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El mito y la gloria
losé Iacobo Storch de Gracth
" " -&
Celebrarás un banquete en
el Capltollo
VktorA l o m l'koncoso
Derecha, la reina
DI& en un
sacrmclo;nana
del manuscrito
Vi@us Vatlcanus,
sigh N - V
(Vaticano,Blbiiotcca
Apost6Uca).
Arriba, eleiante con
su cría y SOldOdW
c+Fses; phm
pintado del s. m
&C. (üoma,Musm
deVlllnGlulln).
C
UANDO EN EL ANO 814 ANTES DE religión y tantas otras consecuciones tecnicas y
nuestra Era. unos navegantes originarios económicas llamaron poderosamente la atención
de Fenicia y Chipre doblaron el cabo Bon, de sus contemporáneos, griegos y romanos princi-
encaminándose hacia el fondo del golfo palmente.
de Cartago, poco imaginaban el éxito que tendría
su elección del terreno ni el brillante futuro que le Orígenes legendarios
esperaba a la ciudad que allí proyectaban construir. Como toda ciudad que en el mundo antiguo tu-
Pocos nombres de ciudades sugieren tantas es- vo un papel importante, Cartago no podía ser me-
cenas-históricas o míticas, que import+en la m e nos a la hora de contar con un pasado mítico, con
moria colectiva de los pueblos y resisten el paso del unas raíces en las leyendas más difundidas y, de
tiempo como en el casa de Cartago. Su antigOedad
- acuerdo con el carácter comercial de los fenicios,
la empresa de su fundación tambien está impreg-
nada de esa astucia que caracteriza a los buenos
negociantes.
La historia dio comienzo en Tiro, una de las más
poderosas ciudades en la costa del Levante medi-
terráneo; allí se desarrolló un drama familiar digno
de la mejor novela de exito. El rey Pigmalión ambi-
cionaba las riquezas de su cuñado Ajerbas, el gran
sacerdote de Melkart, y mandó matarlo para apo-
derarse de ellas a Desar de los rueeos de su herma-
na Elisa, más conocida por Dido, poético nombre
que le dio Virgilio en su Eneida. De este modo, la
princesa se encontró a la cabeza del bando oposi-
tor al rey; a toda prisa se organizó una expedición
para huir de Tiro y en ella tomaron parte un buen
número de ciudadanos de alcurnia. además de ma-
rinos, comerciantes, artesanos, esclavos, etcetera.
Los fugitivos arribaron a Chipre, donde otro con-
tingente de personas se sumó a la flota; ésta se en-
caminó hacia cualquier lugar del Norte de Africa,
bien conocido desde mucho antes oor los infatiea-
I
bles navegantes fenicios. Así, llegaron a un lugar
-cuyo nombre aún decconocemm que ya estaba
poblado por gentes de su mismo origen y cuyo jefe
cedió a Elisa "todo aquel terreno que pueda ser
contenido por una piel de buey". La inteligencia de
Elisa demostró su capacidad de dar la vuelta al ter-
mino ambiguo del contrato y permitió establecer a
toda su expedición, pues hizo cortar la piel de un
buey en una fina y muy larga
~ - tira de cuero con la
cual pudo marcarun terreno amplio, cortando una
península y obteniendo una superficie con unos 4
km. de perímetro en la que fundar Qarf Hadasht, la
metales varios, entre los que destacaba el estatío. bates del mal tiemp* se ha interpreta-
La flota comercial permitía un ventajoso inter- do en realidad como una dársena militar.
cambio de productos manufacturados -cerámica, A continuacidn y hacia el interior, en pa-
telas, joyas y amuletos, piezas de marfil, huevos de ralelo a la línea de costa, se abría el co-
avestruz trabajados como recipientes, etc.- por ma- thon o puerto militar, un lago circular
terias primas -metales, principalmente y produc- con una isla artificial en el centro. En
tos agrícolas y pesqueros. El control de ese circui- ella se alzaban los edificios del Almiran-
to comercial y la protección de las zonas de in- tazgo cartagines, las atarazanas -con ca-
fluencia se llevaba a cabo a traves de una eficaz pacidad para 220 naves. según nos
flota de guerra, compuesta por una variada tipolo- cuenta ~ p i a n * y los almacenés de la
gía de naves entre las que destacaba la trirreme flota de guerra.
