Está en la página 1de 82

Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


An Avalanche of Love
ALEXA RILEY

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Por los romances ridículos y la alegría que proporcionan...

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


An Avalanche of Love
BY ALEXA RILEY

Natalie ha vivido toda su vida en Bear Mountain y nunca ha


encontrado el amor. Cuando el promotor que quiere robarle sus
tierras llega al pueblo, tiene la suerte de que la magia por fin se
decida a trabajar. ¿Cómo va a enamorarse de alguien que es su
enemigo acérrimo?

Walker siempre se ha centrado en el trabajo y en ganar dinero,


pero hay algo en su última adquisición que no encaja con él. En
cuanto conoce a la mujer con la que ha estado obsesionado, todo
empieza a tener sentido. Lástima que ella lo odie.

Advertencia: ¿Puede una avalancha unir a dos personas? ¿De


qué otra manera podría funcionar esto? ¡Acércate y verás cómo
se calientan las cosas!

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 1
NATALIE

— Oh, Dios mío, — mi madre jadea desde la puerta. —Cariño,


¿has hecho todo esto tú sola?— Sus ojos, tan parecidos a los míos, se
abren de par en par por la sorpresa.
— ¿Es demasiado?— Me retuerzo las manos preguntándome si
el exceso es algo malo. Sé que a veces la gente puede decir que soy un
poco exagerada, pero de vez en cuando es necesario.
He estado en Hot Toddy desde las diez de la mañana. Quería
entrar al bar lo antes posible, pero Buck dijo que la única manera de
dejarme entrar a este lugar a las seis de la mañana de un domingo era
si dormía en su cama la noche anterior. Que resulta que está encima
del bar.
Puse los ojos en blanco y acepté a las diez. Lo entiendo. El bar
está abierto hasta las dos de la mañana el sábado por la noche, pero
yo quería que esto fuera perfecto. Mi hermano gemelo va a tener un
bebé, y yo estoy a cargo de la fiesta del bebé. Estoy decidida a
asegurarme de que todo sea perfecto.
—No es demasiado. — Se acerca para envolverme en un abrazo.
—Nunca es demasiado cuando se trata de ti. Solo desearía que me
hubieras dejado ayudar si estabas haciendo todo esto. — Hace un
gesto alrededor de la habitación.
— ¿Qué? Es un bar y tuve que convertirlo en un país de las
maravillas de invierno. — Eso lleva mucho trabajo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


No hay una tonelada de lugares para celebrar eventos en Bear
Mountain. Hay pocos lugares por aquí, pero nos gusta que sea así.
Bear Mountain es un pequeño y hermoso pueblo que el mundo
corporativo no ha tocado. No es que algunos no lo hayan intentado.
En mi opinión, tenemos algunas de las mejores montañas para
esquiar del mundo, pero somos un pequeño trozo de cielo escondido y
mantenido en secreto.
Si más gente nos conociera, esta ciudad se convertiría en
Touristville en un abrir y cerrar de ojos. No nos importa que haya un
poco de compañía para llenar los pequeños lugares de alojamiento y
desayuno de por aquí, pero no necesitamos que una gigantesca
estación de esquí se apodere de nosotros.
Un fin de semana, cuando decidí alquilar algunas de las cabañas
que tenemos en las tierras de nuestra familia, tuve la oportunidad de
comprobarlo. Eso había terminado en una pesadilla con un grupo de
universitarios ricos e imbéciles. Aunque nos dio a Evie, que se casó
con mi primo Connor, pero no volveré a cometer ese error.
—Realmente has pensado en todo. — Pasa la mano por uno de
los manteles y mira a su alrededor. He cubierto casi todo el local para
ocultar que es un bar. Incluso el techo está oculto por los globos. Me
van a doler los dedos de atar tantos, pero ha merecido la pena.
— ¿Crees que les gustará?— Pregunto.
—Por supuesto. — Me dedica una sonrisa que se convierte en
una mirada cómplice. Oh, mierda. —Has hecho todo esto porque no
quieres que sepan que estás un poco triste.
— ¿Qué? No tengo ni idea de lo que estás hablando. Oh, Dios,
¿estás perdiendo la cabeza? Eres tan joven.
—Eres una mocosa. — Se ríe antes de que su cara se ponga seria
de nuevo. —Tú también encontrarás al indicado, Natalie.
—No estoy buscando al 'indicado'. — resoplo. Levanta una ceja,
sin creerse lo que le estoy vendiendo. Desde que era una niña, siempre
hablaba de encontrar un amor como el de ella y papá. —Ya no. —
añado.
—Cariño. — Me atrae con uno de sus grandes y suaves abrazos
de madre. Da ese tipo de abrazos que perduran incluso después de

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


haber terminado. También te hacen vomitar palabras por todas
partes, pero no voy a hacerlo esta vez. De ninguna manera. —Te
quiero.
— ¡Está bien! Estoy celosa, y quiero asegurarme de que eso no
se note. No dejaré que mis sentimientos gelatinosos toquen a este bebé
y su amor. ¿De acuerdo? Adoro a Bri, y ella es lo mejor que le ha
pasado a Wilder. Bueno, excepto yo, pero yo no cuento.
—Tú cuentas.
—Lo sé, y me alegro mucho por ellos. — Me muerdo el interior
de la mejilla para asegurarme de que mi barbilla no se tambalea.
Siempre tiembla cuando estoy a punto de llorar, cosa que no
haré porque soy una fea llorona. Toda mi cara se pone roja y
manchada, y persiste durante horas, y todo el mundo lo sabrá.
Entonces se preocuparán por mí y preguntarán qué me pasa. Lo que
robará la atención de la fiesta del bebé. Toda la atención va a estar en
Bri. Es su momento para brillar.
Ella ha pasado por mucho, habiendo perdido a sus padres hace
un año. Cuando Wilder y yo perdimos a nuestro padre, fue duro. No
puedo entender la pérdida de ambos padres a la vez. Mi misión ha sido
mostrarle que ahora nos tiene a nosotros y que, aunque nunca
sustituiremos a su madre y a su padre, podemos ser una familia
estupenda para ella. Además, la adoramos mucho.
—No hay nada malo en lo que acabas de decir. Es normal tener
esos sentimientos. En todo caso, demuestra lo mucho que los quieres
a ellos y a este bebé.
—Gracias, mamá. — Debería haber sabido que un buen vómito
de palabras con ella me haría sentir mejor. Creo que mi estado de
ánimo está mal porque Walker no me llamó ayer, pero no pienso en
eso ahora. No.
—Encontrarás a tu alma gemela, Natalie. Así es como funcionan
las cosas en esta ciudad.
Walker viene a mi mente de nuevo, pero alejo los pensamientos
sobre él. Ni siquiera sé cómo es, así que ¿cómo es que ocupa tanto
espacio en mi cabeza? ¿O aparece cuando pienso en almas gemelas?
Es molesto y siempre está en mi cabeza como un mosquito molesto

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


zumbando. Probablemente por eso sigo pensando en él. Porque es
como una espina en mi costado.
—Podría terminar como Buck. — Señalo con el dedo hacia el
apartamento sobre Hot Toddy.
—Buck es una criatura rara de su propia creación. Nadie es
como Buck.
—Eso es cierto. — saco entre risas.
— ¡Natalie!— Bri chilla.
Me doy la vuelta para verla a ella y a mi gemelo, Wilder, con mi
primo Connor y su esposa detrás de ellos. Connor tiene al bebé Evan
en brazos cuando entran, y veo que Bri tiene las manos sobre la boca,
con los ojos llenos de sorpresa y lágrimas.
—Te has superado a ti misma. — Wilder guía a su esposa, muy
embarazada, hacia la habitación antes de abrazarme. Me hace girar
un par de veces y luego me pone de pie. Siempre hacía eso cuando
éramos pequeños.
No tengo ni idea de cómo somos gemelos. Él mide más de un
metro ochenta, mientras que yo solo mido unos centímetros más de
un metro ochenta. Principalmente, nuestro color de pelo y nuestros
ojos coinciden, junto con el único hoyuelo que tenemos en la mejilla
izquierda. También tenemos uno en la derecha, pero tenemos que
sonreír mucho para que aparezca.
— ¿Es eso un pastel de bodas?— pregunta Evie.
—Más o menos. A Wilder le encanta el pastel de chocolate y a Bri
el de vainilla. Pero ¿quién no quiere pastel de fresa también? — Me
encojo de hombros. —Así que mandé a hacer niveles.
—Eres brillante, ¿lo sabías? Creo que me casé con el gemelo
equivocado. — bromea Bri.
—Vas a recibir unos azotes. — gruñe Wilder, haciéndola reír. La
arropa a su lado y le susurra algo al oído que hace que sus mejillas se
pongan rosadas.
A veces es difícil verlos a todos juntos. Tanto Wilder como Connor
son tan buenos con sus esposas, y están locamente enamorados.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Durante mucho tiempo, éramos los tres niños. Connor perdió a sus
padres hace años y se sentía más como un hermano que como un
primo. Luego, en el último año, ambos fueron y encontraron el amor.
Yo soy la última que queda, así que ahora soy la rara, y es solitario.
— ¿Por qué no hacemos unos platos antes de que lleguen
todos?— Sugiero.
— ¡Sí!— Bri acepta rápidamente y se dirige a la mesa de la
comida, donde he colocado bandejas con golosinas. Evie y yo nos
unimos a ella mientras mamá se lleva al bebé Evan y manda a los
hombres fuera a recoger algunas de las cosas que ha traído en su
todoterreno.
—Esta es tu mesa. — le digo a Bri.
La coloco en la parte delantera, cerca de la mesa de los regalos,
y todos nos sentamos a comer. Cuando llegue la gente, Bri
probablemente no tendrá mucho tiempo para comer; estará hablando
y todos querrán su atención.
—Sigo queriendo preguntarte, ¿ese tipo sigue intentando
comprar las tierras de la familia?— pregunta Evie antes de meterse en
la boca un mini perrito de media luna con queso.
Vuelvo a girar la cabeza hacia la puerta, asegurándome de que
mi madre y Wilder o Connor no están cerca. No sé por qué no se lo he
dicho, pero en realidad es una cuestión discutible. No estamos
vendiendo. Estoy a cargo de la gestión de la tierra, cuando se trata de
la parte del papeleo al menos.
—Sí.
— ¿En serio? ¿Cuánto tiempo ha estado sucediendo esto?— Bri
se mete una cucharada gigante de macarrones con queso en la boca.
—Los correos electrónicos comenzaron hace un mes. Ahora me
llama, pero no contesto. Cuando lo hago, es para decirle lo que pienso
y luego le cuelgo. — Sonrío.
Sin embargo, ayer no llamó y normalmente lo hace una vez al
día. ¿Se ha rendido?
— ¿Estás bien?— Evie me mira con preocupación y me doy
cuenta de que estoy haciendo puchero.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Me obligo a sonreír y sacudo la cabeza. —No, se me ha olvidado
traer los macarrones con queso trufado. Ahora vuelvo. — Me levanto
de mi asiento y me llevo el plato. En lugar de ir por mis macarrones
con queso, acabo junto a mi bolso sacando mi teléfono.
No hay llamadas perdidas.
Incluso cuando no me llama, me molesta. ¿Qué diablos me pasa?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 2
WALKER

—Esto no llevará mucho tiempo. — le digo a mi secretario Josh


cuando entro en mi pequeña cocina y lo veo sentado en la barra. —
Adelante, pasa la reunión de mañana a pasado. Estaré de regreso para
entonces.
— ¿Estás seguro?— Me mira por encima de la montura oscura
de sus gafas mientras sostiene un lápiz óptico sobre su tableta. —
Porque si te soy sincero, Walker...
— ¿No se supone que me estás llamando 'Sr. Smoke'?— Josh
sigue mirándome con su expresión inexpresiva, y lo ignoro. — ¿Dónde
está mi café? ¿Qué clase de secretario eres?
—El mejor. — Josh coloca su tableta en el mostrador y cruza los
brazos sobre el pecho. —Y tu café está a tu lado, Walker.
Pone énfasis en mi nombre porque tiene razón. Es el mejor, y
sería raro que me llamara de otra manera. Josh lleva ya más de diez
años conmigo y conoce la agenda de mi vida mejor que yo la mayoría
de los días. Es más bien mi molesto hermanito que suele tener razón
en todo, pero nunca se lo diría.
Tomo el café caliente, murmuro un agradecimiento e ignoro su
sonrisa de suficiencia mientras apoyo la cadera en la isla y espero a
que continúe.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Como decía, ¿estás seguro de que esto no llevará mucho
tiempo?
— ¿Cuándo no he sido capaz de abrirme camino a través de un
trato?
—No lo sé, pero tengo un presentimiento sobre éste.
—Dijiste eso sobre Georgia. — señalo, pero no se mueve.
—Y tuviste que vender esa propiedad en el plazo de un año o
asumir una pérdida multimillonaria.
—Sí, pero la vendí. — respondo, y pone los ojos en blanco.
—Te dije desde el principio que eso iba a ser un problema.
— ¿Y crees que éste lo será? — Espero mientras me mira
divertido.
—No estoy seguro. — Arrastra la última palabra mientras se lleva
el bolígrafo a la barbilla. —Pero tengo una sensación extraña sobre
este acuerdo. No puedo poner mi dedo en eso, pero yo empacaría un
cambio extra de ropa si fuera tú.
Miro mi móvil y pienso en llamar a Natalie Thompson por
enésima vez. Ella es la encargada de las propiedades de los Thompson
y la única persona que necesito para decir que sí. También resulta que
tiene la voz más sexy que he escuchado en toda mi puta vida. Incluso
cuando me grita. Diablos, ¿a quién quiero engañar? Es aún más sexy
cuando me grita.
—Sí, madre. — suspiro mientras miro hacia la puerta principal
y veo que mi bolsa de viaje ya está preparada y lista para salir. —Ya
has empacado mis cosas, ¿verdad?
—De nada. — canta Josh, poniéndose de pie y cogiendo su
tableta. —Llámame cuando aterrices y hablaremos más sobre el
tiempo que vas a estar ahí.
—Un día te voy a despedir.
—Pero hoy no. — Se encoge de hombros. —Estaré en una playa
sorbiendo bebidas de un coco para cuando llegues, así que no me
estreso.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No te he dado permiso para tomarte vacaciones.
Justo antes de que Josh salga de la cocina, vuelve a mirarme y
luego señala mi teléfono. —Te olvidas de que te conozco, Walker. La
forma en que sigues mirando esa cosa es la razón por la que me voy
al trópico.
—Eso no significa nada. — Incluso mientras digo las palabras,
sé que no son ciertas.
—Déjame preguntarte esto. — dice mientras coge su abrigo. —Si
no tuvieras que volver a este pequeño apartamento con apenas un
mueble, ¿qué harías con tu vida?
—Esa es una pregunta ridícula. — Le hago un gesto con la mano
y el mierdecilla sonríe. —Me encanta mi trabajo.
—No tienes familia, y soy tu único amigo. — Empiezo a discutir
pero cierro la boca de golpe. Se ríe y sacude la cabeza. —Nos has hecho
ganar suficiente dinero a los dos para que no tengamos que seguir
haciendo esto. ¿Por qué este, Walker? ¿Qué tiene Bear Mountain para
que tengas que tenerla?
Un largo silencio se extiende entre nosotros, y finalmente me
encojo de hombros. —No lo sé.
Josh sonríe mientras se acerca y me sorprende dándome un
abrazo. —Entonces ve a averiguarlo. — Se va antes de que pueda decir
otra palabra, y me quedo con lo que ha dicho suspendido en el aire.
Me crió mi padre después de que mi madre se marchara cuando
era un niño, y lo único que me enseñó fue a trabajar duro. Eso es todo
lo que he hecho toda mi vida, y quizás Josh tenga razón. Desde que
mi padre murió, no me queda más que el trabajo que hago, y Josh
como mi única conexión con alguien.
La mayoría de la gente con la que trato o bien me desprecia
porque no tiene más remedio que venderme, o bien me quiere porque
le pago una mierda de dinero por ello. Soy el intermediario entre una
empresa con un plan y un desarrollo que se está construyendo. Soy el
que toma la idea y asegura la propiedad para hacerla realidad. En
realidad, no construyo nada ni se me ocurren las ideas; solo adquiero
lo necesario y lo hago realidad.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Una empresa que quiere construir una nueva estación de esquí
se puso en contacto conmigo hace unos meses. No tenían un lugar
concreto en mente, pero querían que buscara el más adecuado y que
el acuerdo fuera lo más sencillo posible.
Mi investigación me dio muchas opciones, pero un pequeño
comentario en un foro sobre algunos de los secretos mejor guardados
del esquí me llevó a Bear Mountain. No había mucho que hacer, aparte
de una vieja página web que ya no aceptaba reservas. Podría haber
renunciado a ella y mostrarle otras recomendaciones, pero no me
dejaba en paz. Tuve que preguntar por ahí y, gracias al boca a boca,
conseguí el número de Natalie Thompson.
He desarrollado una reputación en mi mundo como alguien que
consigue un sí cada vez. Solo que esta vez no estoy consiguiendo lo
que quiero. Por eso voy a ir yo mismo a Bear Mountain para hacerle a
Natalie una oferta que no pueda rechazar.
Tal vez Josh tenga razón y me lleve unos días más de lo que
había planeado, pero al final, cerraré el trato.
Agarrando mi café y mi maleta, miro alrededor de mi
apartamento. Josh dijo que era diminuto, y eso era ser generoso. Aquí
en la ciudad podría haberme permitido un piso entero para mí, pero
¿qué sentido tenía? Solo estoy yo, y no hay suficientes cosas aquí para
llenar una caja grande. Me parecía un desperdicio de dinero y de
espacio. Odio que me recuerden que solo vivo yo, aunque todas mis
cosas podrían caber en una caja. Los muebles se alquilan junto con el
espacio, y en una hora podría hacer que este apartamento pareciera
que nunca hubiera vivido aquí.
Tengo una sensación en el pecho mientras cierro la puerta y cojo
un taxi para ir al aeropuerto. ¿Es anhelo? ¿Es miedo? ¿Solo me siento
así porque Josh me metió todos esos pensamientos tontos en la
cabeza? Es culpa suya que dude de mis habilidades y que recuerde lo
solo que estoy. Esta vez voy a despedirlo de verdad cuando regrese.
No es hasta horas más tarde, cuando mi avión ha aterrizado al
pie de Bear Mountain, que la sensación en mi pecho cambia. No
desaparece, pero en lugar de ponerme nervioso, me hace sentir
tranquilo. Quizá por primera vez en mi vida, o al menos que yo

