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REPUBLICA BOLIVARNA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL


"RAFAEL MARÍA BARALT"
EDO.FALCON

IMPLANTACION DEL EUROCENTRISMO


EN AMÉRICA

Profesor(a): Realizado por:

Rosa Guaido Eliezer Martínez


C.I: 28.251.011

Eduardo Camacho
C.I: 26.437.223
Seccion:321511

Santa Ana de coro, abril 2022


INTRODUCCIÓN

Como introducción al eurocentrismo se puede mencionar que la globalización en curso es, en


primer término, la culminación de un proceso que comenzó con la constitución de América y la del
capitalismo colonial/moderno y eurocéntrico como un nuevo patrón de poder mundial. Uno de los
ejes fundamentales de ese patrón de poder es la clasificación social de la población mundial sobre la
idea de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial y
que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder mundial, incluyendo su
racionalidad específica, el eurocentrismo. Dicho eje tiene, pues, origen y carácter colonial, pero ha
probado ser más duradero y estable que el colonialismo en cuya matriz fue establecido. Implica, en
consecuencia, un elemento de colonialidad en el patrón de poder hoy mundialmente hegemónico. En
lo que sigue, el propósito principal es abrir algunas de las cuestiones teóricamente necesarias acerca
de las implicancias de esa colonialidad del poder respecto de la historia de América Latina.

De esta forma, se concluye que el etnocentrismo como tradición intelectual, como método de
análisis de culturas dominantes y dominadas o como idea hegemónica de superioridad (como en el
eurocentrismo) debe ser objeto constante de crítica en la academia por diversas disciplinas, en la
medida en que las imposiciones dadas por las hegemonías culturales consideradas de rango superior
distorsionan la realidad cultural y social mundial, ignorando o suprimiendo una pluralidad de culturas
que quieren ser una copia de la cultura dominante.
EL COLONIALISMO

El colonialismo es el dominio territorial, económico y cultural establecido durante largo tiempo


sobre un pueblo extranjero que se ve sometido al país dominante. Aunque este término existe desde
la época de la Antigua Grecia, hay variantes en su significado, pues en el caso de las antiguas colonias
griegas o en el de América se usaba más bien la palabra “colonización” en vez de colonialismo, ya que
en estos casos los territorios colonizados no estaban subordinados a la metrópoli, y a todos los
habitantes de estos primeros se les consideraba como otros ciudadanos más de la potencia europea.
En la edad contemporánea se identifica más con la dominación política de gentes de otra raza que
habitan en un territorio separado por el mar de la potencia colonial, que generalmente suele ser un
país europeo. El colonialismo europeo moderno comenzó en el siglo XV con los viajes de los
portugueses a lo largo de la costa oeste de África. Junto con los españoles, fueron los primeros en
establecer sus colonias en ultramar, y se aferraron a ellas incluso después de que su fuerza
imperialista se hubiera perdido. Sin embargo, el colonialismo alcanzó su momento de máxima
importancia desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. Los países europeos que más
protagonismo tuvieron en este proceso fueron Inglaterra, Francia y Alemania, que se repartieron el
continente africano, (donde esta sólo quedaron dos países independientes: Liberia y Abisinia) e
intentaron extender sus zonas de influencia por diferentes zonas del mundo como EuropaOriental,
Oriente Medio, Extremo Oriente o el Caribe. Países como Italia, España, Portugal y Bélgica también
intentaron llevarse su parte en este reparto, aunque no consiguieron tantos territorios.

El término Eurocentrismo se aplica a cualquier tipo de actitud, postura o enfoque intelectual,


historiográfico y de la evolución social, que considera que Europa y su cultura han sido el centro y
motor de la civilización, y que por ello identifica la historia europea con la Historia Universal. El
Eurocentrismo es una forma de etnocentrismo.

El Eurocentrismo (como las otras formas de etnocentrismo) es también un prejuicio cognitivo y


cultural, que supone la existencia de experiencias históricas lineales movidas por esquemas culturales
fijos, correspondientes a los provistos por la historia europea, considerando a las trayectorias no
europeas como formaciones incompletas o deformadas.
La iglesia como productora del conocimiento

La ciencia medieval, regida por la iglesia como única productora de conocimiento incuestionable
radicado en la divinidad, dejaba a la sociedad inmersa en una mentira que se creía como la verdad o
que se dudaba, pero tenía miedo de sus benefactores; los príncipes, los terratenientes y clérigos, que
intimidaban a la sociedad para que creyeran en su verdad incuestionable y así solo ellos disfrutar de
la verdad y de los placeres de la ciencia. La ciencia comenzó su lucha por medio de la duda de una
sociedad demasiado ignorante para desarrollar sus propias fuerzas. De esta manera la ciencia le
proporciono una salida de sus represores a la sociedad, por medio de la búsqueda por aliviar los
problemas de la existencia humana como principal arma contra la dominación del orden medieval.
Aun así la sociedad se encontraba inmersa en un mundo de ignorancia regido por las creencias
religiosas, en este panorama la ciencia se encontraba con un nuevo obstáculo que era hacer
comprender a la sociedad que no era necesario regirse por el saber religioso, si no que con la ayuda
de la ciencia y la búsqueda del saber por el saber mismo, para poder escapar de la ignorancia, la
sociedad podría valerse de su razón y entendimiento para entender la percepción del mundo y
convertir su vida en una vida activa.

