Está en la página 1de 11

Actividad 5 de 2do.

Parcial: Voz del autor y voces ajenas

Ejercicio I

1. En el texto “¿En qué se parecen Facebook y Coca Cola?” identifica lo siguiente:


a. Los segmentos donde se manifiesta la voz del autor (subráyalos con azul).
b. Las citas textuales y las citas indirectas (subráyalas con amarillo).
2. ¿Cómo es el manejo de la voz del autor: personal, impersonal o mixto? Justifica tu
respuesta. Misto porque vemos la palabra “sabemos” y tendremos pertenecientes
al plural en algunas partes se establece el uso personal, pero del mismo modo
impersonal. Con estos puntos podemos conocer y catalogar como se maneja la
voz mixta.
3. Infiere la tesis y escríbela, a modo de parafraseo (incluye un cualificador modal).
El problema actual radica en las grandes empresas como empresas que
producen alimentos altos en azúcar para consumo social esto se convierte en un
problema porque la mayoría de la gente gasta de mas alimentos, lo que se
convirtió en un problema para este departamento de salud.
4. Parafrasea tres evidencias dadas por la voz del autor.

Las grandes corporaciones influyen en los datos de una persona en detrimento


de
imagine esto, en la mayoría de los casos, los datos son solo datos capturados para
completar formularios de fuentes externas sin el consentimiento del usuario.

Haz un cuadro de análisis de la voz de otras personas (nombre de la persona o


Los cuerpos que dicen algo se pueden repetir porque si el contenido es diferente
cuenta.
Como otra voz ajena; puede haber voces ajenas genéricas como:
El secretario dijo...).

Las nuevas tecnologías afectan la forma en que vemos el mundo y


Cómo nos ve el mundo a pesar de que la mayor fuente de influencia es a través
de la web.
páginas sociales y de alta demanda, por lo que el aumento de datos es
Se ha convertido en una enorme base económica.

5. Elabora un cuadro de análisis para las voces ajenas (el nombre de la persona o
institución que dice algo puede repetirse, pues si el contenido es distinto se cuenta
como otra voz ajena; es posible que haya voces ajenas genéricas, por ejemplo: la
secretaria declaró que…). En total hay 5 voces ajenas.
Voz Ajena # Nombre de la Cargo (si se Cita directa Componente
persona o menciona) (corta o larga) o del modelo de
institución cita indirecta Toulmin que
representa la
cita
1 Michael mudd exvicepresidente Directa y respaldo
de kraft indirecta
2 Ali mokdad the No hay Cita directa evidencia
global burden corta
of disease
3 Comité de Director Cita directa evidencia
investigación cientifico corta
de la industria
del tabaco

¿En qué se parecen Facebook y Coca Cola?

Moisés Naím
La obesidad y la pérdida de privacidad serán a este siglo lo que el fumar fue al siglo pasado.
Coca Cola, PepsiCo, Nestlé, MacDonalds y otras empresas cuyos ingresos proceden de la
venta de productos con alto contenido de azúcar o grasa, y aquellas como FaceBook, Google
o Twitter, que dependen de captar información personal de sus usuarios para vendérsela a
anunciantes, afrontarán problemas parecidos a los que tienen las compañías que venden
cigarrillos.

El mundo sufre una pandemia de obesidad. 500 científicos de 50 naciones han publicado un
informe (The Global Burden of Disease) donde explican que, entre 1990 y 2010, la obesidad
aumentó un 82% (en los países de Oriente Próximo el incremento fue del 100%).
“Descubrimos que niños que antes morían por infecciones ahora se salvan gracias a las
vacunas, pero hoy el mundo es más obeso y los niños están sufriendo las consecuencias”,
afirma Ali Mokdad, uno de los autores del estudio. Y no son solo los niños. Actualmente, la
humanidad vive, en promedio, más que en 1990 (los hombres, 10,7 años más, y las mujeres,
12,6). Pero según este estudio, los últimos 14 años de vida se ven severamente afectados por
enfermedades y dolores, muchos de los cuales se derivan de la gordura. Hoy, en Estados
Unidos, uno de cada tres adultos y uno de cada cinco niños son clínicamente obesos. Las
empresas que contribuyen a que vivamos en el mundo más gordo de la historia argumentan
que el sobrepeso no es resultado de lo que comemos, sino de diversos factores. “La televisión,
los videojuegos o la urbanización tienen más que ver con la obesidad que la ingesta de
nuestros productos”, dicen.

