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Manuela Sáenz

Información personal
Nombre de nacimiento Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru
Apodo Libertadora del Libertador
Nacimiento 27 de diciembre de 1797
Fallecimiento 23 de noviembre de 1856 (58 años)
Causa de la muerte Difteria
Sepultura Paita y Panteón Nacional de venezuela
Nacionalidad Ecuatoriana
Lengua materna Español
Religión Católica

Familia
Cónyuge James Thorne (1817-1847)
Pareja Simón Bolívar

Información profesional
Ocupación Militar
Distinciones
Orden El Sol del Perú (1822)
Firma Manuela Saenz

Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru (Quito, Real


Audiencia de Quito, 27 de diciembre de 1797-Paita,
Perú, 23 de noviembre de 1856) fue una patriota
ecuatoriana, reconocida por la historiografía independentista hispanoamericana
contemporánea como heroína de la independencia de América del Sur. Es conocida
también como Manuelita Sáenz y como Libertadora del Libertador, apodo que le otorgó
Simón Bolívar al salvarle la vida durante la conspiración Septembrina en Bogotá.1

Criticada, denigrada, ignorada y desterrada por sus contemporáneos, aun décadas después
de su muerte, solo a mediados del siglo xx Manuela Sáenz empezó a ser reconocida como
una gran heroína y prócer en la gesta de la independencia o como precursora del feminismo
en América Latina. 23

Obra y vida
Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru, nació en Quito el 27 de diciembre de 1797, aunque
algunas fuentes citan otra fecha, casi un año después de la muerte de su madre. Fue hija
natural del hidalgo español Simón Tadeo Sáenz de Vergara y Yedra, nacido c. 1751 en
Burgos, y de la criolla quiteña María Joaquina de Aizpuru y Sierra Pambley. Su madre, que
había sido enviada a la hacienda Cataguango, propiedad de los Aizpuru, a dar a luz, murió
de fiebre puerperal, según demuestra el historiador Carlos Álvarez Saá, a partir de la partida
de defunción, pocos días después del nacimiento de Manuela, por lo cual la niña fue
entregada al Convento de las Monjas Conceptas también llamado Real Monasterio de la
Limpia e Inmaculada Concepción, en el que pasó sus primeros años bajo la tutela de su
superiora, Sor Buenaventura.

Su padre era funcionario de la Real Audiencia de Quito,4 casado con Juana del Campo
Larraondo y Valencia, ilustre dama nacida c. 1760 en Popayán, con quien tuvo varios hijos,
mediohermanos por tanto de Manuela. Su padre le llevaba de visita a la Hacienda
Cataguango que compartía con su esposa, quien siempre trató a la niña con cariño y le
prodigó afectuosos cuidados de madre. Se sabe que, por sus talentos y dones especiales,
fomentó su interés por la lectura y le enseñó buenas costumbres. En los primeros años de su
vida cuando salía del internado para pasar unos días en Cataguango, su padre le obsequia
con dos esclavas negras Natán y Jonatás, dos niñas como ella para que jugaran y la
cuidaran, se inició así en la niñez una amistad que les unió siempre, y fueron sus
inseparables amigas y compañeras. En la casa paterna nació además un profundo lazo de
amor con su hermano de padre, José María Sáenz de Vergara.

Manuela Sáenz, portando la insignia de la Orden El Sol del Perú.


Luego de haber completado su formación con las monjas conceptas, pasó al monasterio de
Santa Catalina de Siena (Quito), de la Orden de Santo Domingo, para concluir así con la
educación que en ese tiempo se impartía a las señoritas de las más importantes familias de
la ciudad. En ese lugar, aprendió a bordar, a elaborar dulces, a comunicarse en inglés y
francés, habilidades y labores que la mantendrían en sus años de exilio en Paita (Perú).

En 1817 se une en un matrimonio arreglado por su padre con el acaudalado médico inglés
James Thorne, mucho mayor que ella.5

Por sus actividades proindependentistas, José de San Martín, luego de haber tomado Lima
con su Ejército de Los Andes y proclamado su independencia el 28 de julio de 1821, le
concedió el título de Caballeresa de la Orden El Sol del Perú.

