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SOLO ESPERÓ POR ÉL

LIBRO TRES DE LA SERIE TRIDENT SECURITY


SAMANTHA A. COLE
Traducido por
ELIZABETH GARAY
SUSPENSEFUL SEDUCTION PUBLISHING
ÍNDICE
Nota De La Autora
QUIÉN ES QUIÉN Y LA HISTORIA DE Trident Security Y LA ALIANZA
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Epílogo
OROS LIBROs DE Samantha a. Cole
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Acerca De La Autora
Solo esperó por él
Copyright ©2015 Samantha A. Cole
Todos los derechos reservados.
Suspenseful Seduction Publishing, LLC

Solo esperó por él, es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas,
organizaciones, lugares, eventos y situaciones son producto de la imaginación de
la autora o son utilizados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas
reales, vivas o muertas, eventos o lugares es meramente una coincidencia.

Edición: Eve Arroyo


Traducido por Elizabeth Garay —garayliz@gmail.com

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, escaneada o distribuida de


forma impresa o electrónica sin permiso. Por favor, no participe ni fomente la
piratería de materiales protegidos por derechos de autor en violación a los
mismos. Compre solo ediciones autorizadas.
Para mi familia
NOTA DE LA AUTORA
La historia dentro de estas páginas es completamente
ficticia, pero los conceptos de BDSM son reales. Si decides
participar en el estilo de vida BDSM, por favor, investiga con
cuidado y toma todas las precauciones para protegerte. La
ficción se basa en la vida real, pero la vida real no se basa en
la ficción. Recuerda: ¡Seguro, Sano, Consensuado!

Cualquier información sobre personas o lugares ha sido


utilizada con licencia literaria creativa por lo que pueden
existir discrepancias entre la ficción y la realidad. Las
misiones y cualidades personales de los SEAL de la Marina se
han creado para mejorar la historia y, nuevamente, podrían
estar exageradas y no coincidir con la realidad.

La autora siente un gran respeto por los miembros del


ejército de los Estados Unidos y por los diversos miembros de
las fuerzas del orden, y les agradece su continuo servicio
para hacer que los Estados Unidos de Norteamérica sea lo
más seguro y libre posible.
QUIÉN ES QUIÉN Y LA HISTORIA DE
TRIDENT SECURITY Y LA ALIANZA
***Aunque no todos los personajes aparecen en todos los
libros, estos son los que tienen más menciones a lo largo de
la serie. Esta guía ayudará a los lectores a saber quién es
quién.

Trident Security (TS) es una agencia de seguridad y de


investigación privada, propiedad conjunta de Ian y Devon
Sawyer. Con contratos gubernamentales y civiles, la
compañía comenzó cuando los hermanos, y algunos de sus
compañeros del Equipo Cuatro de los SEAL, se retiraron al
sector privado. La empresa está ubicada en instalaciones
ampliamente vigiladas que, anteriormente pertenecían a una
compañía de importación y exportación que encubría una
operación de tráfico de drogas en Tampa, Florida. Tres
almacenes de la propiedad se convirtieron en grandes
apartamentos residenciales, en las oficinas de TS, el
gimnasio y en habitaciones con literas.
Además del negocio de seguridad, hay un cuarto almacén
que ahora alberga un club BDSM de élite, del que son
copropietarios Devon, Ian y su primo, Mitch Sawyer, quien
es el director. Se ha invertido mucho tiempo y dinero en
hacer de La Alianza la membresía más solicitada en el área
de St. Petersburg, Tampa y más allá. Los miembros son
investigados minuciosamente antes de concederles acceso al
elegante club.
Actualmente, hay más de veinte Dom que han sido
nombrados Amos del Calabozo (AC) y durante el mes, cada
uno rota en dos o tres turnos. Al menos cuatro AC están en
servicio en todo momento en varios puestos, en el Pozo y en
las salas de juegos, con uno adicional deambulando. Su
trabajo es garantizar la seguridad de todos los sumisos del
club. Intervienen en caso de que alguno utilice su palabra de
seguridad y el Dom en la escena no lo escuche o no le haga
caso. Además de que se aseguran de que el equipo utilizado
en las escenas no dañe a ninguno.
El equipo de seguridad de La Alianza se encarga de todo lo
que no está relacionado con las escenas, por protección
vigilan a todos los miembros y son esencialmente los que
evitan las rencillas, en otras palabras, son los gorilas
vigilantes. La actual membresía es de poco más de 350
miembros. Inicialmente, el inspector de incendios había
aprobado que el almacén, convertido ahora en club, llegara a
un aforo de 500 personas, pero los primos habían mantenido
ese número intencionalmente bajo, para tener un estatus de
élite.
En Trident Security y La Alianza hay mucho romance,
suspenso y tórridos encuentros. Siga leyendo para conocer al
Sexy Paquete de Seis, a sus amigos, familiares y compañeros
de equipo.

El Sexy Paquete de Seis (Equipo Alfa)


y sus parejas

Ian, el ‘Jefe’ Sawyer: hermano de Devon y Nick; SEAL


de la Marina retirado; copropietario deTrident Security y
de La Alianza; Dom.
Devon ‘Perro Maligno’ Sawyer: hermano de Ian y de
Nick; SEAL de la Marina retirado; copropietario
deTrident Security y de La Alianza; Dom.
Ben ‘Boomer’ Michaelson: SEAL de la Marina
retirado; especialista en explosivos y municiones; hijo de
Rick y Eileen.
Jake ‘Reverendo’ Donovan: SEAL de la Marina
retirado; asignado temporalmente para dirigir el equipo
de la Costa Oeste; francotirador; Dom y Amo del Látigo
en La Alianza.
Brody ‘Cabeza de Huevo’ Evans: SEAL de la Marina
retirado; especialista en computadoras; Dom.
Marco ‘Polo’ DeAngelis: SEAL de la Marina retirado;
especialista en comunicaciones y piloto de respaldo de
helicópteros; Dom.
Nick Sawyer: hermano de Ian y Devon; actual SEAL de
la Marina.
Kristen ‘Chica Ninja’ Sawyer: autora de novelas
románticas y de suspenso; prometida y sumisa de Devon.
Angelina Angie/ ‘Ángel’ Sawyer: artista gráfica.

Familia extendida, amigos y asociados


del Sexy Paquete de Seis

Mitch Sawyer: primo de Ian, Devon y Nick;


copropietario y director de La Alianza, Dom.
T. Carter: espía y francotirador estadounidense;
trabaja para Deimos, una agencia encubierta; Dom.
Shelby Christiansen: encargada de recursos humanos;
superviviente de cáncer en dos ocasiones; sumisa.
Curt Bannerman: SEAL de la Marina retirado;
propietario de Halo Customs, un taller de reparación de
motocicletas.
Jenn ‘Chica Bebé’ Mullins: estudiante universitaria;
ahijada de Ian; ‘Sobrina’ de Devon, Brody, Jake,
‘Boomer’ y Marco; su padre fue un SEAL de la Marina;
sus padres fueron asesinados.
Mike Donovan: propietario del bar irlandés
Donovan’s; hermano de Jake.
Charlotte ‘Ama China’ Roth: oficial de libertad
condicional; Domme y Maestra del Látigo en La Alianza.
Travis ‘Tiny’ Daultry: ex jugador de fútbol
profesional; jefe de seguridad en el complejo de La
Alianza y Trident; guardaespaldas ocasional para TS.
Rick y Eileen Michaelson: padres de ‘Boomer’. Rick es
un SEAL de la Marina retirado.
Charles ‘Chuck’ y Marie Sawyer: los padres de Ian,
Devon y Nick. Charles es el dueño de un negocio
inmobiliario multimillonario que se hizo él solo. Marie es
una cirujana plástica involucrada en la organización sin
fines de lucro llamada ‘Operation Smile’.
Will Anders: Curador adjunto en el Museo de Arte de
Tampa, primo de Kristen Anders.
Dra. Roxanne London: pediatra; Domme (Ama Roxy) y
esposa de Kayla.
Kayla London: trabajadora social; sumisa y esposa de
Roxanne.
Chase Dixon: comando retirado del ejército;
propietario de Blackhawk Security; socio de TS.
Doug Henderson: Infante de la Marina retirado;
guardaespaldas.
Reggie Helm: abogado de TS y La Alianza; Dom y
novio de Colleen.
Colleen McKinley-Helm: gerente de oficina de TS;
novia y sumisa de Reggie.
Carl Talbot: profesor universitario; Dom y Amo del
Látigo en La Alianza.

Miembros de las Fuerzas del Orden

Larry Keon: subdirector del FBI.


Frank Stonewall: Agente especial a cargo del FBI de
Tampa.
Calvin Watts: Líder del Equipo de Rescate de Rehenes
(HRT) del FBI en Tampa.

Los K9 de Trident

Beau: Perro huérfano mezcla de labrador con pitbull,


rescatado por Ian. Ahora es un K9 entrenado que se ha
ganado con creces su lugar en el equipo Alpha.
CAPÍTULO UNO

‘B OOMER ’ ESTABA SENTADO EN LA MESA DE SU DESPACHO , CON LOS


ojos entrecerrados mientras estudiaba el papel que tenía
delante. Las respuestas deberían ser fáciles, pero por su vida,
no se le ocurría ninguna. Miró su teléfono móvil para
comprobar la hora y observó que eran las seis y veinte de la
tarde. La cita de las seis y media que Colleen había agendado
para él era más tarde de lo normal, pero ella le había dicho
que el nuevo cliente había solicitado esa hora, así que aquí
estaba, intentando matar unos minutos más.
Los lunes y martes eran las únicas noches en las que los
clientes de Trident no tenían ningún problema en venir al
recinto donde estaban sus oficinas. El resto de la semana, la
otra empresa de Ian y de Devon Sawyer, La Alianza, estaba
abierta y los clientes de Trident podrían sorprenderse un
poco al ver a los miembros del club BDSM en diferentes
etapas de desnudez caminando por el estacionamiento.
El recinto vallado constaba de cuatro almacenes y estaba
fuera de los caminos trillados en las afueras de Tampa,
Florida. Al pasar la entrada vigilada, el primer edificio
albergaba el club. Más allá, había otra puerta que conducía a
los tres edificios restantes. Las dos estructuras siguientes
tenían a las oficinas de Trident, las habitaciones con literas,
el campo de tiro, las áreas de entrenamiento, el gimnasio y
un garaje para vehículos, y la última edificación había sido
renovada en dos grandes apartamentos residenciales. El de
abajo pertenecía a Ian y a su prometida Angie, mientras que
Devon y su prometida Kristen vivían en el segundo piso. El
resto del edificio era un espacio vacío donde se planificaba
construir dos apartamentos más. Uno sería para Jennifer
Mullins, la ahijada de Ian, cuando no estuviera en la
universidad. Los hombres de Trident eran sus tíos sustitutos,
habiendo servido bajo las órdenes de su padre en los equipos
de la Marina. Ian se había hecho cargo de su custodia
después de que sus padres murieran en un allanamiento de
morada el año anterior. El otro apartamento sería para el
hermano menor de Sawyer, Nick, cuando decidiera dejar de
formar parte de la Armada. Hace tres años había presentado
el entrenamiento como BUD (Demolición Submarina Básica),
el curso intensivo de los SEAL y ahora estaba con el Equipo
Tres en Coronado, California, por lo que el joven de
veinticinco años no se uniría a ellos en el corto plazo.
Mientras ‘Boomer’ golpeaba el escritorio con su bolígrafo,
miró las pistas que tenía a su disposición y se sintió más
frustrado porque todavía no podía descubrirlo. Levantó la
vista cuando Ian entró y se sentó en una de las dos sillas para
invitados al otro lado del escritorio. «¿Qué palabra de siete
letras se usa para vago? Empieza con una ‘A’ y la quinta letra
es una ‘G’».
«Ambiguo». Ian puso los ojos en blanco. «Y si vas a
seguir pidiéndome ayuda con los crucigramas diarios,
entonces, en lugar de tu bonificación para Navidad de este
año, te voy a conseguir un maldito diccionario de
sinónimos».
‘Boomer’ le dio a su jefe una sonrisa mientras llenaba los
espacios en blanco del crucigrama. «Si lo haces jefe, te
inscribo en el Club de la Anchoa del mes».
A pesar de que sabía que su amigo y empleado estaba
bromeando, Ian puso una expresión de náuseas en su rostro.
A ‘Boomer’ siempre le pareció gracioso cómo, de los seis
SEAL retirados, él era el único al que le gustaba el pescado
aceitoso y salado, teniendo en cuenta la cantidad de tiempo
que habían pasado dentro y fuera del océano mientras
estaban en la Marina. Bueno, tal vez esa era la razón.
«No es gracioso, ‘Baby Boomer’». Ian tomó la pelota
antiestrés que el otro hombre mantenía en su escritorio y la
arrojó de un lado a otro entre ambas manos. «Entonces,
¿averiguaste alguna información sobre este nuevo cliente?».
‘Boomer’ tiró el bolígrafo sobre el periódico y se reclinó
en su silla. «No. Colleen dijo que la mujer, una tal Kate
Zimmerman, necesitaba contratar a Trident, pero que no
trataría con nadie excepto conmigo. Me he devanado los
sesos y no recuerdo haber conocido a nadie con ese nombre.
Intenté llamar al número de teléfono que había dejado, pero
salió la típica voz computarizada diciendo que dejara un
mensaje. Se trata de un celular desechable».
«¿Sería de alguna noche de fiesta?».
Resopló, pero no se ofendió, ya que todos los muchachos
del equipo habían tenido más aventuras de una noche a lo
largo de los años de las que cualquiera de ellos quería
admitir. Su tiempo en el ejército y luego en el negocio de la
seguridad no les habían brindado muchas oportunidades
para entablar relaciones a largo plazo. Incluso si lo hicieran,
‘Boomer’ no estaba interesado. «Estaría mintiendo si dijera
que recuerdo el nombre y apellido de todas las mujeres con
las que me he acostado o con quienes me he relacionado.
Pero me gustaría pensar que sonaría una especie de
campana. Tal vez sea amiga de un amigo o algo así».
«Podría ser». Ambos sabían que gran parte de su negocio
se lograba con los testimonios de boca en boca. «Supongo
que lo sabré en unos minutos. Si no tiene objeciones, e
incluso si las tuviera, estaré presente en la reunión hasta que
averigüemos qué es lo que necesita de nosotros. Si es una
mierda de esas de que mi-marido-me-está-engañando, te la
dejo solo a ti».
«Por mí está bien. ¿Somos los únicos dos que quedamos
en la oficina?».
Los teléfonos de ambos hombres emitieron un mensaje de
texto. El guardia de la puerta principal les estaba alertando
de la llegada de su nueva cliente. Murray la haría pasar por la
segunda puerta y le indicaría dónde estacionar. Se pusieron
de pie, y ‘Boomer’ agarró una libreta amarilla de tamaño
legal y su bolígrafo, mientras Ian se dirigía a la puerta. «Sí.
Colleen ya se fue. ‘Polo’ y ‘Cabeza de Huevo’ están de camino
a Nueva York para escoltar un envío de diamantes de un
comerciante a su comprador, aquí en Tampa. Jake está
tratando de localizar a uno de sus informantes que lo tiene
preocupado, no ha visto al tipo en un par de meses, lo que
dice que es inusual. Y mi afortunado hermano está de
compras con Kristen para la celebración de su boda y
mientras hablamos está eligiendo manteles rosas con
servilletas a juego».
«¡Ja!». ‘Boomer’ exclamó y negó con la cabeza. «Yo no
me metería con eso, ‘Jefe’. Tú vas justo detrás de él y el
karma es una perra. Próximamente, Angie va a estar
arrastrando tu trasero por los mismos manteles y
servilletas».
«No lo sé. Estoy tratando de convencerla de fugarnos,
pero no estoy teniendo mucho éxito». La expresión de dolor
en su rostro era realmente falsa, ya que ‘Boomer’ sabía que
le daría el mundo a su mujer si ella lo pidiera. Bueno, si no
tuviera que ayudar a elegir las flores a juego, los fajines y
vestidos de las damas de honor, lo haría. «Iré a buscar a tu
cliente y nos reuniremos contigo en la sala de conferencias».
«Bien. Voy rápido a hacer una parada técnica».

MIENTRAS ‘BOOMER’ se dirigía en dirección al baño,


Ian caminó hacia el área de recepción. La puerta de entrada
solo se podía abrir desde el interior mediante el desbloqueo
de cerradura detrás del escritorio de Colleen, o mediante un
escáner manual que liberaba la puerta solo para aquellos
cuyas huellas digitales habían sido programadas en el
sistema. Jaló la puerta y se encontró frente a una belleza de
cabello castaño que parecía tener la edad de ‘Boomer’, como
unos treinta años. Con un par de jeans y una blusa azul
marino de manga corta, medía un metro setenta y cinco con
sus zapatos planos de color blanco que hacían juego con el
cinturón de su delgada cintura. Su esbelta complexión hacía
que la blusa y los pantalones le parecieran un poco grandes,
como si recientemente hubiera perdido algo de peso, pero
aún no hubiera encontrado ropa que se ajustara a su nueva
figura. En opinión de Ian, parecía demasiado delgada. Se
quitó las gafas de sol y lo miró con sus grandes ojos castaños.
«Hola, soy Kate Zimmerman. Estoy buscando a Ben
Michaelson. Tengo una cita con él y el guardia me dijo que
estaba en este edificio».
Cuando miró por encima del hombro hacia donde Murray
vigilaba en la puerta principal, los ojos de Ian no siguieron
los de ella. En cambio, miró con interés a Beau, que estaba
sentado cerca de la puerta del conductor del Ford Focus de la
Sra. Zimmerman. El perro de cara tonta estaba jadeando,
pero algo en su postura y el hecho de que parecía estar en
una posición de ‘quedarse quieto’ hizo que Ian mirara
fijamente a la mujer frente a él. Vio dónde había estado su
mirada y las comisuras de su boca se curvaron un poco hacia
arriba cuando alzó una ceja con curiosidad. Su sonrisa no se
encontró con sus ojos ansiosos y cuando no obtuvo respuesta
a su pregunta no formulada, abrió más la puerta. «Por favor,
pase usted, señorita Zimmerman. Soy el jefe de Ben, Ian
Sawyer. Encantado de conocerla. Si no le importa, estaré
presente en su reunión».
Su sonrisa vaciló un poco antes de recuperarse. «Mmm,
no. Quiero decir, está bien. No me importa. Podría ser mejor
así».
La curiosidad de Ian se despertó aún más, pero no estaba
recibiendo ninguna mala vibra de ella más que su
nerviosismo, por lo que dejó pasar su último comentario por
el momento. Miró de nuevo a Beau, que todavía seguía
sentado quieto, con la lengua fuera de la boca, pareciendo
estar esperando una orden. Ian le dijo: «Beau, hier».
(“Aquí”, en alemán). El perro corrió hacia su amo, se detuvo
y cuando recibió una leve señal con la mano, pasó junto a él
trotando en el camino hacia la oscura sala de conferencias.
Ian había descubierto al perro cuando era un cachorro. Su
madre moribunda había cavado debajo de la cerca perimetral
del complejo para encontrar un humano que se ocupara del
pequeño. Cuando Beau tuvo la edad suficiente, Ian lo llevó
con un amigo que entrenaba perros para departamentos de
policía y compañías de seguridad privada. Ahora, el perro
callejero de aspecto tonto estaba entrenado como un perro de
rastreo agresivo y también como un perro guardián. Todas
sus órdenes se daban en alemán, ya que no era un idioma
común en los Estados Unidos.
«Es hermoso. Labrador y Sta ordshire Terrier,
¿correcto?».
«Eso creemos. Lo encontré cuando era un cachorro…
bueno, en realidad, él me encontró». Cerró la puerta y le
hizo una señal hacia la sala de conferencias. «El veterinario
cree que puede haber algo más mezclado allí, tal vez gran
danés, porque sus patas son un poco más largas de lo normal
para las dos razas». Al entrar, encendió las luces del techo
de la sala. «Por favor, tome asiento. ‘Boomer’ estará aquí en
un momento».
«¿‘Boomer’?», preguntó mientras colocaba su gran bolso
en una silla, mientras él sacaba otra silla al lado para que ella
se sentara.
Ian tomó asiento frente a ella, dejando vacía su silla
habitual en el extremo. Aunque esta era su empresa, confiaba
en que su empleado se hiciera cargo del caso desconocido. La
clienta lo había requerido a él específicamente, e Ian estaba
dispuesto a ceder su autoridad por el momento, por lo que le
daba a ‘Boomer’ el asiento ‘principal’ en la mesa. Estudió a
la mujer durante unos segundos antes de contestar. «Lo
siento, me refiero a Ben. ‘Boomer’ es su distintivo de
nominación de la Marina. Nadie usa su nombre de pila por
aquí, pero es una costumbre». Escuchó al hombre en
cuestión venir por el pasillo y un segundo después lo vio
entrar a la sala. La Sra. Zimmerman estaba de espaldas a la
puerta, pero en el momento, Ian supo que ella se había dado
cuenta de que ‘Boomer’ estaba allí sin haberlo visto y notó
que su cuerpo se ponía rígido.
«Lamento tenerla esperando, Sra. Zimmerman. Yo …».
‘Boomer’ se acercó, miró el rostro de la mujer y se quedó
paralizado. La confusión en sus ojos se convirtió en pura
conmoción, e Ian vio como la sangre desaparecía del rostro
de su compañero de equipo. Su voz normalmente fuerte se
redujo a un susurro ronco. «¿Katerina?».
Y con eso, Benjamin Thomas ‘Boomer’ Michaelson hizo
algo que nunca antes había hecho en su vida. Se desmayó.

«SÍ, Benny, lo haré. Te prometo que te esperaré por siempre…


siempre … siempre».
«‘Boomer’. ¡‘Boomer’! Despierta, renacuajo, ¡es una
orden!».
Las palabras y un nudillo clavándose dolorosamente en su
pecho finalmente penetraron en la mente turbada de
‘Boomer’ y sus ojos parpadearon. Ian estaba arrodillado a su
lado con una mirada de preocupación en su rostro mientras
que, en su otro lado, Beau estaba sentado mirándolo con una
curiosa inclinación de su peluda cabeza. Y dado que Ian
estaba arrodillado y ‘Boomer’ estaba de espaldas, significaba
que estaba en el suelo por alguna estúpida razón. Se frotó el
esternón dolorido y preguntó: «¿Q-qué pasó?».
«¿Estás bien? Te desmayaste».
Resopló y el joven miró a su jefe como si tuviera dos
cabezas. «Sí, claro. Nunca me he desmayado en mi vida. Ni
siquiera cuando vi el hueso sobresaliendo de mi pierna
después del ataque del RPG». [Nota de la T.: RPG es un
lanzagranadas de mano antitanque]. Habían pasado poco más
de dos años desde el incidente en Afganistán y las heridas
resultantes casi le habían costado la pierna. Tal como
sucedió, había necesitado una prótesis de rodilla, después de
varias cirugías para restaurar más daños en la espinilla.
Después de que se recuperó, su periodo de servicio estaba a
punto de terminar, por lo que optó por salir de la Marina y
unirse a sus ex compañeros de equipo en Trident.
Ian se echó hacia atrás un poco cuando su amigo se sentó.
«¿Qué es lo último que recuerdas?».
Los ojos de ‘Boomer’ se entrecerraron cuando su cabeza
finalmente dejó de dar vueltas. «Estaba soñando …». La
conmoción volvió a apoderarse de su rostro y se pasó una
mano por el pelo. «Ah, joder. No fue un sueño, ¿verdad?».
Ian se puso de pie y le ofreció una mano para ayudarlo a
levantarse. «No. No lo fue».
«¿Donde está?». Miró alrededor de la habitación como si
Katerina fuera a reaparecer de repente.
«Sentada junto al escritorio de Colleen. Le pedí que
saliera para poder levantar tu culo y descubrir qué diablos te
pasó. Ahora empieza a hablar, Ben. ¿Quién es ella?».
‘Boomer’ sabía que su jefe no solo estaba preocupado,
sino enojado, porque el hombre nunca usaba su nombre de
pila a menos que estuviera en problemas, pero en ese
momento no le importaba una mierda. «Dame un minuto».
Salió a grandes zancadas por la puerta de la sala de
conferencias y fue en busca de un fantasma.
CAPÍTULO DOS

Doce años antes …


B EN SE DESPIDIÓ DE LOS ÚLTIMOS AMIGOS QUE SE DIRIGÍAN A SUS
coches estacionados a poca distancia de la playa del río
James, donde se habían reunido. Una luna casi llena estaba
en lo alto del cielo en la cálida noche de verano, y su fiesta de
despedida se había reducido un poco después de la una de la
madrugada. Era viernes por la noche, en realidad ya era
sábado por la mañana, antes de que se marchara para el
entrenamiento básico el siguiente fin de semana. Se alistaba
en la Marina y, con suerte, se abriría paso en los SEAL de
élite, como su padre antes que él.
Para alivio de su esposa, Rick Michaelson había cumplido
sus veinte años con solo unas pocas lesiones que no
amenazaban su vida antes de retirarse para siempre. Ahora
trabajaba para un amigo que dirigía una empresa de
investigación privada y al mismo tiempo daba clases de
historia en la universidad comunitaria local. Pero dado que
su único hijo se había graduado del bachillerato y estaba
dejando el nido, los padres de Ben hablaban de vender su
casa en Norfolk, Virginia, y mudarse a algún lugar de Florida,
tal vez cerca de su tía en Sarasota.
Miró a su alrededor y vio a Katerina sentada en una gran
roca cerca de la costa. Su mejor amigo, Alex Maier, le había
pedido que se asegurara de que su hermana llegara a casa
sana y salva. De esa manera Alex podría ligar con Daniella
Silverman, quien había estado coqueteando con él toda la
noche. A Ben no le importaba llevar a Kat a casa, ya que los
tres habían crecido juntos durante los últimos siete años.
Alex era seis meses mayor que Ben, que era seis meses
mayor que Kat. Pero a pesar de su cercanía, en la escuela ella
iba un año abajo que ellos debido a que cumplía años a
principios de diciembre.
Tomo dos refrescos de cola de su hielera, subió a la roca y
se sentó junto a ella antes de entregarle una de las latas. Tan
cerca estaba de su meta de una carrera militar, que no se
arriesgaba a beber y conducir, y había dejado de beber
después de tomarse tres en cuatro horas. Katerina le sonrió,
y él trató de ignorar la contracción en su entrepierna que
había estado ocurriendo a menudo al estar cerca de ella
durante las últimas semanas, desde que había sido su cita
para el baile de graduación. No podía entender por qué, de
repente, la veía menos como una amiga y más como la
hermosa mujer en la que se estaba convirtiendo. Pero no
había forma de que se le insinuara a la hermana de su mejor
amigo, sin importar cuán atraído se sintiera por ella. La
atracción desaparecería cuando empezara a conocer a todas
las conejitas de uniforme que querían ligar con cualquier
hombre del ejército. Solo tenía que seguir recordándose eso.
«Gracias, Benny».
Puso sus ojos en blanco y ella se rió. Ella era la única
persona que todavía lo llamaba por el apodo juvenil. Desde el
comienzo del bachillerato, todos los demás lo llamaban Ben,
a petición de él. «Entonces, ¿qué vas a hacer sin que Alex y
yo estemos cerca todo el tiempo para molestarte y ahuyentar
a tus novios?».
Ella se encogió de hombros y soltó un pequeño bufido.
«Estaré bien. Solo falta un año más para que yo también
pueda ir a la universidad. Y todavía tengo a Alex durante la
mayor parte del verano hasta que se vaya a Villanova». Su
sonrisa se desvaneció y su voz se convirtió en un susurro.
«Te voy a extrañar».
Le pasó el brazo sobre su hombro y la atrajo para darle un
abrazo de lado. «Yo también te voy a extrañar, ‘Gatita’. Pero
tal vez pueda hacer que me asignen fuera de Little Creek y
luego podremos vernos todo el tiempo de nuevo».
Se sentaron así durante un rato, mirando hacia el agua,
con la cabeza apoyada en su clavícula. Cuando puso su mano
sobre su rodilla doblada y su pulgar comenzó a frotar la piel
desnuda que sus pantalones cortos no cubrían, su polla
decidió traicionarlo, notando lo bien que se sentía su toque.
Trató de ajustarse sutilmente moviendo sus caderas. Sin
apartar su cabeza, la inclinó hacia arriba para que lo mirara
con esos suaves ojos castaños que tenía. «¿Estás incómodo?
Puedo moverme».
«No, estás bien». Y caray, sí que lo estaba. La repentina
intimidad entre ellos lo estaba haciendo olvidar todas las
razones por las que no debería pensar en besarla. El impulso
de reclamarla empeoró cuando bajó los párpados y miró
fijamente su boca. Sintió las suaves bocanadas de su aliento
en su cuello y olió el chicle de menta que había estado
masticando antes, además del champú que había usado para
lavarse el cabello. Ahora estaba dolorosamente consciente de
su exuberante pecho derecho aplastado contra su caja
torácica, y pensó que podía sentir su pezón endurecido a
través de la camiseta de algodón que llevaba sobre la parte
superior del bikini.
Trató de distraerse contando mentalmente desde cien en
español, pero falló cuando su pequeña lengua rosada se
asomó para humedecer sus tiernos labios. Ahogó un gemido,
pero cuando intentó apartarse y poner algo de distancia
entre ellos, la mano en su rodilla se tensó. Volvió a mirar su
dulce rostro y se sorprendió al ver el deseo en sus ojos, y se
dio cuenta de que ella estaba tan atraída por él como él por
ella. La percepción hizo desaparecer todos los demás
pensamientos de su cerebro, y lentamente bajó la cabeza.
Cuando sus labios estaban a punto de tocarse, él hizo una
pausa, queriendo que ella cerrara la brecha final entre ellos.
Quería asegurarse de que ambos estuvieran en la misma
página, la que cambiaría su relación para siempre. Su cerebro
trató de dominar su cuerpo, pero ya era demasiado tarde. Ella
movió la escasa pulgada y los fuegos artificiales llenaron su
mente mientras se besaban.
¡Mierda! Se sentía tan increíble, sabía tan increíble que
pensó que había muerto y se había ido al cielo. Se movió y la
hizo retroceder hasta que ella estuvo acostada sobre la roca
plana con él junto a ella. Todo el tiempo continuó besándola,
moviendo sus labios sobre los de ella en una caricia sensual.
Con cautela, comenzó a lamer la comisura de su boca,
animándola a abrir y dejarlo entrar. Casi pensó que ella no
iba a hacerlo cuando, de repente, sus labios se separaron y le
permitió entrar.
Su lengua se batió en duelo tímidamente con la de él, y
eso lo puso aún más duro, lo que no había pensado que fuera
posible. Ben sabía que ella no tenía experiencia porque unas
semanas antes había escuchado una conversación que había
tenido con sus dos mejores amigas. Kat y Melanie se
sorprendieron cuando su otra amiga, Tina, les había contado
que después del baile de graduación había perdido la
virginidad con su novio. Cuando Tina preguntó cuándo
planeaban entregar su tesorito, Katerina respondió que
estaba esperando que llegara el tipo adecuado y que no tenía
prisa. Ben había estado feliz con su respuesta, pero la forma
en que lo había dicho le hizo pensar que tenía a un chico en
mente y eso lo molestó muchísimo. Luego, cuando se dio
cuenta de que estaba enojado, pensó que se suponía que no
debía estar celoso de ningún chico con el que ella saliera.
Consideró que debía ayudar a Alex a advertir a los idiotas
amenazándoles con patearles el culo si intentaban algo con
ella. Debería actuar como su hermano, ¿no? Al menos él lo
había pensado… hasta esta noche.
Estaba apoyado en un brazo mientras su otra mano
descansaba en la cintura de ella. Comenzó a moverlo hacia
arriba y hacia abajo, cada vez más cerca de su pecho
izquierdo. Cuando ella no lo detuvo, lo cogió con su mano,
apretándolo un par de veces antes de frotar su pulgar sobre
su tenso pezón. Su gemido de placer lo estimuló mientras
ella arqueaba ligeramente la espalda, empujando el delicioso
orbe más hacia su toque. Estaba desesperado por arrancarle
la camiseta y el bikini para poder descubrir si su cuerpo
desnudo era tan hermoso como había imaginado. La otra
mañana, se había sorprendido al despertar con su mano
alrededor de su tronco matutino mientras la imagen de sus
labios estaba alrededor de su polla y esa imagen se
desvanecía como la fantasía que había sido. No había podido
mirarla a los ojos durante varios días después, por temor a
que sus mejillas se calentaran de vergüenza, y ella supiera
que se había masturbado en la ducha después del increíble
sueño.
Continuó con su tierno asalto a su boca, bajó la mano
hasta el dobladillo de su camiseta, metió los dedos debajo de
ella y comenzó a subir de nuevo. En el segundo en que su
mano tocó la piel de su abdomen, gimió. Era más suave que
cualquier cosa que hubiera sentido. Al no ser capaz de
soportar más la tortura, levantó la cabeza y se alegró de ver
sus labios hinchados y rojos y sus párpados pesados.
«Quítate la camiseta, Kat. Quiero verte».
Sus ojos se abrieron cuando se mordió el labio inferior con
ansiedad, y él pensó que la había presionado demasiado.
Aunque era consciente de su virginidad, no sabía hasta dónde
había llegado con los pocos novios que había tenido. ¿La
habrían visto desnuda alguna vez? ¿Había dejado que uno de
ellos lamiera y mordisqueara sus pechos? ¿Alguien le había
metido la mano en la ropa interior y había tocado el lugar
que Ben estaba empezando a pensar que le pertenecía? Toda
ella le pertenecía, y que Dios lo ayudara, Alex le iba a patear
el trasero.
Estaba a punto de decirle que estaba bien si ella no estaba
lista para dar el siguiente paso, pero su polla saltó de alegría
cuando ella se agachó y agarró el dobladillo. Fue lo más sexy
que había visto en su vida cuando ella levantó sus hombros y
su cabeza de la roca y se quitó la camiseta sin mangas. La
había visto en bikini al principio del día, pero al verla ahora
con su diminuto top y sus pantalones cortos de mezclilla,
junto con una mezcla de pasión e incertidumbre en sus ojos,
lo dejó boquiabierto. «Eres tan hermosa, ‘Gatita’».
Su tímido rubor lo emocionó de una manera que no había
creído posible. Ella apartó la vista de su mirada tensa. «No
tienes que decir eso. Sé que no es cierto».
Sorprendido, le tomó la barbilla y la obligó a mirarlo.
«¿Estás loca? ¿Qué te hace pensar que no es verdad?».
Katerina se encogió de hombros e intentó romper el contacto
visual, pero él no se lo permitió. «Respóndeme, ‘Gatita’,
porque en mi opinión, eres la chica más hermosa que he
conocido».
«Oh, por favor». Su sarcasmo fue puntuado por un giro
de ojos. «Tú y Alex han salido con todas las chicas guapas de
su clase y de la mía. Ni siquiera puedo empezar a
compararme con la mayoría de ellas. Mi pecho es demasiado
plano, mi trasero es demasiado grande, mis piernas son
demasiado delgadas y mis ojos están demasiado separados».
Cuando terminó de enumerar lo que pensaba que eran sus
peores atributos, Ben no estaba seguro de si estaba
bromeando o si realmente pensaba esas cosas sobre sí
misma. Solo pasaron unos segundos antes de que se diera
cuenta de que ella hablaba en serio y entrecerró los ojos con
ira. «‘Gatita’, no hay nada en ti que yo cambiaría. Tus ojos
son tan expresivos que a veces no puedo dejar de mirarlos,
especialmente cuando te ríes. Tu pecho …», su mano se
cerró alrededor de su pecho izquierdo y apretó lo suficiente
para asegurarse de que tenía su atención. «… tiene el tamaño
perfecto, ni demasiado pequeño, ni demasiado grande, es
perfecto». Movió su mano hacia su cadera cubierta de
mezclilla y apretó de nuevo. «Tu trasero… Dios, ¿tienes idea
de cuántos tipos te miran el culo cuando pasas por ahí?
Especialmente con estos sexy pantaloncillos cortos tuyos. Y
tus piernas miden una milla de largo. Cariño, los hombres
babean por piernas como las tuyas y la mayoría de las
mujeres matarían por tenerlas. Si alguna vez te escucho
menospreciarte de nuevo, voy a azotar tu dulce trasero. ¿Me
oyes?».
Era obvio que pensaba que él estaba bromeando acerca de
azotarle el trasero porque se rió y él se relajó un poco. Había
querido demostrarle lo deseable que era para él y se inclinó y
volvió a tomar posesión de su boca. Esta vez no fue tan gentil
como antes, pero aun así fue cauteloso. Sabía que tenía que
andar por una delgada línea, la que había entre asustarla
moviéndose demasiado rápido y hacerle ver lo bien que
podían estar juntos. Las manos de ella comenzaron a
empujar su camiseta hacia arriba y él se inclinó hacia atrás,
agarró un puñado de algodón azul y dejó de besarla el tiempo
suficiente para sacarla por su cabeza y arrojarla a un lado. Su
mano le quemó el pecho cuando tímidamente lo tocó. Cuando
sus labios encontraron los de ella de nuevo, sus dedos
comenzaron una nueva exploración de sus senos a través de
su bikini, pero sabía que no podía ir mucho más lejos. Quería
que su primera vez fuera especial, no aquí en una gran roca
donde cualquiera pudiera acercarse e interrumpirlos. Ella se
merecía algo mejor.
Ben estaba a punto de apartarse de su boca, cuando
ocurrió lo que temía. Escuchó el automóvil un momento
antes de que un reflector brillante los golpeara y ambos se
sentaron de un salto. Maldita sea. Un policía había elegido
ese momento para revisar el popular lugar de la fiesta. Al
menos ambos estaban todavía decentes. En lugar de salir de
su patrulla, el policía perezoso tocó su bocina una vez. En
otras palabras, súbete a tu camioneta y vete, idiota, porque no
vas a echar un polvo aquí esta noche.
Mientras se apresuraban y se ponían las camisetas, él le
hizo al oficial un rápido movimiento de la mano, haciéndole
saber que el mensaje había sido recibido y entendido. Tomó
la mano de Kat, la ayudó a bajar de la roca, y se dirigieron a
la camioneta de su padre, agarrando su hielera en el camino.
Abrió la puerta del pasajero para ella y la subió al asiento
alto, luego vació el hielo derretido sobrante de la nevera
antes de guardarla en la caja de la camioneta. Saltó al asiento
del conductor, encendió el motor y sonrió cuando ella estalló
en un ataque de risa. «¿Que es tan gracioso?».
«Tu camiseta está al revés y con la espalda de frente». Se
veía tan linda tapándose la boca como si accidentalmente
hubiera soltado algo chusco.
Él miró hacia abajo, vio que ella tenía razón y se rió con
ella. Antes de poner la camioneta en marcha, se quitó la
camiseta, le dio la vuelta y se la puso correctamente. Lo
último que necesitaba era que su padre o su hermano vieran
eso y sumaran dos más dos. Eventualmente tendría que
decirle a Alex que planeaba salir con Katerina, pero todavía
no. Mientras conducía por el camino de tierra que conducía a
la autopista, extendió la mano por la consola central y tomó
su mano entre las suyas. Le dio un apretón y luego puso sus
manos unidas en el apoyabrazos entre ellos. Llevarla a casa
era lo último que quería hacer, pero si se quedaba fuera más
tarde, sus padres, Ivan y Sylvia, se enojarían. A los diecisiete
años, Kat todavía tenía toque de queda. Las únicas razones
por las que se le había permitido salir hasta las dos de la
madrugada era porque la escuela había terminado y ella
estaba con Alex y Ben. Eso, y además que era una ocasión
especial, ya que pasaría un tiempo antes de que Ben tuviera
la oportunidad de volver a casa para visitarla.
Aparte de la música baja en la radio, un silencio había
caído al interior de la cabina y en el último segundo, se
detuvo en el estacionamiento de la escuela primaria justo en
la calle de su casa. Estacionó la camioneta, se volvió para
mirarla. «La… lamento que nos hayan interrumpido allí. Me
tomó por sorpresa. Nunca pensé …».
Ella apartó la mano de la de él y miró por la ventana
lateral. «Está bien, Benny. Fingiremos que nunca sucedió.
Quiero decir, no es como si realmente hubiéramos hecho
algo».
Le agarró la barbilla, le giró la cabeza hasta que estuvo
frente a él, pero sus ojos permanecieron bajos. «‘Gatita’,
mírame». Esperó un momento, pero ella siguió sin levantar
la vista. «Kat, por favor, mírame».
Su corazón casi se rompe cuando vio las lágrimas
reprimidas en sus ojos. Demonios. Ella lo había mal
interpretado y ahora estaba a punto de llorar. Hizo todo lo
posible por abrazarla a pesar de la consola central entre ellos
y la besó en la parte superior de la cabeza. Un escalofrío la
atravesó y la abrazó con más fuerza. «Shhh, nena, no me
dejaste terminar. Solo porque nunca pensé que tú y yo lo
haríamos… ya sabes, estar juntos… no significa que no esté
feliz de haberlo hecho. He estado pensando en ti y en mí
desde el baile de graduación, cuando bailamos juntos esa
música lenta. Por primera vez, me di cuenta de que eres más
que mi amiga. También eres una mujer muy hermosa de la
que de repente me sentí atraído. Me sorprendió que también
te sintieras así por mí». Se quedó paralizado por un segundo.
«Te sientes así, ¿no? Quiero decir, no fue solo un
experimento para ti, ¿verdad?».
Ella se apartó para poder mirarlo de nuevo. «Me he
sentido así durante mucho más tiempo que tú. Estaba tan
feliz cuando me invitaste al baile de graduación, aunque
sabía que era solo porque tú y Mary Jo Dwyer acababan de
romper y todos los demás ya estaban emparejados en su
mayor parte».
Al menos había tenido la decencia de no negarlo. Esa era
la razón por la que se lo había pedido, pero no lo habría
hecho en absoluto si no hubiera pensado que lo pasarían bien
juntos, lo que ocurrió así.
Respiró hondo y soltó: «No quería que esta noche nada
nos detuviera».
Su rostro se puso rojo como una remolacha cuando las
implicaciones de lo que dijo se hundieron en su cerebro. ¿Le
estaba diciendo que le habría dado su virginidad esta noche
si el policía no los hubiera interrumpido? ¡Carajo! ¿Qué se
suponía que tenía que decirle? Cualquier otra chica habría
estado encima de él sin pensarlo dos veces. Sabía que a veces
podía ser un perro. Había perdido su propia virginidad dos
meses antes de cumplir los quince. Y como cualquier otro
hombre estadounidense normal de sangre roja, rara vez
decía que no cuando una chica le ofrecía un revolcón en la
cama o en la plataforma de su camioneta. Pero él necesitaba
que ella estuviera segura de que esto era lo que quería y que
no fuera un impulso del momento porque él se estaba yendo.
No podría… no le haría eso a ella. Besarla ya había cambiado
la dinámica de su relación, pero tener sexo con ella los
pondría en otra órbita. Y sabía que no sería solo sexo. Con
Katerina, sería hacer el amor. «Nena, ¿sabes lo que estás
diciendo?».
Ella asintió y luego comenzó a balbucear nerviosamente.
«Quería que fueras mi primer… ya sabes. Todavía lo quiero.
Quiero decir, sé que has estado teniendo… ya sabes, sexo,
desde hace mucho tiempo. Quiero decir, todos en la escuela
hablan de quién está haciendo qué con quién, pero yo no…
sabes …».
«Sigues siendo virgen». Había querido decirlo como una
pregunta, no quería que ella supiera que había escuchado
demasiado la conversación con sus amigas, pero ella no
pareció darse cuenta.
«Sé que es una tontería, pero…».
Él le puso su mano en la mejilla. «No es una tontería, Kat.
Para nada. Pero por mucho que quiera decirte que sí… Para
nosotros, creo que sería mejor si esperáramos hasta que
termine el entrenamiento básico y averigüe dónde estaré
destinado. No quiero pasar una o dos noches contigo y luego
terminar en una base en el lado opuesto del país. No sería
justo para ti». Le tapó la boca con los dedos cuando intentó
interrumpirlo. «Pero haré un trato contigo, nena. Si esto es
lo que quieres, … si estás segura, entonces estoy dispuesto a
decirle a cada mujer con la que me encuentre de aquí en
adelante que tengo a alguien especial esperándome en casa y
que ella es la única que quiero. ¿Me esperarás, ‘Gatita’?
¿Serás mi novia y esperarás hasta que llegue el momento
adecuado para nosotros?».
«Sí, Benny, lo haré», susurró. «Lo prometo. Te esperaré
… siempre».
Alex lo iba a matar.

RICK MICHAELSON se paró entre su esposa y su hijo en


el cementerio y mantuvo su mano sobre el hombro de su
afligido vástago, que estaba a punto de ingresar al ejército y
convertirse en un hombre, pero en un abrir y cerrar de ojos
su vida había dado un vuelco. Observaban cómo el equipo del
director de la funeraria descargaba decenas de coloridos
arreglos de cuatro carrozas fúnebres y los colocaban junto a
los ataúdes. El área alrededor de las tumbas se estaba
llenando con cerca de doscientas personas que habían
conocido a uno, dos o todos los miembros de la familia Maier
y habían venido a presentar sus respetos.
Un sombrío sacerdote se dirigió a la cabecera de las
tumbas para dar a los difuntos su bendición final. Ivan y
Sylvia serían enterrados uno al lado del otro, al igual que sus
hijos, Alex y Katerina, que estarían en la parcela contigua. El
domingo, después de la fiesta de despedida de Ben, la familia
se había marchado en un viaje vespertino de una hora para
visitar a la madre y la hermana de Ivan, pero nunca llegaron.
Un aparatoso accidente en un tramo solitario de la carretera
acabó con la vida de cuatro personas y dejó a muchas otras,
como Ben, luchando por encontrar una razón detrás de la
terrible tragedia. Rick sabía que, aunque el dolor abrumador
de su hijo algún día se volvería soportable, la pérdida de su
mejor amigo y de la familia del chico cambiaría para siempre
la vida de Ben. Solo esperaba que cuando su hijo saliera de su
dolor, lo hiciera por el lado correcto.
CAPÍTULO TRES

En la actualidad…
K ATE SABÍA QUE B ENNY IBA A SORPRENDERSE CUANDO LA VIERA POR
primera vez, pero no esperaba que se desmayara. Hasta
donde él sabía, ella estaba muerta y enterrada en un
cementerio en Norfolk, Virginia; no viva, ni respirando en el
negocio. Su jefe, Ian, le había pedido a ella que esperara en el
área de recepción, pero ella no podía quedarse sentada. En
cambio, caminaba de un lado a otro, tratando de evitar que
sus pies salieran corriendo por la puerta y se llevaran el resto
de su cuerpo con ellos. Benny habría estado mejor si ella
nunca hubiera venido a buscarlo, pero ya era demasiado
tarde para cambiar de opinión. Lo último que quería hacer
era causarle más dolor, pero su vida estaba en peligro y no
había nadie en el mundo en quien confiara más que en él. En
cambio, era triste que él no pudiera confiar en ella. No
después de lo que ella le había hecho pasar, a pesar de que
nada de eso había sido culpa suya. La culpa de todo la tenía
su padre… que recientemente había fallecido. Y por primera
vez en su vida, se encontraba totalmente sola.
El sonido de pasos hizo que dejara de caminar, y se volvió
para ver a Benny acechándola, seguido por su jefe y de la
mezcla de canes. La expresión del rostro del hombre, el
hombre del que una vez había sido el chico del que se había
enamorado, ahora era dura. La conmoción se estaba
convirtiendo en ira, y era evidente por el furioso infierno en
sus hermosos ojos ámbar. Ojos que, aún después de todos
estos años, seguían atormentando sus sueños.
Se detuvo frente a ella y se cruzó de brazos. La Marina
había tomado su físico desgarbado y adolescente y lo había
formado ancho, fuerte y vigoroso. Anhelaba que él la tomara
en sus poderosos brazos y la apretara mientras le decía que
todo estaría bien. En cambio, la miró a varios centímetros de
distancia. «¿Quieres explicarme cómo una mujer a la que vi
ser enterrada hace doce años está parada frente a mí? Porque
hasta donde yo sé, la reencarnación sigue siendo un mito».
«Yo… lo siento, Benny. Lo siento mucho. Pero si podemos
sentarnos, te lo explicaré todo. Lo prometo».
La mandíbula apretada de Benny tuvo reacción ante el uso
de su apodo de infancia y nuevamente por su promesa. La
última vez que le había prometido algo, le había dicho que lo
esperaría siempre. Hasta donde él sabía, eso no había
sucedido. Cuando no dijo nada, Ian dio un paso a su
alrededor y le tendió la mano abierta. «Srita. Zimmerman,
por favor regrese a la sala de conferencias y hablaremos de
esto».
Un gruñido desde lo profundo de la garganta de Benny
escapó de su boca, e ignoró la mirada de advertencia que le
envió Ian. «Su nombre es Maier, Katerina Maier, y tienes
toda la razón, vamos a hablar». Mientras los dos caminaban
de regreso a la sala, ella lo escuchó tomar varias
respiraciones profundas antes de darse la vuelta y seguirlos.
Al volver a entrar en la habitación que habían desocupado
unos momentos antes, Ian tomó el asiento que había
planeado darle a ‘Boomer’. La reunión había dado un giro
dramático, incluso antes de que comenzara, y necesitaba
tomar el control de la situación antes de que estallara en sus
caras. ‘Boomer’ se sentó en el asiento frente a Kate con los
brazos cruzados y ojos fulminantes. Suspiró e Ian rodó su
silla unos metros hacia atrás hasta un pequeño refrigerador
en la esquina, agarró tres botellas de agua y las puso sobre la
mesa. Iban a estar ahí por un tiempo. «¿‘Boom’? ¿Por qué no
me dices cómo se conocieron y partimos de ahí?».
Benny esperó un momento antes de sacar sus duras
palabras, sus ojos nunca dejaron los de ella, como si al
hacerlo, ella pudiera desaparecer de nuevo. «‘Jefe’, ella es
Katerina Maier. Era la hermana de mi mejor amigo. También
se supone que debería estar a dos metros bajo tierra en un
cementerio en Norfolk, junto con sus padres y su hermano,
así que no tengo la mínima puta idea de lo que está haciendo
aquí. Supuestamente, murieron en un accidente
automovilístico una semana antes de que yo me fuera al
entrenamiento básico. Dime Kat, ¿los cuatro ataúdes están
vacíos o solo el tuyo?».
Ella hizo una mueca ante su tono acusatorio. Tampoco
había pasado desapercibido cuando él se refirió a ella solo
como la hermana de su mejor amigo y no también como su
amiga. Ella escuchó el dolor bajo la ira en su voz, pero sabía
que él nunca lo admitiría. Su propia voz salió un poco más
fuerte que un susurro mientras miraba la mesa frente a ella.
«Mamá y Alex están ahí. El accidente fue real, pero no fue
exactamente un accidente. Nos sacaron de la carretera y
rodamos cuesta abajo. Mi papá y yo apenas logramos sacar a
Alex antes de que el auto explotara, pero mi mamá murió en
el impacto. Alex murió en mis brazos unos minutos después.
Y Papá y yo nos escondimos».
No se había dado cuenta de que estaba llorando hasta que
Ian le puso unos pañuelos de papel frente a ella y ella tomó
dos de la caja. Cuando una cálida y comprensiva nariz asomó
cerca de su brazo, rascó a Beau detrás de la oreja mientras su
amo hablaba. «Tengo la sensación de que esto nos conduce a
la protección de testigos».
Kate asintió con la cabeza ante la gentil y comprensiva
declaración del hombre. «Sí. Es exactamente a donde
conduce». Al no ser capaz de mirar a Benny, en cambio
volvió su mirada hacia el hombre que actualmente no la
odiaba. «Mi padre es… era un contador público con algunos
clientes cuestionables en ese momento. Mamá, Alex y yo no
teníamos idea de que algunas de las personas con las que
trataba no eran honradas, pero él trazó la línea en ciertos…
crímenes, supongo que se puede decir. Decía que el dinero
era demasiado bueno para dejarlo pasar, especialmente
cuando había comenzado su propio negocio de contabilidad,
pero su conciencia no le permitía dejar pasar algunas cosas.
Trató de saber lo menos posible sobre para quién estaba
trabajando porque pensaba que cuanto menos supiera, mejor
estaría. Le funcionó durante más de diez años».
«¿Qué pasó?».
Respiró temblorosa, tomó una de las botellas de agua y
bebió algunos sorbos para saciar su repentina sed.
«Descubrió que estaba llevando los libros para un miembro
de una familia rusa del crimen organizado. Papá no era el
único. Utilizaron a varios contadores y le entregaron a cada
uno los libros de unas cuantas empresas, por lo que, si
alguno los delataba, no tendrían acceso a todas las cuentas.
Había un hombre en particular con el que estaba tratando
papá. Era dueño de algunos bares en Norfolk, Newport News
y Virginia Beach, entre otros negocios, tanto legales como
ilegales».
Ian arqueó una ceja. «¿Conoces el nombre del hombre?».
Mordisqueó nerviosamente su labio inferior asintiendo.
«Mm-hm. Sergei Volkov».
«¡Me estás tomando el pelo! Sergei ‘El Lobo’ Volkov?».
Kate se estremeció ante el repentino arrebato de Benny
cuando saltó y envió su silla volando hacia la pared. Comenzó
a caminar por la habitación, ignorando la mirada enojada de
Ian. «¡Incluso yo sabía que ese bastardo debía ser evitado a
toda costa, y yo era un maldito adolescente!».
Ella lo miró con ojos que le rogaban que entendiera algo
que ella misma nunca había podido entender. Cuando su
padre trató de explicárselo en los días posteriores al
accidente, ella estaba en estado de shock y nada se registraba
en su cerebro, ni se retenía. Después de que los alguaciles
estadounidenses les dieran nuevas identidades y comenzaran
una nueva vida escondidos, su padre no quiso volver a hablar
de ello nunca más. No quería que le recordaran cómo su
estupidez y codicia le habían costado la vida a su esposa e
hijo, además de esa vida que él y su hija habían conocido.
«Papá juró que no sabía quién era Volkov hasta que fue
demasiado tarde y ya estaba muy involucrado. Así que se
dedicó a hacer por lo que le pagaban y trató de no meterse en
problemas. Pero luego descubrió accidentalmente que
estaban vendiendo chicas adolescentes para la trata de
blancas. Las vacaciones de verano y primavera en Virginia,
las Carolinas y Florida eran el momento perfecto para
secuestrar a una chica y hacerla desaparecer».
«Papá recibió un montón de recibos y cosas que se
suponía que debía agregar a los libros, y encontró un sobre
con una lista de… Dios … dijo que era como una lista de
compras con el tipo de chicas que buscaban. Color de cabello
y ojos específicos, piel clara, cierta constitución, ese tipo de
cosas». Sacudió la cabeza ante la idea de que se llevaran a
cualquier chica por su aspecto. «También había un par de
fotos de mujeres atadas. Papá reconoció a una de ellos del
periódico. Sus padres eran ricos y habían hecho mucho ruido
sobre su desaparición. Más tarde se enteró de que la mayoría
de las chicas que habían sido secuestradas eran del tipo que
nadie se sorprendería si se fueran por su cuenta. En su
mayoría eran prostitutas o fugitivas adolescentes. Dijo que
cuando se dio cuenta de lo que tenía en mano, pensó en cómo
se sentiría si una de esas chicas hubiera sido yo. Entonces,
llamó al número de teléfono que figura en el periódico y el
FBI fue a hablar con él. Querían que llevara un micrófono y
les diera más información, pero papá se negó. Estaba
demasiado asustado por nuestra seguridad. Les dijo que, si
empezaba a hacer preguntas, Volkov sabría de inmediato que
algo andaba mal porque mi padre solo hablaba de
contabilidad cuando se reunía con él o con su mano
derecha».
«Pero se enteraron de la información que les había dado a
los federales, ¿no es así?». ‘Boomer’ apretó los dientes
mientras se sentaba de nuevo y tomaba una de las botellas de
agua.
Ella asintió. «Sí, justo antes del accidente.
Aparentemente, el FBI pensó que mi papá sabía más de lo
que les estaba diciendo, o que podría llevarlos a Volkov. Ese
día nos estaban siguiendo a casa de mi abuela. Era su sesenta
y cinco cumpleaños y para celebrarlo íbamos a llevarla a ella
y a mi tía a cenar. Los agentes estaban usando un dispositivo
de rastreo, por lo que podían quedarse más atrás y no
estaban lo suficientemente cerca como para detener un
automóvil que saliera de la nada y nos forzara a salir de la
carretera».
Un escalofrío la recorrió al mencionarlo. «Todo lo que
recuerdo es que todos gritaban y chillaban mientras el auto
rodaba por el terraplén y luego el silencio. Papá y yo nos
quitamos los cinturones de seguridad y salimos a rastras del
auto. Estaba volteado. Logramos sacar a Alex por la ventana
con la ayuda de los dos agentes que nos habían estado
siguiendo. Vieron el polvo y el humo y se dieron cuenta de lo
sucedido. Ya lo suficientemente lejos del auto, fueron a
buscar a mamá. Recuerdo haberme preguntado por qué
regresaban sin ella, moviendo la cabeza y luego el auto
explotaba. Traté de regresar corriendo a buscar a mi mamá,
pero me detuvieron. Gritaba y les pegaba, pero no dejaron
que me acercara. Más tarde supe que había muerto
instantáneamente por una fractura en el cuello».
«Unos minutos antes de que llegaran la ambulancia y la
policía, Alex dio su último aliento». Tragó con fuerza,
tratando de aclarar el grueso nudo en su garganta, mientras
se limpiaba el torrente de lágrimas que rodaban por su
rostro. «Yo… yo no recuerdo mucho de lo que sucedió
durante los siguientes días. Supongo que estaba en shock.
Papá y yo terminamos siendo trasladados de una casa de
seguridad a otra hasta que el FBI decidió que nunca
podríamos regresar a Norfolk y nos puso en el Programa de
Protección de Testigos de los Alguaciles. Cambiamos de
identidad y ubicación tres veces antes de instalarnos en
Portland, Oregón. Hemos sido Joe y Kate Zimmerman en los
últimos ocho años».
En algún momento hacia el final de la narración de su
trágica historia, Kate había cerrado los ojos, pero las
lágrimas seguían cayendo. Su voz se había convertido en
poco más que un susurro ronco, y tragó de nuevo, intentando
recuperar la compostura. Lentamente levantó los párpados y
se sintió aliviada al ver algo de simpatía en la mirada
endurecida de Ben. Al menos sabía que ella estaba diciendo la
verdad. «Tenía tantas ganas de hablar contigo, de explicarte
lo que pasó, pero no me dejaron. Cuando vinieron a darnos
nuevas identidades, les dije que la única forma en que estaría
de acuerdo en ir era si nuestro controlador te vigilaba y me
dejaba saber cómo estabas. Siguió tu carrera por mí lo mejor
que pudo, ya que gran parte de ella estaba clasificada.
Cuando me enteré de que estabas en el Centro Médico Naval
de Maryland con una lesión grave en la pierna, lo único que
me impidió volar para verte fue que a mi padre le acababan
de diagnosticar cáncer de hígado. No pasó mucho tiempo
antes de que se extendiera y …».
Sus palabras se fueron apagando, y no hacía falta ser un
científico espacial para deducir lo qué había quedado tácito.
Se sorprendió cuando Benny habló en un tono amable y
comprensivo. «Se ha ido, ¿cierto?».
«Hace casi dos meses. La quimioterapia y la radiación le
hicieron daño, pero duró más de lo que esperaban los
médicos».
Hubo un silencio en la habitación durante unos momentos
mientras lo que había pasado en los últimos doce años
flotaba en el aire. Finalmente, Ian se aclaró la garganta y
habló. «Le dijiste a nuestra secretaria que necesitabas
contratarnos. ¿Fue solo una artimaña para ver a ‘Boomer’ o
necesitas nuestra ayuda? Obviamente, hay mucho más en tu
historia que no conocemos, pero esperaría que con la muerte
de tu padre estarías segura de salir de tu escondite».
«Pensé que todo terminaría después de la muerte de mi
padre», les dijo con un movimiento de cabeza. «Pero luego
me di cuenta de que me seguían, y mi apartamento fue
asaltado y destrozado».
Benny había estado mirando hacia abajo, pero al oír sus
palabras, volvió a levantar la cabeza. «¿Qué? ¿Cuándo
demonios pasó?».
Miró de un lado a otro entre los dos hombres, les contó
los detalles. «Durante toda la semana pasada, tuve la
sensación de que me estaban observando. Luego, el viernes
por la tarde, regresé a casa del trabajo y encontré mi
apartamento en ruinas. La policía dijo que quienquiera que
hubiera sido, había forzado la cerradura. Faltaban algunas
cosas, como mi computadora portátil, la cámara y las joyas,
por lo que asumieron que se trataba de un robo al azar, pero
yo no pensé que lo fuera. El sábado, traté de contactar a mi
controlador en los Alguaciles, pero me dijeron que había
muerto en un accidente automovilístico dos días antes. Un
nuevo controlador se haría cargo y quería reunirse conmigo,
pero con todo lo que había sucedido, no estaba segura de
poder confiar en nadie. Entonces, tomé algo de ropa y dinero,
y vine a la única persona en la que sabía que podía confiar
para que me ayudara».
La ira volvió a la cara de Benny mientras su mirada se
posaba en su jefe. «Alguien estaba buscando algo».
Ian asintió y se frotó la barbilla con el dedo índice. «Pero,
¿qué? ¿Por qué ahora y cómo la encontraron después de
todos estos años?».
Ella se encogió de hombros, y lo que sea que Benny había
estado a punto de decir se perdió cuando sus ojos se
entrecerraron, enfocándose en su rostro. «¿Cómo te
encontraron, Kat?».
«Fue un accidente». Suspiró, sabiendo que tenía que
explicar algunas cosas más. «Papá ya no podía trabajar
como contador público autorizado cuando cambiaron nuestra
identidad. Al principio, ambos teníamos trabajos ocasionales
porque nunca sabíamos cuándo tendríamos que cambiar de
ciudad y de nombre nuevamente. Pero después de que nos
establecimos en Portland, y pasaron dos años sin ningún
problema, nuestro controlador ayudó a papá a obtener su
licencia de maestro y enseñó matemáticas en la escuela
secundaria. Cuando se enfermó, los profesores y los
estudiantes realizaron eventos para recaudar fondos y cosas
para ayudarme a pagar lo que no cubría su seguro. Fueron de
gran ayuda para mí. Sus estudiantes siempre lo contactaban
y lo visitaban».
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al recordar
como sus estudiantes siempre fueron capaces de levantar el
ánimo de su padre. «Ellos lo amaban. De todos modos,
cuando murió, fue incinerado y les dije a todos que lo iban a
enterrar en el este, con mi madre y mi hermano, pero no les
di ningún detalle. Les dije a todos que era el deseo de mi papá
no tener un funeral, y no puse un obituario en el periódico,
aunque saliera con su nuevo nombre. Pero los estudiantes le
organizaron un homenaje en la escuela. Al principio se
suponía que únicamente serían sus alumnos y compañeros
profesores en una ceremonia durante el horario escolar, pero
luego creció y lo publicaron en Facebook. Un periodista local
lo vio y publicó una historia sobre la muerte de un profesor
muy querido. Incluía una foto de papá tomada en un juego de
baloncesto de la escuela el año pasado antes de que se
enfermara demasiado. Creo que uno de sus estudiantes la
tomó sin saber que mi papá evitaba que le tomaran una foto
porque los alguaciles nos lo dijeron. Cuando lo vi, ya era
demasiado tarde. Estaba en la edición impresa, así como en
línea y en Facebook».
«Mierda. Cualquier programa de reconocimiento facial
podría haberlo encontrado». ‘Boomer’ puso los ojos en
blanco y se pasó una mano con frustración por el pelo. A
veces, los avances tecnológicos pueden ser una mierda.
Asintió e Ian se inclinó hacia adelante y apoyó los codos
en la mesa. «Pero la pregunta sigue siendo: ¿qué están
buscando?». Su mirada estaba dirigida al rostro de Kate.
«¿Alguna idea? ¿Tu padre guardó algo como prueba en caso
de que necesitara un soporte en el futuro?».
Ella se encogió de hombros y negó con la cabeza. «No que
yo sepa, pero él me dio esto…», sacó una llave de un pequeño
bolsillo interior de su bolso, «… justo antes de morir. Estaba
un poco fuera de sí al final. El hospital para enfermos
terminales lo tenía con morfina, por lo que la mitad de lo que
me decía no tenía sentido. Cuando me dio esta llave, me dijo
que me fuera a casa nuevamente. Le pregunté qué quería
decir y siguió diciendo que era ‘la llave de los pozos’. No
pude conseguir que me lo explicara».
Ian le quitó la llave y la inspeccionó. «Parece la llave de
una caja de seguridad. ¿Tenía una en su banco?».
«Lo comprobé, pero no tenían constancia de ello. Tal vez
debería haber comprobado en otra sucursal o en otro banco.
Pero hay tantos bancos en Portland que se necesitarían días
para verificarlos todos. ¿Debería empezar a llamarlos? ¿Me
darían la información por teléfono?».
«No, no es necesario que los llames. No está en
Portland». Ian y Kate miraron confundidos a ‘Boomer’.
Tomó la computadora portátil de la sala de conferencias, se
la acercó y la encendió. «Está en Norfolk. Tu padre lo dijo:
‘Ve a casa de nuevo’, así que eso tenía que ser lo que quiso
decir. Recuerdo que tu familia usaba ‘Bank of America’,
como la mía, pero…». Hizo una pausa mientras tocaba
algunas teclas. «…aquí lo tienes. No muy lejos de tu casa hay
un ‘Wells Fargo Bank’. ‘La llave de los pozos’. Ahí es donde
empezaremos a buscar».
«Tu casa», había dicho, pero la colonial ya no era de ella.
Alguna otra familia vivía ahora ahí. Una niña o un niño
extraños dormían en lo que una vez había sido su habitación
y algunos otros padres bromeaban con sus hijos a la mesa.
¿Habrían cambiado el color de las paredes? Su madre había
escogido minuciosamente los tonos adecuados para
combinar con los muebles. ¿Algún otro adolescente estaría
recreando la escena de ‘Negocios Riesgosos’ (Risky Business)?
Aquella donde Tom Cruise se desliza por el piso de madera,
haciendo playback al ritmo de ‘Old Time Rock and Roll’ de
Bob Seeger. Ella siempre reía cuando Alex la hacía.
Se sacudió los recuerdos agridulces. «Entonces, ¿qué
debo hacer? Simplemente entro al banco y pregunto si mi
papá tenía una caja allí. ¿Me dejarían abrirla?».
Ian tamborileó con los dedos sobre la mesa. «Todavía no.
No te dejarán acercarte sin una identificación adecuada y un
certificado de defunción a nombre de tu padre… con su
nombre real. E incluso entonces, podrías necesitar una orden
judicial si tu nombre no está ligado a la cuenta de la caja».
Miró a ‘Boomer’. «Llamaré a Larry Keon y obtendré lo que
necesitamos. La orden judicial podría tardar más en llegar,
pero ya nos preocuparemos de eso si resulta que la
necesitamos. También le pediré que me consiga todo lo que
tiene el FBI sobre este Sergei Volkov».
Tener en marcación rápida al subdirector, el hombre
número dos del FBI, a veces era útil y esta era una de esas.
«Mientras tanto, tenemos que proteger a Kate… Lo siento,
pero tengo que preguntarte… ¿Prefieres que te llame Kate o
Katerina? Una vez que esto termine, si es posible, ¿estás
planeando volver a retomar tu nombre real?».
Ella le dedicó una sonrisa nostálgica. «No lo he pensado
mucho. Yo nunca creí… me gustaría volver a ser yo, Katerina
Maier. La extraño a ella y la vida que se suponía que debía
tener». Una vida que supuestamente que incluiría a Benny
Michaelson. «Pero puedes llamarme Kat, si quieres. Fue el
único hábito que mi padre nunca pudo romper. Siempre fui
su ‘Kitty-Kat’».
Él le devolvió una sonrisa optimista. «Entonces Kat será,
y haremos todo lo posible para tratar de recuperar tu vida.
Pero por ahora, debemos mantenerte fuera de la vista del
público. ¿Estás segura de que no te siguieron desde
Portland?».
«En realidad, no lo estoy». Cuando vio sus expresiones
de sorpresa, rápidamente agregó: «Pero me deshice de ellos.
Aproximadamente a una hora fuera de la ciudad, comencé a
pensar en todas las películas que había visto sobre personas
seguidas por los malos o la policía. Y luego me acordé de los
agentes que tenían un dispositivo de rastreo en nuestro auto,
y me volví un poco paranoica. Entonces, me detuve en una
parada de camiones y convencí a un par de camioneros de
que tenía miedo de que mi ‘exnovio abusivo’…», hizo
comillas con los dedos en el aire con ambas manos, «…
pudiera estar usando un dispositivo para acecharme.
Buscaron debajo del auto y encontraron uno junto al
maletero. Uno de los camioneros fue lo suficientemente
amable como para llevárselo, y ahora está en algún lugar del
sur de California».
«Chica inteligente». Ian bajó la cabeza en aprobación de
sus instintos de supervivencia. «Bien. Entonces, hasta que te
consigamos la documentación que necesitas para el banco,
tenemos que mantenerte oculta por ahora. Hay literas y
baños aquí arriba, y el recinto es seguro».
«Ella se quedará conmigo en mi condominio». La
expresión del rostro de ‘Boomer’ decía que no discutieran
con él.
Las comisuras de la boca de Ian se crisparon, y Kat se dio
cuenta de que había descubierto que había más entre Benny y
ella que solo el recuerdo de un adolescente y la hermana de
su amigo. «Bien. Pero para estar seguros, llamaré a Tiny y
haré que mantenga guardia fuera de tu casa».
Benny asintió. «Me parece bien». Ante su mirada
confusa, agregó, «Tiny es uno de los guardaespaldas que
empleamos cuando lo necesitamos. Vigilará nuestras seis…
nuestras espaldas». Se volvió hacia Ian. «Revisaré su auto
en busca de rastreadores y luego lo dejaré aquí en el garaje
para que no esté a la vista».
«Puedo conseguir una habitación de motel», les dijo Kat.
“No quiero dejar a nadie fuera».
Benny le gruñó mientras Ian negaba con la cabeza y se
ponía de pie. «No estás sacando a nadie, Kat. El lugar más
seguro para ti es aquí o con ‘Boomer’. Su lugar es seguro y
tendremos a alguien vigilando su condominio. No nos
arriesgaremos a que alguien se haya dado cuenta de que
acudiste a él en busca de ayuda». Miró a su compañero de
equipo. «Después de llamar a Tiny, llamaré a Keon y veré
qué puede hacer por nosotros. Jake o Dev relevarán a Tiny
por la mañana, y te llamaré para una hora de encuentro para
que podamos planificar nuestros próximos pasos».
Asintiendo en acuerdo, ‘Boomer’ se puso de pie. «Dame
tus llaves, Kat. Puedes esperar aquí mientras yo me ocupo de
tu auto».
Ella le entregó su llavero y luego ambos hombres la
dejaron sola en la habitación. Bueno, no exactamente sola.
Beau estaba echado a su lado con una curiosa inclinación de
cabeza. Ella extendió la mano para acariciar sus orejas
aterciopeladas. «Braver hund» (alemán). Buen perro.
CAPÍTULO CUATRO

D ESPUÉS DE QUE ÉL SE OCUPÓ DE SU VEHÍCULO Y RECUPERÓ LAS


tres bolsas de lona que llevaban su ropa y sus necesidades, se
habían dirigido en silencio a su casa. Kat se lavó la cara en el
baño del apartamento de Benny. Se sentía tan agotada
después de contarles a los dos hombres sobre la historia de
terror en la que se había convertido su vida, y no podía
encontrar más palabras para decirle a Benny. Pero le
molestaba que él estuviera igualmente callado, y no tenía
razón, ya que esta noche el pobre hombre había tenido la
conmoción de su vida al ver a una antigua novia… no, a una
vieja amiga… regresar de la tumba. En realidad, no podía
clasificar lo que eran en ese entonces como novio-novia, ya
que solo se habían besado esa noche, y él le había pedido que
fuera su novia apenas treinta y seis horas antes de que
‘muriera’. Por la forma en que había reaccionado al volver a
verla, no estaba segura de si él querría volver a ser su amigo.
Pero un paso a la vez. Primero, necesitaban averiguar quién
la seguía y por qué. Entonces, y solo entonces, podría pensar
en Katerina y Benny. Por ahora, eran Kat y ‘Boomer’, y había
doce años de la vida del otro de los que no sabían nada.
Escuchó el timbre de la puerta y de repente se preguntó si
Benny tendría novia. No estaba casado, le había dicho su
controlador, y su apartamento era definitivamente un piso
de soltero, pero eso no significaba que no estuviera saliendo
con nadie en especial. Cuando abrió la puerta del baño,
escuchó otra voz masculina junto con la de Benny, y sus
hombros se relajaron con alivio. Si estaba saliendo con
alguien, ella aún no podría soportar conocer a la otra mujer.
Caminó hacia la sala de estar y se sorprendió al ver a un
hombre que hacía que Benny pareciera pequeño, lo cual no
era una hazaña fácil considerando que medía un metro
ochenta y pesaba unos noventa y ocho kilos de sólidos
músculos. Benny solo llegaba a los hombros del hombre que
pesaba unos treinta kilos más. Tenía la piel de color café con
leche, de aspecto suave y estaba afeitado a calvo. Con su
bigote y su perilla, le recordaba a un actor de un antiguo
programa de televisión, pero no recordaba quién. Ella
desconfiaba del tamaño intimidante del hombre hasta que él
la vio y le dirigió una sonrisa que probablemente hacía que
las mujeres cayeran a sus pies.
Benny se volvió y le hizo un gesto para que se uniera a él.
«Kat, este es mi amigo, Tiny. Va a estar vigilando el
condominio durante la noche desde el otro lado de la calle.
Tiny, esta es Katerina».
El oso de hombre extendió una gran pata hacia ella. «Es
un placer conocerla, señorita Katerina».
«Es un placer conocerte también, Tiny». Ella sonrió ante
el diminutivo apodo de un hombre tan grande y le estrechó la
mano. [Nota de la T.: ‘Tiny’, su traducción es ‘pequeño’]. «Por
favor llámame Kat. Aprecio que me cuides».
Él la miró con una expresión de desaprobación y agitó su
enorme mano como si alejara una mosca. «No se preocupe
por eso, señorita, es lo que hago. Yo estaré vigilando para
que pueda dormir bien por la noche. Y sin intención de
ofender, pero parece que podría necesitarlo». Tiny le guiñó
un ojo y ‘Boomer’ le dio un puñetazo y luego se dirigió hacia
la puerta para empezar su guardia.
‘Boomer’ cerró la puerta detrás del guardaespaldas y
activó el sistema de seguridad. Luego se volvió y la miró
especulativamente. «¿Cuándo fue la última vez que comiste
o dormiste?». La forma en que ella se tomó un momento
para recordarlo no pasó desapercibida para él. «Olvídalo.
Ven conmigo».
Kat lo siguió a su cocina y después de que él le hizo un
gesto, ella se sentó a la mesa. Observó cómo empezaba a
sacar tocino, huevos, espinacas y queso del refrigerador.
«No tienes que cocinar para mí. Puedo hacer algo yo
misma».
Ignoró sus comentarios y continuó sacando una sartén
grande, seguida de los utensilios que necesitaría. Colocó la
sartén en la estufa, abrió el gas y sonó un puf cuando el
quemador se encendió. Sacó la mitad de las rebanadas de
tocino del paquete y las alineó cuidadosamente en la sartén.
Luego guardó el tocino restante en el refrigerador, sacó un
tazón y comenzó a romper los huevos. Cuando el sexto y
último huevo llegó al cuenco, ella asumió que estaba
preparando lo suficiente para los dos. Sus hombros y brazos
se movían con fluidez mientras batía los huevos hasta
someterlos. Sus ojos recorrieron su espalda vigorosa de un
hombro al otro y luego hacia abajo. No tenía ni una onza de
grasa mientras su cintura se estrechaba. No pudo evitarlo
cuando su mirada se dirigió a su trasero cubierto de color
caqui y se le hizo agua la boca. Era un espécimen perfecto del
cuerpo masculino. Incluso si él no tenía novia, ella estaba
segura de que le hacían proposiciones todo el tiempo. En la
escuela, Alex y él habían estado en la lista de hombres de
‘Quiero besar’ de casi todas las chicas, y también en la
mayoría de las listas de ‘Quiero follar’. A ninguno de los dos
le había faltado nunca compañía femenina, y dudaba que las
cosas hubieran cambiado para Benny.
El silencio entre ellos se estaba volviendo insoportable.
«¿Cómo están tus padres? Lo último que supe de Chris,
nuestro controlador, era que vivían en Sarasota».
No dejó de preparar la comida, pero al menos le
respondió. «Están bien».
De acuerdo, las dos palabras sencillas eran técnicamente
una respuesta, pero esperaba que él se abriera un poco más.
Esta reunión era tan difícil para ella como para él. Sin saber
qué decir a continuación, dejó que el silencio regresara.
Unos minutos más tarde, llevó dos platos encimados a la
mesa y le puso uno a ella y el otro frente a la silla de ella.
Mientras él se volvía para recuperar cuchillos y tenedores,
ella miró con asombro el plato lleno. Cinco rebanadas de
tocino, una enorme tortilla de tres huevos con espinacas y
queso provolone, y dos rebanadas de tostadas multicereales
con mantequilla, que ella no había notado que él hiciera.
«No hay forma de que pueda comerme todo esto».
Puso un juego de cubiertos al lado de su plato y luego
tomó una de las rebanadas de tocino de ella, tirándola en su
propio plato como si eso hiciera una gran diferencia en la
cantidad de comida que le había dado. «Sí puedes, y lo harás.
Tu ropa te cuelga. O estás usando las cosas de otra persona o
has perdido peso. Ahora come».
Ella trató de fulminarlo con la mirada por darle órdenes,
pero él la ignoró y sacó dos vasos de un estante. Después de
llenarlos con jugo de naranja del refrigerador, los llevó a la
mesa y se sentó frente a ella. Señaló su plato. «Come,
Katerina».
Si su estómago no hubiera escogido ese momento para
gruñir y hacerle saber que realmente quería ser alimentado,
habría tirado la comida a la basura solo por su actitud. Pero
admitió para ella misma que se estaba muriendo de hambre,
habiéndose dado cuenta de que no había comido en más de
doce horas. Había comido dos barras de cereal y un café en
una parada de camiones donde se detuvo para cargar
gasolina y no había tenido nada más desde entonces. Cogió
su tenedor, hurgó en la tortilla, y un gemido de éxtasis
escapó de su boca cuando los sabores golpearon sus papilas
gustativas. «Oh, Dios mío, esto está delicioso. ¿Cuándo
aprendiste a cocinar?».
Claramente satisfecho de que ella estuviera comiendo,
tomó su propio tenedor. «No te impresiones demasiado. Las
tortillas son prácticamente el alcance de mi experiencia
culinaria, a menos que sea carne a la parrilla. La soltería
obliga a un hombre a aprender a hacer cosas como cocinar,
limpiar y lavar su propia ropa».
Su voz carecía de emoción, y ella deseaba poder pensar en
una respuesta que al menos lo hiciera sonreír, pero no se le
ocurrió nada. Ella lo vio comer un bocado de su plato y se
sorprendió cuando una pregunta salió de su boca. «¿Nunca
te casaste?».
«No». La respuesta fue breve y una indicación para que
abandonara el tema. Mantuvo la mirada en su plato y
continuó comiendo en silencio. Su comportamiento hacía
que la comida se volviera insípida y rápidamente perdió el
apetito.
Terminó su comida más rápido que ella. «Cómetelo
todo». Ignoró su expresión molesta, se puso de pie y
comenzó a limpiar la cocina. Después de lavar, secar y
guardar todos los artículos que había usado, o colocarlos en
el lavavajillas, se dio la vuelta y miró los dos trozos de
tocino, un trozo de tostada y un tercio de la tortilla que
quedaba en su plato. Ella lo miró desafiante y él arqueó una
ceja mientras se cruzaba de brazos. Sus ojos se llenaron de
algo que ella no pudo nombrar, pero un escalofrío la recorrió
cuando bajó la voz. «Dije ‘todo’».
«Lástima, porque estoy llena». Ella no era la niña que él
conoció una vez, y se negaba a permitir que la tratara como a
una, aunque casi se rindió ante su voz profunda y sexy. Se
levantó de su asiento e intentó apartarlo del camino para
poder tirar las sobras a la basura, pero la sólida pared de
músculos no se movió. «Por favor, muévete».
Benny continuó interponiéndose en su camino durante
unos segundos y ella esperaba que él comenzara a discutir
con ella. Sus ojos escanearon su rostro, y debió haber visto el
cansancio que se estaba apoderando de su cuerpo porque
relajó su postura y tomó el plato de sus manos. El tono de
mando fue reemplazado por uno más suave. «He puesto tus
maletas en el dormitorio de invitados. ¿Por qué no duermes
un poco? Ian deberá tener algo de información para nosotros
en la mañana».
Su primer intento de respuesta desapareció con un
enorme bostezo y se tapó la boca. «Perdón. Eso espero».
Ella comenzó a girar hacia la puerta, pero se detuvo y lo
miró, sus ojos se llenaron de lágrimas que no cayeron. «Sé
que aparecer de la nada te ha sorprendido, pero gracias por
ayudarme. No tengo a nadie más a quien acudir».
La mirada de Benny se convirtió en algo de su juventud, lo
que ella nunca esperó, pero solo por una fracción de segundo
antes de volverse indiferente una vez más. «No hay
problema. Es lo que hago», murmuró antes de darse la
vuelta para hacerse cargo del plato que todavía tenía en la
mano. Ella vaciló, esperando que él dijera algo más, pero
después de unos momentos suspiró y lo dejó solo.