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


recuerde, me siento seguro. Es como si este fuera el lugar donde debo
estar, y que voy por el camino correcto.
Así es como sé que este trato va a ir en mi dirección.
¿Verdad?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 3
NATALIE

—Es chocolate blanco. Eso es. — Declaro, pensando que por fin
he resuelto el misterio. Bear abre un ojo para mirarme. Ha estado
durmiendo a mis pies y mi emoción lo ha despertado.
—No. — dice Betty desde detrás del mostrador de la panadería.
Es un lunes a media tarde, así que solo estamos ella y yo. Ella está
terminando el día, y yo no estoy haciendo nada más que perder el
tiempo. Mi casa se siente más vacía de lo normal, incluso con Bear en
ella.
— ¿En serio? Maldita sea. — Tomo otro sorbo de mi chocolate
caliente. Es el mejor chocolate caliente de todo el mundo, en mi
opinión. No es que haya tomado muchos otros, pero como sueño con
este, debe ser bueno.
—Mejor suerte la próxima vez. — Betty sonríe.
Saco mi pequeña libreta y apunto mis conjeturas. Betty nunca
dará su receta de chocolate caliente, pero eso no me impide intentar
averiguarla. Cada semana adivino una receta que ella responde, y juro
que estoy cerca. Solo me falta un ingrediente, y me está volviendo loca.
Aunque no tan loca como Walker, porque ha habido silencio de radio
por su parte.
Vuelvo a guardar el bloc de notas en el bolso y miro el teléfono.
No hay nada en la pantalla, así que supongo que realmente se ha
rendido. Es un poco decepcionante porque, por mucho que lo odiara,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


era divertido discutir con él. No sé por qué me invade esta sensación
de pérdida.
— ¡Natalie!— Jen entra corriendo en la panadería a toda
velocidad. Íbamos al mismo colegio, pero ella iba dos cursos por
delante de mí. Eso no significa mucho en una ciudad pequeña como
la nuestra. Aun así, teníamos un montón de clases juntas.
— ¿Qué pasa?— le pregunté. Nunca pasa nada por aquí que la
entusiasme tanto.
Jen intentó una vez publicar un periódico del pueblo, pero nunca
hubo nada que informar. Incluso los imprimía en papel normal de su
impresora y los dejaba en pilas por todo el pueblo para que la gente
los leyera. Eso duró unos dos meses. Yo los leía y, de hecho, los echaba
de menos. Ahora escribe en Internet sobre los famosos de la realidad,
y gana mucho dinero con ello.
—Un avión privado aterrizó hace unas horas en Miguire Airport.
— El pequeño aeropuerto no se usa para mucho. Nuestro correo llega
por ahí y algunas otras entregas. El aeropuerto se encuentra entre
nosotros y Winterville, que es una ciudad mucho más grande.
—Probablemente alguien se dirija a Winterville. — digo, y Jen
sacude la cabeza. Con lo emocionada que está, quizá sea alguna
estrella de reality.
—Mindy dijo que un buen pedazo de carne de hombre con un
traje elegante se bajó de él.
— ¿Carne de hombre?— Intento no hacer una mueca.
Empiezo a sentirme mal por algunas de las mujeres de por aquí.
Creo que tenían la esperanza de que Connor o Wilder fueran suyos.
Desde que salieron del mercado, algunas están deseando tener algo
nuevo por aquí, pero todo el mundo sabe que las cosas no funcionan
así en esta ciudad.
Si Wilder o Connor estuvieran destinados a estar con alguien de
esta ciudad, habría ocurrido hace mucho tiempo. Aunque algunos no
están tan seguros de todo eso del “alma gemela/amor verdadero”.
Últimamente yo también he estado dudando un poco sobre eso.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Ella dijo que él tenía un coche de alquiler esperándolo, y
cuando ella le preguntó a dónde se dirigía, él dijo que a Bear Mountain.
—De acuerdo. — Me encojo de hombros, tomando otro trago de
mi chocolate caliente.
¿A Betty le vendría bien un poco de chocolate negro? No me
gusta mucho el chocolate negro normalmente, pero tal vez sea eso lo
que me está haciendo perder la cabeza. Puede que solo sea un poco o
algo así. Tomo otro sorbo, tratando de concentrarme en el sabor.
—Preguntó si conocía a una tal Natalie Thompson. — Mi bebida
se detiene en el aire.
Walker viene directamente a mi mente, pero él no es caliente. Es
decir, en mi mente lo hice guapo porque, ¿por qué no? En realidad es
probablemente un hombre mayor que cree que puede empujar a
cualquiera para conseguir lo que quiere porque tiene el dinero para
hacerlo.
—No tengo a nadie que venga a la ciudad a conocerme.
— ¿Estás segura de eso?— Jen me mira fijamente. Oh, mierda,
esto está tomando un giro.
— ¡No lo estoy!
— ¿Estás tramando algo?— Sus ojos se estrechan en mí. —
¿Estás pensando en vendernos?
— ¡Jen! ¿Qué demonios? Creía que estábamos chismeando sobre
hombres guapos y ¿ahora me echas la culpa por una historia jugosa?
Ya ni siquiera diriges el periódico.
—Estaba pensando en convertirlo en un blog, ¿y qué sería más
caliente que esta historia? ¿Los Thompson están vendiendo a la gente
de Bear Mountain?— También podría haberme abofeteado.
—Te tiraría este chocolate caliente a la cara, pero sería un delito
porque está demasiado delicioso. — Tomo el resto como un trago. —
Nunca vendería las tierras de mi padre. — Dejo la taza con más fuerza
de la necesaria. —Gracias, Betty. — digo antes de coger la correa de
Bear y ponerme en pie.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Mierda, lo siento. — Jen salta para atraparme. —Eso fue una
maldad de mi parte. De acuerdo, no estás vendiendo. Lo siento. Lo de
la reportera me afectó por un segundo. — Se pone delante de mí y me
abraza.
—Te perdono. — Me quiebro, devolviéndole el abrazo. Yo también
puedo adelantarme a veces, y sé que no era su intención.
—Siéntense las dos. — ordena Betty, colocando dos tazas frescas
de chocolate caliente sobre la mesa. —Ahora cuéntanos qué pasa con
el del traje. — acerca una silla, y resoplo una carcajada antes de
derramar los frijoles y dárselos. —Es muy persistente. — Asiento. —
Espera, ¿estás enamorada de él?— Betty me mira.
— ¿Qué? No. ¿Cuándo he dicho eso?— Me apresuro a
defenderme, y luego me pregunto qué fue lo que me delató. Odio a este
hombre.
—Te estás sonrojando. — Jen sopla su chocolate caliente antes
de tomar un sorbo.
—No lo estoy. — Me llevo las manos a las mejillas y, maldita sea,
están calientes. —Deberías tener cuidado, Betty. Va a aparecer y te va
a robar la receta del chocolate caliente y la va a vender. Estaremos al
lado de las latas de cacao por todas partes. — Desvío el foco de
atención de mí a Walker, donde debería estar. Si es que ese es el
desconocido.
—La verdad es que suena bien. — Betty parece estar pensando
en ello mientras el teléfono de Jen suena.
— ¡Lo tengo! — grita.
— ¿Qué tienes?— Pregunto.
—Le pedí a Mindy una foto. Ella hizo una mejor y regresó y sacó
algunas de las imágenes de seguridad. — Coloca el teléfono sobre la
mesa y presiona el botón de reproducción. Todas nos inclinamos hacia
delante y vemos cómo un hombre muy guapo con un traje a medida
entra en el pequeño centro del aeropuerto.
Trago saliva cuando consigo una imagen clara de su cara, y ya
sé que es él. Lo siento hasta en el alma. Es aún más guapo de lo que
me imaginaba, y observo cómo Mindy intenta coquetear con él. Mindy

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


siempre ha sido la más coqueta, y por alguna razón, verla hacerlo me
irrita. Aprieto los dientes y siento que el calor me sube a la cabeza.
—No pasa nada, ha esquivado su toque. — intenta
tranquilizarme Betty.
Maldita sea. Está claro que estoy dando mucho de sí por mi
expresión. Odio lo expresiva que es mi cara. Normalmente no importa,
pero creo que eso está a punto de cambiar.
—Es un hombre guapo. — murmura Jen. La fulmino con la
mirada, pero no puedo apartar los ojos de la pantalla.
Dice algo que hace que Mindy suelte una carcajada y yo aprieto
los puños.
—Tenemos que recordar que está aquí para arruinar esta
ciudad. — les recuerdo a las dos y quizá también a mi corazón. La
verdad es que ahora mismo me parece divertido.
Recuerdo que tanto Wilder como Connor dijeron lo que sintieron
cuando conocieron a Evie y Bri. Que sentían una opresión en el pecho
y la sensación de que algo se acomodaba en su sitio. También había
oído a mamá y a papá hablar de ello. Demonios, la mayoría de la gente
de nuestro pequeño pueblo habla de ello.
En el vídeo, veo que Walker levanta de repente la vista hacia la
cámara. Sonríe, y las mariposas explotan dentro de mi estómago.
Estoy muy jodida.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 4
WALKER

Después de que por fin puedo alejarme educadamente de la


mujer del lugar de alquiler de coches, me dirijo a Bear Mountain. No
está tan lejos, pero con las carreteras ventosas, se tarda un poco. Por
lo menos, la vista a lo largo del camino es hermosa. De hecho, puede
que sea el lugar más bonito que he visto nunca. No es de extrañar que
sea un secreto tan bien guardado, porque parece casi intacto por la
gente y los negocios.
Una pequeña voz en el fondo de mi mente me recuerda que eso
es exactamente lo que he venido a hacer. La ignoro mientras sigo
conduciendo y observando el mágico paisaje.
Me crie en Florida, donde me pasé la vida intentando huir del
calor y la humedad. En cuanto salí por mi cuenta, me fui al norte en
busca de temperaturas más frescas. Lo que me resulta extraño es que,
por muchas veces que me trasladara, nada me parecía un hogar. Así
es como acabé en mi apartamento, una caja de zapatos, sin nada
personal y con solo unos pocos objetos en mi poder. Nunca me di
cuenta de lo desubicado que me he sentido todo este tiempo hasta que
llegué a Bear Mountain.
Cuanto más me acerco al pueblo, más feliz me siento por dentro,
incluso más ligero. ¿Cómo podía ser mi vida tan pesada antes
mientras que aquí arriba, en las nubes, se siente como si pudiera
caminar en el aire? Tiene que ser la altitud lo que me está afectando.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Una vez que me acerco a la cima, hay una gran meseta y lo que
parece una zona céntrica. Hay varias tiendas y casas enclavadas en
las montañas, y está diseñado como una pequeña ciudad. Todo lo que
se puede necesitar está aquí, y mientras estaciono mi coche de alquiler
y salgo, veo lo encantador que es.
Seguro que una corporación podría venir aquí y expandirse, pero
¿por qué querrían hacerlo cuando esto es tan malditamente perfecto?
Echo un vistazo a mí alrededor y decido que, para encontrar a Natalie
Thompson, tengo que hacer un amigo que me dé su información.
He pasado por muchos pueblos pequeños intentando cerrar
tratos, y sé que hay algunos lugares que siempre dan los chismes. El
salón de belleza, la cafetería, o el...
—Bingo. — me digo a mí mismo cuando veo la panadería más
adelante.
Nada hace hablar a la gente como los postres y el café, y apuesto
a que ahí puedo averiguar lo que necesito saber.
Cuando me dirijo a la pequeña tienda, veo algunos de los
pasteles en el escaparate y se me hace agua la boca. ¿Cuánto tiempo
hace que no pruebo algo casero como esto? Mi estómago ruge, y
entonces decido que esto tiene menos que ver con la investigación y
más con mi hambre.
La campanilla de la puerta suena cuando entro y el olor a
chocolate caliente y azúcar me invade. Cierro los ojos y lo respiro,
pensando que puede ser lo mejor que he olido en mi vida.
Me dan un empujón en la pierna y miro hacia abajo para ver un
gran perro que se frota contra ella. Es macizo, pero parece el tipo de
perro perezoso con el que podrías acurrucarte y echarte una siesta.
—Hola, grandulón. — le digo mientras me inclino y le rasco
detrás de las orejas. Me mira con sus grandes ojos marrones y le
sonrío. — ¿No eres un encanto?
—Bear. — oigo que alguien sisea, y miro para ver que hay una
señora sentada en una mesa intentando llamar al perro. —Bear,
vuelve aquí.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo siento, creo que le gusto. — Le sonrío a la mujer, pero ella
me mira y luego al pasillo detrás de ella rápidamente.
—Bear. — vuelve a sisear como si fuera a meterse en problemas
si no la escucha.
—Vamos, chico, creo que tu dueña está intentando que deje de
acariciarte. — me burlo, pero la mujer de la mesa no parece contenta.
—No es mío, um, es que se supone que no debe hablar con
extraños. — se apresura a decir mientras Bear se deja caer a sus pies
sin dejar de mirarme con anhelo.
—Qué inteligente. — le digo y le guiño un ojo a Bear.
Cuando me acerco al mostrador, hay una mujer mayor detrás
que parece un poco agotada. — ¿Qué quiere? — dice rápidamente y
luego traga saliva. —Lo siento, ¿en qué puedo ayudarle?
Trato de darle mi mejor sonrisa encantadora, pero ella tampoco
la tiene. Parece que este lugar no es acogedor para los extraños
después de todo.
— ¿Cuál es tu favorito?— Pregunto, y mi pregunta la sorprende.
—Um, ¿supongo que los bollos? — Lo dice como una pregunta y
luego suelta un suspiro. —En realidad, son los eclairs, pero tienen
demasiadas calorías para mis caderas.
—Eso sí que no puede ser verdad. — digo, y esta vez me inclino
sobre el mostrador y pongo el codo sobre el cristal. —En mi opinión,
una mujer no debería negarse las cosas que la hacen feliz. Y eso
incluye el postre. — Cuando le guiño un ojo, veo que sus mejillas se
ponen un poco rosadas, y mete la barbilla para ocultármelo. — ¿Qué
tal si compro uno para mí y otro para ti? Así no tendré que comer solo
y tú podrás comer tu golosina favorita conmigo.
Parece dudar, como si lo estuviera pensando, y finalmente
asiente. —De acuerdo, pero no intentes engatusarme. Soy una mujer
casada.
—No se me ocurriría quitarle el amor a otro hombre. — Me pongo
la mano en el corazón. —Un día, cuando encuentre a mi novia, no
pienso soltarla nunca.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Qué romántico. — oigo suspirar soñadoramente a la mujer de
la mesa.
— ¿Qué tal un chocolate caliente? — me dice la señora del
mostrador, y asiento.
—Sí, señora. — le digo, y va a buscarlo.
Una vez más, siento que Bear me da un codazo en la pierna y me
agacho para acariciarlo mientras espero la comida y el chocolate.
—Es un perro muy dulce. — le digo a la mujer de la mesa.
—Suele juzgar muy bien el carácter. — dice ella y luego estrecha
sus ojos hacia mí.
—Aquí tiene. — dice la mujer detrás del mostrador.
Cuando cojo las golosinas, entrego mi dinero en efectivo y dejo
un poco más en el tarro de las propinas. Justo cuando estoy a punto
de darle un mordisco al éclair, oigo pasos que se acercan por el largo
pasillo.
—Betty, se han acabado las toallas de papel en el...
La mujer se detiene en seco cuando levanto la vista y nuestras
miradas se cruzan. El pastel está todavía en mi boca, pero la conexión
me deja helado. No sé quién es ni de dónde viene, pero el sonido de los
latidos de mi corazón es tan fuerte en mis oídos que lo ahoga todo.
—Mierda. — dice lentamente antes de que la mujer de la mesa
se levante de un salto y la agarre del brazo.
—Tenemos que irnos. — dice la mujer y la arrastra a ella y a Bear
fuera de la panadería lo más rápido posible.
Me quedo paralizado al verlas salir, pero en cuanto suena la
campana, me despierto de golpe. Ya se están alejando de la tienda
cuando me doy la vuelta y parpadeo un par de veces.
— ¿Qué ha sido eso?— Me digo a mí mismo.
—Ha sido Bear Mountain haciendo lo que mejor sabe hacer. —
responde Betty, y levanto la vista.
— ¿Qué?— Estoy muy confuso y parece que acabo de bajarme
de un barco de lo mareado que estoy.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Ya verás. — dice crípticamente mientras da un mordisco a su
éclair y me guiña un ojo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 5
NATALIE

