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Este procedimiento (denominado vía común o lenta de acceso a la autonomía) implicaba que
las competencias que podían adquirir las CC. AA. solamente eran las del art. 148 de la CE, y
que, en su caso, podría ampliarse el techo competencial (adquiriendo competencias del
art. 149 de la CE) una vez transcurridos cinco años y previa reforma del estatuto de autonomía.
Los pasos de este procedimiento vienen fijados en el art. 143 de la CE y son:
1. Doble acuerdo de las corporaciones provinciales (en las islas, por el órgano interinsular
correspondiente) y municipales (dos terceras partes de los municipios cuya población
representen la mayoría absoluta del censo electoral provincial o isla).
Los requisitos para la iniciativa del proceso autonómico deben ser cumplidos en el
plazo de seis meses, desde el primer acuerdo adoptado al respecto, por alguna de las
corporaciones locales interesadas.
La iniciativa, en caso de no prosperar, solamente podría reiterarse al cabo de cinco
años.
2. Una vez ejercida la iniciativa, se elaboraba un proyecto de estatuto por una asamblea
compuesta por los miembros de la Diputación u órgano interinsular de las provincias
afectadas y por los diputados y senadores elegidos en ellas.
3. Elevación de los proyectos de estatuto a las Cortes Generales para su tramitación y
aprobación como leyes orgánicas.
B. Procedimiento especial
C. Procedimientos excepcionales
Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán, por motivos de interés general:
Autorizar la constitución de una comunidad, si su ámbito territorial no supera el de una
provincia y no reúne los requisitos del art. 143 (procedimiento ordinario). Este fue el caso de
Madrid.
Autorizar o acordar un estatuto de autonomía para territorios que no estén integrados en la
organización provincial. Se trata del caso de Ceuta y Melilla.
Sustituir la iniciativa de las corporaciones locales del art. 143 de la CE. Con este precepto se
sustituyó la iniciativa autonómica de Almería (como fue en la futura Comunidad de
Andalucía) y se integró la provincia de Segovia al proceso autonómico de Castilla y León.
Un rasgo peculiar del sistema de acceso a la autonomía hace referencia a las competencias que
asumirían las futuras CC. AA. Así, existía una vía rápida que suponía adquirir de una sola vez
todas las competencias previstas en la CE (arts. 148 y 149.1). La vía lenta suponía, en un primer
momento, al aprobar el estatuto, acceder solo a las competencias del art. 148.1. Pasados cinco
años y tras la reforma estatutaria, se accedería a las competencias del art. 149.1.
2.2. El estatuto de autonomía y las competencias
Las CC. AA. recogerán en sus estatutos de autonomía las competencias que asumen
atendiendo al marco que establece la Constitución en su Título VIII al fijar las competencias
que Estado y comunidades asumirán, en su caso.
Al considerar el término competencias, hemos de considerar dos conceptos importantes
para comprender la complejidad del reparto de papeles que asumen las CC. AA. y el Estado:
Materia: campo u objeto sobre el que se ejercen competencias.
Los estatutos son normas institucionales básicas de sus comunidades, sin perjuicio de su
subordinación a la CE. Tienen una doble función: los crea la comunidad y complementan a la
CE en la definición de la estructura territorial del Estado. Los estatutos son normas pactadas
estatal y autonómicamente, tanto para su aprobación como para su reforma.
Aunque los estatutos han de ser aprobados por las Cortes mediante ley orgánica, tienen una
naturaleza distinta a estas: requieren un procedimiento de aprobación y reforma diferente del
previsto para el resto de leyes orgánicas; y los estatutos no pueden ser modificados por una
ley orgánica, sino a través de los procedimientos recogidos, a tal efecto, en ellos.
Por debajo de los estatutos, se sitúan las leyes autonómicas, que son manifestaciones de la
autonomía política de las comunidades. La ley autonómica viene definida por tres principios:
La Asamblea Legislativa es elegida por sufragio universal, con arreglo a un sistema de elección
proporcional, que permita la adecuada representación de los diversos territorios de la
comunidad. El sistema de elección autonómico viene determinado en su propia ley electoral y
su estatuto de autonomía. El mandato de sus miembros es por cuatro años.
Sus funciones son las siguientes: aprobar los presupuestos de la comunidad; ejercer el poder
legislativo; elegir al presidente de la comunidad; controlar al Gobierno mediante la moción de
censura y la cuestión de confianza; interponer recursos de inconstitucionalidad contra leyes
estatales; designar a los senadores autonómicos, y elegir al defensor de la comunidad.
