido exitoso.
Con la garganta ahogada, Brody se aclaró la garganta
mientras se inclinaba sobre la mesa para tomar su mano.
«Sería un honor para mí entregarte, Angie. Me siento
absolutamente honrado».
CAPÍTULO DOS
D ESPUÉS DE QUE F ANCY TERMINÓ DE LLENAR LA FICHA DE DEPÓSITO
de los recibos de los dos últimos días, la guardó en la bolsa
de lona junto con una pila de efectivo y cheques. Miguel, un
asistente de pastelería, se encontraba en la cocina decorando
los populares cupcakes de gran tamaño que ya habían
horneado antes y que iban a poner a la venta. En un
momento comenzaría a limpiar los mostradores y los
electrodomésticos, antes de marcar su salida a las 5:00 p.m.
Sal se había marchado dos horas antes, al final de su turno
de nueve horas que había comenzado a las 4:00 am. Fancy
había llegado a la tienda una hora después de eso, y estaba
sintiendo los efectos del largo día y no podía esperar a llegar
a casa para tomar un buen baño caliente.
Cogió la bolsa de depósito y su bolso, miró alrededor de su
oficina para asegurarse de que no había olvidado nada. Cerró
la puerta detrás de ella, luego se despidió de Miguel antes de
caminar hacia el frente de la tienda. Su personal vespertino,
Carol y Bernice, habían estado trabajando para Fancy desde
que abrió la panadería por primera vez hace un año, y
confiaba en que cerrarían por ella a última hora de la tarde.
Se despidió de ellos mientras atendían a los clientes,
Fancy se dirigió a la puerta y buscó las llaves en su bolso.
Cuando sonó el timbre de la puerta principal, miró para ver a
Corey entrar y le sonrió a su cuñado. «Hola. ¿Qué estás
haciendo aquí?».
«Vine para llevarte al banco y luego pensé que podríamos
ir a cenar si tienes hambre».
Corey había sido una bendición en los últimos años desde
que su hermano, que había sido el marido de Fancy, había
muerto en un accidente automovilístico y que a ella la había
dejado en coma durante varias semanas. Él se había ocupado
del funeral y de todo lo demás, hasta que ella se recuperó,
tanto física como mentalmente, y luego apoyó su decisión de
abrir la panadería. Había sido el sueño de Patrick y el de ella
antes de su muerte, y uno que sabía que él querría que
tuviera con o sin él.
Suspiró porque por mucho que amaba la compañía de
Corey, esta noche estaba demasiado cansada para salir. «En
realidad no tengo hambre y solo quiero ir a casa, tomar un
baño caliente, leer un poco y acostarme temprano. Y no
tienes que llevarme al banco».
Sus ojos marrones se entrecerraron mientras mantenía la
puerta abierta para ella. Nunca dejaba de sorprenderla lo
mucho que se parecían los hermanos, con el cabello oscuro y
a pesar de haber nacido con dos años de diferencia. Corey
había sido el hermano menor, lo que en realidad lo hacía
tener veintinueve años, pero mucha gente pensaba que los
hombres habían sido gemelos, especialmente una vez que
llegaron a la adolescencia y la pubertad. No ella, por
supuesto. Ella nunca había tenido problemas para
diferenciarlos, pero podía ver por qué otras personas lo
hacían. «Después del vandalismo de ayer, quiero
asegurarme de que no tengas problemas para llevar todo ese
dinero».
Se dirigió a su auto en el estacionamiento adjunto y miró
hacia la pared exterior de ladrillos de su tienda. El día
anterior, su casero había hecho arreglos para que lo lavaran a
presión después de que la policía tomara un informe y
fotografías, pero aún podía ver rastros débiles de la pintura
en aerosol que se había utilizado para escribir cosas viles.
«Estoy segura de que sólo fue un grupo de chiquillos
comportándose como idiotas. No me sorprendería que
resultaran ser esos adolescentes a los que eché de la tienda la
semana pasada por ser ruidosos y groseros con los clientes».
Usó su control remoto para desbloquear su Altima, y
Corey le abrió la puerta. «Podría ser, pero prefiero ir contigo
al banco».
Le sonrió mientras subía, arrojó su bolso y la bolsa de
depósito en el asiento del pasajero. «¿Quién soy yo para
rechazar a un bombero de un metro ochenta y cinco que
quiere ser mi guardaespaldas?».
«Listilla», bromeó con una sonrisa. «Te seguiré».
Sólo había cuatro cuadras hasta el banco que ella usaba, y
cuando llegaron, Corey salió de su camioneta y la escoltó
hasta el buzón exterior. «¿Estás segura de que no quieres ir a
cenar? O podríamos comprar algo».
Caminaron de regreso al lugar donde habían estacionado
después de que ella depositara la bolsa de lona en la caja de
seguridad. «Estoy segura. Lo siento, pero ha sido uno de
esos días y estoy agotada».
La tomó suavemente por el codo y la detuvo en seco. «No
te disculpes, Fancy. Has recorrido un largo camino este
último año y deberías sentirte orgullosa de lo que has
logrado. Pero no quiero que te esfuerces hasta el punto del
agotamiento. Y si estás cansada, estás cansada. No hay
problema. Vete a casa y duerme temprano, y tal vez salgamos
mañana por la noche. Después de eso, estaré de servicio
cuatro noches seguidas».
Ella se puso de puntillas y le besó en la mejilla. «Cenar
mañana suena genial. Puedes recogerme en la tienda y
podemos ir a ese nuevo lugar mexicano».
Su sonrisa se ensanchó. «Eso es. Te veré mañana, pero
envíame un mensaje de texto cuando llegues a casa, así sabré
que llegaste bien».
No era una petición extraña de su parte. Cuando Fancy
había comenzado a conducir de nuevo, después de
recuperarse del accidente, estaba tan tensa que la sorprendió
no haber tenido otro. Al principio, Corey la seguía a su casa,
pero luego ella había ganado más confianza, por lo que él no
había necesitado continuar haciéndolo. Sin embargo, él
todavía insistía en que lo llamara o le enviara un mensaje de
texto cuando llegaba a su destino sin incidentes.
Después de despedirse, encendió el motor y se dirigió a su
pequeño apartamento. Era mucho más pequeño que la casa
que Patrick y ella habían comprado un año después de
casarse. Si bien el rancho de tres habitaciones había sido más
de lo que necesitaban para ellos dos en ese momento,
esperaban llenarlo con niños tan pronto como pudieran.
Lamentablemente, nunca tuvieron la oportunidad.
Cerró la puerta detrás de ella, dejó caer su bolso en el sofá
de camino a su dormitorio, desnudándose mientras
caminaba. Por muy limpia que mantuvieran la cocina de la
tienda, ella siempre se sentía pegajosa y cubierta de harina
cuando llegaba a casa, y lo primero que quería era tomar una
ducha o un baño. Hoy, se decidió por este último.
Camino por el pasillo, pasando varios cuadros en la pared,
se detuvo y ajustó el de Patrick y ella el día que le había
propuesto matrimonio en un picnic. Habían ido al Tampa
Riverwalk y, después de almorzar, de su bolsillo sacó una
pequeña caja con el anillo. Le había dicho que había estado
tratando de pensar en una manera memorable de pedirle que
se casara con él, pero todo lo que se le ocurría era demasiado
cliché. Al final, lo hizo de improviso después de llevar el
anillo con él durante dos semanas, esperando el momento
adecuado. La gente que disfrutaba del hermoso y soleado día
se había detenido para verlo ponerse de rodillas y esperar a
que ella dijera que sí antes de aplaudir. Otra pareja se ofreció
a tomar varias fotos con el iPhone de Patrick; y la que ella
tenía delante en este momento, había sido perfecta para
ampliarla e imprimirla. Sonreían mientras se miraban a los
ojos, con el mundo a sus pies y los tiempos felices por
delante. ¿Quién sabía que todo terminaría demasiado pronto?
Dio un paso atrás antes de que las lágrimas con las que
había luchado durante los últimos dos años y medio
comenzaran de nuevo, entró al baño y abrió el grifo de la
bañera. Después de comprobar la temperatura del agua, dejó
que se llenara mientras se quitaba el resto de su ropa y
agarraba su bata de la parte trasera de la puerta del
dormitorio.
Su teléfono sonó y comprobó el identificador de llamadas.
Era su prima, Kerry. Suspiró y lo envió al buzón de voz
porque no estaba de humor para otra conferencia sobre por
qué tenía que seguir adelante con su vida. Ella lo estaba
haciendo. De hecho, lo único que no había hecho todavía era
tener una cita… y seguía sin estar preparada para eso. Y su
mente se centró en el apuesto hombre que había
acompañado hoy a su nueva clienta.
Brody Evans definitivamente era digno de babear, como
Jamie había señalado después de que se marchara con la Sra.
Beckett, sin embargo, el hombre lo sabía. Era un coqueteo
obvio y todo lo contrario de Patrick, o de cualquier otro
hombre por el que ella se hubiera sentido atraída. Entonces,
¿por qué no podía olvidar cómo su piel hormigueó cuando
sus labios rozaron el dorso de su mano? La respuesta de su
cuerpo a eso la había asustado, y había intentado apartar la
mano de un tirón, pero él la había sujetado con fuerza
durante unos momentos más antes de soltarla finalmente.
Bueno, fuera lo que fuera sobre el hombre que había
desencadenado su reacción, no era algo en lo que ella
actuaría. Quería estabilidad en su vida, no un encanto que
probablemente tuviera una nueva novia cada semana.
Antes de arrojar su teléfono celular a la cama, le escribió
un mensaje de texto rápido a Corey para hacerle saber que
había llegado a casa a salvo y que hablaría con él mañana.
Tomó su nuevo libro, “Hembra de Terciopelo” de Kristen
Anders, decidió abrir una botella de vino tinto y tomar una
copa. Entre el alcohol afrutado, una buena historia de ficción
y un baño caliente, dormiría bien esta noche, y eso era todo
lo que necesitaba por ahora.

A L SALIR DEL VESTUARIO , Brody subió las escaleras de


regreso al área del bar de “La Alianza”, vestido con su
habitual ropa de Dom con jeans ajustados y descoloridos, una
camiseta negra y sus botas de vaquero favoritas. Había visto
a varias personas en el bar, a las que quería saludar primero
antes de entrar al “Pozo”, como se llamaba el área de juego
del club BDSM. Eso estaba en el nivel inferior, con el bar y las
áreas de descanso en un balcón por encima.
En el otro extremo del Pozo había dos pasillos que
conducían a salas privadas de juegos. La semana pasada se
había comenzado una nueva incorporación al lugar por
Parker Christiansen, miembro del club, propietario de una
empresa de construcción. Se agregarían más habitaciones
privadas, algunas de ellas temáticas, pero los planos para el
segundo piso eran increíbles. El área tendría un techo
retráctil para jugar bajo la luz de la luna, si el clima lo
permitía. Y para garantizar la privacidad cuando el techo
estuviera abierto, habría una red hecha especialmente.
Dejaría entrar el aire y la gente podría ver hacia afuera, pero
cualquiera que intentara tomar fotografías a través de un
helicóptero o una cámara satelital, sólo obtendría una foto
borrosa de color gris oscuro. Los Sawyer, los hermanos Ian y
Devon, y su primo Mitch, se tomaban en serio la seguridad
de su club y no escatimaban en gastos cuando se trataba de
proteger a sus miembros. Ayudaba que el padre de Ian y Dev
fuera un multimillonario inmobiliario que había obtenido sus
logros por sí mismo, y los hermanos tenían enormes fondos
fiduciarios. Pero nunca se sabía a menos que se estuviera
cerca de ellos, como Brody y el resto del equipo de Trident.
Los hombres no hacían alarde de su riqueza y habían
establecido con éxito sus propios negocios y reputación,
mientras que solo usaban los fondos fiduciarios para los
gastos iniciales.
Brody miró a su alrededor y notó que la zona del bar
estaba un poco tranquila para ser un jueves por la noche,
pero a juzgar por el volumen de ruido procedente del Pozo, el
nivel de actividad allí abajo era aparentemente alto. Algunas
personas estaban disfrutando de una bebida antes o después
del juego, y se dirigió hacia un pequeño grupo que conocía
bien. Las reglas para beber antes del juego eran estrictas;
sólo se permitían dos bebidas alcohólicas, y con el sistema
informático que Brody había instalado para el negocio, el
cantinero y los meseros llevaban un registro de quién recibía
qué. Luego, los guardias de seguridad tenían computadoras
de mano que escaneaban las tarjetas de acceso de los
miembros del club antes de permitirles la entrada al Pozo.
No se permitía a nadie en las áreas de juego si habían
excedido el límite, pero podían relajarse en una de las mesas
del bar o en las áreas para sentarse a lo largo del balcón y ver
las escenas desde allí.
Mientras se acercaba a las cuatro mujeres y dos hombres
con los que quería charlar, notó las miradas serias y
preocupadas en sus rostros. Sus compañeros de equipo, Ben
‘Boomer’ Michaelson y Marco ‘Polo’ DeAngelis estaban allí
con sus prometidas/sumisas, Kat Maier y Harper Williams,
respectivamente. Las otras dos mujeres eran un matrimonio,
la Dra. Roxanne London y su sumisa/esposa Kayla, y era esta
última la que parecía más molesta.
Hizo una seña al mesero, Dennis, para que le llevara una
botella de su cerveza habitual y luego se unió a la discusión.
«¿Por qué todos tienen esas caras largas?».
Kayla London le dedicó una pequeña sonrisa, pero no
llegó a sus ojos y le recordó a la linda pastelera de esta tarde.
Pero la dulce sumisa lo saludó cortésmente como siempre.
«Buenas noches, Amo Brody. Sólo estábamos hablando de
una amiga mía de “Heat”, Christie Lawrence. Ha estado
desaparecida desde el viernes pasado por la noche, pero nos
acabamos de enterar hoy».
“Heat” era el segundo club BDSM privado más popular en
el área de Tampa, después de “La Alianza”. Roxy y Kayla
habían sido miembros allí antes de que se les concedieran
membresías aquí.
Los ojos de Brody se entrecerraron. No había oído hablar
de ningún caso de personas desaparecidas recientemente,
pero, de nuevo, había estado ocupado con algunas
actualizaciones del sistema informático Trident durante las
últimas dos semanas. «¿De dónde desapareció?».
Su mejor amigo, Marco, le entregó la cerveza que el
mesero había dejado en el mostrador, ya que estaba parado
entre la barra y Brody. «Por lo que hemos escuchado, no hay
señales de violencia. Su coche estaba estacionado y cerrado
con llave delante de su apartamento, como de costumbre. Su
teléfono estaba en el auto, pero su bolso no. No hay señales
de forcejeo. Dejó a sus amigas en un bar del centro, condujo a
casa y desapareció de la faz de la tierra. Tampoco hay
indicios de que haya llegado a su condominio».
«Eso no suena bien». Tomó un sorbo de cerveza.
«¿Qué no suena bien?».
Todos se volvieron para saludar al recién llegado, el Amo
Carl Talbot. El hombre de mediana edad con peinado hacia
atrás, cabello color sal y pimienta tenía un aspecto
distinguido, pero cuando se vestía con sus pantalones negros
y camisa de vestir, podía pasar por un vampiro en una
película. Al menos en las películas más antiguas. Hoy en día,
los hombres de Hollywood con colmillos eran jóvenes y
guapos, atendiendo a adolescentes que pensaban que sería
romántico que un vampiro les diera atención. Tampoco
ayudaba a la imagen del Amo Carl cuando los sumisos
descubrían que el hombre era un sádico y también un Amo
del Látigo en el club, no es que le importara, por supuesto.
Pero también había un lado amable en él, que mostraba
durante el cuidado posterior de un sumiso después de una
escena, después de infligir el dolor que le agradaba al
sumiso.
Cuando otra pareja, el Amo Reggie Helm y su
sumisa/prometida, Colleen McKinley, se unieron al grupo,
Kayla y Marco volvieron a los detalles. Reggie era un abogado
cuyo bufete manejaba los asuntos legales de Trident Security
y de la Alianza, mientras que Colleen había sido la secretaria
de Trident durante más de un año. Le había tomado un
tiempo romper el hábito de llamar a los miembros del equipo
“Amos” durante el horario comercial, pero era muy eficiente
y acababa de recibir un buen aumento por todo lo que hacía
por ellos.
Mientras daba un sorbo a su cerveza, Brody examinó el
bar y las áreas de descanso. A veces, él y su antiguo
compañero de Ménage, Marco, se unían a Harper, pero eso
sólo era cuando su amigo se lo proponía. Brody nunca pedía
unirse a ellos, ya que podía parecer como si fuera un tercero
desesperado, lo que definitivamente no era. Había muchos
sumisos disponibles en el club con los que había jugado
antes, y honestamente no tenía preferencia sobre una escena
de dúo o trío.
Cuando una vez más el tema cambió entre el grupo, se
volvió hacia Kayla. Entre ella y otra sumisa, la esposa de
Parker, Shelby Christiansen, se mantenían al tanto sobre el
estado de las sumisas, que en ese momento tenían collar o
contrato. Eran una especie de madres gallinas del club, junto
con la Ama China, una Domme y una de los Amos del Látigo.
«Oye, Kayla. ¿Has estado esta noche en el área de
sumisos?».
«Sí, Amo, hace unos quince minutos mientras mi Ama
estaba ocupada».
«¿Quién está disponible esta noche?», preguntó.
«Sasha está trabajando en la tienda, señor, y antes,
Georgia estaba negociando con el Amo Cain. Ah, y Cassandra
que anoche firmó un contrato temporal con el Amo Stefan».
Entrecerró los ojos, pero la Ama Roxanne se le adelantó.
Su voz era profunda en una reprimenda. «Mi pequeña
sumisa, no creo que eso ayude al Amo Brody en absoluto. En
lugar de decirle quién no está disponible, omite los chismes y
di quién lo está. Luego, tendremos otra conversación sobre
tus respuestas cuando se te haga una pregunta directa».
«Sí, Ama». Una disculpa era evidente en sus ojos, pero a
Brody no le preocupaba que Roxy disciplinara a su sumisa. A
veces, Kayla era un poco caprichosa y masoquista. «Le pido
disculpas, Amo Brody. Varios nuevos sumisos aprobaron su
última clase de entrenamiento anoche, por lo que están
disponibles. Algunos de ellos ya están abajo». Ella hizo una
pausa. «¿Hay algo más en lo que pueda ayudarlo, Amo?».
Él negó con la cabeza, no necesitaba más ayuda de ella, ya
que había supervisado varias de las clases de capacitación y
había realizado las verificaciones de antecedentes iniciales
de todos ellos antes de que se aprobaran sus membresías.
Analizaba todos los aspectos de la vida de un miembro
potencial antes de enviar toda la información a Ian, Devon y
Mitch para su aprobación final. «No, gracias. Caminaré hacia
allá y haré mis propias negociaciones».
Se excusó del grupo y dejando su cerveza medio vacía en
la barra, caminó hacia las escaleras, saludando con la cabeza
a varias personas en el camino. Cuando llegó al guardia de
seguridad que llevaba pantalones de vestir negros, una
camisa roja abotonada con una corbata de moño negra, le
mostró al hombre su tarjeta de membresía. Las únicas
personas en todo el club que no tenían que pasar sus tarjetas
antes de entrar al Pozo, eran los tres propietarios, ya que
ellos mismos habían establecido las reglas del lugar.
Después de guardar su tarjeta, bajó las escaleras para
averiguar qué diversión podía tener esa noche. Estaba seguro
de que no importaba lo que encontrara, seguramente sería
entretenido.
CAPÍTULO TRES
B RODY SILBABA FUERTE , CONDUCIENDO HACIA SU DESTINO CON LA
anticipación recorriendo por sus venas por verla de nuevo.
Ella, Fancy, su capricho. Ella habría llegado a la tienda hace
diez minutos, a las 5:00 a.m. en punto. A través de su
parlanchina y linda rubia empleada Jamie, se había enterado
de algunas cosas sobre la dueña de la panadería, pero no lo
suficiente para satisfacer su curiosidad. Si bien podía
encontrar fácilmente cualquier cosa que quisiera a través de
Internet, por alguna razón, se había abstenido de hacer una
verificación de antecedentes de su pasado. En su lugar,
quería escucharlo de ella.
No estaba seguro de qué pasaba con la sexy panadera,
pero, desde hacía dos semanas que la vio por primera vez,
ella no había estado lejos de sus pensamientos. Aunque verla
prácticamente todas las mañanas, cuando pasaba a comprar
pasteles para la oficina, probablemente tenía algo que ver
con eso. Si a eso se sumaba el hecho de que su estilo habitual
para seducir a una mujer se estaba derrumbando a sus pies,
deseaba como un loco a la Srita. Fancy Maguire. Pero ella
parecía inmune a su coqueteo y encanto, por lo que estaba
tratando de pensar en una nueva forma de superar sus
barreras.
No era que ella no pareciera estar interesada en él, sólo
parecía que era un poco más distante que las mujeres que
generalmente le atraían y, por alguna razón, eso hacía que la
deseara más. A veces las cosas mejoraban cuanto más tenía
que trabajar por ellas, y tenía la sensación de que Fancy valía
la pena el esfuerzo, al menos eso esperaba. Cada vez que la
veía, ella parecía un poco más cómoda con él, pero cuando se
trataba de sus preguntas sutiles e inquisitivas, se callaba o de
repente necesitaba hacer algo en la cocina.
Por lo general, su seducción a una mujer duraba sólo uno
o dos días, si acaso, antes de que ella se acostara con él o,
como en el pasado, con él y Marco, quien había sido su mejor
amigo desde el campo de entrenamiento. Su amigo le había
introducido a los placeres de compartir a una mujer cuando
visitaron un club BDSM clandestino en París, estando en una
misión de entrenamiento conjunta entre los militares
estadounidenses y franceses. Desde entonces, habían
participado juntos en muchos Ménages. Lo único a lo que le
había costado un tiempo acostumbrarse era al contacto
ocasional e involuntario entre ellos mientras complacían a
una mujer, ya que ambos eran heteros como flechas. Ahora,
ni siquiera lo notaba la mayor parte del tiempo.
Desde que Marco y Harper se habían relacionado
permanentemente, Brody había sido un tercero ocasional con
ellos, una vez cada cuatro o seis semanas más o menos. Los
únicos otros Ménages en los que había estado involucrado en
los últimos siete meses habían sido con Carter, cuando el
espía del gobierno de los Estados Unidos había estado en la
ciudad, y una vez con Mitch y Cassandra para el cumpleaños
de la linda mesera.
Si bien disfrutaba de los Ménages, pues era una excelente
manera de complacer a una mujer, no necesariamente los
requería como lo hacían otras personas. Podía tomarlos o
dejarlos. Mientras la mujer con la que estaba quedara
completamente saciada al final de la noche, junto con él,
entonces todo estaba bien.
Al girar a la izquierda en el estacionamiento de la
panadería, se sorprendió al ver un auto de la policía y el
camión de la Unidad de Bombas de la Policía de Tampa. El sol
aún no había salido, pero había luz suficiente para ver a un
oficial uniformado parado en la acera con Fancy y Sal,
mirando el escaparate de la tienda destrozado. ¡Mierda! ¿Qué
diablos había pasado?
No vio a los tipos de la bomba, pero dado que la policía,
Fancy y su empleado estaban parados tan cerca de la tienda,
supuso que no había ninguna posibilidad de que hubiera sido
una explosión. Estacionó su camioneta, saltó y corrió hacia el
trío. Incapaz de evitar que se notara su preocupación, se
dirigió directamente hacia Fancy y suavemente la tomó del
codo hasta que su mirada preocupada se encontró con la
suya. No cabía duda de las lágrimas que amenazaban con
caer, pero ella se las estaba arreglando para mantenerlas a
raya, apenas. «¿Qué pasó?».
Sacudía la cabeza, estaba a punto de responderle, cuando
el policía la interrumpió. «¿Quién es usted?».
Molesto, pero sabiendo que no debía sobrepasar a las
fuerzas de seguridad locales, a menos que fuera necesario, se
volvió hacia el hombre uniformado. «Brody Evans. Estoy con
Trident Security». El reconocimiento del nombre de la
empresa brilló en los ojos del oficial, por lo que Brody supo
que no se necesitaban más explicaciones. «¿Qué está
pasando y por qué está aquí el escuadrón de bombas?».
«Oye, ‘Cabeza de Huevo’. ¿Qué estás haciendo aquí?».
Suspiró aliviado cuando el sargento Barry Templeton y el
oficial Freddie Mendoza aparecieron en la puerta de la
tienda, sin su equipo antibombas. Mendoza estaba hablando
con alguien en su celular y se hizo a un lado cuando su
supervisor se acercó al grupo. «Iba a preguntar lo mismo,
sargento. Venía en camino a comprar mi subidón de azúcar
matutino para llevarme al trabajo. Tenemos un
entrenamiento temprano hoy, ya que se supone que habrá
más de 37 grados más tarde. ¿Alguien puede decirme qué
diablos está pasando?».
Templeton le ofreció la mano, que Brody estrechó. «Sin
explosivos. Solo una ventana rota por un ladrillo arrojado a
través de ella». Inclinó la cabeza en dirección a Sal. «Sal es
el primo de Freddie. Estaba en la cocina cuando escuchó la
ventana romperse hace unos veinte minutos».
Brody centró su atención en el hombre más bajo, que
levantaba las manos en frustración. «Pero no vi a nadie.
Ojalá lo hubiera hecho. Le habría dado una patada en el culo
a ese bastardo». Hizo una mueca cuando se dio cuenta de
que su empleadora todavía estaba junto a él. «Disculpa el
lenguaje, Fancy».
Fancy le dio una palmada tranquilizadora en el hombro y
permaneció en silencio, mordiéndose el labio. Brody quería
rescatar la carne maltratada y mordisquearla él mismo, junto
con algunas otras partes de su cuerpo. Maldita sea, le estaba
afectando bastante esta mujer.
«De cualquier forma» dijo Templeton, interrumpiendo
los pensamientos rebeldes e inapropiados de Brody.
«Estábamos a solo unas cuadras de distancia cuando entró
la llamada y reconocimos la dirección. Desafortunadamente,
quienquiera que fuera, hizo un buen trabajo al hacerse
irreconocible. Echamos un vistazo a la transmisión de la
cámara de seguridad. Sudadera negra, capucha negra,
zapatos oscuros o zapatillas de deporte; es difícil saberlo
porque la grabación está muy granulada. Demonios, ni
siquiera puedo determinar si el tipo es blanco, negro o verde
con lunares morados».
Brody dejó escapar un profundo suspiro y se rió entre
dientes. Eso era algo que le encantaba de los hombres y
mujeres en el ejército y las fuerzas del orden: su irónico
sentido del humor. Se dirigió a Fancy y le preguntó,
«¿Estabas aquí?».
Ella negó con la cabeza y habló por primera vez desde que
él había llegado. «No. Sucedió justo antes de que yo llegara.
De hecho, llegué al mismo tiempo que el oficial Freddie y el
sargento. Estuve asustada hasta que dijeron que no había una
bomba».
«Sí, bueno, tienen una tendencia a hacer eso, pero no
puedo quejarme, ya que han ayudado a mi equipo varias
veces».
«Y viceversa», añadió el sargento.
Cuando Sal se dirigió al interior para comenzar a barrer el
desorden, y el policía uniformado terminó de tomar notas
para su informe, una camioneta azul marino llegó
derrapando en el estacionamiento. Brody se paró frente a
Fancy para protegerla de cualquier amenaza cuando un
hombre de cabello oscuro con el ceño fruncido saltó y corrió
hacia ellos, dejando la puerta del conductor abierta de par en
par. «Fancy, ¿qué pasó?».
La preocupación en el rostro del hombre y en su voz era
evidente. Cuando llegó al grupo, Fancy rodeó a Brody y le
echó los brazos al cuello mientras él la abrazó. La decepción
llenó el estómago de Brody. Era evidente que Fancy estaba
cerca de este hombre, y se preguntó si su oportunidad de
conocerla mejor estaba tan destrozada como el escaparate de
la tienda. Dio un paso atrás cuando ella le contó al recién
llegado lo que había sucedido.
Alguien le dio un golpe en el hombro y Brody volvió la
cabeza para ver que Freddie había acortado la distancia entre
ellos. Mantuvo la voz baja para que solo Brody pudiera
escucharlo y el policía dijo, «No te preocupes. Es su cuñado,
pertenece al Departamento de Bomberos de Tampa. Pero ten
cuidado, Fancy es como familia para mi primo. Si sólo estás
buscando pasar el rato, busca por otro lado. Ya ha tenido
suficiente sufrimiento en el pasado».
Su mandíbula se tensó. Era una advertencia amistosa, y
sabía que eso significaba que Fancy tenía personas que se
preocupaban por ella, ya fueran cercanas a ella o no. Pero eso
no significaba que tuviera que gustarle. «Comprendido».
Quería preguntar de qué “sufrimiento” estaba hablando el
policía, pero este no era el momento, ni el lugar. Se aclaró la
garganta, y estaba a punto de mencionar su nombre para
llamar su atención, pero escuchó a su cuñado decir algo
acerca de que este no era el primer incidente. Dio un paso
adelante. «¿Qué más ha pasado?».
Los ojos del bombero se entrecerraron mientras miraba a
Brody. «¿Quién eres tú?».
Fancy se hizo a un lado, con un gesto de ida y vuelta entre
los dos hombres. «Corey, este es uno de mis nuevos clientes
habituales, Brody Evans. Brody, este es mi cuñado».
Sin dejar que se notara, Brody se sorprendió de que ella
usara su nombre completo. Nunca antes lo había escuchado
sonar tan lírico y quería escucharlo de nuevo. En cambio,
temporalmente hizo a un lado los cálidos sentimientos
difusos que traía ya que ninguno de los dos hizo nada más
que asentir mientras se evaluaban el uno al otro. Como si
notara la tensión entre ellos, Fancy se volvió hacia él para
interceder. «Corey se refería a un vandalismo que tuve la
semana pasada. Un montón de comentarios desagradables
fueron pintados con aerosol en la pared que da al
estacionamiento. Presenté un informe y mi arrendador lo
limpió con una lavadora eléctrica. Realmente no fue gran
cosa».
¿En serio? «Bueno, un incidente podría no ser un gran
problema para ti, pero esto solo subió la apuesta. ¿Qué tan
buenas son tus cámaras y tu sistema de seguridad?».
Cuando ella se vio un poco confundida, su mirada se
dirigió a Freddie. «Tú dímelo».
El policía se encogió de hombros. «No es lo mejor.
Ciertamente no en el nivel al que sé que te refieres».
«Bueno, eso cambiará».
El uniformado le entregó a Fancy su tarjeta con el número
de denuncia para que pudiera comunicarse con su compañía
de seguros y le indicó el típico “qué hacer a continuación”.
Tendría que llamar a una empresa de vidrios, que no estaría
disponible hasta al menos hasta las 9:00 a.m., así que Brody
sacó su celular y buscó entre sus contactos para encontrar el
número que buscaba. Al presionar enviar, se llevó el teléfono
a la oreja y esperó a que se conectara la llamada.
«… Hola. ¿Qu…quién es?».
«Parker, haz que despierte tu trasero».
Evidentemente, el dueño de “New Horizons Construction”
estaba profundamente dormido. «¿Brody? ¿Qué carajo,
hombre? Eso es … mierda, ni siquiera son las seis de la
mañana. ¿Qué diablos pasa?».
«Necesito un favor».
En cinco minutos, se hicieron arreglos para que dos de los
trabajadores de Parker se dirigieran con láminas de madera
contrachapada para bloquear la ventana hasta que la
compañía de seguros de Fancy ordenara que se reemplazara
el vidrio. Cuando desconectó la llamada, Templeton y
Mendoza se despidieron, pero fue la expresión de asombro
en el rostro de Fancy lo que llamó su atención. «¿Qué?».
«¿Acabas de llamar a alguien para que cubra mi ventana a
las seis de la mañana?».
«Sí. Un amigo mío tiene una empresa de construcción.
Sus trabajadores estarán aquí en unos veinte minutos.
Mientras tanto, déjame echar un vistazo a tu configuración
de seguridad».
«¿Por qué?». Esta vez, fue Corey quien habló, en realidad
había sido más como un gruñido, y claramente no estaba
contento de que Brody no solo estuviera allí, sino que se
hiciera cargo. Bueno, qué puta pena.
El se encogió de hombros. «Porque es lo que mejor
hago».
Fancy sacudió la cabeza y lo miró boquiabierta. «Es muy
dulce de tu parte, Brody, pero no puedo permitirme un nuevo
sistema de seguridad en este momento».
Brody ignoró la mirada del cuñado y le sonrió. «Eso no es
un problema. Puedes pagarme con pasteles».
Sus ojos se agrandaron. «Estás loco».
«No. Simplemente soy un enorme goloso al que le
encanta tu repostería». Y ahora tenía la excusa perfecta para
estar un poco más cerca de ella. Era un beneficio mutuo para
ambos. Sólo que ella simplemente no lo sabía aún.

E NTRANDO al edificio de Trident Security, con Beau, el


perro de la compañía pisándole los talones, Brody fue
directamente a la oficina de Ian y llamó a la puerta abierta.
Su amigo miró hacia arriba antes de regresar a la pantalla de
su computadora. «‘Cabeza de Huevo’, ¿qué carbohidratos
trajiste hoy para engordar a mis equipos?».
Resopló mientras tomaba asiento frente al escritorio del
jefe. Ian había disfrutado de los manjares de Fancy tanto
como todos los demás. «Algo con nuez pegajosa. Te
encantarán». Hizo una pausa hasta que Ian volvió a mirarlo.
«Necesito el día libre, la ayuda de ‘Boomer’ y un nuevo
sistema, por el que pagaré».
Los ojos de Ian se entrecerraron mientras fruncía el ceño.
«¿Lo dices en serio? ¿Para qué, o debería decir para quién?».
«Fancy está teniendo algunos problemas en la panadería.
Vandalismo. Y tiene un sistema de mierda. Le dije que podía
pagarme satisfaciendo mi gusto por sus pasteles».
Ian puso los ojos en blanco, reclinándose en su silla de
cuero. Sabía exactamente quién era Fancy entre Angie
entusiasmada con su nueva chef del pastel de bodas y Brody
trayendo los pasteles todos los días. «¿Sólo es tu gusto por lo
dulce? Tengo la sensación de que quieres que ella satisfaga
más que eso».
Sin molestarse en negar la verdad, Brody se encogió de
hombros. «Entonces, ¿puedo contar con ‘Boomer’ y el día de
entrenamiento libre?».
«Sí, de acuerdo. Marco puede hacer de sargento de
instrucción hoy. Pero no te olvides de que más tarde estarás
de guardia con la princesa. Esta noche tiene esa fiesta, y tú
estarás con Omega. Llega con tu traje de etiqueta antes de las
1600 para la sesión informativa. Amar estará aquí para
revisar todo».
Mierda, casi se había olvidado de la asignación. La
princesa Tahira de Timasur estaba en la ciudad y según su
agenda, asistiría a una función benéfica, que significaba más
seguridad de lo habitual. Mousaf Amar era el jefe de los
guardaespaldas reales, y Trident trabajaba bien con él
cuando los miembros de la familia real visitaban una de sus
casas de vacaciones en Clearwater Beach. El hombre había
sido entrenado con equipos de operaciones especiales de
varios países, y Brody estaba impresionado con su ojo por los
detalles de seguridad. Rara vez se le escapaba algo cuando se
trataba de proteger a la familia real.
Brody se puso de pie y se dirigió a la puerta. «Estaré aquí,
no te preocupes. Y gracias, ‘Jefe’. Te lo debo».
«Sigue trayendo los panes horneados».
Media hora después, regresaba al estacionamiento junto a
la panadería de Fancy, con varias cajas en el maletero de su
camioneta y ‘Boomer’ sentado en el asiento del pasajero.
Brody no se sorprendió al ver al cuñado de Fancy apoyado en
su propio vehículo con los brazos cruzados, tratando de
parecer intimidante. Si bien el bombero estaba en buena
forma física y medía más de un metro ochenta, el ex SEAL
podía derribarlo con una mano atada a la espalda.
Mientras salían de la camioneta, Corey se acercó a Brody
con el ceño fruncido. «Si crees que esto hará que se meta en
tus pantalones, piénsalo de nuevo».
Rodeó la parte trasera de la camioneta, ‘Boomer’ arqueó
las cejas, dándole a su compañero de equipo un silencioso,
¿qué carajo? Pero no intervino. Brody cruzó los brazos sobre
su enorme pecho y frunció el ceño al hombre que lo estaba
fulminando con la mirada. «¿En serio? ¿Crees que es por eso
que estoy haciendo esto? Pensé que te alegrarías de que
estuviera mejor protegida».
Corey reflejó su postura. «Bien. Pero pagaré por el
sistema. Puedes mostrarme cómo funciona cuando hayas
terminado. No quiero que Fancy se preocupe por nada.
Después de eso, déjala en paz».
«¿Eh?». El tipo estaba empezando a ponerse nervioso,
así que Brody decidió cambiar de táctica. «¿Entonces estás
casado con su hermana?».
«¿Qué? ¿Quién diablos te dijo eso? Fancy no tiene
hermanas. Estuvo casada con mi hermano». Fue en ese
momento que Brody se dio cuenta de que no sabía el apellido
del hombre. «Murió en un accidente automovilístico hace
unos años y ella terminó en coma durante semanas. Así que
disculpa si soy un poco sobreprotector con ella. Soy la única
familia que tiene por aquí».
Brody notó el leve movimiento de cabeza de su
compañero de equipo, y supo que tenía que poner fin a este
juego de meadas. «Mira, hombre. Ella me gusta. Es muy
simpática. La conocí a través de una amiga que la contrató
para una boda. Pero no soy un idiota que esperaría sexo a
cambio de ayudarla a mantenerse a salvo. Entiendo por qué
lo haces y lo último que haría sería lastimarla. Ese no es el
tipo de chico que soy. Déjame hacer esto por ella para que
todos sepamos que está a salvo, ¿de acuerdo?».
Después de una larga pausa, Corey asintió y le tendió la
mano. «¿Tregua?».
«Tregua».
Por primera vez desde que llegaron allí, el bombero
reconoció a ‘Boomer’. «Oye, lo siento. Corey Maguire».
Extendió una mano.
«Ben Michaelson, pero todos me llaman ‘Boomer’. Y no
te preocupes. Yo haría lo mismo».
Cuando los dos se estrecharon la mano, Brody dejó caer la
puerta trasera del maletero de su camioneta y comenzó a
clasificar las múltiples cajas que habían traído. Con la ayuda
de Maguire, en minutos tenían todo el equipo y materiales
dentro. Con la madera contrachapada cubriendo la ventana,
el área de la mesa a la derecha de la tienda era más oscura
que el resto de la tienda, por lo que Fancy había activado en
alto el atenuador de luz para ellos. Después de asegurarse de
que su cuñada no necesitaba nada, Maguire se fue,
prometiendo volver más tarde para ver cómo funcionaba el
nuevo sistema, ya que tenía las llaves de repuesto del lugar.
Para cuando llegó el mediodía, Boomer y Brody tenían el
sistema de cámaras en funcionamiento, así como nuevas
cerraduras de seguridad y alarmas en las puertas delantera y
trasera. Todo lo que tenían que hacer ahora era cablear la
nueva ventana que se estaba instalando. La compañía de
seguros de Fancy había enviado a un ajustador de inmediato,
ya que el único daño era la ventana rota. Tan pronto como el
hombre tomó sus fotografías, Brody llamó por teléfono a la
compañía de vidrios de Parker. Como favor a Brody, Parker le
había pedido al propietario que los pusiera en la parte
superior de la lista de reparaciones.
Los compañeros de equipo estaban empacando sus
herramientas y las cosas con las que habían terminado
cuando Fancy se acercó con dos botellas grandes de agua.
«Tomen, parece que ustedes dos podrían aprovechar estas».
Si bien el aire acondicionado había estado funcionando al
máximo, debido a que las temperaturas de casi 40 grados se
disparaban afuera, no había servido de nada con el aire
caliente que entraba por el marco de la ventana quebrada,
que acababa de reemplazarse. Brody le sonrió. «Graaacias,
señora».
Ella puso los ojos en blanco y luchó contra una sonrisa y
dijo. «¿Ese falso acento realmente funciona con las
mujeres?».
Cuando ‘Boomer’ soltó una carcajada, Brody lo golpeó con
fuerza en el estómago, haciéndolo toser y jadear por aire. Le
guiñó un ojo a Fancy. «No es falso, cariño». Nací y me crié
justo en las afueras de Dallas. Aprendí a esconderlo en la
Marina. Pero, cuando estoy relajado, tiende a salir un poco
más fuerte».
Ladeó la cabeza y entrecerró los ojos con confusión.
«¿Por qué tenías que esconderlo?».
«Yo fui un SEAL de la Marina y teníamos que ir a lugares
donde el acento sureño sobresalía como un pulgar adolorido.
Lo único peor era el acento neoyorquino de mi amigo
Marco».
Bebió un poco de agua y ‘Boomer’ asintió con la cabeza.
«Sí. Es el gringo que se encuentra con el campesino cuando
esos dos conversan. Y si crees que ocultar su acento era malo,
deberías verlo con el cabello teñido. En la mayoría de los
países a los que entramos, no tenían personas con cabello
rubio».
«Entonces, ¿ambos eran SEAL?».
Brody amplió su postura, se puso cómodo y trató de
ocultar su satisfacción por su repentina curiosidad. ¿Tres
preguntas en menos de dos minutos? Vaya, eso era un récord de
ella con él durante las últimas dos semanas. Por lo general, él
era el que hacía preguntas, tratando de conocerla mejor, y
Jamie interfiriendo para responder cuando Fancy no lo hacía.
Mientras ‘Boomer’ explicaba lo poco que podía sobre sus
carreras en el Equipo Cuatro de los SEAL, Brody recordó lo
que Maguire había dicho antes. En realidad, había estado en
su mente desde que se enteró de que ella era viuda. Supuso
que tendría unos treinta años, lo que la hacía tener unos
veintisiete cuando perdió a su marido, demasiado joven para
tener que pasar por semejante horror. ¿Cuánto tiempo
llevaban casados? Su mirada vagó por su rostro y luego por su
cuerpo. No tenía cicatrices, ni discapacidades notables por el
accidente y el coma posterior. ¿Cuánto tiempo le había llevado
recuperarse?
En algún momento de las últimas horas, sus sentimientos
hacia ella habían cambiado. Se habían vuelto más fuertes y
ella ya no era solo una mujer de una conquista potencial. Ella
estaba sacando a relucir el Dom interior en él. Él era alguien
que podía apagarlo de vez en cuando. Había salido con
muchas mujeres “románticas”, algunas que disfrutaban de
algunas cosas D/s que les presentaba, y otras que sabía que
era una línea que no cruzarían. ¿En qué categoría entraba
Fancy? Si bien no le importaba incursionar en el mundo del
romanticismo de vez en cuando, sabía que para él cualquier
relación a largo plazo necesitaría una dinámica D/s, al menos
en el dormitorio.
El timbre de la puerta principal tintineó, y miró por
encima del hombro para ver al tipo del cristal entrar con un
sujetapapeles en la mano. Hizo que Fancy firmara la orden de
trabajo para poder enviarla a la compañía de seguros y luego
le dio una copia del recibo.
Brody estaba a punto de empezar a agarrar lo que
necesitaban para conectar la alarma a la ventana cuando una
mano en su antebrazo lo detuvo. Sus ojos viajaron por el
brazo femenino, hasta el hombro, el cuello, la cara y luego
los ojos de la mujer que había estado invadiendo todos sus
sueños últimamente. El contacto envió un cosquilleo a través
de él, y luchó contra el impulso de temblar. Maldita sea, no
podía recordar ni una sola vez que el toque no sexual de una
mujer le hubiera hecho querer inmovilizarla contra una
pared y hacerle cosas salvajes y desagradables.
Los ojos marrones de Fancy le devolvieron la mirada y,
cuando levantó las cejas, se dio cuenta de que estaba
esperando una respuesta. Y que Dios lo ayude, no tenía idea
de cuál era la pregunta. Sacudió levemente la cabeza. «Lo
siento. Me fui por un segundo. ¿Qué dijiste?».
Las comisuras de su boca se curvaron en una sonrisa y,
por un breve momento, supo que estaba viendo a la mujer
real detrás de las múltiples máscaras que había usado para
mantenerlo a distancia. «Les pregunté qué les puedo traer a
ambos para almorzar. Voy a enviar a Jamie al otro lado de la
calle, al deli italiano, y lo menos que puedo hacer es darles de
comer por todo lo que han hecho por mí. Sé que dije que las
remodelaciones no estaban en mi presupuesto en este
momento, pero puedo realizar pagos mensuales. No puedo
permitir que hagan esto gratis».
Colocó su mano sobre la de ella aún descansando en su
antebrazo, deliberadamente bajó su voz al modo Dom. «Me
ofrecí a hacer esto, Fancy. Y quise decir lo que dije. Págame
con azúcar y lo que sea que pongas en todas esas deliciosas
cosas detrás del mostrador. Eso y ver una sonrisa como la
que me acabas de regalar cada día será un pago suficiente».
Ella se sonrojó mientras reía. «¿Azúcar y una sonrisa
todos los días? Mmm. Lo pensaré. Hoy, sin embargo,
definitivamente te los has ganado».
Se quedaron allí mirándose el uno al otro mientras
pasaban los segundos y el resto de la tienda se desvanecía.
Brody estaba a punto de inclinarse hacia adelante y besarla,
pero, afortunadamente, el timbre de la puerta volvió a sonar
cuando entraron nuevos clientes, teniendo que apartar el
pensamiento de su mente. Por mucho que quisiera besarla,
aquí y ahora no era ni el momento, ni el lugar. Tenía que
tomar esto con calma. Esta mujer lo estaba volviendo loco sin
siquiera intentarlo, y por primera vez en su vida pensó que
podría haber encontrado a la “indicada”. Solo esperaba que
ella le diera una oportunidad.
CAPÍTULO CUATRO
C ON SU CORBATA NEGRA COLGANDO ALREDEDOR DE SU CUELLO ,
Brody se bajó de su camioneta y agarró la chaqueta de
esmoquin que había puesto en el gancho detrás del asiento
del conductor. ¿Quién carajo había pensado en celebrar un
evento de gala un viernes por la noche a mediados de septiembre
en Tampa? Eran las cuatro menos cuarto de la tarde y la
temperatura exterior todavía estaba por encima de los
treinta y ocho grados. Maldita sea, estaba listo para
derretirse. Al menos el aire acondicionado estaría a tope en
las oficinas y más tarde en el Hilton, donde se celebraba la
gala.
Al entrar en el almacén que se había convertido en las
oficinas de Trident, colgó la chaqueta en el perchero en el
área de recepción antes de dirigirse a la sala de conferencias.
Cuando pasó junto al escritorio de la secretaria, Colleen
estaba empacando sus cosas para terminar el día, pero se
detuvo lo suficiente para lanzarle un aullido de lobo. «Te ves
bien, Brody».
Él se rió y le guiñó un ojo. «Ya lo sabes. Diviértete en
Miami».
Este fin de semana Reggie y ella se dirigían allá para la
boda de un pariente. «Gracias. Te veo el lunes».
Hizo una señal de despedida por encima del hombro y
entró en la enorme sala de conferencias, que había duplicado
su tamaño con las renovaciones que habían hecho dos meses
antes. La empresa de Parker había realizado la
transformación original del almacén, convirtiéndolo en un
espacio de oficinas en la planta baja, habitaciones con literas
y viviendas en la planta superior, y un garaje para vehículos
en la mitad trasera del edificio. Había un espacio no utilizado
que había sido tapiado hasta que Trident lo necesitara, lo que
sucedería ahora que habían contratado a más personal, el
equipo Omega. Parker había agregado más oficinas y
ampliado la sala de conferencias y la sala de guerra de Brody.
Si bien le encantaba tener más espacio para sus
computadoras y juguetes electrónicos, no estaba
exactamente emocionado de que Ian y Devon hubieran
contratado a otro experto en computadoras. Su
razonamiento para justificarlo era que estarían jodidos si le
ocurría algo a él, lo cual, aunque no le gustó, lo entendió. Al
menos cuando el chico nuevo, Nathan Cook, llegara la
próxima semana, sería el encargado de la recopilación de
información del equipo Omega, por lo que la carga de trabajo
para Brody no se duplicaría al dar cabida a ambos equipos. Él
y Parker habían actualizado el diseño de la sala de guerra
para que ambos frikis tuvieran su propio espacio y que a la
vez tuvieran acceso completo a cualquier configuración de
computadora que se necesitara.
La mayor parte del equipo Omega ya estaba en la sala de
conferencias, que era lo esperado ya que todos, menos dos
agentes, seguían usando las habitaciones con literas en el
piso de arriba hasta que tuvieran la oportunidad de encontrar
una vivienda permanente. Pero no había prisa para eso.
Tomó nota de quién estaba presente ya que esta noche sería
quien liderara el destacamento. Valentino ‘Romeo’ Mancini,
Cain Foster y Tristan McCabe estaban estudiando los planos
del salón de baile y las áreas circundantes del Hilton.
Mientras al otro lado de la habitación se encontraban, Darius
‘Batman’ Knight y Kip ‘Skipper’ Morrison quienes estaban
en una conversación con Ian y Mousaf Amar. La única
persona que no estaba vestida en absoluto con ropa formal
era Ian, que vestía pantalones de vestir negros y una camisa
tipo polo gris. Los acompañaría para presentar a la princesa
al nuevo equipo, pero luego tendría el resto de la noche libre.
Debía ser agradable ser el jefe y establecer las reglas.
Faltaban dos miembros del equipo, pero aún tenían unos
minutos antes de que comenzara la sesión informativa.
Brody se acercó a su cliente y lo saludó con un apretón de
manos. «Ha pasado un tiempo, Amar. ¿Cómo estás?».
El agente de seguridad de cabello oscuro y piel aceitunada
era de ascendencia maliense, aunque su familia había
emigrado a Timasur, el pequeño país vecino del norte de
África cuando tenía diez años. «Bien, mi amigo. Es un placer
estar por un tiempo de regreso en Florida. Me gusta el
cambio de escenario».
«¿Cómo está Su Real Majestad? Mejor, espero».
La reina Azhar había enfermado con una inexplicable
insuficiencia renal a principios de año, lo que obligó a la
princesa Tahira a cancelar una visita a los estados con dos de
sus primos. «Su Alteza está mucho mejor y responde a los
tratamientos. Según el comunicado de prensa que se emitió
la semana pasada, los médicos esperan una completa
recuperación. Y gracias por preguntar. Le diré que
preguntaste por su bienestar».
Estaba a punto de responder cuando un coro de aullidos
de lobo llenó el aire cuando una bomba morena entró con un
esmoquin de corte femenino, y los ojos de Amar se abrieron
como platos. «¿Quién es esa hermosa criatura y por qué no
la conocí antes?», preguntó en voz baja pero interesada.
Brody rió y se inclinó más cerca. «Ella puede patearte el
trasero y dispararte a dos kilómetros de distancia».
«Eso la hace aún más atractiva», murmuró el hombre.
Lindsey ‘Costello’ Abbott puso los ojos en blanco y gimió
ante los halagos que estaba recibiendo por parte del equipo.
En los últimos meses, la exfrancotiradora de los Marines
había demostrado con creces que merecía estar en el equipo
Trident, tanto como los hombres. Si bien la habían
contratado para ocupar el puesto de francotiradora en lugar
de Jake Donovan, que estaba formando un equipo en la costa
oeste, había estado en asignaciones y entrenando con ambos
equipos durante los últimos siete meses. Ella se había
defendido en combate y entrenamiento físico y ya había
protegido sus seis en algunas misiones. Pero cuando se
limpiaba sus manchas de grasa de camuflaje, la mujer
provocaba una total erección. Para encajar con el lugar
extravagante de la celebración de esta noche, su cabello lo
llevaba en un peinado elegante que lo mantenía fuera de su
camino sin dejar de ser elegante. Con el maquillaje sutil que
usaba y su cuerpo tonificado, pero con curvas, la mujer
llamaría la atención toda la noche sin siquiera intentarlo. Sin
embargo, cualquier tipo que intentara interrumpir su
asignación de seguridad esta noche sería derribado y estaría
hablando como soprano o se orinaría en los pantalones
cuando su 9 mm fuera clavado en su cara. Debajo del atuendo
negro ajustado a la medida había ciertamente una variedad
de armas.
Cuando se acercó, Brody la presentó a su cliente.
«Lindsey, este es el jefe del destacamento de seguridad real,
Mousaf Amar. Amar, ella es nuestra más reciente
francotiradora, Lindsey Abbott. Estará más cerca de la
princesa Tahira en caso de que necesite ir al baño o en
cualquier otro lugar donde los hombres no deban estar».
Amar, sonriendo, inclinó ligeramente la cabeza en su
dirección. «Es un placer, Srita. Abbott».
Lindsey respondió con su propia sonrisa cortés pero
profesional. «Gracias, señor Amar. Y es un placer conocerlo
también».
El último hombre al que estaban esperando, entró. Logan
‘Cowboy’ Reese fue presentado a Amar, y luego Ian llamó al
orden a la habitación. «Bien. Repasemos los detalles de esta
noche. Regla número uno: sin importar cuánto se insinúe la
princesa Tahira, Abbott, esto no se aplica a ti, guárdenlo en
sus malditos pantalones. Ella está fuera de los límites. No
solo serán despedidos, sino que les patearé el trasero desde
aquí hasta Timasur, donde el Rey Rajeemh los castrará.
¿Entendido? Bien».
Una hora más tarde, una caravana de SUV negros atravesó
la puerta de la casa de vacaciones de la familia real; bueno,
con sus veintinueve habitaciones, “mansión” era una
palabra más apropiada. El equipo salió de los vehículos y se
apresuró a acercarse al aire acondicionado para evitar
empaparse de sudor. La temperatura solo había bajado dos
grados, a treinta y seis, pero el pronóstico había previsto que
descendería aún más, hasta los veintiséis grados después de
la puesta del sol. Sin embargo, seguía siendo el clima con el
que no querías estar vestido formalmente.
Amar hizo rápidamente las presentaciones de los
miembros de su propio equipo, algunos de los cuales habían
estado de servicio todo el día y estarían libres durante las
próximas horas. Era una de las razones por las que el palacio
había contratado a Trident para complementar su personal
de seguridad aquí en Florida.
El sonido de tacones altos sobre baldosas de granito hizo
que todos miraran hacia la parte superior de una escalera
curva que conducía al vestíbulo. Vestida con un
impresionante vestido de noche esmeralda, la princesa
Tahira hizo su gran entrada. La tela brillaba con cada
movimiento, y su collar de diamantes, brazalete y pendientes
también rebotaban la luz. Su largo cabello negro estaba
recogido por encima de su cuello con algunos rizos
enmarcando sus exóticos rasgos. Brody notó que los ojos de
varios miembros nuevos del equipo se abrían como platos
cuando la mujer bajó flotando las escaleras con una postura
majestuosa que era mitad natural y mitad forzada. Antes, en
la sesión informativa, habían visto varias fotos de la
princesa, pero palidecían en comparación ante la realidad.
Cuando Tahira alcanzó el último escalón, Ian avanzó y
tomó la mano que le ofrecía. Ella le sonrió cálidamente.
«Hola, Ian Sawyer». Tenía la costumbre de usar juntos el
nombre y el apellido de una persona. «Es maravilloso volver
a verte. ¿Cómo está la señorita Angelina?».
La princesa había conocido a Angie el año pasado cuando
ella e Ian aceptaron la invitación del rey Rajeemh para visitar
el pequeño país del norte de África. Las dos mujeres se
habían llevado bien, para sorpresa de Ian. Antes de eso, Ian
había estado en la lista de coqueteos de Tahira, que
aparentemente no se extendía a los hombres que estaban en
relaciones comprometidas. Sin embargo, todos los demás
hombres eran un juego limpio, y Brody estaba seguro de que
ella estaría coqueteando con él y el resto del equipo muy
pronto. «Muy bien, alteza. Ella ha estado ocupada con los
planes de la boda y le ha encantado saber que usted y el
Príncipe Raj asistirán».
«Mi hermano y yo no nos lo perderíamos por nada del
mundo. Sin embargo, mis padres lo lamentan. A mi padre no
le gusta viajar tan lejos de casa con mamá aún
recuperándose». Ella volvió su atención a Brody, y él inclinó
levemente la cabeza con respeto hacia su título. «Bueno,
hola, Brody Evans. Siempre es un placer tenerte en mi equipo
de seguridad. Te ves…».
Haciendo una pausa, inclinó la cabeza hacia un lado y lo
miró fijamente. Insegura de lo que estaba examinando,
Brody miró hacia abajo para ver si había algo en su
esmoquin. Sin darse cuenta de nada, su mirada volvió a la de
ella. «¿Hay algún problema, princesa Tahira?».
En lugar de responderle, dirigió su respuesta a Ian.
«Parece que he perdido por un alma gemela a otro de mis
guardaespaldas estadounidenses favoritos».
Las cejas de Ian se alzaron y Brody estaba igual de
sorprendido, si no es que más. «Um. Lo siento, alteza, pero
no estoy seguro de qué está hablando. No estoy saliendo con
nadie».
Una sonrisa de complicidad se extendió por su rostro.
«Quizá todavía no, pero ya la has conocido. Puedo verlo en
tus ojos y en tu lenguaje corporal, Brody Evans. Pero tienes
dudas. No las tengas. Pronto se dará cuenta y estoy feliz por
ti. Triste por mí, pero muy feliz por ti. Sinceramente,
esperaba que fueras el primero de mis hombres Trident en
enamorarse. Pero más vale tarde que nunca, como dicen los
estadounidenses».
Sus ojos se entrecerraron por el impacto y pensamientos
mientras Ian presentaba a Tahira a los miembros del equipo
Omega. Brody sabía que la mujer creía firmemente en las
almas gemelas y en las cosas “escritas en las estrellas”. Ella
supo de inmediato cuando conoció a Angie que Ian y su
prometida estaban destinados a estar juntos y se lo había
dicho a Ian. Pero no entendía cómo sabía que Brody se había
encontrado a su alma gemela. Sí, había estado pensando que
tal vez Fancy era la indicada, ya que nunca antes se había
sentido tan atraído por una mujer hasta el punto de sentir
celos al verla abrazar a otro hombre, incluso siendo su
cuñado. Sin embargo, no pensó que se veía o actuaba de
manera diferente. Al menos lo suficiente para que la princesa
se diera cuenta a los treinta segundos de haberlo observado.
Uno de los hombres de Amar anunció la llegada de la
limusina, que llevaría a la princesa a la gala, justo cuando un
hombre de cabello oscuro vestido con ropa formal bajaba a
toda prisa por las escaleras. Farid, el primo de Tahira, sería
su acompañante durante la noche. Brody no se molestó en
saludar al joven, ya que Farid había dejado muy claro en
numerosas ocasiones que pensaba que cualquiera que no
fuera de la realeza estaba por debajo de él. El bastardo
presumido le respondería a Amar porque tenía que hacerlo,
pero solo se limitaba a hacer muecas o a mirar con desprecio
a todos los demás guardaespaldas si le hablaban.
Una vez que confirmaron que todos estaban listos, y el
jefe de seguridad de la gala había dado el visto bueno, el
grupo de miembros de la realeza y guardias salió de la
mansión. Ian le deseó a la princesa una agradable velada
antes de irse en uno de los vehículos en los que habían
viajado. Brody subió a la parte trasera de la limusina con
Tahira y Farid, mientras McCabe vigilaría con el guardia de
Amar, que era quien conducía. Los demás liderarían y
seguirían la limusina en las camionetas. Acomodándose en el
suave asiento de cuero, el ex SEAL suspiró. Va a ser una noche
larga y jodida con este maldito traje de gala.

