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Voltaire y Rousseau:

Fernando Savater

S
UCEDIO hace doscientos años: en menos de mes y medio, la Europa
ilustrada perdió a las dos figuras capitales del siglo en que se fraguó
el espíritu contemporáneo. Murieron como enemigos; vivieron como
exponentes radicales de las dos tendencias en que debía cifrarse la herencia
subversiva de la Ilustración. Hasta mucho después de su desaparición no
comenzó a verse cabalmente todo el alcance teórico, histórico y psicológico
de esta rivalidad, oscurecida en la memoria subsiguiente por tantas admira-
ciones que los aprecia-
ban a ambos solidaria-
mente y tantos odios
que los detestaban de
manera no menos indi-
soluble. Voltaire y
Rousseau: toda una ti-
pología divergente de
los dos caminos que
siguió y sigue la crítica
radical de la tradición
cristi a no-absolu tis ta,
la oposición intelectual
al despotismo en el te-
rreno de la opinión y en
el de la gestión comuni-
taria. De ellos se ha he-
cho dos caracteres que
sirven para clasificar-
nos a todos sus nietos,
lo mismo que durante
muchos siglos fueron
Platón y Aristóteles los
prototipos inevitables
de los dos modos de filo-
Vollal,. no voMo. Plrl, d.,d, IU patrlareado di F.rnlY pi" morir, "no, .nt•• bien y como sofar. Volfaire y Rous-
,llmprl, plr. vivir. (Oltllll d, t••• tltUI d, VOllalrl, obr. di J.. n· ... ntoln. Houdon (1781).
actualm,nt, In ta Com'dtl-Ft,,...I¡,, di Patta). seau: dos hombres, dos
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El final de las luces
r .EI le crlol: -Lumlore, o /umllte, .t-c. tout?
Et lo cI_ me dlt: _/lencel le plOd/¡¡.
oar! .,.",eI_enl du mpltte, te dll-Je.
A_gl. qul croll 11,..t Iou qui erolt ".0/,/ ..
" (Vlctor HUOO) .)

filosofías, dos tipos de aciertos y errores, dos desa/ros a su mundo y al nuestro.


Entre ellos se han repartido muchas veces los papeles, periódicamente se
engrandece a uno para denigrar al otro según el gusto político de la época o
incluso el momento anímico del estudioso, pues todos los que sentimos
pasión por ellos les hemos amado o detestado a rachas, según los banda-
zos de la propia fortuna biográfica. Es un juego estéril, que sirve más pa-
ra calificar y expresar a quien lo pra ctica que a los dos autores tratados:
pero es un juego que
seguirá jugándose has-
ta que otra dualidad
fundamental distraiga
a los intelectuales de
ésta, si es que, como
pienso, este dualismo
maniqueo es un o.. .,,,,e-
tipo imprescindible en
la historia del pensa-
miento. No será en es-
tas página.;. en todo
caso, donde el lector en-
cuentre una toma de
postura que zanje desde
una perspectiva cómo-
damente ética esta riva-
lidad esencial: creo que
lo único que puede y de-
be afirmarse indiscuti-
blemente a este respecto
es que ambos aportan
los más ricos ingredien-
tes de nuestra actual
perplejidad y por tanto
nos son igualmente
. . d 'bl Aou .... u . leu lO con mllluda Imlrgu,. lo. momlnto. Illorlo,o, qUI lcomp,".ron 101 .....
tmpreSCln 1 es. ultlmol di •• es. Voll", • . (l'Io" .... u, •• gún I.In "rlbldo de .h','n). JI"'"

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[estación no dejó de perturbar
al rey Luis XVI, a cuya religio-
sidad y alannado sentido del
buen orden no podía por me·
nos de disgustarle tales de-
mostraciones de fervor hacia
la figura de un hombre que era
símbolo del mal para los últi-
mos representantes de la pia·
dosa tradición francesa.
Pero la agitación y e l exceso
mismo de gloria de aquellos
días fueron demasiado para el
impenitente anciano, cuya
mala salud de hiena había
budado permanentemente a
la muerte, que siempre pare-
cía próxima. Voltaire entraba
casi todos los meses en agonía,
a juzgar por los informes de
quienes le visitaban en Fer·
ney; pero el próximo invitado
le hallaba chispeando en me-
dIO de su corte, representando
una comed ieta, Jugando con
su linterna mágica ° pelUz-
cando con malicia senil ama·
dame Denis. Sin embargo,
para todo hay una última vez.
Su brío no decaía: después de
la sesión triunfal en el Théa-
trc·Franc;;ais , se puso a traba-
.iar encarnizadamente en un
proyecto de nuevo diccionario
de la Academia, que aebía en-
riquecerse con miles de nue-
phllosophe no se cree un exilado en •• t. mundo; no cra••• tar .n pa .. enemigo;
vos términos. Voltaire se
qul.ra liIour con aabla economie de lo. blena. que la n.tutaleu te 0Ir.c8"." (Vonatre, comprometió a componer la
euadro de Nlcol'. de Largullllére).
letra «A» de la obra. Para no
1. Las muertes gran capi tal que le adoraba, perder tiempo, para hallarse
para recibir la plei tesía espon- permanentemente despejado,
paralelas' tánea de nobles y plebeyos, bebía muchísimo café, más de
para componer unos cuantos veinte tazas diarias, con lo
Voltaire no volvió a Pans epigramas más contra los fa- cua l logró que su insomnio se
desde su patriarcado de Fer- náticos y los intolerantes ... hiciera perpetuo. Se le declaró
ney para morir, sino, antes volvió para vivir, no para mo- una grave retención de orina,
bien y como siempre, para vi- rir. El 30 de marzo conoció que le hacía sufrir mucho.
vir: volvió para estrenar otra una apoteosis abrumadora en Para calmar sus dolores y ser-
tragedia, escrita a los ochenta el Théatre-Fran<;ais,1 cuando' virle de sedante, su amigo el
y cuatro años, para saludar a el público arrebatado le duque de Richelieu le envió
sus viejas compañeras de sa- aplaudió y vitoreó durante una solución de opio, que el
lón y lecho, para dar gusto a la más de veinte minutos, mien- siempre ansioso Voltaire se
joven madame Denis, que tras un busto suyo era coro- bebió de un solo trago en lugar
alentaba deliciosamente el nado de laurel en el escenario; de dosificarla convenjente-
rescoldo sensual de sus últi- después, la muchedumbre le Su estado se agravó,
mos años; volvió para ingre- escoltó hasta su residencia; entró en delirio. Todavía re-
sar por la puerta grande en la flanqueando con antorchas cobra por un momento su lu-
Academia, para r..ecibir la ad- triunfale5 el coche que le lle- cidez, acicateado por la vieja
miración multitudinaria de la vaba. Esta entusiasta mani- pasión de militancia en favor
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de su concepclon de la justi-
cia: se entera de que sus es-
fuerzos en pro de la revoca-
ción de la sentencia díctada
contra el padre del conde de
Lally han dado fruto y pone
unas breves líneas a este: te El
moribundo resucita al ente-
rarse de esta gran noticia;
abraza muy tiemamente a M.
de Lally; ve que el reyes un
defensor de la Justicia: moril-á
contento». Son sus últ;mas lí-
neas y hasta el final con estilo,
con esa concisa y eficaz ele-
gancia que no logró incorpo-
rar a su verso pero que jamás
le abandonó en su prosa. La
carta va fechada el26 de mayo
de 1778; dos días después Vol-
taire entró en coma, rechazó
con un enérgico «i Dejadme
morir en paz!» al cura que in-
tentó ungirle en sus últimos
momentos y murió a las one!..'
de la noche del día 30. El rey
Luis XVI prohibió a la prensa
que publicase la noticia de su
fallecimiento y la jerarquía
eclesiástica no autOrIZO b
misa en sufragio suyo que la
Academia encargó a unos
monies franciscanos. En cam-
bio, 'Federico el Grande hizo
que se dijera una misa por él
en Berlín y redactó un her-
moso elogio fúnebre para ser _El verdadero pMOsopl\L no es" atormentado por la ambiclon, pero quiere gozar da la.
leido en la Academia alemana, comodidades de la vida; le hace taita, ademis de lo estrktamenle necesario. un excldanta
en el que se omite cualquier razonable nlc ••• rlo para vivir como un honnale homme.- (Rouaseau, por Nanleull).

