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Escuela de Arte de Berisso

Arte y discapacidad
Prof. Ileana Noya

Interpretaciones acerca de la discapacidad a través del tiempo. *Síntesis elaborada a


partir de artículos de Casado, Palacios, Bariffi y Verdugo.

La concepción que tengamos respecto de la discapacidad tendrá una incidencia directa en las
respuestas individuales y sociales hacia la misma. Si hacemos un recorrido histórico, es posible
distinguir diversos modelos de consideración y tratamiento de las personas con discapacidad.

MODELOS TRADICIONALISTAS O DE PRESCINDENCIA


Este grupo de modelos, teorías y perspectivas, se ubican en el período pre-renacentista,
regidos por los paradigmas fundamentalmente el teológico y el naturalista desde donde era
comprendida la sociedad y sus relaciones.
En este periodo, las cualidades del hombre eran consideradas desde distintos puntos de vista,
por un lado la naturaleza divina debía reflejarse en cada individuo y por otro se requerían
determinadas características físicas que permitieran la expansión y defensa de los territorios y
poderío del rey.
Vemos un hombre centrado en lo teológico y natural, con una concepción finita del mundo,
pues a pesar de haberse reconocido como un ser razonable, la razón era utilizada únicamente
para seguir las normas y reglas establecidas por los reyes o por los sacerdotes.
Bajo esta percepción general del mundo pre-renacentista, bajo el paradigma teológico y el
naturalista, se desarrollaron medios de comprensión de la discapacidad. Estas explicaciones
asumían que las personas con discapacidad eran innecesarias, entendiendo que no
contribuían a las necesidades de la comunidad, o apelaban a motivos religiosos relacionando
con mensajes diabólicos, la consecuencia del enojo de los dioses, o como un castigo debido a
una falta personal, familiar o del pueblo.
Como consecuencia de estas ideas, la respuesta social primaria era prescindir de las personas
con discapacidad, ya sea a través de la aplicación de prácticas como la aniquilación, la
segregación y la dependencia de otros considerados aptos.
Dentro de este modelo pueden distinguirse dos submodelos, que si bien coinciden en los
presupuestos respecto del origen de la discapacidad, se diferencias en sus consecuencias o
características primordiales.

El submodelo eugenésico, que podría ser situado a modo ilustrativo en la antigüedad clásica.
Tanto la sociedad griega como la romana, basándose en motivos religiosos y políticos,
consideraban inconveniente el desarrollo y crecimiento de niños con diversidad funcional. La
explicación respecto de las causas que daban origen a la discapacidad era religiosa: el
nacimiento de un niño con discapacidad era el resultado de un pecado cometido por los padres
en el caso de Grecia, o una advertencia de que la alianza con los Dioses se encontraba rota en
el caso de Roma. Unido a la idea de que la vida de una persona con discapacidad no merecía la
pena ser vivida, y considerada como una carga para los padres o para el resto de la comunidad,
originaba que la solución adoptada por el submodelo bajo análisis fuera prescindir de estas
personas, mediante el recurso de prácticas eugenésicas, como el infanticidio.

El submodelo de marginación. Aunque muchas de las características definitorias de este


submodelo son una constante histórica, un ejemplo que puede resultar ilustrativo puede
encontrarse en el tratamiento brindado a las personas con discapacidad durante la Edad
Media, en donde se encontraban insertas dentro del grupo de pobres y marginados, y signadas
por un destino marcado esencialmente por la exclusión. Si bien las explicaciones religiosas
medievales fueron diferentes de las alegadas por los antiguos, e incluso dentro del cristianismo
se presentarán de manera fluctuante, el poder de Dios o la consecuencia del pecado original, o
como obra del diablo desde la creencia supersticiosa; el hecho de considerar a la diversidad
funcional como una situación inmodificable originaba que debiera ser aceptada con
resignación. Los encargados de diagnosticar diferencialmente si un comportamiento extraño
era un proceso natural o uno diabólico eran el médico y el sacerdote, supeditado a la lógica
teológica.
El rasgo principal que caracteriza a este submodelo es la exclusión, ya sea como consecuencia
de subestimar a las personas con discapacidad y considerarlas objeto de compasión, o como
consecuencia del temor o el rechazo por considerarlas objeto de maleficios o como
advertencia de un peligro inminente. A diferencia del submodelo eugenésico, ya no se práctica
la aniquilación, pero era muy probable que las personas murieran como consecuencia del
abandono y las condiciones de vida a las que eran sometidas.

