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N. Fejerman y E. Fernández Álvarez
Fronteras de neuropediatría y psicología
Alicia Fernández
La inteligencia atrapada
I Marey y M. Farinati
Alfredo Jerusalinsky
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Gregorio Baremblitt
Saber, poder, quehacer y deseo
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ISBN 950-602-157-0
1988 por Ediciones Nueva Visión SAIC
Impreso en la Argentina
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Psicoanalizar el autismo Implica enfrentarse con problemas
cruciales de la teoría psicoanalítica, ya que la clínica del
psicoanálisis es su propia teoría. Particularmente en ci autismo
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nos encontramos frente a interrogantes fundamentales: el proceso
de constitución del sujeto y sus coordenadas; femineidad y
función materna articuladas en torno del falo; las psicosis en la
infancia; la transferencia en las psicosis y, más aún, en las
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psicosis infantiles.
Queremos hacer algunas consideraciones introductorias respecto
de estos temas.
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La transferencia
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es suficiente, a pesar de su integridad neurofisiológica, para
garantizar la constitución en él de un sujeto psíquico. Ese
cachorro, el más prematuro de todas las especies, requiere
prolongados cuidados para sobrevivir. Poro tampoco estos
cuidados bastan, ya que la mera satisfacción en el nivel de lo real
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no produce el corte que pondrá al niño en relación con el campo
de la palabra.
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El eje del proceso constitutivo del sujeto no reside ni en la
satisfacción ni en la frustración de sus necesidades.
Tampoco hay en este espécimen automatismo genético alguno
que garantice per se tal proceso. La operación que lo sitúa se
define en otro nivel: el del significante.
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nombre, que es significante fundamental. Sabemos que este
Nombre-del-Padre representa la ley de la prohibición incestuosa
y, por extensión, la restricción del goce que lanza al niño y a la
madre al campo del deseo; deseo cuyo objeto encuentra en el falo
la simbolización esencial.
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Vemos así que estamos muy lejos del mero cuidado materno; las
coordenadas de la constitución del sujeto pueden atravesar el
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campo materno, pero solamente a partir de un determinante
propio del campo paterno: el falo articulador simbólico de la ley.
No se trata de un binomio inicialmente completo que se rompe
después por obra del desarrollo; se trata de una triangulación
edípica que quiebra, en el comienzo mismo, toda completud del
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ser.
En efecto la madre escribe sobre el cuerpo del niño la serie
significante que la afecta en relación a él. No podrá hacer de él su
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Función materna
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Entendemos que, en sentido estricto, lo que hace función es aquel
factor que determina todas las otras variaciones y en relación al
cual, por oposición, se diferencian los demás elementos de la
operación. Esto si tomamos como modelo aquello que en lógica
matemática se llama fundón analítica: función compleja,
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infinitamente derivable. Es con este sentido que Lacan define la
Función del Padre. Sin embargo, "la primera realidad se
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constituye sobre el eje de la relación primordial del niño con su
madre, aunque sea imposible aplicarla únicamente por el vinculo
del deseo con un objeto que puede o no satisfacerlo", nos dice el
propio Lacan (1970, p. 9), "De hecho, el niño se interesa primero
por toda clase de objetos antes de hacer esa experiencia
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el otro (la madre) desea" (Lacan, 1970, p. 115),
Se trata precisamente de que el "desear al hijo" gira en torno de la
forma en que, en la madre, se establece la falta. Por eso toda
relación con el niño parte de una falla y de una irremediable
incompletud. Madre e hijo no se suturan en una
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complementariedad satisfactoria. Muy por el contrario, vuelven a
engendrar, en la dialéctica de su deseo, una brecha que el
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significante se esforzará por recubrir en el mismo momento en
que su marca desgarra una región más de lo imaginario,
Miller describe con precisión: "La madre deseante no es el
personaje de la madre, sino lo que debe ser captado a partir de su
función y su materna: se dispone en una madre cuya función
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Este trabajo tiene una pequeña historia que vale la pena recordar,
Iniciamos nuestra práctica terapéutica con niños autistas desde
una perspectiva annafreudista y pedagógica piagetiana, inspirados
en parte en los cuidados médico-neurológicos que estos pacientes
reciben. La tarea de equipo con más de cincuenta colegas de los
Centros "Lydia Coríat" de Buenos Aires y Porto Alegre
representó un valioso foro de revisión constante de nuestra
práctica clínica. Así, esa práctica inicial, por sus resultados, que
mostraban grandes riesgos de mecanización de los niños, mereció
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intervención psicoanalítica más elaborada.
