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1. Introducción:
El autor es (o fue) un ser humano siempre externo a la construcción narrativa, y es quien determina
el tipo de narrador que quiere para su historia.
El lector es el ser humano que actualiza y resignifica el texto narrativo cada vez que lo lee.
El narrador es un elemento ficticio, creado por el autor, y permanecerá vigente todo el tiempo que
la novela o cuento existan como tales.
El narratario es también un elemento ficticio supuesto por el relato, es el receptor ficticio que se
configura por todas las marcas textuales que van prefigurando un lector ideal propio de cada texto.
Los personajes son los agentes de la narración, sobre su actividad se constituye la historia y el
relato. En lo fundamental, sobre estos versan los comentarios y las observaciones del narrador. Son
seres imaginarios que exhiben distintos grados de importancia. El protagonista es el personaje más
significativo del relato. Suele estar presente otro personaje que lo enfrenta, oponiéndose a sus
acciones: es el antagonista. Existen, además, otros personajes secundarios, auxiliares o transitorios
que cumplen roles menores.
Los espacios constituyen esa determinación del relato que se refiere a los lugares donde se realiza
la acción, ya sea ligado al especio físico o sociocultural que compromete la acción de los personajes.
Los mundos ficticios posibles constituyen la creación fundamental y más abarcadora que posibilita
el relato. La constitución de un mundo da carácter de referencialidad al género pues el discurso
narrativo literario es creador de mundos autónomos, distintos del mundo real, y sólo existen en el
espacio de lo posible. Si bien es cierto que el mundo real es el referente que presta un carácter de
verosimilitud a los mundos literarios, el escritor, en un trato implícito con el lector, puede apartarse
del mundo real para representar en y sólo a través del lenguaje verbal, nuevas versiones del
mundo, pudiendo proyectarse, incluso, hacia la más desbocada fantasía.
Las acciones son el centro de lo narrativo, pues la narración se considera como una sucesión de
acciones. Una acción no es cualquier incidente narrado o descrito: una acción es en términos
simples una decisión que cambia el curso de los acontecimientos.
Existen tipologías de las «situaciones narrativas» que tienen en cuenta, a la vez, los datos del modo y la voz
narrativa. No obstante, en ellas se produce una confusión entre la pregunta: ¿Cuál es el personaje cuyo
punto de vista orienta la perspectiva narrativa? Y otra pregunta muy distinta: ¿quién es el narrador?, o, en
otras palabras, entre la pregunta: ¿quién ve? Y la pregunta: ¿quién habla?. Por eso conviene no tener en
cuenta aquí sino las determinaciones modales, es decir, las que atañen a lo que suele llamarse el «punto de
vista».
Las características de un relato están condicionadas por la perspectiva o focalización escogida por el
narrador para contar los hechos, esto es, el lugar en que se ubica con respecto a los acontecimientos que va
a narrar, su foco, o ángulo de visión. Se llama perspectiva narrativa al modo de regulación de la información
que procede de la elección (o no) de un «punto de vista» restrictivo. La focalización alude al grado de
restricción de la información que la voz narrativa asume respecto de las acciones de los personajes. Los
puntos de vista, o focalizaciones, usados por el hablante narrativo pueden ser:
a) Focalización cero: se identifica con el narrador omnisciente, con la «visión por detrás», el narrador
se sitúa por encima del mundo narrado. Se simboliza mediante la fórmula Narrador > Personaje, en
que el narrador sabe más que el personaje o, dicho con mayor precisión, dice más de lo que sabe
personaje alguno. Se denomina cero pues existe una ausencia de restricción en la entrega de
información.
b) Focalización interna: es la perspectiva en que Narrador = Personaje. El narrador no dice sino lo que
sabe tal personaje: es el relato con «punto de vista» o con «campo limitado». Quien narra conoce
los hechos a partir de su propia experiencia. El relato puede estar escrito en primera, segunda o
tercera persona siempre y cuando corresponda a lo que el personaje puede percibir, pensar o
sentir. Podemos hablar, en consecuencia, de un narrador que podría ser protagonista, testigo o
personaje. La focalización interna puede ser fija, variable o múltiple:
Focalización interna fija: la focalización interna corresponde a la ubicación de un único
personaje. Se asocia al narrador protagonista, pues no cede en ningún momento su voz.