mención a los conflictos que que a tacaba en un folleto a la muerte de Voltaire, excla-
oscurecieron su relación y sólo Voltaire, le reprendió también mó; «Nuestras vidas depen-
se conserva el fervor discipu- así: «Voltaire es sin duda un den la una de la otra: no le
lar que unió ajos dos escépti- mal hombre y no quísiera ala- sobreviviré mucho».
cos. barle; pero ha dicho y hecho Rousseau era mucho más jo-
Rousseau siguió con matizada tantas cosas buenas que debe- ven, sólo tenía entonces se-
amargUra los momentos glo- ríamos correr un velo sobre senta y seis años, pero apenas
. riosos que acompañáron los sus errores). Hay verdadera sobrevivió treinta días a su
últimos d.ías de Voltaire. In- dignidad en este postrer ho- enemigo. Tampoco a Raus-
cluso salió en su defensa menaje de quien sabemos.que seau le faltaban admiradores:
cuando un amigo, creyendo no era precisamente insensi- cuando retornó clandestina-
darle gusto, se burló de la apo- ble ni en su obra ni en su mente a Francia en 1767,
teosis volteriana en el ThéA- misma cordura a la persecu- mientras todavía estaba vi-
tre-Franc;:ais : «¿Cómo os ción que había sufrido por gente el decreto de exilio dic-
atrevéis a burlaros de los ho- parte del mentor de los enci- tado contra él, las ciudades le
nores rendidos a Voltaire en el clopedistas. Pero también hay tributaron a su paso recibi-
templo en el q\1e es dios y por quizá algo más misterioso, el mientos clamorosos, Intelec-
los sacerdotes que han vivido presentimiento de un vínculo tuales, músicos y grandei
de sus obras maestras durante de plata que une los dos desti- aristócratas se disputaron su
cincuenta años?». A un cura nos; cuando Rousseau supo de compañía, pero su carácter
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rardin le invita a una casita
cerca de su casti llo de Erme-
nonvillc, a unos cincuenta ki-
lómetros de: París. Se trasladó
allí el 20 de mayo, acompa-
ñado de su abnegada Théd:se
Levasseur; allí recibió la notí-
l.'ia de la muerte de Voltaire.
Se: dedicó a su colección de
plantas y, como contrapartida
por su hospedaje, enseña bo-
tánica al hijo del marqués, de
diez años de edad. El día I de
julio cenó copiosamente en
compañía de sus huéspedes y
se n:tir6 a descansar. al pare-
cer en perfecto estado de sa-
lud; pero al dia siguiente, al
levantarse, sufrió un ataque
de apoplejía fulminantey mu·
rió antes de Que se le pudiera
prestar ayuda médica. Su
muerte dio a sus enemigos la
ocasión de ensañarse de nuevo
con él: Grimm y otros hicieron
correr el rumor de que se ha-
bía suicidado, Madame de
Stael añadió a esa patraña la
de que lo había hecho porque
Teresa le era infiel, algunos
pretendieron que hábía
muerto loco ... Pero ninguna de
IImpl,I" .1 .mor m•• '.hl no ••• mor .Ino Ima n.c: •• ld,d ".rgonIO ..... '''1i1lo1r. mur estas maliciosas bajezas es
"rlo al ufano HUllr.do H!!1 dup.rl'r d. Vo"al,._, d. nada si se la pone en la ba-
lanza junto a aquel grito de
receloso y rrecuentemente Jacques-Hcnri Bcrnardin de dolor de Teresa, la Teresa que
agrio le impidieron ser nunca Saint-Pierrc, más tarde autor tanto había sufrido a su lado y
verdaderamente popular de _ Pablo y Virginia., obra que tenía más derecho moral
desde un punto de vista social. canónica del romanticismo al reproche que nadie: .Si mi
La persecución desatada con- roussoniano francés, cuenta la marido no ha sido un santo,
tra el por los encielopedislas visita que ambos hicieron a ¿quién podrá serlo?.
contribuyó también a romen- una ermita pr6xima a París.
tar estos rasgos de su carácter. Rousseau se emocionó al ver
Pero es que. además, su rorma la piedad de los monjes:. ¡Ay!. 2. Las vidas
de ser y de pensar no estaba exclamó, ¡quién pudiera
hecha para fascinar de inme- creer! •. Y luego añadió que enfrentadas
diato a los poscldos por el es- por fin entendía 10 que quiso •
píritu del siglo. como era el decir Cristo con aquello de ¿A cuándo se remonta el cho·
caso de Voltaire. En sus últi· .donde os reunáis en que definitivo entre Voltaire y
mos años de· serenidad en Pa- mi nombre, allí estare •. Como Rousseau y cuál fue su causa?
rís, después de haber escrito puede verse, no estaba preci- No creo que esta pregynta
las _Revertes du promeneur samente de un áni mo vol te- quede suficientemente respon-
8olltaire., da cada vez más riano Rousseau en sus úl timos dida citando la carta de rup-
rienda suelta a la vertiente re- años de vida. tura que el ginebrino envió a
ligiosa de su naturaleza. Da A mediados de la primavera VoJtaire el 17 de junio de 1760,
ti mosnas, visita y consuela en- de 1778, Jean Jacques solicita ni siquiera como
fermos, lee y anota la _Imita- de alguno de sus amigos aco- haremos a continuación, los
ción de Cristo. de Kempis ... modados una casa en el cam- incidentes más directos que la
Su último y más fiel amigo, po. El marqués René de Gi- motivaron: pues creo que el
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choque entre ambos nace de lo res y de los conll.!nlos. Son los cntero de Voltaire; en la se-
más visceral, de los repliegUc.!S fa lsos filosofas los que han he- gunda, es difícil no sospechar
del temperamento. y podría- cho nacer el prejuicio de que una alusión a Rousseau. Secn-
mos rastreado hasta antes in- It:s basta con lo estrictamente frentan el hombn..' instalado
cluso de conocerse el uno al nccl:'sado. á favor de su indo- en el mundo.
otro, cuando cada cual lencia y de máximas deslum- curioso de un progreso cultu-
configuraba la personalidad brantes ». En la primera parte ral cn el que pal·ticipa, \'01-
intelectual que no deseaba ser dI;! estas lineas nos encontra- cadtl hacia una sociedad cuyo
-o que no podia ser- y que mos con un rL'trato de l't1L'1"P0 halago y compañia necesita y
luego habría de reconocer en
su antagonista. Voltaire fuc el
ejemplo sobre el que se mo-
deló la imagen del phllosophe
dieciochesco , mientras que
Rousseau era casi en todo
punto lo cont rario de seme-
jante estereotipo. Según la
máxima autoridad de la epo-
ca, la mismísima Enciclope-
dia, éste es el retrato del pa-
recto philosophc, trazado por
el gramático Dumarsais, aun-
que el articulo fuese atribuido
durante mucho tiempo al
propio Diderot : «Nuestro phi-
losophe no se cree un exi lado
en este mundo: no cree estar
en país enemigo: quiere gozar
con sabia economía de los
bienes que la naturaleza le
ofrece; quiere encontral'Sc a
gusto con los otros; y para en-
contrarse a gusto, hay que dar
gusto: de modo que procura
convenir con los que el azar o
su elección hacen vivir con é l:
y de este modo halla lo quc
más le conviene: es un hon-
homme que quicre
agradar y ser útil. ( ...). Vemos
por todo lo que Se acaba de
decir cuánto se aleian de la
justa idea del philosophe to-
dos esos indolentes que. en-
tregados a una meditación pe-
rezosa , descuidan el cuidado
de sus asuntos temporales y de
todo lo que se llama fOI"tuna
El verdadero philosophe no
está atormentado por la am-
bición, pero quiere gozar dc
las comod idades de la vida: le
hace falta, además de lo es-
trictamen te necesano, un ex·
cedente razonable necesario
para vivir como un honncte
homme y merced al cual -y
sólo merced al cual- se es fe- ."Ha n conlntxlldo las .rles las CIenCIa. a depurar '1 mejO'" l•• co.Tumbre.? la re.-
pue.t. dada por Rou .... u era lraneamenle negauva (·-E.cueta de Zoolog ..... grabado de
liz: es e l fondo de los bicncsta- P,evo" para !lusTración").