KATERINA SE HABÍA IDO a la cama hacía más de cuatro


horas, pero ‘Boomer’ seguía dando vueltas y vueltas en su
cama tamaño king. Por mucho que su cuerpo necesitara
dormir, su cerebro no cooperaba. Se quitó las mantas, se
levantó por octava o novena vez y caminó sigilosamente
hasta la puerta del dormitorio al otro lado del pasillo. Había
dejado la luz encendida en el baño de visitas por si ella la
necesitaba en medio de la noche. Al abrir la puerta del
dormitorio, pudo observarla en la habitación oscura sin que
la luz la iluminara directamente. Ella estaba profundamente
dormida de cara a él.
La estudió por primera vez con ojo crítico. Tiny tenía
razón. Ella parecía exhausta. Y delgada. Demasiado delgada.
Su cabello castaño claro tenía reflejos que él no había notado
antes, y deseaba poder ver sus ojos castaños oscuros una vez
más. Esos ojos lo habían perseguido durante años. Sus
carnosos labios rosados le hicieron anhelar despertarla con
un beso, como el Príncipe Azul y Blancanieves. Sacudió el
ridículo pensamiento de su cerebro. El tiempo y los militares
lo habían cambiado, y ya no era digno de la joven que ella
alguna vez había sido. Dudaba que fuera digno de la mujer en
la que se había convertido, fuera quien fuera.
Demonios. Era más hermosa de lo que recordaba, lo cual
era mucho decir. Aunque cada vez eran menos frecuentes con
el paso de los años, seguía soñando con ella. Sobre la única
noche que le había pertenecido, y lo increíble que se había
sentido besarla y tocarla. Muchas veces había debatido el
adagio: ¿era mejor haber amado y perdido o no haber amado
nunca? Era una discusión que nunca había resuelto en su
mente.
Cerró la puerta de nuevo y se dirigió a su cocina. Para ver,
aprovechó el suave resplandor azul de su reloj de microondas
digital, y en el estante inferior de su despensa encontró una
botella de whisky irlandés Jameson. Pensó en tomar un trago
directamente de la botella, pero uno llevaría a otro y luego a
otro. A pesar de que Tiny vigilaba sus seis, sabía que tenía
que mantenerse alerta en caso de que alguien descubriera
dónde estaba Kat. En cambio, tomó un vaso corto de una
vitrina, vertió dos onzas en él y devolvió la botella a su lugar.
Se sentó en el asiento en el que estaba cuando ella le
preguntó: «¿Nunca te casaste?». Había mantenido sus ojos
en su comida, pero a través de sus pestañas, la había visto
intentar analizar su respuesta de una palabra. De ninguna
manera iba a explicarle por qué nunca se casaría. Hubo un
lapso de tiempo de treinta y seis horas, hace doce años,
cuando ella era la única mujer con la que había querido pasar
su vida. Después de que ella ‘murió’, ninguna otra mujer
había capturado su corazón de la forma en que ella lo había
hecho. Ninguna otra mujer podría compararse con su
‘Gatita’.
¡Maldita sea! No iba a tratarla con su apodo personal. Ella
era ‘Kat’ o Katerina, lo cual le resultaba tan familiar como
que quería volver a estar con ella. Entendió que ella no tenía
nada que decir en el asunto sobre dejarlo, pensando que
estaba muerta, pero hacía mucho tiempo la ira y la angustia
estaban incrustadas en su psique. Hubo muchas noches en
que él la había maldecido por dejarlo, al universo por
llevársela y a él mismo por amarla.
El equipo averiguaría quién la perseguía y por qué, y
cuando estuviera a salvo, ‘Boomer’ la enviaría de camino a
donde quisiera ir. Porque no había forma de que volviera a
arriesgar su corazón. Esta vez no sobreviviría cuando ella se
diera cuenta del hombre en el que se había convertido.
Se llevó el vaso a los labios y bebió el licor marrón antes
de dedicar más de una fracción de segundo para comparar el
color con los ojos de Kat. El alcohol le quemó el estómago y
se obligó a poner el vaso en el lavavajillas y regresar a la
cama. No tenía idea de cuánto tiempo estuvo allí hasta que el
sueño finalmente se apoderó de él, y soñó con ella, su
‘Gatita’.
CAPÍTULO CINCO

‘B OOMER ’ SE DESPERTÓ CON EL OLOR A CAFÉ Y MIRÓ EL


despertador junto a su cama. Las ocho y media. Se sentó
antes de que los eventos de la noche anterior lo asaltaran y
gimió. No había sido un sueño. En este mismo momento, Kat
estaba en su cocina preparando café. Se quitó las sábanas, se
levantó, se dirigió al baño principal y se ocupó de sus
asuntos. Luego tomó una camiseta limpia y pantalones
deportivos de su vestidor y se los puso sobre los calzoncillos
tipo bóxer con los que había dormido.
Mientras caminaba por el pasillo, notó que la puerta
donde había dormido Kat estaba cerrada, pero no se registró
en su mente hasta entrar en la cocina y detenerse en seco.
¡Mierda! ¿Cómo diablos había podido olvidar que tenía planes
esta mañana? Fácilmente. La excusa aún debía seguir
dormida. Bueno, al menos era solo su padre parado en su
cocina. El día de hoy, había conducido desde Sarasota para ir
de excursión con ‘Boomer’ en un vehículo todo terreno.
Quienquiera que estuviera ahora vigilando fuera del
condominio, Jake o Devon, no habría impedido que Rick
Michaelson entrara. El hombre tenía el mismo
entrenamiento que todo el equipo, con algunos años más de
experiencia y era una de las pocas personas fuera de Trident
Security en quien podían confiar la vida de Katerina. «Hola,
papá».
Su padre se volvió y se apartó del camino, permitiendo
que ‘Boomer’ avanzara para preparar su propia taza de café.
«Oye, dormiste hasta tarde. Supongo que no vamos a
excursionar. ¿Quieres decirme qué está pasando y por qué
‘Reverendo’ está vigilando tu casa?
«Lo notaste, ¿eh?».
«Casi me lo pierdo, si estás preocupado por eso. Reconocí
la camioneta. Ahora, ¿por qué está ahí?».
No le preocupaba que su padre hubiera visto a Jake en
vigilancia. Como el resto del equipo de ‘Boomer’, su padre
pasaba por alto pocas cosas. Se le había inculcado a él y a los
demás estar atentos durante su tiempo como SEAL de la
Marina. El Michaelson más joven se encogió de hombros
mientras tomaba una taza del gabinete sobre la Keurig y
preparó la máquina antes de encenderla. Se dio la vuelta y se
apoyó contra el mostrador mientras cruzaba los brazos y los
tobillos. «Algo pasó, papá, y no tengo ni idea de cómo
suavizarlo, así que solo lo diré». Rick entrecerró los ojos,
pero esperó a que su hijo, que se había detenido y parecía
estar sopesando sus palabras, continuara. «Anoche en la
oficina tuve una cita programada con una nueva clienta. El
jefe estaba conmigo. De repente … Katerina Maier entró por
la puerta».
Mientras Rick palidecía, sus ojos se agrandaron y se sentó
en la silla más cercana casi perdiéndola y terminando en el
suelo. «Mierda. ¿Cómo?».
‘Boomer’ agarró su taza de café ya preparada y se sentó
frente al hombre mayor. «Tres palabras: Protección de
Testigos».
Procedió a poner al corriente a su padre con la historia
que ella les había contado. Acababa de terminar cuando la
dama en cuestión entró en la cocina y se detuvo cuando vio el
rostro familiar que no había visto en doce años. Rick se
quedó con la boca abierta por un momento antes de
recuperarse. «Katerina… guau, realmente eres tú. Quiero
decir, sabía que Ben me estaba diciendo la verdad, pero es
como ver un fantasma».
‘Boomer’ observó cómo su padre hacía lo que él mismo
todavía tenía que hacer. El hombre mayor abrió los brazos y
Kat caminó directamente hacia ellos, dejándose abrazar. No
podía oír lo que Rick le decía en voz baja y tranquilizadora,
pero la vio asentir con la cabeza un par de veces en silencio.
Llevaba una camiseta y pantalones de pijama y ambos le
quedaban demasiado grandes. Tendría que asegurarse de que
ella recuperara algo del peso que debió haber perdido
recientemente. Con todo lo que estaba sucediendo, no lo
sorprendió, pero una de las cosas que hacía un buen Dom era
cuidar la seguridad y el bienestar de su sumisa.
¡Carajo! Tenía que dejar de pensar como un Dom y ser el
SEAL operativo y retirado para el que se había entrenado. Ella
no era su sumisa. Ella era una mujer de su pasado que
necesitaba su ayuda. Nada mas. Sí, idiota. Sigue diciéndote eso.
El abrazo entre los dos duró aproximadamente un minuto
antes de que ambos dieran un paso atrás. Kat se sonrojó
mientras miraba a ‘Boomer’ y luego a su padre. «Hola, señor
Michaelson. Usted … uh, luce genial».
Obviamente, sabiendo que la mujer no estaba segura de
qué decirle después de todos estos años, Rick le acercó una
silla. «Creo que tienes la edad suficiente para llamarme Rick,
si quieres. Y también eres un espectáculo para ojos doloridos.
Déjame traerte una taza de café».
Ella asintió con la cabeza y tomó el asiento que le ofreció.
«Gracias, señor Mi … quiero decir, Rick. Con un poco de
leche, si Benny tiene un poco, por favor».
Él retrocedió, sin apartar los ojos de ella hasta que su
trasero golpeó el mostrador, y ‘Boomer’ supo cómo se sentía.
Era como si al apartar la mirada, ella desapareciera.
Finalmente, se volvió hacia la máquina de café y comenzó a
preparar una taza para ella. «Entonces, ¿dónde vamos a
partir de aquí? ¿Cómo mantenemos a Kat a salvo?».
‘Boomer’ respiró hondo y lo dejó salir. «Bueno, Ian llamó
a Keon para que nos consiguiera una identificación junto con
un certificado de defunción». La identificación que podrían
haber obtenido de uno de sus contactos que era un maestro
en la creación, pero el certificado era un poco más difícil
debido al sello en relieve que lo autenticaba. Además, era
mejor que tuvieran documentos falsificados oficialmente por
el FBI. «También nos está consiguiendo el archivo de
Volkov. Deberíamos poder ir a Norfolk esta noche y estar en
el banco temprano mañana por la mañana». El se encogió de
hombros. «A dónde vamos desde allí, depende de lo que
haya en la caja».
Entregó a Katerina su café con leche y Rick asintió con la
cabeza. «Iré contigo».
«No, no lo harás».
El padre de ‘Boomer’ lo miró con los ojos entrecerrados.
«Que quieres decir con ‘no’? No puedes hacer esto solo.
Necesitas respaldo».
«Y lo tendré, papá. Pero no sé cuánto tiempo vamos a
tardar y tu cumpleaños es el viernes. Mamá nos mataría a los
dos si te lo perdieras». ‘Boomer’ no le iba a decir a su padre
que su madre había hecho planes especiales para su
cumpleaños. Había conseguido entradas para un concierto
íntimo protagonizado por el cantante favorito de Rick, Billy
Joel. Solo había cien entradas disponibles, y dos meses atrás
ella se las había ganado a través de una emisora de radio
local. Dado que la fecha del evento era la misma que la de su
cumpleaños, había decidido convertirlo en una sorpresa.
«Probablemente Ian envíe a Jake conmigo. Lo tenemos
cubierto». No queriendo que su papá pensara que él no lo
necesitaba o que no confiaba en él para ayudar, agregó:
«Después del viernes, si esto no está resuelto, puedes cubrir
mi seis si quieres, pero no hagas que mamá se enoje conmigo
otra vez. Todavía está enojada porque no saldré con la
sobrina de su amiga».
Rick carraspeó, pero luego sonrió. «Hiciste la elección
correcta allí, hijo. He conocido a la sobrina de Diane y le da
un nuevo significado a la palabra… uh, no importa. Es mejor
que lo dejes así». ‘Boomer’ y Kat rieron entre dientes. Era
evidente que por un momento Rick había olvidado que ella
estaba presente. «En cuanto a no ir contigo, está bien.
Siempre que alguien del equipo tenga tu seis. Y prométeme
que si me necesitas, llamarás sin importar nada».
«Por supuesto. No hay nadie más que prefiera que me
cubra el trasero». El teléfono celular de ‘Boomer’ sonó, se
puso de pie y lo tomó del mostrador. Echó un vistazo a la
pantalla y apretó el botón de llamada. «Hola, ‘Jefe’… Uh-
Huh … bien. Nos vemos en treinta».
Colgó mirando a Rick y luego a Kat. «Ian tiene
información para nosotros, así que nos vamos a Trident.
Tienes unos quince minutos para una ducha rápida, si
quieres, y desayunaremos en el camino».
Rick terminó lo último de su café y dejó la taza en el
fregadero mientras Kat salía de la habitación para ir a
ducharse. Le dio a ‘Boomer’ una palmada en la espalda antes
de caminar hacia la puerta principal. «Iré corriendo al lugar
de bagels que les gusta a todos y compraré el desayuno para
todos. De esta manera no tienen que detenerse. Nos vemos
en el complejo».
Mientras se dirigía a darse una ducha, ‘Boomer’ miró por
encima del hombro. «Gracias, papá. Compra algunos extras
porque no estoy seguro de cuántos estaremos allí. Nos vemos
en un rato».

MIENTRAS KAT se ponía el champú en el cabello, repasó


la conversación que había tenido con Benny la noche
anterior. Después de darle las gracias por ayudarla, su
respuesta fue: ‘No hay problema. Es lo que hago’. Se parecía
a lo que había dicho Tiny cuando antes le había dado las
gracias al gran hombre.
Bueno, ¿qué esperaba que Benny dijera después de todo
este tiempo? Ella había estado ‘muerta’ para él por más
tiempo de los siete años que había estado en su vida. Había
seguido viviendo sin ella. Ahora, ella era solo una chica que
solía conocer, que necesitaba contratarlo para mantenerla a
salvo y ayudarla a salir del lío en el que estaba. Nada más.
Al enjuagarse el cabello, pensó en lo bien que se veía esta
mañana después de haberse recuperado de la conmoción de
volver a ver a su padre. Debió haber salido de la cama unos
minutos antes que ella. Su cabello castaño oscuro estaba un
poco desgreñado y despeinado en varios lugares. Sus ojos
parecían cansados, pero seguían siendo los más sexys que
había visto en su vida. Los sueños de él a lo largo de los años
no le habían hecho justicia al hombre que ahora era. Guapo
como el infierno, con un cuerpo que haría que una monja
tuviera pensamientos sucios. Podía ser virgen aún, pero eso
no significaba que fuera ingenua sobre el sexo. En esta
época, no era posible. El sexo estaba por toda la televisión y
la Internet. Estaba en las películas que veía y en los libros y
periódicos que leía a diario.
La idea de Benny y el sexo la había excitado, y calculó
mentalmente cuánto tiempo tenía antes de dejar el
condominio. Tomó su botella de gel corporal, echó una
pequeña cantidad en la toallita que había encontrado debajo
del lavabo del baño junto con algunas toallas para invitados.
Se lavó todo el cuerpo antes de deslizar el material
enjabonado entre sus piernas. Ella jadeó cuando raspó su
clítoris y envió oleadas de deseo a través de ella. Dejó caer la
tela, la volvió a colocar con los dedos y comenzó a frotar en
serio. Se imaginó que sus dedos eran los de Benny y cómo él
la excitaría aún más antes de reemplazarlos con sus labios y
lengua. La ensoñación la envió al límite más rápido de lo que
esperaba, y se mordió el labio inferior para no gritar de
placer.
Después de que se recuperó, tomó la toallita nuevamente
y limpió la evidencia de su masturbación. Dejó de lado sus
deseos y necesidades para con Benny en un rincón muy
alejado en su mente, cerrando y bloqueando la puerta
metafórica detrás de ellos. Ahora no era el momento de
pensar en él… en ellos … sobre lo bien que sabía que estarían
juntos. Su vida estaba en peligro, y si él la ayudaba, también
lo estaría él. El sexo y las fantasías quedaban fuera… la lógica
y la realidad estaban presentes.
Demonios.
Poco tiempo después, cuando salieron por la puerta
principal del condominio, estaba dentro del tiempo que él le
había asignado. En la puerta había un hombre apuesto que
Ben presentó como Jake Donovan, también conocido como
‘Reverendo’, uno de sus compañeros de equipo en Trident y
en los SEAL. Era unos centímetros más alto y mayor que
Benny, pero por lo demás tenía un físico similar: ancho, duro
y vigoroso. El color de su cabello era un tono entre el castaño
claro de ella y el castaño oscuro de Benny, y sus ojos estaban
cubiertos por gafas de sol que solo realzaban su buen aspecto
hollywoodiense.
Él sonrió y estrechó su mano extendida antes de darse la
vuelta y liderar el camino hacia el estacionamiento con
Benny tomando la posición detrás de ella. Se dio cuenta de
que se habían colocado para protegerla como lo harían los
guardaespaldas. Bueno, eso es lo que son, estúpida. Para eso
viniste aquí, por protección y nada más. Al menos no todavía.
Benny la llevó de regreso al complejo Trident con Jake
siguiéndolo en su propio vehículo. Mientras estaba sentada
en silencio en el asiento del pasajero del Dodge Charger, su
estómago gruñó y sus mejillas se enrojecieron cuando él se
rió de ella.
«Mi papá nos va a traer el desayuno, así que podemos ir
directamente a Trident».
«De acuerdo». Se giró un poco en su asiento para poder
mirarlo sin forzar su cuello. «Si Ian tiene lo que
necesitamos, ¿iremos a Norfolk?».
Miró sus espejos retrovisores laterales y luego cambió de
carril antes de contestarle. «Es probable. Ojalá pudiera
dejarte aquí y correr allí yo mismo, pero no estoy seguro de
qué salvaguardas podría haber dejado tu padre. Es posible
que no pueda hacerlo sin ti, ya que eres su pariente más
cercano».
Sus palabras la atravesaron como una espada. «Ojalá
pudiera dejarte aquí…». Lo que sea que haya dicho después
de eso fue un desastre. Sabía que había estado esperando lo
imposible. No quería estar cerca de ella. Prefiere hacer lo que
hay que hacer y echarla de la ciudad cuando todo termine.
Cuando ella no dijo nada más, él la miró. Mantuvo los ojos
bajos y respiró entrecortadamente.
«Kat, ¿qué pasa?». Ella no respondió. «Maldita sea, Kat,
mírame. ¿Qué ocurre?». Pasaron unos segundos antes de que
maldijera. «¡Carajo!». Ella se estremeció, pero se negó a
mirarlo. Redujo la velocidad y luego se detuvo en un
semáforo en rojo. Extendió la mano e inclinó su barbilla
hacia arriba hasta que su mirada se encontró con la suya.
«Kat, no quise decir lo que crees que quise decir. Cuando dije
que quería ir solo, fue desde un punto de vista táctico. Sería
más seguro que te quedaras en el recinto. No sé qué nos
estará esperando en Norfolk y lo último que quiero es que
estés en una posición de peligro. Eso es todo».
El conductor detrás de Jake tocó el claxon y ambos
miraron para ver que la luz se había puesto verde
nuevamente. Benny quitó el pie del freno, aceleró y dividió su
atención entre ella y la carretera. «¿Me entiendes?».
Ella asintió y ajustó su cuerpo para que volviera a mirar
hacia adelante. No había forma de que ella le dijera que sus
palabras la hicieron pensar que él quería alejarse lo más
posible de ella. Había perdido a tantos seres queridos en su
vida y acababa de reconectarse con el único hombre del que
había estado enamorada. Kat no podía renunciar a él de
nuevo. Todavía no y, con suerte, nunca.
Había hecho algunos amigos en Portland, pero nunca
sabía si ella y su padre tendrían que mudarse de nuevo, por
lo que era más fácil mantener esas amistades al mínimo. Sus
amigos más cercanos fueron su jefe de más de siete años y su
esposa. Jeremy y Eva Pierce eran dueños de las instalaciones
de entrenamiento canino donde Kat había encontrado una
carrera en la que era buena, lo que también le brindaba algo
de protección. El controlador de Kat, Chris, y Jeremy habían
servido juntos en el ejército y este último ahora entrenaba
perros para las fuerzas del orden y firmas privadas junto con
su esposa, una oficial de policía retirada. Cuando el día
anterior el perro de Ian había saludado a Kat, ella reconoció
inmediatamente el adiestramiento del perro. Aunque Beau no
había sido uno de los perros de ‘J&E International K9’, el
entrenamiento era similar para los perros especializados en
todo el mundo, y la mayoría de los perros estadounidenses
eran entrenados en el idioma alemán.
Chris nunca había roto su juramento de no divulgación
sobre la protección de Kat y su padre en el Programa de
Protección de Testigos, pero Jeremy no era estúpido. Sabía
para quién trabajaba su amigo, para los alguaciles
estadounidenses, y podía sacar las conclusiones a partir de
ahí. Pero la tarde en que Jeremy accedió a ver si la joven tenía
la capacidad para ser adiestradora canina, supo que tenía las
habilidades adecuadas. Si bien era tímida con la gente,
cuando se trataba de perros, mostraba su lado alfa y los
animales la respetaban como una de sus líderes de manada.
Al menos cuando todo esto terminara, tenía una vida a la que
volver si las cosas no salían bien con Benny.

REGRESARON al recinto sin decirse una palabra más.


‘Boomer’ salió del auto después de estacionarse y fue a
abrirle la puerta a Kat. Pero llegó demasiado tarde. Ella ya
estaba fuera del vehículo. Sus ojos se entrecerraron, pero ella
lo ignoró. Recuerda cabrón que no es tu sumisa. A su polla le
gustaría rectificar eso, pero su cabeza le decía ‘no’.
Al menos le dejó abrir la puerta de la oficina para ella, y él
la siguió al interior junto con Jake. Le presentó a Colleen, su
secretaria, que acababa de empezar su jornada laboral. Las
dos mujeres se dieron la mano antes de que él la condujera a
la sala de conferencias donde su vida había cambiado hacía
poco más de quince horas. Ian y Devon los estaban esperando
y ninguno parecía feliz.
‘Boomer’ le ofreció un asiento a Kat. «Katerina, este es el
hermano de Ian, Devon. Es el copropietario de Trident. Dev,
esta es Katerina».
Extendió su mano para estrechar la de Devon antes de
tomar el asiento ofrecido. «Encantada de conocerte. Por
favor, llámame Kat».
Devon tomó asiento frente a ella con Jake sentado al lado.
«Kat será. Y, también es un placer conocerte». Miró a
‘Boomer’. «¿Todo bien anoche?».
‘Boomer’ suspiró mientras se dejaba caer en el asiento
junto a Kat. «Sí. Olvidé que papá venía esta mañana. Quedó
tan sorprendido como yo. Se detendrá a traer el desayuno
para todos y deberá estar aquí en unos minutos». Su mirada
se movió entre los hermanos Sawyer. «¿Cuál es la
primicia?».
Ian le arrojó algunos papeles que había impreso desde un
correo electrónico. Algunos eran mensajes de texto, otros
eran fotos. «Estos son de Keon. Sergei ‘El Lobo’ Volkov fue
encontrado asesinado en un almacén vacío hace tres
semanas. Un golpe doble y limpio». Lo que significaba que
había recibido una bala en la cabeza y otra en el corazón. No
se encontraron casquillos de bala. «No hay sospechosos,
pero el tipo tenía muchos enemigos, así que podría haber
sido cualquiera. Dime qué piensas».
Rick entró mientras ‘Boomer’ estudiaba las imágenes de
la escena del crimen. Las miró por encima del hombro de su
hijo después de entregarle una bolsa de sándwiches de huevo
a Jake para que los distribuyera. ‘Boomer’ de repente se
centró en lo que Ian quería que viera. «Era alguien que
conocía, alguien cercano a él. El almacén está vacío. Si lo
mataron allí, y parece que así fue, se estaba reuniendo con
alguien. No se habría presentado sin al menos uno de sus
guardaespaldas».
Ian asintió. «Exactamente lo que estaba pensando. Keon,
también. El FBI tiene el caso porque había estado en su lista
de vigilancia durante años. Todos los que han entrevistado
en su círculo íntimo han negado saber lo que estaba haciendo
allí. Entonces, las preguntas siguen aumentando, pero la más
grande es que… si Volkov está muerto, ¿quién diablos está
detrás de Kat? ¿Y por qué?».
Cuando Rick se sentó junto a ‘Boomer’, los cinco hombres
volvieron su atención a la desconcertada mujer. «No tengo
ni idea. Todo lo que sé es lo que les he dicho. Mi padre se
estaba muriendo y estaba drogado con morfina, así que todo
lo que tengo son sus murmuraciones y rumores de hace doce
años».
La mente de ‘Boomer’ estaba dando vueltas con detalles,
ninguno de los cuales cuadraba. «¿Qué dijo Keon sobre la
participación del Sr. Maier en ese entonces?».
Ian negó con la cabeza mientras aceptaba el sándwich
envuelto que se deslizaba por la mesa hacia él. Lo dejó sin
abrir. «No mucho más de lo que Kat nos dijo. Maier se
involucró demasiado como para dejarlo todo y huir, y
terminó con información que nunca debería haber visto.
Información que resultó en un precio por su cabeza».
«Entonces, nos dirigiremos al banco en Norfolk».
‘Boomer’ no podía pensar en nada más que pudiera
ayudarlos en ese momento.
«Sí. Jake, quiero que vayas con ellos y nos mantengas
informados cada cuatro horas. ‘CC’ estará en el hangar a las
mil cien horas para llevarlos a todos allá». Conrad Chapman,
también conocido como ‘CC’, era un piloto retirado de la
Fuerza Aérea contratado por Trident para volar su avión a
donde necesitaran ir. El pequeño aeropuerto privado que
utilizaban estaba a unos veinte minutos del complejo. Ian
dirigió su siguiente declaración a ‘Boomer’ y Kat. «Keon se
encargará de que alguien se reúna con ustedes con una
identificación y el certificado de defunción. Kat debe
permanecer oculta tanto como sea posible. No quiero la
posibilidad de que alguien de su pasado la reconozca».
Ella frunció el ceño. «Dudo que alguien pudiera
reconocerme de hace doce años, pero nunca se sabe. Puedo
conseguir una peluca o teñirme el pelo si quieres».
Antes de que Ian le respondiera, ‘Boomer’ habló. «Puedo
conseguir una peluca del club».
Se pateó mentalmente a sí mismo por mencionar La
Alianza. El primer edificio del complejo no daba indicios de
ser un club BDSM. Había una pequeña tienda en el piso
superior, y se especializaba en juguetes y ropa fetichista. Las
pelucas rubias eran populares y tenían varias en existencia,
pero tendría que ir corriendo sin Kat. No había forma de que
la dejara entrar al club. Nunca se había sentido avergonzado
de su estilo de vida, pero en este momento, no podía
decidirse a contárselo. Pensó en la tímida y pequeña virgen
que había sido hace doce años y pensó que correría a las
colinas si se enteraba de sus perversiones. Afortunadamente,
ella no pareció darse cuenta de su error y Jake se dio cuenta
de su predicamento.
«Tomaré una antes de irnos», dijo Jake.
‘Boomer’ asintió en agradecimiento, luego dijo a la sala
en general: «¿Algo más?».
Ian y Devon se miraron en busca de confirmación y ambos
negaron con la cabeza. Ian se puso de pie y recogió su
sándwich de huevo. «Por el momento, no. Brody y Marco
deben regresar esta tarde. Pondré a ‘Cabeza de Huevo’ en sus
computadoras para buscar todo lo que pueda encontrar sobre
todos los implicados en esto». Brody ‘Cabeza de Huevo’
Evans era su especialista en informática y tecnología, y un
pirata informático de primer nivel. Y Marco ‘Polo’ DeAngelis
era su especialista en comunicaciones y su piloto de
helicóptero de respaldo. También era el socio de ménage
ocasional de Brody. «Cuando llegues a Norfolk, avísame
dónde te vas a quedar, así puedo hacer que el hombre de
Keon te reciba con la documentación».
Después de que ‘Boomer’ recibió su orden, Ian salió de la
habitación mientras los demás se levantaban. Jake señaló a
Rick. «¿Te importaría seguirlos de regreso al condominio de
‘Boomer’? Necesito pasar por mi casa para agarrar mi bolso
de viaje. Generalmente lo tengo en mi camioneta, pero ayer
lo estaba limpiando y no tuve la oportunidad de volver a
armarlo».
«No hay ningún problema», respondió el hombre mayor.
Todos recogieron sus sándwiches de huevo sin abrir y se
dirigieron hacia la puerta. Podrían comer de camino para
recoger su equipo. Al pasar junto al escritorio de Colleen, la
secretaria le entregó a ‘Boomer’ un trozo de papel rosa. Ella
había tomado un mensaje telefónico para él mientras
estaban en la reunión. Echó un vistazo al papel antes de
doblarlo en dos y guardarlo en su bolsillo trasero. Se ocuparía
de eso más tarde.
Mientras regresaban a su condominio, con su padre
siguiéndolo esta vez, ‘Boomer’ volvió la cabeza hacia Kat
cuando notó que se estaba frotando las sienes. «¿Estás
bien?».
Ella hizo una mueca. «Es un dolor de cabeza. Los he
estado teniendo aproximadamente dos veces al mes durante
los últimos años. Tomo medicamentos de venta libre para la
migraña y me ayudan, pero me quedé sin ellos. ¿Podemos
detenernos en una farmacia muy rápido?».
«Sí. Hay una más adelante». Agarró su teléfono y marcó
el número de su padre. Usó la función de Bluetooth del auto y
le dijo a Rick su plan para detenerse.
Al estacionarse en un Walgreens, esperó a que su padre se
colocara junto a él, saliera y se acercara a la puerta del
pasajero del Dodge, antes de salir del automóvil. Rick abrió la
puerta de Kat y extendió su mano para ayudarla a salir del
vehículo. Cuando los dos se encontraron con ‘Boomer’ en la
acera, entre el coche y el edificio, Kat se tambaleó. ‘Boomer’
la agarró por la cintura antes de que pudiera caer y la miró
con alarma. «¿Kat? ¿Estás bien? ¿Te vas a desmayar?».
Kat apoyó los brazos en sus anchos hombros y se
estabilizó. El cuerpo de ‘Boomer’ reaccionó de inmediato a su
proximidad, y maldijo por dentro, luchando contra el
impulso de tirar de ella contra él.
«Uh, no, estoy bien. Me sentí un poco mareada. Sucede
cuando tengo una migraña».
Después de asegurarse de que recuperara el equilibrio, se
forzó a retroceder, pero mantuvo una mano en la parte baja
de su espalda mientras la escoltaba a la tienda. Rick
permaneció tres pasos detrás de ellos, su cabeza volteando
de un lado a otro, siempre atento al peligro. Era muy poco
probable que las personas que andaban detrás de Kat
estuvieran al acecho en un Walgreens de Florida por la remota
posibilidad de que se detuviera allí, pero uno nunca sabía.
Se dirigieron al pasillo de medicamentos de venta libre y
Kat encontró rápidamente la marca que usaba para sus
dolores de cabeza. Antes de que tuvieran la oportunidad de
cambiar de dirección, una bonita morena apareció por la
esquina más alejada del pasillo y su rostro se iluminó cuando
vio a ‘Boomer’.
«Hola, Am …Ben».
‘Boomer’ hizo una mueca de molestia ante la voz alegre
de la mujer y de escuchar su título de Amo. «Hola,
Cassandra».
Se acercó y se detuvo un poco demasiado cerca para su
comodidad. Normalmente, a ‘Boomer’ no le habría
importado encontrarse con la pequeña sumisa que había
dominado varias veces, pero con Kat a su lado, se sentía un
poco incómodo.
«Te extrañamos en el club el fin de semana pasado».
Se rascó la parte superior de la cabeza. «Oh, sí. Estuve
trabajando todo el fin de semana».
Los ojos de Cassandra se fijaron en Kat, que se había
acercado un paso más a él y parecía como si estuviera
esperando a que ‘Boomer’ los presentara. «Hola. Soy
Cassandra».
Kat estrechó la mano extendida de la mujer. «Soy Kat».
«Un placer conocerte». Sus ojos volvieron al rostro de
‘Boomer’. «¿Estarás allí mañana por la noche?».
‘Boomer’ agarró suavemente el brazo de Kat y negó con la
cabeza. Cassandra era una dulce sumisa que trabajaba de
mesera en La Alianza, y él sabía que ella no pisaría
intencionalmente los dedos de los pies de otra mujer.
Tampoco quiso dar a conocer qué tipo de club era La Alianza.
«Uh, no, no lo creo. Quizás durante el fin de semana, pero
no estoy seguro».
La mirada de Cassandra se dirigió rápidamente a la mano
posesiva en el brazo de la otra mujer, y dio un paso atrás, con
los ojos llenos de disculpa hacia ‘Boomer’. Debía haberse
dado cuenta de que había hablado demasiado. «Está bien. Si
no, te veré en otro momento. Kat, fue un placer conocerte.
Que tengan un lindo día». Sin esperar una respuesta de
ninguno de ellos, se dio la vuelta y se despidió por encima del
hombro.
La mano de ‘Boomer’ apretó un poco más el brazo de Kat
mientras la giraba en dirección a los cajeros. Su padre había
estado unos pasos detrás de ellos y le dio una sonrisa de
‘estás jodido’ antes de liderar el camino. ‘Boomer’ no estaba
seguro de qué se trataba eso. Cassandra y él eran amigos.
Amigos que de vez en cuando follaban durante una escena en
un club privado de BDSM. ¿Qué pasaba con eso? Miró a Kat
que tenía una expresión curiosa en su rostro. Sabía que ella
quería preguntarle sobre Cassandra. Sí, su padre tenía razón,
estaba muy jodido.
CAPÍTULO SEIS

T ENÍAN APROXIMADAMENTE OTRA MEDIA HORA ANTES DE ATERRIZAR


en un pequeño aeropuerto en las afueras de Norfolk, Virginia.
‘Boomer’ no había estado en el lugar en más de un año, pero
su último viaje había sido un largo fin de semana para
ponerse al día con gente que no había visto en un tiempo.
Otro de sus viejos amigos de la escuela secundaria había dado
el paso y se había casado. Caían como moscas en los últimos
años. Su mente se dirigió a Alex y se preguntó que si su
amigo hubiera estado vivo, habría encontrado a una mujer y
le habría puesto un anillo en el dedo. Lo dudaba. Alex había
estado peor de lo que él había estado en su día. Su amigo
tenía un nuevo ligue casi todos los fines de semana, pasando
por chicas como si intentara ganar un nuevo récord mundial
Guinness. Al menos ‘Boomer’ había salido con varias chicas
durante algunas semanas antes de seguir adelante.
Pero todo eso cambió después de que su ‘Gatita’ ‘murió’.
Solo se había enamorado una vez en su vida y había
terminado mal. Ella se había ido en menos de treinta y seis
horas después de que él le profesara su amor. Sí, no había
sido culpa suya, pero todavía le dolía muchísimo.
Él miró hacia donde ella estaba acurrucada en el asiento
del avión leyendo un libro ya que su migraña se había
desvanecido. Maldita sea, seguía siendo la mujer más bonita
que había conocido a pesar de su reciente pérdida de peso. Le
había pasado el sándwich de huevo y se lo había dejado a él,
porque no podía comer debido al dolor de cabeza. Hizo que
Jake se detuviera a comprar un sándwich de pavo y queso
para que ella comiera en el avión y se alegró de verla
terminarlo hacía unos quince minutos.
En el sillón reclinable junto a él, Jake estaba tomando una
siesta energética. Su compañero de equipo había estado
despierto la mitad de la noche tratando de encontrar a su
informante desaparecido. Finalmente había encontrado al
pequeño punk en una casa de crack local, y Jake estaba
enojado. El chico había estado limpio durante seis meses
antes de este revés. Jake había sacado su culo de allí y lo
había llevado al hospital. La siguiente parada era un centro
de rehabilitación acordado. ‘Boomer’ nunca había conocido
al informante, pero si el SEAL retirado estaba haciendo su
mejor esfuerzo para tratar de salvarle la vida a un drogadicto
sin hogar, entonces tenía que haber algo en él que lo
impresionara. ‘Boomer’ esperaba que el chico valiera la pena
el esfuerzo.
Se levantó y se sentó en el sofá junto a Kat. Contra su
mejor juicio, la agarró por los tobillos y puso sus pies en su
regazo. Ella se había quitado los zapatos sin cordones antes,
y sin pensarlo conscientemente, él comenzó a frotar el arco
de su pie derecho. Mientras hundía sus pulgares
profundamente, ella cerró los ojos y gimió. El sonido fue
directo a su ingle.
«Dios, eso se siente tan bien. Por favor, no te detengas».
Su boca se torció y deseó estar haciéndole otras cosas que
le dieran la misma respuesta. «Entonces, cuéntame de
Portland».
Sus ojos se abrieron solo lo suficiente para que ella lo
viera a través de las rendijas. «¿Que quieres saber?».
«No lo sé. ¿Todo? ¿Cualquier cosa? ¿Tienes un empleo
allí? ¿Amigos?». Novios. Estaba dividido entre querer y no
querer saber la respuesta a eso.
Ella se encogió de hombros. «Solo unos pocos amigos
cercanos, pero tengo un gran empleo que me encanta.
Cuando terminamos allí por primera vez, nuestro manejador,
Chris, me envió a ver a un viejo compañero del ejército.
Jeremy Pierce y su esposa Eva poseen un centro de
adiestramiento canino para protección y aplicación de la ley.
Hicimos clic de inmediato y él me enseñó a entrenar a los
perros. He estado trabajando para él desde entonces. Los
entreno en detección de drogas y explosivos, así como en
rastreo pasivo y agresivo, según el perro y el organismo. El
rastreo pasivo es para personas desaparecidas y el agresivo
es para sospechosos».
«¿En qué son diferentes?».
Gimió, se mordió el labio cuando él presionó un lugar en
particular de su arco del pie. «En el rastreo pasivo, el perro
llevará a su guía hasta la persona. Cuando estás rastreando a
un sospechoso posiblemente armado, necesitas una
advertencia antes de que de repente esté justo frente a ti. Hay
una historia divertida sobre uno de nuestros graduados. Su
perro era un rastreador pasivo y detector de drogas, pero
hace unos meses, un sospechoso desapareció en el bosque y
no tenían un rastreador agresivo disponible. Entonces, lo que
hicieron fue poner a dos oficiales, con sus armas listas, a
cada lado del equipo porque los ojos del guía tenían que estar
en el perro, buscando señales. De esta manera, si el
sospechoso aparecía de repente, ellos estarían cubiertos. De
cualquier forma, estuvieron rastreando durante unos diez
minutos cuando el perro de repente se sentó a la mitad de la
nada. El guía lo forzaba a que continuara, pero el perro no se
movía. Les tomó unos momentos darse cuenta de que el
perro estaba sentado sobre un montón de hojas, y uno de
ellos vio el tacón de una zapatilla. El sospechoso se había
enterrado bajo un montón de hojas, con la esperanza de que
pasaran por encima de él, y el maldito perro se quedó
sentado sobre su espalda». Ambos se echaron a reír. «El
guía pateó la pierna del tipo y le dijo: ‘No te muevas’. El
sospechoso respondió: ‘No lo estaba planeando’».
Se rió muy fuerte, ‘Boomer’ no pudo evitar sentirse
impresionado. Era obvio que amaba su trabajo. «Guau. Eso
fue genial. Beau pasó por un lugar de entrenamiento como
ese en Florida. Tenía unas seis semanas de edad cuando Ian
lo encontró en el complejo. Su madre era una callejera que
acababa de morir, así que Ian lo acogió».
«Me di cuenta de su entrenamiento», le dijo mientras
asentía.
«¿Saben dónde estás? ¿Tus jefes? Quiero decir, ¿todavía
tendrás tu trabajo después de que encontremos quién está
detrás de ti?». Una parte de él quería que ella dijera que no,
pero ambos estarían mejor si ella decía que sí.
Ella miró por la ventana del avión. «Sí. Algo así. Les dije
que tenía una emergencia familiar». Al ver su ceja arqueada,
ella se encogió de hombros. «Era todo lo que podía pensar
en ese momento. De todos modos, aunque nadie fue y le dijo
a Jeremy que estaba bajo protección de testigos, él es muy
astuto y estoy segura de que se dio cuenta. Simplemente me
dijo que me mantuviera en contacto y que lo llamara si
necesitaba algo. Debería llamarlo más tarde para hacerle
saber que sigo viva».
«Buena idea. Utiliza tu teléfono de prepago, ya que son
muy difíciles de rastrear. Luego lo tiraremos y compraremos
uno nuevo. Que te diga si alguien sospechoso ha estado
husmeando preguntando por ti».
Kat asintió y le dio unos golpecitos en la mano con el pie
izquierdo. Era una insinuación flagrante de que le diera el
mismo trato que le estaba dando al otro pie. Él se rió entre
dientes y los intercambió. «¿Mejor?».
«Sí, mucho». Ella gimió mientras él trabajaba sus
pulgares más profundamente. «No recuerdo la última vez
que tuve un masaje en los pies. Solía tenerlos todo el tiempo
cuando me consentía con pedicuras, pero ha pasado un
tiempo».
Él se alegró de que hubiera sido un servicio profesional
donde ella había recibido los masajes, y no de un novio. Una
punzada de celos por ella saliendo con un chico lo golpeó en
el estómago, y se obligó a no cuestionarla sobre otros
hombres. Con quién salía, no era asunto suyo.
Bajó la mirada a su regazo, miró el libro que había estado
leyendo y … ay, carajo… era ‘Cuero y Encaje’, de Kristen
Anders, quien pronto sería Kristen Sawyer, la esposa de
Devon. Si bien ‘Boomer’ no lo había leído todo, había hojeado
y leído las escenas de sexo ardientes después de que Devon
mencionara lo calientes que estaban. Era porno putamente
caliente en formato escrito, simple y llanamente. También
incluía BDSM, y se sorprendió de que Kat lo estuviera
leyendo. ¿Le gustaba leer sobre el estilo de vida o estaría
involucrada? Y si no fuera así, ¿estaría interesada en
probarlo? ¿Fantaseaba con que un hombre le hiciera las cosas
que el Amo Xavier le hacía a su sumisa en el libro?
Se movió incómodo y mandó sus pensamientos de regreso
a donde pertenecían: a la alcantarilla. Ella era un trabajo y
una vieja amiga, nada más. También podrías dejar de intentar
convencerte a ti mismo, amigo, porque no está funcionando.
«Prepárense para el aterrizaje». La voz de ‘CC’ llegó por
el intercomunicador y los ojos de Jake se abrieron de golpe.
Eso era lo que pasaba al estar en operaciones especiales: uno
se acostumbraba a las siestas y se despertaba completamente
fresco.
‘Boomer’ puso los pies de Kat en el suelo para que pudiera
sentarse y ponerse el cinturón de seguridad. Luego se ató el
suyo alrededor de la cintura. En quince minutos estarían en
tierra y en un auto que los esperaba ya. Después de
reabastecer el avión, ‘CC’ conseguiría una habitación en el
motel más cercano para pasar la noche, por lo que estaría
cerca si lo necesitaban. Mientras tanto, ‘Boomer’, Kat y Jake
se dirigirían a la zona residencial de Norfolk, donde los dos
amigos solían vivir durante su infancia. Había un Best
Western cerca del banco que necesitaban visitar. Por lo que
‘Boomer’ había podido acceder en línea, era el motel ideal
para ellos. Había muchas rutas de escape, si las cosas iban
mal.
Junto a él, Kat se estremeció visiblemente.
«¿Estás bien?».
Ella le dedicó una pequeña sonrisa. «Sí, eso creo.
Simplemente me golpeó. No he estado aquí desde que tenía
diecisiete años con un futuro brillante y feliz por delante».
‘Boomer’ se acercó y le apretó la mano porque no podía
pensar en nada que decir que no sonara a cliché. Solo
esperaba que, cuando todo esto terminara, ella tuviera una
vida feliz en su futuro, incluso si no fuera con él.

MIENTRAS JAKE ENTRABA en la habitación contigua a la


izquierda, Kat siguió a ‘Boomer’ hasta su cuarto del motel.
Arrojó su bolsa de lona en la cama más cercana a la puerta y
le hizo un gesto para que tomara la otra. Aún no era la una de
la tarde y no quería nada más que meterse debajo de las
sábanas y tomar una siesta.
Vio la expresión de nostalgia en su rostro antes de
volverse para abrir la puerta intermedia que conectaba las
dos habitaciones. «Toma una siesta si quieres. Jake y yo
estaremos en la habitación de al lado trabajando en algunas
cosas para mañana».
«De acuerdo». Kat se quitó la peluca rubia que se había
puesto antes de bajar del avión y se rascó el cuero cabelludo
que le picaba. Alcanzó la colcha para lanzarla hacia abajo,
quitándose los zapatos al mismo tiempo. «No me dejes
dormir más allá de las tres, por favor. De lo contrario, estaré
despierta toda la noche».
«Por supuesto». ‘Boomer’ la observó mientras se subía a
la cama completamente vestida. Se movió un par de veces
tratando de encontrar una posición cómoda y finalmente se
quedó de lado, de espaldas a él. Su largo cabello castaño se
abanicaba sobre la almohada y sus manos ansiaban pasar los
dedos por los suaves mechones. Cuanto más tiempo estaba a
su alrededor, más latían en su pecho sus viejos sentimientos
por ella. Pero allí también había nuevos sentimientos. Sobre
los que no sabía qué diablos iba a hacer.
Suspiró y entró en la otra habitación y dejó la puerta
entreabierta en caso de que ella lo necesitara. Jake salía de su
baño y se secaba las manos con una toalla. Arqueó una ceja al
ver a ‘Boomer’ solo.
«Se ha acostado por un rato».
«Ah». Ambos se sentaron a la mesa para dos y Jake abrió
una carpeta con toda la información pertinente que tenían
hasta el momento. «Entonces, … ¿quieres hablar sobre el
trabajo o de lo que es tener una vieja novia que regresa de
entre los muertos?».
‘Boomer’ sabía que su amigo estaba siendo comprensivo a
pesar de cómo sonaban sus palabras. Se pasó una mano por
el cabello y miró la puerta parcialmente abierta detrás de él
antes de volver su atención a Jake. «¿Cómo sabes que ella era
una novia?».
«Ian me mantiene cerca por mis habilidades de
francotirador y mi capacidad de observación. Si ella no fue tu
novia, hubo un momento en que deseaste que lo fuera».
Se inclinó hacia adelante, apoyó los codos en la mesa y
mantuvo la voz baja para que ella no lo oyera. Hacía mucho
tiempo que no le había contado a nadie sobre su ‘Gatita’.
«Ella era la hermana de mi mejor amigo, e iba un año detrás
de nosotros en la escuela. Nunca pensé en ella como algo
más que una buena amiga hasta que la llevé a mi baile de
graduación. En un minuto era mi amiga, al minuto siguiente
quería algo más. Me pegó de la nada, ¿sabes?».
Jake asintió, pero no dijo una palabra.
«La noche de mi fiesta de despedida, una semana antes
de partir al entrenamiento básico, descubrí que ella sentía lo
mismo. Le pedí que fuera mi chica y que me esperara. Ella
estuvo de acuerdo y dos días después… toda su familia se
había ido».
«Por lo que me dijo Ian, ella no tuvo otra opción».
‘Boomer’ saltó de su silla frustrado y comenzó a caminar,
pero mantuvo la voz baja. «Maldita sea, sé que no fue culpa
suya. Pero ha pasado demasiado tiempo. Ya ni siquiera nos
conocemos. No soy el mismo chico de dieciocho años sin
preocupaciones en el mundo. He visto y hecho cosas que ella
nunca podría imaginar. He cambiado y dudo que le guste el
chico en el que me he convertido».
Jake cruzó los brazos y entrecerró los ojos hacia su
compañero de equipo. «Cierra la puerta».
«¿Qué?».
«Cierra la maldita puerta y siéntate un puto minuto».
Después de que ‘Boomer’ cerró la puerta y se dejó caer en su
asiento, la dureza desapareció de la voz de su amigo. «Estoy
un poco confundido aquí, ‘Baby Boomer’. ¿Estás hablando de
la Marina y la mierda que hemos hecho, o estás hablando del
club y el estilo de vida?».
«Ambos, supongo», murmuró, mirando al suelo.
«Bueno, la mierda de los SEAL es fácil. Has servido a tu
país con orgullo y has seguido las órdenes como el buen
cabrón que eres. Sí, has matado a más personas de las que
nadie jamás sabrá, pero todo se reduce a que mataste porque
tenías que hacerlo. No eres un asesino. Salvaste vidas de
civiles, de tus compañeros de equipo y la tuya. No hay nada
malo en todo lo que has hecho en nombre del Tío Sam y el
pastel de manzana. No creo que tu chica tenga ningún
problema con eso, especialmente porque no puedes contarle
la mayor parte».
‘Boomer’ se encogió de hombros y mantuvo la mirada
baja.
«Ahora, sobre el estilo de vida. No eres el primer Dom en
cuestionarse a sí mismo, y no serás el último. La cuestión es
… ¿Qué es más importante para ti? ¿Puedes amarla sin
ponerlo en primer lugar? ¿O lo necesitas como el aire que
respiras? Dijiste antes que ya no se conocen… tal vez esta sea
tu oportunidad de volver a conocerla. Quizás ella también
haya cambiado. Tal vez ella quiera ocupar un primer lugar,
¿alguna vez pensaste en eso?». Hizo una pausa un momento
para dejar que la idea se hundiera en la cabeza del otro
hombre. «Ahora, deja de ser un idiota, y saquemos a tu chica
de problemas, ¿de acuerdo? Piensa en follarla después de que
todo esto termine».
‘Boomer’ resopló y luego sonrió. «Eres un pendejo,
‘Reverendo’».
«Oye, lo digo como lo que es. Si quieres algo más dulce,
llama a ‘Polo’».
CAPÍTULO SIETE

M IENTRAS REGRESABA A SU HABITACIÓN COMPARTIDA , ‘B OOMER ’


silenciosamente cerró la puerta detrás de él, pero la mantuvo
sin llave. Kat todavía estaba durmiendo y no necesitaba
despertarla todavía. Jake y él habían pasado unos treinta
minutos repasando lo que sabían y lo que necesitaban
averiguar. Habían llamado a Ian para hacerle saber dónde se
estaban hospedando, para que pudiera llegar la información
que Keon les enviaría. La documentación que necesitaban
para el banco llegaría esta noche después de las mil
ochocientas. Jake saldría en unos minutos para explorar el
área alrededor del motel, y también el banco, que estaba a
tres cuadras de distancia. Mientras tanto, ‘Boomer’ se
quedaría solo para cuidar de Kat. Comprobó dos veces las
cerraduras de la puerta principal y se asomó por la ventana a
través del estrecho hueco de las cortinas cerradas. Nada
parecía fuera de lo común.
Giró una de las sillas de respaldo recto de la mesa, y a
horcajadas se sentó. Kat estaba ahora acostada del otro lado,
frente a él, y sus ojos vagaron por sus rasgos. Sus mejillas,
nariz respingona y labios suaves y carnosos ayudaban a
formar un rostro que podría adornar la portada de una
revista, cuando se combinaba con los hermosos ojos que él
reconocería en cualquier lugar. La sábana se había
desplazado hasta su cintura dejando la parte superior del
torso expuesta. Se le hizo la boca agua mientras miraba el
exuberante escote de ella que asomaba por la camiseta con
cuello en V. Maldita sea, la deseaba más ahora que cuando
era adolescente. Quizá Jake tenía razón. Tal vez el universo la
había enviado de regreso a él por alguna razón.
Ser un Dom era una parte importante de su vida. Había
encontrado el estilo de vida que amaba antes de ser asignado
al Equipo Cuatro y conocer a Ian y al resto de sus
compañeros de equipo actuales. Uno de sus compañeros de
entrenamiento básico lo había llevado a su primer club
después de haber estado asignados juntos en San Diego. Pasó
dos años allí hasta que fue aceptado en el programa de
entrenamiento Básico de Demolición Submarina de los SEAL.
Después de graduarse con su tridente, fue asignado al Equipo
Cuatro, que era el antiguo equipo de su padre en Virginia.
Estaba feliz de saber que varios de sus nuevos compañeros de
equipo también participaban en el estilo de vida y se unieron
al club que todos frecuentaban.
Kat se movió y gimió, pero se quedó dormida. Los sonidos
que salían de su boca lo pusieron duro y se acomodó en sus
jeans. ¿Qué haría ella si él la despertaba acariciando su oreja,
… su cuello … sus senos? ¿Apartaría su mano mientras él
ahuecaba su montículo y flexionaba las puntas de los dedos
en su centro a través de sus pantalones? ¿Le permitiría
desnudarla, sujetarla, comerla y follarla? ¿Gritaría cuando se
viniera por él? ¿Rogaría por más? Podría ella …
Joder, necesitaba una ducha fría. Pero eso la dejaría
vulnerable. Tendría que encontrar otra forma de domar su
furiosa erección hasta que Jake volviera a vigilar. Tomó una
revista Men’s Fitness de su mochila, se trasladó a su cama y se
sentó con una almohada entre la espalda y la pared mientras
cruzaba los tobillos. Cubrió su erección con otra almohada y
hojeó las páginas hasta que encontró un artículo interesante
para leer.
Unos minutos más tarde, captó un movimiento por el
rabillo del ojo y giró la cabeza para encontrar a Kat
mirándolo. Su expresión somnolienta le hizo sonreír. «¿Te
sientes mejor?».
Ella estiró los brazos y la espalda y él se mordió la lengua
mientras sus acciones empujaban su pecho hacia él. «Sí, lo
necesitaba».
Resopló y apartó los ojos de sus pechos y se centró en la
revista que tenía delante. Pero no podía concentrarse en
ninguna palabra en ese momento. «Estoy seguro de que sí.
Jake fue a comprobar algunas cosas. ¿Tienes hambre? Le
pediré que recoja una pizza o algo en su camino de regreso».
Empujó las sábanas de su caderas y piernas, se puso de
pie y caminó hacia el baño. «No sé qué pasa al estar cerca de
ustedes, pero ahora tengo más hambre que en meses. Pizza
suena bien, ¿y tal vez una ensalada?».
«… Tengo más hambre ahora que en meses». Nena, no
tienes idea… yo no he estado tan hambriento en años. Y no
tengo hambre de comida. «Sí, claro, se lo diré».
«Voy a tomar una ducha rápida para despertarme».
«Mm-hmm. De acuerdo».
La puerta se cerró detrás de ella y ‘Boomer’ agarró la
almohada en su regazo, moviendo sus caderas un par de
veces con frustración. Había necesitado todo en él para no
estirar la mano, jalarla y causarle estragos. Ahora todo lo que
tenía que hacer era no pensar en ella desnudándose y
enjabonándose su cuerpo desnudo. Carajo, más fácil decirlo
que hacerlo. Cuando Jake regresara y se hiciera cargo de la
guardia, saltaría a la ducha y se aliviaría un poco. Cogió su
teléfono, le escribió un mensaje de texto rápido a su
compañero de equipo y lo dejó sobre la mesa de noche.
La puerta del baño se abrió unos centímetros y Kat asomó
la cabeza. «Benny, debería haber traído mi bolso. ¿Me lo
puede pasar, por favor?».
Mierda, ¿está bromeando? Si se acercaba a ella, no habría
forma de que ella no se fijara en su eje rígido abultado a
través de sus jeans. ¿Y por qué no podía salir y tomarlo ella
misma? Un foco se encendió en su cabeza… ella había
comenzado a desvestirse. Ay, demonios. Ahora estaba duro y
palpitante.
Ella lo miraba pacientemente. ¡Carajo! No tenía muchas
opciones. Se mordió el labio, tiró la precaución al viento,
junto con la almohada, y se puso de pie. Agarró el bolso y se
acercó a la puerta del baño, esperando que ella no mirara su
entrepierna. Y, por supuesto, en el momento en que tuvo el
pensamiento, sus ojos parpadearon hacia abajo y sus mejillas
se encendieron cuando vio su paquete.
Los ojos de ‘Boomer’ viajaron por su brazo desnudo
mientras alcanzaba la bolsa. No había nada más que piel de
marfil puro en su hombro, y él vio la toalla blanca que estaba
usando para cubrirse. Antes de que pudiera decir o hacer
algo, ella apartó la vista tímidamente y cerró la puerta con
un murmullo de agradecimiento. Apoyó los brazos en el
marco de la puerta, dejó caer la cabeza hacia adelante.
Pasaron unos segundos antes de que se diera cuenta de que
no había escuchado el cerrojo engancharse. ¿Era una
invitación?
Cogió el pomo de la puerta y vaciló. Si estaba equivocado,
lo arruinaría todo. Todavía no sabía si ella tenía novio en
Portland, y eso era lo primero que necesitaba conocer.
Suspiró y soltó el pomo de la puerta y se pasó la mano por el
cabello. Primero lo primero, pendejo. Aléjala del peligro, luego
podrás empezar a pensar con tu polla.
Volvió a dejarse caer en su cama, tomó su teléfono de
nuevo cuando sonó un mensaje de texto. Era de Georgia
Branneth.
Hola, Amo Ben. Esperaba que pudiéramos negociar
una escena esta noche.

Por favor hágamelo saber. g.


‘Boomer’ se quedó mirando el mensaje. Durante los
últimos meses se había conectado con la sumisa varias veces,
pero había dejado claro que lo que habían tenido juntos se
quedaba en el club, y a ella le parecía bien. La chica bajita de
cabello negro azabache era una profesora de bachillerato
recién divorciada y no tenía deseos de entrar en otra relación.
Era dulce, divertida y follaba increíble. Además de enseñar,
también era entrenadora de gimnasia y era extremadamente
ágil, lo que la convertía en una interesante acróbata sexual. Y
hacía menos de veinticuatro horas, habría estado
fantaseando con algunas posiciones nuevas. Pero ahora, en
su cerebro, Kat había reemplazado a las mujeres en cada una
de sus fantasías. Mierda, estaba perdido. Y ahora tenía que
encontrar un camino de regreso a su corazón porque no creía
que ninguno de los dos se conformaría con menos.
Lo siento g. Fuera de la ciudad.

:( K. La próxima vez.
‘Boomer’ suspiró. Podía ser que no existiera una próxima
vez, pero no se lo diría a la sumisa en un mensaje de texto. Y
definitivamente no diría nada hasta estar seguro de que Kat
estaba soltera y en la misma página que él. La habitación
estaba en silencio, y todo lo que podía oír era la ducha
corriendo. Maldita sea. Nunca se libraría de su erección si
seguía pensando en Kat enjabonándose bajo el chorro de
agua caliente. Agarró el control remoto del televisor,
presionó los botones de encendido y luego de volumen.
Para cuando Kat abrió la puerta y salió del baño,
nuevamente tenía su polla bajo control y quería que se
quedara así. Ella llevaba un pantalón de chándal gris y una
camiseta negra con el logo de J&E International K9 sobre su
pecho izquierdo. Iba descalza y él se preguntó si se opondría
a otro masaje de pies. Su pene se crispó y alejó el
pensamiento de su cerebro. Si Jake no llegaba pronto,
‘Boomer’ iba a tener un caso serio de bolas azules. Por el
amor de Dios, ni siquiera podía mirar sus pies sin excitarse.
¿Qué tan jodido era eso?
Escuchó dos y luego tres golpes en la puerta de Jake, antes
de que se abriera, y su compañero de equipo entrara en la
otra habitación. Atravesó la puerta de paso y llevaba una caja
de pizza grande y varias bolsas. Gracias a Dios. ‘Boomer’ se
levantó de un salto, agarró su mochila y se dirigió al baño.
Pasó junto a una Kat de mirada curiosa. «Empiecen sin mí.
Me voy a dar una ducha rápida».
«Bien. Pero será mejor que te des prisa, de lo contrario,
podría comerme lo tuyo», dijo ella.
‘Boomer’ cerró la puerta un poco más fuerte de lo que
debía.
«Okey … ‘Podría comerme lo tuyo’». Su mente estaba
acelerada. Jesucristo. Pendejo, saca tu puta mente de la
alcantarilla. No todo lo que sale de su boca es una
insinuación. Métete en la ducha, dispara tu rifle y mantenlo
bajo control.
Abrió la ducha y respiró hondo. ¡Carajo! La habitación olía
a su jabón corporal. Esto se estaba saliendo de control. Se
desnudó rápidamente, se metió en la bañera y agarró la
pastilla de jabón de cortesía. Arrancó el papel, lo mojó y se
enjabonó. Con una mano contra la pared, la otra alrededor de
su dolorida polla, cerró los ojos y gimió suavemente. Arrastró
el puño hasta la raíz y volvió a subir hasta la cabeza. Arriba y
abajo, abajo y arriba de nuevo. Sus caderas comenzaron a
bombear cuando ‘Boomer’ se imaginó a Kat de rodillas,
chupándolo y lamiéndolo. Sus labios serían suaves y
regordetes, su boca cálida y tentadora. Agarraría su cabello y
la guiaría para que lo llevara más y más profundamente
hasta que golpeara la parte posterior de su garganta. Tómalo,
‘Gatita’. Chúpame como si fuera un tazón de crema. Apretó el
puño y aceleró el paso. Sí, nena, chúpalo fuerte. Me voy a venir
en tu garganta y vas a tragarte hasta la última gota. ¿Estás lista,
‘Gatita’?
«Ah, puta madre», siseó mientras disparaba su esperma
en el rociador de la ducha, luego tiró de su verga hasta que
no quedó nada. Aturdido, se apoyó pesadamente en la otra
mano contra la pared y trató de recuperar el aliento.
Sí, él y Kat iban a tener que hablar, porque él la deseaba
más que nunca.