Focalización interna variable: diversos personajes dan sucesivamente diversas perspectivas
para relatar distintos acontecimientos de la historia.
Focalización interna múltiple: Varios personajes describen, desde sus particulares
perspectivas, el mismo acontecimiento. En los dos últimos casos, las focalizaciones pueden
corresponder a un narrador protagonista, testigo o personaje.
c) Focalización externa: se simboliza mediante la fórmula Narrador < Personaje. El narrador dice
menos de lo que sabe el personaje: es el relato «objetivo» o «conductista», que corresponde a la
«visión desde fuera». El personaje actúa ante nosotros sin que en ningún momento se nos permita
conocer sus pensamientos ni sus sentimientos. La voz narrativa sólo describe lo que ve y oye; no
accede a la conciencia de los personajes; actúa sólo como un testigo del acontecer. El narrador se
ubica fuera de los hechos narrados y fuera de los personajes; se informa simultáneamente con el
lector. Se trata de un objetivismo extremo en que el narrador configura su relato a partir de hechos
y descripciones.
2.1.4. Según su grado de conocimiento del mundo:
a) Narrador de conocimiento total (u omnisciente): Asume la posición de un dios que todo lo sabe y,
por ello, es capaz de dar a conocer lo que los personajes sienten, ven, oyen, piensan o desean, y
aun lo que ellos como personajes ignoran sentir o desear. Conoce simultáneamente los
pensamientos de varios personajes. La superioridad del narrador omnisciente se manifiesta
también en el conocimiento que posee del pasado y del futuro de los personajes. Se puede
distinguir dos tipos históricos de narrador omnisciente que coexisten en la literatura
contemporánea:
Narrador omnisciente tradicional: característico de la época clásica, que narra con un
conocimiento total los avatares del mundo humano, pero de forma distante y desapegada, sin
emitir juicio alguno acerca de los hechos que relata.
Narrador omnisciente personal: característico de la novela del siglo XIX, que emite frecuentes
juicios y largas digresiones acerca de las circunstancias del mundo narrado.
b) Narrador de conocimiento parcial o limitado: también se puede distinguir dos tipos de narrador de
conocimiento parcial o limitado según su participación en los acontecimientos:
Personaje (homodiegético): Es un narrador personaje, ya sea personaje protagónico, secundario o
pasivo, como es el caso del narrador testigo. En todos estos casos, siendo personaje del mundo, su
conocimiento es relativo al aquí y ahora de su existencia en el mundo y por tanto es parcial o
limitado.
No personaje (heterodiegético): es un narrador objetivo que, como una voz en off, describe los
actos de los personajes, pero ignora sus pensamientos y la historia previa a los hechos. Sólo es
capaz de informar aquello que ve o escucha, como una cámara de cine.
3. Tipologías sobre los personajes
3.1. Según su importancia en el acontecer:
a) Personajes principales: el o los personajes principales se destacan con respecto a los demás porque
funcionan como integradores de la organización de los acontecimientos, por lo tanto, son parte
estructurante de la acción y su participación no podría ser olvidada. Las acciones que se relacionan
con ellos o que ellos efectúan son el eje sobre el cual se estructura el relato. Los personajes
principales pueden clasificarse a su vez en protagonistas y antagonistas. El protagonista es un
personaje que busca un objetivo, mientras que el antagonista representa la fuerza que se opone a
este logro.
b) Personajes secundarios: son aquéllos que, sin tener un rol demasiado importante en el desarrollo
de los acontecimientos, proporcionan un grado mayor de coherencia, comprensión y consistencia a
la narración. Por lo general, estos personajes están vinculados a los principales, pero su
participación también es individual y complementaria a la participación de los personajes
principales.
c) Personajes incidentales o episódicos: son personajes que no tienen una presencia permanente en
los hechos. Su participación es un recurso para ordenar, exponer, entrabar, relacionar, coordinar y
también retardar el desarrollo de los acontecimientos. Su participación, en la trama central, es
prescindible.