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a la que quiere mejorar para que condena desde la pureza cual viera en el otro un repro-
hacer lu más confortable po· natural todo d monta.ie de la che moral y también un mo-
sib lc, consciente de las venta· civilización, fustiga las artes y tivo de envidia.
jas de una ren ta saneada y ca· las lelras. vent=ra oscuros tra- En 1736, cuando tenía cua-
paz de procurársela, con el so· suntos panteístas y se com- rcnta y dos años. Voltail"C cs·
r'lador- inactivo, misántropo, place ante todo con la soledad c t-ibió un poema que puede
odiadol- de los fastos t: hipo· del individuo entre rocas, ár· cunsiderarse como el anti·
cresías sociales, paseante soli· boles y cielo. ¿Que ambas Rousseau, oposición desdt=
tario, más dado al sentimiento imágenes son incompletas, luego por anticipado, pues en
qLIC a la geometría y que halla que quiza al egoísmu ilus- aquella época el ginebrino no
en su estrechez económica lrado de uno hablÍa que reba- había escrito ni una sola línea
una fuente de orgullo y pureza Jarlo con dosis de i mparciali. y ni siquiera había pisado Pa·
in te lectual. Segun Dumarsais, dad y de arán sincero de jusli· riso La pieza en cuestión se ti-
«el phiJosophe es un ho n nete cia, que el aislamiento del otro tulaba" El mundano» yen ella
homme q ue actúa en todo estuvo turbado ante todo por se satiriza a cuantos censuran
punto según la razón y que la obsesión de la cumunidad el presente siglo como deca-
unt:! a u n espíritu de reflexión y perfecta y que redactó proyec· dente o pervenido; por el con-
de precisión las costumbres y tos de constitución política a u-ario, Voltaire elogia sus ade-
cual idades sociables»; y este fin de realizarla. bastante me· lantos) su lujo, la diversidad
personaje burgués y pragmá· nos I-adicales de lo que cabría de sus placeres, el desalTollo
I ko, ¡"dormista pero cierta- suponer? PcnJ la verdad psico- del comercio. cuyos barcos
mente no revolucionario. es- lógica de ambos caracteres surcan lodos los mares del
c0ptico e ingenioso, no tiene está fuera de duda y con ella la globo I.!n busca de .. lo su·
nada que vc;rcon un visionario inevilabilidad d0 que cada pernuo, cosa muy necesaria ».
¿El dichoso estado de nalLll-a·
lcza? .. Cuando la .natura leza
estaba en su infancia ---canta
burlonamente Vollaire--
nuestros buenos antepasados
vivían en la ignol"ancia, no co-
nOClan lo t u yo ni lo m io.
¿Cómo hablan de conocerlo, si
no tenían nada? Estaban des·
nudos y es cosa clara que
quien nada tiene, nada puede
repartir." Prosigue luego con-
lando la aJidez de la vida de
nuestros primeros padres, su
ausencia de buenos vinos y de
hnas sedas: Adán y Eva tenian
Id pelo descuidado, las uñas
sucias y poca higiene a la hora
de hacer el amor. «Sin limpie·
za, el amor más feliz no es
amor sino una necesidad ver·
gonzosa». asegura muy serio
el ufano ilustrado. Viene luego
URa detallada descripción de
los placeres del civilizado: la
pintura de Correggio. la mú-
sica de Rameau, las costum-
bres fáciles y sensuales. los
bien recortados jardines, la
ópera. la buena mesa, el
eh amp a gn e ... Acaba así Vol·
taire: «En vano, arrastrados
por su orgullo, Huet y Ca I mlo:!t,
"Los glandes cflnlCneS no han Sido cometidos POI los aUlo.e, celebres. sino PO' cele bIes
con audacia de sabios, han
ignoran tes_ --<.:artlil de Vollarre a Rousseau-. (Vonal.e. grabado de 1750). buscado el lugar donde estuvo
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el paraíso: pues el paraíso te-
rrestre está en París». Ni más
ni menos. Luego nada tiene de
extraño que la reacción de
Voltaire ante el «Discurso so-
bre la desigualdad de los
hombres», eSCrlLO por Rous-
seau casi veinte años después
del citado poemita, fuese todo
menos entusiasta. En el'I Dis-
cours » se cargaba a cuenta de
esa civilización elogiada tan
alborozadamente por el mun-
dano la desigualdad de lus
hombres y su conflictiva si-
tuación actual: el estado de
naturaleza en el que nu había
ni Olío ni t u yo era sin duda
más feliz y más sabio, no una
forma de animalesca indigen-
cia. Claro que a Rousseau no
se le escapaba que tal situa-
ción primigenia es un estado
«que ya no existe, que quizá
nunca ha existido, que proba-
blemente no ex.istirá jamás,
pero del cuaJ es preciso tener
nociones justas para poder
juzgar nuestro estado presen-
te». El milO antropológico.
aún reconocido como tal, es
un arma para atacar nuestra
condición presente. SiguI;'
aquí Rousseau el camino em-
prendido en su «Discurso so-
bre las artes y las ciencias», que
resultó premiado por la Aca- . s. hubiera seguido mi primera vocae'OIl v n<"l hub.e.a eserllO ni le.do. habroa sido Son duda
dcmia de Dijon en el concurso más feliz_ ---carlll de Rousseau a Voltalre-. (lIuslraeioll ae ". ... que repre-
senta a Rousseau leVendo un manuscrito; edición de 1793).
organizado porésta en torn'l
responder a la pregunta: darle ae los fanáticos clerica- vivos los horrores de la ,
«¿Han contribuido las artes y les a los que la ilustración da.d humana, de la que lnues-
las ciencias a depurar y mejo- combatía? ¿No se reivindica tra ignorancia y nuestra debi-
rar las costumbres?»; la res- aquí de nuevo la doctrina del lidad se pennilían esperar
puesta dada en dicho opúscu- pecado original, el progreso tanto co nsuelo. Nunca se ha
lo era francamente negativa. como empeoramiento en lu- utilizado tanto en
A oios de Voltaire, como de los gar de corno mejora de converti mos en aní ma-
restantes endclopedistas mi- manidad? Los sarcasmos oe la les; dan ganas de andar a cua-
litantes (quizá con la relativa carta con la que Voltairc l ro palas cuando se lee vuestro
ex.cepción del genial Diderol , agradece a Rousst!au el envío Ubro. Sin cmba¡-go, como hace
que pareció sel- el único en del «Discurso sobre la desi- más de sese nta años que hl.!
comprender los dos lados de la gualdad", dejan poca duda so- perdido esa costumbre. siento
cuestión), esta postura de bre su postura al respecLO: que desdichadamente me es
Rousseau era pura compla- «He recibido, señor, Vllcst¡-O imposible I'eruperarla y dejo
cencia en la paradOja, pero en nuevo libro contra el género eSla marcha natural a los que
una paradoja reaccionaria. humano; os lo agradezco. son más dignos de ella que vos
¿Cómo? ¿Esa condena del si- Gustareis a los hombres. a o yo». Sigue a continuación
glo, de los adelantos de la quienes decís sus verdades. una enumeración de los úni-
ciencia y de la belleza del arte , pero no les corregiréis No se cos males que han provocado