KAT SE MOVÍA de un lado a otro, el sueño se escapaba por


varias razones. Estaba en una habitación y una cama
extrañas, y las paredes eran delgadas como el papel, por lo
que escuchaba cada ruido fuera de su habitación en el
estacionamiento. Pero Benny durmiendo en la otra cama, y
su cuerpo hiperconsciente del hecho, eran las principales
razones por las que estaba completamente despierta a las
dos de la madrugada.
Se tumbó de nuevo sobre su lado izquierdo y miró al
hermoso hombre que yacía a unos metros de distancia. Podía
verlo gracias a la luz del letrero del motel que traspasaba los
bordes de las cortinas. En algún momento de la última hora,
se había quitado las sábanas. Aunque llevaba un par de
pantalones de chándal, su torso estaba desnudo para su
placer visual. Y qué placer provocaba. Sus hombros, pecho y
abdominales estaban esculpidos a la perfección y anhelaba
tocar cada valle y cada pico. Con sus manos. Con su lengua.
La humedad se acumuló entre sus piernas y apretó fuerte
sus muslos. A lo largo de los años, solo había tenido unas
pocas citas. Intentó llevar una vida normal, pero todo el
tiempo siempre mantuvo un ojo mirando por encima de su
hombro, lista para correr en cualquier momento. Y la
mayoría de esas citas nunca habían salido bien. Lo más cerca
que estuvo de tener un novio había sido dos años atrás.
Tim Hartman era un oficial de policía local que había
conseguido un nuevo compañero canino. Había coqueteado
con Kat durante su tiempo de entrenamiento en las
instalaciones donde ella trabajaba, y ella se sintió halagada.
Era un hombre guapo, dos años mayor que ella, y la hacía
reír, lo cual no era algo que hiciera a menudo. Tenía
demasiada tristeza en su vida, demasiado estrés. Habían
salido seis semanas, pero cada vez que ella intentaba
relajarse durante los momentos íntimos, no podía hacerlo.
Había sido comprensivo al principio, pero después de varias
semanas de no avanzar más allá de los besos y las caricias, se
sintió frustrado y luego perdió el interés.
En la otra cama, Benny respiraba entrecortadamente y
comenzó a retorcerse y gemir. Agitó sus extremidades, su
respiración aumentó, mientras Kat se sentaba. ¿Con qué
estaría soñando? Fuera lo que fuera, no estaba bien. Cuando
él soltó un grito lleno de dolor, ella se quitó las sábanas y
saltó a su lado. Si no lo despertaba pronto, Jake lo escucharía
y pensaría que estaban en problemas.
Kat se sentó en el estrecho espacio entre él y el borde de la
cama, sacudiendo sus hombros. «Benny. Ben, despierta». Él
gimió más fuerte y agitó las piernas. Ella se esforzó más.
«Benny, por favor despierta».

‘BOOMER’ se puso en posición sentada y se agarró la


pierna izquierda. El movimiento repentino casi envió a Kat
volando hacia el suelo, y le agarró el brazo para evitarlo.
Jadeaba y por un momento estuvo desorientado, antes de que
el presente se apresurara a regresar a él. Su brazo rodeó su
cintura para evitar que ella se cayera. «Mierda, Kat, ¿estás
bien? ¿Qué sucedió? No te lastimé, ¿verdad?».
«N-no, no lo hiciste, no. ¿Estás bien? Te quejabas y
hacías cosas».
Pasó su otra mano por su cabello y sintió la humedad en
su frente. Estaba sudando como un cerdo, maldita sea. En los
últimos meses la frecuencia de sus pesadillas había
disminuido, pero de vez en cuando, asomaban sus horribles
cabezas. Todavía podía escuchar el rugido del lanzagranadas
cuando golpeó el camión del que acababa de saltar, los gritos
de los heridos, el zumbido en sus oídos que había tardado
días en desaparecer. La imagen de su espinilla sobresaliendo
de su pierna todavía le producía náuseas al pensar en ello.
Pero estaba vivo… y todavía tenía todas sus extremidades
adheridas. Algunos de los otros SEAL e infantes de marina,
que habían estado allí cuando fueron atacados, no habían
tenido tanta suerte. Mientras se concentraba en hacer que su
respiración volviera a la normalidad, restó importancia a la
pesadilla para Kat, tratando de aliviar la expresión de
preocupación en su rostro. «Sí. Solo algunos recuerdos de
cuando me hirieron. Supongo que es bueno que solo vengan
cuando duermo. Algunos tipos con los que serví los tienen
mientras están despiertos».
«Quédate aquí un segundo». Se levantó de un salto y
desapareció en el baño. ‘Boomer’ escuchó correr el agua y
luego regresó con un paño húmedo. Se sorprendió cuando
ella se sentó a su lado nuevamente y comenzó a secarle el
sudor de su rostro, cuello y hombros. Sus músculos se
congelaron, y tan frío como la tela se sentía contra su piel
chisporroteante, deseó que no hubiera nada entre su mano y
su carne. Se le puso la piel de gallina por todas partes y su
pene se contrajo. Tragó saliva, observó su rostro mientras su
mirada seguía la tela deslizándose por sus brazos. No podía
soportarlo más. Tenía que tocarla. Besarla. Poseerla. Más
tarde lidiaría con las consecuencias.
Levantó la mano, tomó su barbilla y ella se sobresaltó, sus
ojos destellaron hacia los suyos con sorpresa. Estaba
asombrado de ella, y su voz salió como un susurro ronco.
«Sigues siendo la mujer más hermosa que he conocido,
‘Gatita’».
Su mandíbula cayó ante su declaración y él se aprovechó
de ella. Frotó su pulgar sobre su labio inferior e inclinó la
cabeza hacia adelante. Le dio tiempo para retroceder. Pero
cuando un pequeño jadeo se le escapó y su respiración se
aceleró, todas las razones por las que esto era una mala idea
volaron de su mente. La acercó más, inclinó la cabeza y
reemplazó el pulgar con su boca. ¡Ay, Dios bendito del cielo!
Había soñado con este momento, un momento del que estaba
seguro que nunca volvería a suceder. Sabía a vino, rosas y
sol, y todo con lo que los poetas comparaban a las mujeres.
‘Boomer’ se echó hacia atrás y tiró de ella con él hasta que
quedó envuelta en su torso desnudo. Mantuvo su cabeza en
su lugar, hundió su lengua en su boca, probando y
saboreando. Su otra mano se deslizó por la camiseta que ella
se había puesto para dormir y agarró su nalga a través de sus
pantalones cortos de algodón. Él se movió y aplastó su duro
eje contra su montículo, haciéndola gemir y temblar. Las
bocas se fundieron, los dientes chocaron y las lenguas se
batieron en duelo mientras ella enterraba sus manos en su
cabello.
‘Boomer’ la volteó de espaldas y la siguió, sin apartar la
boca de la de ella. Sus manos estaban en todas partes a la vez.
Su cabello, pechos, cintura y caderas. Piel, necesitaba sentir
piel. Agarró el dobladillo de su camiseta, comenzó a tirar de
ella hacia arriba y sintió que se tensaba. ¿Qué carajo? ¿Ella
quería que se detuviera? Joder, ¡sí tenía novio!, ¿no?
Arrancó su boca de la de ella y se sentó. Trató de controlar
su respiración y su polla, se puso de pie y caminó por la
habitación mientras se pasaba los dedos por el pelo revuelto.
«Mierda, Kat. Lo siento. No debí haberlo hecho… quiero
decir … debes tener novio, ¿verdad?».
«No».
‘Boomer’ se detuvo con un chirrido y la miró
boquiabierto. «¿No?».
Kat tragó saliva y negó con la cabeza. «No. No tengo
novio».
¿No? Entonces, ¿por qué se quedó paralizada cuando él
trató de llevar las cosas más lejos? Porque no se han visto en
doce años, pendejo. Solo sabías que seguía viva hacía unas
treinta y seis horas y estabas listo para arrancarle la ropa.
Ella se merece algo mejor que eso.
«Oh». Se pasó una mano por la cara. «Bueno, todavía lo
siento. No debí haberte saltado así. Deberíamos …». Se aclaró
la garganta repentinamente seca. «Deberíamos volver a
dormir. Tenemos que levantarnos en unas horas, porque
quiero estar en el banco cuando abran».

KAT SE MORDIÓ el labio y asintió con la cabeza antes de


regresar a su propia cama. Observó cómo Ben corría
rápidamente hacia el baño y luego se volvía a acostar. Sus
ojos la evitaban y se movió hacia su lado izquierdo, de
espaldas a ella. Suspiró para sus adentros.
Su corazón todavía latía con fuerza, su sangre aún hervía
de excitación. La humedad y el hormigueo entre sus piernas
era una prueba de que no había querido que él se detuviera.
Debería haberle dicho que nunca lo haría… pero no pudo. Se
había sentido y sabido tan bien. Su cuerpo, su toque, era lo
que el había anhelado de ella durante los últimos doce años.
Unos minutos más. Quería unos minutos más en sus brazos.
Por primera vez desde que lo besó cuando era adolescente,
quería más. Ella lo deseaba. Todo él. Un poco más …
Tenía razón, necesitaban dormir, no… no lo que estaban
haciendo. Pero maldita sea, ella no había querido detenerse.
Tal vez cuando todo esto terminara, si ella todavía seguía
viva, podrían continuar donde lo dejaron. Se volvió de
costado, cerró los ojos, pero pasó mucho tiempo antes de que
el sueño se apoderara de ella una vez más.
CAPÍTULO OCHO

«¿V ES ALGO , ‘R EVERENDO ’?». ‘B OOMER ’ HABLÓ POR SU


teléfono celular. Eran las ocho y diez de la mañana y durante
la última hora Jake había estado explorando el área al otro
lado de la calle.
«Nada fuera de lo común. Nadie merodeando, excepto un
vagabundo en el callejón de al lado. Lo he comprobado y está
durmiendo después de ponerse una borrachera. Tienes luz
verde».
«Kay. Si me necesitas, mi teléfono estará en vibración».
Desconectó la llamada y una vez más escaneó el
estacionamiento del banco antes de salir del auto de alquiler
que estaban usando. En alerta máxima, su cabeza giró
mientras caminaba hacia la puerta del pasajero y la abría
para Kat. La llevó a toda prisa a través del estacionamiento y
al interior del gran edificio de ladrillo que albergaba el Wells
Fargo Bank. Había algunas personas en el interior, pero nadie
les prestaba atención mientras pasaban a grandes zancadas
junto a los cajeros y se acercaban al único escritorio de los
tres que no tenía un cliente y el representante esperaba.
El hombre se puso de pie y les hizo un gesto para que se
sentaran frente a él. «Buenos días mi nombre es Brad.
¿Como puedo ayudarle hoy?».
Se acomodaron en las sillas que les ofrecía y ‘Boomer’
habló. «El padre de mi amiga falleció, y más tarde
descubrimos que tenía una caja de depósito en este banco».
Era una pequeña mentira, ya que no estaban seguros de que
aquí era donde el Sr. Maier había abierto la cuenta. «El
número de la llave es 522 y tenemos su certificado de
defunción».
«De acuerdo, necesitaré una identificación oficial y luego
buscaré la cuenta para ver si tiene alguna restricción».
Kat le entregó al hombre el certificado y la identificación
de Florida que un agente del FBI le había dejado la noche
anterior. Era la primera vez en doce años que tenía una
licencia de conducir con su nombre de nacimiento. La foto
era una que Ian había tomado hace dos noches en la oficina y
luego le envió un correo electrónico a su contacto en la
agencia federal. En ese momento no llevaba la peluca que
habían dejado en el coche. ‘Boomer’ había estado nervioso
por eso, pero no querían que nadie del banco sospechara.
Su rodilla comenzó a rebotar cuando el banquero revisó el
documento y luego comenzó a teclear en su computadora.
‘Boomer’ se acercó a ella y colocó su mano sobre su muslo,
deteniendo su movimiento nervioso. El contacto envió un
hormigueo y calor a su brazo, y una rápida mirada a su
rostro le decía que ella también había sentido la electricidad
entre ellos. Sacudió su cerebro mentalmente y se concentró
en Brad al otro lado del escritorio.
El banquero dejó de teclear y frunció el ceño. Los
músculos de Kat se tensaron bajo su mano cuando ‘Boomer’
preguntó: «¿Hay algún problema?».
«Uh, no, señor. Me sorprendió ver que no se ha accedido
a la caja en más de doce años. Pero se pagó en su totalidad
por veinte, así que no hay problema. Los titulares de las cajas
conjuntas incluyen a la Sra. Maier aquí presente, así como a
Alexei Maier y Sylvia Maier».
Los ojos de Kat se llenaron de lágrimas. «Alex era mi
hermano y Sylvia era mi mamá. Ambos fallecidos».
Una expresión de simpatía cruzó el rostro del hombre.
«Lamento su pérdida, Sra. Maier».
«Gracias».
Se puso de pie y rodeó el escritorio. «Si me dan un
momento, tengo que recuperar la clave de acceso del banco
con mi superior».
«Seguro», respondió ‘Boomer’. «No hay problema».
Observó cómo el banquero se dirigía y tocaba en una puerta
cerrada con el letrero de ‘Gerente de sucursal’.
«Entonces, tuvimos suerte, ¿verdad?».
No podía ver la puerta ahora abierta desde el ángulo en
que se encontraban, pero la mantuvo en su periférico
mientras se volvía hacia Kat. «¿Eh?».
«No se necesita una orden judicial».
«Correcto». Él le dedicó una sonrisa tentativa,
escudriñando los rostros de los ocupantes del banco
mientras los dos esperaban. El pelo de la nuca se le erizó con
precaución. Su sistema de alerta interno le decía que algo
andaba mal, pero no podía ver a nadie ni a nada fuera de
lugar. Sacó su teléfono, le envió un breve mensaje de texto a
Jake, sin embargo, la respuesta de ‘todo despejado’ no hizo
nada para aliviar su repentina ansiedad.
Aproximadamente dos minutos después, Brad regresó con
un gran llavero. «Perdón por la espera. Si me acompañan, es
por aquí. Recuperaremos la caja y podrá examinar el
contenido en privado».
Los guió hacia la bóveda de la caja de seguridad, el
banquero localizó rápidamente la caja número 522, ignorada
durante mucho tiempo, y colocó su llave en una de las dos
ranuras. Luego dio un paso atrás para permitir que Kat
hiciera lo mismo. Después de que se abrió, la deslizó de la
pared y se la entregó. «Puede usar la habitación a la derecha
fuera de la bóveda. Esperaré aquí hasta que haya
terminado».
«Gracias». A pesar de su comportamiento exterior
tranquilo, ‘Boomer’ sabía que el interior de Kat debía ser un
tazón de gelatina. Lo que fuera que su padre había escondido
en el banco, era algo por lo que la gente quería matar. La
siguió a la habitación y cerró la puerta detrás de ellos. El
espacio era del tamaño de un armario y no había nada más
que un estante y la luz del techo. Le temblaban las manos
cuando soltó la caja.
La tensión que se desprendía de ella no hacía nada para
calmar sus pensamientos de que algo no estaba bien.
«¿Quieres que yo la abra?».
Kat se mordió el labio inferior y negó con la cabeza. «No.
Lo hago yo». Después de respirar profundamente, levantó la
tapa y miró el contenido con confusión y decepción.
«¿Eso es todo?», preguntó por encima de su hombro. No
podía ser.
«No entiendo. Mi padre mantuvo una caja de seguridad
todos estos años para una… ¿una foto?». Tomó la vieja foto a
color de tres por cinco y la estudió. «Este es mi papá cuando
era niño. ¿Tal vez con unos cuatro o cinco años?».
‘Boomer’ revisó la caja en busca de algo más y la encontró
completamente vacía. Tomó la foto de Kat y le dio la vuelta,
pero el reverso estaba en blanco. Sin nombre, fecha o
mensaje. Extraño. La volteó de nuevo y la examinó. «Eso
parece. ¿Alguna idea de dónde fue tomada? ¿Es la casa de su
infancia frente a la que está parado?».
«No estoy segura. Si mal no recuerdo, se mudaron dos
veces antes de establecerse en Murfreesboro, Carolina del
Norte, cuando mi padre tenía once o doce años. Pero no sé
dónde vivían antes de eso». Sus ojos se posaron en el rostro
de ‘Boomer’ cuando se le debió haber ocurrido un
pensamiento. «Mi tía lo sabría. Lo último que supe es que
ella todavía estaba viva. Chris me contó eso… No lo recuerdo.
Creo que hace un año».
«¿Dónde vive?», preguntó mientras volvía a colocar la
tapa y levantaba la caja.
Metió la foto en su bolso. «En Murfreesboro. Ella todavía
vive en la antigua casa de mis abuelos. Está a poco más de
una hora de aquí. Es adonde íbamos cuando…».
No necesitando que ella terminara su declaración sobre el
trágico día de hace tantos años, la tomó de la mano y se
dirigió hacia la puerta. «Salgamos de aquí».

«SOY GLEN PATTERSON, del Wells Fargo. Me dijo que


llamara cuando alguien accediera a la caja de depósito de
Maier… Un chico y una chica… No sé su nombre, pero su
identificación dice que es Katrina, uh, quiero decir, Katerina
Maier… Están ahí ahora, pero estoy seguro de que no será por
mucho tiempo… ¿El número de la matrícula? Sí,
probablemente pueda conseguirlo… La ventana de mi oficina
da al estacionamiento… Después de esto, terminamos,
¿verdad? Ya no le debo nada… Bien … Le enviaré un mensaje
de texto con la placa y el coche».
El gerente del banco desconectó la llamada, aliviado de
que se saldara su última deuda. Había renunciado al juego
hace varios años después de que su esposa lo amenazara con
dejarlo y llevarse a los niños. Le había tomado un tiempo,
pero finalmente había pagado todas sus deudas monetarias.
Esta última deuda de ‘información’ era lo último que debía.
Ahora todo lo que necesitaba hacer era una cosa más… Abrió
las persianas de su oficina y esperó a que saliera la pareja que
había visto seguir a Brad al interior de la bóveda.
CAPÍTULO NUEVE

Q UINCE MINUTOS MÁS TARDE , ESTABAN DE VUELTA EN SUS


habitaciones del motel, empacando sus cosas. El plan era ir a
Murfreesboro para hablar con la tía de Kat, y eso iba a ser
una sorpresa para la mujer mayor. Por lo que ella sabía, su
hermano y su sobrina habían muerto hacía doce años y no le
quedaba más familia. El abuelo de Kat había fallecido cuando
ella tenía siete años, y su abuela hacía cuatro años, sin saber
nunca el verdadero destino de su hijo y su nieta.
Mientras Jake estaba en la puerta de al lado, recogiendo
sus cosas y los archivos del FBI, Kat salió del baño con sus
artículos de tocador. ‘Boomer’ hizo una mueca al ver su
rostro pálido y contraído enmarcado por la peluca que estaba
usando una vez más. «¿Estás bien?».
Ella arrojó sus cosas en su bolso y suspiró. «Sí. Me
pregunto a dónde va todo esto. Quiero decir, ¿y si no lo
averiguamos? Y encima de todo, estoy a punto de sacarle la
mierda a mi tía Irina. ¿Qué se supone que debo hacer, llamar
a su puerta y gritar ‘sorpresa’? Recuerda lo bien que resultó
cuando lo hice contigo. Te desmayaste, asi que la pobre
mujer probablemente tendrá un infarto».
Su perorata se detuvo cuando ‘Boomer’ la agarró del
brazo y la atrajo hacia un abrazo reconfortante. «Shhh.
Estará bien. Ella se sorprenderá, pero luego creo que estará
encantada de saber que estás viva. Sí, me desmayé…». Él la
agarró por la barbilla y la obligó a mirar hacia arriba. En su
rostro había un ceño burlón. «…Y nunca se lo repitas a nadie
más. Ian ya me está chantajeando con asignaciones de
mierda para el próximo año». Ella sonrió como él pretendía.
«Pero ahora he superado la conmoción y estoy feliz de que
estés viva, ‘Gatita’».
No había sido su intención cuando la tomó por primera
vez entre sus brazos, pero no pudo resistirse. Se inclinó hacia
adelante y sus labios atraparon los de ella y su pene cobró
vida. Con la lengua él jugueteó con el borde de su boca y se
regocijó cuando ella la abrió, dándole acceso. La noche
anterior, él había soltado poesía por su sabor, pero ahora,
ella se había cepillado los dientes nuevamente porque estaba
mentolada fresca y deliciosa. La poesía era lo último en lo
que pensaba.
Una de sus manos se dirigió a su nuca y extendió los
dedos para mantener su cabeza en su lugar. Su otra mano
agarró su cadera, tirando de ella contra él y su erección
abultada. Gimieron casi simultáneamente cuando movió la
cabeza y el nuevo ángulo le permitió hundir la lengua más
profundamente. Su lengua se enredó con la de él mientras
sus manos se deslizaban por sus hombros y su cabello.
«Ay, mierda. Lo siento, pero tenemos que ponernos en
camino».
Se separaron sobresaltados. La cara de Kat se puso roja
antes de darse la vuelta y comenzar a arrojar las últimas
cosas en su bolso. Mierda, pensó ‘Boomer’. ¿Qué demonios
estaba haciendo? Si no fuera por la interrupción de Jake, se
habría olvidado del peligro que corría Kat y la habría arrojado
a la cama para aplacar su celo duro, rápido y sudoroso.
Se recompuso y afirmó a su compañero de equipo por
encima del hombro. «Sí. Danos un minuto. Saldremos
enseguida».
«No hay problema».
Unos segundos después escuchó que la puerta de la
habitación de Jake se abría y se cerraba de nuevo. Iba a poner
en marcha el coche para su viaje y ‘Boomer’ se apresuró a
coger las últimas cosas. Miró alrededor de la habitación,
asegurándose de que no se olvidaran de nada antes de tomar
las maletas de Kat por ella. La inmovilizó con una mirada
intensa y le dijo: «No hemos terminado, ‘Gatita’. Ni mucho
menos. Solo quería hacértelo saber. Una vez que estés fuera
de peligro, continuaremos donde lo dejamos y no habrá
interrupciones. ¿Comprendido?».
Ella se mordió el labio y asintió, pero bajó la mirada de su
rostro a su pecho. Convencido de que ella sabía que él
pensaba tenerla pronto en su cama, desnuda y saciada, se
volvió y se dirigió hacia la puerta. Como tenía las manos
ocupadas con las bolsas de viaje, Kat se apresuró a rodearlo y
abrió la puerta.
«Puedo llevar mis cosas si quieres».
«No», resopló. Podía estar acostumbrada a hacer las
cosas por su cuenta después de todos estos años, pero eso
estaba a punto de cambiar. Iba más allá de querer ser su
Dominante. Sus padres lo habían criado para que fuera un
caballero y Kat merecía ser tratada como una dama.
Jake estaba de pie junto al maletero abierto mientras el
sedán estaba en marcha. «La radio dice que hay un accidente
en la carretera y el tráfico está atascado por kilómetros.
Tendremos que utilizar el GPS para evitarlo».
«Está bien». Cuando ‘Boomer’ arrojó las bolsas en el
maletero, una camioneta entró chirriando en el
estacionamiento y las cabezas de ambos hombres se
volvieron.
Sacaron sus armas, retrocedieron para usar su auto de
alquiler para cubrirse y se pusieron frente a Kat,
protegiéndola. Cuatro hombres grandes salieron del Escalade
y cada uno tenía una semiautomática en la mano, pero no
apuntaban al trío. Había sido la única razón por la que
‘Boomer’ y Jake no abrieron fuego.
«Danos chica y podrrrás alejarrrte».
¿Qué carajo? Por el acento, era obvio que los rusos habían
encontrado a Kat, pero ¿cómo diablos habían sabido dónde
estaba? Jake habría visto a cualquiera revisando el banco, por
lo que la información tenía que haber venido de alguien de
adentro. Brad, ¿quizás? Realmente no importaba cómo los
habían encontrado, el punto era que tenían cuatro armas
contra dos, además de una mujer desarmada. Y dado que las
armas no estaban apuntándolos, ‘Boomer’ sabía que querían
a Kat viva… por ahora.
Miró al hombre que había hablado. El bastardo arrogante
era el más pequeño del grupo, pero eso no decía mucho, ya
que medía alrededor de 1,80 m y estaba construido como una
pared de ladrillos.
«Eso no va a pasar. ¿Por qué no me llevas a mí en su
lugar?». ‘Boomer’ escuchó el grito de sorpresa de Kat detrás
de él, pero la ignoró. Su mente estaba demasiado ocupada
evaluando la amenaza y tratando de averiguar cómo
eliminarla sin que Kat, Jake o él mismo fueran asesinados en
el proceso. Las puertas de las dos habitaciones de su motel
estaban ahora cerradas y bloqueadas, e incluso si no lo
estuvieran, los tres habrían quedado atrapados dentro con
una pequeña ventana como su única esperanza de escapar.
Sus habitaciones habían estado en el extremo más alejado
del motel, por lo que alrededor del costado del edificio estaba
su gran cubierta más cercana. Una minivan desocupada
estacionada al lado de su alquiler también constituiría un
obstáculo para esconderse detrás. Tenían que evitar un
tiroteo público a menos que fuera absolutamente necesario.
‘Boomer’ no quería arriesgarse a que una lluvia de balas
saliera disparada alrededor del motel y posiblemente
alcanzara a un transeúnte inocente, aunque por el momento,
eran las únicas siete personas a la vista. Se inclinó hacia
atrás y agarró el brazo de Kat, sin apartar la vista del
cuarteto. Solo tendrían una oportunidad en esto, y necesitaba
estar preparado.
El líder ruso los miró con los ojos entrecerrados. «¿Porrr
qué no te disparrro como a un perrggo y me quedo con lo que
quierrgo?».
Era hora de fanfarronear. «Porque si me disparas, nunca
conseguirás lo que quieres».
«¿A qué te rrefierres?».
‘Boomer’ dio un pequeño paso a su izquierda,
manteniendo a Kat detrás de él y el auto de alquiler entre la
amenaza y ellos. Estaba seguro de que Jake conocía sus
intenciones y estaría apoyándolo. Pero primero, necesitaba
desviar la atención de Kat. «Significa que Iván dejó una serie
de pistas, y yo soy el único que sabe de lo que estaba
hablando. Soy el único que sabe cómo encontrar el tesoro».
A la mención de ‘tesoro’, el reconocimiento brilló en el
rostro del ruso. ¡Bingo! Si pensaban que Kat no les servía de
nada, sería más fácil protegerla.
«Entonces tú y tu chica vengggan con nosotrrros y dejamos
vivirrg a tu amigggo».
¡Mierda! ‘Boomer’ abrió la boca con intención de
responder, pero las sirenas sonaron cerca y la atención de los
rusos se dirigió hacia la entrada del estacionamiento. La
policía podría estar en camino; sin embargo, todavía estaban
demasiado lejos para ayudarlos. Pero era la distracción que
‘Boomer’ había estado esperando. Sin dudarlo un momento,
se fue hacia su izquierda, empujando a Kat frente a él,
sabiendo que Jake tenía sus seis. Gritos, seguidos de
disparos, llenaron el aire. Protegió el cuerpo de Kat de la
amenaza de las balas al aire lo mejor que pudo mientras
rodeaban el edificio a toda velocidad.
Al doblar la esquina, Jake estaba pisándoles los talones,
respondiendo al fuego. «¡Mierda! ¡Maldita sea!».
‘Boomer’ no se detuvo, pero miró por encima del hombro.
Las sirenas se acercaban y el fuego se detuvo abruptamente.
Gritos en ruso llegaron a sus oídos, pero no tenía idea de lo
que decían. «¿Qué?».
«¡Nada, sigue adelante!».
Al bordear por la parte trasera del motel, Kat tropezó. Si la
mano de ‘Boomer’ no hubiera estado alrededor de su brazo,
ella habría plantado cara. Un chirrido de neumáticos vino
desde el frente del edificio cuando la pegó entre su cuerpo y
la pared trasera. Jake se detuvo junto a ellos, respirando con
dificultad y miró a la vuelta de la esquina. «Parece que están
huyendo. Creo que estamos bien».
Había algo en la voz del otro hombre que llamó la
atención de ‘Boomer’. Cuando miró, lo que vio hizo que su
ritmo cardíaco volviera a acelerarse. La sangre manaba de
una herida en el lado izquierdo del pálido rostro de Jake.
«¡Qué carajo!».
Observó con horror cómo Jake se deslizaba al suelo y el
grito de Kat atravesaba el aire.
CAPÍTULO DIEZ

‘B OOMER ’ SALIÓ DE LA SALA DE EMERGENCIAS CON K AT Y ESCANEÓ


el área en busca de algún peligro. La mantuvo escondida en
una alcoba, sacó su teléfono y llamó a Ian. Cuando su jefe
contestó, le dio un resumen de lo que había sucedido.
«Entonces, ¿‘Reverendo’ se pondrá bien?».
Pasó un coche y ‘Boomer’ lo miró antes de responder.
«Sí. Una bala golpeó la pared cuando él estaba doblando la
esquina y sacó un trozo de ladrillo de buen tamaño. Lo
golpeó cerca del ojo y le rasguñó la córnea, pero el médico
dice que no es tan grave como parece. Tiene algunos puntos
de sutura por una laceración justo encima del ojo. El hijo de
puta sangró como una perra y nos asustó muchísimo.
Necesita un parche en el ojo y unas gotas para los ojos
durante una semana más o menos. Luego debe tener un
seguimiento con un oftalmólogo. Tuvieron que darle algo
para el dolor. Y el hecho de que lo haya aceptado, indica que
le duele».
Ian resopló, claramente aliviado de que la lesión no fuera
peor. «Sí. El cabrón incluso odia tomar Tylenol. Entonces,
¿cuál es el plan desde aquí?».
«Voy a llamar a ‘CC’ y pedirle que recoja a Jake cuando
sea dado de alta y lo lleve a casa. Le dijimos a la policía que
fue un intento de robo de auto. Si nos creyeron o no es otra
historia. Uno de los detectives es un viejo amigo de mi padre,
así que creo que nos dio un margen de maniobra. También
ayuda que el único testigo fue el empleado del motel que se
escondió detrás de su escritorio mientras llamaba al 911. Me
alegro de que todavía tengamos permisos de portación de
armas en Virginia, de lo contrario, todavía seguiríamos en
interrogatorio». Sus ojos se encontraron con los de Kat.
«Nos dirigimos a Murfreesboro en Carolina del Norte. Está
aproximadamente a una hora de aquí y la tía de Kat vive allí.
Esperamos que pueda contarnos sobre la foto que
encontramos en la caja de seguridad».
«Está bien. Pero cuida tu seis. Cuando ‘CC’ aterrice con
Jake, enviaré a Dev y Marco para que se encuentren con
ustedes. Según lo que haya dormido ‘CC’, es posible que no
estén allí antes de mañana por la mañana. Quiero que te
reportes cada dos horas hasta que llegue tu respaldo de
seguridad. Y he activado tu rastreador, así que no pierdas tu
teléfono».
«¿Algo más, mamá?».
«Deja el sarcasmo, renacuajo. No me gusta saber que
estos tipos están apuntando a Kat y tú estás en su camino.
Por lo que me dijiste, la quieren viva, lo que significa que tú y
cualquier otra persona pueden terminar como daños
colaterales. Cuida tu trasero y llámame en cuanto veas
problemas. En el peor de los casos, llamaré a Little Creek y
enviaré a algunos miembros del Equipo Cuatro para que te
ayuden. En este momento están entrenando en los Estados
Unidos».
«Sí, dudo que al tío Sam le guste eso, ‘Jefe’, pero te
escucho. Tendré cuidado y te mantendré informado».
«Cada dos horas o empiezo a llamar a la gente».
Antes de que ‘Boomer’ pudiera responder, su jefe
desconectó la llamada. Junto a él, Kat todavía seguía pálida,
pero al menos había dejado de temblar. Había sido genial en
la escena, administrando primeros auxilios a Jake mientras
‘Boomer’ se aseguraba de que sus asaltantes se hubieran
marchado momentos antes de que llegara la policía. No fue
hasta después de que los paramédicos se hicieron cargo, que
la conmoción de recibir disparos finalmente la golpeó.
Ahora, podía abrazarla. «¿Estás bien?».
En sus brazos, ella comenzó a temblar de nuevo. «Lo
siento mucho, todo esto es culpa mía. Jake o tú pudieron
haber sido asesinados. ¿Y si pierde la vista en ese ojo?».
La abrazó con más fuerza y le pasó las manos por la
espalda. «Shhh. Cálmate. Nada de esto es culpa tuya. Y
escuchaste al médico, Jake se pondrá bien. Por favor, para un
SEAL de la Marina, esto es el equivalente a un padrastro».
Kat gimió. «¿Cómo puedes bromear sobre esto?».
Se echó hacia atrás para que ella pudiera verlo y le alzó la
barbilla. «Es una cosa que aprendes en el ejército, ‘Gatita’.
Bromear es una forma de lidiar con las cosas. La alternativa
es volverte loco. Y lo digo en serio. Jake y yo hemos estado en
situaciones mucho peores que la de hoy. Solo me aterraba ver
que estuvieras en medio de todo. Si te hubiera pasado algo,
no sé qué habría hecho. Recién te recuperé, y que me
condenen si vuelvo a perderte».
Él bajó la cabeza y ella dejó de respirar una fracción de
segundo antes de que él reclamara su boca. Este no era el
momento ni el lugar para una sesión de besos, pero
necesitaba darle algo más en qué pensar. Y dado que
constantemente pensaba en ellos dos teniendo sexo, ¿por
qué debería ser él el único? La besó fuerte y rápido,
hundiendo su lengua en su boca y probando rápidamente.
Cuando terminó el breve beso, se alegró de ver que ella
estaba sonrojada, con los ojos vidriosos y sin aliento. Pronto.
Tenía que hacerla suya pronto. Pero primero tenía que
mantenerla a salvo y averiguar qué diablos estaba pasando.
«Vamos, déjame poner al corriente a Jake y luego nos
pondremos en camino. Quiero poner tanta distancia como
pueda entre nosotros y los tipos malos».
Ahora eran más de las cuatro de la tarde. Entre las
entrevistas policiales y la espera de un oftalmólogo, el resto
de la mañana y la tarde pasaron volando. Con el tráfico en la
hora pico, estarían más cerca de las seis cuando llegaran a
Murfreesboro, si no es que más tarde.

COMO RESULTÓ, con una parada no planificada y el


tráfico peor de lo que esperaban, eran las siete y veinticinco
cuando llegaron a la calle vacía de Irina Maier. Ambos
salieron del coche y ‘Boomer’ miró a su alrededor. Estaba
seguro de que no los habían seguido.
Antes de dejar a Jake, les había dicho que volvieran al
lugar de alquiler de coches y cambiaran de auto, por si acaso
uno de los matones lo había marcado. ‘Boomer’ podría
haberse pateado a sí mismo por no pensar en eso primero.
Incluso mejoraron y devolvieron el auto a un lugar de
alquiler antes de cruzar la calle para conseguir un auto nuevo
en otro sitio. Y esta vez, usó una tarjeta de crédito e
identificación de un alias, lo cual lo molestó por no haber
hecho lo mismo con el primer alquiler. No habían pensado
que los rusos sabrían que estaban en Virginia menos de
veinticuatro horas después de su llegada. Era demasiado
tarde para cambiar las cosas ahora, así que tuvo que rezar
para que los matones no hubieran memorizado su matrícula
y la hubieran rastreado.
Después de conducir un kilómetro y medio por la
carretera, se detuvo y desactivó el rastreador GPS que la
mayoría de las agencias usan hoy en día para rastrear sus
vehículos. Una vez que estuvo seguro de que no los seguían,
se metió en la autopista en dirección suroeste. Mientras
estaban sentados en el tráfico, aprovecharon una parada de
camiones y compraron la cena para llevar. No era genial,
pero había sido un alimento muy necesario ya que se habían
perdido el almuerzo.
La casa de la infancia de Ivan Maier era un rancho de un
piso en un área de casi una hectárea de tierra. Los árboles
salpicaban la propiedad, y era obvio que a Irina Maier le
gustaba hacer jardinería, o al menos contrataba a alguien
para que la hiciera. Las flores de otoño estaban floreciendo y
sus parterres estaban estratégicamente colocados alrededor
de la propiedad, de modo que dondequiera que uno mirara,
había una variedad de colores: rosas, rojos, amarillos y
azules. La casa de ladrillos estaba bien cuidada y parecía
como si las contraventanas blancas hubieran recibido
recientemente una nueva capa de pintura.
Tomó la mano de Kat y ‘Boomer’ se acercó a la puerta
principal y tocó el timbre. Podía escuchar la campana sonar,
pero no había ningún otro sonido en el interior. Golpeó la
puerta y se encontró con el mismo resultado. Miró por la
ventana delantera, y no veía nada extraño, pero solo para
asegurarse, rodearon la casa.
«Tal vez salió a cenar con amigos».
‘Boomer’ esperaba que Kat tuviera razón y que no hubiera
una razón más nefasta para que su tía no estuviera en casa.
No tenían idea de si la gente de Volkov vendría aquí en busca
de respuestas a cualquier pregunta que tuvieran para Kat.
«Vamos. Busquemos una habitación para pasar la noche.
Podemos volver en un rato y ver si ya está en casa».
Ella suspiró. «De acuerdo. Supongo que no tenemos otra
opción».
Abrió la puerta del pasajero para ella y la cerró después de
que ella puso sus piernas dentro. Rodeó el capó, miró hacia el
final del camino de entrada y vio a un hombre de unos
sesenta años sacando correo de una fila de buzones. Levantó
un dedo hacia Kat para que esperara un minuto, corrió por el
camino. «¿Disculpe? ¿Señor?».
El hombre lo miró con sospecha, por lo que se detuvo a
varios metros de distancia y levantó las palmas para indicar
que no era una amenaza. «Lo siento señor. Mi novia es una…
pariente lejana de la Sra. Maier. Estábamos de paso y
pensamos venir a saludarla. No sabe dónde podría estar ella,
¿verdad?». Desconocía lo que los vecinos de Irina sabían
sobre la familia de su hermano, por lo que no quiso
mencionar que Kat era su sobrina.
Los ojos del hombre se desviaron más allá de ‘Boomer’,
así que miró hacia atrás y vio que Kat estaba fuera del auto y
caminaba hacia ellos.
«¡Maldita sea!».
La cabeza de ‘Boomer’ se giró de nuevo para mirar al
anciano. «¿Qué ocurre?».
El vecino pareció darse cuenta de que lo había alarmado.
«Oh, no hay nada de qué preocuparse, muchacho. Cualquier
pensamiento que tuviera sobre que me inventaras una
historia de mierda se fue por la ventana cuando vi a tu novia
allí. Es exactamente como Irina… bueno, más joven por
supuesto. ¿Cómo dijiste que te llamabas?».
«No lo hice, señor, pero soy Ben Michaelson. Y ella es
Kate Zimmerman». Una vez más, no quería alertar al
hombre sobre el linaje de Kat. Le tendió la mano y el hombre
se la estrechó.
«Me llamo Harry Bernhard. Vivo al otro lado de la calle.
¿A qué rama del ejército perteneces, hijo?».
Las cejas de ‘Boomer’ se arquearon con sorpresa.
«Marina, señor. SEAL retirado para ser exactos. ¿Cómo lo
supo?».
«Me retiré de la Infantería de Marina hace unos veinte
años. Como Mayor. Siempre puedo detectar a alguien que
haya estado en combate. Es la forma en que se comportan.
¿Iraq? No, no respondas. A veces olvido que los chicos de
operaciones encubiertas no pueden responder esa
pregunta».
‘Boomer’ levantó la barbilla. «No, señor, no puedo.
Digamos que he dado la vuelta a la manzana varias veces».
«Te entiendo. Ahora, sobre Irina. ¿Ella los está
esperando?».
Desde su lado, Kat respondió antes de que ‘Boomer’
tuviera la oportunidad. «No, ella no sabe. De hecho, se va a
sorprender mucho al verme. No la he visto en mucho
tiempo». ‘Boomer’ le dirigió una mirada sutil. Al darse
cuenta de que había dicho demasiado, trató de cubrirse. «He
estado viviendo en la costa oeste durante más de diez años y
acabo de mudarme al este. Esperaba sorprenderla».
«Bueno, espero que no tengas prisa, porque ella y
algunas miembros de su grupo de mujeres hicieron un viaje
por carretera de una noche a Roanoke Rapids. Van cada dos
meses para ver un espectáculo y jugar en algunas máquinas
tragamonedas en el Royal Palace, de allá». Ante la mirada de
consternación de Kat, Harry agregó: «No se preocupe,
señorita. Regresará mañana al mediodía».
‘Boomer’ sonrió y puso su brazo alrededor de los hombros
de Kat y la apretó. Ella entendió la idea y puso una cara feliz
mientras él hablaba. «Eso estará bien, señor. Acabamos de
llegar a la ciudad y vinimos directamente aquí, así que,
¿puede recomendarnos un motel cercano?».
Harry se rascó la cabeza. «Bueno, en eso no tienen suerte
porque Murfreesboro no tiene moteles. El más cercano está
en Franklin, a unos treinta kilómetros de distancia. Pero
tenemos un buen ‘Bed & Breakfast’ (Cama y Desayuno) en la
ciudad. Siempre limpio y no demasiado caro. Y está justo
enfrente de un buen lugar para comer».
«Eso sería genial. ¿Cuál es el nombre del B&B?».
«Carmichael. Conduzcan de regreso a la ciudad y estará a
su izquierda después del primer semáforo. No se lo pueden
perder».
Extendió su mano de nuevo y ‘Boomer’ le agradeció al
hombre. «Y le agradecería, señor, si ve a Irina antes que
nosotros, no estropee la sorpresa».
«No hay problema, hijo. Y llámame Harry. De cualquier
forma, podría verlos mañana. Irina siempre me trae un
pastel de arándanos de esa gran pastelería que hay por allá.
Buenas noches, por ahora».
«Buenas noches».
Mientras regresaban al auto, ‘Boomer’ miró por encima
del hombro y vio al anciano hacer lo mismo. Podría ser
amistoso con ellos, pero protegía a Irina y se notaba. “Creo
que tu tía tiene novio».
«¿Eh? ¿De qué estás hablando?».
Señaló con el pulgar hacia el final del camino. «Harry. No
me sorprendería que tuviera algo con ella».
Kat volteó a ver al hombre mayor antes de subir al coche.
«¿En serio? Bueno, bien por ellos. Es una dulce mujer y
siempre me pregunté por qué nunca se casó».
Después de cerrar la puerta nuevamente, ‘Boomer’ rodeó
el auto y se sentó en el asiento del conductor. «Tal vez nunca
conoció al chico adecuado hasta ahora».
«Tal vez».

KAT ESTABA en silencio mientras Benny conducía de


regreso a la ciudad. Ahora que el estrés de esta mañana
estaba abandonando su cuerpo, su mente estaba llena de
todo lo que había sucedido en las últimas veinticuatro horas.
Desafortunadamente, algo sin importancia seguía
apareciendo. Era lo que había encontrado en el suelo del baño
esta mañana. Un trozo de papel rosa de un bloc de notas que
debió haber caído del bolsillo de Benny por accidente. Sabía
que era de él porque decía ‘Ben’ con la letra pulcra de su
secretaria. Aparentemente, Kat no era la única que no usaba
su apodo. El mensaje garabateado en el papel era lo que la
molestaba mientras repetía las palabras en su mente.
A Tanya le gustaría esta noche jugar contigo en el
club.
Por favor llama. 813-555-9438.

K AT nunca le había preguntado si tenía novia y no había


escuchado a nadie mencionar una, pero eso no significaba
que no estuviera saliendo con alguien. ¿Y qué quería decir
Tanya con ‘jugar contigo’? ¿Jugar qué? ¿Dardos? ¿Billar? ¿Y
qué club? ¿Club nocturno? ¿Club social? Había demasiadas
variables, pero su mente seguía pensando en el libro que
estaba leyendo en ese momento: ‘Cuero y Encaje’. Era una
novela romántica, pero el sexo no era ‘convencional’ que era
un término utilizado por sitios web de libros cuando el sexo
en la historia era dócil. En comparación, ‘Cuero y Encaje’ era
lo que llamaban erótica, y el sexo involucraba BDSM:
Bondage, Disciplina, Sadismo y Masoquismo. A Kat le
encantaba leer, y aunque no entendía completamente ‘el
estilo de vida’ como se le llamaba, los libros de ficción sobre
el tema eran divertidos. Y excitantes. Mierda, eran calientes.
Su vibrador tendía a gastar bastantes baterías cuando estaba
leyendo una de esas novelas.
Era la palabra ‘jugar’ lo que la molestaba. Se usaba mucho
en los libros de BDSM y esas historias generalmente se
desarrollaban en clubes. Clubes de sexo. Ayer, ¿la mujer en la
farmacia no había mencionado un club? ¿Benny podría estar
metido en algo así? ¿Y cómo se sentiría ella al respecto? Kat
no sabía qué sentir o pensar en ese momento. Y estaba
demasiado avergonzada para preguntarle al respecto. ¿Y si
estaba equivocada? Oh Dios, ¿y si tenía razón?
«Kat».
Ella saltó ante el sonido de su voz profunda y sexy. «¿Q-
qué?».
Señaló el lugar junto al que estaban estacionados y dijo:
«Hemos llegado. ¿Estás bien?».
«Um, sí. Lo siento». Ella se sonrojó. «Mi mente estaba
en otra parte».
«Sí, ha sido un largo día. Vamos. Consigamos una
habitación y metámonos en la cama».
Ay, Dios.
CAPÍTULO ONCE

M IENTRAS B ENNY ESTABA EN EL BAÑO , K AT SE QUEDÓ EN LA


habitación mirando fijamente la cama tamaño king. Dado
que una pareja local se casaba el fin de semana, solo había
una habitación disponible en el B&B. Era una habitación
grande con una sala de estar y Benny se había ofrecido a
dormir en el sofá. Pero por la mirada en sus ojos cuando lo
dijo, Kat sabía que el sofá no era donde él quería estar. Quería
estar en la cama grande… con ella. Juntos. Desnudos. Y si era
honesta consigo misma, ella quería todo eso y más.
Recordó el beso que habían compartido en el motel antes
de que Jake los interrumpiera. Kat no sabía cuál sería el final,
ni si iba o venía. Todo lo que sabía era que se había perdido y
no quería ser encontrada. Perdida en los brazos de Ben era
donde ella siempre había querido estar y, Dios la ayudara,
siempre había querido más. Había anhelado arrancarle la
camisa y explorar el duro pecho contra el que sus pechos
habían sido aplastados. Su polla había estado rígida contra su
abdomen, y ella había querido trepar por su cuerpo y
envolver sus piernas alrededor de sus caderas, para que él
estuviera alineado con su coño.
Recordar el delicioso momento la hizo mojarse de deseo.
Podía ser inexperta, pero había cosas que el cuerpo humano
sabía instintivamente. Y su cuerpo quería formar solo uno
con el de él. Aquí. Ahora. Con el único hombre que había
estado esperando todos estos años.
El inodoro se descargó y ella dio un salto. Se apresuró y
quitó la colcha y se metió en la cama. Solo había traído una
de sus bolsas de lona, por lo que llevaba la camiseta y los
pantalones cortos que se había puesto la noche anterior para
dormir. No eran exactamente sexys, pero con suerte no los
usaría por mucho tiempo. Perder su virginidad mientras la
gente intentaba secuestrarla no era la forma en que ella
quería que sucediera. Pero quería que ocurriera con este
hombre. El hombre que había estado esperando desde que
tenía diecisiete años.
Respiro profundamente y apartó las sábanas del otro lado
de la cama en una invitación descarada para que Benny se
uniera a ella. Y esperó. Dios, estaba tan nerviosa. ¿Y si la
rechazaba? ¿Y si había hecho algo mal? Él sabría
instantáneamente que ella no tenía experiencia, ¿no? ¿Lo
desanimaría?
La puerta del baño se abrió y los ojos de Kat se posaron en
los de Benny cuando entró en la habitación. Ella se dio
cuenta del momento en que las sábanas retiradas se
registraron en su cerebro porque él se congeló y la miró
enarcando una ceja. Ella dijo efusivamente, «No hay, eh… no
hay razón para que duermas en el sofá… Quiero decir, somos
adultos, ¿verdad? Y yo …».
Sus palabras se apagaron y Benny sonrió ante su
nerviosismo. Ella estaba sentada en el lado de la cama más
cercano a él y él se aproximó y luego se sentó a su lado,
apiñándola un poco. Su corazón comenzó a latir con fuerza
en su pecho mientras sus ojos caían de su intensa mirada.
«Si comparto esta cama contigo, ‘Gatita’, dormir será lo
último en mi mente. Te deseo. Quiero estar encima de ti,
debajo de ti, detrás de ti y dentro de ti. Si no es lo que quieres
también, di la palabra y dormiré en el sofá». Echó un vistazo
al ofensivo mueble. «Por mucho que me duela hacerlo».
La humedad cubrió las bragas de Kat, y estuvo cerca de
correrse solo por su voz sensual. Sus manos se retorcieron
juntas en su regazo. «Quiero … quiero que te acuestes
conmigo… Quiero decir, no dormir-dormir, o sea…».
‘BOOMER’ SE RIÓ y cubrió los labios temblorosos de ella
con sus dedos. «Sé lo que quisiste decir, ‘Gatita’. Maldita
sea, eres hermosa cuando te sonrojas. Como en el
bachillerato». Movió la mano para acariciar su mejilla, pero
continuó rozando sus labios con el pulgar. Había pensado
que estaría demasiado cansada y estresada para tener
intimidad esta noche, pero el sexo era un gran alivio para el
estrés. Su polla se había endurecido cuando vio todos los
signos de su excitación: pulso acelerado, aumento de la
respiración, tragar con dificultad y pezones que se movían
bajo su delgada camiseta. Cuando sus ojos se posaron en su
regazo, la reacción natural de una sumisa lo excitó.
Carajo, su regordete labio inferior estaba hecho para que
él lo mordiera. No pudo esperar más y se inclinó hacia
adelante, reemplazando su pulgar con sus labios, dientes y
lengua. Gimió ante el sabor de ella, hundió la mano en su
cabello y la mantuvo en su lugar mientras su boca y lengua le
hacían cosas perversas. Su otra mano encontró su pecho y
masajeó la carne exuberante.
Cuando sus manos rodearon su cuello, él se apartó y ella
gimió por la pérdida de contacto. «¿Q-qué pasa? ¿Hice algo
mal?».
Un estruendo salió de su pecho. «¿Estás bromeando? No,
no hiciste nada malo. Es solo que…». Suspiró
profundamente. Había cosas que tenía que decirle. «‘Gatita’,
en lo que respecta al sexo, he cambiado y no estoy seguro de
cuál será tu reacción». Su polla le gritaba que se callara y
siguiera adelante, pero su cerebro y su corazón le decían que
esto era importante. No podía ir más lejos sin contarle sus
deseos y necesidades. Su sometimiento a él era algo que él
ansiaba, y no creía que pudiera vivir sin eso.
«¿Qué es?».
La cautela en su voz lo estaba matando. «Cuando estoy
con una mujer… en la cama … Necesito estar a cargo… de
todo. Me gusta … Mierda, esta es la primera vez que me
pongo nervioso por contarle esto a una mujer. Soy un
Dominante, Kat. ¿Sabes lo que eso significa?».
Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero por alguna razón
no parecía tan sorprendida como él esperaba. «Um, significa
que te gusta… um… atar mujeres y azotarlas y esas cosas. Lo
opuesto al sexo ‘convencional’, ¿verdad?».
No estaba seguro de por qué se sorprendió con su
respuesta. Después de todo, había estado leyendo el libro de
Kristen sobre BDSM. «Sí. Eso es en parte, pero es mucho
más. Se trata de un intercambio de poder. Si bien puede
parecer que un Dominante está a cargo de la escena, es el
sumiso quien tiene todo el poder».
Los ojos de Kat se entrecerraron con confusión. «No
entiendo. Quiero decir, he leído libros sobre el tema, pero a
veces es difícil separar la realidad de la ficción».
«Sí, bueno, muchos libros dan impresiones falsas del
estilo de vida. Verás, cuando un Dom y un sum están
escenificando, o jugando como también se le conoce,
entonces un sum establece todos los límites y fronteras. Hay
listas que usamos en el club y cubren todas las formas de
juego, lo que un sumiso disfruta, lo que quiere probar o
absolutamente no hará bajo ninguna circunstancia. Un buen
Dom cumplirá esa lista. Empujará los límites del sumiso,
pero si el sum dice su palabra de seguridad, todo el juego se
detiene. ¿Lo entiendes? Un sum tiene todo el poder».
Ella se estaba mordiendo el labio inferior de nuevo y él
usó el pulgar para rescatar el trozo de carne maltratado.
«¿En qué estás pensando, ‘Gatita’?».
«Supongo que no entiendo qué obtiene la gente de eso.
Quiero decir, si un sumiso tiene todo el poder, como dijiste,
¿qué obtiene un Dominante?».
Se sentía incómodo en su posición actual. ‘Boomer’ se
puso de pie y rodeó la cama. Se tumbó de costado frente a
ella y apoyó la cabeza en alto con la mano, luego apoyó la
otra mano sobre la de ella sobre su abdomen. Su pulgar le
acarició la muñeca con pequeños y sensuales movimientos
mientras se le ponía la piel de gallina. «Un Dom alcanza su
satisfacción al saber que tiene la confianza de su sumiso en
que él lo cuidará. Su sumisión es su mayor placer y, a cambio,
su mayor deseo es darle placer más allá de sus sueños más
locos. Su mente, cuerpo y orgasmos le pertenecen, y trata a
cada uno como si fueran el regalo más preciado del mundo,
porque lo son».
El pulso de Kat se aceleró de nuevo mientras hablaba.
Pudo ver que ella estaba luchando con algo, pero esperó. No
podía apresurarse en esto, era demasiado importante.
«¿Puedo preguntarte algo?».
Por su tono, no estaba seguro de que fuera algo que
quisiera escuchar. «Por supuesto, nena. Puedes preguntarme
lo que quieras».
«Tú … um… esta mañana dejaste caer una nota en el
baño. De Tanya».
Mierda. Ni siquiera se dio cuenta de que faltaba la nota del
mensaje de llamada de su secretaria. Se había olvidado por
completo. «Y quieres saber sobre ella y el club». Ella asintió
y él suspiró. «Sí, pertenezco a un club privado. Ian y Devon
son dueños de La Alianza, que está en el primer edificio en el
complejo Trident, pero nunca lo sabrías desde afuera. Tanya
es una amiga, nada más. Hemos jugado en el pasado, pero no
hay nada entre nosotros en cuanto a relaciones. No tengo
novia, si eso te preocupa. Nunca engañaría a una mujer con
la que tuviera una relación».
«No pensé que lo harías».
Entrelazó sus dedos y estiró los brazos. «Bueno, la
honestidad es gran parte de mi estilo de vida, así que solo
quiero que conste. Y este estilo de vida es muy importante
para mí». Respiró hondo y siguió adelante. «Quiero que tú
también seas parte de mi vida. Podemos empezar despacio.
No te esposaré, ni te haré cosas extrañas… bueno, al menos
no todavía. Pero me gustaría presentarte mi estilo de vida y
mostrarte lo bien que pueden ser las cosas entre nosotros.
¿Puedes darme … a nosotros, una oportunidad?».
Su vacilación lo estaba matando. Rezó para que su
respuesta no fuera negativa. Controló su lengua y notó que
Kat se movía nerviosamente. «Hay, um… algo que necesito
decirte. Algo importante».
Oh, Dios ayúdalo. Esto terminaría antes de que
comenzara. Su cautela se deslizó en su voz. «Está bien.
Puedes decirme cualquier cosa, ‘Gatita’. Sea lo que sea, nos
ocuparemos de ello».
«Yo, um… quiero decir, nunca lo he hecho… mierda, esto
era más fácil en mi cabeza… Nunca antes he tenido
relaciones sexuales». Las últimas cinco palabras salieron
apresuradas y se quedó mirando sus manos entrelazadas, sin
atreverse a mirarlo.
‘Boomer’ se congeló. ¿Eh? ¡Qué carajo! ¿Kat estaba
diciendo que todavía era virgen? ¡Tenía veintinueve años!
¿Cómo diablos había llegado a los veintinueve y nunca…
nunca lo había hecho …? ¡santa mierda!
Se aclaró la garganta, trató de mantener la calma y no
asustarla. «Uh, guau, um… Demonios, no lo vi venir. Cómo …
quiero decir, por qué… carajo, ayúdame aquí, Kat. No estoy
enojado, ni decepcionado… simplemente sorprendido de que
nunca… de que todavía eres virgen». Sí, bueno, todo eso pudo
haberse dicho mucho mejor. Levantó la mano y le tocó la
barbilla, volviendo la cabeza para que ella lo mirara. Estaba
avergonzada, eso era evidente. Pero no tenía nada de qué
avergonzarse. De hecho, estaba encantado de que ningún
otro hombre la hubiera poseído. «No te avergüences.
Háblame, nena. Antes dijiste que querías tener sexo conmigo.
Si quieres hacer esto, necesitamos alguna comunicación
aquí. Necesito saber cosas para que sea bueno para ti. La
primera vez puede resultar incómoda si no hago las cosas
bien».
«Si estás hablando de romper mi… ya sabes … lo hice hace
años con…».
Entrecerró los ojos y gruñó. «¿Con quién? Dijiste que eras
virgen».
«¡Lo soy! Pero el hecho de que nunca haya estado con un
hombre no significa que no tuviera instintos, ni necesidades.
Así que me encargué yo misma, con …».
«Un vibrador», terminó por ella.
Kat asintió con la cabeza, sus mejillas se enrojecían a cada
segundo.
«Maldita sea, eso es excitante. El pensamiento de ti…
¡mierda!». ‘Boomer’ no había pensado que podría estar más
duro de lo que ya estaba, pero las imágenes que
bombardearon su cerebro estaban enviando sus hormonas a
un exceso de velocidad. Deseaba haberse cambiado a un par
de pantalones de chándal porque iba a tener marcas en su
polla de la cremallera de sus jeans. Necesitaba mantener a
raya a su bestia interior o la asustaría. «Tengo que
preguntarte, cariño, ¿por qué no has tenido relaciones
sexuales antes? No me digas que nunca hubo una
oportunidad. Eres hermosa y debiste estar bateándolos como
moscas. Sé que estabas escondiéndote y todo eso, pero
después de comenzar una nueva vida en Portland, tuvo que
haber hombres que intentaron meterte en sus camas. De lo
contrario, no dice mucho de la población masculina de
Oregón».
Ella resopló. «Por favor, sé que no soy fea, pero estoy
lejos de ser hermosa. Soy una chica común, nada especial».
¿Estaba bromeando? ‘Boomer’ gruñó de nuevo y agarró su
cadera y tiró hasta que estuvo de lado, luego envió una
bofetada punzante a su nalga izquierda.
«¡Ay! ¿Por qué fue eso?». Sus ojos estaban muy abiertos
por la conmoción… y algo más … excitación.
«La regla número uno de mi mundo, ‘Gatita’, es que
nunca… jamás … te rebajes. Es una de las formas más rápidas
de ganar un castigo. No hay forma de que seas una ‘chica
común’. Todavía recuerdo la noche de mi fiesta y te dije lo
hermosa que eras para mí. Pero ni siquiera se acerca a lo
hermosa que eres hoy. Eres la mujer que entra en un lugar y
los hombres instantáneamente te quieren en sus camas. Pero
luego hablas y ellos quieren arrodillarse y adorarte. Eres sexy
como el pecado, tanto por dentro como por fuera, y quiero
demostrártelo. Pero aún no has respondido a mi pregunta.
¿Por qué no has tenido relaciones sexuales antes?». Sabía
que era ridículo esperar que ella lo hubiera estado esperando.
Esperar el momento en que pudiera estar con él de nuevo.
Pero eso era lo que se moría por escuchar de sus labios.
«No sé. Quiero decir, salí con algunos chicos, pero nunca
me sentí bien. Parecía que faltaba algo. Y ahora, creo que sé
lo que fue».
‘Boomer’ contuvo la respiración.
«Fuiste tú, Benny. Ninguno de esos otros chicos eras tú.
Mi corazón y mi cuerpo siempre supieron que te quería a ti y
a nadie más».
Su corazón se sentía como si fuera a estallar en su caja
torácica. La jaló contra su duro pecho, la agarró del pelo.
«Jesús, eso es lo más sexy que he escuchado».
Rodó sobre su espalda, la jaló hacia él y reclamó su boca
de nuevo. Probando… saboreando… marcándola como suya.
Su otra mano se deslizó por su espalda hasta llegar a su
trasero, y agarró su nalga. Un pensamiento apareció en su
cerebro agotado y tiró de su cabello para romper su bloqueo
de labios. Sin aliento, dijo: «‘Gatita’, necesito que me digas
que esto es lo que quieres. Lo haré bien para ti, te lo prometo.
Mantendremos las cosas ‘convencionales’ por ahora, pero de
todos modos te daré una palabra segura. Si hay algo que te
asuste o te lastime, di la palabra ‘rojo’. Me detendré
inmediatamente y hablaremos sobre lo que está mal, ¿de
acuerdo?».
Kat intentó asentir, pero su mano todavía sostenía su
cabello. «Sí. Esto es lo que quiero. Y si algo no se siente bien,
diré ‘rojo’».
«Es importante, cariño. No soy un lector de mentes.
Tienes que decirme si algo no te gusta o te duele. No me
dejes seguir haciendo algo porque crees que es lo que quiero.
Lo único que quiero es darte placer y muchísimos
orgasmos». Sus ojos se agrandaron. «Oh, sí, ‘Gatita’. Te voy
a dar muchos de esos. Ahora siéntate un segundo y quítate la
camiseta».
Tenía muchas ganas de quitársela a ella, junto con sus
pantalones cortos, pero tenía que dar pequeños pasos para su
primera vez. Y unas pocas órdenes inofensivas la
acostumbrarían a que él las diera. Mientras la miraba
intensamente, Kat se apartó de su pecho y se arrodilló junto
a él. Se ruborizó, alcanzó el dobladillo de su camiseta y bajó
los ojos.
«Uh-uh, ‘Gatita’. Ojos en los míos. Podrás ver lo hermosa
que creo que eres».

KAT LEVANTÓ los ojos al mismo tiempo que se levantaba


la camiseta. Su visión se bloqueó por un momento mientras
se la pasaba por la cabeza, pero cuando su mirada se
encontró con la suya de nuevo, vio excitación. El deseo se
arremolinaba en los iris ambarinos y la hizo pensar en lava
fundida. Sintió una ráfaga de jugos entre sus piernas y se
mordió el labio.
«Vas a dejar marcas de dientes en tu labio inferior, y
preferiría que yo fuera quien te hiciera cualquier marca». Su
mirada recorrió su cuerpo mientras ella se sonrojaba. «Eres
hermosa, ‘Gatita’, y ni siquiera piensas en corregirme. Amo
lo que veo, pero quiero más. Quiero verte jugar con tus tetas
como lo haces cuando estás sola y nadie está mirando».
«¡Mierda!». Kat se tapó la boca con la mano, mortificada
por las palabras que se le habían escapado. «Quiero decir …
quieres que haga eso frente a ti? Es vergonzoso».
‘Boomer’ se rió entre dientes. «Oh, esto va a ser muy
divertido. Tu inocencia es lo que más me excita. Y no hay
nada de qué avergonzarse, cariño. Las cosas se van a poner
mucho más íntimas que esto. No te estoy pidiendo que hagas
nada que miles de millones de mujeres no hayan hecho
durante miles de años». Se sentó y se sacó su propia
camiseta por la cabeza. «Pero yo voy a decirte una cosa…».
Para su asombro, él agarró la prenda con las dos manos y
arrancó una tira larga de la tela. «Hagamos esto más sobre
sentir, en lugar de ver».
Se arrodilló frente a ella, le puso la tira sobre los ojos y se
la ató detrás de la cabeza. Cuando estuvo asegurada, ella
sintió que él se recostaba. «Bien, intentemos esto de nuevo.
Levanta las manos y cúbrete las tetas, ‘Gatita’». Sus manos
se movieron lentamente, inseguras, pero siguió sus órdenes.
«Mmm, buena chica. Ahora apriétatelas y masajéalas.
Empújalas hacia arriba y hacia adentro… maldita sea, eso es
excitante».
Kat no podía creer que estuviera haciendo esto. Pero la
voz de Benny era baja y autoritaria, y ella no pudo evitar
querer cumplir sus órdenes. Mientras seguía obedeciendo,
sintió que se relajaba en el momento. Ella reprimió su
vergüenza y nerviosismo, y dejó que su voz retumbara por
sus venas.
«Toma tus dedos pulgar e índice y pellizca tus pezones
por mí, nena. Da vueltas con tus dedos y tira de ellos».
Sintió que la cama se movía de nuevo, pero no podía ver lo
que estaba haciendo, y lo desconocido la hizo estremecerse
de anticipación. Jugaba con sus pezones, gemía ante las
sensaciones que corrían a través de ellos y directamente a su
coño. Sus muslos se apretaron involuntariamente mientras
su clítoris palpitaba de necesidad.
«Vuelve a ahuecarte los pechos, ‘Gatita’. Arriba y
adentro».
Bajó un poco las manos y luego las levantó. La cama se
hundió una vez más, y ella gritó cuando su boca se cerró
alrededor de un pezón. Su clítoris se aceleró mientras él
chupaba, lamía y, santo cielo, mordisqueaba el pico tenso.
«¡Oh, oh, Benny! ¡Ay Dios mío!».
No dijo una palabra. En su lugar, cambió al otro pezón y le
prestó la misma atención. Sus muslos comenzaron a
temblar, y justo cuando pensaba que se rendirían, él la rodeó
con sus brazos y la bajó al colchón. Su boca nunca abandonó
sus pechos mientras continuaba devorándolos. Cada
zumbido, sorbo y estallido parecía resonar en toda la
habitación. Una parte de ella quería mirarlo, pero otra parte
quería el suspenso de no saber qué haría a continuación.
Podía sentir que él estaba sentado a horcajadas sobre sus
caderas, y la cama se movía hacia adelante y hacia atrás
mientras él se movía hacia abajo. Besos suaves llovieron
sobre sus costillas y abdomen hasta que llegó a la parte
superior de sus pantalones cortos. Agarró los lados, los
deslizó hacia abajo y besó cada centímetro de piel recién
expuesto.
Kat jadeó cuando su lengua lamió el pliegue entre su
cadera y muslo, y más humedad se filtró desde su centro.
Antes de que ella se diera cuenta, estaba completamente
desnuda y se preguntaba qué estaría pensando mientras la
miraba. No estaba segura de cómo sabía lo que estaba
haciendo, pero podía sentirlo. Las manos de él se deslizaban
hacia arriba y hacia abajo por la parte externa de los muslos,
desde las caderas hasta las rodillas, y ella deseó que él hiciera
lo mismo por dentro.
«He soñado con esto desde mi baile de graduación,
‘Gatita’. Incluso cuando pensaba que te habías ido, invadías
mis sueños. Durante mucho tiempo, recé para que todo
hubiera sido una pesadilla que nunca sucedió, pero luego me
despertaba y … lloraba de nuevo. Y la peor parte fue que,
mientras lloraba por la pérdida de mi mejor amigo, lloraba
más por la pérdida de la mujer que amaba. Nunca he amado a
otra mujer y nunca lo haré. Tenerte en mis brazos y en mi
cama es un milagro que nunca daré por sentado».
Durante su discurso, había vuelto a besar su cuerpo hasta
que reclamó su boca una vez más. Su corazón se llenó de
amor por este hombre y lo abrazó. Ella se estaba ahogando
en su pasión y gimió cuando sus caderas desnudas entraron
en contacto con las de ella. Su dura erección presionó la parte
inferior de su abdomen, y tuvo un pensamiento fugaz:
¿cuándo se había quitado los jeans? Oh, ¿a quién carajo le
importaba? Ella estaba contenta de que lo hubiera hecho.
Mientras le acariciaba el cuello con la nariz, ella jadeó:
«Quiero… Quiero verte».
«Hmm, lo harás, nena. Pero por ahora, quiero que uses
tus otros sentidos: siente, escucha, huele y…». Él lamió sus
labios. «…saborea. Bueno, seré yo quien pruebe por un rato.
Abre las piernas por mí, ‘Gatita’. Muy abiertas».
La cama se inclinaba hacia adelante y hacia atrás hasta
que sintió que él se acomodaba entre sus muslos. Sus manos
la abrieron un poco más y ella sintió un repentino impulso de
suplicarle… por algo que no sabía. Sintió una bocanada de
aire un segundo antes de que su lengua lamiera la longitud
de su raja y sus caderas subieran. «¡Oh Dios mío! ¡Santa
mierda!».