-triera en grieg*, una invenci6n fenicia del siglo En estos puertos interiores, fechados en
VI1 y que fue mejorada por los griegos: un barco los dos últimos sinlos de la Cartano DÚ-
provisto con dos espolones en la proa y con una tri- nica, se construí& y reparaban L s na-
ple serie de remos que convertían a la nave en un ves de guerra. Toda esta construccidn se
ariete. La quinquerreme se cowirtid en el buque de hallaba protegida por un doble muro con
guerra más grande de su tiempo y, junto con las tri- puertas que ocultaban a la vista el inte-
rremes, en el protagonista de la Primera Guerra Pú- rior del puerto, discreción muy conve-
nica, en la que los principales escenarios del en- niente para evitar el espionaje romano
frentamiento con Roma fueron las batallas navales. sobre todo despues de la derrota de Za-
Los rápidos avances romanos en la carrera naval ma, en el 202 a.c.. En la consiguiente paz, Roma
empujaron a los cartagineses a impulsar y desarro- exigid a Cartago la entrega de toda su flota de gue-
llar la guerra terrestre con grandes ejercitas, campo rra para su destrucción, permitiendole conservar
en el que los caudillos bárquidas demostraron una tan sdlo 1 0 trirremes y sus agentes vigilaban para
excepcional destreza y eficacia. que los púnicos no rehiciesen su poderío marítimo.
En Cartago, el llamado puerto comercial -un re- La construcción naval se hallaba tan desarrollada
cinto rectangular de amplias dimensiones que co- -con el diseno y ejecuci6n de piezas prefabricadas
municaba con el mar a traves de un canal y una es- marcadas y numeradas, entre otras cosas- que per-
trecha bocana que alejaban los barcos de los em- miti6 el montaje rápido de varias decenas de trirre-
mostróset&or.~~~deto- qoe&edr,emnlosmm-,la&
do in&duo, de toan sodedad poiitiea, laeiitedelosdndadm~,de~que
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rezninndosealaiunelgndo&nlio dpsahsabiduríadesusdeckiones.
PoUMo, Histah,Ubro VI, VII, 51.
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b
pendencia de otros centros de la aprrstpbipnimbnrcosparala~n
costa africana. especialmente en <dibujode So-).
las zonas mdis fértiles, justifican
la afirmación de Estrabón acerca
del predominio de Cartago. En el
siglo IV, la capital controlaba di-
rectamente mdis de la mitad del acerca de la calidad alcanzada por la agricultura
actual Túnez, mucho mdis de lo púnica en la irrigación de los campos, la variedad
que podía controlar la propia Ro- de especies cultivadas. la destreza y especializa-
ma en el centro de Italia en el ción en cuestiones de injertos, selección de espe-
mismo período. 1 cies, etcétera. Pero el grueso de la producción agrí-
como paradigma del aprove- cola lo componía el cultivo del olivo, la vid y los ce-
chamiento cartaginés de estos te- reales; especialmente estos últimos atrajeron la
rritorios se cita sobre todo a Ma- ambición de los romanos, convirtiendo al agro car-
g6n elAgr6nom0, autor de un ira- taginés en uno de los graneros de Roma, una vez
tado de Agricultura en 28 libros a conquistado el territorio.
finales del siglo IV a.c., que fue-
Delenda est Carthago!
ron traducidos fielmente al latín y
cuya ciencia fue recogida por au- ~ Fueron precisamente la variedad y riqueza agrí-
tores como Plinio o Columela. Es-
tos autores se hacen lenguas - cola del Norte de Africa las razones que empleó Ca-
tón el Viejo para azuzar a sus contempordineos del
I
tenía nueve metros de anchura y unos fueron reducidos a la esclavi-
quince metros de altura, protegido por tud, mientras un millar de
. . .v un foso: cada sesenta me-
un parapeto personas se recluía en el
tros, una torre hacia mas difícil el asal-
to a esta fortificación. Un muro sencillo
m 1 templo de Eshmún, dispues-
ta aresistir hasta la muerte.
cerraba la ciudad por la línea de costa, El final de Cartago vuelve a
aprovechando las alturas de los escarpes adquirir aspectos de novela:
rocosos. Hoy día apenas queda algún la muier del zeneral Asdrúbal
resto visible de estas murallas, pues las ~ i s c ó nle reprochó a Bste su
piedras de la ciudad púnica, al igual que rendición y, acompañada de
la posterior ciudad romana, sirvieron pa- sus hijos, se arrojó a la ho-
ra la construcción de Túnez, Sidi-Bou-
Said y otras ciudades medievales y mo-
dernas de los alrededores.
