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EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

1. Historia
La visión histórica que a continuación vamos a presentar se refiere a la evaluación
psicológica como subdisciplina de la psicología que, por supuesto, transcurre
históricamente en paralelo a ella y que se inicia a finales del siglo xix.
1.1 Padres de la evaluación psicológica:
Tres son los autores que comparten la paternidad de la constitución de la
evaluación psicológica: Francis Galton, McKeen Cattell y Alfred Binet. Veamos sus
principales aportaciones en lo tocante a nuestra disciplina.

 Francis Galton (1822 – 1911)


Padre de la psicología diferencial, se centra en el establecimiento de las
diferencias individuales tratando de llegar a la descripción y medición de las
características humanas. Ya en 1869, con su publicación Classification of Men
According to Their Natural Gifts, inicia el estudio psicológico de esas
diferencias individuales. Pero fue en 1883 cuando publica su obra más
importante, Inquiries into Human Faculty and its Development, punto de partida
de lo que más tarde serían los tests mentales.
Galton elabora una primera rudimentaria evaluación psicológica: en 1884
crea un «Laboratorio Antropométrico» en el South Kensington Museum de
Londres, donde llega a evaluar a unas 9.000 personas en 17 variables
medidas mediante distintos tipos de medidas y aparatos entre las que
figuraban la estatura, el peso, la capacidad respiratoria, la fuerza muscular, la
rapidez de golpeteo, la capacidad auditiva, la agudeza visual, la capacidad
sensorial discriminativa y otra serie de evaluaciones sensoriales, perceptivas y
motoras (véase Dubois, 1970).
Con todo ello, no cabe duda de la importancia de Galton para la evaluación
psicológica, ya que sintetiza con su obra objetivos evaluativos —científicos y
aplicados— y llevando a la vida cotidiana la tecnología psicológica que había
permanecido durante años en los laboratorios.

 Alfred Binet (1857 – 1911)


Una primera aportación de Binet es la ampliación del interés por el estudio
de las funciones sensoriales, perceptivas y motoras —objetivos planteados por
Galton— a otros ámbitos del funcionamiento psicológico. Así, dice: «no son las
sensaciones, son las facultades psíquicas superiores lo que hace falta
estudiar, son ellas las que juegan el puesto más importante y la psicología
individual deberá prestar mucha más atención a ellas» (Binet y Henri, 1905, p.
416). En la consecución de tales objetivos propone el método de lo que serán
los tests mentales; con tales pruebas se pretenderá integrar el estudio de la
memoria, las imágenes mentales, la imaginación, la atención, la comprensión,
la sugestibilidad, los sentimientos estéticos y morales y hasta la fuerza de
voluntad. Una segunda e importante aportación de Binet es la de establecer
tres tipos de requisitos que las pruebas de medida de esas facultades
psíquicas superiores deberán reunir: que estén formadas por tareas sencillas,
que en su aplicación se invierta poco tiempo, que sean independientes del
examinador, y que los resultados obtenidos puedan ser contrastados por otros
observadores.
Es, también, el primer autor que emite un concepto claro de «diagnóstico
psicológico». Así,compara tres tipos de métodos complementarios en el
estudio diferencial del niño normal y retrasado: el examen médico, basado en
exploraciones físicas y fisiológicas, que es realizado por el médico; el examen
escolar, que incluye el análisis de los aprendizajes que se desarrollan en la
escuela y que ha de realizar el maestro, y el diagnóstico psicológico que
requiere medidas para la evaluación de la inteligencia y que él mismo
establece con el primer test de medida de la inteligencia (Binet y Simon, 1905).
Sus trabajos sobre la medida de la inteligencia fueron llevados a cabo por
Binet entre 1903 y 1909 con la colaboración de Simon y fueron
inmediatamente recogidos por otros investigadores europeos y americanos
como Decroly, Stern, Terman, Goddard y otros muchos, hasta tal punto que en
1914 existían ya 254 estudios publicados referidos a los tests de Binet.
El interés por la evaluación de las funciones superiores, la consideración
del examen psicológico como independiente y complementaria de la
exploración médica y de la evaluación pedagógica y la constitución del primer
test de medida de la inteligencia parecen suficientes méritos como para
considerar a Binet uno de los padres de la evaluación psicológica.