En el siglo pasado —y durante décadas— las tabacaleras lograron impedir que se vinculara
el cáncer con fumar. El director científico del Comité de Investigaciones de la Industria del
Tabaco (CIIT) escribió en 1957 que “el problema de la causalidad de cualquier tipo de cáncer
es complejo y difícil de analizar... A pesar de toda la atención puesta en la acusación de que
fumar produce cáncer de pulmón, nadie ha establecido que el humo del cigarrillo o alguno
de sus componentes cause cáncer en el hombre”. Hoy sabemos que esta afirmación es falsa.
Y que en 1957 las empresas del tabaco lo sabían.

Según Michael Mudd, un ex vicepresidente de Kraft, las compañías de alimentos y bebidas


están haciendo lo mismo. Mudd afirma que si bien los culpables del incremento de la
obesidad son muchos, ninguno lo es tanto como esas empresas. No se limitan a satisfacer la
demanda de los consumidores, dice Mudd, sino que hacen enormes y muy efectivos esfuerzos
para aumentar la frecuencia con la que comemos y las cantidades que ingerimos. Y además
alerta: “De la misma manera que el lobby de las armas en EEUU señala a las enfermedades
mentales y los videojuegos violentos para así distraer del peligro que implican las armas de
fuego, la industria alimentaria denuncia la vida sedentaria y la televisión como causa de la
obesidad. No debemos caer en esa trampa”.

De la misma manera que algunos gobiernos regularon, finalmente, el consumo de cigarrillos,


empujando a las tabacaleras a buscar su lucro en los mercados menos regulados de Asia y
otras regiones, es posible que tarde o temprano suceda lo mismo con las empresas cuyas
ganancias dependen de la venta de productos saturados de azúcar y grasas.

Algo parecido, pero aún más complejo, está pasando con las empresas que vía Internet nos
seducen con atractivos productos —contenidos, “soluciones”, búsquedas o “comunidades”—
por los que no tenemos que pagar nada. Nada, excepto permitirles saber quiénes somos,
dónde estamos, qué hacemos, qué nos gusta o interesa y quiénes son nuestros amigos.
Algunas veces nos “solicitan permiso” para captar nuestra información y nos piden que
aceptemos ciertas condiciones (¿conoce usted a alguien que lea los largos textos en letra
pequeña con las condiciones de la compañía, antes de aceptarlas?). En todo caso, también
nos monitorean sin permiso.

Naturalmente, esa información es muy valiosa para empresas y otras organizaciones que nos
quieren vender un producto, una idea, una conducta o un candidato. Los avances tecnológicos
permiten recabar cada vez más datos sobre nosotros a través de la telefonía móvil, sensores
remotos, cámaras de seguridad, reconocimiento facial, etc. Y gracias a Big Data, las nuevas
técnicas para extraer información útil de enormes volúmenes de datos, la masa amorfa de
información --“el ruido” -- ahora se puede convertir, cada vez más, en dinero.

Tendremos que hacer algo para contener las fuerzas que están pulverizando las barreras que
nos protegen de la obesidad y las que aún nos permiten gozar de cierta privacidad.
Texto editado con fines didácticos. Extraído de:
https://elpais.com/internacional/2013/04/27/actualidad/1367074350_266018.html

Ejercicio II

1. En el texto “La psicofarmacología del chocolate” identifica lo siguiente:


a. Los segmentos donde se manifiesta la voz del autor (subráyalos con azul).
b. Las citas textuales y las citas indirectas (subráyalas con amarillo).
2. ¿Cómo es el manejo de la voz del autor: personal, impersonal o mixto? Justifica tu
respuesta. Mixto porque se usa la voz personal
3. Infiere la tesis y escríbela, a modo de parafraseo (incluye un cualificador modal).
El chocolate es un descubrimiento sumamente satisfactorio para el paladar
4. Elabora un cuadro de análisis para las voces ajenas (el nombre de la persona o
institución que dice algo puede repetirse, pues si el contenido es distinto se cuenta
como otra voz ajena; es posible que haya voces ajenas genéricas, por ejemplo: la
secretaria declaró que…). En total hay 10 voces ajenas.