La religión fue el mayor obstáculo para el desarrollo del conocimiento y de la ciencia en particular.
Se opuso a todo conocimiento científico basados en el dogma de que si no estaba en las Sagradas
Escrituras forzosamente tenía que ser mentira. Aún hoy hay frases que demuestran que los religiosos
no aceptan las verdades científicas.

La institución inquisitorial no es una creación española. La primera inquisición, la episcopal, fue


creada por medio de la bula papal Ad abolendam, promulgada a finales del siglo xii por el papa Lucio
III como un instrumento para combatir la herejía albigense en el sur de Francia. Cincuenta años
después, en 1231-1233, el papa Gregorio IX creó mediante la bula Excommunicamus la inquisición
pontificia que se estableció en varios reinos cristianos europeos durante la Edad Media. En cuanto a
los reinos cristianos de la península ibérica, la inquisición pontificia solo se instauró en la Corona de
Aragón, donde los dominicos catalanes Raimundo de Peñafort y Nicholas Eymerich fueron destacados
miembros de la misma. Con el tiempo, su importancia se fue diluyendo, y a mediados del siglo xv era
una institución casi olvidada, aunque legalmente vigente.
PEDERASTIA EN LA IGLESIA CATOLICA:

Pederastia en la iglesia católica

Los casos de pederastia cometidos por miembros del clero de la Iglesia católica hacen referencia a
una serie de abusos sexuales contra menores de edad que han sido documentados y denunciados
ante las autoridades civiles de varios países

Hoy vemos que lo que se veía antes como un caso aislado de abuso a menores, es hoy en México
escándalo de primera plana en los diarios, de golpes bajos en el Congreso y de inacción de los
poderes judicial y ejecutivo. Nunca me imaginé ver la palabra "pederastía" en el encabezado de un
diario mexicano y hoy sucedió. En poco tiempo, cientos de sacerdotes han sido condenados
judicialmente por cometer delitos sexuales contra menores y un buen número de obispos han cesado
de sus cargos al hacerse públicas sus conductas pederastas. La Iglesia esconde y minimiza este
tremendo problema, pero no estamos ante algo puntual sino ante la consecuencia de sus graves
errores estructurales. En Pederastia en la Iglesia católica se analiza y denuncia, con solidez y dureza, la
realidad, causas y efectos de la pederastia clerical, se cuantifica su dimensión, y se muestra que la
cúpula de la Iglesia, incluido el Papa, mantiene una legislación canónica que obliga a encubrir y
perdonar los delitos del clero. Encubrir esos delitos es una práctica cotidiana en las diócesis católicas,
aportando un gran número de casos bien significativos, con nombres y apellidos, de España, Francia,
Italia, Alemania, Austria, Polonia, Gran Bretaña, Irlanda, Estados Unidos, México, Centroamérica,
Costa Rica, Puerto Rico, Colombia, Argentina, Chile, Australia.

"Las conductas de abuso sexual a menores por parte de clérigos, así como el patrón de conducta
encubridor por parte de las autoridades eclesiásticas, contradicen el Evangelio, vulneran la dignidad y
los derechos fundamentales de la persona, y cuestionan la naturaleza misma de la misión de la Iglesia
en el mundo y el papel de sus autoridades.
LA INQUISICION ESPAÑOLA

En 1478, los Reyes Católicos fundaron la famosa Inquisición con el fin de mantener el catolicismo
más puro en todos sus territorios.

Fue creada para actuar como tribunal con el fin de descubrir y someter a juicio a los herejes. Esto
conllevó al crecimiento del odio entre judíos y cristianos, ya que cuando una persona tenía una
rencilla con algún vecino o conocido, lo acusaba directamente de ser judío para llevarlo a juicio y
complicarle la vida. De este modo, aumentó notablemente el número de denuncias falsas y
acusaciones por ser judío.

Tanto el gobierno, como los demás funcionarios proclamaban que era importante expandir el
catolicismo real. Por ello, promulgaron leyes para prohibir los matrimonios mixtos entre cristianos y
judíos o judíos conversos, ya que ensuciaban la pureza de la sangre. A raíz de este rechazo continuo y
creciente, muchos judíos que no renunciaron a su fe fueron asesinados y otros muchos expulsados
del país. Con ellos, se fue buena parte de la cultura y de las tradiciones que hasta ese momento había
habido en el territorio.

Realmente, la Inquisición se creó por el miedo que tenían los cristianos a que los judíos se hicieran
cada vez más numerosos y les quitasen el poder. Los judíos eran una amenaza para la monarquía y los
Reyes Católicos vieron en la Inquisición el medio para eliminar la fuente de uno de sus mayores
problemas.