De este modo, ayudados por los avances conceptúales producidos
por el psicoanálisis en estos últimos años, llegamos a las
formulaciones freudiano lacanianas de cuya práctica intentamos
hoy dar cuenta.
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PROBLEMAS TEÓRICO-CLÍNICOS
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Una prolongada práctica en psicología, psicoterapia y
psicoanálisis con niños afectados por diversos problemas de
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desarrollo hizo que nos encontrásemos con frecuencia con
cuadros de intenso aislamiento, cuya remisión era preciso obtener
antes de encarar cualquier terapia reeducativa o rehabilitadora. En
la tentativa por hacer algo en favor de esos niños y sus familiares,
y a despecho de la “dureza” del fondo orgánico, nos vimos en
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El eje está fuera de lugar: no se trata de su presencia o de su
ausencia sino de la alternancia de ellas y del particular modo del
ejercicio materno, estructurado, como deseo, por un discurso que
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lo trasciende.
"¿Cómo ubica Lacan en su esquema el deseo de la madre?
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precisamente como la madre que no siempre está allí como la que
puede faltarle al niño, o sea la que puede interesarse por otra cosa
(Miller, 1984b, p 134), "La referencia a Winnicott es útil a fin de
compararlo con Lacan. Para él la psicosis no está relacionada con
la forclusión del Nombre del Padre, sino con la quiebra del
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El mismo trazado subraya Cordié respecto del caso de Silvie, que
a los siete meses pierde a su madre, con lo cual "esta separación
se convertirá en un factor desencadenante de la psicosis. La niña
se convierte en autista"(1984, pp. 62-63), Y Cordié señala aún;
"Es verdad que la sustituta de la madre, por su comportamiento,
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causó la ruptura del vínculo aún frágil de la relación con el Otro.
El proceso de simbolización se detiene. Nos encontramos aquí
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antes del estadio del espejo y muy lejos del Edipo (ibídem)
En esa misma dirección se sitúan las observaciones de Godíno
Cabas (1980), citado en nuestras conclusiones a propósito de las
psicosis de ausencia.
Nos parece, pues, que la percepción de la ausencia de la madre se
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intentamos penetrar en la comprensión de la praxis de la función
materna, porque siempre encontramos intensas perturbaciones en
la vinculación de las madres con los hijos, concomitantes con los
cuadros de desconexión autística. Es cierto que en muchos casos
estas alteraciones son formaciones reactivas frente a las
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características excepcionales del hijo; pero cabe preguntarse si
tales reacciones no fueron previas o .simultáneas a las
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formaciones autísticas; y por lo tanto, si no intervinieron en su
causa. Además llegamos a la conclusión de que cualquier avance
en este terreno puede representar una contribución valiosa en el
campo terapéutico y preventivo.
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(esquizofrénicas y simbióticas), hemos percibido, en consonancia
con las observaciones de Mahler (1983, pp. 26-31) reacciones
bien diferenciadas que muestran de manera muy clara
catexizaciones de objeto extraordinariamente divergentes de un
cuadro a otro. A tal punto es evidente esta diferencia, que el
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analista se ve obligado a aproximarse a los pacientes de manera
muy diversa.
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Mientras que en los casos de psicosis simbiótica y de
esquizofrenia (según la descripción de Mahler, (1983) la
interpretación verbal acostumbra ocupar un lugar central desde el
comienzo del trabajo terapéutico, en los casos de AIP la operación
a nivel del objeto real se convierte en el punto de partida
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relación M-H en que la perturbación de la función materna
constituye el factor eficaz. En sentido contrario a ese tipo de
casos, la extrema insuficiencia de un niño orgánicamente
perjudicado puede tornar infructuosos todos los esfuerzos
matemos compensatorios, dando igualmente como resultado un
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cuadro de autismo. Parecería que para que no se produjera el AIP
seria necesario que se cumpliera una relación estricta
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inversamente proporcional entre la capacidad materna y la
capacidad de registro del niño (afectada esta última capacidad por
sus aspectos constitucionales). Ocurre que, dentro de ciertas
variaciones extremas, tal proporción parece romperse.