3.2. Según sus rasgos caracterizadores:
a) Personajes planos: estos personajes presentan sólo un rasgo destacado. Se les reconoce por una
sola cualidad, no presentan más que un aspecto de su existencia. Su función es generar un grado de
simpatía en el lector, sin necesidad mayor de la intervención del narrador.
b) Personajes en relieve (redondos o esféricos): presentan más de un rasgo caracterizador, por
consiguiente, conocemos de ellos varios aspectos de su existencia. Son entes capaces de
sorprender al lector al mostrar, en forma repentina, aspectos de su personalidad que estaban
ocultos. Son personajes a veces contradictorios, que generan emociones encontradas en el lector.
c) Personajes tipo: los personajes tipo representan algo, alguna característica de un sector social
humano, de un tipo determinado.
d) Personajes caricaturescos: son utilizados para hacer una crítica a algún aspecto de la realidad social
o personal.
3.3. Según su transformación mediante la acción:
a) Personajes estáticos: se comportan de la misma manera en todo el relato. Estos personajes no
evolucionan ni sufren cambios en su conducta ni características personales. Los datos que se
obtienen de ellos no sufren alteraciones.
b) Personajes dinámicos (o evolutivos): Estos son los personajes que, a través de la acción del relato,
varían su forma de ser; comienzan siendo individuos de ciertos rasgos y conductas y, a medida que
la acción transcurre, modifican su comportamiento, llegando incluso a ser totalmente distintos.
4. Tipología sobre espacio o ambiente
El término espacio tiene demasiada amplitud, abarca tanto los lugares físicos específicos en los que suceden
los hechos, como la atmósfera, el ámbito espiritual al que la obra se refiere. La dimensión espacial es
importante y tiene estrecha relación con los otros elementos de la narración literaria: personajes,
acontecimientos, narrador y mundos. La tipología que se presenta estriba en cómo determina el espacio la
actividad del personaje, ya sea en términos específicos, concretos, o en términos abarcadores relacionados
con la acción narrativa.
Los personajes necesitan de un lugar en el cual existir y sobre el que realizar su actividad. Este espacio puede
delimitarse tanto desde una perspectiva abstracta y genérica como desde otra concreta y específica:
a) Escenario, espacio concreto o físico: es el lugar y momento inmediato en donde ocurren los
hechos, es concreto. Es el lugar físico y el momento en el que los personajes realizan su actividad.
Puede ser abierto (espacios exteriores, amplios) o cerrado (limitados, condicionan el actuar de los
personajes).
b) Espacio o entorno social: a grandes rasgos, se puede decir que es el entorno cultural (religioso,
moral, social, económico) que condiciona el comportamiento de los personajes.
c) Espacio sicológico: atmósfera, ambiente o espacio espiritual, que define las características del
acontecer. El espacio de la acción no es explícito, se muestra en el análisis que se realice sobre el
comportamiento de los personajes de una sociedad, un lugar, etc. Es un espacio que se manifiesta
en el interior de los personajes.
d) El marco histórico-social: es un espacio abstracto que amplía el ambiente físico y temporal. Implica
alusiones al tiempo histórico y a los lugares geográficos en donde ocurren los hechos, o sea, la
ubicación temporal, el estrato o ambiente social en el que los personajes se mueven o al que
pertenecen. El marco nos entrega con mayor claridad el o los ambientes en que se desarrollan los
acontecimientos.