no es precisamente el estan- puede pinlar con colores más las letras y el arte, a saber, las
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de armas. Voltaire escribe su
célebre poema sobre el terre·
moto de Lisboa, en el que
ataca a los optimistas que.
como Pope y Leibniz, creen
que este es el mejo l- de los
mundos posibles, fruto ¡nme-
iOI-able de la justicia divina o
de la perfección de la Natura-
leza _ Por el contrario, según
Voltaire, el orden del mundo
es una mezcolanza de horrores
y desastres. en las que el es-
fuerzo civilizador de los hom-
bres intenta instaurar un oasis
de armonía y seguridad:
" Admilámoslo, el mal está
presente en la tierra ... Este
mundo, teatro de orgullo y de
error, es tá lleno de desdicha-
dos que buscan la felicidad ....
La rcspuesta de Rousseau no
hacc esperar y llega el día
18 de agosto en forma de carla
::l Voltaire. En ella se hace
abogado de la Providencia di-
\ ina . e n defensa de Pope o
Leibniz: la muerte y el dolor
rorman parte de la constitu-
ción de la materia sensible, de
la que el hombre forma parte;
no hay ningún . ma). en ello, y
,Ioqucdebcpregu ntarsenoes
por qué el hom bre no es per-
fectamente dichoso. sino pOI'
que existe •. El único mal real
Admll.mo.lo••1 m.I .... p.e.enle en l. 11e... Elle mundo_ le.I,o de orgullo y de errOI . es el mal moral, fruto de la
• al. lleno de d.adoch.do. que buac.n l. leMctd.d, (VolI.!rel_
deciSión libre del hombre
que raba a la gloria {) como el pa- • perfeccionado, esto es, co-
por culpa dd dre l\1alebranchl·. ('u\-a ima- rrompido •. Este mal moral es
rantismo y la tiranía. Con- ginación brillante lOeluso fuente de los males 6-
cluye .oLos grandes cn· contra la imaginac.:ion •. La skos: .Sin salimos del tema
menes no han sido cometidos cana se cien-a i:lmi<,¡losamen- de Lisboa. reconoceréis, por
por autores célebres, sino LC, pr{'OCllp;lllllose por la ::-alud ejcmp lo , quc no era la natura-
POI- ce lebres ignorantes. Lo de Rousscau v con un «suvo, leza la que había iuntado allí
que ha hecho)' hara siem¡nc muy h lo!'>ófic';IllL'nte \' con" la veinte mil casas de seis o siete
de mundo un valle dl.' lá· mayor t.:slima. L'h: .. ' Rous· pisos y quc, si los habitantes
grimas es la insaciabh..' avidez scau le rt.:<,¡p()ndió eones.\- res· de esa ciudad hubiesen estado
yel indomable orgullo de petuo<,¡aml.'ntl" pcro en sus mas dispersos )' más ligera.
hom b,·cs. desde Thama!o, U-l'ce: _En cuanto a 1111, si hu- mentc aloiados, los daños hu-
..... uli·Khan. que no sabia lel.'!", bit.'¡-a seguido mi primera vo- biesen sido menores o nu los .
hasta cualquicl- l'mpleadillo cación , no hubiera \.'SlTito ni Todo el mundo hubiera huido
de aduanas. qw.: sólo <,¡abe ha· kido. habna sido ..,in duda y. al dla siguiente. se les ha·
cer números. Las letras ali- más fcli.l, Sin embargo, si las bría \-isto a veinte leguas de
mentan el alma. la rectifiuln, letras se aniquilasen ahora, yo allí y lan conten tos. ¡Pero hay
la consuelan; os son útiles. se- perderla l'l únit.:o plat:cr que que qucdarse, empeñarse en
riar, \.'11 el mismL. momento en Illl' qUl'da .. buscar entre las ruinas, expo·
que esc.:ribis contra ella'): SOl:-. Al año siguicnte -1756- la nlcndose a nuevas sacudidas,
como Aquiles cuando \-ítupe· polemil'a tÍt'nl' un IllH:\O paso pOI-que lo que se deja allí vale
70
más que lo que uno puede lle· al menos, cierta tolerancia. El siempre encuentran que lodo
varse! ¡Cuántos desdichados ginebrino elige como ejemplo esta bien porque no les inte-
habrán perecido en ese desas· un personaje de comedia que resa que nada vaya mejor, que
tre por querercogerel uno sus le loca en lo vivo: el «Misán- están siempre contentos de
trajes, el otro sus papeles, el tropo .. de Moliere. Este hom - todo el mundo porque no se
otro su dinero! ¿Acaso no sa· bre, recto, virtuoso , sin hi- preocupan de nadie y que, en
bemos que la persona de cada pocresía, es puesto en la pi- tomo a una buena mesa, sos-
hombre se ha convertido en lo cola del ridículo porque no tienen que no es verdad que el
menos importante de é l pacta con la convención social pueblo tenga hambre •. Esto
mismo y que no vale la pena y no disimula su desprecio por suena a declaración de guerra
salvarla cuando se ha perdido el mundo despreciable que le y como tal es tomada. Se pone
lodo lo demás?. Nuevas pa· rodea; no es difícil descubrir en marcha la campaña conlra
radojas, un lenguaje de Ca- en esta apología el matiz fuer- él. en la que intervienen desde
sandra al que aquellos oídos temente autobiografico )' la Grimm, en cuyo periódico se
optimistas tenían que perma· defensa pro domo de Rous- cita a un tal abbé Castel cuya
necer decididamente sordos. scau. Pero, de pasada, este mi- opinión sobre Rousseau es:
Pero el momento decisivo de sántropo de las luces lanza «U n incendiario que prende la
la ruptura IUVO ocasión en el flechas envenenadas contra antorcha de la sedición, que
enfrentamiento en torno al ar- _esas gentes de mundo tan destruye toda sociedad: un
tículo cGi nebra . de la Enei· dulces v modt.' radas , qut.' criminal contra Dios, contra
clopedia. En ese artículo, es·
crito por d'Alambert por ins-
piración del propio Voltaire,
se deplora que en la ciudad de
Ginebra se prohiba el teatru
por temor al cgusto por el
adorno, la disipación y el li-
bertinaje que, según dicen , las
compañías de comediantes
extienden entre la juventud •.
La punzada tenía que alcan-
zar doblemente a Rousseau,
por tratarse de su ciudad ado-
rada y por el tema mismo de la
bondad . de un espectáculo
(IC ,
artístico y social, que recaía
en lo antes atacado por él. Sin
tardanza, compone la carta a
d'Alambert de eJ.J. Rousseau ,
ciudadano de Ginebra. sobre
su artículo "Ginebra" en la
Enciclopedia y especia lm ente
sobre el proyecto de abrir un
teatro de comedia en esa ciu-
dad •. Resumiendo. Rousscau
se alía a la vieja tradición filo-
sófica, inaugurada por Platón ,
de expulsar a los dramaturgos
de la Ciudad Ideal, por la in -
moralidad y falta de civismo
de sus producciones: el teatm
sólo conv ien e a las naciones
corrompidas. como Francia ,
pero no a las que por un bené-
volo a7.ar permanecen todavía
puras. En las comedias. lo que
se ridiculiza es la virtud, - o. odio. . .flor, puetlo que ••• 10 hlbe" querido . pero o .. odiocomo hombre mi. dlSlf'IO de
mientras que 105 vicios con- hlboro. Iml-do, .110 hublerl" (D. la cOll'e.pondencl. de Rou$Se.u. con VoU.I'I:
la l/u.trleJón .. un. ,IISlori. ,e ... oluelonerl. en honor di Rou .... u. obra de H. H_ Je.u,,! de
quistan frívolas alabanzas o, Blrtry, '1 .. con ......... n el Mu.eo Carn, ....le! di Parl.).