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Fue Leo Kanner quien en 1943 aplicó este término para designar
el cuadro presentado por once niños "cuyas tendencias al
retraimiento fueron observadas en el pri- mer año de vida".
"La mayoría de estos niños fueron traídos con la suposición de
que eran intensamente débiles mentales o bien con el interrogante
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acerca de una posible disminución auditiva", relata Kanner y
continua: "El factor común en todos estos pacientes es una
incapacidad para relacionarse de manera habitual con las
personas y las situaciones, comenzando esta dificultad a partir
del inicio de sus vidas. Sus padres acostumbran describirlos
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como autosuficientes y cerrados en si mismos, más felices cuando
se quedan solos, actuando como si la gente no existiese y dando
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la sensación de poseer una silenciosa sabiduría”.
Las historias de los casos indican invariablemente la presencia
desde el comienzo de una soledad autística extrema y que siempre
que es posible, se cierra a todo cuanto le llega al niño desde el
exterior" (Kanner, 1951, pp. 7689). (La bastardilla es nuestra.)
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que se encuentran en las criaturas denominadas autistas y que no
padecen de ningún otro síntoma que no sea el de conducirse según
la descripción de Kanner y otros. Del mismo modo, algunos niños
con lesiones cerebrales y aquellos clasificados como subnormales
o infradotados profundos, pueden presentar algunas de las
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características del autismo. A veces estas conductas son
persistentes y a veces transitorias. Lo cual hace que el
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diagnóstico sea aún más difícil" (ibídem).
La transcripción que antecede se justifica por varias razones, En
primer lugar porque coincide descriptivamente con nuestra propia
experiencia clínica. En segundo, porque subraya las dificultades
que aún persisten para llegar a una concordancia respecto de los
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como una defensa frente a la simbiosis. Según ella, el factor
materno es decisivo para que este pasaje pueda efectuarse sin que
el niño se fije en este aislamiento de manera patológica. Aun
cuando Ornitz (1981, pp. 10 15) considera una mera imprudencia
hacer tales afirmaciones, ya que para él el autismo no es más que
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"un problema neurofisiológico determinado en el interior del
cerebro …una influencia posiblemente genética pero no
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hereditaria..." y aun más específicamente respecto de la "relación
entre la simbiosis psicótica de Mahler y el autismo infantil
precoz.. dos observaciones me hacen pensar que éstos no son, en
esencia, dos síndromes separados". La primera observación que él
refiere es que "el comportamiento simbiótico es muy poco
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caso el problema no era de neurofisiología cerebral, dado que
antes del "descondicíonamiento" la niña no presentaba autismo.
Entendemos la preocupación de Furneaux y Roberts (1982, pp.
36-7) respecto de la facilidad con que se puede deslizar la culpa
sobre las madres y agregamos aún: la facilidad con que una madre
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puede absorber la culpa por sentir, por proyección narcisista, el
fracaso del hijo como propio. Pero una concepción psicoanalítica
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del tema no es ni puede ser recriminatoria, como podría serlo una
apreciación conductista. En la psicología de la conciencia ningún
hecho escapa a la responsabilidad y deliberación del paciente,
pero no ocurre lo mismo con la psicología del inconsciente. En
verdad, cuando insistimos, junto con otros autores (Mannoni,
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con aires formales y “poco cariñosos” (1951, pp. 771)-
Rápidamente, por esa vocación positivista que la psiquiatría tiene
y que la lleva a establecer relaciones fáciles de causa efecto entre
acontecimientos simplemente contiguos las madres pasaron a ser
culpadas por et autismo del hijo . Algunas prácticas de la
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psiquiatría llamada "dinámica", impregnada de algunos residuos
psicoanalíticos, se centraron en esta idea. Proliferaron así
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consejos para que las madres de hijos autistas dejasen de trabajar
o de estudiar, o para que diesen más amor a sus hijos, o hasta
desarrollaron críticas más o menos explícitas a su supuesta
frialdad. Quedó así establecida la culpabilidad.