 McKeen Cattell (1860 – 1944)


Los objetivos científicos de James McKeen Cattell fueron, también,
fundamentalmente diferencialistas. Por eso va a realizar su tesis doctoral sobre
el estudio diferencial de los tiempos de reacción, y ello bajo la dirección de
Wundt. A él se deben una serie de pruebas psicológicas para la medida de la
presión dinamométrica, la velocidad de rotación del brazo, la habilidad para
percibir estimulación en la palma de la mano, la memoria para las letras, y
otras muchas.
En 1890 acuña el término «test mental»; el objetivo de tales pruebas lo
estableció en la determinación del rango, exactitud y naturaleza de las
facultades psicológicas, así como en la posibilidad de reunir suficiente material
como para hallar los factores que regulan el desenvolvimiento de esas
facultades, sus conexiones, así como sus perturbaciones.
Es también el primer autor que plantea baterías de pruebas para la
evaluación psicológica, proponiendo en 1896 dos baterías diferentes, cada una
conformada por una serie de tests. Rechaza abiertamente la introspección
como método científico y mantiene como objetivo prioritario la utilización de
procedimientos de medición objetivos a través del estudio de las ejecuciones
de los sujetos en diversas tareas.
La propuesta de los tests mentales como instrumentos de medida de
determinadas características psicológicas, las técnicas de evaluación de
funciones sensoriales, perceptivas y motoras y el énfasis en la utilización de
medidas objetivas son las principales aportaciones de McKeen Cattell a la
constitución de la evaluación psicológica.
1.2 Otros autores relevantes:
 Ebbinghaus (1850-1909): estudioso de la memoria y su medida, pionero en
evaluación en el laboratorio con pruebas objetivas con la presentación de
estímulos mediante aparatos.
 Kraepelin (1856-1926): proponente de un sistema comprensivo para clasificar
entidades psicopatológicas que serán la base del modelo médico en
evaluación.
 Pearson (1857-1936) y Spearman (1883-1945) desarrollan métodos
correlacionales que van a permitir la construcción de instrumentos de
evaluación y son los pioneros indiscutibles del modelo psicométrico o del
rasgo.
 Freud y Jung (1875-1947), que publican la Interpretación de los sueños, en
1900, y El método asociativo (1904), respectivamente, en los que hacen un
análisis del inconsciente mediante la asociación, inaugurando así el modelo
psicoanálitico y/o dinámico de la evaluación.
 Thorndike (1874-1949): pionero en estudios sobre aprendizaje y aptitudes y en
evaluación educativa.
En resumen, la constitución de la evaluación psicológica como una derivación de la
psicología científica se produce durante el último cuarto del siglo xix y la primera década
del siglo xx. Durante este período se perfila el concepto de la evaluación psicológica como
aquella disciplina dedicada al análisis de la individualidad a través de la evaluación de
características sensoriales, perceptivas y motoras, así como de funciones psíquicas
superiores, todo ello a través de una serie de técnicas que adoptan el nombre de «tests
mentales».
2. Conceptos fundamentales en la evaluación psicológica
2.1 Importancia de la medición en psicología
La meta de la psicología, como la de cualquier ciencia empírica, es la creación
de leyes o principios generales para explicar y predecir los fenómenos que estudia,
esto es, pretende la descripción, explicación y predicción del comportamiento de
las personas. Para lograr este objetivo, como señala Torgerson (1958, citado en
Martínez, 1996), la psicología debe recoger y comparar datos para establecer
correlaciones, ecuaciones, etc., que permitan fundamentar las teorías. La medida
es un componente esencial de este proceso, porque ha permitido que los modelos
matemáticos puedan aplicarse a la ciencia psicológica.
Pero se ha planteado que el problema más importante para la psicología es la
obtención de métodos adecuados de medición, ya que una teoría sólo puede ser
