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“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ:

200 AÑOS DE INDEPENDENCIA”

TEMA:
ASIGNATURA:
INTEGRANTE NOTA EXAM.

INTEGRIDAD

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INDICE

INTRODUCCIÓN 3

MARCO TEÓRICO 4

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 4

FUNCIONARIOS PÚBLICAS 5

PECULADO 6

BIEN JURÍDICO 7

DELITO PECULADO DE USO 9

DELITO PECULADO CULPOSO 13

CASO 14

ANÁLISIS 16

CONCLUSIONES 18

RECOMENDACIONES 19

BIBLIOGRAFÍA 20

INTRODUCCIÓN

El Código Penal Peruano de 1991 ha traído consigo un notable aumento de los supuestos
típicos del delito contra la administración pública. En el Código Penal de 1924 que se
refería a delitos “contra los deberes de función y los deberes profesionales” existían solo

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27 artículos (artículos 337 al 363) el actual código penal prevé 66 artículos (artículo 361 al
426).

Los delitos contra la administración pública en el actual código penal peruano parecen
mostrar una preocupación constante del legislador por proteger mejor el bien jurídico o los
bienes jurídicos en juego.

La presente monografía es una perspectiva del tipo penal de peculado, tiene como
finalidad el entendimiento de su tipicidad, se analizará la problemática de la autoría y
participación en este delito, así como los tipos de peculado en nuestra legislación,
también la preocupación por el incremento de los delitos especiales contra la
administración pública.

MARCO TEÓRICO

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

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La administración pública entendida dinámica e institucionalmente es la forma organizada
más extendida del poder público que en las sociedades contemporáneas exhiben (deben
necesariamente poseer). Es así que el término administración pública ha tenido
tradicionalmente varios sentidos:

1. En un sentido restringido extrapenal sería aquel conjunto de dependencias


subordinadas al poder ejecutivo.

2. Consistiría en los actos de gobierno de cualquiera de las esferas de los poderes, es


decir, “acto administrativos”. Aquí no importa el órgano que realice los hechos
típicos sino la naturaleza del acto.

3. En un sentido amplio, propio para el Derecho penal, se trataría de los actos de toda
la Administración Pública, incluyendo a los poderes judicial y legislativo. Lo que
sucede es que los delitos contra estos últimos se tratan separadamente, sobre todo
porque aquí, más que el correcto funcionamiento de la Administración Pública se
atenta contra el funcionario de uno de los poderes del Estado: el Poder Judicial.

Los actos realizados deben tratarse de actos funcionariales, aunque lo realicen sujetos
que, en el sentido administrativo no serían propiamente “funcionarios públicos”.

La Administración Pública, desde una perspectiva objetiva y teleológica viene a constituir


el mecanismo puente entre el Estado y la sociedad civil, entre las formas y el contenido
humano de los países. Su existencia jurídica, en dicha perspectiva, sólo cobra legitimidad
social en la medida que se identifique con sus cometidos y destino: el servicio a la
sociedad y a los ciudadanos, bajo estándares de igualdad, eficacia, sometimiento al
ordenamiento jurídico y reafirmación del derecho de los seres humanos a convivir e
interactuar en condiciones de racionalidad y dignidad, así como de recibir por parte del
Estado, bajo el cual se acogen, gratificaciones que potencien su condición existencial y
eleven su calidad de vida.

FUNCIONARIOS PÚBLICOS

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1°. En primer lugar, para que pueda hablarse de funcionario público a efectos penales
tiene que haberse dado una incorporación de la persona en cuestión a la actividad
pública, por disposición inmediata de la ley, por elección o por nombramiento de la
autoridad competente, aunque estas tres fuentes de la incorporación pueden reducirse a
una: A la disposición de la ley, por cuanto la elección o el nombramiento tienen que
basarse en una ley que las determina. Todo el que realice funciones públicas, careciendo
de este requisito, no es funcionario a efectos penales.

Así, por ejemplo, el particular que auxilia a un funcionario agredido o que ejerce
arbitrariamente funciones públicas no es funcionario.