5. Tipologías sobre los acontecimientos
Los acontecimientos son los hechos que tienen ocurrencia en el relato. En sí, constituyen un proceso para
llegar a un resultado. En otros términos podemos hablar de acciones que los personajes realizan para
conseguir o resolver un problema o salvar un obstáculo. Lo que sucede o acontece puede ocurrir no sólo en
los movimientos o conductas que presenten los presonajes, sino también a nivel de sus conciencias. A su
vez, la acción no sólo se da en lo que al lugar físico se refiere, sino también en lo cultural. En un relato, el
acontecer se organiza en tres fases: planteamiento, desarrollo y desenlace.
Tema: o asunto, corresponde al motivo central, a una formulación breve y clara que contesta a la pregunta
¿de qué trata el texto? La respuesta es, por lo general, un sustantivo abstracto con algún detalle que
complete el sentido, haciéndolo más concreto. Por ejemplo, en La Odisea, el regreso a la patria; en otras
obras será el amor más poderoso que la muerte, el viaje existencial o la búsqueda de sí mismo, etc.
6. Tipologías sobre el mundo narrado: mundos ficticios posibles
La interacción del acontecer, de los personajes y de los ambientes da por resultado el mundo ficticio posible.
b) Realista: caracterizado por ajustarse a la realidad de los acontecimientos. Refleja los rasgos
característicos de una época, los lugares, los tipos humanos, causas y efectos; observando directamente la
realidad referida.
c) Onírico: surgen como una nueva forma de ver y representar la realidad interior del hombre
(considera problemas existenciales, soledad, angustia, incomunicación) para llegar a entender su existencia,
la vierte en un universo confuso, inestable, cambiante, inesperado. Procede de los sueños, instintos e
intuiciones.
d) Fantástico: transgrede el orden racional, mediante un suceso inexplicable, anormal (como son el
paralelismo, “el doble”, el desdoblamiento o fusión del alma, los simulacros, las metamorfosis, los
monstruos, los sueños, la realidad dentro de la realidad), provocando en el lector sorpresa y duda por no
poder integrar los planos de lo natural y sobrenatural. El narrador, a través de la primera persona, deja
marcas que siembran la duda sobre la verdad de los hechos narrados (la no autentificación de lo narrado).
e) Maravilloso: su lógica es comparable a la del mundo real, pero naturaliza elementos como la
magia, divinidades antropomorfas y zoomorfas, personificación del mundo inanimado, poderes
sobrenaturales, etc. Se asume como verídica esta realidad.
f) Mundo mítico o mito: relato anónimo de tradición oral que narra e intenta explicar hechos
sobrenaturales y racionalmente inexplicables ocurridos en un tiempo remoto (creación del mundo, el día y la
noche). En estos hechos se destaca la actuación ejemplar de personajes extraordinarios, que adquieren la
categoría de héroes, dioses o semidioses. Asimismo, que el lenguaje mítico (simbólico y alegórico) revele la
voz o voluntad divina, explica que tenga un carácter sagrado, verdadero e inmutable.
g) Mundo legendario o leyenda: relato que se conserva en la tradición oral de un pueblo, que se
asimila como superstición por la veracidad del hecho ocurrido en el lugar; se transmite de padres a hijos, lo
que ha hace mutable; intenta dar una explicación a fenómenos acaecidos en lugares determinados, es decir,
tiene un carácter local o que intenta resaltar algún atributo de un pueblo, ciudad, región o país; sus
personajes son reconocibles en la historia, aunque no son iguales a los reales; la leyenda no tiene el carácter
religioso del mito, aun cuando sus personajes pueden ser divinidades.
Realismo maravilloso o realismo mágico: tendencia literaria (escuela o movimiento: grupo de escritores
que comparten ideas y trascienden en otros). El principal creador de esta tendencia en América es Gabriel
García Márquez, con imitación de Alejo Carpentier e Isabel Allende. Características:
- Autentificación narrativa: el narrador básico del realismo maravilloso tiene atribución de verdad, ya que no
cuestiona los hechos extraordinarios que suceden, involucrando a los lectores a su verosimilitud (aceptar
como verdadero lo que el narrador nos cuenta). Es decir, el narrador es omnisciente.