La reacción de Kanner no fue inmediata, pero se produjo: en su
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no se sabe bien por qué coloca el saber del psicoanálisis en un
lugar mayúsculo, ya que escribe en letras mayúsculas todos los
términos psicoanalíticos que menciona. De ahí a sentirse
amenazado hay solamente un paso. Y esto se revela en el único
chiste que aparece en todo el libro (humor anunciado al principio
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y que sólo se hace presente al final): "Dos jóvenes consiguen
escapar de un toro enfurecido que las persigue. Se suben a un
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árbol y se sujetan a las ramas. Debajo está el toro embravecido,
listo para darles una cornada. Una de las jóvenes le dice a la otra:
Sabes, Silvia, si esto fuese un sueño podría significar algo'"
(ibidem, p. 157), Lo que Kanner no percibió es que el hecho de
que él relate este chiste significa algo. Esta anécdota es su propio
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sentido (Furneaux, 1982. pp. 22-3). Nacen entonces diversas
polémicas acerca de si el estado esquizofrénico es una forma
exclusivamente adulta o no de locura, y si es o no el destino más
probable de la evolución posterior de los niños autistas. También
se discute si el termino psicosis se superpone o no al de
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esquizofrenia y autismo. A ese respecto escribe Hender en 1942
"Hay quienes no creen en la esquizofrenia de la infancia por no
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haber visto nunca un caso. Tal vez ninguno de nosotros haya visto
muchos casos para que podamos hacer un diagnóstico definido,
precisamente por no conocer los criterios aceptables. Hay otros
que prefieren llamarlas psicosis parecidas a la esquizofrenia en la
infancia" (apud Kaxmer, 1951, p. 773).
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que los niños autistas se aíslan del mundo, mientras que los
esquizofrénicos mantienen con él un contacto distorsionado.
Cabria señalar aquí lo que ya se hizo notar respecto de la
oposición entre autismo y simbiosis en el estudio de Mahlcr
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cuadro esquizofrénico se basa en la elaboración psicótica del
conflicto homosexual, Creo, en primer lugar, que la principal
causa de la propensión del yo a alienarse de la realidad y
fragmentarse es la grave perturbación descripta más arriba
(psicosis infantiles, simbiótica y autista), o sea un conflicto
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especifico del relacionamiento madre-hijo, sea este autista o
simbiótico'' (ibidem, p.31)
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Tustin,1972, pp. 9-11) define al autismo patológico como "una
interrupción" del desarrollo psicológico que se torna intensamente
rígido, en una fase muy primitiva, o de una regresión a tal fase".
Y agrega, en el mismo sentido que Mahler, que "el autismo
normal es, como estado, anterior a la capacidad de pensar
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En el campo de la etiología la discusión se centra en torno de cuál
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es el factor causal: la función materna o una alteración cerebral
Nadie discute que hay incidencia de síntomas autistas en diversos
cuadros patológicos de la infancia, habiendo también niños que
no padecen de patología alguna, sino sólo de tales síntomas, Pero
las divergencias surgen cuando se trata de definir las causas. ¿Por
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aún más extraño es que en los casos de AIP típico, estando éstos
caracterizados medicamente sólo por expresiones a nivel del
comportamiento, algunos sectores psiquiátricos insistan en la
causa puramente cerebral. La hipótesis de que el autismo se
debería a una lesión del sistema reticular activador es sostenida
por Rimland apud Furneaux, 1982, p.34). El sistema reticular
activador es una estructura localizada a nivel del pedúnculo
cerebral , que ejerce influencia sobre la atención, el despertar y el
sueño. Este sistema tiene, según el autor, gran importancia en los
procesos cognitivos, ya que da sentido a la información recibida y
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También se sospecha que el sistema límbico participe, junto con
el sistema reticular activador, en la determinación del autismo.
Deslauniers y Carlson (ápud Furneaux, 1982, p. 35) apoyan esta
opinión. El sistema límbico es una zona del cerebro medio que
interviene en la regulación de las sensaciones internas y, por lo
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tanto, de la autoestimulación.
Así, la relación entre los dos sistemas puede dar como resultado
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estados de excesiva saciedad, que favorecen la desconexión.
Foster y Jerusalinsky (1980) comunicaron la coincidencia entre
ciertos cuadros de disfunción cerebral mínima y el autismo, lo
cual podría apoyar en parte las hipótesis de aquellos autores. Sin
embargo, exceptuando a los dos últimos, los autores que hasta
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En este mismo sentido se pronuncia Tustin y a este respecto cita a
Winnicott: «La madre coloca el pecho real en el lugar y en el
momento exactos en que el niño está listo para crearlo». Del éxito
de esta satisfacción, que superpone lo real a lo alucinatorio,
dependerá el curso de la constitución del yo del niño. Apoyada en
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esta idea, la autora sostiene que la causa puede ser una
combinación de factores: por un lado, cuando «la capacidad del
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niño para recibir y hacer uso de los cuidados de los padres estuvo
seriamente bloqueada o desorganizada»; y por otro, cuando las
circunstancias de los cuidados que los padres ofrecieron al niño
no facilitaron su desarrollo (1975, p. 36).