71
Estado, contra el Rey», «Os odio, señor, puesto que aSl luchar contra la conspiración
nasta madame du Deffand, la 10 habéis querido; pero os odio universal contra su nombre, a
EncicJopedja y los salones, las como hombre más digno de explicarse. Lanzado mitad
autoridades y los libertinos,la haberos amado, si lo hubierais por gusto y mitad por las cir-
iglesia y los librepensadores. querido. De todos los senti- cunstancias adversas al
Rousseau es el traidor a las mientas de lasque mi corazón «slrip-leaSe» pasional, inventa
Luces , el desertor de la Ilus- estaba penetrado hacia vos, un género autobiográfico del
tración , un infiltrado que se no me queda más que la admi- cual derivará buena parte de
introdujo en la gran empresa ración que nose puede negar a lo que conocemos como
li beradora para hacerse un vuestro hermoso talento y el manticismo. Escribe las «Con-
nom bre y luego volverse más amor a vuestros escritos». resiones», sus «Diá logos:
eficazmente contra ella. Sus En 1762, el Parlamento de Pa- Rousseau juez de l ean Jac-
paradojas sin sentido ni sus- rís lanza orden de arreslo con- ques», sus admirables «Enso-
tancia, más destinadas a des· tra Jean Jacques, quien debe ñaciones del paseante solita-
lumbrar que a iluminar, lle- abandonar Francia. Tampoco do". Ni sus partidarios pue-
varían la sOFiedad al caos si en Ginebra se le dejará tran- den soportar su perpetuo deli-
fuesen tomadas en serio. Y de- quiJo y la mezcla de· las perse- rio persecutorio: huye de la
trás de esta campaña, la som- cuciones reales con su procli- casa del generoso y plácido
bra omnjpresente de Voltaire. vidad natural a sentirse «dife- Hume, en Inglaterra, porque
El 17 de junio de 1760 Rous- rente», llevarán a Rousseau a de pronto le ve también como
seau escr·ibe al instigador de extrc!00s patéticos de para- una pieza del gran complot: el
su persecución la carta de rup· noia. Como dijo McIntire, príncipe de Conti le aloja en su
tura definitiva, en la que le re- Jean Jacques fue el peor y más castillo, pero tiene la mala
procha todos los males que le grave caso de hipocondríaco y idea de enviarle unos músicos
ha causado y muy especial- de paranoico: el hipocon- para que le deleiten con melo-
mente el haber predispuesto qríaco enfermo y el paranoico días relajantes y Rousseau se
contra él a sus compatriotas perseguido. En la segunda cree tratado como un toco;
de Ginebra y a las autoridades etapa de su vida de escritor. cierta en el Albergue de
de la ciudad; acaba con un Rousseau se dedicará casi ex- la Fuente Dorada, en el
tono de conmovida dignidad: cIusivamente a defenderse, a Delfinado. escribió en la