No obstante, en algún caso el código atribuye la cualidad de funcionario o efectos penales


al particular que realiza determinadas funciones, como por ejemplo, a los efectos del
delito de malversación de caudales públicos, al particular legalmente designado como
depositario de caudales o efectos públicos (Art. 435, segundo párrafo); o a los delitos de
violación de secretos, al particular encargado accidentalmente del despacho o custodia de
documentos (Art. 416), bastando pues esta atribución para asignarle dicha cualidad,
siempre que obviamente se de esa incorporación a la actividad pública en cuestión (en
este caso la custodia de caudales o efectos públicos, o de los documentos en cuestión).
Obsérvese, sin embargo, que otras veces se castiga al particular por haber atentado
contra la integridad de la función pública, como sucede por ejemplo en los delitos relativos
al tráfico de influencias (Art. 429) o en algunos casos de cohecho (Art. 423 y 424), sin que
esté incorporado a la función pública; en realidad estos delitos no son delitos cometidos
por funcionarios públicos, pero si delitos contra la administración pública, que lógicamente
no requieren la incorporación del sujeto en la actividad pública, aunque su conducta
pretenda conculcar el recto funcionamiento de la misma.

2°. En segundo lugar, es necesario que el sujeto en cuestión participe en las funciones
públicas. La complejidad de la actividad administrativa y su injerencia en el ámbito privado
hace difícil conceptuar a veces los que se entiende por función pública. Función pública
es la proyectada al interés colectivo o social, al bien común y realizada por órganos

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estatales o para estatales. Funciones públicas son las actividades económicas centrales,
autonómicas, provinciales y locales, las sanitarias, comunicaciones, enseñanza,
sindicales, etc. Pero en ningún caso es suficiente con que se participe en la función
pública, es preciso que se haga por alguno de los títulos expresados en el artículo 24. De
todos modos, no hay inconveniente en considerar que a efectos penales también es
funcionario público (o autoridad) quien participe en una actividad pública a través de una
sociedad con forma de derecho privado, pero participada por la administración; y el
personal contratado, laboral, etc., siempre que participe del ejercicio de la función pública
en este sentido.

En una concepción amplia “funcionario público” es todo aquel que en virtud de


designación especial y legal, y de una manera continua, bajo formas y condiciones
determinadas en una esfera de competencia, constituye o concurre a constituir y expresar
o ejecutar la voluntad del Estado, cuando éste se dirige a la realización de un fin público
pero la gran heterogeneidad de funcionarios públicos y de funciones que muestran las
administraciones contemporáneas no permiten, o dificultan en gran modo, la existencia de
un concepto administrativo conglobante y de consenso de funcionario.

PECULADO

ORIGEN Y DEFINICIÓN

La palabra “peculado” proviene del latín pecus que significa ganado, y que después se
extendió a la moneda de cobre en la que aparecía la cabeza de un buey, y de ahí se
generalizó para designar al patrimonio público.

Históricamente, se ha dicho que el peculado o el peculatus en el Derecho Romano, era el


delito que consistía en una forma agravada de hurto; era el delito que consistía en una
forma agravada de hurto; era el furtum publicae pecuniae, constituido por el hurto de
cosas pertenecientes a los dioses (pecunia sacra). Soler indica que el peculado “…para
subrayar como característica esencial de este delito la existencia de un abuso de
confianza: la cosa no debe haber sido transferida, sino confiada, lo cual vendría a un

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tiempo a diversificar el peculado del hurto, por una parte, y del crimen residuorun, por
otra”.

El peculatus del Derecho romano (de pecus, sistema primitivo de transacciones) se aplicó
a la pecunia sacra, que requería el rito de la consagración pública, de manera que la
ausencia de este requisito impedía la calificación de peculatus y se transformaba en hurto.
En el Digesto, se define el peculato como hurto de dinero público, entendiendo por tal el
que pertenecía al pueblo romano, al Erario Público, o el de los municipios. Las conductas
podían consistir en sustraer (auferre), destruir (interficere) o distraer (verteré in rem suam)
el Erario Público.

Soler, definiendo al peculado, ha señalado que “el peculado es una retención


indebidamente calificada, y que la calificación deriva de que el abuso es cometido por un
funcionario público, en contra del estado como propietario o guardián de cierto bien, y con
abuso de función”. Para Núñez “el objeto del peculado no reside, como se piensa, en las
circunstancias de que se someta a riesgos extraños a los fines del físico, porque la
criminalidad del hecho no reside en la razón objetiva de la existencia de esa especie de
riesgos, sino en la razón subjetiva – objetiva de la violación de la seguridad de los bienes
de que disponen las administraciones públicas”.

