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Tiquipaya

Medicina

MENINGOCOCCEMIA

Artículo de Investigación Científica en Pediatría del


Internado Rotatorio en el Hospital Materno Infantil
Tiquipaya

Interno: Carlos Eduardo Souza Porto - 20746

Dra. Pardo

Tiquipaya - Bolivia
Febrero de 2022
La meningococemia es una infección causada por la bacteria Neisseria meningitidis, o
meningococo, un microorganismo que suele vivir en las vías respiratorias altas, produce
enfermedad invasora sobre todo en niños menores de 3 años. Su mecanismo de transmisión es
por gotitas o contacto directo con secreciones contaminadas. Se produce una respuesta
inflamatoria sistémica (activación de citoquinas y de la cascada de la coagulación) en
respuesta a la endotoxina del meningococo. (Cf. Souza et al., 2020, p. 7415) (Cf. Portanda,
2017)

Esta bacteria está presente en la microbiota normal de la nasofaringe, y en ocasiones


puede llegar al torrente sanguíneo, provocando la enfermedad en cuestión, o incluso atravesar
la barrera hematoencefálica, siendo la responsable de la meningitis. Un 10-20% de la
población es portadora asintomática en cavidad nasofaríngea, único reservorio de la bacteria.
El meningococo puede multiplicarse rápidamente en el torrente sanguíneo y provocar formas
intensas de shock séptico. (Cf., Síntesis, 2017).

El meningococo se presenta en forma morfológica de diplococos gram negativos, es


ovalado, aerobio, inmóvil, fermentador de glucosa y maltosa. Se considera un microorganismo
exigente, debido a su crecimiento especialmente en medio selectivo: agar sangre o agar
chocolate, en forma de colonias grisáceas, de aspecto translúcido y forma convexa. Posee una
membrana externa encapsulada, compuesta por polisacáridos y proteínas capaces de causar un
gran daño al huésped, ya que es resistente a la fagocitosis y lisis celular que realiza el sistema
del complemento. A partir de la cápsula del polisacárido meningocócico es posible clasificarla
en serogrupos, serotipos y serosubtipos. Se clasifican en 12 serogrupos, siendo A, B, C, X, Y y
W los serogrupos más patógenos. (Gouvêa, 2018, p. 5)

Segundo Montero et al. (2013), las definiciones de meningococcemia se dividen en:

 Posible: hay la presencia de las siguientes 3 características clínicas:


Vómitos y/o fiebre. Compromiso hemodinámico. Rash purpúrico.

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 Probable: Características clínicas y presencia de Diploco Gram negativo en
cualquier líquido estéril (líquido cefalorraquídeo, sangre, líquido articular o
lesión purpúrica).
 Definitiva: Características clínicas y aislamiento de Neisseria meningitidis
de un sitio estéril.

La tasa de incidencia es mayor en los hombres, sin embargo, la tasa de letalidad es


mayor en las mujeres. Se hace una estimativa que la incidencia anual varía entre 0.015 ± 0.065
casos por 100.000 niños de 0 a 18 años. Sin embargo, la incidencia real es incierta, ya que se
cree que la enfermedad es significativamente infradiagnosticada, principalmente debido a la
falta de exámenes y criterios diagnósticos específicos y bien definidos, lo que dificulta el
adecuado diagnóstico diferencial con entidades como la coagulación intravascular diseminada,
que presenta consumo de fibrinógeno y anomalías en el tiempo de coagulación. La incidencia
de meningococemia en Europa es de 0,68/100.000, siendo más prevalente en niños menores de
5 años. En Bolivia, la enfermedad meningocócica acontece como casos esporádicos, con
brotes aislados en algunos lugares, sin correlación epidemiológica. (Souza et al., 2020, p.
7415) (Cf. Guerra, O.J.L. et al., 2020: 5)

Se estima que las tasas de mortalidad oscilan entre el 5% y el 15% en todos los grupos
de edad pediátricos. Las secuelas más frecuentes son hipoacusia, ataxia por lesión vestibular,
retraso en el desarrollo neuropsicomotor, paresia, epilepsia, diabetes insípida y ceguera.
(Blanco et al., 2020, p.338).