probada si las variables hipotetizadas pueden ser medidas de manera adecuada,
es decir, si se pueden establecer relaciones funcionales entre estas variables.
La psicología estudia variables que no pueden medirse en absoluto, sino sólo
aproximadamente, ni directamente, pero sí indirectamente, por ejemplo:
inteligencia, ansiedad, atención, depresión, dislexia, etc. Decimos que los atributos
psicológicos no pueden medirse absolutamente, porque nunca estaríamos seguros
de que hemos medido la totalidad de inteligencia de una persona, toda la ansiedad
o depresión que presenta, todos y cada uno de los errores de tipo disléxico que
podría cometer en lectoescritura.
Sin embargo, podemos inferir la presencia de los atributos psicológicos de
manera indirecta a través de indicadores de la conducta de persona, tanto
observables (calificaciones, temblor o sudoración en las manos, aislamiento o
inexpresividad) como no observables (sus cogniciones cuando resuelva
problemas, su percepción de miedo o catástrofe, su baja autoestima), además de
su reporte verbal. Aquellas experiencias subjetivas, sentimientos, sensaciones y
deseos no pueden ser observados directamente y por lo tanto no pueden
someterse a medición, pero cuando un sujeto formula un juicio, enuncia una
preferencia o simplemente habla con otros acerca de sus experiencias subjetivas,
esta conducta o reporte verbal satisface los requisitos de la investigación científica
y la medición se vuelve posible.
2.2 Qué medimos en psicología
La respuesta más sencilla a esta pregunta es: lo que medimos en psicología es
la conducta, el comportamiento.
2.3 Qué es la medición
El objetivo de la medición en psicología es determinar cuánto está presente de
un atributo en determinada persona, y esto requiere una expresión numérica de la
cantidad. En el nivel más bajo de cuantificación, la medición se ocupa de la
presencia o ausencia del atributo; en el nivel intermedio, determina si se posee
más o menos cantidad del atributo medido, y, en el nivel más alto, qué tanto se
posee del atributo y si se pueden cuantificar las diferencias presentadas en él.
2.4 Pruebas psicológicas
Las pruebas psicológicas son sólo una técnica, entre muchas, de medición en
psicología. Test es una palabra inglesa que significa prueba, reactivo, ensayar,
probar o comprobar; este término tiene su origen a su vez en la raíz latina testis,
que figura en palabras como testigo y testimonio.
De acuerdo con Fernández-Ballesteros (1996, p. 139), la prueba es un
instrumento sistemático y tipificado que permite la comparación de un sujeto con
un grupo normativo.
Gregory (2001, p. 36) menciona que una prueba es un procedimiento
estandarizado para tomar una muestra de conducta y describirla en categorías o
puntuaciones, la mayor parte con normas o estándares, con base en los cuales
pueden utilizarse resultados para pronosticar otras conductas más importantes.
Garaigordobil (1998, p. 23) dice que “prueba” se refiere a una situación
controlada, en la que se recogen muestras de conducta de sujetos que responden
a ciertos estímulos. Estas respuestas son puntuadas o valoradas según algunos
criterios y ofrecen información del lugar que ocupa el sujeto dentro de un grupo de
referencia normativo. Estas definiciones nos ayudarán a desglosar las principales
características que debe poseer una prueba psicológica: medida objetiva, muestra
de conductas, técnica sistemática, establecimiento de normas de comparación y
predicción o inferencia.
2.5 Psicodiagnóstico
Históricamente, el término psicodiagnóstico fue utilizado por primera vez en 1921
por Rorschach, quien tituló así su obra donde presenta la Prueba de las Manchas de
Tinta (Psychodiagnostik). Etimológicamente, diagnóstico proviene del griego
diagignosko, que a su vez procede del latín gnoscere, y significa aprender a conocer,
tener conocimiento, entender algo, conocer a fondo o en profundidad.
Para Pelechano (1988, citado en Garaigordobil, 1998), el término psicodiagnóstico
tiene claras connotaciones médico-psiquiátricas:

 La conducta observable no posee una entidad que se agote a sí misma como


síntoma de algo
 Predomina lo cualitativo frente a lo cuantitativo, un tipo de conocimiento situado
entre la opinión y la ciencia, basado principalmente en la experiencia del
diagnosticador.
 Se utiliza un método que consiste básicamente en una interacción verbal y no
verbal entre el psicodiagnosticado y el psicodiagnosticador
 Se pretende no sólo estimar el estado actual del sujeto (se enfoca sobre lo
patológico), sino que también intenta formular un juicio pronóstico
 Predomina la observación y el registro para identificar la alteración psicológica y
posteriormente llevar a cabo el tratamiento.

2.6 Evaluación Psicológica


De acuerdo con Garaigordobil (1998), el término inglés assessment aparece
por primera vez en 1948, en el libro Assessment of Men, donde se describen las
actividades realizadas por la Sección de Psicología de la Oficina de Servicios
Estratégicos de los Estados Unidos, encabezada por Murray; en esa obra se utiliza
el término de evaluación en vez de psicodiagnóstico, pues se deja de lado la
detección de aspectos patológicos, y en su lugar se enfatizan los aspectos
positivos y de desarrollo potencial del ser humano.
Fernandez – Ballesteros (1996) define que: “La evaluación psicológica es una
disciplina de la psicología científica que se ocupa de la exploración y análisis del
comportamiento de un sujeto o un grupo de sujetos, con distintos objetivos
aplicados y de investigación (detección, diagnóstico, descripción, clasificación,
selección, explicación, predicción, tratamiento o intervención, valoración), por
medio de la aplicación de diferentes dispositivos, pruebas y técnicas de medición y
evaluación, cuya finalidad última es la toma de decisiones”
En un sentido estrecho, la evaluación en psicología consiste en diagnosticar,
es decir, detectar la presencia de un estado, un conocimiento, una patología, etc.,
de acuerdo con el campo donde se esté evaluando. En un sentido amplio, el
término evaluación no se restringe sólo al diagnóstico, sino a todo un proceso cuya
meta consiste en identificar, rotular, seleccionar, plantear objetivos, intervenir,
pronosticar y evaluar si los objetivos planteados se alcanzaron; su finalidad estriba
sobre todo en su utilidad para la toma de decisiones.
Con frecuencia se ha equiparado el uso de test psicológicos como técnicas de
evaluación con lo que es en sí la evaluación psicológica. Se ha legado hasta el
punto de denominar la evaluación psicológica como tests psicológicos. Sin
embargo, no hay que confundir los instrumentos de medida utilizados en la
evaluación psicológica con la disciplina para la cual sirven de instrumento.
Cronbahc (1990) advierte que el término evaluación psicológica es mucho más
amplio que la aplicación de tests, ya que requiere la integración y valoración de la
información recogida.
3. Modelos de la evaluación psicológica
Derivados de los desarrollos históricos, cinco son los modelos que han servido
de base a la evaluación, estos son:

 Modelo del atributo


 Modelo dinámico
 Modelo médico
 Modelo conductual
 Modelo cognitivo
Cada evaluador sigue una teoría psicológica, esto lo llevará a discriminar la
información que recibe, a elegir determinadas técnicas y a recoger determinados
resultados, lo que quiere decir que su marco teórico lo guiará hacia una
determinada evaluación.
3.1 Modelo del atributo
Supone que la conducta está en función de variables personales u
organísmicas, también llamadas intrapsíquicas o genotípicas. Tales variables
personales no pueden ser evaluadas directamente, sino que es menester tener
indicación de ellas por medio de las manifestaciones externas de los sujetos o
variables fenotípicas. Por ejemplo, el comportamiento de timidez de un niño puede
ser explicado porque el sujeto es introvertido. Las conductas de introversión son la
manifestación fenotípica de un constructo genotípico que está dentro del individuo.
Las relaciones entre unas y otras se establecen por medio de técnicas
correlacionales.
Como podemos observar, explicar un comportamiento por un constructo
personal no es ni más ni menos que una tautología, puesto que el comportamiento
que pretende explicarse puede formar parte del conjunto de comportamientos que
expresan el constructo.
Ahora bien, algunos autores, dentro de este enfoque, pretenden objetivos más
modestos, es decir, los de predecir, desde una serie de comportamientos, otros,
por lo cual una segunda formulación desde este mismo modelo es en donde la
conducta que se pretende predecir es una función de otra conducta criterio.
Vemos que, en lugar de atribuir una relación causal entre el comportamiento y un
constructo o variable endógena o personal, lo que se pretende es simplemente
predecir un comportamiento desde otro. Por ejemplo, si pretendemos predecir el
rendimiento académico de un niño podemos hacerlo en función de una serie de
comportamientos actuales presentes en un test de inteligencia.
3.2 Modelo dinámico
Se preconiza que el comportamiento puede ser explicado en función de una
serie de construcciones teóricas internas que conforman la estructura de la
personalidad y que, junto a una serie de dinamismos internos inconscientes,
determinan la conducta, por lo que cualquier manifestación conductual será
entendida como una expresión de una condición interna de la persona.
3.3 Modelo médico
Trata de conocer la etiqueta o entidad nosológica aplicable a un determinado
sujeto que presenta un trastorno conductual con el supuesto de que éste está
condicionado por la etiología de la determinada desviación conductual que se
explora, lo que, por ende, va a desembocar en el tipo de tratamiento a emplear.
En efecto, algunas de las posibles disfunciones conductuales tienen una base
biológica o neurológica (como sucede, por ejemplo, en el caso de algunos
síndromes que producen deficiencia mental o en la demencia, entre otros) y, por
tanto, el modelo médico es perfectamente aceptable. No obstante, generalizar esto
a toda la psicopatología es, como se sabe, un enorme error conceptual, dado que
los sistemas de clasificación psiquiátricos no tienen una base etiológica o causal.
En todo caso, el modelo médico explica la conducta anormal partiendo de factores
endógenos o internos, bien biológicos, bien intrapsíquicos. Es decir, la conducta es
una función de condiciones biológicas o personales.
3.4 Modelo conductual
Éste ha sufrido cambios importantes a lo largo de su historia; comenzó por ser
un modelo radicalmente «externalista» (la conducta es una función del estímulo),
pero ha ido tornándose en un modelo interactivo en el que la conducta y las
variables de la persona y del ambiente interaccionan recíprocamente (Haynes y
Heiby, 2003).
Así, su formulación actual postula que el comportamiento se explica por
transacciones entre la propia conducta y variables de la persona y el ambiente.
Por ejemplo, el rendimiento escolar es el producto de factores personales del niño
(por ejemplo, que no haya desarrollado hábitos de estudio) en interacción con
variables del ambiente (por ejemplo, tener una maestra que no refuerza sus
conductas de estudio).
3.5 Modelo cognitivo
A la evaluación psicológica, podemos hablar, hoy en día, de un modelo en el
cual la conducta es explicada a través de una serie de procesos y estructuras
mentales internas, por lo que, muy sucintamente, podríamos decir que la conducta
es una función del mundo cognitivo de la persona, de su forma de percibir el
mundo, de su mente. Por ejemplo, el comportamiento depresivo de un sujeto
puede ser explicado por percepciones distorsionadas.
4. Evaluación psicológica y ámbito de trabajo
4.1 Clínica
En el ámbito clínico el proceso de evaluación consiste en recolectar, apreciar y
analizar los datos requeridos para efectuar decisiones que aporten a aliviar o dar
término a la problemática del paciente. Durante este proceso se produce un símil de la
actividad científica y del pensamiento hipotético deductivo e inductivo para arribar a un
diagnóstico (Ibáñez & Maganto, 2009).
La evaluación clínica es un proceso donde intervienen los procesos cognitivos, las
representaciones mentales y la intuición o razonamiento inductivo del evaluador.
4.2 Educativa
La evaluación psicológica en el ámbito educativo, busca describir, clasificar,
explicar y predecir determinadas conductas de niños, adolescentes e instituciones
escolares. En este sentido, la evaluación realizada por el psicólogo educacional,
responderá y se ajustará a una demanda que provendrá generalmente del cuerpo
docente, cuyo proceso estará compuesto de una serie de toma de decisiones, tareas y
pasos definidos (Fernandez-Ballesteros, De Bruyn, Godoy, et. al., 2003).
4.3 Forense
La participación del sujeto evaluado dentro del ámbito de la psicología forense
cuenta con características propias que distan de las observadas en el proceso de
evaluación clínica. En el ámbito jurídico el sujeto no se presenta voluntariamente ante
el psicólogo evaluador, su participación está dada por el rol que cumple dentro de un
proceso judicial determinado, ya sea como demandado o demandante.
El rango de edades en la población forense suele ser más variado que en el
ámbito clínico puesto que este abarca desde niños de dos o tres años evaluados por
abuso sexual, hasta ancianos de 90 años que atraviesan procesos de incapacitación
(Echeburúa, Muñoz & Loinaz, 2011).
Las sesiones de evaluación tienen la característica de ser acotadas en cuanto a su
duración y cantidad de encuentros y a ello se suma la dificultad para el evaluador
de realizar valoraciones retrospectivas acerca del estado mental del evaluado en
momentos previos a la instancia de evaluación o bien prospectivas, ya sea que el
objetivo de la evaluación se base en verificar un daño, imputabilidad o bien dar
lugar a un proceso de adopción o valoración de un riesgo.
4.4 Organizacional
Dentro del proceso complejo de selección de personal, la evaluación psicológica
es una de las herramientas más ricas e importantes a considerar. Para ello, es preciso
apelar a una comprensión global de variables que se orientan más allá del evaluado.
En primer término, se debe conocer en profundidad la organización para la cual se
piensa a un candidato determinado. Es prioridad comprender la cultura organizacional,
el clima de trabajo, el organigrama y sus dimensiones.
El principal objetivo de incluir a la evaluación psicológica en el proceso de
selección de personal responde a rastrear, analizar y describir las competencias
laborales de un sujeto.
Éstas se definen como los motivos, rasgos de carácter, percepción de sí mismo,
actitudes y valores, conocimientos, capacidades cognitivas o bien, de conducta que
están relacionadas al desempeño del futuro candidato en la posición a cubrir.

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