BIEN JURÍDICO Y OBJETOS JURÍDICOS

Hay varios aspectos del bien jurídico que resultan afectados del “peculado”. Aquí está en
juego diferentes aspectos del ya conocido bien jurídico “correcto funcionamiento de la
administración pública en un estado social y democrático de derecho”: El patrimonio de
Administración Pública, la Fe y la confianza pública depositada en el funcionario
encargado de percibir, administrar, o custodiar bienes de administración pública, la
seguridad con que la administración pública quiere preservar los bienes públicos, lo cual
es equivalente al cumplimiento de deberes del funcionario para con el estado. Pero en la
doctrina ha destacado, alguna vez, alguno de estos aspectos sobre los demás. Para
Creuss, por ejemplo, predomina “la preservación de la seguridad administrativa de los
bienes públicos como garantía del normal cumplimiento de la función patrimonial del
estado”, pues el “peculado” en el código penal argentino está ubicado dentro de las

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“malversaciones” y no requiere “apropiación”, sino “sustracción”, y por ello según la
doctrina argentina, tampoco un ataque efectivo al patrimonio.

No se podría decir lo mismo del Código Penal Peruano, pues el tipo penal exige
alternativamente ”apropiación” o “uso indebido” y distingue claramente al “peculado” de la
“malversación”, aunque los trate bajo la misma sección. Luego, aquí parece predominar la
protección patrimonial, lo cual se expresa en el daño patrimonial causado por el sujeto
activo, y también la “infracción del deber”, que algunos entienden como “deber de lealtad”,
es decir, de la “probidad, honradez y fidelidad” del funcionario público.

Ambos aspectos (“patrimonio”, y “deber de fidelidad e integridad del funcionario”) son


destacados también por la mayoritaria doctrina española anterior y actual, prevaleciendo
uno u otro según la postura que cada autor adopte. Pero, últimamente hay una fuerte
crítica de la idea del “deber del cargo” por considerarla propia de una visión autoritaria
incompatible con un estado social y democrático de derecho: Si hay una “infracción de
deber”, esta no constituye un bien jurídico, sino solo un elemento del tipo penal. Luego, el
interés inmediatamente protegido (para algunos, el bien jurídico) será solamente el
patrimonio de la administración pública, pero un patrimonio con características especiales
que la hacen diferente de aquel del particular, un patrimonio público entendido de manera
funcionarial. Por eso, ahora en España se habla de la “correcta gestión y utilización del
patrimonio público por parte de la administración pública de cara a seguir los intereses
generales de la sociedad”. Y ya anteriormente en Argentina, Fernando Molinas se refería
en similar sentido, a un bien jurídico tutelado “legalidad de los servicios vinculados con la
administración patrimonial del Estado”.

DELITO PECULADO DE USO

Para la configuración del delito de peculado de uso existe la necesidad de la concurrencia


de diversos elementos objetivos, siendo estos los siguientes:

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1. USAR O PERMITIR USAR

a. La modalidad de usar o utilizar se configura cuando el agente usa, emplea,


aprovecha, disfruta o se beneficia de vehículos, máquinas o cualquier otro
instrumento de trabajo del Estado, sin propósito de apropiárselos.

En el agente no hay ánimo ni propósito de quedarse o adueñarse, sino simplemente de


servirse del bien público en su propio beneficio o en beneficio de tercero

b. Se configura el peculado por distracción cuando el agente por actos omisivos


permite, tolera o facilita que un tercero o particular, para fines ajenos al servicio
público, realice actos de uso, empleo, provecho, disfrute o se beneficie de
vehículos, maquinas o cualquier otro instrumento de trabajo del Estado, sin
propósito de apropiárselos.

c. Hagamos la siguiente precisión: En el artículo 388 encontramos el peculado de uso


que – al parecer – es idéntico al peculado en su modalidad de “utilizar” del artículo
387 DEL Código Penal. Sin embargo la diferencia salta por sí sola de la lectura de
ambos tipos penales. En efecto, el artículo 387 se refiere a utilizar efectos o
caudales públicos, en tanto que el artículo 388 se refiere restrictivamente a usar
vehículos, máquinas o cualquier otro instrumento de trabajo perteneciente a la
Administración Pública. En consecuencia, se aplicará el artículo 387siempre que
los caudales públicos no estén representados por cualquier instrumento de trabajo
de la Administración Pública. Si estos son los objetos del delito, se aplicará el
artículo 388.