La patogénesis ocurre principalmente a través de la colonización de la orofaringe y la


nasofaringe, configurando el cuadro de un portador asintomático. La transmisibilidad, como
ya fue citado, ocurre a través de gotitas, intercambio de fluidos y contacto directo con el
portador, con un período de incubación de aproximadamente cuatro días, que varía de dos a
diez días. Luego de la colonización, la bacteria tiene como objetivo invadir la membrana
nasofaríngea y desarrollar la Enfermedad Meningocócica Invasiva, sin embargo, el éxito de
esta invasión dependerá de la respuesta inmune del huésped, el potencial de diseminación y la

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virulencia de la bacteria. Los grupos de riesgo son los niños menores de cinco años,
especialmente los menores de un año, los adolescentes y los ancianos. Los factores de riesgo
están asociados a condiciones socioeconómicas desfavorables, residencia en lugares
concurridos (albergues, asilos, cuarteles), tabaquismo y deficiencia en el sistema del
complemento. (Montero, et al., 2013, p. 139).

Las manifestaciones clínicas incluyen fiebre de inicio agudo, coagulación intravascular


diseminada, hipotensión, petequias, púrpura o erupción maculopapular, falla orgánica
múltiple, lo que demuestra el carácter sistémico de la infección. (Souza et al., 2020, p. 7415)

Según Nelson (2020):

La meningococcemia crónica es menos frecuente y se caracteriza por la


presencia de fiebre, aspecto no tóxico, artralgias, cefalea,
esplenomegalia y un exantema maculopapuloso o petequial. Los
síntomas son intermitentes. La duración media de la enfermedad es de
6-8 semanas. Los resultados de los hemocultivos suelen ser positivos,
pero los cultivos pueden ser inicialmente negativos. La
meningococcemia crónica puede resolverse de modo espontáneo, pero
en los casos no tratados puede desarrollarse meningitis. Algunos casos
se han asociado a deficiencia del complemento y otros a tratamiento con
sulfonamidas. En un trabajo se indica que hasta el 47% de los aislados
de pacientes con meningococcemia crónica (en comparación con menos
del 10% en los casos agudos) tienen una mutación del gen lpxl1, que da
lugar a menor respuesta inflamatoria y una evolución más leve de la
infección.

Fue desarrollado una forma de clasificar la Sepsis meningocócica según criterios de


gravedad, afines de conocer de manera precoz la gravedad del paciente, se han utilizado
variables sólo clínicas, clínicas-analítica o sólo analíticas. El Glasgow Prognostic Score para
septicemia meningocócica es uno de los más estudiados hasta la fecha y evalúa “hipotensión,
diferencia en la temperatura central de la piel, coma, deterioro agudo, ausencia de
meningismo, púrpura progresiva y déficit de bases”. (Souza et al., 2020)

Según Flores y Quirós, la clasificación de la sepsis meningocócica es:

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I. Sepsis meningocócica no grave. Definida como fiebre y petequias, con o sin
meningitis, ningún signo de colapso cardiocirculatorio y ausencia de coma.
II. Sepsis aparentemente no graves con criterios de mal pronóstico. Pacientes que
en el momento de la admisión no presenta estado de gravedad, pero tienen
riesgo de agravamiento. Requisitos ≥ 2 criterios de la tabla I y/o puntuación en
la EGSM ≥ 6.
III. Sepsis meningocócica grave.
IV. Meningococemia fulminante presumiblemente mortal.