F ANCY SACÓ los moldes para cupcakes del horno de tamaño


industrial y los alineó en la larga mesa de madera para
enfriarlos. Era poco más de medianoche y, una vez más, no
podía dormir, así que, en lugar de dar vueltas y vueltas, había
regresado a la panadería para al menos ser productiva
durante su insomnio. Este era la última tanda porque
necesitaba intentar dormir un poco antes de tener que
regresar a las seis y media de la mañana. Tal vez le dejaría
una nota a Sal diciendo que llegaría una hora tarde. Los
sábados, no abrían hasta las siete de la mañana.
Se quitó los guantes protectores y apagó el horno. Limpió
el lugar para Sal, así que todo lo que tenía que hacer era
cubrir todos los cupcakes, y él podría decorarlos cuando
llegara. Las tartas ya estaban arregladas y las pondrían en la
vitrina por la mañana. Alcanzó el papel de aluminio y la
envoltura de plástico y se congeló cuando escuchó un fuerte
golpe en la puerta principal que se encontraba cerrada.
Aunque había mucha luz en la cocina, las únicas luces
encendidas en la tienda eran las luces rojas de seguridad.
Insegura de quién diablos llamaría a la puerta tan tarde,
tomó un cuchillo grande y su teléfono celular. Digitó el 911 y
mantuvo su pulgar sobre el botón “Enviar”, listo para
presionarlo si fuera necesario. Empujó la puerta batiente
para abrirla lo suficiente y poder ver hacia afuera y se
sorprendió al ver a Brody Evans parado afuera de la entrada
principal, mirando hacia adentro. Llamó más fuerte esta vez,
y Fancy suspiró. Dejando el cuchillo en el mostrador, se
apresuró a atravesar la tienda para averiguar qué quería. No
se había dado cuenta hasta que ingresó el nuevo código de
seguridad, abrió la puerta y vio que él iba vestido con un
esmoquin, sin corbata de moño, con el botón superior de la
camisa desabrochado. «Hola. ¿Qué estás haciendo aquí?».
Sus ojos escanearon su cuerpo como si se asegurara de
que ella estaba bien. «Te iba a preguntar lo mismo. Conducía
a casa y vi la luz de la cocina encendida con tu auto en el
estacionamiento. ¿Todo está bien? ¿Y qué huele tan
malditamente bien?».
Ella se rió entre dientes. El hombre no bromeaba cuando
mencionó su gusto por lo dulce. Pero nunca se sabría al
mirar su firme y esculpido físico. «Cupcakes y tartas de
frambuesa. Y sí, todo está bien. A veces, cuando no puedo
dormir, vengo a hornear».
El alivio en su rostro era evidente, pero luego entrecerró
un poco los ojos. «¿Sola? ¿Y por qué no puedes dormir?».
Se encogió de hombros, restándole importancia. No había
forma de que ella le dijera la verdadera razón. «Solo
insomnio ocasional. Algunas noches no puedo desconectar
mi mente. Y mantengo todo bajo llave, así que estoy bien
aquí sola». Abrió la boca para decir algo más, pero su
estómago aprovechó ese momento para gruñir, en voz alta.
Su rubor la hizo reír y abrió más la puerta. «Entra y te daré
algunos para que te los lleves».
Después de cerrar la puerta de nuevo detrás de él, regresó
a la cocina con él siguiéndola. Miró por encima del hombro y
preguntó, «¿De dónde vienes tan bien vestido? Te ves bien
con esmoquin, por cierto». Ahora, ¿qué diablos la había
hecho añadir eso?
«Te gusta mi personificación de Sinatra, ¿eh? Tuvimos
un destacamento de seguridad en una elegante gala esta
noche en el Hilton. Era un grupo de personas mostrando lo
ricos que son y asegurándose de que todos supieran cuánto
estaban donando para la investigación del SIDA».
“«Oh, Dios mío, huele aún mejor aquí. Mujer, ¿dónde
diablos aprendiste a hornear y a quién debo agradecer por
haberte enseñado?».
Ella se rió entre dientes. «A mi tía Denise. Ella sigue
siendo la dueña de una panadería en Ohio, de donde soy
originalmente. Le diré que le mandas las gracias. ¿Quieres
una tarta o un cupcake sin el glaseado? No estarán decorados
hasta la mañana».
«No puedo comer un cupcake sin el glaseado, es como
comer un bistec sin papas, así que una tarta, mejor. ¿Te
importa si me la como aquí? De lo contrario, estaré babeando
durante todo el viaje a casa a menos que lo ponga en el
maletero de la camioneta».
Su risa se transformó en una carcajada. «Claro, no me
importa. Una tarta en camino». Acercó un taburete de
madera al mostrador y le indicó con un gesto que tomara
asiento. Ella deslizó una de las golosinas individuales frente
a él y le entregó un tenedor limpio. «Lo siento, no tengo la
máquina de café encendida, pero puedo ofrecerte un vaso de
leche».
«Perfecto gracias». Dio un mordisco y puso los ojos en
blanco. «¡Santo cielo! Esto está delicioso».
Fancy sonrió y colocó un vaso lleno de leche junto a su
plato. «Me alegro de que te guste».
Mientras ella comenzaba a cubrir las bandejas de
pastelitos, Brody se comió su tarta. El silencio entre ellos era
cómodo, pero la conciencia que tenía su cuerpo ante su
presencia era un poco desconcertante.
Echó un vistazo y vio que su plato estaba vacío, a
excepción de algunas migajas. «¿Quieres otro?».
«¿El sol sale por el este? Por supuesto, quiero otro. Sin
embargo, lo que me gustaría aún más es que te unieras a mí.
Nada va mejor con un dulce que una mujer aún más dulce».
Ella se rió mientras deslizaba otra tarta en su plato. «¿Es
eso todo lo que sabes hacer con el sexo opuesto? ¿Coquetear,
quiero decir?».
«No. También sé cómo tratar a una mujer como si fuera
la única en el mundo. De la misma manera que mi padre les
enseñó a todos sus hijos».
Después de servirse un vaso de leche y acercar otro
taburete, se sentó a su lado. Cuando levantó su tenedor en
cuestión, ella negó con la cabeza. «Me uniré, pero pasaré de
la tarta. Se suele perder el gusto por lo dulce cuando está
cerca todo el tiempo».
Sus ojos se agrandaron. «Dios nos libre».
«Entonces, ¿vienes de una familia numerosa?».
Asintió mientras tragaba. «Sí. Soy el cuarto de seis hijos.
Dos hermanas mayores, una menor y dos hermanos, uno
mayor y otro menor. ¿Y tú? ¿Tienes hermanos?».
Tengo un hermano mayor que vive en Hawái y dos medias
hermanas de mi padre, pero no las conozco».
Arqueó las cejas. «¿No? ¿Qué edad tienen?».
Se le escapó un profundo suspiro. Deseaba tener la familia
cercana que tenían la mayoría de sus amigos, pero no estaba
destinado a ser así. «Catorce y dieciséis. Viven en California
con mi padre. Él y mi mamá nunca se casaron, pero
intentaron salir adelante. Obviamente, no funcionó. No lo he
visto en unos quince años, pero de vez en cuando recibo una
tarjeta por correo o finalmente contesta uno de mis correos
electrónicos. Hace años quise ir a California a conocer a su
esposa y a mis hermanas, pero él seguía posponiéndolo.
Tengo la impresión de que su esposa no deseaba conocerme
y él la complacía».
«Lamento escuchar eso. ¿Que hay de tu mamá?».
Ella tomó un sorbo de su leche. «Sigue en Ohio. No
éramos muy unidas cuando crecí porque ella siempre tenía
dos trabajos. Una vez que tuve la edad suficiente para cuidar
de mí misma, ella tuvo una especie de crisis de mediana
edad. Está con su marido número tres en este momento.
Supongo que está tratando de compensar el hecho de estar
soltera la mayor parte de su vida». Sacudió levemente la
cabeza. Siempre le había molestado que su familia no fuera la
perfecta familia pequeña con padres casados, una casa con
una valla y un perro. Al menos cuando conoció a su esposo,
se había acostumbrado a que su hermano y sus padres
estuvieran muy cerca. Y cuando ella y Patrick se mudaron a
Florida, Corey los siguió. Sus suegros se habían quedado en
Ohio y habían planeado retirarse a la cercana Sarasota, pero,
cuando perdieron a su hijo mayor, su dolor los hizo quedarse
donde tenían más recuerdos de él. «De todas formas. Tengo
algunas tías, tíos y primos en el norte, pero mi tía Denise y
yo siempre hemos sido las más cercanas. Ella nunca se casó,
ni tuvo hijos, así que trató de cubrir lo que le faltaba a mi
mamá. Oh, no me malinterpretes. Mi madre trabajó duro
para mi hermano y para mí, pero debido a eso, rara vez la
teníamos para nosotros solos». Sus ojos se agrandaron. «Y
no puedo creer que te acabo de decir todo eso. Probablemente
quieras irte después de que te arrojé eso».
Se ruborizó y Fancy se puso de pie, pero antes de que
pudiera alejarse, la mano de Brody en su codo la detuvo.
«Oye. No me importa en absoluto. ¿Aún no te has dado
cuenta de que estoy interesado en conocerte mejor? Y no, no
es por eso que ofrecí el sistema de seguridad. Está bien, tacha
eso. Hay una pequeña parte de mí que lo vio como una
excusa para verte más, pero tu seguridad supera todo». Él la
miró con tristeza, como un cachorrito. «Y realmente me
encanta tu repostería, así que por favor no me alejes».
Esa última parte la hizo reír y poner los ojos en blanco
como probablemente él había querido. «Bien. Puedes
quedarte. Al menos hasta que termine aquí».
«Bien. Entonces te seguiré a casa». Le dio otro mordisco
a la tarta, ignorando su mirada de sorpresa.
«Um, no tienes que hacer eso».
Lamió el tenedor y sus ojos siguieron su lengua
involuntariamente. «Um. Sí. Y antes de que preguntes por
qué, te lo diré. Porque soy un caballero en el negocio de la
seguridad, que odiaría ver que te pasara algo antes de tener
la oportunidad de llevarte a una cita. Y porque mi mamá me
daría una palmada en la cabeza si no lo hago». Puso una
mano sobre su corazón. «Por favor, no provoques a mi
mamá».
Su risa se derramó. ¿Qué tenía este hombre que la hacía
sentir más ligera de lo que se había sentido en años? Sus ojos
marrones bailaron divertidos mientras su sonrisa hacía
aparecer sus hoyuelos. Oh, Dios, esa sonrisa era
devastadoramente hermosa; en realidad, todo el hombre era
sumamente guapo. Y por primera vez desde la muerte de su
esposo, quería que un hombre la besara.
Apartó el pensamiento de su cabeza, terminó de cubrir los
cupcakes y guardó el papel de aluminio y el envoltorio. «Está
bien. Dios no quiera que te meta en problemas con tu mami.
Puedes seguirme a casa». Ella lo señaló con un dedo. «Pero
no esperes que te invite a pasar. Ahora, necesito dormir y no
invito a hombres a mi casa hasta al menos la tercera o cuarta
cita». Bueno, al menos no lo haría si alguna vez tuviera una
cita.
Sus cejas se alzaron. «Entonces, ¿esto significa que estás
dispuesta a tener una cita conmigo?».
Ella se encogió de hombros con timidez. «Quizás. Estás
empezando a gustarme. Uno de estos días podría decir que
sí».
«Entonces espero con ansias ese día, dulzura».
CAPÍTULO CINCO
E L D OM SE SENTÓ EN SU AUTO , MIRANDO FIJAMENTE LA ENTRADA
del club. La perra sumisa tenía que salir en cualquier
momento. Su novio dominante estaba trabajando en el
hospital y, en lugar de ser una buena sumisa y quedarse en
casa un lunes por la noche, donde pertenecía, se escapó y fue
al club BDSM, “El Calabozo del Diablo”. No era uno de los
privados de alto nivel porque le habían prohibido entrar a
“La Alianza” y solo se le permitía entrar en “Heat” con su
Dominante. Bueno, esta noche iba a recibir lo que se merecía
por ser una zorra tan traviesa.
Recordó todos los chismes que había estado escuchando
durante la última semana y media. La noticia de la
desaparición de Christie Lawrence, también conocida como
Clementine, se había extendido entre los miembros de varios
clubes de BDSM, incluido “La Alianza”, y las pocas personas
que la habían conocido antes estaban preocupadas por lo que
le había sucedido. Él era el único en esta tierra que sabía lo
que le sucedió. Ella había gritado, llorado, rogado que la
dejara ir y, al final, había rogado morir. Y él había estado
muy feliz de complacerla.
Clementine había vivido más tiempo que la primera
sumisa que había llevado a su guarida. Aquella zorra era
nueva en el estilo de vida, y aunque había visto una noticia
en el periódico sobre su desaparición, parecía como si nadie
la hubiera conectado con el “Munch” al que había asistido.
[Nota de la T.: Munch: son reuniones sociales de personas que
practican o están interesadas en el mundo BDSM]. Ahí había sido
donde el Dom la conoció. Había “Munches” por lo menos una
vez al mes en varios lugares de Tampa y sus alrededores.
Eran eventos en los que los novatos interesados en BDSM
podían reunirse y hablar con personas experimentadas en el
estilo de vida sin jugar. Introducirla a su mundo había sido
divertido al principio, pero no había durado mucho. Fue
entonces cuando decidió buscar sumisas con más
experiencia.
Si era honesto consigo mismo, quería desesperadamente
contar a todos lo que les había sucedido a Clementine y a la
otra perra, y dónde estaban ubicados sus desechos cuerpos,
en medio del Golfo de México. Pero ese sería el final de su
diversión y sus juegos. Sin embargo, esta vez planeaba dejar
a Heather Davis donde finalmente pudieran encontrarla. Si
no podía dejar que la gente supiera quién estaba poniendo a
estas putas en su lugar, al menos podía permitir que
admiraran su trabajo.
La puerta sin letreros de “El Calabozo del Diablo” se abrió
y salió su objetivo previsto vistiendo su ropa cachonda para
el club. Su cabello estaba más revuelto que cuando había
entrado, y su rostro estaba sonrojado. Estaba claro que había
jugado, y no con su Dom. Bueno, perra, vas a jugar mucho más
durante los próximos días.
Encendió su vehículo, esperó a que ella se subiera a su
pequeño auto deportivo y luego la siguió a su casa.

B RODY LE SONRIÓ a Marco mientras se agarraba fuerte a la


correa de “ay mierda” detrás de su cabeza. Marco ya se
estaba riendo, mientras otro miembro del equipo Omega de
aspecto verde echaba su desayuno en una bolsa de vómito.
Esta vez, le tocó Morrison, quien estaba retirado del Ejército
y era un exfrancotirador SWAT de LAPD. El helicóptero en el
que estaban todos giraba y se inclinaba como si estuviera
atrapado en un tornado. Brody sabía muy bien lo que iba a
hacer la pilota, Tempest Van Buren, apodada ‘Babs’ por
“bad-ass bitch” (Perra cabrona), una vez que estuvieran en el
aire, por lo que se abstuvo de comer su bocadillo matutino de
la panadería de Fancy, que lo estaba esperando en su oficina.
Habían pasado cuatro días desde que encontró a Fancy
trabajando aquella madrugada, y esta mañana finalmente
cedió para acompañarlo esta noche al partido de béisbol de
los Rayados de Tampa vs. los Indios de Cleveland. Había
estado mucho más habladora en los últimos días, y una vez
que supo que era fan de los Indios, supo que tendría que
pedir algunos favores para conseguir buenos asientos. Ella
no lo sabía todavía, pero iban a estar sentados justo detrás
del plato de home. Esa era una de las mejores cosas que
funcionaban para Trident, las ventajas y los contactos.
Abbott fue la siguiente en vomitar en una pendiente
rápida seguida de una desagradable caída en el sigiloso
helicóptero, y Marco miró su reloj y luego asintió. Brody
habló por sus auriculares. «’Babs’, bájalo. Es hora de llevar a
estas señoritas a tierra».
Varios gemidos llegaron por el aire cuando Van Buren lo
confirmó y luego puso su música disco a todo volumen. El
ritmo de los Bee Gees cantando “Stayin’ Alive” retumbó a
través del pájaro mientras se inclinaba hacia el helipuerto de
Trident, y todos se inclinaron hacia un lado debido a la
gravedad de la Tierra. Desde arriba, el complejo parecía ser lo
que era antes de que los hermanos Sawyer lo compraran, un
montón de almacenes, que antes eran propiedad de
traficantes de drogas. Trident había agregado el helipuerto y
una pista con una carrera de obstáculos hacia el norte. Hacia
el sur, había una galería de tiro diseñada para parecerse a la
calle principal de una pequeña ciudad y un edificio de
entrenamiento de cinco pisos donde muchas de las paredes
se podían mover para variar la configuración. Todo el recinto
estaba rodeado por una valla de seguridad y al otro lado
había varios cientos de hectáreas de bosque.
En el primer almacén se encontraba “La Alianza”. No
había señalización que anunciara el club privado de BDSM y
era difícil obtener una membresía. Una valla interior
separaba el club del resto de los edificios que albergaban las
oficinas de Trident, las habitaciones con literas, el garaje de
mantenimiento, el gimnasio, el almacén y la sala de pánico.
El último almacén se había convertido en cuatro grandes
apartamentos, uno para cada uno de los hermanos Sawyer
(Ian, Devon y Nick) y sus queridas parejas, y la ahijada de
Ian, Jenn.
‘Babs’ bajó el helicóptero con práctica facilidad, y el
equipo Omega se apresuró a salir, por si acaso ella decidía
emprender el vuelo de nuevo. Sin embargo, no tenían de que
preocuparse, porque la piloto ya estaba apagando el motor.
Con la cabeza baja, todos despejaron los rotores antes de
erguirse nuevamente. Todos parecían tener náuseas, pero
Brody y Marco no pensaban ponérsela fácil hoy. Mientras se
cargaba al hombro su paquete de veinticinco kilos que hacía
juego con el de ellos, Brody ladró, «¡Vamos, mariquitas!
Pónganse las mochilas y alístense. Vamos a tener una carrera
larga y agradable, dieciséis klicks, y luego tendrán el
descanso que estarán suplicando».
«¿Qué diablos es un “klick”?».
Brody olvidó que Foster siempre había pertenecido a las
fuerzas del orden, sin antecedentes militares, y no sabría lo
que eso significaba. «Klick es un término militar por
kilómetro. Dieciséis klicks son poco menos de diez millas».
Le enviaron algunas miradas sucias y gemidos, pero nadie
discutió. El equipo Omega de seis hombres se alineó con
Abbott en el otro extremo. A Brody no le preocupaba que ella
quedara atrás. De hecho, probablemente estaría presionando
a los otros chicos para avanzar. «¡Muévanse!».
Se dirigieron hacia la línea de la cerca oeste y Marco
corrió hacia adelante para colocar su mano en el escáner de
seguridad que abriría la puerta que conduce a un sendero en
el bosque. Brody volvió a cerrarla después de que todos
hubieran terminado. Con su negocio actual y misiones
pasadas como SEAL, el equipo original de Trident se tomaba
en serio la seguridad del complejo. Había muchas medidas de
alta tecnología, junto con guardias armados en la puerta
principal y el perro rescatado de Ian, Beau, que había sido
entrenado por una empresa que suministraba perros al
ejército y empresas de seguridad privada.
Las pisadas suaves y los sonidos de la naturaleza era lo
único que escucharon durante los primeros kilómetros, luego
comenzó la respiración pesada. Eran solo las 0900 horas, y
querían hacer esto antes de que las temperaturas superaran
los 30 grados. Al menos las marcas de los treinta y ocho
grados habían disminuido en los últimos días.
Miró al equipo. McCabe, Abbott, Reese y Knight ya no
estaban verdes, pero Foster, Mancini y Morrison todavía
tenían un tono desagradable en sus rostros. Foster se hizo a
un lado para vomitar de nuevo, pero tan pronto como
terminó, rápidamente se reincorporó a las filas. Brody sabía
que Ian y Devon estaban tratando de decidir quién
encabezaría el equipo Omega, Foster o McCabe, y sería una
decisión difícil. Ambos hombres tenían fuertes habilidades
de liderazgo, y donde a uno le faltaba, el otro lo compensaba,
y viceversa. Venían de dos orígenes diferentes. Foster, del
Servicio Secreto y McCabe, de las Fuerzas Especiales del
Ejército, con un entrenamiento avanzado similar y muy
diferente.
Para cuando dieron la vuelta, todos estaban empapados
en sudor. Un enfriador de agua embotellada esperaba a los
corredores acalorados en el “Oasis de Ian”, el patio trasero
del complejo que Angie había diseñado para el ‘Jefe’, como
regalo de cumpleaños. Corría a lo largo de los almacenes y
estaba ubicado entre los edificios que albergaban los
apartamentos y el gimnasio. Se había quitado el asfalto y se
había reemplazado por césped, luego se había agregado una
cocina al aire libre, varias áreas para sentarse, rociadores de
enfriamiento, un pozo de fuego y un estanque de peces koi
con una cascada. Había muchas noches en las que todos se
reunían allí solo para relajarse.
Cada miembro del equipo soltó sus mochilas, agarró al
menos dos botellas y se echó en un asiento. Marco presionó
el interruptor para activar el rociador de enfriamiento que
estaba escondido debajo de los aleros de ambos edificios.
Varios se quitaron las camisetas empapadas, incluida Abbott,
que llevaba un sujetador deportivo negro debajo. Brody la
miró. Ella estaba en óptimas condiciones físicas y tenía un
cuerpo impresionante, pero se encontró pensando que
prefería el más suave de Fancy. Había pasado muchas
mañanas masturbándose con lo que imaginaba que se vería
la deliciosa panadera bajo su blanca ropa de chef. La única
vez que la había visto con ropa normal fue la otra noche.
Llevaba unos vaqueros cómodos, que solo habían realzado
sus curvas, y una camiseta azul con cuello en V que le había
dado un toque coqueto de su escote. El recuerdo hizo que su
pene se contrajera, y se obligó a apartar la imagen de su
mente. Ahora no era el momento apropiado para ponerse
duro por la mujer que estaba ansioso por tener en su cama.
Abrió una segunda botella de agua, bebió la mitad cuando
los teléfonos de Marco y sus celulares les alertaron de un
mensaje de la oficina. En lugar de comprobar el suyo, Brody
se limitó a levantar una ceja a su amigo que estaba leyendo el
texto. De pie, Marco inclinó la barbilla en dirección a las
oficinas. «Ian nos quiere a ti y a mí allí. Algo está pasando».
Brody se puso de pie y se dirigió al equipo antes de seguir
a Marco. «Vayan a las duchas. Tienen una hora antes de
llegar a la “Calle Principal” para practicar el tiro al blanco».
Entró en el área de recepción pisándole los talones a su
compañero de equipo, Brody se estremeció cuando el aire
acondicionado golpeó su piel y camisa cubiertas de sudor. Se
le puso la piel de gallina en los brazos. Después de enterarse
de lo que estuviera pasando, iría a las duchas del gimnasio,
ya que el equipo Omega usaría todas las que estaban en las
literas de arriba. Colleen les impidió que se dirigieran a la
oficina de Ian y les dijo que todos estaban en la sala de
conferencias. En el camino, Brody se desvió hacia su cuarto
de guerra y agarró sus rollos de canela, tomando un gran
bocado de uno mientras caminaba por el pasillo y entraba en
la habitación donde todos los demás se habían reunido.
Se sorprendió al ver al detective Isaac Webb del
Departamento de Policía de Tampa, con Cal Watts del equipo
SWAT del FBI local sentados en la mesa larga con Devon, Ian,
Marco y ‘Boomer’. Webb era un hombre negro alto y delgado
de unos cuarenta años, mientras que Watts, de treinta y siete
años, era aproximadamente diez centímetros más bajo y
medía un metro setenta, era más fornido y era pelirrojo. El
primero llevaba una de las camisetas polo de la policía de
Tampa que el departamento dejaba usar a sus detectives en
temperaturas más cálidas, en lugar del traje y corbata. Pero
Watts aparentemente estaba fuera de servicio en ese
momento, a menos que la oficina hubiera cambiado su
código de vestimenta para incluir pantalones cortos de carga,
camisetas de Metallica y zapatillas deportivas.
Brody se limpió la mano pegajosa en la camisa mojada y
luego se dio cuenta de que eso era igual de malo, así que en
su lugar les hizo una señal como saludo. «Lo siento chicos.
¿Qué pasa?». Se sentó entre ‘Boomer’ y Marco y colocó una
de las computadoras portátiles frente a él. Fuera lo que fuese
lo que estuviera pasando, probablemente iba a necesitar algo
de información.
Antes de que alguien respondiera, Ian se paró y cerró la
puerta y luego volvió a sentarse. No había duda de la
expresión sombría de su rostro. «Esto permanece en esta
habitación por ahora, pero estoy seguro de que saldrá pronto.
Parece que tenemos un gran problema. Cal está aquí de
forma extraoficial».
Ante las miradas curiosas de los demás, Cal dijo, «Isaac
ocupó el lugar de Jake en nuestros juegos de baloncesto de
los martes por la noche en la “Y”, así que nos conocemos
desde entonces. Él explicará lo que está pasando».
Todos sabían que Jake Donovan había asistido a la YMCA
local para los juegos quincenales antes de dirigirse a San
Diego para poner en marcha el equipo de la costa oeste de
Trident. Enviar a Jake había sido una decisión de ganar-
ganar para todos porque estaba en una relación de Dom/sub
comprometido con Nick, el hermano menor de Ian y Devon,
quien estaba en el Equipo Tres de los SEAL asignado allí.
Webb se aclaró la garganta. «La Central recibió una
llamada esta mañana sobre una persona desaparecida. Una
mujer que creo que todos conocen, Heather Davis».
Boomer y Devon gimieron mientras Brody ponía los ojos
en blanco. ¿Este era el “gran” problema? ¿En serio? Heather
era la perra más grande del mundo. Cuando la esposa de
Devon, Kristen, llegó por primera vez al club como invitada,
en el vestuario de mujeres se había metido en una pelea de
tirones de pelo con Heather y otra sumisa. Las dos perras
habían estado intimidando nada menos que a la secretaria de
Trident, Colleen, cuando Kristen las interrumpió. En ese
momento, Colleen era muy tímida y rehuía las
complicaciones, y tampoco estaba trabajando aún para el
equipo. Heather y la otra sumisa ya habían estado en libertad
condicional por acoso escolar, y esa noche se les revocó la
membresía. Kristen terminó siendo apodada ‘Chica Ninja’, y
unos meses después, Ian contrató a Colleen, por lo que su
prometido/Dom, Reggie Helm, estaba agradecido. Incluso él
había visto los cambios positivos en su mujer. Desde que se
conocieron, las dos mujeres se habían hecho buenas amigas
y Colleen había florecido bajo la formación y la mirada atenta
de los empleados de Trident. Ahora sabía cómo defenderse e
incluso tenía una licencia para portar un arma.
«Basta, idiotas, y escuchen al hombre». El tono de Ian
hizo que todos callaran y luego se sentaran más erguidos. Si
hubieran estado en el club, todos habrían dicho que usaba su
voz Dominante, pero en este escenario, era su voz de “Soy su
teniente, y acaban de cagarla”. Era obvio que ya estaba al
tanto de lo que estaba pasando.
Webb se hizo cargo de nuevo. «Bueno, sea cual sea el
problema que tuvieran con la Sra. Davis, puedo asegurarles
que está desaparecida, y que no es la primera». Los ojos de
Brody se posaron en Marco y vieron que su amigo también
hizo la conexión con la amiga desaparecida de Kayla London
del “Heat”. «Su novio con quien vive, el Dr. Scott Harrison,
llegó a casa después de su turno en el hospital, que, debido a
un accidente de varios vehículos, lo tuvo en la sala de
emergencias hasta las 2:00 a.m. Cuando llegó a casa veinte
minutos después, encontró el auto de la Sra. Davis
estacionado en el camino de entrada, como esperaba. Sin
embargo, ella no estaba en casa. Volvió a salir y vio que su
coche estaba cerrado con llave con su teléfono móvil en la
consola central; sin el bolso. Llamó al 911 cuando ella no
regresó a las ocho de esta mañana. Ahora, por lo general,
esto no habría provocado ninguna alarma, y todos asumirían
que ella se había escapado o algo así, pero, como dije, este
caso no es el primero con exactamente las mismas
circunstancias. Llegaré a los demás en un momento. Lo que
esta vez resultaba diferente era que uno de los zapatos de
tacón alto de la Srita. Davis fue encontrado debajo del auto
junto a la puerta del conductor cuando las unidades de
patrulla respondieron por primera vez. Según el Dr.
Harrison, no tenía idea de dónde había ido anoche y pensó
que estaba en casa. La última vez que habló con ella por
teléfono, fue poco después de las 6:00 p.m.».
Deslizó una foto 8” x 10” de la rubia desaparecida sobre la
mesa, seguida de otra de una mujer diferente, esta era una
morena. «Christie Lawrence, veintiocho años, desaparecida
desde hace tres semanas. Vista por última vez en un bar en el
Riverwalk por unos amigos, un poco después de la
medianoche. Condujo a casa y desapareció. Su auto estaba
cerrado con su teléfono celular adentro. También faltaba su
bolso». Christie era de quien algunos de ellos ya habían oído
hablar. Brody estudió la foto, era una chica linda. Webb
arrojó una tercera foto sobre la mesa para que el equipo la
viera. Esta mujer tenía el pelo negro. «Melody Barnes,
veinticinco años, desaparecida desde hace seis semanas.
Vista por última vez dejando su trabajo como mesera a las
11:00 p.m. Y, una vez más, su coche estaba en su condominio,
cerrado con llave, teléfono celular adentro. Sin bolso».
Devon se cruzó de brazos y se reclinó en su silla. «Bueno.
Entonces, tenemos tres mujeres desaparecidas, y como no
han mencionado que han encontrado ningún cuerpo, siguen
siendo consideradas sólo como desaparecidas. Entiendo su
preocupación porque las similitudes y circunstancias no
auguran nada bueno, pero ¿qué tiene que ver todo esto con
nosotros?».
Sentado hacia adelante, Ian apoyó los codos en la mesa.
«Ya saben que Heather es una sumisa en el estilo de vida».
Señaló las fotos. «La morena es sumisa y miembro de
“Heat”. Y la otra asistió a su primer “Munch” hace solo unos
días antes de su desaparición. Una de sus amigas fue con ella,
pero no estuvieron juntas en todo momento, así que no sabe
con quién habló Melody, pero ella estuvo allí como una
potencial sumisa del estilo de vida».
«Ay, carajo». ‘Boomer’ acercó las fotos para
inspeccionarlas mejor. «¿Me estás diciendo que tenemos un
chiflado secuestrando sumisas?».
Webb asintió. «Eso es lo que estamos empezando a creer.
Es demasiada coincidencia para ignorarlo. Mi capitán no
quiere traer a los federales aún, por varios motivos. Uno, no
trabaja bien con los demás. Dos, odia al agente especial a
cargo, Stonewall». Brody resopló. Todos en la sala odiaban al
SAC de la oficina del FBI en Tampa; el tipo era un verdadero
idiota. «Y tres, no tenemos cuerpos. Solo tres casos de
personas desaparecidas. Cal me llamó por algo no
relacionado esta mañana y le pregunté, extraoficialmente, si
sabía de alguna conexión con el estilo de vida. Me llevó a ver
a Ian. No tenía idea de que había un club en las instalaciones
de aquí».
«Así es como nos gusta», respondió Ian.
«Lo comprendo. De todos modos, sé que hay otros clubes
en la zona. Me gustaría su ayuda para hacer correr la voz a
las mujeres que los frecuentan para que tengan cuidado
hasta que tengamos más información». El detective se puso
de pie y Cal e Ian siguieron su ejemplo. «Y obviamente no
hace falta decirlo, pero si escuchan algo que pueda darnos
una idea de lo que está pasando, llámenme».
Ian estrechó la mano del hombre. «Por supuesto. Llamaré
a mi primo, Mitch, que es nuestro gerente y copropietario,
junto con los propietarios de los otros clubes, para tener una
reunión. Me aseguraré de que tengan tu información de
contacto en caso de que surja algo».
«Gracias».
Después de que Cal también estrechara la mano de Ian, el
federal y el detective abandonaron la sala. El jefe alzó la voz.
«¿Colleen?».
En cuestión de segundos, la secretaria de Trident estaba
en la puerta. «¿Sí?».
«Llama a los clubes de la lista BDSM. Quiero una reunión
con todos los propietarios y/o administradores de los clubes
en un radio de ochenta kilómetros. Avísales que es
imperativo, y que les agradecería que pudieran venir esta
noche a La Alianza». Miró el reloj de pared. «Hagámoslo
para las siete. Si alguien no puede estar allí, avísame y me
comunicaré con ellos más tarde».
Cuando Colleen se apresuró a hacer las llamadas, Ian se
volvió hacia su equipo. Colocó las manos sobre la mesa y
apoyó su peso sobre ellas. «Dado que estamos cerrados esta
noche, enviaré un mensaje de texto y un correo electrónico
masivo a los miembros. A partir de ahora, ninguna sumisa
sale del club sin una escolta a casa y estará segura bajo
puertas cerradas. Aquellas sin Dom serán seguidas a casa por
un Dom voluntario o por seguridad. Sin jodidas excepciones.
Que me condenen si este puto imbécil se lleva a un miembro
de mi club».
Todos los hombres estuvieron de acuerdo. Eran
extremadamente protectores con las sumisas que
pertenecían a “La Alianza”, sin importar quiénes fueran.
Ian miró a Marco y luego a Brody. «¿Cómo va el
entrenamiento?».
Después de meterse en la boca lo último de su rollo de
canela, Brody tragó y luego sonrió. «Todos menos Batman
vomitaron por causa de ‘Babs’, pero él ya ha estado en varias
de sus montañas rusas. Lo están haciendo bien en las
simulaciones de rescate y están empezando a pensar como
un equipo. ¿Cuándo planeas soltarlos en medio de la nada?».
El último ejercicio de entrenamiento consistiría en dejar
que el equipo Omega se adentrara en medio de la naturaleza
salvaje de las Montañas Rocosas con una caminata de dos o
tres días. Tendrían menos que lo básico para sobrevivir y
necesitarían la aportación de todos para llegar al punto de
extracción preestablecido en una sola pieza. «Tenemos
algunos casos y misiones pendientes, y esta cosa de las
sumisas desaparecidas acaba de agregarse. A estas alturas,
probablemente será después de mi boda».
Sonó el móvil de Devon y respondió a la llamada. «¿Qué
pasa, nena?».
Obviamente, era su esposa. Kristen estaba lista para dar a
luz en cualquier momento y no podía suceder lo
suficientemente rápido para ella. Ya tenía nueve días de
retraso. El bebé, ‘JD’, John Devon, se estaba tomando su
tiempo. Brody sabía que Kristen se había sentido
extremadamente incómoda durante las últimas semanas,
con el calor sofocante que siguió a los meses de náuseas
matutinas. Estas habían preocupado bastante a su marido.
Devon se quedó paralizado. «¿Estás segura?». Se puso de pie
rápidamente, envió su silla volando y corrió hacia la puerta,
gritando por encima del hombro, «¡Está de parto!».
Sentado junto a Brody, ‘Boomer’ gimió. «¡Mierda! Aposté
para el jueves pasado. ¿Quién lo hizo hoy?».
‘Cabeza de Huevo’ presionó algunas teclas en su
computadora portátil y abrió el documento con la apuesta de
todos. Con veinte personas aportando cincuenta dólares cada
una, el ganador obtendría mil dólares. «Nick está hoy. Y
Reggie está para mañana, si es un parto largo».
«Me lo imagino».
Arrugó la bolsa de la panadería, ahora vacía y Brody se
puso de pie. «Bueno, me voy a duchar, luego tendremos al
equipo en la “Calle Principal”, si nos necesitas. Pero, por
favor, no lo hagas, porque tengo planes para esta noche con
una dama de lujo».
CAPÍTULO SEIS
D ETRÁS DE LA PUERTA CERRADA DE SU OFICINA , F ANCY SE CAMBIÓ
la ropa blanca de chef y se puso una falda pantalón vaquera y
una camiseta roja sin mangas. Sobre eso, se puso una blusa
de algodón con botones, de los Indios de Cleveland que le
había robado a Patrick años atrás. Era una de las pocas
prendas de su difunto esposo que había conservado. Dejó los
botones desabrochados, se deshizo el moño del cabello, lo
cepilló y luego lo volvió a peinar en una cola de caballo. Se
dirigió hacia un pequeño espejo en la pared y se aplicó un
sutil delineador de ojos, un poco de rubor y brillo de labios.
Su estómago se estremeció al menos por centésima vez ese
día. Su última primera cita había sido con Patrick, pero eso
había sido hace nueve años, cuando ella tenía veinte.
Un golpe en la puerta la sorprendió. Respiró hondo y trató
de controlar los nervios. «¿Quién es?».
«Soy Carol. Brody está aquí». Su empleada cantó las dos
últimas palabras. Durante las últimas dos semanas, Jamie,
Bernice y Carol la habían estado insistiendo para que saliera
con Brody y casi organizan una fiesta cuando se enteraron de
que finalmente había cedido.
«Dile que saldré en un minuto».
«Está bien».
Deslizó sus pies en las sandalias que había traído, metió
su ropa de trabajo y zapatos en una bolsa de lona y la dejó en
su silla. La regresaría a casa mañana después del trabajo.
Agarró su bolso y la bolsa de lona con los recibos del día y se
miró una vez más en el espejo. Las mariposas en su
estómago tomaron vuelo de nuevo, inhaló y luego exhaló
lentamente. «Aquí no pasa nada».
Cerró la puerta de la oficina detrás de ella, entró en la
cocina y se despidió de Miguel, que estaba decorando galletas
grandes con la forma de varios personajes de Plaza Sésamo;
eran un éxito entre los niños. Al entrar en la tienda principal,
encontró a Brody pagando a Bernice por una caja de algo, que
ya había sido atada con una cuerda, junto con dos botellas
grandes de agua y un litro de leche. Llevaba pantalones
cortos color canela, una camiseta de las Mantarrayas de
Tampa Bay y zapatillas de deporte, y se veía absolutamente
atractivo. La camiseta estaba lo suficientemente ajustada
para mostrar su increíble físico, y sus manos ansiaban rozar
los duros contornos de su torso.
Dio la vuelta al mostrador y se acercó a él con las cejas
arqueadas. «Sabes que tienen comida en el estadio,
¿verdad?».
Él le sonrió mientras guardaba su billetera en el bolsillo
de su pantalón. Su mirada pasó rápidamente de su rostro a
sus pies y volvió a subir. «Te ves fantástica». Ella se sonrojó
mientras él continuaba. «Y sí, sé que tienen comida allí. Esto
no es para nosotros. ¿Estás lista?».
Asintió y levantó la bolsa del banco. «Mmm-hmm, pero
¿podemos dejar esto en el depósito nocturno en mi banco? Es
el TD Bank a unas pocas cuadras de aquí».
«Seguro». Se volvió hacia el mostrador y se despidió de
sus empleados mientras recogía la caja y la bolsa en la que
Bernice había colocado las botellas.
Fancy dijo adiós a las mujeres, quienes hicieron una pausa
en su preparación final para darle un pulgar hacia arriba. Ella
sonrió y siguió a Brody hasta la puerta, que él mantuvo
abierta para ella. No podía creer lo mucho que estaba
esperando esta noche y esperaba no estar interpretando
demasiado su atención.
Se detuvo en su camioneta y abrió la puerta del pasajero
para que ella entrara. «Vuelvo enseguida».
Con confusión y curiosidad, lo observó mientras se
apresuraba hacia la parte trasera del estacionamiento. Había
un vagabundo, a quien nunca había visto antes, sentado
sobre un cartón a la sombra de unos árboles. Brody se
acuclilló junto a él y habló mientras abría la caja y la bolsa de
la panadería, para que el hombre pudiera ver lo que había
dentro. Su ropa estaba gastada y un poco sucia, y su cabello
era largo y despeinado, pero estaba claro que nada de eso
molestaba a su cita. Cuando Brody se puso de pie de nuevo y
dijo algo más, sacó su billetera y le entregó una pequeña
tarjeta blanca. El hombre asintió, tomó la tarjeta y luego le
estrechó la mano.
Regresó a la camioneta corriendo, Brody se subió al
asiento del conductor, cerró la puerta y encendió el motor.
Fancy lo miró fijamente. «¿Lo conoces?».
«No». Retrocedió el vehículo fuera del lugar de
estacionamiento y se dirigió hacia la salida.
«¿No? ¿Le acabas de comprar comida y agua a un extraño
sin hogar? ¿Cómo supiste que no era un loco violento o un
criminal o algo así?». Sabía que sonaba sorprendida, pero el
hombre continuaba sorprendiéndola de muchas maneras. Y
cada vez, le agradaba aún más.
Se encogió de hombros y se incorporó al tráfico. «No es
gran cosa. Y sí, podría haber sido cualquiera de eso, pero es
un veterano de la Marina, y eso fue suficiente para mí».
Sus ojos se entrecerraron. «¿Cómo lo supiste?».
Se frotó el antebrazo derecho con la mano opuesta, miró
rápidamente en su dirección. «El tatuaje en su brazo es una
insignia de la Marina. Pasó delante de mí cuando llegué y lo
vi. Su nombre es Russell Adams, por cierto, si lo vuelves a
ver, y hasta donde yo sé, es inofensivo».
«No hay muchas personas sin hogar rondando por esta
área, pero les diré a Sal y Miguel que, si lo ven, está bien que
le den algo de comida y algo más».
«Estoy seguro de que se los agradecerá». Marcó su señal
de giro a la izquierda, redujo la velocidad y esperó a que se
interrumpiera el tráfico. Cuando aparcó frente al cajón del
depósito nocturno, le tendió la mano. «Dame la bolsa, yo me
encargo».
Regresó rápidamente y con el tráfico de la noche, les tomó
casi una hora llegar al Tropicana Field en San Petersburgo, y
casi todo el tiempo él la tomó de la mano. Charlaron sobre
cosas cotidianas y ordinarias, y Fancy sintió que se relajaba
cuando las mariposas dejaron de revolotear en su estómago.
Era muy fácil hablar con Brody y la hacía reír a menudo. El
hombre era muy interesante y mostraba varios aspectos,
cada uno más atractivo que el anterior, y se preguntó por qué
ninguna otra mujer lo había atrapado hasta ahora.
Era una hermosa tarde y la cúpula del estadio estaba
abierta para dejar entrar el aire nocturno. Se detuvieron en
un quiosco y tomaron dos cervezas, luego, nuevamente, la
sorprendió dirigiéndose hacia la sección detrás del plato de
home. Sus ojos se abrieron enormes cuando se dio cuenta de
que estaban sentados a nivel del campo, tres filas detrás de
los bateadores. «Ay, Dios mío. Nunca antes me había
sentado detrás del plato de home en un partido de las
Grandes Ligas. Pequeñas Ligas, sí. Grandes Ligas, no. ¿Son
estos tus asientos habituales?».
Hizo un gesto para que lo siguiera hasta la fila. «No, con
mi trabajo no tiene sentido comprar abonos de temporada,
ya que nunca sé si voy a asistir a un juego o no. Solo me
debían algunos favores, así que los cobré con la esperanza de
darte una buena impresión». Hizo una pausa y luego le
sonrió. «¿Está funcionando?».
Se rió, se sentó y tomó el vaso de plástico lleno de Bud
Light que él le entregó. «Quizás. Te lo haré saber al final del
juego».
Aún faltaban unos minutos para el primer lanzamiento, y
miró a su alrededor. Si bien la mayoría de las personas
vestían camisas y gorros de Tampa Bay, todavía había una
parte considerable que apoyaba a los Indios. Esa era una de
las razones por las que amaba tanto Florida. Había tantas
personas que se habían mudado allí desde otros estados y
países, por lo que siempre había una mezcla diversa. Una
camarera, que atendía a la sección de élite, se acercó para
tomar su pedido de comida, otra novedad para Fancy en un
juego de béisbol. Brody pidió un sándwich de salchicha y
pimiento, mientras ella se decidió por un Gyro.
Después de que se pusieron de pie para escuchar el himno
nacional, comenzó el juego, y hablaron durante todo el
partido, principalmente sobre béisbol, y ella se dio cuenta de
que estaba sorprendido y complacido de que supiera bastante
sobre el juego. La ventaja cambió de manos varias veces, lo
que los hizo abuchear y animar a la multitud dependiendo de
quién tomara la iniciativa.
En los asientos frente a ellos había una pareja con un bebé
de unos dieciocho meses. El niño llevaba una camiseta que
decía “Fan de los Nuevos Mantarrayas”. Era adorable, y
Fancy sintió un momento de tristeza como siempre lo hacía
en presencia de niños pequeños. Para su asombro, cada vez
que el niño miraba por encima del hombro de su padre,
Brody le hacía señas con la mano o muecas que provocaban
una sonrisa o una risita.
«Eres genial con los niños», le dijo Fancy. «Debes tener
muchas sobrinas y sobrinos».
«Oh, sí. En el último recuento, resultaron trece, que van
desde los veintiuno hasta los seis meses de edad. La mayor es
la ahijada de Ian, Jenn, quien nos llama a todos ‘tío’. Su
padre sirvió con nosotros en el Equipo Cuatro. Y el número
catorce debe llegar en cualquier momento. Devon y Kristen
van a tener su primer hijo, un niño…». Fue interrumpido por
el rugido de la multitud por un tiro elevado que se dirigía al
territorio de los jonrones, pero que se convirtió en una falta.
Su atención volvió a ella. «Y bueno, el pequeño ‘JD’ envió a
su madre a un trabajo de parto falso esta mañana, así que
después de un viaje de ida y vuelta al hospital, ella está de
regreso en casa y Dev se está arrancando los pelos por la
frustración. Creo que el tipo se va a quebrar si ese chico no
hace acto de presencia pronto. Hay una enorme apuesta en el
trabajo, pero mi conjetura sobre la fecha de parto ya pasó».
A Fancy le encantó cómo se iluminaba el rostro de Brody
cuando hablaba de sus dos familias: su familia de sangre en
Texas y su familia de amigos aquí en Florida. Era una de esas
personas que apreciaba las pequeñas cosas de la vida. Ella
había sido así antes de la muerte de Patrick y se dio cuenta de
que extrañaba encontrar alegría en las cosas simples. Era
hora de empezar a vivir de esa manera de nuevo, y tal vez
este hombre podría ser quien la ayudara a hacerlo.
Con un out final, terminaba la quinta entrada. La Cámara
del Beso apareció en el marcador y, después de dos parejas,
apareció una tercera. Fancy tardó un momento en darse
cuenta de que eran Brody y ella mientras estaban parados
estirando las piernas. La gente a su alrededor animaba a que
se besaran, ella se sonrojó y lo miró. Con un metro ochenta y
cinco, la superaba. Sonrió, tomó sus mejillas entre sus
manos y lentamente se inclinó para darle un beso, con los
ojos fijos en los de ella todo el tiempo. Su respiración se
entrecortó un segundo antes de que sus labios se tocaran, y
juró que todos y todo lo demás desapareció, excepto ellos dos
y los fuegos artificiales que llenaron el cielo, al menos en su
mente. El beso fue tierno y dulce y terminó demasiado
pronto. Los vítores a su alrededor se calmaron cuando la
Cámara del Beso se apagó y se anunciaba al siguiente jugador
a batear.
Mantuvo sus hormonas bajo control, los bordes de su
boca se movieron hacia arriba mientras sus ojos se
entrecerraban hacia él. «Tú planeaste eso, ¿no es así?».
Brody dejó escapar una carcajada. «Nunca lo diré».
«Oh, oh». El hombre era incorregible.
«Sin embargo, tengo una pregunta».
Ella lo miró con recelo. «¿Cuál?».
Se inclinó de nuevo y le susurró al oído. «¿Podemos
volver a hacer eso más tarde sin una audiencia?».
¡Oh, que el cielo la ayude!

I AN HIZO un escaneo en el área del bar de “La Alianza”,


para hacer un recuento. Quince propietarios y/o gerentes de
los clubes BDSM públicos y privados de la zona habían
podido asistir. Solo dos no pudieron hacerlo, y antes él ya
había hablado con sus representantes para ponerlos al tanto.
Travis ‘Tiny’ Daultry, un ex jugador de fútbol profesional,
que ahora era guardaespaldas y jefe de seguridad en “La
Alianza”, había accedido a fungir como el barman para la
reunión, como cortesía para los demás. Mitch tenía planes
con algunos compañeros de la universidad que estaban en la
ciudad, y antes, Ian había informado a su primo, diciendo
que él se encargaría de la reunión.
Dos veces comprobó que no estuvieran esperando a nadie
más e Ian se acercó a donde la gente del bar y los demás
presentes en una sala de estar cercana podían verlo y
escucharlo. «Está bien, todos. ¿Puedo tener su atención?».
Varias conversaciones se interrumpieron cuando se
volvieron hacia él.
«Quiero agradecer a todos por venir a pesar de la poca
antelación».
«Tu secretaria dijo que era urgente, Sawyer», dijo Seth
Markowitz, el propietario de “El Calabozo del Diablo”, desde
donde estaba apoyado contra la barandilla de bronce que
daba al Pozo. «¿Qué pasa?».
Ian se cruzó de brazos y amplió su postura. «Esta tarde
recibí la visita del Departamento de Policía de Tampa». Los
gemidos y los ojos en blanco llenaron la habitación. Levantó
una mano para llamar su atención de nuevo. «Lo sé, lo sé.
Pero esto era necesario. ¡Oigan, escuchen!». Algunas
personas que habían comenzado a susurrar entre ellas
dejaron de hablar. «Conozco al detective que vino, y no fue
para acosar a nadie. Aparentemente, tenemos tres sumisas
de la comunidad desaparecidas».
«¿Desaparecidas? ¿A qué te refieres con eso?».
«Exactamente eso dije, Seth. Hace unas seis semanas,
una nueva sumisa asistió a un ‘Munch’ y luego desapareció
del camino de entrada de su departamento unas noches más
tarde. Hace tres semanas, una sumisa miembro de ‘Heat’
desapareció, nuevamente, de su camino de entrada, sin dejar
rastro. Antes hablé con el dueño de ‘Heat’, Chad Thomas, ya
que no pudo asistir esta noche. Los detectives ya lo han
entrevistado a él y a su personal, pero no pudieron
proporcionar ninguna pista. El nombre de la mujer es
Christie Lawrence, pero se le conoce con el nombre que usa
en el club “Clementine”, y ningún Dominante la llevaba con
el collar en el momento de su desaparición. La tercera sumisa
que falta es una exmiembro, y ahora prohibida, de “La
Alianza”, Heather Davis». Se soltaron unos “qué carajo”.
Podía ser que Heather no estuviera en la lista de amigos de
todos, pero era conocida en la comunidad local de BDSM, así
como también su novio/Dom, Scott. Su Dominante reportó su
desaparición a las ocho de esta mañana, ya que ella no estaba
en casa cuando él llegó después de las 2:00 a.m. Como las
demás, su auto estaba en el camino de entrada, pero no hay
señales de que ninguna de ellas haya entrado a sus casas. En
el caso de Heather, se encontró un zapato de tacón bajo su
coche».
Markowitz levantó la mano para llamar la atención de Ian.
«Heather estuvo en mi local anoche. No sé a qué hora se fue,
pero estaba allí a las ocho, cuando yo llegué. Puedo ver las
transmisiones de video en la puerta principal, tratar de
reducir la hora a la que se fue y también ver si estaba con
alguien».
«Excelente. Eso ayudaría mucho. Pasa a verme antes de
que te vayas y te daré el número del detective Webb de la
policía de Tampa. Fíjate si también puedes ver los zapatos
que tenía puestos». El hombre asintió e Ian continuó.
«Ahora, en este momento, no tenemos idea de lo que les
pasó a estas mujeres, pero las coincidencias son demasiado
altas para ignorarlas. Ya he iniciado una orden permanente
aquí para que ninguna sumisa regrese a casa sin escolta.
Aquellas que estén solas serán escoltadas por un Dom
voluntario o alguien de seguridad».
«Joder, Sawyer». Esta vez, era el dueño de uno de los
clubes públicos, que solía ser un poco laxo en los aspectos de
seguridad y reglas de la casa. «No tenemos el personal para
hacer eso».
«Lo sé, Tim. Pero puedes correr la voz y poner en marcha
un sistema de amigos. Todo lo que pido es que informes a tus
miembros de que han desaparecido sumisas en
circunstancias inusuales. Anímalos a que se cuiden unos a
otros. Pide a los Dominantes que hagan lo que puedan para
ayudar. Hagan todo lo posible para asegurarse de que sus
sumisas estén a salvo, porque además de que esto no es un
buen augurio para las que faltan, la voz se correrá, les guste
o no. Y cuando suceda, es posible que vean una disminución
en la asistencia a sus clubes. Al garantizar que sus sumisas
están seguras, las protege a ellas y a ustedes. ¿Alguna
pregunta?».
Veinte minutos después, Ian se sentó en el bar tomando
una copa con Tiny. Todos los demás se habían marchado
después de un montón de preguntas, algunas de las cuales no
tenían respuesta. Los asistentes anotaron la información de
contacto de Isaac Webb, en caso de que la necesitaran, y
Markowitz llamaría a la policía a primera hora después de
revisar las cintas de seguridad de su club.
Tiny tomó un sorbo de cerveza. «Hiciste lo mejor que
pudiste, jefe. No puedes vigilar todos los clubes. Solo
tenemos que esperar a que se averigüe qué está pasando
antes de que alguien más desaparezca».
Ian suspiró profundamente y se pasó una mano por la
cara. Su estómago estaba revuelto. «Lo sé. Pero tengo la
sensación de que las cosas van a empeorar mucho, antes de
mejorar».

B RODY MIRÓ el reloj del tablero y respingó. Eran casi las


doce y media y acababan de volver a la tienda para recoger el
coche de Fancy. El partido había tenido entradas extra, y ella
lo estaba pasando tan bien que no quería irse antes del final,
a pesar del hecho de que necesitaba estar en el trabajo a las
6:00 am. Le había asegurado a él que llamaría a una de las
chicas de la tarde para que llegara temprano, y que solo
tuviera que trabajar medio día. Pero eso significaba que tenía
que levantarse en unas cuatro horas y media. A decir verdad,
estaba feliz de que se hubieran quedado todo el partido
porque significaba más tiempo para estar con ella. Y ver la
sonrisa en su rostro y el regocijo en sus ojos cuando los
Indios ganaron, valió la pena cada minuto.
Al entrar en el estacionamiento, notó de inmediato que
algo andaba mal. El Altima plateado de Fancy se inclinaba
hacia el lado del conductor. Maldijo en voz baja, aparcó junto
a su coche, y ella jadeó cuando vio que ambos neumáticos
estaban sin aire. Al abrir la puerta, agarró la pesada linterna
Mag-lite que guardaba debajo de su asiento y le dijo,
«Quédate aquí mientras lo reviso».
Cuando ella asintió en silencio, él se bajó y rodeó la parte
delantera de su camioneta, sus ojos revisaron y evaluaron
cada rincón del estacionamiento en busca de peligro. No
había nadie a la vista y nada más parecía fuera de lugar. Se
puso en cuclillas y maldijo cuando vio el visible pinchazo
inducido por el cuchillo. Alguien había apuñalado
deliberadamente sus neumáticos. Se puso de pie y caminó
para inspeccionar el lado del pasajero, pero los neumáticos
todavía estaban intactos y llenos, probablemente porque ese
lado daba a la carretera. Miró hacia el edificio en el otro
extremo, se reprendió a sí mismo por no haber colocado
suficientes cámaras de seguridad para monitorear todo el
lote. Solo estaban cubriendo la primera fila de espacios de
estacionamiento que corrían paralelos al edificio. Bueno, lo
remediaría por la mañana.
Caminó hacia el lado del pasajero de la camioneta y abrió
la puerta. «Pásame mi teléfono en la consola central, por
favor».
Ella se lo entregó. «Alguien rajó mis neumáticos, ¿no?».
Desde donde estaba sentada, no podía ver las marcas de
cuchillo que él había visto, pero ¿cuáles eran las
posibilidades de que ambos neumáticos se desinflaran sin
implicar una travesura criminal?
«Sí. ¿Quién la tiene contra ti, Fancy? El grafiti y el ladrillo
eran una cosa, pero ahora es obvio que alguien te está
apuntando a ti y no solo a tu tienda».
Sus ojos se agrandaron cuando encontró el número que
estaba buscando en sus contactos. «Tienen que ser los
adolescentes a los que eché hace unas semanas. Al menos
uno de ellos debe guardarme rencor».
Después de presionar el botón de enviar, se llevó el
teléfono a la oreja y esperó a que alguien de la compañía de
remolques que Trident solía usar, respondiera el teléfono.
Cuando contestó una voz masculina, le dio la ubicación del
vehículo y le dijo que lo remolcara hasta el complejo Trident.
Brody cambiaría los neumáticos y luego le pediría a ‘Babs’
que hiciera la alineación, mientras inspeccionaba todo el
vehículo para asegurarse de que no se le hubiera hecho nada
más.
Tomó las llaves de Fancy, sacó la llave electrónica del
Altima y la colocó detrás del piso delantero como lo había
pedido el remolcador, luego regresó a su camioneta. «Te
llevaré a casa y vendré a buscarte por la mañana para llevarte
al trabajo. Te cambiaré los neumáticos y te devolveré el coche
antes del mediodía, para que puedas salir temprano».
Cuando ella no respondió, miró y vio gotas húmedas
rodando por sus mejillas mientras miraba por el parabrisas a
nada en particular. Se acercó y le secó las lágrimas. «Oye,
todo va a estar bien. Descubriremos quién está haciendo esto
y luego presentaremos cargos a la policía».
Su labio inferior tembló cuando lo miró y asintió.
«Perdón. Simplemente no sé por qué alguien sería tan malo.
Todo lo que hice fue pedirles que se fueran porque estaban
haciendo mucho ruido y siendo groseros con los clientes.
Entonces uno de ellos empezó a maldecirme, así que Sal salió
con un bate de béisbol y les dijo que si no se iban,
llamaríamos a la policía. Tiraron su basura al suelo, hicieron
un desorden, pero se fueron. Lo juro, si mis amigos y yo
hubiéramos actuado de esa manera estando en la escuela
secundaria, mi mamá y mi tía me hubieran pateado el
trasero».
Mientras hablaba, sus lágrimas comenzaron a menguar y
la ira las reemplazó, que es lo que él prefería ver. «Me
criaron de la misma manera. Créeme, mis padres solo tenían
que darnos una mirada que decía que no solo estaban
enojados sino también decepcionados, y nos enderezábamos
de inmediato. Nadie provoca mayor culpa que una mamá o
un papá de Texas».
Ella rió. «Tendré que recordar eso».
Se inclinó, le dio un beso rápido y suave. Por mucho que él
quisiera más, era muy tarde y ella necesitaba dormir.
«Vamos a llevarte a casa».
CAPÍTULO SIETE
E L SONIDO CERCANO DE LA PUERTA DE UN COCHE ABRIÉNDOSE Y
cerrándose hizo que los músculos de Heather Davis se
tensaran. No tenía idea de dónde estaba, cómo había llegado
allí o cuánto tiempo había permanecido en ese lugar. Hacía
un rato que se había despertado con un fuerte dolor de
cabeza, en medio del silencio y el hecho de que estaba
desnuda, atada como un águila extendida a una cama
incómoda, con una venda en los ojos y una mordaza de bola
en la boca. Su vejiga estaba dolorosamente llena, y si no se
liberaba pronto, se iba a orinar encima, otra vez. El hedor a
orina y humedad que sentía debajo de los muslos y sus
nalgas, le indicaban que debió haber hecho sus necesidades
en algún momento mientras estaba inconsciente.
Una vez más, intentó sin éxito liberar sus brazos y
piernas, pero las ataduras de sus muñecas y tobillos se
mantuvieron firmes. Incluso si sus músculos no hubieran
estado adoloridos y débiles, dudaba que pudiera librarse de
ellos. Lo último que recordaba antes de despertarse aquí era
haber salido del “Calabozo del Diablo”. Scott, su Dominante,
había estado trabajando en el hospital y ella estaba de humor
para salir y divertirse. Sabía que no se metería en problemas
a menos que no llegara a casa antes del final de su turno
programado a la medianoche, se había escapado. Scott nunca
iba al club público de BDSM, prefiriendo los privados, “Heat”
y “La Alianza”. Y desde que había sido expulsada de este
último, gracias a esa perra que se había casado con Devon
Sawyer, ahora Scott y ella solo jugaban en “Heat”.
Habían estado en una relación de novio/novia, D/s, y
llevaban tres años viviendo juntos, a pesar de los rumores
que ella escuchaba a menudo de que él era demasiado bueno
para ella. Quizás era verdad, y quizás ella no era la sumisa y
la novia más perfecta, pero, a su manera, lo amaba, tanto
como podía.
Se abrió una puerta interior y escuchó pasos sobre
cemento o piedras. Se instaló una burbuja de pánico en su
pecho. Trató de hablar, pero la mordaza la ahogaba. «¿Ooo
ehhh?».
«Ah, bien. Estas despierta. Tiempo perfecto».
La voz masculina le sonaba familiar, pero no podía
ubicarla. Comenzó a luchar contra las ataduras con la poca
fuerza que tenía. Fuera lo que fuese que estuviera pasando,
sabía sin duda alguna que no podía ser bueno. Se estremeció
cuando unas manos tocaron su cara, pero todo lo que hizo el
hombre fue quitarle la mordaza. Tosió e intentó tragar, pero
tenía la boca demasiado seca. Su voz se quebró. «¿Q.…quién,
tos eres tú? ¿Qué diablos…, tos, tos, está pasando?
¡Suéltame!».
«Y ahora, ¿por qué querría hacer algo así cuando estamos
a punto de divertirnos mucho?»
«¡Cabrón! ¡Suéltame!».
Le arrancó la venda de los ojos y parpadeó contra la
intensa luz. Cuando finalmente pudo ver, su boca se abrió
ante el hombre que estaba frente a ella. Era un Dom que
conocía de “La Alianza” y de “Heat”, pero nunca antes había
jugado con él. «¿Tú? ¿Qué pasa? ¡Suéltame! ¿Por qué estás
haciendo esto?».
Su sonrisa era pura maldad. «¿Por qué? En realidad, por
dos razones. Una, porque eres una puta y una puta que se lo
merece. Dos …». Se encogió de hombros. «Porque puedo».
Heather deseaba poder escupirle en la cara, pero tenía la
boca demasiado seca. Tiró con fuerza de sus ataduras de
nuevo. «¡Suéltame, cabrón!».
«Tst, tst. Ese lenguaje soez viniendo de ti. ¿Qué dice tu
Dominante sobre tu sucia boca? Claramente, no sabe cómo
ponerte en tu sitio… Pero yo sí».
Cuando soltó el gancho manteniendo inmóvil su pierna
derecha, ella le dio una patada, pero sus reflejos eran lentos y
los músculos rígidos después de haber estado inmovilizada
durante tanto tiempo. Él fácilmente la agarró por el tobillo
antes de que su pie hiciera contacto con su cuerpo. Sin previo
aviso, dio un paso adelante y golpeó su estómago con el
puño, soltando un “puf” de su boca cuando ella perdió el
aliento. La bilis subió por su garganta mientras jadeaba por
aire mientras él le soltaba la otra pierna. El dolor en su
abdomen era casi insoportable. Perdió el control de su vejiga,
empapando el colchón una vez más, pero no pareció
molestar al maldito bastardo. Y ahora no era el momento de
avergonzarse por ello, tenía cosas mucho peores de las que
preocuparse.
Antes de que pudiera recuperarse lo suficiente como para
luchar, él tenía ambos brazos libres. La agarró por el pelo y la
arrastró fuera de la cama. Su cuero cabelludo chirrió de dolor
cuando sus piernas cedieron, y lo único que le impidió
golpear el suelo fue su mano. Sus puños golpeaban mientras
sus pies intentaban sujetarse, pero él era mucho más fuerte
que ella y sus intentos de hacer daño resultaron inútiles.
Arrastró su cuerpo desnudo y agitado por el suelo de
cemento hasta una cruz de San Andrés como si estuviera
llevando una bolsa de basura al tiradero. El terror corrió por
sus venas cuando él rápidamente la sujetó al artilugio, de
modo que quedara frente a la pared. Un último intento de
patearlo resultó en un puñetazo doloroso en el costado en la
parte carnosa por encima de la cadera.
El sudor y las lágrimas corrían por su rostro. Cuando se
apartó, ella volvió la cabeza para ver qué estaba haciendo el
Dominante. Se le heló la sangre cuando él tomó un látigo de
una mesa de madera y la miró con desdén. «Es hora de gritar
por mí».