El horror a la Intolarancla, la anlronluclón dal respalo IdeológIco en meterla rellglo ... o eientlflca Ion a partlrde la muerte de Vollal,e un legado
que los polltlcol no sIempre respetaré n en la précllca. pero que les conclanclal libres y lal nuevaa constltuclonel europess ya no olvidarán.
¡amá. (Medalla conmemorativa de Vollalre).
72
puerta de su habi tación la Despues viene el retiru. el ejerCida sobre las almas, lal
lista interminable de todos los apagarse poco a poco el afán como execran el bandidaje
enemigos juramentadus para exhibicionista, la entréga a la que les roba por la fuerza el
perderle ... POI- su parte, Vol- botánica, a 10 sencillo. a lo ca- Eruto de su trabajo y de la pa-
taire no descansaba y en 1768 llado, el re turno a lo transcen- cífica industria!». Su lucha
hizo correr la especie de que dente: la contra la religión católica fue,
lean Jacques era el causante en buena medida, un combate
del incendio del Teatro de Gi- contra el fanatismo. que él
nebra. que ardió completa-
3. La posteridad
creía secuela ubligada de los
mente en febrero de ese año. compartida dogmas eclesiales. ¿ Qué es el
Ya de vuelta en París. Ruus- fanatismo para Voltaire? En
seau comienza a realizar en su Cuando en 1777 [a lOnura fue su «Diccionario pOI·tá ti 1» lo
casa lecturas públicas de sus abolicL:,1. oficialmente en Fran- define así.: «El fanatismo es a
«Confesiones», pero es denun- cia, nadie pudo dudar de que la superstición lo que el deli-
ciado por Madame d'Epinay y esta medida se debía en buena rio es a la fiebre, lo que la rabia
se le prohibe continuar ha- parte a los esfuerzos y des- a la cólera. Quien tiene éxta-
ciéndolo. En 1776 iotentó de- velos de Voltairc. El horror a sis, visiones, quien toma los
positar en el altar mayor de la intolerancia, la entroniza- sueños por realidades y sus
Notre-Dame el manuscrito de ción del respeto ideológico en imaginaciones por profecías,
su «Rousseau juez de J¡;an materia religiosa o científica es un entusiasta; quien apoya
Jacqucs», pero no logró pene- son a partir de su mu{.'¡-tc un su locura por medio del asesi-
trar en la iglesia cerrada; en- legado que los políticos no nato, es un fanático». La
loquecido, corre a su casa, co- siempre respetarán en la prác- definición sigue siendo hoy
pia en grandes papeles, de los tica, pero que las conciencias perfectamente válida, aunque
que utilizaba para realizal-los libres y las lluevas constitu- el terrorismo fanático ya no
trabajos de amanuense de que ciones europeas ya no olvida- caza sus víctimas según pre-
vivía, un llamamiento a los I-ánjamás. La divisa con la supuestos religiosos, sino po-
parisinos y corre a la caUe a que concluyó su «Tratado so- líticos. ¿Es el fanatismo se-
repartirlo entre los viandan- bre la tolerancia» sigue siendo cuela inevitable de la religjón
tes ... Es el último arrebato, el hoy tan válida y tan católica y de su organización·
postrer intento-de vencer a la siva como el día en que se for- eclesial? En la época de Vol-
conspiración en el mundo de muló: <¡¡Ojalá los hombres taire la cosa no ofrecía mu-
lo público que es su ten-eno_ tengan horror de la tiranía chas dudas y casos como el de
73
los honnétes hommes, para
la gente de bien y de b ienes, y
un cristianismo humanizado
para la plebe: és te es el pro·
yecto,
Pel-o la trascendencia subver·
siva del plan superó amplia·
mente este dócil marco. Como
seña ló Alexis de Tocqueville,
«e l descrédito universal en el
" cual toda creencia religiosa
',,,-
'.
.
'-.."
....
. .."" .
".
,'.
había caído a finales del s i·
glo XVIJI ha eJercido, s in nin·
",,', '
, guna duda, la mayor de las