SONRIÓ ANTE SU RESPUESTA. ‘B OOMER ’ la lamió de


nuevo, pero esta vez mantuvo sus caderas en su lugar. Él
gimió cuando el sabor de sus jugos saturó sus papilas
gustativas. Era la crema más dulce que jamás había probado,
y la lamió sin descanso. Tenía el vello recortado, pero no
totalmente, pero a él le parecía bien. Todo lo que le
importaba era finalmente tenerla en su cama, e iba a hacer
de esta una noche que ninguno de los dos olvidara jamás.
Quería arruinarla para cualquier otro hombre. Su ‘Gatita’ lo
aceptaría a él, y solo a él. Ella se retorció, gemía, gritaba y
suplicaba mientras él la elevaba cada vez más alto. Sus
manos agarraban las sábanas… su cabello … su propio
cabello… todo a su alcance, como si buscara un salvavidas al
que aferrarse. Su pulgar rasgueó su clítoris como una cuerda
de guitarra mientras la empalaba con su lengua rígida.
Reemplazó su pulgar con su boca, chupando su pequeña
perla. Dos dedos se hundieron en su tembloroso coño que
estaba empapado para él. Carajo, estaba que ardía por él, su
calor quemaba sus dedos mientras los empujaba dentro y
fuera de su estrecho canal. Los empujó hasta el fondo y
rebuscó… ella jadeó … ahí estaba, el lugar que estaba
buscando. Mientras lo frotaba, sus súplicas se volvieron
frenéticas. «Vente por mí, ‘Gatita’. Libérate y córrete». Le
chupó el clítoris con fuerza.
Kat se tapó la boca con el brazo para amortiguar sus
gritos de liberación mientras se corría en oleadas de éxtasis.
Pero ‘Boomer’ no se detuvo, y cuando un orgasmo
disminuyó, otro se formó justo detrás de ese. Mientras el
placer volvía a apoderarse de ella, lamió y acarició,
prolongándolo todo lo que pudo. Cuando ella aminoró, se
relajó. Sacó los dedos de su coño y le dio unas últimas
lamidas al clítoris y a su rajada.
Ya saciada, se quedó allí jadeando, su piel tenía un brillo
de transpiración. Levantó la mano, le quitó la venda de los
ojos parcialmente desprendida y esperó a que sus ojos se
encontraran con los suyos. Cuando lo hicieron, lentamente
lamió el último jugo de sus dedos. Sus ojos se abrieron un
poco, pero se volvieron tan grandes como platos cuando su
mirada se deslizó por su cuerpo hasta su eje rígido que se
alzaba impresionantemente orgulloso.
«Es todo para ti, ‘Gatita’. Y no te preocupes, encajará».
Ella asintió y extendió la mano tentativamente y las
caderas de él se movieron hacia adelante cuando sus dedos lo
rozaron. Tomó la mano de Kat y la envolvió alrededor de su
polla. «Más apretado, nena”. Él le mostró cómo hacerle un
trabajo manual, desde la raíz hasta la punta. Su cabeza se
inclinó hacia atrás sobre sus hombros, sus ojos se cerraron
mientras gemía en voz alta. «Eso es. Ahueca mis bolas, pero
sé gentil. No demasiado duro con las joyas de la familia».
Él sonrió cuando la escuchó reír. «Sí, de acuerdo, así.
Cúbrelas con tu mano».
Su toque era la más dulce de las torturas, pero quería
darle la oportunidad de explorar un poco. Cuando la cama se
movió, abrió los ojos lo suficiente para ver lo que estaba
haciendo. Kat estaba sobre sus codos y rodillas, y se dio
cuenta de lo que estaba haciendo un segundo antes de que su
boca se cerrara a su alrededor. «¡Carajo!».
Ella retrocedió y lo soltó. «¡Lo siento!».
La agarró del pelo, la guió hacia abajo de nuevo. «No lo
lamentes, ‘Gatita’. Se sintió increíble y quiero que lo hagas
de nuevo. Solo ten cuidado con los dientes y lo estarás
haciendo bien. Pruébalo, nena. Lámelo».
Él siseó cuando ella hizo lo que le dijo. Su boca era puro
pecado. Caliente, húmeda y salvaje. Al principio, era tímida,
pero comenzó a hacerlo rápido. Su lengua se arremolinaba
alrededor de su eje mientras su cabeza se balanceaba hacia
arriba y hacia abajo. ‘Boomer’ contuvo el impulso de empujar
sus caderas hacia adelante hasta que su polla golpeara la
parte posterior de su garganta. Pronto, pero no esta noche.
Tenía otros planes para hoy y solo había un lugar donde su
polla quería estar en ese momento… profundo en su coño.
Apretó el agarre de su cabello y la apartó. «Se sintió
increíble, pero recuéstate. Esta noche no se trata de mí».
Mientras ella se apresuraba a ponerse en posición, él se
inclinó sobre la cama y agarró su billetera de la mesa de
noche. Al encontrar el condón que tenía allí, lo abrió
rápidamente y lo enrolló sobre su dolorida polla. Le abrió sus
piernas ampliamente, usó dos dedos para asegurarse de que
todavía estuviera lo suficientemente húmeda… bueno, eso
era quedarse corto, porque estaba empapada. Ella vio como él
se alineaba con su entrada. «Estás apretada, nena, así que
me lo tomaré con calma. Puede resultar un poco incómodo
hasta que te estires más, pero no debería doler, ¿de
acuerdo?».
«Por favor, te deseo. Sé que lo harás bien».
Su fe en él tiraba de las fibras sensibles de su corazón y lo
hizo sentirse honrado. Ella jadeaba de nuevo y la anticipación
se mostraba en su mirada. Él movió la punta hacia adentro y
sus caderas se inclinaron por más. Bombeó lentamente hacia
adentro y hacia afuera, con movimientos cortos y
profundizando cada vez más. «Joder, estás tan apretada. ¿Te
estoy lastimando?».
«N-no, más, ooohhhh, por faaaavor, máááás. Ay Dios, se
siente tan bien, tan bien. Benny, ¡por favoooooor!».
Sus dedos encontraron su clítoris y lo frotaron en círculos
mientras su cuerpo lo tomaba con avidez dentro. Cuando
finalmente estuvo completamente adentro, sus caderas
comenzaron a ondular. Sus piernas se envolvieron alrededor
de sus caderas y sus pies se hundieron en su trasero. No pudo
reprimirse más. Se levantó por encima de ella sobre sus
codos, comenzó a follarla más rápido y más fuerte,
impulsado por sus gritos eróticos pidiendo más. La sensación
de sus estrechas paredes a su alrededor era el paraíso.
Agachó la cabeza, chupó un pezón y jugó con el otro. Ella se
estaba acercando y él luchó por contener su propia liberación
hasta que ella se corriera de nuevo. Se puso de rodillas,
agarró su cadera con una mano y pellizcó su clítoris con la
otra. Mientras ella comenzaba a volar por ese acantilado, él
agarró sus caderas con fuerza, probablemente dejando sus
huellas dactilares marcadas, pero eso le preocuparía más
tarde. Todo lo que importaba ahora era su necesidad de
venirse, de ser uno con ella. Sus bolas se tensaron y, después
de tres o cuatro embestidas más, la siguió hasta el profundo
abismo, gruñendo cuando se acercó a ella. Aparecieron
manchas negras ante sus ojos, y supo en ese momento que
había encontrado su hogar para siempre.
Se desplomó y usó sus brazos para mantener la mayor
parte de su peso fuera de ella. Con los pulmones agitados,
hundió la cara en el hueco de su cuello. «¿Estás bien,
‘Gatita’?».
«Mejor que bien».
Él se rió entre dientes ante su respuesta murmurada.
Gimió y se agachó para asegurar el condón y se lo quitó. Le
besó la nariz. «No te muevas. Vuelvo enseguida».
«Mm-hmm».
‘Boomer’ se apresuró a entrar al baño tan rápido como
sus temblorosas piernas pudieron llevarlo. Se deshizo del
condón y agarró dos toallas y las mojó. Caminó de regreso a
la cama, rápidamente pasó una sobre su pene y bolas
desinfladas y luego la dejó caer al suelo encima de su
camiseta rota. Cuando colocó la otra tela tibia entre sus
piernas, los ojos de Kat se abrieron y sus muslos se apretaron
uniéndose. Bueno, tanto como pudieron con su mano y brazo
intercalados entre ellos.
«¿Q-qué estás haciendo?». Sus palabras de sorpresa
salieron como un chillido.
«Cuidando de ti. Ahora, abre, así podré limpiarte».
«Yo puedo hacerlo».
Agarró la mano con la que ella se extendía y la inmovilizó
contra la cama. Gruñó suavemente y le dijo: «Es mi trabajo
cuidarte, nena. Esta es una de esas cosas que hace un
Dominante y que me dan placer. Ahora, abre tus piernas para
mí».

TÍMIDAMENTE, Kat abrió más las piernas y cerró los


ojos mientras Benny borraba la evidencia de que habían
hecho el amor. Ninguno de los orgasmos que se había dado a
sí misma había sido tan intenso, y saboreó la última de las
sensaciones que recorrían su cuerpo. Una parte de ella estaba
avergonzada por lo que estaba haciendo, pero otra parte se
sentía… adorada y… ¿amada? Él había dicho antes que la
amaba… en tiempo pasado. Pero, ¿qué sentía ahora por ella?
Abrió los ojos hasta que pudo ver a través de las rendijas y lo
miró mientras la limpiaba. Cuando terminó, bajó la cabeza y
la besó en la cadera, haciéndola sonreír.
Vio su diversión y se encogió de hombros. «No pude
resistirme».
De pie, tiró de las sábanas debajo de ella y se las colocó
por encima. Luego, apagó la luz y se acomodó junto a ella. La
acunó y la abrazó con fuerza. «Duerme, ‘Gatita’».
Y así lo hizo.
CAPÍTULO DOCE

E N LA PEQUEÑA CAFETERÍA , SENTADO FRENTE A K AT , ‘B OOMER ’


estaba feliz de verla comer su desayuno. Después de su ronda
matutina de hacer el amor, ella le había dicho que se estaba
muriendo de hambre debido a que había quemado todas esas
calorías. Si eso era todo lo que hacía falta para que ella
comiera y volviera a poner un poco de carne en sus delgados
huesos, ¿quién era él para quejarse?
Se metió la última tostada en la boca, la masticó y la tragó
con un sorbo de café fuerte. «¿Estás lista para volver a ver a
tu tía?».
Tragó un bocado de tostadas francesas y jarabe. «Sí, pero
no estoy tan nerviosa como anoche. Ahora, me siento
emocionada. Solo espero que no se desmaye».
Los ojos de ella brillaron y él supo que se estaba burlando
de él. Mierda, nunca iba a olvidar eso. «Sigue así, ‘Gatita’, y
la próxima vez que te desnude, te daré tantos orgasmos que
tú serás la que se desmaye».
Él se rió entre dientes ante su rubor. Maldita sea, ella era
adorable. Él miró su plato y vio que casi había terminado, por
lo que le hizo señas a la mesera para que le trajera la cuenta.
Al mirar el reloj de pared junto a la salida, notó que eran
poco más de las 11:30. Habían dormido hasta tarde ya que
Harry había dicho que la tía de Kat estaría en casa alrededor
del mediodía.
‘Boomer’ se había puesto en contacto con Ian antes del
desayuno y se enteró de que Jake estaba de vuelta en el
complejo, un poco irritable, pero que estaba descansando.
Las mujeres de Trident, Kristen, Angie y Jenn, lo estaban
atendiendo y lo estaban volviendo loco. ‘CC’ volaba junto con
Marco y Devon hacia un aeropuerto a unos treinta minutos
de Murfreesboro, donde se encontrarían con ellos alrededor
de las mil trescientas horas. Con suerte, para entonces,
sabrían adónde se dirigirían a continuación.
Tras dejar sobre la mesa el dinero suficiente para cubrir la
cuenta y la propina, se puso de pie y la ayudó a salir del
reservado. No soltó su mano, sino que entrelazó sus dedos,
sonriendo para sí mismo por lo bien que se sentía. Esta
mañana, mientras estaba acostado en la cama mirándola
dormir, se dio cuenta de que estaba enamorado de ella.
Algunos podrían llamarlo loco, ya que ella solo había
regresado a su vida hacía menos de tres días, pero la verdad
era que él nunca había dejado de amarla. Y ahora tenían una
oportunidad en su futuro, que se les había negado en su
pasado.
Sostuvo la puerta del coche abierta para ella,
escudriñando la pequeña zona en busca de amenazas, pero
nada parecía fuera de lo común. Sí, había algunas personas
mirándolos, pero esta era una ciudad donde todos se
conocían, y los dos eran extraños. Sonrió y saludó a una
pareja mayor en su camino hacia el lado del conductor, luego
subió y puso en marcha el motor. No había mucho más que
hacer, excepto esperar que Irina y sus amigas hubieran
regresado temprano, así que dio un giro en U y condujo el
auto hacia su casa.
Al mirar a Kat, notó que se estaba poniendo nerviosa de
nuevo y le apretó la mano. «Todo estará bien, ‘Gatita’».
«Oh, sé que todo estará bien con mi tía, pero tengo miedo
de que no sepa nada que nos ayude a descubrir por qué esos
hombres me persiguen».
«Si no lo hace, entonces encontraremos otra forma de
resolverlo. Brody sigue buscando en la computadora,
tratando de encontrar lo que nos estamos perdiendo. Tal vez
para cuando Marco y Dev lleguen aquí, tengamos más
información».
Al entrar en el camino de ingreso, vieron un Toyota
Camry marrón y ‘Boomer’ suspiró aliviado. Sabía que, a
pesar de lo que había dicho en el desayuno, Kat estaba
estresada por los primeros minutos de esta próxima reunión,
y estaba agradecido de que no tuviera que esperar más.
Estacionó el auto detrás del otro vehículo, salió y caminó
hacia su puerta. Mientras la ayudaba, la puerta principal de
la casa se abrió y ‘Boomer’ no se sorprendió demasiado al ver
salir a Harry.
El hombre mayor se encontró con ellos a mitad del
camino. «Mantuve mi palabra y no le he dicho nada, pero
pensé que sería mejor para mí estar aquí. No todos los días la
sobrina de una mujer regresa de entre los muertos».
Sus palabras los sobresaltaron, pero ‘Boomer’ fue el
primero en recuperarse. «¿Cómo lo supiste?».
Harry sonrió. «No soy tonto, hijo. Durante años he sabido
lo que le pasó al hermano y a la familia de Irina, o al menos
eso pensaba. Sus fotos están por todos lados. No fue difícil
sumar dos más dos. Aunque, estoy seguro de que me faltan
algunas piezas del rompecabezas, así como a Irina le
sucederá. Entonces, ¿cómo quieres hacer esto? Está en la
cocina preparando café y calentando mi pastel».
‘Boomer’ miró a Kat, quien se encogió de hombros, luego
volvió a mirar a Harry. «La conoces mejor que nosotros en
este momento, así que estoy dispuesta a seguir lo que tú
digas».
El hombre asintió. «Bien. Entonces, ¿por qué no esperan
aquí y me dan unos minutos?».
La pareja estuvo de acuerdo y vio como Harry iba de
regreso a la casa. Pasaron cuatro, tal vez cinco minutos antes
de que la puerta se abriera de golpe, y una versión más corta
y antigua de Kat salió disparada hacia el jardín delantero.
Jadeó y gritó, pero nunca se detuvo, corriendo directamente
hacia su sobrina con los brazos abiertos. Las lágrimas
cayeron de ambas mujeres mientras se abrazaban. Irina
retrocedía, mirando a Kat y luego la volvía a abrazar
ferozmente. «¡Katerina, Katerina! ¡Oh, mi Señor! No lo
entiendo, pero nunca había sido tan feliz en mi vida. ¡Mi
Katerina ha vuelto!».
‘Boomer’ se unió a Harry en los escalones del frente y les
dio a las dos mujeres unos minutos a solas.
«Supongo que esta va a ser una larga historia, ¿no es así,
hijo?».
«Sí, señor».
Harry le arqueó una ceja. «Si quieres, puedo volver más
tarde. Solo quería asegurarme de que Irina no me
necesitara».
Lo pensó un momento y decidió que Harry podría ser útil.
Una vez que se fueran, necesitarían a alguien que vigilara a
Irina en caso de que alguien viniera a buscarlos. También
llamaría a Ian y vería si Trident tenía algunos contactos que
pudieran usar para proteger a la anciana. Kat estaría
devastada si algo le sucedía a su tía. «Si le parece bien,
señor, creo que sería mejor que escuchara todo».
Harry inclinó la cabeza en reconocimiento y continuó
observando la llorosa reunión.
Veinte minutos después, los cuatro estaban sentados
alrededor de la mesa del comedor de Irina, bebiendo café. El
pastel frente a cada uno de ellos estaba intacto, excepto el de
Harry. Mientras escuchaba a Kat contarle a la pareja mayor
lo que había sucedido hace doce años hasta el presente,
‘Boomer’ volvió a contemplar la pintoresca casita. Había
fotografías de Katerina, Alex y sus padres, colocadas
estratégicamente en las habitaciones, y era obvio cuánto
Irina había amado y extrañado a su familia. La tristeza llenó
su pecho cuando vio la foto de la ceremonia de graduación de
Alex y ‘Boomer’. Recordaba bien la foto de la familia Maier,
porque había sido él, a petición de ella, quien la había
tomado con la cámara de Kat. Los cuatro parecían tan felices,
su futuro brillante con promesas. Pero toda la felicidad había
sido destruida por la codicia y la maldad. Sacudió la cabeza
para aclarar la ira que se estaba acumulando dentro de él y
regresó al presente.
La historia de Kat era interrumpida por el ocasional ‘ay,
querida’ y ‘pobre niña’ de Irina. No había soltado la mano de
su sobrina desde que habían entrado en la casa, y ‘Boomer’
conocía la sensación de tener que estar conectado con la
mujer perdida hacía mucho tiempo.
Cuando Kat tomó aliento después de contarles cómo
terminó en Trident, ‘Boomer’ se hizo cargo. «Irina, estamos
haciendo todo lo posible por mantener a Kat a salvo, pero
necesitamos tu ayuda. Ivan le dio la llave de una caja de
seguridad en Norfolk. Solo había una fotografía en su
interior, y esperábamos que nos pudieras decir dónde se
tomó».
Cuando Kat sacó la foto de su bolso y se la entregó a Irina,
‘Boomer’ le dio al Mayor retirado una señal militar con la
mano para indicar que habían sucedido más cosas en Norfolk
y que él le informaría al hombre más tarde. Kat había estado
de acuerdo con él cuando sugirió que no le contaran a su tía
sobre el intento de secuestro del día anterior. Solo la
preocuparía.
«Oh, esto me trae recuerdos. Este es tu papá cuando tenía
unos cinco o seis años. Yo tendría unos siete años. Ese es el
preciado rosal de mi madre en la esquina de la casa. Era
hermoso. Esta es la casa en la que vivimos primero, antes de
mudarnos a Durham. Cuando tenía doce años, casi trece, nos
mudamos a Murfreesboro. Fue entonces cuando papá se hizo
cargo de la farmacia aquí. Antes de eso, trabajó para otros
farmacéuticos».
Normalmente, a ‘Boomer’ no le habría importado que la
mujer recordara el pasado, pero se había saltado una
información importante. «Irina, ¿recuerdas el nombre de la
ciudad en la que estaba la primera casa, la de la foto?».
«Oh por supuesto. Eso es lo que necesitabas saber, ¿no?
Esta era nuestra casa en Mint Hill, aproximadamente a
media hora al este de Charlotte».
‘Boomer’ asintió. «Lo he escuchado. Mis jefes crecieron
en Charlotte y sus padres todavía viven allí. ¿Recuerdas la
dirección en Mint Hill?».
«Por supuesto, cariño. Era 58 Sycamore Road, pero ya no
está allí».
Todos miraron a la mujer confundidos cuando Kat
preguntó: «¿Qué quieres decir, tía Irina?».
«¿Nunca te lo dijo tu padre? Bueno, obviamente, no lo
hizo. Nuestra casa en Mint Hill se quemó, no queda nada».
«¿Qué? ¿Cómo es que nunca escuché de esto?». Mientras
Kat estaba en shock, ‘Boomer’ contuvo un gemido. Había
pensado con certeza que era a dónde tenían que ir a
continuación, pero ahora no estaba tan seguro.
Irina palmeó la mano de Kat. «No fue ningún secreto,
Katerina. Supongo que no recuerdas haber escuchado la
historia. Una noche la casa fue alcanzada por un rayo y se
incendió. Afortunadamente, todos salimos ilesos, pero la
casa fue pérdida total. Lo único que quedó fue un montón de
escombros y la chimenea. Fue entonces cuando mi padre
consiguió un trabajo en una farmacia en Durham. La paga
era mejor allí y mi abuela acababa de fallecer, así que
pudimos quedarnos en su casa por un tiempo».
Irina se puso de pie, fue a un armario y recuperó un viejo
álbum de fotos que parecía de la década de 1970. Lo devolvió
a la mesa y se lo entregó a Kat. «Este tiene todas nuestras
fotos de entonces. La única razón por la que todavía lo
tenemos es porque un día mi madre lo llevó a la casa de su
hermana y lo dejó allí accidentalmente».
Kat pasó sus dedos por el álbum cubierto de flores. «Yo
recuerdo esto. Mamá lo guardaba con todos nuestros otros
álbumes».
«Los tengo todos, Katerina». Señaló el armario, y los
ojos de Kat lo siguieron y se humedecieron cuando vio la pila
de álbumes que su madre había guardado en la sala de estar.
«Cuando tuve que vender tu casa después… después del
accidente, guardé todo por su valor sentimental. Algunos de
ellos están en el ático, pero me gustaba hojearlos por la
noche cuando los extrañaba terriblemente. Siempre me
preguntaba qué pasaría con todo después de que me fuera,
pero ahora … ahora todo te pertenece a ti, mi hermosa
Katerina».
Kat se puso de pie y abrazó a su tía, y el torrente de
lágrimas comenzó de nuevo. Harry captó la mirada de
‘Boomer’ y señaló con el pulgar hacia la puerta principal.
Feliz de alejarse del llanto, ya que nunca sabía qué hacer o
decir con mujeres llorando, ‘Boomer’ siguió al hombre
mayor hasta los escalones de la entrada. Harry se estremeció
de forma falsa y exagerada y negó con la cabeza. «Maldita
sea, odio cuando las mujeres lloran. Me pone los putos pelos
de punta».
‘Boomer’ soltó una carcajada. «Lo mismo me pasa a mí».
«Me alegro de que hayan esperado hasta que terminé con
mi pastel. Ahora, ¿por qué no me dices lo que no quieres que
Irina sepa».
Informó al hombre sobre el intento de secuestro. «Antes
de que nos vayamos, voy a llamar a mi jefe y pedirle que
envíe a alguien para vigilar a Irina, por si acaso».
Harry sacó su teléfono celular y le informó. «No es
necesario. Puede que seamos una ciudad pequeña, pero
nuestro alguacil es un antiguo agente de operaciones
especiales. Se asegura de que sus ayudantes no sean
holgazanes. Además, resulta ser mi hermano menor. Si te
parece bien, puedo hacer que venga y tú puedes ponerlo al
corriente. Si no te habías dado cuenta, los forasteros no se
dejan ver por aquí, especialmente los que vienen de la
ciudad».
‘Boomer’ sabía que el hombre tenía razón, pero se
reservaría el juicio sobre la capacidad de los lugareños para
proteger a Irina hasta que conociera al alguacil. «De
acuerdo. ¿Por qué no lo llamas mientras yo compruebo el
estado de mi equipo? Mi respaldo ya debería haber
aterrizado».
Como si los convocara, el teléfono de ‘Boomer’ sonó y
‘Polo’, el apodo de Marco, apareció en la pantalla. Respondió
y le dio a su compañero de equipo una actualización y la
dirección de Irina para su GPS. Así pudo confirmar que
estaban a unos treinta minutos de distancia, colgaron y
esperó a que Harry terminara su propia llamada. Con todo
bajo control en ese momento, lo único que le molestaba era
que no tenían idea de a dónde ir a partir de aquí.
Cuando los dos hombres volvieron a entrar en la casa, se
sintieron aliviados al ver que se había cerrado de nuevo el
‘torrente de lágrimas’. Las mujeres estaban sentadas a la
mesa revisando el viejo álbum de fotos mientras los hombres
volvían a sentarse. Kat pasó una página y ‘Boomer’ notó algo
de inmediato… en realidad varias cosas. «Kat, déjame ver el
álbum un segundo, por favor».
Ante su tono emocionado, ella lo miró y se encogió de
hombros. «Seguro, ¿qué pasa?».
Rápidamente escaneó las páginas anteriores y posteriores
de las que ella había estado mirando. Había seis fotos en cada
página y todas habían sido alineadas cuidadosamente con las
demás. Pero en el lado izquierdo de la página actual, faltaba
una imagen, probablemente la de la caja de depósito. Y la
foto junto al espacio vacío estaba al revés. ‘Boomer’ despegó
suavemente la hoja de plástico que protegía las fotos y retiró
la invertida. Era otra foto de Ivan parado en la esquina de la
vieja casa, pero Irina también estaba en esta. La niña de siete
años estaba sonriendo y mostrando el diente frontal que le
faltaba. ‘Boomer’ le dio la vuelta y encontró lo que esperaba
que fuera su siguiente pista.
«Esa es la letra de mi papá».
Kat no había necesitado decírselo. Después de todos estos
años, todavía reconocía la caligrafía precisa de Ivan Maier.
«¿Qué dice, hijo?», preguntó Harry.
Leyó lo que parecía ser una especie de código. «NO-X-
17V-24H».
«¿Alguien sabe lo que significa?».
Todos se miraron unos a otros con caras confusas. Kat se
preguntó qué estarían pensando todos, «¿Y ahora qué?».
‘Boomer’ suspiró. «Llamaré a Brody. Tal vez pueda
averiguar lo que tu padre estaba tratando de decirnos. Kat,
mientras estoy haciendo eso, ¿puedes mirar el reverso de
todas las otras fotos que hay allí? Irina, ¿está bien si nos
llevamos este álbum junto con los demás? Puede que haya
algo más en ellos que se nos escape en el momento».
«Por supuesto, Benny. De todos modos, pertenecen a
Katerina».
‘Boomer’ trató de ocultar su mueca de dolor cuando ella
lo llamó ‘Benny’. Ella obviamente lo había aprendido
rápidamente por el uso que Kat le daba. Se dirigió a la puerta
principal y volvió a sacar su teléfono. Para cuando terminó de
poner al corriente a ‘Cabeza de Huevo’, un coche patrulla se
aproximaba a los buzones de correo junto a la carretera.
Harry debió haberlo oído porque salió al mismo tiempo que
el alguacil salía del vehículo.
Harry presentó a los dos hombres y se dieron la mano.
«Encantado de conocerlo, alguacil Bernhard».
«Igualmente, Ben. Pero llámame Marty. Harry me dice
que podríamos tener un problema aquí».
«Espero que no, Marty». ‘Boomer’ informó al otro
hombre, y justo cuando estaba terminando las cosas, un
sedán de alquiler se detuvo en el camino. «Aquí está mi
respaldo».
Se hicieron más presentaciones cuando Devon y Marco se
unieron al grupo. Devon le dio una palmada en la espalda a
su compañero de equipo. «Entonces, ¿qué pasará ahora,
‘Baby Boomer’?».
‘Boomer’ gruñó, pero no mordió el anzuelo de las burlas.
Los chicos solo agregaban ‘Baby’ a su apodo cuando querían
sacarlo de quicio o aliviar las tensiones. En lugar de ponerse
sarcástico, les habló de la nota en el reverso de la foto. «Creo
que nuestra próxima parada es Mint Hill. Tiene que haber
alguna razón por la que Ivan usó esas dos imágenes como
pistas».
«Estoy de acuerdo. Tomará unas cuatro horas y media
para llegar allá, lo que significa que será demasiado tarde
para echar un vistazo esta noche. Podemos quedarnos en
casa de mis padres. Están en San Diego visitando a mi
hermano mientras su equipo está en INCONUS». [Nota de la
T.: INCONUS, Inside the Continental United States, es la
abreviatura en inglés de: “Dentro del territorio continental
de los Estados Unidos]. El más joven de la familia Sawyer,
Nick, había seguido los pasos de sus hermanos y era un SEAL
de la Marina en el Equipo Tres. Habían pasado unos meses
desde que había estado en suelo estadounidense.
Confundido, ‘Boomer’ miró a su jefe. «¿Por qué no
podemos hacer un salto de charco en el jet? Podemos estar
allí en menos de una hora».
«La hija de ‘CC’ se puso de parto hace unas dos horas con
su primer nieto. Estaba repostando combustible y se dirigía
de regreso a Tampa. Llamaré a Ian y le pediré que se ponga
en contacto con Chase. Puede enviar uno de sus aviones a
Charlotte para nosotros». Chase Dixon era propietario de
Blackhawk Security, y proporcionaba a Trident y otras
empresas, personal capacitado adicional o transportes si era
necesario.
«Está bien. Entonces será mejor que nos pongamos en
camino. Déjame buscar a Kat». Puso los ojos en blanco.
«Prepárate para más lágrimas mientras ella y su tía se
despiden».
Casi como uno solo, los otros hombres se estremecieron.
CAPÍTULO TRECE

E RAN POCO MÁS DE LAS SEIS DE LA TARDE CUANDO TODOS ENTRARON


en un bar no muy lejos de la casa de la familia Sawyer. Kat no
pudo evitar notar las miradas babeantes de la mayoría de las
mujeres hacia los tres hombres que la acompañaban. Los
chicos eran impresionantes solo por la altura y su físico, y
agregando sus caras bonitas, podía imaginar cuántas de las
mujeres desearían estar en su lugar en ese momento. Estaba
segura de que podrían cambiar de opinión si se enteraban de
que había gente tratando de secuestrarla y posiblemente
matarla.
Después de que se sentaron en una mesa, una bonita
mesera con tetas falsas coqueteó abiertamente con Benny,
Devon y Marco, pero solo este último le devolvió el coqueteo.
Por lo que le habían dicho a Kat, Devon estaba felizmente
comprometido mientras Marco estaba soltero. En cuanto a
Benny, solo parecía tener ojos para ella, y sintió un
hormigueo en el cuerpo cuando vio el calor en su mirada.
Esperaba que eso significara que él la deseaba tanto como
ella lo deseaba a él. Sin saber cuántos dormitorios había en la
casa de los padres de Devon, desconocía los arreglos para
dormir esa noche. Kat oró para que Benny y ella
compartieran una habitación.
«Entonces, Kat, ¿cómo era ‘Baby Boomer’ cuando era
niño?».
Miró a Devon divertida. «Sé que su apodo es ‘Boomer’
porque está entrenado en explosivos, pero ¿por qué lo llaman
‘Baby Boomer’?».
«Dos razones. Uno, porque es el chico más joven del
equipo. Y dos, porque lo odia».
Kat se rió cuando Benny puso los ojos en blanco.
«Entonces, por supuesto, cuanto más lo odia, más lo usa
todo el mundo».
Una sonrisa se extendió por el rostro de Devon. «Más o
menos, sí. Muchos de los distintivos de llamada recibidos en
el ejército no son los que hubiéramos elegido para nosotros
mismos. El mío es ‘Perro Maligno’, y aunque es una larga
historia, digamos que implicó mi casillero y el suministro de
un mes de Devil Dogs de Drake».
Ella rió. «¡Me encantan! Mamá siempre solía abastecerse
de esos y de Yodels». Miró al otro compañero de equipo de
Benny. «Entonces, Marco, ¿cuál es tu apodo o no tienes
uno?». [Nota de la T.: Devil Dogs (Perros Malditos) de Drake y
Yodels, son pastelitos rellenos cubiertos de chocolate].
«Tuve suerte con el mío, sin una historia vergonzosa
detrás. Recibí ‘Polo’ como en Marco Polo».
«Oh, ¡qué lindo!».
Los otros hombres se rieron entre dientes y Marco fingió
sentirse insultado. «La primera vez que alguien dice que mi
sobrenombre es lindo».
La mesera regresó con sus bebidas y Kat pensó que la
mujer se iba a derretir cuando Marco le guiñó un ojo. Pero
tan pronto como la rubia se alejó riendo, volvió su atención a
Kat. «Entonces, cuéntanos acerca de cuando ‘Baby Boomer’
era un delincuente juvenil. Danos un poco de buena mugre
que podamos usar contra él».
Pasaron la siguiente hora comiendo y contando historias.
Ella les contó sobre Benny, Alex y sus payasadas en el
bachillerato, y ellos le contaron lo que pudieron de sus días
en el ejército y en Trident. Rápidamente descubrió que las
burlas y las bromas pesadas eran una gran parte de las
relaciones de los compañeros de equipo. Cuando terminaron
de cenar, se dio cuenta de que se sentía más relajada de lo
que se había sentido en años.
Desde el bar, no les tomó mucho tiempo llegar a la casa de
los Sawyer. Mientras Benny seguía al otro coche de alquiler
por el largo camino de entrada, Kat no pudo evitar quedarse
boquiabierta al ver la… finca, supuso que podría llamarla así.
«¡Santo cielo! ¿Aquí es donde Devon e Ian crecieron?».
La gran casa ocupaba varias hectáreas de tierra, pero a
pesar de su tamaño, no era ostentosa. El césped estaba muy
bien cuidado, y árboles, arbustos y parterres de flores
salpicaban el paisaje, similar al lugar de su tía, pero a mayor
escala. Cuatro columnas estaban espaciadas uniformemente
a lo largo del frente de la casa de ladrillo y estuco, y ambos
vehículos estacionaron en el camino circular que rodeaba
una fuente.
«En realidad no. El Sr. y la Dra. Sawyer la compraron al
año después de que Dev se alistó. No estoy seguro de si
alguna vez has oído hablar de su padre en la costa oeste. Su
nombre es Charles, pero sus allegados lo llaman Chuck. Hizo
una fortuna en bienes raíces cuando sus hijos eran más
jóvenes, y ahora tienen casas por todas partes. La Dra.
Sawyer es cirujana plástica y ambos hacen mucho trabajo de
caridad, por lo que viajan mucho».
«Guau. El nombre no me suena familiar, pero no me
gusta mucho leer sobre personas que no conozco
personalmente».
«Visitan Tampa varias veces al año y nosotros los
visitamos cuando podemos. Han adoptado al resto del equipo
como propio. Te llevarás muy bien con ellos. Es la gente más
agradable del mundo. A pesar de las bonitas casas y
automóviles, nunca sabrías que están forrados de dinero.
Recuerdan lo que es ser una familia de clase media en
apuros».
Benny agarró sus bolsas de lona antes de seguir a Devon y
Marco al interior de la casa. Después de cerrar la puerta,
Devon reactivó el sistema de seguridad. «’Polo’, puedes
dormir en la habitación de Ian. ‘Boomer’, tú y Kat pueden
tomar las dos habitaciones al final del pasillo de arriba».
«Solo necesitamos una habitación».
Devon arqueó una ceja, pero no cuestionó la declaración.
«Okey. ¿Por qué no le muestras la habitación y yo iré a
revisar en la oficina? Veré si ‘Cabeza de Huevo’ dedujo algo
de aquellas letras y números».
Kat lo siguió por la elegante escalera y por el pasillo hasta
una de las habitaciones de invitados. Cerró la puerta detrás
de ellos, dejó caer sus bolsos, luego la atrajo a sus brazos y la
besó sin sentido. Ella perdió la noción del tiempo antes de
que él se apartara y luego la miró con ojos llenos de lujuria.
«He querido hacer eso todo el día».
Riendo, ella admitió: «Quería que hicieras esto todo el
día. Bueno, y algunas otras cosas».
Le pellizcó una nalga y ella chilló. «Tendrá que esperar.
Tengo que volver a bajar y averiguar si Brody tiene alguna
información para nosotros. ¿Por qué no te relajas o te duchas
y yo estaré de vuelta en un rato?».
Le dio un rápido beso en los labios, se volvió y se dirigió al
baño, balanceando las caderas de manera seductora. «No
tardes».

MIENTRAS K AT se duchaba y se preparaba para irse a la


cama, ‘Boomer’ se unió a sus compañeros de equipo en la
sala de entretenimiento, no sin antes domar la erección que
ella le había provocado. Un vaso de Jack Daniels lo estaba
esperando, y agradeció a Devon por su previsión. «¿Hay algo
de ‘Cabeza de Huevo’?».
«No, pero está ejecutando la secuencia a través de cada
programa de descifrado de códigos que tiene. Y algunos otros
que preferirías no saber que tiene acceso». El friki era uno
de los piratas informáticos más talentosos del negocio, y si el
FBI, la CIA y la NSA no podían tenerlo como uno de los suyos,
simplemente estaban agradecidos de que estuviera del lado
de la ley.
Marco estaba ocupando uno de los sillones reclinables y
tenía la televisión sintonizada para un partido de béisbol con
el volumen bajo. Cuando los otros dos tomaron asiento en
ambos sofás, sonó el teléfono de ‘Boomer’. Lo sacó del
bolsillo y miró la pantalla.
Llamada desconocida.
Eso no era inusual. «Michaelson».
«‘Boom-Boom’. ¿Qué está sucediendo?».
«Oye, Carter, ¿qué pasa?». ‘Boomer’ se sorprendió un
poco al escuchar al agente de operaciones encubiertas.
Habían pasado más de dos meses desde que lo había visto en
La Alianza, disfrutando de una noche de juego. T. Carter se
había hecho amigo cercano de los hombres de Trident
después de encontrarse con ellos en numerosas misiones a lo
largo de los años. Cada uno de ellos le debía estar en el lugar
indicado, en el momento oportuno en varias ocasiones. Casi
un año antes, si no hubiera sido por él, uno o más miembros
del equipo podrían haber sido asesinados por un
francotirador en el complejo de Trident. ‘Boomer’ no tenía
idea de en cuál de las agencias de alfabetización de Estados
Unidos trabajaba el hombre, pero por su experiencia y las
historias que había escuchado a lo largo de los años, estaba
contento de que Carter los apoyara. Se podría definir en dos
palabras: altamente mortífero.
«Esta mañana hablé con Ian y luego con Keon, y me
contaron lo que has estado haciendo en los últimos días.
Investigué un poco y encontré información para ti».
«Mierda, eres el mejor. Espera. ‘Polo’ y Dev están
conmigo. Déjame ponerte en altavoz». Pulsó el botón
correcto y dejó el teléfono en la mesa de café para que todos
pudieran escuchar la información. «Está bien, adelante».
La voz profunda del hombre retumbó desde el altavoz.
«Se rumorea que la propia gente de Sergei Volkov lo ha
atacado. Se sospechaba que estaba haciendo tratos debajo de
la mesa y no se lo decía a los que estaban por encima de él en
la cadena alimentaria. Se estaba volviendo codicioso y estaba
molestando a algunas personas. Una vez más, se rumorea
que su segundo al mando hizo el trabajo sucio y luego lo
reemplazó. Se llama Viktor ‘El Toro’ Denisovich, un malvado
hijo de puta. No es un chico con el que quieras joder. Se dice
que inmediatamente comenzó a buscar un tesoro
escondido».
«‘Tesoro escondido’ … ¿Qué diablos significa eso?».
«Aparentemente, hace muchos años, un contador suyo
murió junto con su familia en un accidente automovilístico…
¿les suena familiar?».
«Sí», respondió ‘Boomer’ con cautela. No le gustaba
adónde iba esto.
«Sí, bueno, tres días después de que supuestamente
mataron a este contador, una gran suma de dinero
desapareció de varias cuentas a las que este tipo tenía acceso.
Transferido al extranjero y luego a lugares desconocidos».
«¡Mierda!», escupió. «¿De cuánto dinero estamos
hablando aquí, Carter?».
«Quince millones».
«¿Qué? ¡Mierda!». ‘Boomer’ se llevó las manos al cabello
y casi se arrancó algunos trozos en señal de frustración e
incredulidad. «¡Puta madre! Iván robó quince millones de
dólares a la mafia rusa. ¿Estaba jodidamente loco?».
«Mi conjetura … es que fue su forma de venganza,
‘Boom’».
Marco asintió con la cabeza mientras Devon hablaba.
«Eso parece. Por lo que tengo entendido, Iván era un
hombre de familia sencillo. Parece que extrajo su venganza
de donde podía hacerles más daño: de sus bolsillos».
Aún tratando de entender este nuevo acontecimiento,
‘Boomer’ miró hacia el techo. «No lo entiendo. Por lo que
nos dijo Kat, ambos trabajaban y llevaban una vida de clase
media. Nada que indique esa cantidad de dinero. Entonces,
¿qué diablos hizo con él?».
«Esa es la gran pregunta. Carter, ¿alguna idea?», Devon
preguntó.
«Lo siento, ‘Perro Maligno’. Todo lo que sé es que Volkov
llevaba años buscando el dinero, a pesar de que los altos
mandos lo descartaron considerándolo una pérdida. Si me
entero de algo más, les avisaré».
«Gracias, amigo».
La llamada se desconectó y después de repasar algunas
cosas más con sus compañeros de equipo, ‘Boomer’ subió las
escaleras al dormitorio que compartía con Kat. No estaba
seguro de si debía darle esta noticia esta noche o esperar a la
mañana. Tenía que decírselo pronto porque había preguntas
para las que necesitaba respuestas. Al abrir la puerta, se
quedó paralizado ante la vista que tenía delante. Maldita sea,
era tan jodidamente hermosa que lo dejó sin aliento.
Kat estaba sentada en la cama de tamaño matrimonial con
nada más que una suave toalla verde. Sus brazos y piernas
desnudos brillaban con loción recién aplicada y el aroma
tropical de los cocos flotaba en el aire. Debía ser del alijo de
invitados de la Dra. Sawyer porque era diferente de lo que Kat
había usado antes en el B&B. Se estaba pasando un cepillo
por el cabello secado con la toalla, luchando por deshacerse
de algunos nudos. ‘Boomer’ cerró la puerta y caminó
deliberadamente hacia ella tendiéndole la mano. «Déjame
hacerlo por ti».
La sorpresa apareció en sus ojos, pero le entregó el cepillo
y luego se volvió de espaldas a él. Sentado detrás de ella,
tomó una sección de sus largos mechones y deslizó las
cerdas a través de ellos. Cuando se topaba con un obstáculo,
se aseguraba de no lastimarla mientras comenzaba a liberar
los mechones de color marrón claro. Sin decir palabra,
continuó, sección por sección, hasta que el cepillo fluyó
fácilmente con cada pasada.
«Ya está. Listo».
Cuando lo miró por encima del hombro, no había duda de
la excitación en su mirada. Su voz era baja y ronca cuando
preguntó: «¿Cómo hiciste eso?».
Sus ojos se entrecerraron en confusión. «¿Hacer qué?».
«Convertiste algo que hago todos los días en algo erótico.
Pensé que solo los chicos de las novelas románticas hacían
cosas así».
‘Boomer’ sonrió y se inclinó para lamerle la oreja. «No
has visto nada todavía, ‘Gatita’».
Animado por el escalofrío que la recorrió, él movió su
cabello húmedo hacia un lado y ella inclinó la cabeza para
darle un mejor acceso a su cuello. Besó, lamió y mordisqueó
la piel sensible, mientras estiraba la mano y tiraba de la
toalla para liberarla de su cuerpo. Llevó una mano a su
pecho, tiró y rodaba sus dedos en el pequeño pico duro hasta
que ella se retorció y le suplicó más.
«¿Confías en mí, ‘Gatita’?», le susurró al oído mientras
sus manos continuaban aumentando su excitación cada vez
más alto.
Jadeaba mientras su espalda se arqueaba de placer. «Oh,
Dios, sí. Sí, confío en ti».
Él gruñó y besó su hombro desnudo. Al escanear la
habitación, ‘Boomer’ vio lo que necesitaba. Corrió hacia las
puertas francesas que conducían a un pequeño balcón y quitó
una de las cuerdas con borlas que sujetaban las pesadas
cortinas. Era perfecto para lo que quería hacerle.
Regresó a ella, se rió entre dientes ante la expresión de
ojos saltones en su rostro. «Te lo prometo, cariño, te va a
encantar esto. Pon tus manos detrás de tu espalda». Se
alegró cuando ella solo dudó una fracción de segundo antes
de hacer lo que le pedía. Con facilidad práctica, aseguró sus
muñecas juntas, luego revisó para asegurarse de que la
cuerda no estuviera demasiado tensa. El material utilizado
para crear la trenza carmesí era suave y sedoso, por lo que no
tenía que preocuparse de que rozara su tierna piel.
Acarició su mejilla. «Tu palabra de seguridad es ‘rojo’. Si
te asustas o algo no te parece bien, di ‘rojo’ y te desataré de
inmediato. ¿De acuerdo?». Por ahora lo mantendría simple,
como un interruptor de encendido y apagado. A medida que
avanzaran las cosas entre ellos, él introduciría la palabra de
seguridad ‘amarillo’ que ella usaría para ralentizar las cosas
antes de continuar.
«De acuerdo».
«Mmm. Esa era la regla número dos. La regla número
uno es no menospreciarte. Ahora, la regla número tres es que
cuando jugamos así, quiero que me llames Señor o Amo.
¿Puedes hacer eso por mí, ‘Gatita’?».
«Sí. Sí, Amo».
Se inclinó y rozó sus labios con los de ella. «Maldita sea,
suena tan bien saliendo de tu boca. Dilo otra vez».
Su lengua se asomó para humedecer sus labios. «Sí,
Amo».
‘Boomer’ gruñó como una bestia que acaba de sentir que
su pareja estaba en celo. Él aplastó su boca contra la de ella,
manteniéndola en su lugar sujetándola por el cabello. Los
labios se fundieron, los dientes chocaron y las lenguas se
batieron en duelo mientras él se deleitaba con su sabor. Su
polla era gruesa y dura en sus jeans, pero no estaba listo para
tomarla… todavía. Primero tenía algunos planes deliciosos y
sucios para ella.
De repente, se separó. Había otro par de labios que quería
reclamar. Sacó su billetera del bolsillo trasero, la colocó junto
con su arma en la mesita de noche. Fue entonces cuando vio
la caja de condones que habían agarrado antes mientras
estaban echando gasolina en una parada de camiones. Agarró
uno, sonrió cuando se dio cuenta de que ella le había abierto
la caja. Qué chica tan traviesa.
Se desnudó rápidamente, se recostó en la cama, la levantó
y la colocó de modo que estuviera sentada sobre su rostro.
Sus piernas estaban al lado de sus orejas y su centro, a pocos
centímetros por encima de su boca. Su olor lo estaba
volviendo loco, pero antes de que comenzara su banquete, él
le dijo: «La regla número cuatro, ‘Gatita’, es no venirte sin
permiso. Concéntrate mucho y podrás hacerlo. Cuanto más
aguantes, más complacido estaré. Y cuanto más me
complazcas, más fuerte te correrás cuando te lo permita».
Kat gimió de necesidad y su coño se mojó más con eso.
«S-sí, Amo».
«Puedes hacer algo de ruido si es necesario. Los chicos
están al otro lado de la casa». Él se rió entre dientes y frotó
la barba incipiente contra la parte interna del muslo de ella.
«Simplemente no grites demasiado fuerte, de lo contrario,
pueden pensar que estamos en problemas aquí».
«O-está bien. Por favor».
«Mmmm. Me gusta esa palabra. ¿Por favor, cariño? Dime
lo que quieres y tal vez sea amable y te lo dé».
Todo su cuerpo se sonrojó y sus muslos temblaron de
anticipación. «Oh, Dios. Por favor, um… por favor lámeme».
«Lamerte, ¿dónde?», bromeó.
«E-Ahí. Entre mis piernas».
«Uh-uh, ‘Gatita’. Puedes hacerlo mejor que eso. Tenemos
que trabajar en tu discurso sucio en el dormitorio. Pídeme
que te coma tu dulce coño». Sus manos se movieron desde
sus caderas hasta sus nalgas, y las apretó y masajeó. «Piensa
en todos esos libros traviesos que lees. Dile a tu Amo lo que
quiere escuchar».
Cerró los ojos y tragó con fuerza, pero él no haría otro
movimiento sin su solicitud verbal. «Por favor, Benny…
Quiero decir, Amo. Por favor come mi… mi dulce coño».
«Con mucho gusto, nena. Con mucho gusto».

BENNY TIRÓ de ella hacia abajo y ella gritó en el


momento en que sintió que su boca besaba los labios de su
vagina. Alternaba y succionaba cada uno, luego los lamió y
mordisqueó. Su lengua pasó por su raja, mientras su nariz
chocaba contra su clítoris. Kat se dio cuenta de repente de
por qué había sujetado sus manos. Ella estaba a su merced y
solo podía, literalmente, sentarse allí y aguantar. Él la
provocaba, la atormentaba y la torturaba. Sus fuertes manos
la sostuvieron en su lugar mientras ella trataba de retorcerse
y apretar su montículo contra su boca.
«Más, oh por favor, más. No te detengas, no te
detengas». Sus propias palabras le sonaban incoherentes y
esperaba que tuvieran sentido para él. Detrás de ella, sus
manos encontraron la piel de su pecho y la rascó. Las
sensaciones la bombardearon mientras años de frustración
sexual salían a la superficie. Su lengua hizo más por ella de lo
que nunca había hecho su vibrador. Si no fuera por sus
manos sosteniéndola, se habría caído de bruces sobre el
colchón. La llevó cada vez más alto. ¡Oh Dios, estaba tan
cerca!
Su lengua la empaló y ella se hizo añicos en un millón de
pedazos. Su cuerpo se estremeció con el impacto. Arriba era
abajo, abajo era arriba. Nada tenía sentido mientras una ola
tras otra se abatía sobre ella. Luces blancas y puntos negros
llenaron su visión y pensó que se iba a desmayar. Se elevó a
los cielos y regresó. ¿Cómo había vivido toda su vida sin
saber lo que era volar?
¡Oh, mierda! Eso no se suponía que iba a pasar, ¿verdad? Él le
había dicho que no se viniera sin permiso. «Lo-lo siento»,
sollozó y jadeó, su cuerpo todavía se tambaleaba.
‘Boomer’ la movió hasta que estuvo sentada sobre su
pecho. Su boca y barbilla estaban cubiertas con sus jugos, y
lamió lo que pudo alcanzar. «Shhh. Está bien, nena.
Podemos trabajar en eso». Él se rió. «Después de todo, la
práctica hace al maestro. Y planeo practicar contigo una y
otra vez. Pero la próxima vez, ‘Gatita’, serás castigada si me
desobedeces. Y tus castigos consistirán en que mi mano te
azote el trasero desnudo hasta que me supliques que te
folle».
Sus palabras casi la hicieron correrse de nuevo. La idea de
él colocándola sobre su regazo era algo en lo que había
estado pensando desde que le dio una nalgada en el trasero la
noche anterior. Ella lo vio agarrar el condón que había tirado
en la cama y su sexo tembló. Nunca había conocido tanta
lujuria y deseo. Se acercó a ella y se cubrió antes de que sus
manos agarraran sus caderas y la colocaran sobre su eje
duro. Kat se puso de rodillas para darle espacio y gimió
mientras él frotaba la punta a lo largo de su raja. Su cuerpo
se rindió a él mientras él avanzaba poco a poco hacia su
estrecho canal. El arrastre de su polla contra sus paredes era
puro cielo.
Benny la bajó lentamente hasta que estuvo
completamente sentada sobre él, luego la mantuvo allí.
«¡Oh, joder, mujer! Me estás quemando vivo. No voy a ser
capaz de tomarme esto con calma por mucho tiempo,
cariño».
Cada nervio en Kat estaba vivo. Cada deslizamiento y
contracción de su polla era una dulce tortura. Sus paredes se
tensaron y le encantó cómo lo hacía gemir. «No quiero que
sea lento», jadeó. «Rápido … Por favor … rápido».
«Gracias, ¡joder!».
Apretó el agarre en sus caderas, comenzó a subirla y
bajarla al ritmo de sus embestidas. Esta posición se sentía
tan diferente a la de anoche, y rápidamente sintió que su
orgasmo aumentaba. Con sus manos todavía detrás de ella,
su pecho fue empujado hacia adelante y sus tetas rebotaban
con cada movimiento. La atrajo hacia abajo sobre su torso y
tomó uno de los orbes en su boca. El doble asalto a su coño y
pezón la hizo rogar. «¡Oh, mierda! Oh, Benny… Amo … más,
por favor. Dios mío, voy a hacerlo… Oh, por favor … Necesito
… oh, ayúdame… Necesito … Por favor …».
Sintió una de sus manos deslizarse entre ellos y cuando
sus dedos encontraron su clítoris, dejó de chupar su pezón
solo el tiempo suficiente para ordenarle, «Vente, ‘Gatita’.
Vente por mí».
Él pellizcó su clítoris al mismo tiempo que sus dientes
mordían su tenso pico y ella comenzó a caer. «¡Oh …! ¡Oh …!
¡oh, miiiiiiiierda!».

‘BOOMER’ vio como ella descendía en espiral hacia el


olvido mientras él continuaba golpeándola desde abajo. Su
coño era su hogar y no había ningún otro lugar donde
quisiera estar. Sus bolas se tensaron mientras su espina
dorsal se estremecía. Unas cuantas estocadas más y él estaría
allí.
«Joder, nena, sí… oh, maldita sea… aaaaahhhhhhhh,
¡mierda!». Su cuerpo se puso rígido cuando su semilla llenó
la delgada barrera entre ellos. Sus paredes estaban
ordeñando hasta la última gota de él, y se derritió encima de
él. Redujo su ritmo hasta detenerse, jadeando por respirar.
Sudaba, jadeaba, temblaba, se sacudía y juró que tardaría
horas en recuperarse.
‘Boomer’ extendió la mano y desató sus muñecas. Sus
manos masajearon sus brazos hasta los hombros,
asegurándose de que su circulación no se hubiera cortado.
«¿Estás bien, nena?».
«Mm-hmm».
Se reía y extendió la mano entre ellos y apretó el borde del
condón antes de sacarlo. Ella gimió en protesta cuando él la
rodó sobre su costado. Se inclinó hacia ella, le besó la nariz
respingona. «Vuelvo enseguida».
«Mm-hmm».
Regresó momentos después con una toallita. «Abre las
piernas por mí, ‘Gatita’».
«Mm-hmm».
Resopló divertido, comenzó a limpiarla. «¿Mm-hmm?
¿Eso es todo lo que puedes decir?».
«Mmm», murmuró. «Me sacaste el diccionario de la
cabeza. No puedo pensar».
Sonrió y arrojó la tela al baño, donde aterrizó en el suelo
de baldosas. Retiró las sábanas, la levantó y colocó su cuerpo
saciado en su lado de la cama y se acurrucó detrás de ella.
Sus nalgas acunaron su pene suavizado mientras apretaba su
cadera. Una vez que esta locura estuvo detrás de ellos, planeó
preparar su trasero para que la tomaran. Esperaba como el
infierno que no estuviera en su lista de límites estrictos.
¡Carajo! ¿Cómo diablos se suponía que iban a hacer planes
para el futuro con una etiqueta con precio de quince millones
de dólares colgando sobre su cabeza? No queriendo estropear
su satisfacción, decidió esperar hasta la mañana para
contarle sobre el dinero. Aunque, ella no le había dado
muchas opciones cuando se dio cuenta de que su respiración
se había vuelto superficial y se había quedado dormida. La
mantuvo cerca, le tomó un pecho y cerró los ojos.
CAPÍTULO CATORCE

K AT SE DESPERTÓ SUDANDO , Y LE TOMÓ UN MOMENTO COMPRENDER


que era el calor corporal de Benny lo que la había hecho
arrancarse las sábanas. Cuando él no se movió ni dijo nada,
ella se dio cuenta de que todavía estaba dormido mientras la
acurrucaba por detrás, con el brazo anclado alrededor de su
cintura. El sol de la mañana se asomaba a través de las
cortinas que cubrían los cristales transparentes de las
puertas francesas, y tuvo la repentina necesidad de usar el
baño. Cuando trató de salir de la cama, su brazo se apretó
alrededor de ella y su mano encontró su pecho y apretó. Se
mordió el labio y volvió a intentarlo. Esta vez, cuando ella se
movió, la mano se dirigió hacia el sur hasta su pelvis y sus
caderas se movieron hacia adelante. Su tronco matutino
estaba ahora acurrucado en la parte inferior de su nalga y
bombeó unas cuantas veces más, gimiendo, pero todavía
dormido.
¡Mierda! Se sentía tan bien, qué travieso, pero si no se
levantaba pronto, su vejiga iba a protestar. «¿Benny?». Ella
le sacudió el brazo. Por supuesto, todo lo que consiguió fue
hacer de nuevo que él clavara su erección contra su carne.
Levantó la voz un poco más y volvió a intentarlo. «Benny,
tengo que levantarme».
«¿Por qué?», murmuró.
«Tengo que usar el baño».
Lentamente, la soltó y ella se arrastró fuera de la cama.
Estaba a medio camino de la puerta cuando él preguntó:
«¿Qué hora es?».
Kat miró el reloj de la mesita de noche. «Las siete y
cuarto», le dijo antes de entrar al baño.

‘BOOMER’ se puso de espaldas gimiendo y vio su culo


desaparecer en el baño. Agarró su polla rígida y le dio
algunos frotamientos, luego se rascó las bolas. Detrás de la
puerta ahora cerrada, el inodoro se descargó y luego escuchó
el sonido de la ducha. Se quedó allí durante un minuto,
dejando que la niebla matutina se despejara de su cerebro
cuando se le ocurrió una idea. Esta vez no tenía que
preocuparse de lo que pensaría si se unía a ella. Se quitó las
sábanas, cruzó la habitación y se alegró de encontrar la
puerta abierta. Decidido a divertirse un poco, usó su
entrenamiento de sigilo y poco a poco entró al lugar. El vapor
había llenado la habitación, pero a través del espejo aún
podía distinguir su forma desnuda entrando en la ducha. Era
una cabina abierta detrás de gruesos bloques de cristal sin
puerta, ni cortina que cerrar.
Kat estaba de espaldas a él, cuando entró en el baño y
cerró la puerta tras de sí. Silenciosamente, se acercó a la
abertura de la ducha, entró y se apoyó contra la pared de
azulejos. Observó cómo ella inclinaba la cabeza hacia atrás y,
con los ojos cerrados, dejaba que el agua se deslizara por su
rostro, cuello, hombros y más abajo. Sus ojos siguieron los
retorcidos chorros de líquido mientras sus manos se
apartaban el cabello húmedo de la frente. Un riachuelo fluyó
por su columna y desapareció en la rendija de su trasero. Y
aún seguía de espaldas a él.
El pulso de ‘Boomer’ se aceleró mientras sus párpados y
sus testículos se volvían pesados. Agarró su polla dura y
gruesa, la acarició lentamente mientras la veía agarrar una
esponja rosa y una botella de gel de baño. El olor a cocos
llenó el aire y lo puso aún más duro, recordándole lo bien que
olía anoche. La esponja vegetal estaba ahora enjabonada y las
burbujas de jabón comenzaron a cubrir su piel. Tiró de su
polla, y el líquido pre seminal rezumaba mientras su mirada
seguía el bulto rosado que pasaba por cada centímetro de su
piel. Abrió las piernas y gimió ruidosamente mientras se
enjabonaba el coño. ‘Boomer’ se mordió el labio tratando de
permanecer en silencio.
«¿Vas a quedarte ahí todo el día, mirándome y jugando
contigo mismo?».
Una sonrisa se extendió por su rostro. «¿Cómo sabías que
estaba aquí, pequeña provocadora?».
Se giró y le dedicó una sonrisa descarada. «Sentí el aire
más fresco cuando abriste la puerta. Y también tengo una
gran visión periférica». Continuó pasando la esponja vegetal
por todo el cuerpo mientras observaba su mano subir y bajar.
«¿Estás adolorida esta mañana? Sé honesta, porque
anoche me montaste bastante duro».
Un rubor se extendió por sus mejillas mientras asentía.
«Está bien, ‘Gatita’. Puedo ocuparme de eso…», su
barbilla se inclinó hacia su ingle, «…mientras tú terminas de
lavarte allí».
Kat se mordió el labio inferior, su lengua acarició el
superior. «O podría… ya sabes …».
‘Boomer’ resopló divertido. «Tendremos que trabajar en
tu vocabulario travieso. El ‘ya sabes’, ¿significa que te estás
ofreciendo a chupármela?».
Mantuvo sus ojos en la mano de él mientras continuaba
moviendo lentamente su polla, arriba, encima, atrás y abajo
en un ritmo hipnotizante. «Anoche fue la primera vez que lo
hice… ya sabes, pero he leído muchos libros, así que solo
estaba haciendo lo que decían».
«Bueno, hiciste un buen trabajo. Me encantó follar tu
boca, pero esta vez quiero bajar por tu garganta. ¿Crees que
puedas soportarlo?».
«Yo … no lo sé, pero quiero intentarlo… Amo».
‘Boomer’ gruñó. «Joder, me encanta escuchar eso de tus
labios. Siéntate en el banco, nena y déjame enjuagarme muy
rápido. Entonces, voy a follar tu dulce boca».
El banco de azulejos empotrado estaba en dos secciones
separadas, una más alta que la otra. La más baja tendría la
altura perfecta para que ella se sentara mientras le hacía una
mamada. Él tomó la esponja rosa de su mano y enjabonó su
cuerpo, tomándose más tiempo para limpiarse la polla y sus
bolas para ella. Después de enjuagar la espuma, se acercó a
ella. Ella se lamió los labios y él gimió mientras guiaba su
dolorida polla hacia su boca que la esperaba. «Chúpalo,
nena. Como si fuera una paleta».

LA LENGUA DE KAT se deslizó por la gruesa vena en la


parte inferior y Benny siseó. «Oh, sí. Hazlo otra vez».
Animada, Kat comenzó a lamer comprometida. Lo
agarraba por la raíz y ahuecaba su saco, recordaba de la
noche anterior cómo él le había dicho que le gustaba. Una
gota de líquido preseminal apareció en la punta y pasó la
lengua por ella. Estaba salado, pero eso fue todo lo que
registró en sus papilas gustativas.
Su mano agarró su cabello mojado y la atrajo hacia su
ingle. «Abre grande. Llévame lo más lejos que puedas».
Su boca formó una ‘O’ y envolvió sus labios alrededor de
su dura carne. Tuvo cuidado de no lastimarlo con los dientes,
lo chupó como si fuera una pajita en una malteada.
Gimió y comenzó a empujar sus caderas, obligándola a
tomar un poco más de él cada vez. Estaba tan ancho que no
estaba segura de poder meterlo todo en la boca, pero quería
intentarlo. Giró su lengua alrededor de él e hizo que él
apretara su agarre en su cabello, y el dolor de su cuero
cabelludo fue directo a su clítoris, haciéndolo palpitar de
necesidad. No le importaba si estaba adolorida y se llevó una
mano a su montículo.
«Uh-uh, ‘Gatita’. No dije que pudieras jugar contigo.
Guarda eso para mí. Te atenderé después de que me corra en
tu boca».
Ella gimió alrededor de su polla. Necesitaba tocarse a sí
misma, pero quería complacerlo más. Su mente se había
concentrado en su clítoris y perdió la noción de lo que estaba
haciendo. Kat se atragantó y tosió cuando la punta de él
golpeó la parte posterior de su garganta. Reflexivamente, su
mandíbula se cerró un poco y él sacudió las caderas.
«¡Mierda, cariño, cuidado con esos dientes!».
Lo soltó y sus ojos se llenaron de disculpa. «¡Lo siento!
No quise que…».
«Shhh. Está bien. Esto es algo que tienes que practicar.
Me contendré un poco para que no te ahogues. ¿De
acuerdo?».
Kat asintió y volvió a intentarlo. Esta vez mantuvo su
mente en lo que estaba haciendo porque no quería morderlo.
Su mano la guió y ella siguió su ejemplo. Lento al principio,
sus embestidas gradualmente se hicieron más rápidas y
cortas.
«Voy a venirme, cariño. Traga lo que puedas».
«Mm-hm».

LAS BOLAS DE BOOMER se tensaron y aparecieron


manchas negras ante sus ojos. «¡Oh, mierda! Maldita sea, te
sientes tan bien. Traga, nena».
Boomer disparó su carga en su boca, y casi de inmediato
Kat comenzó a ahogarse.
«¡Mierda!». Rápidamente se retiró y el resto de su semen
la golpeó en la cara y el cuello. Lo que le había metido en la
boca volvió a salir mientras escupía en el suelo de la ducha.
Tosía y escupía, ella lo miró con horror cuando él se arrodilló
ante ella. Usó sus manos para limpiarle la cara, usando el
agua que aún fluía del cabezal de la ducha. «Shhhhh. Nena,
está bien. Shhh. Respira, ‘Gatita’, respira por la nariz».
«Yo …». Su voz era apenas audible mientras trataba de
recuperar el aliento. Sus ojos rojos y llorosos intentaron
enfocarse en él y no lo consiguieron. Tosió un par de veces
más y finalmente se aclaró la garganta. «Lo siento».
‘Boomer’ la tomó en sus brazos y apoyó la cabeza en su
hombro. Sus manos frotaron arriba y abajo de su espalda.
«No hay razón para lamentarlo, cariño. No hay motivo. La
mayoría de las mujeres hacen lo mismo la primera vez. Debí
habértelo advertido. El sexo se vuelve descuidado a veces… la
mayoría de las veces. Y tragar semen no es para todos. Pero
estoy orgulloso de ti por intentarlo. ¿Estás bien?».
Ella tomó una respiración entrecortada. «¿Yo-yo creo que
sí?».
Se echó hacia atrás, la miró y sonrió. «Supongo que no
fue lo que esperabas».
«Para nada». Ella se rió y se secó las últimas lágrimas.
«Lo siento, pero en los libros, siempre escriben lo dulce y
delicioso que es, y no lo es». Ella hizo una mueca. «Lo
siento, no quise insultarte».
‘Boomer’ se puso de pie y la ayudó a levantarse también.
«Ven aquí. Vamos a limpiarte de nuevo. Y no me siento
insultado. Eso es una cosa sobre esos libros románticos…
todo es perfecto en ellos. En realidad, algunas personas
encuentran el semen amargo y salado, mientras que otras
disfrutan el sabor».
Mientras se lavaban, la vergüenza de Kat por el incidente
pareció desaparecer de su cuerpo. Quiso devolverle el placer
que había recibido, le puso la mano entre las piernas, pero
ella siseó y le agarró la muñeca. «No. No lo hagas».
«¿Te duele?».
«Sí, lo siento».
Su mano agarró su barbilla y se aseguró de que sus ojos
estuvieran fijos en él. «Deja de decir que lo sientes, ‘Gatita’.
Todo lo que experimentas es normal. Deja de vivir en esos
mundos de fantasía por un minuto. El sexo es sucio,
desordenado y, sí, a veces un poco doloroso. Pero espero
poder mostrarte cómo el dolor se puede convertir en placer.
Sé que estás leyendo el libro de Kristen y, por lo que he leído,
ella hace un buen trabajo al hacer que sus escenas de sexo
sean fieles a la realidad. Si tienes preguntas, cuando
lleguemos a casa será la persona indicada con quien hablar».
«¿Kristen? ¿Quieres decir que conoces a Kristen Anders?
¿Has leído sus libros?».
Casi sonrió ante la insinuación de celos en su voz. «Solo
he hojeado las escenas de sexo, y sí, la conozco. Excepto que
pronto será Kristen Sawyer. Es la prometida de Devon y
sumisa».
Los ojos muy abiertos le devolvieron la mirada. «¡Ay Dios
mío! No lo sabía. ¿Por qué no me lo dijiste?».
Juguetonamente le dio una palmada en el pecho y luego cerró
el agua. Se volverían ciruelas pasas si se quedaban más
tiempo ahí.
‘Boomer’ tomó una de las toallas para invitados del
estante fuera de la regadera y la envolvió con ella antes de
tomar otra para él. «Lo siento, tenía otras cosas en la
cabeza».
«Como que la gente nos dispara y esas cosas». Su voz se
había vuelto más tranquila, como si la realidad de los últimos
días hubiera vuelto a ella apresuradamente.
Con una mueca, la siguió al dormitorio para vestirse. «Sí,
cosas así».
Diez minutos más tarde, se reunieron con Devon y Marco
en la gran cocina comedor. Los dos miraron a ‘Boomer’ y él
negó con la cabeza; no, aún no se lo había dicho. Cuando se
acomodaron con café y bagels en la mesa, le apretó la mano.
«Kat, averiguamos algo de información anoche y tenemos
algunas preguntas para ti».
Con cautela, dejó la taza de café que acababa de tomar.
«Bien. Dispara».
«¿Qué pasó en los días posteriores al accidente?».
El color se filtró de su rostro y él apretó su mano de
nuevo. Tomó una respiración profunda, se tomó un
momento para recordar ese terrible momento. «Um… el FBI
nos llevó a un hospital para que nos atendieran y luego hizo
los arreglos necesarios para que nos declararan…». Ella
tragó saliva. «Um… declararan muertos. Nos sacaron de allí
y nos llevaron a una casa de seguridad. Después de cada
veinticuatro y cuarenta y ocho horas nos cambiábamos de
casa. Estaba tan aturdida y molesta que ni siquiera sabía
dónde estábamos».
«Está bien, nena. ¿Recuerdas si tu papá tenía acceso a
una computadora?».
Ella sacudió su cabeza. «Yo no … no lo recuerdo. Lo
siento. Recuerdo que se llevaron nuestros teléfonos móviles y
teníamos televisión, pero no, no creo que tuviéramos una
computadora. Sin embargo, es posible que uno de los agentes
haya tenido una. Fue hace tanto tiempo que, sinceramente,
no lo recuerdo. ¿Por qué? ¿Qué hizo mi padre?».
Las lágrimas en sus ojos lo estaban matando. «Creemos
que unos días después del accidente, tu padre robó dinero de
las cuentas de los rusos de las que se hacía cargo. ¿Te dio
alguna indicación de que había ganado una gran suma de
dinero a lo largo de los años?».

«OH. MI. DIOS. NO … NO … ¡NO!». La ira hirvió dentro


de Kat mientras negaba con la cabeza. ¿Cómo pudo su padre
haberle hecho esto? Tenía que ser por eso que esos hombres
la perseguían. «Teníamos una cuenta conjunta en el banco.
El único dinero que había era el que nos habían dado los
alguaciles para empezar de nuevo, y nuestros cheques de
pago se depositaban directamente. Hasta donde yo sé, era la
única cuenta que tenía. ¿Cuánto …? ¿Cuánto dinero se
llevó?».
Cuando Benny no le respondió de inmediato, miró a
Marco y luego a Devon. «¿Como cuanto?».
«Quince millones de dólares», le dijo Devon en voz baja.
Cualquiera que fuera el color que había regresado a su
rostro, volvió a drenar. Saltó de su asiento y comenzó a
caminar por la cocina, con las manos levantadas con
incredulidad. «Quince … quince millones. ¡Puta madre! ¡Dios
mío! ¡Maldito! ¡Mierda! Papá, ¿qué diablos hiciste? ¡Quince
millones de dólares! Dónde … dónde …».
Devon interrumpió su perorata con su voz
tranquilizadora. «Es lo que tenemos que averiguar, Kat. Por
lo que nos dijo nuestro contacto, Sergei Volkov fue asesinado
por su propia gente. Un hombre llamado Viktor Denisovich se
ha hecho cargo, y creemos que es él quien quiere encontrarte
a ti y el dinero».
«¡Pero no sé dónde está!».
Benny se puso de pie y la abrazó. Sus fuertes brazos y
calor corporal la calmaron instantáneamente. «Ellos no
saben eso, Kat. Pero tu padre nos dejó pistas que, con suerte,
nos dirán dónde está el dinero».
«Y si no lo encontramos, ¿entonces qué?», gritó en su
hombro.
«Un paso a la vez, nena. Encontraremos una salida a esto.
Un paso a la vez».
CAPÍTULO QUINCE

«¿V IKTORR ? S OY R USLAN ».