MODELOS CIENTÍFICOS
A partir de la llegada del renacimiento, se inicia un largo proceso de cambio de comprensión
del mundo, y consecuentemente de la discapacidad. Emergen visiones científicas, generando
la corriente positivista que a través de sus paradigmas centralizan las explicaciones basadas
en la razón científica.
La rigidez con la cual se desarrollaban las relaciones en el mundo anterior, esas estrategias
dogmáticas-religiosas comienzan a perder vigencia, para dar paso al dogma científico, donde
todo es explicado y comprendido desde la ciencia y la tecnología, nada puede ser comprendido
fuera de ella.
La comprensión de la discapacidad desde estos modelos científicos, aunque cada modelo y
perspectiva tiene sus particularidades, se sustentan en el mismo eje: la ciencia y
especialmente en la ciencia médica.
A partir de siglo XIX, la persona pasa a ser considerada como objeto de estudio, y por medio
del desarrollo de técnicas, estrategias y métodos, se inicia el proceso de normalización de las
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personas que se encontraban, por una y otra razón, fuera de la norma, de lo convencional, de
lo aceptado por la ciencia.
Entre las características de los modelos científicos, se encuentra el diagnóstico de la
enfermedad del individuo y con ello la determinación de su discapacidad. El uso de
tratamientos y demás estrategias médicas-asistenciales son determinadas por un grupo de
especialistas, quienes buscaban el mayor beneficio de la persona quien a su vez se convertiría
en un ser productivo y beneficioso para el Estado.
En estos modelos la persona pasa a ser: paciente, asistido, enfermo, discapacitado,
minusválido, impedido, es decir, es un ser con características atípicas que tienen que ser
mejoradas. Emergen las ayudas tecnificadas representadas por programas de caridad privados
e institucionalizaciones, y se ejerció de manera reiterada la filantropía aplicada.

Modelo Médico Rehabilitador: Una vez iniciado el proceso de cambio de visión, emerge desde
la conjugación de las ciencias médicas y las económicas, una perspectiva científica específica:
la rehabilitación.
La discapacidad es considerada exclusivamente un problema de la persona, producido por una
enfermedad, accidente, o condición de la salud que requiere de cuidados médicos prestados
por profesionales en forma de tratamiento individual. En consecuencia, el tratamiento de la
discapacidad se encuentra encaminado a conseguir la cura, una mejor adaptación de la
persona o un cambio en su conducta.
La discapacidad es abordada exclusivamente dentro de la legislación desde la asistencia y
seguridad social, o como parte de ciertas cuestiones del derecho civil relacionadas con la
incapacitación y la tutela. La atención sanitaria se considera la materia fundamental, y en el
ámbito de las políticas públicas, se centralizan los esfuerzos en la modificación y reforma de la
política de atención a la salud, la institucionalización, la educación especial y el empleo
protegido.
Si bien las personas con discapacidad dejan de ser consideradas inútiles o innecesarias, ello
será así solo en la medida en que sean rehabilitadas. El fin primordial que se persigue desde
este paradigma es normalizar a las personas, aunque ello implique forjar a la desaparición o el
ocultamiento de la diferencia que la misma diversidad funcional representa.
El principal “problema” pasa a ser la persona, o sus limitaciones, a quien es imprescindible
rehabilitar psíquica, física o sensorialmente. Pasando por un “proceso de normalización” a fin
de poder obtener por parte de la sociedad un valor como personas y como ciudadanas y
ciudadanos.
Al centrarse la atención en aquello que la persona no es capaz de realizar, se produce la
subestimación hacia las aptitudes de las personas con discapacidad, y así el tratamiento social
otorgado se basa en una actitud paternalista y caritativa, enfocada hacia las deficiencias de tales
personas que, se considera, tienen menos valor que el resto.
Desde este modelo, las personas con discapacidad se convierten en “diagnósticos médicos”, y
por ello, “sus realidades” son contempladas y explicadas desde un prisma exclusivamente
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medicalizado. De ahí que el hecho de crear espacios protegidos, es entendido como lo normal,
para estas personas especiales. (internados, hospitales, escuelas, etc.)
Este modelo, en definitiva, busca la “normalización” de la persona, hacia lo estándar y
normativo, siempre, si se puede. Curiosamente, la educación especial se concibe como una de
las mejores herramientas normativas del camino hacia la realización.