B RODY MIRÓ FIJAMENTE la imagen que acompañaba al


artículo de periódico de hace casi tres años en la pantalla de
su computadora. Finalmente se había vencido y había hecho
una búsqueda en Google sobre Francine ‘Fancy’ Maguire. La
curiosidad se había apoderado de él y tenía algunas
preguntas que no sabía cómo planteárselas a ella.
Las veinte URL principales tenían que ver con el accidente
automovilístico en el que habían estado ella y su esposo,
mientras que algunas más estaban relacionadas con su
negocio. En primer lugar y por lo que vio en las fotos
tomadas desde diferentes ángulos, no tenía idea de cómo
Fancy había sobrevivido al accidente. Un transeúnte también
había tomado un video con su teléfono celular, mostrando al
oficial de policía fuera de servicio y a otros dos hombres que
se habían detenido para ayudar, rescatando a Fancy del
asiento del pasajero momentos antes de que el Jeep Wrangler
estallara en llamas. Según el informe del forense, que se
publicó unos días después del accidente, Patrick Maguire
murió en el impacto después de que se pasó un semáforo en
rojo y fue golpeado en el lado del conductor por un camión.
Brody había observado cómo los rescatistas sacaban a la
mujer flácida de los escombros con cuidado, pero con
rapidez, y su corazón se apretó. Había estado tan cerca de
perderla tres años antes de conocerla. Y mucho antes de que
ella comenzara a meterse en su corazón.
Lo único a lo que no tuvo acceso era al informe oficial del
accidente del departamento de policía. Fácilmente podría
piratear el sistema informático de la policía de Tampa, eso
era pan comido para él. Pero Ian le había prometido al jefe de
policía local que su experto en informática no volvería a
hacerlo después de la última vez, a menos que fuera
absolutamente necesario, por ejemplo, algo que tuviera que
ver con la seguridad nacional. Esto no calificaba, por lo que
seguiría la ruta aceptada.
Estaba a punto de buscar el número que necesitaba
cuando ‘Boomer’ entró en la habitación. «¿Estás listo para
irte? Después de que te deje aquí, tengo que ir a hacer una
inspección de seguridad para un nuevo cliente».
Brody miró la hora. Tenía unos minutos más antes de que
tuvieran que devolverle el coche de Fancy. «Sí, pero primero,
¿tienes el número de celular de Freddie Mendoza? Necesito
preguntarle algo».
El experto en explosivos y municiones de Trident a
menudo realizaba entrenamientos cruzados con los equipos
de bombas locales y federales. Mantenían a ‘Boomer’
actualizado sobre las nuevas pesadillas que ideaban algunos
químicos locos, y él les mostraba cosas que había aprendido
mientras difundía artefactos explosivos improvisados y
chalecos suicidas mientras había estado en la “Caja de arena
del diablo”, también conocida como Afganistán e Irak. «Sí.
Aquí está».
Mientras recitaba el número, sonó el teléfono de
‘Boomer’. Respondió, dando un paso atrás fuera de la sala de
guerra. «Hola, gatito».
Mientras su compañero de equipo conversaba con su
prometida, Kat Maier, Brody marcó el número del oficial de
la policía de Tampa. El hombre respondió al tercer timbre.
«¿Hola?».
«Hola, Freddie. Soy Brody Evans».
«‘Cabeza de Huevo’, ¿qué pasa?».
Se relajó en su cómoda silla de oficina de cuero con su
diseño ergonómico. «Tengo una pregunta para ti».
«Dispara».
«¿Qué sabes sobre el accidente automovilístico de Fancy?
En el que murió su esposo».
Hubo una pausa cuando Mendoza reconoció a alguien más
en la habitación con él. «Bueno, no la conocía en ese
entonces, así que nunca revisé el informe. La esposa de Sal es
asistente de enfermera y conoció a Fancy durante su
rehabilitación después de que ella salió del coma. ¿Quieres
decirme por qué me preguntas a mí y no a ella?».
Brody suspiró. «Sólo tengo curiosidad, y estoy realmente
interesado en ella, pero no ha sacado a relucir el tema de
Patrick y el accidente. Tuvimos una cita anoche, y cuando la
llevé de regreso a la panadería a buscar su auto, le habían
cortado las llantas».
«Mierda. ¿Apareció algo en las cámaras?».
«No. Había estacionado fuera del alcance. Más tarde voy a
instalar dos más para abarcar todo el lote. Fancy cree que son
unos chicos a los que echó hace unas semanas».
«Sí, ella mencionó eso. ¿Qué tiene eso que ver con su
accidente?».
Se encogió de hombros a pesar de que el hombre no podía
verlo. «Probablemente nada. Pero no puedo encontrar
ningún informe de noticias sobre los resultados de la
investigación».
Al otro lado de la línea, se escuchó un portazo en algún
lugar cercano al policía y las voces de fondo se hicieron más
fuertes. «Estoy en un entrenamiento que está a punto de
comenzar ahora mismo, pero lo buscaré más tarde y te
devolveré la llamada».
«Gracias, lo aprecio».
«No hay problema. Hasta más tarde».
Después de que la llamada se desconectó, Brody cerró el
navegador de su computadora y se dirigió a buscar a
‘Boomer’. Condujo el auto de Fancy de regreso a la
panadería, con su compañero de equipo siguiéndolo, y
estacionó justo debajo de la cámara más cercana a la puerta
principal, no quería que ella caminara más de lo necesario.
Mostró dos dedos hacia ‘Boomer’ sentado en su camioneta,
indicando que estaría de regreso en unos minutos.
Cuando llegó a la puerta de la tienda, se sorprendió
cuando se abrió y Russell Adams salió arrastrando los pies
con un cartón de leche y una bolsa de panadería en las
manos. Brody agarró la puerta y la mantuvo abierta para él
antes de dejarla cerrarse de nuevo. «Hola, Russell. ¿Cómo
estás?».
El suboficial retirado de la Marina parecía haber
aprovechado las duchas en el refugio cercano del que Brody
le había hablado, que atendía principalmente a los veteranos
sin hogar. Mientras que su ropa todavía estaba desaliñada,
estaba más limpia, junto con su cabello castaño y su piel
clara. Era mucho más delgado de lo que debería ser y su ropa
colgaba de su alto cuerpo. Brody deseaba poder hacer más
por el hombre, pero Russell se había negado a todo lo que no
fuera comida gratis, información sobre el refugio y algunas
palabras amables y comprensivas. El ex SEAL estaba muy
consciente de que muchos veteranos no podían volver a ser
las personas que eran antes de entrar en combate, viendo y
haciendo cosas que la mayoría de los civiles nunca podrían
imaginar.
«Estoy bien, Suboficial», respondió, utilizando el rango
anterior de Brody sobre el que había preguntado ayer. «La
señorita Fancy tuvo la amabilidad de invitarme a comer algo.
Me dijo que me sentara en una de las mesas, pero…». Se
encogió de hombros, su mirada revoloteando en todas
direcciones. «Tener a un vagabundo sin hogar con estrés
postraumático sentado en el interior, no puede ser bueno
para su negocio, así que le dije que me lo llevaría a mi árbol
en la parte de atrás. Ella es muy buena».
Brody sonrió. «Sí, lo es. Y no te habría invitado a sentarte
si no lo hubiera dicho en serio».
El hombre se encogió de hombros de nuevo. «Sí, bueno,
ya no me va muy bien con la gente, y no me gustaría
provocar un episodio ahí dentro».
Sabía que probablemente se estaba refiriendo a horribles
flashbacks y/o pérdida temporal de la realidad, Brody asintió
con la cabeza en comprensión. Muy pocos veteranos
regresaban del combate sin algún tipo de trastorno de estrés
postraumático, pero algunos tenían más suerte que otros en
el sentido de que podían funcionar día a día sin derrumbarse
o algo peor. «Bueno, si necesitas algo, tienes mi tarjeta,
¿verdad?».
«Sí, Suboficial. Gracias».
«Por nada». Vio cómo Russell se movía arrastrando los
pies por el costado del edificio, dirigiéndose a la sombra de
los árboles donde había estado sentado ayer. Brody sacudió
su cabeza y agradeció a su estrella de la suerte que había
regresado a casa de todas sus misiones en una sola pieza, en
su mayor parte, mental y físicamente.
Brody abrió la puerta, entró en la tienda y fue asaltado por
todos los deliciosos aromas que esperaba. Sí, definitivamente
iba a tener que llevarse algo a la oficina. Había algunos
clientes en el mostrador y tuvo que esperar hasta que Fancy
terminara de atender a alguien. Sonrió cuando lo vio y le hizo
señas para que la siguiera a la cocina. De la mesa de trabajo,
tomó dos cajas blancas atadas con una cuerda y se las
entregó. Cambió las llaves del coche por ellas. «¿Qué es
esto?».
«Uno es pastel de migas de piña y el otro son muchas
tartas de frambuesa y chocolate blanco».
Gimió cuando sus ojos casi rodaron hacia atrás en su
cabeza. Se le hizo agua la boca. «Dios, mujer, me estás
matando. ¿Cómo esperas que los lleve a la oficina sin tener
que atacarlos en el camino?».
Fancy soltó una risita. «Estoy segura de que sobrevivirás.
Gracias por arreglar mi auto. ¿Qué te debo por los
neumáticos?».
Cuando él se quedó en silencio y negó con la cabeza, ella
lo miró con los ojos entrecerrados. Sus puños fueron a sus
caderas en un desafío molesto. «Oh, no, Brody. De ninguna
manera. No me dejaste pagar por el sistema de seguridad,
pero no te saldrás con la tuya por mis neumáticos». Ella
extendió una mano con la palma hacia arriba. «Quiero ver la
factura para poder reembolsarte».
Él le lanzó una sonrisa tímida. «La perdí».
Cruzó los brazos y ladeó la cadera y frunció el ceño. «¿La
perdiste? ¿Esperas que me crea eso?».
«Esperaba que lo hicieras». Antes de que ella pudiera
responder, continuó rápidamente. «Te diré una cosa, puedes
pagarme en comida. El costo fue como una cena de bistec
casero con papas al horno, espárragos y algo de postre». Él
le lanzó la expresión juvenil, de “no te preocupes”, que
usualmente tenía a las mujeres cayendo a sus pies.
«Es así, ¿eh?». Sí, no lo creyó por un minuto, pero aún
así valía la pena intentarlo.
«Sí. ¿Qué dices? Puedes cocinar en mi casa, ya que solo
hemos tenido una cita hasta ahora, lo que significa que
todavía no puedo entrar en tu casa. E incluso seré tu
ayudante de cocina y ayudaré a preparar la cena».
Ella vaciló pensándolo mejor, pero cuando las comisuras
de su boca comenzaron a convertirse en una sonrisa, supo
que era un trato hecho. Se inclinó, le dio un casto beso en la
frente. «Eso tendrá que ser suficiente por ahora, pero, más
tarde, voy a besar tus labios todo el tiempo que me dejes».
Giró sobre sus talones dejándola boquiabierta mientras
salía por la puerta. Por encima del hombro, agregó, «Nos
vemos a las seis, ‘Niña Fancy’».
CAPÍTULO OCHO
F ANCY SE ARRASTRÓ DETRÁS DE B RODY MORDIÉNDOSE EL LABIO
inferior mientras él la guiaba a la puerta principal de su casa.
Estaba muy nerviosa esta noche, pero también emocionada.
Cuanto más conocía al hombre, más brillante se volvía su
mundo y, maldita sea, ya era hora. Se esperaba que viviera
bajo un manto de dolor por la pérdida de su esposo, pero
después de tres años, estaba lista para regresar a la tierra de
los vivos. Patrick no querría que ella estuviera sola, llorando
por él el resto de su vida, y ahora que había conocido a
alguien que la hacía reír y sonreír tan a menudo, tampoco
quería estar sola nunca más.
Después de que Brody se hubiera ido la última vez, ya
había comenzado a esperar con ansias esta noche. Había
comprobado que su personal tenía todo bajo control, luego se
dirigió directamente a la tienda de comestibles gourmet de
su calle. Aunque era un poco más caro que su supermercado
habitual, descubrió que la calidad de la carne y otros
alimentos frescos valía la pena el costo adicional. Había
elegido dos jugosos filetes, papas para hornear, espárragos
frescos y un condimento para la carne que el carnicero le
había recomendado, junto con los acompañamientos para
preparar una ensalada. Luego, había regresado a la panadería
y se había puesto a hacer un pastel de fresas. Ahora, Brody
cargaba las bolsas de la tienda, mientras ella llevaba la caja
con el postre. Él le había rogado echarle un vistazo cuando
vio la gran caja de cartón blanca, pero ella le había dicho que
tendría que esperar hasta después de la cena para recibir la
sorpresa.
Lo había seguido en su automóvil hasta su casa, que
estaba ubicada en un vecindario agradable y tranquilo. El
paisaje estaba bien cuidado y le recordó la casa que ella y
Patrick habían tenido. Sacudió la cabeza y trajo su mente de
regreso al presente. Cuando Brody abrió la puerta principal,
dijo, «Tu casa es hermosa. ¿Tienes mucho viviendo aquí?».
Abrió la puerta e indicó con una inclinación de cabeza que
ella debería entrar antes que él. «Aproximadamente un año
y medio ahora. Angie es dueña de la casa blanca de al lado.
Cuando me mudé por primera vez, ella vivía allí, y así fue
como se conocieron ella e Ian».
«Parece que estaba destinado a ser así».
Rió y se dirigió hacia la gran cocina comedor. «Una
pequeña intervención divina, ¿eh? Bueno, a pesar de algunos
baches en el camino al principio, el ‘Jefe’ definitivamente
encontró a su pareja. Cuando Ang se mudó con él, alquiló la
casa a una pareja joven que tienen gemelas de cuatro años.
Son demasiado lindas, me llaman ‘Señol Brofy’». Ella se rió
mientras él dejaba las bolsas en una isla cubierta de granito.
«Ahora, ¿qué puedo hacer para ayudar?».
«Um… bueno, primero, ¿tienes una parrilla al aire libre o
usaré la hornilla?».
Sus cejas se alzaron. «Soy un chico. ¿Qué te piensas? Iré a
encender la parrilla». Señaló un cajón junto a la estufa. «El
papel de aluminio está ahí para las papas, y las ollas y
sartenes están debajo de eso, ya sea como te guste preparar
los espárragos. Vuelvo enseguida».
Mientras pasaba por la gran sala de estar, ella lo miró a
través del hueco de media pared que lo separaba de la cocina.
Agarró el control remoto del televisor y encendió uno de los
canales de música. La voz de Tim McGraw llenó el aire.
Cuando abrió la puerta corrediza del patio, Fancy miró a su
alrededor y comenzó a abrir cajones y gabinetes en busca de
cuencos, platos, utensilios y cualquier otra cosa que
necesitara para preparar su cena. Brody regresó momentos
después, y luego de lavar los pepinos y tomates que ella
había traído, sacó una tabla de cortar, luego agarró un
cuchillo y comenzó a cortarlos.
Trabajaron en un cómodo silencio durante un rato, luego
de repente se golpeó la frente. «Lo siento. Aquí estás
trabajando como una esclava preparando la cena y ni siquiera
te he ofrecido algo de beber. Perdóname».
Ella le sonrió. «Nada que perdonar. Estoy bien».
«Tengo cerveza, vino, refrescos, té helado dulce y agua.
¿Qué puedo ofrecerte, ‘Niña Fancy’?».
Necesitaba algo para calmar las mariposas que
repentinamente tomaron vuelo en su estómago ante sus
palabras de cariño, ella respondió. «El vino sería genial.
Rojo, si lo tienes».
«¿Está bien Merlot?».
Asintió, mientras seguía frotando las especias en los
filetes. «Perfecto. Gracias».
Se dispuso a seleccionar una botella de un estante para
vinos cercano, y la abrió con un sacacorchos antes de servir
dos copas. Fancy se sorprendió, esperando que él tomara una
cerveza o algo más. Ante su expresión curiosa, se rió entre
dientes. «Sí, me gusta una copa de vino ocasional. Tengo
algunos momentos refinados de vez en cuando». Colocó su
vino frente a ella. «Entonces, háblame de Patrick. ¿Cómo se
conocieron? Creo que dijiste algo sobre él trabajando en la
panadería de tu tía».
Aturdida, ella lo miró boquiabierta. «¿Quieres … quieres
saber sobre mi marido? ¿Por qué?».
Extendió la mano, tomó la de ella ignorando el hecho de
que sus dedos estaban cubiertos por los condimentos, y la
acercó más a él. Su pulgar rozó la piel de su muñeca un par
de veces. «Cariño, quiero saber todo sobre ti. Patrick fue una
parte importante de tu vida, y tu relación y su muerte te
ayudaron a convertirte en la mujer que eres hoy. La mujer
que me atrae mucho. Si no quieres hablar de él en este
momento, lo entenderé, pero si no lo haces porque crees que
me molestará, te aseguro que no es así».
Él acababa de meterse más en su corazón con ese pequeño
discurso. Había muy pocas personas con las que podía hablar
sobre Patrick y su pérdida. Sus amigos de ese entonces no
sabían qué decirle después de que ella salió del coma, sólo
para caer en un estado de dolor que resultó en su
hospitalización nuevamente. Había perdido el contacto con la
mayoría de ellos desde entonces. Y sus padres no hablaban
con nadie sobre la pérdida de su hijo. Su familia tampoco lo
mencionaba, y varios de ellos, incluida su prima Kerry, la
habían estado presionando para que siguiera adelante con su
vida a sólo unos meses después del accidente. Corey, la tía
Denise y la mejor amiga de Fancy, Suzanne, que vivían en
Ohio, eran las únicas tres personas que todavía hablaban de
Patrick. Todos los demás lo habían dejado desvanecerse en el
olvido, como si nunca hubiera existido.
Suavemente, ella recuperó su mano de su agarre. Tomó un
sorbo de su vino, tragó el dulce y agradable líquido. Tenía un
gusto exquisito para el vino, pensó. «Bien … um… bueno, sí,
nos conocimos en la panadería de mi tía. Él iba a la
universidad comunitaria, estudiaba administración de
empresas y yo estaba allí para obtener mi título en Artes,
pero nunca nos habíamos encontrado antes de comenzar a
trabajar juntos. Él y Corey eran los únicos hijos de sus
padres, y quedaron devastados cuando lo perdieron».
«Comprensible. ¿A dónde fuiste en tu primera cita?».
Ella le arqueó una ceja, pero su expresión le dijo que
estaba realmente interesado en escuchar todo sobre Patrick.
«A ver una película. “The Rocky Horror Picture Show”, para
ser exactos».
«Fans de saltos en el tiempo. Impresionante. Me encanta
prácticamente todo en lo que ha trabajado Tim Curry, pero
“Rocky Horror” fue lo mejor».
«Estoy de acuerdo». Una sonrisa se extendió por su
rostro. «Era una función de medianoche y llevamos toda la
utilería. Ya sabes, periódicos, pistolas de agua, arroz, papel
higiénico, las obras».
Él rió. «Oh, sí. Recuerdo todo eso. En la escuela
secundaria, mis amigos y yo debemos haber visto esa
película una docena de veces en nuestro último año. También
llevamos todo».
Agarró las papas que ella había envuelto en papel de
aluminio y perforado con un tenedor y dijo, «Pausa. Déjame
ponerlas en la parrilla, ya que tomarán un tiempo en estar
listas».
Mientras esperaba a que regresara, se lavó las manos y se
dio cuenta de que todo lo demás estaba listo para cuando
comenzaran a poner a calentar los filetes. Los espárragos que
había limpiado estaban listos para ser cocinados con un
chorrito de aceite de oliva y ajo en una sartén sobre la estufa.
La ensalada también estaba preparada, así que tomó ambas
copas de vino y se dirigió a la sala de estar justo cuando
Brody regresaba por la puerta corrediza. «Todo lo demás
está listo, así que pensé que podríamos sentarnos mientras
se cocinan las papas».
«Está bien. Está demasiado húmedo afuera para estar
cómodos esta noche, así que podemos mejor comer en el
comedor. No lo uso mucho solo siendo yo en la casa».
Le dio su copa y ella se sentó en un extremo del sofá de
cuero marrón y se puso cómoda mientras él se sentaba en el
medio, girando su cuerpo para mirarla. La sensual voz de
Martina McBride se escuchaba por los altavoces. «Háblame
de Texas. Escuché que hace calor y es llano».
«Definitivamente caluroso y llano, pero aparte de los
tornados ocasionales, fue un gran lugar para crecer».
«¿Tus hermanos y hermanas todavía viven allí o se han
dispersado?». No podía imaginarse crecer con cinco
hermanos bajo un mismo techo.
Brody tomó un sorbo de vino y luego colocó el vaso en la
mesa de café. «Todos siguen en la misma zona, con cuarenta
minutos de distancia entre ellos». Mi hermano mayor, Brett,
fue otro de nosotros que se fue. Sirvió en la Infantería de
Marina durante cuatro años y ahora es policía en Dallas, pero
vive en los suburbios, cerca de nuestros padres. Todos los
demás fueron a la universidad cercana y se quedaron cerca
de casa».
«¿Nunca pensaste en regresar a vivir allí?».
El se encogió de hombros. «Sí, lo he pensado. Pero
también amo mi trabajo y la familia que tengo en Trident.
Visito Texas varias veces al año, así que es como tener lo
mejor de ambos mundos. ¿Y tú? ¿Alguna vez pensaste en
volver a Ohio?».
«Realmente no». Fancy negó con la cabeza. «Muchos de
mis amigos de entonces se han mudado, y no hay mucho
para mí allá arriba, además de mi tía. Creo que, si Corey no
estuviera aquí, lo habría considerado después de la muerte de
Patrick. Pero amo mi tienda y la gente que trabaja para mí, y
amo estar cerca del Golfo y la playa. Me siento como si
siempre hubiera tenido que ser una floridana, que
simplemente creció en Ohio».
«Sí, eso es algo que mucha gente de aquí dice si crecieron
en otro lugar. Mi amigo Marco es así, él creció en Staten
Island». Hizo una pausa y pareció sopesar sus siguientes
palabras. «¿Qué, eh…?, ¿qué pasó ese día, cuando
ustedes…?».
«¿El día que mataron a Patrick?».
Sus ojos se llenaron de compasión mientras asentía. De
repente, Fancy percibió una fuerza que no había sentido en
mucho tiempo con alguien. Ya no podía negar su atracción
por él, y si iban a salir, él tenía derecho a saber por lo que
había pasado. «Nosotros…». Se aclaró la garganta. «Se
suponía que ni siquiera debía estar con él. Habíamos estado
hablando de comenzar una panadería, pero aún no lo
habíamos hecho, y pensamos que pasarían unos años más
antes de que pudiéramos permitirnos el lujo de intentarlo.
Patrick trabajaba en el departamento de patrocinio de la
estación de radio WRBQ y yo tenía un trabajo en la cafetería
del Hospital Infantil St. Joseph».
«¿Hacías postres?».
Ella sonrió. «Sí. Las galletas de mis personajes de dibujos
animados fueron un gran éxito allí».
«Estoy seguro. Por cierto, a la hija de Marco, Mara, le
encanta la caricatura de la Patrulla Canina. ¿Puedes hacer
alguno de esos personajes para ella?».
«Absolutamente, haré algunas la próxima vez que las
prepare, incluso enviaré algunas para tu pequeño club de
fans de al lado». Él se rió entre dientes y ella tomó otro
sorbo de vino. «De cualquier forma. Como comencé a
decirte, ni siquiera se suponía que debía estar en el auto con
Patrick esa mañana, pero mi auto no arrancó; había dejado la
luz interior encendida toda la noche por accidente y al día
siguiente la batería estaba muerta. Patrick iba tarde, y era
más rápido para él dejarme cerca del hospital, en lugar de
intentar recargar la batería. Lo último que recuerdo es que
estábamos cerca del hospital. Luego todo queda en blanco
hasta que me desperté en la UCI seis semanas después.
Nunca tuve el valor de mirar las fotos o el video del accidente
que Corey me dijo que estaban en línea, pero por lo que sé,
fallaron los frenos y nos pasamos un semáforo en rojo. Un
camión nos golpeó por el lado del conductor y.… y Patrick
estaba…».
No se había dado cuenta de que había comenzado a llorar
hasta que se le escapó un sollozo y Brody ahuecó sus mejillas
en sus grandes manos, secándole las lágrimas con los
pulgares. «Está bien, cariño. Ven aquí».
La atrajo a su fuerte abrazo y así la mantuvo mientras ella
lloraba. Necesitaba decirle más cosas, pero ahora mismo no
podía, era demasiado. Esta era la primera vez que le contaba
la historia a alguien, a quien no conocía, del momento en que
sucedió. Su cabeza descansaba en su hombro mientras sus
manos acariciaban su espalda. Murmuraba palabras de
consuelo y comprensión. Cuando sus sollozos se calmaron, él
se echó hacia atrás para poder ver su rostro, y sus mejillas se
enrojecieron de vergüenza. «Lo… lo siento. No quise …».
«Shhh. Está bien. Creo que lo necesitabas».
Ella asintió. Lo había necesitado. Había pasado mucho
tiempo desde que había revivido lo que había sucedido la
mañana en que su mundo se había hecho añicos. «Pero, esto
no era lo que esperabas cuando me invitaste a salir».
Sonrió, mientras secaba las últimas lágrimas de su rostro.
«Descubrirás que soy un tipo tranquilo, Fancy. Me dejo
llevar. No me asusto cuando una mujer llora. Sólo la sostengo
hasta que se tranquiliza, y luego hago lo que puedo para
hacerla sonreír de nuevo».
Y el corazón de Fancy se le abrió un poco más por él.

L A AGONÍA DESPERTÓ A H EATHER . Se encontraba atada boca


abajo en el colchón, su cuerpo estaba en llamas de la cabeza a
los pies, pero todo lo que tenía fuerzas para hacer era gemir.
Sin embargo, no importaba, porque la mordaza de bola
estaba de vuelta en su boca evitando que gritara de dolor.
Pero ella había gritado antes, por él, por el bastardo.
La había atado a una cruz de San Andrés al otro lado de la
habitación de hormigón sin ventanas y luego le había dado
latigazos a su cuerpo. Nunca lo había experimentado antes,
estaba en sus límites duros, pero había visto a Amos del
Látigo y Dom en los clubes blandirlos con experiencia, lo que
hacía escuchar un cántico de látigos. Nunca rompían la piel
de un sumiso. Incluso lo había visto a él azotar a una sumisa
antes, pero nunca así. No podía ver su espalda, torso o
piernas, pero sus brazos tenían las mismas marcas de corte
que sabía que cubrían el resto de ella. La sangre oscura aún
rezumaba de las profundas pestañas. No creía que hubiera un
centímetro de su cuerpo que no hubiera sido lamido por el
implemento de cuero del infierno.
Ella había intentado no gritar, no darle la satisfacción,
pero había sido imposible ya que él la había azotado con el
látigo una y otra vez. Chilló con la garganta desgarrada y,
cuando ya no pudo emitir ningún sonido, se desmayó. Ahora,
estaba sola y no sabía qué era peor, si estar así o preguntarse
qué le haría cuando regresara. Nunca en su vida había
deseado la muerte, pero mientras se sumergía de nuevo en el
doloroso abismo, su último pensamiento fue rezar para no
volver a despertar jamás.
CAPÍTULO NUEVE
T RAS SECAR LA SARTÉN EN LA QUE F ANCY HABÍA PREPARADO LOS
espárragos, Brody la volvió a colocar en el armario inferior.
Echó un rápido vistazo al resto de la cocina, asegurándose de
que todo lo demás estuviera limpio y en su lugar. Después de
haberse recuperado antes, Brody había cambiado
intencionalmente la conversación a temas más seguros y
menos perturbadores. Sintió que había más en la historia
sobre el accidente de lo que ella le había contado, pero pensó
que era mejor guardarlo para otro momento. Había algo en
esta mujer que hacía que todos sus instintos de Dom y macho
alfa se elevaran, no solo para protegerla sino para hacerla
suya. Eventualmente, sabría todo lo que pudiera sobre su
‘Niña Fancy’, pero eso también significaba que tendría que
abrirse y revelar algunas cosas sobre sí mismo que había
mantenido ocultas hasta ahora, a saber, que era un Dom.
Había sido un dominante en el estilo de vida BDSM
durante tanto tiempo que no estaba seguro de poder hacerlo
sin que fuera parte de su vida. Si bien no tenía problemas
para incursionar en el mundo del romanticismo, de vez en
cuando, cualquier relación a largo plazo tendría que incluir
un factor D/s. No estaba seguro de cómo respondería Fancy a
eso. Pero esta noche no divulgaría esa información. Quería
que ella se involucrara en su relación antes de que él se
sincerara sobre eso, porque, con suerte, entonces ella no
huiría. Rezó para que ella al menos tuviera la mente abierta
para intentarlo. Era una sumisa por naturaleza, a pesar de su
fuerza exterior, y la combinación hacía que él la anhelara
más y más cada día.
«¿Brody?».
No se había dado cuenta de que había estado allí parado
sin hacer nada hasta que lo llamó por su nombre. Sacudió la
cabeza, aclaró su mente y se concentró en su hermoso rostro.
«Lo siento. ¿Qué dijiste?».
«Te pregunté si querías postre ahora o si querías
esperar».
Una sonrisa se extendió por su rostro. Si la mujer supiera
lo que él quería de postre, y no era lo que estaba en la caja,
pero se conformaría con eso ahora. «Podemos comerlo
ahora. ¿Te gusta el café natural o aromatizado? Tengo ambos
para la Keurig. Y descafeinado si quieres».
«Mmm. Vainilla francesa o avellana si las tienes. Y la
cafeína no suele molestarme por la noche, así que regular
está bien».
Se acercó a la encimera donde tenía un estante de
cápsulas de café para la máquina. Al seleccionar una mezcla
de vainilla y avellana, colocó la cápsula en la ranura y esperó
a que la luz del botón de preparación se pusiera verde.
«Quizás por eso estás teniendo episodios de insomnio». Él
la miró por encima del hombro y luego volteó dos veces más,
mientras se le hacía agua la boca. «¡Oh Dios mío, mujer!
¿Ese es el pastel de fresas?».
«Ajá». Cogió un cuchillo del juego del bloque de madera,
pero luego le golpeó la mano cuando intentó meter el dedo
en el glaseado. Sin embargo, ella no fue lo suficientemente
rápida y él se metió una cucharada del dulce blanco
esponjoso en la boca. Sus ojos se pusieron en blanco y ella se
rió de él. «Bueno, supongo que eres la prueba del viejo dicho
de que un camino hacia el corazón de un hombre es a través
de su estómago».
«Amén a eso». Dejó una taza en la bandeja de la Keurig y
apretó el botón de encendido. «Deberías haber visto a mis
hermanos y hermanas y a mí peleando por quién podía lamer
el tazón cuando mi madre estaba horneando».
«Supongo que eso es algo bueno al crecer con un solo
hermano, no tener que pelear por el tazón de pastel o la
mezcla de galletas. También ayudaba que a mi hermano no le
gustaran los dulces».
«¿No es humano o algo así?».
Fancy soltó una risita. Maldita sea, le encantaba ese
sonido. Cambió de taza y preparó una segunda cápsula para
él. Después de que todo estuvo listo, llevó ambos cafés a la
sala de estar. Fancy lo siguió con dos platos de rebanadas de
la tarta de fresas, una mucho más grande que la otra. Sí, iba a
tener que empezar a añadir más abdominales a su rutina de
ejercicios si ella seguía dándole todas estas golosinas.
«Entonces, cuéntame más sobre Trident. ¿Trabajan sólo
con sistemas de seguridad y guardaespaldas?».
Inclinó la cabeza hacia un lado y se tragó un trozo del
delicioso pastel. «Realmente no. Tenemos algunos contratos
gubernamentales, de los que no puedo hablar. Cosas
similares a lo que estábamos haciendo en los SEAL. También
hacemos consultoría de seguridad e incluso algunas cosas de
detective privado, ya sabes, ‘sigue a mi esposo o esposa infiel
y tráeme pruebas para que el acuerdo prenupcial no sea
válido’».
«¿En serio? ¿La gente realmente hace eso?».
Se le escapó un pequeño bufido. «Más de lo que imaginas.
Ya no aceptamos muchos de esos casos, pero cuando
comenzamos, eso pagaba las facturas. Ahora hemos crecido
mucho, estamos entrenando a un nuevo equipo aquí en
Tampa, y mi amigo Jake está en San Diego formando un
equipo en la costa oeste. Está en una relación con Nick, que
es el hermano de Ian y Dev. Él ahora está en el equipo Tres de
los SEAL, durante otros dieciocho meses más o menos. Luego
decidirán si se quedan en California o si regresan y trabajan
para Trident aquí». Hizo una pausa, luego dejó el plato vacío
y el tenedor en la mesa de café junto al de ella. Se inclinó
lentamente hacia ella, observando sus ojos en busca de
alguna señal de que estuviera nerviosa o asustada. «Tienes
un poco de glaseado en los labios».
Los ojos de Fancy se agrandaron cuando cerró la distancia
entre ellos y usó sus labios y lengua para limpiar el glaseado
de la comisura de su boca. Su respiración se detuvo ante el
contacto, pero no se apartó. En cambio, sus ojos se cerraron
mientras suplicaba en silencio por más. ¿Quién era él para
negárselo?
Deslizó su mano por su brazo hasta llegar a su hombro, la
hundió en su sedoso cabello, deleitándose con la sensación
mientras colocaba suaves besos en sus labios. En el instante
en que ella respiró hondo y se relajó, él tomó posesión de su
boca, usando su lengua para solicitar la entrada. Sus labios se
separaron y su lengua bailó con la de él. Sabía a café, vainilla,
avellana y fresas, una mezcla embriagadora combinada con
su propio sabor femenino e individual.
Su polla se endureció cuando sus manos fueron a sus
caderas para tirar de ella hacia él. Luego, la empujó por sus
hombros hasta que estuvo acostada en el sofá con él
apoyando la mayor parte de su peso en los antebrazos y las
rodillas. Él no quería asustarla, dándole un poco de espacio si
quería que se detuviera, pero ella lo abrazó por el cuello y
tiró de él hacia abajo sobre ella. Él le provocó pequeños
maullidos y jadeos mientras pasaba de besar su boca a la piel
sensible debajo de su oreja y viceversa. Su mano se hundió en
su cabello mientras la otra exploraba sus hombros y la parte
superior de la espalda. Cuando ella agarró su camiseta y la
sacó de sus pantalones caqui, él se levantó del sofá, se estiró
hacia atrás y tiró de la camiseta por la cabeza. Segundos más
tarde, estaba de vuelta, acostado encima de ella, besándola
hasta sacar todas sus dudas de su cabeza.
Sus manos le quemaron la piel mientras acariciaba los
músculos de su espalda. Sus piernas se movieron hasta
quedar a horcajadas sobre sus caderas, y él apretó su
erección contra su montículo, haciendo que ambos gimieran.
Tratando de controlarse, se apoyó en las manos y la miró
fijamente. Sus labios estaban rojos, hinchados y húmedos.
Sus ojos se llenaron del mismo deseo que él sabía que
mostraba en los suyos. «Dime, dulzura. Dime ahora si
quieres que pare. De lo contrario, te llevaré a mi habitación y
te violaré hasta que ninguno de los dos pueda caminar.
Necesito saber que estamos en la misma página aquí porque
te deseo tanto, pero tú eres primero. Si aún no estás lista, me
volveré a poner la camisa y te seguiré a casa. No hay
problema. Sin pensar que esto es todo o nada esta noche. Si
necesitas esperar, puedo ser paciente».
La ternura brilló en sus ojos, mezclándose con la pasión.
Ella se acercó y ahuecó su mano sobre su mejilla. Volvió la
cabeza y le besó la palma. «Te deseo, nena. Más que a
cualquier otra mujer que haya conocido. Quiero ver a dónde
va esto entre nosotros. Déjame mostrarte lo bueno que esto
puede resultar».
«Sí».
Esa palabra apenas había sido audible y no serviría. «Oh,
oh, ‘Niña Fancy’. Necesito más que una palabra susurrada.
Dime que lo quieres».
Se lamió los labios y luego se mordió el inferior. Se inclinó
y rozó sus labios contra los de ella. «Dímelo».
«Sí. Te deseo, Brody. Quiero ver a dónde va esto. Quiero
pasar la noche en tu cama complaciéndonos».
Se daba cuenta de que ella evitaba usar la frase “hacer el
amor”, pero estaba bien. Había estado casada y enamorada
de Patrick mucho antes de conocerlo, así que le resultaría
difícil decirle esas palabras a otro hombre. Pero como le
había dicho, era un hombre paciente. Si el sexo apasionado
era todo lo que sería esta noche, entonces eso sería lo que él
le daría. Sin embargo, algún día pronto, le admitiría lo que
finalmente se daba cuenta de que estaba sucediendo. Se
estaba enamorando de ella, su alma gemela.
F ANCY RESPIRÓ PROFUNDAMENTE y tomó la mano extendida de
Brody. Tan pronto como ella le dijo que quería pasar la noche
en su cama, él se levantó del sofá. Estaban llevando esta
fiesta para dos a su habitación, y la idea la asustó y la
emocionaba al mismo tiempo. El nerviosismo no era por él,
en absoluto. Ella sabía desde su primer beso en el juego de
pelota que él sería un amante amable y paciente. No, esas
mariposas en su estómago habían vuelto a volar porque
Patrick había sido su primer y único amante. Había sido muy
comprensivo y ambos se habían complacido con las cosas
que él le había enseñado a ella y con otras que habían
aprendido juntos. Pero esto era nueve años después, con un
hombre un poco mayor, que probablemente había
experimentado más mujeres de las que le correspondían a lo
largo de los años. ¿Y si palidecía en comparación con esas
mujeres? ¿Y si la encontraba falta de cómo complacerlo?
Bueno, ella no sabría si no lo intentaba.
La sostuvo de la mano, la condujo por el pasillo hasta el
dormitorio principal, al pasar apagó el interruptor de la luz
en la sala de estar. La música del canal de televisión todavía
llenaba el aire, pero fue silenciada aún más cuando entraron
en su habitación. Un escalofrío la recorrió mientras miraba la
cama tamaño King.
«Oye». Su voz llamó su atención y ella inclinó la cabeza
para poder mirarlo a los ojos. Todo lo que veía era deseo y
comprensión. Él tomó su mejilla. «Nena, ¿es la primera vez
desde tu marido?».
Su mirada se posó en su pecho mientras asentía. Su
corazón se hundió cuando él dejó escapar un profundo
suspiro, pero luego la sorprendió acercándose a la cama y
acostándose sobre ella. Metió las manos detrás de la cabeza y
la miró por debajo de los párpados llenos de deseo. «Ven
aquí. No morderé, al menos no hasta que me lo pidas.
Mantendré mis manos quietas por ahora y te dejaré explorar
un poco. Lo prometo. Cuando estés lista para seguir adelante,
bésame en la boca».
Dios, acababa de derretir sus bragas. Y, santo infierno, el
hombre parecía un festín ante ella. Las mariposas en su
estómago todavía estaban en vuelo, pero el latido de su coño
las estaba anulando. Tragó saliva mientras se quitaba los
Keds. Brody no dijo nada mientras se sacaba por la cabeza la
camiseta con cuello en V que se había puesto en la tienda. En
cambio, sus ojos se quedaron en los de ella. El suave marrón
de sus iris estaba cubierto casi por completo por el negro de
sus pupilas. De repente insegura de nuevo, decidió dar un
paso a la vez. Se dejó puestos el sujetador de algodón blanco
y los pantalones capri y rodeó la cama hacia el otro lado. Su
mirada la siguió. Se subió al colchón, se arrastró
acercándose, se arrodilló a su lado y levantó una mano
temblorosa hacia su torso desnudo. Se le hizo agua la boca. El
hombre tenía que hacer ejercicio todos los días para
mantener un cuerpo esculpido como este y aún comer todas
las golosinas que ella le daba. Hizo una pausa a centímetros
de su pecho.
«Tócame, cariño». Su voz era un poco más que un
susurro ronco. «Explora todo lo que quieras. Si hasta aquí
llegamos esta noche, estará bien. Pero te quedarás a dormir
conmigo hoy, incluso si estás completamente vestida.
¿Comprendido?».
Ella asintió en silencio, luego colocó su mano sobre sus
costillas justo debajo de su pezón izquierdo. Su respiración se
detuvo ante el contacto, pero no se movió ni dijo nada. El
calor de su piel le calentó la palma y relajó los dedos,
disfrutando de la sensación de poder debajo de ellos.
Lentamente, comenzó a explorar cada meseta y valle de la
parte superior de su torso. Ella lo notó tragar saliva y sintió
que sus músculos se contraían bajo su toque de vez en
cuando. Sus ojos alternaban entre mirar su rostro y seguir el
camino de su mano. Era difícil pasar por alto la carpa de sus
pantalones, pero cumplió su promesa, sus manos
permanecieron detrás de su cabeza. Con cada momento que
pasaba, Fancy se volvía más atrevida. Añadió la otra mano a
la primera, probando y aprendiendo cada centímetro de él.
Oh Dios, su carne era acero endurecido cubierto de suave
terciopelo. Pasó su dedo por su esternón hasta la línea de
cabello rubio oscuro que conducía a su ingle, pero se detuvo
en el borde de sus pantalones y cambió de dirección. Cuando
llegó a la base de su cuello, la nuez de Adán se movió
mientras tragaba saliva. Ese fue todo el estímulo que
necesitaba. Se inclinó y besó la pequeña muesca justo debajo
y fue recompensada con un gemido. Salpicó su cuello con
pequeños besos y lamidos mientras se abría paso hacia su
oreja. Ahora, quería ver si podía obligarlo a suplicar. Sus
manos no se habían movido, pero ella podía ver que estaba
abriendo y cerrando los puños, tratando de no alcanzarla.
Sabía que estaba esperando a que ella le besara la boca.
«Me estás matando aquí, ‘Niña Fancy’. Si no me besas la
boca pronto, tendré que bajar y ajustarme un poco».
Una sonrisa malvada se extendió por su rostro. Ella no
sabía de dónde venía el valor, pero le susurró al oído, «¿Por
qué no lo hago por ti?».
«¡Oh, mierda, sí! Por favor, apúrate».
Fue bajando sus dedos lentamente hacia atrás por su torso
desnudo, alcanzando sus pantalones de nuevo, pero esta vez,
aplastó su mano contra su abdomen y la deslizó por debajo
de la cintura y sus calzoncillos. Mientras envolvía su mano
alrededor de su dura polla, se inclinó y lo besó en la boca.
Reaccionó como si lo hubiera alcanzado un rayo. Sus caderas
se movieron hacia arriba mientras sus manos salían por
debajo de su cabeza y se hundían en su cabello. Él mantuvo
su cabeza en su lugar mientras devoraba su boca. Santo
infierno, ella estaba en el cielo. Maldita sea, ¿el hombre sabía
besar o qué?
Sus manos se deslizaron por su cuerpo y tiraron de sus
caderas hasta que estuvo completamente encima de él. Ella
se sentó a horcajadas sobre su cintura y sintió su erección
contra su núcleo. Lo deseaba de la peor manera, no, lo
necesitaba. Sus lenguas pasaron del interior de su boca a la de
él y viceversa. Él agarró un mechón de cabello y tiró de ella
lejos de él, luego jadeó mientras la miraba tratando de
recuperar su propio aliento. «Quítate el sujetador, cariño.
Déjame ver con qué he estado soñando durante semanas».
Fancy se sentó, lo que aumentó la conexión y la fricción
entre sus piernas y su polla. Cuando sus manos se posaron en
sus caderas, vio cómo ella se inclinaba hacia atrás,
desabrochaba el broche y se bajaba el sujetador por los
brazos. Sus ojos se abrieron en agradecimiento al ver sus
pechos desnudos. «Jesús, eres más hermosa de lo que
imaginaba. Y créeme, tenía muchas imágenes tuyas
desnudas en mi cabeza desde que te conocí. Demonios, te
estaba imaginando en mi propia película porno personal en
el momento en que te vi por primera vez. No es mentira. Pero
nada de eso te hace justicia, preciosa». Su mirada se
encontró con la de ella. «¿Jugarías con tus pezones por mí?
Muéstrame cómo te gusta que te toquen».
Sus mejillas se sonrojaron cuando se llevó las manos a los
pechos. De repente se sintió tímida de nuevo cuando sus
dedos rodeando los picos rígidos y luego tiró de ellos.
«¿Como esto?».
«De cualquier manera que te guste hacerlo, está bien para
mí».
Mientras jugaba con ellos, las manos de él se deslizaban
hacia arriba y hacia abajo por sus costados, acercándose más
a sus pechos y montículos con cada pasada. Se sentó, tomó
su pecho izquierdo y le apartó la mano con la nariz. Su boca
se cerró alrededor de su pezón, y el calor floreció y se
extendió hasta su centro. Cerró los ojos y su cabeza cayó
hacia atrás sobre sus hombros mientras él adoraba su carne
con la boca y la lengua. No pudo controlar sus caderas
cuando comenzaron a balancearse contra su polla por su
propia voluntad. «Más. Por favor».
Brody la puso boca arriba, se acomodó entre sus piernas y
cambió a su otro pecho, prestándole la misma atención. Se
movió más abajo en la cama, dejando un rastro de besos
húmedos sobre su abdomen. Su lengua rodeó su ombligo y
ella se rió porque le hizo cosquillas. Se detuvo en la parte
superior de sus pantalones capri y la miró. «¿Sí?».
Sabía que estaba pidiendo permiso, y su corazón se
derritió un poco más; si seguía así, se instalaría allí de forma
permanente. Asintiendo, sus manos fueron al broche y la
cremallera. «Sí».
Brody se puso los pantalones y besó cada centímetro de
carne expuesta a medida que aparecía. Sus caderas. Sus
muslos. Sus rodillas. Todo el camino hasta los dedos de los
pies. Extendiendo la mano hacia arriba, enganchó los dedos
debajo de la cintura de sus bragas y también se las bajó. Los
ojos de él se deleitaron con su cuerpo desnudo, y ella luchó
contra el impulso de usar las manos para cubrirse; siempre
había sido un poco consciente de los quince kilos de más que
había ganado a lo largo de los años. Pero el calor en la mirada
de Brody la calentó hasta el punto en que su sangre estaba
hirviendo y latiendo por sus venas; era evidente que sus
generosas curvas no le molestaban en absoluto. De hecho,
podría jurar que lo excitaban aún más mientras su mirada
vagaba por todas ellas.
De pie, se quitó los pantalones. Sus ojos se agrandaron al
verlo. ¡Oh Dios, era enorme! Bueno, no exactamente
enorme… pero sí, enorme prácticamente lo describía.
Brody se acercó a los pies de la cama, gateó y se acomodó
entre sus piernas. «Manos detrás de la cabeza, dulzura. Es
hora de mi obsequio».
Cuando ella hizo lo que le dijo, abrió más sus muslos. Sus
pulgares rozaron el fino vello entre sus piernas y ella deseó
no haber dejado de depilarse. Patrick la había amado
desnuda, pero después del accidente, no había ninguna razón
para que siguiera así, al menos todavía se mantenía
recortada allí.
Brody se inclinó hacia adelante y lamió su coño de un solo
golpe largo y duro. El contacto y las sensaciones que la
atravesaron hicieron que sus caderas salieran volando de la
cama. «¡Oh, Dios!».
«Tranquila, cariño. Recién estoy comenzando. Vuelve a
poner las manos detrás de la cabeza».
No se había dado cuenta de que ya no estaban allí. En
cambio, estaban en su cabello. «Perdón».
«No hay nada qué lamentar. Sólo quiero que te
concentres en lo que hace mi lengua y nada más».
Sí, no hay de qué preocuparse. Dudaba que fuera capaz de
pensar en otra cosa que no fuera él y lo que le estaba
haciendo.
Bajó la cabeza y, esta vez, cuando la lamió, aunque sus
caderas se movieron de nuevo, mantuvo las manos detrás de
la cabeza. Alternaba entre su raja y el pequeño brote de
nervios sobre ella, Brody lamió, mordisqueó y chupó,
enviándola más y más alto. Había pasado tanto tiempo desde
que tuvo un orgasmo que la poderosa ola la tomó
desprevenida. Ella gritó cuando un intenso placer recorrió su
cuerpo. Detrás de sus párpados cerrados, luces brillantes
aparecían en una multitud de colores. «¡Ay Dios mío!
Ahhhh».
Su cuerpo se estremeció con el impacto cuando él hundió
dos dedos en su coño, provocando su respuesta antes de
dejarla flotar de regreso a la Tierra. Con algunos golpes más
de su lengua, Brody terminó su asalto y levantó la cabeza. Él
le sonreía de oreja a oreja con satisfacción, el bastardo
engreído. No es que se estuviera quejando, de ninguna
manera se quejaría después de ese orgasmo. Se secó la boca y
la barbilla húmedas con la mano. «¿Cuándo fue la última vez
que tuviste un orgasmo, nena?».
«Desde…», jadeó, «… desde la última vez… que tuve un
hombre en mi cama».
Sus ojos se abrieron con sorpresa. «¿En serio? ¿Nunca te
masturbas?».
Se ruborizó y negó con la cabeza. Había pasado tanto
tiempo desde que había tenido intimidad con un hombre, y
su franqueza fue un poco impactante. «No … quiero decir,
solía hacerlo, pero después de Patrick… pensé que parte de
mi vida había terminado y no me sentía bien sin él
conmigo».
La comprensión en sus ojos fue casi su perdición. Ella lo
alcanzó y le instó a que cubriera su cuerpo con el suyo. Ya no
quería pensar ni hablar, solo sentir de nuevo. Necesitaba
dejar el pasado donde pertenecía, acercó su rostro al de ella e
inició otro beso que le hizo rizar los dedos de los pies.
Probarse a sí misma en sus labios y lengua hizo que su deseo
se disparara de nuevo. Este hombre le hacía cosas que nunca
esperó volver a sentir y, por primera vez en años, se sintió
como en casa. «Más … por favor …».
Brody besó su mandíbula, abrió el cajón superior de la
mesita de noche junto a ellos y buscó por un momento antes
de recuperar un pequeño paquete cuadrado. Rápidamente se
puso el condón. «Iré despacio, dulzura. Dime si algo te duele
o te incomoda».
Su mano se deslizó por su torso hasta su centro, y sus
dedos probaron su humedad. No tenía por qué haberse
preocupado porque ella estaba más que preparada para él. Se
apoyó en sus antebrazos y bajó sus caderas hacia las de ella.
Con empujones lentos y cortos, se sumergió en su calor,
gimiendo mientras ella lo envolvía. Dios, era el cielo. Su
cuerpo se rindió ante él, pero de repente no fue suficiente.
Sus uñas se clavaron en su espalda. «¡Más!».
Con un empujón final, estaba dentro de ella tanto como la
naturaleza se lo permitía. «¿Estás bien?».
«¡Sí! Pero estaría mejor si aceleraras un poco las cosas».
Él se rió entre dientes y luego le mordió el labio inferior.
«Exigente la niña, ¿no es así? No me gusta recibir órdenes
en la cama, dulzura. Prefiero emitirlas yo, pero, esta vez,
dejaré que te salgas con la tuya porque estoy colgando de un
hilo aquí».
Al salir, empujó hacia adelante de nuevo, sus ojos
permanecieron enfocados en su rostro. Sus gemidos lo
incitaron a seguir. Más rápido. Más duro. Su cuerpo se rindió
ante él una y otra vez mientras su respiración y su ritmo
cardíaco aumentaban. La asaltaron sensaciones que había
olvidado que existían. Su pelvis golpeó su clítoris con cada
golpe hacia adentro. Cuando la penetró de golpe, ella
comenzó a elevarse de nuevo y, aunque estaba preparada
para ello, su orgasmo fue aún más fuerte esta vez, lo que no
había creído posible. «¡Brody! Ohhhhhh… síííííííííí!».
«¡Joder, bebé! ¡Mierda!». Con una última embestida, se
puso rígido cuando se corrió, y su frente cayó a la almohada
junto a su cabeza mientras su cuerpo se estremecía. Su
liberación provocó otro en ella, y su cabeza dio vueltas
mientras todo su cuerpo se estremecía. Su peso cayó sobre
ella, pero a ella no le importó ya que ambos jadeaban por
aire. Se apoderó de ella una alegría que nunca pensó que
volvería a experimentar.
Él le acarició el cuello con la nariz. «Eso fue increíble,
preciosa. Y no puedo esperar para volver a repetirlo».
Ella tampoco podía.
CAPÍTULO DIEZ
B RODY SE DIO LA VUELTA Y ALCANZÓ A F ANCY , PERO TODO LO QUE
encontró fue una cama vacía. Abrió los ojos parpadeando y
miró el reloj digital de la mesita de noche. Justo después de
las 3:00 a.m. ¿Qué carajo? ¿Dónde diablos estaba ella?
El ruido del baño llamó su atención. La ducha estaba
abierta. Frunció el ceño, tiró las sábanas de su cuerpo
desnudo y salió de la cama. Al abrir la puerta, se sorprendió
de la oscuridad. Cuando encendió la luz, su corazón se apretó
ante lo que vio. Desnuda, Fancy estaba sentada en el suelo de
la ducha. Tenía las rodillas pegadas al pecho y las rodeaba
con los brazos. Le temblaban los hombros. Mierda. Se
encontraba llorando mientras el agua le caía desde la
regadera. Sus dientes castañeteaban mientras miraba la
pared de azulejos en blanco.
Al acercarse, se dio cuenta de que el agua estaba fría, casi
helada. ¿Cuánto tiempo había estado allí? Cuando hizo que
Parker renovara el baño principal, había hecho posible
colocar dos interruptores en la pared junto a la ducha, y los
encendió en ese momento. Había un calentador de reserva,
para que nunca faltara agua caliente, y cuando salía de la
ducha, las lámparas rojas de calor del techo lo mantenían
caliente mientras se secaba. Metió la mano bajo el agua fría,
esperó hasta que volvió a calentarse y luego se sentó en el
suelo de baldosas junto a Fancy. Sin decir una palabra, colocó
su cuerpo tembloroso en su regazo, luego le acarició el
cabello y la piel mientras el agua que llovía sobre ellos
comenzaba a calentarla de nuevo.
Ella hundió la cara en su cuello. «Lo… lo siento».
«Shhh. Está bien, nena. Te tengo. Déjalo salir».
Sus sollozos casi le rompen el corazón. No tenía idea de
qué lo había provocado, pero no había forma de que huyera
cuando ella más lo necesitaba. Besó su frente, murmuró
palabras de consuelo y tranquilidad, mientras su temblor
disminuía. Volver a entrar en calor también pareció aliviar su
llanto. Él sonrió cuando la sintió moverse y besar su cuello.
«Si estás lo suficientemente caliente, te secaremos y
volveremos a ponernos bajo las sábanas. Podemos hablar
allí, ¿de acuerdo?».
Ella asintió y él extendió la mano y cerró el grifo. La ayudó
a ponerse de pie, la siguió, luego la llevó a que se pusiera
debajo de la lámpara de calor. Agarró una de las toallas
mullidas del perchero, la frotó sobre su piel de la cabeza a los
pies, secándola. Le secó el pelo con una toalla lo mejor que
pudo y luego la envolvió en la bata de felpa que mantenía
detrás de la puerta. Una vez que se hizo cargo de ella, pasó
otra toalla por su propio cuerpo. La llevó de vuelta a la cama,
dejó que subiera y luego la cubrió con las sábanas. «Vuelvo
enseguida».
Se sintió más tranquilo y no se molestó en ponerse nada
sobre su cuerpo desnudo mientras se dirigía a la cocina.
Tomó dos vasos de agua y los llevó de vuelta a la habitación,
después de apagar la música en la sala de estar. Había estado
lo suficientemente tenue como para no molestarlos mientras
dormían, y se había olvidado de que estaba encendida.
Le entregó uno de los vasos, se llevó el otro a los labios y
bebió la mitad mientras se aseguraba de que ella se
rehidratara. Volvió a meterse bajo las sábanas y notó que ella
se había quitado la bata y la había dejado a los pies de la
cama. Se giró de costado, colocó su mano sobre la de ella, por
encima de su abdomen. «Cuéntame».
«Lo siento…».
«No te disculpes, Fancy. Dime qué pasa».
Respiró temblorosamente y miró al techo mientras
hablaba. «No sé qué lo provocó, pero me desperté llorando y
no quise despertarte. No te dije todo antes cuando te conté
sobre el accidente». Le frotó la muñeca con el pulgar,
animándola en silencio a continuar. «Yo…yo estuve
embarazada…». Nos enteramos unas semanas antes del
accidente y estábamos muy contentos. En realidad, no lo
habíamos intentado, pero tampoco habíamos tomado
ninguna precaución».
Su corazón y sus entrañas se retorcieron. Estaba seguro
de que sabía a dónde iba esto, pero era obvio que ella
necesitaba sacar todo de su pecho. «¿Qué pasó?».
«Cuando desperté del coma, me dijeron que había tenido
un aborto espontáneo. Me enteré de que mi esposo y mi bebé
llevaban seis semanas muertos. La familia de Patrick se
había encargado del funeral y de todo, que fue lo que entendí
en ese momento, pero era como irse a dormir y despertar
para encontrar que todo lo que conocías y amabas había
desaparecido. Me volví loca, lo cual es un eufemismo. Me
volví maníaca-depresiva, llorando un minuto y gritando de
rabia al siguiente. Cuando estuve lo suficientemente bien
físicamente como para ser dada de alta del hospital general,
llegó al punto de enviarme al área psiquiátrica durante dos
meses. Corey y mi tía se convirtieron en mis rocas». Ella
tragó saliva y él esperó pacientemente a que continuara. «Si
no hubiera sido por ellos que me visitaban todos los días, no
creo que me hubiera recuperado nunca, ni mental ni
emocionalmente. La tía Denise quería llevarme de regreso a
Ohio, pero no podía hacerlo. Aquí era donde Patrick y yo
íbamos a seguir nuestros sueños, y sabía que él querría que
me quedara. Me tomó un año más o menos deshacerme de
mi dolor lo suficiente como para reunirme con los vivos.
Patrick había contratado una gran póliza de seguro en el
trabajo, y yo lo desconocía. Eso fue lo que usé para iniciar el
negocio. Es lo que él hubiera querido que hiciera».
Jesús, esta pobre mujer había pasado por el infierno y
regresado varias veces. Había salido adelante y cambiado su
vida de nuevo, y eso demostraba lo valiente y fuerte que era.
Se llevó su mano a la boca y la besó en el dorso. «¿Dónde
estuvieron tus padres y tu hermano en todo esto?».
Se encogió de hombros y se secó las lágrimas que habían
comenzado a rodar por sus mejillas de nuevo. «Mi padre no
se molestó en venir a verme. Mi hermano había estado aquí
la primera semana, pero tuvo que volver a casa para trabajar.
Voló de regreso unos días después de que me desperté. Mi
madre … bueno, digamos que no sabía cómo lidiar con una
afligida viuda y dejémoslo así».
Tomó algunos mechones de su cabello seco, los frotó
entre sus dedos y pulgar. «No sé cómo lo hiciste, dulzura,
pero estoy asombrado de que te hayas recuperado, no sólo
del accidente, sino de la pérdida de Patrick y del bebé. Y
lamento que hayas tenido que pasar por todo esto. Nunca
quise volver atrás en el tiempo tanto como lo deseo ahora. Si
tuviera que renunciar a conocerte, para que no hubieras
pasado por eso, lo haría, y eso dice mucho porque te has
vuelto muy especial para mí. Ni siquiera puedo recordar
cómo era mi vida antes de que entraras en ella, y no quiero
hacerlo».
Eso era lo más parecido a una declaración de amor que
estaba dispuesto a hacer ahora mismo. Y estaba lejos de estar
preparada para escucharlo. Finalmente, volviéndose hacia él,
le acarició la mejilla. «¿No te molesta que me hayan
internado?».
Él sostuvo su palma contra su mejilla mientras la miraba
a los ojos, queriendo que ella supiera que sus palabras eran
verdad. «Para nada. Todos lidiamos con el dolor a nuestra
manera. Si eso es lo que se necesitó para que te recuperaras,
entonces, no, no me molesta».
Sonrió por primera vez desde que la había encontrado en
el baño, se inclinó y le dio un beso suave y rápido en los
labios. «Gracias».
Se le escapó un bostezo y él miró el reloj. Antes le había
dicho que tenía que salir a las cinco y cuarto como muy tarde
para correr a casa a cambiarse de ropa y estar en la tienda a
las seis. «Tenemos alrededor de una hora antes de tener que
levantarnos. Date la vuelta, cierra los ojos y trata de dormir
un poco». La empujó hacia su lado de espaldas a él, luego la
apretó con fuerza contra su pecho. Ella se durmió en minutos
mientras él la cuidaba.