— ¿Qué demonios ha pasado ahí atrás?— Jen pregunta.


—No lo sé. — Mi voz sale aguda y llena de pánico.
Me digo a mí misma que no debo mirar hacia él, pero no puedo
evitarlo. Cuando lo hago, veo que me mira fijamente con una lenta
sonrisa en su apuesto rostro. No sé lo que me pasa, pero le hago un
gesto con el dedo.
—Natalie Thompson. — me regaña Virginia mientras sale de la
cafetería con el resto de las chicas del club de punto.
— ¡Lo siento!— grito mientras Jen intenta contener la risa pero
fracasa estrepitosamente.
Camino como si mi trasero estuviera en llamas y todo esto es
culpa de Walker. Sé que Virginia va a llamar a mi madre y me va a
delatar. Entonces mi pobre madre va a estar atrapada en el teléfono
con la mujer. Por eso me meteré en problemas. No por sacar el dedo,
sino porque Virginia es una entrometida. Maldita sea.
Me quedé atónita en mi sitio cuando mis ojos se cruzaron con
los de Walker. Todavía no me hago a la idea de que está aquí. Cuando
estaba en el cuarto de baño de la panadería, había estado practicando
para darle a ese hombre un pedazo de mi mente en el espejo. Todo eso
se fue por la ventana cuando él estaba de pie frente a mí. Por suerte,
Jen estaba ahí para sacar mi trasero de ahí.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Jen me agarra del brazo y me empuja a la ferretería antes de que
me meta en más problemas. Es el lugar más cercano para
escondernos, y tan pronto como entramos, oigo que alguien nos habla.
—Hola, señoras.
—Ocupado, Ted. Charla de chicas. — Ted mira a Jen con
perplejidad. Probablemente porque estamos en su tienda, y lo único
que hizo fue saludar. —Lo quieres, ¿no?— Jen comienza su
investigación. —Estaba en toda su cara ahí dentro.
—Es un imbécil. No lo quiero. — Me muerdo el labio inferior. Las
palabras saben mal en mi boca.
— ¿Están hablando del traje en la ciudad? ¿El que se supone
que estamos ignorando?— Ted pregunta.
—Ted, charla de chicas. — le espetó Jen de nuevo, levantando
las manos.
—Estás delante de la caja registradora. — dice secamente. —
Además, puedo disfrutar de la charla de chicas. De hecho, he estado
escuchando charlas de chicas desde que ustedes dos estaban en
pañales. Estoy casado con tu tía, pequeña Jennie Bean. Creo que
estoy más que calificado.
—No me llames así en público. — le sisea ella, con las mejillas
rosadas. —Pero tienes un punto fuerte, tío Ted. — Jen asiente,
pareciendo pensar por un segundo en lo que va a decir. —Creo que
Natalie está enamorada del traje. — le dice, redirigiendo la
conversación.
— ¡No lo estoy!— grito. — ¡¿Qué demonios, pequeña Jennie
Bean?!— canto, y ella estrecha sus ojos sobre mí.
— ¿Es el mismo traje del que todos recibimos una alerta masiva
en los Facebook? — pregunta Ted, queriendo una aclaración.
—Es solo Facebook. — le corrige Jen como si realmente
importara. —Pero sí, es ese.
—Entonces, si está enamorada de él, ¿lo acogemos o lo
ignoramos? — Ted engancha los pulgares en su mono, esperando una
respuesta.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Ignoramos. — decimos Jen y yo al mismo tiempo.
—De acuerdo, quizá no estoy capacitado para hablar de chicas.
— refunfuña antes de volver a enderezar sus estanterías.
— ¿Qué voy a hacer?— le pregunto a Jen, empezando a
asustarme un poco.
— ¿Porque estás enamorada de él y quiere arruinar este pueblo?
—No estoy enamorada de él. Lo conocí hace dos segundos y
hablamos por teléfono un par de veces.
—La gente se enamora de los presos a través de las llamadas
telefónicas. Una vez vi un programa en el que una mujer tenía sexo
por correo electrónico con su novio preso.
—No quiero oír esto. — refunfuña Ted y se adentra más en la
ferretería.
Intento reflexionar sobre cómo se puede tener sexo por correo
electrónico. Suena difícil. — ¿Cómo textos sucios pero a través de
correos electrónicos?
—No importa. —agita la mano. —Lo que importa es, ¿lo
sentiste?— Me toca el pecho sobre el corazón. — ¿Sentiste esa
sensación de calor en el pecho cuando se miraron a los ojos?— Mueve
las cejas como si cerrar los ojos significara algo sucio.
—Sí, me dio acidez. — Jen se ríe de mi terrible broma.
— ¿Qué está haciendo ahora?— Señalo la fachada de la tienda
cuando veo a Walker caminando por Main Street con una taza de
chocolate caliente en la mano. Observo mientras pasa junto a Julie,
que empuja un cochecito con su gata rag doll adentro.
Se detiene y le dice algo. Ella lo mira fijamente, volviendo la nariz
hacia arriba. Debe de haber visto el post del grupo de Facebook. No sé
por qué siempre me impresiona lo rápido que corre la voz por aquí.
Parece que dice algo más, entonces la nariz de Julie baja y una
sonrisa juega en sus labios. Luego empieza a reírse.
— ¿Qué demonios?— susurra Jen, mirando por la puerta de
cristal conmigo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Las dos vemos con asombro cómo Walker se agacha, mete la
mano en el cochecito y acaricia a Diamond. No le pega como hace con
todos los demás. Acaricia a la maldita mocosa. ¡Llevo años intentando
acariciar a Diamond! ¿Qué demonios? Esto es una mierda.
Apuesto a que las mascotas de Walker son muy buenas. Me di
cuenta de que tenía las manos grandes. Dios mío, ¿qué me pasa en la
cabeza? Vuelvo a la realidad cuando veo que ambos sacan sus
teléfonos, claramente intercambiando algún tipo de información.
Salgo a toda prisa de la ferretería.
— ¡Julie! Eres una mujer casada. Espera a que se lo cuente a
Milly. — le grito al otro lado de la calle.
—Oye, Natalie. ¡Solo le estoy enseñando fotos de gatos! Quería
saber dónde la había conseguido. Está pensando en comprarse un rag
doll.
—Sí, Natalie, ¿por qué le niegas a un hombre solitario un gatito
propio?— Walker se pone la mano sobre el corazón, fingiendo estar
herido, y me quedo con la boca abierta. —Tengo mucho amor que dar.
— Lo está diciendo con tanta fuerza que está a punto de hacer que
Julie se ponga recta.
—Cierra la boca. — susurra Jen detrás de mí, y cierro los labios,
intentando recomponerme. Al menos por un segundo.
—Estás lleno de mierda. Probablemente sacrificas gatitos.
—Natalie, ¿qué te pasa?— Julie me sacude la cabeza.
— ¿Qué me pasa? Él es el del traje. — le recuerdo, y sus hombros
caen.
—Claro. — Hace un mohín y vuelve a meter el teléfono en el
bolso. Walker tiene la audacia de guiñarme un ojo antes de empezar a
caminar de nuevo.
— ¿A dónde va?— Gruño.
—No lo sé, pero supongo que estamos a punto de averiguarlo. —
dice Jen.
Me pregunto si debería mantenerme lo más lejos posible de
Walker. Él es el enemigo. El enemigo que me tiene actuando como una

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


loca. También creo que podría ser él. Las lágrimas me escuecen en el
fondo de los ojos, pero las alejo. Me concentro en la ira. Mi único no
sería alguien que está empeñado en destruir Bear Mountain. ¿Cómo
es eso posible? Tanto Wilder como Connor tuvieron mucha suerte.
¿Qué hice mal?
No puedo amar a alguien que destruiría la magia de Bear
Mountain. ¿Puedo?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 6
WALKER

— ¿Me está diciendo que no hay habitaciones?— Le pregunto a


la mujer mayor detrás del mostrador con la etiqueta de nombre Eliza.
—Eso es lo que te estoy diciendo. —mira por encima de mi
hombro, y yo bajo la mirada a mis manos para ocultar mi sonrisa.
— ¿Me lo dices porque Natalie se esconde detrás de esa planta?
Los dos miramos esta vez, y ella intenta, sin éxito, escurrirse
detrás del follaje desnudo de la planta en maceta.
—Umm... — Eliza duda y tiene la decencia de mirar a su
alrededor como si fuera a encontrar la respuesta.
—Señora Eliza, ¿podemos hablar con franqueza?— Vuelvo todo
mi encanto hacia la mujer mayor e intento que razone conmigo. —
Usted es el único alojamiento en un radio de cinco horas en coche, y
si no puedo encontrar de alguna manera un lugar para quedarme en
Bear Mountain, voy a tener que conducir de regreso a través de las
colinas en medio de la noche. — Sus ojos se suavizan cuando me
inclino un poco más cerca. —No soy de aquí, así que no se me da bien
conducir sobre la nieve y el hielo. No quiero causar ningún problema.
—Bueno, no me había dado cuenta. — Parece nerviosa, pero
juguetea con el bolígrafo que tiene en la mano.
—Te prometo que no estoy aquí para causar problemas. Solo
estoy aquí para hablar con Natalie Thompson y luego volver a mi vida

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


en la ciudad. — Veo que está al borde de la duda, así que voy por
todas. —Y por supuesto, disfrutar de toda la belleza que ofrece esta
ciudad. Y por lo que he visto, hay belleza en cada esquina.
Justo en ese momento oigo un fuerte golpe detrás de mí, y nos
giramos para ver que Natalie se ha caído al suelo y su amiga se
esfuerza por ayudarla a levantarse y esconderse de nuevo.
—Sobre todo aquí. — termino y le guiño un ojo a Eliza.
—Toma. — susurra mientras desliza una anticuada llave
maestra por el mostrador. —Es la suite de luna de miel. Nadie la usa
nunca. — Su voz es muy grave, pero asiento y pongo mi mano sobre
la suya.
—Gracias, señora Eliza. Me está salvando el cuello.
—Ten cuidado. — Su sonrisa es triste mientras mira en dirección
a Natalie. —Creo que será mejor que te cuides el culo también.
Una carcajada me abandona y me pongo la mano sobre la boca
para silenciarla. —Creo que puedes tener razón.
—Hay sábanas y toallas de sobra en el armario por si las
necesitas. Me voy de la recepción en una hora, así que estarás solo
esta noche.
—Gracias de nuevo. — sostengo la llave contra mi pecho y agarro
mi bolso. Cuando me doy la vuelta para caminar por el pasillo, paso
por delante de la planta y me detengo frente a ella.
—Vamos, enséñame dónde está mi habitación. — le digo a las
hojas y, para mi sorpresa, se separan y Natalie asoma la cabeza.
—De ninguna manera.
— ¿Estás segura? Puedes venir a ver la suite de luna de miel. —
me burlo, y cuando frunce el ceño, su nariz se arruga de la manera
más adorable.
— ¿Qué te hace pensar que no la he visto?
Siento que se me borra la sonrisa y ahora es mi turno de fruncir
el ceño. — ¿La has visto?— me acerco, retándola a mentirme, y sus
ojos se abren de par en par.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No. — admite finalmente.
—Bien. — No sé qué dice de mí que me alivie que no haya estado
antes en esa habitación. Tal vez sea el cavernícola que llevo dentro,
que la quiero toda para mí, pero no soporto la idea de que alguien más
la toque.
¿Qué demonios me pasa? Esta mujer no debería significar
absolutamente nada para mí, y sin embargo ha sido el centro de mis
pensamientos desde el momento en que vi su nombre.
—Vamos entonces. — Extiendo la mano y la tomo por el brazo
superior, sin darle otra opción que seguirme.
—Suéltame, cretino. — sisea, y mi sonrisa vuelve a aparecer.
— ¿Qué eres, una especie de tres mosqueteros?— Me río cuando
su amiga salta delante de nosotros.
—Suéltale el brazo o te llevas el flamingo. — Para mi sorpresa,
su amiga está sosteniendo un flamingo rosa de plástico.
—Jen, ¿dónde has encontrado eso?— pregunta Natalie mientras
le entra un ataque de risa.
—Estaba en el porta paraguas. — Se encoge de hombros y
empieza a reírse también.
—Si han terminado, tenemos algunos asuntos que discutir. — le
digo a Natalie, y ella pone los ojos en blanco. —Di adiós, Jen.
—Serán cinco minutos. — le dice a su amiga, pero me acompaña
de buena gana. —No pierdas de vista a Bear.
—Tardará más que eso. — digo por encima de mi hombro y oigo
a Natalie resoplar.
Tenerla tan cerca y sentir su calor contra mi costado casi me
quema la ropa. ¿Cómo es que esta mujercita me afecta de esta
manera? Apenas pesa en mis brazos y me pregunto cómo sería llevarla
en brazos. ¿Podría agacharme, cogerla en brazos y llevarla al otro lado
del umbral? La idea surge de la nada y casi me hace caer.
The Bear Mountain Inn es una pequeña casa al final del pueblo
con una increíble vista de las colinas nevadas de abajo. Está un poco
alejada del centro y se siente casi aislada. No había ningún otro coche