En 1821, a raíz de la muerte de su tía materna, Manuela decidió regresar al Ecuador, para
reclamar su parte de la herencia de su abuelo materno, y viajó con su medio hermano,
entonces oficial del batallón Numancia, ya integrado al ejército libertador con el nombre de
Voltígeros de la Guardia y bajo las órdenes del general Antonio José de Sucre, que había
recibido la orden de trasladarse a Quito, pero al no contar con la aprobación de su padre o
su marido no se le permitió participar directamente en el campo de batalla, encargándose de
la asistencia de los heridos y del apoyo logístico. Allí conoció a Simón Bolívar.

Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tomé la corona de rosas y ramitas de laureles
y la arrojé para que cayera al frente del caballo de S. E.; pero con tal suerte que fue a parar
con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S. E. Me ruboricé de la
vergüenza, pues el Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados
en tal acto; pero S. E. se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a
la mano.
Manuela Sáenz.
En un encuentro posterior, en el baile de bienvenida al Libertador, él le manifiesta:
«Señora: si mis soldados tuvieran su puntería, ya habríamos ganado la guerra a España».
Abandona a su marido, y Manuela y Bolívar se convierten en amantes y compañeros de
lucha durante ocho años, hasta la muerte de él, en 1830.

Los años turbulentos

Retrato de Manuela Sáenz (1830) - Bogotá.


En 1823 Manuela acompañó a Bolívar al Perú y estuvo a su lado durante buena parte de las
campañas, participando en ellas activamente, hasta culminar la gesta libertadora cuando se
radicaron en la ciudad de Quito.

Thorne en varias ocasiones pidió a Manuela que volviera a su lado. La respuesta de ella fue
contundente: seguiría con Bolívar y daba por finalizado su matrimonio. Admiraba
grandemente a Simón Bolívar y compartían el mismo ideal. Esa admiración y amor hacia el
Libertador, es para algunos, una de las características más interesantes de este personaje
histórico.

Coronela del Ejército Colombiano


Manuela Sáenz combatió bajo las órdenes del Mariscal Antonio José de Sucre en las
batallas de Pichincha, Junín y Ayacucho6, que consagraron la independencia de Ecuador y
Perú, respectivamente. Las cartas de Simón Bolívar dirigidas a Sucre, dan testimonio del
pedido expreso de cuidado especial a Manuelita en el campo de batalla. Sin embargo,
Manuela participó activamente tanto en la división de Húsares como en la de Vencedores.
Estos hechos motivaron su ascenso a Coronela del Ejército Colombiano. 78

La libertadora del Libertador


Artículo principal: Conspiración Septembrina
Durante su estancia en Santa Fe de Bogotá, el 25 de septiembre de 1828, el Libertador
Simón Bolívar fue objeto de un intento de asesinato, frustrado gracias a la valiente
intervención de Manuelita. Los enemigos de Bolívar se habían conjurado para darle muerte
aquella noche de septiembre. Al entrar al palacio de San Carlos (hoy en día sede de la
Cancillería de Colombia), frente al teatro Colón, Manuela se da cuenta del atentado, y se
interpone a los rebeldes, con el fin de que Simon Bolívar tuviera tiempo de escapar por la
ventana. En conmemoración de estos hechos en esta casa se colocó una placa con las
siguientes palabras:

"SISTE PARUMPER SPECTATOR GRADUM / SI VACAS MIRATORUS VIAM


SALUTIS
QUA SESE LIBERAVIT / PATER SALVATORQUE PATRIAE / SIMON BOLIVAR /
IN NEFANDA NOCTE SEPTEMBRINA
AN MDCCCXXVIII"
"DETENTE, ESPECTADOR, UN MOMENTO / Y MIRA EL LUGAR POR DONDE SE
SALVÓ / EL PADRE Y
LIBERTADOR DE LA PATRIA / SIMÓN BOLÍVAR / EN LA NEFANDA NOCHE
SEPTEMBRINA
1828" 9
Por estas acciones, Bolívar mismo la llamó la Libertadora del Libertador.