2. BIENES MUEBLES DEL ESTADO – INSTRUMENTOS DE TRABAJO

El tipo penal específica la naturaleza de los bienes objeto del delito de peculado. Estos
solo pueden ser de naturaleza mueble, puesto que tienen como finalidad servir de
instrumentos de trabajo al interior de la Administración Pública. Pueden ser cualquier tipo
de bienes como, herramientas utilizadas en construcción civil, camiones de limpieza
pública, etc.

3. FINES PARTICULARES O PRIVADOS

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Constituye la tipicidad del delito de peculado de uso, el supuesto en el que el
funcionario o servidor público, en lugar de destinar el bien mueble a su servicio natural
y normal, lo destina o utiliza para fines ajenos al servicio en su evidente beneficio o de
terceros allegados a aquel. Se usa el bien mueble para fines particulares ajenos a los
fines de la Administración Pública.

Ejemplo:

 Transportar a los familiares del agente público a su centro de trabajo o al


centro comercial para hacer las compras domésticas.

 Utilizar el vehículo para realizar trabajos de mensajería de una empresa


privada; usar los vehículos para hacer campaña electoral ya sea propia o de
un tercero allegado.

 Alquilar los equipos de cómputo.

4. RELACIÓN FUNCIONAL

Para que se configure el delito de peculado de uso, al igual que en los supuestos ilícitos
tipificados en el artículo 387 del Código Penal, es condición sine que non que el bien
público objeto de la utilización esté en posesión del agente en virtud de los deberes o
atribuciones del cargo que desempeña al interior de la Administración estatal. Estas
atribuciones o competencias aparecen determinadas o establecidas previamente por la
ley o por normas jurídicas de menor jerarquía, tales como los reglamentos de la institución
pública o directivas internas. La posesión puede ser inmediata o mediata, es decir, el
agente puede estar en contacto con los bienes o instrumentos de trabajo o tenerla por
asumida, bastando solamente la facultad de disposición jurídica o disposición funcional.

Si es un hecho concreto este elemento no se verifica, el delito de peculado de uso no se


configurará así sea evidente el empleo de los bienes del Estado y este resulte seriamente
perjudicado en el desarrollo del servicio o función pública.

5. MAGNITUD DEL PERJUICIO PATRIMONIAL

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Aun cuando el tipo penal no hace referencia a la magnitud del perjuicio patrimonial que se
ocasiona a la Administración Pública con el uso temporal de los bienes públicos para fines
ajenos al servicio o función encomendada, este elemento objetivo es tácito en el tipo
penal. Todo uso de un bien mueble origina automáticamente un perjuicio patrimonial sea
grave o leve. Este puede ser por el desgaste natural del bien que se produce por su uso,
así como por el hecho de que, al no estar el bien a disposición del servicio público, este
se ve afectado temporalmente. No se exige que la afectación al servicio o función
encomendada sea de gravedad. Basta que el perjuicio se verifique para configurarse el
hecho punible. En consecuencia, al no existir cuantía mínima, se entiende que así el
perjuicio los valorice los peritos en una cantidad mínima, igual el delito se verifica.

6. BIEN JURIDICO PROTEGIDO

El bien jurídico general es el recto desarrollo o desenvolvimiento de la función pública al


interior de la Administración Pública.

El bien jurídico específico o particular que se pretende proteger con la tipificación del
delito de peculado de uso es el deber de lealtad y probidad de los funcionarios o
servidores públicos en el cuidado de los bienes públicos al cumplir con su deber especial
en comendado en razón del cargo que desempeñan. El bien jurídico específico solo se
verá afectado cuando el agente lesione el patrimonio del Estado infringiendo sus deberes
de lealtad y probidad en el cuidado de los bienes muebles especificados en el tipo penal,
que le han sido encomendados en razón de su cargo o que están bajo su guarda.