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


en el estacionamiento, así que me pregunto si habrá algún otro
huésped aquí. Caminamos por un largo pasillo, sin decir nada hasta
que llegamos a una puerta dorada al final. Utilizo la llave para abrir la
puerta y, antes de que me dé tiempo a disuadirme, me echo a Natalie
al hombro y la llevo adentro.
— ¡Qué estás haciendo! — chilla mientras se contonea en mi
hombro. —No puedes tirarme como si fuera un equipaje.
—Es para la buena suerte. — Cuando la pongo de pie y cierro la
puerta, veo que su cara está muy roja. —No querrás que empecemos
con mal pie, ¿verdad?
Hace un gruñido muy bonito y pisa fuerte. —Dime qué es lo que
quieres decir para que pueda rechazarte y salir de aquí.
— ¿Tienes hambre?— mi pregunta la sorprende, y abre la boca
y la vuelve a cerrar. Lo piensa y luego se encoge de hombros.
—Sí, pero aquí no hacen servicio de habitaciones.
—Entonces es bueno que venga preparado. — Justo en ese
momento llaman a la puerta y me acerco a abrirla. —Justo a tiempo.
— le digo al joven de la cafetería.
—No hay problema. Gracias de nuevo por la ayuda con mi
batería muerta. — Sostiene las bolsas de comida y me las entrega,
junto con el porta bebidas.
—Ha sido un placer. — Le tiendo unos billetes y los coge con los
ojos muy abiertos.
—Vaya, gracias. — Mira detrás de mí y ve lo que tiene que ser
un pequeño duendecillo furioso. —Nos vemos, Natalie. — Saluda con
la mano y se dirige de nuevo al pasillo.
— ¿Está todo el pueblo en contra mía?— Levanta las manos en
el aire mientras la rozo.
—Tal vez soy así de maravilloso. — Dejo la comida en la mesa
junto a la ventana, le acerco una silla y le hago un gesto con la barbilla.
—Ven a sentarte y descúbrelo.
— ¿Siempre eres tan imposible?— levanta la nariz, pero se
acerca y se sienta.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Solo cuando se trata de ti. — Mis dedos rozan su hombro
mientras deslizo su silla para ella, y me sube el calor por todo el brazo.
Joder, estoy tan jodido.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 7
NATALIE

Nunca he conocido a alguien tan encantador en mi vida. No


tengo ni idea de cómo lo hace. Ni siquiera puedo enojarme con el resto
del pueblo porque aquí estoy compartiendo el pan con Walker, y no
me costó mucho hacerlo. Ya debería estar fuera de la puerta y a mitad
de camino a casa.
— ¿Es esa la hamburguesa Frisco?— Mi estómago gruñe. Es mi
favorita del restaurante, e incluso parece estar hecha como la pido,
con extra de queso y salsa.
—Sí, lo es. — Observo cómo saca más cosas de las bolsas.
—Aros de cebolla y papas fritas. — murmuro, arrugando la nariz.
¿Tiene las dos cosas? ¿Qué es esta brujería? Entonces, cuando pone
delante de mí uno de los envases de bebidas de espuma de poliestireno
que tiene una S gigante escrita, sé que hay una rata en el restaurante.
—Es mejor que no sea un batido de fresa.
Walker empuja una pajita a través de la tapa y sonríe.
— ¿Es eso un problema? Puedo beberlo si no lo quieres. — Va a
cogerlo, pero me adelanto.
Quiero arrancarle esa sonrisa de la cara. También querría
besarlo, pero eso nunca ocurrirá.
—Tienes mi sándwich favorito junto con mis acompañamientos
habituales y luego esto. — Levanto el batido de fresa. Es lo que siempre

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


pido porque nunca puedo elegir entre las papas fritas y los aros de
cebolla, así que ¿por qué elegir cuando no tienes que hacerlo?
—No olvidemos el pudín de caramelo pegajoso de Veda. — dice
mientras lo saca de otra bolsa.
— ¿Quién te lo ha dicho?— Este es mi pedido hasta la última
miga.
—Esa información te costará.
— ¿Crees que te daría mi montaña por quien sea el chismoso de
la cafetería?— La lista es corta. No me costaría mucho averiguarlo yo
misma.
—No, quiero otra cosa. Un postre propio. — Sus ojos brillan de
deseo. Me pregunto si está coqueteando conmigo para salirse con la
suya, pero ¿se puede fingir un deseo así? No lo creería, pero ¿qué sé
yo de citas?
— ¿Qué significa eso...?— Jadeo. —Crees que yo...
—Solo un beso. — me interrumpe rápidamente.
—No. — Doy un sorbo a mi batido de fresa, necesitando que me
refresque y me ayude a no dejar que mis mejillas se ruboricen. —Será
mejor que comas ketchup o esta comida se arruinará. — digo con
acritud.
—Veda me dio una botella entera. Dijo que lo necesitaría. —
También lo saca de la bolsa.
¿Qué demonios? Tiene todo ahí. — ¡Así que fue Veda!
—No, y aun así voy a recoger ese beso. — Pongo los ojos en
blanco, sin poder evitar preguntarme qué se sentiría al apretar sus
labios contra los míos.
—No aguantes la respiración. — Sonrío. —O quizás sí. — Cojo
una papa frita y Walker me da una generosa cucharada de ketchup.
—Ya veremos. — Su encantadora sonrisa hace que mi corazón
palpite, pero lo ignoro.
Estoy segura de que lo hago para alejarlo, pero no funciona. Ha
sido una mala idea. No debería haber entrado en su habitación. Es

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


demasiado tentador, y por mucho que quiera odiarlo, también estoy
enamorada. Me pregunto qué va a decir o hacer a continuación, y es
demasiado.
Cuando me arrojó sobre su hombro, el calor inundó mi cuerpo
como nunca antes había sentido. La más simple de sus caricias me
consume porque son tan abrumadoras que no sé si debo huir de él o
arrojarme a sus brazos.
—No hay nada que ver. Bear Mountain no está en venta y yo
tampoco. — Recojo mi sándwich y le doy un bocado gigante, tratando
de ser lo menos sexy posible.
—Hay algo aquí. Una magia en el aire. — Su cara se pone seria
por una vez.
Después de tragar, tomo una servilleta y me limpio la boca. Sin
mirarlo, me encuentro haciendo la pregunta que me ha estado
atormentando. — ¿Lo sientes?
—Sí, lo siento. Es muy... tranquilizador. — termina por fin.
—No tiene precio. — Tal vez lo esté entendiendo ahora que está
aquí y ha visto un trozo de este lugar. Tal vez incluso me haya visto a
mí también y haya sentido la conexión.
—Todo tiene un precio, Natalie. — Sus palabras son la bofetada
de realidad que necesito, y de hecho me hieren el corazón.
—Claro. — Vuelvo a dejar mi sándwich y me alejo de la silla. —
Creo que debería irme. — Su mano rodea mi muñeca y me detiene. —
Suéltame. — le ordeno, pero no hay fuerza detrás de mis palabras.
¿Qué me pasa? En el momento en que me toca, mi determinación se
va por la ventana.
Se echa hacia atrás en la silla y creo que va a levantarse, pero
en lugar de eso tira de mí y caigo en su regazo. —Ha sido una
estupidez. Empiezo a ver que no todo está en venta. — lo miro
fijamente a los ojos, preguntándome si solo me está dando una línea
o si cree lo que me está diciendo. —Eso es lo que me han enseñado
toda mi vida, pero aquí arriba creo que las cosas son diferentes.
— ¿Dónde creciste?
—Crecí en Florida, donde mi padre me crió.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Tu madre?— Pregunto, encontrando extraño que no la haya
mencionado.
—Se fue cuando yo era pequeño. No la recuerdo. — Lo dice tan
fácilmente, sin ninguna emoción en su apuesto rostro.
—Oh, Walker. — me acerco y le acaricio la mejilla. Nunca podría
imaginar crecer sin una madre. Es desgarrador. Peor aún, pensar que
se fue.
—Solo estábamos mi padre y yo, y si quería pasar tiempo con él
entonces trabajaba a su lado.
—Vaya, eso es... — Dios, no sé qué decir a eso.
— ¿Triste? — ofrece, pero está sonriendo mientras lo dice. —Me
enseñó mucho antes de perderlo.
—Lo siento. Yo también perdí a mi padre, pero tengo a mi madre
y a mi hermano para apoyarme. Estás solo, ¿no?— Lo noto en su forma
de hablar.
—Me mantengo ocupado.
Se encoge de hombros y veo que mi enojo se aleja de toda la
conversación. Creo que realmente es todo lo que le han enseñado. ¿Y
si pudiera enseñarle algo más aquí?
—Supongo que sí, pero Bear Mountain te va a enseñar que
algunas cosas realmente no tienen precio, Walker. Porque no voy a
vender. Esa montaña ha estado en la familia durante generaciones. A
veces, cuando estoy en esa montaña, es como si no hubiera perdido a
mi padre, y él está a mí alrededor en los recuerdos.
—Pero los recuerdos están aquí. — Me da un golpecito en un
lado de la sien.
—Algunos. — estoy de acuerdo. —Pero dijiste que lo sentías. Hay
algo en este pueblo que es mágico.
—Sí, lo sentí. ¿No quieres compartirlo con el resto del mundo?—
Ahí va su camino de regreso a hacer un centro turístico aquí.
—Tenemos bed and breakfast y un alojamiento. No es que no
permitamos que nadie venga aquí.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Tu misma alquilaste algunas cabañas. — añade.
— ¿Cómo lo sabes?
—Soy muy minucioso. — La picardía baila en sus ojos.
—Apuesto a que lo es, Sr. Smoke. — Intento devolverle la broma,
pero cuando su nombre sale de mi lengua, el aire que nos rodea
cambia y su abrazo se hace más fuerte. ¿Cómo había olvidado que
estaba en su regazo? Había estado tan perdida en lo que decía y
pendiente de cada una de sus palabras.
—No es solo esta ciudad. También hay algo en ti. Lo sentí antes
de llegar aquí. ¿Tú también lo sientes?— Quiero mentir, pero me
parece mal.
—Lo siento.
—Y no te gusta.
—La magia de este pueblo nos trae un regalo. He estado
esperando el mío.
— ¿Y ya lo has encontrado? — pregunta, inclinándose, con su
boca a solo un soplo de la mía.
—Solo el tiempo lo dirá. — susurro mientras sus labios rozan los
míos, haciéndome olvidar todo lo demás excepto a él.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 8
WALKER

Cuando nuestros labios se tocan, es como si me dieran una


descarga eléctrica. Es fuego y hielo, y cuando respiro su cálido aroma
a azúcar de arce, gimo. Sus manos se dirigen a mi pelo y me aprietan
con más fuerza mientras las mías rodean su espalda y bajan hasta su
culo. Jadea ante el contacto, y aprovecho el momento para meter la
lengua y saborearla.
Joder, estoy hecho polvo.
Antes de darme cuenta de lo que está pasando, la levanto y
empujo mi silla hacia atrás para ponerla a horcajadas sobre mí.
Necesito cada centímetro de sus curvas calientes pegadas a mí, y
quiero apretar todo lo que pueda tener en mis manos. Quiero clavar
mis dedos en la suave carne de sus muslos hasta dejar una marca en
ella. No, mi marca en ella.
Nunca he sentido este tipo de obsesión tan instantáneamente,
pero fui arrastrado aquí por Natalie, y estoy justo donde se supone
que debo estar.
—Mi Dios, no tengo suficiente. — digo mientras mi boca se
mueve hambrienta por su cuello. —Más, Natalie, más.
—Me siento como si estuviera en llamas. — Sus palabras se
atascan en su garganta cuando muerdo la suave piel de esa zona.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Con ambas manos, abro de un tirón la parte delantera de su
camisa de cuadros, y el material se rompe mientras los botones
vuelan. Lleva un bonito sujetador azul bebé y sus pechos se hinchan
por encima. Acaricio la suave piel antes de inclinarme hacia delante y
depositar un beso entre ellos, justo sobre su corazón.
—Mírate, princesa. — Acaricio sus pechos con ambas manos y
luego lamo entre ellos como lo haría con su coño. —Tan jodidamente
perfecta.
—Dios mío, no puedo creer que estemos haciendo esto. —respira
como si acabara de correr una milla.
— ¿Se siente mal?— Le pregunto mientras beso su clavícula y
luego justo debajo de su oreja.
— ¡No!— Se apresura a responder, la oigo reír y luego me alejo
para verla sonreír. —Quiero decir que no pasa nada. — Se encoge de
hombros y finge no estar afectada.
Mi propia sonrisa es perversa cuando vuelvo a poner mis manos
en su culo y tomo su boca. Esta vez, cuando nos besamos, parece que
toda la tierra se mueve solo para nosotros. Que las placas bajo la
superficie se han desplazado para dar cabida a lo que estamos
sintiendo ahora.
—Es como si el mundo vibrara. — dice entre besos.
—Eso mismo estaba pensando. — gimo cuando ella mueve sus
caderas y empuja su coño contra mi dura polla. —Casi como un
estruendo.
—Oh, mierda. — sisea cuando meto la mano en la copa de su
sujetador y le pellizco un pezón.
Justo cuando estoy a punto de bajar mi boca sobre él, siento de
nuevo esa vibración. —Espera. — digo, sentándome y mirando a mi
alrededor. —El mundo está vibrando de verdad.
— ¿Qué...?— Justo cuando está a punto de decir algo, el sonido
se hace más fuerte, y los vasos de la mesa se caen.
— ¿Es un terremoto?— Miro a mi alrededor y luego sostengo a
Natalie más cerca para mantenerla a salvo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Dios mío. — Sus ojos se abren de par en par y su rostro
palidece. —Es una avalancha.
Nos ponemos en pie en un segundo, pero mantengo la mano de
Natalie mientras corremos hacia la parte delantera de la posada. El
sonido es ensordecedor, y justo cuando llegamos a las puertas
delanteras, lo veo venir directamente hacia nosotros.
Tengo que tomar una decisión en una fracción de segundo, y es
correr o refugiarse en el lugar. Una mirada a Natalie y sé que no me
arriesgaría a correr, así que la aprieto tanto contra mí que sus pies se
despegan del suelo mientras me dirijo al centro de la posada, donde
veo una pequeña habitación que debe ser una especie de despensa o
almacén. Una vez dentro, pongo a Natalie en el suelo y pongo mi
cuerpo encima del suyo para protegerla de cualquier escombro que
pueda caer.
El sonido está más cerca ahora, y justo cuando me pregunto
cuánto tiempo va a pasar, es cuando llega. La posada retumba, y oigo
gemir la madera y romperse los cristales en la distancia. Natalie grita
y yo la rodeo con mis brazos y le beso la sien.
—Está bien, princesa, te tengo. Te tengo. — Lo repito una y otra
vez mientras se aferra a mí y la montaña de nieve nos cubre.
Un momento después, todo queda en silencio y los sonidos de la
nieve cesan. Es una locura que nos estemos besando no hace mucho
y que ahora esté protegiendo a Natalie con mi vida. En un abrir y
cerrar de ojos, podría haberla perdido, y lo único en lo que puedo
pensar es en no dejarla ir nunca.
— ¿Estás bien?— Pregunto mientras la miro. Tiene los ojos muy
abiertos por la preocupación y traga saliva antes de responder.
—Creo que sí, ¿estás bien?— Es entonces cuando me doy cuenta
de que ha agarrado la parte delantera de mi camisa con tanta fuerza
que el material se ha rasgado con las uñas. Ella debe darse cuenta al
mismo tiempo y afloja su agarre.
—Sí. No estoy seguro de si hay alguien más aquí. No he oído a
nadie, ¿y tú?— sacude la cabeza. —Bien, vamos a ver qué tan malo
es y si estamos atrapados.
—Oh Dios, mi familia. — Se le quiebra la voz y la acerco.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Iremos a la habitación y probaremos mi teléfono. No te
preocupes; estoy seguro de que todos están bien.
Cuando salimos de la pequeña despensa, veo que la puerta
principal está cubierta de nieve y uno de los cristales está roto. Al
echar un vistazo a las ventanas, veo que todas están cubiertas, pero
me sorprende que no haya más daños. O esta posada fue construida
con madera maciza, o tenemos algunos ángeles de la guarda haciendo
horas extras.
— Santa mierda. — susurro mientras miro a mi alrededor y veo
la nieve por todas las ventanas. El lugar debería estar a oscuras, pero
extrañamente, todavía hay energía.
— ¡Mira!— Natalie señala la chimenea y se acerca. —Está
entrando luz.
—Ten cuidado. — le digo abrazándola un poco por detrás de mí.
—Por si acaso.
Hay una enorme chimenea en el centro de la cabaña en la que
Natalie y yo probablemente podríamos estar dentro. Pero no quiero
arriesgarme porque lo más probable es que no sea estable, así que solo
me asomo un segundo. Y, efectivamente, puedo ver el cielo, con vetas
rosas del sol poniente.
—La posada no está completamente cubierta. — Doy un paso
atrás y me siento un poco más seguro de ser rescatado. —No debería
ser muy difícil excavar o esperar a un equipo de rescate.
Asiente, y todavía puedo ver la preocupación en sus ojos.
—Oye. — digo, inclinando su barbilla para que me mire. —
Estamos en el extremo del pueblo, en el lado opuesto de las tierras de
tu familia. Y ellos están en la punta. En todo caso, enviaron la nieve
hacia nosotros. — Mi pequeña broma hace que se alivie parte de la
preocupación que rodea sus ojos. —Si está en este lado de la montaña,
significa que nos tocó la peor parte, lo que estoy casi seguro de que
significa que todo el pueblo viene a rescatarnos.
—De acuerdo. — dice, y esta vez está un poco más segura.
—Vamos a ver si hay alguien más aquí. La señora Eliza dijo que
se iba a pasar la noche, así que esperemos que haya salido bien.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Y si solo somos nosotros dos?— Natalie dice mientras la
arropo contra mí.
—Entonces tendremos que pensar en la mejor manera de pasar
el tiempo mientras esperamos. — Cuando le guiño el ojo, por fin veo
un fantasma de sonrisa, y mi corazón empieza a latir de nuevo.
No estoy seguro de lo que me ha pasado desde que llegué a Bear
Mountain, pero está claro que cuando finalmente nos rescaten, mi
vida va a cambiar drásticamente.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 9
NATALIE

