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Unidad 1.

- Introducción
1.1. Códices y kipus, pinturas y tejidos, glifos y mapas
Sistemas andinos de registro
Quipus,
Khipus,narras anudando
narrar anudando
Las crónicas describen que los ayllus (grupos de
parentesco real o simbólico) contaban sus historias y
recordaban a sus antepasados a través de paños
pintados. El tejido, para los pueblos pre-colombinos,
es texto, soporte poblado de contenidos, colectivos y
personales. Quien teje, no solo expone habilidades en
un arte manual, posee saberes y plasma su imaginario
en el texto que va construyendo. Ayer y hoy, el tejido
en los Andes es un sustrato de memoria/s, una
manera de expresar el mundo, un universo
circundante, el interior y el del destinatario del bien
Las manos curtidas de la tejedora que usa el telar ver-
tical que se observó utiliza la lana y los colores para
escribir su texto. La tejedora jalq’a (Noroeste de
Sucre, capital histórica del Estado Plurinacional de
Bolivia) plasma su entorno en un fondo rojo, en el que
dibuja su fauna entrelazada, imprimiendo sus temo-
res, la vida en naturaleza, su espacio vital. Fondo y
forma, colores y protagonistas hacen a la semiótica
del texto que se vive, teje y escribe cada día.
En el pasado, los andinos dibujaban y «mapeaban»
territorios en tejidos y tablas, y contaban con piedras
o la yupana, contador andino, que complementaban
con el kipu.
Los castellanos invasores, que no eran siquiera
aficionados a la historia propia y menos a la cultura de
los «otros», estaban ansiosos de hallar metales
preciosos, entonces fuente y expresión de riqueza, de
manera que no repararon ni se interesaron, salvo
excepciones, en paños, tejidos, dibujos en tablas o el
significado del kipu. En sus «entradas» de conquista,
solo reclamaban oro, que para los andinos formaba
parte de bienes de prestigio que sólo la elite podía
usar. Orejeras (símbolo de la nobleza), aretes, tupus
(alfileres, prendedores) de diferente factura y tamaño,
pectorales, collares y máscaras, eran objeto de feroz
reclamo y búsqueda
Para los castellanos, la palabra oral carecía de validez,
como que ingresaban a un territorio con escribanos y
leguleyos que escribían contratos y documentos de
toda laya; hubo incomprensión por otros sistemas de
comunicación y registro diferente al propio, en que la
tradición greco-romana ponderaba el escrito alfabéti-
co como marca civilizatoria. Así, los múltiples sistemas
nativos de registro pasaron de la ignorancia al dese-
cho, aunque los protagonistas de esas otras formas de
registro y comunicación los continuaran utilizando,
mientras los castellanos los introducían en la cultura
letrada, el aprendizaje de la palabra escrita para
redactar cartas, testamentos, contratos y toda clase
de documentos de formato legal peninsular
En los cuadros que siguen, pueden observarse esas
tendencias o valores escriturales que signaban la
comunicación en la Europa Moderna y dentro del
Imperio de los Habsburgo,

• Cornelis Brizé, Documentos en la Tesorería en el


muro del Palacio Real de Ámsterdam, 1656
• Cornelius Gijsbrechts, El Archivador de cartas, 1659.
Museum voor Schone Kunsten, Gante- Bélgica
• Peter Brueghel el joven, El abogado del pueblo o El
recaudador de impuestos, Ca. 1615, Museum voor
Schone Kunsten, Gante- Bélgica
Cornelius Gijsbrechts, 1659 “El archivador de cartas”. Museum voor Schone
Kunsten, Ghent
En los Andes, la información, sobre todo la administrativa, se al-
macenaba en el kipus (chinu en aymara), conjunto de cuerdas
conectadas por y con nudos. Se trata de un antiguo instrumento
nemotécnico que consistía en una cuerda larga principal, de la cual
podían colgar unas 48 subsidiarias y asociadas a conjuntos menores
sujetos a la mayor.
Los nudos que se hacían en las cuerdas representaban las unidades,
decenas y centenas. La falta de nudo equivalía a cero. Para representar
una cifra se utilizaban tres tipos de nudos, los más cercanos a la cuerda
principal eran las centenas, las del medio las decenas y las últimas las
unidades.
Cada kipu puede contar con múltiples cuerdas anudadas de distintos
colores que representan bienes y aún personas de distinta aptitud
laboral y edad.
Dada la cantidad encontrada en sitios arqueológicos, tumbas y
oratorios, se estima se trataba de soportes difundidos y largamente
utilizados en las sociedades precolombinas
DETALLE CUERDA PRINCIPAL
Unidades, decenas,
centenas, millares,
decenas de mil.