Ello es así hasta el punto que si el patrimonio estatal se lesiona sin que se hayan
infringido los deberes de lealtad y probidad del funcionario o servidor en la administración
o custodia de los bienes muebles del Estado, el delito de peculado de uso no se configura

7. SUJETO ACTIVO

Para la configuración de este delito no es suficiente el requisito – también indispensable –


de que el sujeto activo del delito sea funcionario o servidor público. También se requiere
que el bien esté en la esfera de custodia directa o jurídica del sujeto activo.

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No solo los funcionarios de la burocracia tradicional pueden ser sujetos activos del delito
de peculado de uso, sino también, según el artículo 425° inciso 3 del Código Penal, los
particulares que han sido contratados para ejercer la función específica de custodiar o
administrar los bienes muebles del Estado.

Pueden ser también sujetos activos del delito los contratistas de una obra pública o sus
empleados, cuando los efectos indicados pertenecen al Estado o a cualquier dependencia
pública. Ello por expresa disposición del segundo párrafo del artículo 388 del código
penal.

Los particulares que ayudan o auxilian a cometer el delito al funcionario o servidor público
responden como cómplices del delito de peculado de uso.

8. SUJETO PASIVO

Es el Estado como único titular del bien jurídico protegido con la tipificación de este delito.

DELITO DEL PECULADO CULPOSO

El delito de peculado culposo requiere que el agente, por culpa, dé ocasión a que se
efectúe, por otra persona, la sustracción de caudales o efectos, que el hecho de impartir

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distracción de caudales o efectos, que el hecho de impartir disposiciones a los
funcionarios encargados para la adquisición de útiles de oficina y limpieza, habiendo estos
último incurrido en actos delictivos, no se adecua a las exigencias típicas del delito de
peculado culposo, sino que, en todo caso, casi ha incurrido el acusado en una infracción
de carácter administrativo; por lo que debe absolvérsele, en estricta aplicación de los
dispuesto por el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales. “En el peculado
culposos, debe tenerse en cuenta: “la sustracción y la culpa del funcionario o servidor
público” como elementos componentes típicos de esta figura penal, describiéndola como:
a) la sustracción, entendiéndosela como el alejamiento de los caudales o efectos del
ámbito de vigilancia de la administración pública, por parte de un tercero, que se
aprovecha así del estado de culpa incurrido por el funcionario o servidor público, culpa es
un término global usado para incluir en él todas las formas conocidas de comisión de un
hecho, diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito. Habrá culpa en el sujeto activo
del delito, cuando este no toma las precauciones necesarias para evitar sustracciones (la
culpa del peculado se refiere exclusivamente a sustracciones, no al término impreciso de
pérdidas), vale decir, cuando viola deberes del debido cuidado sobre los caudales o
efectos, a los que está obligado por la vinculación funcional que mantiene con el
patrimonio”.

LA CULPA DEL FUNCIONARIO O SERVIDOR PÚBLICO

La cuIpa es un término global usado para incluir en él todas las formas conocidas de
comisión de un hecho diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito68. Habrá culpa
en el sujeto activo del delito, cuando éste no toma las precauciones necesarias para evitar
sustracciones (la culpa del delito de peculado se refiere exclusivamente a sustracciones,
no al término impreciso de "pérdidas"), vale decir cuando viola deberes del debido
cuidado sobre los caudales o efectos, a los que está obligado por la vinculación funcional
que mantiene con el patrimonio público. Caben aquí las especificaciones de calidad
especial, de posesión con el caudal o efecto, y de vinculación funcional requeridos para
el autor en el delito doloso de peculado, vale decir, deberá tratarse de un funcionario o
servidor público que tenga la percepción, administración o custodia de dichos bienes

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(alternativa o conjuntamente), y que los mismos le estén confiados por razón del cargo
que ocupa. Obviamente, el sujeto activo -"agente", según la norma penal- no deberá
apropiarse o utilizar los caudales o bienes ni permitir dolosamente, sin concierto, que otro
ejecute dichas conductas, pues en el primer caso estaremos frente a un tipo doloso de
peculado mientras que en el segundo se tratará de complicidad primaria en el delito de
hurto del extraneus. Incluso puede analizarse la posibilidad de que el funcionario o
servidor vinculado sea un autor mediato del delito de hurto, al utilizar a terceros, que
obran sin dolo para que aprovechando de su pre ordenada culpa sustraigan el caudal o
efecto. Debatible es la hipótesis que el funcionario o servidor vinculado sea autor mediato
de peculado al utilizar a terceros extraneus.