Por lo que parece, somos los únicos aquí en la posada. Todas las
demás habitaciones están vacías, y algunas de las que dan a la
montaña sufrieron un golpe. Las ventanas de esas habitaciones
cedieron bajo la presión, y parte de la nieve entró a raudales antes de
que las vigas de las ventanas se compactaran. Me hace pensar que la
posada tiene algunas defensas estructurales.
Menos mal que solo estamos nosotros adentro. ¿Quién sabe
cuánto tiempo podrían tardar en desenterrarnos? Echo un vistazo a
Walker, que sigue rodeándome con su brazo, y pienso que quizá no
sea bueno estar a solas con este hombre.
Estuve sola en su habitación durante cinco minutos y acabé en
su regazo besándome con él. ¿Qué va a pasar si nos quedamos aquí
toda la noche juntos? Acabaré entregándole no solo la montaña de
nuestra familia, sino también a mí misma en bandeja de plata.
—Debería comprobar con mi familia y ver si Jen está bien. Oh,
Dios, ella y Bear probablemente estaban cerca. — Ella se lo llevó
mientras yo había ido a hablar con Walker. Intento volver hacia la
habitación, pero Walker no me deja ir.
—Nos mantenemos cerca el uno del otro en todo momento. — Su
tono no deja lugar a discusiones. Algo en él me recorre y luego se
asienta entre mis muslos.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—De acuerdo. — acepto, relamiéndome los labios. Me convierte
en un gatito dócil. Quiero darme la vuelta y dejar que me acaricie la
barriga como recompensa por hacer lo que me dice.
Me lleva de regreso a su habitación y veo mi bolso tirado en el
suelo junto a la mesa. El teléfono que hay dentro ya está sonando
como un loco. Primero envío un mensaje en el chat de grupo de la
familia para que todos sepan que estoy bien. Todos los demás ya se
han registrado y ahora exigen que responda. Nada más enviar el
mensaje, mi teléfono suena.
—Dime que estás bien. No puedes estar muerta si has
contestado al teléfono. — se apresura a decir Jen.
—Estoy bien. — Miro a Walker y caigo en la cuenta de que no
tiene ninguna familia con quien comprobar. Se me rompe el corazón
al pensar en ello, porque nunca podría imaginarme no tener a mi
familia. Demonios, puede que no sea pariente de sangre de todos en
este pueblo, pero honestamente, todos somos familia también. —
Estamos bien. — añado. — ¿Tú y Bear están bien?
—Estamos totalmente bien. Ha sido una locura. Era como si la
maldita avalancha estuviera apuntando a la posada o algo así. Parece
haber recibido el golpe más fuerte, pero ¿quién sabe? Solo el tiempo lo
dirá.
—Bueno, por ahora estamos a salvo e ilesos, así que si el rescate
y la mano de obra se necesitan en otro lugar con más urgencia,
podemos esperar. De alguna manera todavía tenemos energía.
— ¿En serio? ¿Tienen energía? Todo lo que puedo ver es la
maldita chimenea.
—Hemos tenido mucha suerte.
—No es suerte. — responde Jen. —Es esa magia de Bear
Mountain.
—Lo que sea. Solo dile al sheriff y al equipo de rescate lo que
dije. Necesito responder a mi hermano.
—Muy bien, no olvides que si necesitas mantenerte caliente, usa
tu calor corporal. Los dos... — Cuelgo antes de que pueda terminar, y
al ver que Walker sonríe me pregunto si la habrá oído. Probablemente.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Mi teléfono empieza a sonar de nuevo, y el nombre de mi hermano se
ilumina en la pantalla.
— ¿Es tu hermano?— pregunta Walker, mirando la pantalla de
mi teléfono.
—Sí. — digo antes de contestar. —Estoy bien. — repito,
diciéndoselo de nuevo aunque se lo haya mandado por mensaje hace
unos segundos.
— ¿Estás en la posada? Alguien me envió una foto. Está casi
completamente cubierta.
—Lo estoy, pero te juro que estoy bien. La electricidad sigue
encendida. — trato de tranquilizarlo. — ¿Están todos bien, verdad?
¿Todos están bien?
—Sí, aquí no hay nada. Todas nuestras casas están muy arriba,
y está en el otro lado. — Debería haberlo sabido.
Tanto Wilder como Connor son buenos para vigilar las
avalanchas en nuestra tierra. De vez en cuando, provocan pequeñas
avalanchas para evitar que ocurra una potencialmente mayor, pero,
maldita sea, en el calor del momento, mi mente no pensaba con
claridad. Sin embargo, Walker lo era. Él nos tenía en la despensa en
cuestión de segundos.
— ¿Qué estás haciendo en la posada? ¿Tiene esto algo que ver
con el post de Jen y tú en la página web del pueblo sobre un trajeado
que se supone que todo el mundo debe ignorar?— Vuelvo a dirigir mi
mirada a Walker, y sus cejas se alzan, confirmando que sí tiene un
excelente oído.
—Tal vez.
— ¿Es con quien estás ahora mismo? ¿Hay alguien más ahí?—
Oh, Dios. No quiero responder a esta pregunta. —Natalie. — insiste
cuando no respondo lo suficientemente rápido.
—Solo él y yo. — digo finalmente.
—Quiero hablar con él. — exige Wilder.
— ¿Por qué? No necesitas... — Me arranca el teléfono de la mano.
— ¡Oye! — protesto, pero Walker ya está hablando con él.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Habla Walker. — Intento agarrar el teléfono una vez más, pero
es bastante inútil con lo alto que es. Walker no habla durante un largo
rato, escuchando lo que sea que mi hermano esté diciendo. Su oído es
mucho mejor que el mío porque no puedo distinguir ni una sola
palabra. —La tengo. Te lo prometo. — dice finalmente. —Lo entiendo.
Tienes mi palabra. — Sus ojos se fijan en los míos cuando dice lo
último antes de devolverme finalmente el teléfono.
— ¿Qué fue eso?— Pregunto inmediatamente.
—Cosas de hombres. — Gruño al teléfono, haciendo que mi
hermano se ría. —Recuerdo que me quitaste a mi mujer para hablar de
chicas.
Me quedo con la boca abierta. Lo había hecho, ¡pero fue por su
maldito bien! Le funcionó a la perfección.
—Esto es una mierda. Deberías agradecérmelo.
—Lo hago. — responde. —Cuídate, voy a bajar la montaña para
ayudar con el rescate. Algunas otras casas están bajo la nieve.
—Tú también cuídate. — le digo.
—Siempre, te quiero.
—Yo también te quiero. — le digo antes de terminar la llamada.
— ¿Supongo que no me vas a contar lo que han hablado?
—No. — Me guiña un ojo de la manera más encantadora y
frustrante.
Tengo la sensación de que no voy a salir de esto con mi virginidad
intacta, y me pregunto cómo sobrevivirá mi corazón.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 10
WALKER

— ¿Así que dime de nuevo por qué estamos llenando esta bañera
con agua?— Natalie pregunta.
—Es el estándar de preparación para huracanes de Florida.
Cada vez que hay una posibilidad de perder la energía por un período
prolongado de tiempo, tienes llenar la bañera con agua. Así la tenemos
en caso de que la necesitemos para cocinar o posiblemente para beber.
— Ella hace una mueca y me encojo de hombros. —Es para
emergencias.
—Si tú lo dices. — Se encoge de hombros mientras salimos del
baño y nos dirigimos a la zona de estar de la suite de luna de miel. —
¿Y ahora qué?
Hemos pasado las últimas dos horas recorriendo la posada y
recogiendo provisiones. Aunque no tienen servicio de habitaciones,
tenían una cocina bastante bien surtida con comida suficiente para
una semana. Por lo que me dijo el hermano de Natalie, deberían poder
sacarnos en un día o dos, así que deberíamos estar bien ahí.
Mi mayor preocupación era si se iba la luz y cómo nos
mantendríamos calientes. Sé cómo elegiría hacerlo, pero incluso el
calor del cuerpo solo puede llevarnos hasta cierto punto. Hay una
chimenea en la suite de luna de miel que está bien provista, y la
chimenea parece estar abierta y operativa. Si se apaga la calefacción,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


tenemos suficiente para mantenernos agradables y acogedores
durante el tiempo que tarden en llegar a nosotros.
Cuando volvimos a la habitación, nos comimos el resto de la
cena, que estaba fría, pero aun así era bastante maravillosa. Después
de eso, nos pusimos a trabajar, asegurándonos de estar listos antes
de que oscureciera. Ahora que todo está terminado, saco la pequeña
caja de mi bolsillo.
— ¿Qué tal si jugamos?
Se gira para mirarme y sus ojos se entrecierran. —No tienes ni
idea de lo competitiva que puedo ser.
—Supongo que lo descubriremos, princesa.
—Uno me hizo romper la nariz de mi hermano. ¿Estás seguro de
que quieres desafiarme?
Cruza los brazos sobre su amplio pecho, y me relamo los labios.
El botón que le arranqué antes estaba justo delante, y ha sido todo lo
que he podido hacer para no mirar su escote hasta ahora.
—No te creo. — doy un paso hacia ella, pero levanta la barbilla
desafiante.
—Bueno, puede que fuera la mesa de centro la que la rompiera
realmente, pero fui yo la que la volteó.
Esta vez no puedo ocultar mi sonrisa. — Apuesto a que eras un
puñado cuando eras niña.
—Todavía lo soy. — Se encoge de hombros, y Dios, parece
adorable cuando lo hace.
Nuestros pechos casi se tocan cuando le rodeo la espalda y
deslizo mi mano por su culo. —Oh, definitivamente estoy de acuerdo.
—Tienes una mente sucia. — Finge estar ofendida, pero veo el
rubor en sus mejillas y la forma en que sus ojos están entrecerrados.
—Ven a jugar conmigo. — Me acerco a su oreja y rozo con mis
labios la concha. —Puede que incluso te deje ganar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


El gruñido que hace es lo más bonito que he oído nunca. Pero
me coge por sorpresa cuando me quita las cartas de Uno de la mano.
—Estoy dentro, chico de ciudad.
Me río mientras ella resopla y se acerca a la mesa de centro junto
al sofá. —Creo que la última vez que alguien me llamó chico fue
cuando tenía siete años. — bromeo mientras tomo asiento en el suelo
junto a ella.
Los dos cruzamos las piernas y nos ponemos frente a frente con
la baraja de cartas sobre la mesa entre nosotros. Natalie empieza a
repartir, y mientras lo hace, extiendo la mano y froto mi dedo por su
tobillo desnudo, donde sus vaqueros se han subido.
—Bueno, estoy segura de que nadie te está llamando chico a la
cara. — mo me mira, pero veo que el rubor vuelve a bajar por su cuello.
Cuenta mal las cartas y tiene que empezar de nuevo. —Me estás
distrayendo.
— ¿Yo? — finjo inocencia. —Nunca.
Cuando por fin ha terminado con las cartas, recojo las mías y
finjo concentrarme. Con ella sentada frente a mí con la camisa abierta,
es imposible que preste atención a otra cosa que no sea eso.
—Te toca. — La mirada que me da es lasciva, y creo que sabe
exactamente lo que está haciendo.
— ¿Estás usando la distracción como táctica?— Pregunto
mientras saco una carta. Tengo un par de comodines, pero no quiero
terminar el juego antes de tiempo.
— ¿Yo?— parpadea como si se burlara de lo que dije antes. —
Nunca.
—Haz lo que quieras. — Cuando me lamo los labios, sus ojos
siguen el movimiento, y sonrío. —Porque voy a ganar, sin perder de
vista el premio. — Mis ojos se fijan en los suyos, y hay un momento
de calor y algo más que pasa entre nosotros.
—Todo es hablar y no andar. Saca dos. —baja la carta y endereza
los hombros.
Mi sonrisa se amplía mientras cojo las cartas, y ella baja la
siguiente.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Entonces, cuando gane, ¿qué obtengo como premio?— Pongo
un reverso, luego un salto, luego un reverso, luego un cuatro. —
Amarillo.
Sus ojos se entrecierran mientras toma las nuevas cartas. —Si...
— se toma su tiempo para decir la única palabra —…Ganas, te
permitiré dormir en el suelo junto a mi cama.
Casi me caigo de la risa, y para su satisfacción, se ríe conmigo.
—Oh princesa, solo hay un lugar donde voy a dormir esta noche
y es encima de ti. — Su risa se apaga y traga con fuerza. Mis ojos no
se apartan de los suyos mientras coloco mi siguiente carta. —Tu
turno.
Empieza a decir algo, pero cierra la boca y coloca una carta
amarilla. Después de eso, mira sus cartas con frustración y hay una
adorable arruga en su nariz cuando lo hace.
—Si gano, quiero algo especial. — digo mientras coloco una carta
amarilla, luego una azul y después una azul.
—Solo intentas meterte en mi cabeza. —busca sus cartas por un
momento, y luego coloca a regañadientes una carta azul.
—Oh, no, en absoluto. Estoy tratando de meterme en tus
pantalones.
—Estás muy seguro. —no levanta la vista, pero no me pierdo la
forma en que se lame los labios. —Entonces, ¿qué es algo especial?
—Quiero besarte.
—Creo que ya lo hicimos una vez. —finge no estar interesada.
—No dije dónde. — eso llama su atención.
Con sus ojos puestos en mí, coloco un cuatro y levanto mi última
carta. —Uno.
Es mi turno, así que dejo mi última carta y sonrío a mi premio.
Odio que el juego haya terminado, pero no quiero esperar más.
—Yo gano.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 11
NATALIE

—Walker. — No reconozco mi propia voz cuando digo su nombre.