Voz Ajena # Nombre de la Cargo (si se Cita directa Componente


persona o menciona) (corta o larga) o del modelo de
institución cita indirecta Toulmin que
representa la
cita
1 Michael Psico indirecta respaldo
leibowitz y farmacologos
donald klein
2 Michael Psico indirecta evidencia
leibowitz y farmacologos
donald klein
3 leibowitz doctor Indirecta larga evidencia
4 leibowitz doctor indirecta respaldo
5 George orwell autor Directa corta respaldo

La psicofarmacología del Chocolatei

Diane Aeckerman

¿Qué comida le pide su cuerpo? Haga la pregunta con suficiente énfasis en el verbo, y la
respuesta muy probablemente será “chocolate”. Comenzaron a consumirlo los indios de
América Central y del Sur. Los aztecas lo llamaban xocóatl: lo tenían por un don del dios de
la sabiduría y el conocimiento, Quetzalcóatl, y servía como bebida en la corte, pues el poder
que confería sólo podía ponerse en manos de gobernantes y soldados. Los toltecas honraban
la bebida divina con rituales en los que sacrificaban perros color chocolate. A las víctimas de
los sacrificios humanos de Itzá solía dárseles una taza de chocolate para santificar su tránsito.
Lo que encontró Hernán Cortés alrededor de Moctezuma, fue una sociedad de adoradores del
chocolate que solían condimentar la bebida con pimienta, pimientos, vainilla o especias, y
servirlo hirviente y espeso como la miel, en tazas de oro. Para curar la disentería le agregaban
huesos molidos de sus antepasados. En la corte de Moctezuma se bebían dos mil tazas de
chocolate al día, y al emperador le gustaba disfrutar de un helado de chocolate que se hacía
vertiendo la bebida sobre nieve traída de las montañas por correos que iban a pie.
Impresionado por la opulencia y los poderes restauradores del chocolate, Cortés lo introdujo
en España en el siglo XVI. No tardó en causar sobre los europeos el efecto de una droga,
Carlos V decidió mezclarlo con azúcar, y los que podían permitírselo lo bebían espeso y frío;
también ellos le agregaban ocasionalmente naranja, vainilla o diversas especias. Brillat
Savarin informa que: “las damas españolas del Nuevo Mundo son locamente afectas al
chocolate, hasta tal punto que, no contentas con beberlo varias veces al día, incluso se lo
hacen servir en la iglesia”. Hoy, los zombis del chocolate circulan por todas las ciudades del
mundo, soñando todo el día con ese pequeño bocado de chocolate que les espera camino a
casa una vez terminado el trabajo. En Viena, los más lujosos pasteles de chocolate están
decorados con hoja de oro comestible. Más de una vez me he sentido seriamente tentada a
volar a París sólo por una tarde, nada más que para ir a Angelina, un restaurante de la rue de
Rivoli donde funden una barra-gramo de chocolate entera en una taza de chocolate caliente.
¿cuántas golosinas no contienen el chocolate? El chocolate, que empezó siendo una bebida
de la case alta, se ha “desclasado”, ha seguido las modas, y suele aparecer en formas
degradadas que no merece. Por ejemplo, un aviso de la Chocolatier Magazine ofrece una
réplica de un diskette de computadora de 5.25” realizado “con cien gramos de chocolate”.