Estos órganos reciben distinta denominación oficial según la C. A.:
Fig. 2.9. Asambleas y parlamentos de las CC. AA.
B. Gobierno
A diferencia de los poderes legislativo y ejecutivo, en los que la Constitución permite a las
CC. AA. dotarse de sus respectivos órganos, el Poder judicial queda excluido del campo
competencial de las CC. AA. La Constitución prevé una organización de los tribunales basada
en el principio de unidad jurisdiccional (art. 117), lo que excluye la posibilidad de una dualidad
de órdenes jurisdiccionales (hipotético orden jurisdiccional estatal y autonómico). Este
principio de unidad se traduce en la reserva exclusiva al Estado de la Administración de
Justicia. Esta unidad jurisdiccional no impide que las CC. AA. carezcan de competencias en el
ámbito de la organización de los tribunales. En concreto, del personal al servicio de la
Administración de justicia, la organización de las demarcaciones judiciales y la existencia de un
Tribunal Superior.
La Constitución prevé que la organización jurisdiccional debe adaptarse a la organización
territorial del Estado. Por tanto, el Tribunal Superior de Justicia culminará la organización
judicial en el ámbito territorial de la C. A. Este tribunal toma su nombre de la C. A. y extiende
su jurisdicción en todo su territorio. Está integrado por las Salas de lo Civil y lo Penal, de lo
Contencioso Administrativo y de lo Social. Estos tribunales son la cúspide judicial en cada C. A.,
sin perjuicio del Tribunal Supremo, que es la máxima instancia del Estado.
En definitiva, la división territorial del Estado en CC. AA. no afecta a la unicidad del Poder
Judicial, a diferencia de en Estados Unidos, país que posee dos sistemas judiciales separados:
federal y estatal.
D.Financiación de las comunidades autónomas
La CE reconoce la autonomía financiera de las CC. AA. para el desarrollo y ejecución de sus
competencias. La autonomía financiera supone la capacidad de disponer de fuentes de ingreso
para sufragar sus gastos y, consecuentemente, la capacidad para disponer en relación a sus
propios gastos. El modelo financiero de las CC. AA. se basa en dos principios:
La organización municipal tiene dos variantes: ayuntamiento o concejo abierto. Sin embargo,
esta diferencia se ha complicado por la regulación de los municipios de gran población y los
regímenes especiales.
A continuación, describimos cómo se regulan los términos municipales y qué requisitos son
necesarios para la creación de un municipio.
Considerando la organización de los municipios bajo la forma de ayuntamiento, distinguimos la
siguiente estructura de órganos obligatorios y complementarios (Tabla 2.5):
El municipio puede ejercer una serie de competencias que le son propias, fijadas en la
normativa estatal (art. 25.2 de la LRBRL), y las que les atribuyan sus CC. AA.
Además, el Estado y las CC. AA. pueden delegar competencias que les son propias, con el
objeto de evitar duplicidades administrativas, aunque siempre deberá justificarse
económicamente el ahorro que supone dicha delegación de competencias propias.
4.La provincia
La provincia tiene una triple naturaleza:
División territorial de la administración periférica del Estado.
Entidad local con personalidad jurídica propia que fomenta y gestiona una serie
de competencias que le son atribuidas por la legislación estatal y autonómica.
Circunscripción electoral para las elecciones generales al Senado y Congreso.
La provincia es una entidad local con personalidad jurídica propia, determinada por
la agrupación de municipios y división territorial para el cumplimiento de las
actividades del Estado, regida por las diputaciones provinciales u organismos
análogos.
A.La organización provincial
Las competencias de la provincia son las que establezcan las leyes del Estado (art 36 de la
LRBRL) y de las CC. AA. Además, estas pueden delegarle competencias propias. Entre las
competencias de la provincia, fijadas en la normativa estatal, destacan, entre otras, la
coordinación de servicios municipales para su adecuada prestación con garantías; la asistencia
y cooperación jurídica, económica y técnica, especialmente a los municipios con menor
capacidad económica y de gestión; la prestación de servicios públicos supramunicipales o
supracomarcales; la cooperación al desarrollo económico local y social y la planificación
territorial; el apoyo en la gestión recaudatoria y de la administración electrónica municipal; y la
evaluación de los costes efectivos de los servicios prestados por los municipios. Finalmente,
recordar que la Diputación tiene potestad normativa, dictando reglamentos y ordenanzas
aprobados por el Pleno de la Diputación.