Sale ronca y llena de sexo. ¿De dónde diablos viene eso? Porque ni
siquiera sabía que podía hablar así.
—Princesa. — se lame los labios.
¿Realmente estoy pensando en dejarle hacer esto? ¿Qué pasó
con el plan de mantener mi distancia? Sabía que nunca duraría. Era
un plan de mierda desde el principio.
— ¿Dos de tres?— Lo intento, incluso con mis muros de defensa
ya derrumbándose. Su beso fue increíble, y no puedo imaginar cómo
sería tener su boca entre mis piernas.
—No. — dice al instante, sin querer ceder.
—Vamos. Piénsalo. — me burlo de él. — Podrías conseguir algo
extra si acabas ganando.
—No voy a correr ese riesgo. — Ahora es su voz la que está ronca.
Se me pone la piel de gallina, y no tiene nada que ver con el frío.
De hecho, está haciendo calor aquí.
—Pero, ¿y si ganas algo para ti? — Me relamo los labios. ¿Qué
estoy haciendo? Podría acabar mucho más profundo, pero soy incapaz
de controlarme. Mis ojos se dirigen a su entrepierna, y no se me escapa
el duro contorno de su erección.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Cómo qué? ¿Podría llegar a comerte el coño y hacer que me
chupes la polla?
— ¡Walker!— chillo. Eso es lo que estaba diciendo, pero
escucharlo en voz alta es tan sucio.
Mis pezones se endurecen dolorosamente solo de pensar en
chupársela. Una imagen de sus dedos en mi pelo mientras lo controla
pasa por mi mente. ¿Lo haría y tomaría lo que quisiera?
—Siempre me gusta asegurarme de que mis tratos se expliquen
en términos completamente transparentes.
—Claro. — Sus palabras son la dosis de realidad que realmente
necesito en este momento.
—Aun así, no es un riesgo que esté dispuesto a correr. Y no me
arriesgaría a nada porque voy a tener mi boca en ti, princesa. Diablos,
quiero eso más que correrme. Desde que oí esa dulce voz tuya, he
querido saber cómo sonaría cuando te corrieras.
El corazón se me sale del pecho. — ¿De verdad?
Vuelve a lamerse los labios y sus ojos se vuelven pesados, como
si ya estuviera pensando a qué sabré.
Nunca me he considerado sexy porque no soy nada especial. Soy
más bien la chica de la puerta de al lado, porque monto en las motos
de nieve con Wilder y Connor y voy de excursión. Claro que a veces me
gusta arreglarme y hacerme las uñas, pero la mayoría de las veces
salgo con mi hermano o mis primos. He crecido con ellos toda mi vida.
—En realidad no acepté la apuesta. Es decir, nunca me enteré
de lo que pasaría si ganaba. Así que no hay forma de que me obligues
a ello.
—Natalie. — La forma en que dice mi nombre está llena de una
advertencia que hace que el calor se acumule entre mis muslos. Me
pregunto qué haría si realmente me metiera en problemas con él. Es
un pensamiento tan extraño, pero que él hace aflorar en mí.
—De acuerdo, pero... — Me pongo en pie de un salto tan rápido
como puedo. — ¡Tienes que atraparme primero!— Grito mientras
despego.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Pensé que era rápida en mis pies, pero Walker está sobre mí en
medio segundo. Su brazo me agarra por la cintura antes de que llegue
a la puerta. Suelto un chillido de emoción y miedo mientras
prácticamente vuelo por los aires. Me arroja a la cama y reboto justo
antes de que Walker baje sobre mí.
Los dos respiramos con dificultad, y no puede ser solo por el
metro que hemos corrido. Esto es primitivo. He ido a pinchar a la
bestia hambrienta.
— ¿De verdad crees que puedes escapar de mí?— Su mano se
desliza entre nosotros, abriendo el botón de mis vaqueros.
—No. — Sacudo la cabeza. —Sé que no puedo alejarme de ti.
Esa es la verdad. La magia de Bear Mountain es real, y él es el
indicado. Mi alma gemela. Le pertenezco aunque me rompa el corazón.
Wilder seguirá siendo mi dueño en algún nivel por el resto de mi vida.
No hay forma de escapar de él, lo que me hace querer aferrarme a este
momento. Puedo apreciarlo durante años, incluso si todo esto termina
en un terrible desastre en el que Walker arruina la belleza de este
pueblo y se va. Cuando termine aquí, se llevará mi corazón con él,
pero tendré estos pocos días para recordarlos.
— ¿Quieres alejarte de mí?— Hace una pausa, buscando en mis
ojos.
—No. — digo simplemente. —Quiero que me des lo que necesito.
— No estoy segura de que vaya a entender nunca lo mucho que quiero
decir.
—Si me dejas. Haré eso y mucho más, princesa. — Reclama mi
boca, y el beso es tan seguro y dulce que empiezo a creer en la
promesa.
Juro que ya me está haciendo creer en él sin necesidad de
palabras. —Más, Walker. — gimo, levantando las caderas mientras
intento conseguir la fricción que tanto necesito. He estado montando
un borde desde que Walker llegó a la ciudad. ¿A quién quiero engañar?
Lo he estado haciendo desde la primera vez que atendí una de sus
llamadas telefónicas.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Por la noche, cuando me acostaba en la cama, creía que estaba
ahí mientras cerraba los ojos e imaginaba su aspecto. Con esa voz
ronca que exigía, sabía que Walker no quería nada más que a mí.
Mientras tira de mi ropa, su boca no abandona mi cuerpo ni un
segundo. Es como si mis fantasías se hicieran realidad. Una vez que
mis pechos están desnudos, se aferra a uno de mis pezones mientras
yo tiro de su camisa. Quiero su piel pegada a la mía.
Se levanta y tira de su camisa, haciendo volar los botones por
todas partes. Por supuesto, debajo de la camisa hay una pared de
abdominales cubierta por una fina capa de pelo. Le recorro el torso
con los dedos y, maldita sea, se siente bien.
—Pareces sorprendida, princesa.
—Lo estoy. — admito. —Sabía que serías grande, pero me
preocupaba que te afeitaras el pecho. — Echa la cabeza hacia atrás y
se ríe.
—No, esto es todo mío. — Me agarra la parte superior de los
vaqueros. — ¿Y tú, princesa? ¿Estás afeitada?
— ¿Qué esperas?
—Ahora mismo, lo único que espero es que no me digas que pare.
Levanto las caderas de la cama para que pueda bajarme los
vaqueros con facilidad, y una sonrisa completa se extiende por su cara
ante mi silenciosa respuesta. Me los quita y me quita las bragas
inmediatamente después, así que me quedo completamente desnuda
en la cama. Su nariz se enciende mientras sus ojos devoran cada
centímetro de mí.
—Desnuda. — gruñe. Pasa sus dedos por la parte superior de mi
sexo, haciéndome gemir de necesidad. — ¿Para quién mantienes este
coño desnudo?
—Para mí. — respondo con sinceridad. —Me gusta la sensación.
—Te va a encantar la sensación de esto. — promete justo antes
de que su boca descienda.
Estoy a punto de descubrir si Walker es realmente un hombre
de palabra. En el fondo, creo que ya sé la respuesta.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 12
WALKER

Puedo sentir su energía nerviosa mientras beso su estómago y


separo sus piernas con los hombros. —He soñado con esto. — le digo
mientras pongo mis manos detrás de sus rodillas y las empujo hacia
arriba. —Desde el momento en que oí tu voz por teléfono, supe que
eras especial.
—Me estás tomando el pelo. — Su voz es temblorosa y veo que
sus manos arañan las sábanas.
—No, princesa. Estoy saboreando esto. Hay una diferencia. —
Beso una cadera y luego me dirijo lentamente a la otra. Es tan suave
y gruesa en sus costados que no puedo evitar hundir mis dientes en
ella.
—Se siente como una tortura. — Esta vez, grita y mueve las
caderas hacia arriba.
Sonrío contra su bajo vientre antes de pellizcarla ahí. —
Paciencia. — Mi lengua baja hasta llegar a la costura de los labios de
su coño. —Puedes correrte todas las veces que quieras.
—Me gustaría hacerlo solo una vez. — sisea y luego gime.
Muevo mi lengua hacia abajo hasta separar sus labios y gimo al
sentir su primer sabor. Ese deseo dulce y picante, tan perfectamente
Natalie, me marea de necesidad. Solo necesito una probada antes de
abrirla y deslizar la lengua por su centro. Su bonito clítoris asoma,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


pidiendo atención de forma no tan sutil, y se la doy. Lo lamo como un
gato con crema antes de chuparlo con suavidad. No quiero ir
demasiado rápido, pero está claro que necesita correrse.
Natalie grita cuando alejo mi boca, pero no tardo mucho en
hacerlo. —Necesito probarlo todo, princesa. — Empujo sus rodillas
hasta que se inclina sobre la cama, y deslizo mi lengua en su bonito
coño rosa. La meneo justo donde va a ir mi polla, amando el sabor de
su azúcar ahí. Mi pulgar se sumerge en el interior y luego vuelve a su
culo, y esta vez grita de sorpresa. —Relájate. — le digo mientras rodeo
el apretado capullo. —Te prometo que te va a gustar.
La bajo de nuevo a la cama, vuelvo a acercar mi boca a su clítoris
y uso mi otra mano para meterle un dedo en el coño mientras mi
pulgar le acaricia el culo. Ahora está jadeando, y tengo la sensación
de que esto no va a durar mucho.
Mi polla se esfuerza tanto contra mis vaqueros que sé que la
marca de la cremallera va a quedar tatuada en mi cuerpo. Me gotea la
punta, y puedo sentir cómo crece la mancha de humedad mientras me
froto contra el colchón. Me muero por follar este pequeño y suave
tesoro, pero estoy deseando que mi cuerpo vaya más despacio.
—Walker, no... ¡Dios, no puedo!— Su voz se convierte en un
chillido mientras trata de alejarse de las sensaciones. Sus piernas
intentan apretarse, y alejo mi boca para mirarla a los ojos.
—Puedes. — le ordeno, y su cuerpo se paraliza. —Voy a comerte
el coño hasta que te corras, eso es un hecho, princesa. Puedes
resistirte si quieres, pero te haré montar en mi cara mientras lo haces.
—Es demasiado. — Su voz se quiebra, y puedo ver que está tan
cerca del límite que está a punto de romperse.
—Abre las piernas. — Mi voz es profunda, y no puede faltar la
orden. Muy lentamente, relaja sus muslos, y bajo mi boca una vez
más. —Esa es mi niña buena.
Sus dedos se dirigen a mi pelo y me agarra con fuerza mientras
vuelvo a rodear su clítoris con mi lengua. Su coño se aprieta alrededor
de mi dedo mientras deslizo otro y froto ese punto dulce en su pared
interior. Mi pulgar presiona un poco más contra su culo y, con un
ritmo perfecto, se derrumba.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Luchó contra su clímax durante tanto tiempo que cuando
finalmente se rompe, atraviesa cada centímetro de su cuerpo. Masajeo
suavemente mi lengua entre sus labios y observo su cresta una y otra
vez. Su cuerpo está enrojecido y su piel está húmeda por el esfuerzo
de intentar contenerse. El placer sale disparado de mi polla al verla, y
siento que empiezo a correrme con ella. No sé si alguna vez me he
corrido sin ni siquiera tocarme la polla, pero la visión de Natalie
perdida por el deseo es todo lo que hace falta para enviarme al paraíso
con ella.
Tardo un buen rato, pero cuando por fin está tumbada en la
cama, saco lentamente mis dedos de ella y los lamo. Gime cuando le
doy un beso en la parte superior del coño antes de subir por su cuerpo.
En cuanto llego a su cuello, me empuja los vaqueros y trata de
desabrocharlos. Coloco mi mano sobre la suya y la miro a los ojos
mientras detengo sus movimientos.
—Si me lo das, no dejaré que me lo quites. — le digo mientras
miro hacia donde nuestras manos se unen entre nosotros. —Si me
dejas tener ese coño alrededor de mi polla, no hay manera de que te
deje ir.
Pone una mano en mi pecho mientras con la otra me acaricia la
polla a través de la mancha húmeda de mis vaqueros. — ¿Lo
prometes?
—Lo hago. — digo, y las palabras se quedan entre nosotros
mientras me quito los vaqueros y luego nos giramos para que ella esté
encima.
Parece dudar en esta posición, pero la agarro por las caderas y
la sostengo para que quede justo encima de mi polla.
—Quiero tenerte así la primera vez, para que no duela tanto. —
La atraigo contra mi pecho, y trata de contonearse más abajo para que
mi polla entre en ella. —No. — le ordeno, y se queda quieta. —Vamos
a ir despacio, princesa.
Hace el ruido más lindo, y la beso suavemente mientras la
deslizo un poco por mi pecho para que la punta de mi polla bese su
coño. Levanta el culo para que su húmeda raja se deslice por mi
cabeza, y casi me corro de nuevo por esa ligera provocación.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


La mantengo firme mientras introduzco solo la punta en su
cálido coñito y siento cómo se aprieta a mí alrededor. Siseo mientras
avanzamos lentamente y, centímetro a centímetro, ella baja por mi
cuerpo.
Se queda paralizada cuando estoy a unos pocos centímetros y
no puede estirarse más. Me agarro a su culo y froto mi dedo entre sus
mejillas mientras la beso lentamente.
—Te sientes tan bien. — digo mientras empujo hacia arriba y ella
toma más de mí. —Tan jodidamente perfecta, princesa.
—Es demasiado grande. — gime, pero no hace ningún
movimiento para apartarse.
—Has guardado esta dulzura para mí, ¿verdad? — Le doy un
beso en el cuello y se relaja de nuevo. —Apuesto a que todo este tiempo
has tenido la mano en las bragas pensando en que yo sería el primero.
Noto que se moja más, y empujo un poco más, dejando que se
adapte mientras avanzo.
—Qué buena chica fuiste, intentando meterte los dedos hasta
que mi polla pudo hacerlo. — La agarro por las caderas y la muevo
suavemente hacia arriba y hacia abajo sobre mi polla. —Esas bonitas
bragas se han mojado mucho, ¿verdad?
—Sí. — Su voz es jadeante, y ahora se mueve conmigo.
Estoy casi dentro de ella, y ya sé que correrme dentro de ella se
va a sentir tan jodidamente bien.
—No vas a hacer que me salga, ¿verdad?— La sujeto por las
caderas y la muevo hacia arriba y hacia abajo. Está estirada encima
de mí y yo hago todo el trabajo desde abajo. —Dime, princesa.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 13
NATALIE