CASO

SENTENCIAN A EXALCALDE DE CHORRILLOS POR DELITO PECULADO

La Primera Fiscalía Especializada en Delitos de Corrupción de funcionarios de Lima


consiguió que el Poder Judicial sentencie por el delito de peculado en agravio del Estado
al exalcalde de la Municipalidad Distrital de Chorrillos, Augusto Miyashiro Yamashiro, y
otros dos exfuncionarios de su gestión edil, por apropiarse de más de S/ 10 millones de
fondos públicos administrados por la entidad municipal.

El fallo abarca también al exsubgerente de contabilidad, Fernando Rebata Rodríguez, y a


la extesorera, Ligia Karina Correa Villacorta de Vásquez; y ordenó que los tres acusados
cumplan cuatro años de prisión suspendida por tres años bajo reglas de conducta, así
como el pago de una reparación civil solidaria de S/ 10 877 900 40; y la inhabilitación de
todos ellos para ejercer un cargo público durante los próximos cuatro años.

La condena acogió la tesis sustentada por la fiscal provincial Zoila Sueno Chirinos, quien
demostró que los acusados acordaron, entre el 2007 y el 2010, la realización de diversas
conductas irregulares destinadas a distorsionar el manejo de los fondos recaudados en
efectivo y cheque a través de los Recursos Directamente Recaudados por el municipio.

Para ello, vulneraron diversas normas y directivas y utilizaron dos cuentas con los
nombres ‘CAFAE’ y ‘Residuos Sólidos de la municipalidad de Chorrillos’ para ocultar su

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verdadero propósito y funcionamiento material, aparentando finalidades ajenas al
verdadero fin, evadiendo su visibilidad, publicidad, control y supervisión por organismos
ejecutivos como la Dirección de Tesoro Público y la Contraloría.

"Todo ello evidencia que el acusado Miyashiro Yamashiro infringió dolosamente sus
deberes especiales y funcionales en su condición de alcalde de la municipalidad de
Chorrillos, con el fin de apropiarse indebidamente junto a sus coencausados de los fondos
públicos para fines personales y particulares", señala la resolución judicial emitida por el
juez del Tercer Juzgado Unipersonal de la Corte Superior de Lima.

Entre las reglas de conducta que los sentenciados deberán cumplir figuran: la prohibición
de ausentarse de su lugar de residencia sin previa autorización, justificar sus actividades
cada 30 días en el registro de control biométrico, no volver a cometer delito doloso y
reparar el daño ocasionado como consecuencia del delito de peculado en agravio del
Estado.

ANÁLISIS

Actualmente, para el concepto típico de peculado en el Derecho peruano, tiene que


determinarse por lo menos tres elementos concurrentes: la calidad de los bienes

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(caudales o efectos públicos), la calidad de la persona (funcionario público) y la
naturaleza de la relación que media entre el sujeto y los bienes públicos (vinculación
funcional). Con respecto a los primeros puntos el Código Penal, no se limita a los bienes
públicos ni a los funcionarios públicos, pues extiende la protección a los bienes privados y
la sanción penal alcanza a los sujetos que no necesariamente son funcionarios públicos.

El peculado (doloso y culposo) debería concebirse como una conducta de sustracción


definitiva o distracción temporal de fondos públicos por parte de quien detenta tales
bienes, tuvieran o no la condición de funcionarios públicos, sin perjuicio de la agravación
que ha de aplicarse quienes ostentan efectivamente el cargo público. Se producía así un
cambio relevante en la concepción de este delito de trasladar el elemento esencial que
por el momento es el funcionario público, hacia el objeto material: los caudales y efectos
públicos.

Precepto que recurre a una doble ficción, apartándose de la tradicional definición y


estructura del peculado: en primer lugar, la de conceder a los depositarios de los bienes
embargados la cualidad de funcionarios públicos, algo que el mismo Código Penal
peruano lo contempla en el art. 425 inc. 6, en virtud del nombramiento de la autoridad. En
segundo lugar, la de considerar los caudales públicos y a los bienes embargados de los
particulares, a través del acto de afectación judicial o administrativo.