D ESPUÉS DE DESPEDIRSE de Fancy con un beso y decirle que la


llamaría más tarde, Brody salió de la panadería con su café
en una mano y una caja de pasteles en la otra. La dejó dormir
unos minutos más mientras se vestía para el día, luego la
siguió a su apartamento y esperó mientras ella corría al
interior y hacía lo mismo. Parecía diferente después de su
charla a media noche: más ligera, más feliz. Y esperaba que
eso significara que podían tener un futuro juntos. Se
preguntaba qué diría ella si le pedía que lo acompañara a
Texas en seis semanas, que era cuando todos los años su
familia celebraba una gran fiesta. Hermanos, hermanas, tías,
tíos, primos, todos asistían. Las únicas veces que había
faltado eran cuando sus giras o misiones SEAL lo habían
impedido. Cada año, Ian y Dev tenían anotado el cuarto fin de
semana de octubre para no enviarlo a ninguna asignación, a
menos que fuera una emergencia.
Caminó por el estacionamiento, escaneó el área, buscando
a alguien que no debiera estar allí y a Russell, pero no había
nadie alrededor. Cuando llegó a su camioneta, su teléfono
celular sonó con un mensaje de texto urgente de la línea
Trident, justo después de las seis de la mañana, eso no podía
ser jodidamente bueno. Abrió la puerta del conductor, colocó
la caja en el asiento del pasajero y el café en la consola
central, luego revisó el mensaje.
Cuerpo encontrado. Posiblemente Heather. No. 575
Winfield Street. Encuéntrame ahí. Ian.
«¡Mierda!».
Como la hora punta aún no había comenzado, tardó unos
diez minutos en llegar a la escena del crimen. Era difícil
perderse debido a la cantidad de luces estroboscópicas
parpadeando desde varios coches de policía, una ambulancia,
un vehículo forense y unidades de CSI. Lo más cerca que
pudo estacionar fue a media cuadra de distancia, y después
de cerrar con llave su camioneta, caminó el resto del camino.
Los transeúntes y los medios de comunicación se mantenían
a una distancia considerable de la escena, y Brody mostró su
identificación de Trident a un oficial uniformado, lo que le
permitió ingresar al círculo interno. Habían trabajado con la
policía de Tampa en numerosos casos en el pasado y tenían
una buena reputación entre los oficiales y detectives.
Ian, Devon y Marco ya estaban presentes y estaba seguro
de que ‘Boomer’ venía en camino. Los tres hombres estaban
parados junto a la cinta que decía, “Policía: no cruzar”, que
iba desde el frente de una lavandería automática a través del
estacionamiento hasta una patrulla, mientras oficiales
uniformados y vestidos de civil se arremolinaban al otro
lado. No podían ver nada desde aquí, el cuerpo tenía que
estar detrás del edificio. Brody se detuvo junto a Ian. «¿Qué
está pasando?».
El jefe se pasó una mano frustrada por la cara.
«Acabamos de llegar. Webb llamó y dijo que viniéramos.
Todavía está detrás del edificio, por lo que estamos
esperando saber qué ocurrió. Lo que sí sé es que se trata de
una mujer víctima de homicidio que encaja con la
descripción de Heather, y algunos policías y dos técnicos de
emergencias médicas han regresado y vomitado para vaciar
su estómago».
Mierda, eso no es bueno. Cuando la gente experimentada en
ver lo peor que se le podía hacer a la raza humana, vomitaba,
la escena tenía que ser horrenda y más allá de todo lo que
habían visto antes.
Pasaron largos momentos antes de que un Webb de rostro
ceniciento doblara la esquina trasera del edificio, justo
cuando llegaba ‘Boomer’. El detective los vio y se acercó,
deteniéndose para un breve intercambio con otro detective
en el camino. Cuando los alcanzó, estrechó la mano de Ian y
asintió con la cabeza al resto de ellos. «Gracias por venir.
Voy a necesitar su ayuda con esto… Joder, apenas puedo
comprender qué es esto… qué carajo vi…».
Esperaron en silencio mientras el hombre nervioso
recobraba la compostura. «Definitivamente sólo es una
escena de basurero. Dondequiera que se hiciera… eso … tenía
que haber estado en algún lugar donde no se les oyera porque
les garantizo que ella gritó todo el tiempo. No puedo
imaginar por lo que pasó».
Antes de que pudiera dar más explicaciones, dos hombres
de la oficina del forense salieron de detrás del edificio,
haciendo rodar una camilla entre ellos con una bolsa para
cadáveres encima. Ambos hombres estaban tan pálidos como
todos los demás que habían venido de allí. Webb les indicó
que se detuvieran, luego se volvió hacia Ian y los demás. «No
todos tienen que mirar, pero les agradecería que la
identificaran y que aportaran cualquier información que
pudieran tener. Esto va más allá de todo lo que he
presenciado o de lo que he oído jamás hablar».
Todos dieron un paso adelante, sin imaginar qué podría
ser peor que las atrocidades que habían visto cometidas por
terroristas radicales de Al Qaeda e ISIS. Estaban equivocados.
Webb indicó a uno de los asistentes del forense que les
mostrara el cuerpo. Antes de hacerlo, el hombre miró a su
alrededor, luego giró ligeramente la camilla para que ningún
ojo no autorizado pudiera verlo. Brody respiró hondo
mientras abría la cremallera de la bolsa y levantaba una
sábana protectora blanca.
«¡Mierda!».
El improperio fue escupido por más de uno de ellos. El
café en el estómago de Brody se revolvió y amenazó con
volver a subir. Tragó saliva, obligándolo a bajar mientras
miraba los horribles restos de Heather Davis. Si bien su
rostro era mayormente reconocible, el resto de ella no lo era,
al menos lo que podían ver. La sábana todavía cubría la parte
inferior de su cuerpo. No había ni un centímetro de piel,
desde su cuello para abajo, que no hubiera sido tocada por lo
que tenía que haber sido un látigo o un implemento similar.
La carne desgarrada, rosada y roja, rezumante de su torso y
brazos evocaba imágenes de carne recién molida por un
carnicero. Y eso era el bastardo enfermo que le había hecho
esto: un carnicero psicótico.
Habiendo visto más que suficiente, Ian asintió con la
cabeza a los ayudantes del forense, y rápidamente cubrieron
el cuerpo y cerraron la bolsa de nuevo. Mientras la camilla
rodaba hacia el vehículo de transporte, Ian tosió y luego se
volvió hacia Webb. Todos los demás estaban demasiado
aturdidos para hablar. «¿Todo el cuerpo está así?».
El detective asintió con gravedad. «Desde el cuello hasta
los dedos de los pies, adelante y atrás. Como vieron, solo
unos pocos golpes en la cara, pero la dejó casi intacta por
alguna razón enfermiza. Quizás para que pudiéramos
identificarla… No tengo ni puta idea. ¿Algún comentario?».
«Parece que el bastardo usó un látigo, pero necesitarás
que el forense lo confirme. He estado en el estilo de vida
durante años y nunca vi nada como esto. Los Amos del Látigo
suelen estar altamente entrenados y nunca rompen la piel.
No hay forma de saber si el asesino no tiene experiencia o si
sabía exactamente lo que estaba haciendo. ¿Está él … o ella,
supongo… en el estilo de vida? De nuevo, es difícil de decir. Y
si tu siguiente pregunta es si creo que su Dominante hizo
esto, no, no lo creo… noventa y cinco por ciento seguro. Lo
siento, sé que esto no ayuda, pero eso es todo lo que tengo
ahora».
Webb dejó escapar un suspiro entrecortado. «No, no
ayuda, pero, con suerte, en algún momento lo hará. Todavía
no estamos seguros de a qué hora la abandonaron, pero la
hora estimada de su muerte es hace diez horas. El forense lo
reducirá aún más. No hay cámaras en este edificio, pero
verificaremos con las empresas de los alrededores para ver si
alguien tiene una y ha captado algo».
Cruzó los brazos sobre el pecho y los puños apretados con
ira e Ian preguntó: «¿Scott Harrison ha sido notificado?».
«Aún no. Esa es mi próxima parada». El detective miró
su reloj, lo que hizo que Brody y algunos otros miraran el
suyo, eran poco más de las 7:00 a.m. «El buen médico está a
punto de recibir una muy deprimente llamada para
despertarse».
«Si quieres, iré contigo. Conozco a Scott desde hace
algunos años y ya me comuniqué con él después de que
supimos que ella había desaparecido».
Una vez más, Webb asintió. «Gracias. Lo aprecio. Dame
unos minutos para terminar aquí y nos vamos».
«Tómate tu tiempo». Mientras el detective se alejaba,
dejándolos al otro lado de la cinta de la escena del crimen,
Ian se volvió hacia su equipo. «Yo … ¡Mierda!». Pateó una
lata de refresco del piso con disgusto.
Sí, eso era más o menos lo que todos sentían en este
momento.
CAPÍTULO ONCE
A L ENTRAR EN LAS OFICINAS DE T RIDENT , B RODY DEJÓ LA CAJA DE
pasteles en el escritorio de Colleen; había perdido por
completo el apetito. Ingresó a su cuarto de guerra y se detuvo
en seco cuando vio un par de piernas que sobresalían de
debajo del área de trabajo secundaria recién instalada.
«¡Hola!».
La persona se sobresaltó y un golpe resonó en la
habitación. «¡Mierda!».
El nuevo genio informático, Nathan Cook, se deslizó
desde debajo del escritorio, sosteniendo su mano sobre el
golpe hinchado en su frente, y lo fulminó con la mirada. En
el instante Brody recordó. Había olvidado por completo que
el chico iniciaba a trabajar hoy. «¿Qué diablos estás haciendo
ahí abajo?».
«Hago algunos ajustes».
«Ya conecté todo lo que necesitas».
El superdelgado friki de veintisiete años se puso de pie y
se dejó caer en la silla de su escritorio. Nathan, antiguo
técnico de informática de la NSA (Agencia de Seguridad
Nacional), tenía un alto nivel de autorización del gobierno;
Ian y Dev no lo habrían contratado de otra manera. La NSA
había aprobado que Nathan viniera a trabajar para Trident y,
debido a las misiones clasificadas que el equipo realizaba
para varias agencias gubernamentales de EE. UU., le habían
permitido a Nathan mantener su autorización de seguridad.
El tipo medía un metro ochenta, con cabello castaño
rizado y rebelde, ojos marrones, y vestía una camiseta clásica
de Pac-Man, jeans y zapatillas Converse de talón alto. Se
subió los anteojos de montura metálica por el puente de la
nariz (sí, no los hacían más frikis que esto), todo lo que le
faltaba era una camisa abotonada por completo y un maldito
protector de bolsillo. «Tal vez todo lo que tú necesitas, pero
traje algunos de mis juguetes».
Brody no estaba contento, lo cual era decirlo gentilmente.
No estaba acostumbrado a que nadie se metiera en su cuarto
de guerra y quería saber qué otros “juguetes” estaban
conectados a su configuración. «¿Cómo qué?».
Nathan sonrió. «¿No dice el dicho que si te digo, tendría
que dispararte?».
Dando un paso amenazador más cerca, gruñó. «No, es al
revés, me lo dices o te disparo».
«Tranquilo, Evans. Es solo una interfaz para el
mainframe de la NSA. ¿Recuerdas? Eso estaba en el contrato
que los hermanos Sawyer firmaron con la agencia cuando
todos acordaron que podía venir a trabajar aquí». Cuando
Brody lo miró, el tipo levantó las manos en señal de
rendición y agregó, «Dios, ¿quién orinó en tu cereal esta
mañana?».
Dejó escapar un profundo suspiro y finalmente cedió.
«No tú». Se pasó una mano por el pelo. «Perdón. Hasta
ahora ha sido una mañana realmente horrible. Haz lo que
tengas que hacer. Sólo haz una lista, para que no haya
sorpresas para mí más tarde».
Tomó asiento frente a la configuración de su propia
computadora, sacó el estante del teclado y echó a andar el
disco duro. Cuando estuvo en funcionamiento, se conectó al
NCIC (Centro Nacional de Información sobre Delitos) del FBI.
Tenía acceso a él a través de un permiso especial del FBI. Casi
todos los departamentos de policía de los Estados Unidos lo
utilizaban e incluía los principales delitos. Las excepciones
solían ser departamentos pequeños con pocos empleados y
presupuestos mínimos. Sin embargo, a medida que pasaban
los años, había cada vez menos en esa lista corta. El sistema
también se utilizaba para las estadísticas, pero él quería
realizar una búsqueda de homicidios similar a la que habían
presenciado esta mañana. Estaba seguro de que Webb y el
resto de la policía de Tampa harían lo mismo, pero aún así
ingresó palabras clave para buscar en la vasta base de datos.
Homicidio. Mujer. Sumisa. BDSM. Látigo. Azotes. Tortura. Si los
resultados se acercaban, podría agregar más parámetros y
reducirlos aún más.
Cuando presionó enviar, ‘Boomer’ entró y vio al recién
llegado. «¡Hola! Nathan, ¿verdad? Encantado de finalmente
conocerte. Me llamo Ben Michaelson, pero todos me dicen
‘Boomer’. Bienvenido a bordo».
«Gracias. Encantado de conocerte también».
Los dos hombres se dieron la mano, luego el compañero
de equipo de Brody se sentó en un taburete rodante junto a
él. Señaló con la cabeza hacia el monitor de la computadora
que tenía en él un mensaje de desplazamiento “Buscando”.
«¿Estás ejecutando una revisión del homicidio?».
«Sí», respondió. Si su nuevo compañero de trabajo
estaba interesado en la conversación, no lo demostró
mientras continuaba moviendo las cosas a su gusto en su
lado de la habitación. La mayoría de los frikis eran muy
exigentes con sus configuraciones, por lo que Brody se lo
esperaba. «Nunca había visto algo así, ¿tú?».
‘Boomer’ negó con la cabeza. «No, y espero no volver a
hacerlo nunca».
Cuando Nathan tomó un sorbo de su taza de café, debió
haberla encontrado vacía. Gruñó para sí mismo mientras
salía, dirigiéndose a la sala de descanso y a la máquina Keurig
que siempre se mantenía bien surtida. Era su primer día y el
chico ya sabía dónde conseguir su dosis de cafeína. Estaría
fuera del cuarto por unos minutos, al menos, así que Brody
aprovechó la privacidad que ahora tenían. «‘Boom’… tengo
una pregunta para ti. ¿Cómo le dijiste a Kat que eres un Dom?
Sé que Ian, Dev y Marco nunca tuvieron una oportunidad,
salió antes de que pudieran decir nada, pero se lo pudiste
decir a Kat antes de que se enterara. ¿Cómo lo hiciste?».
Desde los primeros meses de estar en el estilo de vida,
hace más de una década, esta era la primera vez que estaba
nervioso por decirle a una mujer que era un Dom. No
importaba cómo lo expresaba en su cabeza, simplemente no
resultaba bien. Lo último que quería hacer era asustar a
Fancy o ahuyentarla con disgusto si no lo entendía.
‘Boomer’ le sonrió. «Entonces, lo que Ian dijo sobre
Tahira llamando a Fancy tu alma gemela es cierto, ¿eh?». No
esperó una respuesta y Brody no la ofreció porque no era
necesaria. «Impresionante. Um, déjame ver. Simplemente
solté que era un Dominante y le pregunté si sabía lo que eso
significaba. Pero sabía que tenía que tener alguna idea
porque estaba leyendo uno de los libros de Kristen antes de
eso. Simplemente no tenía idea de que el estilo de vida
existía realmente fuera de la ficción, y le agradezco a Dios
todos los días que confió en mí lo suficiente como para
explorarlo. ¿Es Fancy una sumisa natural?».
«Sí. Pero ella es mucho más que eso. No quiero entrar en
eso aquí, pero ella es una de las mujeres más fuertes que he
conocido. Demonios, ella está a la altura de Kat, Kristen,
Angie, Harper e incluso Shelby. Ha pasado por tanto, no
estoy seguro de cómo se lo tomará cuando se lo diga».
Colleen apareció en la puerta y golpeó con los nudillos la
jamba. «‘Boomer’, tu cita de las nueve en punto está aquí».
«Gracias». Cuando los dejó solos de nuevo, ‘Boomer’
inclinó la cabeza hacia el área de recepción. «Y hablando de
mujeres que patean traseros. Colleen también ha recorrido
un largo camino. Debe ser algo que hay en el agua por aquí».
De pie, ‘Boomer’ le dio una palmada en el hombro. «De
todos modos, nunca lo sabrás hasta que hables con ella,
hermano. Si ella es “la indicada”, entonces estoy seguro de
que las cosas saldrán bien. Te veo luego».
«Sí. Gracias».
Cuando ‘Boomer’ salió, Nathan regresó con una taza de
café recién hecho y el aroma volvió a encrespar el estómago
de Brody, trayendo de vuelta las horribles imágenes del
cadáver brutalizado de Heather. La búsqueda del NCIC
tardaría un poco, por lo que tomó su teléfono celular y salió
del edificio, necesitando un poco de aire fresco. Beau se
acercó corriendo a él con su pelota de goma dura favorita
para jugar a buscarla. Brody la tomó y la arrojó al otro lado
del lote, luego se acercó al “Oasis de Ian”. Se sentó junto a la
fogata apagada y pulsó un número de marcación rápida en su
teléfono mientras el perro regresaba y se echaba a sus pies,
mordiendo su juguete.
La llamada se conectó. «¿Hola?».
«Hola mamá».
«¡Brody! Oh, es tan bueno escuchar tu voz, cariño. Justo
ahora estaba pensando en ti».
El acento texano de Elise Evans lo tranquilizó y, de
repente, volvió a ser un adolescente, sentado en el porche
trasero con ella, compartiendo un vaso de té dulce. «Sí, ¿por
qué?».
«¿Vienes para la fiesta?».
Él sonrió. «Ese es el plan. Ian lo tiene anotado, como de
costumbre».
«Bueno, hazles saber a todos que la invitación siempre
está abierta para todos».
Había habido algunas veces en el pasado que uno o más de
sus compañeros de equipo habían hecho el viaje anual con él,
pero cada año solía haber un sorteo para designar quién
estaría en una misión o tenía algo más en el calendario.
«Ellos lo saben, pero las cosas han estado muy ocupadas
últimamente. Escucha, me preguntaba si te importaría si
llevo a alguien más».
Su mamá hizo una pausa. «No sería una mujer,
¿verdad?».
Puso los ojos en blanco y su sonrisa se hizo más amplia. Él
y su hermano menor eran los únicos que no estaban casados,
ni comprometidos, y su madre se moría por asegurarse de
que todos sus patitos estuvieran en fila y felizmente casados.
«Sí. Su nombre es Francine, pero todos la llaman Fancy. No
le he preguntado todavía, no estoy seguro de si puede
tomarse un tiempo para estar fuera de su negocio, pero
quería hablar contigo primero».
«Brody, sabes que esta casa está abierta a cualquiera que
quieras traer. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Espero
que pueda venir Fancy, para poder conocer a la mujer que
finalmente ha interesado a mi hijo».
Frunció el ceño. «¿De qué estás hablando?».
«Por favor. La última vez que pediste permiso para traer
una cita a una fiesta, fue Jo Ellen Tremont, en la escuela
secundaria».
¿En serio había pasado tanto tiempo? «Dios, mamá. O tu
memoria es extraña o estás llevando un registro de las citas
de todos en alguna parte».
Ella se rió entre dientes. «Es un poco de ambos. Ahora,
cuéntame todo sobre Fancy. ¿Cómo la conociste?».

C ON ‘B OOMER ’ y ‘Tiny’ pisándole los talones, con un ramo


de flores azules y blancas y globos de helio, respectivamente,
Brody entró en la habitación del hospital con una caja de la
panadería de Fancy. Sonrió a los nuevos padres que
arrullaban a su primogénito. El pequeño ‘JD’ Sawyer había
decidido despertar a su futura madre a la 1:00 a.m., con
dolores de parto activos, y había irrumpido en el mundo poco
más de cinco horas después. Aparentemente, Kristen había
estado en trabajo de parto desde temprano ese día, pero los
dolores se habían sentido igual que los que había tenido
durante las falsas alarmas, y pensó que estaba sucediendo de
nuevo. Todo el equipo había recibido los anuncios de
nacimiento a través de un mensaje de texto de Devon
después de que ‘JD’ fuera llevado a la guardería para que
Kristen pudiera descansar.
Ian, Angie y Jenn habían llegado al hospital después de
recibir el mensaje de texto y, no queriendo abrumar a
Kristen, Brody y ‘Boomer’ habían esperado hasta después del
almuerzo. Kat estaba trabajando y pasaría por la tarde con
Marco y Harper. Y sin lugar a dudas, en algún momento del
día los visitarían Shelby, Parker, Kayla, Roxy, Mitch, Colleen,
Reggie y Will, el primo de Kristen.
Había sido una excelente manera de comenzar el día
después de la horrible llamada temprano del día de ayer.
Todavía no había sospechosos en la muerte de Heather. La
búsqueda de Brody en la base de datos del NCIC había sido un
fracaso. El único caso que había surgido se había resuelto y el
sospechoso había muerto durante el rescate de su última
víctima. Además de eso, las víctimas preferidas del
sospechoso habían sido de ascendencia asiática y ninguna de
ellas había tenido el estilo de vida BDSM. Había habido
algunas otras diferencias y ningún otro caso se había
acercado. Azotar a una persona hasta la muerte, aunque era
popular en la Roma antigua y en algunas otras antiguas y
más modernas culturas, aparentemente era muy raro en esta
época en América del Norte. Extendió la búsqueda a Canadá y
México sin más resultados. Esta mañana había accedido a la
base de datos de delitos de la Interpol y a algunas otras en
todo el mundo que había pirateado. Quería asegurarse de que
el asesino no hubiera llegado a los Estados Unidos desde otro
lugar.
Brody negó con la cabeza y dejó a un lado los
pensamientos de las sumisas desaparecidas y la asesinada
Heather. Hoy estaban celebrando una nueva vida. Mientras
‘Tiny’ soltaba los globos, para que se posaran en el techo,
Brody colocó la caja en el estante de la ventana que ya tenía
varios ramos de flores sobre ella. «Fancy envió un montón
de pastelitos azules y blancos».
Kristen estaba sentada en la cama, radiante por la
maternidad y acunando a ‘JD’ en sus brazos. Con casi una
cabeza llena de suave cabello negro, el pequeño pesaba tres
kilos seiscientos gramos. Desde la silla que había colocado
junto a la cama, Devon parecía más exhausto que su esposa.
Después de estrechar la mano del orgulloso padre, Brody se
inclinó y le dio a Kristen un beso en la mejilla. «Lo hiciste
bien, ‘Mamá Ninja’».
Se rió de la nueva variación del apodo que Devon le había
dado en su primera cita. La había apodado la ‘Chica Ninja’
cuando pateó el trasero de Heather y de otra sumisa en el
vestuario del club después de encontrarlas intimidando a
Colleen. «Gracias. Y agradece a Fancy por enviar los
cupcakes».
«Lo haré. ¿Puedo cargarlo?».
De todo el Paquete Sexy de Seis de Kristen, como llamaba
al equipo Trident original, Brody tenía la mayor experiencia
con bebés y niños pequeños, siendo tío de once de ellos en
Texas y de la hija de Marco, Mara. Kristen levantó a ‘JD’ y lo
colocó suavemente en los brazos de Brody. El pequeño
gordito era como un gran balón de fútbol con extremidades.
Brody sonrió cuando el bebé abrió sus ojos azules, que
coincidían con los de su padre, y lo miró fijamente. «Hola,
‘JD’. Soy tu tío Brody. Te voy a enseñar todo lo que necesitas
saber sobre computadoras y mujeres. Este grandulón de aquí
es tu tío ‘Tiny’». El hombre de dos metros y ciento
veinticinco kilos era la única persona que hacía que Brody se
sintiera pequeño desde que alcanzó su estatura adulta de casi
un metro noventa. «Te va a enseñar a jugar al fútbol. Y allí
está tu tío ‘Boomer’, y su trabajo es mostrarte cómo hacer
estallar cosas sin lastimarte».
Todos los hombres se rieron, pero Kristen puso los ojos
en blanco. «Oh, Dios, Brody. Ni siquiera tiene un día. Por
favor, no me hagas pensar en que algún día hará estallar
algo».
«No te preocupes, ‘Mamá Ninja’. Estoy seguro de que ‘JD’
se convertirá en un gran hombre algún día. Mientras tanto,
asegúrate de que se coma todas sus verduras».
«Sí, Señor». No había duda de su sarcasmo.
«Mocosa». Cuando el bebé pateó sus patitas en la manta,
Brody agregó, «Tú no, ‘JD’, no eres un mocoso, tu mamá lo
es. Pero ese es problema de tu papá».
Le entregó el pequeño a ‘Tiny’. Era divertido ver al
enorme tipo arrullar a un bebé tan pequeño. «Hola, ‘JD’.
¿Cómo está mi premio mayor de mil dólares?».
Kristen sonrió. «Así que ganaste la apuesta de mi bebé.
Me había olvidado por completo».
«Sí. Las bebidas corren por mi cuenta esta noche. ¿Chuck
y Marie vienen de Charlotte?».
Devon negó con la cabeza. «No. Por muy ansiosos que
están de conocer a ‘JD’, papá y mamá decidieron esperar dos
semanas para darnos tiempo para establecer una rutina. La
mamá y el padrastro de Kristen volarán el sábado por la
mañana para pasar unos días, y su papá y su madrastra nos
dijeron que les avisáramos qué días son buenos para que
ellos vengan».
Charlaron unos minutos más, pero cuando Kristen
bostezó, los hombres se despidieron. La nueva madre
necesitaba dormir todo lo que pudiera antes de que la
enviaran a casa. La vida como Devon y Kristen la conocían,
había terminado y, mientras esperaba el ascensor del
hospital, a Brody se le encogió un poco el estómago al pensar
en Fancy. No le había preguntado si aún podía tener hijos
después del aborto espontáneo, y no lo haría. Ella le diría
cuando sintiera que fuera el momento adecuado para ella. Si
sus futuros hijos necesitaban ser adoptados o nacer a través
de una madre subrogada, entonces estaría bien. Pero sabía en
su corazón que ella era la mujer para él. Ahora, solo tenía que
convencerla de ello.
CAPÍTULO DOCE
L A NOCHE SIGUIENTE , AL ABRIR LA PUERTA DEL RESTAURANTE DE
carnes, Brody dejó que Fancy lo precediera. Marco y Harper
ya habían llegado y los saludaron desde el bar. Una rápida
mirada a su alrededor le indicaba que se habían adelantado a
la tercera pareja. Más temprano ese día, su compañero de
equipo había sugerido una cita doble ya que, por la noche, la
madre de Harper cuidaría a la bebé Mara. Cuando Brody se lo
mencionó a Fancy, ella le dijo que Corey y su nueva novia
también los habían invitado a cenar. Todos acordaron que las
tres parejas se juntaran.
Cuando recogió a Fancy en su apartamento, Brody casi
envía un mensaje de texto para que todos comenzaran a
cenar sin ellos. Se había puesto un lindo vestido rojo de
verano, sandalias de tacón y un suéter blanco de manga corta
que era lo suficientemente ligero para el clima cálido, pero
que también evitaría que se enfriara en el comedor por el aire
acondicionado del restaurante. El corte del vestido había
acentuado sus generosas curvas, y la necesidad de arrojarla
sobre el respaldo de su sofá, levantarle la falda y follarla por
detrás había sido poderosa. Él había estado luciendo una
semi erección desde entonces, y su sutil perfume no había
ayudado en nada. Tenía que recordar preguntarle el nombre
más tarde, para poder comprar un barril de la cosa, sin
importar cuánto costara.
Con una mano en la espalda baja de Fancy, la llevó a la
barra y la presentó a sus amigos. Marco le estrechó la mano y
sonrió. «Así que eres la chef que nos ha estado
proporcionando todas las golosinas. Es un placer conocerte
finalmente».
«Igualmente. Espero que Brody haya estado
compartiendo todo».
Marco, afablemente, pasó un brazo alrededor del cuello de
su amigo. «Si no lo hiciera, creo que todos lo asaltaríamos».
Harper intervino. «Y gracias por las galletas para Mara.
Las amó, aunque la mayoría terminaron como migajas en el
suelo. Eso es lo que sucede cuando tienes una hija de casi un
año. Hablando de eso, Angie me llevará a tu tienda el sábado,
para que pueda pedir un pastel para el cumpleaños del bebé.
Dijo que tienes las ideas de pasteles más adorables para los
niños».
«Maravilloso. Espero poder mostrarte algunas opciones y
me alegro de que le hayan gustado las galletas».
Sólo Brody estaba consciente de su pérdida y se percató
del rápido destello de tristeza en sus ojos ante la discusión
sobre bebés. Sin embargo, lo ocultó bien y los demás no
parecieron darse cuenta. Una de las hermanas de Brody había
abortado a su primer hijo, dos semanas después de anunciar
el embarazo a todos. Eso había sido hace más de ocho años y
tres niños sanos después, y sabía que Doreen todavía sentía
la pérdida tan fuerte como lo había sido en ese entonces.
El barman se detuvo frente a ellos y, después de consultar
con Fancy, Brody pidió un Merlot para ella y una cerveza
para él. La conversación fluyó, y no pasó mucho tiempo antes
de que la puerta principal se abriera y una pequeña morena
entrara con Corey justo detrás de ella. Todos se
sorprendieron cuando la cita de Harper y Corey, Nora
Parsons, soltó gritos de reconocimiento y se abrazaron.
Cuando se separaron, se hicieron presentaciones por todos
lados.
Corey miró de un lado a otro entre Harper y Nora.
«¿Cómo se conocen ustedes dos? ¿De la escuela?». Fancy le
había mencionado a Brody que Nora era maestra de la
escuela primaria.
Harper comenzó, «Mi …».
Al mismo tiempo, Nora también trató de explicar.
«Ella…».
Ambas se rieron y Harper le hizo un gesto a la otra mujer
para que continuara. «Mi prima, Mónica, es asistente legal
de Harper. Salimos varias veces. Y Marco, es un placer
conocerte finalmente. He oído hablar mucho de ti por Mónica
y Harper, siento que ya te conozco».
Colocó su brazo alrededor de la cintura de su prometido,
Harper lo abrazó y le dio a Brody una mirada sutil. «Bueno,
no te he contado todo sobre él, una mujer tiene que tener
algunos secretos sobre su hombre».
Brody sonrió. Gracias Harper, mensaje recibido. Dudaba que
Corey estuviera en el estilo de vida, pero Harper acababa de
confirmarle que Nora definitivamente no era miembro de la
comunidad BDSM y tampoco sabía que los demás lo eran. Eso
era algo muy importante en su mundo: la privacidad. Muchas
personas habían malinterpretado concepciones sobre el
estilo de vida, y cuando los miembros de la comunidad se
encontraban en el mundo real, fingían conocerse de algún
otro lugar o mostraban no conocerse en absoluto.
Planeaba contárselo a Fancy esta noche cuando estuvieran
solos de nuevo. Había sido tan abierta y honesta con él, y se
merecía lo mismo a cambio. La comunicación era en lo que
se basaba el estilo de vida BDSM y, aunque no eran una
pareja D/s en ese momento, quería que ese fuera su próximo
paso. Si estaba destinado a resultar entre ellos, entonces
podrían resolver juntos cualquier situación que se presentara
en la relación. Solo esperaba que ella mantuviera la mente
abierta hasta que pudiera explicarle y mostrarle de qué se
trataba ese estilo de vida. El intercambio de poder entre un
Dominante y un sumiso no era como lo percibían la mayoría
de las personas que no estaban en el estilo de vida. Algunas
personas pensaban que los Dom eran un grupo de desviados
pervertidos que se divertían golpeando a sus sumisos antes
de violarlos, y eso estaba tan lejos de la verdad que era más
que ridículo.
Una relación BDSM es un acuerdo mutuo, ya sea temporal
o a largo plazo, entre dos adultos y se considera Seguro, Sano
y Consensuado. Es trabajo del Dominante empujar los límites
de un sumiso mientras le da a ella, o a él, lo que necesita y
desea. Pero también es trabajo del Dominante reconocer
cuando una escena debe detenerse, ya sea que el sumiso lo
quiera o no, y honrar el uso de una palabra de seguridad. Al
igual que había Dominantes en la vida por las razones
equivocadas, había sumisos que tampoco deberían estar allí.
Un Dom experimentado cuida la salud física, emocional y
mental del sumiso durante una escena. La confianza de un
sumiso debe ganarse, o los resultados pueden ser
devastadores para ambos.
La anfitriona del lugar se acercó al grupo y les indicó que
su mesa estaba lista. Todos tomaron sus bebidas y la
siguieron hasta una mesa para seis en un rincón apartado.
Brody y Marco evaluaron rápida y silenciosamente la
configuración, luego eligieron los asientos que les brindaban
la mejor vista del resto del restaurante, así como una
ubicación para proteger a sus mujeres, si era necesario. Ya no
era un pensamiento consciente para ellos, era instintivo
después de sus años en el ejército y en el negocio de la
seguridad privada. Era muy poco probable que alguien
comenzara a disparar contra el lugar, pero, en esta época, no
podían estar cien por ciento seguros.
En la mesa redonda para seis, Brody y Marco se sentaron
con Fancy y Harper entre ellos. Nora tomó el otro asiento al
lado de Marco con Corey a su izquierda, al lado de Brody.
Después de que un ayudante de mesero colocó dos cestas de
pan caliente recién hecho sobre la mesa con un plato de
rosetas de mantequilla, la conversación se reanudó.
Corey dirigió una pregunta a Marco. «Entonces, trabajas
con Brody. ¿También serviste en la Marina? Fancy
mencionó… um… ¿Cómo te llamas?». Miró al hombre
sentado a su lado. «’Boomer’, ¿verdad?». Cuando Brody
confirmó que Corey estaba en lo cierto, continuó. «Sí, Fancy
mencionó que sirvieron juntos como SEAL».
Bebió su cerveza y Marco asintió. «Sí. Conozco a ‘Cabeza
de Huevo’ desde el nivel básico, y luego, unos años después
terminamos juntos en el mismo equipo».
«¿‘Cabeza de Huevo’?».
Marco se rió entre dientes. «Su apodo. Es un friki del más
alto grado, pero nunca lo sabrías con solo mirarlo».
Mientras Brody le daba a su amigo un dedo medio sutil a
lo largo del costado de la nariz, Corey se rió. «Entonces
supongo que es un poco anómalo: músculo y cerebro».
Incluso las mujeres encontraron eso divertido, y Brody
levantó las manos. «Claro, ríanse a costa mía. Pero no
vengan corriendo a mí cuando sus computadoras portátiles o
teléfonos se vuelvan locos y no puedan entender por qué».
Harper intervino. «Probablemente tú serías la causa».
Informó a los demás mientras él sólo sonreía, sabiendo
exactamente lo que iba a decir. «La última vez que se enojó
con su jefe, cambió todas las configuraciones en el teléfono
celular de Ian y lo bloqueó. El tono de llamada lo había
configurado como el “Baile del Pollito” y Siri llamaba a Ian
“Princesa Caramelo”.
El grupo rugió, incluido Brody. «Sí. Le hice firmar un
documento que la Sra. Abogada de allí…», señaló a Harper,
«redactó para mí diciendo que no tomaría represalias antes
de que le permitiera recuperar su configuración».
La mesera interrumpió para contarles los especiales del
día y preguntarles si necesitaban nuevas bebidas. Cuando se
alejó, Corey miró de un lado a otro entre los otros dos
hombres. «No sé cómo lo hacen ustedes. Doy mucho crédito
a las personas que se alistan en el ejército, pero ustedes
fueron aún más lejos en las operaciones especiales. Me
alegro de que hayan salido vivos de allí».
«Nosotros también», dijo Brody, asumiendo que se
refería a Irak o Afganistán, o ambos. Y era cierto. Habían
perdido buenos hombres y mujeres, buenos amigos, en esos
infiernos del desierto, así como en otros lugares a los que
habían sido enviados y de los que no podían contarle a nadie.
«Pero tú también estás en una profesión que merece mucho
crédito. Te enfrentas a los incendios mientras todos los
demás intentan huir. ¿También eras bombero en Ohio?».
Corey negó con la cabeza. «No. No sabía qué quería hacer
con mi vida en ese entonces. Cuando Patrick y Fancy se
mudaron aquí, pensé por qué diablos no y los seguí. Estaba
harto de los fríos inviernos. Uno de mis nuevos vecinos era
bombero y me convenció para que hiciera el examen». Él
sonrió. «En realidad, había dicho que era una excelente
manera de conocer mujeres».
Todos se rieron y Nora dijo, «Bueno, así es como nos
conocimos».
«Muy cierto». Él le pasó el brazo por el hombro. «Mi
vecino tenía razón, pero… debería haber dicho que es una
excelente manera de conocer a una gran mujer».
La morena se sonrojó. Era obvio que estaba tan
enamorada de Corey como él de ella. Brody miró a Fancy y la
encontró sonriendo ante la felicidad de su cuñado, y le guiñó
un ojo. A pesar de un probable asesino serial que había
atacado a las sumisas de Tampa, y los problemas con la
tienda de Fancy, se estaba convirtiendo en una velada
agradable para todos.

E L D OM SONRIÓ mientras escuchaba la charla a su


alrededor. El tema candente en el club esta noche era la
horrible muerte de Heather Davis. Si bien muchas personas
habían tenido problemas con ella en el pasado,
aparentemente lo que le habían hecho no era algo que
desearían para nadie. La policía mantuvo en secreto la
mayoría de los detalles, pero algunos se habían filtrado.
Además de eso, había muchas especulaciones, algunas de las
cuales parecían bastante histéricas. En varias ocasiones
había querido abrir la boca y corregir a los ignorantes, sobre
todo cuando se referían al asesino como un desviado
psicótico. No lo era en absoluto, era sólo un hombre
dispuesto a hacer su parte para librar al mundo de putas
inútiles.
Hace años, cuando descubrió el estilo de vida, sintió como
si hubiera encontrado su hogar, su vocación. Se había
entrenado y estudiado con algunos de los mejores
Dominadores de la zona, pero siempre le había faltado algo,
esa última pieza que lo haría sentir completo. Y ahora la
había encontrado. La satisfacción que había tenido después
de azotar a esas tres mujeres lo había hecho elevarse a un
nivel de tres metros y a prueba de balas. Y ver a los policías
arrojar su desayuno la otra mañana, después de que
descubrieron su obra maestra, había sido aún más
entretenido, haciéndolo anhelar encontrar a su próxima
víctima pronto y comenzar una nueva obra de arte. Pero
apresurar las cosas sería un error. Tenía que seguir siendo
metódico. De lo contrario, podría ser atrapado. Florida tenía
la pena de muerte y estaría condenado si alguien acababa con
su vida antes de que se cumpliera su destino.
Mientras tanto, esta noche podría divertirse. Realizaría
una escena con una sumisa, para revivir cada grito que
Heather había dejado escapar. Ahora, ¿quién sería la
afortunada esta noche?
CAPÍTULO TRECE
B RODY PASEABA POR LA SALA DE ESTAR DE F ANCY MIENTRAS ELLA
estaba en el baño. La velada había sido divertida con las otras
dos parejas, pero ahora estaba nervioso como el infierno. Era
el momento de contarle todo y luego rezar para que no lo
echara por la puerta.
Miró el reloj de su decodificador de cable. Era casi media
noche. Ninguno de los dos tenía que levantarse temprano
mañana, si las 8:00 a.m. sería considerado tarde. Le había
pedido a Jamie que abriera para ella, y Brody tenía un asunto
en la mañana a las nueve, sin nada antes. Se sintió feliz
cuando Fancy mencionó que contrataría más personal ya que
su negocio estaba creciendo, a medida que más personas
comenzaban a descubrir su pequeña tienda y con las
referencias que había estado obteniendo de las bodas y
fiestas que había atendido. Con un personal más numeroso,
podría delegar más y luego tomarse un tiempo para sí
misma. Merecía ser mimada, no seguir trabajando tan duro
al menos diez horas al día, siete días a la semana. Pensando
de manera optimista, cuando él se comprometiera con ella,
definitivamente estaría haciendo algunos cambios en su vida.
Su fatiga le preocupaba a diario. Nadie podía mantener el
ritmo que ella se había marcado sin que finalmente se
derrumbara.
La puerta del baño se abrió y se volvió para verla caminar
hacia él. Se había quitado los zapatos y el suéter, pero se
había quedado con su sexy vestido de verano. Sus manos
estaban ansiosas por quitárselo de encima y perderse en su
cuerpo, pero tenían que hablar primero.
«¿Quieres café?», ella preguntó. «¿O algo más para
beber?».
Sacudió la cabeza. «No. Ven aquí, tenemos que hablar de
algo».
Una mirada cautelosa cruzó su rostro, pero tomó su mano
extendida sin dudarlo y dejó que la llevara al sofá. Se
sentaron, se llevó la palma de su mano a los labios y la besó.
«Fancy, hay algo que necesito decirte. Estuve esperando a
que nos conociéramos mejor, y ahora que me has confiado tu
pasado, necesito confiarte el mío».
«E.…está bien».
Él sonrió, tratando de tranquilizarla. «No es horrible,
cariño, pero es importante para mí. Sólo espero que puedas
aceptarlo y que tengas la mente abierta». Su nerviosismo se
disparó a lo grande. Se puso de pie y caminó por la
habitación, pero luego se detuvo y dejó que su mirada se
encontrara con la de ella. Era hora de levantarnos y tomar al
toro por los cuernos, por así decirlo. «¿Sabes lo que es un
Dom, Fancy? ¿Y qué es una sumisa?».
Sus ojos se agrandaron y su mandíbula cayó, pero no dijo
una palabra. Tan solo asintió. Bueno, bien … este es un buen
comienzo. Ella no gritó ni me echó por la puerta a patadas.
«He sido un Dom en el estilo de vida BDSM durante
mucho tiempo. No, no soy un sádico, ni un masoquista para
el caso, pero hay muchas partes del estilo de vida que
disfruto y que necesito en mi vida». Comenzó a caminar de
nuevo bajo su mirada silenciosa, las palabras fluían, ahora
que había empezado. «Prefiero llevar las riendas en mis
encuentros sexuales, aunque en ocasiones, no me importa el
sexo romántico. Y aunque no me gusta el asunto de
Dom/esclavo, tengo una necesidad innata de cuidar a una
mujer, mi mujer, en lo que respecta a su protección, salud y
bienestar. No estoy diciendo que quiera atarte ahora mismo…
bien, eso sería genial… pero te pido que tengas la mente
abierta, que hagas preguntas, que investigues y tal vez le des
una oportunidad… conmigo».
Se detuvo frente a Fancy, tratando de descifrar su
expresión. Estaba claro que estaba pensando las cosas y,
mientras no se volviera loca, él le daría todo el tiempo que
necesitara.
Pacientemente, esperó hasta que ella pareció tomar una
decisión. De pie y rodeando la mesa de café, se acercó y luego
lo sorprendió cuando cayó de rodillas frente a él. Apoyando el
culo sobre los talones, colocó las manos con las palmas hacia
arriba sobre los muslos y bajó la mirada a los pies de él.
Su boca se abrió, y su polla se movió como siempre lo
hacía cuando una sumisa se presentaba ante él. «Mi.…
mierda… has jugado en el estilo de vida antes?». Si una
manada de elefantes irrumpía repentinamente en la
habitación, no creía que pudiera estar más aturdido de lo que
estaba en este mismo momento. Ella permaneció en silencio
mientras él recobraba la compostura. «¿Cuándo estuviste
involucrada en el estilo vida?».
Fancy vaciló. Apoyándose en una rodilla, usó sus dedos
para levantar su barbilla, pero sus ojos todavía estaban bajos.
Tomó su mandíbula, le dio dos golpecitos en la mejilla con el
dedo y dejó que su voz cayera en el tono bajo y rico que
cualquier sumisa reconocería. «Ojos en mí, dulzura».
Cuando su mirada finalmente se encontró con la suya, le
ordenó, «Ahora, respóndeme. ¿Cuándo estuviste involucrada
en el estilo de vida?».
Tragó con fuerza y sus ojos se desviaron hacia la derecha.
Pero él no aceptaría nada de eso. Si sabía lo suficiente para
presentarse correctamente, entonces sabía que debía
obedecer su orden. Su mirada se disparó de nuevo a la de él
cuando él colocó sus manos a ambos lados de su cabeza.
«Mira hacia otro lado de nuevo y habrá consecuencias antes
de seguir adelante». Estaba claro que ella no había pensado
las cosas completamente antes de arrodillarse frente a él.
«Pero pase lo que pase, estaremos teniendo esta
conversación. No voy a volver a hacer la pregunta, Fancy».
Podía decir que ella estaba luchando contra el impulso de
cambiar la mirada una vez más, pero, esta vez sus ojos se
quedaron en los de él. «P…. Patrick y yo estuvimos
explorando durante unos meses antes que él… antes del
accidente. Amigos nuestros llevaban en el estilo de vida un
par de años y nos lo presentaron. Fuimos al club “Spice” y
estábamos tomando clases allí cuando…».
Su voz se fue apagando. Al menos “Spice” era uno de los
mejores clubes de la zona, ubicado en San Petersburgo. Había
tenido un poco de preocupación por haber ido a uno de los
clubes más sórdidos donde las reglas de la casa eran un poco
laxas. De pie, le tendió la mano y, cuando ella la tomó, la
ayudó a levantarse de las rodillas. Él tomó asiento en el sofá
y la acomodó en su regazo. Tenían mucho de qué hablar,
pero al menos su pánico de que ella pudiera echarlo, había
desaparecido, gracias a Dios.
Cuando ella apoyó la cabeza en su hombro, su corazón se
hinchó. Maldita sea, las cosas que esta mujer le hacía, y las
amaba todas. Dejó que su mano descansara sobre su muslo
desnudo, debajo del dobladillo de su vestido, y su pulgar
acarició su piel. Su otro brazo acunó su espalda baja. «Debes
tener un montón de preguntas, preciosa. Yo tengo unas
cuantas, pero comencemos con las tuyas. Pregúntame lo que
quieras».
«No sé», dijo ella, su aliento calentándole el cuello y
provocando que se le pusiera la piel de gallina. «Supongo
que la primera pregunta que tengo es ¿cuánto tiempo llevas
siendo Dominante y cómo empezaste?».
Eso era bastante fácil de responder. «Me acababa de unir
al Equipo Cuatro de los SEAL, a los veinticuatro años casi
veinticinco. Marco y yo habíamos pasado juntos la formación
básica, pero nos enviaron a puestos diferentes durante
algunos años. Luego, terminamos juntos en la misma clase
de BUD (Demolición Submarina Básica), ese es el
entrenamiento por el que pasan todos los SEAL. De cualquier
forma, él ya había descubierto el estilo de vida en ese
momento. También bastantes chicos del Equipo Cuatro ya
estaban involucrados. Estábamos en París y los chicos me
introdujeron en la vida. Había un gran club no muy lejos de
donde nos alojábamos. Al principio, no sabía qué diablos
pensar. Tenía los mismos conceptos erróneos que mucha
gente tiene sobre el BDSM, ya sabes, de que solo era un estilo
de vida elaborado donde los golpeadores de esposas se
escondían».
Ella resopló contra su cuello y él se rió entre dientes.
«¿Qué puedo decir? Me crié en el sur, fui a la escuela
dominical cuando era niño y no sabía que había más de tres
posiciones sexuales antes de graduarme de la escuela
secundaria. Al menos, esas fueron las únicas que Jo Ellen
Tremont me dejó hacer con ella».
Ella se rió y luego se movió un poco en su regazo. El
movimiento llamó la atención de su pene, pero lo ignoró y
miró a Fancy. «¿Estás cómoda?».
«Ajá. Continúa».
Levantó una mano hasta su exuberante pecho y dejó que
sus dedos acariciaran la parte inferior de su vestido mientras
continuaba. «Bueno, cuanto más observaba y aprendía,
menos podía negar que en el estilo de vida era donde me
sentía completo. Quiero decir, mi padre se aseguró de que
cada uno de sus hijos aprendiera la forma correcta de tratar a
una mujer: abrir puertas, jalar sillas, patearle el trasero a
alguien si le faltaba el respeto o algo peor. Pero mis instintos
iban más allá de eso, no sabía que existía todo este estilo de
vida en el que una mujer pondría toda su confianza en mí,
una vez que me lo ganara. Que ella voluntariamente pondría
sus necesidades y deseos en mis manos, y me dejaría cuidar
de ella, para apreciarla de todas las formas posibles. Atar a
una sumisa y hacerle cosas salvajes, perversas y
maravillosas, con su completo consentimiento, me excita
mucho. Pero lo que es aún más excitante es que ella confíe en
mí; no sabía que había estado anhelando eso. Y una vez que
me di cuenta, sentí que finalmente había encontrado la
última pieza del rompecabezas que completaba todo mi ser.
Por Dios, debo sonar como Sigmund Freud».
«Para nada». Su mano vagó sobre su pecho y hombros,
enviando cálidas sacudidas de electricidad a través de su
cuerpo. Demonios, ¿quién iba a decir que esta conversación iba a
ser una forma de juego previo? «Es por eso que Patrick y yo
nos sentimos atraídos por el estilo de vida. Pero creo que yo
buscaba más que él».
«¿Cómo es eso?».
Ella se encogió de hombros. «Bueno, era tan nuevo para
nosotros, pero mientras él estaba contento con el control en
el dormitorio, creo que yo estaba buscando algo un poco más
que eso. No me malinterpretes, me encantaba lo que me
hacía… lo que hacíamos juntos, pero hubo momentos en que
quería que él también me superara fuera de la habitación.
¿Tiene sentido? Quiero decir, no quería una relación
Dom/esclava porque me encanta ser independiente y pensar
por mí misma la mayor parte del tiempo, pero otras veces,
solo quiero dejar la toma de decisiones a otra persona».
Sonrió y la acercó más. Su corazón se regocijaba por todo
lo que ella decía. Si no hubiera estado convencido de que
estaban hechos el uno para el otro, ahora lo estaba. «Tiene
mucho sentido, nena. Eso es lo que obtengo de este estilo de
vida. Necesito asegurarme de que la salud y el bienestar de
mi sumisa estén bajo mi control, y aun así permitirle tener
su independencia. Habrá ocasiones en las que voy a querer
que seas mi igual y otras en las que voy a querer tu completa
sumisión. Conseguiré una lista de límites para que la
completes… es decir, si estás dispuesta a entablar una
relación D/s conmigo. Recuerda, tú eres quien establece tus
límites y eres quien tiene la palabra de seguridad, que
honraré todos los días de mi vida».
Movió su trasero en su regazo y casi gimió cuando ella
rozó la erección que ahora lucía completa. «Mírame,
Fancy». Cuando ella levantó la cabeza y sus ojos se
encontraron con los de él, él le tomó la barbilla.
«¿Considerarías explorar una relación D/s conmigo? Con un
contrato indefinido y un collar temporal, ¿por ahora? Digo
“por ahora” porque no quiero asustarte, pero planeo tenerte
en mi cama y en mi vida durante mucho, mucho tiempo. El
contrato será indefinido hasta que decidas que deseas
renegociarlo. Pero volviendo a mi pregunta original, ¿estás
dispuesta a usar mi collar y venir conmigo a “La Alianza”?».
Conteniendo la respiración, esperó su respuesta. Mientras
había estado en el estilo de vida, solo había puesto el collar a
otras dos mujeres, y en ambas ocasiones habían tenido una
fecha de finalización en su contrato. La primera fue cuando
tenía veintiocho años, y un amigo del club al que pertenecía
el equipo en Virginia le había pedido que tomara una sumisa
bajo su cuidado temporal. No había sido una novata, pero
había sido extremadamente cautelosa acerca de volver al
estilo de vida después de una mala relación. El bastardo con
el que había estado había sido un Dominante por todas las
razones equivocadas y realmente le había hecho daño.
La segunda sumisa con collar había sido durante sus
primeros treinta y, en ese momento, había pensado que tal
vez llegarían a un acuerdo en un contrato cerrado
eventualmente, pero simplemente no había funcionado entre
ellos. Ella había querido ser su esclava, y eso era mucho más
responsabilidad de la que él deseaba. Una esclava entregaba
todas las decisiones a su Dominante, desde qué ponerse y
comer, hasta todo lo demás. Era una vida que no estaba
hecha para la mayoría de las personas, y él era uno de ellos.
Pero la vida que sí quería, con el consiguiente collar
permanente y un anillo de bodas, era con la mujer que aún
no había respondido a su pregunta.
CAPÍTULO CATORCE
L A CABEZA DE F ANCY DABA VUELTAS . S I BIEN HABÍA RECONOCIDO
las tendencias alfa de Brody, su revelación la sorprendió.
Pero, una vez recuperada, todo encajaba para ella. ¿Era por
eso que se sentía tan segura estando con él? ¿Por qué se
sentía apreciada con todo lo que él hacía por ella, grande o
pequeño?
La conexión que parecían tener era más fuerte en algunos
aspectos de lo que ella y Patrick habían experimentado entre
ellos. Y en parte estaba asustada por eso. Llevaban casados
cinco años antes de descubrir la comunidad BDSM, y habían
comenzado juntos desde cero. Pero Brody había estado en el
estilo de vida durante años. ¿Podría ser una sumisa adecuada
para él? ¿Y si metía la pata? Hacía tanto tiempo que no
jugaba que había olvidado muchos de los protocolos. ¿Y si sus
listas de límites no coincidían? Sabía que había muchos tipos
diferentes de juegos que nunca había experimentado, y
mucho menos que había aprendido. Y estaba segura de que
había más actividades de juego disponibles desde que ella
había estado en el estilo de vida. El Kink era un mundo en
constante evolución, superando los límites para satisfacer las
necesidades y deseos tanto de un Dom como de un sum.
Hasta ahora, no se había dado cuenta de cuánto extrañaba el
estilo de vida en el que había estado tan brevemente. [Nota
de la T.: Kink es una palabra usada para designar cualquier tipo
de actividad sexual no convencional]
«Oye, cariño, ¿estás bien?».
No se había dado cuenta de que sus ojos se habían
cerrado, y los abrió para ver su rostro lleno de preocupación.
Sonrió para asegurarle que todo estaba bien y dijo, «Sí…
Amo Brody».
Su alivio fue evidente, y luego el uso de su título pareció
registrarse cuando una sonrisa se extendió por su rostro. «Si
bien me encantan las tres palabras que salen juntas de tus
bonitos labios, quiero que me aclares a qué estás diciendo
‘sí’».
Con una respiración profunda y un acto de fe, ella lo miró
directamente a los ojos. «Sí, Amo Brody, me gustaría
explorar una relación D/s contigo. Me gustaría negociar un
contrato y sería un honor para mí llevar tu collar en “La
Alianza”».
No le sorprendió que fuera miembro del club de élite
privado, que era tan selectivo en su proceso de ingreso. Si
bien no tenía ni idea de dónde estaba el club, lo había oído
mencionar entre los sumisos de “Spice” cuando estuvo allí.
Se suponía que era el mejor club de alto nivel de Florida. Pero
nada de eso le importaba. Lo único era que ella estaría allí
como la sumisa del Amo Brody Evans.
«No sabes cuánto me agrada que digas eso, Fancy».
Con una mano extendida por la parte de atrás de su
cabeza, la atrajo para darle un beso, y no cualquier beso, sino
la madre de todos los besos. ¡Santo cielo! Se dio cuenta de
que, antes de ahora, él se había estado reprimiendo con
todos los otros besos que habían compartido. Sus lenguas se
batieron en duelo, pero no había duda de quién estaba a
cargo. Su sangre estaba hirviendo y su coño estaba mojado…
por deseo … por necesidad. La mano en su cabeza la mantuvo
en su lugar mientras tomaba tanto como le daba. Su otra
mano se cerró alrededor de su pecho, apretando y
masajeando la piel flexible.
Fancy gimió cuando terminó el beso, pero se emocionó al
ver que Brody se había sentido tan afectado como ella.
Tragaba aire mientras una tormenta se avecinaba en sus
ojos. Una tormenta en la que quería desesperadamente
quedar atrapada.
«Preciosa, podemos mantener esto convencional,
romántico ahora mismo, ya que aún no hemos negociado ni
pasado por una lista de límites, pero es tu elección.
Convencional, ¿o me dejas mejorarlo? Podemos mantenerlo
simple y, por supuesto, tendrás tu palabra de seguridad».
Si bien esta era una de las cosas de las que prefería dejar
que él tomara el control, sin las negociaciones y el contrato,
tenía que ser ella quien tomara la decisión. Una vez que todo
estuviera en su lugar, si pensaba que ella necesitaba o quería
ser superada, por cualquier motivo, él tomaría la iniciativa y
confiaría en que, si algo se sentía mal, ella usara su palabra
de seguridad. Sabía en su corazón que él honraría esto y
detendría todo juego si la pronunciaba. Y allí mismo, estaba
su decisión.
«Mejórelo, Señor».
Su encantadora sonrisa regresó, pero, esta vez, vio al
Dominante asomarse, y un escalofrío recorrió su espalda.
«Entonces, será mejorado. Gracias por confiar en mí. “La
Alianza” usa el mismo sistema de colores que usan en
“Spice”. ¿Quieres “rojo” como palabra de seguridad o te
gustaría elegir otra cosa?».
«Rojo está bien, Señor».
«Buena chica. También puedes usar “amarillo” para
ralentizar las cosas o hacerme saber que tienes preguntas».
Le dio unas palmaditas en la cadera. «Para empezar, quiero
que vayas a tu habitación, que te quites todo y te presentes
junto a la cama. Te seguiré en unos minutos».
Brody la ayudó a ponerse de pie y luego la observó
caminar con las rodillas temblorosas hacia el pasillo que
conducía a su dormitorio. Ella lo miraba por encima del
hombro, y otro escalofrío recorrió su espalda ante su
expresión. Era una combinación de intensidad y juego, y se
preguntó cuál prevalecería durante su escena.
Tan pronto como llegó a su dormitorio, rápidamente se
quitó el vestido, el sostén y las bragas. Se colocó de rodillas
junto a la cama, en posición, cuando Brody entró en la
habitación, es decir, el Amo Brody. Si bien había muchos de
los protocolos que había olvidado, se acordó de mantener la
mirada hacia abajo hasta que se le indicara lo contrario. Todo
lo que podía ver eran sus pies. Se había quitado los calcetines
y los zapatos, pero sus jeans todavía los llevaba puestos. Ella
esperaba que la camisa tipo polo que había usado también se
hubiera ido porque le encantaba dejar que sus ojos y sus
manos recorrieran su musculoso torso.
«Maldita sea, eres hermosa».
Ella se sonrojó ante sus palabras cuando dejó caer una
pequeña bolsa de lona negra en el suelo frente a ella. No era
de ella, por lo que tuvo que haber corrido a su camioneta
para recuperarla. Sabía que muchos Dominantes tenían una
bolsa de juguetes de repuesto o dos, así que siempre estaban
preparados, y estaba nerviosa por saber qué había en la suya.
No tuvo que esperar mucho. «Abre la bolsa, ‘Niña
Fancy’».
La acercó e hizo lo que se le ordenó y esperó la siguiente
orden.
«Te voy a pedir que saques algunas cosas. Si alguna de
ellas te da miedo o está en tu lista de límites estrictos,
déjalas en la bolsa. Si estás de acuerdo con un objeto, dámelo.
¿Comprendido?».
Ella no esperaba eso, pero estaba agradecida de que él le
diera la opción de lo que usarían durante la escena. Pero, de
nuevo, esa era señal de que era un buen Dom, que ella ya
había descubierto que lo era. «Sí, Señor».
«Excelente. Pásame las esposas de cuero».
Las vio en la parte superior, justo al lado de un látigo
negro de seis colas. ¿Cómo sería ser azotada por Brody? Su
trasero hormigueó ante el pensamiento. Agarró las esposas y
las colocó en su mano que esperaba.
«Hay un vibrador tipo bala, todavía en su paquete,
dámelo».
Era agradable saber que lo que estaría usando con ella
nunca había tocado a otra mujer; era considerado de su parte
y no la sorprendió. Sí, un artículo se puede esterilizar, pero
aún así… fuchi. Encontró el paquete sellado y se lo entregó.
«Mmm. Decisiones, decisiones», se burló de ella. «El
látigo de seis colas».
¡Ay, carajo, sí! Su mano se cerró alrededor del mango de
cuero del flagelador y lo sacó de la bolsa. Cuando Brody se lo
quitó, colocó la punta debajo de su barbilla y le levantó la
cabeza hasta que ella lo miró a la cara. El calor en sus ojos la
calentó e hizo que el deseo y la necesidad en su núcleo
estallaran aún más. Su pecho desnudo tenía su anhelo de
lamer cada centímetro.
«Gracias, cariño». Se inclinó, tomó la bolsa por las asas y
la apartó del camino. «Arriba en la cama, de rodillas, con las
manos detrás de la espalda».
Ella cumplió con sus instrucciones, su ritmo cardíaco y su
respiración se aceleraron con anticipación. Oh, cómo se
había perdido esto, entregar las riendas a su amante, todo lo
que tenía que hacer era seguir sus órdenes y sentirlo. Su
mente podría quedarse en blanco cuando la enviara al
subespacio, y no había duda de que Brody la enviaría allí.
Demonios, si era honesta, ya estaba a mitad de camino.
Brody se colocó detrás de ella al lado de la cama y le sujetó
las esposas a cada una de las muñecas. «Separa un poco las
piernas. ¿Cuál es tu palabra de seguridad, ‘Niña Fancy’?».
«Rojo, Señor».
Después de unir las esposas para que sus brazos
estuvieran restringidos, deslizó un dedo por la longitud de su
columna, enviando un escalofrío a través de ella cuando la
piel se le ponía de gallina. Una mano se cerró alrededor de su
nuca mientras la otra sostenía uno de sus hombros. «Pon tu
cabeza en la cama».
Con su ayuda, ella se inclinó por la cintura y luego giró la
cabeza hacia un lado, de modo que su mejilla descansara
sobre el edredón. Su trasero permaneció alto y sintió que se
mojaba más con la pose erótica. Brody le pasó la mano por el
trasero, apretando de vez en cuando la carne para llevar su
sangre a la superficie. «Maldita sea, tienes el mejor trasero
que he visto».
«Gracias, Señor». Ella estaba segura de que estaba
exagerando, pero no pudo evitar mover dicho culo en
respuesta.
Levantó la mano y luego la golpeó, lo que la hizo soltar un
grito. La risa en su voz era inconfundible cuando dijo,
«Pequeña mocosa».
Si bien el único azote le dolió un poco, sólo aumentó su
necesidad de más. Su mano se sumergió entre sus piernas y
encontró la evidencia de su excitación. Los dedos se
hundieron en sus pliegues.
«Mmmm. Me encanta que estés depilada, dulzura».
Había ido al salón el día después de que durmieron juntos
por primera vez. Si bien había sido un poco más doloroso de
lo que recordaba, una vez que el dolor inicial desapareció, le
encantó que estaba mucho más sensible que antes. Y no
podía esperar a sentir la boca y la lengua de Brody sobre su
carne desnuda.
Su mano desapareció y ella escuchó que abría el paquete
del vibrador, y no pasó mucho tiempo antes de que escuchara
el juguete para adultos funcionando. Se necesitó cada gramo
de fuerza para no apretar las piernas porque sabía que iba a
saltar en el momento en que el vibrador la tocara donde
esperaba que él estuviera a punto de ponerlo. Ella no se había
equivocado.