«¿Qué es lo que tienes parrra mí?».
«Hemos rrrastreado el alquileggr hasta el negocio en
Tampa. Tridengg Securggity. Antiguos militarges. Lugarrg
bien rgesguargdado. Grrrupo parrranoico».
«¡Blyat! ¿Alguna señal de niña?».
«Nyet». (No).
«Seguirrr mirrrando. Yo quierrgo ese dinerrgo. Mata a
cualquierrga que entrrre en caminog».
«Horosho». (Bien).
Viktor ‘El Toro’ colgó el teléfono y lo arrojó sobre su
escritorio. Estaba tan cerca de conseguir el dinero que años
atrás el maldito contador le había robado a Sergei ‘El Lobo’.
Hace mucho tiempo, los superiores se habían dado por
vencidos, a pesar de que era mucho dinero, porque tenían
mucho que perder. Pero gracias a un talentoso friki en
informática, quince millones de dólares finalmente estaban
al alcance de Viktor. Cuando recibió el visto bueno para
deshacerse de Volkov, renovó sus esfuerzos para encontrar a
Ivan Maier. Doce años atrás, con un poco de dinero invertido
en la dirección correcta, supieron que el contador y su hija
habían sobrevivido al ‘accidente’. Desafortunadamente, el
rastro se había perdido después de algunos avistamientos.
Ahora, con un programa de reconocimiento facial, estaba de
nuevo a la caza. Y esta vez, tendría éxito.
LOS DOS VEHÍCULOS DE ALQUILER se detuvieron en el
terreno olvidado. Junto con las propiedades circundantes,
había sido abandonado hacía mucho tiempo. Unos pocos
graneros y casas en ruinas, construidos durante siete
décadas en el pasado, salpicaban el área. Brody había podido
piratear las computadoras del gobierno local y obtener las
coordenadas de la casa de la infancia de Ivan Maier, o lo que
quedaba de ella. Irina tenía razón. Todo lo que quedaba de la
antigua casa eran los cimientos, trozos de madera
carbonizados y una chimenea de ladrillos. Malas hierbas y
algunos animales de la zona se habían asentado en las
ruinas.
Los cuatro salieron de los vehículos y miraron
consternados lo que tenían ante ellos. Una brisa hizo volar el
cabello de Kat en varias direcciones y rápidamente lo recogió
en una cola de caballo con una banda que sacó de su bolsillo.
«¿Y ahora qué? ¿Qué estamos buscando?».
‘Boomer’ le tendió la mano. «Cuida donde pisas. Hay
muchos escombros viejos alrededor, y no puedes verlos bien
con estas malditas malas hierbas».
Cuando ‘Boomer’ la acercó más a los cimientos, Marco
saltó a lo que había sido el sótano. Parecía que el área era un
lugar frecuentado por jóvenes sin nada mejor que hacer.
Botellas de cerveza vacías, latas de refrescos, basura y
algunos condones usados cubrían el área. Devon rodeó el
área alrededor de los cimientos e inspeccionó la chimenea
antes de unirse a su compañero de equipo en el agujero. En
lugar de saltar, empujó a un lado una puerta de metal inútil y
tomó unas escaleras de cemento que una vez condujeron al
patio trasero.
Desde los antiguos escalones de la entrada, ‘Boomer’ y
Kat escanearon el área de abajo. «¿Hay algo?».
«Aparte de toda esta mierda, ‘Boom’, no veo nada fuera
de lugar», le dijo Marco mientras pateaba algunos
desperdicios. «O ha desaparecido hace mucho tiempo o está
bien escondido. ¿La tía de Kat no mencionó algo sobre un
refugio subterráneo o un pozo en la propiedad?».
Kat sacó su teléfono celular. «No, no lo hizo, pero puedo
llamarla».
‘Boomer’ estuvo de acuerdo. «Es una posibilidad, pero
había otras fotos de esta propiedad en el álbum. Por alguna
razón escogió las que fueron tomadas frente a la casa».
Pasaron los siguientes veinte minutos buscando por
encima y por debajo del suelo, y Kat hacía varias llamadas a
su tía cada vez que tenían preguntas. Frustrado, pero no
dispuesto a rendirse, ‘Boomer’ saltó al sótano.
Devon se acercó a donde aterrizó su compañero de equipo
y le tendió la mano. «Déjame ver la foto de nuevo».
«Toma». Le dio la foto a su jefe y la examinaron juntos.
El joven Iván estaba de pie en la esquina de la casa, donde los
lados del frente y de la chimenea se unían. Nada destacaba, y
Devon le dio la vuelta para ver la escritura al reverso.
«Carajo». ‘Boomer’ levantó las manos con irritación y
giró en círculo. «¿Iván no pudo marcar con una puta ‘X’ el
lugar?».
Los demás murmuraron estando de acuerdo mientras se
paraba frente a lo que quedaba de la chimenea en el primer
piso. Tenía que haber algo que se les escapaba. Inclinó la
cabeza hacia atrás y miró al cielo como si tuviera las
respuestas. El sol de la mañana todavía estaba sobre su
hombro derecho. ¡Hijo de puta! Comprobó rápidamente la
brújula de su reloj militar y luego volvió a mirar hacia la
chimenea.
«¡Puta madre! Creo que lo tengo». Rezó para que su
epifanía fuera correcta, trepó por las escaleras hasta el patio
trasero y corrió alrededor de los cimientos del lado derecho.
«¿Qué?». No muy atrás, Devon le pisaba los talones junto
con Marco.
Los tres se detuvieron y miraron el ladrillo parcialmente
dañado, pero solo ‘Boomer’ entendió lo que estaba mirando.
«Este lado de la casa está orientado al noroeste». Le quitó la
foto a Devon. «Dice ‘NO guion X’. Noroeste. Y miren la
esquina superior izquierda antes de que la chimenea se
estreche… hay una ‘X’ en ese ladrillo. Es como un
crucigrama, creo. Recuerdo que Ivan los hacía todo el
tiempo… ¡en tinta! ‘17V guion 24H’, Diecisiete Vertical y
veinticuatro Horizontal».
Cuando Marco se acercó a los ladrillos y comenzó la
cuenta vertical y horizontal, Devon golpeó a ‘Boomer’ en la
espalda. «Le diré a Ian que no se moleste en regalarte para
Navidad el diccionario de crucigramas».
Resopló y luego le gritó a Kat para que se uniera a ellos.
Estaba bordeando los cimientos cuando Marco sacó su
cuchillo Leatherman. Con el teléfono en la oreja, miró
boquiabierta al trío agrupado cerca de la pared de ladrillos.
«Tía Irina, te devolveré la llamada». Desconectó. «¿Qué
pasa? ¿Encontraste algo?».
«Bonita forma de descifrar el código, ‘Baby Boomer’, el
ladrillo aquí está suelto». Marco deslizó la navaja en las
grietas de argamasa y la movió unas cuantas veces. Cuando
el ladrillo estuvo lo suficientemente lejos, usó sus dedos para
hacer palanca el resto del camino y se hizo a un lado. «Lo
resolviste, puedes poner tu mano allí».
La abertura iba más lejos de lo que había hecho el ladrillo
y ‘Boomer’ se estremeció al pensar en todos los rastreros
espeluznantes que podrían estar en la oscura grieta; las
arañas no eran una de sus cosas favoritas. Miró hacia el
pequeño espacio y anunció: «Creo que hay algo allí». Metió
la mano y encontró una pequeña repisa en el interior y
encima había un trozo de plástico largo y redondo. Sacó el
objeto y miró a los demás. Una vieja botella de Pepsi con un
trozo de papel enrollado y metido dentro era aparentemente
su siguiente pista. «¿Por qué de repente siento la necesidad
de cantar ‘Message In A Bottle’ de The Police?». [Nota de la T.:
‘Mensaje en la botella’ del grupo ‘The Police’].
Kat la tomó y, con un giro, desenroscó el tapón. Con su
meñique, pudo deslizar la nota hacia afuera, y luego la
desenrolló con ‘Boomer’ mirando por encima de su hombro.
Apareció la letra de Ivan Maier. «¿Me está tomando el pelo?
¿De verdad papá? ¿Otro montón de números? ¡Dios, incluso
en la muerte el hombre puede ser exasperante! Tiene suerte
de que todavía lo amo».
‘Boomer’ le quitó el papel, se lo entregó a Marco y dijo:
«Parecen números de ruta y de cuenta. ¿Crees que ‘Cabeza
de Huevo’ pueda averiguarlo?».
«¿El whisky está mojado?». replicó el hombre, sacando
su teléfono de su bolsillo y sacando el número que
necesitaba.
«No le digas que te pregunté, se irá por la tangente
durante una hora».
«Puedes intentar una tangente de cinco horas. ¿Cabeza de
Huevo? Tengo un trabajo para ti».

VEINTE MINUTOS DESPUÉS, todos se dirigían de


regreso a Charlotte con Devon conduciendo el auto guía. En
el asiento del pasajero de Benny, Kat miraba por la ventana,
todavía en un estado de incredulidad. Brody, quienquiera que
fuera, había podido rastrear sin ningún problema, los
números hasta un banco y una cuenta en las Islas Caimán.
Por lo que pudo averiguar, Ivan Maier había abierto la cuenta
secreta tres años antes de que el golpe fuera contra él y su
familia. El depósito inicial había sido de apenas mil dólares,
sin otra actividad hasta el día en que se transfirieron quince
millones de dólares desde un banco en Suiza. Desde
entonces, el dinero se había quedado ahí generando
intereses, hasta un total de veintitrés millones y pico de
dólares.
Era obvio que su padre había planeado su venganza con
anticipación, en caso de que alguna vez tuviera que llevarla a
cabo. Si bien nunca tocó un centavo del dinero, dos años
después de que él y Kat se establecieran en Portland, se
comunicó con el banco y la nombró titular de la cuenta
conjunta. Kat era millonaria en el papel, pero el dinero
estaba manchado con la sangre de su madre, su hermano y
cualquier otra persona que esos bastardos hubieran matado o
herido en nombre de la codicia. Y ella no quería nada de eso.
«¿Ahora que hacemos? Quiero decir, no quiero devolver el
dinero a los delincuentes, pero lo haré si eso significa
recuperar mi vida».
«Primero, lo primero. Regresaremos a casa de los Sawyer
y pondremos al resto del equipo en una conferencia
telefónica con nuestro contacto del FBI. Resolveremos esto,
te lo prometo, nena». Le llevó la mano, que había estado
sosteniendo a su boca, y le besó los nudillos. «Lo prometo.
Entonces tú y yo nos vamos a conocer de nuevo». La miró
lascivamente, le lamió los dedos. «Una y otra y otra vez».
Kat gimió y luego se rió. «Tenemos gente que intenta
secuestrarme, probablemente sin reparos en matarte a ti y a
tu equipo si te interpones en su camino. Tengo más de
veintitrés millones de dólares en ganancias ilícitas en un
banco de las Islas Caimán y estás pensando en sexo».
«‘Gatita’, cuando se trata de ti, siempre estoy pensando
en sexo». Benny se quedó paralizado, luego gimió y se
golpeó la nuca contra el reposacabezas del asiento.
«¡Mierda!».
«¿Qué ocurre?».
«Olvidé que el cumpleaños de mi papá era ayer. Nunca lo
llamé. Mierda».
Ella le apretó la mano. «Estoy segura de que lo entenderá.
¿No iban a ir al especial de Billy Joel anoche?».
«Sí. Estamos casi en casa de los Sawyer. Lo llamaré
cuando lleguemos».
«¿También le dirás feliz cumpleaños de mi parte?».
Benny la miró antes de que sus ojos volvieran a la
carretera. «Por supuesto, nena. Pero estoy seguro de que le
encantaría escucharlo directamente de ti. Mis padres
siempre te han querido». Y ella siempre los había amado.
Después de regresar a Sarasota el miércoles por la noche,
Rick le había contado a su esposa sobre el milagroso regreso
de Kat, y ella había llamado al teléfono celular de Benny justo
después de la cena de pizza en el motel. Kat y Eileen
Michaelson se habían reído y llorado por teléfono durante
unos veinte minutos antes de prometer que se verían lo antes
posible.
La sonrisa de Kat se hizo más amplia cuando entró en el
largo camino, esperando detrás de Devon a que se abriera la
puerta electrónica. Habían llegado a su hogar temporal. «Yo
también los he querido siempre. Todavía recuerdo las
barbacoas en tu casa cuando el equipo de tu padre regresaba
a casa de dondequiera que habían estado. Esos son algunos
de mis recuerdos favoritos de entonces».
Resopló y estacionó el coche. «Te consideraban guapa los
chicos del equipo de mi padre. También mis primas, Jessica y
Vicky».
«Oh, Dios mío, me olvidé de ellas por completo. ¿Cómo
están?».
«Jess está en California trabajando para un importante
productor de Hollywood, y Vicky está casada con un policía
en Nueva York y es enfermera pediátrica».
«Guau». Salieron del coche al mismo tiempo. «Eso es
genial. Estoy feliz por ellas. ¿Las ves en ocasiones?».
Se encogió de hombros y sacó su teléfono. «No tanto
como nos gustaría. La última vez que estuvimos todos juntos
fue hace un año y medio en la boda de Vicky».
Antes de hacer la llamada, Benny acompañó a Kat al
interior. Aunque había una valla que rodeaba toda la
propiedad, sabía que él se sentiría mejor si ella estaba fuera
de la vista. La siguió hasta su dormitorio para hacer las
maletas una vez más, pulsó el botón de marcación rápida del
móvil de su padre. «Hola, papá. Feliz cumpleaños tardío. Lo
siento, no tuve la oportunidad de llamarte».

LA PROFUNDA VOZ DE RICK M ICHAELSON se escuchó a


través de la línea. «No hay problema, hijo. ¿Cómo va todo?
¿Estás bien?».
‘Boomer’ le contó lo que había sucedido desde la última
vez que hablaron hace dos días, y le aseguró que, a pesar de
que Jake estaba herido, todo lo demás parecía encajar. Ahora
tenían que averiguar qué hacer con el dinero y cómo hacer
para que Kat dejara de ser el objetivo de los rusos para
siempre.
«¿Me necesitas?».
Suspiró y se sentó en la cama mientras Kat comenzaba a
recoger sus cosas del baño. «No aquí, papá. Tenemos a uno
de los pilotos de Chase volando a Charlotte para llevarnos a
casa. Tendremos una reunión de equipo por la mañana, si
quieres asistir, pero depende de ti».
«Por la mañana, Margaret quiere llevarnos a desayunar
por mi cumpleaños, así que pasaré después de comer.
Supongo que llegaré con ustedes alrededor de las mil
cuatrocientos. ¿Te parece bien?».
«Genial. Saluda a la tía Margaret de mi parte. Ian se está
poniendo en contacto con Keon, y Carter ha estado buscando
a sus contactos, así que tal vez tengamos un plan para
entonces». Kat regresó a la habitación luciendo perdida y
confundida por todo lo que había sucedido. A ‘Boomer’ se le
ocurrió una idea. «¿Papá, por qué no traes a mamá contigo
para que pueda ver a Kat? Pueden visitar a Angie, Jenn y
Kristen».
Su boca se volvió hacia arriba y asintió con entusiasmo
mientras su padre estaba de acuerdo en que era una
excelente idea. Dejó que Kat dijera un rápido ‘feliz
cumpleaños’ antes de devolverle el teléfono y comenzara a
doblar su ropa en su bolsa de lona. Después de que Rick se
despidió, ‘Boomer’ colgó y enganchó su dedo en un cinturón
de sus jeans. La atrajo entre sus piernas y sus ojos se
encontraron con los de ella. «¿Estás bien? Sabes que no voy a
dejar que te pase nada, ¿verdad?».
Esta vez, cuando asintió, no lo hizo con alegría. Su mirada
se desvió hacia un lado y él supo que algo la estaba
molestando. «‘Gatita’, escúchame». Esperó hasta que ella lo
miró de nuevo. «Sé que con todo lo que está pasando, lo
último que quieres escuchar de mí es un montón de reglas
D/s, pero una cosa en la que voy a insistir a partir de este
momento es en la honestidad. Necesito que seas honesta y
me digas lo que estás pensando y sintiendo».
«¿Acerca de qué?».
Él se encogió de hombros y luego la acercó más. «Sobre
cualquier cosa y todo. Quiero saber cuándo y por qué estás
feliz, triste, asustada, excitada… caliente». Ella se rió
mientras él sonreía y movía las cejas hacia ella. «Ahí está la
sonrisa que estaba buscando. Pero lo digo en serio, nena,
háblame. Dime qué está pasando por tu linda cabecita».
Se mordió el labio inferior, lo empujó por los hombros
hasta que estuvo acostado en la cama con los pies todavía en
el suelo. Ella se subió encima de él y se sentó a horcajadas
sobre sus caderas con sus rodillas. ‘Boomer’ sintió que, a
pesar de su posición, ella necesitaba decir algo importante, y
apoyó las manos en su cintura.
«Estoy asustada».
Las palabras salieron en un susurro y casi no las escuchó.
«¿Sobre qué, cariño? Ya te lo dije, los chicos y yo no
permitiremos que esos bastardos se acerquen a ti. Yo moriría
primero».
Los ojos de Kat se abrieron y se llenaron de lágrimas.
Podría haberse dado una patada en el trasero en ese mismo
momento.
«Mierda, ‘Gatita’. Eso no es lo que quise decir. Quiero
decir, es lo que quise decir, pero no me va a pasar nada. Lo
prometo. Ian, Devon y el resto del equipo, somos muy
buenos en lo que hacemos. No vamos a dejar que te pase
nada». Frotó sus nudillos arriba y abajo de sus costados.
«Te acabo de recuperar, y que me condenen si alguien se
interpone entre nosotros alguna vez». Dile, le gritó su
mente, ¡dile que la amas! Pero no pudo. Aún no. Ella no estaba
lista para eso todavía. Pero pronto. Pronto iba a saber que le
pertenecía. Y él le pertenecía. Ella era la única mujer que
alguna vez sostendría su corazón en las palmas de sus
manos.
Ella miraba sus manos tocar el pecho de él. «Solo tengo
miedo de que alguien más salga lastimado por mi culpa. Jake
podría haber perdido el ojo».
«Y podría haber sido asesinado mil veces en una de
nuestras misiones. Podría ser atropellado por un autobús que
cruza la calle mañana. Así es la vida, cariño, deberías saberlo
mejor que nadie. Pero te protegeremos, y estés de acuerdo o
no, tu vida está antes que la del equipo. Cada uno de ellos te
lo dirá. Es lo que somos y para lo que nos capacitamos. Y
cuando todo esto termine, tú y yo… Quiero un futuro contigo,
Kat. El futuro que nunca pensé que tendría».
«Yo también quiero eso, pero no puedo soportar la idea
de perderte. Pero, si te lastimas…», apretó los puños,
llevándose la camiseta con ellos, «…voy a patearte el trasero,
¿me oyes?».
«Maldita sea, eres jodidamente sexy como el pecado».
Ella puso los ojos en blanco. «Hablo en serio, Benny».
Antes de que ella se diera cuenta de lo que estaba
pasando, él se sentó y la empujó hacia un lado para que
estuviera a la mitad de su regazo y de cara al edredón.
Levantó la palma de la mano y dejó que golpeara su nalga. No
demasiado fuerte, pero lo suficiente como para que ardiera.
«¡Ay! ¡Eso duele!». Extendió las manos hacia atrás para
cubrirse el trasero. Como esto era nuevo para ella, y en
realidad no estaban jugando en ese momento, él la dejó. Pero
cuando ella lo miró por encima del hombro, vio calor en su
mirada y su polla se agitó.
«Se suponía que iba a doler, ‘Gatita’. La siguiente regla
es… no poner los ojos en blanco ante tu Dom. Eso y el
sarcasmo son las formas más rápidas de recibir una paliza».
La ayudó a ponerse de pie. «Y lo único que te salva de una
paliza adecuada es que tenemos que ir al aeropuerto pronto,
así que termina de empacar mientras tomo mis cosas». Él
también se puso de pie y le dio una palmada en el trasero.
«Pero muy pronto, mi mano y tu trasero se van a conocer
muy bien, y me rogarás que deje que te corras. Confía en
mí».
Ignoró su boca abierta y comenzó a recoger sus cosas,
riéndose para sí mismo. Oh, sí, enseñarle a ella iba a ser
divertido.
CAPÍTULO DIECISÉIS

K AT ESTABA TRATANDO DE CONCENTRARSE EN LEER ‘C UERO Y


Encaje’, pero en su mente le resultaba muy difícil no
reemplazar al Amo Xavier con Benny. El Amo X estaba dando
una paliza a Rebecca por mentir por omisión. Ella no le había
dicho que había recibido amenazas de muerte y él se había
enterado cuando alguien intentó sacarla de la carretera. Kat
se imaginó que era la protagonista femenina del libro,
tendida sobre un banco de azotes y atada con el culo desnudo
al aire. El Amo X/Benny hizo una pausa después de varios
golpes para acariciar sus nalgas enrojecidas. El calor y el
dolor ficticios iban directamente al coño de Kat y lo hacían
palpitar. Ay, sabía que Rebecca estaba llorando y no
disfrutaba de su castigo, pero Kat estaba recordando cómo el
aguijón de los rápidos golpes de Benny la había sobresaltado
en ambas ocasiones. Y luego la habían mojado. Mojado y con
ganas de más.
Se retorció un poco en su asiento de primera clase en el jet
privado que los llevaba de regreso a Tampa. Habían tenido
algo de tiempo que matar antes de que el avión aterrizara en
Charlotte para recogerlos, por lo que Devon los había llevado
a uno de sus lugares favoritos para almorzar. Era un bar de
temática deportiva, lo que no le había importado, ya que
había crecido viendo casi todos los juegos deportivos que su
hermano y Benny habían jugado en el bachillerato. En otoño,
había sido fútbol, seguido de hockey en invierno. Luego
llegaba la primavera y Alex era el lanzador, mientras Benny
jugaba en la tercera base. Kat siempre había estado al
margen, animando y riendo con sus amigas de lo guapos que
se veían todos los chicos con sus uniformes. Pero a diferencia
de algunas de sus amigas, Kat había prestado atención a los
juegos y había aprendido lo suficiente para poder defenderse
cuando se trataba de hombres hablando de deportes.
Devon le había presentado la razón principal por la que
elegiría ese restaurante en particular: las hamburguesas. Kat
estuvo a punto de pedir una ensalada de la casa, pero todos
los hombres insistieron en que ordenara una hamburguesa,
diciéndole que eran las mejores que podía comer en su vida.
Cuando se rindió, Benny sonrió y le apretó la rodilla debajo
de la mesa. Sabía que estaba preocupado por su pérdida de
peso, que aún se notaba, pero tenía que admitir que se sentía
bien saber que quería cuidar de ella.
Devon y Marco le habían contado algunas historias más
divertidas sobre Benny mientras él ponía los ojos en blanco y
trataba de darle un giro diferente a las cosas. Era obvio que
era muy cercano a estos hombres, los respetaba y valoraba su
amistad. Una punzada de pérdida la golpeó de nuevo, y se
preguntó si Alex y Benny seguirían siendo mejores amigos si
las cosas hubieran resultado diferentes para todos. Le
gustaba pensar eso, y luego se preguntó cómo habría
funcionado el asunto del novio/novia entre ella y Benny.
«¿En qué piensas tanto, ‘Gatita’? Casi te sale vapor de los
oídos».
Benny se sentó a su lado y le tomó la mano. Ella se
encogió de hombros, luego recordó lo que había dicho sobre
la honestidad. «Solo un montón de qué pasaría si. Me
preguntaba, si mi padre nunca se hubiera mezclado con
Volkov, cómo hubieran sido nuestras vidas. La tuya, la mía y
la de Alex. ¿Todavía estaríamos juntos tú y yo?».
Su pulgar frotó el dorso de su mano en círculos
tranquilizadores. Una sonrisa triste apareció en su rostro.
«Quiero decir ‘sí’, pero honestamente, no lo sé. Me gustaría
pensar que sí, pero los dos hemos cambiado tanto en doce
años que es difícil saberlo. El matrimonio de mis padres era
una minoría en lo que respecta a los miembros del equipo
SEAL. Muchos de ellos no lo logran». Kat se giró en su
asiento para mirarlo mejor y él le levantó las piernas para
que sus pantorrillas cruzaran su regazo. «No me
malinterpretes, hubo momentos en que mi madre quiso
echarlo a la calle. Regresaba de una misión, como la mayoría
de los muchachos, y entraba en un estado de depresión por
un tiempo hasta que su mente se daba cuenta del hecho de
que su cuerpo estaba de regreso en los Estados Unidos. A
veces, las cosas que hemos visto y hecho son difíciles de
superar. Y dado que a los SEAL no se les permite discutir la
mayoría de nuestras misiones fuera del equipo, esto ponía a
prueba la relación de mis padres. Solo estoy agradecido de
que hayan podido permanecer juntos en los momentos
difíciles. Mi madre es una mujer fuerte, más fuerte que la
mayoría». Su sonrisa cambió y ahora iluminó su hermoso
rostro. «Y ahora que lo pienso, tú también lo eres. Así que,
sí, creo que todavía estaríamos juntos».
«Me gustaría pensar eso también. ¿Crees que tendríamos
hijos? Tan cercanos como solíamos ser, hay tantas cosas que
ahora no sé sobre ti. Ni siquiera sé si quieres tener hijos».
La agarró por la cintura y la sentó en su regazo. «¿Hijos?
¿Contigo? Demonios, sí». Él le acarició el cuello con la nariz.
Se alegró de que sus compañeros de equipo no pudieran
verlos desde donde estaban sentados en la parte trasera del
avión, mientras él ahuecaba su pecho, apretando y
masajeándolo. «Tantos como podamos tener. No me
consideres un hombre de las cavernas… bueno, de alguna
manera puedo serlo… pero la idea de que estés ‘descalza y
embarazada’ de mis hijos, me excita muchísimo. Y solo
piensa en toda la diversión que tendríamos intentándolo».
Su mano dejó su pecho y se abrió camino entre sus
muslos. Frotó su sexo a través de sus pantalones de chándal
y supo que podía sentir el calor y la humedad que emanaba
de ella. Kat gimió en voz baja y separó sus piernas para darle
un poco más de espacio para trabajar. Olvidó por completo
que no estaban exactamente solos. Todo lo que sabía era el
placer que le estaba dando. Se retorció en su regazo tratando
de acercarse a él y sintió su polla rígida contra su cadera.
Benny bajó el tono de su voz. «Quédate quieta, ‘Gatita’.
Pon tus brazos alrededor de mí y tu cara en mi cuello. Trata
de permanecer callada».
El deseo la inundó. Ella hizo lo que le dijo mientras él
aflojaba el cordón de sus pantalones de chándal y metía la
mano dentro de ellos. Sus dedos rozaron su clítoris y bajaron
hasta su coño mojado. Su respiración se incrementó cuando
sus labios tocaron su cuello. Metió un dedo dentro de ella, la
acarició suavemente al principio. «Te gusta esto, ¿no es así,
‘Gatita’? Te gusta cómo estoy jugando contigo, sabiendo que
Marco o Dev podrían llegar hasta aquí en cualquier momento
y ver mi mano en tus pantalones. Ellos podrían ver lo
sonrojada y excitada que estás». Añadió un segundo dedo,
manteniendo el mismo ritmo lento y tortuoso.
«Respóndeme, ‘Gatita’. ¿Te gusta esto, sabiendo que te
pueden atrapar siendo tan traviesa? ¿Quieres correrte?».
«Sí», gimió en su cuello. «Por favor. Más. Más rápido».
Dejó escapar un grito bajo y frustrado. En lugar de hacer
lo que ella quería, él quitó la mano de sus pantalones y se la
llevó a la boca. Se echó hacia atrás para mirarla, sus ojos se
abrieron cuando él lamió los jugos de sus dedos.
«Mmm. Tan dulce y delicioso». Su mano volvió a bajar
por sus pantalones, y esta vez comenzó a jugar con su
clítoris. Sus ojos estaban en su rostro, observando sus
reacciones. «Ojalá pudiera tirarte en uno de los sofás y
enterrar mi cara entre tus piernas. Podría comerte durante
horas, haciéndote venir una y otra vez hasta que me haya
saciado. Y luego te pondría de rodillas y te tomaría por
detrás. Follándote. Reclamándote. Poseyéndote. Eres mía,
‘Gatita’. Mía».
Su última palabra había salido con un gruñido, y ella
gimió de necesidad y deseo. Había dicho la verdad. Ella era
suya. Siempre lo había sido y siempre lo sería. Él era dueño
de su corazón, mente y alma. Ningún otro hombre podría
hacerla sentir como Benny. Ella lo amaba. Todavía. Ahora.
Por siempre.
Su frecuencia cardíaca y su respiración aumentaron a
medida que cerraba los ojos. Con la otra mano, la agarró del
cabello y acercó su boca a la suya. Al instante abrió los labios
y dejó que su lengua se batiera en duelo con la de ella.
Aumentó el ritmo y la presión de sus dedos contra su clítoris,
pero no fue suficiente para enviarla donde lo necesitaba. Y,
mierda, quería hacerlo. Quería caer en un abismo orgásmico.
Sus dientes salieron para mordisquear su labio inferior y
luego a lo largo de su mandíbula. Bajó la mano, volvió a
poner dos dedos dentro de ella mientras su pulgar se hacía
cargo del asalto a su clítoris. Chupó su cuello, la marcó
mientras sus dedos bombeaban más fuerte y más rápido.
«Vente por mí, nena. Vuela por mí».
Su orgasmo la golpeó con fuerza. Las paredes del coño se
apretaron y palpitaron alrededor de sus dedos mientras una
ráfaga de líquido se le escapaba. Él había tomado su boca de
nuevo, amortiguando sus sonidos de liberación, y oleadas de
placer la asaltaron. Sus dedos se ralentizaron mientras ella
flotaba hacia él. Él sonrió al ver su rostro sonrojada y su
expresión de saciedad. «Te gustó, ¿no?». Sacó la mano de
sus pantalones, se lamió los dedos mientras ella se
acurrucaba más cerca.
«Mmm-hmm». Sus mejillas estaban rojas, pero esta vez
no era por excitación. «¿Crees que se han dado cuenta?».
Rió y le dio un beso rápido. «Si lo hicieron, no es nada
que no hayan escuchado antes en el club». La levantó y la
volvió a colocar en el asiento junto a él. Quédate aquí un
segundo mientras busco una toalla para limpiarte.
Unos momentos después estaba de regreso con dos toallas
de papel, una húmeda y la otra seca. «Esto era todo lo que
tenían a bordo». Ella se sentó un poco apenada mientras él
rápidamente limpiaba entre sus piernas y volvía a atar los
cordones de sus pantalones de chándal. La dejó brevemente
de nuevo para deshacerse de las toallas de papel y luego se
acomodó antes de sentarse a su lado. «La próxima vez,
tendremos que llevarte oficialmente al club de la milla de
altura con mi polla dentro de ti».
Ella se rió y se acurrucó contra su pecho mientras él
envolvía su brazo alrededor de sus hombros. «Eres
incorregible».

A ‘BOOMER’ le ENCANTÓ sentirla en sus brazos.


Encajaba como si hubiera sido creada solo para él. Y si fuera
por él, nunca la dejaría ir. Sus dedos rozaron la marca que
había dejado en su cuello. Necesitaba que el mundo viera que
había apostado su reclamo hasta que pudiera ponerle un
collar alrededor del cuello. Se movió ligeramente, se
acomodó de nuevo. Estaba más duro que el granito, pero
tendría que esperar hasta más tarde para hacerse cargo. Todo
esto había sido por Kat. Para complacerla y demostrarle que
le pertenecía. «¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando
todo esto termine? Puedo tomarme un tiempo libre y viajar
un poco. Quizás ir al Caribe por unos días. Encontrarnos una
isla desierta donde podamos caminar desnudos y follar como
conejos».
«¿Es en sexo en todo lo que piensas?», bromeó.
«Cuando se trata de ti, sí. Tengo una lista muy larga de
cosas malas que quiero hacerte, y todas terminan con mi
polla dentro de tu cuerpo. Pero estoy seguro de que podemos
encontrar algo de tiempo para hacer otras cosas, como
comer y dormir».
Mientras ella sacudía la cabeza divertida, su mano se posó
en su abdomen de lavadero cubierto de algodón. Él reprimió
el impulso de llevarla más abajo, no queriendo comenzar
algo que no pudieran terminar. «¿Sabes lo que más quiero
hacer?».
Le dio un casto beso en la frente. «Menciónalo y lo
haremos».
«Quiero ir a jugar boliche».
«¡Ja! ¿Qué?», ‘Boomer’ no pudo contener la risa
burbujeante que se le escapó si lo hubiera intentado.
«¿Boliche? ¿Hablas en serio? Te estoy ofreciendo un viaje al
Caribe, lleno de increíble sexo de monos, ¿y quieres ir a jugar
a los bolos?».
Una amplia sonrisa y ojos juguetones iluminaron su
rostro. «Sí. Boliche. Y deja de reírte de mí».
«No puedo evitarlo, ‘Gatita’. Dices las cosas más
divertidas. Siempre has podido hacerme reír». Ella le
pellizcó el costado y él la agarró por la muñeca para
detenerla. «Está bien. Está bien. No me estoy riendo de ti.
Pero, ¿por qué jugar boliche?».
Su cabeza volvió a descansar sobre la fuerte parte superior
de su cuerpo. «Porque siempre pasábamos los mejores
momentos cuando jugábamos a los bolos. Tú, yo y Alex.
Especialmente en las Noches de Disco Retro a las que
solíamos ir». Levantó un hombro y lo dejó caer de nuevo.
«No lo sé, parecía que era cuando todos nos liberábamos y
no nos importaba nada más que divertirnos. Recuerdo
nuestro último Halloween, cuando ustedes dos tenían a todos
en fila en los callejones bailando ‘The Hustle’. Tú ibas vestido
como John Travolta en ‘Fiebre de Sábado por la Noche’, y Alex
en la versión de Travolta en ‘Vaselina’. No creo que me haya
reído tanto en toda mi vida».
‘Boomer’ rugió al recordarlo. «¡Ay Dios mío! Lo había
olvidado. Mi mamá nos enseñó los pasos. Alex tardó dos
semanas en hacerlo bien porque no tenía sentido de la
orientación. Iba a la izquierda mientras todos los demás iban
a la derecha. Así que terminamos poniéndolo frente a todos,
como un instructor de baile, y funcionó».
«Fue la mejor noche de mi vida, y por eso quiero ir a
jugar a los bolos». Su risa murió y le quitó una pelusa
invisible de la camisa. «No he jugado a los bolos desde
entonces… desde que mi mundo se vino abajo».
La abrazó fuerte y le levantó la barbilla con la otra mano.
«No puedo cambiar el pasado, cariño. Pero voy a hacer todo
lo posible para asegurarme de que pases el resto de tu vida
riendo y viviendo la vida al máximo». Sus labios se
encontraron con los de ella. No fue un beso seductor, sino
uno lleno de promesas. «Te amo, ‘Gatita’».
Kat se congeló y luego retrocedió para poder ver su rostro
completo y lo miró con incredulidad.
«¿Quieres que lo diga de nuevo?» Ella asintió lentamente
y él sonrió. «Yo. Te. Amo. Katerina. Maier. Te he amado
durante mucho tiempo. Y planeo pasar el resto de mi vida
mostrándote lo mucho que significas para mí. Eres la única
mujer a la que le diré esas palabras».
Sus ojos se llenaron de lágrimas ante su declaración. Su
corazón palpitante trató de escapar de su confinamiento
cuando las palabras de Kat salieron en un susurro. «Yo
también te amo. Siempre. Y nunca diré esas palabras a otro
hombre».
«Bien. Ahora que hemos sacado las cosas sensibles del
camino, bésame».
Y ella lo hizo.

«ACABAN DE LLEGARRG AL COMPLEJO. Mujerrrg,


trres hombrres. Demasiada gente. Tendrrremos que
esperrarr hasta estarrg solo».
Al escuchar el informe de su subordinado, Viktor ‘El Toro’
se paseaba de un lado a otro en la oficina del bar. Alguna vez
había pertenecido a Volkov, pero Viktor había tomado
posesión a los pocos días de matar al codicioso bastardo. La
principal diferencia entre los dos hombres era que Volkov
había sido estúpido y descuidado, mientras que Viktor tenía
sentido común. Sabía asegurarse de que cualquier persona
que estuviera al tanto de sus secretos fuera eliminada tan
pronto como dejara de ser útil. A veces, incluso antes.
Al haber crecido huérfano en la URSS, Viktor había llegado
a depender de nadie más que de sí mismo. Su primer
asesinato a los catorce años había sido una bendición
disfrazada. El pervertido bastardo había intentado abusar de
él en un callejón, después de haber atrapado al adolescente
robando comida a un vendedor ambulante. Mientras luchaba
en el suelo, Viktor había logrado agarrar una botella rota y
clavarla en el cuello del canalla, cortándole la arteria. En
lugar de correr, se quedó allí parado, observando cómo la
vida del hombre terminaba en un charco de sangre. Lo que
no sabía era que alguien más había estado parado en las
sombras mientras se desarrollaba todo el incidente. Un
hombre conocido sólo como Dmitry Sishnik, el ‘Carroñero’.
El asesino entrenado había tomado a Viktor bajo su guía y
le había enseñado todo lo que sabía. Al principio, el
adolescente había pensado que Dmitry era otro desviado, y
que utilizaba su oferta de comida, refugio, protección y
educación como una forma de obtener sus favores sexuales.
Pero pronto supo que ese no era el caso. El hombre mayor
simplemente había querido un protegido a quien transmitir
su oficio. De la misma manera había sido entrenado por uno
de los mejores, y había sido su forma de pagar y transmitir
su legado.
Después de aprender todo lo que pudo de su mentor, el
acto final de Viktor, antes de dejar su país de nacimiento fue
matarlo, rápidamente y sin dolor. Era lo mínimo que podía
hacer por el hombre que había cambiado su vida para mejor y
que se estaba muriendo de cáncer. Mientras un frágil Dmitry
luchaba por levantarse de la cama una mañana, Viktor pudo
ver el dolor y la humillación en sus ojos. Ya no podía soportar
ver su sufrimiento y, sin una palabra, rápidamente le rompió
el cuello al hombre. Viktor sabía que el ‘Carroñero’ estaba
agradecido con su aprendiz, porque nunca habría sido capaz
de suicidarse, y una muerte lenta y agonizante habría sido
peor.
Desde que llegó a Estados Unidos, Viktor había estado
trabajando para una red rusa de criminales como
ejecutor/asesino. Pero estaba envejeciendo y quería empezar
a disfrutar de la buena vida como lo hacían sus jefes. Ahora,
solo había una cosa que se interponía en su camino. Le
molestaba que la mujer Maier estuviera bien protegida, pero
estaría condenado si no podía encontrar una forma de
evitarlo. Quería el dinero y ella era la última conexión
conocida con él. Había descubierto cómo ocultar los fondos a
sus jefes, canalizándolos hacia sus negocios adquiridos
recientemente. También le ayudaría a avanzar más en la
asociación. Sabiendo que no podía correr el riesgo de que sus
hombres metieran la pata, tomó una decisión. «Estarrré en
el prrróximo vuelo a Tampa. Encuentra manerrra de
conseguirg chica, pero no hagas nada hasta yo llegarrg».
CAPÍTULO DIECISIETE

M IENTRAS J ENN , A NGIE Y K RISTEN ENTRETENÍAN A E ILEEN


Michaelson y a Kat cerca del estanque de peces koi,
‘Boomer’, su padre y cinco compañeros de equipo se
sentaban alrededor de la fogata apagada. Unos meses antes,
para el cumpleaños de Ian, todos habían ayudado a Angie a
sorprenderlo transformando el área entre los dos últimos
edificios del complejo en el Oasis de Ian. Habían eliminado el
asfalto y colocado césped antes de instalar cosas como una
cocina al aire libre, un televisor, áreas para sentarse y
arbustos. El patio trasero, como se le llamaba a menudo, se
había convertido rápidamente en un lugar para pasar el rato
y relajarse. En ese momento, la música country sonaba de
fondo y un sistema de nebulización mantenía el área fresca a
pesar de las elevadas temperaturas de Florida.
Ian le entregó a ‘Boomer’ y Rick más cervezas, luego se
sentó y abrió la suya. Continuó contándole al hombre mayor
lo que habían hablado antes con el subdirector del FBI. «Así
que Keon discutirá las cosas con su jefe y con el jefe del
grupo de trabajo que ha estado dirigiendo las investigaciones
sobre la mafia rusa en Norfolk. Obviamente, no tienen
ningún deseo de devolverles el dinero. Pero según la
situación actual, a pesar de que el dinero es parte de una
investigación criminal, cree que los estatutos que lo rigen
pueden haber expirado. Entonces, significa que el dinero
podría pertenecer a Kat, lo quiera o no. Tengo a Reggie
revisando las cosas por su parte». Reggie Helm era uno de
los abogados de Trident y también un Dominante del club. Lo
consultaban a él y a sus tres socios, sobre todo, desde leyes
penales hasta civiles y contractuales.
‘Boomer’ abrió la tapa de su cerveza y tomó un trago.
«Kat dijo que no quiere tener nada que ver con eso. En lo que
a ella respecta, es dinero contaminado. No me sorprendería
que donara todo cuando esto termine, pero nos ocuparemos
de eso una vez que esté fuera de peligro».
Rick asintió a su hijo y luego se volvió hacia Ian. «¿Carter
ha encontrado algo nuevo?».
«Claro que sí. No soy un maldito holgazán como este
montón de huevones».
Los hombres levantaron la vista con sorpresa cuando el
agente de operaciones encubiertas se acercó al jardín desde
el estacionamiento. Por lo general, al menos uno de ellos era
alertado cuando alguien ingresaba al complejo sin previo
aviso, pero los guardias tenían órdenes de permitir la
entrada a Carter en cualquier momento. El equipo no sabía
que estaba en la ciudad, pero eso no era nada nuevo. El
hombre era un fantasma que iba y venía a su antojo. Beau,
desde donde había estado echado junto a las mujeres, corrió
a saludar al hombre que se tomó un momento para hacer una
pelea con el perro antes de tomar una cerveza del
refrigerador al aire libre. Se bebió la mitad y luego estrechó
la mano o golpeó con el puño a cada uno de los hombres con
algunos insultos más mezclados. Tomó asiento junto a Jake y
sonrió. «Finalmente obtuviste una cicatriz en esa cara tuya
de Hollywood, ¿eh? Todo ese asunto de pirata que tienes en
marcha es jodidamente excitante. Ya sabes, derribar al
hombre… o hacer que se levante… o lo que sea que te guste.
Lástima que no seas mi tipo».
Mientras los demás estallaban en carcajadas, Jake resopló
y le hizo una seña a su amigo. «Vete a la mierda, idiota. Este
maldito parche me está volviendo loco, pero no tanto como
las mujeres». Apuntó con el pulgar hacia el otro extremo del
patio trasero. «Pensarías que estoy paralizado desde mis
cejas hacia abajo por la forma en que están tratando de hacer
todo por mí. Me alegro de que ahora las madres gallinas
tengan a Kat para preocuparse».
Los hombres estuvieron de acuerdo. Con excepción del
padre de ‘Boomer’, todos eran Doms y preferían cuidar a sus
sumisos, no al revés. Y en el caso de Jake, un hombre gay sin
hermanas, tener un montón de mujeres preocupadas por él
era un poco inquietante. Amaba mucho a las mujeres
Trident, pero no estaba acostumbrado a todas sus
atenciones.
«Entonces, ‘Boom-Boom’. ¿Vas a presentarme a la bonita
morena de allí?». Carter hizo su mejor imitación del
movimiento de ojos de Groucho Marx mientras miraba al
grupo de mujeres. El hombre amaba a las mujeres, de todo
tipo, y a veces podía ser el más coqueto.
‘Boomer’ gruñó. «Manos fuera, idiota. Ni siquiera lo
pienses».
«Oh, bueno, un hombre puede soñar, ¿no es así? Es una
cosita sexy, ya sabes, en caso de que alguna vez estés
buscando un tercero…». Ignoró el ceño fruncido de su
amigo, tomó otro trago y suspiró mientras se acomodaba en
la silla Adirondack. «Carajo, esto sabe bien. De todos modos,
volvamos al problema actual. He investigado un poco sobre
Viktor Denisovich. Ha estado en los Estados Unidos durante
unos veinte años, pero antes de eso, se entrenó en el
momento con uno de los mejores asesinos de la URSS».
«Mierda». ‘Boomer’ se pasó la mano por la cara con
frustración. Un asesino entrenado no era alguien a quien
quisiera en ningún lugar del mismo hemisferio que Kat.
«Sí, lo sé. Pero parece que ha estado retrocediendo en su
papel de ejecutor en la mafia y utilizando la muerte de
Volkov como una forma de ascender en la organización. Por
lo que escuché, hace años los altos mandos dieron por
perdido el dinero. Entonces, mi mejor suposición es que
Denisovich se lo ocultaría a sus jefes si alguna vez lo tiene en
sus manos».
Se inclinó hacia adelante, Ian rascó las orejas de Beau
después de que el perro de cara tonta se sentara a sus pies.
«Por lo tanto, es muy probable que muy pocas personas
sepan que Kat tiene acceso al dinero. Y si lo dona, podemos
eliminar la amenaza por completo».
‘Boomer’ negó con la cabeza. «No me gusta. ¿Qué pasa si
él no cree que ella lo regaló? Y tendríamos que esperar las
legalidades para asegurarnos de que ella pueda regalarlo.
Este tipo quiere el dinero y Kat es el único vínculo».
«Por eso quiero que ustedes dos se queden aquí en el
complejo. Dios sabe que no será la primera vez que nos
ataquen y estoy seguro de que no será la última. Llamaré a
Chase y pondré algunos guardias más».
«¿Qué hay con el club?». Devon le preguntó a su
hermano. «Mañana y el martes cerramos, pero ¿qué quieres
hacer esta noche?».
Ian lo pensó por unos momentos. «No creo que tengamos
que cerrar en este momento. Con algunos guardias
adicionales en la puerta y en el recinto, deberíamos estar
bien. Y con el sistema de seguridad perimetral mejorado de
‘Cabeza de Huevo’, nadie se acercará al recinto sin que nadie
se dé cuenta. Tú y yo nos sentaremos con Tiny y Mitch esta
noche y repasaremos todas las precauciones». Devon asintió
en reconocimiento. Además de ser un guardaespaldas, Tiny
era el jefe de seguridad del club, y Mitch Sawyer era su primo
y gerente de La Alianza. Mientras Ian y Devon ingresaban a
la Marina, Mitch había ido a la universidad y había obtenido
su Maestría en Negocios. Como resultado, él había sido la
elección obvia para dirigir el club del que los tres eran
copropietarios.
Brody se puso de pie y golpeó a ‘Boomer’ en el hombro.
«Tomaré una de esos brazaletes de alerta médica que usé
con Angie. Kat puede usarlo hasta que esté fuera de peligro,
para que podamos rastrearla si es necesario».
«Gracias, sería genial». ‘Boomer’ y los demás sabían de
primera mano lo bien que funcionaba el juguete del friki.
Angie y Jenn habían sido tomadas como rehenes hace unos
meses, y mientras organizaba el rescate, el equipo pudo
obtener información vital a través de un micrófono
unidireccional escondido en el brazalete GPS. Mientras su
amigo corría a la oficina para buscar el dispositivo, ‘Boomer’
vio a Kat caminando hacia él, su pálido rostro lo inquietaba.
Él se acercó, tomó su mano y la sentó en su regazo. «¿Estás
bien, ‘Gatita’?».
Ella se acurrucó contra su pecho. «Sí, me estoy cansando
un poco y creo que podría tener una migraña, así que quiero
tomar mis medicamentos como precaución. ¿Hay algún lugar
donde pueda recostarme un rato?».
«Por supuesto. Arriba de las oficinas tenemos algunas
habitaciones con literas. Nos quedaremos allí esta noche de
todos modos». La ayudó a ponerse de pie y luego también se
levantó. «Tomaré nuestras bolsas y te llevaré allí».
«Puedo leerte un cuento antes de dormir si quieres. Las
mujeres me dicen que soy bastante entretenido en la cama».

KAT SE QUEDÓ boquiabierta ante el extraño que le sonreía,


la diversión se arremolinaba en sus ojos azul oscuro. Había
estado hablando con Jake cuando ella se acercó por primera
vez, pero ahora que su atención estaba en ella, se preguntaba
cómo no se había dado cuenta de lo guapo que era. Su cabello
rubio oscuro debía caer justo debajo de sus hombros porque
lo tenía recogido en una pequeña cola de caballo. Una
camiseta ajustada le cubría la parte superior del torso, y sus
piernas llevaban jeans mostrando lo largas y delgadas que
eran. Por como las tenía estiradas frente a él, supuso que era
unos centímetros más alto que Benny. Y como los hombres
de Trident, tenía el físico de un guerrero, esculpido por el
trabajo duro y el entrenamiento. Ningún gimnasio o aguja de
esteroides podría producir un espécimen masculino tan
perfecto. Santo cielo, el hombre era hermoso de una manera
peligrosa, como un chico malo. «Um…».
«Deja de ser un cabrón». Benny gruñó, rodeándola con el
brazo y atrayéndola a su lado. Era un gesto descaradamente
posesivo y la hizo temblar de placer.
El hombre fingió ser insultado y su gran mano se extendió
sobre su ancho pecho. «¿Quién yo? Yo soy un idiota. ‘Cabeza
de Huevo’ es el cabrón».
«¡Escuché eso!».
Cuando Brody se dejó caer en su silla, el otro hombre se
rió entre dientes. «Se suponía que debías oírlo, cabrón».
Volvió su atención a Kat y su mirada se suavizó. «Lo siento,
pequeña. Soy Carter, y tu novio debería saber a estas alturas
que solo estoy bromeando, aunque sus obvios celos me dicen
que eres algo especial para él. Si te trata mal, házmelo saber
y le patearé su escuálido trasero por ti. ¿De acuerdo?».
Cuando le guiñó un ojo en broma, Kat no pudo evitar que
la sonrisa se extendiera por su rostro. Era difícil que el
hombre no gustara al instante. «Encantada de conocerte,
Carter. Soy Kat. Y gracias por la oferta, pero me trata muy
bien. Él sabe que haría un swing con un bate de béisbol si no
lo hace».
«¡Ja! Tienes garras. Ya me gustas, señorita ‘Kitty-Kat’. Es
un absoluto placer conocerte». Su corazón se apretó ante el
apodo que su padre usaba para ella, mientras sus ojos
parpadeaban hacia Benny. «Ella vale la pena, hombre. No la
sueltes».
«Sí, ella lo vale». Bajó la cabeza y le dio un beso rápido.
«Y no planeo perderla de nuevo».
UNOS MINUTOS DESPUÉS, Kat se desnudaba hasta
quedar en ropa interior y ‘Boomer’ la cubría con las sábanas
hasta la barbilla. Algunas de las seis habitaciones libres
tenían literas, pero esta era una de las dos que tenían una
cama tamaño matrimonial. Un baño adjunto significaba que
no tenía que salir al pasillo por ningún motivo. Colocó el
brazalete que Brody le había dado alrededor de su muñeca
izquierda. «Esto tiene un dispositivo de rastreo, ‘Gatita’. Si
te sucede algo, que haremos todo lo posible por evitar, nos
ayudará a encontrarte. Es solo por precaución». Le apartó el
pelo de la mejilla. «¿Estás segura de que no quieres que me
quede contigo?»
Ella asintió con la cabeza, sus párpados se volvieron
pesados. «Estoy bien. Tus padres no se quedarán mucho más
tiempo, así que siéntate con ellos. Me quedaré dormida en
poco tiempo».
La besó en la frente, vio que tenía razón. Para cuando
apagó la luz y abrió la puerta, ella ya se estaba hundiendo.
Cuando regresó al patio trasero, notó que algunas personas
se habían ido. Jenn se había ido a trabajar, después de haber
cambiado de turno con otra mesera en el bar, propiedad del
hermano de Jake. Marco y Brody también se habían
marchado, y Devon mencionó que estaban en la oficina
trabajando en un caso de malversación de fondos. Kristen y
Angie estaban en la cocina al aire libre, preparando una cena
de pollo a la parrilla, ensaladas, maíz y papas, mientras Ian
encendía la enorme parrilla de gas.
‘Boomer’ se sentó junto a su madre, que se había unido a
su padre junto a la fogata. Eileen le sonrió. «Todavía estoy
teniendo dificultades para pensar en el hecho de que ella ha
regresado, pero tengo que decir que no te he visto tan feliz
desde el bachillerato. Y yo también estoy emocionada por ti.
Por ambos. En ese entonces, podía ver lo bien que estaban
juntos, aunque no lo estuvieran».
Sonrojarse no era algo que hiciera a menudo, pero nunca
hablaba de mujeres con su madre. Sabía que ella quería tener
nietos algún día, pero no era una de esas madres que
regañaban a sus hijos para que se casaran. «Ella es la
indicada, mamá. Siempre lo fue, y lo he dicho varias veces en
los últimos días, nunca la dejaré ir».
Eileen se acercó y le apretó la mano. «Sé que no lo harás,
Ben. Solo mantén a los dos a salvo».
«Lo haré».
«¡Mierda!». El padre de ‘Boomer’ saltó de su silla,
sujetándolo por el hombro. «¡Maldita sea! Me acaba de picar
una puta abeja. Apoyado en el hijo de puta».
Su esposa y su hijo se levantaron de un salto y
comenzaron a jalarle la camisa a Rick, tratando de ver el
punto. La última vez que lo picaron, su pie había estallado
como un globo, y sabían que, si una abeja lo picaba
nuevamente, la reacción podría ser peor. Por si acaso, Eileen
ahora llevaba un Epi-pen y cápsulas de Benadryl en su bolso.
‘Boomer’ vio la gran roncha que se formaba en la parte
posterior de su hombro. «El aguijón está fuera. ¿Algún
problema para respirar, papá?».
«No. Pero mira, ya me está saliendo una puta urticaria.
Eil, solo dame el Benadryl. Primero tomaré las píldoras y, si
empeora, puedo usar el Epi-pen».
Los sacó de su bolso cuando Kristen dio un paso adelante
con una botella de agua. Rick rápidamente se metió las
pastillas en la boca y las tragó con el líquido frío. «Mierda.
¿Cómo diablos podía algo tan malditamente pequeño doler
como una perra? Disculpen mi lenguaje, señoras».
Todas las mujeres se rieron de él, habiendo escuchado
cosas mucho peores de los hombres. Angie había hecho una
bolsa de hielo improvisada con una bolsa con cierre
hermético y se la entregó a ‘Boomer’. Después de ordenarle a
su padre que se volviera a sentar, lo colocó entre el hombro
afectado y la silla. «Mamá tendrá que conducir a casa. La
última vez que te picaron, el Benadryl te golpeó el trasero,
viejo».
Rick refunfuñó y maldijo un poco más a la abeja muerta.
«No tienen que conducir a casa esta noche», les informó
Kristen. «Saben que siempre pueden dormir en uno de
nuestros dormitorios libres».
Sonrió a la mujer más joven y Eileen negó con la cabeza.
«Gracias por la oferta, Kristen. Pero tengo una cita con el
dentista temprano por la mañana. Será mejor si nos vamos a
casa. Solo quiero esperar un poco para asegurarme de que la
reacción de Rick no empeore».
Aproximadamente media hora después, la urticaria de
Rick había desaparecido, pero le costaba mantener los ojos
abiertos y apenas tocaba su cena. ‘Boomer’ lo ayudó a subir
al auto mientras las mujeres guardaban algo de comida para
que Eileen se la llevara. Al abrir la puerta del conductor para
su madre, ‘Boomer’ le dio un beso en la mejilla antes de que
ella subiera. «Envíame un mensaje de texto o llámame
cuando llegues a casa, así sabré que todo está bien».
«Estaremos bien, pero te enviaré un mensaje de texto de
todos modos». Miró a su esposo, que estaba tratando de
mantenerse despierto, pero fracasaba. «Estará dormido
antes de que lleguemos a la autopista. Te quiero, Ben. Y dile a
Katerina que nos despedimos de ella. Intenta visitarnos el
próximo fin de semana, por favor».
«Si todo esto ha terminado, lo haremos, mamá».
Cerró la puerta y vio a sus padres alejarse. Por primera vez
desde que era un adolescente, ‘Boomer’ vio su futuro y lo
amó. Iba a convertir a Kat en su esposa y le iban a dar nietos
a sus padres para que los mimaran. Tal vez podría
convencerlos de que se mudaran más cerca que a Sarasota.
Sonrió y fue a prepararle un plato a Kat, ansioso por
alimentarla en la cama… entre otras cosas.

«SIGO coche con mismo apellido que novio. Deben serrr


padrrres».
Viktor sonrió mientras caminaba por el pasillo que
conducía a su avión. Sus hombres habían quitado las placas
de los vehículos que se dirigían hacia el complejo Trident.
Era la única propiedad fuera de esa carretera, por lo que era
fácil asumir que alguien que la usaba podría ser un posible
objetivo. Gracias a sus contactos con las fuerzas del orden,
habían podido revisar las placas y averiguar a quién
pertenecían. Si no podían entrar en el recinto para buscar a la
chica, tendrían que hacer que ella viniera a ellos.
«No los pierrrdas. Estoy en camino». Desconectó la
llamada, le guiñó un ojo a la guapa azafata mientras subía al
avión. Las cosas estaban mejorando.
CAPÍTULO DIECIOCHO

K AT INTENTÓ BAJAR MÁS LA FALDA CORTA , PERO NO PUDO LLEGAR


más lejos. Después de tomar una siesta y la cena que Benny,
literalmente, le había dado de comer en la cama, se sintió
segura de haber eliminado su migraña de raíz. Se sorprendió
y luego se emocionó cuando él le preguntó si quería un
recorrido por La Alianza. Los domingos por la noche solían
ser sus noches más lentas, le había dicho, pero eso no
significaba que no hubiera mucho que ver. Él le había
proporcionado los documentos de privacidad que ella tenía
que firmar, así como una lista de límites y protocolos a los
que debía adherirse. La mayoría de ellos eran bastante fáciles
de recordar, y Benny le había asegurado que todos la
ayudarían si accidentalmente hacía algo mal. Ella no tenía
autorización para jugar porque necesitaba una verificación
de antecedentes obligatoria y un análisis de sangre, por lo
que le dijo que en otro momento juntos completarían la lista
de límites. Esta noche, solo se le permitiría observar y
conocer de qué se trataba el BDSM.
Cuando Angie y Kristen descubrieron que se uniría a ellos,
se emocionaron y se ofrecieron a prestarle unas prendas. La
habían llevado al enorme apartamento que compartían Ian y
Angie en el primer piso del último edificio del complejo.
Kristen y Devon tenían la unidad encima de la suya y era
igual de espaciosa. Desde su pérdida de peso inducida por el
estrés, Kat había bajado a una talla seis desde su talla normal
diez, pero Angie tenía algunas prendas que habían podido
ajustar a su cuerpo más pequeño.
La falda negra que ahora usaba era una envoltura que se
ataba en la parte posterior de su estrecha cintura. Tenía un
ligero corte en forma de A y le cubría el trasero siempre que
no girara, haciéndolo visible hacia afuera. En la parte
superior, lucía una camisola azul turquesa con ribete de
encaje. Si bien sus partes estaban cubiertas, simplemente,
todavía estaba consciente del hecho de que no tenía ropa
interior puesta. Benny había insistido y tenía que admitir que
hacerlo la hacía sentir traviesa y sensual. Pero eso no
significaba que quisiera mostrarse a alguien más que a él.
Miró a Kristen y Angie mientras las tres cruzaban el
recinto hacia el club, se dio cuenta de que era la que menos
ropa llevaba. Angie llevaba un cómodo teddy rosa que llegaba
a la mitad de sus muslos. El tejido de encaje elástico era lo
suficientemente transparente como para ver a través de él,
pero la mujer actuaba como si no fuera gran cosa que sus
pezones pudieran verse. Kat también pudo ver que llevaba
una tanga a juego, y estaba casi celosa del cuerpo tonificado
pero curvilíneo de la mujer. Angie le había dicho que a Ian le
gustaba la lencería. Le encantaba hojear algunos de los
catálogos íntimos más bonitos y traviesos en busca de cosas
nuevas para que ella se pusiera.
El atuendo de Kristen se encontraba entre los otros dos.
Llevaba un sujetador negro a juego y un conjunto de bragas
con una superposición negra transparente. Si bien era sexy,
no era menos de lo que algunas mujeres usaban junto a la
piscina o en la playa.
Mientras atravesaban la puerta que separaba el club del
resto del complejo Trident, las sandalias golpeaban sus
talones, casi en sincronía. Las chicas le habían dicho que los
pisos del club estaban alfombrados, con la excepción del
interior de las áreas de escena, por lo que la mayoría de las
sumisas iban descalzas. No se permitía vidrio en lo que ellos
llamaban el ‘Pozo’, por lo que no tenían que preocuparse por
nada que pudiera cortarles los pies. Las áreas de las escenas
eran de madera pulida y el personal las limpiaba
constantemente para eliminar cualquier factor que diera
‘asco’.
Al subir las escaleras hacia la entrada del segundo piso,
las mariposas en el estómago de Kat tomaron vuelo. Su
nerviosismo debió reflejarse en su rostro porque Angie le dio
una sonrisa alentadora mientras mantenía la puerta abierta
para ella. «Relájate. Estarás bien. ‘Boomer’ te dará un collar
para que te lo pongas, con eso nadie más podrá tocarte. Si
tienes alguna pregunta, dinos a una de nosotras. Todas
hemos estado en tus zapatos antes… bueno, en realidad, en
tus chanclas».
Kat cruzó la puerta y sus ojos se encontraron de
inmediato con los de Benny. La estaba esperando en el
vestíbulo del club junto con Devon e Ian. Y santo infierno,
¿parecían todos recién salidos de una sesión de fotos de la
revista Playgirl? Ian y Devon usaban pantalones de cuero,
pero los estilos eran ligeramente diferentes. Ian tenía una
cremallera en la parte delantera y combinaba los pantalones
negros con una camiseta gris ajustada. Devon tenía la
entrepierna atada y vestía un chaleco de cuero negro a juego
sin camisa. Pero era Benny quien pensaba que era el más
sexy, y esperaba no estar babeando. Debajo de su chaleco de
cuero marrón abierto, no llevaba camisa y se veía su pecho
duro como una roca y sus abdominales en piel bronceada por
el sol. Sus jeans descoloridos le quedaban como un guante, y
el bulto detrás de la cremallera le hizo la boca agua. Un
cinturón de cuero marrón atravesaba las presillas de su
cintura y se ajustaba a las gastadas botas que llevaba en los
pies.
Él le tendió la mano, sonriendo ampliamente cuando ella
la tomó. «Carajo, nena. Justo cuando creo que no puedes
ponerte más sexy, me demuestras que estoy equivocado.
Creo que voy a empezar a llamarte mi ‘Gatita Sensual’».
Sacó un sencillo collar de cuero negro, le indicó que se
girara y levantara su cabello. Sus dedos rozaron su piel
mientras lo colocaba alrededor de su cuello y conectaba el
gancho y el broche a su espalda. Tocó la fina hebra y lo miró
de nuevo. «¿Está bien?».
«Por ahora. Voy a tener que empezar a pensar en uno
permanente para ti, como lo han hecho Angie y Kristen.
Quiero diseñarlo yo mismo».
Kat estaba encantada de que quisiera mostrarles a todos
que ella le pertenecía. Había notado antes los cuellos de las
otras mujeres. La de Kristen era una gargantilla de platino
con diamantes espaciados uniformemente en toda su
longitud. Le había mostrado a Kat el colgante de zafiro
extraíble que ocasionalmente usaba con él. El collar de
diseño personalizado hacía juego con el anillo de
compromiso que Devon también le había dado, que tenía
pequeñas piedras azules rodeando el gran diamante en forma
de lágrima. Angie llevaba uno de los dos collares que le había
comprado Ian. El de todos los días era una cadena de estilo
bizantino de oro amarillo con un colgante de candado que
había estado usando antes. El que tenía ahora era un collar
de oro blanco de cinco centímetros de ancho con un corazón
de diamantes en el centro. Era impresionante y debió costar
una fortuna. Pero a Kat no le importaba el collar que usara,
siempre que fuera de Benny.
Tomó su mano de nuevo y le colocó una banda amarilla en
su muñeca que decía ‘no jugar’. «¿Estás lista para entrar?».
Se le escapó una risita nerviosa y respiró hondo. «Oh, qué
diablos. Solo se vive una vez, o, en mi caso, dos. Hagamos
esto antes de que pierda el valor».
El grupo se rió con ella mientras seguía a Benny hacia las
grandes puertas de madera que conducían al club. Tiny
estaba haciendo guardia y les abrió una de las puertas. A Kat
no le pasó desapercibido que llevaba una pistola enfundada
en la cadera. Le habían dicho que habían aumentado la
seguridad en el complejo hasta que estuviera fuera de
peligro. El enorme hombre sonrió a las tres mujeres mientras
pasaban junto a él. «Hola, señorita Katerina. Hola señoritas.
Lucen hermosas como siempre. Que tengan una buena
noche».
Kat le dio las gracias mientras cruzaba el umbral del brazo
de Benny. Su mandíbula cayó cuando las imágenes, los
sonidos y los olores del club asaltaron sus sentidos. Trató de
mirar a todas partes a la vez, pero era físicamente imposible,
así que examinó una sección a la vez. El segundo piso era
básicamente una herradura que daba al piso de abajo. A su
izquierda, en la base de la ‘U’, había una barra curva de
madera oscura con intrincadas tallas. Un mesero sin camisa
estaba sirviendo bebidas a los miembros. Su corbatín rojo y
sus pantalones negros eran lo que le habían dicho que era el
uniforme de empleado sumiso. Una mesera estaba esperando
su ronda de bebidas, vestida con una falda negra corta,
sostén rojo y corbata de moño.
Pero fueron los clientes quienes la dejaron boquiabierta.
Mientras que algunos estaban vestidos con ropa adecuada
para cualquier club de la ciudad, otros estaban
prácticamente, si no completamente desnudos. En el bar,
charlando, había dos mujeres vestidas con trajes de moda,
pero arrodillado a sus pies había un tipo que vestía solo una
tanga y un collar negro sujeto a una correa. Otras personas se
paseaban en diversos tipos de vestimenta, y Kat estaba
agradecida por lo poco que llevaba. Al menos sus tetas y su
culo estaban cubiertos.
Al escanear el área, a Kat le encantó cómo la alfombra gris
y las paredes color burdeos le daban al club una atmósfera
cálida. La iluminación consistía en candelabros y apliques de
hierro forjado, y había numerosas áreas para sentarse con
sofás, tumbonas, sillas con respaldo alado y mesas de
madera oscura. Al otro lado de la barra había una gran
escalera al piso de abajo. Barandales de latón bajaban por el
costado de los escalones y rodeaban el balcón. Más asientos,
en forma de mesas de pub y taburetes, permitían a los
miembros sentarse y observar las actividades en el Pozo,
desde arriba.
Dos hombres, uno de los cuales se parecía
inquietantemente a Ian y Devon, se acercaron al grupo y ella
supuso que se trataba de su primo Mitch. Era un poco más
bajo que los hermanos y sus ojos azules no eran tan
llamativos, pero su cabello y rasgos faciales eran
definitivamente del ADN Sawyer. Vestido con un par de
pantalones de vestir negros y una camiseta negra ajustada,
se comportó con confianza. El otro hombre era delgado y,
con su pelo y perilla color sal y pimienta, supuso que tendría
unos cincuenta años. Una imagen de Drácula apareció en su
mente al verlo con sus pantalones de cuero negro y su camisa
de vestir. Todo lo que le faltaba era una capa y algunos
colmillos. La forma en que la miraba de arriba abajo la hizo
estremecerse y acercarse a Benny. Al estudiar a los dos
hombres, la primera palabra que le vino a la mente fue la de
Dominante, y Kat se dio cuenta de que podía clasificar a los
clientes del club por su vestimenta y/o comportamiento.
Junto a ella, Benny le pasó el brazo por los hombros e hizo
un gesto a los dos recién llegados. «Kat, este es el Amo
Mitch, copropietario y gerente del club. Y este es el Amo Carl,
que más vale que sea amable si quiere permanecer de pie».
El Amo Carl ignoró la advertencia de Benny mientras
tomaba la mano de Kat y le besaba los nudillos. «Entonces,
este es la pequeña gatita de la que el Amo Carter estaba
hablando. No mintió cuando dijo que eras una felina muy
atractiva. Miau. Eres bienvenida a usar mi poste de rascado
cuando quieras, mi gatita…».
Mientras Benny gruñía y le quitaba la mano del agarre del
otro hombre, Kat se sonrojó de forma incómoda. El grupo se
rió e Ian tiró del brazo al Amo Carl obligándolo a retroceder
fuera de su espacio personal. «Kat, tendrás que perdonar al
Amo Carl. Hemos estado tratando de educarlo desde hace un
tiempo. Uno de estos días va a orinar en el arenero
equivocado. Aparte de ser un sádico, es inofensivo».
«Um… está bien». Kat no estaba segura de qué más decir
a eso.
Kristen puso su mano sobre el brazo de Kat. «No te
preocupes. Parece un tiburón, pero en realidad es un gran
oso de peluche. Pero si se ofrece a mostrarte su látigo, corre
en la otra dirección».
El Amo Carl intentó fruncir el ceño, pero no tuvo éxito.
«Todos me arruinan mi diversión. Sin embargo, es un placer
conocerte, pequeña, y te doy la bienvenida a nuestro club».
Antes de que nadie pudiera decir más, Tiny se acercó y se
dirigió a Ian. «En la puerta principal hay un vehículo con
tres varones desconocidos que exigen la entrada al club. Los
guardias los tienen a punta de pistola».
Cuando Tiny y Devon se dirigieron hacia la puerta, Ian se
volvió hacia su primo. «Las mujeres están bajo tu vigilancia
y nadie sale al estacionamiento hasta que aclaremos esto».
«Entendido. Pondré seguridad adicional en las puertas».
Mitch hizo una señal a dos hombres con camisas rojas
abotonadas y comenzó a ladrar órdenes.
Mientras tanto, Benny señaló al gerente, pero sus ojos
estaban puestos en Kat. «Te quedas con Mitch, pase lo que
pase, y haces exactamente lo que él dice. Vuelvo enseguida».
Kat sintió que la sangre se le escapaba de la cara, pero
logró asentir. «E-está bien. Pero ten cuidado».
No estaba segura de si la había escuchado porque él e Ian
ya estaban corriendo por las puertas dobles del vestíbulo.
Angie puso su brazo alrededor del hombro de Kat cuando
Kristen se paró frente a ella, llamando su atención. «Va a
estar bien, Kat. Esto es lo que hacen y son los hombres mejor
entrenados que existen».
Ninguna de las dos quería decirle cómo ambas se habían
enterado de eso de primera mano. El año pasado, Kristen casi
había sido un daño colateral cuando un sicario fue trás
Devon, Ian, Jake y Brody. Y hace cinco meses, Angie y Jenn
habían sido tomadas como rehenes por sucios agentes de la
DEA después de que la operación encubierta del mejor amigo
de Angie, Jimmy, fuera descubierta. Desafortunadamente,
Jimmy había muerto durante el exitoso rescate de las
mujeres, y Angie todavía estaba de duelo y tenía pesadillas
por el incidente.
Mitch se reunió con ellos y sugirió que llevaran a Kat a
una de las áreas de asientos vacías. «Está muy pálida y no
quiero que se desmaye». Mientras las mujeres se sentaban,
le indicó a una de las meseras que trajera algunas botellas de
agua. Tomó uno, la abrió y la puso en la mano de Kat. «Bebe,
Kat».
Ella no recordaba cómo había llegado la botella de agua a
su mano; se había concentrado en las puertas que daban al
vestíbulo. Al oír las palabras de Mitch, miró su mano y luego
a la bonita mesera morena que le sonreía.
«Hola, ¿te acuerdas de mí? Nos conocimos en la tienda el
otro día. Soy Cassandra. Es un placer verte de nuevo».
Surgió el reconocimiento. Ahora Kat tenía dos cosas en la
cabeza. Uno, ¿Benny estaba bien afuera? Y dos, ¿había tenido
sexo con la pequeña mujer que estaba frente a ella? Trató de
ser educada a pesar de las oleadas de celos que la recorrían.
«Oh, sí. Hola. Es bueno verte también».
Cassandra entregó las botellas de agua a Kristen y Angie,
quienes le dieron las gracias. Se volvió hacia Kat. «Tenía la
sensación de que te vería aquí pronto. Parece que el Amo Ben
ya no está en el mercado, y estoy feliz por ustedes dos. Es un
gran tipo y se merece a alguien especial. De todos modos, si
necesitas algo más, házmelo saber».
Al ver a la amigable mesera alejarse, Kat sintió la mano de
Angie en su brazo. «Sé lo que estás pensando, Kat. Tienes
que superar el hecho de que ‘Boomer’ tuvo una vida mientras
pensaba que te habías ido. El caso es que ahora está contigo
y, por la forma en que te mira, puedo decir que no quiere a
nadie más».
Kat asintió y luego tomó un sorbo de agua, sabiendo que
la otra mujer tenía razón. Más temprano en el día, sentada
cerca del estanque de koi, el tema de su regreso a la vida de
Benny y directamente a sus brazos, era el tema principal de
conversación. Angie y Kristen no habían hablado mucho
sobre el club frente a Jenn y Eileen Michaelson, pero lo
habían hecho mientras buscaban algo para que Kat se
pusiera. Le explicaron cómo algunas de las interacciones
BDSM eran solo físicas, sin los enredos emocionales y el
drama que venía con las relaciones tradicionales. Y le gustara
o no, había mujeres en el club con las que Benny había
jugado. Sabía que estaban tratando de tranquilizarla. No era
como si hubiera esperado que él fuera un monje célibe
durante doce años cuando pensó que ella estaba muerta. Pero
los pocos hombres con los que había salido a lo largo de los
años nunca le habían dado una razón para estar celosa, por
lo que era una nueva emoción para ella. Uno que tendría que
superar si quería que esto funcionara entre ellos, y quería eso
más que cualquier otra cosa en el mundo.
Pasaron unos buenos diez minutos antes de que los
hombres volvieran al club y Mitch se relajó visiblemente. Kat
podía decir por la forma en que estaban bromeando y riendo
que no había sucedido nada serio. Las tres mujeres
comenzaron a ponerse de pie cuando sus hombres se
acercaron, e Ian les indicó con la mano que volvieran a
sentarse. «Nada de que preocuparse. Solo unos pocos
imbéciles borrachos, apenas con la edad legal, que buscaban
unos azotes y unas cosquillas. De alguna manera, se
enteraron del club y pensaron que era una combinación de
espectáculo de striptease y casa de putas. El conductor idiota
sacó un cuchillo cuando los guardias no los dejaron entrar,
luego se mojó los pantalones cuando se enfrentó a un arsenal
completo. Llegó la policía y se está ocupando de ellos».
El grupo estalló en risas y comentarios sobre la estupidez
cuando Benny tomó la mano de Kat y la levantó en sus
brazos. «¿Estás bien? Lamento que hayamos tenido que
asustarte».
Ella se fundió con él. «No fue tu culpa. Me alegro de que
nadie haya salido herido. No podría vivir conmigo misma si
lo hicieran».
«Oye». Su mano pasó por debajo de su barbilla e inclinó
su cabeza hacia atrás para que pudiera ver su rostro. «Te lo
sigo diciendo, nada de esto es tu culpa, ‘Gatita’. Sé que te
resulta difícil de creer, pero los malos y tu padre tienen la
culpa. Aunque dudo que se diera cuenta de que te estaba
poniendo en peligro al tomar el dinero, debería haberlo
hecho». Se inclinó y bajó la voz, sus labios tocaron su oreja.
«Ahora, dado que la emoción se acabó, ¿qué tal si te llevo a
un recorrido y te emociono de otra manera? Una manera que
te hará mojar y me suplicarás que te haga cosas malas».
Se sonrojó por su sugerencia y Kat se estremeció y dejó
que la condujera a la gran escalera. Le entregó una tarjeta del
club a uno de los guardias de seguridad que la escaneó a
través de una computadora de mano. Mostraba que a Benny
le habían servido dos o menos bebidas alcohólicas y se les
permitía entrar al Pozo. La pulsera amarilla de Kat indicaba
que no se le permitía jugar en absoluto como invitada, por lo
que no necesitaban saber si había bebido algo.
Al descender al Pozo, las mariposas de Kat regresaron y se
estremeció. Benny debió haber sentido su reacción porque se
detuvo y tiró de ella hacia un lado de las escaleras, fuera del
camino del tráfico. «¿Estás bien? ¿Seguro que quieres hacer
esto? Si no quieres, podemos irnos ahora, ‘Gatita’. Esto es
una parte de mi vida, pero te quiero en mi vida más que
nada. Puedo dejarlo si tengo que hacerlo».
Sabía que lo decía en serio por la expresión de sus ojos. La
amaba y no dejaría que nada se interpusiera en su camino. Ni
siquiera algo que hubiera disfrutado durante años sin ella.
«No, no quiero irme todavía. No sé si esto es algo que pueda
hacer, pero no lo sabremos hasta que lo intente, ¿verdad?
¿Podemos tomarlo con calma?».
Con un toque tierno que derritió su corazón, Benny
ahuecó su mejilla. «Absolutamente. Te diré una cosa:
caminaremos un poco y observaremos algunas escenas que
son relativamente mansas. Luego volveremos a nuestra
habitación y hablaremos de lo que te gustó y lo que no te
gustó, ¿de acuerdo? De todos modos, esta noche no podemos
jugar aquí. Si algo te molesta, dímelo y seguiremos adelante.
Significas más para mí que este estilo de vida, ‘Gatita’, y toda
buena relación tiene un compromiso entre ambas partes.
Solo tenemos que encontrar el nuestro».