,"" influencias en el curso de la


-

Revolución .. , y Chamrort se·


"'... , ñató que «e l clero fue el más
sólido soporte del poder abso·
" ... luto y Voltaire lo derribó ... Al
aplastar la superstic ión in·
fame y el fanatismo que de·
pendla de cl la, cayó también
loda una Justificación simbó-
lica de la jerarquía social y las
razones más firmes para aca·
tar el despotismo. Es seguro
que Voltaire no deseaba preci·
. ,, sameOle causar tal efecto y se
. ., hubiera escandalizado bas·
lante si hubiera podido com·
probar el alcance político que
tuvocn la historia su campaña
anticrist iana. La teoría polí·
tica de Voltaire, en cambio,
salvando su énfas is en la tole-
rancia y su reivindicación de
, \ • los injustamente perseguidos,
no representó gran cosa en la
La luc". de Vollaire conlf' 'e religión cal611ee lue. en buena madlda, un combala contra el formación de las ideas radica·
'an.tilma. que el erela secuela obligada de loa dogm•• ecl.a¡ele •. (Ca rica tu •• da Oauml •• j..
les que conformaron la Revo-
Calas o el espantoso castigo vida y para e l desalTollo eom· lu ción francesa. En general, el
del caballero de La Sane por plcto del ingenio y el I'azona· pensamiento de Voltaire no
una supuesta blasfemia lo miento, Pero la canallle neee· deja de ser en lo filosófico su·
prueban sobradamente. Los sita dogmas, aunque no es mamente corto de vuelo y no
motivos de Voltairc para esta preciso que se le impongan de admite comparació n no ya
batalla contra la fuerza inqui- modo crim inal. En una ca l'la a con el de Rousseau, sino tam-
sitorial de la Iglesia el"an más FcdericoH, fechada en 1767 , poco con el de Diderot o Hel·
los humanitarios de una dict.! Voltaire:« Vuestra Majes· vetius. Sus teorías sue len ser
suavización general de la con- tad prestará un serVICIO generalizaciones de sent ido
vivencia que el intento revo- eterno al género humano des- común, más interesantes por
lucionario de liberar al pueblo truyendo esa infame supcrsti· la desmitificadol'a fuerza po·
de todo dogma impuesto. Evi- ción (el cristianismo), no digo lémica con que se burla de so-
dentemente, las personas ilus- que entre la canalla, que no es lemnidades tradicionalmente
tradas, nobles y ricas , los digna de ser ilustrada y que se asentadas que por las ideas
creadores de conocimiento y merece todos los yugos, s ino propias que avanza. Rous·
va lores, debían sacudirse del entre la gente honrada, entre seau, en cambio, es el caso
todo el yugo cristiano: .. écra- los hombres que piensan oque opuesto: mientras que sus
sez I'infame», Era un obs· quieren pensar». Ninguna re- opiniones sobre lo privado,
táeu lo para el pleno gozo de la ligión dogmática, pues, para sobre las cosLUmbres, y su ac-
74
titud ante lo tradicional son legiadas, mientras que Rous- rante tUl siglo, todos los pro-
mucho más conservadoras seau encarnó el moralismo gresos hacia la democracia, la
que las de los encic lopedistas austero y reivindicativo de los igualdad, el sufragio univer-
(salvo en el terreno de la edu- menos favorecidos. En la Con- saL. todas las reivi.ndicacio-
cación), sus planteamientos vención encontró sus descen- nes de los partidos extremos
políticos están en la raíz de dientes naturales. Robespie- que podrían subvertir el futu-
todas las doctrinas revolucio- rre, por ejemplo, que también ro, la guerra contra la riqueza
narias modernas. Exaltó el estaba convencido de que la y la opulencia, toda la agita-
sentimiento frente a la razón, religión es imprescindible ción de las masas obreras y
desconfió de los beneficios que para mantener el buen ord¡::n oprimidas, todo ha sido en
ciencias y artes aportan a los social. atacó a los philosophes cierto sentido obra de
hombres, vio el progreso (y ajustició al último de ellos. seau". Para completar este
desde el ángulo del pecado Condorcet, el gran vo lteriano) balance, quizá debiéramos
original. consideró impres- porque habían denigrado a añadi r que en él han encon-
cindible la piedad reUgiosa Dios y a la religión pero ha- u-a do también su base teórica
para alcanzar una vida recta, bían conservado a los reyes, los "eforzamientos de la tota-
elogió la fidelidad conyugal, la mientras que Rousseau se ha- lidad política, los argumentos
sencillez de las costumbres, bía atrevido a reivindicar a para negarse a considerar al
etc ... pero fue quien denunció Dios y la inmortalidad, pero individuo concreto e irrepeti-
por vez primera el cúmulo de en cambio se había enfrentado ble como algo más que la
alienaciones que e l poder es- a los príncipes de este mundo parte de un gran Todo, al cual
tatal impone al hombre, las en nombre del pueblo. Como debe someterse y al que debe
desigualdades que crea, se- dijo Mallet-Dupan. «Rous- reproducir en lo íntimo de su
ñaló la propiedad privada sea u tenía cien veces más lec- corazón. Si tratásemos ahora
como fuente de los males so- tores entre las clases medias de antropología o de educa-
ciales, sentó las bases de la que Voltaire; fue él y sólo él ción, deberíamos reconocer
democracia de plena partici- quien inoculó a los franceses que la aportación de Rousseau
pación popular, etc ... Voltaire la doctrina de la soberanía del ha sido no menos decisiva y ha
representaba, en cierta mane- pueblo» . Y no menos cierto es determinado en gran medida
ra, la inmoralidad escéptica y lo afirmado por Gustave Lan- no sólo nuestras ideas más ge-
autofágica de las clases privi- sun: «Desdl' entonces y du- nerales. sino también el sen-