T OMÓ el pequeño vibrador en la palma de su mano, Brody


lo puso entre sus piernas y lo sostuvo contra su coño
expuesto mientras ella casi volaba fuera de la cama. Lo único
que la había mantenido en su lugar era la posición en la que
se encontraba, sus manos restringidas y la otra mano de él
en su cadera. «Tranquila, nena. Ha pasado mucho tiempo
para ti, así que no voy a exigirte que te quedes quieta, sino
que hagas lo mejor que puedas».
«S.…sí, Señor».
Maldita sea, nunca se cansaría de escuchar eso de su boca.
Movió su mano, agarró el vibrador que zumbaba y puso la
punta en su vagina. Él sonrió cuando ella dejó escapar un
fuerte gemido.
«Hay más de donde vino eso», dijo mientras lo empujaba
hasta el final en su canal. «No lo pierdas».
Apretó sus nalgas unas cuantas veces más, asegurándose
de que hubiera suficiente flujo de sangre cerca de la
superficie para evitar que se lastimara. Iba a ser un placer
azotarla, por lo que sus golpes serían lo suficientemente
fuertes como para sentir un poco de dolor, pero lo
suficientemente ligeros como para que ella no sintiera
ningún efecto duradero por la mañana. Cogió el látigo y se
alejó un paso de la cama para tener un poco de espacio. Su
trasero se veía delicioso, y él no podía esperar prepararla con
un conjunto progresivo de tapones anales, para que
eventualmente pudiera entrar allí.
«¿Lista?».
«Sí, Señor».
Brody movió la muñeca y dejó que las seis colas de cuero
aterrizaran suavemente en la nalga derecha de su trasero,
seguido de otro movimiento hacia la izquierda. Lentamente
dejó que los golpes aumentaran en velocidad e intensidad. Un
rubor rosado apareció en la piel de sus nalgas y muslos. El se
detuvo. «¿Color, nena?».
«Verde, Señor. Estoy bien».
«Sí, lo estás».
Salpicándole la carne, desaceleró el paso una vez más,
pero ahora realmente la dejó sentir el escozor cuando los
nudos al final de las hebras de cuero aterrizaron con más
fuerza. Una vez más, fue suficiente para que el dolor se
transformara en placer. Su respiración se incrementó a
medida que gemía más fuerte.
Un último golpe en su punto de asiento y dejó caer el
látigo al suelo. Sus manos se dirigieron a su cintura y
rápidamente se quitó los jeans. Agarró un condón, anticipó el
día en que podría tomarla a pelo, algo que nunca había hecho
en su vida, pero si se salía con la suya, sería así para siempre
con su Fancy. Después de ponerse el látex, la mantuvo firme
con una mano y, usando los dedos de la otra, eliminó el
vibrador, dándole unos cuantos golpecitos en el clítoris.
«¡Oh! ¡Oooooh!».
La sujetó por las caderas, la jaló hasta el borde de la cama
y alineó su rígida polla con su raja. Estaba empapada y él no
perdió el tiempo para entrar en ella. El tortuoso arrastre de
sus estrechas paredes lo hizo ver estrellas.
«¡Por favor, Señor! ¡Más rápido!».
Él la penetró, su pelvis golpeaba su trasero. «Tendremos
que tener una charla sobre la cobertura desde abajo, ‘Niña
Fancy’, pero tendremos que esperar hasta más tarde. Ahora
mismo, estoy de acuerdo contigo».
Bombeaba sus caderas y la folló rápido y duro. Sus jadeos
y súplicas lo instaban a seguir. Cuando la presión en su
escroto estaba a punto de alcanzar su punto máximo,
extendió la mano y encontró su clítoris con los dedos,
acariciándolo con fervor. Fancy gritó cuando un intenso
orgasmo se apoderó de ella. Sus paredes latían a su
alrededor, haciéndole llegar al límite con unos cuantos
empujones de su pelvis. Gritó su propia liberación e hizo todo
lo posible para sacar la de ella el mayor tiempo posible
mientras sus piernas amenazaban con doblarse y hacerlo
caer de culo.
Sus manos cayeron al colchón a ambos lados de su torso
soportando su peso, mientras sus pulmones luchaban por
oxígeno. Tan pronto como pudo, desenganchó el broche que
mantenía sus muñecas atadas juntas y masajeó sus brazos y
hombros. El único sonido en la habitación era su respiración
pesada combinada. Cuando sus piernas continuaron
protestando por su posición, de mala gana se separó de su
cuerpo y rápidamente descartó el condón lleno.
Rodando sobre su espalda, Fancy lo miró con los párpados
pesados. Por mucho que quisiera acostarse a su lado, primero
tenía que hacerle algunos cuidados posteriores. Al entrar en
el baño principal, sacó un paño húmedo y una toalla seca
para limpiarla. Regresó y descubrió que ella había girado su
cuerpo para que su cabeza descansara sobre las almohadas
en su lado de la cama. Mmh. Le gustó el sonido de eso. Ella
era dueña de ese lado de su cama, al igual que era dueña de
su corazón.
CAPÍTULO QUINCE
C ON LARGAS BRAZADAS DE ESTILO LIBRE , B RODY DIO VUELTA TRAS
vuelta en su piscina bajo el sol de la mañana del lunes. La
había instalado durante el invierno pasado, utilizando la
misma empresa que Parker había utilizado para su propia
piscina. La de su amigo estaba diseñada para parecer un
pequeño lago, con su piso y paredes oscuros, y rodeada de un
paisaje exuberante, lo que le daba una sensación general de
una fuente termal natural, con una roca de inmersión. Si bien
a Brody le encantaba la sensación de jardín, había querido
una piscina que fuera lo suficientemente larga para hacer un
buen ejercicio; siendo un exSEAL, podía nadar por
kilómetros. El resultado final había sido mejor de lo que
esperaba. Había tenido varias fiestas en la piscina desde que
se terminó junto con un jacuzzi en el patio. El spa estaba en
su propia pequeña alcoba para que pudiera usarlo desnudo si
quería y no preocuparse de que los vecinos lo vieran,
especialmente las gemelas de cuatro años de al lado. A Taylor
y McKenna les encantaba charlar con él a través de la cerca, y
él no había tenido el valor para cambiar el eslabón de la
cadena negra por algo que no pudieran ver a través. Había
invitado a las niñas con sus padres a unas barbacoas, y su
amabilidad se había ganado rápidamente a sus amigos. Les
encantaba cuando la bebé Mara venía de visita y estaban
ansiosos por conocer al pequeño JD.
Toda la instalación de la piscina, y el patio y el spa ahora
estaba encerrada en una caseta de malla diseñada para
mantener alejados a los insectos y otras criaturas. También
estaba cerrado por dentro, por lo que no tenía que
preocuparse de que las gemelas vinieran a nadar sin sus
padres.
Al llegar al extremo más cercano a donde Fancy estaba
acostada en una tumbona leyendo un libro electrónico, se
detuvo y se pasó una mano por la cara, limpiando el agua
salada con la que estaba llena la piscina. La observó en
silencio por un momento. Ante su insistencia, ella había
hecho algo que aparentemente no había hecho en bastante
tiempo, se había tomado el día libre, el día completo, sólo
para pasarlo con él. Su cuerpo curvilíneo se veía delicioso en
el traje de baño que había salido corriendo a comprar en su
camino esta mañana. Esa era otra cosa que no había hecho en
mucho tiempo, sentarse junto a una piscina o a la orilla del
golfo en traje de baño para simplemente relajarse y disfrutar
del día. El traje de baño azul marino, ‘takini’, como ella lo
había llamado, era un traje de dos piezas, la parte superior
era una camiseta sin mangas que se ajustaba al cuerpo con
una espalda abierta, mientras que la parte inferior era una
linda faldita sobre un bikini tradicional adjunto. Y con eso, se
veía tentadora como el infierno.
Levantó la vista y le dedicó una sonrisa que creció cuando
él puso las manos en el duro suelo del patio y se empujó
hacia arriba y hacia fuera de la piscina. El agua resbalaba por
su cuerpo y goteaba del dobladillo de su bañador. Su mirada
acalorada vagó por su cuerpo, captando cada contorno de su
físico musculoso, mientras él se acercaba y agarraba su toalla
de la silla junto a ella. «Sigue mirándome así, cariño, y
pasaremos el resto del día en mi cama».
Se inclinó y le dio un rápido beso en los labios. Por mucho
que le encantaría seguir adelante con su amenaza, quería que
ella recordara lo que era simplemente holgazanear mientras
hacía novillos en el trabajo. Sus empleados eran más que
competentes en la gestión durante el día, y si él tuviera algo
que decir, ella se tomaría muchos más días libres; nadie
podría mantener el ritmo de trabajo todos los días de la
semana sin agotarse. Además, más tarde esta noche jugarían
después de una visita a “La Alianza”.
Si bien no podían jugar en el club hasta que Fancy fuera
investigada totalmente y se sometiera a un análisis físico y
de sangre completo con su médico, le daría la oportunidad de
observarla mientras miraba algunas escenas. El proceso de
selección era obligatorio, sin excepciones, e incluso Kristen y
Angie lo habían pasado a pesar de haber salido con los
propietarios. Como no quería que ningún miembro pensara
que se saltaba nada en favor de Fancy, Brody le había pedido
a Marco que hiciera el papeleo para su autorización. Su
amigo había revisado los antecedentes del club en numerosas
ocasiones cuando Brody estaba ocupado con otras cosas, así
que no era nada nuevo.
«Lo siento, pero no puedo evitar mirar», respondió. «Tu
cuerpo es asombroso y lo sabes».
Él resopló y luego le robó otro beso. «No tan asombroso
como el tuyo, dulzura. Estás luciendo ese traje de baño». Se
emocionó cuando ella se sonrojó; no había nada más bonito
que una mujer que se sonrojaba cuando su hombre la
felicitaba. Se dejó caer en el otro sillón, agarró una botella de
agua de la hielera junto a él y se bebió la mitad. «Y bueno,
¿qué estás leyendo?».
«Lo creas o no, es “Hembra de Terciopelo” de Kristen
Anders».
«¿En serio?».
«Ajá. Empecé a leerlo hace unas semanas, pero hay días
en que estoy demasiado cansada para leer o empiezo a
quedarme dormida después de una página o dos. Y no le
digas eso a Kristen, no quiero que ella piense que es por su
libro, ya que no lo es. Me encantaron todos sus libros
románticos, pero ella escribe libros increíbles de BDSM».
Apretó los dientes y luchó contra el impulso de
reprenderla por agotarse y no dormir lo suficiente. No habían
firmado un contrato todavía, ni habían superado sus límites
duros y blandos. Pero una vez que todo estuviera en orden,
su bienestar estaría bajo su supervisión directa; era una de
las principales razones por las que disfrutaba del estilo de
vida. Para él era instintivo querer cuidar a una mujer de
todas las formas posibles, simplemente estaba conectado de
esa manera.
No habría más círculos oscuros debajo de sus ojos, y
encontrarían una manera de combatir su insomnio, aunque
hoy se veía bien descansada. De hecho, le había dicho que
había dormido fantásticamente anoche, la primera vez en
mucho tiempo. Deseó haber sido la causa de su buena noche
de sueño, pero había tenido que estar en un destacamento de
seguridad hasta muy tarde y no había querido molestarla, así
que se había ido a casa solo.
Terminó el resto de su agua. «Estoy de acuerdo».
«¿Y tú? ¿Los has leído?».
Puso los ojos en blanco y dijo, «Sí, pero no se lo digas a
los chicos. Por lo que cualquiera de ellos admitirá, solo han
leído las escenas de sexo y se han saltado todo el romance
cursi».
«No puedo esperar para conocerla. Pero espero no decir
nada estúpido porque voy a ser una fanática total».
Él tomó su mano entre las suyas. «Estarás bien. Créeme,
Kristen es tan sencilla como se puede. La he visto con sus
fans y los ama a todos, los trata como si fueran amigos de
toda la vida. La conocerás el domingo por la tarde».
Sus ojos se entrecerraron con confusión. «¿Qué hay el
domingo por la tarde?».
«Sólo una reunión en su casa para una barbacoa. Angie
diseñó este impresionante ‘patio trasero’…», hizo comillas
en el aire con sus dedos, «…en el recinto Trident y lo llamó
el “Oasis de Ian”. Lo único que no tiene es una piscina, pero
tiene todo lo demás. ¿Vendrás conmigo y conocerás al resto
de mi loca y extensa familia? La mamá y el padrastro de
Kristen estarán allí y también la gente de ‘Boomer’. ¡Oh!, y
Jake y Nick también llegarán por avión. Nick se tomó una
licencia de cuatro días porque está loco por haber sido tío. Y
te lo prometo, nadie muerde. De todos modos, para entonces,
ya habrás conocido a la mayoría de ellos».
Antes de que pudiera responder, el chillido lleno de terror
de una niña llegó desde la puerta de al lado. «¡‘Señol Brofy’!
¡‘Señol Brofy’!».
Voló desde el salón y salió corriendo por la puerta de la
zona mosquitera hasta la cerca. Las lágrimas y la expresión
del rostro de la pequeña McKenna Long hicieron que se le
erizara el pelo de la nuca. «McKenna, cariño, ¿qué pasa?».
Cuando Fancy se unió a ellos, la niña respondió entre
sollozos. «M-mami… ella en.… el piso … d.…durmiendo y… ¡y
no se despierta!».
¡Mierda! Colocó sus manos en la parte superior de la cerca
y dijo, «Fancy, llama al 911. Es diabética».
Sin esperar una respuesta, saltó la cerca y corrió descalzo
y sin camisa a través de la puerta trasera abierta de su
vecino. La vista que encontró casi le rompe el corazón. Amy
Long estaba tendida en el suelo de la sala de estar con la
pequeña Taylor llorando y sacudiendo los hombros de su
madre, tratando de despertarla. Se arrodilló y comprobó la
respiración y el pulso de Amy. Allí no estaba el problema,
pero su piel pálida y sudorosa, además de su inconsciencia,
eran signos innegables de un choque diabético.
Brody corrió a la cocina y abrió de un tirón la puerta del
frigorífico. Jugo de naranja, perfecto. Buscó en los armarios,
encontró un vaso y vertió el jugo en él. Luego, vio un
azucarero en el mostrador junto a la máquina de café. Aún
mejor. Tomó tanto el cuenco como el jugo, corrió hacia Amy.
Fancy estaba de pie cerca hablando por su teléfono celular
con el operador del 911, contándoles lo que estaba pasando,
mientras McKenna y Taylor se agarraban cada una a sus
piernas con miedo. Brody les dedicó una rápida sonrisa
tranquilizadora. «Va a estar bien, chicas. Quédense allí con
la Srita. Fancy».
Usó sus dedos, tomó un poco de azúcar granulada y la
colocó debajo de la lengua de Amy y a lo largo de sus encías.
El jugo de naranja no era una buena opción hasta que se
recuperara un poco y pudiera beberlo sin ahogarse.
Vamos, Amy. Despierta.
Un suspiro de alivio se le escapó cuando su cabeza
comenzó a moverse lentamente mientras el azúcar se
absorbía en su torrente sanguíneo. Colocó una mano detrás
de su cuello y hombros, la sentó un poco y acercó el vaso a
sus labios. «Aquí tienes, Amy. Toma un sorbo, cariño».
A medida que sus niveles de glucosa aumentaban
gradualmente, pareció finalmente entender lo que estaba
diciendo y bebió un poco del jugo, derramando un poco sobre
su blusa, pero era mejor que la alternativa. Para cuando la
policía y los paramédicos llegaron, Amy estaba más alerta y
sostenía el vaso sola. Brody se puso de pie y dejó que los
profesionales se hicieran cargo. Se acercó a donde Fancy
estaba haciendo todo lo posible para tranquilizar a las niñas.
Se arrodilló ante ellas y mantuvo los brazos abiertos y ellas
saltaron sobre ellos, abrazándolo con fuerza. «Mami va a
estar bien, chicas. Todo va a estar bien».
«Eres un heloe, ‘Señol Brofy’», dijo Taylor, retrocediendo
un poco para mirarlo antes de darle un beso en la mejilla.
McKenna le puso la manita en la otra mejilla. «¡Sí, sí un
heloe! ¡Heloe de mami!».
No importaba quién eras, cuando las gemelas de cuatro
años te besaban en las mejillas y te llamaban héroe, solo
tenías que sonreír de oreja a oreja. «Bueno, gracias, pero
ustedes también son las heroínas de mamá. En realidad, lo
son porque hicieron lo que se suponía que debían hacer y
consiguieron ayuda».
«Quisimos llamar al 911, como nos enseñó mamá», le
informó Taylor. «Pe.…pelo no pudimos encontrar su
teléfono, y el del gatito está loto».
Le tomó un segundo traducir esa última parte ya que el
teléfono de la cocina estaba roto. «Bueno, mientras los
paramédicos se ocupan de mamá, ¿por qué no buscamos su
teléfono celular, para que podamos llamar a tu papá y
hacerle saber lo que pasó?».
«Brody…», miró a Amy, ahora sentada en el sofá, para
ver que sostenía el teléfono perdido en su mano. «Estaba en
mi bolsillo. Perdón».
Aliviado de que estuviera bien, avergonzada pero bien, él
se lo quitó y dijo, «No te preocupes. ¿Quieres que llame a
Kevin y le cuente lo que está pasando?».
A regañadientes, asintió con la cabeza mientras un
médico revisaba sus signos vitales. «Por favor. Mi médico
tendrá que ajustar mi insulina. La dosis que estoy tomando
ya no es suficiente. Esta ha sido mi tercera bajada de azúcar
esta semana, aunque las otras dos no fueron tan malas y
Kevin estaba en casa».
Después de comunicarse con el esposo de Amy y
asegurarle que estaba bien, Brody le dijo que se encontrara
con su esposa en la sala de emergencias y que no se
preocupara por las niñas. Fancy les estaba ayudando a buscar
sus trajes de baño y sus flotadores para los brazos, mientras
los médicos preparaban a Amy para su traslado. Brody no
había pasado por alto cómo el policía que había respondido a
su llamada de emergencia había mirado a Fancy en su
tankini mientras las niñas la llevaban a su habitación.
Brody se aclaró la garganta en voz alta, y cuando el
uniformado vio su expresión posesiva y deslumbrante, el
bastardo tuvo la audacia de encogerse de hombros. «Estaría
muerto si no apreciara a una mujer tan guapa como esa».
«Estarás muerto si lo vuelves a hacer», gruñó.
El joven sonrió y levantó las manos en señal de rendición.
«Dejaré pasar que acabas de amenazar a un policía, pero,
maldita sea, eres un tipo con suerte».
Y Brody lo sabía. Desde que le había purgado el alma sobre
el accidente y su pérdida, parecía más liviana, más abierta y
libre. Ahora sonreía todo el tiempo, como si el último dolor
que le impedía disfrutar de la vida finalmente hubiera
desaparecido. Los resultados la hicieron aún más atractiva, y
los hombres, que tal vez no le habían dado a la mujer
curvilínea una segunda mirada en los últimos años, ahora se
daban cuenta de lo que se estaban perdiendo. Era casi como
si estuviera atravesando un segundo florecimiento hasta
convertirse en mujer. Y no había forma de que se le escapara
de las manos, no cuando idiotas como este estaban
esperando una oportunidad tras bastidores para tenerla a
ella.
CAPÍTULO DIECISÉIS
«G LACIAS , S EÑOLITA F ANCY ».
«De nada, Taylor», respondió Fancy mientras empujaba
el plato con un hot-dog rebanado frente a la niña de cabello
castaño. McKenna acababa de recibir su propia comida por
parte de Brody. Fancy no había tardado mucho en distinguir
a las gemelas. Al ser gemelas fraternales, no idénticas, las
personalidades de las niñas eran como el día y la noche.
Taylor era más callada que su hermana y parecía analizar y
pensar las cosas antes de tomar cualquier acción. McKenna,
por otro lado, era bulliciosa y se sumergía de cabeza en
cualquier situación. En la piscina, McKenna había estado
encantada cuando Brody la había sacado repetidamente del
agua, la había lanzado al aire, antes de dejarla caer en picada
nuevamente. Taylor no era tan temeraria como su hermana y
prefería simplemente meterse a la parte menos profunda con
Fancy.
Era la primera vez desde su accidente y aborto espontáneo
que pasaba más de unos minutos en compañía de un niño,
mucho menos dos niñas. No era que no amara a los niños
pequeños, eran solo un recordatorio de lo que había perdido.
Pero Taylor y McKenna la habían conquistado rápidamente y
todos se lo habían pasado muy bien en la piscina.
Cuando el empapado grupo salió y se secó con una toalla,
Brody sacó un paquete de hot-dogs del refrigerador de los
Long y los colocó a la parrilla con las pechugas de pollo que
había preparado para Fancy y para él. Si bien las niñas no
habían sido fanáticas de la lechuga romana en la ensalada
que los acompañaba, ambas habían devorado con
entusiasmo la mayor parte de los tomates cherry y las
rodajas de pepino.
Eran casi las 3:00 p.m. cuando los padres de las niñas
llegaron a casa desde el hospital. Amy le dio a Fancy un
abrazo de agradecimiento y se disculpó profusamente por
arruinar su día libre. Pero Fancy no quiso escuchar nada de
eso. «Me alegro de que estuviéramos aquí y de que estés
bien. Las chicas son adorables y nos divertimos mucho. Creo
que necesitarán una siesta después de tanto nadar».
Como si fuera una señal, tanto Taylor como McKenna
bostezaron. Su madre se rió entre dientes cuando las reunió
para irse. «Creo que también voy a tomar una. Gracias de
nuevo, Brody. Y Fancy, fue un placer conocerte, pero la
próxima vez lo haremos sin la policía, ni los paramédicos».
La familia de cuatro se dirigió a su propia casa con varias
despedidas y agradecimientos enviados a Brody y a Fancy.
Cuando estuvieron solos de nuevo, Fancy dejó que sus ojos
recorrieran el delicioso torso de Brody, lamentando que
ahora estuviera usando una camiseta para cubrir toda esa
piel dura y sexy. Sus músculos se tensaron cuando comenzó
a limpiar lo último de su almuerzo. Agarró la ensaladera y se
vistió y lo siguió al interior de la casa. Trabajaron en silencio
durante unos momentos, metiendo cosas en el frigorífico y el
lavavajillas.
Cuando todo estuvo terminado, Fancy se acercó a Brody y
le rodeó la cintura con los brazos. Sonriendo, se inclinó y le
dio un beso que ella aprovechó de inmediato. El calor la
recorrió mientras le devolvía el beso con todo el deseo que
sentía. Este hombre ponía en marcha todas sus hormonas y,
en este momento, se estaban acelerando mucho. Sus manos
se hundieron en su cabello mientras mantenía su cabeza en
su lugar. Giró hasta que sus posiciones se invirtieron y ella
quedó inmovilizada contra el mostrador. La agarró por las
caderas, la levantó y la dejó caer sobre el granito. Hacía frío
contra la parte posterior de sus piernas desnudas, pero no le
importaba. Brody separó sus rodillas, se interpuso entre ellas
y tiró de ella hasta el borde del mostrador. Su bañador ahora
cubría su creciente erección, y la frotó contra su núcleo.
Arrancando su boca de la de ella, llevó sus manos al
dobladillo inferior de su camiseta. «Quítamela, dulzura.
Agradable y lento».
Colocó sus manos debajo del material, la deslizó hacia
arriba sobre los contornos de su torso, deleitándose con la
sensación de él. Cuando la camiseta estuvo apretada bajo sus
axilas, ella la agarró y se la pasó por la cabeza. Estaba a la
altura del mostrador, mirando directamente a la muesca en
su garganta. Se inclinó hacia adelante para lamer, gimió
cuando él la detuvo antes de que llegara a su premio. «No,
no, nena. Estamos en modo D/s aquí, aunque ahora sólo sea
un acuerdo verbal. Eso cambiará el miércoles por la noche».
Había pedido observar algunas escenas en el club antes de
completar su lista de límites. Ella y Patrick recién habían
comenzado a explorar el estilo de vida cuando se enteraron
de que estaba embarazada, y luego, dos semanas después, él
se había ido. Así que todavía era muy inexperta en los
diferentes tipos de juegos BDSM. «Pero ahora mismo,
cualquier autocomplacencia te hará ganar un castigo, que te
garantizo que no te gustará, al menos, no al principio.
¿Comprendido?».
No pudo evitarlo cuando su boca se convirtió en un sexy
puchero. «Sí, Señor».
Brody rió y agarró el dobladillo de su camiseta sin
mangas. «No te preocupes. Te daré tiempo para que juegues
un poco. Ahora mismo, es mi turno».
Arrastró la tela de licra de la parte superior de su traje por
encima de su cabeza. Sus grandes pechos rebotaron cuando
se soltaron y gimió ante su sensibilidad.
Inclínate un poco hacia atrás. Es hora de mi postre, y esta
vez, eres mi dulce regalo».
Cuando ella siguió su orden, apoyando la cabeza contra el
gabinete detrás de ella, se inclinó y tomó uno de sus pezones
con la boca. El calor húmedo casi la quemó y se extendió por
todo su cuerpo, deteniéndose en lo más profundo de su
núcleo. Mientras sus labios y lengua torturaban el pico, su
pulgar acariciaba el otro. El aprecio y la atención de Brody
por cada parte de su carne solo podría describirse como una
adoración sensual. Tal vez él era el tipo de hombre al que no
le importaba un poco de peso extra sobre su mujer. Santa
mierda. ¿De dónde salieron esas palabras? ¿Eso es lo que soy
ahora? ¿La mujer de Brody? ¿Soy lo suficientemente mujer para
él? ¿O soy demasiado mujer? Las inseguridades que no había
visto desde que Patrick había comenzado a coquetear con ella
hace tantos años salieron a la superficie.
El dolor la atravesó cuando la mano abierta de Brody le
dio una palmada en la parte interna del muslo, y sus ojos se
abrieron para encontrarlo frunciendo el ceño. Había estado
tan metida en sus viejos titubeos de la adolescencia y ni
siquiera se había dado cuenta de que su boca ya no estaba
sobre su pecho. «¿Adónde fuiste, ‘Niña Fancy’? Porque no
estabas aquí conmigo».
«Lo…lo siento… Yo solo …». Se mordió el labio inferior,
sin saber muy bien qué decir. ¿Cómo le preguntas a tu
amante si le gusta tu cuerpo o no? ¿Desearía que pesara
menos?
Su ceño se frunció aún más mientras ahuecaba su barbilla.
«Escucha, preciosa. Sé que no tuviste mucho tiempo para
explorar el estilo de vida en ese entonces, pero déjame
aclarar una cosa. Cuando te hago una pregunta,
especialmente durante el tiempo de juego, quiero una
respuesta directa y honesta. No importa si piensas que me
voy a incomodar o a enojar. La comunicación es vital en una
relación D/s. No puedo atenderte adecuadamente si no sé
cuál es el problema. Ahora, te preguntaré de nuevo y espero
una respuesta clara. ¿Dónde estaba tu pequeña y sexy mente
hace unos minutos?».
¿Él pensaba que su mente era sexy? Nadie se había
acercado a decirle eso antes, ni siquiera su esposo, y le
encantaba lo cálida y confusa que la hacía sentir. Su cuerpo y
su cerebro se hicieron papilla, y esa fue la única razón por la
que, sin pensar, soltó, «No creo merecerte».
Se quedó boquiabierta cuando se dio cuenta de que lo
había dicho en voz alta. La expresión de Brody se endureció;
la mejor manera de describirla era a punto de estallar. La ira
brotó en sus ojos cuando apretó la mandíbula. Mierda, nunca
antes lo había visto enojado, no así. Si bien sabía en su
corazón que él no la lastimaría, el miedo que sintió en ese
momento la hizo estremecer.
Dio un paso atrás y la bajó de la encimera, colocando sus
pies en el suelo. Sin una palabra, la tomó de la mano y la
condujo a su dormitorio. Su silencio fue ensordecedor, y ella
deseó haber mantenido su gran boca cerrada.
«Brody, lo siento. No quise decir eso. ¿Puedes olvidar que
lo dije?».
Soltó su mano, agarró la cintura de su falda de baño y la
empujó por sus piernas hasta que se unió a sus tobillos. Ella
jadeó cuando el aire acondicionado frío golpeó su montículo
desnudo y su trasero. La dejó allí de pie, completamente
desnuda y vulnerable, luego se sentó en la cama con los
brazos cruzados sobre su enorme pecho. «Regla número
uno, Fancy. No quiero oírte nunca decir nada malo sobre ti
misma o que no eres lo suficientemente buena para mí. Para
mí estás hermosa, por dentro y por fuera. Eso lo pensé desde
el primer momento en que te conocí, y nada cambiaría mi
opinión. Y no, no sólo olvidaré que lo dijiste. Regla número
dos, cada vez que te escuche decir algo que trate sobre la
regla número uno, serás castigada, con una paliza, y no una
erótica como la otra noche. Regla número tres, una vez
finalizado dicho castigo, se borra el pasado. Lo dejamos ir y
seguimos adelante. ¿Comprendido?».
Su voz era dura y retumbante ya que obviamente estaba
en modo de dominación total. Mierda, estaba en problemas.
«Sí, Señor».
«Buena chica». Afortunadamente, recordó llamarlo
“Señor”, ya que podría haber agregado más a su castigo. Ella
cambió su peso de un pie al otro mientras él continuaba.
«¿Cuál es tu palabra segura, cariño?».
«Rojo, Señor».
«Dado que aún no hemos firmado un contrato, te
preguntaré esto, ¿quieres usar tu palabra de seguridad ahora
o estás dispuesta a aceptar tu castigo y limpiar la pizarra
entre nosotros?».
La paliza que le había dado la otra noche la había excitado.
Y, aunque estaba segura de que no iba a disfrutar de esta,
tenía la sensación de que, después, Brody también se
ocuparía de sus otras necesidades. Su pasado y su futuro se
desvanecerían en el olvido por un tiempo y la dejarían vivir
sólo el momento. Quería alejar las inseguridades que le
impedían enamorarse de este maravilloso hombre. Todo lo
que tenía que hacer era entregarle su cuerpo y su mente, y
sentir lo bien que estaba y cómo él hacía que su cuerpo
cantara.
¿Ella quería esto? Por mucho que disfrutara entregarle las
riendas en la cama, esto era algo completamente diferente.
Algo que ella y Patrick nunca habían tenido la oportunidad de
explorar, el control de las cosas fuera del dormitorio. Su
difunto esposo había sido más apacible que Brody. Si ella se
preocupaba en voz alta por su peso o cualquier otra cosa, él
simplemente la besaba tontamente, le hacía cosquillas y le
decía que amaba todo de ella. Cualquier defecto que ella
pensara que tenía no le importaba.
Pero Brody no le iba a permitir siquiera pensar en sus
defectos percibidos. No permitiría que ella se sintiera menos
hermosa. Si esos pensamientos negativos fueran borrados de
ella, ¿finalmente llegaría a amar su cuerpo tanto como él
obviamente lo amaba?

B RODY LA MIRÓ FIJAMENTE , esperando pacientemente su


respuesta. Esto era relativamente nuevo para ella y
necesitaba tiempo para pensar bien las cosas. Pero no había
forma de que él permitiera que su mujer creyera alguna vez
que no merecía su atención y amor. Y sí, estaba totalmente
enamorado de Fancy.
Ninguna otra mujer había elevado sus instintos de
dominación tan alto como ella. Había pasado un total de dos
noches en su cama y no creía que pudiera dormir bien sin
ella nunca más. Solo tenía que pensar en ella y su polla se
ponía dura. Podía hacerle el amor hasta los cien años y nunca
se cansaría ni dejaría de desearla. Fancy Maguire era la otra
parte de su corazón y alma que había estado buscando toda
su vida, de eso estaba seguro. Solo tenía que ser paciente
hasta que ella llegara a la misma conclusión.
Volvió a mover las caderas y finalmente dijo, «Aceptaré
mi castigo, Señor».
El nudo que no se había dado cuenta que estaba en sus
entrañas, quedó liberado. Agradeció en silencio al universo
que ella estaba dando este importante paso en su relación, le
tendió la mano. «Buena chica. Luego hablaremos de esos
sentimientos negativos que tienes. No los toleraré. Ahora ven
aquí y recuéstate en mi regazo».
Se quitó la parte de abajo del traje de baño que todavía le
rodeaba los tobillos y caminó lentamente hacia él, sintiendo
claramente una mezcla de temor y anticipación. Si bien ella
no iba a disfrutar de su castigo, estaba seguro de que estaría
mojada y rogaría que la follara cuando terminara de
aplicarlo. Y él estaría feliz de complacerla, pero lo primero
era lo primero.
Cuando ella tomó su mano, la ayudó a recostarse en su
regazo. Mientras que la otra noche él había usado la cama
para apoyarla, esta vez, ella estaba boca abajo hacia el piso
con su trasero en su regazo. Sus pies no llegaban al suelo,
por lo que estaba desequilibrada, que era exactamente como
él la quería. Ella le agarró la pierna con una mano y con la
otra se aferró al marco de la cama.
Le frotaba la parte superior de los muslos y las nalgas, y le
dijo, «Cuenta en voz alta, dulzura. Recibirás veinticinco».
Él ignoró su grito ahogado y levantó la mano, dejando que
golpeara su trasero desnudo con un resonante crujido. Un
grito fue seguido por su conteo. «Uno, Señor».
Zas.
«Dos, Señor».
Zas.
«Tr…tres, Señor».
Para cuando alcanzó el número cinco, la piel de sus nalgas
y muslos se estaba volviendo de un tono rojo intenso. Por
mucho que odiara disciplinarla así, sabía que ella lo
necesitaba. Definitivamente era una sumisa, con problemas
de falta de confianza, lo cual no era sorprendente después de
lo que había pasado, pero las dudas que tenía sobre su cuerpo
desaparecerían si él se salía con la suya. Si esto era lo que
necesitaba para que ella se diera cuenta de que era hermosa
para él, y era él quien debería preguntarse si la merecía en su
vida, entonces eso era lo que haría.
«Nueve, Se…Señor», soltó un sollozo, y se detuvo por un
momento y acarició su tierna carne, dándole tiempo para
respirar profundamente unas cuantas veces.
«¿Todavía mantienes el verde, preciosa?».
«S.…sí, Señor».
Metió el dedo entre sus piernas hasta los pliegues y los
encontró empapados de deseo. Sabía que su cuerpo ansiaba
su dominio, y esta era su prueba. Cuando le tocó el clítoris,
ella gimió, pero ese era todo el placer que le daría, por breve
que fuera, hasta que su castigo estuviera completo.
Retiró su mano y se dispuso a azotarla de nuevo,
aterrizando algunos golpes justo en sus lugares para
sentarse. Quería asegurarse de que ella sintiera esto durante
los próximos días, recordarle por qué había sido castigada.
Su cuerpo ahora era suyo, para cuidarlo, amarlo y apreciarlo,
y no toleraría ningún pensamiento negativo sobre su imagen
o autoestima.
Zas.
«Veinticuatro, Señor».
Zas.
«Veinticinco, S.…Señor».
Fancy dejó escapar un gran suspiro de alivio entre
sollozos y lágrimas antes de que Brody la ayudara a ponerse
de pie por un momento y luego la tumbara en la cama.
Después de quitarse el traje de baño, la acurrucó, su pecho
contra su espalda, metiendo su dolorido trasero contra su
ingle. No pudo ocultar su erección, y sonrió cuando ella
movió suavemente sus caderas, a pesar de su llanto.
Cualquier duda que pudiera haber tenido acerca de su
reacción a una nalgada disciplinaria se había esfumado por
completo. Ella lo había manejado bien y él esperaba haber
limpiado esos pensamientos negativos de su mente. Si bien
Fancy era una mujer de negocios fuerte y segura de sí
misma, cuando no estaba trabajando, necesitaba estar bajo el
cuidado de un Dom, él, para ser específico. Quería que ella
fuera igual de fuerte y segura en su vida privada y personal y
haría cualquier cosa para ayudarla a lograrlo.
Le apartó el pelo a un lado y le besó la oreja. «¿Estás bien,
nena?».
«Mmm-hmm. Me siento un poco perversa, ya que todo lo
que quiero ahora es que me hagas el amor».
Mientras él soltaba una carcajada, su corazón se disparó
ante su elección de palabras. Quería que él le hiciera el amor.
Era la primera vez que usaba esas dos palabras, y estaría
condenado si fuera la última.
CAPÍTULO DIECISIETE
E L TELÉFONO CELULAR DE B RODY VIBRÓ Y SE DIO LA VUELTA PARA
agarrarlo de la mesa de noche, silenciándolo antes de que el
ruido despertara a Fancy. Miró la pantalla y maldijo por
dentro. Era la empresa de monitoreo de alarmas que usaba
Trident Security. Las únicas propiedades de las que Brody
recibía alertas eran de su casa, del complejo Trident, de las
casas de sus compañeros de equipo y de la tienda de Fancy.
Cada vez que uno de los sistemas que habían instalado en
toda la ciudad y sus alrededores se activaba, indicaba alguna
violación, se enviaba una alerta a la empresa de vigilancia.
Un técnico se ponía en contacto con la policía para responder
y luego se avisaba a la persona o personas en la lista de
notificación de la propiedad, generalmente el propietario, el
administrador u otro poseedor de la clave de la alarma. Pero
en el caso de Fancy, la había convertido en el contacto de
respaldo, y ella solo recibiría una alerta si él o Corey no
respondían primero, al menos hasta que atraparan al
vándalo. Quería saber qué daño se había hecho antes de que
ella se enterara y, luego, ser él quien le diera la noticia con
suavidad.
Después de ver que era la alarma de la panadería, miró la
hora. Dos-de-la-puta- maldita-mañana. Odiaba despertarla,
pero si ella se despertaba y descubría que se había ido, se
preocuparía. Tampoco quería decirle adónde iba, y no lo
haría. No hasta que averiguara si era una falsa alarma o no.
Rápidamente salió de debajo de las sábanas, se volvió a
poner la ropa y luego se puso en cuclillas al lado de la cama
en la que estaba Fancy. Colocó su mano en su cadera y la
sacudió un poco. «Fancy, nena, necesito que te despiertes
por un segundo».
«Mmmm». Sus ojos parpadearon y se abrieron, su voz se
llenó de sueño. «¿Br.…Brody? ¿Qué ocurre? ¿Qué hora es?».
«Justo después de las 2:00. Tengo que salir corriendo…
algo relacionado con el trabajo». No era exactamente una
mentira, simplemente no aclaró de qué estaba relacionado el
trabajo. «No quería que despertaras y me encontraras
ausente. No debería tomar mucho tiempo y estaré de regreso
en un rato». Le dedicó una pequeña sonrisa sexy. «Mantén
mi lado de la cama caliente».
«Bien». Se acurrucó bajo las sábanas mientras sus ojos
se cerraban una vez más.
Brody confiaba en que volvería a dormirse antes de que él
llegara a su camioneta. Con su 9 mm en una funda en la
parte baja de la espalda, agarró su teléfono celular y las
llaves. Luego se aseguró de que la alarma se reiniciara y el
pestillo de la puerta principal se volviera a enganchar antes
de dejar a Fancy sola en su casa.
Cuando entró en el estacionamiento de la panadería,
había un coche patrulla y la camioneta de Corey Maguire en
el otro extremo. Dos agentes uniformados conversaban con
el bombero bajo una de las luces del techo. Mientras
estacionaba y salía de su vehículo, volvieron su atención
hacia él.
No reconoció a ninguno de los policías. «Hola, Corey.
¿Qué sucedió? El mensaje de texto de la compañía de
monitoreo decía que se había activado la alarma de la puerta
trasera ».
«Sí». Extendió una mano que Brody estrechó cuando el
hombre lo presentó a los oficiales. «Brody Evans de Trident
Security, estos son Matt Caulfield y Juan Rojas. Me los
encuentro mucho en los turnos de la madrugada».
Intercambió apretones de manos con los hombres.
Caulfield parecía tener poco más de veinte años, mientras
que Rojas tenía que tener unos quince o veinte años más. Sin
embargo, ambos parecían estar en forma y alerta y
probablemente no tendrían ningún problema para derribar a
un sospechoso. Como grupo, los cuatro comenzaron a
caminar detrás del edificio mientras Rojas hablaba. «No
parece que hayan entrado, pero si tiras de la manija de la
puerta con suficiente fuerza, suena. Podría haber sido
suficiente para activarlo. El verdadero daño son los grafitis».
«Mierda, ¿otra vez?». La ira de Brody comenzaba a
aumentar. Cuando atraparan al pequeño rufián responsable,
le metería el bote de pintura en aerosol en el culo. La gran
puerta de metal verde estaba un poco floja de sus bisagras
cuando él y ‘Boomer’ la inspeccionaron antes de conectar la
alarma. Si bien había vibrado, había sido necesario un poco
de fuerza para que sucediera y era muy poco probable que
hubiera sido un accidente si se había activado la alarma.
Los dos oficiales iluminaron con sus linternas la pared de
ladrillo trasera, para que pudieran evaluar los daños. Habían
pintado con aerosol viles palabras en amarillo brillante, y la
rabia se apoderó de su anterior enojo. Alguien llamaba a
Fancy, a su Fancy, perra, puta y zorra. Las manos de Brody se
cerraron en puños. «Maldito bastardo. Será mejor que se
aseguren de encontrar primero a este cabrón porque voy a
desgarrarlo miembro por miembro». No esperó una
respuesta. «Supongo que no han entrado y revisado la
transmisión de la cámara».
Corey negó con la cabeza, sacando las llaves de la tienda
del bolsillo de sus jeans. «No. Es tu sistema. Todavía no he
tenido la oportunidad de jugar con él, así que te estábamos
esperando. No quería borrar nada accidentalmente».
«Entremos por el frente, en caso de que haya huellas
dactilares en esta puerta».
En cuestión de minutos, estaban en la oficina de Fancy, y
Brody estaba rebobinando la transmisión de la cámara en el
programa que había agregado a su computadora, buscando al
idiota que se atrevía a acosar a su mujer. «Ahí está. Déjame
regresarlo hasta cuando aparece por primera vez».
Las acciones del sospechoso corrieron hacia atrás a una
velocidad de ocho veces la velocidad normal hasta que
desapareció en el área boscosa detrás de la tienda. Brody
presionó la reproducción. Los cuatro hombres vieron a una
persona, presumiblemente un hombre, pero no podían estar
seguros, entrando en la escena. Había usado un paraguas
para protegerse la cara y la parte superior del cuerpo de la
cámara de seguridad que aparentemente sabía que estaba
allí. Después de pintar con aerosol el grafiti, el bastardo
había tirado de la manija de la puerta varias veces,
probablemente con la esperanza de poder entrar y hacer más
daño. Al no poder conseguirlo, el punk se fue por el mismo
camino que había llegado.
Corey dejó escapar un suspiro exasperado. «Bueno, eso
no ayuda para nada. El bastardo incluso usó guantes para que
no haya huellas. Voy a matar a este cabrón».
Brody apagó la computadora y se puso de pie. «Tú y yo,
los dos».
Los dos oficiales lo siguieron por la parte de atrás
mientras Corey salía por el frente, para que pudiera volver a
cerrar la puerta. Caulfield y Rojas volvieron a sacar sus
linternas, y este último dijo, «Haremos una revisión entre
los árboles de aquí y veremos si hay alguna evidencia que
pudiera haber quedado».
Brody sacó una de sus tarjetas de presentación de su
billetera y se la entregó al oficial mayor. «Avísame si te
encuentras con algo. Mi número de celular está en la parte
inferior. Y gracias por venir».
«No hay problema. Agregaré la panadería a la lista de
vigilancia de la patrulla, por lo que tendrá algunas
inspecciones durante cada turno».
«Lo aprecio». Brody les estrechó la mano y luego los dejó
seguir con su trabajo. Se encontró con Corey entre sus
camionetas estacionadas una al lado de la otra. «No tengo
muchas ganas de contarle esto a Fancy».
«¿Quieres que se lo diga yo?».
«No, ella está en mi casa, se lo diré. Mientras tanto,
¿conoces a alguien que pueda sacar esa basura de la pared
por la mañana? No quiero que su casero se enoje con ella por
algo de lo que no es responsable».
El otro asintió con la cabeza. «Tenemos una lavadora de
chorro en mi estación que puedo pedir prestada. No tengo
que estar en el trabajo hasta las 1600 horas. Iré a buscarla
ahora, para que no tenga que verlo por la mañana».
«Gracias». Brody abrió la puerta del conductor y subió.
«Llámame si tienes algún problema para limpiarlo».
Corey se encogió de hombros. «No espero que haya
ninguno, pero dame tu número por si acaso».
Recitó los dígitos y, unos segundos después, su celular
sonó y el número de Corey apareció en la pantalla. «Lo
tengo. Gracias».
«No hay problema. Buenas noches».
Condujo a casa, Brody temía contarle a Fancy lo que había
sucedido. La dejaría dormir unas horas más y se lo diría
mientras tomaban un café. Maldita sea, quería matar al hijo
de puta que estaba haciendo esto.

E N EL VESTUARIO DE “L A A LIANZA ”, Fancy estaba nerviosa


mientras se ponía la ropa de club fetichista que se había
comprado ayer. Quería sorprender a Brody, así que él aún no
había visto el atuendo, pero la había enviado a una de las
tiendas de ropa fetiche más bonitas que había visto en su
vida, no es que hubiera visto muchas. También había
insistido en pagar por lo que comprara. Cuando llegó a la
tienda, se enteró de que él había llamado con anticipación y
había pedido que no le permitieran ver los precios de
cualquier cosa que le interesara. Aparentemente, las dos
mujeres que trabajaban allí a menudo recibían solicitudes
como esa de los Dom y, como le habían prometido, ella no
tenía ni idea de lo que había costado nada.
«¡Fancy, me alegro de que estés aquí!».
Se dio la vuelta para ver a Angie y a otra mujer ya vestidas
con su ropa de club y de repente se preguntó si iba
demasiado vestida. «Hola, Angie. Gracias a Dios que estás
aquí. Es bueno ver una cara familiar porque estoy muy
nerviosa».
La llamativa rubia sonrió. «En realidad, Brody nos envió
aquí para calmar tus nervios. Pensó que podrías apoyarte en
algunas amigas. Esta es Kat Maier, la prometida y sumisa de
‘Boomer’».
Vestida con una muy, muy corta falda de colegiala a
cuadros y un adorable sostén a juego, la morena extendió su
mano. «Hola, Fancy. Es un placer conocerte finalmente.
Bennie ha estado hablando maravillas de todas las golosinas
que Brody ha estado recibiendo de tu tienda. Y Angie no nos
ha dicho cómo es el nuevo diseño de la torta del bebé; quiere
que sea una sorpresa, pero dijo que se ve increíble».
Estrechó la mano de la otra mujer y Fancy sonrió. «Me
alegro que te guste, Angie. Es uno de mis pasteles favoritos
que preparo».
Angie iba vestida con un body completo negro
transparente con tanga a juego. Obviamente, la sumisa
estaba muy cómoda en su piel y, con un cuerpo así, debía
estarlo. Kat era un poco más baja que su amiga. En realidad,
tenía exactamente la misma altura que Fancy con un metro
sesenta y cinco, pero era más delgada. ¡Deja de pensar así!
Brody dijo que ama tus curvas, ¡y tú también deberías! ¿Quieres
otro castigo cuando una nalgada de placer es mucho más
agradable?
La puerta en la parte superior de las escaleras se abrió y
escucharon a varias mujeres charlando mientras se dirigían
al vestuario. Cuando entraron, Fancy se sintió aliviada al ver
una variedad de formas y tamaños entre las cuatro mujeres.
Una de ellas llevaba una peluca de color púrpura brillante y
una gran sonrisa. «¡Dios mío! ¿Esta es Fancy?».
Sorprendida de que una extraña supiera quién era ella,
miró a Angie en busca de ayuda y la mujer las presentó. «Sí,
ella es Fancy, y está nerviosa, así que todas reúnanse. Fancy
Maguire, ella es Shelby Christiansen». Señaló a la mujer de
cabello púrpura y luego a la siguiente mujer en la fila.
«Colleen McKinley, que es la gerente de la oficina de
Trident. Y estas son la Ama Roxanne y Kayla London».
Angie no había necesitado decirle a Fancy que la pelirroja
alta era una Domme, lo supo tan pronto como sus miradas se
encontraron. Sus ojos eran amables, pero Fancy reconoció la
mirada de mando y la forma en que se comportaba como
alguien que no era una sumisa. La Ama Roxanne sonrió
cálidamente y estrechó la mano de Fancy. «Encantada de
conocerte. Los sumisos de Trident han estado hablando
mucho de la mujer que finalmente atrapó el corazón del Amo
Brody. Siempre supe que tenía buen gusto».
Un rubor se apoderó de las mejillas de Fancy. La esposa de
la Domme era tan curvilínea como Fancy, si no más, y la Ama
Roxy aparentemente aprobaba a las mujeres voluptuosas. Se
sentía mejor con su atuendo y su cuerpo y terminó de
alistarse, mientras las demás hacían lo mismo. Unas cuantas
mujeres más entraron al vestuario y Fancy empezó a perder
la pista de los nombres de todas. Estaban Georgia,
Cassandra, Sasha y otra Domme, la Ama China.
Harper Williams entró con otras dos mujeres y abrazó a
Fancy después de verla. «La otra noche tuve la sensación de
que eras una sumisa, pero no me correspondía preguntar.
Estoy tan feliz de verte aquí. Tenemos que volver a salir sólo
con las chicas».
«Eso suena divertido. Cuenta conmigo».
La charla en la habitación comenzó a relajarla. Además del
nerviosismo que estaba experimentando por estar aquí,
todavía estaba molesta por el vandalismo en su tienda. Corey
y Brody se habían encargado del último grafiti la otra noche,
y ya no estaba cuando ella llegó para abrir la tienda. Si bien
era asunto suyo, estaba agradecida de que esta vez se
hubieran encargado ellos. Con suerte, los adolescentes, o
quienquiera que fuera, serían atrapados pronto o
eventualmente se cansarían y dejarían de acosarla.
Varias de las mujeres que la rodeaban se rieron de algún
chiste que se había perdido. Fancy se dio cuenta de que,
aparte de algunas reuniones con sus empleadas, no había
tenido una verdadera noche de chicas en mucho tiempo.
Bueno, eso era una cosa más que agregar a su lista de dejar el
pasado donde pertenecía. Echaba de menos tener amigas con
las que salir, incluso si era solo para ir de compras o
almorzar. Esperando más que nunca la próxima fase de su
vida, cerró la puerta de su casillero y respiró hondo antes de
caminar hacia el piso del club donde Brody la estaba
esperando.