Además, en el siglo XIII el territorio que hoy ocupa España estaba en guerra con Italia y hacía poco
que había reconquistado Granada, por lo que la situación de precariedad económica era generalizada
en la mayoría de la población. Como la comunidad judía tenía una mejor posición socioeconómica, los
Reyes Católicos tenían miedo a una protesta popular, por lo que la expulsión de los judíos supuso el
fin de ese problema y la adquisición de sus propiedades tras su asesinato o huida.
Cronistas de India

El descubrimiento y la conquista fueron narrados exclusivamente en los primeros lustros de la


colonización, por cronistas castellanos. El choque entre las dos razas, los sucesos culminantes de
Cajamarca y del Cuzco, se relataron únicamente por el vencedor. Se tuvo la versión española de la
conquista, pero faltaba la versión india que explicase el derrumbe del Imperio y juzgase la derrota y
sus causas desde el ángulo de los vencidos. Es cierto que algo de la voz y el sentimiento de aquellos
pudo deslizarse en algunas de las crónicas castellanas o en las informaciones tomadas a los
quipucamayos por Vaca de Castro, por Cieza de León, por el Virrey Toledo o por Sarmiento de
Gamboa. Pero el hecho mismo del interrogatorio oficial, con su presión efectiva o tácita y la doble o
triple transmisión de los testimonios a través del intérprete, el escribano y el funcionario informante,
les quita a éstos su carácter primicio de espontaneidad. No importa aún que en determinadas
ocasiones el propio elemento hispánico busque y favorezca la razón india, como en la época de
Gasca, para rebajar la obra y sobre todo para menoscabar el poder y la influencia de los primeros
conquistadores. Aun en la crónica de Cieza, que es el reflejo de ese estado de ánimo y no obstante el
humanitarismo generoso del autor, que recoge muchas de las protestas y de los sentimientos del
pueblo oprimido, no es el espíritu de éste el que se transparenta en su obra sino en la propia
mentalidad del cronista, española y cristiana.

Las primeras crónicas sobre los sucesos del Nuevo Mundo y especialmente sobre el escenario
sobrecogedor que se ofreció a los ojos de los conquistadores, se deben a los propios protagonistas
del gran encuentro entre dos mundos, hasta entonces solamente presentido. El que inicia la
secuencia es sin duda el Almirante Cristóbal Colón. Sus cartas a los Reyes Católicos en las que expresa
su admiración por el paisaje y sus habitantes de las tierras por él descubiertas abren una tradición y
toda una corriente descriptiva del Nuevo Mundo, que contará en lo adelante con extraordinarios
cultivadores, muchos de los cuales nos toca enumerar en esta reseña. como cronistas de la nueva
realidad histórica de Tierra Firme.

Es indudable que ante los sucesos singulares de los que los Conquistadores son testigos con
frecuencia, surge la expresión asombrada del Cronista. En vez de la historia reflexiva, sujeta a ciertos
cánones de tipo académico, como dijera Luis Alberto Sánchez, la función del cronista fue la de «ver y
contar». Se extasiaron en la soberbia naturaleza americana, para entonces de una virginidad a toda
prueba, e impelidos por el reclamo de lo maravilloso convirtieron en relatos fantásticos muchos de los
sucesos que les tocó narrar.
La lista de los llamados Cronistas de Indias es verdaderamente numerosa. De ellos hemos
seleccionado unos cuantos nombres muchos de los cuales están íntimamente relacionados con la
aparición de Venezuela como entidad geográfica, en el escenario de Tierra Firme.

La lista comprende los siguientes nombres: Cristóbal Colón, Gonzalo Fernández de Oviedo, Fray
Bartolomé de las Casas, Pedro Mártir de Anglería, Francisco López de Gómara, Juan de Castellanos,
Fray Pedro de Aguado, Fray Pedro Simón, José Oviedo y Baños, José Gumilla y Fray Antonio Caulin.

 Bartolomé de las Casas: (Sevilla, 1474 o 14841 – Madrid, julio de 1566) fue un
encomendero, cronista, teólogo, filósofo, jurista, fraile dominico, sacerdote y obispo
español del siglo xvi, famoso como historiador y reformador social. Llegó a La Española
como laico y luego se convirtió en fraile y sacerdote dominico. Fue nombrado el primer
obispo residente de Chiapas y el primer "protector de los indios" nombrado oficialmente.
Sus extensos escritos, los más famosos de los cuales son Brevísima relación de la
destrucción de las Indias e Historia de Las Indias, relatan las primeras décadas de la
colonización de las Antillas españolas. Describe las atrocidades cometidas por los
colonizadores contra los pueblos indígenas.

Al llegar como uno de los primeros colonos españoles (y europeos) a América, Las Casas
inicialmente participó, pero finalmente se sintió obligado a oponerse, a los abusos
cometidos por los colonos contra los indígenas americanos. Por ello, en 1515 renunció a su
encomienda, y abogó, ante el rey Carlos I de España, por los derechos de los nativos. En
sus primeros escritos, abogó por el uso de esclavos africanos en lugar de nativos en las
colonias de las Indias Occidentales, pero lo hizo sin saber que los portugueses estaban
llevando a cabo "guerras brutales e injustas en nombre de la difusión de la fe". Más
adelante, se retractó de esta postura, ya que consideraba que ambas formas de esclavitud
eran igualmente malas. En 1522, intentó poner en marcha un nuevo tipo de colonialismo
pacífico en la costa de Venezuela, pero esta empresa fracasó. Las Casas ingresó en la
Orden de los Dominicos y se hizo fraile, dejando la vida pública durante una década. Viajó
a Centroamérica, actuando como misionero entre los mayas de Guatemala y participando
en los debates entre los eclesiásticos coloniales sobre la mejor manera de atraer a los
nativos a la fe cristiana.
 JOSE DE OVIEDO Y BAÑOS (1671-1738): Con José de Oviedo y Baños se inicia una nueva
etapa en el proceso constitutivo de la historia nacional. Es verdad que entramos en el
pórtico del siglo XVIII. La influencia de Solis y de Melo. afirma el rumbo de nuestra
historiografía. Ya la labor de Oviedo y Baños no es la de “ver y contar” simplemente, sino
que estudia, coteja, consulta documentos. Su vida misma se diferencia absolutamente de
la de sus antecesores. Ya no anda el historiador en busca de hazañas y de gloria. En su casa
posee biblioteca y tranquilidad. Es casi un profesional de las letras. Sus largos ratos de
estudio y su holganza económica le permiten imprimir a su obra histórica un sello distinto
al de sus antecesores. Ya Oviedo y Baños precisan la necesidad de un estilo. Como el
infante Don Juan Manuel en el siglo XIV español, Oviedo es presa de cierto narcisismo
literario. Julio PlanChart, en su magnífico trabajo sobre el historiador, incluido en su libro
Temas Críticos, asienta que «Lo pintoresco, lo colorido y lo musical distinguen la prosa de
Oviedo y constituyen las cualidades características de ella». El historiador transitaba por
rumbos definidos.