Son factores de mal pronóstico la hipotensión, shock al ingreso, clínica de sepsis,


sepsis sin meningitis (20% de los casos), eritrosedimentación y PCR disminuída, acidosis
metabólica con GAP aumentado, acido láctico aumentado, plaquetopenia, leucopenia
(Glóbulos blancos < 4000/mm3), hipoglucemia, KPTT prolongado, procalcitonina aumentada.
(Montero et al., 2013, p. 140).

No que dice respeto al tratamiento, los antimicrobianos que han resultado efectivos
contra N. meningitidis incluyen a la penicilina G, derivados beta lactámicos, combinaciones
ampicilina sulbactam, amoxicilina, ácido clavulánico y cefalosporinas como cefuroxime y
cefepime. La penetración al líquido cefalorraquídeo y la susceptibilidad de la bacteria al
antibiótico son fundamentales. Existen, afortunadamente, niveles bajos de resistencia a la
penicilina, lo cual permite continuar utilizándola, o a la ampicilina, como antibióticos de
primera línea para tratar la enfermedad por meningococo. El cloranfenicol es una buena
alternativa. Las cefalosporinas de tercera generación, como la ceftriaxona o la cefotaxima, son
excelentes alternativas, pero su costo es más elevado. (Almeida-González, et al., 2004)

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LISTA DE REFERENCIAS

1. Almeida-González, Lourdes, Franco-Paredes, Carlos, Pérez, Luis Fernando, & Santos-


Preciado, José Ignacio. (2004). Enfermedad por meningococo, Neisseria meningitidis:
perspectiva epidemiológica, clínica y preventiva. Salud Pública de México, 46(5), 438-
450. Recuperado en 18 de febrero de 2022, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0036-36342004000500010&lng=es&tlng=es.
2. Blanco, B. P., Branas, P. C., Yoshioka, C. R., & Ferronato, A. E. (2020). Pediatric
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3. Caso de meningite meningocócica com meningococcemia fulminante em jovem de 22
anos no interior de Santa Catarina, Brasil. Brazilian Journal of Health Review, 3(4),
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4. Gouvêa, Morgana da Costa. (2018) Caracterização epidemiológica e diagnóstico da
doença Meningocócica no Brasil, 2014-2017. Trabalho de Conclusão de Curso
(Graduação em Biomedicina) – Faculdade de Ciências da Educação e Saúde, Centro
Universitário de Brasília, Brasília, 2018.
5. GOUVÊA, Morgana da Costa. (2018) Caracterização epidemiológica e diagnóstico da
doença Meningocócica no Brasil, 2014-2017. Trabalho de Conclusão de Curso
(Graduação em Biomedicina) – Faculdade de Ciências da Educação e Saúde, Centro
Universitário de Brasília, Brasília, 2018.
6. J. Casado Flores, A. Blanco Quirós. (1999) Sepsis meningocócica y shock séptico:
Medidas eficaces, tratamientos controvertidos. An Esp Pediatr 1999;50:346-352.

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7. Montero, D., Mirón, L., & Cheistwer, A. (2013). Fiebre y petequias.
Meningococcemia. En Medicina Interna para Pediatras (2013.a ed., pp. 138–143).
Pfizer.
8. Nelson, W. E., Kliegman, R., W, J., Behrman, R. E., Robert Charles Tasker, Shah, S.
S., Blum, N. J., Wilson, K. M., & Elsevier (2020). Nelson textbook of pediatrics. Vol.
1. Elsevier, Cop. Amsterdam.
9. Portanda, J. A. H. (2017). Meningococcemia. Síntesis.
https://sintesis.med.uchile.cl/index.php/profesionales/informacion-para-
profesionales/medicina/condiciones-clinicas2/pediatria/897-2-01-2-016
10. Souza, J. V. G. D., Krilow, C., & Bagatini, M. D. (2020). Caso de meningite
meningocócica com meningococcemia fulminante em jovem de 22 anos no interior de
Santa Catarina, Brasil. Brazilian Journal of Health Review, 3(4), 7414–7420.
https://doi.org/10.34119/bjhrv3n4-015

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