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LA RELACION

DEL ESPANTABLE
TERREMOTO DE 1541
Nota introductoria por María del Carmen Ruiz Castañeda

L a Relación de l espa ntable minaba libremente por una calle


terrem ot o q ue .. . ha acontec i- inundada por el cieno; o el narrado
do en la s Indi as en una ciuda d por Francisco Cava, quien fue aco-
llam ada G uatemal a ...., publi- metido fieramente por una vaca que
cada en la capital de la N ueva Es- lo tuvo dos veces bajoel lodo, y que
paña por Juan Pa blos, en 7547, es es "de creer queera el diablo, por-
e! antecedente conocido más remoto que en los corredores andaba tan
de la información impresa en Amé- gran ruido que ponía temor y es-
rica; sólo posterior en dos años a la panto a los que lo oían".
introducción de la imprenta en la El hecho se interpreta como un
Nueva España, adecuadamente ha castigo monstruoso de la cólera di-
sido clasificada por los especialis- vinaprovocada por acciones huma-
tas como un reportaj e que reúne las nas:
características esenciales del géne-
ro, tal como se concibe en nuestros
"Hémoslo atribuido a nuestros
días.
pecados, porque tan gran tem-
Este documento pertenece a la
pestadnopodemos sabercómo ni
clase de las ahora denominadas ho-
jas volantes, papeles sueltos in-
r
de dónde nosvino. para apla-
carla ira deNuestro Señor, otro
formativos que anteceden al perio-
díapor la mañana el señor obis-
dismo regular, queen su época reci-
po hizo una procesión ... "
bían indistintamente los nombres
de relaciones, nuevas, noticias, su-
cesos o traslados. Su valor excede lo El sentimiento de responsabilidad
puramente histórico para adentrar- social que cabe a los habitantes de
se en lo sociológico y lo lzngiiístlco. la villa anteel castigo divino, sees-
La R ela ción recoge el relato de trecha hasta circunscribirse a doña
la destrucción de la ciudad de San- Beatriz de la Cueva :
tiagode los Caballeros de Guatemala, ocurrida e! 70de septiembre de "La coyuntura que esta tormenta vino, túvose por misterio
7547, a las dos de la madrugada, al estallar e! volcán de aguadespués lo acaecido en casa de aquella señora ... (pues) el senti-
de una gran tormenta . miento que hizo por su marido fue extremo ... (y) dijo muchas
Aparece como autorel escribanoJuanRodríguez, quien recoge testi- veces que ya Dios no la podía hacer más mal de lo que
monios de variossobrevivientes de la catástrofe, los cuales semencionan la había hecho .. .; posible es que la quisiera Dios marti-
familiarmente por sus nombres y apodos. E l documento trasciende, rizar en el cuerpo , en ejemplo de los que da Dios.. . "
pues, las fronteras de la expresión personal para asumir lasproporcio-
nes de mamf estación de toda la comunidad. El relator -o relatores- El estilode la narración es obj etivoy nervioso -propiamente penodis-
reiteran conceptos ponderativos como "quedamos admirados ", "parece ltco>: ,dentro de los caracteres del lenguaje coloquial de la época.
a los que lo vimos noser posible", "parece imposible", "parece grande La fuerte carga emocional producida ene!narradorpor la anormali-
milagro", "una cosa tan espantable que nunca tal seha visto ni oído", dad y proporciones de la catástrofe, se transmite al lector de nuestros
'y pensaron que era todo hundido hasta que viero n el día.. . ", dias de manera inmediata, pese a la trabajosa sintaxis del español po-
Ciertos pasaj es nos transportan de golpe a la mentalidad medieval. pular del siglo XVI. El atropellamiento y desorden enel cúmulo deepi-
Todoel ambiente que anima el relato está preñado de elementos supers- sodios que integran la narración, nos sugiere que los informantes noda-
ticiosos exacerbados por la rareza y la crueldad del acontecimiento, y ban tregua al escribano, y queaquélla, unaie; concluida, pasósin alte-
algunos lindan con una interpretación demoniacade!f enómeno, señala- raciones a la imprenta nooohispana .
damente el episodio relatado porel regidor Francisco Lápe¿ del "negro Como ocurre con la mayorpartede los reportajes, éste que nos ocupa
muy alto" que salvó la vida deéste a costa de la de su mujer, y que ca- se aproxima a géneros más propiamente literarios que periodísticos,

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...