Tras las investigaciones posteriores, los responsables del atentado fueron capturados.
Francisco de Paula Santander fue acusado de traición, siendo hallado culpable del atentado.
Fue degradado, expulsado deshonrosamente y condenado a morir fusilado por la espalda;
pero se le perdonó la vida y fue desterrado.10

Exilio y muerte
Después de que fuera aceptada su dimisión a la presidencia, Bolívar abandonó la capital
colombiana el 8 de mayo de 1830 y falleció en diciembre en la ciudad de Santa Marta
producto de un trastorno hidroelectrolítico11 (aunque durante mucho tiempo se ha supuesto
que murió de tuberculosis), sumiendo a Manuela en la desesperación. En 1834, el gobierno
de Francisco de Paula Santander la desterró de Colombia y ella partió hacia el exilio en la
isla de Jamaica. Regresó a Ecuador en 1835, pero no alcanzó a llegar a Quito: cuando se
encontraba en Guaranda, su pasaporte fue revocado por el presidente Vicente Rocafuerte,
por lo que decidió instalarse en el puerto de Paita, al norte del Perú.12 Allí fue visitada por
varios ilustres personajes, como el patriota italiano Giuseppe Garibaldi, el escritor peruano
Ricardo Palma (que se basó en sus relatos para redactar parte de sus Tradiciones peruanas)
y el venezolano Simón Rodríguez. Durante los siguientes 25 años se dedicó a la venta de
tabaco, además de traducir y escribir cartas a los Estados Unidos de parte de los balleneros
que pasaban por la zona, y de hacer bordados y dulces por encargo.

En 1847, su exesposo legal murió asesinado, siendo incapaz de cobrar ni siquiera los 8000
pesos de la dote entregada por su padre al momento de su matrimonio.

Manuela Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856, cerca de cumplir los 59 años de edad,
durante una epidemia de difteria que azotó la región.13 Su cuerpo fue sepultado en una fosa
común del cementerio local y todas sus posesiones, para evitar el contagio, fueron
incineradas, incluidas una parte importante de las cartas de amor de Bolívar y documentos
de la Gran Colombia que aún mantenía bajo su custodia. Manuela entregó al historiador
O’Leary gran parte de documentos para elaborar la voluminosa biografía sobre el
Libertador, de quien Manuela dijo: «Vivo adoré a Bolívar, muerto lo venero».

Valoración histórica
Manuela Sáenz es sin duda uno de los personajes más interesantes de las guerras de
independencia de América del Sur. Según sus detractores, su relación con Simón Bolívar
opaca sus propios méritos personales, como una de las grandes defensoras de la
independencia de los países sudamericanos y como una de las más destacadas y avanzadas
defensoras de los derechos de la mujer.14

En su tiempo fue severamente criticada por algunos de sus contemporáneos debido a su


actitud extrovertida y provocadora para la época, así como por la influencia política que
llegó a ejercer, lo que le valió el destierro. Aun muchas décadas después de su muerte,
influyentes intelectuales e historiadores omitieron su vida en sus obras sobre la historia de
la campaña libertadora, así como otros la limitaron a una condición decorativa romántica y
aun denigrante, tejiendo una leyenda sexual alrededor de su figura, la que sigue teniendo
peso en la actualidad.

Recién en la mitad del siglo xx, gracias al revisionismo histórico, aparecieron biografías y
ensayos en los que se empezó a reivindicar su papel como líder en la gesta libertadora de lo
que hoy son Colombia, Ecuador y Perú.15 En los últimos años Sáenz ha sido convertida en
un icono del feminismo latinoamericano e igual, como sigue teniendo detractores, su vida
también es exaltada por escritores e historiadores como Alfonso Rumazo González,
Germán Arciniegas o Alberto Miramón y Pablo Neruda.1617 Sin embargo, fue en la
década de 1980, cuando el historiador Carlos Álvarez Saá, dio a conocer el hallazgo de los
diarios personales de Manuela, así como la correspondencia personal entre ella y Simón
Bolivar, documentos que completan la biografía de la heroína.

Homenaje en Argentina

Busto de Manuela Sáenz en el Parque Mujeres Argentinas.