De hecho, la compañía puede proveer “todo un sistema informático compuesto por un
monitor de chocolate, un tablero de chocolate, chips de chocolate y bytes de chocolate”. Su
eslogan es: “Archive en su boca, no en su diskettera”. Durante un fin de semana de septiembre
de 1984, el Hotel Fontainebleau de Miami ofreció un Festival de Chocolate con tarifas,
menús y eventos especiales. Se podía pintar con chocolate, asistir a conferencias sobre el
chocolate, probar chocolates de todas las compañías elaboradoras, aprender técnicas para
cocinar con chocolate o ver a un actor de televisión nadar en más de dos mil quinientos litros
de chocolate líquido. Asistieron cinco mil personas. Los festivales de chocolate son comunes
en ciudades de todo el país, y también se realizan giras turísticas por Europa con la mira
puesta en el chocolate. El mes pasado en Manhattan, oí a una señora invitar a otra usando la
jerga de la droga: “¿Nos chutamos un chocolate?”.
Por ser el chocolate un alimento tan unido a las emociones, algo que comemos cuando
estamos triste, angustiados, antes de la menstruación o en general necesitados de TLC, los
científicos se han preocupado de investigar su química. En 1982, los doctores Michael
Leibowitz y Donald Klein, psico farmacólogos. Propusieron una explicación del motivo por
el cual las personas que sufren mal de amor se vuelven devoradoras de chocolate. En el curso
de su trabajo con mujeres de sensibilidad intensa y consiguientes intensas depresiones,
descubrieron que todas tenían en común un hecho remarcable: en su fase depresiva todas
comían grandes cantidades de chocolate. Especularon que el fenómeno podía estar
relacionado con la feniletilamina cerebral (FEA), que es la sustancia que nos hace sentir esa
marejada pasional que asociamos con el enamoramiento, una sensación análoga a la que
produce una anfetamina. Pero cuando la marejada refluye, y el cerebro deja de producir FEA,
seguimos ansiando su intensidad natural, su velocidad emocional. ¿Dónde podemos
encontrar esa sustancia voluptuosa y creadora de amor? En el chocolate. De modo que es
posible que mucha gente coma chocolate porque reproduce el sentimiento de bienestar del
que disfrutamos cuando estamos enamorados. Un astuto novio que tuve llegó una vez a mi
casa con tres naranjas de chocolate Droste, y cada gajo que comí durante las dos semanas
siguientes, dejándolo deshacer en la boca, me llenaba de pensamientos amorosos hacia él.
No todos están de acuerdo con esta hipótesis. La Asociación de Fabricantes de
Chocolates dice que:
El contenido de FEA en el chocolate es extremadamente bajo, especialmente en comparación con otros
alimentos consumidos habitualmente. La porción normal de cien gramos de fiambre ahumado contiene
6.7 mg de feniletilamina; la misma porción de queso chedar contiene 5-8 mg. La porción normal de
cincuenta gramos de chocolate (el peso de una barrita) contiene mucho menos de 1 mg (0.21 mg).
Obviamente, si la teoría del doctor Leibowitz fuera cierta, la gente comería fiambre y queso en
cantidades mucho mayores.
Y el mismo doctor Leibowitz, en La Química del amor, se preguntaba con respecto a
la demanda del chocolate:

¿Podría tratarse de un intento de subir el nivel de FEA? El problema es que la FEA presente en la
comida se descompone rápidamente en el cuerpo, de modo que no llega a la sangre, y mucho menos
al cerebro. Parar probar el efecto de la ingestión de FEA, investigadores del Instituto Nacional de Salud
Mental comieron kilos de chocolate y después midieron el nivel de FEA en su orina durante los días
siguientes; los niveles no aumentaron.

En mi calidad de “chocoalcohólica” confesa, debo decir que como mucho queso. El


fiambre ahumado me parece tan insalubre que ni siquiera lo tengo en cuenta. La Sociedad
del Cáncer ha sugerido que habría que evitar comidas ahumadas o que contengan nitritos. De
modo que es enteramente posible que el queso llene mi necesidad de FEA. ¿Qué más comen
los chocoalcohólicos? En otras palabras, ¿cuál es el consumo total de FEA proveniente de
todas las fuentes? El chocolate, aun cuando es una fuente más pobre de FEA, puede ser más
atractivo por sus asociaciones adicionales con el lujo y la recompensa. El estudio del Instituto
Nacional de Salud Mental trabajó con gente promedio, pero habría que preguntarse si la gente
que necesita chocolate no será ajena al promedio. ¿Acaso no habría que partir de esa idea?
Leibowitz dice que la FEA puede descomponerse demasiado rápido como para que afecte al
cerebro. Todavía sabemos muy poco acerca de los modos misteriosos como algunas drogas
llegan al cerebro, así que no convendría descartar enteramente la relación del chocolate con
la FEA.
Wurtman y otros argumentan que necesitamos chocolate porque es un carbohidrato
que, como otros carbohidratos, estimula al páncreas a producir insulina, que, en última
instancia, lleva a un incremento en el neurotransmisor de calma; la serotonina. Si esto fuera
cierto, un plato de pasta, o de papa, o cierta porción de pan, serían igualmente satisfactorios.
El chocolate también contiene teobromina (“la comida de los dioses”), una sustancia suave,
análoga a la cafeína, por lo que, en beneficio de la discusión, podemos decir que lo que
necesitamos es sólo la serotonina y la parienta de la cafeína, es decir, una estimulación
calmada, un oxímiron culinario que pocas comidas pueden proporcionar. Podría explicar
incluso por qué algunas mujeres necesitan chocolate cuando se acerca el momento de la
menstruación, pues las mujeres que sufren de síndrome premenstrual tienen niveles menores
de serotonina, y las mujeres en general, en el momento premenstrual, comen un treinta por
ciento más de carbohidratos que en otros momentos del mes. Pero si fuera así, de simple,
una rosquilla y una taza de café bastarían. Además, hay una enorme diferencia entre la gente
a la que le gusta el chocolate, las mujeres que lo desean en cierto momento del mes, y los
chocoalcohólicos graves. Los chocoalcohólicos no quieren pasta ni papas frías, quieren
chocolate. Los sustitutos no le bastan. Sólo el chocoalcohólico en una casa donde no hay
chocolate, en una noche de tormenta cunado la nieve ha hecho intransitables las calles, sabe
lo específica que es su necesidad. No sé por qué algunas personas necesitan el chocolate,
pero estoy convencida de que se trata de una necesidad específica y, en consecuencia, es la
clave para resolver un misterio químico específico al que algún día encontraremos solución.
El restaurante Four Seasons de Manhattan sirve una bomba de chocolate que es el
epítome explosivo de los postres de chocolate; son pocas las personas que logran terminar
dos tajadas (la porción habitual) por su excesiva abundancia. En el bulevar marítimo de St.
Louis, una vez comí un mousse llamado “Suicidio con chocolate”, que era el chocolate
llevado al nivel de droga. Yo sentía como si hubieran colgado mi cerebro en un ahumadero.
También recuerdo la primera vez que probé los chocolates Godiva en casa de unos amigos:
eran genuinos Godiva de la fábrica belga, con un matiz perfecto, un aroma delicado, sin el
menor exceso en el dulzor, y un modo sublime de disolverse en la lengua. Uno de los motivos
por el que los chocolates son tan excelentes en Bélgica, Viena, París, y algunas ciudades
estadounidenses es que se trata en buena medida de un producto lácteo. El sabor del chocolate
puede venir de la planta, pero el deleite sedoso con que se disuelve proviene de la leche, la
crema y la mantequilla que deben ser frescas. Los creadores de nuevos dulces de chocolate
saben que éste debe dar la sensación justa de disolución, y de una quintaesencia de lo cremoso
y suave, sin dejar gusto, para que el hechizo se produzca. En la novela 1984, de George
Orwell, el sexo está prohibido y el chocolate: “es una sustancia opaca que se deshace y sabe
a humo de un fuego de basura”. Poco antes de que Julia y Winston corran el riesgo de hacer
el amor, comen un auténtico chocolate “oscuro y brillante”. El detalle tiene sus precedentes.
Moctezuma tomaba una taza extra de chocolate antes de ir a visitar la vivienda de sus esposas.
Las estrellas de cine, como Jean Harlow, solían fotografiarse comiendo bombones. M. F. K.
Fisher, la diva de la gastronomía, contó una vez que el médico de su madre le había recetado
chocolate como cura para una pena de amor que la estaba debilitando. Por otra parte, las
mujeres aztecas tenían prohibido el chocolate. ¿qué secreto terror se temía que desencadenara
en ellas?

Referencias bibliográficas
Brillant-Savarin, Anthelme. Fisiología del gusto. España: Mediterráneo, 1996.
Farb, Peter y Georges Armelagos. Consuming passions. Nueva York: Washington Square
Press, 1970.
Leibowitz, Michael. The chemistry of love. Nueva York: Berkeley Books, 1984.

i
Recuperado de Palou, Pedro Ángel en “Redacción II”. Texto editado con fines didácticos.

También podría gustarte