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Expo de critica

El filósofo Psicoanalista Zizek tiene una forma primorosa de escribir, eso vuelve difícil seguir el
ritmo de la lectura si no se tiene conocimiento previo de ciertos temas, Zizek desarrolla su discurso
a través de interminables referencias tanto psicológicas, como filosóficas, políticas, literarias,
históricas, entre muchas más, estas referencias son evidentes en el capítulo que estamos tratando;
ciberespacio, o la cerrazón del ser de su libro el acoso de las fantasías. En este capítulo se puede
evidenciar una visión contemporánea sobre el acoso de las fantasías, que dilucidan las situaciones
sociales actuales, hace un análisis de cómo se relacionan las fantasías con los antagonismos
inherentes a la edificación ideológica. En el libro es evidente la postura teórica Lacaniana y
Marxistas. El capítulo tiene 6 apartados que son importantes dilucidar, yo les voy a hablar sobre; la
identificación, lo imaginario y lo simbólico, es importante tener claro los distintos conceptos que
abarcan este subtitulo, Lo real; Lo que no se puede nombrar, representaría precisamente lo excluido
de nuestra realidad, al margen de lo que carece de sentido y no logramos situar o explicar. Lo
imaginario: para Lacan es la construcción del Yo, a partir del estadio del espejo. Es la
diferenciación del individuo frente a otro individuo, es la capacidad de prestigio del yo, la parte
narcisista de cada uno, el yo busca la satisfacción de la pulsión. Lo simbólico: representación de los
elementos imaginarios, es el paquete de símbolos positivos considerados señales convencionales
que sirven para representar la realidad, sus objetos y sus fenómenos. Zizek parte el apartado
explicando a través de referencias percepción de autoimagen. Múltiples dominios de usuario
(MUD)

• Por una parte, mantenemos una actitud distante, como si jugáramos con apariencias falsas: «Sé
que no soy así (valiente, seductor…), pero, de vez en cuando, está bien olvidarse de quién es
realmente uno y ponerse una máscara más favorecedora: así uno se relaja, se libra de la carga de ser
quien es, de vivir con uno mismo y ser absolutamente responsable de ello…».

Hace referencia a una entrevista televisiva, una de los participantes en un concurso cuyo objetivo
era elegir a «la mejor doble de Madonna» dio una respuesta muy oportuna al periodista que, en tono
condescendiente, le preguntó cómo era estar privada de su auténtica personalidad al imitar a otra
persona: «Durante 364 días al año tengo que vivir con mi auténtico Yo. ¡Es muy liberador
deshacerse de él, aunque sea un solo día!
• Por otra, el personaje en pantalla que creo para mí puede ser «más yo mismo» que mi personaje
«en la vida real» (mi autoimagen «oficial»), en la medida en que revela aspectos de mí que nunca
admitiría en la vida real. Por ejemplo, cuando juego anónimamente en el MUD, puede hacer como
si fuera una mujer promiscua y dedicarme a actividades que, en la vida real, entrañarían la
desintegración de mi sentido de identidad personal.

Desde luego, ambos aspectos están inextricablemente ligados: que perciba mi autoimagen virtual
como un mero juego me permite apartar a un lado los obstáculos habituales que me impiden realizar
mi «lado oscuro» en la vida real y exteriorizar libremente todo mi potencial libidinal. Para Lacan la
represión secundaria está estructurada como una metáfora, donde en el retorno de lo reprimido el
significante vuelve siempre disfrazado. En este sentido, Internet constituye el recurso más popular y
aceptado para experimentar con nuestro yo, sin que eso tenga -en la mayoría de los casos-
consecuencias determinantes Y eso nos ofrece una oportunidad inédita de jugar a ser otro -o
muchos otros- impensable en el pasado, donde cualquier ‘actuación’ fuera de lo esperado y
aceptable en la condición social de los sujetos hubiera sido inmediatamente estigmatizada,
censurada o tachada de demente.

También cabe afirmar que dar libre curso a una fantasía en la realidad nos permite eludir el
atolladero de la dialéctica del deseo y su inherente rechazo: Esa es una forma de leer el apotegma de
Lacan «La verdad tiene la estructura de una ficción»: puedo expresar la verdad oculta de mis
pulsiones precisamente en la medida en que soy consciente de que solo estoy jugando a un juego en
la pantalla.  La fantasía anima y estructura el goce, al tiempo que sirve de coraza protectora contra
los excesos de este mismo. explica a través de una referencia, usa a Michael Jackson donde explica
cómo se “quebró” la imagen afable que se tenía de Jackson y se empezó hacer visible esa imagen
inmoral/ pederasta. Pero hace una crítica ¿No estuvo siempre presente el llamado "lado oscuro de
Michael Jackson", a plena luz del día en los videoclips de sus lanzamientos musicales, y siempre
repleto de violencia ritualizada y poses sexuales obscenas (como "Thriller")? nos lanza un mensaje
de Los expedientes secretos X: "La verdad está afuera”, es precisamente por esta a la vista de todos,
que esta oculta, es decir que nos pasa desapercibido. Explica que materializa la ideología en forma
directa, se oculta también como "utilidad". Es decir, en la vida cotidiana, la ideología se manifiesta
especialmente en la referencia, aparentemente inocente.