Si realmente todavía la Historia no contaba con una orientación científica, como la del siglo
XIX. Oviedo y Baños, a pesar de no haber superado en forma absoluta la etapa de las
crónicas, echa las bases de lo que vendría a ser, andando el tiempo, la verdadera literatura
nacional. Aunque nacido fuera de Venezuela, Oviedo y Baños amó como el que más esta
tierra y en ella acabó los últimos días de su vida. Por eso Julio Panchart en el estudio citado
afirma: «Los cronistas vieron con ojos españoles los hechos narrados por ellos: Oviedo los
mira con ojos venezolanos. En las reflexiones que de cuando en cuando inserta en su
narración está el interés y el sentido del criollo y, sobre todo, amó esta tierra y dejó
demostración de ello escribiendo su Historia como no lo hicieron otros venezolanos por
nacimiento y con raíces venezolanas más hondas en el tiempo, el gusto por el estilo
sugerente y adornado es cosa muy venezolana y se repite en la historia literaria con
caracteres muy' definidos: los escritores más glorificados entre nosotros son los que
gustan del saboreo de la palabra. Oviedo, por su vida y por el hecho esencial de ella. Es un
venezolano típico y su gloria nos pertenece». El entronque literario de Oviedo y Baños con
nuestros mejores poetas y prosistas subsiguientes a él es notorio y elocuente. Su
descripción de Caracas, de aquella ciudad apacible en la que vivió y quiso. tuvo profundas
resonancias en poetas románticos del siglo XIX, como Heriberto Garcia de Quevedo, Pérez
Bonalde y muchos otros que siguieron repitiendo la imagen de la perpetua primavera que
el viejo historiador, en su Historia de la Conquista y Población de la Provincia de
Venezuela, aplicó al paisaje y al clima de la ciudad fundada por Diego de Losada.
 GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDES (1478-1557): Gonzalo Fernández de Oviedo
y Valdés fue otro de los personajes que escribió acerca del nuevo continente. Nace Oviedo
en Madrid en agosto de 1478 Y durante su existencia se dedicó a recorrer las vastas tierras
hasta entonces desconocidas. De todo aquel caudal de experiencias nacen sus crónicas en
las que describe con estilo sencillo. pero elegante. la belleza de los paisajes y la naturaleza
americana. Su obra fundamental se titula Historia General y Natural de las Indias, Islas y
Tierra Firme del Mar Océano. Este documento histórico es uno de los que ofrece mayor
información acerca de la época. En sus descripciones no escapa ningún detalle acerca de la
fauna. la flora y las costumbres de los primitivos habitantes. A tal respecto. resalta su
crónica sobre la isla de Cubagua en la cual Oviedo y Valdés demuestra su desarrollado
espíritu de observación.

En el libro XXV de la Historia General y Natural de las Indias. hay un capítulo en el que el
cronista reseña algunas informaciones sobre la provincia de Venezuela. En cuanto al origen
de las informaciones. Oviedo señala: «Preguntando yo a un testigo de vista tan reverendo
Y Sabio y de tanta autoridad, como es el señor Obispo don Rodrigo de Bastidas, las cosas
de los indios de la provincia de Venezuela é sabiéndolo él tan bien como pastor de aquellas
ánimas, e así en sus ritos y ceremonias como en la fertilidad de la tierra é otras
particularidades, me dijo las que en este capítulo diré». Aunque él no fue testigo directo.
su narración está llena de precisiones. En un primer momento. nos refiere la fertilidad y las
bondades que ofrecen los paisajes naturales de la provincia; para luego ahondar en las
costumbres y rituales de los aborígenes, habitantes de la región.
LA ILUSTRACIÓN EN AMÉRICA

La corriente cultural de la Ilustración que transformó Europa en el S.XVIII también afectó a


América, y tuvo unas características similares a la desarrollada en España. Las nuevas ideas de la
Ilustración llegaron mayoritariamente a la élite americana, pues al pueblo sólo llegaron aquellas ideas
que no se consideraban peligrosas para el mantenimiento de la ortodoxia católica y del orden social
establecido. También arribaron aquellos presupuestos que tuvieron posibilidad de aplicación práctica
para conseguir el desarrollo de las colonias en el sentido político del despotismo ilustrado, cuya
máxima será la aplicación de reformas, pero con un sentido paternalista hacia el pueblo. En España
uno de los grandes promotores de la Ilustración fue Fray Benito Jerónimo de Feijoo, quién durante la
primera mitad del S.XVIII pretendió divulgar los avances de las ciencias experimentales, aplicándolas
al terreno de la educación, ayudando de esta manera a la penetración en el país de las ideas de La
Enciclopedia.