D E PIE FUERA del salón de mujeres, Brody reconoció a


varias personas que lo saludaron mientras pasaban por el
lugar que había ocupado. La sensual música de jazz que
generalmente se tocaba en el sistema de sonido del club los
miércoles por la noche lo atravesó y evocó su propia película
porno con Fancy en su mente. Se moría por ver lo que había
elegido en la tienda de ropa fetiche y estaba seguro de que lo
luciría, fuera lo que fuera, lo que a su vez lo pondría duro
como una roca. Demonios, ya estaba a mitad de camino
pensando en ella con cualquier ropa de fetiche.
Afortunadamente, él llevaba sus habituales jeans cómodos y
descoloridos, que prefería a los pantalones de cuero que
usaban muchos de los Dominantes. En lugar de una camiseta
ajustada, esta noche había usado un chaleco de cuero abierto
marrón que hacía juego con sus botas de vaquero.
La puerta del vestuario se abrió y Brody casi se traga la
lengua. Fancy llevaba un ajustado corsé azul con un diseño
floral negro, que estaba seguro que lo llamaban paisley. La
parte de arriba presionaba sus pechos hacia adentro y hacia
arriba, haciendo que su tentador busto fuera aún más
atractivo. La falda corta del atuendo era de cuero suave,
negro con un subrayado de tul que lo ensanchaba un poco.
Sabía que debajo estaba desnuda, ya que le había dicho que
no usara bragas, y el conocimiento lo hizo maldecir el hecho
de que no podían jugar esta noche.
Le tendió la mano para que ella la tomara mientras
caminaba hacia él. «Te ves deslumbrante, dulzura. Sin
embargo, tengo una cosa que agregar para asegurarme de
que los buitres cachondos se mantengan alejados de ti».
Del bolsillo de sus jeans, sacó el collar que había
comprado el día anterior en la tienda del club y lo sostuvo
para que ella lo viera. El collar tenía un diseño intrincado con
un delgado cordón de cuero negro enhebrado a través de
eslabones plateados. Del centro colgaba un corazón de ónix
negro. Cuando ella estuviera lista, él ordenaría un collar
único diseñado para ella en la joyería a la que iban muchos
de los Dom locales. Por ahora, esperaba que a ella le gustara
el que había elegido.
Fancy jadeó. «Brody… quiero decir, Señor, es hermoso».
«Algo elegante para mi ‘Niña Fancy’. Me alegro de que te
guste». Se colocó detrás de ella y, cuando ella hizo a un lado
su cabello, él le colocó el collar en el cuello.
Se dio la vuelta para que él pudiera ver el deleite en sus
ojos mientras tocaba el corazón de piedra. «Me encanta.
Gracias, Señor».
La acercó, se inclinó y la besó suavemente en los labios.
Por mucho que quisiera besarla tontamente, tenía que
controlarse. Al diablo con las reglas, no podía esperar hasta
que ella estuviera autorizada para jugar. Al menos habría
muchas cosas que podrían hacer cuando regresaran a su casa
más tarde. «De nada, dulzura. Ahora, veamos qué podemos
marcar en tu lista de límites».
Escoltó a su sumisa por el club y le presentó a algunos de
los miembros. Antes, le había dicho que no se volviera loca
tratando de recordar nombres. Había más de 350 personas
que pertenecían a “La Alianza”, por lo que estaría usando los
nombres de sus amigos a menudo en las conversaciones
hasta que ella los recordara. La mayoría de las estaciones del
Pozo estaban activas y estudió las reacciones de Fancy ante
los diferentes tipos de juegos.
La Ama China estaba de servicio esta noche como Ama del
Látigo, y se detuvieron para verla terminar de sujetar al
primer sumiso que se había inscrito en una sesión. Ian,
Devon y Mitch se tomaban en serio el arte del látigo aquí. Era
un talento azotar a un sumiso correctamente para que la piel
nunca se rompiera, y sólo unas pocas personas habían sido
aprobadas para usar los látigos en el club. Muchos Dom que
no eran expertos en la tarea inscribían a sus propios sumisos
para una sesión con el Amo del Látigo en turno por la noche.
Los sumisos solteros también podrían solicitar la escena. La
Ama China, la Ama Roxanne, el Amo Carl y otros dos Dom se
rotaban el horario para que uno de ellos estuviera cada
noche. Jake Donovan también era uno de los Amos del Látigo
del club original, con la China y Carl, pero con él en San
Diego formando el equipo Trident de la costa oeste, los
Sawyer habían tenido que enseñar a varios más.
Mientras Fancy observaba fascinada cómo la Domme
iluminaba la espalda desnuda del sumiso con lamidas del
látigo, la mente de Brody regresó al cadáver mutilado de
Heather. No había habido informes sobre más sumisas
desaparecidas, ni se habían encontrado los cuerpos de las
otras dos mujeres desaparecidas. La policía y los técnicos
forenses aún tenían que encontrar un sospechoso viable, lo
que tenía a muchas personas de la comunidad nerviosas. Los
Dom estaban haciendo todo lo posible para proteger a las
sumisas, pero no podían ser vigiladas las 24 horas del día,
los 7 días de la semana.
La atención de Brody volvió al presente cuando Fancy
inclinó su cuerpo hacia él. «Es asombroso verlo, pero ser
azotado no es para mí. No soy una zorra que le satisfaga el
dolor».
Él sonrió. «Y estoy tan contento de que no lo seas. Azotar
y un poco de dolor por placer es una cosa, pero esto tampoco
es lo mío. ¿Seguimos adelante?».
Cuando ella asintió y respondió con un “sí, Señor”, miró a
su alrededor para ver qué otras escenas se estaban
desarrollando. El Amo Dennis estaba jugando con una de las
nuevas sumisas en un banco de azotes, y el Amo Stefan
estaba cerca con dos sumisas. El teniente de la Guardia
Costera había firmado recientemente un contrato con
Cassandra Myers, una de las meseras del club, que tenía la
noche libre. Evidentemente, esta noche habían decidido
agregar otra sumisa a su juego. Brody había jugado con
Cassandra antes y sabía que le gustaba el juego de cuerdas
que estaban usando en su actual escena. El Shibari es un arte
en sí mismo, con cientos de variaciones diferentes de cómo
se puede enrollar la cuerda alrededor del cuerpo del sumiso,
y Stefan Lundquist era uno de los maestros locales del oficio.
Impartía clases sobre diferentes técnicas en “La Alianza”,
“Heat” y “Spice” y siempre atraía a una multitud para verlo
crear un nuevo diseño.
Por el momento, Cassandra tenía los ojos vendados y
estaba acostada sobre una mesa de cuero que le permitía a su
Dominante envolver la cuerda alrededor de la parte superior
de su cuerpo y debajo de la mesa, asegurándola a ella. Sus
piernas se abrían ampliamente usando los accesorios de
extensión de la mesa. Mientras Lundquist creaba una
intrincada red en el torso de la mujer, la otra sumisa, Kenya
Phelps, estaba de rodillas entre las piernas de Cassandra,
lamiendo su coño desnudo. Seguía las instrucciones del Amo
Stefan, manteniendo un ritmo lento y constante y
continuaría hasta que él emitiera una nueva orden. Si el
aumento de la respiración y los gemidos de la sumisa
restringida eran una indicación, la lengua de Kenya era una
dulce tortura, pero no lo suficiente como para enviarla a un
estado orgásmico.
Brody estudió el rostro de Fancy. Su mirada no estaba en
el Dominante, sino en la mujer complaciendo a la otra. Mmm.
Se inclinó para hablarle al oído de Fancy. «¿Has jugado antes
con otra mujer?».
Ella se volvió hacia él. Sus mejillas estaban teñidas de
rosa, lo que, por supuesto, lo hizo preguntarse dónde más se
sonrojaba. «No … Señor … pero estaba en mi lista de límites
suaves con Patrick. Simplemente nunca tuvimos la
oportunidad de probarlo».
Su polla se endureció cuando una imagen de Fancy y
Harper jugando juntas apareció en su cerebro. Sabía que la
prometida de Marco disfrutaba de un tercero ocasional en
sus escenas, y el sexo de la persona no hacía ninguna
diferencia para ella. A veces Brody se les unía y, en algunas
ocasiones, Cassandra o Kenia habían sido la tercera. «Bien,
entonces, ¿se incluirá en tu nueva lista de límites suaves?».
«¿Le agradaría eso, Señor?». Su rostro se iluminó con
una expresión descarada y seductora. Sí, sabía cómo hacer
que su corazón se acelerara, enviando mucha sangre
oxigenada a su creciente erección.
«Mucho, dulzura». Le acarició la mejilla con los nudillos.
«Tendremos que explorar eso en algún momento después de
que hayas tenido la oportunidad de conocer algunos de los
otros sumisos. Luego podrás decirme con quién te sentirías
cómoda».
Se volvieron hacia la escena y vieron como el Amo Stefan
continuaba torciendo la cuerda en patrones geométricos a lo
largo de las suaves líneas del cuerpo de Cassandra. Cuanto
más trabajaba, encerrándola en su diseño, más se adentraba
ella en el subespacio. Su cuerpo estaba liberando endorfinas
creando una sensación de euforia; básicamente, la sumisa
estaba “borracha por la cuerda”.
Después de que el Amo Stefan hizo el último nudo, dio
una orden a Kenia para que aumentara el ritmo y la presión
de su lengua hasta que Cassandra gritó con un orgasmo. Era
tan fuerte que hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas. Le
temblaban las piernas mientras que el resto de su cuerpo
apenas se estremecía bajo las ajustadas cuerdas con que su
Dominante la había envuelto expertamente.
Junto a Brody, Fancy se estremeció y supo que, si metía la
mano entre sus piernas, la encontraría empapada. Sí, esta
noche iba a ser jodidamente increíble una vez que estuvieran
en casa y en la cama, y él no podía esperar.
CAPÍTULO DIECIOCHO
«G RACIAS POR SEGUIRME A CASA , A MO T HOMAS », DIJO N AOMI
Nguyen mientras el Dom salía de su camioneta que había
estacionado detrás de su Ford Focus. Era la 1:00 a.m., y él la
había escoltado a casa desde “Spice”, debido a las tres
sumisas desaparecidas; una de las cuales había sido
encontrada muerta. El dueño del club les había pedido a los
Dom que se aseguraran de que los sumisos con los que
jugaban llegaran a casa sanos y salvos, y antes, los dos
habían realizado una escena juntos.
«No hay problema, Naomi». Miró alrededor del jardín
delantero como asegurándose de que no hubiera ninguna
amenaza. Uno de sus vecinos, que parecía no dormir nunca,
caminaba por la calle con su pequeño pug marrón. Su escolta
asintió al hombre y luego se volvió hacia Naomi. «Te
acompañaré hasta la puerta».
Deseó tener el valor de invitarlo a tomar una copa, y tal
vez realizar un poco más de juego. Su enamoramiento se
hacía más fuerte cada vez que jugaban juntos, pero aparte de
jugar con ella casi todas las semanas, Thomas Manfred no
parecía querer una sumisa constante en su vida. El ingeniero
civil era extremadamente atractivo y súper agradable, y
muchas de las sumisas de “Spice” movían la lengua detrás
de él. Ella sabía que habían pasado tres años desde que su
sumisa/prometida había muerto en un accidente
automovilístico, y sólo había regresado a la comunidad
BDSM hacía poco más de seis meses. Se preguntaba cuánto
tiempo iba a seguir llorando antes de que abriera su corazón
de nuevo. Uno de estos días, iba a reunir el valor para hacerle
saber que estaba interesada en firmar un contrato con él,
pero no esta noche.
Suspiró para sí misma, subió los cuatro escalones de
cemento hasta la puerta principal y deslizó la llave de la casa
en la cerradura. Abrió la puerta, accionó el interruptor de la
luz interior y vio a ‘Tonto’, su gato calicó trotando por el
pasillo para recibirla. Era un gato de interior, pero de vez en
cuando trataba de salir corriendo al aire libre. Sin embargo,
las pocas veces que había logrado escapar no había ido muy
lejos, sabía quién lo alimentaba y estaba contento de que lo
atendieran. Vio un ratón de juguete en el suelo a sus pies y lo
pateó por el pasillo, haciendo que ‘Tonto’ lo persiguiera.
Al volverse hacia Thomas, Naomi se sorprendió al ver que
estaba cerca de ella. Su mirada se encontró con la de él y su
corazón se aceleró ante el calor que vio allí. Así era como
esperaba que la mirara algún día. Se le secó la boca mientras
tartamudeaba. «Gr.… gracias, de nuevo… Señor».
El Dom extendió la mano y ahuecó su barbilla. «Disfruté
mucho esta noche, pequeña». Respiró hondo y soltó el aire
lentamente. «He estado pensando que estoy listo para
empezar a salir de nuevo, finalmente. Si me lo permites, me
gustaría invitarte a cenar y bailar alguna noche. En algún
lugar que no sea el club donde podamos hablar y conocernos
fuera del estilo de vida. ¿Crees que podemos hacer eso?».
Su respiración se entrecortó. Dios mío, debo estar soñando.
Mi hombre de fantasía me acaba de invitar a una cita. ¡Que
alguien me pellizque! «Me… me gustaría mucho, Señor».
«Thomas. No estamos en el club, ni estamos jugando, así
que puedes llamarme por mi nombre, Naomi». Se inclinó,
rozó sus labios contra los de ella en un dulce pero breve beso.
«Te llamaré mañana por la noche y haremos planes, ¿de
acuerdo?».
Asintió y respondió. «Sí, señor… quiero decir, sí, Thomas.
Eso será genial».
«Bien. Ahora entra y cierra la puerta, así sabré que estás a
salvo».
Eufórica por el giro de los acontecimientos, hizo lo que le
dijo y luego lo despidió con la mano a través de la ventana.
No fue hasta que él se marchó cuando ella le prestó toda su
atención a ‘Tonto’. Cogió al gato, se dio la vuelta y gritó.
«¡Mamá tiene una cita con el chico más lindo del mundo!
Hora de celebrar. ¡Ups! Olvidé tu comida para gatos en el
auto». Lo dejó de nuevo en el suelo y tomó las llaves del
coche de su bolso que había dejado en la mesa del vestíbulo.
«Vuelvo enseguida».
Cerró la puerta principal detrás de ella, para que el gato
no pudiera escapar, Naomi se apresuró a bajar los escalones
del camino de entrada. Usó el control remoto, abrió la cajuela
de su auto y comenzó a sacar las bolsas de compras de
productos no perecederos que esa tarde había comprado en
Walmart después de terminar su turno de enfermería en el
hospital. No queriendo hacer dos viajes, enganchó tres bolsas
en su brazo izquierdo y se inclinó para agarrar las dos
últimas.
Un brazo fuerte la agarró por la cintura, mientras que una
mano le cubría la boca y la nariz con un paño de olor
nauseabundo. Luchó contra el agarre, dejando caer sus
bolsas de la compra al suelo. Intentó apartar la mano de su
rostro, girarla o gritar, pero fue inútil cuando su mente se
nubló y una oscuridad opresiva se apoderó de ella. Su último
pensamiento consciente fue la encantadora sonrisa y los
amables ojos de Thomas.

I AN ESTABA en la sala de observación, mirando la actividad


al otro lado del espejo unidireccional. Pudo ver a Isaac Webb
y a otro detective hablando con Thomas Manfred, pero los
hombres en la sala de interrogatorios no podían ver al
observador, aunque los policías sabían que Sawyer estaba
allí. Horas antes, cuando se descubrió que Naomi Nguyen
había desaparecido en circunstancias similares a las de las
otras sumisas, la policía había detenido a la última persona
que se sabía que había estado con ella. Luego, Webb le pidió a
Ian que observara la entrevista para obtener la perspectiva de
alguien en el estilo de vida BDSM. Ian no creía que Manfred
tuviera nada que ver con las mujeres desaparecidas, y estaba
seguro de que Webb eventualmente llegaría a la misma
conclusión. Pero, mientras tanto, Ian tenía a Brody
trabajando en el seguimiento de la camioneta de Manfred
después de que salió de “Spice” y siguió a Naomi a casa. A
Webb no le había importado que el friki hiciera parte del
trabajo de investigación; no estaba demasiado orgulloso para
admitir que necesitaban toda la ayuda posible para detener a
este psicópata. Pero también tenía la experiencia suficiente
para asegurarse de que alguien del departamento verificara
cualquier información externa en lugar de tomarla al pie de
la letra.
La entrevista había comenzado como de costumbre, con
preguntas básicas y fáciles de responder. ¿Cómo conocía
Manfred a la víctima? ¿Qué sucedió durante las horas previas
a la desaparición de Naomi? ¿Vio algo fuera de lo común?
¿Qué hizo Manfred después de dejarla en casa?
Hacía varios años Ian había conocido al Dom en “La
Alianza”, pero después de que la prometida de Manfred
muriera en un accidente automovilístico, no se habían
encontrado hasta hace unos seis meses. Manfred le había
explicado que había presentado una solicitud en “Spice”
porque, si esperaba seguir adelante con su vida, nunca más
podría poner un pie en el club donde había puesto el collar a
su prometida. El director principal de “La Alianza” lo había
entendido y le había deseado lo mejor al otro hombre.
Ian observó cómo Webb colocaba fotos de las otras dos
mujeres desaparecidas y de Heather en la mesa frente a
Manfred. La voz del detective llegaba a través de los
altavoces. «¿Reconoces a alguna de estas mujeres?».
El Dom asintió. Todos podían ver el dolor y la
preocupación en sus ojos; angustiado era la mejor manera de
describirlo. Ian se sentía mal por el chico, primero una
prometida muerta en un accidente causado por un conductor
ebrio, y ahora, otra mujer que obviamente le importaba había
desaparecido a manos de un probable asesino serial. Como la
mayoría de la gente en el área, Manfred había escuchado
todo sobre las sumisas desaparecidas y que Heather había
sido encontrada asesinada, pero no cómo la habían torturado
y asesinado. La policía mantendría fuera de circulación
tantos detalles como fuera posible. Sin embargo, Manfred era
un hombre inteligente e inmediatamente hizo la conexión
entre la desaparición de Naomi y las demás. La habían
denunciado desaparecida después de no presentarse al
trabajo para su turno programado.
Manfred señaló las fotos de las dos primeras víctimas.
«Sólo conozco a estas dos porque vi sus fotos en las noticias,
pero nunca antes las había visto. Conocí a Heather de un club
al que solíamos ir los dos, pero no la he visto en dos o tres
años».
«¿Qué club es ese?». Cuando Manfred vaciló,
aparentemente sin estar dispuesto a revelar un club Kink
privado, el detective añadió. «¿Uno de los clubes BDSM en el
área? Sabemos que hay varios y estamos trabajando con los
propietarios para mantener seguros a sus miembros».
«Está bien, sí. Ambos éramos miembros de “La
Alianza…».
Hizo una pausa y Webb dijo. «Conozco el club y conozco a
los propietarios, los Sawyer». Por supuesto, el detective no
mencionó que uno de los propietarios estaba atestiguando la
entrevista.
Los hombros de Manfred se relajaron un poco. «Bueno,
bien. Um… de todos modos, como dije, ambos éramos
miembros hace un tiempo. Pero nunca jugamos juntos, si esa
es su próxima pregunta. Mi prometida y yo llevábamos
juntos al menos dos años antes de conocer a Heather y a su
Dom Scott en el club. Después de que mi prometida Kim
murió hace casi tres años, dejé de ir a “La Alianza”, no he
estado allí desde entonces. Sólo volví al estilo de vida hace
unos seis meses y “Spice” es el único club al que he ido
durante ese tiempo».
«¿Así que nunca has estado en “El Calabozo del Diablo” o
en “Heat”?».
«No, no lo he … espera, nunca he estado en “El Calabozo
del Diablo”. Cuando Kim estaba viva asistimos a algunas
fiestas en “Heat”, pero como invitados de otros miembros.
Aunque no he estado allí en años».
Webb comenzó con las preguntas sobre el paradero de
Manfred cuando las otras mujeres estaban desaparecidas. El
Dom no podía recordar las noches en que Christie y Melody
desaparecieron. Sin embargo, la noche en que Heather fue
secuestrada, estuvo en Miami varios días tomando una clase
con otros ingenieros civiles sobre los nuevos requisitos
estatales para la profesión. Le dijo a Webb que era más que
bienvenido para verificar el historial de su vuelo, hotel y
tarjeta de crédito, además de comunicarse con los
inspectores estatales que pudieron confirmar que había
estado allí.
La puerta de la sala de observación se abrió y Brody y un
oficial uniformado entraron. El operativo Trident llevaba
algunas fotos. «Creemos que está limpio. Pude rastrear su
vehículo a través de las cámaras de tráfico desde “Spice”
hasta la casa de Naomi y luego a la suya. Conduce una
camioneta y no parece haber nadie en el asiento del pasajero
o en el maletero. Además, Simmons saludó al vecino de
Naomi que estaba paseando a su perro muy tarde. Vio a
Thomas escoltarla hasta la puerta y luego alejarse después de
asegurarse de que ella estaba adentro con la puerta cerrada.
El vecino entró en su propia casa minutos después».
Ian no esperaba nada diferente y golpeó dos veces el
espejo unidireccional para llamar la atención de Webb.
Ambos detectives se disculparon y dejaron a Manfred solo en
la habitación. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de
ellos, el hombre dejó caer la cabeza entre las manos y sus
hombros temblaron bajo el peso de su dolor. Ian esperaba
como el infierno que encontraran viva a la sumisa
desaparecida; no creía que Manfred pudiera sobrevivir a otra
pérdida en su vida.

D ESPUÉS DE APILAR varias cajas de su panadería llenas de


golosinas en los brazos extendidos de Brody, Fancy agarró
las dos últimas y su bolso. Se despidió de su personal y abrió
la puerta principal de la tienda. No había podido decidir qué
llevar a la barbacoa en el complejo Trident, por lo que había
preparado un poco de todo, incluidas las galletas de la
‘Patrulla Canina’ que disfrutaba la pequeña Mara.
Cuando se acercaron a la camioneta de Brody, Russell
Adams cruzó corriendo el estacionamiento hacia ellos.
«Permítame ayudarlo con eso, Suboficial. Hola, Fancy».
Brody asomó la barbilla hacia la parte trasera de su
camioneta. «Gracias. Solo baja la puerta».
«Hola, Russell». Fancy sonrió al veterano de la Marina.
Adams bajó la plataforma de la camioneta y arrastró la
nevera que pidió Brody, para que pudieran meter las cajas en
ella para mantenerlas frescas del calor de veinticinco grados.
Al menos no se suponía que iba a hacer mucho más calor
hoy; este clima era soportable con su falda pantalón y su
camiseta sin mangas.
Después de que Russell le quitó las dos cajas, Fancy miró a
su alrededor y se quedó sin aliento cuando vio a dos
adolescentes detenidos en sus bicicletas en la acera frente a
la tienda. A su lado, Brody se congeló y luego trató de
averiguar qué estaba mirando. «¿Qué es?».
Señaló a los dos y dijo, «Esos chicos… ellos son los que
causaron problemas en mi tienda». Sin pensarlo, gritó,
«¡Oigan!».
Los adolescentes giraron en su dirección cuando Brody
gritó, «¡Mierda!».
Fancy se dio cuenta demasiado tarde de que les había
advertido a los dos que los había reconocido cuando Brody
corrió tras ellos y le ordenó a Russell que se quedara con ella.
Los adolescentes se fueron en sus bicicletas, y no pasó
mucho tiempo antes de que Brody regresara sin poder
atraparlos.
«La mala noticia es que se escaparon», dijo. «Pero debe
haber fotografías claras de ellos en las transmisiones de las
cámaras de seguridad. Dudo que vuelvan hoy, así que
comprobaré el sistema más tarde». Abrió la puerta del
pasajero de la camioneta, metió la mano en la guantera y
sacó un teléfono celular. Al encenderlo, ingresó un número y
luego le entregó el teléfono a Russell con un cargador.
«Suboficial Adams, oficialmente está en mi nómina. Si
vuelves a ver esas pequeñas mierdas, llámame. Es el número
uno en la marcación rápida. Puedes cargar el teléfono en el
refugio o en la tienda de Fancy».
Tomando los artículos, el vagabundo se puso de pie alto y
orgulloso, dándole a Fancy una imagen del marinero que
había sido antes de que sufriera el trastorno de estrés
postraumático. «Sí, sí Suboficial Mayor».
«Reúnete conmigo aquí a las mil ochocientas».
«Sí, señor».
Fancy señaló el frente de la tienda. «Entra y toma algo
para comer y beber Russell, y carga el teléfono si lo necesitas.
Hice esos rollos de nueces pegajosos que te gustan».
El rostro del hombre se iluminó de alegría. «Gracias,
señorita Fancy».
«Eres bienvenido. Y gracias por cuidar mi tienda por
nosotros».
«No hay problema, señora. No tengo nada que hacer, así
que me mantendrá ocupado. No se preocupen por nada». Le
hizo un guiño amistoso y a Brody un rápido saludo antes de
dirigirse a la tienda.
Fancy subió al asiento del pasajero, se puso el cinturón de
seguridad mientras Brody cerraba la puerta, luego rodeó la
parte delantera del vehículo y se sentó a su lado. Cuando
puso en marcha el motor, ella lo miró con curiosidad. «¿Qué
son las mil ochocientas? Son las seis de la tarde, ¿verdad?».
«Sí. Sabía que no aceptaría una invitación a la barbacoa,
aunque a Devon y Kristen no les habría importado en
absoluto, pero le traeré un montón de comida para cenar».
«Le encantará. He dejado un poco de pavo, queso y fruta
fresca en la cocina para cuando pase por aquí. Por mucho que
le gusten mis pasteles, toda esa azúcar no puede ser buena
para él, así que también me aseguro de tener algunas cosas
saludables y listas para él».
Antes de poner el auto en reversa, Brody se inclinó, le dio
un rápido beso en la boca y luego la miró a los ojos.
Empezaba a decir algo, pero se detuvo y le acarició
nerviosamente el pelo detrás de la oreja. Tomó su mano, se la
llevó a los labios y le besó el dorso. Luego respiró hondo
antes de soltarla lentamente mientras su mirada se posaba
en la de ella nuevamente, y ella se sorprendió al ver una
profunda emoción allí. «He estado posponiendo decir esto
por un tiempo porque no estaba seguro de si estabas lista
para escucharlo, pero no puedo contenerme más. Te amo,
‘Niña Fancy’. Estoy total, impotente, perdidamente
enamorado de ti».
CAPÍTULO DIECINUEVE
«A NGIE , ¿ PUEDO AYUDARTE EN ALGO ?», PREGUNTÓ F ANCY ,
acercándose a la otra mujer de pie junto a la cocina al aire
libre en el “Oasis de Ian”, dando los toques finales a una
fuente de queso. Brody tenía razón sobre el hermoso “patio
trasero” que la prometida de Ian había creado para su
cumpleaños el año pasado. Corría a lo largo de los dos
almacenes entre los que se encontraba y era más bonito que
la mayoría de los patios traseros que había visto en su vida.
Además de la cocina en pleno funcionamiento y la enorme
parrilla, había una fogata oblonga, un estanque de peces koi,
con una cascada en el otro extremo y muchas áreas para
sentarse a conversar a la sombra de las sombrillas del patio.
Un televisor de pantalla plana para todo clima con sonido
envolvente estéreo, un bar y, para los sofocantes veranos de
Florida, un sistema de rociado de enfriamiento que ofrecía
todas las comodidades de una sala de estar interior. El asfalto
había sido eliminado y reemplazado con césped junto con
arbustos y macizos de flores, lo que resultaba en una
atmósfera de jardín tropical.
Angie negó con la cabeza. «No, gracias, creo que todo
está listo. La mamá de Kristen, Jenn y Kat han estado
trabajando duro durante las últimas dos horas y ahora todos
podremos relajarnos. Pero, cuando Ian encienda la parrilla,
puedes ayudarme a sacar todas las ensaladas y demás
cosas».
Había bastantes personas que habían venido a celebrar la
llegada más reciente, y el pequeño ‘JD’ estaba llevando bien
su fama local. Era un bebé tan feliz y no le importaba en
absoluto que lo pasaran de un admirador a otro. Actualmente
amamantando el pecho de su madre, parecía estar
durmiendo en medio de su comida. Kristen estaba hablando
con su mamá y su padrastro, Elizabeth y Ed Finch, quienes se
marcharían el martes para visitar a unos amigos en Nápoles,
antes de regresar a Nueva Jersey.
Fancy miró a su alrededor y trató de poner los nombres
correctos en los rostros del resto de los amigos y la segunda
familia de Brody. Le habían presentado a los siete nuevos
miembros del equipo Omega, al nuevo técnico informático de
la empresa, Nathan, y a la piloto de helicóptero, Tempest,
que se hacía llamar ‘Babs’. Nick, el hermano de Ian y Devon,
y su novio/Dom Jake, de quien ella recordaba era uno de los
seis integrantes del equipo Trident original, habían volado
desde San Diego durante unos días para conocer al nuevo
sobrino de Nick. La ahijada de Ian, Jenn Mullins, estaba
sentada junto al estanque jugando palmaditas con la hija de
Marco y Harper, Mara, que acababa de cumplir un año,
mientras conversaba con el primo de Kristen, Will Anders.
Kat y ‘Boomer’ habían llegado hace unos minutos con los
padres de ‘Boomer’, Rick y Eileen y Alyssa Wagner, de
quienes eran tutores. Cuando la guapa adolescente vio a Jake
y Nick, gritó y se arrojó a sus brazos. Brody le había contado
cómo los dos hombres le habían salvado la vida a la niña no
hace mucho.
También asistieron varias personas que Fancy había
conocido en el club la otra noche, incluidas Colleen y Reggie,
Roxy y Kayla, la Ama China, cuyo nombre real era Charlotte,
Mitch Sawyer, Shelby y Parker, ‘Tiny’ y el Amo Carl. Este
último se veía tan diferente de cómo había aparecido cuando
lo conoció por primera vez. En sus cincuenta, el hombre
medía un metro ochenta y era delgado, con cabello oscuro,
bigote y perilla. El miércoles por la noche había vestido de
negro, y su respuesta inmediata fue que habría sido un
perfecto Conde Drácula en una vieja película en blanco y
negro. Si se añadía el hecho de que era un sádico y Amo del
Látigo, la imagen encajaba perfectamente. Hoy, sin embargo,
se parecía más al profesor universitario de matemáticas del
mundo real, vistiendo pantalones cortos color caqui y una
camiseta tipo polo amarilla.
Los ojos de Fancy buscaron a Brody y vio que estaba
hablando con ‘Boomer’ y Rick. Todavía se estaba
recuperando de su anuncio de que la amaba, pero en el buen
sentido. Ya había sospechado que él le diría esas palabras
pronto y temía cómo la harían sentir. Pero para su sorpresa,
las palabras la habían calentado y habían provocado que su
ritmo cardíaco se acelerara. Fue entonces cuando supo que
también estaba enamorada de él. ¿Cómo había tenido tanta
suerte de haberse enamorado de dos de los hombres más
increíbles y cariñosos que se habían cruzado con ella sobre la
tierra? A pesar de algunas similitudes en sus personalidades,
eran totalmente diferentes, como hombres y como
Dominantes. Y dio gracias a Dios por no haberlos conocido al
mismo tiempo porque elegir entre ellos habría sido lo más
difícil que hubiera tenido que hacer.
Después de su declaración de amor, había dicho que no
quería que ella se lo dijera todavía, no hasta que estuviera
cien por ciento segura. Ella se rió y respondió, «Bueno, ya
que solo estoy segura en un noventa y nueve por ciento de
que estoy enamorada de ti, tendrás que esperar un poco
más».
Él se rió, la llamó mocosa y prometió azotarla más tarde
por burlarse de él. Por supuesto, eso la había puesto
cachonda como el infierno, y decidió dejarlo sufrir por unas
horas más antes de profesar su propio amor absoluto,
cuando no era en respuesta a sus palabras.
Ahora, sonriendo de que la había sorprendido mirándolo,
Brody le torció el dedo para que se acercara. Alcanzó al trío
mientras su amante la acomodaba bajo su brazo, un lugar en
el que le encantaba estar. Cuando Harper y Marco se unieron
a ellos, Mara se inclinó fuera de los brazos de su padre y sus
manos alcanzaron a Fancy. Rió y tomó a la bebé en sus
brazos y la abrazó mientras susurraba, «Qué niña tan
grande».
Brody se inclinó y le susurró al oído. «Te ves hermosa con
ella en tus brazos».
Lo miró y respondió en voz baja, para que los demás no la
oyeran. «Nunca me preguntaste si podía tener hijos después
del aborto espontáneo. ¿Por qué?».
Mientras la bebé jugaba con el pelo rojo de Fancy, Brody
le tomó la barbilla. «Dos razones. Una, pensé que me lo
dirías cuándo fuera el momento adecuado para ti; y, dos,
porque eso no me hace amarte menos. Nuestro propio bebé,
o uno que adoptemos o tengamos a través de una sustituta,
será amado por mí sin importar nada. No es vital que
nuestros hijos crezcan en ti o no, todavía crecerán en
nuestros corazones».
Ella lo miró boquiabierta mientras Mara se movía en sus
brazos, acercándose a su madre. Fancy le pasó la bebé a
Harper, luego agarró la mano de Brody y lo arrastró por la
esquina del edificio para tener algo de privacidad.
Frunció el ceño cuando ella lo empujó contra la pared, con
las manos en su pecho. «Dulzura, ¿qué pasa? ¿Qué dije?».
Agarró su camisa, lo atrajo hacia abajo para darle un beso
apasionado, su boca y lengua tomaron posesión de la de él.
Cerró los últimos centímetros entre sus cuerpos y ella sintió
crecer su erección contra su abdomen. Cuando finalmente lo
soltó, lo miró a los ojos. «¿Qué dijiste? ‘Hasta que estuviera
cien por ciento segura’, eso es. Te amo, Brody Evans. Estoy
loca y apasionadamente enamorada de ti».

B RODY IRRUMPIÓ en la oficina de detectives de la estación de


policía y fue recibido por Webb y Freddie Mendoza. Les había
entregado las fotos de los dos adolescentes que había
impreso desde el sistema de seguridad de la panadería ayer,
después de acompañar a Fancy a la tienda y desayunar con
ella. Los rufianes habían colocado sus bicicletas de montaña
lo suficientemente cerca de la puerta principal de la tienda
para que él pudiera obtener fotografías claras de ellos.
Después de mostrar las fotos a algunos de los policías del
turno diurno que participaron esa mañana, los dos habían
sido identificados como algunos alborotadores del área. Los
habían atrapado hace una hora y los habían traído para
interrogarlos.
«¿Dónde están esos mierdecillas?», preguntó mirando a
su alrededor. «¿Qué sala de interrogatorios?».
Webb levantó las manos. «Tranquilo. No vas a entrar
allí».
«¿Por qué carajos no?».
Freddie señaló detrás de él y dijo. «Por eso no lo harás».
Giró sobre sus talones y Brody vio a los adolescentes
burlándose de él mientras estaban parados con dos hombres
en traje, jodidos abogados, aunque uno de ellos
probablemente era el padre de los chicos por su apariencia
similar. Ellos tenían que ser hermanos.
Brody dio un paso adelante, pero una mano lo agarró del
brazo por detrás y le impidió acercarse demasiado.
«Pequeños mierdas. Si descubro que están detrás del
vandalismo de la tienda, les haré la vida jodidamente
miserable».
«¿Eso fue una amenaza?», preguntó el hombre que
Brody sospechaba que era pariente de los chicos. «Quiero
que arresten a ese hombre por amenazar a mis hijos».
«Sí, bueno, quiero que arresten a sus lamentables hijo
por acosar a mi mujer y dañar su tienda».
Webb y Mendoza pusieron sus cuerpos entre los
adversarios. «Nadie será arrestado hoy», dijo este último.
Al mismo tiempo, uno de los otros hombres respondió,
«No hicieron tal cosa y usted no tiene pruebas de lo
contrario».
Brody gruñó. «Cuando tenga mi prueba, te la meteré por
la garganta. No son los únicos que pueden contratar
abogados de alto precio. Voy a demandar a sus putos
traseros. Si veo esas dos pequeñas mierdas cerca de la
panadería, será mejor que no los atrape».
«¿Vas a quedarte ahí y dejar que amenace a mis hijos?
¡Quiero que lo arresten ahora mismo!».
Webb volvió la cabeza para que todos pudieran
escucharlo. «Como dijimos, nadie será arrestado hoy.
Barker, saca a tus clientes de aquí y mantenlos alejados de
esa panadería. De lo contrario, presentaré cargos de acoso en
su contra y podrás defenderlos en la corte».
Barker era el más alto de los dos hombres y sabiamente
acompañó a todos desde la habitación al vestíbulo principal.
Webb finalmente soltó el brazo de Brody. «Eso salió bien».
Brody se pasó una mano por el pelo con frustración y
trató de controlar su ira. No quería desquitarse con la policía,
sabía que sus manos estaban atadas en este lío. Sin pruebas,
no podrían presentar cargos y, con los abogados
involucrados, no se les permitiría a los adolescentes
responder ninguna pregunta que pudiera incriminarlos.
«Necesitan restablecer el servicio militar obligatorio; el
futuro de nuestra sociedad es una mierda si lo dejamos en
manos de estos vándalos».
«¿No es esa la puta verdad?».
Mendoza asintió con la cabeza en señal de acuerdo. «Por
cierto, ‘Cabeza de Huevo’, finalmente tuve la oportunidad de
rastrear los informes de seguimiento sobre el accidente de
Fancy. La línea de freno tenía un corte irregular, como si
hubiera golpeado una roca o algo así. Su cuñado había sido
entrevistado en ese entonces y confirmó que él y Patrick
habían viajado en su camioneta jeep el día antes del
accidente a la Mina Holder. Dijo que tocaron fondo varias
veces. La conclusión fue que se había provocado una pequeña
fuga y se consideró como accidental».
En el pasado con algunos amigos, Brody había ido de
excursión en jeep hacia los campamentos de la Mina Holder,
al norte de Tampa, pero ya había pasado un tiempo. El lugar
era muy divertido, pero siempre había peligros potenciales
en esa actividad. «No es la primera vez que escucho que eso
sucede. Un amigo mío en la Marina perdió a un primo de esa
manera».
«¡Oye, Webb!». Todos se volvieron para ver a un
sargento caminando hacia ellos con el ceño fruncido. Le
entregó al detective un papelito con una dirección. «Una
patrulla acaba de llamar. Tienen un cuerpo y creen que es esa
chica desaparecida. Dijeron que esperan que no hayas
almorzado todavía».
«¡Carajo!». El detective fue a su escritorio y tomó lo que
necesitaba mientras le gritaba la información a su
compañero.
Brody se apartó de los oficiales y envió un mensaje de
texto a Ian.
PdeT tiene reporte de un cadáver que podría ser la
sumisa desaparecida. No quiero pisar los dedos de
Webb, pero creo que es hora de utilizar algunas
conexiones e involucrar a los federales. Necesito un
perfilador.
La respuesta fue inmediata.
Mierda. Antes de que haga las llamadas, confirma
que es nuestra chica. Envíame la dirección, si la
tienes.
«¡Evans!». Webb estaba de pie en la puerta, haciendo
señas a Brody para que se acercara. ¿Te importaría seguirnos
hasta allí? Necesito tus ojos y experiencia».
Eso fue más fácil de lo que había esperado. «Seguro. ¿Cual
es la dirección?».
Después de que confirmaron la identidad de Naomi, Webb
había ido con su pareja para notificar la muerte a la madre de
la mujer. Por cortesía, se lo dijeron a Thomas Manfred, para
que no tuviera que escucharlo en las noticias.
Para cuando los dos detectives regresaron a su puesto, Ian
y Brody habían hablado con el capitán a cargo de los
detectives, Vic Moody, y no lo habían podido convencer de
que hiciera a un lado sus problemas con los federales y los
llamara para pedir su ayuda. Trident Security tenía muchas
conexiones y un respeto mutuo con el jefe de Policía y otros
que podrían hacerle la vida imposible. Por supuesto,
acordaron hacer que pareciera que había sido su idea todo el
tiempo, asegurándose de que recibiera los elogios cuando,
con suerte, el caso se resolviera. Era una suposición segura
que las dos primeras mujeres desaparecidas llevaran mucho
tiempo muertas, pero el asesino ahora buscaba
reconocimiento por su trabajo y colocaba a las víctimas
donde finalmente fueran encontradas.
A las 5:00 p.m. el nuevo grupo de trabajo estaba en el
lugar y se reunía en una gran sala de conferencias en el
cuartel general de la policía. Si Brody no hubiera estado tan
disgustado con lo que había visto antes, se habría sentido
muy complacido con la expresión de asombro en el rostro del
agente especial a cargo Frank Stonewall. El supervisor del
FBI y el equipo de Trident tenían una aversión mutua, ya que
habían tenido bastantes enfrentamientos antes. Lo que
molestó al federal, aún más, fue que Ian tenía al jefe de
Stonewall en la marcación rápida. Larry Keon era el hombre
número dos en el FBI y la fuente de muchas de las misiones
encubiertas de Trident.
«¿Qué diablos están haciendo aquí?». Stonewall no le
ladraba a nadie en particular, pero estaba claro que se dirigía
a Ian y a Brody.
«Están aquí por mí», respondió Moody. «Supéralo.
Empecemos». Webb tenía razón. a Moody le disgustaba
Stonewall tanto o más que a todos los demás en la sala.
Más de una docena de miembros del grupo de trabajo
conjunto tomaron asientos cuando Moody y Webb
comenzaron a ponerlos al tanto. Brody miró el reloj de la
pared. Con suerte, no tardaría mucho tiempo; él y ‘Boomer’
tenían un pendiente temprano por la mañana. Estaba
molesto porque no iba a ver a Fancy esta noche, pero se
alegraba de que las mujeres Trident y sus amigas la hubieran
aceptado bajo sus alas. Harper, Kat, Shelby, Kayla y Angie la
iban a llevar a cenar y al cine a ver una película para chicas
que las sumisas estaban deseando ver. Kristen había estado
demasiado agotada, con el horario de dormir de ‘JD’ para
unirse a ellas, pero había prometido que la próxima vez que
salieran todas, iría con ellas.
Con el descubrimiento del cuerpo de Naomi, Ian había
hablado con Mitch sobre reforzar las reglas de acompañar a
las sumisas a casa desde el club. Aunque, eso no había
ayudado a la última víctima. Por lo que sabían, había vuelto a
salir después de que Thomas se había marchado,
probablemente para sacar algunas cosas de su coche. Los
técnicos de la escena del crimen habían encontrado
comestibles, incluida comida para gatos, en el maletero de su
Ford Focus y un gato hambriento en la casa. El teléfono de
Naomi estaba en su bolso sobre una mesa en el vestíbulo.
Sin embargo, Brody no se arriesgaría con Fancy,
especialmente con esos vándalos que causaban todo tipo de
problemas, además del asesino serial. Después de dejar el
lugar donde se había encontrado el cuerpo mutilado de
Naomi, pasó por el recinto de Trident y agarró el brazalete de
rastreo que quería que usara hasta que atraparan a ese
pervertido. La sencilla pieza de joyería se había usado antes
cuando Angie y luego Kat habían tenido problemas. El
dispositivo tenía un rastreador GPS, junto con un micrófono
unidireccional que se podía escuchar a través de su programa
de computadora, si su computadora portátil o tableta estaban
lo suficientemente cerca de la fuente. Había sido una
herramienta vital para rescatar a las mujeres después de que
cada una terminara siendo rehén en diferentes momentos.
Al principio, había usado un brazalete de alerta médica
para el dispositivo, ya que solía ser más grueso y la mayoría
de la gente no lo cuestionaría, pero Angie y Kristen lo
convencieron de que buscara algo un poco más elegante. Su
punto había sido que, si un chico malo sabía lo suficiente
sobre su víctima, podría saber que no necesitaba una
etiqueta de alerta médica. Con la ayuda del joyero que hacía
muchos de los collares personalizados de las sumisas, Brody
había ideado un diseño que les gustara, pero aún así cumplía
con sus requisitos. Al día siguiente, después de su detalle
matutino, pasaría por la tienda de Fancy y se lo pondría; por
ahora, estaba en el bolsillo de sus pantalones. También
tendría que poner en funcionamiento algunas pulseras de
rastreo más. Angie y Kristen no tenían nada de qué
preocuparse por vivir en el seguro complejo Trident, pero
‘Boomer’ y Marco querían que Kat y Harper tuvieran uno,
por si acaso. Y no los culpaba. Con suerte, este grupo de
trabajo recién formado encontraría a este bastardo enfermo
antes de que otra sumisa desapareciera. Y que Dios ayudara a
su próxima víctima si no lo hacían.
CAPÍTULO VEINTE
B RODY SE ALEGRÓ DE QUE LAS CHICAS HUBIERAN INVITADO A F ANCY
a cenar con ellas. Le daría la oportunidad de conocerlas
mejor. Si él tenía algo que decir en el asunto, lo cual así era,
pronto sería parte de sus dos familias, de aquí y de Texas.
Sabía que se dirigían en esa dirección, pero tenía que darle
tiempo para que se acostumbrara a su relación antes de
ponerle un anillo de compromiso y un collar permanente.
¿Había llegado la Navidad demasiado pronto? Esperaba
que no. Quería que todos supieran que Fancy era suya, y solo
suya, por el resto de sus vidas. Su padre siempre le había
dicho que cuando encontrara a la mujer adecuada, sentiría
como si la conociera de toda la vida. Y eso era exactamente lo
que sentía por su pequeña panadera. Ella era la segunda
mitad de su corazón y alma que había estado esperando
durante los últimos treinta y seis años.
Había sido un largo día con los dos adolescentes de
mierda, la escena del crimen y el grupo de trabajo, y estaba
ansioso por relajarse en el jacuzzi por un tiempo y
simplemente olvidarse de todo. La imagen del cuerpo
mutilado de Naomi Nguyen todavía estaba fresca en su
mente, y continuó tratando, sin éxito, de olvidarla. El sol se
había puesto hace aproximadamente media hora, pero
disfrutaba estar en el spa en la oscuridad, lo calmaba. Por
mucho que quisiera a Fancy en su cama esta noche, tenía que
levantarse demasiado temprano por la mañana para realizar
una vigilancia con ‘Boomer’. Sería mejor dejarla dormir bien
por la noche, ya que irían al club mañana por la noche.
Y sobre mañana, tenía que acordarse de dejar su uniforme
azul marino en la tintorería después del trabajo para que
estuviera listo para la boda de Ian y Angie. Fancy se había
tomado esa tarde libre del trabajo y se reuniría con él en la
iglesia, después de asegurarse de que el pastel llegara a la
recepción de una sola pieza. También iba a ver si se tomaba
libre el fin de semana para la fiesta en Texas y acompañarlo a
ver a su familia. No podía esperar para presentarla a sus
padres y hermanos y estaba seguro de que la amarían al
instante.
Mientras giraba a la derecha hacia su vecindario, sonó su
teléfono celular. Al presionar el botón en el volante, conectó
la llamada al sistema Bluetooth de su automóvil, que silenció
automáticamente la música de la radio. «¿Hola?».
Una voz masculina familiar se escuchó por los altavoces.
«Hola Brody, soy Corey. Estoy en la tienda de Fancy. Vi a
alguien correr detrás del edificio mientras yo pasaba. Se ha
ido, pero… creo que será mejor que vengas aquí. ¿Fancy está
contigo?».
Su estómago se apretó. «No. Salió a cenar con algunas
chicas. ¿Qué ocurre?».
«No sé. Ni siquiera sé lo que estoy mirando. Llamaré a la
policía en cuanto cuelgue contigo. Creo que hay un cadáver
en el bosque aquí atrás, pero es un desastre. No quiero
arriesgarme a arruinar la escena del crimen».
¡Mierda! ¿Había un cuerpo como el de Heather y el de la
otra chica tirado detrás de la tienda de Fancy? Quizás era una
de las sumisas que había desaparecido antes que Heather.
Brody miró por los espejos retrovisores laterales e hizo un
cambio de sentido. «Estoy a menos de cinco minutos. No
toques nada».
«No lo haré. Déjame colgar y llamar a la policía. Te veré
en un momento».
Unos minutos más tarde, Brody entraba a toda velocidad
en el estacionamiento de la panadería. Debía ser una noche
ajetreada porque había llegado antes que la policía. Esta
parte de la ciudad estaba formada principalmente por
tiendas, que habían cerrado horas antes y había muy poco
tráfico. Era una de las razones por las que se alegraba de que
Fancy no hubiera tenido insomnio últimamente, ya que eso
le generaba las ganas de hornear en medio de la noche. Se
detuvo en el estacionamiento cerca de la parte trasera de la
tienda al lado de la camioneta de Corey y apagó el motor.
Agarró su Mag-lite de debajo del asiento, abrió la puerta y
saltó. «¿Corey?».
«¡Aquí atrás!». El hombre asomó la cabeza por la esquina
del edificio de ladrillos. «La policía está en camino, pero,
aparentemente, la luna llena está generando un alto volumen
de llamadas. La central informó que enviarán a alguien tan
pronto como puedan y que no perturbemos la escena. Puedes
verla sin acercarte demasiado, pero está cubierta de mucha
maleza».
«Déjame echar un vistazo».
Dobló la esquina y comenzó a caminar hacia donde
señalaba el cuñado de Fancy. Cuando pasó al lado del
hombre, el dolor lo atravesó y sus piernas se doblaron
cuando casi 50.000 voltios de electricidad de una pistola
eléctrica en su cuello expuesto recorrían su cuerpo. Su mano
perdió el agarre de la linterna y cayó con fuerza y rapidez al
suelo mientras sus músculos sufrían un espasmo fuera de
control. Cuando el dispositivo se cortó después de cinco
segundos, como se suponía, apenas sintió la aguja que le
habían clavado en la parte superior del brazo. Mientras
trataba de averiguar qué diablos acababa de suceder, se
hundió en un mar de oscuridad.

R USSELL A DAMS OBSERVÓ IMPOTENTE cómo el bastardo que lo


había apuñalado en el pecho antes levantaba inconsciente a
su suboficial mayor Evans. Con un equipo del departamento
de bomberos, lo cargó sobre la caja del Ford F-150 del SEAL
retirado. El hombre sacó una lona de su propia camioneta y
cubrió a Evans con ella antes de encender el Chevy y alejarse
en él.
A pesar de su herida, que sangraba lentamente a pesar del
pañuelo sucio que se había puesto, Russell trató de
arrastrarse por la zona boscosa para ayudar al hombre que
no había sido más que amable con un compañero marinero.
Pero la pérdida de sangre lo estaba debilitando y no podía
caminar más de un metro o dos antes de detenerse. Había
visto al hombre antes, en la tienda de Fancy y, según la linda
chica rubia que trabajaba con Fancy por la mañana, el tipo
era el cuñado de la dueña y un bombero de la ciudad.
El dolor recorrió el cuerpo de Russell, forzando un
recuerdo no deseado en su mente. La última gira de Russell a
Irak había sido la peor. Había sido asignado a Camp Bucca,
una de las bases navales de EE. UU. En esa parte del mundo,
había estado allí a través de numerosos ataques contra
personal estadounidense, tanto dentro como fuera de la base.
Habían estado en alerta constante por los terroristas suicidas
y los iraquíes que pretendían ser aliados, cuando en realidad
estaban tratando de llegar a la base para matar a tantos
estadounidenses como fuera posible. Russell había perdido a
uno de sus mejores amigos en un incidente y se había librado
de morir en combate por tan solo cinco minutos. Un
terrorista suicida se había acercado lo suficiente a una de las
puertas vigiladas del campo como para matar a tres guardias
navales que habían relevado a Russell y a otros dos del
servicio minutos antes. Fue entonces cuando sus síntomas de
trastorno de estrés postraumático comenzaron a apoderarse
de su vida. Ahora que había recibido el alta médica,
desconfiaba de todos; lo cual no era una buena manera de
vivir, a menos que habitara una isla desierta.
Pasos corriendo llamaron su atención trayendo su mente
de regreso al presente. El agresor debía haber estacionado su
Chevy cerca porque había regresado y estaba subiendo al
asiento del conductor del Ford de Evans. El corazón de
Russell dio un vuelco cuando el vehículo salió del
estacionamiento y arrancó como si fuera un domingo por la
tarde.
Le dio vueltas la cabeza y se detuvo para descansar de
nuevo. Ir tras la camioneta no era una opción. Tampoco lo
era pedir ayuda: el bastardo había buscado en sus bolsillos y
encontró el teléfono celular que Evans le había dado y lo
rompió en pedazos, y los teléfonos públicos eran difíciles de
conseguir en estos días. Tenía que haber una forma de
salvarse a sí mismo y a su superior, tenía que haberla.
Russell se derrumbó en el borde del estacionamiento,
apenas saliendo de los arbustos. No había nadie alrededor, e
incluso si lo hubiera, no tenía la fuerza para gritar o llamar
su atención. Tal vez si descansaba un poco, podría
arrastrarse por el estacionamiento y detener a alguien que
pasara por allí. Descansar … solo por un minuto o dos.

‘B OOMER ’ de nuevo echó un vistazo a su reloj, paseándose


por el estacionamiento frente a las oficinas de Trident. Brody
estaba quince minutos tarde, y eso era muy inusual, el friki
nunca llegaba tarde.
‘Boomer’ sacó su teléfono y pulsó la marcación rápida de
su amigo. «Hola ‘Cabeza de Huevo’. Soy yo otra vez. Sal de la
cama de Fancy, si es ahí donde estás, y pon tu trasero a
trabajar. Si no recibo noticias suyas en cinco minutos, saldré
y te diré cómo cumplir con tu asignación. Te veo en un
rato».
Colgó, se subió a su camioneta y encendió el motor. Era
demasiado temprano para despertar a nadie más. Ninguno de
sus compañeros agradecería una llamada a las 0300. Podía
encargarse solo de esta situación, siempre y cuando el tipo al
que se suponía que vigilarían no se diera cuenta de que lo
estaban siguiendo. Por eso al equipo le gustaba utilizar dos
vehículos en este tipo de situaciones… podrían jugar a la
rayuela y alternar el seguimiento del sujeto. El único
problema era que el tipo al que seguían normalmente se
marchaba a las 4:00 a.m. cuando casi no había tráfico en las
carreteras. Después de siete minutos, ‘Boomer’ sabía que no
podía esperar más porque era un viaje de quince minutos
hasta la casa del objetivo. Puso en marcha su camioneta y
salió del complejo. Una vez que llegara a su destino, si aún no
había tenido noticias de Brody, le enviaría un mensaje de
texto a Ian. Lo último que quería hacer era despertar al jefe.
Era como entrar en la guarida de un oso gritando “hola,
cariño, estoy en casa”, no era una maldita cosa que quisiera
hacer.

D EVON ATRAVESÓ la puerta de la oficina de su hermano, sin


siquiera molestarse en llamar. «¿Hay noticias?».
Era una pregunta retórica, Brody llevaba desaparecido al
menos tres horas, e Ian le habría hecho saber si había
noticias. Después de recibir la llamada de ‘Boomer’ a primera
hora de la mañana, el mayor de los Sawyer se había subido a
su coche y había ido a buscar a su compañero de equipo
ausente. Por su trabajo y experiencia, un hombre
desaparecido generalmente significaba problemas.
El friki y su camioneta no se encontraban por ninguna
parte. Su jefe entró en la casa de Brody y la encontró vacía,
luego pasó por delante del apartamento de Fancy. Ian no
había querido despertar a la mujer y preocuparla
innecesariamente, pero estaba llegando al punto en que
tendrían que interrogarla.
«No. La computadora no recibe ninguna señal de su
teléfono celular, y ya conduje por toda la zona tratando de
averiguar dónde podría estar. Cook estará aquí en unos
veinte minutos, pero no puedo pensar en nada que pueda
hacer que yo no haya hecho ya». El nuevo técnico
informático necesitaría un punto de partida y, dado que
todavía no tenían uno, estaría girando sin sentido como
todos los demás. «Juro que ordenaré dispositivos de rastreo
y los implementaré en el culo de todos aquí. Estoy
jodidamente cansado de que la gente vaya por su cuenta y se
meta en problemas. Por lo general, por aquí son las mujeres,
pero los chicos también han hecho su parte».
Dev se dejó caer en la silla de visitas y se frotó los ojos
cansados. Se pensaría que después de años de ser un SEAL,
estaría acostumbrado a funcionar con poco sueño. JD había
estado despierto la mitad de la noche llorando. Luego,
después de que el bebé finalmente se durmió y su padre se
estaba quedando dormido, Ian lo llamó a las 4:45 a.m.
«Estoy preocupado».
«Yo también, hermano», respondió Ian, la frustración en
su voz era inconfundible. «Pero no tengo ni idea de dónde
más buscarlo. Tengo a Marco y al equipo Omega buscándolo
por toda la ciudad. Llamé a Chase Dixon y él está enviando a
uno de sus muchachos para relevar a ‘Boomer’, así que
estará libre en un rato. Y también llamé a Isaac Webb para
poner un APB (Orden de Búsqueda) de la camioneta de
‘Cabeza de Huevo’. Si tienes alguna otra sugerencia, soy todo
oídos». Ambos sabían que por lo general, la policía no
tomaría el informe de una persona desaparecida hasta que
hubieran pasado veinticuatro horas, como mínimo, pero,
afortunadamente tenían muchas conexiones y podían evitar
el período de espera.
«¿Crees que esto tiene algo que ver con las sumisas
desaparecidas? Quiero decir, ¿es posible que este tipo esté
apuntando a alguien del estilo de vida?». Devon no sabía qué
pensar. No creía que un asesino en serie se alejara tanto de
su modus operandi de rutina y su tipo de víctima, pero, de
nuevo, nunca antes había visto ni oído hablar de lo que
estaba haciendo el bastardo que aterrorizaba a la comunidad
BDSM en Tampa.
Ian suspiró y se puso de pie, recogiendo su taza de café
vacía. «No lo sé, pero tenemos que considerar todos los
ángulos». Estaba a punto de rodear su escritorio cuando
sonó el teléfono fijo. Alargando la mano, apuñaló la tecla del
altavoz. «Sawyer».
«Ian, soy Webb …».
Devon se puso en pie de un salto. «¿Encontraste a
Brody?».
«No. Pero puedo tener una pista. Acabo de recibir una
llamada de una patrulla. Encontró a un tipo medio
inconsciente en un estacionamiento con una puñalada.
Llegué al mismo tiempo que los médicos. El tipo había
logrado mantenerse lo suficientemente alerta para
entregarle al oficial una tarjeta de presentación. Es la de
Trident de Evans. Antes de que pudiéramos interrogarlo más,
se desmayó. Ahora voy directo a Urgencias en el hospital
General de Tampa. Este tipo va a necesitar cirugía lo antes
posible».
Tomó sus llaves y su teléfono celular del escritorio, Ian
dijo. «Voy en camino. Espera, un segundo … ¿qué
estacionamiento?».
«Es el de algunas tiendas, una tintorería, una panadería y
otras dos tiendas».
Cuando los ojos de Devon se abrieron como platos, Ian
apretó el estómago. «¿La panadería Fancy Creations?».
«Sí, ¿cómo lo supiste?».
«Joder, te lo diré cuando llegue. Voy en camino». Ian
desconectó la llamada y salió apresuradamente de la oficina
con Devon pisándole los talones. «¿Qué diablos está
pasando?».
«No tengo idea, pero vamos».
Ian se subió a su coche y salió a toda velocidad del
complejo con Devon en el asiento del pasajero enviando
mensajes de texto para actualizar a todos. Ian simplemente
rezó para que la víctima, quienquiera que fuera, aguantara el
tiempo suficiente para darles una pista de Brody, si acaso
tenía una.