Perspectiva de prescindencia científica: Durante las primeras décadas del siglo XX la visión
hacia la discapacidad como condición humana se encontraba impregnada de los avances
científicos y tecnológicos.
Sin embargo, investigaciones muestran cómo durante el período nazi se revivieron y generaron
prácticas, algunas aparentemente superadas, hacia la especie humana y de manera especial,
hacia las personas con discapacidad. Estas prácticas aplicadas por medio de los diferentes
programas de exterminio son conocidas. Para los nazis, todo aquel que no pertenecía ni se
enmarcaba en su ideal o patrones preexistentes, en este caso particular a la llamada búsqueda
de la raza aria, no era humano por ende no merecía vivir, es así que las personas con
discapacidad tenían que hacerse merecedoras de la vida, de lo contrario terminarían siendo
exterminadas.
Durante el período nazi, se revivió una concepción olvidada por muchos, la prescindencia de lo
diferente, pero con características novedosas, pues el uso de avances tecnológicos e inclusive
términos médicos se conjugó desarrollándose una visión híbrida, a la que se propone llamar
Prescindencia Científica.
Las personas con discapacidad fueron consideradas como una carga para el Estado y no eran
seres completos, por lo tanto su supervivencia carecía de sentido. Esta visión fue instaurada en
el imaginario colectivo alemán desde el pre-holocausto. Se aplicaron programas de eugenesia e
institucionalizaciones forzosas de las personas con discapacidad. Esta práctica fue aplicada
basada en experimentos médico tecnológicos, como el uso de gases venenosos, inyecciones
letales, etc.
Cabe destacar que las personas con discapacidad no fueron exterminadas en su totalidad
durante el pre-holocausto, las que eran consideradas aptas se utilizaban como animales de
carga, obligándolas a trabajos extremos, en condiciones infrahumanas, explotados físicamente
hasta causarles la muerte. Actos eugenésicos, institucionalizaciones forzadas, discriminación,
marginación, experimentos en nombre de la ciencia y del progreso, rehabilitaciones para
hacerles útiles y demás prácticas vividas por las personas con discapacidad desde la edad
antigua fueron puestas de manifiesto durante el holocausto, en pleno siglo XX.
En este contexto se propone la perspectiva de la discapacidad desde la prescindencia científica
pues se considera que en esta confluyen los principios fundamentales de las perspectivas de
prescindencia, ubicada dentro de los modelos tradicionales de la discapacidad y el médico
rehabilitador, correspondiente a los modelos científicos.
Modelo Médico Moderno : Este modelo es uno de los más utilizados y vigentes en muchos
países, a pesar de presentar algunas especificidades de acuerdo a las características de cada
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sociedad, en términos generales representa el uso de la medicina como elemento único para
retornar a las personas a sus desempeños sociales autónomos, entre los que destacan los roles
productivos.
En este modelo de concepción de la discapacidad tiene un papel primordial el accionar de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la que propuso por primera vez un instrumento para
clasificar las enfermedades, traumatismos y otros trastornos.
En 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Clasificación Internacional de
Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM), distinguió entre las nociones de deficiencia,
discapacidad y minusvalía. El objetivo planteado en la CIDDM se centraba en definición de la
enfermedad, y clasificar las “consecuencias” que ésta provoca en el individuo, tanto en su propio
cuerpo como en su persona y en su relación con la sociedad.
Entiende a la “enfermedad” es una situación intrínseca que abarca cualquier tipo de trastorno o
accidente. La enfermedad está clasificada por la OMS en su Clasificación Internacional de
Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE). Cada uno de los tres ámbitos de las
consecuencias de la enfermedad fue definido de forma operativa por la OMS en la CIDDM.
Así: Una “deficiencia” es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica,
fisiológica o anatómica. La deficiencia es la exteriorizan directa de las consecuencias de la
enfermedad, que se manifiesta tanto en los órganos del cuerpo como en sus funciones (incluidas
las psicológicas).
Una “discapacidad” es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de
realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser
humano. La discapacidad es la objetivación de la deficiencia en el sujeto, con una repercusión
directa en su capacidad de realizar actividades en los términos considerados “normales” para
cualquier sujeto de sus mismas características (edad, género, etc.).
Una “minusvalía” es una situación de desventaja para un individuo determinado, consecuencia
de una deficiencia o una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es
normal en su caso (en función de su edad, sexo o factores sociales y culturales). La minusvalía es
la socialización de la problemática causada en un sujeto por las consecuencias de una
enfermedad, manifestada a través de la deficiencia y/o la discapacidad, que afecta al desempeño
del rol social que le es propio.
A pesar de que la CIDDM encontró aprobación inmediata entre muchos científicos sociales,
motivó considerables críticas y rechazo provenientes de organizaciones de personas con
discapacidad por considerar que la misma se mantenía fiel a criterios de clasificación
estrictamente médicos, basados en la relación unidireccional enfermedad-deficiencia-
discapacidad-minusvalía.
El mayor problema advertido en esta clasificación de la OMS es que, si bien admitía cierta
dimensión social en la noción de discapacidad, considera que tanto la discapacidad como la
minusvalía serían el resultado directo de la deficiencia padecida por la persona.
Podemos sintetizar el modo de concebir la discapacidad entendiéndola como una situación
que genera un problema y requiere un tratamiento para solucionarlo. Estos tratamientos
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buscarán la normalización (cura) por medio de la medicalización a cargo de personas
especializadas. Las personas con discapacidad deben experimentar un proceso de ajuste, de
adaptación individual, frente a prejuicios y actitudes negativas, como también de
sobreprotección por parte de la sociedad, que a su vez ejerce el control sobre las vidas y
decisiones.