AL TOMAR LA INICIATIVA y su mano también, ‘Boomer’


se abrió paso entre la multitud. Pasó por alto a la Ama China
azotando a un sumiso masculino, una escena de juego de
cera y otra donde los pezones y el clítoris de la sumisa
femenina estaban sujetos con pinzas. Llegaron a un banco de
azotes donde una sumisa llamada Shelby estaba atada y
Carter le enrojecía el culo. La rubia de la vida real era
conocida por usar pelucas de diferentes colores para
combinar con sus diminutos atuendos, y esta noche no era
una excepción. Su cabello lacio de color púrpura
complementaba su sujetador de lunares y su minifalda que
actualmente estaba recortada alrededor de su cintura.
‘Boomer’ miró a Kat y sonrió ante su expresión sorprendida,
pero interesada. Ella no miraba a otro lado y él lo tomó como
una buena señal. Se puso detrás de ella, la agarró por las
caderas y la dejó sentir su erección contra su trasero. Se
alegró cuando ella le dio una pequeña sacudida en
reconocimiento.
La posición en la que estaba Shelby permitía que todos
vieran su culo desnudo y sexo afeitado. Sus nalgas estaban
rojas por las huellas de las manos de Carter, y su coño
humedecido. El Dom se paró al lado del banco y se inclinó
para decirle algo a la sumisa mientras su mano apretaba su
tierna carne. Lo que sea que le dijo la hizo asentir con su
cabeza cubierta de púrpura. Sonrió, dio dos pasos hacia una
bolsa de lona negra que estaba en una mesa lateral y
comenzó a hurgar en ella. ‘Boomer’ sintió que Kat contenía
la respiración mientras esperaba a ver qué sacaba Carter de
su bolsa de juguetes. El Dom seleccionó un paquete nuevo y
pequeño y rompió el sello. Un objeto negro cayó en su mano
y antes de volverse hacia su sumisa, también recuperó un
tubo de lubricante.
‘Boomer’ apartó el pelo de Kat de su hombro para poder
susurrarle al oído. «Esto es lo que quiero hacerte algún día
pronto. Él va a poner un tapón en el trasero de Shelby, y
estimulará todos los nervios hasta que ella le ruegue que la
deje correrse».

KAT NO PODÍA APARTAR los ojos de la escena frente a ella.


Era la cosa más erótica que había visto en su vida, y aunque
una parte de ella se avergonzaba de mirar, lo encontraba
excitante y no podía dejar de verlo. Mientras las palabras de
Benny le hacían cosquillas en el oído, Kat miró al guapo Dom
que definitivamente se estaba divirtiendo. Su polla estaba
abultada detrás de la cremallera de sus pantalones de cuero
marrón y ella no pudo evitar pensar, Dios mío, que era
enorme. Una Henley ceñida y de manga corta mostraba su
torso esculpido, y ella tendría que estar muerta para no
apreciar su físico. En el cuello en V, podía ver un indicio de su
pecho desnudo, y su barbilla tenía una capa de rastrojo
vespertino. Mientras sus ojos viajaban más hacia arriba, se
dio cuenta de que la había sorprendido mirándolo. Kat se
sonrojó cuando él le dio un guiño juguetón antes de volver su
atención a su sumisa contenida.
No podía apartar los ojos de las manos de Carter mientras
él preparaba el tapón anal y luego usaba sus dedos lubricados
para preparar a Shelby para que lo aceptara. La música llenó
el aire, y al ritmo de él bombeó uno, luego dos dedos dentro y
fuera de su agujero trasero. A la sumisa obviamente le
encantaba porque estaba pidiendo más. «Más rápido. Más
fuerte. Por favor, Señor». Pero el Dom rió entre dientes y se
tomó su tiempo para estirarla, preparándola para que
recibiera el gran tapón.
Kat se sorprendió al darse cuenta de que su coño también
se apretaba al ritmo. Benny frotó su erección entre sus
nalgas, y ella gimió e inclinó las caderas, deseando que lo
hiciera de nuevo. Y no la decepcionó. Por detrás, metió la
mano entre sus piernas, y ella jadeó cuando hundió un dedo
en su propio coño goteando. Apretó las piernas con fuerza.
Miró hacia abajo y luego alrededor, se aseguró de que su
falda todavía la cubría por delante y que nadie los estuviera
mirando. Nadie lo hacía, y Benny comenzó a acariciarla a un
ritmo sensual, siguiendo el ritmo de Carter.
Su sensual voz le susurró al oído. «Mi ‘Gatita’ está
apetecible y está mojada. Espero que Carter haga esta escena
rápido, de lo contrario voy a mandar al diablo a las reglas. Te
inclinaré sobre el respaldo de un sofá y te follaré aquí
mismo, frente a todos».
Uno de sus otros dedos rozó su clítoris y las piernas de
Kat comenzaron a temblar mientras más humedad fluía de
su coño. El deseo que recorría su cuerpo hizo que su
vergüenza rápidamente pasara a segundo plano frente a su
necesidad de más placer. «Yo … pensé que podíamos… que
no podíamos jugar».
Casi lloró de decepción cuando sus dedos se retiraron y
bajó la parte de atrás de su falda de nuevo. Giró la cabeza
hacia él, vio con asombro cómo él lamía los jugos de su dedo.
«Tienes razón. Pero no pude evitarlo. Estaré bien, lo
prometo. Muy, muy bien».
La perversa diversión en su voz le decía que estaba
hablando insinuaciones, y deseaba que se les permitiera
jugar. No quería nada más que inclinarse y sentirlo
profundamente dentro de ella, golpeándola por detrás. La
cruda necesidad la inundó. Ella se humedeció los labios
mientras miraba los de él. «¿Te decepcionaría si dijera que
quiero volver a nuestra habitación ahora mismo y jugar?».
Una sonrisa satisfecha cruzó su rostro, y Kat supo que lo
único que no sentía era decepción.
CAPÍTULO DIECINUEVE

E ILEEN M ICHAELSON SE DIO LA VUELTA Y ESTUDIÓ A SU AÚN GUAPO


marido de cincuenta y ocho años. Eran las dos y media de la
mañana y no podía dormir mientras Rick roncaba los efectos
restantes del Benadryl. No había necesitado el Epi-pen,
gracias a Dios, pero se había quedado dormido todo el
trayecto a casa y apenas había alcanzado a ver las noticias de
la noche antes de meterse en la cama. Un medicamento de
venta libre hacía lo que, a lo largo de los años, muchos
terroristas y tipos malos habían intentado, pero que habían
fallado en hacer: dejar a su enorme y aguerrido SEAL de la
Marina noqueado.
A veces, no podía creer que llevaran casados casi treinta y
cinco años. Faltaban seis meses para su aniversario y ella
amaba a Rick más que nunca. Tuvieron unos primeros años
difíciles con él fuera del país durante semanas o meses
seguidos, y las llamadas telefónicas habían sido esporádicas,
según lo exigía la misión del equipo. Pero eran momentos
como este cuando estaba agradecida de haber resistido las
tormentas y estar junto a él.
Cuando llevaban cinco años casados, después de dos
abortos espontáneos, ella había perdido la esperanza de darle
a Rick el hijo que sabía que ambos deseaban tan
desesperadamente. Entonces, un día, mientras lo
desplegaban Dios sabe dónde al otro lado del mundo, ella
trajo a casa una prueba de embarazo después de perder su
período por segunda vez en otros tantos meses. Había estado
aterrorizada al tener la esperanza de que fuera positivo y
que, si lo era, pudiera llevar su embarazo a término.
Habían pasado otras tres semanas antes de que pudiera
decirle a Rick que iba a ser padre. Ella acababa de entrar al
segundo trimestre y las únicas dos personas que lo sabían
eran su madre y su suegra. Las dos abuelas que esperaban
ser, habían notado los cambios sutiles en el cuerpo de Eileen
y habían jurado guardar el secreto hasta que Rick pudiera ser
informado. Por su lado, él se encontraba en las nubes
después de que ella le diera la noticia por teléfono, pero
pasaron cinco semanas más antes de que pudieran abrazarse
de nuevo. Y, de un modo u otro, había llegado a los Estados
Unidos varios meses después de que ella tuviera a su hijo.
A lo largo de los años, habían tenido sus altibajos, pero se
las arreglaron para mantener su matrimonio a flote a pesar
de las largas ausencias de Rick por misiones de las que no
podía hablarle. Ahora disfrutaban de sus semi jubilaciones en
Florida. Ella trabajaba como tutora a tiempo parcial para
niños con discapacidades de aprendizaje y era voluntaria en
un refugio local de animales. Rick había aceptado una
asignación ocasional para Trident o fungía de reemplazo
cuando un amigo de pesca necesitaba un compañero
adicional para su negocio de alquiler. Pero a pesar de su
felicidad, algo faltaba. Eileen esperaba que el regreso de
Katerina significara que su hijo pudiera asentarse y les diera
los nietos que tanto esperaban. Si dos personas merecían un
‘felices para siempre’, eran Kat y Ben.
Un relámpago brilló fuera de la ventana de su dormitorio
y siguió un trueno. Las tormentas rápidas eran normales en
Florida y probablemente desaparecerían en unos treinta
minutos. Incapaz de volver a dormirse, Eileen decidió ir a
prepararse un poco de té y tal vez leer un rato. Aprovechó un
indicio de la luz que entraba por las persianas de la farola del
frente, agarró su albornoz ligero y salió al pasillo, cerrando
la puerta del dormitorio detrás de ella. Pulsó el interruptor
de la luz, pero no pasó nada. Al intentarlo de nuevo, asumió
que la tormenta los había dejado sin electricidad y usó sus
manos a lo largo de la pared como guía. No fue hasta que
entró en la cocina que se le ocurrió una idea. La farola no se
habría encendido si el vecindario se hubiera quedado sin
energía. Se dio cuenta de que no estaba sola un segundo
antes de que una mano fuerte cubriera su boca bloqueando
su grito.
«Calla o te corrgtarré garrganta».

E L BRAZO DE ‘BOOMER’ estaba alrededor de la cintura


desnuda de Kat, y su mano encontró su pecho. Sabía que
debía dejarla dormir después de la gimnasia sexual que
habían realizado antes, pero su polla estaba dura y la deseaba
de nuevo. Había visto el intercambio entre Kat y Carter antes,
y aunque una parte de él estaba celosa, otra parte se
preguntaba si estaría interesada en dejar que el otro Dom se
les uniera algún día. Se trataba de complacerla de todas las
formas posibles. Había participado en varios ménages a lo
largo de los años y algunos habían sido con el agente de
operaciones encubiertas. Carter nunca robaría a la mujer de
otro hombre, pero el chico amaba a la población femenina, y
cualquier forma en que pudiera complacerlas sexualmente
estaba bien para él.
Masajeó su exuberante pecho y ‘Boomer’ besó el hombro
desnudo de Kat, apretando su erección contra su trasero. Ella
se agitó en sus brazos y rodó hacia él dejándolo reemplazar
su mano con su boca. Él jugueteó con el pezón, chupando y
lamiendo hasta que su espalda se arqueó. Se le escapó un
gemido y él levantó los ojos para ver que estaba
completamente despierta. Y había suficiente luz de luna
entrando por las persianas para que él viera que estaba muy
excitada.
Dando al tenso pezón otro golpe de su lengua, él le sonrió.
«Lo siento, te desperté».
Metió las manos en su cabello y tiró hacia abajo hasta que
su boca se cerró alrededor de su pecho de nuevo. «No, no
estabas dormido, y yo tampoco. No te detengas, se siente tan
bien».
Las piernas, las caderas, los hombros y los brazos se
movieron, y pronto su torso estuvo acunado entre sus
muslos. Una mano le tocó el otro pezón mientras seguía
chupando el primero. Sus suspiros y jadeos lo estaban
poniendo más duro. «Manos sobre tu cabeza, ‘Gatita’.
Sujétate de la cabecera y no la sueltes. Escuché a Carter
estrellarse en la puerta de al lado hace unos diez minutos,
por lo que es posible que desees mantener esos sonidos tuyos
al mínimo. Aunque dudo que le importe escucharte».
Sus caderas se movieron contra él, y él pellizcó su pezón
haciéndola gritar. «¡Oh, oh, mierda!».
‘Boomer’ intercambiaba tetas, pegando su boca a la que
acababa de pellizcar. Chupaba el pico rígido en su boca y
movía su cuerpo hacia un lado para que su mano pudiera
deslizarse hacia su coño. Con un dedo, rodeó su clítoris una
vez, luego dos antes de bajar hasta sus labios hinchados. Ella
estaba lista para él, pero él todavía no estaba listo para
tomarla. Quería provocarla hasta que ella le suplicara como
lo había hecho antes, cuando la había devorado a través de
tres poderosos orgasmos.
Con cautela, introdujo un dedo en su canal caliente,
esperando que no estuviera dolorida. Cuando abrió más las
piernas, dándole un mejor acceso, agregó otro dedo y
comenzó a golpear su clítoris con el pulgar. Una de sus
manos dejó la cabecera y agarró su cabello. Soltó su pecho
con un chasquido. «Uh-uh, ‘Gatita’. ¿Qué te dije? He estado
esperando una excusa para azotarte esta noche, y te la acabas
de ganar».
Kat replicó. «¿Q-Qué? ¿Hablas en serio? Estoy lista para
correrme, ¿y quieres azotarme?».
«Correcto. Ven aquí». Se sentó, la agarró por las caderas
y la puso boca abajo, ignorando su jadeo y chillido. La
levantó y luego la colocó sobre su regazo. Su trasero desnudo
lo provocaba, y él acarició las pálidas nalgas mientras ella se
retorcía. Se le ocurrió otra idea y se acercó a la mesita de
noche donde antes había colocado un nuevo tubo de
lubricante. Todavía no podía tomar su agujero virgen, pero
podía darle una pequeña muestra de lo que estaba por venir.
‘Boomer’ le abrió las nalgas y Kat instintivamente se
inclinó hacia atrás con las manos para cubrirse. «¿Qué estás
haciendo?».
Él agarró sus muñecas con una mano y las sostuvo en la
parte baja de su espalda. «Shh. Tranquila, ‘Gatita’. No voy a
hacer nada que no crea que disfrutarás. Dale una
oportunidad, eso es todo lo que te pido. ¿De acuerdo?».
Su cuerpo tenso se relajó un poco y él soltó sus muñecas.
Acarició su espalda, culo y piernas, sintió que ella se fundía
en él aún más. Sus pensamientos se desviaron hacia lo que
había estado pensando antes de que ella despertara. Suponía
que nunca lo sabría a menos que se lo pidiera y eso decidió
hacer. «¿Qué piensas de Carter?».
«¿Qué quieres decir? Parece una buena persona».
«¿Te atrae?».
Kat lo miró por encima del hombro con el ceño fruncido
por la confusión. «Creo que la mayoría de las mujeres dirían
que es guapo». Ella no agregó, ‘siempre y cuando no
estuvieran muertas’, pero él estaba seguro de que las
palabras estaban en la punta de su pequeña lengua húmeda.
«Eso no es lo que estaba preguntando, ‘Gatita’, y lo
sabes». Él apretó su trasero, luego deslizó sus dedos por su
coño mojado, provocándola mientras ella se retorcía en su
regazo. «Ahora que ya no eres virgen, si tú y yo no
estuviéramos juntos, y Carter coqueteara contigo, ¿te
acostarías con él?».
Ella lo miró boquiabierta. «¿Estás enojado conmigo? No
hay nada de qué estar celoso. Estoy contigo, no con Carter. El
hecho de que crea que otro chico es guapo no significa que
quiera acostarme con él».
Le dio un pequeño golpe a su clítoris y sonrió cuando ella
movió sus caderas, tratando de acercarse y de ponerse
encima desde abajo. Levantó la otra mano, le dio una nalgada
fuerte en el culo y luego hundió su dedo dentro de ella,
acariciándola más arriba, pero no lo suficientemente alto.
«¡Ay! ¡Ohhhhh, mierda!».
«Así, ¿hmm? Pon tus manos debajo de tus nalgas y
mantenlas ahí. El dolor puede ser muy placentero, ‘Gatita’.
Planeo mostrarte cuánto». Redujo su ritmo de provocación.
«Ahora, volvamos a mi pregunta. Debo admitir que tuve un
momento de celos antes, pero conozco a Carter lo
suficientemente bien como para que no sea un problema. Lo
que estoy tratando de averiguar es cómo te sentirías si le
pidiera que se una a nosotros… aquí… ahora».
Kat intentó voltearse para mirarlo, pero él la mantuvo
firme. «¿Te refieres a un ménage? ¿Un trío? ¿En serio?».
«En serio. Y si dices que no, entonces está bien. No
hemos revisado tu lista de límites todavía, así que pensé que
mejor te lo preguntaría».
Empujó sus manos hacia arriba, torció la parte superior
del torso. «¿Puedes parar para que pueda darme vuelta un
segundo, por favor? Entonces podemos hablar de esto
primero. No puedo pensar cuando estás haciendo eso. No
digo que no, pero tampoco digo que sí».
Sacó su dedo de su coño, la giró y la sentó en su regazo, su
rígida polla presionada contra su cadera. Si su respuesta era
sí o no, él todavía le iba a provocar algunos orgasmos antes
de encontrar su propia liberación. Había estado involucrado
en algunos ménages por primera vez, pero esta era Kat, y
todo esto era nuevo para ella. Alargó la mano, encendió la
lámpara de la mesilla de noche para que pudieran verse
mejor. «Déjame explicarte algunas cosas antes de que me
respondas. Una de las cosas de un ménage es la confianza.
Tienes que confiar en mí para asegurarte de que el tercero,
ya sea Carter o alguien más, no haga nada que no te guste o
que pueda lastimarte. Todo lo que haga tendrá que ser
autorizado por mí primero, y no permitiré nada con lo que
no te sientas cómoda. El tercero de una escena está ahí para
realzar el placer de la mujer. Imagina que tengo cuatro
manos en lugar de dos, tocándote y complaciéndote. Tal vez
mientras mi boca se come tu coño, él estará chupando estas
deliciosas tetas tuyas». Cerró su mano alrededor de una y
comenzó a juguetear con ella. Gimió y se movió en su regazo
y sacó el pecho, invitándolo a hacer más. «Mientras me follo
tu dulce coño, él lo hará en tu boca. Pero no te preocupes, no
se correrá en tu boca… se vendrá por todo tu pecho en el
último segundo. Entonces haré que te corras antes que yo.
Así que dime, ‘Gatita’. ¿Quieres experimentar a dos hombres
que no harán nada más que complacerte, rompiéndote en un
millón de pedazos una y otra vez?».
«Síííííí». Su respuesta salió como un siseo, casi
rogándole que hiciera lo que quisiera.
Detuvo su sensual asalto a su pecho y la agarró del
cabello, abrazándola para que ella lo mirara directamente.
«Dilo de nuevo, ‘Gatita’. Necesito saber que no tendrás
ninguna reserva después de que comencemos. ¿Es esto lo que
quieres? ¿Tú, yo y Carter?».
Su mano se acercó para ahuecar su mandíbula, su barba
áspera contra su suave palma. «Sí, siempre que seas tú
quien tenga el control, entonces sí, quiero esto. Quiero
probar cosas nuevas contigo, pero solo si tú también las
quieres».
«Te amo, ‘Gatita’. Prometo que esto será bueno. Si algo te
asusta o no te sientes bien, usa tu palabra segura ‘rojo’, ¿de
acuerdo?». Se inclinó y tomó posesión de su boca, probando,
provocando y saboreando antes de alejarse de nuevo. «¿De
acuerdo?».
«De acuerdo. Y yo también te amo».
«Otra cosa. Mientras jugamos, no olvides que quiero
escuchar ‘Amo’ de tu linda boca y llamar a Carter, ‘Señor’».
Ella se humedeció los labios. «Sí, Amo».
‘Boomer’ levantó la mano por encima de la cabecera y dio
unos golpes a la pared entre su habitación y la de Carter. No
se sorprendió demasiado cuando la puerta se abrió un
segundo después y el hombre entró vistiendo solo un par de
pantalones de chándal. El algodón gris no hacía nada para
ocultar su prominente erección. Su cabello todavía estaba
húmedo de una ducha y peinado hacia atrás, hacia abajo
suelto de su cola de caballo anterior.
«Jesús, te tomó un puto largo tiempo. Pensé que iba a
tener que masturbarme». Ante la expresión de asombro de
Kat, agregó: «Hola, pequeña. Sí, las paredes de aquí son lo
suficientemente delgadas para escuchar a través de ellas.
Necesitamos que Ian arregle eso. Pero si hubieras dicho ‘no’,
no te habría hecho saber que escuché nada porque no me iba
a gustar avergonzarte». Se detuvo junto a la cama y la miró
con aprecio. «Maldita sea, estás aún más bonita desnuda».

KAT SE HABÍA SORPRENDIDO por su repentina


aparición, y por su torso desnudo que le atrajo su atención y
se había olvidado de que estaba desnuda. Estaba a punto de
levantar las manos para cubrirse, pero Benny la detuvo.
«Uh-uh, ‘Gatita’. No hay necesidad de cubrirse. Déjalo
que mire lo hermosa que eres». La giró en su regazo para
que sus piernas cayeran a ambos lados de las de él y su
erección se acomodara contra su trasero y su espalda baja. La
tomó de sus muñecas y le llevó las manos detrás de su cuello
mientras su cabeza descansaba contra su hombro.
Se estremeció por el calor que vio en los ojos de Carter
mientras estos viajaban por su cuerpo, permaneciendo en
sus pechos y su coño expuesto. Su mirada intensa la
humedeció y se sonrojó más profundamente.
Mientras las manos de Benny se cerraban alrededor de
sus pechos, Carter le acarició su mejilla. «Me encanta ver a
las mujeres ruborizarse, pequeña, pero no te avergüences.
Tienes un cuerpo precioso y es un privilegio verlo. Pero
necesito oírte decir una vez más que me quieres aquí. No voy
a hacer nada que ‘Boomer’ no apruebe. Él sabe lo que te
gusta y lo que no. ¿Quieres que sea un tercero en tu cama,
follándote y complaciéndote? Necesito una respuesta verbal,
cariño».
Kat estaba tan excitada por sus palabras y por cómo
Benny había estado jugando con sus pezones que no lo dudó.
«Sí … Señor. Lo quiero». Kat todavía no podía creer que
estaría de acuerdo con esto, pero no quería retractarse. Había
leído muchos libros con relaciones de ménage en ellos y
tenía varias fantasías pensando si le sucediera a ella. Pero
solo si Benny estaba presente.
«Gracias, y me siento realmente honrado. Te prometo
que disfrutarás cada minuto a partir de ahora. ‘Boom’, creo
que mencionaste unos azotes, ¿no?».
Los ojos de Kat se agrandaron y se le escapó un pequeño
chillido. «¿Qué? ¿Se supone que debo disfrutar eso? ¿En
serio?».
«¡Ja!». Benny ladró y se rió entre dientes. «Como te dije
antes, ‘Gatita’, sí, en serio. He estado ansioso por azotar tu
dulce trasero y sí, haciéndolo bien, lo disfrutarás. Ahora, ¿te
gustaría continuar o prefieres usar tu palabra de
seguridad?».
Ambos hombres esperaron pacientemente mientras Kat lo
asimilaba en su mente. No podía negar que la idea de ser
azotada la excitaba, pero ¿dolería demasiado? Él había dicho
que no la lastimarían, y podía haber algo de dolor que fuera
gratificante. Ella también contaba con su palabra de
seguridad que sabía sin duda que sería escuchada si la decía.
Los pocos azotes que Benny le había dado hasta ahora la
habían excitado, pero todavía estaba nerviosa. «¿Es esto un
castigo o un placer, Amo?».
«Ya que usaste mi título tan bien, será un placer azotarte,
‘Gatita’. Permítenos mostrarte cómo un poco de dolor puede
llevarte más alto de lo que nunca has estado».
Sin decir una palabra, Carter le tendió la mano. Al
decidirse, la tomó y dejó que él la ayudara a ponerse de pie.
Sonrió y se dirigió a Benny. «¿Por qué no aumentamos el
factor calor para ella? Ella puede sentarse en mi cara
mientras enrojeces su trasero».
La boca de Kat se abrió cuando Benny se bajó de la cama,
aparentemente sin sentirse avergonzado de estar desnudo
frente al otro hombre. «Excelente idea, amigo. Antes de que
me olvide, cuando Kat te lo mame más tarde, todavía no es
fanática de tragarlo, así que ese es un límite duro para ella en
este momento».
Todo su cuerpo se sonrojó de vergüenza, pero ninguno de
los dos parecía desconcertado.
«Comprendido». Carter se acostó en la cama con la
cabeza en el borde más cercano a ellos. «Súbete, ‘Kitty-Kat’,
y déjame probar tu dulce coño».
Las piernas de Kat temblaron cuando Benny la ayudó a
volver a subir a la cama para que ella se sentara a horcajadas
sobre la cabeza del otro hombre, enfrentando sus pies
descalzos en el lado opuesto. Carter le separó un poco las
rodillas para que estuviera más cerca de su boca, pero aún no
empezó a saborearla. Cuando estuvo en la posición correcta,
Benny la empujó de espaldas hasta que ella bajó la parte
superior del cuerpo sobre la de Carter, con la cabeza apoyada
en sus abdominales duros como una roca. Rodando los ojos
hacia arriba, pudo ver su polla rígida abultada en su sudor y
se preguntó cómo se vería. ¿Sería más grande o más pequeño
que Benny? ¿Tendrían un sabor similar o completamente
diferente? Ella no lo sabía, pero tenía curiosidad por
averiguarlo. Sintió el aliento de Carter contra su sexo
húmedo y se estremeció de anticipación. ¿Qué estaba
esperando?
«¿Estás cómoda, ‘Gatita’?». Benny le acarició la espalda
y las nalgas mientras la piel de porcelana se le ponía de
gallina.
«Sí, Señor».
«Bien. Amigo, adelante».
Carter no perdió más tiempo antes de darse un festín con
ella. Su lengua y boca la atacaron, y ella gritaba lo bien que se
sentía. Lamió toda su hendidura de un extremo a otro y luego
otra vez, una y otra vez, como si fuera un cono de helado,
mientras sus dedos encontraban su clítoris. La presión sobre
su pequeña protuberancia fue leve, solo lo suficiente para
provocarla, pero nada más … y ella quería más. ¡Oh, carajo,
cuánto más quería! Él mordisqueó los labios de su vagina y
ella sintió fluir sus jugos. Gimió y pasó su lengua por el lado
derecho de la musculosa ‘V’ que desaparecía en su sudor. Sus
caderas se estremecieron y su pene se movió en respuesta.
Kat sonrió con malicia, sintiéndose empoderada de poder
provocar una respuesta como esa de un hombre
notablemente experimentado.
Justo cuando la empaló con su lengua rígida, una mano
aterrizó con fuerza en su nalga derecha y ella saltó, pero
Carter la sujetó por las caderas para que no llegara muy lejos.
Dolor, luego calor, luego puro deseo la atravesó. Otra nalgada
sonó una fracción de segundo antes de que sintiera lo mismo
en su otra nalga, y el dolor apenas se registró en su mente.
En lo único que podía concentrarse era en la euforia que
estaba subiendo. Esta vez Benny masajeó la carne que había
golpeado y las sensaciones que evocaba hicieron que sus
jugos fluyeran hacia la boca de Carter. El hombre gimió y
lamió cada gota. Kat no sabía a qué reaccionar, ni cómo. El
doble asalto a sus nalgas y coño hizo que su cabeza le diera
vueltas, y todo lo que pudo hacer fue gemir, jadear y
disfrutar. Sus manos apretaron los muslos de Carter a través
de sus pantalones de chándal mientras intentaba apretar su
pelvis contra su cara. La atravesó con la lengua de nuevo.
«Oh, mierda. Santa mierda, se siente tan bien. ¡Oh Dios!».

LA POLLA DE ‘BOOMER’ se puso más dura ante las


palabras y los sonidos que salían de Kat, y le azotó el culo
unas cuantas veces más, espaciándolos hasta que las huellas
de sus manos cubrieron sus nalgas y los puntos de asiento en
la parte superior de sus muslos. La mezcla de blanco, rosa y
rojo era tan tentadora. Presionó sus manos contra su carne,
contuvo el calor y dejó que el placer y el dolor se mezclaran
con lo que fuera que Carter le estuviera haciendo. ‘Boomer’
sabía que no le haría falta mucho más para llegar al límite.
Más temprano en la noche, ella había sido capaz de contener
y tener un orgasmo dos veces a sus órdenes, así que decidió
darle un descanso esta vez. “Córrete cuando lo necesites,
‘Gatita’».
«S-sí, A-Amo. Gracias. ¡Oh, mierda! No se detenga, S-
Señor, ¡por favor, no se detenga! Santo infierno …».
Carter debió haber hecho algo que realmente le gustó,
porque sus palabras murmuraban en medio de su llanto
mientras enterraba su rostro en su abdomen. ‘Boomer’
encontró el tubo de lubricante cerca de las almohadas y lo
agarró. Echó chorros en sus dedos, y le dijo a su amigo,
«Extiende sus nalgas para mí, amigo. Es hora de enseñarle
un poco de sexo anal».
Sin detener su asalto a su coño, Carter se inclinó hacia
atrás y apretó sus tiernas nalgas, separándolas. Su agujero
virgen arrugado le guiñó un ojo a ‘Boomer’, y él lo cubrió con
lubricante. Jadeó y ella apretó los puños y él escuchó la risa
ahogada de Carter.
«Lo que sea que hayas hecho, hazlo de nuevo. La hizo
chorrearse. Maldita sea, está jodidamente deliciosa».
«Y ni siquiera presioné todavía, pero eso es lo siguiente.
Relaja tu trasero, ‘Gatita’. Vas a sentir algo de presión, pero
solo estoy usando mi dedo, por lo que no será demasiado
incómodo. Una vez que te relajes, lo sentirás en tu coño».
«S-sí, Amo. Lo intentaré».
«Buena chica». ‘Boomer’ rodeó su entrada,
asegurándose de que hubiera suficiente lubricante, luego
colocó su dedo índice en el centro. Con un movimiento de
adentro y afuera, avanzó un poco más con cada pase.
«Relájate, ‘Gatita’. Déjame entrar y te juro que te correrás
duro cuando llegue».

«¡OH, MIERDA! Estoy lista para correrme ahora. Un poco


más, por favor… ¡más!». No tenía idea de qué “más” estaba
pidiendo, y no importaba mientras continuaran con lo que
estaban haciendo. Entre sus cuatro manos, Kat no podía
mover su pelvis. Ella estaba a su merced y no había otro
lugar donde quisiera estar en ese momento. Sin darse cuenta
al principio, clavó las uñas en los muslos de Carter hasta que
sus duros músculos se tensaron aún más. Sus dedos se
abrieron de golpe. «L-lo siento».
Su boca dejó su coño el tiempo suficiente para que él
dijera: «No te disculpes, ‘Kitty-Kat’. Me gusta que me
arañen. Simplemente no me saques sangre y estamos bien».
«¡Oh, mierda!». Kat gritó. Benny había usado su
distracción para pasar más allá de su esfínter, y los nervios
de su trasero se iluminaron como el 4 de julio. Él tenía razón:
todos los nervios parecían estar conectados directamente con
su clítoris, que palpitaba sin cesar. Si tan solo alguien
quisiera… «Por faaaaaaavor… necesito … Oh, carajo…».
Carter chupó su clítoris y eso fue todo lo que necesitó para
correrse, su orgasmo la envió en espiral hacia un abismo.
Volaba y caía al mismo tiempo, sin saber qué camino había
hacia arriba. Su cuerpo se estremeció mientras una ola tras
otra de éxtasis la recorría. Gritos de placer asaltaron sus
oídos, y tardó un momento en darse cuenta de que venían de
ella. Retorcía las sábanas en sus manos, movió sus caderas,
tratando de escapar… tratando de acercarse. La boca y la
lengua de Carter continuaron su arremetida mientras Benny
le follaba el culo con el dedo, y la combinación la hizo subir
una vez más. «No … sí… oh mierda, sííííí…».
Un golpe aterrizó en su nalga derecha y luego en la
izquierda. Fue demasiado, y volvió a sentirlo, temblando y
gritando. Manchas aparecieron ante sus ojos mientras perdía
el control. Nunca en su vida podría haber imaginado un
orgasmo tan bueno… tan intenso. Siempre había pensado que
las mujeres que afirmaban que habían tenido uno como este,
habían exagerado. Ahora sabía que existían y era capaz de
tenerlos… más de una vez.
Los hombres se alejaron y luego se detuvieron cuando Kat
se derrumbó sobre el cuerpo de Carter. Sus pulmones se
agitaron en busca de oxígeno, y Benny la levantó y la acostó
en la cama. «¿Estás bien, ‘Gatita’?».
Mientras ella asentía, tratando de recuperar el aliento,
Carter se puso de pie, se secó la cara reluciente con la mano y
luego se quitó los pantalones de chándal. Mierda, el hombre
era la perfección. Su impresionante polla se erguía orgullosa
mientras le daba unas cuantas caricias. Los dos hombres la
miraron mientras ella los miraba a ambos. Maldita sea,
estaban excitados. Pensó en todas las mujeres que pagarían
un millón de dólares por estar en su lugar, o en cualquier
otro en la que Benny y Carter quisieran ponerla. No me
importa, damitas, no voy a cambiar de lugar con nadie. Estoy
tratando de ponerme al día con el resto de la población femenina.
«¿Lista para más, ‘Kitty-Kat’?». Carter se arrodilló en la
cama mientras Benny agarraba un condón de la caja de la
mesita de noche. Iba a tener que conseguir más si seguían a
este ritmo. Era el tercero que había usado esa noche.
«¡Demonios, sí!». Se tapó la boca mientras se reían de
ella. Su filtro de cerebro a boca tenía que estar roto cuando se
trataba de sexo. «Quiero decir … oh, lo que sea… ¡Demonios,
sí!».
«‘Boomer’ va a follar tu dulce coño mientras me chupas
la polla. No te preocupes, saldré y me correré sobre esas
bonitas tetas tuyas en lugar de en tu boca. ¿De acuerdo?».
Ella asintió.
Carter le agarró la barbilla. «Uh-uh, ‘Gatita’. La
respuesta es ‘sí, Señor’. Antes todo se trató sobre ti. Pero
ahora, sé una buena chica, haz lo que te digamos y dejaremos
que te corras antes que nosotros».
Se había transformado ante sus ojos. Su rostro era severo
y había bajado el tono de su voz. Atrás había quedado el
compañero de juegos burlón y en su lugar había un
imponente Dominante, sexy y pecaminoso. Miró a Benny y
vio la misma expresión intensa. Santo infierno, ella haría o
diría lo que quisieran, siempre y cuando siguieran mirándola
como si fuera la cosa más sexy que jamás habían visto. Su
coño se apretó mientras se volvía hacia Carter. «Sí, Señor».
«’Boom’, ¿cómo quieres hacer esto?».

AL SUBIR A LA CAMA, ‘B OOMER ’ agarró las caderas de


Kat. «A cuatro patas, ‘Gatita’. Te voy a follar por detrás
mientras se lo chupas. Cuando esté listo, te pondré hacia
arriba para que pueda venirse sobre ti».
Siguió sus órdenes y Kat se puso de rodillas frente a los
pies de la cama. Carter se arrodilló frente a ella mientras
‘Boomer’ se acomodaba por detrás. Rápidamente se puso el
condón y alineó su dolorida polla con su raja. Ver a su amigo
guiar a Kat para que lo llevara a su boca era tan jodidamente
excitante que no estaba seguro de que duraría mucho. Pero
volverían a hacerlo bien para ella antes de que eso sucediera.
Carter siseó cuando su boca se cerró alrededor de él, y él
agarró firmemente su cabello, mostrándole el ritmo que
quería. ‘Boomer’ frotó su punta a lo largo de los labios de su
vagina y descubrió que todavía estaba empapada. La agarró
por las caderas, empujó hacia adelante y fue recompensado
con un sensual gemido de ella mientras se enterraba en ella
hasta la empuñadura.
Carter maldijo. «Mierda, su boca es un maldito pecado
mortal. Hazla gemir de nuevo».
«No hay problema». Él estaba entrando y saliendo de su
canal, deleitándose con la sensación de sus estrechas
paredes. Soñaba con el día en que pudiera tomarla sin
barreras entre ellos. Carne con carne. Alcanzó su clítoris con
sus dedos y pronto gimió repetidamente.
En ambos extremos, ambos hombres marcaban el mismo
ritmo. Dentro y fuera. Lento, al principio. Cada uno mirando
hacia abajo donde sus pollas desaparecían en su cuerpo,
llenándola. Silbidos, gemidos, lamentos y bofetadas llenaban
el aire mientras los tres tomaban su placer y lo devolvían.
Carter se inclinó y movió su cabello que había caído
alrededor de su rostro nuevamente. «¿Puedes llevarme un
poco más profundo? Respira por la nariz».
«Tiene un fuerte reflejo nauseoso». Las manos de
‘Boomer’ frotaron su espalda desnuda, costados y caderas
mientras continuaba bombeando en su apretado y caliente
coño.
Carter envolvió sus dedos alrededor de su grueso eje de las
tres cuartas partes del camino hacia abajo. «No iré
demasiado lejos, ‘Gatita’. Solo un poco más».
Sin soltarlo, Kat asintió y respiró hondo por la nariz. La
mano de Carter tiró no tan suavemente de su cabello,
mientras que la otra encontró una de sus tetas y rodó su
alegre pezón entre sus dedos. Simultáneamente, Benny
alcanzó su cadera y le pellizcó el clítoris. Su ahogado grito de
placer hizo sonreír a ambos hombres, sabiendo que no haría
falta mucho más para que ella explotara. Sus gemidos,
respiración y frecuencia cardíaca aumentaron cuando las dos
pollas que la follaban aumentaron el ritmo. Todas las señales
apuntaban a su orgasmo inminente, y Carter se dirigió a su
amigo. «Ella se está acercando, hombre, y yo también.
Prepárate para levantarla».
Agarró sus caderas y ‘Boomer’ ajustó sus rodillas. Luego
se inclinó hacia adelante, puso sus brazos debajo de sus
axilas y la agarró por los hombros. La nueva posición le
permitió empalarla más fuerte y más rápido en su polla, más
profundamente. Sintió que sus paredes internas comenzaban
a latir a su alrededor, pero esperó a que el otro hombre le
dijera que era hora de levantarla.
El agarre de Carter sobre su cabello se intensificó
mientras murmuraba palabras de lo bien que estaba. Un grito
se le escapó. «¡Ahora!».
‘Boomer’ la puso en posición hacia arriba y no tuvo más
remedio que soltar la polla de su boca. La nueva posición la
hizo hundirse más en el eje de su coño. Los dedos de Carter
pellizcaron su pezón y la enviaron al borde mientras él
arrojaba su semen caliente sobre sus pechos y abdomen. A
los dos gritos y maldiciones de liberación se unió un tercero
cuando ‘Boomer’ disparó su propia carga dentro de ella.
No se pronunció ninguna palabra durante unos momentos
mientras los tres recuperaban el aliento. Kat soltó un gemido
cuando ‘Boomer’ se apartó de su cuerpo y la puso boca
arriba. Rápidamente se deshizo de su condón en un cubo de
basura cercano. Carter se puso de pie con las piernas
temblorosas y fue al baño a buscar toallas húmedas y secas.
Le entregó ambos a ‘Boomer’, quien comenzó a limpiarla, y
luego se inclinó para besar la frente de Kat. «Gracias, ‘Kitty-
Kat’. Estuviste increíble. Te dejaré bajo el cuidado de tu
Dominante. Que duermas bien».
«Tú también», murmuró, desvaneciéndose rápidamente
en el sueño.
Carter se rió entre dientes mientras tomaba sus
pantalones deportivos y se los ponía. «Gracias, amigo. Como
te dije antes, no la dejes ir».
Terminando con el torso de Kat, ‘Boomer’ encontró una
sección limpia de la toalla húmeda y comenzó a limpiar entre
sus piernas. «Lo sé. ¿Vas estar por aquí en la mañana?».
Carter abrió la puerta y miró a su amigo. «A menos que
me llamen para algo, había pensado en quedarme, en caso de
que me necesites para algo hasta que ella esté a salvo.
Ustedes …». Levantó la barbilla hacia Kat. «… y sus damas,
son lo más parecido que tengo a una familia, y haré todo lo
que pueda para mantenerlos cerca. Hasta luego».
La mano de ‘Boomer’ se desaceleró hasta detenerse
mientras miraba la puerta ahora cerrada. El espía de
operaciones encubiertas había estado allí muchas veces
cuando lo necesitaban, pero no era conocido por quedarse
mucho tiempo. Y decir que el equipo y sus mujeres eran
familia para el hombre solitario, era algo que ‘Boomer’
nunca había esperado escuchar. Sabían muy poco sobre la
vida de su amigo, menos aún sobre su pasado, y estaba
seguro de que lo conocían mejor que cualquiera. Caray,
Carter siempre había sido un buen tipo, paciente con las
sumisas y ciertamente leal, pero ¿cómo podía un hombre con
manos tan mortíferas, ocultar un corazón tan amoroso?
Regresó su atención a Kat, que estaba casi dormida,
‘Boomer’ la levantó y le apoyó la cabeza en la almohada. Tiró
las toallas al suelo y se acercó para apagar la luz. Acostado a
su lado, cubrió sus cuerpos con la sábana y pronto fue
víctima de un agotamiento gratificado.
CAPÍTULO VEINTE

K AT SE DESPERTÓ ENVUELTA EN LOS BRAZOS DE B ENNY Y MÁS


caliente que un cerdo en un asador. No estaba acostumbrada
a dormir con alguien, y aunque le encantaba estar cerca de él
toda la noche, a veces deseaba que la temperatura de su
cuerpo fuera veinte grados más baja. Se apartó de él, tiró la
sábana y se sentó. Según el reloj de la mesilla, eran poco más
de las diez y no sabía por qué le sorprendía haber dormido
tan tarde. Después de todo, había estado despierta la mitad
de la noche teniendo sexo increíblemente travieso y amando
cada minuto. Se estiró, se puso de pie y se dirigió al baño. Un
zumbido llegó a sus oídos y se dio cuenta de que venía del
montón de ropa que prácticamente se habían arrancado el
uno al otro la noche anterior. Buscó a través de las camisas,
la falda y los pantalones y encontró el teléfono celular de él,
todavía en vibración por haber estado en el club. Al notar el
nombre y el número, decidió hacerle saber que tenía una
llamada.
«¿Benny?», sin respuesta. Kat regresó a la cama y le
sacudió el hombro. «¿Benny? Despierta. Tu mamá está
llamando».
«Mmm», murmuró en su almohada. «Oooh, ¿eh?».
«Tu mamá».
«…llamo…más…tarde».
Kat sonrió mientras se volvía a dormir como un niño
pequeño. Colocó su teléfono en la mesita de noche, se dirigió
una vez más al baño.
Quince minutos más tarde, después de una agradable
ducha relajante, se dirigió al área común del segundo piso
donde estaban la cocina y la sala de estar. Su cabello mojado,
peinado hacia atrás, humedeció su camiseta limpia. Había
estado mirando hacia abajo, más allá de sus pantalones de
chándal holgados hasta los dedos de los pies desnudos,
notando que necesitaban desesperadamente una pedicura,
cuando se dio cuenta de que había alguien más en la
habitación. Se ruborizó ante la presencia de Carter y se
dirigió a la máquina de café.
Él sonrió cuando ella pasó junto a él y luego se sentó a la
mesa. Sin apartar los divertidos ojos de ella, tomó un sorbo
de café. «Buenos días, ‘Kitty-Kat’».
«Um, buenos días». Kat se concentró en la Keurig como
si fuera la pieza de maquinaria más complicada que había
usado en su vida. No estaba segura de qué decirle al hombre
que había sido el tercero en las aventuras sexuales de ella y
Benny. ¿Se suponía que debía agradecerle? Eso podía resultar
extraño. Tal vez debería actuar como si nada. Si bien estaba
avergonzada de verlo esta mañana, no se arrepentía de lo que
habían hecho. Recientemente había perdido su virginidad,
pero como la mayoría de las mujeres había tenido sus
fantasías, aunque nunca había soñado que le sucedería esa
en particular. Y, ¡guau!, la realidad había sido cien veces
mejor que cualquier cosa que se le hubiera ocurrido. Al
quedarse sin cosas que hacer en la cocina, esperaba que él
saliera del lugar, evitándola hacer el ridículo. Sin embargo,
después de que su café estuvo listo, no tuvo más remedio que
darse la vuelta y enfrentarlo.
Con su pie empujó la silla frente a él y le indicó con su
barbilla cincelada que se sentara. Sería más incómodo si se
negara, así que se sentó con su café en la mano y los ojos
bajos. Se sobresaltó después de un momento cuando él dejó
escapar un suspiro exagerado y se puso de pie. Kat vio que él
comenzaba a sacar una caja de Cheerios, un tazón y leche de
los gabinetes y el refrigerador y luego los colocaba frente a
ella. Cogió un cuchillo y una cuchara de un cajón y un plátano
de la encimera, y los añadió a los demás elementos. Una
servilleta fue lo último que colocó frente a ella. Se volvió a
sentar, la señaló a ella y luego a la comida. «Come, pequeña.
Tu ropa te cuelga. Es obvio que has perdido peso
recientemente y dudo que haya sido intencional».
Kat resopló, pero empezó a verter el cereal en el tazón.
«¿Todos los Doms son así de mandones? No paran de
ordenarme que coma».
«Sí, cuando se trata de la salud y seguridad de un sumiso,
somos muy mandones». La miró por un momento mientras
ella preparaba su desayuno, agregando leche y rodajas de
plátano, hasta que pareció satisfecha con la cantidad de
comida con la que había llenado el cuenco. «Ahora, mientras
comes, hay algunas otras cosas de las que tenemos que
hablar». Cuando su mano detuvo la cuchara cargada a medio
camino de su boca mientras ella lo miraba boquiabierta, él
extendió los dedos y comenzó de nuevo. «Dije ‘mientras
estás comiendo’». Se metió la cuchara en la boca y luego la
sacó vacía. «Buena chica. Ahora, lo que sucedió anoche, o
temprano esta mañana, es entre tú, ‘Boomer’ y yo. Nadie
más. Si eliges comentarlo con alguna chica, eso es una cosa,
pero no dejaré que nadie sepa lo que pasó entre nosotros. No
suelo contar las cosas que suceden a puerta cerrada.
¿Comprendido?».
Kat asintió y tragó. «Quiero decir, sí, Señor».
«Puedes dejar el ‘Señor’ esta mañana, Kat. Solo cuando
estamos jugando o en el club es necesaria la formalidad.
Ahora, no quiero que des demasiada importancia a lo que
sucedió y te sientas avergonzada estando a mi alrededor. No
hay necesidad. ‘Boomer’ es un buen amigo y, como dije
antes, fue un honor jugar contigo. Si fue algo de una sola vez,
está bien». El se encogió de hombros. «Si vuelve a suceder,
también está bien. Pero piensa en ello como… no sé … como
que todos salimos a jugar a los bolos y nos divertimos
mucho. No hay algo que te avergüence de jugar boliche,
¿verdad?».
Sorprendida de que hubiera utilizado la misma actividad
de la que había estado hablando con Benny en el avión, Kat
se rió y la tensión que había sentido desapareció. «Um, no,
supongo que no. A menos que sea jugar a los bolos
desnudos».
«No creo que ese deporte esté pronto en la televisión».
Se sentó hacia adelante y tomó otro sorbo de café. «Eres una
mujer hermosa y sensual, Kat. Nunca te avergüences de eso.
El hecho de que hayas disfrutado de algo fuera de las normas
de la sociedad no significa que esté mal. Fuiste lo
suficientemente valiente como para probar algo que millones
de mujeres quieren, pero que no tienen el valor de
experimentar por sí mismas».
«Nunca lo había pensado de esa manera».
«Y eso es lo que le pasa a la sociedad hoy en día».
Evidentemente habiendo escuchado algo de su conversación,
Benny entró en la habitación, recién salido de su propia
ducha. Se detuvo junto a la mesa y miró su desayuno,
aparentemente satisfecho con lo que veía. «Todo el mundo
está demasiado asustado para intentar algo con lo que solo
ha soñado. Y es bueno verte comer. ¿Ustedes dos están
bien?».
La pregunta estaba dirigida a ambos, pero era evidente
que la única persona que le preocupaba era Kat. Miró a
Carter, quien asintió con la cabeza y luego le devolvió la
sonrisa a Benny. «Sí. Estamos bien». Después de arrojar su
teléfono celular sobre la mesa, Benny le besó la parte
superior de la cabeza y luego hizo una línea recta hacia la
máquina de café. «¿Le devolviste la llamada a tu mamá?».
«Aún no. Primero necesito cafeína. Probablemente ya
esté planeando que vayamos a visitarlos en unos días. Pero
antes de hacerlo, tenemos que averiguar cómo eliminar que
seas el objetivo de los rusos».
Kat miró el teléfono que había aterrizado junto a ella. Por
alguna razón, la pantalla se había encendido y lo que vio hizo
que frunciera el ceño. «Um, Benny. Dice que tienes
veintisiete llamadas perdidas».

SE DIO LA VUELTA Y ‘B OOMER ’ lo arrebató de la mesa y


miró la pantalla. «¿Qué carajo? Mierda, todos son de mi
mamá. Joder, algo le debe haber pasado a papá». Pulsó la
marcación rápida del teléfono de su madre y se paseó
impaciente hasta que ella contestó. Un escalofrío maligno le
recorrió la espalda. Cuando se conectó, sus palabras salieron
precipitadamente. «¿Mamá? Soy yo. ¿Qué ocurre? Mi
teléfono estaba apagado».
«¿B-Ben? Tienes que volver a casa rápido y traer a K-
Katerina. Ell-ellos van a matar a tu padre si no lo haces».
Se quedó paralizado ante el terror que escuchó en la voz
de su madre. «¿Qué? ¿Quién? Mamá, ¿estás ahí? ¿Quién va a
matar a papá?».
De inmediato, un astuto Carter sacó su teléfono y llamó a
Ian. «Si aún no estás en la oficina, ve ahora. Tienen a los
padres de ‘Boom’». Colgó ante las fuertes maldiciones del
otro hombre.
«¡Mamá! ¡Mierda! ¿Hola?». Al principio, ‘Boomer’ pensó
que se habían desconectado, pero luego escuchó a su madre
gritar de fondo cuando alguien más tomó el teléfono.
«¿Quién diablos es?».
«Este es hombrrre que matarrrá a padrrres si no trrraes
lo que querremos. Tienes dos horrras o empiezo a jugarrr
con cuchillo. Los matarrré si veo a policía. Trrrae chica y
dinerrrro».
«¡Hijo de puta! ¡Te voy a matar si les lastimas un cabello!
¡Me oyes pedazo de mierda! ¿Hola? ¿Hola? ¡Mierda!». Lanzó
el teléfono al otro lado de la habitación y ni siquiera le
importó que se rompiera en un millón de pedazos. Tenían
muchos teléfonos de respaldo en la planta baja, y Brody
podía cambiar el número de teléfono de ‘Boomer’ a otro.
«El equipo está alertado. Ian estará abajo en un minuto».
Carter estaba casi en el pasillo cuando se dio la vuelta.
«Estoy agarrando mis cosas. Los cogeremos, ‘Boom’.
Sacaremos a tu gente de esto, y también a Kat».
‘Boomer’ asintió en agradecimiento y miró a Kat que
estaba llorando, abriendo y cerrando la boca sin ningún
sonido. La sacó de su asiento y tomó sus brazos y la abrazó
con fuerza. «Está bien, nena. Él tiene razón … sacaremos a
mis padres de esto».
«¿C-cómo? Tienes que llevarme contigo y … y el dinero
también. Ca-Cámbiame por tus padres».
«¡No! ¡Carajo! ¡De ninguna manera!». La agarró por los
hombros y le dio dos sacudidas cortas hasta que estuvo
seguro de que tenía su atención. Sus ojos enojados la
miraban. «De ninguna maldita manera haré eso, ‘Gatita’. No
ocurrirá. Esto es lo que hacemos. Rescatamos personas. Estos
imbéciles se han metido con el equipo equivocado. Y no hay
forma de que te cambie por mis padres, y mucho menos de
que te lleve con nosotros. Te vas a quedar aquí en el
complejo».
«¡No puedes dejarme aquí! Y si … ¿qué pasará si ven que
no estoy allí y matan a tus padres, Benny? ¡No puedo dejar
que eso suceda! ¡Tienes que llevarme contigo! ¡Les daremos
el dinero! ¡Por favor!».
Se estaba poniendo histérica y no había tiempo para eso.
Sacudió sus hombros de nuevo, hablando sobre sus
divagaciones, poniendo su mejor tono Dominante en su voz.
«No, Kat. ¡No! ¡Escúchame, maldita sea! No te acercarás a
estos cabrones. Te vas a quedar aquí y, a menos que no
quieras sentarte durante el próximo año, harás exactamente
lo que te diga. Tu seguridad es mi prioridad y no puedo hacer
mi trabajo si me preocupo por ti y por mis padres. Ahora, no
tenemos tiempo para discutir, así que ¿me obedecerás o
tendré que atarte a una puta silla?».
Carter pasó corriendo junto a ellos, dirigiéndose a las
escaleras con su equipo. «Estamos perdiendo tiempo,
amigo».
«¿Kat? ¡Respóndeme!».
Ella temblaba y sollozaba, pero de alguna manera sus
palabras penetraron su revuelto cerebro. «Um, e-está bien».
«Buena chica». Le tomó la mano y la condujo hacia las
escaleras. Ahora que no tenía que preocuparse por ella, su
mente estaba libre para preocuparse por sus padres.

KAT OBSERVÓ cómo la furgoneta de mando salía a toda


velocidad del recinto seguida por dos SUV negros. A su lado,
Jake le rodeó los hombros con el brazo. «Todo va a estar
bien, Kat. Vamos. Entremos. Pasará una hora más o menos
antes de que lleguen, y escucharemos todo cuando lo
hagan».
Ella había sido inflexible sobre escuchar el rescate junto
con Jake. Se había decidido que él se quedaría vigilando a
Kat, junto con Murray, el guardia diurno del complejo y uno
de los hombres de Chase Dixon. Los otros dos agentes
contratados se habían ido con el resto del equipo Trident y
con Carter. Dado que el ojo dominante de Jake todavía estaba
cubierto por el parche, el espía de operaciones encubiertas
estaba tomando su lugar como francotirador del equipo. Jake
no estaba muy feliz por perderse el rescate, pero sabía que
podría ser un obstáculo, y Kat también necesitaba vigilancia.
Afortunadamente, Kristen, Angie y Jenn estaban en
camino a una promoción de libros en Barnes & Noble en
Spring Hill, aproximadamente a una hora al norte de Tampa.
Dado que Angie había diseñado la portada del libro para
‘Cuero y Encaje’, la editora de Kristen pensó que sería una
gran idea que apareciera con la autora. Habían invitado a
Jenn a ser su asistente del día, y ella había cambiado de turno
en el bar para poder unirse a ellas. Las tres mujeres se habían
ido una hora antes de que ‘Boomer’ recibiera la llamada de
su madre, por lo que no tenían idea de lo que estaba pasando.
Ian y Devon lo prefirieron así. No tenía sentido preocuparlas
si no era necesario. Con suerte, la emoción habría terminado
antes de que regresaran por la tarde.
Beau trotó detrás de Kat mientras seguía a Jake a las
oficinas. El equipo había optado por dejar atrás al canino
entrenado como seguridad adicional para Kat. La única
persona en el complejo, además de los dos guardias, era la
secretaria de Trident, Colleen, quien levantó la vista cuando
los otros dos se acercaron a su escritorio. «No te preocupes,
Kat. Estos muchachos saben lo que hacen y son los
mejores».
«Lo sé». Le dio a la mujer más joven con una pequeña
sonrisa. «No podré relajarme hasta que Benny me diga que
todo el mundo está bien».
«¿Puedo traerte algo? ¿Té, tal vez?».
Kat negó con la cabeza. «No, gracias. Mi estómago está
hecho un desastre, y eso solo lo empeoraría».
«¿Por qué no subes y te acuestas un rato?», le preguntó
Jake. «Estás pálida, y no quiero que te enfermes». Ella
estaba a punto de objetar, pero él levantó la mano y la
detuvo. Te lo prometo, iré a buscarte cuando lleguen.
Ninguno de nosotros puede hacer nada hasta entonces. ¿Por
favor, Kat? No me hagas coger mi látigo».
Mientras Kat lo miraba boquiabierta, Colleen resopló, lo
que le valió una mirada severa del Dominante. Ella solo le
sonrió, sabiendo que se había estado burlando de la otra
mujer. «Solo está jugando contigo, Kat. Puedes amenazarlo
con comportarte como su madre hasta que le quiten el
parche y correrá en la otra dirección. Las mujeres lo
asustan».
«Sigue así, pequeña, y hablaré por teléfono con tu
Dominante. Reggie estará más que feliz de broncear tu
pellejo esta noche».
La secretaria rió. Ambos sabían que a ella le encantaba
que su Amo la azotara. «Sí, Señor».
Se volvió hacia Kat y Jake le señaló las escaleras.
«Dejemos a un lado las bromas, por favor, recuéstate un
poco, Kat. Lleva a Beau contigo. Tan pronto como los escuche
acercarse a la casa, iré a buscarte».
Ella refunfuñó, pero se dirigió hacia las escaleras, sus ojos
se sentían pesados por el estrés. «Doms mandones. Hier,
Beau».
Mientras el canino seguía a Kat, Jake se volvió hacia
Colleen. «¿Ya hablaste con Tiny? Lo quiero aquí de vigilancia
adicional».
«Hablé con él y me dijo que estaría aquí tan pronto como
pudiera, pero que serán unas dos horas. Tuvo que llevar a su
madre para que le hicieran una resonancia magnética de la
rodilla para ver si necesitaba cirugía. Tan pronto como la
deje, estará en camino». El teléfono sonó, pero ella continuó
mientras lo alcanzaba. «Y no olvides que me voy en media
hora. Tengo que ir a tomar el curso de capacitación en armas
de fuego que Ian me programó, pero puedo cancelarlo si lo
necesitas». Sin esperar una respuesta, se llevó el teléfono a
la oreja. «Hola, Trident Security. ¿Como puedo ayudarle?».
Feliz de que lo dejaría con una persona menos en el
complejo de la que preocuparse, Jake le hizo una rápida señal
indicándole que debía ir a su curso, y luego se dirigió a la sala
de guerra. Le había prometido a Brody que no tocaría nada
excepto la cámara y el equipo de comunicaciones. El friki era
muy estricto sobre a quién se le permitía entrar en su
guarida tecnológica. También había una computadora
portátil de repuesto de la compañía que Brody le había
preparado, negándose a darle acceso a la computadora
principal, o como ‘Cabeza de Huevo’ la llamaba, su bebé.
Jake agarró la silla del escritorio y se aseguró de que
estuviera debajo de él antes de sentarse. Su percepción
estaba mal debido al parche en el ojo, pero se había
acostumbrado después de los primeros dos días. Aún así,
cuando iba a agarrar cosas, no siempre las conseguía en el
primer intento. Accionando la computadora portátil del
modo de suspensión, comprobó la hora. Faltaban unos
cincuenta minutos más antes de que llegaran. No había nada
que hacer, más que esperar…
CAPÍTULO VEINTIUNO

«¿N O PUEDES CONDUCIR MÁS RÁPIDO , CARAJO ?».


«Relájate, ‘Boomer’». Ian esperó a que pasara un
automóvil que se aproximaba y luego rebasó a la viejecita al
volante de su Ford Taurus de siete años que conducía a
quince kilómetros por debajo del límite de velocidad. La
camioneta de comunicaciones que dirigía Marco siguió su
ejemplo, así como Devon en el otro SUV. «Estamos cargados
hasta los topes con armas y municiones, así que no tengo
ganas de que nos detengan. Dijeron dos horas, y solo
llevamos una hora y diez. Cinco minutos más y estamos allí.
Ahora relájate, o te dejo en la camioneta de
comunicaciones».
«¡Como el puto infierno!».
Ignoró a su empleado más joven e Ian continuó hasta la
casa de los Michaelson en un vecindario tranquilo, en las
afueras de la ciudad. Estacionó a unos cientos de metros del
camino de entrada, fuera de la vista de cualquiera que mirara
por las ventanas. Los otros vehículos se detuvieron detrás de
él y los ocupantes salieron, escaneando el área. En esta parte
de Sarasota, los lotes de propiedad eran más grandes, por lo
que las casas estaban más dispersas. Hacía once años que
Rick y Eileen Michaelson se habían enamorado de su casa de
semiretiro, después de buscar una casa durante días con un
agente de bienes raíces. Estaba lo suficientemente apartada
para la tranquilidad y la privacidad, pero lo suficientemente
cerca de los demás para que pudieran hacerse amigos de sus
vecinos. Un viaje de seis minutos era todo lo que se
necesitaban para llegar a las áreas residenciales y
comerciales más pobladas.
Aunque los vecinos estaban demasiado lejos para oír los
gritos de auxilio, si acaso los hubo, esa era una ventaja para
el equipo. Una vez que se mezclaran con la línea de árboles,
no tendrían que preocuparse mucho de que alguien llamara a
la policía en relación a un pequeño ejército de hombres con
armas corriendo por el vecindario. Mientras ‘Boomer’ salía y
se unía al resto del equipo, Ian tocó el micrófono de sus
auriculares. «‘Reverendo’, ¿estás ahí?».
Un estallido de estática llegó y luego se aclaró. «Sí, jefe.
¿Cual es su estado?».
«Acabamos de llegar. ¿Cómo están las cosas allá?».
«Cinco Por Cinco». El código militar significaba que todo
estaba bien. «Voy a buscar a Kat. Manténganse a salvo,
hermanos».
«Amén». Ian salió del vehículo y se reunió con el resto
del equipo al lado de la camioneta de comunicaciones, donde
las armas y el equipo estaban siendo revisados y
seleccionados. Los hombres iban vestidos de camuflaje y
armados hasta los dientes. «Carter, búscate un puesto de
francotirador. Supongo que están en la sala de estar. Es el
área más grande y tiene más ventanas para ver si viene
alguien. Parte trasera de la casa, esquina noroeste. Escanea
las ventanas frontales y laterales en busca de tangos en tu
camino». Sin una palabra, el espía desapareció entre los
árboles con su confiable rifle de francotirador MK-11.
«‘Polo’, Dev, tomen una de las camionetas, pasen por la
casa y estacionen en la calle. Acérquense a pie desde esa
dirección. Ábranse paso y esperen para abrir una brecha en la
puerta de la cocina. También revisen las ventanas en su
camino. ‘Cabeza de Huevo’, quiero saber dónde están las
firmas de calor y cuántas son, luego usa la puerta lateral del
garaje. Espera una cuenta de tres después de que rompamos
la brecha, no quiero que se interpongan en el camino de
ningún fuego cruzado». Se volvió hacia los dos hombres de
Chase. «Burke, Dusty, ustedes están con el friki».
Brody metió la mano en la camioneta y sacó el dispositivo
manual de detección de calor, luego siguió a sus dos
compañeros temporales de equipo, con todos ellos usando la
línea de árboles como cobertura.
«’Boom’, estás conmigo en la puerta principal». Ian
esperó una respuesta, pero ‘Boomer’ estaba mirando en
dirección a la casa de sus padres. «¡‘Boomer’!». Se puso
ante la cara del joven. «Esta es como cualquier otra misión,
renacuajo. Necesito tu cabeza en el juego».
Sabía que su jefe tenía razón, ‘Boomer’ respiró hondo y
entró en modo batalla. Cualquier otra cosa podría resultar en
que uno de sus compañeros de equipo resultase herido o
asesinado, y estaría condenado si él fuera la causa de que eso
sucediera. «Estoy bien. Simplemente hagamos esto».
Ian esperó un momento hasta que estuvo claramente
satisfecho de que su amigo estaba en el nivel de mentalidad
adecuada. Luego, preparando su rifle de asalto, apuntó y
abrió el camino hasta el borde de la propiedad. La casa estaba
apartada de la carretera y, afortunadamente, a la madre de
‘Boomer’ le encantaba el paisaje con árboles, arbustos y
flores. No había demasiado para usar como cobertura, pero sí
lo suficiente, por lo que era mejor que nada.
Avanzaron unos seis metros entre los árboles paralelos a
la propiedad, se detuvieron y esperaron a que el equipo
comprobara su posición por el intercomunicador. Carter fue
el primero. «Las persianas están cerradas. No hay señales de
movimiento».
«¡Mierda!».
Ian miró a ‘Boomer’, pero no dijo nada sobre su estallido
de bajo volumen. Haría lo mismo si la situación fuera al
revés. «¿Firmas de calor?».
Pasaron unos momentos antes de que la respuesta de
Brody llegara a las ondas de radio. «Nada en la parte
delantera de la casa. Dando la vuelta al lado este. Las
persianas también están cerradas aquí».
La espera estaba matando a ‘Boomer’, pero sabía que era
necesario. Cuanta más información, más posibilidades tenían
de terminar con esto sin que mataran a sus padres, si es que
aún no estaban muertos. Apartó el feo pensamiento de su
cabeza y escuchó el próximo informe de su compañero de
equipo.
«No se registra calor en el lado este».
«Date la vuelta», respondió Ian antes de salir hacia la
puerta principal. Se mantuvo agachado y atento a cualquier
cosa fuera de lugar y ‘Boomer’ lo siguió. Después de usar dos
árboles para detenerse y escanear el área, llegaron al porche
y flanquearon silenciosamente a ambos lados de la puerta
principal, esperando otra actualización. Devon y Marco
alertaron que estaban listos para el comando de brecha en la
puerta trasera de la cocina.
«Dos positivos, calor pleno, treinta y seis y treinta y siete
grados. Ambos en el suelo de la sala de estar».
«¿Solo dos? ¿Qué carajo? Da la vuelta al lado oeste,
‘Cabeza de Huevo’. Asegúrate de que no haya sorpresas. Dev,
Burke, asegúrense de que no haya trampas explosivas en sus
entradas… Esto no me gusta».
A ‘Boomer’ tampoco le gustó cuando comenzó a
inspeccionar el marco de la puerta. Lo único bueno era que,
si sus padres estaban echados en el suelo, todavía estaban
vivos, de lo contrario sus firmas de calor serían más frías. A
menos que los hubieran matado y los tangos se hubieran
marchado solo momentos antes de que llegara el equipo.
Pero, ¿por qué habrían hecho eso sin Kat y el dinero?
Del lado de Ian, había una delgada hilera de ventanas con
cristales al lado de la puerta. Echó un vistazo rápido y luego
negó con la cabeza. «Nada que yo pueda ver».
Brody rodeó la casa y corrió hacia ellos. «Nadie más en la
casa, jefe».
Con una mueca, Ian lo reconoció asintiendo. Algo andaba
mal … gravemente mal. Pero la única forma de averiguarlo
era entrando en la casa… muy cuidadosamente. «Burke,
‘Cabeza de Huevo’ está con nosotros, así que solo están
ustedes dos. Como no puedes ver el interior, no quiero correr
el riesgo de que la puerta esté arreglada, así que espera a que
te dejemos entrar. Dev, ¿cómo se ve la parte de atrás?».
«Limpio».
«Está bien. Abre la cerradura, en lugar de derribarla.
Avísame cuando estés listo».
‘Boomer’ estaba trabajando en el pestillo y una vez que
hizo clic, centró su atención en la cerradura de la perilla. En
menos de dos minutos, estaban listos para entrar. Ian
consiguió el ‘listo’ de Devon mientras ‘Boomer’ estaba de pie
con la mano en el pomo de la puerta, esperando la señal.
«A las tres. Una … Dos … Tres».
Las puertas delantera y trasera se abrieron
simultáneamente, y los cinco compañeros de equipo
entraron como una furia. Como no tenía un posible disparo
desde los árboles, Carter se había echado el rifle al hombro y
lo había llevado a la puerta trasera, dos pasos detrás de
Marco, con su pistola Sig Sauer en la mano. Con las armas
preparadas, se movieron sistemáticamente por la casa,
limpiando cada habitación, armario y escondite en su camino
hacia la sala de estar. Brody se detuvo en la puerta que
conducía al garaje y, después de comprobar si había trampas
explosivas, la abrió para los demás.
Nada podría haber preparado a ‘Boomer’ para lo que les
esperaba en la sala familiar de sus padres. Su madre estaba
tratando desesperadamente de quitarse la cinta adhesiva que
estaba envuelta alrededor de sus piernas desnudas desde los
tobillos hasta las rodillas. Sus brazos también estaban
pegados detrás de ella de manera similar. Los bastardos
incluso se lo habían puesto sobre los ojos y la boca. Todo lo
que podía hacer la pobre mujer era retorcerse inútilmente.
Pero fue su padre quien captó la atención de ‘Boomer’. Se
encontraba tumbado en un charco de sangre, el hombre
estaba lívido. Al igual que su esposa, Rick había estado atado,
pero parecía que los rusos no veían la necesidad de cubrir su
rostro también. Los pies de ‘Boomer’ estaban clavados en el
suelo mientras los demás pasaban a su lado, maldiciendo y
arrodillándose para ayudar a la pareja.
Junto a él, Ian estaba gritando en el teléfono, exigiendo al
911 que enviara una ambulancia a su ubicación para una
víctima de un tiroteo por invasión de casa. Eso sacó a
‘Boomer’ de su conmoción y se lanzó para ayudar a Devon y
Brody a liberar a su padre. Ahora que estaba más cerca
comenzaba a evaluar las lesiones de Rick. Además de una
herida de bala en el abdomen, lo golpearon… con saña. Su
rostro y torso mostraban hematomas, hinchazón y piel
partida que debían haberse producido durante varias horas.
Brody comenzó a entregarles artículos de un botiquín médico
de emergencia, abriendo los paquetes a medida que
avanzaba. Aplicaron vendajes de presión mientras Devon
trabajaba para iniciar una vía intravenosa. A Rick le costaba
respirar, pero, joder, estaba vivo.
Detrás de ‘Boomer’, Marco y Carter cortaron las ataduras
de Eileen y comenzaron a quitarle la cinta adhesiva de la
cara, muy lentamente. Esperarían hasta que la llevaran al
hospital y dejarían que los médicos usaran un anti adhesivo
para quitar el resto. La cinta adhesiva podía ser como
pegamento contra la piel y era muy doloroso quitarla cuanto
más tiempo pasaba. Tal como estaban las cosas, no pudieron
evitar despegar una capa de piel de sus labios y parte de sus
cejas. Pero no pareció molestarla, porque cuando le soltaron
la boca, empezó a gritar por su marido, tratando
desesperadamente de ponerse a su lado mientras la retenían.
‘Boomer’ sabía que necesitaba calmar a su madre y cambió
de lugar con Marco, quien se hizo cargo de sostener el
vendaje de presión para detener el flujo de sangre del
abdomen de Rick.
«Está vivo, mamá. Papá es un luchador. Tenemos esto. Lo
llevaremos al hospital y se pondrá bien». Se encontraba
sentado en el suelo y tenía sus brazos alrededor de su madre
llorando, meciéndola y asegurándole que todo iba a estar
bien. La soltó solo por un momento cuando Burke y Dusty
comenzaron a recolectar las armas de todos para esconderlas
en un compartimiento oculto en la camioneta antes de que
apareciera la policía. Dado que ninguno de ellos había sido
disparado, las armas no eran necesarias como prueba y solo
causarían problemas con los lugareños. La ropa de camuflaje
podría explicarse diciendo que iban de camino a jugar
paintball, o algo estúpido como eso.
Ian se acuclilló junto a ‘Boomer’ y su madre. Tomó su
mano, la apretó hasta que llamó su atención. «Eileen,
estamos haciendo todo lo posible por Rick, pero necesito que
nos digas qué pasó antes de que llegue la policía».
Cuando ella no respondió de inmediato, ‘Boomer’ supo
que la adrenalina se estaba agotando y la conmoción se
estaba instalando. La sacudió y le tiró de la barbilla para que
sus ojos estuvieran dirigidos a los de él. «Mamá, ayúdanos.
Tienes que contarnos lo que pasó. ¿A dónde fueron? ¿Cuándo
se fueron? ¿Cuántos de ellos estaban aquí?».
«Yo … oh … ¡oh Dios, Ben!». Su cuerpo comenzó a
temblar.
«Todo va a estar bien, mamá. Pero necesitamos saberlo.
¿Cuándo se fueron? ¿Hace cuánto tiempo?».
Eileen negó con la cabeza, tratando de aclarar su mente.
No tenía idea de cuánto tiempo había estado allí, luchando
por liberarse o alcanzar a Rick después de escuchar el
disparo. «Fue, fue … pasaron unos minutos después de que
llamaste. Ellos … eran tres… dijeron que eso era todo lo que
nos necesitaban, luego me cubrieron los ojos y la boca.
Estaban siendo… siendo duros conmigo, y Rick les gritó que
me dejaran en paz. Fue entonces cuando escuché el disparo.
Lo habían golpeado un par de veces… mientras intentábamos
comunicarnos contigo».
‘Boomer’ se tragó la culpa que pululaba a través de él.
Había estado echando un polvo mientras sus padres eran
maltratados.
«No sé cuánto tiempo ha pasado. Se fueron justo después
de eso. Rick pudo hablar un rato, pero luego comenzó a
desvanecerse. Cuando dejó de hablar, pensé que él…». Ella se
atragantó con las últimas palabras.
«No lo está, mamá. Papá está vivo y seguirá así». Cuando
ella comenzó a llorar más fuerte de nuevo, la atrajo hacia sus
brazos y miró a Ian, que ahora estaba junto a Carter. Van tras
Kat. Todo esto fue un ardid para alejarnos a todos de ella».
Los dos hombres asintieron con gesto sombrío. ‘Boomer’
alcanzó su auricular solo para encontrar que se le había caído
de la oreja en la confusión de la habitación. «Avisa a
‘Reverendo’ que la lleve a la sala del pánico.
Ian miró a Carter y señaló con la barbilla hacia Eileen. El
espía se arrodilló y se la quitó a ‘Boomer’ para que él pudiera
ponerse de pie y hablar con su jefe. Ian lo agarró del brazo y
lo llevó a la cocina. Estaban lo suficientemente lejos para que
Eileen no pudiera escucharlos, pero ‘Boomer’ aún podía ver
lo que estaba pasando en la otra habitación. «No podemos
localizarlo. No responde al comunicador, ni a su celular.
Tampoco hay respuesta en la oficina o en la puerta de
entrada».
«¡Mierda!». Sus palabras fueron siseadas en voz baja,
pero urgentes y desesperadas. «¡Ya están allí! Tenemos …
¡mierda!». El miro su reloj. «Si se fueron justo después de la
llamada… una hora en coche… Joder, habrían llegado allí
hace casi treinta minutos. ¿Cómo vamos a volver allí?
¡Probablemente sea demasiado tarde! ¡Carajo!».
Al comienzo de la perorata de pánico de ‘Boomer’, Ian
había llamado a un número de marcación rápida en su
celular. Levantó una mano para callarlo mientras se hacía la
conexión. El hombre más joven lo fulminó con la mirada,
luego se volvió para ver a sus compañeros de equipo trabajar
con su padre. Un miedo como nunca lo había conocido lo
golpeó en el estómago: miedo por su padre y miedo por la
mujer que amaba más que a la vida misma. Las sirenas
penetraron en su cerebro. La ayuda estaba en camino, y se
acercaba a cada segundo. Ayuda para su padre, pero ¿qué
pasaba con Kat? … y Jake y los demás?