I AN Y D EVON entraron a zancadas en la sala de espera de


urgencias y se dirigieron directamente hacia el detective
Webb en cuanto lo vieron con un oficial uniformado. Webb se
volvió hacia ellos, e Ian no se molestó en hacer cortesías.
«¿Hablaste con él?».
El hombre alto y negro negó con la cabeza. «No. Los
paramédicos dijeron que casi sufre un “salto” en el
“camión”. Los médicos todavía están trabajando para
estabilizarlo antes de enviarlo a cirugía».
Un “camión” era lo que los médicos y la policía llamaban
una ambulancia y “salto” era cuando una persona dejaba de
respirar y sufría un paro cardíaco. Si este tipo sabía lo que le
había pasado a Brody y moría antes de que pudieran hablar
con él, estarían jodidos. «Mierda. ¿Qué pasó?».
El policía de turno dio un paso adelante. «Tenía la
panadería en mi lista de propiedades para revisar durante mi
turno. Aparentemente, la tienda ha sufrido mucho
vandalismo últimamente». Ian sabía todo sobre eso, así que
asintió con la cabeza para que el hombre continuara. «Iba a
revisar detrás del edificio y, de repente vi al vagabundo en el
suelo, en la parte trasera del lote. Tuvo la fuerza suficiente
para detenerme, supongo. Estaba realmente fuera de sí, y
después de pedir un ‘camión’, saqué la bolsa de primeros
auxilios y traté de detener la hemorragia de la puñalada en
su pecho. Creo que la única razón por la que todavía está vivo
es que se colocó un pañuelo en la herida y se puso boca abajo,
lo que ralentizó el sangrado. Siguió agarrando mi mano,
pensé que estaba tratando de evitar que lo tratara, pero luego
noté esto en su mano». El hombre levantó una bolsa de
pruebas transparente con una tarjeta de presentación sucia y
ensangrentada… Trident Security, Inc., Brody Evans. «Luego se
las arregló para hablar, pero todo lo que dijo fue ‘ayúdalo’».
«Ayudarlo como en “¿ayúdame?”, o “¿ayúdalo?”»,
preguntó Ian para una aclaración.
El oficial sacudió la bolsa de pruebas que tenía en la
mano. «Lo entendí como “ayúdalo”. Como ayudar a Brody
Evans. Eso es todo lo que conseguí cuando los médicos se
detuvieron y se hicieron cargo».
«Está bien. Gracias, oficial».
El hombre asintió y luego volvió a su papeleo. Ian se
volvió hacia Webb y estaba a punto de preguntar algo cuando
una enfermera abrió la puerta que conducía al área de
tratamiento. «¿Detective?».
Webb se acercó a la mujer. «¿Sí?».
«El médico quiere enviar al paciente a cirugía, pero está
despierto y no quiere ir hasta hablar con un oficial de policía.
Tiene que darse prisa».
Mantuvo la puerta abierta para el hombre, pero cuando
Ian comenzó a seguirlo, trató de detenerlo. «Señor, no puede
…».
«Sí puede», le dijo Webb por encima del hombro. «Él
está conmigo».
Ian se alegró de que el detective interviniera porque no
había forma de que no fuera a hablar con el hombre herido, y
habría hecho un infierno si tuviera que hacerlo. Cuando
entraron a la sala de trauma, el hombre estaba acostado en
una camilla con dos enfermeras y un médico haciendo todo
lo posible para mantenerlo con vida. Estaban fijando los
monitores portátiles y las bolsas intravenosas a la camilla
para su transporte. Le cubrían las caderas y piernas con una
sábana blanca y le colocaron una venda de presión sobre la
herida. Los tubos intravenosos y los cables del monitor
serpenteaban desde varias partes de su cuerpo hasta lo que
fuera a lo que estuvieran conectados. Los pitidos provenían
de varios dispositivos, lo que indicaba que el hombre aún
estaba vivo.
Cuando el detective dio un paso al frente, una de las
enfermeras le dijo. «Según sus placas de identificación de la
Marina, su nombre es Russell Adams. Tiene que hacerlo
rápido, tenemos que llevarlo a cirugía».
Al escuchar su nombre, Adams abrió los ojos. Webb se
situó cerca de la cabecera de la camilla, donde podía verlo.
«Soy el Detective Webb, Russell. ¿Querías hablar
conmigo?».
«S.…sí». La voz del herido era ronca y llena de dolor.
«Ayúdalo».
«¿Ayudar a quién? ¿A Brody Evans?».
Adams asintió débilmente y luego tragó saliva varias
veces tratando de acumular humedad en su boca para hablar.
«Sec.… secues… trado».
Los ojos de Webb fueron a los de Ian alarmados y luego de
nuevo a Adams. «¿Secuestrado? ¿Fue secuestrado?».
«S….sí».
Varios monitores empezaron a sonar a la vez mientras
Adams jadeaba en busca de aire. El médico y las enfermeras
empujaron a los dos hombres fuera del camino para llegar
hasta su paciente. El médico liberó la camilla usando su pie y
comenzó a rodarla hacia la puerta. «Tenemos que llevarlo a
cirugía ahora, o lo perderemos».
La mano de Adams se disparó para agarrar débilmente el
brazo de Ian. «Bomb … bombe… ro».
El personal corrió por la camilla hacia el ascensor
mientras Ian y Webb los miraban. «¿Bombero?», preguntó
el detective. «¿Qué diablos quiso decir con eso?».
Ian sacudió la cabeza y luego se dirigió de regreso a la sala
de espera. «No tengo ni puta idea, pero puedes apostar tu
trasero a que lo averiguaré».
Mientras estaban en la sala de cirugía, ‘Boomer’ y Marco
llegaron y se unieron a Devon. Los tres hombres dejaron de
hablar cuando Ian se acercó. «¿Alguno de ustedes sabe lo
que quiso decir este tipo cuando dijo que un bombero
secuestró a Brody?».
«¡Mierda!». La maldición fue escupida tanto por
‘Boomer’ como por Marco, pero fue este último quien se
apresuró a explicar. «El cuñado de Fancy, Corey Maguire, es
bombero. Tiene que ser él. Sabía que algo sobre ese tipo no
me sentaba bien, pero ¿por qué diablos iba a secuestrar a
Brody?».
«No lo sé, pero es hora de hacerle una visita a Fancy, y es
mejor que no esté involucrada en.… lo que sea que es esta
mierda».
CAPÍTULO VEINTIUNO
F ANCY SE QUEDÓ BOQUIABIERTA CUANDO ENTRÓ EN EL
estacionamiento y vio dos patrullas y una unidad para la
escena del crimen. Sal estaba de pie con uno de los agentes
uniformados, y el alivio que sintió cuando vio que estaba
bien fue breve.
¿Qué diablos ocurrió esta vez?
No podría ser otro acto de vandalismo, no con tanta
respuesta.
Su estómago se apretó mientras estacionaba y se
apresuraba a averiguar qué había pasado. «Sal.…».
Levantó una mano, impidiéndole hacer la pregunta que
estaba en la punta de la lengua. «Es Russell, Fancy. El
veterano sin hogar. Fue agredido en algún momento anoche,
allá atrás».
Ella jadeó. «¡Ay Dios mío! ¿Está bien? ¿Qué … quién …?».
La agente colgó el teléfono celular con el que había estado
hablando y se acercó a ella. «¿Es usted Fancy Maguire?».
«Sí, soy Fancy. Qué…».
«Necesito que se quede aquí, señora. Hay un detective en
camino para hablar con usted».
Fancy estaba confundida mientras miraba a su alrededor
tratando de darle sentido a lo que estaba sucediendo.
«¿Conmigo? Pero ni siquiera estaba aquí. Ni siquiera sé qué
está pasando. ¿Russell está bien?».
«No lo sé, señora», respondió la oficial. «Todo lo que sé
es que lo llevarán a cirugía, y el detective Webb quiere hablar
con usted específicamente y me dijo que esperara aquí con
usted».
No le gustó cómo sonaba eso. Era casi como si pensaran
que ella era la persona que había lastimado al veterano sin
hogar. Ella nunca haría daño a una mosca. Sacó el teléfono de
su bolso, llamó a la única persona que necesitaba en este
momento: Brody. Ella gimió por dentro cuando la llamada
fue al correo de voz. Probablemente todavía estaba en esa
asignación que había comenzado en las primeras horas de la
mañana. No queriendo preocuparlo hasta que ella realmente
pudiera hablar con él o tuviera más información, colgó sin
dejar un mensaje.
Al darse cuenta de la hora en la pantalla del teléfono, se
volvió hacia la policía de nuevo. «Oficial, ¿está bien si Sal
prepara la panadería para el negocio? Puedo llamar a otro
empleado para que lo ayude».
Cuando la otra mujer asintió con la cabeza, Sal le dijo a
Fancy, «Llamaré a Jamie desde adentro. No te preocupes, lo
prepararé todo».
«Gracias. Entraré tan pronto como pueda».
Su empleado echó un último vistazo a la parte trasera del
lote, donde varios técnicos de la escena del crimen estaban
registrando el área en forma de cuadrícula, antes de sacudir
la cabeza con tristeza y dirigirse a la puerta principal de la
tienda. Fancy sabía cómo se sentía. Si bien no conocía bien a
Russell Adams (no era un hombre muy hablador), era muy
amable y educado y no merecía ser agredido por nadie. Rezó
para que estuviera bien y se dio cuenta de que no sabía si él
tenía algún familiar que necesitara ser contactado. Quizás
Brody podría ayudar a localizarlos.
Para cuando varios vehículos entraron en el
estacionamiento, conducidos por un auto de policía sin
distintivos de aspecto típico, Fancy no estaba más cerca de
averiguar qué estaba pasando. El escenario más probable que
se le ocurrió fue que sus vándalos habían venido a hacer más
daño, y Russell había tratado de detenerlos.
Después de que los vehículos se estacionaron, se
sorprendió al ver a Ian, Devon, Marco y ‘Boomer’ salir de
ellos, junto con un hombre negro alto con una pistolera en el
hombro y un escudo dorado enganchado al cinturón.
Su estómago se apretó ante sus expresiones sombrías, y
se apresuró a encontrarse con ellos. «Ay Dios mío. Está
muerto, ¿no?».
Los ojos de Ian se entrecerraron mientras gruñía. «Tú
dinos. ¿A dónde lo llevó tu cuñado y por qué?».
¿Qué? «¿Corey?». Fancy negó con la cabeza confundida.
«¿Qué tiene que ver con Russell? Pensé que Russell estaba en
el hospital a punto de ser operado».
«¡No estoy hablando de Adams! ¿Dónde está Brody?».
Ahora estaba realmente confundida y cada vez lo estaba
más. «Está trabajando, ¿no? Me dijo que muy temprano esta
mañana se iba a ocupar de una asignación con Boo…». Sus
palabras se apagaron cuando se dio cuenta de que ‘Boomer’
estaba aquí y no con Brody. El miedo comenzó a fluir por su
cuerpo, haciéndola palidecer y temblar.
«¿Q.… qué está pasando? Alguien, por favor, díganme qué
está pasando porque no tengo ni idea …».
La mirada de Marco se suavizó cuando levantó la mano
para interrumpirla. «Ian, creo que está diciendo la verdad.
No tiene idea de que Corey secuestró a Brody».
«¡Qué! ¿Qué quieres decir con que Corey secuestró a
Brody? E….eso es una locura».
El detective dio un paso adelante. «Permítanme
comenzar por el principio, ya que solo la estamos
confundiendo más. Soy el detective Isaac Webb. Un oficial de
patrulla en una revisión de rutina por vandalismo de su
negocio, encontró a Russell Adams en el suelo allá atrás».
Señaló el extremo más alejado del lote donde los técnicos
todavía estaban trabajando. «Lo habían apuñalado en el
pecho, pero aún estaba vivo. Mientras el oficial intentaba
administrarle los primeros auxilios, Adams le entregó una
tarjeta de presentación, la tarjeta de presentación de Brody
Evans, y le dijo que teníamos que ayudarlo. No recibimos
más de Adams hasta que estuvieron a punto de llevarlo a
cirugía. Dijo que un bombero había secuestrado a Evans.
Ahora, ¿tiene alguna idea de por qué su cuñado secuestraría a
Evans y adónde lo llevaría?».
Fancy negó con la cabeza con vehemencia. Estaba
asustada porque Brody había desaparecido, pero no había
forma de que Corey pudiera estar involucrado en eso. «¡Esto
es una locura! ¿Corey secuestró a Brody? ¿Por qué Russell
diría algo así? Conozco a Corey desde hace diez años
detective, y no hay forma de que secuestrara a Brody ni a
nadie más. ¿Pu…. pueden rastrear el teléfono de Brody o
hacer algo más para encontrarlo?».
«Lo intentamos», explicó ‘Boomer’. «No tenemos señal
proveniente de él ni de Corey. Necesitamos echarle un
vistazo al video de tu cámara de seguridad. Puede haber algo
ahí que nos ayude y confirme o refute la participación de
Corey».
«Sí … claro, por supuesto. Entren en la tienda».
Con piernas temblorosas, los guió hacia la panadería y
hacia su oficina. Con cinco hombres grandes allí con ella, era
como estar dentro de un casillero de gimnasio. ‘Boomer’ se
sentó en su escritorio, y después de que su computadora se
encendió, sus dedos volaron por el teclado. Aparecieron
cuatro transmisiones de video en el monitor, pero no se
movían. Las fotografías mostraban el estacionamiento vacío,
el callejón detrás de la tienda y la entrada principal.
«Mierda», dijo Boomer. «Las transmisiones se apagaron
justo después de las siete de anoche. No se ha registrado
nada desde entonces». Miró a Fancy antes de encontrarse
con la mirada de Ian. «Maguire tiene las llaves del lugar e
insistió en que le mostráramos cómo funcionaba el sistema,
en caso de que Fancy tuviera problemas. Ella estuvo de
acuerdo». Se volvió hacia Fancy. «¿Alguien más, además de
ti y de Corey, saben cómo ingresar al sistema para desactivar
las cámaras?».
«No, nadie». Por supuesto, le había dado a Corey las
claves y las contraseñas del sistema de seguridad, sin pensar
que él haría algo que pudiera dañar su negocio, o a Brody.
Ella no quería creer que él hubiera hecho lo que estaban
diciendo, pero la evidencia comenzaba a acumularse, por
muy circunstanciales que fueran por el momento. «Yo…. yo
no… no puedo … ¿Por qué Corey haría esto?».
Al salir de la oficina, el detective Webb de rostro sombrío
sacó su teléfono celular. Lo único que Fancy le oyó decir fue
“ABP” (Orden de Búsqueda) y el nombre de su cuñado.
Mareada, se balanceó sobre sus pies, y ‘Boomer’ se levantó
de un salto, maniobrando la silla frente a él mientras Marco
la agarraba de los brazos para estabilizarla. La acomodó en la
silla ahora vacía, el mejor amigo de Brody se puso en
cuclillas frente a ella. «Cariño, ¿adónde lo llevaría Corey? Ya
hemos enviado un coche patrulla a su apartamento, y las
camionetas de Corey y de Brody no están allí, ni tampoco en
la casa de Brody. ¿Corey es dueño de alguna otra propiedad o
pasa el rato en algún lugar apartado de forma regular?».
«No. No puedo pensar en ningún lugar y, por lo que yo sé,
solo es dueño de su apartamento. Ta….tal vez algunos de los
chicos de su estación de bomberos podrían tener una idea».
Su mirada llena de lágrimas se encontró con la preocupada
de Marco. «No crees que se atrevería a.…». No se atrevía a
decir las palabras “herir” o “matar” …, tenía que seguir
pensando que todo esto era un error, y Brody y Corey
aparecerían de repente. Todos se reirían del malentendido y
todo saldría bien. Pero Fancy se estaba dando cuenta de que
era un sueño y la realidad era una pesadilla. ¿Por qué Corey
secuestraría a Brody y cuál era su objetivo final?

U NA NIEBLA blanca flotaba en la oscuridad de la mente de


Brody. Estaba a punto de alcanzarlo cuando el impacto del
agua fría en la cara lo despertó de un tirón. Mientras
farfullaba y recuperaba el aliento, descubrió que tenía los
brazos sujetos a la espalda y los tobillos encadenados a las
patas de la silla de madera en la que estaba sentado. Esa
comprensión fue suficiente para sacudir las últimas
telarañas de su mente.
«¡Despierta, maldito pervertido!».
«Grita un poco más fuerte», le rugió Brody a Corey. «No
creo que los malditos vecinos te hayan escuchado».
El bombero le dio un puñetazo en la mandíbula que estuvo
a punto de volcarlo. El dolor lo atravesó, pero lo ignoró,
tratando de asimilar su entorno y descubrir cómo liberarse.
Tiró de sus manos y se dio cuenta de que había más de un par
de esposas en sus muñecas. Mierda. Fácilmente podría haber
reventado los eslabones de la cadena de un solo par. Habían
practicado haciendo eso todo el tiempo en los SEAL, teniendo
competencias sobre quién podía soltarse más rápido. Pero el
juego adicional hacía imposible girarlas en ángulo correcto.
El bastardo había hecho su tarea.
«No te preocupes por los vecinos, no hay ninguno en
kilómetros. Nadie que interrumpa nuestra diversión».
El hombre caminó detrás de Brody mientras el friki lo
fulminaba con la mirada. ¿Por qué nunca antes había visto la
locura en los ojos de Corey? El tipo estaba jodidamente
desquiciado. Miró a su alrededor y fue fácil ver que estaban
en un cobertizo de jardín, pero no sabía dónde. No había
ventanas, así que no tenía idea de qué hora era o cuánto
tiempo había estado fuera. A su alrededor, había una
variedad de herramientas, una cortadora de césped y…
¡carajo! Su silla estaba dentro de una piscina de plástico para
niños y, detrás de él escuchaba el sonido de un grifo que se
abría. ¡Esto no podía ser jodidamente bueno!
Giró la cabeza y vio a Corey tirando de una manguera y
lanzando el extremo a la piscina. El agua cubrió rápidamente
el fondo y comenzó a subir por los lados. A su izquierda, vio
algo que le heló la sangre: una batería de automóvil con
cables de puente. Como diría Jake, ¡que se joda un maldito
pato!
Brody luchó por liberarse de sus ataduras. Pero entre el
cuidado extra que había dedicado para asegurarse de que no
pudiera escapar y el hecho de que todavía estaba débil por las
drogas que le había dado, su lucha era inútil. Dudaba que
pudiera salir de esto, pero no tenía muchas alternativas al
momento. «Escucha, supongo que esto se debe a que no
quieres que salga con Fancy, ¿verdad?»
«Ella es demasiado buena para gente como tú. Todo lo
que quieres hacer es abusar de ella. Como mi hermano
pervertido. Llevándola a putos clubes de sexo. ¿Qué se siente
estar atado? ¿Eh? ¿Es esto lo que le haces, maldito
pervertido?». Saliva salió disparada de la boca de Corey,
golpeando a Brody en la cara. «La salvé de Patrick y, ahora,
la voy a salvar de ti. Quizás entonces se dé cuenta de lo que es
un hombre de verdad».
¡Ay, carajo! Brody miró fijamente al hombre. «Cortaste la
línea de freno en la camioneta de Patrick, ¿no es así? E
hiciste que pareciera que había sido golpeado por una roca.
¡Tú causaste el accidente que mató a tu hermano y pusiste a
Fancy en coma!».
Corey le dio un puñetazo en la cara de nuevo y Brody notó
el sabor de la sangre por encima de su furia. «¡No se suponía
que debía estar con él! ¡Fue un accidente! ¿Cómo iba a saber
que su coche no arrancaría esa mañana? Pero esta vez, ella
está a salvo. No le pasará nada. Y después de que te hayas
ido, estaré allí para ella, como antes. Pero esta vez, me
aseguraré de que vea que soy el hombre adecuado para ella».
Sí, loco era una palabra demasiado suave para este tipo, pero
ahora mismo no era el momento de pensar en una mejor. ¡Era
hora de volver a joder a ese cabrón!
CAPÍTULO VEINTIDÓS
I AN SE PASEABA DE UN LADO A OTRO EN LA SALA DE GUERRA
mientras Nathan golpeaba su teclado tratando de encontrar
una conexión entre el cuñado de Fancy y dondequiera que
hubiera llevado a Brody. Al marcar otro número, Ian
intentaba pedir algunos favores para que se emitiera una
alerta en los canales de noticias locales sobre el hombre
desaparecido y su camioneta. Con suerte, alguien llamaría
porque los habría visto. ‘Boomer’, Marco y Webb habían ido
a entrevistar a los compañeros de trabajo de Maguire en la
estación de bomberos, pero después de que los bomberos
superaron su conmoción inicial por los acontecimientos
actuales, nadie tenía idea de dónde podrían estar.
Mientras que el equipo Omega también estaba rastreando
el área, Fancy estaba con Kat y Angie en la sala de
conferencias, contactando a los pocos amigos que conocía
con los que en ocasiones Corey pasaba el tiempo cuando no
estaba en el departamento de bomberos. Ian dejó que lo
hiciera para mantenerla ocupada. Mientras tanto, Devon
revisaba las imágenes de las cámaras de tráfico de la ciudad,
tratando de detectar la camioneta del friki. Nathan había
pirateado el sistema por él antes de comenzar su propia
búsqueda sobre el estado financiero de Maguire, el historial
de compras con tarjeta de crédito y cualquier cosa que
pudiera darles una pista sobre dónde empezar a buscar.
Cuando Ian colgó el teléfono, Webb y ‘Boomer’ entraron,
y este último tomó asiento junto a Devon. «No tenemos
nada. Webb tiene a todo el mundo buscándolos. La camioneta
de Maguire fue encontrada en el estacionamiento de un
supermercado a unas dos cuadras de la panadería, por lo que
ahora están buscando la camioneta de ‘Cabeza de Huevo’».
El detective se apoyó contra la pared cruzando los brazos.
«Acabo de llamar al hospital. Adams está fuera de cirugía y
en la UCI. Al menos durante unas 24 horas más no podremos
hablar con él. Lo tienen intubado y en coma inducido por
medicamentos, por lo que no podemos obtener más
información de él.
«DeAngelis fue al condominio de Maguire con uno de los
uniformados y está tocando puertas nuevamente, tratando
de ver si alguien que no encontramos antes está en casa
ahora».
‘Boomer’ llamó la atención de Nathan. «Si me conectas
otra computadora a las fuentes de tráfico, ayudaré a ‘Perro
Maligno’ a buscarlos».
«Seguro». El técnico en informática hizo rodar su silla a
través de la habitación hasta otra sección de la gran
configuración de la consola de Brody. Movió el mouse sobre
su almohadilla y lo sacó del modo de suspensión. Apareció un
mapa satelital y se detuvo, inclinando la cabeza hacia un lado
mientras lo estudiaba.
Las acciones del hombre llamaron la atención de Ian.
«¿Qué es?».
Nathan tocó la pantalla. «Los puntos azules son los
rastreadores en los teléfonos del equipo Omega esparcidos
por Tampa, ¿verdad? Y todos estos puntos rojos son todos en
el equipo Alfa. Todos están aquí en el complejo excepto
DeAngelis, cuyo punto está aquí». Señaló el que estaba a
unos centímetros de los demás en el mapa, lo que se traducía
en kilómetros. «El único que falta es el punto de Evans,
¿verdad?».
«Sí, eso lo sabemos. Esta mañana busqué el teléfono de
‘Cabeza de Huevo’ y no se estaba registrando». Se colocó
detrás de Nathan y miró la pantalla. «¿Ha vuelto a
funcionar?».
Webb se inclinó, y Devon y ‘Boomer’ se pusieron de pie
para mirar encima del hombro del experto en informática
mientras Nathan negaba con la cabeza. «No, pero …».
Agarró el mouse y movió el puntero en la pantalla a un área
al norte del complejo donde estaba un punto blanco. «¿Qué
es este?». Hizo clic en el punto y apareció la información de
un dispositivo de rastreo. «Dice ‘Pulsera número uno’. ¿Qué
diablos es eso?».
Ian le dio una palmada en los hombros de alivio. «¡Ese es
el maldito Brody! Iba a darle a Fancy un dispositivo de
rastreo para que se lo pusiera, por si acaso, debido a toda la
mierda que estaba pasando con el vandalismo y las sumisas
desaparecidas. ¡Aún debe tenerlo! ¿Dónde diablos está?».
Recitó las coordenadas y Nathan amplió la zona y obtuvo
la dirección en el lado norte de Tampa. Rápidamente pasó a
otra pantalla e ingresó la dirección en la base de datos en la
que se encontraba. «Aparentemente, la propiedad tiene más
de una hectárea en la parte élite de la ciudad. Hace tres días
hubo un incendio en el edificio principal y fue una pérdida
total. Y mira… ¡La estación de bomberos de Maguire fue
quien atendió el percance!».
Sin que se los dijeran, ‘Boomer’ y Devon salieron
corriendo de la habitación para preparar su equipo, pero
Webb detuvo a Ian en seco. «Tengo que llamar al SWAT,
Sawyer. Sabes que tengo que hacerlo. No te pongas en plan
superhéroe conmigo».
«Si llegan antes, todo será para ellos. Pero no los
esperaré».
Webb asintió mientras marcaba su teléfono. «Entendido.
Estaré justo detrás de ti».
Mientras Ian se apresuraba a la sala de conferencias,
‘Tiny’ y Kristen entraron por la puerta principal. Tiempo
perfecto. «Amigo, te necesito de guardia aquí».
Dentro de la habitación, Fancy se puso de pie de un salto.
«¿Qué pasó? ¿Los encontraste?».
«Creemos que sí …».
«¡Voy contigo!», cogió su bolso de la mesa.
Ian se paró frente a ella y la agarró por los hombros. «Por
supuesto que no». Antes de que ella pudiera discutir,
continuó. «Escucha, pequeña. Estoy mostrando aquí mi
rango de Dom por varias razones. Una, ‘Cabeza de Huevo’ me
mataría si te llevo a un kilómetro de lo que esté sucediendo.
Dos, tengo la sensación de que esto tiene mucho que ver
contigo, personalmente, eres la única conexión entre los dos.
Si Corey te ve, podrías provocarlo. Debo asumir que Brody
está incapacitado de alguna manera, y eso significa que
debemos tomar todas las precauciones. Quédate aquí con las
mujeres y con ‘Tiny’, y te juro que te haré saber lo que esté
pasando tan pronto como me entere, ¿de acuerdo?».
Las lágrimas llenaron sus ojos, pero cedió y asintió. «Por
favor llámame tan pronto como puedas. No puedo perder a
Brody también».
Apretó sus hombros e Ian le dio un beso en la frente.
Todavía se sentía como un rufián después de haberle ladrado
antes fuera de su tienda. «Lo haré». Se giró hacia Angie, la
abrazó con fuerza. «Lo recuperaremos, lo prometo».
«Será mejor que así sea», respondió su prometida. «Me
acompañará al altar en unas pocas semanas».
«Y él estará allí».
Con un choque de puños a ‘Tiny’ al salir, Ian corrió hacia
el estacionamiento y se subió al asiento del pasajero de la
camioneta que su hermano tenía en marcha y esperando.
Devon pisó el acelerador incluso antes de que la puerta se
cerrara. Al no ver el auto del detective, Ian asumió que Webb
ya estaba de camino al lugar.
‘Boomer’ estaba en el asiento trasero, escribiendo en su
teléfono. «Enviar mensajes de texto a Polo y Omega. ¿Dónde
deberían encontrarnos?».
Al presionar la marcación rápida en su propio teléfono,
Ian esperó a que Nathan contestara la línea en la sala de
guerra.
«¿Hola?».
Sin molestarse en anunciarse a sí mismo, el jefe dijo,
«¡Será mejor que tengas una imagen satelital en vivo en tu
pantalla ahora mismo, o simplemente habrás perdido todos
los puntos para brownies que ganaste hace cinco minutos!».
Se escuchó un bufido. «Supongo que quieres un área de
concentración para que todos se reúnan. Hay un parque
infantil a una cuadra de Mercer Drive. La única estructura en
la que pueden estar es una especie de cobertizo a unos
cincuenta metros detrás de lo que queda de la casa en el lado
oeste de la propiedad. Supongo que la camioneta de Evans
está estacionada detrás de ella debajo de unos árboles porque
puedo distinguir la esquina de una camioneta, pero no puedo
estar seguro de que sea la suya. No hay nada más que
informar, todo está en silencio por lo que puedo ver. Vigilaré
hasta que llegues».
«Bajo ninguna circunstancia dejes que ninguna de las
mujeres vea la transmisión en vivo», advirtió Ian. «Si lo
haces, arrojaré tu cuerpo en un pozo de cocodrilos, ¿me
oyes?».
«Alto y claro, jefe».
Al colgar el teléfono, Ian le transmitió la información a
‘Boomer’ para que enviara el mensaje de texto, antes de
encontrar el número de móvil de Webb en su propio registro
de llamadas. Esperaba como el infierno que no estuvieran
demasiado tarde, aparte de lo obvio de no querer perder a un
amigo y compañero de equipo, Angie lo mataría.

E L VEHÍCULO de Marco voló calle abajo hasta donde estaba


la propiedad objetivo y frenó de golpe. Había estado mucho
más lejos que el resto de ellos, y ‘Boomer’ le había enviado
un mensaje de texto actualizado diciéndole que ahora
estaban a una casa de donde se encontraba retenido Brody,
con suerte todavía con vida. Sin molestarse en estacionar la
camioneta correctamente, saltó del asiento del conductor y
corrió hacia donde Webb estaba hablando con Ian, Cal Watts
y el líder de SWAT del Departamento de Policía de Tampa.
«Llegué aquí lo más rápido que pude. ¿Cómo diablos
conseguiste un equipo completo SWAT tan rápido? ¿Son dos
equipos?».
No solo estaba presente el equipo de policías de Tampa,
también el equipo local de rescate de rehenes del FBI. Cal era
el jefe del HRT (Equipo de Rescate de Rehenes), y estrechó la
mano extendida de Marco. «Lo crean o no, estábamos a la
vuelta de la esquina en la antigua escuela secundaria
haciendo un simulacro conjunto de tirador activo». El gran
edificio construido en la década de 1950 estaba programado
para ser demolido después de que se erigiera una nueva
escuela a un kilómetro y medio de distancia. La policía local
lo estaba aprovechando para entrenarse antes de que fuera
destruido. «Sólo tomó dos minutos cargar y llegar aquí.
Tenemos el cobertizo rodeado, pero aún no hemos hecho
contacto. Hay dos firmas de calor positivas en el interior sin
ventanas. Uno de mis muchachos está tratando de encontrar
un lugar para colocar una cámara antes de que le avisemos a
Maguire que estamos aquí. Hemos evacuado las casas por
todos lados».
Llevaba sus auriculares y ‘Boomer’ se acercó con una
computadora portátil. «Todo está amortiguado. No entiendo
lo que se dice, pero están hablando. El dispositivo aún debe
estar en el bolsillo de ‘Cabeza de Huevo’». Se daban cuenta
de que era la primera vez que encontraban una falla en el
micrófono y el dispositivo GPS del friki y era ahora, mientras
intentaban rescatarlo.
Cal escuchó algo que venía del equipo de comunicación en
su oído y luego respondió, «Entendido» Luego se dirigió al
grupo reunido con él. «El cobertizo está sellado
herméticamente. No se puede colocar una cámara sin hacer
ruido. Ian, sé que tu equipo quiere participar en esto, pero
estás demasiado involucrado en la situación. Y tenemos más
personal del que probablemente ya necesitemos».
De mala gana, el líder de Trident asintió. «El hecho de
que no me guste no significa que no esté de acuerdo contigo.
Pero Dios te ayude si no sacamos a Brody vivo de esto».
Marco sabía que le costaba mucho a Ian hacerse a un lado,
pero el hombre era lo suficientemente sabio y experimentado
como para saber cuándo era necesario. Sin embargo, eso no
impedía que Marco quisiera ir todo ‘Rambo’ y patear la
puerta del cobertizo para rescatar a su mejor amigo. Su jefe
le lanzó una mirada que decía que entendía, pero era mejor
calmarse y permitir que HRT y SWAT hicieran su trabajo.
Marco asintió y dejó que los dos equipos hicieran lo que
estaban entrenados para hacer y rezó para que fuera la
decisión correcta.

E L IMPULSO de entrar en pánico era fuerte, pero Brody se lo


quitó de la cabeza y trató de pensar en una manera de salir
de este dilema, antes de que le cocinara el cerebro.
«Escucha, Maguire. Ella es toda tuya. Fancy fue solo una
aventura para mí». Casi se atragantaba con la mentira, pero
si eso era lo que tenía que hacer para salvar a Fancy y a él
mismo de este psicópata, que así fuera.
«Sabía que solo estabas buscando otra muesca en el poste
de tu cama». Corey cerró la manguera. El agua de la piscina
estaba por encima de los tobillos de Brody. «Debiste haber
pensado en las consecuencias cuando te advertí que te
marcharas por primera vez».
Trató de maniobrar las esposas para poder romper una y
luego la otra. Atado a la pesada silla de madera, sus opciones
eran pocas. «Bueno, considérame advertido esta vez. Me has
hecho ver la luz, eres el mejor hombre para ella. Olvidemos
que esto sucedió alguna vez. Me marcharé y la dejaré para
ti».
Con desprecio, el bastardo unió las abrazaderas de los
cables de puente a la batería del coche. «¿Te parezco
estúpido? La única persona que saldrá de aquí cuando esto
termine seré yo. Y luego consolaré a Fancy por el hecho de
que desapareciste y ya no tendré que hacerle toda esa mierda
a su tienda».
¿Qué? Brody tragó saliva y observó cómo Corey recogía las
abrazaderas del otro extremo de los cables. ¡Mierda, esto va a
doler! «¿Tú eras quien vandalizaba su tienda? ¿Por qué?».
«¡Se suponía que ella vendría a mí en busca de
protección, no a ti!». Dejó caer una de las abrazaderas en el
agua y bajó lentamente la otra justo por encima de la
superficie. «¡Tenías que meter la nariz y la polla donde no
debías!».
Brody se dio cuenta de que no iba a ser una muerte rápida.
El bastardo iba a darle descargas una y otra vez. Trató de
lanzarse él mismo y la silla a un lado y, con suerte, fuera de
la piscina, pero no tuvo la palanca para hacerlo de una vez
antes de que se hiciera la conexión eléctrica en el agua.
«Corey, hombre, no hagas …». Su cuerpo se detuvo
cuando la corriente fluyó a través de él. El dolor fue un
eufemismo. Era cien veces peor que la pistola eléctrica. El
aire a su alrededor crujió, y su cerebro no registró nada más
que la agonía que cada célula de su cuerpo estaba
experimentando.
Esto era todo. Había sobrevivido a innumerables
misiones, a acrobacias idiotas de la infancia y a algunos
deportes extremos, e iba a morder el polvo de la mano de
este idiota trastornado. Justo cuando Brody pensó que se iba
a desmayar, la abrazadera fue sacada del agua y su cuerpo se
hundió pesadamente. Lo que se había sentido como una hora
de ser electrocutado, en realidad había sido solo uno o dos
segundos. Tenía la garganta en carne viva y llegó a la
conclusión de que los gritos que había oído habían sido de su
propia boca, aunque involuntariamente.
Pensamientos sobre Fancy pasaron por su mente, pero no
pudo aferrarse a ninguno. Ella quedaría devastada si él
moría. Estuvo tan cerca de no sobrevivir la primera vez que
perdió al hombre que amaba. Lo siento, nena. Si pudiera hacer
retroceder el tiempo y salvarte de otra pena, lo haría. Nunca te
habría perseguido si hubiera sabido cómo iba a terminar esto. Te
amo, ‘Niña Fancy’.
Apenas se había recuperado cuando fue golpeado por otra
sacudida. Sus músculos se pusieron rígidos y sus
extremidades se sintieron como si fueran a partirse por la
mitad. Por encima de sus propios gritos, escuchó un
estruendo, gritos y luego disparos, pero la electricidad aún
recorría su cuerpo. Su corazón latía fuera de control. Una luz
blanca llenó su visión, luego, de repente, no hubo un dolor
punzante, ningún sonido, nada, solo oscuridad.
CAPÍTULO VEINTITRÉS
I AN ESPERABA CON M ARCO Y D EVON MIENTRAS C AL AGARRABA UN
megáfono y se preparaba para anunciar su presencia a
Maguire. ‘Boomer’ estaba en la camioneta de
comunicaciones tácticas del Equipo de Rescate de Rehenes
con uno de los técnicos, tratando de limpiar la estática
proveniente del dispositivo en el bolsillo de Brody. El equipo
Omega había llegado en la camioneta de Marco. Se sentían
tan indefensos como todos los demás y optaron por
mantenerse al margen. En caso de que fuera necesario, se
contaba con una unidad de paramédicos y una ambulancia
que se encontraban estacionadas en la calle.
Devon estaba a punto de decir algo cuando la mano de Cal
voló hacia el dispositivo de comunicación en su oído.
«¡Mierda! ¡Avancen!», ladró.
El federal arrojó el megáfono al césped y salió corriendo
hacia la propiedad objetivo. Ian, Dev y Marco lanzaron el
protocolo al viento y lo siguieron. ‘Boomer’ salió de la
camioneta para seguirlos justo cuando todos escucharon
gritos y disparos. Mientras se acercaban al cobertizo, cuya
puerta acababa de ser derribada, Cal se detuvo en seco y su
puño se disparó a la altura de su hombro, indicando en
silencio a todos los que estaban detrás de él que se quedaran
quietos. Segundos después escucharon “todo despejado” y
“llamar a los médicos”. Antes de que nadie tuviera la
oportunidad de acercarse a la puerta, dos hombres del equipo
táctico se apresuraron a salir llevando con ellos una persona
atada a una silla.
Haciendo a un lado su sorpresa, Ian sacó una navaja de su
bolsillo trasero y se lanzó hacia adelante para ayudar a los
demás a liberar a un inconsciente Brody. Su cabello estaba
peinado hacia arriba y tenía agujeros de quemaduras en la
parte inferior de las perneras de sus pantalones. Ian podía
oler el pelo y la carne chamuscados mientras cortaba la cinta
adhesiva que sujetaba los tobillos y piernas mojados de
Brody.
«Ha sido electrocutado», dijo uno de los hombres que
había sacado al gran friki.
Después de que los demás le quitaron las esposas y la
cinta adhesiva, Dev y Marco tomaron a Brody por las axilas y
las piernas, y alguien apartó la silla de su camino de una
patada para poder bajarlo al suelo.
Marco abrió las vías respiratorias de Brody y Dev buscó
pulso en su carótida. «¡Nada! Inicia la RCP».
Marco respiró hondo, inclinó la cabeza de su mejor amigo
hacia atrás, selló su boca y nariz y sopló tan fuerte como
pudo. Mientras tanto, Dev alineaba sus manos sobre el pecho
de su compañero de equipo y comenzaba las compresiones
tan pronto como Marco terminaba de ayudarlo a respirar.
Trabajaban en conjunto hasta que llegaron los paramédicos y
los técnicos de emergencias médicas para hacerse cargo. Uno
de los técnicos sacó una bolsa de respiración manual unida a
un tanque verde, colocó la máscara sobre la cara de Brody y
forzó el oxígeno a entrar en sus pulmones.
Dev continuaba haciendo las compresiones mientras el
otro médico le cortaba la camisa por encima de las manos.
Mientras Marco se apresuraba a apartarse del camino del
resto del personal médico que seguía llegando, el médico
colocó electrodos de desfibrilación y electrocardiogramas en
el pecho de Brody. ¡Está en fibrilación! ¡Necesita una
descarga!».
El zumbido de la carga del desfibrilador aumentó de
volumen hasta que apareció una luz verde en el dispositivo.
El médico colocó su dedo sobre el botón de descarga y gritó,
«¡Despejen!».
Todos quitaron las manos del cuerpo de Brody, y cuando
el médico presionó el botón, todo el torso del hombre
inconsciente se sacudió. Ian tuvo un pensamiento irónico.
Era extraño que para contrarrestar lo que la electricidad le
había hecho al corazón de Brody, básicamente tuvieran que
electrocutarlo de nuevo.
Devon comprobó el pulso y el técnico de emergencias
médicas empezó a apretar de nuevo la bolsa de respiración.
Después de revisar el monitor, el médico recargó el
dispositivo y una vez más gritó, «¡Despejen!».
Un movimiento a su derecha llamó la atención de Ian, y se
volvió cuando Cal salió del interior del cobertizo. El agente se
le acercó. «Maguire está muerto. Mis hombres oyeron gritar
a ‘Cabeza de Huevo’, así que les autoricé para derribar la
puerta. El bastardo lo tenía atado a esa silla en una puta
piscina para niños llena de agua. Usó cables de puente
conectados a la batería de un automóvil. El arma con que les
apuntó, obligándolos a disparar, era una de descarga
eléctrica. Desafortunadamente, cuando sacaron a Maguire,
ambos extremos de los cables estaban en el agua. ‘Cabeza de
Huevo’ ya estaba inconsciente cuando cortaron la corriente.
Lo siento, Ian».
Su mirada volvió a donde los médicos todavía estaban
trabajando en Brody y cargándolo para transportarlo al
hospital. Deseó que Maguire todavía estuviera vivo, para
poder matar al bastardo él mismo. Su voz era plana cuando
dijo, «No es tu culpa. Lo hiciste bien. Todo lo que podemos
hacer ahora es rezar».

F ANCY ESTABA ENTUMECIDA . Había estado sentada en la sala


de espera de la UCI durante las últimas horas junto con los
compañeros de equipo de Brody, sus seres queridos y la
familia extendida. Después de que subieron a Brody a la
ambulancia, Ian y Marco regresaron al complejo para dar la
noticia. Corey había sido asesinado a tiros por los equipos de
rescate, pero no antes de que electrocutara a su rehén. Ian no
había entrado en muchos detalles y Fancy aún no quería
saber todo lo que había sucedido. Todo lo que quería era que
los médicos salieran y le dijeran que no iba a perder a otro
hombre al que amaba.
Los médicos habían podido reactivar el corazón de Brody,
pero lo habían intubado para ayudarlo a respirar. No había
recuperado el conocimiento y los médicos le habían dicho al
aturdido grupo Trident que las siguientes cuarenta y ocho
horas serían críticas. Fancy había tenido la impresión de que
estaban sorprendidos de que hubiera llegado hasta este
punto.
Marco se acercó a donde ella y Harper estaban sentadas
juntas y les entregó tazas de café. Fancy le dio las gracias a
pesar de que no era capaz de soportar el fuerte brebaje.
Todavía no tenían idea de qué había generado todo esto. En
primer lugar, por qué Corey había secuestrado y torturado a
Brody. Y si Brody moría, era posible que nunca lo supieran.
A su alrededor, todo el mundo se puso de pie, y ella miró
hacia la puerta que conducía al pasillo cuando una pareja
mayor entraba con Mitch Sawyer. Tenían que ser Elise y
Gerard Evans, los padres de Brody. Ian se había puesto en
contacto con ellos de inmediato, informándoles sobre su hijo
y había organizado un jet privado para traerlos a Tampa
desde Texas. Luego Mitch había ido al pequeño aeropuerto
local para recogerlos cuando aterrizaron.
La pareja de aspecto angustiado se dio la mano e
intercambió abrazos con casi todos los presentes. Jenn
rompió a llorar de nuevo mientras abrazaba a la Sra. Evans y,
una vez más, Fancy rezó para que las dos familias de Brody
no lo perdieran por su culpa.
Después de que Jenn recuperó la compostura, la Sra.
Evans le hizo una pregunta, y la mujer más joven se volvió y
señaló a Fancy al otro lado de la habitación. No sabía qué
esperar, pero cuando la madre de Brody se acercó a ella con
los brazos abiertos, Fancy se vino abajo. Las lágrimas
corrieron por sus mejillas y comenzó a sollozar
incontrolablemente.
La mujer mayor la envolvió en un cálido abrazo, lo que
hizo que Fancy llorara aún más. «Lo siento mucho, señora
Evans. Todo es culpa mía».
Los brazos que la rodeaban se tensaron y una mano le
acarició la cabeza. «Tranquila. En primer lugar, mi hijo está
locamente enamorado de ti, así que creo que puedes
llamarme Elise. En segundo lugar, Ian me explicó todo lo que
pudo, y no veo por qué crees que esto es culpa tuya. No
sabías que ese hombre haría esto. Tampoco mi hijo. Ahora
sólo tenemos que orar para que el Señor nos permita
mantener a Brody aquí en la Tierra por muchos años más».
Fancy no sabía de dónde había sacado su fuerza la otra
mujer, pero atrayendo algo de ella a su propio cuerpo y
mente, pudo recomponerse. Elise la soltó, le sonrió
genuinamente y luego se volvió para saludar a Kristen, que
sostenía al pequeño ‘JD’ en sus brazos. Luego, Gerard Evans
se presentó a Fancy y también insistió en que lo llamara por
su nombre de pila. Eran una pareja muy amistosa y de
inmediato le agradaron.
Otro hombre, a quien ella no había notado entre la
multitud, dio un paso adelante y le tendió la mano. «Hola,
señora. Soy el hermano mayor de Brody, Brett. Es un placer
conocerte, pero desearía que fuera en mejores
circunstancias. Brody me contó todo sobre ti cuando hablé
con él el otro día. Está bastante enamorado».
Ella se ruborizó y le estrechó la mano. «Lamento que nos
conozcamos así. Eres el oficial de policía de Dallas, ¿verdad?
Habla de sus hermanos y hermanas a menudo, pero hay
tantos de ustedes que no estoy segura de si los estoy
confundiendo a todos».
«Sí, señora. Soy el oficial de policía». Su boca se
convirtió en una sonrisa. «Alégrate de que no hayamos
venido todos; necesitarías que nos pusiéramos etiquetas con
los nombres para cada uno». Le hizo un gesto para que
tomara asiento. «Será mejor que nos pongamos cómodos y
nos conozcamos. Tengo muchas historias sobre Brody de
cuando éramos niños que puedes usar para chantajearlo de
vez en cuando. ¿Te contó que su otro apodo es ‘Frodo’? Leyó
la trilogía de “El Hobbit y El Señor de los Anillos”, mucho antes
de que se convirtieran en películas».
Cuarenta y cinco minutos después, se permitió que dos
miembros de la familia entraran a la UCI a ver a Brody. Cada
tres horas les permitían verlo durante quince minutos, y por
mucho que Fancy quisiera verlo, se quedó callada cuando
Elise y Gerard dejaron a todos atrás para ir a ver a su hijo.
Además, no estaba segura de si se le permitía entrar en la
unidad, ya que no era familia inmediata.
Amigos, policías e incluso un reportero habían entrado y
salido de la sala de espera. Este último había sido escoltado
de regreso por ‘Tiny’, que era más de treinta centímetros
más alto que el hombre entrometido. El detective Webb le
había dicho a Fancy que se pondría en contacto con la policía
local en su ciudad natal de Ohio para que informaran a los
padres de Corey sobre el incidente y su muerte. Ella estaba
agradecida, ya que no tenía idea de qué decirles. Había
hablado antes con su madre y su tía y, como era de esperar,
la tía Denise la había apoyado más. No era que su madre no
lo hubiera intentado, pero la mujer nunca sabía qué decir en
momentos como estos y, por lo general, terminaba diciendo
algo incorrecto. Sin embargo, Fancy estaba acostumbrada e
hizo todo lo posible para que no le molestara.
‘Boomer’ se había dirigido antes a la unidad de cuidados
intensivos quirúrgicos y había verificado el estado de Russell
Adams. El veterano estaba estable y la cirugía había salido
bien. Ian hizo que Nathan rastreara a la familia del hombre,
para que pudieran ser notificados. Durante uno de sus pocos
momentos de conversación en su tienda, Fancy se había
enterado de que Russell era originario de Connecticut y
todavía tenía familia allí, pero no sabía nada más que eso.
Había escuchado a Devon e Ian discutir sobre que cubrirían
todas las facturas médicas del hombre, diciendo que era lo
menos que podían hacer, ya que sin él tal vez no hubieran
encontrado a Brody antes de que fuera demasiado tarde.
Cuando Elise y Gerard volvieron a entrar en la habitación,
Fancy se sorprendió al ver que aún quedaba tiempo para los
visitantes. El padre de Brody les hizo un gesto a ella y a Brett.
Vayan ustedes dos. Háganle saber que están aquí. Avisé que
eras su prometida Fancy, para que no tuvieras problemas y te
dejaran verlo».
Agradecida, le dio a Gerard un beso en la mejilla antes de
seguir a Brett a la unidad restringida. Aunque el médico les
había avisado sobre el ventilador y todos los tubos y cables
conectados a Brody, todavía resultaba un impacto verlo así al
entrar a la habitación. Brett la sostuvo por el codo mientras
se acercaban a la cama. Brody estaba tan pálido, y su gran
cuerpo en realidad parecía pequeño con todo el equipo
médico a su alrededor. Un sollozo amenazó con escapar de
ella, y se lo tragó mientras posaba su mano sobre la de él y la
apretaba. No recibió respuesta.
El monitor del electrocardiograma emitía un pitido con su
frecuencia cardíaca constante y el brazalete de presión
arterial alrededor de la parte superior del brazo comenzó a
inflarse. Brett puso su mano sobre la rodilla de su hermano
cubierta por una manta. «Oye, ‘Frodo’. Te metiste en un lío,
¿no? Bueno, estoy aquí con tu novia y es tan bonita como
dijiste. Será mejor que salgas de aquí porque conoces a
nuestras hermanas; una vez que descubran que estás
enamorado, querrán conocer a Fancy en la fiesta en Texas.
Mientras tanto, le estoy contando todas las historias que
probablemente no quieras que cuente, pero para eso están
los hermanos mayores». Apretó la rodilla de Brody. «Solo
tenemos unos minutos más antes de irnos, así que voy a salir
y darles a los dos un poco de tiempo a solas».
Fancy le dedicó a Brett una sonrisa acuosa. «Gracias».
Él asintió despidiéndose, claramente tratando de
mantener sus emociones bajo control por su bien. «Estaré
justo afuera cuando hayas terminado».
Una vez que estuvo sola, Fancy acercó la única silla de la
pequeña habitación a la cama y se sentó. Su mano nunca dejó
la de Brody. «Lo siento mucho, Brody. Todavía no sé qué
pasó, pero es obvio que tuvo algo que ver conmigo. Sólo …
simplemente no me dejes, por favor. No sé qué haría si te
perdiera a ti también. Te amo». Su voz se quebró en esas
últimas palabras, y tomó unas cuantas respiraciones para
calmarse.
Sonó una campana suave, señalando el final del tiempo de
visita. Cinco minutos habían pasado volando, y se sintió
como si fueran solo unos segundos. De pie, se inclinó y le
besó la frente. «Te amo, Señor. Por favor, vuelve a mí».
La única respuesta fue el pitido rítmico de las máquinas
en la habitación y el ventilador inflando y desinflando los
pulmones de Brody. Le dio un apretón más a su mano y
renuente, Fancy abandonó la habitación.
CAPÍTULO VEINTICUATRO
D URANTE LAS SIGUIENTES CUARENTA Y CINCO HORAS , F ANCY IBA DE
su casa al hospital y de regresó. En la sala de espera, conoció
mejor a los padres y al hermano de Brody. Le contaron todo
sobre el niño que había sido y el hombre en el que se había
convertido antes de que ella lo conociera. Sus compañeros de
equipo y amigos alternaban turnos de entrada y salida,
trayendo comida, café y cualquier otra cosa que se
necesitara, a pesar de que no se les permitió entrar en la
unidad de cuidados intensivos para verlo. Mantenían a Jake y
Nick informados por teléfono. Nick no podía venir debido a
una próxima misión con los SEAL, e Ian había convencido a
Jake de que se quedara en San Diego con el nuevo equipo de
la costa oeste hasta que supieran más sobre la condición de
Brody. De vuelta en la oficina, Colleen había reservado
habitaciones de hotel a poca distancia del hospital para Elise,
Gerard y Brett. El resto del clan Evans permaneció junto a sus
teléfonos en Texas y se hicieron cargo del rancho de sus
padres. No había nada que pudieran hacer aquí más que
sentarse en la sala de espera como todos los demás, así que
decidieron quedarse en casa donde pudieran ser útiles. Si
Fancy no hubiera sabido que Brody era un buen hombre,
protector, valiente, leal y honorable, lo habría sabido sólo
por su amorosa y extensa familia.
Después de que el detective Webb le dijo a Fancy que los
padres de Corey habían sido notificados, ella trató de
llamarlos, pero su ex suegro le dijo que nunca los volviera a
llamar y le colgó. Aparentemente, ahora la culpaban por la
muerte de sus dos hijos, a pesar de saber tan poco como el
resto de ellos. Por lo que su tía Denise se había enterado, los
Maguire estaban haciendo arreglos para que el cuerpo de
Corey fuera trasladado en avión de regreso a Ohio y
enterrado junto a Patrick en la parcela que originalmente
había sido comprada para Fancy. Si esto hubiera sucedido
hace seis meses, se habría sentido herida, pero ahora…
finalmente había sido capaz de dejar ir a su esposo, y si eso
traía consuelo a sus afligidos padres, entonces estaba bien
para ella.
En su panadería, su personal se había hecho cargo, le
daba gracias a Dios por ello. Jamie había sugerido contratar a
su prima para que ayudara a Fancy a quedarse en el hospital.
Fancy había visto a la otra chica varias veces y le había dado
permiso para trabajar en la tienda. Si encajaba bien, Fancy
consideraría mantenerla a tiempo completo, dándose más
tiempo libre para pasar con Brody. Si él…, no…, cuando se
despertara, necesitaría que ella lo ayudara a cuidarlo
mientras se recuperaba.
Dieron las tres y, por primera vez, Fancy se dirigía a la
UCI para visitarlo a solas. Elise y Gerard habían regresado al
hotel para descansar un poco y volverían más tarde, y Brett
estaba en una llamada telefónica con su departamento de
policía en casa sobre un caso en el que había estado
trabajando. Harper, Marco, Angie y Shelby permanecerían en
la sala de espera, mientras Fancy entraba para su visita de
quince minutos.
Varios familiares de otros pacientes se pusieron de pie y
entraron a la unidad detrás de ella. Al entrar en el cubículo de
Brody, Fancy corrió la cortina para tener un poco de
privacidad. Durante los últimos dos días su apariencia no
había cambiado mucho. Habían estado limpiando y tratando
las marcas de quemaduras en la parte inferior de sus piernas
y pies. Por lo que había dicho el médico, solo tendría
cicatrices leves por las quemaduras de segundo grado, pero
podría perder el dedo meñique de un pie donde se había
formado una quemadura de tercer grado.
Los monitores seguían emitiendo pitidos, pero la buena
noticia de esa mañana era que cuando apagaron brevemente
el ventilador, el personal de respiración descubrió que Brody
respiraba por sí solo. Con el permiso del médico le quitaron
la intubación. Ahora, tenía una cánula nasal que enviaba
oxígeno a través de su nariz. Esta mañana el médico había
estado sorprendido y satisfecho con su electrocardiograma y
sus signos vitales estables. El único problema era que Brody
aún no se había despertado.
Cuando Fancy se acercó a la silla solitaria, el brazalete de
presión arterial en su brazo se infló de nuevo. Sobre la mesita
de noche había un paquete plateado con aplicadores
húmedos. Olían a limón, y ella sacó uno y se lo pasó por los
labios para mantenerlos hidratados, como le habían indicado
las enfermeras. Tomó su mejilla y miró fijamente su rostro
pálido, pero aún hermoso. La barba incipiente le hacía
cosquillas en la palma. «Ho…. hola. Soy yo. Estoy aquí,
Señor. Esperando que te despiertes y me muestres tus
hermosos ojos marrones».
Las únicas veces que lo llamaba Señor era cuando estaba
sola en la habitación con él. No sabía si su familia estaba
enterada sobre su estilo de vida, y no era su lugar para
notificarles. Algunas personas no lo entendían, y el propio
Brody le había dicho que sus primeras impresiones de la
comunidad BDSM habían sido de abuso. Estaba lo más lejos
posible de la verdad. Ella lo amaba, por lo que le hacía y por
cómo la cuidaba. Pero este era un momento en el que ella
tenía que cuidar de él.
«Kristen estuvo aquí antes con ‘JD’. Me encanta
abrazarlo. Me encantaría tener tus bebés algún día y sí,
todavía puedo tenerlos por lo que sé. Antes de conocerte,
nunca pensé que volvería a quedar embarazada. No pensé
que podría pasar por otro aborto espontáneo y sobrevivir.
Pero tú … me haces querer intentarlo, Señor. Me encantaría
tener un niño con tus hoyuelos o una niña con tus ojos… tal
vez algunas de mis pecas en su nariz porque sé lo mucho que
te gustan».
Tragó saliva y continuó. «Mara está tratando de dar sus
primeros pasos, pero Marco espera que ella espere unos días
más, para que su tío Brody pueda atestiguarlo. Tu familia,
todos ellos, te aman. Vuelve con nosotros, por favor… Te amo
mucho y te necesito. Por favor, Señor».
Seguía sin recibir ninguna respuesta de él y se preguntó si
alguna vez lo haría. ¿Y si nunca se despertaba? Fancy no pudo
detener las lágrimas y los sollozos que se derramaron.
Agarró unos pañuelos de papel de la mesa y se sonó la nariz.
Después de secarse los ojos, tomó su mano, le acarició el
cabello y le contó todas las cosas positivas que sucedían a su
alrededor. Ella balbuceó sobre cualquier cosa que pudiera
pensar que pudiera llegar a él, pero al final de sus quince
minutos, una vez más le besó la frente y se fue sin ninguna
reacción de parte de él.