Nudos simples y
complejos
A lo largo del siglo XX, los kipus proporcionaron datos sobre las formas
de vida del Tawantinsuyu y sus etnías inclusas. Carmen B. Loza sostiene
que en el mundo habrá unos mil kipus, 400 de los cuales están en el
Museo Etnológico de Berlín, 100 en el Museo de Historia Natural de
Nueva York, 47 pertenecen a la Fundación Temple Radicati (Lima),
mientras que otros radican en los Museos estatales peruanos y en el
Chileno de Arte Precolombino.
Se acuerda sobre su uso contable (el cronista Polo Ondegardo, los
contemporáneos Asher & Asher, Murra, Urton, Parssinen), de registro
poblacional (Assadourian), de cosechas, ganado y ciertos autores los
hacen incluir aspectos legales (Rivara de Tuesta), habiéndose
recientemente detectado un nombre (Urton).
Fueron operativos para la evangelización, para sistematizar y contar los
pecados, «has de pensar bien tus pecados y hacer quipu de ello»
(Primer Concilio Limense, 1551-1552). Considerado herético por
desconocer su contenido y observar su uso sostenido, el kipu sufrió
prohibición y quema masiva desde 1581. Al día de hoy se siguen
hallando en diferentes ámbitos.
La forma mas conocida del uso del khipu es como sistema de
numeración. Pablo Macera sostiene que el khipu fue esencial
para la cultura inca, cuyo éxito político obedeció al riguroso
control y cálculo de la población controlada.
El khipu se acompañaba por la yupana, el ábaco inca que, en
otro formato, hasta hace pocos años funcionaba en la
curricula primaria andina como instrumento pedagógico para
la enseñanza de las matemáticas.
El khipu permitía más de 8 millones de combinaciones gracias
a los colores de las cuerdas, la distancia entre ellas, las
diferentes posiciones y nudos posibles.
Comunidades andinas continúan utilizando khipus hasta la
fecha, de forma resignificada y simbólica para administrar sus
municipios comunales o actos rituales.
Yupana, contador o ábaco inca
Los primeros interesados en develar como funcionaba el khipu fueron
Leland Locke del Museo de Historia Natural de N. York y el etnógrafo
sueco Erland Nordenskjold. Entre 1923-25 reunieron y analizaron 68
ejemplares de khipus, previa lectura de los cronistas andinos. Locke se
abocó a un khipu de 24 cuerdas con series de 6 grupos develando, por la
posición de las cuerdas y nudos, valores específicos que definieron al
khipu como «archivo», sistema de contabilidad y registro de personas y
cosechas.
El tema se congeló hasta la década de 1970 en que el arqueólogo Robert
Ascher y su esposa, la matemática Marcia Ascher, retomaron el estudio
y la clasificación. Sus conclusiones inspiraron al antropólogo Gary Urton
y a su sostenido proyecto desde 2002, mejorando el conocimiento sobre
los nudos, las cuerdas y sus significados.
A continuación se observan los dibujos de Guaman Poma (1615) y los de
fray Martín de Murúa (1616), que ilustran sobre el khipu y la yupana, y
el arte de la administración y los saberes en manos de la elite,
respectivamente.
Construidos en lana o algodón, dependiendo el lugar de su creación, en
la actualidad se estima que los kipus podrían contener información de
otro nivel que el numérico, como nombres de lugares o fechas (Urton).
El cronista Garcilaso de la Vega (1539-1616), en sus Comentarios Reales,
pondera los colores y sus combinaciones que daban al kipu un
significado extra numérico. La investigación arqueológica recuperó kipus
blancos, azules, amarillos, negros, rojos, verdes, grises, marrones y
combinados. Los colores denotaban, por ejemplo, las diferentes «calles
de edad» o generaciones o aptitud laboral: ancianos, jóvenes, adultos,
niños. La posición y distancia de las cuerdas incidía en el significado.
El ingeniero textil y peruanista Williams Burns Glynn compara a los kipus
con libros de escritura alfanumérica donde los números de cada nudo
son una consonante de la lengua quechua que, a su vez, tienen una
equivalencia con los dibujos geométricos de los textiles y la alfarería con
lo cual, ambos soportes, también son textos de la escritura incaica.
Kero o vaso ceremonial conteniendo el
ábaco
La cerámica guarda
motivos relaciona-
dos con el registro
específico de cifras,
números, informa-
ción rápidamente
«alfabetizada» y
asociada a diseños
abstractos o
tocapus.
Ver siguiente lámina
y comparar con la
imagen de Guaman
Poma en láminas
previas
Unku o camisa de varón
con diseño de tocapu
En 2005, la revista Science, reproduce el reportaje al
antropólogo Gary Urton y a la matemática Carrie J. Brezine
(Harvard University) quienes dicen haber descifrado un