Después de esta revisión, y basados en nuestra propia experiencia
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«madres de alambre» ofrecidas a los monitos para comparar las
reacciones diferenciadas de estos con madres de esponja, móviles
y fijas. La regularidad con que se encuentran referencias, en la
literatura específica, a las características maternas y a la eficacia
de este factor cuando es tomado en las intervenciones terapéuticas
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deja pocas dudas acerca de su importancia en el terreno del
autismo.
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Nada somos fuera del lenguaje
Posición epistemológica del autismo
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1 Nos referimos a los cambios que el informe elaborado por Abraham Flexner en 1910,
respondiendo a un pedido de la Carnegie Foundation, introdujo en la práctica médica y
clínica en general. La mayor parte de los criterios que en ese informe definen la
«medicina científica» fueron universalmente adoptados, y a ellos nos estamos refiriendo
aquí.
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tres condiciones y, por ello, sigue siendo clasificado como
«síndrome» y no como «enfermedad».
Lógicamente, ese encuadre epistemológico sitúa al autismo más
como un cuadro que requiere investigación y trabajo
interdisciplinario, que como una categoría psicopatológica
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conclusiva. Dicho de otro modo, el autismo es un territorio de
interrogación para los conceptos fundamentales en los que se
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sostienen nuestras categorías psicopatológicas.
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experiencia de nuestra especie en particular- que, por resultar
insuficiente desde el punto de vista filogenético, fue gradualmente
sustituida por una memoria colectiva externa al cuerpo: el
lenguaje.2 La red de relaciones con personas y objetos
circundantes está compuesta por redes discursivas sin las cuales
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los comportamientos automáticos no tienen significación alguna.
El autismo consiste fundamentalmente en el fracaso en la
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construcción de esas redes de lenguaje -que brindan el saber
acerca del mundo y las personas- y en la prevalencia de
automatismos que, disparados de modo puro y espontáneo,
carecen de todo valor relacional y ofrecen resistencia a la entrada
del otro en el mundo del niño y, por consiguiente, a la entrada de
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2 Véase T. W. Deacon, The symbolic species: The co-evolution oflanguage and. the
brain. Nueva York, Norton & Company, 1998.
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Los trazos lingüísticos que acompañan y organizan ese
intercambio especular transforman los actos de reconocimiento
recíproco entre el niño y su Otro en una función simbólica: el
niño y los otros pasan a ser representados por palabras, por
ejemplo, por un nombre y, más aun, por un conjunto de nombres.
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Como se puede advertir, la «función de reconocimiento» es una
operación delicada y compleja que tiene un valor fundamental: es
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la puerta de entrada al mundo propiamente humano. Por ello,
tanto Freud como Lacan prestaron especial atención a las
«identificaciones primarias»; el primero en lo que concierne al
papel del padre y el segundo, a los trazos significantes que las
constituyen.4
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demostrada. En el campo neurologico se han encontrado
significativas correlaciones con trazados electroencefalográficos
paroxísticos en las regiones temporales (precisamente, las
relacionadas con las funciones lingüísticas), escasa actividad en la
región del surco temporal superior izquierdo (cercano al área de
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Wernicke que rige funciones interpretativas del lenguaje),
alteraciones en el área 44 de Brocca (también sede de funciones
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lingüísticas, en especial expresivas, y, por ello, clásicamente
vinculada con los trastornos de afasia), manifestaciones
epilépticas diversas, trastornos en el ritmo bioeléctrico del lóbulo
frontal, configuraciones atípicas en las imágenes obtenidas por
medio de resonancia magnética y trastornos en el metabolismo de
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retrasos anártricos.
Curiosamente, el autismo también puede manifestarse en niños
que no presentan ninguna de las alteraciones mencionadas, pero
en todos los casos sí presentan el fracaso de la función primordial
de reconocimiento recíproco.