- Naturalización de lo maravilloso y extrañeza ante lo cotidiano: lo contado está narrado en un tono
inmutable y absolutamente verosímil. Se normaliza lo maravilloso, y se marca lo cotidiano como algo
insólito.
- Realidad cultural: es una tendencia surgida de la reunión de las razas y culturas diferentes que se
manifiestan en Latinoamérica, fundamentalmente, el mestizaje.
- El encantamiento: atrapa con su prodigio de historias extraordinarias y bien contadas. Este discurso se
relaciona con el primitivo “romance europeo”.
- Convicción de fe: el narrador prescinde de afectividad y reflexividad (es decir, no emite juicios y se
distancia de lo narrado). Es el propio relato el que exige nuestra “fe” al no existir una orientación semántica
visible.
i) Mundo de Ciencia Ficción: la Ci-Fi se refiere a aquellas narraciones cuyo contenido se desarrolla en
espacios imaginarios o desconocidos. El mundo representado se sitúa en el futuro que se nutre de los
elementos propios de la ciencia y la tecnología. Muestra además una visión crítica de la sociedad
contemporánea. Su objetivo es instaurar un nuevo orden, en el cual las formas de vida y los esquemas
sociales son diferentes a los ya vividos o actuales. Así, la realidad propuesta suele ser de índole profética.
- Ciencia Ficción Utópica: aquella que concibe el futuro como un espacio de perfección del hombre y de la
sociedad. Algunos ejemplos son el libro “La Ciudad y las Estrellas” (Arthur Clarbe) o la película “Encuentros
cercanos del tercer tipo”.
- Ciencia Ficción Antiutópica: aquella que prevé un futuro degradado principalmente por la incapacidad de
la humanidad para controlar los efectos de su progreso tecnológico. Ejemplos: “Un Mundo Feliz”, “1984”, de
Blade Runner.
Contexto en que surge la literatura de Ciencia Ficción y contemporánea (s. XX): se desarrolla con gran fuerza
entre 1920 y 1940, y alcanza su mayor nivel tras la Segunda Guerra Mundial. Hechos como la bomba
atómica, la investigación espacial, la llegada del ser humano a la luna y la revolución informática facilitan el
desarrollo de esta literatura.
1º La exploración del espacio se manifiesta por las aventuras en otros planetas. Ej.: “Crónicas Marcianas”,
“De la Tierra a la Luna”.
2º El viaje por el tiempo. Ej.: “La Máquina del Tiempo” (Herbert G. Wells).
3º Los mundos paralelos: los relatos presentan la convivencia del mundo conocido con el desconocido. Ej.:
“Crónicas Marcianas” (Ray Bradbury).
4º La presencia de seres no humanos: las narraciones están protagonizadas por creaciones artificiales
(androides, robots o alienígenas), que son producto de una evolución extraterrestre, y también criaturas por
mutaciones humanas.
Corresponden a las formas en que el narrador da a conocer el decir o pensar de los personajes y que dotan
al discurso literario de especificidad.
a) Modo o estilo directo: corresponde a la reproducción literal de lo dicho o pensado por otro o por
uno mismo. El narrador introduce la intervención del personaje de manera directa, sin intervenir o
interpretar su alusión. Se le llama también cita directa, discurso directo o, asimismo, estilo directo
libre cuando no va el verbo introductor dijo, pensó. Ejemplos: Me miró fijamente y dijo: «Nunca
imaginé que fueras tan pérfido»; María pensó: «No es a mí a quien prefiere»; Al verlo me dije:
«Seguramente ha suspendido el examen». La parte de texto reproducida, si es breve, se coloca
entre comillas y a renglón seguido, o se indica con un guión, generalmente introducida por dos
puntos (:). Si es extensa, se le suele disponer en párrafo aparte y con una letra de menor tamaño
que la del párrafo general, en cuyo caso se pueden eliminar las comillas, para no incurrir en
redundancia de signos. Ejemplo: El sujeto se acercó titubeante a la mujer y le dijo: "Sabes bien que
te he querido siempre. Sabes bien además que jamás te dejaría. Pero algo me impide abandonar a
mi esposa y a mis hijos. Es mejor que nos despidamos para siempre”.