 JUAN JACOBO ROSSEAU: Rousseau fue uno de los grandes escritores y pensadores
políticos del siglo XVIII y desempeñó un gran papel en la preparación ideológica de la
Revolución burguesa de 1789 en Francia. Expresando la ideología de la pequeña burguesía
en proceso de proletarización, Rousseau se manifiesta en sus obras, no sólo contra el
régimen feudal de la Francia prerrevolucionaria, sino también contra la opresión
económica, por parte de la plutocracia. En sus obras desarrolla la idea de que los hombres
verdaderamente dignos y honestos y la virtud auténtica, se deben buscar no entre la
nobleza de título y rica, sino entre el pueblo llano. A diferencia de los demás ideólogos de
la burguesía del siglo XVII y XVIII, que veían en el capitalismo sólo un lado positivo,
Rousseau prueba que el progreso de las fuerzas productivas es inevitablemente
acompañado del retroceso de las costumbres y del empeoramiento de la situación social y
material de las masas populares. El origen y aumento de la desigualdad, causa
fundamental de todos los males sociales, lo relacionó Rousseau con la aparición y
desarrollo de la propiedad privada. Sin embargo, no consideraba posible ni conveniente
abolir la institución de la propiedad privada viendo en ella cierta garantía de la libertad
individual. Rousseau sólo exigía, en interés del pueblo, la regulación legislativa del volumen
de la riqueza personal y la realización de una serie de medidas contrarias a las que frenan
el progreso económico de la sociedad. Considerando que el hombre, por su naturaleza, es
bueno y no corrompido, y que la causa fundamental de los males sociales se debe buscar
en el régimen político, en su famosa obra Del contrato social (ver) fundamentó el principio
de una nueva estructura política y social, que asegura, a su juicio, la libertad y la igualdad
de todos los ciudadanos. Rousseau desenvolvió con mayor amplitud sus ideas filosóficas y
pedagógicas en su obra Emilio o de la Educación. El fundamento de la educación, según la
doctrina de Rousseau, debe ser el principio tendiente a seguir las indicaciones de la
Naturaleza. En consonancia con este principio: a cada período de edad deben
corresponder especiales formas de educación y de aprendizaje, la educación debe tener un
carácter activo y facilitar el máximo desarrollo de la autonomía e iniciativa de los
estudiantes a la educación intelectual debe anteceder y acompañar el ejercicio de las
fuerzas físicas y de los órganos de los sentidos de los educandos; los castigos corporales a
los estudiantes son pedagógicamente nocivos. Todas estas ideas de Rousseau, nuevas para
el siglo XVIII, se transformaron después en el patrimonio de la pedagogía avanzada.
Rousseau ha dejado también una profunda huella en el terreno filosófico; hasta un filósofo
tan importante como Kant, reconoció que debía mucho a Rousseau. La influencia de este
último se ha manifestado más que todo en las teorías de Kant sobre moral y derecho y en
sus concepciones pedagógicas. También los clásicos del marxismo apreciaban en alto
grado a Rousseau. Engels consideraba el “Discurso sobre el origen y los fundamentos de la
desigualdad” de Rousseau como un modelo formidable de dialéctica y hacía notar también
la enorme importancia teórica y práctica de la teoría de Rousseau sobre la igualdad, que
como decía Engels, continúa “todavía ahora desempeñando un importante papel agitador
en el movimiento socialista de casi todos los países”. Aunque Rousseau no se consideraba
materialista y ocupaba las posiciones del deísmo, sin embargo, su doctrina social está
impregnada de tendencias materialistas, y en la solución de toda una serie de problemas
manifiesta una gran aproximación a la concepción materialista de la historia (así, por
ejemplo, reconocía el vínculo del progreso intelectual de la sociedad con el crecimiento de
sus necesidades materiales; comprendía que el Estado y el Derecho sólo sirven a los
intereses de los ricos. Rousseau ejerció también una gran influencia sobre la literatura
artística. Su novela La Nueva Eloísa o Cartas de dos amantes, tuvo en su tiempo un éxito
extraordinario y provocó una multitud de imitaciones. Clásicos de la literatura universal:
Schiller, Goethe, Byron, experimentaron también la influencia de Rousseau. En Rusia, los
más grandes admiradores de Rousseau fueron Radishchev y L. I. Tolstoi.

 VOLTAIRE: fue un escritor, historiador, filósofo y abogado francés, que perteneció a la


francmasonería y figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un
período que enfatizó el poder de la razón humana y de la ciencia en detrimento de la
religión. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia francesa, en la que ocupó el
asiento número 33.