En ese sentido, es importante notar que existe gran cantidad de
casos de autismo y/o de trazos autistas en niños nacidos ciegos o
que quedaron ciegos a muy temprana edad, en niños sordos de
nacimiento hijos de padres sin ese trastorno (no se da en tal
proporción entre los niños sordos de nacimiento hijos de padres
también sordos) y también en niños que, por el hecho de tener
síndromes que modifican sus rasgos y ponen en duda su futuro
(por ejemplo, el síndrome de Franceschetti-Collins, el síndrome
de Down), enfrentan muy pronto en sus vidas el rechazo en la
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En el campo de la psicopatología psicoanalítica, clásicamente se
han reconocido tres estructuras: neurosis, psicosis, perversiones,
cada una de ellas caracterizada por una forma determinada de
defensa del sujeto frente a las dificultades de conjugar sus deseos
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con la realidad.
Las neurosis, con su represión: rechazo, para el registro
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inconsciente, de las representaciones relativas a deseos
inaceptables para la conciencia del sujeto.
Las perversiones, con su rechazo: conducirse como si no
existiese, aun cuando se sabe que existe, aquello que se opone al
goce del sujeto.
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psicoanálisis, aun de modo polémico, ha incorporado el autismo
como una cuarta estructura: la estructura de la exclusión.
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En un comienzo, se distinguió el autismo innato - al que se llamó
«primario»- del autismo adquirido -denominado «secundario »-.
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Más tarde, se reservó el término «primario» para el autismo en
cuyo origen había, supuestamente, una causa orgánica innata,
determinada y circunscrita, preferentemente de orden genético o
debida a una estructura neurológica defectuosa, aun cuando ello
no estuviese claramente demostrado. Por su parte, el término
LA
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configuraciones patológicas genéticas y/o neurológicas
demostradas y autismos relacionados con historias familiares en
las que hubo ruptura, quiebra o discontinuidad abrupta en cuanto
a los escenarios y los personajes implicados en las
identificaciones primarias (en especial, durante el primer año de
vida).
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¿Curable o incurable?
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en un cuadro -como es el caso del autismo- que se caracteriza
precisamente por la prevalencia de los automatismos, la
disposición para que su matriz de funcionamiento se vuelva
automática debe facilitar que esto ocurra en un lapso menor.
Observamos, en efecto, que, si por un lado la permeabilidad y la
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flexibilidad frente a la intervención terapéutica psicoanalítica es
de gran magnitud en los primeros tres años de vida (y en especial
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en el primer año), esa apertura se cierra de modo vertiginoso a
partir del cuarto año, y los tratamientos se vuelven difíciles de
abordar y sus resultados son bastante dudosos cuando se trata de
autistas de más de 5 años de edad. Ahora bien, en los primeros
años, los resultados de las intervenciones psicoanalíticas, llevadas
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claudicado.
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Desde un punto de vista estrictamente formal, la única función es
la del padre, en el sentido de que la única alternativa para que se
produzca un sujeto se articula a partir de lo Simbólico.
Sin embargo, varios autores lacanianos (Godino Cabas, 1980, p.
35; Sami-Ali, 1979, pp. 72-118) y hasta el mismo Lacan aceptan
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en el nivel simbólico: el niño también es afectado por la falta.
Esta dialéctica del deseo se realiza en un circuito en el cual el
infans se ve totalizado en un "otro" que lo espeja; completud
imaginaria que contrasta con la inmadurez que, de su propio
cuerpo, percibe. Así, para mantener este Ideal de si mismo, el
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niño desea el deseo de la madre. Y como consecuencia de ello "el
lugar simbólico de la madre revela la dimensión de poder del Otro
DD
de la primera dependencia" (Maci, 1983, p. 118). Este poder actúa
marcando en el cuerpo del hijo (en el inicio fundamentalmente
visual y oral) la direccionalidad de la pulsión para el encuentro
con el objeto de deseo: el rostro y el pecho y sus sustitutos,
A este respecto informa Sami-Ali que "en el origen de la
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llega al objeto.