1
guera, rememorando el últi-
mo acto de la reina Elisa-Di-
~~ ~ ~
60
í
LOS Marauidas
T • ria habría de s u ~ l i la
r ~brdidade Sicilia
y Cerdefia tras la conclusión de la gue-
A
INICIOS DEL SIGLO VI1 A.C., LOS CAR-
tagineses fueron sustituyendo a los feni-
cios en el dominio de los emporios co-
merciales del Norte de Africa y del sur
de la Península Iberica, iniciando pronto su expan-
sión por las islas Baleares. donde se instalaron a
mediados de ese mismo siglo. Tras la derrota sufri-
da en la Primera Guerra Púnica -con la consecuen-
te pérdida de Sicilia, Córcega y Cerdefia-, Cartago
volvió sus ojos hacia Occidente en busca de nuevos
territorios donde ejercer su dominio y, sobre todo,
donde obtener los medios económicos necesarios
para pagar la enorme deuda de guerra contraída
con Roma.
Amílcar, el conquistador
En el a60 237 a.c. Amllcar Barca, un prestigio-
so general cartaginbs que se habla distinguido por
sus exitos contra los romanos en la guerra de Sici-
lia y sus victorias en el N. de Africa contra los mer-
cenarios sublevados, desembarcaba con sus tropas
en la vieja ciudad fenicia de Gadir. Le acompafia-
ban su hijo Aníbal y su yerno Asdrúbal, miembro,
como él, de una familia de la aristocracia púnica.
Los romanos, incapaces de aceptar su propia
responsabilidad frente a los cartagineses, le atribu-
yeron luego intenciones perversas, como preparar,
movido por el odio. una guerra de revancha. Pero
sus motivos reales eran otros. La conquista de Ibe-
Asdrúbal, el politico
Tras la muerte de Amílcar, AsdrCibal fue procla-
mado comandante en jefe por las tropas, segrln una
costumbre de los ejbrcitos helenlsticos de la bpoca.
El gobierno de Cartago ratific6 el nombramiento.
Tras recibir refuerzos de Africa, acometi6 la con-
quista de toda la Oretania, para vengar la muerte de
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-
prendió una política de acerca- linas que rodeaban la ciudad -cumoMellurt-y
miento hacia los nativos, des- cartaginesa y romana- se han -BPICP<m
posándose con un princesa in- encontrado restos de un posi- &monedas&
dígena, granjeándose la amis- ble santuario púnico. Una ex- plarancu9ls&uim
tad de los notables locales y Ile- cavación de urgencia ha docu- Cartbap N- a
gando a ser aclamado jefe supre- mentado, así mismo, una serie hsaüosZ3üaC.y
mo de los Iberos. Ejercía el mando Ir de habitaciones de un edificio re- 216209 %C.,
con cordura e inteligencia y prefería lacionado con actividades pesqueras m -
.
los métodos diplomáticos a los milita- que fue destruido en el asalto a la ciu-
res. Estableció lazos de hospitalidad con los dad por Escipión en el 209 a.c.
jefes autóctonos y con los pueblos que ganó a su Carthago Nova, cuya población estaba compues-
alianza por medio de la amistad de sus dirigentes. ta por artesanos, menestrales y hombres de mar,
Asdrúbal fundó, en las cercanías del cabo de Pa- llegó a contar unos dos mil trabajadores especiali-
los, una ciudad para convertirla en centro político, zados. Aunque desconocemos su regimen jurídico,
económico y estrategico, a la que denominó Qart sabemos que en Cartago los trabajos artesanales y
Hadasht, igual que la metrópolis, y que los ro- especializados eran desempeñados normalmente
manos llamarían Carthago Nova (Cartage- por hombres libres. Tras su conquista. Es-
na). La capital de Asdrúbal, situada cipión dejó en libertad a un buen nú-
en uno de los mejores abrigos de la mero de sus habitantes mientras que
costa meridional, facilitaba el otros pasaron a convertirse en pro-
control de la explotación de las piedad del pueblo romano. Proba-
minas de plata de la región, blemente estos últimos eran
contaba con un excelente siervos o esclavos de los Bárqui-
puerto y disponía en sus proxi- das, empleados en los trabajos
midades de explotaciones de de las canteras y los arsenales,
sal y de campos de esparto, como sucedía con este tipo de
muy útiles para el manteni- trabajadores en la metrópolis.
miento de la flota. La ciudad, También el trabajo en las minas y
que albergaba un palacio, así co- en las explotaciones de sal, que
mo divenos templos, llegó a tener eran un monopolio de los cartagine-
cuarenta mil habitantes y se convirtió I - ses, fue realizado por siervos o esclavos.
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En el 226 a.c. Asdrúbal reci- junto al Tajo a una coalición de olcades, carpetanos
bía en Carthago Nova una y fugitivos del sitio de Helmantika, con lo que con-
nueva embajada romana que solidaba la dominación cartaginesa hasta la sierra
se interesaba por los progre- de Guadarrama.
sos de los cartagineses en la Lo que Aníbal pretendía con estas campañas era
Península. El resultado de las controlar la vieja ruta tartésica que unía el Suroes-
negociaciones que se enta- te con el Noroeste de la Península, rico este último
blaron fue un tratado en el en oro y estaiio, al tiempo que se aseguraba el ac-
que ambas partes se compro- ceso al valle del Duero para garantizar el suminis-
metían a no atrave-
sar en armas el río
Ebro, que de esta forma se convertía en
el limite de los territorios sometidos a
Cartago en la Península.
Cinco años más tarde, y tras ocho de
ejercer el mando, Asdrúbal era asesinado
en sus aposentos en circunstancias os-
curas, a manos, al parecer, de un galo
que quería saldar una afrenta personal y
vengar a su señor.
La cuestión de las
responsabilidades
Los romanos pretendieron
asedio de la ciudad ibera. justificar su comportamien-
Anlbal, que se habla ca- to -abandonando a su suer-
sado con Imilce, una prince- te a los saguntinot para,
sa de CBstulo, convirtió Sa- una vez tomada la ciudad
gunto en colonia cartagine- por Anlbal, declarar la gue-
sa, sumándose as1 a Akra rra a Cartago con un ultima-
Leuke, Carthsgo Nova y otra ciudad fundada por tum inaceptable, argumentando que el tratado del
Asdrúbal de la que se desconoce el nombre, y a las Ebro hacía una excepci6n de Sagunto, o llegando a
que luego se atiadirlan aún Barcino, convertida en afirmar incluso que la ciudad se encontraba situa-
fortaleza púnica por Anlbal o su lugarteniente Han- da al norte del Ebro, lo que ha dado pie a que al-
n6n en el 218 a.c., y Mahbn, en las Baleares, po- gunos investigadores imaginen, en su af6n por
siblemente fundada como campamento militar en comprender el punto de vista romano, que el Ebro
el curso de la Segunda Guerra Púnica. del tratado del 226 a.c. no era el Ebro actual, sino
En los primeros meses del 218 a.c. una nueva algún otro río, como el Júcar, de la región de Le-
embajada romana planteaba, ahora ante el gobier- vante. Pero si verdaderamente Sagunto se encon-
no de Cartago, sus reclamaciones. Querían saber si traba al norte de un río llamado lber q u e , enton-
Anlbal habla actuado por su cuenta y, de ser así, ces, no serla el mismo que el Ebro actual- y el tra-
exigían que les fuera entregado para castigarle. Los tado del 226 a.c. prohibla a los cartagineses cru-
cartagineses argumentaron que Sagunto no figura- zarlo en armas, ~cbmoes posible que la reacci6n
ba entre los aliados de Roma en el tratado del 241 romana no se produjera hasta la calda de la ciu-
a.c., único que reconoclan, ya que el que habla fir- dad?
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Los libiofenicios
En la lberia bárquida las ciudades feni-
cias gozaron del estatuto de aliados y
gozaron de independencia política y ad-
ministrativa. Para asegurar el dominio
cartaginés se procedió al traslado de
africanos a la Península, mientras que
contingentes de iberos eran enviados al
Norte de Africa, a fin de reforzar su fi-
delidad y eficacia militar, desvinculán-
dolos as1 de sus lugares de origen. La
instalación en la Península de estas tro-
pas africanas, con un componente Ilbi-
co-beréber y númida acusado, buscaba
proporcionarles una forma de subsis-
tencia en los periodos de desmoviliza-
ción, por lo que fueron convertidos en
colonos militares a los que se asignaba
una tierra, a cambio de sus servicios
cuando les fueran requeridos. Así apare-
cieron y se potenciaron varios núcleos ur-
banos: Ana, Lascuta, Turricina, Iptuci, Veci,
Bailo, Olba y Asido, que emitieron moneda
con leyendas en el alfabeto denominado "li-
biofenicio". Eran gentes africanas reclutadas
por los cartagineses y parcialmente puniciza-
das que se asentaron en territorio bástulo, en
la región situada en torno al estrecho de Gi-
i braltar. Además de los camDamentos militares
situados en torno al ~ u a d a l ~ u i vyiguarneci-
r
dos por jinetes númidas, otros contingentes
de africanos fueran asentados en la región de
Cádiz y Sur de Extremadura, en un régimen
similar al del colonato militar.
E
DE AGOSTO DEL ANO 216, ~lgueuonaipPlat0 privándole de la visibilidad durante la batalla?
en la llanura de Cannas, a orillas del Aufi- PintaaOProcoamte La voz de Maharbal, que era la voz victoriosa de
do, y acababa de tener lugar una gran ba- deCasaMandP, la caballería, se atrevió a proponer un movimiento
talla. La fama volandera llevaba la noticia cerCadeA*TIp>er. rapido y resolutivo para aquella partida que se es-
a las poblaciones vecinas de Apulia, como Canusio C b ~ ~ i g l o r n taba jugando en Italia: "Sígueme, yo iré delante
y Venusia. y desde ellas iba llegando hasta la Urbe, a.c. (Ale&, Miureo con la caballería -dijo a su jefe, y dentro de cinco
a donde conducían todas las calzadas. En medio de 1- días celebrarás la victoria con un banquete en el
los muertos y heridos, apilados por millares, grupos d - Capitolio".
de oficiales y soldados se agolpaban en torno al Jér&ne etropinol. La escena aparece en Tito Livio (22,511, uno de
caudillo cartaginés que, a sus treinta años, había esos escritores augústeos que no ahorraba tintes
sido el verdadero artífice del triunfo. épicos o novelescos a su narración con tal de en-
En el frenesí de la victoria, númidas, iberos, ga- grandecer el pasado de Roma. Si el estudioso mo-
los, baleares cruzaban felicitaciones en todas las derno puede albergar dudas sobre la veracidad de
lenguas y estrechaban sus manos blondas o aceitu- muchas de sus historias, en esta ocasión, sin em-
nadas, se diría que a salvo de odios africanos o de bargo, no hay por qué poner en tela de juicio su re-
terrores interétnicos. Baal Haddad frente a Marte: lación de los hechos: la magnitud y el dramatismo
el dios púnico de la guerra daba otra vez prueba in- de esta Segunda Guerra Púnica fueron tales que
contestable de su fuerza, como si quisiera resarcir realmente resultaban superfluos los efectos espe-
a sus devotos de pasadas humillaciones, por no ha- ciales.
blar de las mil penalidades que aquel mismo ejér- Si acaso, se hacía inevitable aliviar el trauma de
cito había debido soportar durante las últimas cam- la derrota desacreditando moralmente al jefe carta-
pañas, de los Pirineos a los Alpes, del caudaloso ginés que, cosa nunca vista, había humillado por
Ródano a las ciénagas del alto Arno. cuarta vez consecutiva a las legiones de Roma: en
¿No habla hecho el hijo de Amílcar un viaje ex el Tesino y en el Trebia í218), en el lago Trasimeno
profeso a Gadir para renovar sus votos a Melkart en (217) y, ahora, en Cannas. Haciendo además re-
vísperas de esta segunda guerra contra los roma- caer la responsabilidad del desastre sobre uno de
nos? Raro sería que algunos no dieran en pensar los dos cónsules se ponía a salvo el honor de la re-
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10s generale
nla~delabntallndeZninqdosho~seenhevistPronwnlaesirateginyporsuinnopoIftiwcmLosPUndos,loquenolesprhrrba
E la el ñu de ioienm un d o sln m n e r sus rrswafvos eikiios a de mostnrse con dureza hacia aauellos me mastraban tibieza o no cum-
dednicdón. Del encuhtm en& Anlbal y &&6n &as que pliui las órdenes recibidas.
dan testimonios, snhu Plgunns notidas de lito LMo, qulenintmducela en- Vdadem triunhdores tras un buen n6mm de bntallps, tanto uno
nwisiawn las siguientes @m: "lo mutua admirad6n les deJ6sin ha- wmo otm m i m n que hamfrente a las &dias y las luchas poIíücas de-
bla, y se wntemphn el uno al otm m dendo". ~~~susdu~na$leseneontradesusrespectlnis~-
Aunque pe~enedma dos m& opuestos y por entonces enepmiza- Uls (Clrrago iokut6 en wfas ocasiones *le del mando del e]&&, y
h t e mhtados. los dos ides militves habían oasado uoa biopratln el c 6 d Cneo W o Ceoión meda rese- la do& de la derrota de
. d e por lo que el &de~~oma
b a s ~ m t e m a ~ p ~ í e d d n d e l ~ ( i u e ~ ~ b ~ s u p o n i e r . & ~ P ;aquél, hubo de &ituirle para que Bsci-
Inmllilsdeorlgen~w~BáquidasdeCmagoylosCom~os piónpudleseprosegulrNeamPpaasegúnloprevisto).lobntallndeZlmn
s premiaba en el momento álgido de ambas biogdh: los dos wuoclan
d e R o m a ) , q u e b a b í a n d a d o l l u s t r e s ~ y w n I m ~ t e s ~ d ose
al BstPdo en N haber. Los dos redbiemn una bmuid6n de üpo prind- bien las esasteglas del wnado, contaban con unos efedivos muy Iguala-
pesw: hablaban grkgo cm Buidez y estaban íadbdmbwn la cuIW dos y se empleamn a fondo sablendo lo que Prriesghn.
eluteylaUternhinproplmdelmundohd~.BInurln*unvUae li;lselenfm~,lasblogdh~,pemnodempsfpdo.
lesapm~6n6nm&p;deedadeseeiauuis(BEeipi6nen12añosm8sjo-Anmnl~pudosegulrsimdo&deCmagoeoSnceptarlaswn-
ven que Anmnl), la earreni miiitar c o m d ponto para ellos, prádica- dldones de Bsdpi6n . y . emprendi6 r e f m politicas, ewnómicas y mili-
meni en la adolesmck el amgh&acom@6 a& pPdre la wn- tares hasta que sus ene&os acabamn denÜnd4ndolo a los ro-
qUistPdemerinsin~nimplldo~lOaños,yelmmuiopartldpóen manos.I3SperipeciasdeMbalenOdente4kia,CretzyBüiaiaz-sn
la batalla de Tesino m a~enss15.Amdienn mw i h e s al nenemlm bien wnoddas: aM se envenenó antes de delme en- " alas mmanos.
cm 26 años Anlbal enya el jefedel ejQdto cuk&& en [be&, cuando ~sdpiónpm&ouid vidodosas eampfias & oriente y a su regreso, sus
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empmdi6 la conquistn de m t o y su eampPen de I i a h Bsdplón tenía enemigos poiíticos le exlgienn cuentas acerca de sus gastos; pudo S&
8610 24 cuando foe nombrado prwónail de HIspants slltándose las a- del aprieto pem deddl6 r e t h x de la poiítica y acab6 sus días en sus ñu-
pas pr'para un cvsup hmmwm wmo en debhb. Mugpopulnres as de Lüemum en el año 183 &C., el mismo en que moda su alter ego
yqueadosporsussoldados,lmbos~u~toporsusermdode camgin&.
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