Voltaire alcanzó la celebridad gracias a sus escritos literarios y sobre todo filosóficos,
donde mostró su hipercriticismo. Voltaire no ve oposición entre una sociedad alienante y
un individuo oprimido, idea defendida por Jean-Jacques Rousseau, sino que cree en un
sentimiento universal e innato de la justicia, que tiene que reflejarse en las leyes de todas
las sociedades: la ley debería ser igual para todos. La vida en común exige una convención,
un «pacto social» para preservar el interés de cada uno. El instinto y la razón del individuo
le llevan a respetar y promover tal pacto. El propósito de la moral es enseñarnos los
principios de esta convivencia fructífera. La labor del hombre es tomar su destino en sus
manos y mejorar su condición mediante la ciencia y la técnica, y embellecer su vida gracias
a las artes: «Cultivar el propio jardín», como concluye al final en su Cándido. Como se ve,
su filosofía práctica prescinde de Dios, aunque Voltaire no es ateo: como el reloj supone el
relojero, el universo implica la existencia de un «eterno geómetra».

Los más destacados seguidores del racionalismo fueron BENITO SPINOZA y TOMÁS HOBBES.
Spinoza sostiene que en el universo sólo existe una sustancia esencial, esta sustancia única es Dios,
Hobbes consideraba la geometría como el único método adecuado para llegar a la verdad, negaba lo
espiritual.

 ISAAC NEWTON (1642-1727) creó la concepción de un universo mecánico. Llegó a enunciar el


principio de la gravitación universal “la materia atrae a la materia en relación directa con sus
masas y relación inversa al cuadrado de la distancia”
Newton expresó en forma matemática, la concepción mecanicista de la naturaleza.

 JOHN LOCKE (1632-1704) creó una nueva teoría del conocimiento que sirvió de base a la
filosofía de la ilustración. Considera que no hay ideas innatas que el hombre al nacer tiene su
mente en blanco; No hay nada registrado, ni siquiera la idea de Dios.

Se le considera el padre de los principios liberales, su obra sostiene, que en un principio los
hombres vivían en un estado natural donde prevalecía la libertad e igualdad y no existían gobiernos.
Locke censuraba el absolutismo. Sus ideas de un gobierno limitado por los derechos naturales y el
derecho a oponerse a la tiranía, influyeron notablemente en los acontecimientos revolucionarios del
siglo VXIII.

La revolución intelectual alcanzó su máximo desarrollo en el siglo VXIII, en el movimiento conocido


como la ilustración. Se inicio en 1680 e influyo en AMÉRICA,

Las ideas impulsaron los acontecimientos que habrían de derrumbar el sistema económico, social y
político implantado por el absolutismo.

Las ideas más importantes que animaron a la filosofía de la ilustración son las siguientes:

 La razón es la única guía para llegar al conocimiento, idea esta que descansa en el
pensamiento cartesiano: cogito ergo sum.
 El universo es una máquina regida por leyes inflexibles, la naturaleza es uniforme. Esta es la
esencia del pensamiento filosófico newtoniano.
 La mejor forma de vida es la más sencilla y natural. La religión, el gobierno y las instituciones
económicas deben desprenderse de todo artificio y organizares conforme a la libertad
natural.
 El ser humano no es malo por naturaleza, la sociedad lo induce a cometer actos de crueldad y
villanía.
Los Enciclopedistas
En el presente trabajo Los Enciclopedistas fueron los autores de la “Enciclopedia o diccionario de
las Ciencias, de las artes, de los oficios, por una Sociedad de gentes de letras”, más conocidos como
Enciclopedia.

A comienzos del Siglo XVIII eran varias las enciclopedias conocidas en Europa y debido al interés
que concitaban, libreros de París les encargaron a los filósofos Denis Diderot y Jean Le Rond
d'Alembert la traducción de la enciclopedia inglesa de Chambers. Los enciclopedistas

El Enciclopedismo fue un movimiento filosófico -cultural que se originó debido a la influencia de la


Ilustración, se desarrolló en Francia, y buscaba catalogaron concentrar todo el conocimiento humano
a partir de nuevos principios de la Razón. Fue impulsado y editada por, Diderot, d' Alambre, muchos
de las más notables figuras de la Ilustración Francesa contribuyeron a los trabajos incluidos: Voltaire,
Rousseau y Montesquieu.

 Diderot: Se dedicó a los más distintos ámbitos de la ciencia; sus intereses abarcaron áreas
de la química, de la física, de las matemáticas, así como también y sobre todo, de la
historia natural, la anatomía y la medicina. Por todo ello, Diderot formó parte del espíritu
intelectual del siglo XVIII, manteniéndose al tanto y participando activamente de las
principales discusiones y formación de teorías en su época

 D' Alember: D'Alembert contribuyó de un modo muy personal a esa obra. En todo caso,
tuvo una mentalidad enciclopedista, lo que se pone de manifiesto en que, al final de su
vida, escribió una Memoria personal contando cómo amaba las letras

Diderot pidió la colaboración de D’Alembert, quien se encargó de redactar el Discurso preliminar. En


él D’Alembert presenta la Enciclopedia como un sistema de todos los conocimientos humanos; al ser
éstos inabarcables, busca una manera de representarlos en síntesis y, para ello, sigue la clasificación
del «árbol del canciller Bacon», que divide la actuación de las facultades intelectuales y fabriles del
hombre en facultades de memoria, razón e imaginación. La memoria es la sede de la experiencia o del
conocimiento directo (historia); la razón, de la reflexión hecha con el razonamiento (filosofía); la
imaginación, de la imitación reflexiva (bellas artes o poesía). Cada uno de estos grandes grupos de
ciencias y actividades humanas se subdivide en muchos otros apartados que configuran, en definitiva,
el árbol «de las ciencias, de las artes y de los oficios».