como la narración. Por otraparte, en la introducción descubrimos una R EL ACi Ó N DEL ESPANTA/b le ter remoto qu e agora
[ánnu!«, heredada de los relatos verbales" que r;merda mucho ~os ro- nu evam ente/ ha acont ecido, en las Indias en/ una ciuda d
mances y los corridos po/mIares: " .. .el dicho s ábado se aseguro COI/ lO lla mad a C uat erna/ la, es cosa de grande adrni /raci ón, y
dicho eL .. " de gra nde/ ejemp lo pa ra/ q ue/ tod os nos enmendemos
La m umeracién de daños causadospor las avenidas de agua, lodo y de nu estros/ pecad os, y este mos a perc ibidos para/ cua n-
piedras en la ciudad; las casas que desaparecieron "sin dejar cimien- do Dios fuere servido/ de nos llam a r.
tos "; la pérdida deganados)'animales domésticos; la mortandad entre
los indios, }' la desaparición defamilias enteras de españoles)' mallos ~I EM ORI A D E LO AC A EC IDO EN / Gu at emala.
"sin quedar persona conocida ", TIOS obligan a revivir el drama que to-
dos padecieron una lej ana noche, en los albores de la Colonia,)' a com- Sába do , a diez de septiem bre de mil y qu inientos y cua-
padecer profundamente a la viuda del conquistador Pedro de Aloarado, renta y un años a dos horas de la noche, ha biendo llovido
doña Beatri; de la Cueva, "la sinventura", queperecióla noche trágica j ueves, y vierne s no m ucho ni mu ch a ag ua, el dicho sába -
"con toda su casa ". do se aseguró como dicho es, y dos horas de la noche hub o
Las circunstancias dela muerte de Pedro de Alvarado, cuando se ha- mu y gra n to rm enta de agua de lo alto del volcá n qu e está
llaba empeñado en el descubrimientoy conquista de la costa deJ alisco; encima de Guat em ala y fue tan súbita que no hubo luga r .
la llegada de la noticia a la ciudad de Santiago de los Caballeros de de rem edia r las m uertes y dañ os q ue se recrecieron ; fue
Guatemala, )' los pormenores de la elección de su muj er, doña Beatriz tant a la tormenta de la tierra , que tr aj o por delante del
de la OUIJa, para gobernar en su lugar la provincia de Guatemala, agua y piedras y árboles, q ue los qu e lo vimos quedam os
hasta en tanto que el rey de España proveía su gobernador, constan en ad mirados, y entró por la cas a del ade lantado don Ped ro
la Historia de la provincia de San Vicente de C hia pa y Gua- de Alvarad o, q ue haya gloria , y llevó tod as las paredes y
tem ala de la Urden de nuestroglorioso Padre, defray Antonio de Re- tej ad os como esta ba más de un tir o de ba llesta ; ya la sa-
mesal (en Madrid, año de 7679, libro IV, capítulos 1 a III p. 758- zón estaba en la recámara un comendador, capellá n del
778) adela ntado, y ot ro ca pellá n de doña Bea tri z de la C ueva,
Remesal incluye en esta obra un relato de la erupción del volcán de su muj er ; y qu er iénd ose acos ta r entró el golpe del agua,
aguaen septiembre de 7547Y de la destrucciónde la CIudad de Santiago qu e a ún no era venida la piedr a, y leva nt ólos en alto; y fue
de los Caballeros de Guatemala, coincidente en lo medular con la con tanta fuer za qu e esta ba una ventani ca pequ eña a bier-
hoja vol~nte que nos ocupa, con las variantes naturales que hay entre ta un estado d el suelo, y ca si mu er tos los a rroj ó gra nde
una relacióncargada de elementospopulares, obrade un testigo ocular, tr echo en la plaza ; y q uiso Dios que como esta ba la ca sa
y la narración restrospectiua de un autor cultoen labor degabinete, ba- del obispo cerca fuero n remed iados a un q ue con gra n tr a-
sadaen datos y documentos - entre los cuales noes remoto quef igurase bajo; en la dich a ca sa no había homb re nin guno po rq ue
'la propia hoja oolante-«. Las diferencias van desde el lenguaj e usadoy ya la torment a los había echa do m uert os, y la desdichada
el ordeninterno dela narración, hasta laconcepciónmismadelf enómeno , de do ña Beatriz q ue estaba con sus doncellas y du eñas, y
queeneldocumentopopulardescansaen elementos metafísicosy es inter- como oyó el ruido y to rbellino , Iuele dicho cómo el agua
pretada racionalmente en la obra histórica. , llegaba a la recámara don de dormía y levan tóse en cami-
El únicoejemplarde la Relacióndel terremoto de 7547 seconserva en sa con una colc ha, y llam ó sus doncellas q ue se metiesen
la Biblioteca N acional de Guatemala, y una copiafo tostática del mis- en una ca pilla q ue ella hacía, y ellas hiciéronlo así, y ella
mo, en la Hemeroteca N acional de M éxico. Consta de 8 fojas, inclu- se subió encima de un alta r, encomendá ndose con mu ch a
yendo la portada orlada enforma def rontis, una gran letra capital de devoción a Dios, y ab razós e con un a imagen y con un a
adorno al comienzo del texto, y enla última página el escudo de armas hij a del adela nta do niña, y la gran tor ment a que vino de
imperiales y al pie de éste las columnas con el plus ultra. La letra es piedra a dar der ech o a la misma ca pilla , y del primer gol-
gótica, y el colof ón reza : " Fueimpresa en la granciudad de M éxicoen pe cay ó la pared , y todas las to mó deb aj o do nd e dieron las
casa de Juan Cromberger año de mil y quinientosy cuarenta y uno' '. á nimas a su cr iador ; acaso doñ a Bea tr iz de Alvarado, hija
El señorJ oséSancho Rayón la reprodujo en fotolitografía, además del adela ntado , y Juan de Alva rado, y doña Francisca,
de hacer su descripción, en La imp renta en México (1539-182 1)./ hij a de J orge de Alva rado , y otr a su her ma na meno r, y
(Santiago de Chile, impreso en casa del autor, 7909, t. I V, pp. 275- Fran cisca de M a lina, y otras do ncellas que estaban
227). En M éxico, Luis Gonr ále; Obregón( "Las hoj as volantes", en fuer a del a pose nto de la seño ra doñ a Beat riz fueron
México viejo y anecdótico, pp. 777-736), publicó un extracto con alborota das y viniendo tom ólas la tormenta en el camino
sintaxis modernizada, y Agustín Aragón Leyva la reproduj o en la re- con las pared es del hu ert o, y como las tom ó el hilo del
vista Hoy ( núm. 537, M éxico, 7 j unio 7947, pp. 46-48 Y 82), con agua, como fue tan fuert e, lIevólas m ás de cuat ro tir os de
abundantes errores de interpretación y omisiones hasta de líneas ente- ballest a fuera de la ciudad; fue Dios servido q ue como la
ras; de ahí la tomó Rafael Carrasco Puente, compilador de La prensa tormenta se había derr am ado por toda la ciuda d, I fuera
en México. Dato s históricos. ( M éxico, 7962, pp. 2 7-29) . Ma . en el ca mpo no llevab a ta nt a furia , tu vo la señora doña
del Carmen Rui¿ Castañeda publicó en C ua dernos de la Hem er o- Leon or luga r de hacer pie en un as yerba s y maderos, y
teca Nacional ( México, UNAM, ene-mar. 7966, V . I. n. 7), una halló un much acho a la sazó n en un rem an so cerca de a llí
transcripción expurgada de la Relac ión , así comoel capítulo relativo y como conoció haber llegado allí , entendió por lo que le
de la Hist oria de Remesal, para su conf rontación. De ahí se tomó la dijo ser hija del adela nta do ; y el much ach o fue tan comedi-
primera para este número de Universida d de México. do q ue a cuestas la sacó ; pa rece a hora a los que lo vi-
mos, seg ún el m uch acho era pequ eño no ser posible, por-

j •
qu e la llevó a cuestas más de medio tiro de ballesta ha sta

I En el texto de M edi na falta la frase " por toda la ciudad " ,

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un espaiio l. Llevó tod a la casa de Bart olom é Sán ch ez;
m urieron su yerno y Ped ro de Puent e y su mujer, y Her-
nan do Álva rez. el prieto , y su mujer. y Fran cisco Flor es,
el man co, y el mismo Bartolorn é S ánchez con cua ntas
plTson as había en su casa. sin escapar nin gun o, ni se han
hall ado mue rtos ni vivos. ~Iuri ó Bias Fern ández, el ciego,
y su muj er y Aticn za , y toda su casa, sin esca par persona
ninuuna . ~Iu ri ó Roble s. el sastre , y su mujer y tod a su ca-
sa . Xluri ó la mu jer de Fran cisco L ópez, el regidor, con
rod a su casa e hij os, y dos herman as de su mujer que no
esca pó m ás de él con gra n trabajo ; y jura y afir ma qu e te-
nien do un a viga a travesa dos a él ya su muj er, qu e según
le pa reció llegó a él un negro muy alto y le pre guntó si era
M orales, y él le rogó qu e le qu ita se aq uella viga qu e tenía
a t ravcsad a. e n qu e llegó el negro con un a palanca , y muy
livian am ent e la levant ó y la dejó caer e ncima de su muj er ,
de lo cua l murió ; y él dice qu e vio ir a l dicho negro po r la
ca lle adela nte por enj uto, lo cual es imposible, porque ha-
bía por la ca lle más de dos estados en alt o el cieno. Murió
la m uj er de Alonso M artín Gr an ados, y sus nietas e hij os
de Ju an P áez, y asimismo un a hija suya que vivía en Coli-
ma , con cua tro hijos a brazada , fue hallada muert a ; y así
fuer on ente rra dos en un a sepultura . Y asimismo murie-
ron más de otras cua renta personas. Don Francisco de la
C ueva, como sintió la tri bulación pensó que era algún rui-
do , y qu eriéndose ac osta r, tornóse a ca lzar las calz as, to-
una casa donde la dejó ; y de las damas que salieron esca- rnó un a lan za y sa lió a la sala y halló el patio lleno de agua
paron cua tro, po rq ue unas ent raba n en las casas con el y cas i tapada la pue rt a de la sala , y acordá ndose de la des-
golpe del ag ua donde se sa lvaba n otras con cordeles. Y de dicha da de doña Beatriz corrió a la vent ana de la calle y
la ca sa del adela nt ado fue m ucho el núm ero de los indios vio corno el agu a llegaba a la ventana y no se atrevió a sa-
e indi as qu e murier on , y de las muj er es q ue muri eron fue- lir , porque cie rt o muriera ; y creyendo que la casa caería
ron : la señ or a do ña Beatriz y otras once, las cuales j untas sob re él, salió a los corredores, y saltando halIóse todo
como se hall a ron a la mañana fuero n enterradas en una met ido en el cieno hast a má s de la cinta, que no podía ir
sepultura, sa lvo la desdichad a de doñ a Beatriz qu e fue en- ni at rás ni ade lante; y con mu cho trabaj o fue un poco ade-
terrad a como convenía, j unt o al a ltar may or ; asimi smo lante y vio un bulto y qui so pasar adelante y vio otro bul-
falt ó otra muj er qu e no pa rec ió; la casa del dicho adela n- to, y llegado vida qu e era un caballo qu e estaba ahí aho-
tad o esta ba en med io de la plaza en lo alto como dicen a la ga do ; y se subió sobre él y de allí vio uno s palo s atravesa-
parte del sur de la d icha casa, tod a la cas a y tod a la ciu- do s en un a pared y con gra n tr abajo se subió allí hasta la
dad , qu e es las dos pa rtes de ella; tod as las casas o las más mañana , que se cre yó que era muerto . Pere ció toda la
de ellas fuer on ca ídas y anega das , aco lma das de tierra y gente de su casa y dos caba llos y un espa ñol qu e los cura -
a rena , y a lgunas ca sas fuero n llevad as gra n trecho, y aun- ba . La tempestad vino tan pre sto que no hubo lugar de so-
qu e parece im posible la mu erte de los indios pasan de correrse unos a otros. Casi al tiempo que venía la tormen-
seiscientos; m uch as casa s qu edaron sin her ederos: mu er- ta Juan Pérez de Ardón fue en casa del señor obi spo y le
tos pa dre s e hijo s y m uje res mu ert os, sin qu eda r persona dijo q ue no sal iese de allí porque la ca sa era mu y alta y
conoc ida ; fueron demás de éstos Antó n de M orales, escri- gra nde, y resp ondióle que no era tiempo sino de ir a soco-
bano, qu e co mo vio la tormenta tan gra nde tomó a su mu- rrer a doña Beatriz y su casa, y mandó a ciertas personas
jer e hij os y echólos por un a venta na y él tras ellos, fue q ue esta ba n all í que fuesen allá, y el señor obispo y Juan
Dios servido qu e la mujer se sal vase . Aquí acaeció un miste- Pére z de Ardón, corno llevab an pantuflos pidió unos za-
rio gr ande, qu e un niñ o de seis semanas y otro de cin co patos, y mientras fueron por ellos detúvose, y el dicho
a ños, a ca da un o llevó el hilo del agu a, qu e fueron los más Juan P érez de Ardón pare ciéndol e que era razón de ir
chiq uitos y no sa ben de qué man era fuero n a para r gran ade la nte con Rodríguez , el herr ador, y socorrer a la des-
trech o ; ye n la ma ñan a los hallaron vivos, y el mayor de dich ad a de doña Beatriz, y con muy grande tr abajo en tra-
cinco a ños se halló en casa de Espina r en un corredo r. Pa- ron, y a la entra da ca yóse la casa , y pasaron adelante don-
rece grande mi lag ro hab er por donde llega r ; y estuvo has- de hallaron a las mujeres qu e se salvaron, que las llevaba el
ta qu e a ma neció ; y acaso entró un espa ñol y lo hall ó, y agua , y asie ro n de una de ellas y esforzándolas vino otro
con un a cue rda lo subieron en casa de Juan de Chávez, y torbellino que a cad a uno echó por su parte, y los llevó
aca ba do de sub ir el niño cayó toda la casa dond e esta ba . hast a el río. donde el dichoJuán Pérez pa só gran tormen-
Murió Alonso de Velasco y su muj er e hijos, y toda su ta y tr ab aj o ; y mu y maltratado a la mañ an a lo trajeron vi-
casa sin qu ed ar nadie, ni más se han hall ad o muertos ni vo, qu e ya lo tenían por muert o. Todos los demás esp año-
vivos. Muri ó su muj er de Boza rra ez, con tod as las niñ as les, hombres y muj ere s, esca pa ron con mu cho trabajo, y
que te nían de es pa ñoles; y toda la cas a sin dejar cimie nto ; mu ch os qu eb rad os br azo s y pierna s, de que algunos des-
y murieron en ella cien perso na s, qu e sólo escapó él con pu és acá han muerto. La ciud ad quedó tan destruida y

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el otro una soga, y que arremet ió a él y le tuvo debajo de!
1[ Z1~cmolÍJ oc lo acacícrdo en cieno dos veces , qu e pensó mor ir, y es de creer que era el
diablo, por q ue en los corredo res a nda ba tan gran ruido
~lI.l IlIll JIJ .
1:lubadoa Nn oc f,lI Cll1 l':, : qu e pon ía te mor y espanto a los qu e lo oían . Esta misma
~...= -v::;l In 11 r quunen 1" ti r 'lIJar (111 J ~
r:====::.;::-;::;:::;;:::::;;:::=T,.... vaca se pu so en la plaza y no dejab a pa sar hombre ningu -
V(': rn o: ño~.l t'O~C':a ~ .-1,111.:'( L', e
r 11 IllllO'I ().II()Uld "JlI ill 'l~ 1 \'t (r, no a socor rer a nadie. O tras muchas vacas y ganados, con

~m
1I('(I iIOmuclN,lIll1ll1 , I )J~~l/ ; temor de la to rmenta, se vení an con gra ndes brami dos a
.. elttlClJofa ul1;l\h'l, .lllw u·,' (.: la ciuda d. Esta misma noch e, a la pa rte de leva nte de la
m,) \llCb.:l ov: roo.' o: J I' \Id :
noclx !>uU()II1U \' l:\r,1 11 h'I I!I ," ciuda d, cas i tr es tiros de ba llesta fuera de la ciuda d, salió
I?
1
. rc De i1\.'lIJ 1'11,' slro <'l'¡ \'11 11JI de hacia el mis mo volcán otra tempestad tan gra nde qu e
.' quc eflJ (IIC,":11 oc ~uJlIIIlJI. traía la nta pied ra y mad era que asoló todo lo que lomó .
r fue tan fUPlhl que 11" L'lJ lI , por delante y fue grande ca nt idad de ga na dos la que ma-
h'(\(JI'De rCIIlcdhu LJomucre, '
r \l3 ñC'J quckrc, refCla,; . fl h tó, y algunos indios que tom ó por delant e; créese que si
Il1l1la IJ INlI lI:lI:J " c/all ll r,¡ . , juntament e viniera n ambas tormentas por un a parl e, que
traroP": ocl3me oelll ~tJJ r ¡'I no qu edar a hombre vivo en toda la ciudad. Hémoslo atri-
L:===~=::S:=====":':cdrs0 r \lrbJlc~ quctccqu c 1.:
YlmC'oqd.m:('(1 cdnurcdcc.r cnrro po:Iarcfaocl add .iiI111,' [',) buido a nuestros pecad os, porque ta n gra n temp esta d no
prdro L'( aluarado tiara glOIJil;r I/(u" rooal> IJO parcdce 'T ICJi] podem os sa ber cómo ni de dónde nos vino. Y para apla-
.Iocccmcrñaua rnaeoe rn nrooc l"1111,flJ. f ¡¡liI fJ ~"1I eJ1Ju" en car la ira de Nuestro Señor, otro día por la ma ña na el se-
1.:1 'Wlm.lr¡¡ "11 comoldad,' : csprUan oct adclJIJd,·'. '1 orrocapc.
llanee O.mJ bÚlIr13t'ClaCllc:lJ fu ,"\I~r: ·t qucncndo Ii: acollar ñor obi spo hizo una pr ocesión y se dijeron las letanías de-
lnlrod~ ,' :p' NII1~ua qucnun noa..,'cmd,¡ 1.1 pIedra; r kuan la nte el alta r ma yor con mu ch a devoción , y les hizo un ra -
ro loo roall":1 fue con r;iUla fller~a quecllaua ma l"enlanica p,q. zonamiento, a nimá ndolos y esforzán dolos. Q ue a los bu e-
liaablerlJ TI1 cüado od fuclo:-r cafl rnuerroeloecrrcio ~r .idcIrc nos hab ía llevado Dios a su gloria, y con los qu e hab ía de-
C!:'OCII!.¡ pIJ (i /" quifo"iol'quecomocllJu,¡1.1 c,¡faod oblfpo «r
cafuerenrrmcdudoeaun qucc,,"~i1lllrJbi1/ornla OICN cafJ ' jado había usado de mira / y que fuésemos tales que te-
110 ~ IiIJ CCllIbzc nmguno pOI,!IIC r o IlIloztnelllJ 10,3 i1u/,¡ccbJ . miésem os la mu erte en todo tiem po, A la coyuntura q ue
do mll(J'lool'lla oo¡Jicb\lI13Oc Nilil bcalri}quecüauacó fuo Ñ esta torment a vino, t úvose por misterio lo acaecido en
r r
~dIJO OUcñllO:'l como oro elruj'd o lurbrUino (uclc otcbo CO<
casa de aquella señora, Dios sab e por qué. El sentimiento
010 el13(11113 Ilc~l1u¡ al.:! rcezIII3rlltl ('ncleO()llt1ia Tlcumro en ct\ re
r
inl líl ró rna (ole"J f lh1mofu llOÓ3dl1l0.-jue (cnllfl'.-lI,'n en 'rll" que aquella señora hizo por su mariJ o fue extremo, que ni
caplllJ qucclla ba3ÍBrcllaobl,icrC'lllo alJi / r e!IJ fcfubh:l encuna comía ni beb ía ; y corri giéndola de a lgunas cosas que con
ti, vna ~lrJr'(lJe(lmcndalldofccOlIllllJcJ:'I1 l)'lIC' ch~a 010\\ v ¡¡['l: .1 la pasión decía, dijo muchas veces que ya Dios no la podía
:"rke,' u'rIlJ 1malirn¡rC(IIJYli:l I.' IlJ tlci4d.-lallli1UOlIIñ J .- ;.1.: 1.1
hacer más mal de lo que la había hech o. Su bondad y cas -
tidad la salva," posible es qu e la quisiese Dios martiriza r
.maltratada y gastada y tan atemorizada la gente, que to- en el cuerpo , en ejempl o de los que da Dios. Encomen dó el
dos querían dejarla y despoblarla, que se qu ed ase todo obispo qu e ay unáse mos miércoles y viernes y sába do. En
perdido ; y esto es lo que se platica a hora ; dando infinitas tod os tres día s hizo e! obispo pro cesión solemne con su le-
gracias a Dios que nos dejó vivos. Creen qu e al primer ta nía . Estab a a la sazón la iglesia y todo el pu eblo ca rgado
temblor las casas que queda ron se hundi rán , y por no es- .de luto que se hací an las honras del adela ntado. Y como
perar otra ira de man o de Dios lo quieren dej ar todo ; por- fueron tan los los muertos y los lloros, encome ndó el obis-
qu e fue un a cosa ta n espan table, que nu nca ta l se ha visto po qu e no era tiempo de llora r por los mu ertos, sino de
ni se ha oído, porque tr aía tanta tierr a y cieno por del an- da r gracias a Dios, y así se ha hecho; y qu e quitasen los
te que corría con tanta fuerza la pied ra y arena, como ríos lutos de la iglesia . E hízolo también porque los nat urales
cauda les ; y las piedras como diez bueyes las lleva ba como no pe nsasen que estab an descon solad os todos los del pue-
corc ho sobre el agua, y esto en tanta canti dad q ue la ciu- blo y no tomasen alas y algunos malos pe nsamientos. Y
dad está llena de una balsa de una lanza en alto, Q ueda- por haber sido tan grande la pérdi da , au nque no de espa-
ron las calles que es imposible pasar por ellas , que e! cieno ñoles, velasen la ciudad porque no pensasen que estamos
llaga casi a las más altas ventanas. Fue la cosa tan teme- descu idados, y hast a a hora no se ha sentido ningún ru-
rosa y con ta nta oscur idad y viento y aguas, que los u nos mor sino que los señores de tod a la tier ra han venido aquí,
no podían socorrer a los otros , y ca da uno que escapaba pesándoles de lo suced ido. Entienden a hora en hacer un a
pensa ba que él sólo habí a escapad o, y pensa ron que era granjería mu y gra nde en el campo a do todos vivamos
tod o hundido hasta que vieron el día . Acaeció que esta juntos, hasta tanto que se comience a hacer el pueblo, que
misma noch e, con deseo de socorrer a doña Beat riz, salió no ha y hombre que quis ier a volver a su casa, que queda n
al ru ido gra nde que a nda ba Álvaro de Paz y un español pocas . Es lástima de ver tantas y tan b uen as ca sas como se
qu e venía con él, y 'p orfiaron con gra n tra bajo a ver si pu - han perdido , y se deja la iglesia ma yor y las casa s del señor
diesen socorrerla, y en llega ndo cerca de las ventanas, la obispo, que después de las de Méxi co, no había otras mej o-
gran tempesta d que venía de piedra yagua y tierra los res en esta s partes , ni de tanta costa.e)
arrebató y los arrojó muy grande trecho, de a rte que salie-
ron con muy gran trab ajo y pensaron perecer luego. F ra n-
cisco Cava aco metió muchas veces con un caba llo y no
J uan Rodríguez, escribano.
pudo y apeóse, y con gra n trabajo pasó hasta el a pose nto
de doñ a Beatr iz, y halló la ca ma ca liente, en la qu e si es-
tu viera ella y su gente se sa lvara, porque sólo a quello de , M cdin a : " y con los que ha bía dej ado hab ía usad o de miserieor-
toda la casa se salvó. Y a la entrada que entró halló en la dila . " ,
mis ma casa una vaca , y dice que tenía medio cue rno yen , "S u bo nda d de cas tidad la sa lva ", ibid.

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