elemento no numérico en un kipu, el topónimo de Puruchuco,
centro administrativo inca cercano a Lima, junto a un
cementerio en que en 1956 se hallaron 2200 momias y 21
kipus, los cuales estudiaron. Se atribuyó a esos kipus datos
numéricos. Sus valores parecían multiplicar hacia arriba y
dividir hacia abajo y estarían ligados a la mita o prestación
rotativa de trabajo debida al Tawantinsuyu. También
contenían detalles de los niveles y jerarquías de la población.
Otros kipus fueron juzgados como calendarios, por ejemplo
uno que presentó 730 cuerdas agrupadas en 24 conjuntos, lo
cual equivale exactamente a los días y meses de dos años.
Pensando los kipus como numéricos e históricos, Urton
estudió dos kipus de 32 cuerdas al inicio, constando de tres
nudos óctuples. Concluye que los kipucamayos, o
especialistas en su lectura y confección, utilizaron un sistema
binario matemático, similar al de las computadoras, para co-
dificar los números y relatos en nudos. En Signs of the Inka
Khipu, Urton señala que las combinaciones posibles arrojan
1536 caracteres anudados que representan palabras, mitos
inclusive, tema que el autor trabajara hace décadas. Urton y
Brezine, especialista en base de datos, tienen un proyecto de
larga data para recopilar la información de los kipus (Khipu
Database Project) y se abocan a los kipus de Puruchuco,
dando cuenta de tres niveles de autoridades administrativas y
siete categorías usadas para registrar trabajadores y
producción (Science).
Haber identificado el nombre de un lugar entre los
nudos, era un enorme punto de partida, habiendo
consenso en lo siguiente,
Color de la cuerda Sector/Jerarquía
Pardo Gobierno
Carmesí Inca
Morado Curaca (cacique)
Verde Conquista
Rojo Guerrero
Negro Tiempo
Amarillo Oro
Blanco Plata
HARVARD PEABODY MUSEUM
El rosario, por la
similitud de las
cuentas con los
nudos, fue
esencial para la
evangelización en
los Andes
Los kipus hoy
Como todo bien superviviente del pasado, el kipu continúa siendo un
soporte de registro y memoria, aunque resignificado.
Son los casos del pueblo de Cuspón al sur de Ancash, Perú, revelado por
Federico Kauffmann Doig (2009) y los estudios de Frank Salomon en
Tupicocha, sur de Lima. Georgina Rivera, conocida como Lúcuma,
anudaba cuerdas y nudos y el producto lo ofrendaba cada vez que un
campesino moría. Dijo haber heredado el saber de sus ancianos y lo
transfería. Los nudos ya no contaban, pero honraban a los muertos en
tumbas y oraciones.
En Cord Keepers, Salomon descubrió ente los tupicochanos kipus que
pasaban de generación en generación entre los administradores de la
comunidad, envolviéndose en ellos con las autoridades de los ayllus
(segmento de parientes) durante las fiestas comunales. La comunidad
posee cientos de libros manuscritos que registran la vida comunal que
Salomon buscará asociar con los kipus que los campesinos hoy no
pueden leer pero conservan
GEORGINA RIVERA, LÚCUMA, ANCASH
Tupicocha
Los kipus incaicos se sitúan junto a otras formas semasiográficas de
inscripción. No representan estrictamente el habla, rasgo de nuestra
escritura, sino conocimientos, información necesaria en el contexto en
que se la emite. En el pasado fueron continuamente anudados y
reanudados para actualizar la información, como la movilización de
equipos de trabajo, el incremento o disminución de una cosecha.
Cuerdas y nudos podían cambiar de grosor y posición conforme a
necesidades específicas. Si aún no conocemos lo que esconden los
khipus guardados en los Museos, los estudios sobre el uso actual del
soporte pueden echar luz sobre lo oculto si es que nos hacemos las
preguntas correctas dirigidas por la memoria de los usuarios actuales.
Lecturas recomendadas
Asher, M. y Robert Asher, 1981. «El quipu como lenguaje visible»
Urton, Gary, 2003. QUIPU: Contar Anudando en el Imperio Inka
Martínez, J. L. 2009. “Registros andinos al margen de la escritura» y
“¿Cómo recordar? La construcción de las memorias andinas coloniales
(siglos XVI y XVII)”
Sitios de Interés

Khipu Database Project


http://khipukamayuq.fas.harvard.edu/Researchers.html
American Museum of Natural History https://www.amnh.org/
Museo Chileno de Arte Precolombino https://museo.precolombino.cl/
Museo Etnológico de Berlín
https://www.smb.museum/en/museums-institutions/ethnologisches-
museum/home/
Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú
https://mnaahp.cultura.pe/
Fundación Biblioteca Museo Temple Radicati, UNMSMarcos, Lima
https://templeradicati.unmsm.edu.pe/

AMPresta

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