MODELO MULTIDIMENSIONALES

Modelo Social. A partir de la culminación de la Segunda Guerra mundial se comienza a


transitar un proceso de transformación de la visión de la humanidad hacia ella misma. Con la
creación de Organizaciones como las Naciones Unidas (ONU) y Estados Americanos (OEA).se
inicia un camino hacia el establecimiento de normas de convivencia y la preservación de la
especie humana por medio del cumplimiento de los derechos, que como seres vivos poseen los
individuos, indistintamente de sus características propias (Declaración Universal de los
Derechos Humanos, 1948).
Esta visión de ciudadanos con derechos se inserta en todas las esferas de la vida cotidiana, de
lo que no escapa la discapacidad y las personas con esta condición. Aspirando a potenciar el
respeto por la dignidad humana, la igualdad y la libertad personal, propiciando la inclusión
social, y sentándose sobre la base de determinados principios: vida independiente, no
discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, participación, entre otros. ,
El modelo social se ha originado, desarrollado y articulado, a partir del rechazo a los
fundamentos expuestos desde el modelo que le precede. Siendo su principal fundamento el
concepto de que las causas que originan la discapacidad no son individuales sino que son
preponderantemente sociales.
Dicho de otra manera, no son las limitaciones individuales las raíces del fenómeno, sino las
limitaciones de la sociedad para prestar servicios apropiados y para asegurar adecuadamente
que las necesidades de las personas con discapacidad sean tenidas en cuenta dentro de la
organización social. Se plantea entonces que las soluciones no deben apuntarse
individualmente a la persona, sino más bien que deben encontrarse dirigidas hacia la sociedad.
El desarrollo de estos modelos parte desde mediados del siglo XX y se extiende hasta la
actualidad, siempre utilizando como fundamento la lucha por el cumplimiento de los derechos
humanos de las personas con discapacidad, por tanto éstas son consideradas a partir de este
momento socio-histórico, ciudadanos, sujetos de derechos.
Encontramos distintas formas de implementación de estos ideales:

Movimiento de Vida Independiente o de Autonomía Personal: Hacia los años 70 y basado en


la lucha por el cumplimiento de los derechos humanos, se gestó un movimiento denominado
Vida Independiente en los Estados Unidos de Norteamérica, el cual se convirtió en un principio

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filosófico que se trasladó a países como Canadá, Suecia, Inglaterra y España, espacios donde
adquirió la connotación de autonomía personal.
Este movimiento se genera el día en el cual Ed Roberts llegó al campus de la Universidad de
California (Berkeley-USA). Roberts, representó un ícono a la constancia y perseverancia de las
personas con discapacidad, pues haciendo uso de su condición de sujeto de derechos con
discapacidad físico-motora severa alcanzó integrarse al sistema educativo estadounidense.
Un hecho realmente significativo fueron las condiciones en las cuales esta persona alcanzó sus
metas empoderándose de su propia toma de decisiones y valiéndose de sus derechos como ser
humano.

El Movimiento de Vida Independiente permitió que se establecieran alianzas entre las


personas con discapacidad para alcanzar mejoras en la accesibilidad, en tal sentido,
estudiantes con diferentes tipos de discapacidades, cercanos a Ed Roberts, se unieron creando
comunidades en defensa de sus derechos.
Todos estos elementos fueron asumidos por parte de la comunidad internacional como
fundamentos para el desarrollo de sus propias luchas, adecuándolo a sus realidades,
convirtiéndose en principios ideológicos: la lucha por la supresión de todo tipo de barreras
físicas y sociales y la reconquista de la propia dignidad para muchas personas
Esta cita demuestra como en el viejo continente los llamados principios ideológicos fungieron
como catalizadores para la lucha por la independencia de las personas con discapacidad, pero
ya no para ser integrados al sistema educativo sino integrarse a la sociedad mediante la
desinstitucionalización, fundamentados en su autonomía personal; sin embargo, la
característica principal de esta vertiente es la consecución de la vida independiente como
objetivo fundamental centrada en la toma de decisiones y el respeto de la sociedad.

Modelo Social de Derechos: La existencia de una nueva visión de la discapacidad, dentro de la


que se cimenta la construcción de las condiciones de la discapacidad por la propia sociedad,
adquiere una mayor complejidad al considerar no solo los aspectos médicos como factores
que determinan a la discapacidad pasando a ser el resultado de la conjugación de diferentes
barreras físico arquitectónica, comunicacionales, entre otras. Las limitaciones que impone la
sociedad se destacan como factor discapacitante, por lo que esta condición es una
construcción del medio que oprime a las personas con ciertas características.
Un aporte significativo a la construcción de este modelo lo proporcionó la Unión de Impedidos
Físicos contra la Segregación (UPIAS), en inglés Unión of the Physically Impaired Against
Segregation. Esta organización surge en el año 1966, mediante la unión de un grupo de
personas con discapacidades, quienes cuestionaron el argumento que afirmaba que la causa
de su dependencia se relacionaba con la atención de los servicios requerían, manifestando ser
capaces de controlar sus propias vidas y concluyeron que la dependencia era el resultado de
las barreras discapacitantes, más que el resultado de cualquier impedimento personal o
condición física o mental.
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Este cambio paradigmático marcó una ruptura con la visión médica precedente, siendo su eje
de acción demostrar que es la opresión social sobre las personas, lo que genera realmente la
discapacidad, la que se convierte en un problema social. Este problema social exige un cambio
de acción, también social, es decir, una transformación que apunte hacia la autoayuda y el
asumir las responsabilidades tanto individuales como colectivas de la situación.
Pensando en sus implicaciones prácticas entender que las instituciones representan los brazos
ejecutores del Estado, por medio del desarrollo de programas y proyectos, contribuyen a la
construcción de barreras y obstáculos, que cercenan los derechos de estas personas, creando
las condiciones discapacitantes.
En función de esta situación surgieron luchas sociales en pro de la defensa de los derechos de
las personas con discapacidad, exigiendo el respeto y valoración.

Modelo Minoritario: El modelo minoritario hace énfasis en la discriminación a la que el grupo


de personas con discapacidad es sometido por el hecho de ser diferentes y de realizar sus
prácticas cotidianas de manera distinta a las convencionalmente establecidas. En función de
esto, las personas con discapacidad son consideradas pertenecientes a un grupo minoritario
que sufren desigualdades en el cumplimiento de sus derechos humanos.
Las personas con discapacidad, según la propia ONU (2000), desde siempre han estado en
permanente riesgo de exclusión, segregación, discriminación y marginación, por ende por ser
un grupo vulnerable y minoritario, por lo que desde esta organización se establecen acuerdos
para mejorar la calidad de vida de esta población. Dichos acuerdos no solo instan a las
naciones a tomar medidas pertinentes, sino a la creación de instituciones adecuadas que velen
por el cumplimiento de los derechos de las personas con discapacidad; como la activación de
grupos de acción política y la acción colectiva de autoayuda.

Modelo de Accesibilidad: Esta perspectiva se enfoca en lograr desarrollar una sociedad libre
de barreras, no solo físico-arquitectónicas sino también psicológicas y actitudinales. De esta
manera las personas con discapacidad pueden efectivamente ejercer su ciudadanía y podrán
convertirse en portadores de derechos.
Esta propuesta es posible relacionarla íntimamente con el establecimiento de la accesibilidad
plena como eje transversal del cumplimiento de los derechos humanos de las personas con
discapacidad, dentro de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con
Discapacidad, adoptada por la ONU, el 13 de diciembre de 2006, donde se afirma que los
estados deberán asegurar “el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de
condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las
comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información y las
comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abiertos al público o de uso público, tanto
en zonas urbanas como rurales”.
En correspondencia podemos puntualizar que las medidas tienen que estar dirigidas a sostener
la accesibilidad en:
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Movilidad: posibilidad de desplazarse y trasladarse, con facilidad sin barreras ni obstáculos, por
tanto la accesibilidad tiene que estar presente en los diferentes espacios físicos ya sean
públicos, privados o privados de uso público. Asimismo, los medios de transporte tienen que
estar adaptados para el uso común de cualquier persona, lo que incluye a las personas con
discapacidad. En este grupo es posible incluir el desarrollo y dotación de ayudas técnicas como
medio facilitador de la movilidad humana.
Comunicación: este aspecto incluye lo referente a las medidas que deben aplicarse para la
trasmisión de la información a todas las personas. En este grupo se promueve el uso de las
tecnologías de la información y comunicación, lo que permite un verdadero y eficiente acceso
informativo para las personas con discapacidad.
Comprensión: referida al uso de los códigos y protocolos necesarios para descifrar el mensaje,
de tal manera que se cuente con una comunicación efectiva. En este tenor el uso del lenguaje
braille, la lengua de señas y la lectura fácil se hace fundamental para alcanzar los objetivos.

Modelo de la diversidad, subraya el valor de la discapacidad en cuanto rasgo de la diversidad


humana y factor de enriquecimiento social.
Propone como punto de partida comprender la discapacidad como rasgo que configura
decisivamente la identidad personal y proporciona un sentido de pertenencia, y valorar de forma
positiva la discapacidad, como circunstancia que enriquece la identidad de nuestras sociedades: la
discapacidad no impide vivir con plenitud y satisfacción; se trata únicamente de vivir de una
manera diversa.
Sobre este fundamento el modelo promueve la participación activa en la definición de la
discapacidad y de las políticas referidas a ella necesita la perspectiva y la participación de las
personas con discapacidad. Se debe contemplar la diferencia, en este caso derivada de la
discapacidad (diversidad funcional), en cuanto hecho genérico, que como tal es un rasgo universal
y universalizable: todos somos diferentes o diversos, y cada persona con discapacidad es diferente.
Es necesario reconocer y atender las necesidades de la persona con discapacidad, para visibilizar y
luchar contra la discriminación o la injusticia, pero un énfasis excesivo en la discapacidad como
identidad puede anular la facultad de decisión individual, rehabilitar actitudes paternalistas que se
quieren desterrar y resultar incompatible con la pretensión de justicia.

Modelo Biopsicosocial: Desde esta perspectiva se analizan las múltiples relaciones que se
establecen en la vida de las personas con discapacidad, las cuales obedecen a factores tanto
inherentes al propio sujeto como externos creados por la sociedad.
Para el modelo biopsicosocial la discapacidad se entiende como un proceso continuo de ajuste
entre las capacidades del individuo con una condición de salud específica, y los factores externos
que representan las circunstancias en las que viven las personas, incluyendo las expectativas y
exigencias de su entorno. En este contexto, la discapacidad deja de tener un carácter individual y

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pasa a ser una problemática que atañe a diversos sectores de la sociedad, ya que afecta
directamente a la familia y a la comunidad.
El modelo biopsicosocial busca articular los modelos biológico y social de la discapacidad, situando
la salud y sus componentes en términos de niveles de funcionamiento, superando la mirada única
del impacto resultante de enfermedades en el nivel corporal del individuo al concebirla como una
situación que involucra los entornos familiar, social, político, económico y cultural (9).
El modelo biopsicosocial de la discapacidad es un rango de aplicación universal de los seres
humanos y no un identificador único de un grupo social, es decir, el principio del universalismo
implica que los seres humanos tienen, de hecho, o en potencia, alguna limitación en su
funcionamiento corporal, personal o social asociado a una condición de salud. De hecho, la
discapacidad, y sus dimensiones, son siempre relativas a las expectativas sobre el funcionamiento
de las personas (qué se espera o no que haga una persona) es una clara consecuencia del
universalismo.

La discapacidad es un fenómeno multidimensional, resultado de la interacción de las personas con


su entorno físico y social, que integra los diversos factores de funcionamiento y discapacidad junto
a los factores ambientales que interactúan con ellos.
En consecuencia, la discapacidad deja de ser una categoría meramente negativa, pues presenta
rasgos que obligan a considerar a la persona con discapacidad a partir de sus capacidades y su
actuación o funcionamiento, a la mejora e incremento de tales posibilidades de actuación y a la
adquisición de otras mediante adecuados sistemas de apoyo. Asimismo, obliga a examinar la
situación de cada persona con discapacidad no forma genérica, sino en el contexto personal, social
y cultural de cada comunidad, atendiendo a los rasgos singulares de la persona y del entorno. La
discapacidad remite a la singularidad: cada persona tiene sus propias habilidades y sus propias
incapacidades. Esto es, la discapacidad es una categoría global que abarca una variabilidad,
graduabilidad y heterogeneidad de situaciones personales

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