La palabra hace su entrada sobre ese fondo de objetos
(primordiales) que se corresponden entre sí y que reflejan la
correspondencia fundamental del propio cuerpo y del objeto
S S´ (tachado) -----> S 1
S (tachado) X s
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sea del objeto residual del incesto primordial: el hijo, Hijo que,
por ser objeto real, se convierte en fetiche de la madre para
acceder, por esa vía, a la dimensión simbólica. Como fetiche de
una madre normalmente neurótica, queda referido al Otro (A)
portador de la ley, o sea, pasa a ser significado como falo en lo
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imaginario materno y, por lo tanto, referido al significante de ía
falta (precisamente el falo) en lo imaginario propio. La fórmula
DD
propuesta se toma más comprensible del siguiente modo:
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insignia fálica, que no es más que el Nombre-del-Padre
(Significante Primordial) metaforizado.
A través de toda esta arquitectura de la Castración Simbólica, la
madre, capturada en el actuar del Significante, cumple su función
transmisora, apoyándose en un juego de soportes corporales —el
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del hijo y el propio— que refiere estos cuerpos a una constante
reconstrucción imaginaria desplazada incesantemente a través del
DD
campo angustiante de la falta. Así ocurre en la neurosis,
Pero cuando la falta se sutura, porque la ley pierde su eficacia, el
Nombre-del-Padre no se metaforiza. La madre no es deseante de
un hijo, sino de un gajo que la complete, porque en su imaginario
la falta (la diferencia sexual) no es irremisible. Aquí entrevemos,
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del rigor de las consideraciones formalizantes, tiene por el otro la
ventaja de servir como guía clínica para muchos legos y aun para
muchos participantes. Guía, no en el campo de la puericultura,
sino en el campo de lo imprescindible "innecesario" que se debe
hacer presente en la relación M-H, para que el individuo de la
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especie se constituya como sujeto. Sin duda cabe aquí
nuevamente lo que ya señalamos en la introducción: Winnicott
DD
detalla cuestiones relativas al espejamiento M-H, sin entrar en el
análisis de la función que los separa. Se mantiene, pues, en el
campo de lo imaginario.
Es precisamente en este plano que ubicamos sus contribuciones
(1965, pp. 72, 75,79) respecto del papel de la madre en las
LA
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sentimientos de desamparo que inicialmente se apoderan de los
bebés, se refiere "a ver al hijo como un ser humano en un
momento en que él aún no es capaz de sentirse entero" (ibidem, p.
17), ya que el niño es naturalmente prematuro, aunque nacido a
término, para enfrentar el nuevo estado extra uterino.
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El manoseo, desde la movilización hasta la higiene, cubre todas
las zonas de contacto con el niño, "Todos los detalles del cuidado
DD
físico precoz constituyen para el niño cuestiones psicológicas"
(ibidem).
La "mostración del objeto denomina el acto de llevar al niño en
dirección al mundo circundante de una manera gradual y no
contingente, ya que este mundo tendrá interés para el niño en la
LA
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tales como la psicosis y la delincuencia infantiles no pueden ser
abordados puramente a partir del medio ambiente lo lleva a
incorporar este tema de la triangulación. Nos preguntamos si tal
formulación, así presentada, bastará para cortar el camino a
quienes, apoyándose en las tres primeras consideraciones tan
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realísticamente explicadas por Winnicott, consideran que es el
medio ambiente el que enferma al niño y, en consecuencia, lo que
DD
lo puede curar.
Una vez definidos los cuidados maternos primarios, quedan aún
por responder las siguientes preguntas: ¿qué condiciones deberán
cumplir esos cuidados para que resulten eficaces en la operación
de sujetamiento del infans y ¿qué condiciones deberá cumplir esa
LA
Metáfora-del-Nombre-del-Padre,
No parece ser ésta la preocupación central de los que "en su
búsqueda de las coordenadas del 'ambiente' de la psicosis se
apartan, como almas en pena, de la madre frustrante y de la madre
OM
Para que esto se produzca es necesario que la madre establezca
una serie de puentes de actividades significantes que traduzcan su
discurso en un idioma que se aproxime a les condiciones de
insuficiencia constitucional del cachorro humano. Es el idioma de
la actividad maternal de interpretación de dos sistemas que se
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despliegan paralela y simultáneamente:
DD
1) su propio discurso regido por el sistema de lenguaje
OM
afirmábamos que “las características del encuentro M-H en el
período inicial de la lactancia están determinadas por la madre.
Ella tiene una personalidad estructurada, una manera de ser de su
femineidad que otorga a su hijo un significado y un valor
definidos para cada caso, integrando, según sus características
.C
personales, las normas de crianza que la cultura y la familia le han
transmitido. El peso de todo este cuadro, preexistente en la madre,
DD
es muy grande.