En este apartado también se hablan de las relaciones sexuales que se mantienen en el ciberespacio y
de cómo no hay un «cara a cara», sino solo el espacio impersonal externo en el que todo, incluidas
mis fantasías interiores más íntimas, se puede expresar sin inhibiciones. Desde luego, aquí, en este
puro «flujo del deseo», nos encontramos con la desagradable sorpresa de lo que la Escuela de
Fráncfort llamó «desublimación represiva»: el universo, liberado de las inhibiciones
cotidianas, rebosa violencia sadomasoquista desatada y voluntad de dominio, este término
designaba un proceso específico a través del cual las nuevas formas de tiranía, disfrazadas de
democracia, consolidan su dominación sobre las masas, de manera mucho más eficiente que
cualquier forma pretérita de absolutismo, y sin necesidad de recurrir al terror, contando incluso con
el beneplácito gustoso de los sometidos. Mediante esta «desublimación represiva» se logra, en
definitiva, aquel nuevo totalitarismo anticipado por Aldous Huxley, en el que los «amos del
mundo» ya pueden colmar plenamente sus anhelos de poder sin cachiporras ni cárceles, logrando
que «la gente ame su servidumbre».

En el segundo caso, la pantalla de la interfaz funciona como un psicoanalista: la suspensión de las


reglas simbólicas que regulan mi actividad en la vida real me permite representar-exteriorizar el
contenido reprimido con el que soy incapaz de enfrentarme de otro modo. (¿No volvemos a
encontrar aquí la lógica de la aceptación por medio del repudio: «Acepto mis fantasías en la medida
en que “Sé que solo es un juego de realidad virtual”»?) Los efectos del ciberespacio en la vida
social presentan la misma ambigüedad. Sin embargo, aunque sea irreductible, dicha ambigüedad no
es simétrica. Llegados a este punto, cabe recurrir a una distinción muy importante de Lacan, la que
establece entre identificación–proyección imaginaria e identificación simbólica. La definición más
concisa de la identificación simbólica es decir que consiste en adoptar una máscara más real y
vinculante que el verdadero rostro oculto tras ella (de acuerdo con el concepto lacaniano de que el
fingimiento humano es el fingimiento del propio fingimiento: en el engaño imaginario me limito a
presentar una imagen falsa de mí, mientras que en el engaño simbólico presento una imagen
verdadera y cuento con que se la tome por una mentira…18).

4. Cuando los ideólogos deconstructivos del ciberespacio (opuestos a los ideólogos del
ciberespacio de la Nueva Era, que cuentan con más miembros entre sus filas) tratan de presentar el
ciberespacio como si proporcionara una confirmación o cumplimiento «empírico» y «real» de las
teorías deconstructivas, suelen centrarse en la forma en que el ciberespacio «descentra» al sujeto.
Tanto Stone como Turkle abordan la cuestión por medio de la relación entre el MUD (múltiple
dominio de usuario) y el Trastorno de Personalidad Múltiple (TPM) postraumático. Hay cuatro
variantes de la relación entre el Yo y «su» cuerpo que transgreden la norma legal-moral habitual de
«una persona, un cuerpo»:
• Muchas personas en un solo cuerpo (la «patología» del TPM): en esta modalidad no existe una
jerarquía clara entre la pluralidad de las personas (no hay Una Persona que garantice la unidad del
sujeto).

• Muchas personas fuera de un solo cuerpo (el MUD en el ciberespacio): estas personas se refieren
al cuerpo que existe fuera del ciberespacio, en la «realidad», a partir del presupuesto (ideológico) de
que este cuerpo aloja a una «verdadera persona» detrás de múltiples máscaras (personajes en
pantalla) en la RV.

• Muchos cuerpos en una sola persona: esta modalidad es, de nuevo, «patológica» en la medida en
que muchos cuerpos se unen inmediatamente en una sola persona colectiva, y, con ello, transgreden
el axioma de «un cuerpo, una persona». Pensemos en la fantasía de los extraterrestres, «múltiples
cuerpos, una mente colectiva», o en el caso de la hipnosis, en la que la persona que habita en un
cuerpo se apodera de otro cuerpo; por no mencionar la popular imagen de las comunidades
«totalitarias» que funcionan como una colonia de hormigas y en las que el centro (el partido)
controla completamente sus vidas individuales…

• Muchos cuerpos fuera de una sola persona (institución, persona «legal» –o, como dicen en
Francia, «moral»–). Así es como nos relacionamos «normalmente» con una institución: decimos «el
Estado, la nación, la compañía, la escuela… quiere esto», aunque «sabemos muy bien» que la
institución no es una entidad viva y real, dotada de voluntad propia, sino una ficción simbólica.
Llegados a este punto, hay que evitar la tentación de «deconstruir» apresuradamente el límite que,
en ambos casos, separa lo «normal» de lo «patológico». La diferencia entre el sujeto que sufre de
TPM y el sujeto que juega en el MUD no consiste en que, en el segundo caso, aún persista un
núcleo del Yo anclado firmemente en la «verdadera realidad» del juego virtual.

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