b) Modo o estilo indirecto: corresponde a la reproducción de lo dicho o pensado por otro o por uno
mismo no de forma literal, sino desde la voz del narrador. Se le denomina también cita indirecta o
discurso indirecto. Gramaticalmente se caracteriza por ser una oración subordinada que actúa
como complemento del verbo principal: Me miró fijamente y dijo que nunca había imaginado que
fuera tan pérfido; María pensó que no era a ella a quien prefería; Al verlo me dije que seguramente
había suspendido el examen. A diferencia del estilo directo, en el indirecto no se utilizan comillas ni
ninguna forma especial de presentación, pues no se trata de cita directa, es decir, con las palabras
pronunciadas o pensadas, sino de un resumen de lo que otro dice o piensa. El narrador no
reproduce la propia forma de expresión del personaje, sino que subordina el discurso de éste al
suyo propio. Normalmente, entre la oración principal y la subordinada suele haber un nexo, que en
general es que.
El concepto de tiempo en la narración presenta diferentes planos de estudio: el tiempo referencial histórico,
el tiempo de la historia y el tiempo del relato.
En los albores del siglo XX, los escritores incorporan nuevas técnicas narrativas. Hechos trascendentales y
aparentemente tan dispares como la aparición del psicoanálisis, el nacimiento del cine, la emergente cultura
de masas y la sensación de desamparo que provocó en la sociedad occidental la mortandad producto de la
Primera Guerra Mundial repercutieron en la forma de narrar. Del psicoanálisis la novela en particular, toma
la posibilidad de narrar a partir del sueño y del ensueño, del subconsciente. Del cine, la novela toma la
factibilidad de hacerlo a través de la pluralidad de voces y puntos de vista, alterando el orden cronológico de
la narración. Surgieron así el "Racconto" y el "Flash – back". La cultura de masas revitalizó el tradicional
recurso de la intertextualidad. Tras la Primera Guerra Mundial cuando el mundo y la vida no parecían tener
orden ni sentido, ¿podía entonces concebirse un narrador que ordenara los hechos metódicamente y
soberanamente, como un dios omnipotente? Aparecieron así nuevas técnicas narrativas, básicamente
influidas por la psicología, particularmente el monólogo interior y la corriente de la conciencia.
En cine el montaje es usado para representar el movimiento espacial y temporal. En literatura adquiere el
carácter de recurso estético. Consiste en yuxtaponer los planos narrativos, ya sea manteniendo la unidad de
espacio y que la narración se proyecte a circunstancias cronológicas diferentes, o bien, que se represente
una variedad de situaciones producidas simultáneamente en espacios distintos. Es decir, consiste en
presentar simultáneamente acontecimiento que se desarrollan en planos temporales y/o espaciales
distintos. Los planos se asocian o se relacionan a través de un elemento en común, que sirve de nexo.
Permite ordenar el orden real de los acontecimientos, según la intención del narrador. Puede presentar
sucesión violenta de planos, con la finalidad de provocar una reacción intelectual o emotiva en el lector. En
este caso se habla de montaje de choque. Rompe la continuidad cronológica, denotando así un carácter
subjetivo del tiempo. Condensa vertiginosamente días, meses, años. En este caso se habla de montaje
americano.
Las formas o géneros históricos son las especificaciones particulares que a lo largo de la historia ha tomado
un determinado género. Es la realización concreta del género. Según el canal utilizado, se dividen en: