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sanitarios 611
t) La perfidia 627
A continuación, se hace un análisis de algunas de las transgresiones que son contempladas en los
instrumentos de derecho humanitario, en los estatutos de los tribunales penales internacionales,
en el Estatuto de la Corte Penal Internacional, y en el Código Penal colombiano.
a) LOS HOMICIDIOS
Tanto el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949 como el inciso a) del artículo
4.2 del Protocolo II de 1977, prohíben: “los atentados contra la vida, especialmente el
homicidio en todas sus formas”, de todas las personas que no participen directamente en las
hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y
los que hayan quedado fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier
otra causa análoga
En el mismo sentido, el Estatuto de la Corte Penal Internacional considera que son crímenes
de guerra en relación con los conflictos armados no internacionales, las violaciones graves del
artículo 3 común de los Convenios de Ginebra de 1949, y concretamente: “los actos de
violencia contra la vida, en particular el homicidio en todas sus formas” (art. 8.2. (c) (i)).
***El homicidio comprende no sólo los casos de asesinato, sino también los de omisión
intencional que puedan ocasionar la muerte
El tribunal Penal Internacional para la ANTIGUA YUGOSLAVIA, dijo que la fiscalía tenía la carga
de probar: 1) la muerte de la víctima que no tomaba parte activa en las hostilidades; 2) que la
muerte fue resultado de un acto u omisión del acusado o de una o más personas por las que el
acuso es penalmente responsable; 3) la intención del acusado o de la persona o personas por
las que es penalmente responsable:
a) de matar a la víctima;
b) de causarle deliberadamente lesiones corporales graves que el perpetrador razonablemente
sabría que probablemente la conducirían a la muerte
*** El mismo Tribunal ha dicho que no se requiere “que se presente el cadáver como prueba de la
muerte. Sin embargo, debe haber prueba para ligar las lesiones recibidas con la muerte resultante
También ha señalado este Tribunal Penal Internacional que el requisito del mens rea para
homicidio intencional es que el acusado “pretendía causar la muerte o infringir lesiones
corporales graves que, como es razonablemente asumir, y éste debía comprender,
probablemente llevarían a la muerte ...”. Que tampoco se requiere premeditación y que “[E]l
asesinato en y por sí mismo no puede ser considerado como un ultraje contra la dignidad
personal.
El asesinato causa la muerte, que es diferente del concepto de humillación, degradación o ataques
graves a la dignidad humana.
Hay efectivamente equivalencia entre el contenido del artículo 3 común de los Convenios de
Ginebra de 1949 y el de las disposiciones de la Convención Americana y de otros instrumentos
internacionales acerca de los derechos humanos inderogables (tales como el derecho a la vida y el
derecho a no ser sometido a torturas ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes). Esta Corte ya
ha señalado en el caso Las Palmeras (2000), que las disposiciones relevantes de los Convenios de
Ginebra pueden ser tomadas en cuenta como elementos de interpretación de la propia
Convención Americana.
Los Elementos de los Crímenes del Estatuto de la Corte Penal Internacional señalan como los tres
primeros elementos del crimen de guerra de homicidio (art. 8 2) c, i-1) los siguientes:
2. Que esa persona o personas hayan estado fuera de combate o hayan sido personas civiles o
miembros del personal sanitario o religioso que no tomaban parte activa en las hostilidades.
3. Que el autor haya sido consciente de las circunstancias de hecho que establecían esa condición.
El párrafo 1° del artículo 4 del Protocolo II de 1977 indica que “queda prohibido ordenar que no
haya supervivientes”.
Conocida como la norma del cuartel, es una regla inspirada en el derecho de La Haya que tiene por
objeto proteger la vida de quien participó en las hostilidades y cae en poder del adversario ya sea
por rendición o captura.
“[N]o sólo se prohíbe dar la orden de matar, sino también la amenaza y la ejecución, con o sin
órdenes”. “Desde los tiempos primitivos de la humanidad, se abrió camino a lo largo de la historia
la norma que no se debe exterminar al enemigo vencido”
Ésta es una de las prohibiciones más importantes del derecho internacional, y es un claro ejemplo
“donde convergen claramente el derecho de los derechos humanos y el derecho humanitario, y
donde ambos cuerpos de normas se refuerzan recíprocamente”
Se encuentra prohibida por el artículo 7 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos, el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención de
las Naciones Unidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,
la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura, el artículo 3 común de los
Convenios de Ginebra de 1949, el artículo 4.2.a del Protocolo II de 1977 y por los artículos 7.2.e y
8.2.c.iv del Estatuto de la Corte Penal Internacional.
Las amenazas de realizar atentados contra la integridad física o mental de las personas, como la
tortura, es también uno de los actos prohibidos por el artículo 4.2.h del Protocolo II de 1977
contra quienes no participen directamente en las hostilidades.
El artículo 137 del Código Penal señala que comete tortura en persona protegida:
[e]l que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, inflija a una persona dolores o
sufrimientos [graves,] físicos o psíquicos, con el fin de obtener de ella o de un tercero información
o confesión, de castigarla por un acto por ella cometido o que se sospeche que ha cometido, o de
intimarla o coaccionarla por cualquier razón que comporte algún tipo de discriminación,
incurrirá...
“No se requiere haber causado una lesión permanente para configurar tortura; no se requiere que
la prueba del sufrimiento sea visible después de la comisión del delito”. “[L]a [tortura] puede
cometerse en un solo acto o puede ser el resultado de una combinación o una acumulación de
varios actos que, tomados de manera individual y fuera de contexto, pueden parecer anodinos.
[…] Hay que evaluar la gravedad de los actos considerados en su conjunto, en la medida en que se
pueda demostrar que existe una correlación entre esos actos que se suceden en el tiempo o se
repiten”.
El tipo penal del artículo 137 se diferencia en dos aspectos del artículo 178 denominado tortura,
norma correspondiente al capítulo quinto de los delitos contra la autonomía personal del título III
de los delitos contra la libertad individual y otras garantías. La primera diferencia, es que el
artículo 137 trae el ingrediente normativo “con ocasión y en desarrollo del conflicto armado” y el
178 no, por las obvias razones que aquí se han señalado. La segunda, es que el artículo 178
contempla en el segundo inciso la posibilidad de cualquier otro fin (“[e]n la misma pena incurrirá
el que cometa la conducta con fines distintos a los descritos en el inciso anterior”), como lo
establece el artículo 2 de la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la tortura; es
decir, el artículo 137 trae tres finalidades bien definidas (1º obtener de ella o de un tercero
información o confesión, 2º de castigarla por un acto por ella cometido o que se sospeche que ha
cometido, o 3º de intimarla o coaccionarla por cualquier razón que comporte algún tipo de
discriminación), mientras que el artículo 178 trae esas mismas finalidades más esta otra que es
indeterminada.
La tortura también se diferencia del tipo penal de lesiones personales (art. 111). En ésta, la
conducta puede ser culposa, que consiste en un daño en el cuerpo o en la salud y la finalidad no es
un ingrediente normativo del tipo penal. La tortura es dolosa y siempre exige una finalidad. Si se
hace un juego de palabras entre la tortura y las expresiones de la descripción de la conducta de
lesiones personales, se puede decir que toda tortura es un daño al cuerpo o a la salud pero no
todo daño al cuerpo o a la salud es tortura.
Otra práctica cercana a la tortura y a los tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, son los
experimentos médicos que no tengan fundamento en la salud de la persona.
d) La violación sexual y otros actos de violencia sexual