COLOCÓ SU MANO sobre el hombro de su compañero de


equipo en simpatía y solidaridad e Ian esperó con
impaciencia la respuesta a su llamada.
«¿Esto puede esperar, Ian? Me dirijo a una reunión con
POTUS».
Le importaba una mierda que el subdirector del FBI
estuviera entrando en la Oficina Oval. No cuando Kat, Jake y
los demás estaban en peligro. «No, no puede».
Larry Keon suspiró profundamente por teléfono y luego le
dijo algo a otra persona antes de volver a la línea. «Tienes
dos minutos».
Después de informar al hombre, Ian le dijo lo que
necesitaban. «¿Qué tan rápido puedes mandarme un
helicóptero de regreso al complejo? Y por mucho que odie
preguntar, ¿puedes enviar el equipo SWAT de Stonewall? Las
cosas pueden irse a la mierda cuando lleguemos allí, si es que
aún no lo han hecho». El agente especial a cargo del FBI de
Tampa, Frank Stonewall y los hombres de Trident no eran
los mejores amigos después de algunos incidentes pasados.
El hombre odiaba a Carter aún más, y el sentimiento era
mutuo. La orden proveniente del superior del SAC
garantizaría que no hubiera discusiones ni demoras en la
respuesta del equipo SWAT.
«Te volveré a llamar en un minuto. Envíame un mensaje
de texto con las coordenadas de su casa. Y dile a Carter que
no se meta en problemas. Lo necesitaré para cuando termine
mi reunión, y no quiero tener que sacarlo de apuros».
«Lo haré». Colgó justo cuando un montón de policías y
paramédicos llenaban la casa. Burke y Dusty se habían
reunido con la policía afuera y les habían dicho que los
sospechosos se habían ido hacía mucho tiempo, por lo que
no habían sacado armas. Brody, Marco y Devon se apartaron
del camino para que el personal de emergencia se hiciera
cargo, pero se mantuvieron cerca para ayudar si era
necesario. Carter estaba junto a Eileen, tomándola de la
mano mientras una paramédica comenzaba a evaluarla en
busca de lesiones.
Junto a Ian, la frente de ‘Boomer’ se arrugó en confusión.
«¿Por qué no los mataron a los dos? Quiero decir, le
agradezco al buen Dios que no lo hicieran… ¿pero por qué?
Estos tipos no me dan la impresión de que tienen ética, así
que ¿por qué dejarlos vivir?».
Ian señaló el caos organizado con la mano. «Para esto.
Esto es para detenernos aún más. Les está dando más tiempo
llegar a Kat y obligarla a darles el dinero. Si entramos y no
hay nada más que podamos hacer aquí, ya estaríamos en
camino de regreso al complejo». Estaba a punto de decir
más, pero sonó su teléfono. «Keon, ¿qué tienes?».
«El helicóptero de la Policía Estatal aterrizará en el patio
de la escuela en la calle de los Michaelson en los próximos
diez minutos. El equipo SWAT está de camino al complejo.
Comunícame con el oficial a cargo en la escena y te sacaré de
allí». Ian hizo señas a un sargento, le explicó quién era el
otro hombre en la línea y luego le entregó el teléfono,
ignorando la expresión de asombro del supervisor.

BOOMER ESTABA EN UN DILEMA . Quería quedarse con sus


padres, pero Kat lo necesitaba. Mientras los paramédicos
colocaban a su padre en una camilla, se acercó a su madre,
que estaba sentada en el sofá con Carter. ‘Boomer’ se
arrodilló frente a ella, apartando su atención de Rick. La
pálida complexión de su rostro sirvió para hacer que el
escozor de la cinta fuera claramente obvio, e hizo una mueca,
sabiendo que tenía que ser doloroso. «Mamá …».
Eileen lo interrumpió. «Katerina está en peligro, ¿no es
así?».
«Sí, lo está. Viene un helicóptero para llevarnos de
regreso al complejo. Quiero quedarme contigo y con papá,
pero yo …».
«No. Ve a buscarla y tráela contigo. Tu papá estará bien y
yo estoy bien». Ella acarició su mejilla y él se inclinó hacia
su toque. «Ella es tu futuro, Benjamín. Ve a salvarla».
Boomer se tragó el grueso nudo que tenía en la garganta.
De pie, la ayudó a levantarse y la abrazó con fuerza. «Volveré
pronto. Con Kat. Llama a mi celular… mierda… Rompí el mío
y no tuve tiempo de reemplazarlo. Mis llamadas se reenvían
al de Ian. Llamaré a la tía Margaret para que nos
encontremos en el hospital. ¿De acuerdo?».
«Llamaré a Margaret. Simplemente haz lo que tienes que
hacer. Te amo. Mantente a salvo y tráela a casa».
«Lo haré. También te amo, mamá».
Con la ayuda de la paramédica, Boomer acompañó a su
madre a la ambulancia que esperaba. Los médicos le dijeron
que su padre estaba estabilizado, pero aún estaba
inconsciente. Mientras subían a sus padres en la parte
trasera de la plataforma, a la distancia se escuchó el ruido
sordo del helicóptero que se acercaba.
Ian se aproximó sigilosamente a él. «Nuestro viaje casi ha
llegado. Keon nos autorizó a despegar y presentar los
informes policiales más tarde. Burke y Dusty van a tomar
una de las camionetas y seguirán a tus padres a la sala de
emergencias. Quiero mantenerlos vigilados hasta que esto
termine».
Las puertas de la ambulancia se cerraron de golpe y el
vehículo se puso en marcha por el camino de entrada.
«Gracias, jefe. Te lo agradezco».
Ian le dio una palmada en la espalda a su compañero de
equipo cuando comenzaron a correr hacia su SUV. Era más
rápido conducir el medio kilómetro hasta donde el
helicóptero aterrizaría en un campo de béisbol vacío. El resto
del equipo ya estaba en camino en la camioneta de
comunicaciones. «Es lo que hace la familia, ‘Baby Boomer’.
Ahora, vayamos por tu chica».
CAPÍTULO VEINTIDÓS

D URANTE UNOS QUINCE MINUTOS , K AT INTENTÓ PONERSE CÓMODA


en el sofá de la sala de recreo sobre las oficinas, pero su
mente no le permitía tranquilizarse. Todo esto era culpa
suya. Si no le hubiera contado sus problemas a Benny, sus
padres ahora estarían a salvo. Tenía que rezar para que el
equipo llegara a tiempo para salvarlos. La espera la estaba
matando. Finalmente, renunciando a descansar un poco, se
puso de pie y se dirigió a las escaleras con Beau pisándole los
talones.
En lugar de ir hacia las oficinas, salió por la puerta
principal para tomar aire. Sonrió cuando Beau se dirigió
directamente hacia una pelota de goma dura y regresó para
dejarla caer a sus pies.
«Entonces, quieres jugar, ¿eh?». El perro de cara tonta
pareció sonreírle antes de responderle con un gruñido bajo.
«Bien, jugaremos a buscar por unos minutos. Tal vez haga
que el tiempo pase más rápido».
Beau le lanzó otro ‘guau’ y luego se fue tras la pelota que
lanzó a través del recinto. Mientras esperaba que el perro
regresara, miró a su izquierda y vio a Murray haciendo
guardia en la puerta principal. En la dirección opuesta, el
hombre de Blackhawk Security, que le habían presentado
como Jason Tanner, caminaba hacia la parte trasera del
complejo, vigilando cualquier cosa fuera de lo común. Ambos
hombres iban armados y Kat se sintió más segura sabiendo
que estaban allí. Beau corrió hacia ella y dejó caer la pelota
que ahora estaba cubierta de baba de perro, pero a ella no le
importó, ya que a menudo los perros que ella entrenaba la
babeaban. Lanzó la pelota de nuevo, escuchó la puerta de la
oficina abrirse detrás de ella y se giró para ver a Colleen salir
con su bolso. «¿Te vas?».
La mujer rubia más joven se detuvo a su lado. «Sí. El
equipo me ha estado entrenando para disparar, pero todavía
tengo que hacer un curso para obtener mi permiso de armas
de fuego antes de poder portar un arma. Ian y Reggie quieren
que lo consiga por todas las armas que hay en las
instalaciones. Con los tipos malos con los que tratan, querían
asegurarse de que pudiera usar un arma si fuera necesario.
Pero, tengo que admitir que me hace sentir como una chica
mala cuando me llevan a disparar».
Kat sonrió cuando Colleen se rió y posó como una de las
estrellas de un popular programa de televisión de la década
de 1970 con los dedos formando un arma simulada. «Oh, eso
es increíble. Me encantan las repeticiones de los Ángeles de
Charlie. Quizá Kristen, Angie y yo deberíamos unirnos a ti.
Creo que las tres ángeles originales eran dos morenas y una
rubia, y luego otra rubia reemplazó a la primera, así que
seríamos perfectas. Y me encanta esa ropa retro».
«¡Oh! Tal vez podamos convencer a los Dom para tener
en el club una noche temática de los setenta. Eso sería tan
retro».
Riendo con más fuerza, Kat se echó hacia atrás y agarró
sus nalgas. «¿Una paliza al ritmo de la música disco? Eso
suena realmente pervertido».
«¡A Shelby le encantaría! Le encantan las noches
temáticas. Se lo comentaré a ver qué piensa». Consultó su
reloj y Colleen agregó: «Mierda. Llegaré tarde si no me voy.
Te veré más tarde. Jake prometió enviarme un mensaje de
texto y dejarme saber que todo está bien con los padres de
Ben».
Kat se despidió con la mano mientras la secretaria corría
hacia su Toyota Prius y se marchaba. Al revisar su teléfono
celular, vio que todavía le quedaban al menos otros quince
minutos antes de que el equipo llegara a Sarasota. Sin estar
lista para volver a entrar, comenzó a deambular por el
recinto mientras seguía jugando a buscar la pelota con Beau.
Al encontrarse en el área de estacionamiento del club, se
acercó a la puerta del guardia para ver si Murray necesitaba
agua o algo. Estaba a punto de hablar cuando la cabeza del
guardia se volvió hacia la carretera al oír el sonido de un
vehículo que se acercaba. Un Cadillac Escalade negro con
ventanas tintadas se acercó a la puerta cerrada y se detuvo.
El guardia miró el vehículo con cautela y colocó su mano en
su arma, listo para sacar la pistola de 9 mm si era necesario.
Todo parecía moverse a cámara lenta mientras Kat veía
bajar la ventanilla del conductor y Murray sacaba el arma de
la funda que tenía en la cadera. Pero ya era demasiado tarde
cuando el conductor disparó su propia pistola con
silenciador, y ella se quedó boquiabierta de horror cuando el
cuerpo del fornido guardia se sacudió con el impacto de la
bala en la parte superior derecha del pecho. Aturdida, Kat se
quedó congelada en su lugar, mirando al hombre mientras
caía al suelo, la sangre comenzaba a empapar su camisa y el
arma caía de su mano.
Se abrieron tres puertas de la camioneta y dos hombres
grandes salieron por el frente, ambos armados con pistolas
negras. El conductor era un poco más alto y delgado que su
homólogo, que Kat pensó que se parecía a un cerdo con la
nariz chata y la piel con marcas de viruela. Otro hombre salió
del asiento trasero y ella se quedó sin aliento. Era uno de los
rusos que había intentado secuestrarla en el motel de
Norfolk, arrastrando a una aterrorizada Colleen fuera del
vehículo, con una pistola en la cabeza. Junto a Kat, Beau
gruñó y ladró, sintiendo que sus humanos estaban en
peligro, pero incapaces de atravesar la puerta cerrada.
«Llama a perrrro y tirrra teléfono al suelo. Ven con
nosotrrros o mato amigos. ¡Ahorrrra!».
Sin apartar los ojos de la secretaria con los ojos muy
abiertos que intentaba mantener la compostura, Kat colocó
una mano temblorosa sobre el escáner de seguridad hasta
que la puerta comenzó a abrirse. «Beau, platz». El canino
continuó gruñendo con el pelo de su espalda levantado, pero
se acostó como se le ordenó. «Suéltala y yo iré contigo. Si la
lastimas, nunca te diré cómo conseguir el dinero».
El grandullón sonrió y Kat se estremeció, sabiendo que
con gusto la torturaría por la información. El ‘Cara de Cerdo’
desde el asiento del pasajero delantero tenía su arma
apuntando hacia ella mientras el conductor lo hacía a Murray
quien, afortunadamente, todavía seguía vivo. El guardia
herido parecía más enojado que cualquier otra cosa, pero con
su arma cerca de sus pies y siendo superado en número, no
había mucho que pudiera hacer. Kat sacó el teléfono de su
bolsillo, lo colocó en el suelo y dio un paso adelante, con las
manos en el aire. La luz del sol golpeó el brazalete de alerta
médica de oro en su muñeca, y recordó que Benny le había
hablado de la unidad GPS que llevaba en el interior. Si ella iba
con estos hombres, todavía tendrían una forma de rastrearla.
Tenía que hacerlo, negándose a permitir que nadie más
saliera lastimado por su culpa. «Por favor, déjalos ir. No
pelearé contigo. Te mostraré dónde está el dinero».
El hombre que sostenía el brazo de Colleen obviamente
estaba a cargo, ya que ninguno de los otros hombres habló.
Empujó brutalmente a la mujer al suelo junto al guardia,
quien luchó por poner su cuerpo frente al de ella para
protegerla, el ruso le indicó a Kat que entrara al vehículo.
«Ven. Ahorrrra. O los mato».
Kat corrió hacia la puerta trasera del lado del conductor
cuando el hombre dio un paso atrás y la dejó trepar al
vehículo. Se acomodó junto a ella, obligándola a moverse al
otro lado. Antes de cerrar la puerta, le dijo a su conductor:
«Mátalos».
Horrorizada, Kat se lanzó hacia la manija de la puerta
junto a ella, pero el bastardo la agarró del cabello,
impidiéndole escapar. El dolor atravesó su cuero cabelludo.
«Packen», gritó más allá de la puerta del conductor abierta y
se sintió aliviada al ver a Beau responder a la orden,
arremetiendo contra el hombre que apuntaba con su arma a
las dos personas en el suelo. El conductor levantó el brazo
para bloquear el feroz ataque, y su arma se disparó por los
aires, la bala golpeó un árbol cercano. El hombre se giró
salvajemente y gritó de dolor cuando los afilados dientes del
perro le atravesaron la carne hasta los huesos del antebrazo.
El caos le dio a Murray la oportunidad que necesitaba para
arrebatar y disparar su propia arma, derribando al conductor
con una bala en la cabeza. Con lo que debería haber sido una
muerte fácil desde el otro lado del capó, un grito distante
hizo que ‘Cara de Cerdo’ volviera la cabeza y fallara su propio
disparo, no dándole a Murray por centímetros cuando rodó
para proteger a Colleen. A través del parabrisas, Kat vio a
Jake y Tanner correr hacia la puerta principal, armas en
mano. La combinación de los refuerzos que llegaron y Beau
que soltaba al conductor y que volvía su atención a la
segunda amenaza, hizo que ‘Cara de Cerdo’ se lanzara al
asiento delantero y cerrara la puerta de golpe. Se puso de
conductor, puso el vehículo en reversa y pisó el acelerador
mientras Beau hacía un intento inútil de encontrar acceso
por el lado del pasajero. Ninguno de los posibles rescatadores
de Kat podía arriesgarse a disparar, estando ella en la línea
de fuego. Un giro rápido del volante hizo que el vehículo
diera una vuelta y se dirigieron hacia la carretera a gran
velocidad. Al final del camino, antes de girar a la izquierda
para tomar los carriles en dirección norte, Kat vio el vehículo
de Colleen en el arcén con la puerta del conductor abierta de
par en par. Los rusos debían haberla emboscado y obligado a
salir del coche.
«¿A dónde vamos?».
Ninguno de los dos le respondió. Se forzó a mantener la
calma y a buscar una forma de escapar, pero no podía dejar
de temblar. Sin saber qué más hacer, Kat oró.

AL ALEJARSE DE LA entrada y caminando de regreso a la


sala de guerra, Jake continuó escuchando las bromas de los
miembros de su equipo en los altavoces superiores que había
encendido, y maldijo porque se estaba perdiendo la acción.
Sabía que Carter era la persona perfecta para ocupar su lugar,
pero todavía era irritante que estuviera fuera de servicio
hasta que su ojo sanara.
Justo cuando entró en la habitación, la voz de Ian llegó
por el aire. «‘Reverendo’, ¿estás ahí?».
Jake se acercó al micrófono y apretó el botón de
transmisión. «Sí, jefe. ¿Cual es su estado?».
«Acabamos de llegar. ¿Cómo están las cosas allá?».
«Cinco por cinco», respondió. «Voy a buscar a Kat.
Manténganse a salvo, hermanos».
«Amén».
Se dio la vuelta y Jake se dirigió más allá del área de
recepción hacia las escaleras, pasándolas de dos en dos.
Esperaba que Kat hubiera descansado un poco porque lo
necesitaba. Cuando todo esto terminara, no le sorprendería
que ‘Boomer’ planeara llevarla a un lugar tranquilo para
recuperarse. Al chico también le vendrían bien unas
vacaciones después de esto.
Al entrar en la sala de recreación, miró a su alrededor y la
encontró vacía. Supuso que estaba en el dormitorio que ella y
‘Boomer’ habían usado la noche anterior, se dirigió por el
pasillo y llamó a la única puerta cerrada. Al no recibir
respuesta, volvió a llamar y en lugar de esperar, giró el pomo
y abrió la puerta. Vacío. «¿Kat?». Aún sin respuesta. Levantó
la voz. «¿Kat? ¿Estás aquí arriba?».
Una revisión rápida del resto de las habitaciones le
confirmaba a Jake que ella no estaba en este piso. Se
apresuró a bajar las escaleras y entrar de nuevo en la sala de
guerra para escanear las imágenes en vivo de la cámara y
averiguar dónde estaba. Antes, cuando se dirigía al baño,
Colleen había estado recogiendo su bolso para irse a su clase.
Ahora, en un monitor podía ver que su auto ya no estaba y
Tanner estaba en el lado norte de la propiedad, caminando
por el perímetro detrás de los edificios. Su mirada se desvió
hacia los otros canales, buscando a Kat. Se le heló la sangre
cuando vio la vista de la puerta principal. Un todoterreno
negro estaba parado en la entrada, Murray estaba en el suelo,
tres hombres sostenían armas con una apuntando a la cabeza
de Colleen y Kat estaba abriendo la puerta de entrada.
«¡Carajo!». Al presionar el botón de la frecuencia en que
estaban encendidos los auriculares de Tanner y Murray, Jake
gritó en el micrófono: «¡Puerta de entrada Tangos, hombre
caído, hombre caído!».
Al ver en el monitor que Tanner lo había escuchado y
estaba corriendo desde el otro extremo de la propiedad hacia
la puerta, Jake desenfundó su Sig Sauer P226 y se fue como si
los perros del infierno le estuvieran pisándole los talones.
Golpeó la puerta principal corriendo justo cuando Tanner
rodeó el edificio a toda velocidad. Al atravesar el complejo,
escucharon a Kat gritar el comando alemán para que Beau
atacara a uno de los hombres, antes de que Murray
recuperara su arma y disparara. El conductor cayó muerto al
momento de llegar al suelo. Pero el gorila al otro lado de la
camioneta apuntó con su arma a Murray, y Jake levantó su
arma y gritó a todo pulmón: «¡Suelta tu arma!».
Todavía estaba demasiado lejos para hacer un disparo
preciso y no podía correr el riesgo de golpear a las mujeres o
a Murray. Su comando hizo que el bastardo fallara su tiro
mortal, gracias a Dios, pero desafortunadamente el tipo se
lanzó a través de la puerta del pasajero y aceleró el auto en
reversa. Beau salió tras el vehículo en retirada, ladrando
ferozmente.
«¡Puta madre! ¡Trae tu camioneta, Tanner!».
Mientras el operativo cambiaba de dirección, Jake corrió
hacia la puerta donde Colleen estaba rasgando la camisa de
Murray para dejar al descubierto su herida. El guardia gimió
y volvió la cabeza hacia Jake. «Tienen a Kat. Quedan dos
tangos. Ambos con 9 mm, no vi ninguna otra arma».
Al escuchar a Tanner acelerar el motor de su Ford F-150,
Jake miró la herida del hombro de Murray, que ahora era
visible. «¿Qué tan mal? ¿Puedes llegar a la sala de guerra?
Necesito a alguien en la radio».
«Sí, el disparo entró y salió. Viviré. Ayúdame a levantar».
Sonó el teléfono de la caseta de los guardias, pero todos lo
ignoraron. Con la ayuda de Jake y Colleen, el guardia se puso
de pie mientras dejaba escapar un rugido de dolor. «Joder,
eso duele. Disculpa mi lenguaje, Colleen».
Con su brazo sano sosteniéndolo, la secretaria, todavía
pálida, se recuperó y se hizo cargo de la situación, dirigiendo
al hombre grande hacia el edificio Trident. Si la situación no
fuera tan grave, Jake habría sonreído al ver lo mucho que la
antes tímida secretaria había salido de su caparazón en las
últimas semanas. Su entrenamiento sobre cómo responder a
diferentes situaciones de emergencia estaba dando sus
frutos. «Como si no hubiera escuchado a Ian maldecir
cincuenta veces al día. Jake, vamos a entrar, llamaré al 911,
pero ¿qué más necesitas?».
Tanner gruñía hasta detenerse junto a ellos y Jake abrió la
puerta del pasajero. Cuando entró, ordenó: «Murray conoces
el sistema de rastreo. Muéstranos la ubicación GPS de Kat.
Dánosla con la frecuencia del complejo. Luego, ponte en la
frecuencia del equipo y hazles saber lo que está pasando».
Cerró la puerta de un portazo, confiado en que la
secretaria y el guardia, un sargento retirado del ejército,
harían lo que fuera necesario. Tanner pisó el acelerador a
fondo y giró bruscamente para rodear al cadáver fuera de la
puerta.
Mientras se acercaban a la intersección de la carretera,
Tanner preguntó: «¿En qué dirección?».
El vehículo redujo la velocidad y Jake buscó
frenéticamente en ambas direcciones. «¡Izquierda! Mierda,
le debo un bistec a ese maldito perro. Reduce la velocidad
para poder agarrarlo».
Beau estaba a unos cincuenta metros al norte de la
intersección, corriendo por el arcén de la carretera, todavía
tratando de perseguir al vehículo desaparecido, ya hacía
mucho tiempo, pero al menos les indicaba la dirección
correcta. Cuando Tanner redujo la velocidad del vehículo,
Jake abrió la puerta. «¡Beau! ¡Hier!».
La mezcla de labrador corrió de regreso a la camioneta y
dio un salto sobre el regazo de Jake. Empujó al perro al
asiento trasero y cerró la puerta. Al pisar el acelerador de
nuevo tan pronto como Beau despejó la puerta, Tanner volvía
a apresurarse. Jake levantó su mano para tocar sus
auriculares antes de recordar que nunca había tenido uno
puesto, había estado escuchando a través de los altavoces en
la sala de guerra.
«Dame tus auriculares». El operativo se los arrancó de
las orejas y se los arrojó a Jake, quien se los enganchó a sus
propias orejas. «Murray, ¿estás ahí?».
La estática llegó por el auricular y luego la voz del guardia
llena de dolor. «Sí, estoy aquí. Estoy abriendo el GPS. Dame
un segundo. Colleen está al teléfono con el 911. ¿En qué
dirección te diriges?».
«Norte. Beau se dirigía hacia allí, pero aún no los hemos
alcanzado. ¿Ya has contactado a Ian?».
«Lo haré tan pronto te consiga la ubicación de Kat. Aquí
la tienes. Parece que todavía están en la autopista, delante de
ustedes. Estoy mostrando el GPS en tu teléfono… están a
kilómetro y medio por delante. Te avisaré si cambian de
dirección».
Jake hizo un gesto con la mano, confirmando que se
dirigían en la dirección correcta, y Tanner aceleró aún más
mientras ambos examinaban los vehículos frente a ellos.
«Muy bien. Tan pronto como los veamos, intentaré
conseguirte una placa de la matrícula. Es una Black Escalade,
¿verdad?».
«Afirmativo».
Tanner miró a Jake. «¿Qué quieres hacer? ¿Seguir para
ver adónde van hasta que tengamos refuerzos y un bloqueo
de ruta?».
Al levantar la mano para ajustarse el parche en el ojo, Jake
estuvo de acuerdo. No podían arriesgar la vida de Kat
sacándolos de la carretera. «Sí. Logra ponerlos a la vista y
mantente cerca».
Justo cuando vieron el Cadillac más adelante, la voz de
Murray llegó por los auriculares. «¿Oye, Jake? Tengo a Ian
en el otro canal. Escucha esto. Acaban de abordar un
helicóptero de la policía estatal en ruta de regreso al
complejo. Y tienen al SWAT del FBI respondiendo. Se dieron
cuenta de que era una treta para sacar a la mayoría del
lugar».
«Un poco tarde para la fiesta, pero mejor que nada. El
equipo todavía está demasiado lejos». Sacó su teléfono
celular del bolsillo lateral de sus pantalones cargo.
«Consígueme un número de teléfono para alguien en SWAT,
en lugar de jugar al teléfono contigo».
«Espera».
Jake trataba de formular un plan y rezó para que ‘Boomer’
no volviera a perder a su mujer … y esta vez de forma
permanente.

‘BOOMER’ NO PODÍA CREER lo que Murray les acababa


de decir por sus auriculares… Ah, joder, sí, podría. Todos
habían caído en la engañosa táctica y había funcionado. Si
bien sabía que aún habrían rescatado a sus padres, en
retrospectiva, deberían haber puesto a Kat y a los demás en
la sala de pánico del complejo hasta que tuvieran más
información sobre lo que estaba pasando. Pero ya era
demasiado tarde para eso. Ahora, Kat estaba en manos de
hombres que no tenían problemas para matar a cualquiera
que se interpusiera en su camino, y una vez que tuvieran su
dinero, sería prescindible. Maldita sea, no podría volver a
perderla, esta vez no sobreviviría a la pérdida.
Los rotores del helicóptero golpeaban al ritmo de su
palpitante frecuencia cardíaca. La única charla en ese
momento era la del piloto y el copiloto. El equipo y Carter
estaban esperando actualizaciones de Murray sobre lo que
estaba pasando. Los pilotos presionaban al pájaro lo más
rápido que podían, pero ‘Boomer’ temía que no llegaran a
tiempo para salvar a Kat. Incluso a toda velocidad, todavía les
llevaría unos veinte minutos desde Sarasota a Tampa.
Tendría que confiar en que Jake y Tanner harían lo que
pudieran hasta que llegaran sus refuerzos. Era frustrante
sentarse y esperar información sin poder hacer nada.
Por lo que había dicho Murray, uno de los tangos estaba
muerto junto a la puerta del complejo. Eso significaba que
solo había dos más, según lo que sabían. Con el brazalete de
rastreo de alerta médica de ‘Cabeza de Huevo’, al menos
sabrían dónde estaba Kat. El equipo SWAT del FBI estaba
ahora en contacto directo con Jake y se desviaba para
interceptar el vehículo de fuga. Había demasiadas variables y
a ‘Boomer’ no le gustaban las probabilidades.
Brody se movía en su asiento. «Sabes, Ian, es por eso que
necesitamos nuestro propio puto pájaro».
Su jefe se cruzó de brazos asintiendo. «No es que nos
ayude ahora, pero lo entregarán en dos semanas. Lo
guardaremos en el aeropuerto con el jet hasta que se
construya el helipuerto. Eso comienza la próxima semana,
por cierto, junto con la carrera de obstáculos que ‘Perro
Maligno’ planeó».
Mientras sus compañeros de equipo y Carter agregaban
más charlas sin sentido a través de los auriculares del
helicóptero, el suelo debajo de ellos iba y venía a un ritmo
rápido. ‘Boomer’ solo esperaba que fuera lo suficientemente
rápido. Miró su reloj de inmersión: siete minutos menos,
faltaban unos trece minutos. «Mierda».
CAPÍTULO VEINTITRÉS

T EMBLANDO , K AT INTENTÓ SENTARSE LO MÁS LEJOS DEL HOMBRE


al que ahora reconocía como Viktor ‘El Toro’ Denisovich,
mano derecha de Volkov y heredero autoproclamado del
imperio criminal del muerto. Ian le había mostrado
fotografías del hombre que Benny y Jake habían confirmado
que era el líder del grupo que había intentado secuestrarla en
el motel de Norfolk. Denisovich y ‘Cara de Cerdo’ no le
habían dirigido la palabra desde que habían huido del
complejo hacía unos diez minutos. Hablaban entre ellos en
ruso, lo que solo aumentó su miedo y ansiedad. ¿Qué
pensaban hacerle para conseguir el dinero? Con mucho gusto
se los daría si pudiera asegurarse de que seguiría viva una
vez que lo tuvieran en sus codiciosas manitas. Lo único que
quería era la oportunidad de tener la vida que ansiaba… la
vida que se merecía con Benny. Ni siquiera sabía si Rick y
Eileen estaban vivos y dudaba de que los rusos se lo
informaran. Todo lo que podía hacer era rezar para que Jake
y Tanner la rastrearan y elaboraran un plan de rescate.
Benny le había asegurado que eso era en lo que se
especializaba su equipo, y ella confiaba en ellos para sacarla
del maldito lío.
«¡Blyat!».
Kat no sabía lo que ‘Cara de Cerdo’ había dicho en ruso,
pero por la forma en que lo escupió, supuso que era una
palabrota. Una fracción de segundo después de que él lo dijo,
frenó de golpe, enviándola volando hacia adelante, con su
cabeza chocando contra el reposacabezas del asiento
delantero. Puntos negros y estrellas blancas llenaron su
visión mientras una miríada de sonidos asaltaban sus oídos.
La rodearon fuertes chillidos, gritos, tal vez, estallidos y una
ráfaga de aire que escapaba. Le tomó un momento darse
cuenta de que tanto su cabeza como el coche estaban dando
vueltas mientras ‘Cara de Cerdo’ trataba de controlarlo con
cuatro neumáticos destrozados. Las llantas desnudas
rechinaban contra el asfalto mientras el vehículo
desaceleraba rápidamente. ¿Qué diablos estaba pasando?
De alguna manera, logró evitar que volcaran, y el vehículo
finalmente se detuvo en medio de la carretera. Antes de que
Kat tuviera la oportunidad de pensar en escapar, Denisovich
la agarró por el cabello y la arrastró a su lado, presionando
su arma contra su sien. Las lágrimas llenaron sus ojos
mientras trataba de aliviar la presión sobre su cuero
cabelludo. Fuera de la camioneta, el humo de los neumáticos
rotos comenzó a asentarse, y todo quedó en silencio, excepto
la respiración agitada de los tres ocupantes y las maldiciones
de ‘Cara de Cerdo’ en ambos idiomas.
«¡Yobaniyi ment! Putos policías volarrron neumáticos.
¿Ahorrra qué?».
La esperanza se encendió en el pecho de Kat cuando
escuchó acercarse las sirenas. Ella solo rezó para que estos
dos hombres no hicieran nada estúpido que los matara a
todos. Las sirenas se apagaron una a una cuando varios
vehículos se detuvieron con un chirrido, rodeándolos a la
distancia. Kat trató de vislumbrar lo que estaba pasando,
pero la única dirección que el agarre de Denisovich le
permitió ver fue a través de la ventana junto a él. Se dio
cuenta de que ahora estaban girados de lado en la carretera,
de cara a los carriles que se dirigían al sur. Más allá de la
línea de patrullas al ralentí con sus luces intermitentes y SUV
sin marcas, vio las señales de tráfico que comenzaban a
acumularse más allá del bloqueo de la carretera que se había
colocado rápidamente. Había agentes de policías, algunos
uniformados, otros vestidos de negro, que usaban sus
vehículos como cobertura y apuntaban con pistolas,
escopetas y rifles al vehículo de escape. Si Kat pensó que
antes había estado asustada, ahora estaba más que
aterrorizada. Por favor, Dios, no permitas que caiga una lluvia de
disparos.
Pasaron varios minutos antes de que dos hombres detrás
de uno de los coches de la policía llamaran la atención de
Kat, y se quedó sin aliento cuando se centró en Jake. Con los
brazos gesticulando salvajemente, el compañero de equipo
de ‘Boomer’ estaba discutiendo con un hombre de rostro
enrojecido con un traje que no le quedaba bien. Era obvio que
el hombre quería a Jake lejos de la escena, pero él no se
movía.
Una voz repentina por un altavoz interrumpió la rápida
conversación de los rusos en su idioma nativo. «Tiren sus
armas y salgan con las manos en alto».
‘Cara de cerdo’ bajó la ventanilla hasta la mitad y gritó:
«Vete a la mierrrrda».
Bueno, pensó Kat, esa orden no les cayó bien. ¿Ahora que?
«Por favor déjenme ir. Estamos rodeados. Si cooperan, estoy
segura de que el juez se los hará más fácil». En realidad, ella
no estaba segura de eso en absoluto, pero sonaba bien, ¿no?
«Cállate». La cabeza de Denisovich giró mientras miraba
lo que sucedía a su alrededor. «Ruslan, exige coche nuevo o
matarrrré a mujerrr».
Bueno, mierda, eso no sonaba reconfortante, pero al
menos el bastardo había soltado el agarre de su cabello y ella
pudo sentarse un poco mejor. Antes de que pudiera alejarse
de él, el hombretón la agarró por el brazo, la sentó en su
regazo y cambió de posición en el asiento trasero,
poniéndola entre él y gran parte de los agentes de policía. La
abrazó, sin dejar de apuntarle a la cabeza con el extremo
mortal de su pistola. Ella escuchaba mientras Ruslan,
también conocido como ‘Cara de Cerdo’, gritaba su demanda
por la ventana, y el negociador de rehenes en el megáfono
respondía. Kat tuvo la sensación de que iba a pasar una tarde
muy larga y estresante.

DE PIE, a unos veinticinco metros del Escalade


inutilizado, Jake apretó los dientes cuando el SAC Frank
Stonewall se enfrentó a él y le exigió que tanto él como
Tanner abandonaran el área. «Son unos jodidos civiles y esta
situación ahora está bajo la jurisdicción del FBI. Vuelvan a su
maldita camioneta y lárguense de aquí para que podamos
hacer nuestro trabajo».
Jake mantuvo su voz baja y amenazante, elevándola sobre
el hombre más bajo y se inclinó, para que nadie más lo oyera.
«Escucha, cabrón. La única razón por la que te llamaron fue
porque estábamos escasos de personal e Ian no pudo
localizarnos. Sabes putamente bien que Keon te dará una
buena paliza con una simple y rápida llamada telefónica.
Ahora, estamos dispuestos a dar un paso atrás y dejar que el
comandante SWAT se haga cargo, pero estaré jodidamente
condenado si dejo a esa mujer fuera de mi vista de nuevo, así
que toma tu actitud y métetela por el culo».
El SAC parecía a punto de explotar, pero se mordió la
lengua cuando un hombre alto, de cabello oscuro, vestido
todo de negro y portando un megáfono, se acercó a ellos.
«¿Jake? Escuché que este lío comenzó en Trident. Cuéntame,
así sabré a qué nos enfrentamos. Lo del parche en el ojo
tendrás que contármelo más tarde».
Jake estrechó la mano extendida de Calvin Watts. El
agente era el negociador principal a cargo del equipo SWAT
del FBI del área de Tampa. Tenían amigos en común, casi
todos los martes por la noche en el YMCA local jugaban
baloncesto juntos, y Jake se sintió aliviado de que el hombre
estuviera en el lugar. Anteriormente había visto al equipo de
Watts en acción y estaba seguro de que podrían sacar a Kat
en una pieza. «Hola, Cal. Agradezco tu rápida respuesta.
Gracias a Dios que Ian te contactó en ruta, y que el TPD [Nota
de la T.: Departamento de Policía de Tampa] tenía cerca autos
disponibles con las tiras de clavos. Los tangos secuestraron
del complejo a la mujer de ‘Boomer’. Le dispararon a nuestro
guardia en el hombro, pero pudo dar de baja al conductor
inicial, por lo que ahora solo hay dos de ellos, además de Kat.
Los tangos son mafiosos rusos de Virginia. Hace unos doce
años el padre de Kat se apropió de una gran suma de dinero
del jefe de ellos y quieren recuperarla».
Ignoraron al SAC que seguía parado, todavía furioso.
Watts, que estaba oficialmente a cargo del incidente, hizo un
gesto y luego comenzó a caminar hacia la camioneta de
comando SWAT recién llegada, y Jake lo siguió. «Está bien,
¿de cuánto dinero estamos hablando aquí? Dudo que
corrieran un riesgo tan grande por unos pocos miles».
«Considera quince millones, más doce años de intereses,
en las Islas Caimán». Cal lanzó un silbido de asombro
mientras abría la puerta trasera de la gran camioneta y subía
detrás de Jake. «Sí, lo sé, está lejos de ser simples
moneditas. Por lo que tengo entendido, el padre de Kat era el
contador de la mafia, pero no se dio cuenta de con quién
estaba tratando realmente hasta que estuvo demasiado
involucrado. Después de mantener su nariz limpia durante
algunos años, descubrió evidencia de trata de blancas y se las
entregó al FBI. Unos días después, la familia de Kat se salió
de la carretera. El accidente mató a su madre y a su hermano,
y la envió a ella y a su padre al Programa de Protección de
Testigos. Kat no lo sabía hasta que su padre murió
recientemente, pero el anciano transfirió dinero de las
cuentas de la mafia unos días después del accidente y lo
envió a una cuenta ficticia. Venganza, supongo. Una serie de
eventos no relacionados puso a estos bastardos de nuevo
sobre su pista y nos condujo hasta aquí».
Watts sacudió la cabeza. «Maldita sea, a ustedes chicos,
no les gusta nada simple, ¿verdad? Muy bien, pongamos en
marcha este rescate. Exigen otro auto y que los dejemos
marchar o la matarán. La mierda habitual a la que estos
idiotas creen que vamos a ceder. ¿Alguna idea de sus
nombres, para que podamos empezar a desarrollar un
perfil?».
Un técnico que escribía en el teclado de una computadora
cercana miró a Jake, esperando su respuesta. «El conductor
muerto no llevaba identificación, pero el tipo que está en el
asiento trasero con Kat es Viktor Denisovich. Un asesino
entrenado que tomó el lugar de su jefe en la organización
después de que este le dio el visto bueno para liquidar al tipo.
Por lo que escuché, no va a caer tan fácilmente».
«Los tipos como él nunca lo hacen. ¿Hay alguien más
aquí de Trident?».
«Uno de nuestros chicos contratados, Tanner, está junto
a su camioneta, se mantiene alejado y evita que nuestro
perro organice su propio rescate. El resto está en camino.
Cuando Brody llegue, podrá escuchar a través del micrófono
que lleva Kat. Es uno de sus juguetes que hemos usado
antes».
Watts tomó dos auriculares y le arrojó uno a Jake. «Bien.
Quédate aquí y mantente alejado de Stonewall. No estoy de
humor para su maldito lloriqueo. Y solo escucha. Mantén el
micrófono apagado; estás aquí por cortesía profesional y
confío en tu opinión, pero no permitiré que interfieras en las
negociaciones».
Jake entendía que el hombre estaba haciendo una gran
concesión al permitirle quedarse, y reemplazó el auricular
Trident sobre su oreja izquierda por el nuevo, guardándose el
primero que estaba solo en la frecuencia del complejo.
Murray estaba ahora en una ambulancia de camino al
hospital con Colleen de acompañante, así que no había nadie
en la sala de guerra con quien hablar. «Gracias y no te
preocupes. Confío en que harás lo tuyo».
«¿Señor?». Ambos hombres miraron al segundo técnico
que estaba monitoreando varias frecuencias de radio, entre
otras cosas. «Tenemos un helicóptero de la policía estatal
que solicita permiso para aterrizar cerca. Dice que traen al
resto del equipo Trident».
Cal enarcó una ceja hacia Jake, quien se encogió de
hombros. «Amigos en las altas esferas, ¿qué puedo decir?».
El negociador soltó una carcajada. «Sí, está bien, Smitty.
Dado que la carretera está cerrada en ambas direcciones,
avisa a la policía en tierra que despeje una zona para el
aterrizaje en los carriles hacia el sur. Al sur de nosotros, y
pide a los chicos del estado que se queden por aquí.
Podríamos utilizarlos».
«Sí, Señor».
«¿Oye, Cal?». El agente lo siguió cuando Jake dio unos
pasos hacia atrás, alejándose de los técnicos, entendiendo
que lo que Jake iba a decirle era solo para sus oídos.
«Tenemos un hombre más con el equipo. Pertenece a
Operaciones Encubiertas con autorizaciones federales en el
culo, y no me pidas más información porque no puedo
dártela. Solo debes saber que tiene a Moran, Keon y POTUS
en marcación rápida, y lo mismo a la inversa». La sorpresa
del agente se hizo evidente ante la mención del director y
subdirector del FBI, junto con el presidente de los Estados
Unidos, pero dejó que Jake terminara. «El hombre es uno de
los mejores francotiradores que conozco, y tiene mi rifle de
repuesto a bordo del pájaro. No me entrometo en tus
asuntos, pero sé que le confío la vida de mi propia madre».
«Eso dice mucho viniendo de un francotirador SEAL».
Jake esperó mientras Cal reflexionaba sobre las cosas,
sabiendo que tendría que aceptar su respuesta de cualquier
manera. «Está bien, espero que no lo necesitemos, pero esto
es lo que haremos».

BAJO LA ATENTA mirada de sus compañeros de equipo,


‘Boomer’ se paseaba de un lado a otro detrás de la línea de
vehículos y personal de las fuerzas del orden. La única razón
por la que estaba allí y no lideraba un asalto completo contra
el Cadillac Escalade en medio de la carretera, a unos cuarenta
metros de distancia, era que Ian lo había amenazado con
esposarlo a la camioneta de Tanner. «Esto está tomando
mucho puto tiempo».
Como todos sabían cómo tenía que desarrollarse la acción,
nadie le respondió, dejándolo descargar verbalmente sus
frustraciones. Las negociaciones de rehenes eran un juego
psicológico para el negociador principal. Había cinco pasos
en la técnica de comunicarse con los secuestradores: escucha
activa, empatía, simpatía, influencia y cambio de
comportamiento. Una situación ideal sería que los malos
liberaran al rehén y se rindieran sin que los eventos se
intensificaran. Desafortunadamente, muy pocas situaciones
de rehenes eran ideales.
Para un equipo capacitado de SEAL retirados de la Marina,
como Trident, era difícil sentarse y dejar que otro equipo se
hiciera cargo. Pero todos sabían que el SWAT de Calvin Watts
era uno de los mejores a nivel nacional, con una larga
historia de misiones exitosas en su haber. Si tenían que ceder
el rescate a una agencia de aplicación de la ley, tenían suerte
de que fuera su equipo.
Había pasado más de una hora desde que la tira de picos
de la policía había sido arrojada a la carretera, haciendo
explotar los cuatro neumáticos de la camioneta de los rusos.
Kat debía estar volviéndose loca de miedo, y ‘Boomer’ sabía
exactamente cómo se sentía. Al menos el equipo tenía un
hombre dentro. Jake seguía en la camioneta de
comunicaciones y usaba el auricular prestado de Marco para
transmitirles información. De vez en cuando, hacía una
pregunta para darle información al negociador de rehenes, a
la que Ian o ‘Boomer’, con suerte, tenían la respuesta.
También en la camioneta de comunicaciones estaba ‘Cabeza
de Huevo’, que estaba usando un programa en su tableta
para escuchar la conversación que estaba teniendo lugar
entre los dos rusos, gracias al micrófono en el brazalete GPS
de Kat. Los hombres hablaban principalmente en su idioma
nativo, pero el friki tenía un oficial de la policía de Tampa
también conectado y traduciéndole. Desafortunadamente, no
se estaban enterando de nada del intercambio que pudiera
ayudarlos a terminar el incidente de manera pacífica.
«¿Ian?». La voz de Jake llegó por los auriculares del
equipo.
«Adelante».
«Estos tipos se están poniendo ansiosos. Insisten en
tomar el helicóptero de la policía estatal o comenzarán a
cortarla con un cuchillo. Con los antecedentes de Denisovich,
Cal cree que se nos acaba el tiempo». Los ojos de ‘Boomer’
se abrieron con horror, pero una mirada de su jefe lo hizo
mantener la boca cerrada. Tenía que haber una razón por la
que Jake les estaba diciendo esto, sabiendo que ‘Boom’
estaba escuchando. «Tenemos una idea, pero necesitamos
su opinión para ver si funciona. Cal los quiere a ti y a
‘Boomer’ en la camioneta de comunicaciones».
Ambos hombres se dirigieron al centro de comando del
FBI después de que les hicieran señas para que pasaran por
debajo de la cinta amarilla de No Cruzar que se extendía por
todo el ancho de la carretera. Ignoraron una mirada sucia del
SAC Stonewall cuando pasaron junto a él y algunos otros
agentes en el camino. Ahora no era momento para una pelea
de meadas con el sombrero de culo especial a cargo.
Ian abrió la puerta y permitió que ‘Boomer’ se subiera
delante de él. Ambos hombres estrecharon la mano de Cal
Watts antes de que el negociador presentara el plan que Jake
y él habían ideado. Ian dijo que pensaba que era una buena
estrategia, ya que estaban al límite con las amenazas de
Denisovich, pero ‘Boomer’ estaba aterrorizado de que algo
saliera mal. «¿Qué pasa si ella no lo entiende o putamente
no lo ve? Probablemente esté petrificada. ¿Qué pasa si no
entiende lo que queremos que haga?».
Ian cruzó los brazos y se dirigió a Jake. «Ya has visto a
Kat en acción dos veces. Una vez en el motel y de nuevo en el
recinto. ¿Crees que podrá concentrarse en lo que le estamos
diciendo? Si no lo hace, esta mierda se pondrá fea muy
rápido porque no podemos dejar que el helicóptero despegue
con ella en él».
Aunque parecía que ‘Boomer’ estaba haciéndose el
pesimista, eso era lo que hacía el equipo: examinar una
situación desde todos los ángulos antes de intentarlo. Jake
respiró hondo y soltó el aire. «En el motel, ella no vaciló, y
por lo que escuché después, saltó para asegurarse de que yo
estaba bien. La herida no la inquietó. Lo mismo ocurre con lo
que acaba de pasar en la puerta de entrada. Sí,
probablemente estaba muerta de miedo, pero tanto ella como
Colleen nos hicieron sentir orgullosos. Kat fue capaz de
pensar lo suficientemente rápido como para darle a Beau la
orden de atacar. Y por lo que vi muy rápido en el monitor,
ella tampoco dudó en abrir la puerta y hacer lo que tenía que
hacer para salvar a los demás. Estoy seguro de que mientras
consigamos llamar su atención de camino hacia el
helicóptero, esto funcionará».
Todos los ojos se volvieron hacia ‘Boomer’. No tenían
opciones y él lo sabía. «Tengo que ser yo. De todas las voces,
será la mía a la que ella estará escuchando y en la que se
concentrará».
Cal asintió. «De acuerdo. Pero por si acaso, quiero a Ian
contigo, y estarás flanqueado por dos de mis hombres».
Señaló con el dedo a ‘Boomer’. «Ya sabes cómo va esto,
hombre. No hagas nada estúpido y arruines mi operación».
Un hombre inferior se habría sentido insultado, pero
‘Boomer’ sabía que el negociador tenía razón. El equipo
SWAT se entrenaba diariamente, y sabía exactamente lo que
pensaban los demás, y cómo reaccionarían. Traer a un
desconocido, como él mismo, sin importar lo bien entrenado
que estuviera, podría hacer perder el tiempo a alguien, y era
entonces cuando las cosas se volvían un desastre.
«Hagámoslo».

KAT NO PODÍA ESTAR ESCUCHANDO BIEN. El hombre


del megáfono decía que los rusos podían llevarse el
helicóptero de la policía a donde quisieran si la dejaban en
libertad. Cuando la respuesta fue que iba con ellos, el imbécil
estuvo de acuerdo. ¿Qué carajo? Tal vez iban a seguir
rastreándola a través de su GPS y organizar un rescate en
otro lugar. O, tal vez tenían algo bajo la manga. Un truco.
Tenía que ser eso. ¿Verdad? Dios, esperaba tener razón. Al
menos Denisovich había guardado el cuchillo afilado con el
que amenazaba con cortarle los dedos. Pero, de nuevo, la
pistola le apuntaba a la cabeza una vez más, por lo que
todavía estaba metida en la mierda.
En el camino, los rotores del helicóptero se aceleraron y
todos vieron cómo la nave flotaba a unos pocos pies del
suelo, moviéndose hacia el norte en los carriles hacia el sur
hasta que estuvo directamente a través de la mediana del
Escalade inutilizado. El piloto colocó el helicóptero de modo
que la cola estuviera frente a ellos, pero se giró ligeramente
para que pudieran ver la puerta abierta en el lado izquierdo,
luego lo dejó de nuevo en el suelo. Por lo que podía ver, no
había nadie dentro excepto el piloto en solitario.
Kat decidió hacer un último e inútil intento de conseguir
que los rusos la soltaran. «Por favor, déjenme ir. Tienen el
helicóptero para escapar, y anotaré el número de cuenta y la
contraseña de la cuenta bancaria en la que está el dinero. Por
favor».
«¡Cállate!». Denisovich apretó su agarre en su brazo y
observó la actividad que los rodeaba. «Abrrrre la puerta y
sal. Sé estúpida y te arrrrrepentirrrás».
«Tengo la sensación de que me arrepentiré de cualquier
manera», murmuró, tirando de la manija y abriendo la
puerta. Ella trepó lentamente, todavía con el fuerte agarre
cuando él salió detrás de ella. Una vez que ella bloqueó la
línea de fuego de los oficiales, ‘Cara de Cerdo’ también salió
del vehículo, con su propia pistola apuntando hacia ella
también. Como una unidad, empezaron a caminar por la
mediana cubierta de hierba con Kat sujeta entre ambos.
«¡‘Gatita’!».
Su cabeza giró ante el sonido de la voz de Benny cuando
Denisovich la obligó a bajar una ligera pendiente hacia una
barandilla baja. Le tomó un momento verlo en los carriles
hacia el sur de pie junto a Ian y dos hombres vestidos de
negro con armas muy grandes. Los ojos de Kat se llenaron de
lágrimas mientras trepaba por la barandilla que le llegaba
hasta los muslos. ¿Sería esta la última vez que lo viera?
«‘Gatita’, ¡te amo! Recuerda, ¡una sumisa siempre
escucha a su Dom!».
¿Qué? ¿Estaba bromeando? De acuerdo, el ‘Te amo’ fue
genial, pero ¿por qué sacar a colación los sums y los Doms?
Detrás de ella, Denisovich gruñó: «Más rrrrápido.
Muévete». La instó a subir la pequeña pendiente.
«¡‘Gatita’! ¡Recuérdalo!».
Kat volvió a concentrarse en Benny. Ian y él la estaban
saludando. ¡No! ¡Espera! No estaban saludando. Le estaban
haciendo señas. Uno. Dos. Tres dedos. Y luego sus brazos
derechos, palmas hacia abajo, haciendo el barrido frente a
ellos desde la cintura hacia arriba sobre sus cabezas, el
lenguaje de señas K9 para ‘abajo’. Mierda, a la cuenta de
tres, ¡querían que se tirara al suelo y se quedara quieta!
Copió la orden silenciosa, esperando que los rusos
pensaran que estaba saludando. «¡Yo también te amo!».
En su visión periférica mantuvo sus ojos en Benny y el
helicóptero, esperó la señal y rezó para haberlos entendido
correctamente. Dos pasos antes de que ella tuviera que
agacharse hacia el rotor de movimiento lento, él levantó la
mano en un puño y, uno por uno, desenrolló los dedos.
Uno.
Dos.
Tres.
Kat dejó que sus rodillas se doblaran y cayó al suelo tan
rápido que Denisovich no tuvo ninguna posibilidad de
detenerla. Sintió su mano soltar su brazo, incapaz de
sostener su repentino peso muerto. El hombre gritó algo
extraño con sorpresa, luego rugió su ira. Mientras se cubría
la cabeza, sonaron dos disparos simultáneos, seguidos de
gritos y pies corriendo. No se atrevió a mirar hacia arriba
hasta que volvió a oír la voz de Benny. Esta vez estaba junto a
ella. Kat, «¿estás bien? ¡Por favor, dime que estás bien!».
Sus palabras salieron apresuradas mientras sus manos
vagaban rápidamente por su cuerpo. Ella rodó sobre su
costado, emocionada de ver su hermoso rostro. «Estoy bien,
estoy bien. ¿Qué pasó?».
La ayudó a ponerse de pie y la rodeó con sus fuertes
brazos, casi aplastándola. «¡Oh, gracias a Dios, estás bien!
Estaba tan jodidamente asustado. ¿Estás segura de que estás
bien?».
Se echó hacia atrás y buscó su rostro en busca de
confirmación. Ella asintió mientras su cuerpo comenzaba a
temblar después de la crisis. Miró por encima del hombro,
vio a los dos rusos muertos en el suelo a unos metros de
distancia, rodeados de hombres vestidos de negro. A
Denisovich le faltaba la mitad de la cabeza, mientras que
‘Cara de Cerdo’ había recibido un disparo en el pecho,
dejando una herida ensangrentada. Kat rápidamente se dio la
vuelta, su estómago amenazaba con rebelarse. Benny los
alejó sabiamente a varios metros de los cadáveres.
Ian se acercó y le pasó una mano por la nuca como para
asegurarse de que estaba bien. «Bueno, Kat, lamento que
hayas pasado esto, pero puedes sumarte a una lista cada vez
mayor de personas que le deben la vida al Amo Carter».
Fue entonces cuando se dio cuenta de que Carter y un
hombre vestido de negro al otro lado de los carriles en
dirección sur le entregaban sus rifles a otro hombre. «¿Qué
pasó?».
«Carter y otro francotirador estaban en el bosque de allí y
tan pronto como te echaste al suelo, los rusos apuntaron sus
armas a la policía. Los francotiradores los eliminaron. Estos
dos no iban a dejarse capturar vivos».
Kat se estremeció, sabiendo que era cierto y que ella
también podría haber estado muerta.
Jake apareció junto a Ian, sacudiendo la cabeza y
señalando con el pulgar al espía y dos federales. «Maldita
sea, me volverán a quitar el rifle por un tiempo hasta que se
complete la investigación requerida, pero me estoy cansando
de pasar por todo el papeleo para recuperarlo. Esta es la
segunda vez en menos de cinco meses». Suavemente apartó
a Kat del agarre de Benny y la abrazó. «Eres una mujer
increíble, ¿lo sabías? Darle a Beau el comando de ataque fue
un pensamiento rápido. Mantuviste la cabeza fría y ayudaste
a salvar no solo tu propia vida, sino también la de Murray y
Colleen».
Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de que se había
olvidado de ellos. «¡Ay Dios mío! ¿Cómo están? Murray
recibió un disparo. ¿Colleen está bien?».
La devolvió a los brazos de Benny, Jake asintió. «Murray
es tan duro como el cuero; volverá al trabajo en poco tiempo.
La bala atravesó limpiamente y no alcanzó nada vital.
Tampoco es la primera vez que recibe una, aunque es la
primera vez con nosotros. Colleen solo tiene algunos
rasguños, pero está bien, e Ian le dijo que se tomara unos
días libres. Reggie está con ellos en el hospital. Una vez que
hayamos terminado aquí, iré a ver cómo están. Luego, le daré
a Beau el bistec más grande que pueda encontrar. Gracias a él
pudimos averiguar en qué dirección te llevaron y alcanzarte
bastante rápido».
«En ese caso, también le debo un bistec. Y a ti también. A
todos ustedes». Jake solo sonrió y le hizo un gesto. Volteó a
ver a Benny de nuevo, y vio preocupación aún en sus ojos.
«¿Tus padres están bien?».
Él palideció y su corazón se apretó. «Mamá estará bien,
pero a papá le dispararon en el estómago». Ella jadeó y se
llevó la mano a la boca. «Está en cirugía y tenemos que
volver allí. Quiero que los paramédicos te revisen muy rápido
mientras veo si podemos hacer que nos lleven de regreso en
el helicóptero».
Kat negó con la cabeza. «Estoy bien. Solo vámonos.
Tenemos que estar ahí por tu mamá».
Ian se hizo a un lado para permitir pasar a una médica en
su pequeño grupo. «Conseguiré la autorización, pero, de
todos modos, estoy seguro de que tenemos unos minutos
antes de que podamos despegar, así que deja que esta
agradable dama te revise».
Aunque estaba tan ansiosa como Benny por ponerse en
marcha, sabía que no tendría sentido discutir con un grupo
de Dominantes. Ella estaba aprendiendo rápidamente que
cuando se trataba de alguien bajo su cuidado, eran
extremadamente protectores. Unos minutos más tarde,
recibía la autorización médica. Aparte de un hematoma en la
frente, donde se había golpeado con el reposacabezas, y los
moretones en el brazo por el agarre de Denisovich, lo único
que le dolía era el cuero cabelludo por haberle tirado del
cabello.
Después de agradecer al médico por la rápida revisión, Kat
se volvió hacia donde Benny estaba hablando con Ian, Carter
y Marco. El resto del equipo se había dividido con Devon y
Brody que se dirigían al hospital para ver cómo estaban
Murray y Colleen. Jake regresaba al complejo con Tanner y
Beau, seguidos por varios agentes federales. Todavía había
un cadáver allí que necesitaba ser transportado a la morgue y
la escena del crimen debía ser procesada. Caminó hacia el
grupo de cuatro hombres y directamente hacia Carter,
lanzando sus brazos alrededor de él. «Gracias por no fallar».
El espía de operaciones encubiertas soltó una risita y le
devolvió el abrazo. «De nada, ‘Kitty-Kat’. Y no había forma
de que fallara. Te he tomado mucho cariño. Además, ‘Boom-
Boom’ nunca me habría perdonado si dejara que algo te
sucediera».
Besó la parte superior de su cabeza y luego la soltó. Kat
dio un paso atrás y Benny extendió su mano hacia Carter.
«Gracias de nuevo, amigo. Mi lista de pagarés sigue
aumentando. Espero poder pagarte algún día».
Tomó la mano del joven, Carter tiró de él para darle un
abrazo y le dio una palmada en la espalda. «No te ofendas,
pero espero no necesitar nunca que me pagues. Voy a tomar
un viaje de regreso al complejo, y luego tengo que partir. El
deber llama. Pero estaré en contacto para ver cómo está Rick.
Dale un beso a tu mamá de mi parte».
«Por supuesto».
Mientras su amigo se alejaba para conseguir un viaje con
uno de los muchos oficiales y agentes que aún estaban en la
escena, Benny tomó a Kat del codo y la condujo hacia el
helicóptero detrás de Ian y Marco. Era hora de que ella
comenzara a orar por un milagro más.
CAPÍTULO VEINTICUATRO

K AT CONTUVO LA RESPIRACIÓN CUANDO EL HELICÓPTERO COMENZÓ A


descender para aterrizar en un helipuerto cercano al Sarasota
Memorial Hospital donde Rick había sido llevado. Benny se
había puesto en contacto con su madre antes de despegar de
la carretera de Tampa y le habían dicho que su padre todavía
seguía en cirugía. Ian y Marco decidieron esperar con Kat,
Benny y Eileen hasta que Rick saliera de la cirugía. Luego, los
dos compañeros de equipo recuperarían los otros dos
vehículos que aún estaban estacionados cerca de la casa de
los Michaelson, conducirían la camioneta de comunicaciones
de regreso a Tampa y les dejarían la camioneta. El resto del
equipo se encargaría de la limpieza en el complejo, los
informes que debían presentarse tanto con el FBI como con
la policía local, y cualquier otra cosa que fuera necesaria.
A partir de la información que Ian recibió del FBI, parecía
que Denisovich no había compartido con el resto de la mafia
rusa el hecho de que había encontrado a Kat. La mafia no
tendría idea de que ella era el único vínculo vivo con el
dinero, por lo que los federales y Trident no pensaron que
nadie más vendría a buscarla. Ella planeaba donar el dinero a
organizaciones benéficas, así que, con suerte, pronto no
importaría si alguien más hacía la conexión. Pero tendría que
esperar por ahora.
Un automóvil de la Policía Estatal de Florida los esperaba
en el helipuerto para llevarlos al hospital. Tan pronto como
aterrizaron, y fuera seguro hacerlo, desembarcaron y
subieron al vehículo con Ian en el asiento del pasajero
delantero. Kat estaba emparedada entre los otros dos
hombres en el asiento trasero, y Benny no le había dicho una
palabra desde que le indicó que dejara que el médico la
examinara. Ella entendía que él estaba preocupado por su
padre, por lo que se mantuvo callada también y tomó su
mano entre las suyas en silencio, asegurándole que estaba
allí para él. Él le dio a su mano un apretón rápido y una
sonrisa aún más rápida, que no llegó a sus ojos, antes de
volverse para mirar por la ventana.
Cuando llegaron al hospital, los cuatro se detuvieron en el
mostrador de recepción para averiguar en qué piso estaba la
sala de espera de cirugía, luego tomaron los ascensores hasta
el tercer piso. Dusty y Burke estaban haciendo guardia en el
pasillo, e Ian les dijo que la amenaza había terminado, lo que
permitía que los agentes contratados regresaran a Tampa.
Eileen y la hermana de Rick, Margaret, estaban sentadas en
la habitación cálidamente decorada, acompañadas de los
familiares de otros pacientes mientras esperaban noticias de
sus seres queridos. Eileen se puso de pie tan pronto como vio
a Benny, y él fue directamente hacia ella, abrazándola con
fuerza. Cuando la soltó y saludó a su tía, Eileen abrazó a Kat.
«Gracias a Dios, estás bien. Estaba tan preocupada hasta que
Ben me llamó para decirme que estabas a salvo».
El estrés del día finalmente golpeó a Kat cuando se le
escapó un gran sollozo. «Lo siento mucho. Todo esto es mi
culpa».
«Calla, ahora». La madre de Benny se apartó lo
suficiente para que pudieran verse las caras. La preocupación
era evidente en los ojos de ambas mujeres, pero la simpatía
también se reflejaba en la mirada de Eileen. «Esto no es tu
culpa, Kat. Y Rick estará bien, lo sé. Es un luchador y sé que
superará esto. Solo tenemos que rezar hasta que suceda».
A pesar de que todos le decían que no era culpa suya, Kat
no podía convencerse a sí misma de que era verdad. Dio un
paso atrás, para darle entrada a Ian y Marco de darle sus
palabras de consuelo a la mujer mayor. Kat no tenía idea de
cómo Eileen podía mantenerse tan tranquila. Su rostro y
brazos todavía mostraban el enrojecimiento donde el
personal de la sala de emergencias le había quitado la cinta
adhesiva. Le habían dado un par de pantalones de hospital
para que se pusiera que le cubrían las mismas marcas en sus
piernas. Si sus papeles se invirtieran, Kat estaba segura de
que ahora estaría histérica. Como estaba, se encontraba a
punto de eso. Sin querer molestar a nadie, respiró hondo y se
sentó en una de las sillas vacías, tratando de ponerse cómoda
para lo que probablemente sería una larga espera.