— ¡Sí! ¡Hazlo!— Ya estoy tan cerca de nuevo, y no tengo ni idea


de cómo. Solo me hace creer aún más en la magia de este lugar. No
solo Walker es dueño de mi corazón y mi alma, sino que también es
dueño de mi cuerpo. Es el único que podría hacerme sentir así.
Al principio me dolió cuando empujó completamente dentro de
mí, pero el dolor empezó a transformarse en placer casi al instante. La
sensación de ser rellenada y estirada hasta el fondo era muy buena, y
no me lo esperaba. Por otra parte, cuando se trata de Walker, nunca
sé lo que voy a conseguir. El hombre siempre está lleno de sorpresas,
y ahora quiere correrse dentro de mí. Ambos sabemos lo que eso
podría significar. Lo ataría no solo a mí, sino también a este lugar.
—Lo quieres, ¿verdad?— Mi sexo se agita alrededor de su polla,
respondiendo por mí.
Sé que no va a ser suficiente porque Walker siempre quiere más
de mí. Pedazo a pedazo, me arrastra, y no va a parar hasta que lo tenga
todo. Lo sé.
—Contéstame, princesa. — Suelta mi cadera con una mano para
dar un pequeño empujón a mi culo.
—Lo deseo tanto. — grito, clavando mis uñas en su pecho. El
escozor de los azotes va directo a mi clítoris mientras él sigue metiendo
y sacando la polla.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Todo lo que tenías que hacer era pedirlo, princesa.
—Walker. — gimoteo. —Por favor. — Ahora estoy suplicando, y
no me importa. No cuando se trata de él.
Mi cuerpo está preparado y listo para explotar una vez más.
Cada vez que me muevo sobre su polla, él golpea algo en lo más
profundo de mí, y sé que este orgasmo va a ser diferente al primero.
Ese fue tan intenso, así que estoy segura de que este podría matarme.
¿Aún lo quiero? No, lo necesito. De la misma manera que necesito a
Walker.
La verdad es que, en el momento en que empezó a empujar su
polla desnuda dentro de mí, mi mente había ido al mismo lugar que
la suya. Ni por un segundo pensé en decirle que parara. Quería lo que
podía pasar y la posibilidad de que fuera para siempre. Está claro que
él también.
Sus dedos se dirigen a mi clítoris mientras empuja sus caderas
hacia arriba, y caigo a su encuentro. Su polla se aloja en lo más
profundo de mi cuerpo mientras me pellizca el clítoris, y eso es todo lo
que hace falta. Estallo como una bomba y mi cuerpo se enciende.
Grito su nombre cuando el placer me inunda y siento su cálida
liberación. Grita mi nombre mientras intenta profundizar más, pero
ya no hay espacio. Eso no va a impedir que lo intente, y entre su
necesidad de estar más dentro de mí y el hecho de sentirlo palpitar
tan profundamente, se desencadena otro orgasmo. Mi sexo se encierra
alrededor de su polla, tomándolo todo de él porque quiero hasta la
última gota.
—Eso es, princesa. Déjame entrar. Quiero poseer cada
centímetro de ti.
Puede que aún no lo sepa, pero ya lo sabe. Mi cuerpo se rinde, y
me derrumbo sobre él mientras el último orgasmo me quita todo lo
que tengo. Walker me rodea la espalda con sus brazos, sujetándome
con fuerza mientras su polla sigue alojada en mi sexo. Cierro los ojos
cuando empieza a pasar sus dedos por mi espalda, lenta y
tranquilamente. Me susurra palabras dulces y, en algún momento, me
desmayo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Cuando vuelvo en mí, la cama está vacía, pero el lado de Walker
sigue caliente. Mis ojos se abren de golpe, queriendo encontrarlo, y
entonces oigo su voz. Está cerca, pero no entiendo lo que dice, así que
ruedo hacia mi otro lado para verlo al otro lado de la habitación. Tiene
el teléfono pegado a la oreja y está de espaldas a mí. Habla en voz baja.
O está intentando no hacer ruido para que yo pueda dormir o
hay algo que no quiere que oiga. Odio que, después de lo que hemos
compartido, tenga esta duda, pero ha venido aquí para intentar
convertir nuestro pequeño pueblo en el próximo gran punto de viaje.
Vuelve a mirar por encima del hombro para ver que estoy
despierta, y su rostro cambia de serio a sonriente.
—Tengo que irme. — dice a quien quiera que esté al otro lado de
la línea.
No puedo evitar preguntarme con quién está hablando. Sé que
no tiene familia, pero quizá sea un amigo. Me digo que si quisiera ser
realmente reservado, habría salido de la habitación o se habría ido a
uno de los otros millones de rincones de la posada.
— ¿Cómo te sientes? — me pregunta, tirando su teléfono en el
sofá antes de acercarse a mí. Se ha vuelto a poner los calzoncillos, y
no estoy segura de que me guste.
—Estoy bien. — Me siento, pero hago una mueca de dolor
cuando mis piernas se mueven.
—Joder, princesa. — se deja caer en la cama a mi lado. —Lo
siento.
— ¿Lo sientes?— Le sonrío porque, incluso con la pizca de duda
que aún persiste en mi mente, no lo hago. Anoche fue increíble y no
cambiaría nada. Empiezo a pensar que Jen tenía razón y que quizá
Bear Mountain intervino para intentar que no huyera del destino.
—Me gustaría que fuera yo el que sufriera, pero no, no me
retractaría. Tú me diste ese regalo y es todo mío. — Se inclina y me
besa. —Princesa. — gruñe contra mi boca cuando voy por sus bóxers.
—No podemos.
—Por favor. — digo entre besos.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Joder, ¿cómo voy a decirte que no? — Se desliza sobre mí y se
baja los calzoncillos para darme lo que quiero.
El leve pinchazo de dolor desaparece en cuanto entra en mí y
empieza a moverse. Todo lo que siento es placer, y él no se detiene
hasta que me he corrido dos veces. Es entonces cuando se deja llevar
por mi éxtasis.
—Nunca voy a tener suficiente de ti. — dice entre besos contra
mi cuello.
— ¿Cómo es que sigues duro?— Me río.
—Tu voz me pone duro. Imagina lo que podrías hacer cuando
estés desnuda para que yo lo tome. — Lentamente, saca la polla y yo
intento no hacer una mueca de dolor.
La preocupación marca sus hermosos rasgos y le sonrío.
—Estoy bien. — le pellizco el labio inferior. —En realidad estoy
más que bien.
—Lo mismo digo, princesa. — Cierra los ojos y toca su frente
contra la mía. —Debería darte de comer, pero no quiero volver a dejar
esta cama. Te sientes tan bien apretada contra mí. — Me abraza
mientras sus brazos me aprietan como un tornillo de banco alrededor
de mi cintura. No quiero que esto termine nunca, y tengo que
asegurarme de que no lo haga.
Tengo que demostrarle a Walker por qué Bear Mountain es
especial. Que no podemos inundarla de gente y tratar de
comercializarla. Tengo que hacerle ver que lo que hace que este lugar
sea tan maravilloso no es solo el amor que supone encontrar a tu
pareja para siempre, sino el amor que sientes por las demás personas
que están aquí. Eso es algo que vale la pena proteger.
Walker no tiene una familia, pero podría tenerla aquí. No solo
con la mía, sino con la de todo el pueblo. Tengo que hacer que se
enamore de Bear Mountain y, con suerte, de mí también en el proceso.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 14
WALKER

— ¡Walker, no te detengas!
Estoy arrodillado en el suelo frente a una silla con Natalie sobre
ella y sus piernas colgadas sobre los brazos. He tirado de su culo hasta
el borde, y he estado deleitando su coño durante lo que parecen horas.
Demonios, puede que hayan sido horas. Es difícil saber la hora cuando
no hay luz que entre por las ventanas y tengo todas sus curvas
desnudas tentándome.
Suplicaba por mi polla, pero mantenerla en esta posición parece
haberla distraído. Posiblemente sean los múltiples orgasmos que está
teniendo, pero eso no viene al caso.
Después de hacer el amor antes, finalmente pude alimentarla y
luego arrastrarla a la ducha conmigo. Quería que nos diéramos una
ducha caliente mientras pudiéramos, por si acaso nos quedábamos
sin electricidad más tarde. Desde entonces, nos hemos estirado frente
a la chimenea y hemos estado jugando a las cartas. He ganado todas
las manos, y después de comerle el coño varias veces, creo que podría
estar perdiendo a propósito.
A mi chica le encanta que le coman el coño, y yo estoy deseando
complacerla. Es como si yo también me corriera cuando ella se corre
en mi cara, y es un subidón al que ya soy adicto.
— ¿No puedes meterla un poco? — suplica, y sonrío contra su
coño.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Estás segura de que quieres que mi lengua se detenga?
Abre los ojos y me mira, dudando por un momento.
—Eso es lo que pensaba.
— ¡No, solo estaba disfrutando! — se apresura a decir y tira de
mis brazos. —Por favor. Solo un minuto.
—Los dos sabemos que no será un minuto. — Le rodeo el clítoris
y ella mueve las caderas hacia arriba. —Me voy a correr dentro de ti
otra vez. — Noto cómo su coño se retuerce cuando lo digo, y eso me
pone más duro.
—Me gusta. — gime, y froto mi nariz sobre su pequeño capullo.
—A mí también. — le digo. —Pero si seguimos haciéndolo, vas a
estar demasiado dolorida para cualquier cosa después.
— ¿Solo la punta? — intenta y se mece contra mi boca.
—Joder. — Cierro los ojos mientras mi polla empieza a gotear,
amando la idea de estar dentro de ella.
Me enderezo, y cuando lo hago, mi polla está a la altura de su
coño y apuntando justo hacia ella. La punta está brillante y
resbaladiza por la necesidad, y la paso por sus labios. Grita con fuerza
y empuja hacia abajo, tratando de meterla.
—Quédate quieta. — le advierto mientras mantengo una mano
en su cadera para sujetarla. Con la otra agarro la base de la polla y
muevo el puño hacia arriba y hacia abajo mientras pongo la punta en
su boca. —La tendrás cuando estés lista.
Con la cabeza de mi polla justo dentro de su entrada, siento que
un escalofrío de necesidad me recorre la espalda. Quiero empujar
hasta que mis pelotas golpeen su culo y ella apriete cada centímetro
de mí, pero tengo que recordarme a mí mismo que debo contenerme.
Al menos por ahora. Cuanto antes se cure, antes podré tomarla tan
fuerte y tantas veces como quiera. Pero por ahora, tengo que ser suave.
Sus manos se dirigen a mi pene y empieza a moverlas hacia
arriba y hacia abajo. Verla agarrarme mientras estoy dentro de ella es
suficiente para forzar un siseo entre mis dientes. Está demasiado
caliente.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Más fuerte. — le ordeno, y apenas reconozco mi propia voz de
lo profunda que es. Su agarre se intensifica, y vuelvo a sisear, luego
asiento en señal de aprobación. —Buena chica.
Lentamente, le introduzco otro centímetro, y sus manos se
aceleran por la emoción. Los empujones superficiales son suficientes
para darle lo que necesita, y sentir cómo me masturba es casi un cielo.
Juntos la llevamos al límite, y entonces utilizo mis dedos para
rodear su clítoris. Eso es todo lo que hace falta para que se corra, y
ella grita mientras su cuerpo se tensa. Mi polla se estira con fuerza, y
puedo sentir el pulso de mi liberación dentro de ella. Mirando hacia
abajo, donde estamos conectados, veo que es suficiente para que se
derrame entre nosotros. Verla gotear con mi semen me hace
mantenerme duro mientras la saco y luego limpio lo que queda entre
los labios de su coño. Está cubierta de mí, y quiero que siga así. Para
siempre.
Agarrando sus rodillas, las aprieto con fuerza y la hago
recostarse un poco más en la silla. Levanto el culo y deslizo una
almohada debajo de él para que mi semen no gotee de ella.
— ¿Qué estás haciendo?— Me mira confundida y la miro
seriamente.
—Quédate así. — Aprieto los puños a mi lado, deseando poder
follarla de nuevo. Verla así y saber que esta es la mejor manera de
dejarla embarazada tiene mi polla palpitando entre nosotros.
Mi mano se dirige a mi polla, y aún está húmeda, así que paso
el puño arriba y abajo mientras la observo.
— ¿Otra vez? — pregunta esperanzada.
—Todavía no. — Niego y suelto la polla. Solo estoy bromeando
con los dos, y no me ayuda a controlarme.
Justo entonces se oye un ruido a lo lejos y parece que alguien
está hablando. —Vístete. — Agarro la ropa de Natalie y la ayudo a
levantarse de la silla y ponérsela lo más rápido posible.
— ¿Por qué no ha llamado alguien para avisar de que han pasado
por la nieve? — pregunta mientras nos apresuramos.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Una vez que me he puesto los calzoncillos y los vaqueros, corro
hacia donde están nuestros teléfonos y veo que la señal se ha ido en
ambos. —Mierda, nuestros teléfonos no funcionan. Seguro que lo han
intentado.
Agarro mi jersey y, cuando me doy la vuelta, la veo mirándome
con los ojos muy abiertos.
— ¿Qué pasa, princesa?— Digo mientras me acerco
inmediatamente a ella y la atraigo entre mis brazos.
— ¿Qué pasa ahora? — dice, y cuando abro la boca para
responderle, la puerta de la suite de luna de miel se abre de golpe y
veo a Jen, la amiga de Natalie, y posiblemente al hermano o al primo
de Natalie con ella.
—Aquí huele a sexo. — dice Jen, y muevo a Natalie detrás de mí.
—Salgan y nos encontraremos en el vestíbulo. — digo, y mi voz
les hace saber que esto no es una discusión.
—Genial, ahora nunca podré ver a mis hijos. — dice el hombre
que está detrás de Jen mientras se tapa la cara y sale de la habitación.
—La venganza es una perra. — grita Natalie desde detrás de mí,
y tendré que preguntarle sobre eso más tarde.
Una vez que se han ido, miro a Natalie y le sujeto la cara con las
manos. —Salgamos de aquí para poder hablar de lo que pasa ahora.
¿De acuerdo?
Tras un momento de duda, asiente y le sonrío. Mi expresión debe
tranquilizarla, porque se pone de puntillas para recibir un beso. Ya
estoy bajando a su encuentro cuando lo hace, y aunque quiero besarla
aquí mismo para el resto de nuestras vidas, tenemos que irnos.
—Voy a coger tus cosas. — le digo, y asiente mientras se pone
las botas.
No tardamos mucho en cogerlo todo, y mientras miro de nuevo
a la suite de luna de miel, me pregunto si esta posada podrá siquiera
salvarse después de la avalancha. No hemos visto los daños, pero solo
han tardado un día en desenterrarnos, así que no ha podido ser tan
grave. Estaré realmente decepcionado si esta habitación no lo hace.
Porque en estas paredes ha habido mucha magia.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Cojo a Natalie de la mano y salimos al vestíbulo para ver a un
gran grupo de personas evaluando los daños. También hay varias
personas sacando cajas de lo que supongo que son cosas valiosas que
la señora Eliza necesitaba rescatar. No la veo por aquí, pero tengo que
agradecerle que me haya prestado la habitación, aunque casi nos
maten.
Natalie se gira para decirme algo, y justo en ese momento
nuestros dos teléfonos empiezan a sonar. Ella toma el suyo y se ríe
mientras sacude la cabeza. —Tengo unos cincuenta mensajes de texto
de Jen.
—Espera, mi asistente está llamando. — le digo, y asiente. Me
alejo unos pasos de ella y contesto al teléfono, y Josh está al otro lado.
Hay música tropical y parece que está fuera. —Hola, ¿has encontrado
lo que necesitaba?
— ¿Te he defraudado alguna vez? — dice a modo de saludo. —Y
sí, podemos hacer todo lo que necesitas a través de contratos digitales.
— ¿Entonces no necesito la firma de nadie más para hacerlo? —
Confirmo.
—No, y no llevará mucho tiempo. — asiente Josh.
—Cuanto antes mejor. Quiero que esto se haga lo más rápido
posible para poder terminarlo. No me importa cuánto cueste.
—Te lo estoy enviando por correo electrónico ahora.
—En cuanto tenga ese contrato y el trato esté hecho, me voy. —
digo.
—Hecho. Ahora ve a divertirte con tu señora. Voy a tomar otra
margarita.
—Te llamo luego. — Sonrío cuando cuelgo, pero entonces me giro
y veo que Natalie me mira con lágrimas en los ojos. —Princesa, ¿qué
pasa?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 15
NATALIE

—Nada. — miento, intentando luchar contra las lágrimas. Creía


que lo tenía todo y ahora se me escapa de las manos.
Supongo que ahora sé de qué iba esa llamada telefónica. Quiero
enojarme conmigo misma por permitir que esto ocurra, pero la verdad
es que no había forma de evitarlo. Además, cuando miro atrás, sé que
siempre elegí el amor y que al menos lo intenté.
No tendré dudas de que aparté algo que podría haber sido
maravilloso, pero ahora veo quién es Walker, y me parte el corazón en
dos. Sé lo que siempre será lo primero para él, y no puedo vivir así.
Cada vez que elija su trabajo o su dinero antes que a mí, me partirá el
corazón por la mitad. Entonces habrá miles de pedazos, y nunca se
podrá volver a juntar.
Una parte de mí estaba tan segura de que vería los errores de su
padre y no querría lo mismo para los hijos que tuviera. Que elegiría
un tipo de vida diferente a la que tuvo al crecer. Puede que no lo dijera
específicamente, pero estaba claro que fue una crianza solitaria. Una
que nunca dejaré que tenga un hijo mío.
Dios, cuando habló de su lugar en la ciudad, me dolió el corazón
por él. Ha vivido tanto tiempo sin amor. Quería demostrarle que el
amor es más importante que nada, pero supongo que el tiempo se ha
acabado. La burbuja que nos rodeaba por fin ha estallado, y la
realidad ha vuelto a inundar tan rápido como la avalancha.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Algo va mal, princesa. — Desliza sus dedos en mi pelo,
inclinando mi cabeza hacia atrás para que tenga que mirar fijamente
su apuesto rostro. —Dime.
—Jen dice que nadie resultó herido. — me obligo a sonreír,
tratando de fingir que son lágrimas de felicidad las que llenan mis ojos.
—Eso es bueno. — Sus cejas se juntan, y no estoy segura de que
se lo crea.
—Sí, muy bueno. — Soy terrible fingiendo mis emociones porque
nunca he tenido que hacerlo antes.
—Entonces no será descortés de nuestra parte planear una boda
pronto. — Se inclina, rozando un beso en mi boca, y sus palabras
tardan un momento en calar. ¿Lo he oído mal?
— ¿Una boda?— Incluso con lo herida que estoy, mi corazón se
agita estúpidamente.
—Ya te lo he dicho. Eres mía.
No entiendo a este hombre, pero supongo que este podría ser el
plan. Está claro que no mentía sobre lo de no perder nunca. Si
estamos casados, supongo que lo que es mío es suyo, y podría pensar
que puede hacer lo que quiera con mi parte de la montaña. O tal vez
convencerme de cualquier plan que tenga. Soy demasiado agradable
cuando esa boca suya está sobre mí.
— ¿Nos vas a presentar?— pregunta Wilder, interponiéndose
entre Walker y yo.
Estoy realmente agradecida de ver a mi hermano. Necesito un
momento para recomponerme y pensar hacia dónde voy. Debería darle
una bofetada y marcharme, pero no me atrevo a hacerlo.
—Walker. — Extiende su mano. —Soy el hombre de Natalie.
— ¿Es así?— Mi hermano mira la mano extendida de Walker
antes de volver a mirarme. — ¿Estás seguro de eso?— Los ojos de mi
hermano permanecen fijos en los míos, esperando que responda
realmente a la pregunta y no Walker.
Walker me rodea el hombro con su brazo, arropándome a su
lado. Su agarre es firme, y hace cinco minutos me habría parecido