El primer volumen aparece en 1751; su publicación se suspenderá en 1752, tras la publicación del
segundo volumen, y en 1759, cuando D’Alembert se retira del proyecto y se suprimen los permisos de
publicación concedidos. A partir de esta fecha, publicados siete volúmenes, Diderot prosigue solo la
edición de diez volúmenes de texto y cuatro de índices hasta 1765 y, posteriormente, cuatro
volúmenes más de índices hasta 1772. Colaboran en la obra Rousseau, Voltaire, charles Montesquieu.
Voltaire, Rousseau, Montesquieu.

Los pensadores franceses, que se llamaron a sí mismos Les Philosophes, tenían aprecio de la situación
inglesa, tanto en su organización política, social y económica, como en su filosofía. De ahí surgieron
algunas de las ideas de la Ilustración francesa, que incluyen, fe en el progreso humano, la educación
como instrumento para mejorar a los hombres, libertad religiosa e igualdad entre todos los seres
humanos, y un gobierno del pueblo como expresión de un convenio entre ciudadanos.

La Ilustración francesa tuvo su origen inmediato en los avances de las ciencias naturales, la técnica y
la investigación, que motivó su ideal de que la razón dominara no solo la naturaleza sino la sociedad.
La razón poseía la vitalidad para cambiar la realidad. La visión del mundo de la Ilustración fue
retomada por la burguesía, que ya tenía la conciencia de su condición por su ascenso económico. Así,
para los ilustrados, una formación racional y una educación humanista proporcionaban el progreso de
la sociedad y desarrollaban el cosmopolitismo (idea de una burguesía universal), la concordia entre
los hombres, así como la felicidad tanto de los individuos como de la colectividad. De esta forma, el
movimiento ilustrado fue adquiriendo un matiz cada vez más ideológico y, posteriormente, jugaría un
papel muy activo en el proceso de la Revolución Francesa.

La finalidad de la enciclopedista era:

 Divulgar el saber de su tiempo, con fines de desarrollo social y económico de los seres
humanos.
 Divulgar y promocionar las ideas republicanas y democráticas.
 Exponer los vicios del orden existente.
 Erradicar la superstición y la ignorancia.
 Luchar por el restablecimiento de la libertad natural del hombre.
 Exponer un conjunto de ideas para combatir el feudalismo y absolutismo.
 Exponer en suma la filosofía de la ilustración.
IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA EN AMÉRICA

Mucho se ha escrito y especulado sobre la influencia de La Revolución Francesa en la


Revolución de Independencia de América Latina. La historiografía liberal latinoamericana se ha
empeñado particularmente en destacar esa influencia, relievándola al punto de mostrar a
nuestro proceso emancipador como un efecto histórico de la gran transformación francesa.
Empero, un análisis objetivo de aquellos fenómenos muestra que esa influencia no fue tan
decisiva, y que la independencia de nuestros países, fue sustancialmente el resultado de una
larga crisis colonial y de una creciente toma de conciencia de los pueblos latinoamericanos
respecto de su destino histórico.

La Revolución Francesa y la Independencia de América Latina

Para cuando estalló la Revolución Francesa, en julio de 1789, la Hispanoamérica colonial era
un mundo en crisis.

Este dilatado mundo, que se extendía desde California hasta la Patagonia y desde el Atlántico
hasta el Pacífico, seguía siendo formalmente dominio de la corona española, pero en su seno
bullían fuerzas sociales y económicas que ponían en cuestión el otrora seguro y absoluto
dominio metropolitano.

La crisis que afectaba a este enorme espacio colonial era, en esencia, una «crisis de
dominación», que se expresaba en una cada vez más endeble dependencia económica con
relación a la metrópoli y en un paralelo desarrollo de las fuerzas productivas internas. Este
fenómeno, iniciado a fines del siglo XVII, determinaba que la mayor parte de la riqueza
producida en la América española se invirtiese o acumulase en su mismo territorio en gastos de
defensa y administración, construcción de infraestructura, pago de obligaciones oficiales,
adquisición de abastecimientos para la industria minera, etc. y que el tesoro remitido a España
equivaliese apenas a un 20% del total.

Además, existían otros fenómenos conexos, que expresaban el cada vez mayor
debilitamiento de los lazos económicos de dependencia entre las colonias hispanoamericanas y
su metrópoli. El vigoroso desarrollo de la agricultura y el surgimiento de una cada vez mayor
producción manufacturera, habían terminado por marcar una creciente independencia de éstas
frente a los abastecimientos de la metrópoli que, por lo demás, provenían en su mayor parte de
terceros países, con lo cual aún la riqueza remitida a España terminaba en buena parte en otras
manos. Por otra parte, el comercio intercolonial se había vuelto cada vez más amplio, gracias al
desarrollo de buenos astilleros - como los de Guayaquil, Cartagena y La Habana -y la posesión
de importantes flotas mercantes por parte de algunas colonias. Esto determinó que también las
colonias no mineras, que poseían una economía de plantación, exportaran sus productos a
otras colonias hispanoamericanas o los vendieran a comerciantes de otros países. Por fin, cabe
destacar que Hispanoamérica dependía ya, para su defensa, fundamentalmente de sus propias
fuerzas y recursos, con lo cual el último lazo de dependencia con España se había vuelto
también innecesario.