A L ENTRAR en la habitación privada, Fancy puso una gran


sonrisa cuando vio al paciente sentado en la cama. «Buenos
días, Russell. Me alegro mucho de que estés despierto.
‘Boomer’ me envió un mensaje de texto anoche para decir
que te habían sacado de la UCI. ¿Cómo te sientes?».
Adams bajó el volumen del televisor a través del control
remoto de la cama y se movió con cautela en la cama. Su voz
era débil y su piel estaba pálida, pero le devolvió la sonrisa.
«Hola, señorita Fancy. Estoy bien, dolorido, pero bien.
Después de darme unos litros de sangre y volver a coserme,
los médicos creen que estaré bien. Una vez que me dejaron
despertar ayer por la mañana, me sacaron el tubo de
respiración. ¿Cómo se encuentra el Suboficial?».
Colocando en su mesita de noche una de las bolsas que
había agarrado de la panadería esta mañana, se sentó en la
silla junto a él. Se tragó el nudo en la garganta. «Todavía no
se ha despertado, pero los médicos le harán algunas pruebas
más tarde para ver si responde».
Sus ojos se llenaron de pesar. «Siento mucho no haber
podido salvarlo…».
Ella agarró su mano, cortando el resto de lo que fuera que
estaba a punto de decir. «No tienes que lamentar nada,
Russell. Si no fuera por ti, habría sido demasiado tarde y él
nunca habría tenido una oportunidad. Todavía está vivo y
luchando, así que tenemos que pensar positivamente».
Básicamente era lo mismo que le había dicho la madre de
Brody. Esto no era culpa de nadie excepto de Corey, y lo había
pagado con su vida.
Cuando Russell asintió con la cabeza en respuesta, ella
dijo, «Te traje algunas golosinas, ya que sé lo mala que
puede ser la comida del hospital. También les di una caja de
galletas a las enfermeras, tanto aquí como en la UCIS».
«Gracias. Todos son muy amables conmigo. Sólo espero
no tener recuerdos recurrentes mientras estoy aquí y
lastimar a alguien».
Fancy señaló hacia la puerta. «‘Boomer’ se aseguró de
que las enfermeras supieran de tu trastorno de estrés
postraumático, por lo que colocaron un letrero en la pared
junto a tu puerta que dice que no se haga ruido y que se
anuncien al entrar».
Un golpe en la puerta abierta hizo que ambos levantaran
la vista e Ian entró. «Buenos días, Fancy. Adams, ¿cómo te
sientes?».
«Bien, señor».
El amigo y jefe de Brody obviamente había visitado al
veterano de la Marina antes de esta mañana. Se detuvo junto
a la cama del hospital e inhaló profundamente. «Maldita
sea, ¿lo que huelo son esos rollos de nuez?».
«Sí, señor, creo que lo son», respondió Russell mientras
sonreía. «Fancy me los trajo».
Riendo, sacó una bolsa de papel más pequeña de una de
plástico más grande y se la entregó a Ian. «No pensaste que
olvidaría que te encantan también, ¿verdad?».
Él le quitó la bolsa. «Gracias, eres una muñeca. Sin
embargo, después de este, tendré que empezar a negarme de
vez en cuando si quiero ponerme el uniforme blanco para la
boda». Lo dudaba, porque el hombre estaba en óptimas
condiciones físicas, al igual que el resto de su equipo.
Volviéndose hacia el hombre herido, le preguntó, «¿Cuáles
son tus planes cuando salgas de aquí?».
Adams se encogió de hombros. «Realmente no había
pensado en eso, señor. ¿Por qué?».
«Tengo una propuesta para ti». Por encima del hombro,
Ian dijo en voz alta, «Tori, adelante».
Una mujer de cabello castaño, que Fancy nunca había
visto antes, rodeó la jamba de la puerta y entró en la
habitación. Tenía casi la edad de Fancy y medía un metro
setenta y cinco. Con una correa a su lado, había un hermoso
Rottweiler. El enorme perro llevaba un chaleco amarillo con
las palabras “Perro de servicio en entrenamiento”. Cuando la
mujer se detuvo a unos metros de la cama, su compañero
canino se sentó inmediatamente a su lado, su cola rechoncha
y su trasero se movían de felicidad.
Ian señaló al hombre que yacía en la cama. «Russell
Adams, ella es Tori Freyja. Tori, este es Russell y ella es
Fancy Maguire, la novia de Brody. Tori es amiga de una
amiga, y además de dirigir un centro de rescate para
bullmasti s, entrena a otros rescatados para que sean perros
de servicio y asistencia para veteranos, específicamente
aquellos que tienen TEPT», le explicó a Russell. «Si estás
dispuesto, cuando salgas de aquí ella tiene un rancho al norte
de Tampa. Puedes quedarte allí mientras entrenas a tu
propio perro. Ella te enseñará cómo hacerlo y te llevará unos
meses. Después de eso, nos sentaremos y discutiremos cómo
ponerte a trabajar y conseguir un lugar permanente para
quedarte. Todos los gastos del perro están cubiertos y algo
más. “Tori’s Healing Heroes” es una organización sin fines de
lucro, por lo que todo lo que tienes que hacer es aprender a
entrenar a tu perro para que te ayude cuando lo necesites.
Ah, y se espera que ayudes en el rancho, que también tiene
algunos caballos para terapias. El personal tiene experiencia
con los veteranos con trastorno de estrés postraumático, así
que no te preocupes por tener incidentes allí. Una vez más,
todo esto depende de ti. Puedes rechazarlo si lo deseas».
Los ojos de Fancy se llenaron de lágrimas al ver la
expresión de Russell pasar de la confusión a la conmoción y
luego al asombro de que alguien hiciera esto por él. Su
mirada iba y venía entre Ian, Fancy y Tori varias veces con
incredulidad antes de posarse en el perro con su cara tonta y
su lengua colgando. «Ese … ¿sería mi perro?».
Tori sonrió y dio dos pasos hacia adelante, y dando unas
palmaditas en el borde de la cama dijo la palabra “sentado”.
El perro se incorporó sobre las patas traseras, apoyó las
patas delanteras en el colchón y Fancy juró que estaba
sonriendo. Tori acarició su gran cabeza. «Este es Jagger, y
tiene unos dieciocho meses por lo que podemos decir. Lo
sacamos de un refugio abarrotado donde estaba programado
para ser sacrificado. Ya ha comenzado su formación básica y
estará listo para empezar a trabajar con usted cuando le den
el alta del hospital. Extienda su mano con la palma hacia
abajo y deje que lo huela. Él le hará saber cuándo está bien
acariciarlo».
Russell hizo lo que le dijo y Jagger olisqueó su mano con
entusiasmo. Luego empujó su hocico en la palma, exigiendo
que lo acariciara, y su nuevo dueño obedeció. «Hola,
Jagger», dijo mientras rascaba las orejas del perro. Todos se
rieron cuando el perro gimió de alegría. «Él es increíble.
Tuve un rottie cuando era pequeño».
«Entonces parece que estaba destinado a ser», le dijo
Fancy mientras se levantaba, su voz llena de emoción por lo
mucho que la familia extendida de Brody se ocupaba de la
suya. Y estaba claro que Russell Adams ahora era parte de esa
familia.
«Las visitas comienzan en diez minutos en la UCI, así que
voy para allá. Pasaré a verte antes de irme a casa más tarde,
Russell».
«Gracias, Fancy. Diré algunas oraciones más por el
suboficial. Cuando se despierte, pide a alguien que me lo
haga saber. Y gracias, teniente Sawyer, por todo.
Sinceramente, no sé qué más decir».
Ian le tendió la mano al otro hombre para que la
estrechara. «Es Ian. Y no tienes que decir nada más. Es lo
mínimo que puedo hacer por tu servicio y por ayudarnos a
encontrar a Brody».

D ESPUÉS DE QUE Gerard y Elise salieron de su breve visita


con su hijo, Fancy y Brett entraron. De camino al cubículo de
Brody, Fancy se detuvo en la estación de enfermeras en el
medio de la unidad y le entregó una gran caja de la panadería
a Sheila, la enfermera jefa. «Esto es para todos ustedes por
cuidar tan bien de Brody. Gracias por todo lo que hacen».
La mujer sonrió. «Gracias por pensar en nosotros. Sea lo
que sea, huele delicioso». Sonó una alarma y miró el
monitor que tenía delante. Dejó la caja sobre el escritorio y se
abrió camino hacia el cubículo de Brody, visiblemente sin
preocuparse por nada. «Uno de sus electrocardiogramas se
había desprendido. Sucede después de unos días. Rotamos
donde están colocados para que no irrite demasiado la piel».
«¿Cómo está hoy?», preguntó Brett.
Sheila revisó los cables y los parches en el pecho de su
paciente y encontró el suelto. La alarma se apagó cuando
ajustó el parche. «Sus signos vitales están todos estables, y
anoche se movía un poco mientras dormía, según las
enfermeras. Esa es una buena señal».
Fancy esperaba que así fuera. Daría cualquier cosa por que
Brody abriera los ojos y hablara con ella. Dio un paso
adelante, tomó su mano y la apretó. «Hola. Soy yo. Brett
también está aquí».
Para su sorpresa, su mano apretó la de ella en respuesta.
Ella jadeó, sin saber si se lo imaginaba. «¿B… Brody? Aprieta
mi mano de nuevo».
Los ojos de Sheila y Brett se agrandaron al darse cuenta de
lo que había dicho. Todos miraron fijamente donde estaban
unidas las dos manos. Lento, pero con firmeza, los dedos de
Brody se cerraron alrededor de los de ella de nuevo. Su boca
se había abierto segundos antes que sus ojos, y su lengua
trató de humedecer sus labios secos. Su mirada llena de
sueño se encontró con la de Fancy y, con una voz suave y
ronca, dijo, «Hueles a bollos de nuez, preciosa».
Estalló en lágrimas de alegría, se inclinó con cuidado para
besarlo. Ninguno de los dos se dio cuenta cuando Brett y
Sheila salieron de la habitación para decirles a los demás que
Brody estaba despierto y que iba a estar bien.
CAPÍTULO VEINTICINCO
«T E VES HERMOSA , A NGIE », LE DIJO B RODY A LA NOVIA CUANDO
su dama de honor, Kristen, le dio un último segundo de
ajuste al velo. Estaba vestido de blanco, tratando de ignorar
el dolor fantasma del dedo pequeño amputado de su pie
derecho. Si eso era todo lo que había perdido después de ser
electrocutado hasta la muerte antes de ser devuelto a la vida,
lo aceptaría. La alternativa hubiera sido mucho peor.
Después de ser dado de alta de su estadía de diez días en
el hospital, lo primero que hizo fue que Fancy lo llevara al
rancho “Healing Heroes”. Quería agradecer a Russell por su
participación en el rescate y ver cómo le estaba yendo. El
hombre se había recuperado de su herida de arma blanca y
había encontrado un espacio para sí mismo en el rancho, con
otros dos veteranos alojados allí. Brody no podía superar lo
distinto que se veía el hombre. Los ojos de Russell estaban
llenos de esperanza y felicidad con Jagger a su lado, y Brody
estaba contento de que el hombre ahora tuviera un futuro
positivo.
Cuando Kristen salía de la habitación en la parte trasera
de la iglesia para unirse a las otras damas de honor, Brody se
rascó el pecho. El monitor cardíaco portátil se había
desconectado ayer, pero el lugar donde habían estado los
parches todavía lo irritaba como loco. Los médicos le habían
obligado a usar el dispositivo durante algunas semanas para
asegurarse de que no hubiera problemas duraderos por el
trauma que había recibido su corazón. Si bien todo parecía
estar bien, se le prohibió cualquier actividad extenuante
hasta que se sometiera a una prueba de esfuerzo la próxima
semana. Afortunadamente, los médicos no habían incluido el
sexo en la lista de prohibidos mientras no hubiera acrobacias
de por medio.
La peor parte de la terrible experiencia había sido sentarse
con Fancy, después de ser entrevistado por la policía, y
contarle los detalles de por qué Corey lo había secuestrado e
intentado matarlo. Como Dom y su amante, instintivamente
había querido pasar por alto las cosas y no revelar que Corey
había sido responsable de la muerte de Patrick y estaba
detrás del vandalismo en su tienda. Pero ella merecía
saberlo, y él no podía arriesgarse a que lo descubriera cuando
alguien de la prensa averiguara la verdad. Por lo que le había
dicho el detective Webb, los Maguire se negaban a creer que
su hijo menor había matado a su hermano mayor. El dolor le
hacía eso a la gente, y Brody no estaba seguro de que sería
diferente si estuviera en su lugar. Cuando la policía ejecutó
una orden de registro en el apartamento de Corey,
encontraron pruebas de la obsesión de mucho tiempo que el
hombre tenía con su cuñada. La había estado acechando
durante años sin que ella lo supiera. Su relación con Nora
aparentemente había sido una artimaña, y Brody sintió
lástima por la mujer por haber sido utilizada de esa manera.
No podía imaginar la conmoción y el horror por el que había
pasado cuando Webb la entrevistó después del rescate de
Brody. Al menos, el novio que había pensado que tenía nunca
volvería a lastimar a nadie.
Los padres de Brody habían regresado a Texas con Brett,
con la promesa de que tanto Fancy como Brody estarían en la
fiesta en dos semanas. Cuando su madre y él pasaron un
tiempo a solas en el hospital, ella le preguntó cuándo pondría
un anillo en el dedo de Fancy. Él se rió, sabiendo que esa era
su forma no tan sutil de decirle que aprobaba a su futura
nuera. Después de que Fancy finalmente regresara al trabajo
todos los días, él había salido corriendo para comprar su
anillo de compromiso junto con un collar permanente. Ante
la insistencia de Angie, Kat y Kristen, la ceremonia del collar
había tenido lugar hacía tres noches en “La Alianza”, en
lugar de esperar hasta después de la boda de hoy. El anillo lo
retuvo un poco más hasta que estuviera seguro de que ella
estaba lista para el siguiente paso.
Mientras Brody escoltaba a Angie al vestíbulo en la parte
trasera de la iglesia, donde comenzarían su largo paseo por
el pasillo, una llegada tardía, vistiendo un traje gris hecho a
medida, entró corriendo por la puerta. El hombre patinó
hasta detenerse cuando los vio. Con una amplia sonrisa, el
espía del gobierno de los Estados Unidos, T. Carter, se acercó
a la novia y llevó su mano cuidada a sus labios para darle un
beso. «No quiero que me griten por estropear tu maquillaje,
nena. Te ves impresionante. Estoy casi tentado de llevarte
lejos para que te quedes conmigo, pero sé que no puedo mear
en las hojuelas de maíz del jefe».
Angie le sonrió. «Estoy tan contenta de que lo hayas
logrado».
«No me perdería esto por nada del mundo. El grandulón
de ‘Nunca le voy a dar mi corazón a una mujer’ está cayendo
de una manera grandiosa y espectacular». Le dio un leve
puñetazo a Brody en el hombro derecho. El espía había hecho
una visita encubierta a las 3:00 a.m. para verlo en el hospital
antes de regresar para completar una tarea en la que había
estado. «Me alegro de verte de pie y caminar con los nueve
dedos restantes». Cuando Brody abrió la boca para llamarlo
con su “pendejo” habitual al que la respuesta sería un
“cabrón”, Carter lo interrumpió. «Ah, ah, ah, … no en la
iglesia, amigo mío. Nos vemos después del espectáculo».
Se apresuró a tomar asiento mientras las damas de honor
caminaban por el pasillo al ritmo de la música. Cuando Angie
y Brody estuvieron en posición, ella le apretó el brazo.
«Sabes que te habría matado si no me hubieras acompañado
por el pasillo. Lo juro, estaba empezando a pensar que estaba
maldita».
Al escuchar el nerviosismo en su tono, sonrió al ver a
Fancy sentada junto al primo de Kristen, Will, en uno de los
bancos cerca del frente de la iglesia. «No hubieras tenido
que matarme porque esa es la única forma en que me hubiera
perdido este honor. Considera tu maldición rota, Angie.
Ahora, avancemos por ese pasillo antes de que Ian se
desmaye o se le reviente un vaso sanguíneo».

D OS SEMANAS DESPUÉS , Fancy se sentaba en el asiento del


pasajero de la camioneta que Brody había alquilado en el
aeropuerto. Al salir de la carretera principal, había un letrero
rústico en el techo que anunciaba su llegada a “Paradise
Pastures”, el rancho de caballos que poseía su familia. La
extensión de ochenta hectáreas era el hogar de una
operación de cría de caballos de cuarto de milla de tamaño
decente.
Fancy juntó las manos mientras las mariposas de su
estómago despegaban. Mientras esperaba ver de nuevo a
Elise, Gerard y Brett, estaba nerviosa por conocer al resto de
la familia. Su ansiedad aumentó al ver la larga fila de
camionetas y automóviles estacionados a lo largo del camino
de tierra de más de un kilómetro de largo. Tenía que haber
cerca de más de cincuenta estacionados en un lote
considerable al que se abría el camino de entrada, frente a la
hermosa casa azul y blanca de dos pisos.
Ella saltó cuando Brody se acercó, tomó su mano entre las
suyas y la apretó. «Tranquila, cariño. Mis hermanas no te
atacarán como una manada de lobos, al menos no hasta que
dejen que te acostumbres a ellas primero».
«Oh, Dios. Me alegro de haber ya conocido a tus padres».
Estacionó junto a una camioneta blanca grande con el
logo en el costado de “Paradise Pastures” y apagó el motor. Se
inclinó sobre la consola, su mano fue a su nuca y la atrajo
hacia sí para darle un beso, uno que sintió hasta los dedos de
los pies. Podría quedarse en la camioneta todo el día si la
besaba así. Pero terminó demasiado pronto. La miró
directamente a los ojos. «Nena, toda mi familia te amará
tanto como mis padres lo hacen ya. Y estaré a tu lado
siempre que me necesites, al igual que tú estuviste ahí para
mí. Te amo».
Le dio otro beso en los labios y ella respondió, «Yo
también te amo. Está bien. Terminemos con esto para que mi
estómago se calme».
Él se rió mientras salía de la camioneta y caminaba para
abrirle la puerta. Ella tomó la mano que le ofrecía y dejó que
la ayudara a bajar del asiento alto. Dejaron su equipaje en la
caja de la camioneta y Fancy y Brody agarraron varias cajas
que ella había empacado en la panadería antes de salir. Se
había programado que Cain Foster y Val Mancini volaran a
México en el jet de Trident para una misión de investigación
de cuatro días, por lo que Ian había aprobado que el piloto
dejara a Fancy y Brody en Texas yendo de camino. Ella estaba
agradecida, ya que había podido traer muchos pasteles para
la gran celebración, que de otro modo no hubieran podido
tomar en un vuelo regular sin pagar más por varias cajas. El
día anterior, ella y Sal habían estado ocupados preparando
todo tipo de pasteles, tartas, galletas y cupcakes para todos.
Fancy podía escuchar la música y los invitados a la fiesta
en el patio detrás de la casa, pero Brody dijo que era más fácil
llevar los productos horneados por la puerta principal y
dejarlos en el comedor para más tarde. Mientras subían los
tres escalones hasta el porche envolvente, la puerta principal
se abrió y Elise y Brett los estaban esperando. Junto a ellos
estaba una mujer que tenía que ser la hermana de Brody
porque tenía los mismos ojos, nariz y color de cabello.
Brett le tendió ambas manos a Fancy. «Hola. Déjame
ayudarte con todos estos».
«Sólo asegúrate de que no desaparezcan», bromeó su
hermana. «Guarda algunas de las golosinas de Fancy para el
resto de nosotros, ya que todo lo que hiciste antes fue delirar
por ello cuando regresaste a casa».
Cuando las manos de Fancy estuvieron libres, Elise la
llevó al vestíbulo y la abrazó cálidamente. «Estoy tan
contenta de que estés aquí». La soltó y señaló a la mujer que
estaba junto a ellos. «Esta es mi hija mayor, Doreen».
«Hola, Doreen. Encantada de conocerte». Fancy le tendió
la mano, pero la mujer la abrazó.
«Estoy tan contenta de finalmente conocerte. Vamos
atrás para que conozcas a la gente». Sin embargo, antes de
abrir el camino a través de la casa, Doreen quitó la parte
trasera de una pegatina que sostenía y la puso en la camisa
de Fancy. Fue entonces cuando Fancy notó que todos la
llevaban puesta sobre el pecho. Esta decía “Hola, mi nombre
es…”. Mientras que el de Fancy era verde, como el que le
dieron a Brody y los que llevaban Brett y Denise, el de Elise
era amarillo.
Brody se inclinó y le susurró al oído, «Te dije que
necesitábamos etiquetas con los nombres. Te explicaré los
colores en un minuto».
El grupo caminó por el pasillo y atravesó una enorme
cocina antes de salir por la puerta trasera. Cerca de un
centenar de cabezas se volvieron hacia ellos y Fancy abrió los
ojos como platos. «Ay Dios mío. ¿Son todos parte de tu
familia?», ella le murmuró.
«No te preocupes. Hemos hecho esto muchas veces antes
y tenemos un sistema». Tomó su mano y la condujo al
escalón superior y saludó a la banda que estaba tocando. El
violinista lo vio y, con un tajo de su arco, detuvo la música.
Brody se aclaró la garganta. «Está bien, ya todos conocen el
ejercicio. Esta es mi increíble mujer, Fancy Maguire. Fancy,
esta es la familia y amigos de los Evans. Aquellos de ustedes
que lleven etiquetas amarillas, levanten la mano». Cuando
Elise, Gerard y varios otros lo hicieron, continuó. «Fancy,
estos son mis abuelos, padres, sus hermanos y cónyuges.
Encontrarás los nombres de su cónyuge debajo de su nombre
en las etiquetas. Lo siguiente son las etiquetas verdes. Estos
son mis hermanos y hermanas con sus cónyuges u otras
personas importantes. Las etiquetas rojas son los hijos de
dichos hermanos y hermanas. A quién pertenecen está en su
etiqueta. Las etiquetas azules son primos, cónyuges e hijos.
Las etiquetas púrpuras son amigos de la familia, aunque no
están relacionados por sangre, lo están de corazón».
Una vez que superó su conmoción inicial, Brody le
presentó formalmente a sus abuelas, a su abuelo paterno (el
padre de su madre había fallecido hacía unos años) y a sus
hermanos. Todos los demás los fue conociendo lentamente a
lo largo del día. La comida estaba deliciosa, los juegos de
jardín divertidos y la música animada mientras Brody le
enseñaba cómo bailar el “two-step”. Incluso cuando sus
hermanas y cuñadas la apartaron para ponerla al tanto sobre
todo lo relacionado con Brody, él nunca estuvo lejos de ella.
Si no estaba lo suficientemente cerca para tocarla, le guiñaba
un ojo y le sonreía desde una distancia corta. Pero cuando
estaba de pie junto a ella o detrás de ella, siempre encontraba
formas de hacer contacto con ella. Sus momentos favoritos
eran cuando su mano iba a la nuca de su cuello y rozaba su
piel sensible antes de darle un sutil tirón al collar.
Ahora tenía dos collares para usar. Le había permitido
quedarse con el primero que le había dado durante días como
este, cuando estaba vestida de manera informal porque le
encantaba y era el primero que había elegido para ella. Sin
embargo, el que le había regalado durante la ceremonia de
colocación del collar era precioso. Era de oro blanco con
diamantes y rubíes espaciados a lo largo de su longitud;
había dicho que los rubíes le recordaban su pelo rojo
ardiente. Lo usaba cuando se vestía formal o si iban al club.
Pero lo que más le gustaba a Brody de ella era cuando no
vestía nada más y estaba de rodillas esperándolo junto a la
cama.
Básicamente, se había mudado con él después de su salida
del hospital para ayudarlo a recuperarse por completo, y
ninguno de los dos quería que volviera a su antiguo
condominio. Fancy sabía todo sobre el anillo de compromiso
que había escondido en el cajón de su tocador. Ella lo escuchó
por teléfono pidiendo permiso a su tía Denise.
Aparentemente, él ya había hablado con su madre y su padre,
pero sabiendo lo cerca que estaba de su tía, también le había
preguntado. Si bien Fancy había estado tentada de echar un
vistazo al anillo, luchó contra el impulso. Quería
sorprenderse cuando se lo diera. Le había mencionado a la tía
Denise que estaba esperando hasta que Fancy pareciera estar
lista. Era un gran paso para ella poner finalmente a Patrick a
descansar, y Brody estaba dispuesto a esperar. Eso, por
supuesto, la hizo amarlo aún más. No estaba apartando a su
difunto esposo de su vida, solo aceptaba que Patrick había
sido el dueño de su corazón primero. Su amor por Brody era
diferente de lo que había sido su amor por Patrick; no podía
expresarlo exactamente con palabras y no podía decir que
amaba a uno más que al otro. Pero si no hubiera sido por su
matrimonio y su amor por Patrick, es posible que no se
hubiera convertido en la mujer que ahora estaba locamente
enamorada de Brody. No podía jugar el juego de “qué hubiera
pasado si”. Simplemente sabía que él era el hombre con el
que quería pasar el resto de su vida.
Era bastante tarde cuando el último de los invitados a la
fiesta se había marchado. Todos habían contribuido para
limpiar, así que todo lo que quedaba por hacer mañana era
desmontar las carpas, las mesas y las sillas. Mientras Fancy
ayudaba a Elise a guardar las últimas sobras, Brody y su
padre entraron en la cocina. El mayor de los Evans agarró a
su esposa por la cintura y la abrazó con fuerza por detrás.
«Como siempre, mi amor, fue una fiesta maravillosa».
Fancy sonrió a Brody. Estaba claro que sus padres habían
experimentado una larga y apasionada historia de amor, y
todavía estaban locamente enamorados después de todos
estos años.
Brody la tomó de la mano y la llevó al porche trasero,
diciéndoles a sus padres por encima del hombro, «Vamos a
dar un paseo a la luz de la luna. Los veremos por la
mañana».
Una ronda de deseos de buenas noches llenó el aire
cuando Brody la arropó a su lado. Ella envolvió su brazo
alrededor de su cintura. «¿A dónde vamos?».
«A un lugar donde pueda hacer que te corras y no
preocuparte de que mis padres nos escuchen».
Ella miró boquiabierta su sonrisa juvenil y bromeó, «Oh,
¿en serio? ¿Es este el lugar al que llevaste a tu novia de la
secundaria cuando te dejó hacer esas tres posiciones
sexuales con ella?».
«Oh, te acuerdas de eso, ¿eh? Bueno, no hay nada de qué
preocuparse. Eso fue en el viejo Cadillac de mi padre, que fue
al depósito de chatarra después de que mi hermano Brian
hizo estallar el motor durante su último año en la escuela
secundaria. Nunca he traído a ninguna mujer aquí, aunque
no puedo decir lo mismo de mis hermanos».
Se dirigían hacia uno de los muchos graneros de la
propiedad, pero este era un edificio rojo, antiguo y
tradicional que ella siempre pensó que se parecía a todos los
graneros. Era más pequeño que las otras estructuras de la
granja, sin embargo, todavía tenía una gran superficie
cuadrada. Fancy pudo oler el heno fresco tan pronto como
entraron. Brody accionó un interruptor y se encendió una luz
tenue, lo suficiente para que pudieran ver. «Aquí es donde
traemos a las yeguas cuando están a punto de parir, para que
podamos vigilarlas. El resto del año, es principalmente para
el heno, almacenamiento y colocar los arreos». Tomó una
manta de una pila de ellos de un estante, se detuvo junto a
una escalera de madera que conducía al desván. «Sube.
Estaré justo detrás de ti, mirando tu hermoso trasero,
esforzándome por no morderlo».
Fancy negó con la cabeza y se agarró a la escalera para
iniciar su ascenso. «Eres incorregible».
«Sí. Eso ha dicho mi madre muchas veces a lo largo de los
años».
Cuando llegó al desván, Fancy subió el último peldaño de
la escalera y, efectivamente, Brody estaba justo detrás de
ella. Había bastantes fardos de heno, y se apresuró a hacer
una cama con la manta detrás de varios de ellos. Si alguien
entraba en el granero por alguna estúpida razón tan tarde en
la noche, la pareja estaría completamente escondida.
Brody la atrajo hacia sí y apretó los labios contra los de
ella. Su cuerpo estaba pegado al de él, demostrándole cuánto
la deseaba en ese momento. Sin terminar el beso, la bajó a la
cama improvisada y cubrió su cuerpo con el suyo. Pasaron de
cero a ochenta en segundos. Sus manos buscaron a tientas
los botones de su camisa de vaquero, luego se encargaron de
la hebilla de su cinturón, y el broche y la cremallera de sus
jeans, mientras él rápidamente se deshacía de su ropa. No
pasó mucho tiempo antes de que ambos estuvieran
desnudos.
Cuando Brody alcanzó sus jeans arrojados para encontrar
un condón, ella lo detuvo. «No lo necesitamos».
Aturdido, la miró fijamente. «¿Estás segura, dulzura?
Debes saber a estas alturas que planeo poner un anillo en ese
dedo tuyo y tener tantos bebés como podamos, pero no
quiero apresurarte».
No estaba segura de si alguna vez se acostumbraría a que
él la pusiera por encima de sus deseos y necesidades. Todas
las mujeres merecían tener un hombre como él en sus vidas y
sentía lástima por las que aún no habían encontrado el suyo.
«Ya eres para mí, Brody… Amo. Quiero ser tu esposa, tu
sumisa y la madre de tus hijos. Y si te parece bien, podemos
empezar a intentarlo ahora mismo. Nunca he estado más
segura de nada en mi vida».
Su respuesta estaba en sus acciones mientras le hacía el
amor lenta y apasionadamente antes de sacudir su mundo
duro y rápido. Fancy realmente esperaba que estuvieran lo
suficientemente lejos de la casa principal y del barracón de
los peones del rancho porque la había hecho gritar varias
veces antes de encontrar su propia liberación.
Mientras yacían desnudos en el resplandor de su relación
sexual, Brody encontró sus pantalones una vez más y metió
la mano en el bolsillo delantero. Sacó una pequeña bolsa de
terciopelo. «Pensé que podrías notar el bulto de una caja en
mis jeans, así que he estado cargando este pequeño saco,
esperando el momento adecuado». De la bolsa, salió el anillo
de compromiso más hermoso que había visto en su vida, y se
quedó sin aliento al verlo. El diamante ovalado estaba
rodeado de baguettes de rubí engastadas en oro blanco a
juego con su collar formal. Tomó su mano izquierda y Brody
deslizó el anillo en su dedo. Tenía un ajuste perfecto. «Eres
toda mía, ‘Niña Fancy’. Cásate conmigo».

M IENTRAS ESPERABA en su oficina a Foster y McCabe, Ian


estudió la foto de la última sumisa desaparecida. Al parecer,
el asesino serial había vuelto a atacar anoche. Mientras los
Dom intentaban dificultarle al bastardo secuestrar a una
sumisa, no podían estar en todas partes a la vez. Tara
O’Brien había desaparecido después de conducir a casa
después de una velada con sus padres. Ella era una visitante
frecuente de uno de los clubes públicos y había estado en el
estilo de vida durante poco más de un año, por lo que su
mejor amiga le había contado a Isaac Webb. Y a menos que
ocurriera un milagro, o el asesino la cagara de alguna
manera, el grupo de trabajo estaba resignado al hecho de que
encontrarían el cuerpo mutilado de Tara en los próximos
días.
Quántico estaba asignando un perfilador del FBI al caso, y
el agente estaría en la reunión del grupo de trabajo de
mañana. Ian esperaba que quienquiera que fuera pudiera
reducir las cosas para que pudieran encontrar posibles
sospechosos. Tenía tanto miedo como todos los demás de
que una mujer de “La Alianza” pudiera ser la próxima
víctima.
Dado que Brody aún no tenía su autorización médica, no
estaba siendo asignado a ningún caso. En cambio, su tiempo
se dividía entre la recopilación de información y la ayuda al
grupo de trabajo, en caso de que Ian necesitara estar fuera de
la ciudad por cualquier motivo. Devon lo había sustituido
mientras Ian y Angie se habían ido de luna de miel por diez
días a una pequeña isla privada en el Caribe. Aparte del
personal, tenían el lugar para ellos solos.
A nadie le sorprendió que Brody y Fancy regresaran de
Texas comprometidos, y para celebrarlo le organizaron a la
feliz pareja una pequeña fiesta en “Donovan’s”. Mientras
Nick estaba fuera del país con su equipo, Jake pudo volar
después de asistir a una reunión en el Pentágono con Ian.
Todavía seguían investigando por una operación de trata de
blancas que se estaba llevando a cabo en América Central y
del Sur, manteniéndose dos pasos por delante de la ley.
Varias jóvenes estadounidenses habían desaparecido durante
unas vacaciones tropicales, y al menos dos canadienses
habían desaparecido después de desembarcar en Jamaica
durante un crucero.
Un golpe en la puerta abierta hizo que Ian levantara la
vista. Foster y McCabe entraron y ocuparon los asientos de
invitados frente al escritorio. Cuando Devon entró momentos
después, Ian dejó de lado los detalles sobre Tara O’Brien. Dev
tomó lo que se había convertido en su lugar habitual, sentado
en el brazo del pequeño sofá de la oficina. Apoyándose en sus
antebrazos, Ian miró a los dos hombres del equipo Omega. Él
y su hermano los habían estado observando a ambos de
cerca, desde que los habían contratado hacía casi un año. Con
múltiples misiones y una gran cantidad de casos, había sido
necesario tanto tiempo para que el resto del equipo Omega
participara y se instalara, y todos entrenaran juntos. Si se
necesitaba un equipo durante ese tiempo, habían combinado
a los miembros del equipo Alfa con Omega. Pero ahora ya era
el momento de enviar a estos últimos a una misión de
entrenamiento final para demostrar que podían trabajar
juntos como un equipo. Y cada equipo necesitaba un líder,
por eso se estaba llevando a cabo esta reunión.
«Mientras tenemos un poco de calma entre casos, toco
madera…», Ian golpeó con los nudillos el escritorio de
madera, «… los enviaremos al desierto para la última prueba
de entrenamiento, en las Montañas Rocosas. Aunque
técnicamente es parte del equipo Alfa, Lindsey se unirá a
ustedes. Queremos que se sienta cómoda con ambos equipos,
para poder moverla si es necesario. Su equipo tendrá menos
de lo que se necesita para que todos puedan sobrevivir, por lo
que tendrán que trabajar juntos para llegar al punto de
extracción, que está a unos dos días de camino desde el lugar
de destino. Dev y yo hemos estado tratando de averiguar
quién va a liderar este equipo, y estoy seguro de que no es
una sorpresa que ambos hayan estado en la carrera».
Los hombres asintieron, pero no dijeron una palabra. Los
hermanos Sawyer no habían dejado en claro que estos dos
estaban siendo preparados para el primer puesto, pero
tampoco lo habían ocultado.
Ian se inclinó en su silla de cuero de su escritorio
ejecutivo. «Entonces, esto es lo que hemos decidido. Ustedes
dos van a ser colíderes». Ante sus cejas levantadas
simultáneamente, continuó. «Ambos tienen una amplia
formación y experiencia especializada que el otro no posee.
Foster, con su experiencia en el Servicio Secreto, sobresale
en escenarios urbanos y operaciones encubiertas en entornos
sociales. McCabe, siendo Fuerzas Especiales del Ejército, su
experiencia es la guerra en la jungla, por así decirlo. Trabajan
muy bien juntos, intercambiando ideas y estrategias, y
sinceramente, no creo que ninguno de los dos se dé cuenta
de ello. Queremos que sigan trabajando de esa manera.
Cuando una misión requiera la experiencia de Foster, él
tomará el liderazgo y viceversa con McCabe».
«Si este coliderazgo no funciona», agregó Devon,
«siempre podemos volver atrás y reevaluar quién debería
ocupar el primer lugar, pero después de discutirlo con
Marco, ‘Boomer’ y Brody, dudamos que sea necesario. Sin
embargo, si alguno de ustedes piensa que esto no funcionará,
ahora tiene la oportunidad de hablar».
Los dos hombres se miraron durante un largo rato antes
de que Cain extendiera su mano. «Felicitaciones, socio».
Tristan sonrió y estrechó la mano del otro hombre.
«Igualmente, compañero».
Antes de que alguien pudiera decir algo más, el celular de
Ian emitió un sonido con un mensaje de texto entrante. Un
vistazo rápido al mensaje codificado le indicaba que su
teléfono iba a recibir una llamada en los próximos segundos.
Cuando sonó, levantó la mano para que todos permanecieran
en su lugar mientras respondía. Sabía quién estaba en el otro
extremo y contestó «Hola, Carter, ¿qué pasa?».
«Ian», respondió el espía de operaciones encubiertas.
«¿Recuerdas todos esos marcadores de apoyo que me deben?
Los estoy cobrando ahora. Necesito su ayuda».
Demasiado para tocar madera de nuevo.

¡Siga leyendo un emocionante capítulo de BONIFICACIÓN!


CAPÍTULO EXTRA DE BONIFICACIÓN
Emocionada y un poco nerviosa por lo que Brody había
planeado para la escena de su cumpleaños en el club, Fancy
se arrodilló junto a la cama en la sala de juegos privada en la
posición adecuada. Tenía la cabeza gacha, los ojos en el suelo
frente a ella, con las manos en los muslos, las palmas hacia
arriba. Brody se paseaba por la habitación, abriendo y
cerrando cajones y armarios, y moviendo las cosas para lo
que estuviera planeando. Todo lo que Fancy sabía sobre la
escena era que involucraba cosas en su lista de límites
suaves, cosas que quería probar, pero nunca las había hecho
antes.
Cuando pensó que el suspenso la mataría, Brody se detuvo
frente a ella. Él estaba descalzo y ella se encogió en su
interior al ver el lugar donde le faltaba el dedo del pie. No
porque lo encontrara repulsivo, los médicos habían hecho un
gran trabajo con los injertos de piel, sino porque era un
recordatorio de lo cerca que había estado de perderlo.
«Mírame, preciosa».
Ella levantó la barbilla hasta que su mirada se encontró
con la de él. Lo único que todavía tenía eran sus ajustados y
descoloridos jeans. El calor y el amor que vio en sus ojos
iniciaron la familiar agitación en su útero. Amaba a este
hombre con todo su corazón. Era su Dominante, su
prometido, su alma gemela.
Acarició su mejilla con las yemas de los dedos y le sonrió.
«¿Lista para tu último regalo de cumpleaños?».
«Sí, Amo». Vaya que lo estaba, sabiendo que fuera lo que
fuera, seguramente tendría múltiples orgasmos esta noche.
Había recibido el visto bueno de sus médicos de que podía
reanudar todas y cada una de las actividades. Confiaban en
que no habría efectos a largo plazo en su corazón por el
trauma que había sufrido.
Sus dedos fueron al pendiente de diamantes y rubíes en su
lóbulo izquierdo. «Se ven hermosos en ti». Él le había
regalado los impresionantes aretes en la cena de antes, y el
par combinaba con su collar y su anillo de compromiso. Por
el momento, las joyas eran todo lo que llevaba. «Para la
escena de tu cumpleaños, invité al Amo Marco y a Harper a
unirse a nosotros. Si eso no es lo que quieres, di tu palabra de
seguridad. No me decepcionaré, y haremos una escena de
respaldo que ya planeé, por si acaso».
Los ojos de Fancy se abrieron un poco. Eso no había sido
lo que esperaba, pero, maldita sea, la excitaba. Habían
discutido la posibilidad de hacer una escena como esta hace
unas semanas. Durante la hospitalización y recuperación de
Brody en casa había llegado a conocer mejor a sus mejores
amigos y a sus cónyuges. Las mujeres de Trident Security se
habían convertido rápidamente en las hermanas que nunca
había tenido. Ella y Harper se habían convertido en mejores
amigas, hablando entre ellas casi todos los días por teléfono
o en persona. Una noche tomando unas copas de vino, la otra
sumisa le había contado que había disfrutado de varios
Ménages a lo largo de los años, siendo el tercero un Dom
masculino o una sumisa. Fancy se había sorprendido un poco
cuando se enteró de que Brody había sido el tercero en un par
de ocasiones, pero no había sentido muchos celos. La envidia
había sido una mejor descripción. ¿Cómo sería que Brody y
su mejor amiga hicieran equipo? Bueno, estaba a punto de
averiguarlo con Harper en la mezcla. ¡Sería un regalo de
cumpleaños increíble!
«Entonces, ¿quieres usar tu palabra de seguridad, ‘Niña
Fancy’?».
«No, Señor, no quiero decir mi palabra de seguridad».
Su sonrisa se ensanchó. «Entonces que comiencen los
juegos». Sacó una venda negra para los ojos de su bolsillo
trasero y extendió la mano para ayudarla a levantarse.
«Párate».
Cuando ella siguió su orden, se puso detrás de ella y le ató
la venda alrededor de la cabeza, sumiéndola en la oscuridad.
Tomó su mano de nuevo, le indicó que se subiera a la cama
tamaño King de la habitación, se tumbara de espaldas con los
brazos y las piernas apuntando a las cuatro esquinas. Las
sábanas limpias estaban frías contra su piel y se estremeció
de anticipación. Hizo un trabajo rápido colocando
restricciones en sus tobillos y muñecas y luego uniéndolos a
los postes, para que ella estuviera a su merced.
Hubo un golpe sólido en la puerta y Brody levantó la voz.
«Adelante».
Cuando se abrió la puerta, el volumen sordo de la música
del club aumentó de volumen, pero se volvió a silenciar
rápidamente. Nadie dijo una palabra que ella pudiera oír. Los
movimientos fueron los únicos sonidos que la alcanzaron por
unos momentos, y ella casi saltó fuera de su piel cuando
Marco habló a unos centímetros de su oído. «Eres hermosa,
pequeña. Gracias por dejar que mi sumisa y yo nos unamos a
ustedes en tu cumpleaños. Sé que tu Amo ya lo ha pedido,
pero necesito escucharlo por mí mismo. ¿Quieres que Harper
y yo nos unamos a ti y a tu Amo en esta cama,
complaciéndonos contigo y con los demás? ¿Quieres la boca,
la lengua y las manos de Harper en tu cuerpo mientras
miramos?».
¡Oh, diablos, sí! Ella tragó saliva. «Sí, Amo Marco. Estoy de
acuerdo con todo eso».
«¿Estás dispuesta a dejar que te folle el coño, el culo y la
boca, dependiendo de cuál yo elija, o alguno o todos son un
límite duro para ti?».
Brody había estado preparándole el culo durante algunas
semanas, y la otra noche había sido la primera vez que la
había follado allí. Los orgasmos que le había dado durante
ese tiempo habían sido increíbles. «Só… sólo mi coño es un
límite duro, Señor. Eso es solo para mi Amo».
«Hombre afortunado». Escuchó la sonrisa y un toque de
risa en su voz y se sintió aliviada de que no se sintiera
insultado. «¿Cuál es tu palabra de seguridad, Fancy?».
«Rojo, Señor».
«Y si necesitamos frenar las cosas, ¿cuál es tu palabra?».
No importaba que él supiera esto y, técnicamente, no
necesitaba preguntar, pero era su manera de recordarle que
ella tenía todo el poder a pesar de estar restringida.
«Amarillo, Señor».
«Bien». Ella lo escuchó ponerse de pie. «Harper, ¿estás
dispuesta a participar en todo lo que acabo de mencionar a
Fancy?».
«Sí, Señor». Su voz suave y entrecortada llegó desde
cerca de los pies de la cama. «Estoy dispuesta a ser parte de
este cuarteto para el cumpleaños de Fancy».
«¿Cuáles son tus palabras seguras, ‘Mariposa’?».
«Rojo o coliflor, señor, y amarillo para reducir la
velocidad».
Si Fancy no estuviera tan excitada y muriendo por que
alguien, cualquiera, comenzara a tocarla, se habría reído de
la segunda opción de la mujer como palabra de seguridad.
«Muy bien. Amo Brody, usted tiene la palabra».
Fancy escuchó moverse lo que sonó como las dos sillas de
cuero con respaldo alado de la habitación a los pies de la
cama. Alguien se acercó a ella y de nuevo casi salió volando
de su piel. Esta vez un par de labios rozaron los suyos en un
suave beso. La voz de Brody era como dulce melaza. «Te
amo, preciosa. Espero que lo disfrutes porque sé que yo lo
haré». Él se alejó. «Harper, puedes empezar a complacer a
mi sumisa mientras tu Amo y yo las miramos».
A pesar de que tenía los ojos vendados, Fancy cerró los
ojos con fuerza mientras esperaba a que la otra mujer la
tocara, sin saber dónde podría empezar. Pero daría cualquier
cosa porque estuviera entre sus piernas porque moría por
correrse.
La cama se inclinó hacia la izquierda de Fancy, y cuando
un par de labios rozaron los de ella, supo que pertenecían a
Harper. El beso de la mujer fue más suave que el de Brody:
tentador, provocador, excitante. Su brillo de labios con sabor
a cereza era delicioso.
«Maldita sea, es una vista hermosa», dijo Marco. Fancy
supuso que ahora estaba sentado en una de las sillas,
mirando.
Su mejor amigo se apresuró a responder. «Así es,
hermano».
La lengua de la otra sumisa tanteó suavemente la
comisura de los labios de Fancy y abrió la boca. Sus lenguas
bailaron a la vez cuando la mano de Harper tocó la cadera de
Fancy y se deslizó lentamente por su torso. El coño de Fancy
se apretó con excitación cuando la mano se cerró alrededor
de su pecho y lo masajeó. Había algo tan diferente en el toque
de una mujer que en el de un hombre, cada uno erótico a su
manera, y Fancy descubrió que su respiración se aceleraba
por la necesidad.
Harper salió de su boca y colocó besos ligeros a lo largo de
la línea de la mandíbula, el cuello y el pecho.
«Chúpale las tetas, Harper», instruyó Brody con una voz
retumbante llena de lujuria. «Y mete los dedos en su coño y
veamos qué tan húmeda está mi ‘Niña Fancy’».
Abierta por completo, no había forma de que pudieran
perder de vista lo mojada que estaba, podía sentirlo, pero eso
no significaba que no estuviera dispuesta a complacerlos.
Una boca reemplazó la mano en su pecho, y Harper chupó y
lamió el pico tenso, haciendo que Fancy gritara de éxtasis.
Los dedos bajaron por su torso y rozaron su clítoris en el
camino hacia sus pliegues desnudos. Sus caderas se
movieron involuntariamente, pero, con las ataduras, no llegó
muy lejos.
Uno, luego dos dedos entraron en ella y se mordió el labio
mientras trataba de no correrse. ¡Santo cielo! Acababan de
empezar y ella ya estaba al borde de un acantilado, lista para
volar. Que el cielo la ayudara cuando Brody y Marco se
unieran.

¡Mierda! Brody estaba duro como una jodida roca, y solo


llevaban unos minutos en la escena. Él y Marco observaban a
Harper aprenderse cada centímetro del cuerpo de su amiga.
Los gemidos que Fancy estaba haciendo de placer se
dispararon directamente a través de la habitación hacia su
polla. Una parte de él quería ver más del programa, mientras
que la parte palpitante quería unirse a la diversión.
Mientras Harper lamía y chupaba las tetas de Fancy, la
follaba lentamente con los dedos. Pero Brody quería que la
cumpleañera experimentara mucho más esta noche. Como
Harper ya estaba desnuda, dijo, «De rodillas, Harper, y
ponte a horcajadas sobre la cabeza de Fancy formando un
sesenta y nueve, sólo con lenguas y bocas. La primera en
correrse tendrá una sesión en el banco de azotes con una
paleta».
Sonriendo, Harper hizo lo que le indicaron mientras los
hombres movían sus sillas a ambos lados de la cama para
tener una mejor vista. Brody señaló el poste al otro lado de la
cabecera. «‘Polo’, deja que Fancy sólo sostenga sus brazos».
Ambos desabrocharon los cierres que sujetaban sus
muñecas. «Por ahora dulzura, la venda permanece en su
lugar», le dijo Brody.
«Sí, Señor», fue su respuesta entre las piernas de Harper.
Fancy bajó los brazos y los envolvió alrededor de los muslos
a ambos lados de la cabeza.
«Siéntate un momento, Harper. Quiero ver a Fancy
lamerte por primera vez».
La sumisa se incorporó y esperó. Fancy vaciló y Brody se
dio cuenta de que se debía a la venda de los ojos. Se puso de
pie y se inclinó sobre la cama, poniendo sus dos primeros
dedos sobre los labios de Fancy. Ella se estremeció ante el
toque, pero luego comprendió que era él. «Chúpame los
dedos, preciosa» Cuando ella lo hizo, abrió los dedos un
poco más, por lo que su lengua se interpuso entre ellos.
«Sigue lamiendo».
Levantó la mano hacia la carne que esperaba de Harper
hasta que la lengua de Fancy hizo contacto. Tardó un
momento en analizar el sabor de la otra mujer y, cuando
volvió a sacar la lengua, él retiró la mano. Se introdujo
lentamente en la nueva experiencia, pero no había dicho su
palabra de seguridad, por lo que era hora de subir la apuesta.
Brody le hizo un gesto a Harper para que le devolviera el
placer que estaba recibiendo. La sumisa se dobló por la
cintura y, sin dudarlo, se dispuso a lamer y besar el clítoris y
el coño de Fancy.
Hablando de una jodida excitación. Había sido testigo de
muchas escenas de chica con chica en el pasado, pero era
completamente diferente cuando estabas enamorado de una
de ellas. Antes de volver a sentarse, Brody se desabrochó la
bragueta para darse algo de espacio. Al otro lado de la cama,
Marco no estaba mucho mejor cuando soltó el cordón de
cuero atado en su entrepierna, luego tomó un largo trago de
agua fría de la botella en una pequeña mesita de noche.
Jadeos, murmullos, gemidos y el ocasional “¡ay, sí!”,
llenaban la habitación mientras las mujeres se daban placer
entre sí. Aunque Harper estaba ejercitando el coño de Fancy,
se dio cuenta de que ella se estaba reprimiendo un poco. Ella
estaba esperando a que su propio orgasmo comenzara a
alcanzar su punto máximo antes de enviar a la otra sumisa al
límite. Una sonrisa que se extendió por el rostro de su mejor
amigo, le indicó que Marco había llegado a la misma
conclusión. Harper era más una zorra para el dolor y estaba
más que dispuesta a aceptar el castigo por su amiga siendo la
primera en correrse.
Brody notó cuando Fancy se relajó visiblemente y
comenzó a disfrutar dando tanto como estaba recibiendo. Lo
que sea que acabara de hacer hizo que Harper jadeara y
moviera las caderas, por lo que estaba moliendo su coño en
la boca y la lengua de Fancy. Siempre le asombraba cómo
parecía que las mujeres podían correrse más rápido que un
hombre. Tal vez porque sabían exactamente cómo querían
ser tocadas y comidas, y luego automáticamente hacían lo
que haría que sus propios cuerpos respondieran. Cualquiera
que fuera la razón, era jodidamente erótico verlo.
La respiración y los gemidos de ambas mujeres
aumentaron, y mientras el cuerpo de Harper temblaba con su
orgasmo, lamió el clítoris de Fancy rápidamente, llevando a
la otra sumisa al abismo con ella. Sus gritos ahogados de
liberación llenaron la habitación, y Fancy trató de apretar los
muslos cerrados, pero no pudo hacerlo con los tobillos
todavía unidos a los postes de la cama. Brody los soltaría en
un momento, pero, por ahora, le gustaba cómo ella no podía
apartarse de la boca de Harper.
Cuando lo último de su orgasmo se desvaneció, Harper
rodó a su lado, jadeando pesadamente. Se secó la boca con la
mano. «¿Per… permiso para hablar libremente, Amo?».
«De acuerdo», respondió Marco con una sonrisa.
«¡Mierda, Fancy! No puedo creer que sea la primera vez
que haces esto. ¡Maldita mujer! Una vez que te relajaste, fue
increíble».
Fancy soltó una risita. «Tú tampoco estuviste nada mal. Y
mi trasero te agradece por correrte primero».
Riendo, Brody se puso de pie y desabrochó las correas de
los tobillos y la venda de Fancy mientras Marco le tendía la
mano a su sumisa. «Hablando de eso, ‘Mariposa’, toma tu
posición en el banco para que pueda enrojecer tu trasero.
Entonces podremos volver a unirnos a la diversión».
Mientras la otra pareja cruzaba la habitación, Brody se
agachó y masajeó los tobillos de Fancy, subiendo por sus
piernas. Saciada, ella lo miró y él le devolvió el guiño. «Te
gustó, ¿no?». Cuando ella sonrió con un asentimiento,
continuó. «Bueno, la noche aún no ha terminado…». El
crujido de una paleta de madera golpeando la carne lo
interrumpió. «Tan pronto como el culo de Harper esté
completa y adecuadamente enrojecido, Marco tomará tu culo
mientras montas mi polla. ¿Todavía sigues en verde?».
«Sí, Amo Brody. Estoy muy verde».
«Bien». Después de aflojar los músculos de sus piernas,
hizo lo mismo con sus brazos y hombros. En el otro lado de
la habitación, Marco terminó el último de los golpes a Harper
y, por los sonidos que emanaba la sumisa, estuvo a punto de
correrse de nuevo.
Brody se acercó a los gabinetes de la habitación y tomó
algunos condones y un tubo de lubricante. No importaba si
estabas en una relación exclusiva con tu pareja o no, los
condones eran obligatorios en el club si estabas follando su
culo o su coño. Cualquiera que fuera sorprendido sin usar
uno, sería suspendido de inmediato durante dos meses y
corría el riesgo de ser expulsado del club si cometía otra
infracción.
Después de poner los artículos en la cama a su alcance,
dejó caer sus jeans al piso y se los quitó. La mirada de Fancy
fue directamente a su ingle. Su polla estaba dura y pesada
por el deseo, y la acarició un par de veces antes de abrir uno
de los condones y enrollarlo. «Muévete, dulzura».
Tomó el lugar en el medio de la cama que ella acababa de
dejar y luego la ayudó a sentarse a horcajadas sobre su
regazo. Colocó su polla para entrar en ella, vio estrellas
mientras ella se bajaba hasta que no pudo ir más lejos. Marco
trajo a Harper de regreso y le indicó que se sentara en una de
las sillas con las piernas sobre los brazos. «Extiéndelos bien
y de par en par para mí, ‘Mariposa’, y juega con ese bonito
coño mientras preparo el culo de Fancy. Y ni siquiera pienses
en correrte hasta que te lo diga».
«Sí, Señor», respondió Harper. Sus párpados estaban
pesados por el subespacio al que la habían mandado los
azotes. Sin embargo, ella no estaba demasiado profundo y
siguió rápidamente sus órdenes. Se sentó y apoyó las piernas
en los brazos de la silla. Sus ojos se cerraron revoloteando
cuando su mano fue a su clítoris y frotó la pequeña perla,
mientras se follaba con los dedos.
Marco abrió el tubo de lubricante, y Brody supo el
momento en que el líquido resbaladizo golpeó el trasero de
Fancy porque ella se congeló por un momento. Llevó sus
manos a sus pechos y los masajeó mientras trataba de
mantener sus caderas quietas. Fue aún más desafiante
cuando la pelvis de Fancy comenzó a girar en respuesta a lo
que estaban haciendo sus manos. Ella gimió, pero él
sospechaba que era por los dedos de Marco lubricando su
culo, estirándolo para tomarlo. El control de Brody pendía de
un hilo. «Necesito que apresures las cosas, amigo».
Marco le sonrió por encima del hombro de Fancy. «Casi
listo. Agáchate un poco, Fancy».
Se agachó hasta que las manos de Brody aún jugando con
sus pechos le impidieron ir más lejos. Escuchó el crujido de
un envoltorio de papel de aluminio, y luego el pie de la cama
se inclinó cuando Marco subió y tomó su posición. Brody
extendió la mano y separó las nalgas de Fancy. «Respira y
relájate, dulzura. Te sentirás llena. Harper, cuando estemos
listos, quiero que te sientes en mi cara, para que podamos
meterte en la acción. Y gira para que estés mirando a
Fancy».
«Sí, Señor».
Sintió que Marco comenzaba a abrirse camino en el
trasero de Fancy. Cerró los ojos y se mordió el labio inferior
mientras trataba de no tensarse por la invasión.
«Respira hondo, preciosa, y déjalo salir lentamente».
Fancy hizo lo que le ordenaron, y sus gemidos casi lo matan.
Cuando Marco avanzó un poco más, las paredes de su coño se
apretaron alrededor de la polla de Brody. «Mierda, hermano,
dime que casi estás ahí».
«Creo que eso es todo lo que va a tomar. Estamos bien
para seguir».
«¡Gracias, joder! Sube, Harper. No estoy seguro de cuánto
voy a durar». Si bien Brody generalmente podía aguantar un
rato, Fancy estaba tan jodidamente apretada con ambos
hombres dentro de ella, y él estaba contando desde cien en
su cabeza para evitar explotar. Deslizó su mano entre él y
Fancy, agarrando la raíz de su polla y apretando para
protegerse de su inminente orgasmo.
Harper se sentó a horcajadas sobre su cabeza y esperó la
siguiente orden. Brody salió del núcleo de Fancy y empujó
hacia adentro mientras Marco le follaba el culo a la vez.
«Harper, baja».
Abrió más las rodillas hasta que su boca estuvo en ella. Su
sabor familiar condimentó sus papilas gustativas mientras se
comía su coño desnudo. Lo único que lamentaba del puesto
era que no podía ver a Fancy cuando escuchó a Marco decir,
«Jueguen con sus tetas y bésense. Ambas pueden venirse
cuando lo necesiten».
Pronto todos se movieron en sincronía mientras lamía el
coño y el clítoris de Harper. El arrastre de su polla a lo largo
del canal húmedo y caliente de Fancy fue increíble. La
delgada membrana que lo separaba de Marco se onduló con
sus movimientos mientras sacudían a Fancy. Con Harper en
su rostro, no había forma de que pudiera obtener el impulso
que necesitaba para Fancy, así que extendió la mano y tiró de
las caderas de Harper hacia abajo, para poder enviarla al
borde primero. La folló con la lengua hasta que ella gritó su
liberación, viniéndose en su boca.
Cuando su orgasmo se desvaneció, se apartó de él,
respirando con dificultad. Pero ella todavía estaba interesada
en hacer que la orgía de cumpleaños de Fancy fuera lo mejor
posible y preguntó, «¿Puedo tocar su clítoris por usted, Amo
Brody?».
Él sonrió cuando Fancy le puso las manos en el pecho y
empujó un poco hacia arriba, dejando espacio para la mano
de la otra mujer. Agarró las caderas de su sumisa. «Ahí está
tu respuesta, Harper. Adelante».
Fancy jadeó cuando los dedos de Harper hicieron
contacto, y los dos hombres aceleraron el paso. Brody
martilleó y sintió el comienzo de su orgasmo. Él llevó una
mano a su pecho y le pellizcó el pezón, y ella gritó cuando se
corrió con la fuerza de un maremoto. Su coño lo agarró con
tanta fuerza que no pudo evitar seguirla, y con un empujón
final, luces blancas y negras destellaron frente a sus ojos
mientras su semen llenaba la barrera de látex. Detrás de
Fancy, Marco se hundió en su culo unas cuantas veces más,
prolongando el orgasmo de Fancy antes de que él también
encontrara su liberación.
La habitación se llenó con los sonidos de jadeos, gruñidos,
jadeos y la ocasional “mierda santa”. Fancy se derrumbó
sobre el pecho de Brody y él la abrazó con fuerza mientras
Marco dejaba su cuerpo. El otro Dom se deshizo de su condón
antes de unirse a su sumisa en la cama a la derecha de Brody.
Todo el mundo estaba sudando, pero deleitándose con el
resplandor del momento.
Brody odiaba salir del calor de Fancy, pero necesitaba
comenzar con su cuidado posterior. Los músculos de sus
piernas estarían rígidos y adoloridos si él no los masajeaba, y
tenía que limpiarla un poco. Mientras la apartaba
suavemente de él, Marco se puso de pie. «Reservé la
habitación al otro lado del pasillo, así que Harper y yo los
dejaremos para que disfruten el resto de la noche». Se
inclinó y besó la frente de Fancy, lo que hizo que abriera los
ojos que se habían cerrado momentos antes. «Feliz
cumpleaños, pequeña».
«Gracias, Señor», murmuró en respuesta mientras sus
párpados volvían a caer.
Los demás se rieron entre dientes, sabiendo que ella
estaba en el subespacio y que lo estaría por un tiempo. Marco
recogió su ropa y la de Harper antes de tomar su mano y
ayudar a su sumisa a levantarse de la cama. De camino a la
puerta, Harper le deseó a su amiga un feliz cumpleaños y
también se despidió de Brody. Le dio un beso en la mejilla
cuando pasó junto a él, mientras él recogía lo que necesitaba
de los armarios. «Gracias por unirse a nosotros».
Harper le dedicó una sonrisa de satisfacción. «Fue un
placer».
La pareja se fue, sin molestarse en vestirse o cubrirse para
dar los tres pasos para cruzar el pasillo. Brody sacó una toalla
húmeda y caliente del calentador de la encimera y luego una
seca del armario superior. Ya había recuperado una botella de
aceite de masaje. Mientras Fancy flotaba en el subespacio, la
limpió y amasaba suavemente sus muslos y pantorrillas.
Cuando terminó, se arrastró junto a ella y la rodeó con sus
brazos. Dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras se
acurrucaba más cerca.
Brody besó su mejilla y susurró, «Feliz cumpleaños, Niña
Fancy».
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ACERCA DE LA AUTORA

Samantha A. Cole, la autora más vendida y galardonada de USA Today, es una


policía jubilada y ex paramédica. Ha aprovechado sus experiencias de vida y su
formación, para esforzarse por encontrar la combinación perfecta de suspenso y
romance para el deleite de sus lectores.
Su colección de relatos independiente, Scattered Moments in Time, ganó la
medalla de oro en los Premios 2020 Readers’ Favorite Awards, en el género de
Antología de ficción. Su novela independiente, The Road to Solace (anteriormente
The Friar), ganó la medalla de plata en los premios 2017 Readers’ Favorite Awards,
en el género de Romance Contemporáneo.
Samantha tiene más de treinta libros publicados en varias series diferentes y
también tiene algunas novelas independientes
www.samanthacoleauthor.com
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