Las teoflas volterianas suelen ,er ele senlido comun, mas ,nleresan tes por la deamllilleadoril fuerta polemlta ton que se
burla de 50lamnldaoes Iradlclonalmente asentadas que por tes Ideas propias que aventa (una de las planehas para la .. Enciclopedia ..).

75
Voltahe repTe.entlba, en cierta
maner .. l. inmor.lldad e'céptlea
y auloljglea ele la' ela.e. prlvUeglada"
mlenlra. que Rou •••• u encarnó al
moran.mo auslero y r.ivlndleltivo di lo.
meno.lavoreclclol.(MVollllr. en.u me ••
d. traba¡o M. maq,,",tl det Mu.eo
CarnavI'at, en Pafil).

tido de las investigaciones


más pormenoriLadas y pani-
culares: ¡cómo olvidar el e10·
gio a Rousseau en las últimas
páginas de los «Tristes TI'ópi-
cmi» de Lcvi-Strauss! El gran
traidol' a la Enciclopedia, el
renegado de las Luces. ha sido
la más activa punta de lanza
de la Ilustración en la trans-
formación histórica del
mundo contemponi.nco ...
Voltairc fue cntel"rado en la
abadia de Scclliers. En .julio
de 1791. la Asamblea Consli-
de la Revolución dio
lUyl.'nli:
orden de Gue sus restos fueran
exhumados y trasladados en
triunfal corte.io hasta la igle-
sia de Santa Genove\'3. qul..'
llamada poco después el
Panteón. POI su parte' Rous-
scau, que habla
en la isla de los Alamos, L'n el
dominio de Ermenon"illc
donde murió, también fue ex-
humado en 1794 y llevado al
Panteón, iunto a Voltairc. En
mayo de 1814, cuando los
Borbones fueron restaurados,
un grupo de fanáticos pcne-
t I"3ron de nochl..' en el Panteón,
desenterraron los restos de los
dos ilustrados. los echaron a
un saco y se los llevaron, pro-
bablemente para arrojarlos a
cualquier venedero de las
afueras de París. Nunca \"olvió
a saberse nada de e Ilos. Las
ct'nizas de Voltaire y Rous-
seau, hermanos eneniigos,
fueron honradas iuntamente
por la posteridad revolucio-
naria y desperdigadas junta-
mente por el odiovengati\'o de
la eterna reacción .• F. S.

EI2a de m.yo de 1178 Vollal,e


enlró en com •. rech.zÓ con IIn
enérgico morlr en pazlM
el eUTa quelnlenló ungirla en IU. último.
momenlol y murió I III once ele II
noche de. dla 30. (Capllll de
Voltalre. en Famey)_

76
El di. da¡ullo de1na, Rou •••• u cen6 copio. amente en compañia de ,1.1,
huéspede. y le ,etlró a de.canlar. al parecer en perfec10 e. lado de
salud; pero.1 dla Ilgulentl, ellevantar.e. sufrió un ataque de .pople¡l. fulminante y murió Intes de que .e le pudiera prestar ayuda médica.
(Sepulcro de Rouaseau, en Erménonvllle).

La. ceniza. dI Voltalra y de Rou.18eu, hermano. enemlgo• . tueron honred •• Juntamente por la po.terldad revolucionaria y desperdigadas
Junt.mente por el odio otenget!vo de 18 eterna reacción. (El triunfo da Voltll,. en P.rla, el 30 de marzo de 1178).

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