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Y para eso te voy a contar el caso de Don Felipe, es un paciente que hace 3 años
sufrió un infarto de miocardio y él nos pregunta y nos dice: “Bueno doctor, yo ya
sufrí un infarto de miocardio, me hicieron cateterismo, me trataron mis arterias,
¿qué posibilidad hay de que yo vuelva a tener una complicación cardiovascular
nuevamente?”. Y nos toca decirle a Don Felipe que lamentablemente 1 de cada
10 pacientes como él, va a tener un evento nuevo recurrente a nivel
cardiovascular por año y que entre los pacientes que en el primer año no tienen
ningún evento, un 20% va a tener un evento cardiovascular mayor en los
siguientes 3 años.
Es decir, que en los primeros 4 años es bastante probable que alrededor de un
35 a un 40% de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio vayan a
presentar un nuevo evento cardiovascular mayor, no necesariamente un nuevo
infarto de miocardio, pero sí pueden también tener por ejemplo, un evento
cerebrovascular o compromiso arterial periférico o una complicación secundaria
desde el punto de vista que impacte la necesidad de hospitalizaciones por
ejemplo, hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca.
Así que a esos pacientes lo que nosotros hacemos de manera rutinaria es darles
prevención secundaria con Aspirina y la Aspirina disminuye en un 19% la
posibilidad de tener un nuevo evento cardiovascular adverso mayor y en un 9%
la posibilidad de muerte cardiovascular versus no darle nada, pues por eso
utilizamos un antiagregante plaquetario a largo plazo.
Ahora bien, cuando hablamos de la posibilidad que tiene un paciente como Don
Felipe de tener una nueva complicación cardiovascular, estamos hablando del
riesgo residual y tradicionalmente hemos tenido 3 o 4 estrategias para impactar
de manera significativa el riesgo residual.
Hay una primera estrategia que es transversal a todas las otras y son los cambios
terapéuticos del estilo de vida y esto es muy importante, porque logrando que
nuestro paciente desarrolle cambios terapéuticos del estilo de vida, mejore su
alimentación, aumenta su nivel de actividad física, baje de peso, de alguna
manera podemos impactar favorablemente en la reducción de las complicaciones
cardiovasculares.
¿Cuál es el racional que hay también que hay detrás de esto? Recordemos que
en la fase de la activación plaquetaria nosotros tenemos diferentes factores que
están estimulándola, pero se nos olvida que la trombina es uno de los principales
activadores a través del PAR-1 de la activación plaquetaria, por consiguiente, si
yo puedo tener un medicamento que me esté inhibiendo la síntesis crónica de
trombina sin afectar la formación de los coágulos de fibrina, pero sin activar
tampoco las plaquetas, estoy teniendo un mecanismo antitrombótico y
antiplaquetario simultáneamente y eso es lo que se ha encontrado con el
rivaroxabán como tal.
Así que vamos a observar cómo se comporta respecto a la terapia antiagregante
dual extendida esta nueva terapia antitrombótica dual, utilizar la aspirina más un
anticoagulante como el rivaroxabán y en este subanálisis del estudio Pegasus,
del Dr. Bonaca, lo que observamos es cómo el efecto de la terapia antiplaquetaria
actual extendida es totalmente dependiente del momento en el cual el paciente
dejó de recibir la antiagregación plaquetaria dual. Es decir, aquí observamos
como si mi paciente yo le extiendo la antiagregación plaquetaria en los primeros
30 días después de que él completó todos los 12 meses de rigor del síndrome
coronario agudo y por consiguiente de la terapia que antiagregante dual, miren
como los mecanismos tanto con ticagrelor 90 como 60 miligramos cada 12 horas
son beneficioso, es decir, a mi paciente le conviene seguir con la antiagregación
plaquetaria cuando en los últimos 30 días suspendió la antiagregación dual; pero
cuando ese paciente lleva más de 30 días, entre 30 días y un año y especialmente
cuando lleva más de un año, ya no hay ningún beneficio de continuar con una
doble agregación plaquetaria, en este caso con ticagrelor, y eso es muy
importante para lo que vamos a ver en las próximas conferencias.
Termino diciéndoles que estas estrategias de protección vascular,
lamentablemente no son para todos los pacientes, cuando nosotros utilizamos
varios medicamentos, obviamente estamos previniendo un mayor número de
infartos, estamos logrando que menos pacientes se infarten, que haya menos
eventos trombóticos y que haya menos muertes, pero estamos pagando un
precio, un precio especialmente en las complicaciones hemorrágicas, más costos
también porque son más medicamentos y la polifarmacia que siempre es un
evento adverso que tenemos que tomar en cuenta.
Así que por esas razones la terapia antitrombótica, la protección vascular tanto
en la enfermedad coronaria como una enfermedad arterial periférica, no es una
estrategia que se le va a aplicar a todos los pacientes y vamos a aprender también
en este módulo, cómo perfilar y cómo definir cuál es el paciente que se puede
beneficiar de esas estrategias tan importantes para reducir complicaciones en
nuestros pacientes que ya tienen enfermedad coronaria o que tienen enfermedad
arterial periférica.
Muchas gracias.