‘BOOMER’ se paseaba por el pasillo fuera de la sala de


espera, necesitando moverse en lugar de simplemente
permanecer sentado. Habían pasado tres horas y media
desde que habían llevado a su padre al quirófano, y todavía
no sabían cómo estaba. Por lo que su madre sabía de los
médicos de urgencias, Rick había necesitado una transfusión
para reponer la sangre que había perdido, y no había
recuperado el conocimiento mientras lo estaban atendiendo.
¿Y si su padre muriera? Su madre era una mujer fuerte, pero
perder a su marido de casi treinta y cinco años la devastaría.
¿Y Kat? Sabía que ella se culpaba por todo lo que sucedía, sin
importar cuántas veces le hubieran dicho que no era su
culpa. Si su padre no lo lograba, ¿cómo iban a convencerla de
que a veces le pasaban cosas malas a la gente buena y que no
tenía sentido involucrarse en el juego del ‘qué pasaría si…’?
Al final del pasillo, un par de puertas automáticas se
abrieron y caminando hacia la sala de espera apareció un
hombre de cabello gris con una bata azul. Con la esperanza
de que esta fuera la noticia que habían estado esperando,
‘Boomer’ se apresuró a regresar en el tiempo para escuchar
al médico preguntar por la familia de Rick Michaelson. El
grupo de seis se agrupó mientras el Dr. Finkelstein explicaba
lo sucedido. «La bala atravesó el intestino grueso, pero
pudimos repararlo. También rebotó y dañó algunos vasos
sanguíneos para llegar al bazo, que tuvimos que sacar para
detener la hemorragia. Tuvo mucha suerte de haber llegado
aquí en tiempo. Otra media hora y no habría tenido ninguna
posibilidad que, tal como está ahora, es del cincuenta por
ciento. Ojalá pudiera decir que hay mejores probabilidades,
pero deben prepararse para cualquier posibilidad. Ahora lo
estamos trasladando a la sala de recuperación y le haremos
otra transfusión para que vuelva a subir el volumen de
sangre. Por ahora, lo tenemos en coma inducido
médicamente. Una vez que sus resultados de sangre se
estabilicen, veremos cómo sacarlo de ahí».
«¿Cuándo sabremos si lo logrará?». ‘Boomer’ no pudo
evitar el dolor y la preocupación en su voz ronca. Aunque lo
había pensado antes, no fue hasta que el médico verbalizó
que Rick podía morir, que ‘Boomer’ realmente creyó que su
madre podría quedar viuda.
«Pasarán por lo menos diez a doce horas antes de que
espere ver una mejora significativa hasta el punto en que
esté fuera de peligro».
«¿Podemos verlo mi mamá y yo, por favor?».
El Dr. Finkelstein asintió con la cabeza. «Por supuesto.
Haré que una de las enfermeras salga una vez que lo hayan
instalado en la sala de recuperación. Solo podrán verlo unos
minutos. Tiene muchos tubos entrando y saliendo de él,
además está con intravenosa y con un respirador mientras lo
mantenemos en coma, así que prepárense para ver eso.
Regresaré en aproximadamente una hora para ver cómo
sigue y enviarlo a la UCI.
‘Boomer’ estrechó la mano del hombre. «Gracias,
doctor».
Cinco minutos después, una enfermera corpulenta, con
una sonrisa amable, lo acompañó a él y a su madre a la sala
de recuperación. El habitual olor a antiséptico del hospital
era aún más fuerte aquí cuando se acercaron a la camilla
donde Rick descansaba sobre su espalda. El doctor tenía
razón; tenía tubos por todas partes: un tubo de intubación en
la boca, vías intravenosas en ambos brazos, tubos de
transfusión y cables de un monitor conectado al dedo medio
de su mano izquierda. Una bolsa de drenaje ensangrentada y
una bolsa de orina colgaban a un lado de la camilla. El bip-
bip-bip que indicaba los latidos de su corazón hacía poco
para asegurarle a ‘Boomer’ que su padre lo lograría. En
Afganistán, había perdido a dos amigos que estaba seguro de
que sobrevivirían a sus heridas de combate, solo para que sus
corazones dejaran de latir debido a una hemorragia interna
excesiva.
Tocó el brazo de su padre mientras su madre besaba la
frente de Rick, murmurando palabras de amor y aliento. El
hombre estaba tan pálido que casi se confundía con las
sábanas blancas. ‘Boomer’ miró el monitor sobre la camilla y
notó la lectura de la presión arterial: 82/40. Era demasiado
baja. Con suerte, la sangre que estaba siendo forzada a correr
por sus venas haría subir los números pronto.
Se inclinó y besó la mejilla de su padre, luego se enderezó
y se secó las lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos
llorosos. «Te amo, papá. Sigue peleando, ¿me escuchas?
Todavía tenemos mucha pesca y cosas que hacer. Planeo
darte nietos algún día, y será mejor que estés aquí para
malcriarlos».
Se quedaron allí en silencio, deseando que Rick se curara y
volviera con ellos, hasta que la enfermera amablemente les
dijo que tenían que salir. Les avisaría cuando lo trasladaran a
la UCI. Afuera de la sala de recuperación, ‘Boomer’ notó que
su madre temblaba. La agarró del codo en apoyo mientras la
ira comenzaba a dominar su preocupación. Ira consigo
mismo y con el equipo por no prever la posibilidad de que sus
padres estuvieran en peligro. Ira contra el padre de Kat por
haber comenzado todo este lío. Ira contra los rusos que se
atrevieron a herir a las personas que amaba. Y encima de
todo estaba la frustración de no saber si su padre viviría o
moriría. Apretó la mandíbula y pudo sentir la vena de su sien
latiendo al ritmo de su corazón. Su mano libre se cerró en un
puño y se obligó a no golpear la pared cercana.
Con una manta blanca de hospital envuelta alrededor de la
parte superior de su cuerpo, Kat estaba de pie con Ian en el
pasillo, fuera de la sala de espera familiar. Incapaz de
controlar sus emociones en ese momento, ‘Boomer’ levantó
la mano para evitar que se le acercara. Necesitaba unos
minutos para sí mismo para calmarse, de lo contrario iba a
empezar a tirar cosas, y no creía que el personal del hospital
lo apreciara. En silencio, llevó a su madre a Ian, siguió
caminando hasta el final del pasillo y apretó el botón de bajar
del ascensor. Una caminata rápida por el exterior del enorme
hospital lo ayudaría a aclarar su mente. Tenía que haber una
tienda de delicatessen cercana donde pudiera conseguir algo
de comer para todos. No quería salir del hospital hasta que su
padre estuviera despierto y dudaba que su madre tampoco lo
hiciera. Algunos sándwiches servirían para que aguantaran
durante unas horas.
Lo último que vio cuando subió al ascensor y la puerta se
cerró fue a su hermosa ‘Gatita’ mirándolo. Al menos sabía
que ella estaba a salvo y de vuelta en sus brazos para
siempre.

KAT SE QUEDÓ con Ian en el pasillo, con la mirada fija en


las puertas dobles por las que Benny y Eileen habían
desaparecido unos minutos antes. Se estremeció,
preguntándose por qué siempre parecían tan fríos los
hospitales. Su camiseta y bermudas, que se habían sentido
sofocantes durante su tiempo con los rusos, ahora parecían
inadecuados para mantenerla abrigada. Cada vez que su
padre había ido a recibir tratamiento, o había sido admitido
por una razón u otra durante su enfermedad, Kat siempre se
aseguraba de llevar un suéter adicional con ella, incluso en
verano.
Ian debió haber notado su escalofrío porque se acercó a
una puerta marcada como ‘Ropa de cama’ y volvió un
momento después con una manta tejida que había tomado de
uno de los estantes. La colocó alrededor de sus hombros y
dijo: «Siempre hace frío en los hospitales, además de que la
adrenalina de antes ha desaparecido y ha comenzado el
shock posterior. Esto te mantendrá caliente por ahora. Marco
y yo vamos a recuperar mi camioneta y la de comunicaciones
después de que regresen ‘Boomer’ y Eileen. Cogeré una
sudadera que guardo en el maletero para ti».
Ella le dedicó una débil sonrisa. «Gracias. Creo que tienes
razón. De repente me llegó el cansancio. Una vez que lo
trasladen a la UCI, intentaré dormir en una silla durante un
rato».
Mientras asentía, las puertas de la sala de recuperación se
abrieron y Benny y su madre caminaron hacia ellos. Eileen
estaba más pálida que antes mientras se limpiaba los ojos y
la nariz con un pañuelo de papel. Pero fue la expresión del
rostro de Benny lo que hizo que a Kat se le encogiera el
estómago. Se veía tan lívido que ella medio esperaba que
comenzara a gritar y golpear cosas. Nunca en su vida lo había
visto tan enojado, y eso la asustó.
Dio un paso adelante para abrazarlo, para consolarlo, pero
él levantó la mano y la detuvo en seco. Su corazón se apretó
tanto como su estómago, y contuvo un sollozo de dolor. Él la
culpaba. La culpaba de todo. Ella nunca debió haber traído
esto a su puerta. Debió haber encontrado una manera de salir
del lío por ella misma, y luego, si todavía seguía viva, podría
haber acudido a él sin que el peligro la persiguiera.
Benny no le dijo una palabra a nadie mientras le daba el
brazo de su madre a Ian y luego continuaba por el pasillo
hasta el ascensor. Ella lo vio presionar el botón para bajar
más fuerte de lo necesario. Cuando llegó el elevador, entró y
su feliz futuro desapareció detrás de las puertas que se
cerraban.
CAPÍTULO VEINTICINCO

«O YE , K AT . E SPERA ».
¡Maldita sea! ¡Había estado a seis metros de distancia de evitar
al desagradable imbécil! Había pensado que podría
escabullirse sin que la alcanzara por octava o novena vez en
cuatro días, pero aparentemente, no había tenido tanta
suerte. Si pudiera deshacerse de él ahora, no tendría que
volver a verlo hasta el martes. El día de hoy, viernes, el
entrenamiento terminaba a las doce y media, por lo que los
oficiales con largos desplazamientos, se dirigían a casa para
pasar el fin de semana del 4 de julio y así poder evitar el
tráfico de la hora punta.
Pegó una sonrisa no muy amistosa en su rostro y se dio la
vuelta para mirar al oficial Rob DaSilva del Departamento de
Policía de Eugene cuando se detuvo frente a ella. Medía poco
menos de un metro ochenta y era guapo, pero también se
creía un regalo de Dios para las mujeres y era machista. La
peor parte era que el hombre parecía no poder aceptar un
‘no, gracias’ como respuesta. «Sí, oficial DaSilva. ¿Tiene
alguna pregunta sobre el entrenamiento de hoy?».
«Uh, no. Mira, sé que hacerte la difícil es solo un acto
frente a los otros muchachos, así que ahora que estamos
solos, haznos un favor a los dos y acepta salir conmigo».
Su sonrisa lasciva y la forma en que le hablaba
dirigiéndose a su pecho hicieron que su temperatura
estuviera a punto de hervir. La única razón por la que no le
estaba diciendo dónde meterse su actitud egoísta era que se
esforzaba mucho por ser considerada como una entrenadora
profesional y agresiva de K9 en una carrera
predominantemente masculina. Pero eso no significaba que
se le permitiera acosarla.
Debía haber colocado a su pastor alemán en el vehículo
con aire acondicionado del auto de su departamento, ya que
el hermoso animal no estaba a la vista. Sintió lástima por el
perro al estar emparejado con un imbécil arrogante. Miró a
su alrededor y vio que el resto de los entrenadores y
aprendices se habían ido, seguían en el campo de práctica o
se dirigían hacia las perreras. Al menos a cincuenta metros
de distancia, nadie estaba lo suficientemente cerca como
para ser usado como distracción. Se dirigía hacia su pequeña
cabaña en el gran rancho, que estaba a solo seis metros de
distancia. Hacía dos semanas que había regresado a Portland
y se había sentado con sus jefes para explicarles todo. Habían
sido maravillosos y le ofrecieron el uso de la cabaña vacía en
lugar de regresar a su apartamento donde ya no se sentía
segura. Jeremy también la había puesto en contacto con su
abogado, quien estaba comenzando el proceso para que ella
volviera a ser ‘Katerina, ‘Kat’ Maier’, ahora que ya no tenía
que esconderse de nadie. Se sorprendió cuando el subdirector
del FBI la llamó, a petición de Ian, para decirle que el dinero
en las Islas Caimán era suyo para hacer lo que quisiera.
Todos los estatutos que pudieran haber cubierto el dinero
habían expirado, y como no quedaba nadie vivo que luchara
por ella en un tribunal de justicia, ahora era una millonaria
reacia. Kat no quería ser parte de eso. Una vez que superara
el impacto y recuperara su nombre, buscaría organizaciones
benéficas a quienes pudiera entregar las ganancias mal
habidas.
«Mire, oficial DaSilva…».
«Rob».
Dios, odiaba su sonrisa. Apretó los dientes, se cruzó de
brazos, asegurándose de que cubrieran sus senos, en lugar de
empujarlos hacia arriba. No necesitaba más estímulo, de
hecho, todo lo contrario. Lo que sí necesitaba era una
rajadura de dos por cuatro sobre su grueso cráneo. «Oficial
DaSilva, estoy aquí para entrenarle, no para salir con usted.
Preferiría que mantuviera las cosas a un nivel profesional».
Al dar un paso hacia ella, era obvio que no se detendría.
«Vamos, nena. Te haré pasar un momento realmente
bueno». Vio que algo hacía clic en los ojos de él, como si una
bombilla se encendiera en su denso cerebro, e inclinó la
cabeza. «Oh, espera un minuto… Ya entiendo. Te vi
charlando antes con la lesbiana del Departamento de Policía
de Salem. Juegas para el otro equipo, ¿no? Bueno, está bien.
Con una buena cogida, puedo arreglar eso. ¿Por qué no me
dejas mostrarte lo que un hombre de verdad puede hacer por
ti que otras chicas no pueden?».
«Oh, no te preocupes. Ella sabe lo que puede hacer un
hombre de verdad. ¿No es así, ‘Kitty-Kat’?».
Al principio, había estado mirando boquiabierta al Oficial
Odioso, pero ahora miraba con la boca abierta a Carter que se
acercaba a ellos. ¿De dónde diablos había salido? Su mirada era
mortífera, a juego con el tono de su voz, y ella se alegró
mucho de que no se clavara en ella. En cambio, estaba
dirigida al policía que de repente no parecía muy seguro de sí
mismo. Carter tenía unos buenos diez o doce centímetros
más que el otro hombre y tenía el doble de ancho de
hombros. Parecía que podía derribar a DaSilva con ambas
manos atadas a la espalda y ni siquiera sudar. Llevaba unos
jeans descoloridos, que le quedaban como un guante, botas
de cuero negro y una camiseta gris ajustada de la
Universidad Jenn de Tampa, el hombre era sexo sobre dos
piernas largas. Si se añadía su buena apariencia de chico
surfista, el cabello recogido en una pequeña cola de caballo y
el cuerpo cincelado, ella estaba segura de que dejaba bragas
empapadas, corazones rotos y mujeres satisfechas en todos
los lugares a los que iba.
El fornido espía se acercó a ella, la estrechó entre sus
brazos y … santa mierda… ¡la besó! Sus labios se cerraron
sobre los de ella haciéndolo hasta la saciedad. Kat estaba tan
atónita que todo lo que pudo hacer fue aferrarse a su vida. Al
terminar el beso, le guiñó un ojo antes de ponerla en pie
mientras ella lo miraba fijamente en estado de shock. Las
comisuras de su boca se movieron hacia arriba como si
estuviera tratando de contener la risa mientras su mirada
nunca dejaba la de ella. «Ahora, si nos disculpas, tenemos
mejores cosas que hacer. Ven, hermosa». La tomó del brazo
y la hizo girar hacia la cabaña, antes de mirar a DaSilva.
Como una cobra mortal enroscada, Carter miró al otro
hombre como si fuera una presa. «Ah, y, por cierto, si
alguna vez te escucho faltarle el respeto a una mujer como lo
hiciste, especialmente a esta, nunca encontrarán tu cuerpo.
¿Entendido?».
La sangre de Kat se heló ante la amenaza revelada, pero
aparentemente el Oficial Odioso era demasiado estúpido para
saber que no debía pinchar a la víbora que estaba más que
lista para atacar. DaSilva se enfureció, con su rostro
enrojecido como la sangre en su intento de bravuconería.
«¡No puedes amenazarme! ¡Soy policía! Puedo hacer que te
arresten el culo tan jodidamente rápido que no sabrás qué te
golpeó».
Carter soltó su brazo y se giró hacia el otro hombre. Dio
dos pasos deliberadamente hacia adelante y, más rápido de
lo que ella podía parpadear, agarró a DaSilva por el cuello,
inclinándose para que solo el policía pudiera escucharlo.
Anhelaba saber lo que Carter había susurrado porque el
hombre anteriormente arrogante se estremeció y palideció
antes de ser liberado y dar un paso atrás. Sin decir una
palabra más, dio media vuelta y se escabulló como la
comadreja que ella pensaba que era.
«Vamos adentro, ‘Kitty-Kat’. Tenemos cosas de las que
hablar». Carter hizo un gesto hacia la puerta, esperando que
ella abriera el camino.
Cuando su conmoción se desvaneció, la actitud de enojo
de Kat regresó. Ella se cruzó de brazos de nuevo y pisoteó
fuerte, mirándolo. «¿Qué diablos fue todo eso? Lo tenía bajo
control. ¿Qué le dijiste? ¿Y quién te crees que eres,
acercándote y besándome así?».
Una sonrisa apareció en su hermoso rostro, y ella no pudo
evitar pensar que se veía mucho mejor en él que en el Oficial
Odioso. El bastardo engreído imitó su postura, pero ignoró el
pisotón. «¿Como qué? No te di lengua… bueno, no mucha
lengua. Simplemente fingí que volvíamos a ser compañeros
de bolos… que simplemente se besan cuando quieren
deshacerse de cabrones como ese. La otra opción era darte
una paliza, pero dudo que a tu jefe le hubiera gustado. Y sé
que tenías el control, pero el mío fue mejor». Levantó un
hombro y lo dejó caer de nuevo. «Es una cosa de Dom, así
que es mejor que te acostumbres. En cuanto a qué fue lo que
le dije, lo siento ‘Kitty-Kat’, es mejor que no lo sepas, te da
una negación plausible si alguna vez tengo que seguir
adelante. Y antes de que preguntes, ‘Boomer’ no sabe que
estoy aquí. Ahora, podemos tener esta conversación aquí, o
podemos entrar y comer el almuerzo que he estado
manteniendo caliente en tu horno. Espero que te guste el
italiano, estaba de humor para pasta».
Kat parpadeaba, temblaba y miraba boquiabierta al
hombre que pasaba junto a ella y le mantenía la puerta
abierta. Furiosa, ni siquiera sabía por dónde empezar.
«¿Estuviste en mi cabaña? ¿Cómo entraste? Espera … ¿Cómo
diablos me encontraste en primer lugar? ¿Y qué quieres decir
con ‘es una cosa de Dom.… así que es mejor que te
acostumbres’?».
Un suspiro exagerado se le escapó cuando puso los ojos en
blanco. «Muchas preguntas. Uh, veamos». Señaló los dedos
de una mano. «Las respuestas son: sí, estuve; abrí la
cerradura; y por favor, encontrarte fue como encontrar un
gato en una pecera, juego de palabras. Hablaremos de la
‘cosa de Dom’ después de comer. Ahora, mete tu bonito
trasero o voy a azotarlo aquí, donde cualquiera pueda verlo».
Entrecerró los ojos y se burló con incredulidad. «No te
atreverías».
Él imitó su mirada, y ella se estremeció cuando un
escalofrío le recorrió la espalda, sabiendo que la de él tenía
un aspecto más letal que la de ella. «Oh, sí lo haría, pequeña
‘Kitty’. Una cosa que no hago es emitir amenazas en vano.
¿Quieres que te lo demuestre? Te puedo garantizar que te
arrepentirás».
¡Mierda! Realmente lo haría. Se negó a bajar la mirada,
como las buenas sumisas sobre las que había estado leyendo
y mantuvo la cabeza en alto y entró en su cabaña. El aroma
del ajo, los tomates y el orégano asaltaron su sentido del
olfato cuando la puerta se cerró detrás de ella. Se le hizo agua
la boca, pero tragó, no queriendo que él supiera que olía
delicioso. Carter pasó junto a ella y entró en la cocina como si
perteneciera a ella. En la mesa del comedor estaban
acomodados platos, utensilios, vasos y servilletas para dos.
Ella le clavó la mirada en la espalda mientras él se ocupaba
del horno. Utilizó los guantes que ella guardaba en el cajón
inferior, sacó varios recipientes de aluminio y una barra de
pan envuelta en papel de aluminio.
«Siéntete como en casa, ¿por qué no?».
Llevó la comida a la mesa, le dedicó una sonrisa pícara
que la tomó desprevenida. «Gracias, pero ya lo hice. Puedes
ayudar trayendo algo de beber. Traje cerveza y refrescos, ya
que no sabía lo que preferías o lo que ya tenías».
Kat resopló y se dirigió al refrigerador. «¿Qué? ¿Eso no
estaba en tu investigación de cómo encontrarme y entrar en
mi casa?».
«Cuida tu tono, ‘Kitty-Kat’. Estás en suficientes
problemas conmigo en este momento, pero de nuevo,
hablaremos de eso después de comer. Tomaré una cerveza,
por favor. Ya siéntate, porque me muero de hambre, y estoy
seguro de que tú también. Has tenido un largo día».
«¿Cómo lo sabes?».
Se encogió de hombros y luego arrojó los guantes sobre la
encimera. «Porque te he estado observando toda la mañana.
Lo último que comiste fue una barra de granola a las seis y
media, a menos que metieras algo mientras yo corría por
nuestra comida, lo cual dudo. Aún no has recuperado el peso
que perdiste y, por lo que puedo decir, has perdido más. No
puedes pasar tanto tiempo sin alimentar tu cuerpo, pequeña.
Y a pesar de lo que creen los ejecutivos de publicidad, a la
mayoría de los hombres nos gusta un poco de carne en sus
mujeres; nos da algo suave a lo que agarrarnos. Ahora
siéntate… por favor».
Lo miró boquiabierta de nuevo, puso dos cervezas en la
mesa y se sentó en la silla que él le ofrecía. Estaba tan
confundida acerca de por qué él estaba aquí, mientras lo veía
llenar su plato y luego el suyo. Una vez que pareció satisfecho
de que todo estaba en orden, se sentó frente a ella.
«Adelante».
Como había notado que Benny había hecho cada vez que
comían juntos, esperó hasta que ella tomara su tenedor y
metió a su boca el primer bocado de su lasaña. Sus ojos se
volvieron hacia su cabeza cuando los sabores golpearon sus
papilas gustativas. «Oh, Dios mío, esto es el cielo. ¿Dónde
conseguiste esto?». No esperó su respuesta antes de meterse
otro bocado en la boca.
Carter se rió entre dientes y luego comenzó con su propia
comida. «Me alegro de que te guste. Encontré una pequeña
tienda de delicatessen italiana a unos ocho kilómetros de
aquí, llamada The Red Pepper».
«Espera un minuto. He comido allí antes y nunca había
sido tan bueno». Dejó el tenedor, tomó un trozo de pan de
ajo y le ofreció uno, y él lo agradeció.
«El letrero decía: ‘Bajo nueva administración’, así que tal
vez tengan un nuevo chef».
Durante unos minutos, comieron en un cómodo silencio
hasta que Kat comenzó a sentirse llena y su curiosidad
comenzó a apoderarse de ella. «Está bien, entonces dime por
qué estás aquí».
Recogió su servilleta, se limpió la boca y luego tomó un
sorbo de cerveza. «Esa iba a ser mi pregunta para ti. ¿Qué
diablos estás haciendo aquí, Kat, cuando el amor de tu vida
está deprimido en Tampa, volviendo locos a todos?».
Su mirada se posó en la mesa. «No soy el amor de su vida.
Benny me odia. Casi hago que maten a sus padres. Y a Jake, a
Colleen, a Murray y… y …».
Ella no se dio cuenta de que estaba llorando hasta que él
se acercó y le secó las lágrimas de la mejilla. Dejó lo último
de su comida, se puso de pie y empujó su silla hacia atrás de
la mesa. Antes de que ella supiera lo que estaba haciendo, la
tomó en sus brazos y la llevó al sofá. Se sentó de nuevo, la
colocó en su regazo y suavemente guió su cabeza para que
descansara en su hombro. El tierno Dom la abrazaba
mientras ella sollozaba, hasta que poco a poco se volvió a
controlar. «Él no te odia, pequeña, y no sé por qué piensas
eso. Conozco a ‘Boomer’ desde hace muchos años y esta es la
primera vez que lo veo deprimido. No estaba tan mal cuando
estuvo en el hospital y no estaban seguros de si perdería la
pierna o no. Ahora, ¿por qué estás aquí en lugar de estar con
él? Sé que no es porque no lo amas. Cualquiera puede ver lo
mucho que significa para ti. Entonces, habla con el Amo
Carter y veamos qué podemos hacer para solucionar este
problema. Y Rick está bien, por cierto. Fue dado de alta del
hospital el otro día».
«Lo sé. Llamé al hospital todos los días. Antes de irme, le
dije a la recepcionista que era su sobrina para poder saber
cómo estaba». Ella respiró temblorosa. «No puedo
enfrentarlo a él y a Eileen. Y menos a Benny. Todo esto fue
culpa mía. Nunca debí haber acudido a él en busca de
ayuda».
Dejó escapar un gruñido bajo. «Que no fue tu culpa. No
eras tú quien trabajaba para la mafia rusa y les robaba
dinero. Y seguro que no les dijiste a esos bastardos que
fueran tras la gente de ‘Boomer’. Entonces, inténtalo de
nuevo. ¿Por qué estás aquí cuando todavía estás usando su
collar?».
Su mano voló a su garganta. No había podido quitarse el
simple collar que Benny le había puesto alrededor del cuello.
Pasara lo que pasara, su corazón sabía que nunca amaría a
ningún hombre tanto como lo amaba. El collar era su última
conexión con él. En lugar de lanzar otra explicación poco
convincente, esta vez se concentró en la pregunta de Carter,
tratando de encontrar la respuesta real. «Supongo … estaba
tan enojado en el hospital que temí que me dijera que me
fuera. Entonces, en lugar de darle la oportunidad, me fui. En
el fondo, esperaba que viniera por mí, pero… pero no lo
hizo».
«Oh, ‘Kitty-Kat’. Voy a asegurarme de que te azote el
trasero por eso. ¿Sabes la razón por la que no fue por ti?
¿Sabes la razón por la que se ha estado emborrachando casi
todas las noches en el club? ¿O sabes por qué rechazó a todas
las sumisas que se ofrecieron para ayudarlo a olvidarse de
ti?». Se sentía más miserable a cada segundo, su mirada se
posó en su regazo y negó con la cabeza. «Porque la primera
vez que lo dejaste, no fue tu decisión, ni tu culpa. Pero esta
vez, Kat, elegiste irte. Lo dejaste cuando más te necesitaba.
No estaba enojado contigo… estaba frustrado por la
situación. Y lamento que hayas malinterpretado su
frustración como ira. Él te ama. Pero está sufriendo,
pensando que no lo amas lo suficiente como para quedarte
con él».
Sus lágrimas comenzaron de nuevo y trató de enjugarlas
tan rápido como rodaron por sus mejillas. «Oh Dios, ¿q-qué
he hecho? Lo amo y nunca lo lastimaría a propósito. Estaba
s-solo asustada. Todos los que he amado se han ido y… y la
única persona que todavía está aquí, la aparté. C-Carter, ¿qué
voy a hacer?».
Sostuvo su cabeza entre sus grandes y callosas manos y la
obligó a mirarlo a los ojos. «Lo que vas a hacer es secarte los
ojos mientras yo limpio, y luego tenemos un avión que
abordar…». Miró su reloj militar negro. «En poco más de
una hora».
Su mente giraba en cinco direcciones diferentes. «¡Qué!
¿De qué estás hablando? No puedo simplemente subirme a
un avión e irme. Tengo que trabajar y… y …».
La levantó de su regazo hasta que estuvo de pie sobre sus
propios pies, y luego se levantó del sofá. La agarró por los
hombros, la hizo girar hacia su dormitorio. «Hablé con tu
jefe. Le dije que te ibas y que considerara esto como tu
renuncia».
Kat frenó tan rápido que casi tropezó con ella. «¿Cuándo
fue esto? Y, mierda, no puedes decirle a mi jefe que renuncio.
¿Y si no quisiera ir contigo?».
«Oh, vas a ir conmigo, ‘Kitty-Kat’. Nunca fue una
pregunta. Les expliqué la situación a Jeremy y Eva, y están
felices por ti. También dijeron que, si no funciona, siempre
tendrás un trabajo aquí. Pero la elección es tuya. O vas a
revisar las maletas que hice para ti para ver si me perdí algo
importante, o te curto el pellejo y te llevo fuera. Sugiero que
no elijas la opción número dos, porque es un vuelo largo y
querrás estar cómoda. Ahora, ve a lavarte».
Él le dio un suave empujón hacia la puerta, ignorando sus
balbuceos y conmoción. Trató de mirarlo por encima del
hombro, pero él ya se dirigía a la cocina. Con la mente
acelerada, se apresuró a ir a su habitación y, efectivamente,
allí estaban sus tres bolsas de lona empacadas. Abrió las
cremalleras, revisó y descubrió que prácticamente había
pensado en todo lo que ella necesitaría por ahora, incluida la
medicación para la migraña. Una bolsa tenía todos sus
artículos de tocador, mientras que otra estaba llena de
camisetas, pantalones, pantalones cortos y dos pares de sus
zapatos favoritos. La última bolsa… ¡ay, carajo! … tenía sus
prendas íntimas: bragas, sujetadores, pijamas… y, ¿que
diablos era esto? Sacó una prenda de encaje y se sonrojó
mientras la sostenía.
«Pensé que necesitarías algo para el club esta noche, así
que encontré una pequeña boutique cerca de la tienda de
delicatessen. La guapa vendedora rubia estuvo muy feliz de
ayudarme a elegir algo».
Su aparición en su puerta la había sobresaltado por un
momento antes de que se recuperara y le lanzara un bufido
poco femenino. «Apuesto a que sí. Probablemente también
se ofreció a modelarlo para ti». Mientras se apoyaba en la
jamba de la puerta, las comisuras de su boca se movían hacia
arriba. Kat examinó el teddy de encaje negro que no dejaba
nada a la imaginación. «Um… ¿Dónde está el resto? No
puedo caminar solo con esto».
«¿Por qué no?». Kat lo miró boquiabierta mientras él
sonreía como el mismo diablo. «Que no cunda el pánico,
amor, el sujetador y las bragas que lo acompañan también
están ahí. Eso es solo lo de encima, para cubrirte».
Resopló una vez más y volvió a meter la lencería en la
bolsa. «Tú y yo tenemos diferentes definiciones de cubrir».
Carter se acercó a la cama y agarró las tres bolsas por las
asas. «¿Olvidé algo? Antes limpié tu refrigerador para que
nada se estropeara, y simplemente saqué la basura. Le dije a
tu jefe que volverías en una semana más o menos para
despedirte y empacar el resto de tus cosas».
Corrió al baño, mojó una toalla y se secó la cara lo más
rápido que pudo. Al encontrarlo esperando en la puerta de su
casa, miró a su alrededor en busca de cualquier otra cosa que
necesitara. Su bolso y el libro que estaba leyendo estaban en
su mesa de café, y los agarró. Una revisión rápida le aseguró
que su teléfono todavía estaba en su cadera. «Creo que
tenemos todo lo que necesito por ahora. Estás tan seguro de
que Benny y yo vamos a solucionar todo esto, ¿no es así?
¿Qué pasa si el daño está hecho y no me perdona?».
«Entonces le pateo el trasero y te quedas para mí».
Sostuvo la puerta abierta para que pasara y ella giró la
cerradura del pomo interior antes de adelantarlo. Con una
mano, le hizo un gesto para que caminara hacia la parte
trasera de su cabaña, donde estaba un auto alquilado.
Después de abrirle la puerta del pasajero, abrió el maletero
para guardar sus bolsas y luego se subió al asiento del
conductor.
«Creo que nos mataríamos si me quedo contigo, no es
que yo lo permita. A veces eres bastante exasperante,
¿sabes?».
«¡Ja! Me han dicho eso una o dos veces, ‘Kitty-Kat’».
Arrancó el coche y lo puso en marcha. «Mierda. Sigo
olvidándome de preguntar. Estaba hablando con Eileen,
cuando estaba revisando cómo seguía Rick, y te llamé ‘Kitty-
Kat’. Dijo que era el apodo que tu padre te había dado. No lo
sabía, Kat, y si te molesta, puedo dejar de hacerlo.
¿Importa?».
Kat negó con la cabeza y se volvió hacia él después de
ponerse el cinturón de seguridad. «No, claro que no. La
primera vez que lo dijiste, me desconcertó un poco. Pero
luego me di cuenta de lo mucho que extrañaba escucharlo. Al
igual que cuando Benny me llama ‘Gatita’, nadie más que él
me llama así. Siempre que se diga con el afecto que sé que
quieres decir, entonces me gusta y puedes seguir usándolo.
Eso me hace sentir especial».
«Entonces me siento honrado». Salió del largo camino
de entrada a la carretera que conducía a la autopista. «Eres
especial, pequeña, y nunca lo olvides. Ahora, vayamos a que
tú y tu Dominante vuelvan a estar juntos, ¿de acuerdo? Antes
de que Ian finalmente se desespere y le patee el trasero».
CAPÍTULO VEINTISÉIS

P OCO DESPUÉS DE LA MEDIANOCHE , MIENTRAS T INY LE ABRÍA LA


puerta del club, ‘Boomer’ le entregó las llaves del auto. Qué
triste era que el gorila supiera que llegaba para
emborracharse… ¿otra vez? Aparte del lunes y martes,
cuando La Alianza estaba cerrado y él había ido a casa de
Donovan, pasaba aquí todas las noches desde que su padre
había sido dado de alta del hospital. Se había ofrecido a
quedarse en la casa de sus padres hasta que Rick tuviera más
movilidad, pero su madre había insistido en que podía
manejar las cosas sola y que él debería ir tras Kat. En cambio,
‘Boomer’ regresó a Tampa y comenzó a ahogar sus penas.
Los otros Dominantes se habían apiadado de él y habían
soportado su malhumorada forma de beber, asegurándose de
que alguien lo llevara a casa todas las noches. Luego, después
de tomar Tylenol para sus resacas, pedía un taxi para
regresar al trabajo al día siguiente o daba un paseo con uno
de sus compañeros de equipo. Ian había querido que se
quedara en una de las habitaciones ubicadas arriba de las
oficinas, pero eso solo le traía recuerdos dolorosos de la
noche en que él y Kat habían dormido allí, bueno, después de
haber hecho otras cosas, por supuesto. Al menos en su
apartamento ella solo había dormido en la habitación de
invitados. Y maldita sea, su aroma todavía permanecía en el
lugar, lo sabía, porque entraba allí todo el tiempo solo para
oler su almohada como un culo desconsolado.
No había forma de que fuera tras de Kat. Ella le había
destruido su corazón y lo pisoteó cuando salió del hospital
para regresar a Oregón. Cuando él había vuelto después de
dar un paseo por el hospital, mucho más tranquilo y con una
bolsa de sándwiches y refrescos, descubrió que Kat había
desaparecido. Ian y Marco se habían ido para recuperar los
vehículos. Había dejado la comida con su madre y su tía para
ir a registrar todo el hospital, comenzando por la cafetería,
pensando que ella podría haber ido a tomar un café. Después
de no encontrarla en ninguno de los lugares públicos del
edificio, le preguntó al guardia de seguridad en la entrada
principal y descubrió que Kat se había marchado, tomando
un taxi hacia Dios sabía dónde. No podía llamarla para saber
a dónde se dirigía porque su teléfono todavía estaba en el
complejo y ella le había devuelto el brazalete de alerta
médica a Brody, por lo que el GPS también estaba apagado.
Una hora después de seguir preocupado, Jake llamó para
decir que Kat había llegado al complejo y empacado sus
bolsas de lona y las había metido en su auto; que aún estaba
estacionado en el garaje detrás de las oficinas. Después de
hablar con el SAC Stonewall, se había marchado. Jake no
había podido detenerla ya que, con toda la confusión no se
había enterado de que ella estaba allí hasta que fue
demasiado tarde. Tuvo que revisar los videos de seguridad
para ver lo que había hecho.
‘Boomer’ le había dicho que la amaba, y aunque ella le
respondió las palabras, obviamente no las decía en serio. O
tal vez lo había hecho, pero su trabajo y la violencia que
involucraba, era demasiado para ella. Si bien no había sido él
quien matara a ninguno de los rusos, un hecho que aún lo
enojaba, Kat había visto de cerca y personalmente lo
peligroso que era su trabajo. Quizás ella no podría lidiar con
eso. De cualquier manera, la pelota estaba en su cancha. Él
estaría condenado si le suplicaba que volviera con él.
Saludó a algunas personas de camino al bar y casi hizo
una mueca cuando vio al mesero, el Amo Dennis, tomar una
botella de Jack Daniels para comenzar a preparar su bebida.
¿Se había vuelto tan predecible en menos de dos semanas?
Tal vez debería joder al tipo y cambiarlo por Southern
Comfort. El pensamiento abandonó su cerebro tan rápido
como había llegado. No estaba de humor para bromear. En su
lugar, se sentó en un taburete vacío y asintió en
agradecimiento cuando la bebida, mezclada con un poco de
Coca-Cola, fue puesta frente a él sobre una servilleta de
cóctel.
Había pasado la mayor parte del día y la mitad de la noche
siguiendo a un cabrón que engañaba a su esposa desde hacía
seis años. El tipo estaba metido en una mierda porque su
sospechosa esposa era la que tenía el control del dinero y su
acuerdo prenupcial estaba claro: si la engañaba, no recibiría
ni un centavo. Y ‘Boomer’ tenía las imágenes que iban a
hacer que el bastardo se arrodillara y llorara a mares.
Reflexionaba sobre su aburrido pero exitoso día en soledad,
cuando no pasó mucho tiempo antes de que el tintineo del
hielo fuera lo único que quedaba en el vaso, y llamó la
atención del mesero por otro.
«Descarta eso, Dennis. El Amo Ben jugará esta noche».
‘Boomer’ miró a Carter cuando el Dom le golpeó en el
hombro y luego se apoyó contra la barra con una sonrisa
molesta en su rostro. «No voy a jugar esta noche, Dennis.
Llénalo».
Carter tomó el vaso vacío y se lo entregó al divertido
cantinero mientras negaba con la cabeza. «No. Sí jugarás, así
que no más alcohol. Dos aguas, por favor, Den. Se volvió
hacia ‘Boomer’, ignorando la mirada sucia y cabreada que
estaba recibiendo. «Tengo una nueva sumisa encantadora
que quiere un poco de acción, y creo que ella es justo lo que
necesitas para salir de este puto embotamiento en el que
estás. Tu otra opción es la que se les ocurrió a Ian y a ‘Perro
Maligno’, pero creo que elegirás la puerta número uno
después de escuchar lo que hay detrás de la puerta número
dos».
Sus ojos se entrecerraron. No estaba de humor para esta
mierda, pero aparentemente, todos habían terminado con su
fiesta de compasión, excepto él. «¿Cuál es la opción?».
«Una sesión con la Ama China, a quien debo decir que
está loca con la idea. Ya sabes cuánto le encanta poner en
forma a chicos patéticos». Carter hizo una pausa para tomar
un trago de una de las botellas de agua que habían colocado
frente a ellos. «Entonces, ¿qué va a ser, ‘Boom-Boom’? ¿Un
poco de sexo caliente con una sumisa aún más excitante, o el
látigo de la China?».
Asombrado, ‘Boomer’ gruñó. «Tienes que estar
jodidamente bromeando».
«No, no lo está».
Suspiró profundamente y se dio la vuelta en el taburete de
la barra para enfrentarse a ‘Jefe’ y encontrarse con el resto
de su equipo. Puta madre. Justo lo que necesitaba, una jodida
intervención. Los cinco tenían sus mejores caras de Dom,
desafiándolo a que les diera una mierda. Con el súper espía,
no había forma de que saliera de esto. Sus opciones eran
claras: un azote de la sádica Ama del Látigo o follar con una
sumisa dispuesta que podría permitir olvidarse de Kat por un
tiempo. El problema era … no quería olvidarse de ella. La
quería a su lado y en su cama por el resto de su vida. Follar
con otra mujer nunca cambiaría eso. En cambio, lo haría
sentir como si estuviera engañando a la única mujer que era
la dueña de su corazón. Y esa fue su respuesta. «Si dejo el
alcohol y me aclaro, ¿puedo elegir la puerta número tres?».
Ian arqueó una ceja. «¿La puerta número tres?».
«Necesito algo de tiempo libre. Tengo que ir tras ella… a
Portland». Tragó saliva, negando derrumbarse frente a los
hombres que eran hermanos para él. «Ella es mi vida. No me
importa si tengo que arrodillarme y suplicar, o atarle el culo
y secuestrarla, pero maldita sea, no voy a dejar que se escape
esta vez. La amo y tengo que recuperarla».
«¡Gracias, carajo! Ahora podemos poner fin a esta
maldita fiesta de lástima tuya. Estaba a punto de empezar a
diluir el Jack Daniels». Ian dio un paso hacia él. «Pero ella no
está en Oregón, ‘Boom’».
Sus ojos se entrecerraron mientras se deslizaba del
taburete y se levantaba. El pánico lo asaltó. Si no estaba en
Portland, ¿dónde diablos estaría? «¿Qué quieres decir? ¿Está
en otro lugar? ¿Dónde? ¿Con su tía?».
Podría haberle hecho las preguntas a Ian, pero Carter fue
quien respondió. «Abajo, en la habitación cuatro, esperando
pacientemente y presentándose ante su Dominante. No lo
jodas. Y no te asustes cuando te cuente que la besé».
Corrió hacia la gran escalera, apenas escuchando las
últimas palabras del otro Dom y el coro de bufidos y risas de
sus compañeros de equipo. Todo en lo que podía pensar era
en que Kat lo estaba esperando al otro lado del edificio. Ian o
Devon debieron haber hecho alguna indicación al portero en
la parte superior de las escaleras porque dejó pasar a
‘Boomer’ sin revisar su tarjeta de membresía para ver si
había consumido alcohol. Reprimió el impulso de empujar a
la gente fuera de su camino, se abrió paso entre la multitud
lo más rápido posible, esquivando cuerpos y maldiciendo en
el camino. Al otro lado de la cavernosa habitación, había dos
conjuntos de pasillos que conducían a doce habitaciones
privadas, seis en cada una. Un Amo del Calabozo en servicio
que custodiaba las entradas de ambos pasillos, asintió
mientras lo veía pasar corriendo. Se paró fuera de la
habitación cuatro, hizo una pausa para recuperar el aliento y
calmarse. Carter había dicho que se presentaba ante su
Dominante, por lo que eso era lo que necesitaba ser cuando
entrara en la habitación.
No sabía quién le había enseñado a presentarse, pero
tenía la fuerte sensación de que habían sido Angie y Kristen.
Dado que sus Amos sabían que Kat estaba aquí, también era
un hecho para ellas saberlo. Y estaba seguro de que esas dos
casamenteras no podían dejar pasar la oportunidad de
ayudar a crear un ‘feliz para siempre’.
Un momento … ¿que carajo? ¿El maldito espía dijo algo
sobre besar a Kat? Maldita sea, más tarde le patearía el
trasero al tipo si no tenía una jodida buena excusa para ello,
y tal vez incluso si la tuviera.
Inhaló profundamente, giró el pomo y abrió la puerta. Su
aliento se detuvo al verla y se atascó en su pecho. Estaba
arrodillada sobre una almohada de satén rojo en el centro de
la habitación, con las rodillas separadas al ancho de los
hombros, la espalda recta, la cabeza inclinada y las manos
hacia arriba descansando sobre los muslos, presentándose
perfectamente. Vestida con un sujetador negro y bragas con
un teddy de encaje transparente encima, ella era la cosa más
hermosa que sus ojos habían visto en su vida, y su polla
estuvo de acuerdo. Notó que un escalofrío recorría su cuerpo
y lo emocionó. Cuando recordó respirar de nuevo, entró en la
habitación, cerró la puerta detrás de él y se acercó para
pararse frente a ella.
Por unos momentos permaneció en silencio, dejando que
su anticipación aumentara mientras él contemplaba su
belleza. Le temblaban las manos, ansiaba tocarla. Estaba a
punto de hablar cuando notó papeles esparcidos en la cama
detrás de ella. La rodeó y los tomó y se sorprendió al ver su
lista de límites completada y una nota de uno de los médicos
del personal que la autorizaba a jugar después de un examen
anterior. También había una nota de Ian que decía que Brody
había realizado la verificación de antecedentes de Kat. Puta
mierda. Obviamente, varias personas habían participado en la
aceleración de su autorización para el club. Tendría que
recordar agradecerles a todos.
Rápidamente escaneó su lista de límites, sonrió cuando
vio una marca de verificación en la columna verde de varias
actividades que quería hacer con ella esta noche. Dio un paso
atrás frente a ella, abrió las piernas y cruzó los brazos
mientras borraba la sonrisa de su rostro. Ella recibiría
algunos castigos antes de que hablaran y luego se divertirían
un poco. Bajó la voz. «Ponte de pie, ‘Gatita’, y desnúdate
para mí. Por muy bonito que sea tu atuendo, quiero verte
desnuda».
Se alegró cuando ella no dudó, y quedó impresionado por
su gracia cuando se puso de pie en un movimiento fluido.
Una a una, se quitó las tres prendas y se las entregó,
mientras mantenía la mirada fija en sus pies. Maldita sea,
ella era hermosa. Su cabello estaba recogido en una simple
cola de caballo, y él estaba ansioso por envolver los sedosos
mechones alrededor de su muñeca. Se le puso la piel de
gallina en su piel suave, y él supo que era por deseo y
anticipación en lugar de por frío. Por ese motivo las
habitaciones se mantenían a una cómoda temperatura de
veintiún grados. Un rubor se extendió por su pecho, pero no
era tan rosado como sus pezones, que ya estaban fruncidos y
distendidos, esperando a que él se deleitara con ellos. Su
mirada viajó hacia el sur y cuando alcanzó la unión de sus
caderas y piernas, su polla se endureció dolorosamente y sus
rodillas casi se doblaron. Estaba depilada, y como la piel no
estaba roja, sabía que tenía que haberlo hecho antes de hoy.
Arrojó la lencería en la cama detrás de ella y preguntó:
«¿Cuál es tu palabra de seguridad?».
Habló por primera vez desde que él entró en la habitación.
«Rojo, Señor». Su voz era ronca y seductora, y él contuvo un
gemido reactivo.
«Buena chica. Mírame ‘Gatita’». Cuando levantó la
mirada, quedó anonadado por las diferentes emociones que
vio brillar a través de sus ojos: anticipación, miedo y
esperanza. Rezó para que el miedo fuera solo porque estaba
preocupada de que él estuviera enojado con ella. Bueno, una
parte de él todavía lo estaba, pero el alivio de que ella
estuviera allí hacía a un lado rápidamente su enojo. Por
ahora, un poco de miedo en ella era bueno. Una sacudida de
conciencia lo atravesó cuando notó su collar alrededor de su
delgado cuello. ¡Santo cielo! Estaba a punto de tirar su
apariencia de hombre y romper a llorar frente a ella por el
puro placer de ver la banda de cuero todavía en su lugar. Se
tragó el nudo en la garganta. «¿Cuándo depilaste tu bonito
coño y por qué?». Cuando los ojos de ella se apartaron de los
de él con evidente vergüenza, añadió: «Uh-uh, ‘Gatita’. Ojos
en los míos. Si vuelves a mirar hacia otro lado antes de que te
lo permita, solo aumentarás tus castigos».
Nuevamente su mirada se encontró con la de él, pero esta
vez sus ojos estaban muy abiertos por la sorpresa… y ahí
estaba: lujuria pura. ¡Dios!, la amaba. «Sí, cariño. Tienes
algunos castigos en camino, pero te lo explicaré en un
minuto. Responde a mi pregunta. ¿Cuándo y por qué te
depilaste? No me estoy quejando … en realidad, todo lo
contrario».
«El otro día, Amo…». El latido de su corazón se aceleró
aún más, amenazando con estallar en su pecho ante el uso de
su título, pero se quedó callado, dejándola terminar, «…
estuve leyendo todo lo que pude sobre el estilo de vida, y
hubo muchas menciones de cómo les gustaba tanto a los
Dominantes como a los sumisos, porque hacía que una mujer
fuera más sensible».
‘Boomer’ no había pensado que podría estar más
sorprendido o complacido de lo que ya estaba. Su castigo
tendría que esperar, definitivamente necesitaban hablar
primero. «¿Has estado investigando el BDSM? ¿Por qué?».
Sus mejillas se pusieron rojas como un tomate, pero para
su crédito, sus ojos permanecieron enfocados en los de él.
«Porque significa mucho para ti y para mí… Tenía la
esperanza de …».
«¿Esperanza de qué?». Esta vez su mirada cayó, y él usó
sus dedos para inclinar su cabeza hacia atrás, esperando a
que ella encontrara su mirada de nuevo. Su corazón se apretó
cuando sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no se dejó
influenciar por ellas. No se le podía permitir que ella se
pusiera por encima de los demás, ya fuera intencionado o no.
Necesitaba ser firme con ella si esto iba a funcionar entre
ellos. «Son cinco azotes más, además de los que ya te
ganaste. Ahora, ¿qué esperabas, ‘Gatita’?».
Kat tragó con fuerza. «Esperaba que cambiaras de
opinión y vinieras por mí. Quería complacerte aprendiendo
todo lo que pudiera sobre ser tu sumisa. Sé que aún no he
aprendido todo, pero esperaba que me enseñaras el resto».
Una bala en el estómago no habría dolido tanto como lo
hizo su primera declaración. Su ceño se frunció en confusión.
«¿Qué quieres decir con que esperabas que cambiara de
opinión, nena? En primer lugar, nunca quise que te fueras.
Regresé a la sala de espera y te habías ido. Supuse que solo
habías salido para aclararte la cabeza, para tomar una taza de
café o algo. Lo siguiente que supe fue que Jake estaba
llamando para decirme que habías aparecido en el complejo
en un taxi, que recogiste tus cosas y te fuiste en tu auto.
Stonewall dijo que fuiste a la oficina, que habías dado tu
declaración y que te habías marchado». Para su vergüenza,
su voz se quebró por la emoción. «Te necesitaba y te habías
ido. Pero esta vez tú elegiste irte. Nunca me sentí más herido
en mi vida, Kat».
Sus lágrimas ahora corrían por su rostro, pero ninguno de
ellos se movió para enjugarlas. «Yo … sé que te lastimé…
Quiero decir. Lo sé ahora. Carter me lo dijo cuando apareció
en Portland para traerme de regreso. Yo nunca quise … nunca
quise hacerte daño. Pero estabas tan enojado en el hospital y
no querías hablar conmigo, entonces pensé que me estabas
culpando por el disparo de tu padre. Y … y por tu mamá, Jake,
y los demás heridos y casi asesinados. Pensé que me odiabas
por poner a todos en peligro. Perdí a todos los que había
amado y no quería esperar a que me alejaras. Lo siento
mucho».
Finalmente dejó de hablar y respiró hondo
entrecortadamente. ‘Boomer’ no pudo soportarlo más y la
atrajo a sus brazos, abrazándola con fuerza mientras le
acariciaba el pelo y la espalda desnuda. «Shh… está bien,
‘Gatita’. No estaba enojado contigo. En general, estaba
enojado por cosas que no podía controlar. Estaba molesto
conmigo por no pensar que mis padres podían ser un
objetivo, y luego me enojé porque caímos en su artimaña y te
pudieron haber matado porque no se habían quedado
suficientes elementos al resguardo del complejo. En el
hospital, caí en picada al descargarse mi adrenalina,
combinada con lo que me dijeron los médicos de que
pasarían horas antes de que supiéramos si mi padre lo
lograría. Me alejé porque no quería desquitarme contigo sin
darme cuenta. No te lo merecías y tenía miedo de lastimarte.
No físicamente, por supuesto, pero solo necesitaba unos
minutos para recuperar el control».
Aflojó su abrazo para poder ver su rostro. «Te amo,
cariño. Yo nunca te alejaría. Pero pensé que no querías ser
parte de mi vida debido al potencial de violencia. Mi trabajo
puede ser peligroso a veces. Pensé que te habías dado cuenta
de eso y no querías ser parte de ello».
«Y pensé que estabas enojado conmigo. Supongo que debí
habértelo preguntado».
Una sonrisa irónica apareció en su rostro enrojecido y
húmedo. Tomó su barbilla con ambas manos, usó sus
pulgares y luego sus labios para limpiar sus lágrimas saladas.
«Sí, debiste haberlo hecho, pero yo soy tan culpable como
tú. Debí haberte explicado por qué me estaba alejando de ti.
Tendremos que trabajar en nuestra comunicación, pero
tenemos el resto de nuestras vidas para hacerlo. En este
momento, quiero seleccionar algunas cosas de tu lista de
límites y divertirnos. Debido a nuestros malentendidos
mutuos, voy a borrar todo lo que ha pasado hasta que entré
en esta habitación, lo que significa que solo recibirás esos
cinco azotes bien ganados. No puedo castigarte muy bien por
algo que también fue mi culpa. Después de eso, vamos a
empezar de nuevo. ¿De acuerdo?».
«Está bien, Señor».
Su pulgar rozó sus labios carnosos y rosados e imaginó
cómo se verían rodeando su dolorida polla. Pero lo primero
era lo primero. «Me gustaba más antes cuando me llamabas
‘Amo’».
Por primera vez desde que entró por la puerta, Kat
realmente le sonrió, y fue como si hubiera salido el sol.
Iluminaba la habitación tanto como su corazón. No la había
perdido, y tan pronto como pudiera conseguir un collar
permanente diseñado para ella, iban a tener una ceremonia
para que todos supieran a quién pertenecía. «Sí, Amo».
Echó un vistazo alrededor de la habitación y rápidamente
se dio cuenta en cuál estaban. Cada una de las habitaciones
privadas había sido diseñada de manera diferente y algunos
de los equipos de juego variaban. Varias de las habitaciones
eran como ésta, con algunas piezas de equipo y una variedad
de cadenas, ganchos y ataduras que colgaban de las paredes y
el techo. Otras salas eran temáticas, como una oficina, un
salón de clases, una sala de examen médico, una sala de
interrogatorios o de encierros en una estación de policía, una
sala de un harén y una con un poste de estríper. Debido a la
popularidad de las habitaciones, Devon, Ian y Mitch estaban
hablando de poner una adición en este extremo del almacén
para construir más habitaciones. Sin embargo, esta era
perfecta para la escena que tenía en mente. Tomó la mano de
Kat, la condujo hasta un banco de azotes ubicado en una
esquina. «Súbete, ‘Gatita’. Terminemos con tu castigo para
que podamos pasar a lo divertido. Continuaremos hablando
un poco más tarde, pero estoy tan jodidamente duro por ti
que no puedo esperar mucho más». Era verdad, su pene se
sentía como si ya tuviera la impresión de su cremallera.
‘Boomer’ se emocionó cuando ella no dudó en arrodillarse
en el banco y colocar su torso en la parte superior plana. Fue
entonces cuando vio por primera vez su trasero desnudo, y lo
que vio lo hizo caer de rodillas detrás de ella. ¡Santo cielo!
¡Llevaba un tapón anal! Acarició sus suaves nalgas con
reverencia, sin poder resistir el impulso de inclinarse hacia
adelante y lamer su coño expuesto y chorreante. Su gemido
se disparó directamente a su polla, y tuvo que abrir el botón
y la cremallera de sus pantalones para aliviar la dolorosa
presión. «¿Cuándo? … ¡carajo, Kat! ¿Cuándo empezaste a
usar un tapón anal? Maldita sea, es una vista hermosa».
Sin esperar respuesta, su lengua atacó de nuevo su coño
sin pelo. Su miel era la cosa más dulce, y se la comía como un
hombre que había estado sin ella durante eones: lamía,
mordisqueaba y succionaba los labios hinchados entre sus
piernas. Cuantos más jugos bebía, más producía su cuerpo
para él. Mierda, podría hacer esto toda la puta noche.
«¡Oh, oh, Benny! ¡Dios mío, por favor no te detengas!».
Su demanda entrecortada le decía que se estaba acercando
y, desafortunadamente para ella, él se detuvo. Castigo antes
que placer. Apretó sus nalgas un par de veces para que la
sangre fluyera hacia ellas, se puso de pie de nuevo.
«Responde mi pregunta, ‘Gatita’. Háblame de este tapón en
tu trasero. Y espero que lo hayas hecho por tu cuenta, de lo
contrario, tendré que matar a alguien».
Entre bocanadas de aire, respondió: «S-Sí, lo hice yo
misma. L-La semana pasada, encontré una tienda en
Portland que los vende. La mujer me ayudó a elegir un juego
progresivo para principiantes. Me encantó cuando tu… me
follaste el culo con tu dedo y quería estar lista para ti, si te
venías por mí».
Maldita sea, ella seguía con las sorpresas. Apretó su
gruesa erección contra la cabeza plana del tapón, sonriendo
mientras ella gemía y maldecía. «Tu lenguaje sucio está
mejorando, ‘Gatita’, y me encanta. También me encanta el
hecho de que, a pesar de estar en el otro lado del país,
todavía te sentiste obligada a complacerme. Después de tus
azotes, definitivamente serás recompensada. ¿Qué tamaño
de tapón es este, nena?».
«El más grande, Señor… Amo».
Ella iba a ser su muerte esta noche. Con practicada
facilidad, colocó las ataduras en sus muñecas, tobillos y
cintura, asegurándose de que ninguna de ellas estuviera
demasiado apretada. Al mirar la variedad de implementos
que colgaban de los ganchos en la pared, vio uno que le
gustaba. Recuperó la paleta oblonga cubierta de cuero, la
frotó contra su trasero. «Solo para que lo sepas, ‘Gatita’,
antes de descubrir que estabas aquí esperándome, estaba
listo para tomar un avión a Oregón para rogarte que
regresaras conmigo. Pero ahora que estás aquí, creo que
serás tú quien suplique esta noche. Cuenta para mí, ‘Gatita’.
Echó la paleta hacia atrás y dejó que el primer golpe
aterrizara con fuerza en su nalga derecha. Zas.
«¡¡¡Ay!!! ¡Santa mierda! ¡Santa… ay, joder! ¿Q-qué está
pasando?».
Tuvo suerte de que ella estuviera mirando hacia adelante
y no vio su sonrisa malvada. Sabía con precisión lo que
estaba sucediendo mientras sostenía su mano contra la
marca roja que había dejado la paleta. El dolor se estaba
convirtiendo en calor y luego en placer. Inclinó la cabeza, vio
que de hecho se sentía gratificada cuando más humedad
cubría su dulce coño. «Dolor y luego placer, nena. Eso es lo
que está sucediendo. Ahora cuenta para mí, o podría olvidar
que te di uno».
«¡Uno!».
Sin poder contener la risa ante su respuesta apresurada,
apuntó con la paleta de nuevo. Zas. Este golpe aterrizó en su
nalga izquierda.
«¡Mierda! ¡Dos! ¡Carajo!».
«Nena, me encanta cómo tu trasero se ve tan bonito y
colorado». Por mucho que quería calentarle el culo
lentamente, quería follárselo aún más. Las siguientes dos
nalgadas fueron en sus puntos de asiento y la última la
colocó sobre ambas nalgas justo debajo del tapón.
«¡Mierda! ¡Cinco!».
Lanzó la paleta a un lado y masajeó su tierna carne,
golpeando el extremo plano del tapón, provocando que
vibrara contra los nervios dentro de ella. Sus gemidos y
jadeos lo estaban volviendo loco. Él deslizó una mano entre
sus piernas, deleitándose con la cantidad de humedad que
encontró allí. Dos dedos sondearon su carne hinchada, luego
se deslizaron dentro de ella, impulsando su excitación aún
más. Con su otra mano se bajó los jeans hasta los tobillos,
queriendo estar listo tan pronto como la hiciera correrse.
Continuó follándola con los dedos mientras se estiraba hacia
uno de los cajones de un buró cercano y buscaba uno de los
tubos de lubricante que sabía que estaba allí. Al encontrarlo,
lo puso en el banco entre sus piernas y aceleró sus
embestidas. Sus gemidos, maldiciones, súplicas y respiración
aumentaron para él. «Córrete por mí, ‘Gatita’. Grita para que
todos en el lugar te escuchen disfrutar de tu placer».
Encontró su punto G y lo acarició rápidamente con las
yemas de los dedos mientras tiraba de su tapón anal con la
otra mano. La combinación de sensaciones desafiantes la
llevaba volando al límite, y no se sorprendería si al menos la
mitad del club la escuchaba gritar. Sus paredes ondularon
contra sus dedos mientras él extendía su orgasmo tanto
como podía, moviendo su clítoris con el pulgar. Los gritos de
Kat se convirtieron en gemidos y luego en súplicas cuando
deslizó los dedos de su coño y el tapón de su culo. «Maldita
sea, ‘Gatita’. Tengo que tomar tu trasero ahora antes de que
explote. ¿Puedes quedarte así o tengo que llevarte a la
cama?».
Mientras hablaba, agarró el tubo de lubricante, abrió la
parte superior y cubrió la punta de su polla con el líquido
transparente. ¡Joder, estaba frío! Por supuesto, el calentador
de lubricante estaba al otro lado de la habitación, fuera de su
alcance. Bueno, no permanecería frío por mucho tiempo.
«Contéstame, porque estoy listo para tomarte ahora
mismo».
«¡Sí! ¡Mierda! ¡Ahora! ¡Por favor!».
Si no estuviera tan desesperado por meterse dentro de
ella, se habría reído de sus frases de una sola palabra, pero
estaba seguro de que estaría en el mismo estado de ánimo en
menos de un minuto. Su culo todavía estaba resbaladizo por
el lubricante que había usado para el tapón y alineó su polla
con él. Empujó hacia adelante, se sintió aliviado cuando ella
no apretó instintivamente. Seguía abierta por el tapón y él se
deslizó más allá de su esfínter con facilidad. «¡Mierda!
Maldita sea, mujer, te sientes increíble».
Era más grueso que el tapón, pero al bombear hacia
adentro y hacia afuera, continuó ganando centímetros hasta
que estuvo lo suficientemente adentro para darles placer a
ambos, pero no demasiado para lastimarla. Estaba
resoplando y jadeando, pero no se había quejado en absoluto.
Aún así, necesitaba asegurarse de que ella estaba bien porque
tan pronto como comenzara a follarla duro, no iba a poder
parar. «Dame un color, Kat. El verde es bueno, el amarillo es
esperar un minuto y el rojo es detenerme». Quería añadir
‘por favor, no digas rojo’, pero no quería que ella le mintiera
solo porque eso era lo que él quería.
«Verde, Amo. Si no empiezas a moverte, me volveré loca.
¡Por favor!».
Era todo el estímulo que necesitaba ‘Boomer’. Agarró sus
caderas y arrastró su polla hasta la punta y luego la empujó
hasta adentro, haciéndola gritar y luego gemir. Estaba tan
apretada que la fricción lo hizo ver manchas blancas y negras
ante sus ojos. Una y otra vez, repitió la rutina lento y rápido
hasta que ella suplicó y maldijo por más. Incapaz de negarle
a ninguno de los dos lo que querían por más tiempo,
comenzó a follarla cada vez más rápido.
«¡Sí! ¡Benny! Ay, Dios, ¡sí! ¡Por favor! ¡Más rápido!».
Ella estaba cerca, y él también. Un hormigueo se disparó
desde la parte inferior de la columna hasta sus bolas, y supo
que tenía que hacer que se corriera antes de hacerlo él.
Buscaba con sus dedos su clítoris y lo encontró. En el
segundo en que lo movió, ella se disparó como un cohete y su
culo se apretó con su orgasmo mientras gritaba su liberación.
La presión aumentó alrededor de su polla y lo envió volando
con ella mientras su semen llenaba su trasero. Luces
brillantes aparecieron detrás de sus párpados cerrados
mientras obligaba a sus piernas a mantenerlo erguido. Su
energía se agotó cuando el último orgasmo se desvaneció, y
casi se derrumba sobre ella. Por mucho que quisiera
descansar, sabía que tenía que liberarla de las ataduras y
llevarla a la cama donde ambos estarían más cómodos.
Inclinó las caderas hacia atrás y de mala gana se deslizó
fuera de su cuerpo. Después de desatar la correa de la
cintura, se agachó para soltarle los tobillos. «¿Kat, nena?
¿Estás bien?».
«Maravilloso», murmuró, su voz ronca por los gritos
anteriores.
‘Boomer’ se rió entre dientes mientras le soltaba las
muñecas. «Me alegra oírlo. Levántate para que pueda
llevarte a la cama».
«Puedo caminar».
A pesar de su protesta, sus piernas temblaban como un
cuenco de gelatina. La tomó en sus brazos, sonrió cuando su
cabeza cayó pesada sobre su hombro. «Puede ser, pero esta
es una de esas cosas que tu Dom quiere hacer, y no deberías
discutir con él a menos que quieras otra paliza».
Agotada, se acurrucó más cerca. «Está bien. Te amo».
«Yo también te amo, mi ‘Gatita’. Siempre lo haré».
La colocó en medio de la gran cama, antes de recuperar
dos paños húmedos de un calentador en la esquina de la
habitación. Después de limpiar a Kat, se encargo de él, luego
arrojó los paños usados en una canasta y se unió a ella en la
cama. Estaba casi dormida cuando él la puso de lado, su
corazón estallaba de amor por esta hermosa mujer. Se
acurrucó detrás de ella y finalmente cedió al resplandor de la
escena y cerró los ojos.
EPÍLOGO

C UANDO EMPEZÓ LA MÚSICA DEL ÓRGANO , ‘B OOMER ’ SE PUSO DE


pie con su traje blanco de la Armada y observó a Kat
deslizarse elegantemente por el pasillo central de la pequeña
y pintoresca iglesia. Maldita sea, se veía deslumbrante… y
ella era toda suya. Habían pasado tres meses desde que la vio
por primera vez en las oficinas de Trident y se desmayó al
verla. Todavía seguían haciéndole burlas por eso, pero con
gusto lo soportaba por tenerla de vuelta en su vida… para
siempre. Un anillo en su dedo y un collar permanente
alrededor de su cuello le decían al mundo que estaba
comprometida.
El día después de encontrarla en el club, habían pasado
horas en su cama, teniendo sexo pervertido, haciendo el
amor dulce y hablando de su futuro. Solo se habían duchado
y vestido esa noche para asistir a una barbacoa improvisada
en el recinto. Su madre había ido en coche para sacar el
aburrido culo de su padre de la casa por un tiempo. Sus
padres también habían querido ver a Kat por sí mismos y
asegurarle que no la culpaban por cosas que habían estado
fuera de su control.
En lugar de intentar darle una paliza a Carter por besar a
Kat, ‘Boomer’ le dio una patada en el trasero en la cancha de
baloncesto del complejo en el estacionamiento fuera del
edificio de entrenamiento. No era lo suficientemente
estúpido como para desafiar a un asesino letal de
operaciones encubiertas a un combate de entrenamiento, por
lo que derribó al bastardo en la cancha. Por supuesto, hubo
algunos forcejeos, junto con muchos codazos en la
mandíbula, las costillas y el abdomen, que fueron devueltos
con la misma fuerza. Al final del juego de uno contra uno,
ambos hombres estaban doloridos, sangrando y riendo, para
horror de las mujeres. El género femenino simplemente no
entendía cómo los hombres disfrutaban golpeándose unos a
otros por amistad y gratitud. ‘Boomer’ estaba agradecido de
que Carter hubiera tomado la iniciativa de llevar a Kat de
regreso a Tampa, y le debía la vida al hombre… otra vez.
Con la ayuda legal de Reggie Helms y los contactos de la
Dra. Marie Sawyer, Kat estaba definiendo múltiples grandes
donaciones a una amplia variedad de organizaciones
benéficas que aprovecharían mejor los millones de dólares de
la cuenta de las Islas Caimán. Ella estaba haciendo todas las
donaciones en memoria de sus padres y su hermano, por fin
feliz de que algo bueno hubiera surgido de sus trágicas
muertes.
Después de que empacaron sus cosas y las enviaron por
flete, se despidieron de sus amigos en Portland. ‘Boomer’ se
había tomado el tiempo libre que Ian le había ofrecido. Había
llevado a Kat a la isla de Santa Lucía, donde habían follado
como conejos durante una semana consecutiva, entre tomar
el sol en la playa y actuar como turistas. Su última noche en
la pintoresca isla caribeña, habían dado un paseo a la luz de
la luna. Temblaba con una mezcla de miedo y anticipación,
se arrodilló y le propuso matrimonio con el antiguo anillo de
compromiso de su abuela. Su madre lo había sorprendido y
se lo había regalado la noche de la barbacoa, junto con la
bendición de Rick.
Las suaves olas bañaban la costa mientras la luna llena
colgaba en lo alto del cielo lleno de estrellas. Tomó la mano
izquierda de Kat, y miraba sus ojos castaños mientras se
llenaban de lágrimas de asombro, pero de felicidad.
«‘Gatita’, te amo con todo mi corazón. Eres mi luz de sol, mi
luz de luna, mi pasado y mi futuro. La primera vez mi vida
era hermosa contigo, y es hermosa de nuevo ahora que estás
de vuelta en mis brazos. Anoche tuve un sueño sobre Alex. Sé
que suena raro, pero me dio su bendición y me hizo prometer
que cuidaría de ti para siempre. Ya sea real o imaginario, es
una promesa que tengo la intención de cumplir. Cásate
conmigo, cariño. Envejece conmigo y haz que el resto de mi
vida también sea hermosa».
Apenas había pronunciado esas últimas palabras antes de
que ella gritara: «¡Sí!». Mientras deslizaba el anillo en su
dedo tembloroso, una ronda de aplausos y silbidos vino de
una pequeña multitud de turistas que se habían detenido a
ver la romántica propuesta. ‘Boomer’ los ignoró, se puso de
pie y tomó a Kat en sus brazos, besándola con todo el amor
de su corazón.
«¿Benny?».
Se sacudió el recuerdo perfecto de su mente y miró a la
pequeña mujer parada a su lado que sostenía su brazo. La tía
de Kat, Irina, estaba deslumbrante con su sencillo vestido de
novia de encaje. Fue entonces cuando notó que la música
había cambiado y los invitados lo esperaban para acompañar
a la novia por el pasillo. Las comisuras de sus cálidos ojos
marrones se arrugaron con diversión, y ella le sonrió como si
sintiera adónde había ido su mente. «Ya es hora».
«Cierto. ¿Estás segura acerca de esto? Si no es así, sabes
que tengo un auto para escapar justo afuera», bromeó.
Ella le apretó el brazo, luego miró hacia el otro extremo
del pasillo donde Harry Bernhard, el Mayor retirado de la
Marina estaba de pie con orgullo, esperando a su futura
esposa. En el lado opuesto del altar estaba Kat, la dama de
honor, sonriendo a ‘Boomer’ y a su tía. «Oh, estoy muy
segura. Como tu historia y la de mi pequeña Katerina, lo he
estado esperando toda mi vida».
OROS LIBROS DE SAMANTHA A. COLE
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ACERCA DE LA AUTORA
Samantha A. Cole, la autora más vendida y galardonada de
USA Today, es una policía jubilada y ex paramédica. Ha
aprovechado sus experiencias de vida y su formación, para
esforzarse por encontrar la combinación perfecta de
suspenso y romance para el deleite de sus lectores.
Su colección de relatos independiente, Scattered Moments
in Time, ganó la medalla de oro en los Premios 2020 Readers’
Favorite Awards, en el género de Antología de ficción. Su
novela independiente, The Road to Solace (anteriormente The
Friar), ganó la medalla de plata en los premios 2017 Readers’
Favorite Awards, en el género de Romance Contemporáneo.
Samantha tiene más de treinta libros publicados en varias
series diferentes y también tiene algunas novelas
independientes.

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