El elemento que nos permitirá descubrir la existencia de una competencia funcionarial, es


la esfera de custodia, que está referida a la actividad patrimonial del Estado donde la
titularidad le corresponde al funcionario público. La administración, percepción y custodia
son diferentes formas de posesión de los bienes que, por su cargo, ejercen el funcionario
público, objetivando la relación funcional existente, dicha relación debe existir para que se
configure el delito de peculado.

a) En la administración de bienes. El Funcionario Público en razón de su cargo,


conforme a los ordenamientos respectivos, posee facultades de disposición de los

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bienes, ya que tiene por ley, facultades para aplicar dichos bienes a finalidades
determinadas por el ordenamiento jurídico. Y es, por ello, que debe tener el
dominio de los bienes públicos, debido a sus funciones que le facultan a disponer
de dichos bienes para aplicarlos a una finalidad legalmente determinada.

b) En la percepción de bienes. El Funcionario Público en razón de su cargo, recibe


bienes de procedencia lícita para ingresarlos o regresarlos a la Administración
Pública.

c) En la custodia de bienes. El Funcionario Público en razón de su cargo, protege,


conserva y vigila los bienes públicos, y tal actividad de custodia significa una
efectiva tenencia sobre dichos bienes. La custodia puede ser y transitoria o
permanente, pero en el momento de los hechos, la custodia del bien público debe
haber sido confiada al funcionario en razón de su cargo.

CONCLUSIONES

- El concepto de bien jurídico del Peculado en el Código Penal Peruano asume la


teoría dual, conforme lo expresa Manuel Abanto Vásquez es el patrimonio de la

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Administración Pública entendido de manera funcionarial. Se entiende como la
“correcta gestión y utilización del patrimonio público por parte de la Administración
Pública de cara a servir los intereses generales de la sociedad”.

- El funcionario público del delito de Peculado tanto doloso como culposo será el
funcionario o servidor público, sin distinción, que reúne las características de
relación funcional exigidas por el tipo penal, es decir, quien por el cargo tenga bajo
su poder o ámbito de vigilancia (directa o funcional) en percepción, custodia o
administración las cosas (caudales o efectos) de los que se apropia o utiliza para sí
o para otro.

- Para que un particular sea considerado como cómplice tiene que haber colaborado
de manera relevante y dolosa con el Funcionario que recibió el caudal por razón de
su cargo.

- La complicidad en el delito de peculado se rige por los principios de no dominio del


hecho y de accesoriedad limitada.

- Para ser autor de peculado deben ser antijurídico, típico y culpable.

RECOMENDACIONES

1. En la actualidad se verifica un vacío legal con respecto a la regulación


de la mano de obra del trabajador subordinado, no debiendo

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interpretarse como inmerso dentro de la tipología del delito de
peculado por utilización, ello en función a la necesidad de proteger y
garantizar el principio de legalidad, el mismo que se ve mellado ante
las consecuencias del inminente avance de la corriente del Derecho
Penal del enemigo.

2. Ante el vacío legal existente en el Perú con respecto a la aún no


regulada modalidad de uso por mano de obra de trabajador
subordinado, se recomienda una regulación taxativa -cierta, escrita y
estricta- en nuestro cuerpo normativo penal sustantivo, con lo cual,
nos aleje de toda interpretación arbitraria y poco efectiva, ya que ante
la latente vulneración de un principio tan relevante como lo es el de
legalidad, todo proceso penal ante esta modalidad decaería en una
posible nulidad.

BIBLIOGRAFÍA

ALINAS SICCHA, Ramiro (2019) Delitos contra la administración pública. Lima: Iustitia.

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ROJAS VARGAS, Fidel. (2016) Manual operativo de los delitos contra la administración
pública. Lima: Nomos & Thesis.

PEÑA CABRERA, Alonso (2016) Derecho Penal Parte Especial. Lima: Idemsa.

ABANTO VÁSQUEZ, Manuel. (2003) Los delitos contra la administración pública en el


Código Penal peruano. Lima: Palestra.

VILLEGAS PAIVA, Elky (2021) Compendium de de los delitos contra la administración


pública. Lima: Gaceta Penal.

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