En mayo de 2010, durante una visita oficial, el presidente ecuatoriano Rafael Correa reveló
en Buenos Aires un busto de bronce donado por su gobierno, que fue emplazado en la
plazoleta ubicada en las intersección de las calles Manuela Sáenz y Juana Manso, extremo
norte del parque Mujeres Argentinas en el sector de Puerto Madero.18

Homenaje en Colombia
En Bogotá existe el museo "La Casa de Manuelita Sáenz", ubicado en la casa que esta
dama habitó de 1828 a 1830, hasta después de la muerte del Libertador Simón Bolivar,
cuando es obligada a abandonarla. Situada en la plazuela de San Carlos (actualmente la
plazuela Rufino José Cuervo), en La Candelaria, barrio histórico de Santa fe de Bogotá.
Integrado con el Museo de Trajes Regionales, 19 este museo le abre particularmente un
espacio al estilo y vestuario de Manuelita.20

En el sureste de Bogotá, en la ciudad de Santiago de Cali y en el municipio de


Dosquebradas (Risaralda), existen colegios o establecimientos educativos que llevan el
nombre de Manuelita Sáenz, quien es considerada en Colombia como una de las grandes
heroínas, próceres de la independencia de la nación.21

En el 2010 la alcaldía mayor de Bogotá, en el marco de la celebración del Bicentenario de


la Independencia de la República de Colombia, programó un homenaje a Manuelita Sáenz
con actos que incluyeron la lectura de sus cartas, a cargo de actrices colombianas, el jueves
8 de julio frente al Palacio de San Carlos, y un acto de despedida en la Quinta de Bolívar el
viernes 9 de julio de la caravana proveniente de Ecuador, que llevaba restos simbólicos de
Manuelita a Venezuela.22

Homenajes en Ecuador
En el barrio San Marcos, sector del Centro Histórico de Quito, existe el Museo Manuela
Sáenz, fundado por el historiador Carlos Álvarez Saá y dedicado a su memoria en 1992.23
En dicho museo reposan numerosos objetos que les pertenecieron a ella y al Libertador.

En la capital ecuatoriana, también hay un pequeño busto suyo en el parque La Alameda;


una calle del norte de la ciudad lleva su nombre,24 así como una de las 8 administraciones
zonales, concretamente la de Zona Centro; además, en 2010, durante la ceremonia de
conmemoración por los 188 años de la batalla de Pichincha, fue develado otro busto en el
Salón de Armas del Templo de la Patria.25

Manuela Sáenz colaboró con vituallas en la batalla de Pichincha a su regreso del Perú.
Posteriormente se integró como soldado al Batallón de Húzares, y combatió en numerosas
batallas de la Campaña del Sur, mereciendo ascensos por su valor. Por su extraordinaria
participación en la batalla de Ayacucho bajo las órdenes del mariscal Antonio José de
Sucre, este, ante la aclamación de la tropa, le sugirió a Bolívar que la ascendiera a coronela
del Ejército Independentista, rango que le fue concedido. El 22 de mayo de 2007, en el
marco de la conmemoración de la batalla de Pichincha, el gobierno del Ecuador la ascendió
al grado de Generala de honor de la República de Ecuador.26

Homenaje en Venezuela
El 5 de julio de 2010, en el marco de la conmemoración del 199° aniversario de la firma del
Acta de Independencia de Venezuela, llegó al Panteón Nacional un cofre que contenía
tierra de la localidad peruana de Paita, donde fue enterrada Manuela Sáenz. Estos restos
simbólicos fueron trasladados por tierra atravesando Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela
hasta arribar a Caracas, donde reposan en un sarcófago diseñado para tal fin junto al Altar
Principal en el que yacen los restos de Simón Bolívar. Además, a Sáenz se le concedió
póstumamente el ascenso a Generala de división del Ejército Nacional Bolivariano por su
participación en la guerra independentista, en un acto que contó con la presencia de los
presidentes de Ecuador y Venezuela.27
En 2013, el gobierno de Venezuela inauguró un monumento a Manuela Sáenz denominado
Rosa Roja de Paita, una escultura de 14 metros ubicada justo al lado del Mausoleo de
Simón Bolívar, en Caracas.28

Asimismo, uno de los tanqueros petroleros de la flota de PDV Marina lleva su nombre.

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