Tan profundos cambios en la economía debían expresarse también en la estructura social


prevaleciente en las colonias españolas. Su expresión fue el surgimiento de una poderosa clase
de colonos criollos, integrada por terratenientes, plantadores, empresarios mineros,
comerciantes, armadores de barcos, etc., cuyos intereses -marcados por las necesidades de la
expansión y la acumulación- chocaban frecuentemente con los de la corona, orientados al
simple expolio colonial.

La emergencia de la clase criolla también tuvo profundos efectos en el ámbito de la política.


Puesto que los criollos eran «españoles americanos» y descendían en su mayor parte de los
conquistadores y colonizadores de estas tierras, reclamaban para sí un papel preponderante en
la administración colonial, que en la práctica estaba en manos de un grupo de burócratas
venidos de la península, que tenían como únicos objetivos mantener la sujeción de estos
territorios a la metrópoli y obtener los mayores ingresos posibles para la corona. Fue así como
en las colonias españolas de América llegó a constituirse un «poder dual», entre una «clase
dominante a medias» -la criolla que controlaba los medios de producción fundamentales y los
más activos circuitos económicos, y una casta burocrática que actuaba como clase sin serlo,
pero que detentaba el poder político en representación de la clase dominante metropolitana: la
de los «chapetones» o «gachupines».

Esa lucha entre criollos y chapetones había tenido múltiples ocasiones de manifestarse a lo
largo de la historia colonial, pero en el siglo XVIII alcanzó una virulencia inusitada, expresada en
motines, rebeliones y alzamientos ciudadanos, dirigidos por los Cabildos - centros del poder
criollo - contra el poder colonial radicado en Virreyes, Audiencias o Capitanes Generales.

A partir de 1763, la situación de real independencia económica de Hispanoamérica tuvo que


enfrentar el nuevo esfuerzo imperialista de España, donde el rey Carlos III y un grupo de
notables ministros formados en el espíritu de la Ilustración habían decidido restaurar el dominio
colonial en toda su plenitud, como medio básico de impulsar el desarrollo económico y
restaurar el poder imperial de España.

Por una especial coincidencia, determinada esencialmente por la común lógica colonialista
que poseían, las monarquía española e inglesa iniciaron paralelamente en 1765 una ofensiva
política contra sus respectivas colonias americanas, que en ambos casos se proponía la
«reconquista» económica de éstas. Tanto Inglaterra como España habían llegado a la conclusión
de que la creciente autonomía económica de las colonias amenazaba sus posibilidades de
desarrollo metropolitano y de que se imponía, por tanto, una recolonización económica, que
eliminara las tendencias autárquicas de su crecimiento y subyugara el mismo a un nuevo y más
eficiente sistema de dominación colonial.

Pese a las especificases históricas de cada una de estas acciones metropolitanas, ambas
tenían elementos comunes. Uno de ellos era la prohibición de que en las colonias se
establecieran nuevas fábricas, que en el caso español incluía medidas para liquidar las
manufacturas existentes. Con ello se buscaba estimular el desarrollo de la industria
metropolitana y convertir a las respectivas colonias en mercados cautivos de ésta. Otra
iniciativa en común, era el establecimiento o reforzamiento de los sistemas monopólicos de
comercio colonial, con miras a incrementar las utilidades metropolitanas y a establecer un
control más directo de ciertos sectores productivos del mundo colonial (Puiggrós, pp. 238-247).

Una variedad de factores, que no es del caso analizar, determinaron que esos paralelos
esfuerzos de reconquista económica produjeran distintas reacciones en las colonias inglesas y
españolas. En aquellas, la reacción fue prácticamente inmediata, pues su población inició un
boicot a los productos ingleses y se amotinó contra las autoridades coloniales (1770), en un
proceso de insurgencia que, a partir de 1775, alcanzó el nivel de insurrección armada; en 1776
fue consagrado por la «Declaración de Independencia» de las trece colonias y en 1781 culminó
triunfalmente, con la rendición británica en Yorktown. En el dilatado y en todo más complejo
mundo colonial hispanoamericano, la reacción criolla fue lenta y conllevó un largo proceso de
acumulación de fuerzas y progresiva toma de conciencia por parte de los sectores sociales
afectados por ese reforzado colonialismo español. Empero, aunque tardío, el resultado fue el
mismo que en las colonias inglesas de Norteamérica: la independencia, alcanzada tras un
violento y generalizado proceso revolucionario, que se consumó en quince años (1809 a 1824).
Conclusión
Para concluir podemos dar a conocer que el colonialismo trata de las épocas colonial, en la
había disputas sobre el dominio territorial, económico y cultural de todas las américas. Además,
tratamos los puntos la cuales se llevan de la mano con dicho tema la cuales algunos fueron; la
iglesia como productora del conocimiento, tratando sobre la ciencia medieval, la cual se rigen
por la iglesia, dejaba a la sociedad inmersa en una mentira que se creía como la verdad, la cal
sus benefactores intimidaban a la sociedad para que creyera en su verdad incuestionable. Por
otro lado, en la inquisición española se plasmo que fueron los reyes católicos quienes las
fundaron en 1478 con el fin de mantener el catolicismo mas puro, como esos tratamos todos los
puntos necesarios para dejarnos un poco de conocimiento sobre el tema de la implantación del
eurocentrismo en América.

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