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


adorable. Ahora me pregunto si en realidad solo soy un objeto para
Walker y de alguna manera un medio para lo que quiere. Claro, puede
que me quiera hasta cierto punto, pero a veces el amor no es
suficiente. O peor aún, ama a otra cosa más que a mí. Algo que nunca
le devolvería el amor que yo siempre le daría.
—Al cien por cien. Nos vamos a casar. — responde Walker de
todos modos.
—Llevas dos minutos en esta ciudad. — señala Wilder.
Sé que está poniendo a prueba a Walker más que nada porque
Wilder conoce la magia de este pueblo mejor que nadie. En cuanto
encontró a Bri, supo que era suya para siempre. Incluso la hizo creer
que estaban casados cuando no lo estaban, pero esa es otra historia
en sí misma.
—No importa cuánto tiempo he estado aquí. Natalie es mía, le
guste a alguien o no. Preferiría que te pareciera bien, pero eso no va a
cambiar nada en ningún caso. —replica Walker.
Maldita sea, me encanta que se enfrente a mi hermano sin
pestañear. Ambos son hombres grandes que podrían causar algún
daño si se les provoca.
Incluso con todo lo que está pasando, me encuentro asintiendo
porque Walker tiene razón: soy suya.
—Muy bien. — dice mi hermano y finalmente toma su mano. Sé
que quiere alegrarse por mí, pero supongo que puede sentir que mis
emociones están apagadas. No sé si es por el tema de los gemelos, pero
siempre hemos tenido una forma de leernos mutuamente. —Si metes
la pata, tendrás que lidiar con toda la ciudad junto conmigo.
—No lo querría de otra manera. — dice Walker con confianza.
Como si se sintiera orgulloso de que tanta gente lo persiguiera por mí
si fuera necesario. — ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar aquí?
Natalie me ha dicho que todo el mundo está a salvo, pero si hay algo
que pueda hacer para echar una mano, estaré encantado de ayudar.
— ofrece.
—No estoy seguro, pero creo que estás en una lista de no hablar
o algo así. — Wilder sonríe. —Así que todo el mundo probablemente te
ignorará si intentas ayudar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Nadie lo está escuchando. — Pongo los ojos en blanco.
Pero lo entiendo, porque Walker es un maldito encantador. No
me extraña que sea tan bueno en su trabajo.
—En realidad creo que todos somos buenos, pero por qué...
— ¡Nat!— Jen empuja a Wilder fuera del camino y me da un
abrazo gigante.
—Te he dicho que estoy bien. — Le devuelvo el abrazo,
necesitando a mi mejor amiga ahora mismo más de lo que creía.
— ¿Seguro que estás bien? — me susurra al oído, y cuando no
respondo, me busca en la cara. —Voy a robarme a mi mejor amiga por
un segundo.
Cuando empieza a apartarme, la mano de Walker se extiende
como un rayo y me agarra por la muñeca. Ahora cada uno tiene uno
de mis brazos, conmigo atrapado en el medio.
— ¿Intentas robarme a mi chica?
—La tienes desde hace días. — sisea Jen mientras su agarre se
estrecha.
—Yo era hijo único. No comparto bien. — Walker tira hacia atrás,
no está dispuesto a retroceder.
Los dos tirando de mis brazos es tan simbólico de cómo me
siento en realidad. Me están partiendo por la mitad.
— ¡Paren!— Grito mientras me quito las manos de sus manos.
Jen me suelta la mano, pero Walker no lo hace, y sus ojos se
entrecierran para desafiarme.
— ¿Crees que no percibo que intentas huir de mí, princesa?
Puedes tener tu ataque, pero no voy a dejarte ir. — Me quedo
boquiabierta. No acaba de decir que estoy teniendo un ataque. —Te
conozco mejor de lo que crees. — Me da un golpecito en la punta de la
nariz con un dedo y me doy cuenta de que voy a matarlo.
— ¡Entonces por qué intentas romperme el corazón!— Grito. —
¡O es que sabes que lo hará y simplemente no te importa!— Doy un
pisotón. De acuerdo, puede que me esté dando un ataque, pero es lo
que toca.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Y has terminado.
—No he... — Mis palabras se cortan cuando de repente me echa
por encima del hombro. — ¿Qué estás haciendo?— Me contoneo y
entonces siento que me da una palmada en el culo. — ¡Por qué estás
ahí parado!— Le grito a mi hermano. No estoy muy segura de dónde
está porque mi pelo me tapa la cara mientras estoy colgada del hombro
de Walker.
—Porque sé lo que te conviene. — oigo decir a mi hermano
mientras Walker me lleva.
Una puerta se cierra de golpe y, un segundo después, el sonido
de una cerradura encajando en su sitio es siniestro. Mi espalda cae
sobre una cama muy familiar que todavía huele a nosotros dos. Walker
se echa encima de mí, inmovilizándome contra ella, y su tono está
lleno de mucha advertencia.
—Princesa. — Mi labio inferior empieza a temblar mientras lucho
por no llorar. —Mierda, ¿te he hecho daño?— De nuevo, me mueve
como si fuera una maldita muñeca. Estoy en su regazo en un instante
mientras se sienta en el lado de la cama. —Tienes que hablar conmigo,
princesa. Me estás matando aquí. No puedo arreglarlo si no me lo
dices. — exige.
—Te he oído por teléfono.
Sus ojos se abren de par en par por un segundo. — ¿Y?
—Y... — balbuceé hacia él.
—Sí, ¿crees que no me voy a mudar aquí? Tú estás aquí. Estoy
aquí. Y punto. Podemos quedarnos con tu casa, si quieres o podemos
construir algo más grande en tu terreno. Sé que quieres quedarte ahí.
¿No es así?
— ¿Vivir en mi tierra?— repito.
— ¿Dónde más podríamos vivir? Te encanta este lugar. Me lo has
estado vendiendo desde que llegué. Demonios. Creo que a mí también
me encanta. — me da una sonrisa tímida. —No tanto como te amo a
ti, pero no creo que nunca ame tanto algo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Lo miro fijamente, intentando procesar sus palabras. — ¿Me
amas?— Eso lo entiendo de inmediato. El resto todavía se está
asentando.
—He estado tratando de meter a mi hijo en ti, y estoy moviendo
toda mi vida aquí. Diablos, sí, te amo. Eres mi princesa. — Me acaricia
la mejilla.
—Pero en el teléfono pensé que habías dicho... — Me quedo sin
palabras, mi mente vuelve al te amo. Debo haber escuchado mal.
—No sé lo que has oído, pero estaba hablando con mi ayudante,
que me está preparando todo en la ciudad para que no tenga que
volver y hacerlo yo. No me voy a ir pronto a menos que sea para
nuestra luna de miel.
Me saltan las lágrimas. Esta vez son realmente de felicidad, pero
consigo hablar a través de ellas cuando el horror se apodera del
apuesto rostro de Walker.
—Pensé que ibas a vender la montaña o algo así, ya que ahora
eres mi dueño. — Esa es la verdad. Por mucho que ame este pueblo,
creo que al final me iría si eso significara estar con Walker. Lo odiaría,
pero odiaría más no tenerlo a él. Puede que intente luchar contra ello
al principio, pero al final, sé que le necesitaré más que a nada.
—Por encima de mi puto cadáver. Esto es tuyo y donde criaremos
a nuestros bebés. Nunca les quitaré eso ni a ellos ni a ti. Todo lo que
quiero es mi princesa.
—Soy tuya, Walker. Yo también te amo. Siento haber dudado de
ti aunque sea un segundo. — Deja caer su frente sobre la mía, y hay
una sonrisa en sus labios.
—Solo voy a tener que pasar más tiempo convenciéndote de que
no me voy a ninguna parte. — Se da la vuelta y me sujeta a la cama
una vez más.
—Tampoco creo que esta ciudad quiera que te vayas a ninguna
parte. Te atrapó aquí.
Walker sacude la cabeza. —No, princesa. Eres tú la que siempre
me ha tenido.
Le creo, y no lo dejo ir.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Epílogo
WALKER

Diez años después...


—Señora Eliza, si no deja de coquetear con los invitados, voy a
tener que despedirla.
—Se lo ha buscado. — dice la mujer mayor mientras recoge sus
agujas de tejer y vuelve al trabajo. —Además, este lugar se
desmoronaría sin mí.
—Bueno, tienes razón en lo último, pero le vas a dar un infarto
a ese viejo si sigues burlándote. — digo mientras escudriño la pantalla
que tengo delante.
— ¿Es una burla cuando voy a seguir con ello? — Cuando vuelvo
mi expresión de horror hacia ella, me guiña un ojo y luego se encoge
de hombros.
—Eres una desvergonzada.
—A mi edad, es la única manera de serlo.
Justo después de que Natalie y yo nos casáramos, empezamos
con las reparaciones de la posada para ayudar a la señora Eliza. Me
di cuenta de lo mucho que amaba Bear Mountain y de que no solo
quería vivir aquí, sino que también quería contribuir. Necesitaba
formar parte de la comunidad y poner de mi parte para mantener viva
la magia. Así que cuando me acerqué a la Sra. Eliza para comprarle la
posada y hacerme cargo de ella, estuvo muy dispuesta a entregarme

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


las llaves. Con la única condición de que ella siguiera llevando la
recepción.
Creo que lo hizo para estar al tanto de los chismes del pueblo,
pero nunca lo admitiría. Ya tiene una edad, pero sigue viniendo todos
los días y le gusta molestarme cada vez que puede.
—Parece que tenemos la casa llena este fin de semana.
—Las hojas están cambiando, lo que siempre trae una nueva
cosecha de invitados. — La señora Eliza deja de tejer y me da un
codazo en el brazo. —Lo que significa que probablemente habrá
campanas de boda cuando empiece la magia.
Le sonrío mientras me alejo del escritorio y cojo mi abrigo. —Si
no lo supiera, diría que te gusta más tener las bodas aquí que los
invitados reales.
— ¿Qué puedo decir? Me encanta el pastel. — Esta vez me guiña
un ojo y sacudo la cabeza.
—Me voy a comer con Nat. Te veo en un rato.
—Tómate tu tiempo. — Me hace un gesto para que me vaya
mientras llego a la puerta. —Sé que ustedes disfrutan de una delicia
vespertina de vez en cuando.
— ¡Sra. Eliza!— Mi voz es de reprimenda, y ella se ríe.
—Adiós, Walker.
Sacudo la cabeza mientras salgo de la posada y me dirijo a la
cafetería. No ha cambiado mucho en Bear Mountain en los últimos
diez años, aparte del creciente número de niños en el pueblo. En su
mayor parte, debido a que mi Natalie y su familia han tenido bebés
como locos en la última década. Pero sobre todo porque Bear
Mountain está haciendo lo que mejor sabe hacer y haciendo de éste
un lugar en el que todos queremos estar.
A lo lejos, veo a mi esposa viniendo en dirección contraria. Ella
ha sido voluntaria en la escuela durante la semana mientras yo estoy
en la posada. La mayor parte del tiempo estamos juntos, pero en los
días que estamos separados, parece que ha pasado una eternidad
desde que la vi. Aunque solo haya sido hace un par de horas.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Al no poder soportar la distancia que nos separa, acelero, y para
cuando estamos lo suficientemente cerca como para poder agarrarla,
la atraigo entre mis brazos y la hago girar en medio de Main Street.
—Yo también te he echado de menos. — bromea cuando aprieto
mis labios contra los suyos en tres rápidos besos.
— ¿Seguro que no quieres ir a casa unos minutos? — Muevo las
cejas y ella duda.
—Los pintores todavía están ahí. — Se muerde el labio inferior
como si estuviera tan decepcionada como yo. — ¿Qué tal si volvemos
a la posada y visitamos la suite nupcial?
—La señora Eliza nos verá. — suspiro, sabiendo que realmente
no me importa, pero ella no me dejará vivirlo.
—Podemos escabullirnos por detrás. — Las manos de Natalie
suben por mi pecho y rodean mi nuca.
Gruño por lo bajo porque conozco esa mirada en sus ojos. Hace
un segundo que no tenemos tiempo a solas desde que nuestra hija se
ha acostumbrado a meterse en la cama con nosotros por la noche.
—Bien, pero si nos atrapan, le diré que fue idea tuya.
Cuando me hice cargo de la posada, me propuse cerrar
definitivamente la suite de luna de miel y construir una nueva. De ese
modo, la habitación nos pertenecería siempre a Natalie y a mí y
seguiríamos teniendo un lugar para que los recién casados se
quedaran después de su boda. Siempre tengo la llave conmigo, por si
acaso, y hoy ha valido la pena.
Nos dirigimos a la parte trasera de la posada y hacia la entrada
posterior. Cuando llegamos, introduzco el código y Natalie ahoga una
risita mientras entramos de puntillas. La puerta de la suite no está
muy lejos, pero corremos como si hubiéramos robado algo.
En cuanto llegamos a la puerta, me apresuro a desbloquearla y
entramos corriendo como si alguien nos estuviera pisando los talones.
El sonido de la puerta al cerrarse es todo el incentivo que necesitamos
antes de quitarnos la ropa y atacarnos mutuamente.
Mi polla ya está en su entrada en cuanto ella sube por mi cuerpo
y rodea mi cintura con sus piernas. Me hundo en su húmedo calor, y

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


ambos gemimos al conectar mientras nos acerco a la cama. Ella rebota
sobre mi cuerpo a cada paso, y mi boca recorre cada centímetro de
ella que puedo alcanzar.
—Joder, extrañé esto. — digo mientras me pongo de pie al final
de la cama y agarro sus caderas. La muevo arriba y abajo sobre mi
polla y la bajo al colchón, cubriendo su cuerpo con el mío.
—Yo también. Tenemos que sacar a Sadie de nuestra cama. —
dice Natalie, y luego se convierte en un gemido cuando le pellizco los
pezones.
—Echo de menos este coño sobre mí. — Estoy empujando con
fuerza ahora, tratando de llegar más y más profundo. —Maldita sea,
necesito probarlo.
Gime cuando la saco, pero rápidamente se transforma en gritos
de placer cuando entierro mi cara entre sus piernas.
—Dios, he echado de menos tu boca. — Abre más los muslos y
levanta las caderas. No tiene el menor reparo en que la coma, y yo lo
acepto.
Mi polla ya está resbaladiza por su coño, así que me masturbo
mientras le chupo el clítoris. Es lo mejor de todo a la vez, y esto se va
a acabar demasiado rápido.
—Tengo que quitarme esto de encima. — digo mientras vuelvo a
subir por su cuerpo y me introduzco en su calor una vez más. —
Necesito correrme rápido para poder ir de nuevo y tomarme mi tiempo.
Estoy demasiado duro ahora mismo.
— ¿Por qué me excita eso?— sube sus caderas para recibir mis
empujones, y me meto entre nosotros.
—Necesito que te corras conmigo, princesa. — Cuando le froto el
clítoris como a ella le gusta, solo hay un latido entre su descarga y la
mía.
Los dos gemimos con fuerza cuando llegamos al clímax juntos,
pero ya estoy dándonos la vuelta y empujando desde abajo.
—Más. — le pido mientras mi semen sale de ella y me cubre.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Todo. — respira, inclinándose para besarme. —Puedes tener
todo lo que quieras.
—Te amo. — consigo decir, justo antes de abrazarla y devolverle
el beso con todo lo que tengo en mi corazón.
A lo lejos llaman a la puerta, pero los dos la ignoramos. Tal vez
sea la señora Eliza o tal vez sea alguien que viene a ver la habitación.
Pero no importa, porque hemos comprobado que puede ser una
avalancha y no hay quien nos pare.
Por siempre.

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Sotelo, gracias K. Cross & Botton

También podría gustarte