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Primer Cuatrimestre.
Introducción
tierra”, que no están derivados de planeaciones ambiciosas que entren en la ambigüedad hasta la
llegada de la declaración todológica, que, como bien reza el dicho mexicano: “el que mucho
lograr metas plausibles que permitan el cambio y la reflexión en la acción de la escuela por
cultivar y hacer crecer el interés por la difusión cultural y científica que se necesita transmitir a
las generaciones presentes para perpetuar nuestra raza y sentido de ser personas humanas. La
pudiéramos ver al currículo como parte de un todo en el quehacer humano, entenderíamos que su
propósito formativo es una constante que impera en el desarrollo del hombre, que no se restringe
El ensayo presente, tiene como finalidad, presentar bajo la visión de la educación, que, la
evaluación curricular sustenta el principio de que, las opciones, alternativas y modalidades del
Desarrollo
Según Stufflebeam (2001) y Phillips (2018) se considera que la evaluación educativa “es
necesaria para la comprensión de los estudiantes, los maestros, los programas y los servicios que
del sistema” (citado en Castro, Luna y Cordero, 2018, p. 15). Por lo tanto, si comenzamos a
sugerir que la evaluación educativa es indispensable para modelar los procesos y por cuánto más
la evaluación del currículo (que forma parte de esta evaluación educativa) será indispensable
dependiendo de las necesidades del ambiente interno y externo al aula, será de suma importancia
no restar ningún esfuerzo ni escatimar que su diseño flexible requiere una evaluación a través de
métodos científicos que produzcan una realidad de lo que se quiere enseñar y, por lo tanto lo que
se quiere aprender; por lo que, el currículo necesita trascender las fronteras de la escuela misma.
(desde el proceso intelectualizante de los involucrados en esta ardua tarea, claro está) qué
mejoras implementarán al curso con el material y las instrucciones a partir de métodos que
satisfagan las demandas de aprendizaje, las decisiones que se tomarán al respecto para planificar
la instrucción (para seleccionar y agrupar), para atender a los progresos y deficiencias, y, por
último, como la regulación de la administración para juicio del producto de calidad, desde lo
funcionales (Cronbach, 1963, p. 673, citado en Stenhouse, 2003, p. 143). Como el autor lo ha
decisiones pueden ayudar a que el currículo, como elemento de transformación, tenga una
recuperación gracias a una evaluación consistente. Pero, para poder lograr la evaluación de esto,
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como lo dice Glaser (1970) es necesario identificar las necesidades educativas, ya que, por medio
de las consideraciones en su medición, no podría ser factible un currículo evaluado sin antes
contemplar definiciones conductuales en las metas del progreso, establecer criterios claros en
relación a las técnicas de medición, determinar diferencias individuales a largo plazo y, atender a
una evaluación diagnóstica que explore las alternativas en su diseño (Glaser, 1970, p. 84-85,
citado en Stenhouse, 2003, p. 146). Es por ese motivo que necesitamos que un currículo que ha
sido revisado por el evaluador se halle con la información clara, para que sea asimilado por
todos, oportuna, para intervención expedita, exacta, en donde se evite caer en sesgos
redundantes; válida, para establecer campos de realidad en la relación diádica entre el concepto-
valoración; y por último, su amplitud debe estar referida por política alternantes para los
e intangibles) para prospectar todas las metas que beneficien al interior del organismo y fuera de
este, es decir, a quienes dependen de su función (Anónimo, s.f., párr. 32). En este sentido, el
con un simple “está hecho”, sin que se medite por qué razones está presente, la existencia del
Habrá que rescatar que, después de una evaluación curricular hay ciertas preguntas que
tales como: ¿Hay un interés por parte de la audiencia? ¿Lo comprenden? ¿Lo encuentran
creíble? ¿Se ha respondido, en la medida de lo posible, a las preguntas que ellos consideraban
más importantes? ¿Han alterado las respuestas sus ideas preconcebidas? ¿Se ha enriquecido y
elevado el diálogo entre sobre las tomas de decisiones como consecuencia de la evaluación?
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dilucidación que nos van a aportar grandes avances en torno a como concebimos la enseñanza y
los dispositivos didácticos que muevan las estructuras a una planificación más centrada en el
Conclusiones
Evaluar es crecer, ayudar o coadyuvar al desarrollo de quienes necesitan una formación continua
para la vida. Una evaluación certera y precisa de las necesidades educativas da significado a
nuestro trabajo como docentes. Si comparamos nuestro sistema educativo en cualquier nivel
(desde un área inicial hasta una educación superior), hallaremos que la evaluación curricular es
términos reales, no hay nada que ofrezca cambios (entendamos que el Sistema Nacional
Educativo, SEP sólo emplea palabrerías sin actos presentes reflejados en nuestras aulas y en cada
alumno que cursa estos periodos), promueven un currículo generalizado para educación básica…
demanda social a través de políticas que son obsolescentes? Quizá y sólo quizá la dureza de estas
preguntas sea indiscutiblemente despreciativa y con un juicio a nuestro actual sistema educativo
(Nueva Escuela Mexicana), porque en su intento “novedoso” de parecer atractivo el modelo que
se nos presenta, resulta que nos queda muy corto en la autorrealización de muchos niños,
adolescentes y jóvenes; siendo estos últimos, en un plano de preparatoria y/o universidad que no
logran concretar una construcción real por la vocación al servicio de los demás, y, sólo con la
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obtención de un certificado que “aclare” penosamente que han terminado, sin lograr una
permanente, de un “ser pensante y viviente que exponga sus necesidades, la de los otros y busque
nuevas formas de proponer y llevar a cabo la gama de soluciones sociales”. Termino mi reflexión
con una frase del filósofo peripatético Aristóteles quien dice: “La esperanza es el sueño del
hombre despierto”, Pero… ¿Y quiénes son los más despiertos sino aquellos que han hecho
Referencias consultadas
Castro, L., A., Luna, E., S., Cordero, A., G., (2018). Evaluación educativa. Experiencias de
Stenhouse, L., (1984). Investigación y desarrollo del currículum. 5ª Edición. Ediciones Morata.