Todo rasgo singular que el niño presente adquirirá su significado
en función de esta estructura previa" (Coriat y Jerusalinsky, 1583,
p. 12),
Tenemos así tres aspectos centrales en la composición de las
LA
(circulación imaginario/simbólica)
Acción x lenguaje
OM
.C
DD
LA
FI
OM
.C
DD
LA
FI
OM
constituyen algunas de las huellas que guían la actividad del bebe.
Estamos refiriéndonos fundamentalmente a los reflejos
madurativos, al conjunto de los reflejos orales, de la madre, de
Moro, tónico-cervicales, a los relativos a la maduración de la
actividad ocular, a las reacciones cutáneas y a los reflejos
.C
posturales y superficiales de los miembros inferiores (Coriat,
1974, y Coriat y Jerusalinsky, 1983).
DD
No es nuestro objetivo describir estos mecanismos, que ya están
tratados en una vasta bibliografía, sino internarnos en el análisis
del valor que tales reflejos pueden tener para los intercambios
madre - hijo.
Partiendo de esa perspectiva y considerando los reflejos orales,
LA
OM
apoyo, protección y enseñanza, y que va re significándose en
otros objetos en la medida en que el niño se vuelve capaz de
alimentarse por si mismo.
Este círculo maternal envuelve otro ciclo con el que se superpone
y se entrecruza: el ciclo de hambre y dolor, succión consuelo,
.C
saciedad y satisfacción. El bebé experimenta todo esto con los
ojos fijos en e! rostro de la madre, ojos que lo enganchan y lo
DD
transportan hasta el universo en el cual su cuerpo, la boca y la
leche adquieren su inscripción: el universo simbólico.
Círculos que se tocan, superposición tangencial que articula, junta
y separa los espacios de la madre y del hijo en un vaivén que se
expresa más tarde incluso en la aparición de las representaciones
LA
OM
lo menos en el recién nacido.
A partir del primer mes de vida es posible notar cambios en el
llanto que, constitucional al comienzo, se incorporará a
estructuras que, poco a poco, lo llevarán a adquirir la
significación social que tiene para el mundo de los adultos. En las
.C
primeras semanas el llanto aparece como desencadenado
automáticamente frente a cualquier síntoma de dolor o de
DD
incomodidad, como directamente asociado a sensaciones
corporales inmediatas y realmente presentes. Con cinco semanas
de vida, se presenta como efecto de los sueños, sin duda el bebé
"ve" o "siente" transitar por su mente una serie de imágenes que
movilizan su gestualidad de manera muy activa. Mientras duerme
LA
OM
cerca del tercer mes, son adquiridas a través de la inscripción que,
sobre aquellos primeros mecanismos automáticos, realiza el
sistema de comunicación humana que la madre utiliza y en el cual
incluye a su hijo.
.C
c) Tono muscular, Ya hemos señalado que las emociones se
expresan a través de sutiles variantes del tono y de las actitudes, y
DD
que el tono muscular presenta variantes fisiológicas motoras: con
el sueño disminuye al mínimo, pero durante el llanto aumenta. En
efecto, el recién nacido a término, una vez normalizado su tono,
lo cual por lo general sucede alrededor del quinto día de vida,
presenta claras reacciones automáticas vinculadas s sus
LA
OM
comprensión de la dinámica de influencia e Interdeterminación
que existe entre esos niveles.
En ese sentido, el reflejo tónico-cervical asimétrico constituye una
sinergia que, además de favorecer la coordinación ojo mano boca,
induce al niño a adoptar una postura que facilita el
.C
amamantamiento y favorece en la madre la colocación de
pequeños juguetes cerca de la mano del niño y frente a su boca,
DD
dentro de su campo de visión. Esto facilita la tarea de enseñar al
bebé.
Algo similar podríamos decir del relativo predominio del tono
flexor al comiendo de la mamada, que induce la rotación cefálica
y tina postura que se amolda mejor al hueco de los brazos
LA
OM
ésta una clara evidencia de un registro que no llegó a constituir
significante por desconocimiento o por la negación derivada del
temor materno de confirmar que algo andaba mal.
La actividad espontánea, caracterizada por la franca tendencia
pasiva que se apodera del neonato después de la hipertonía del
.C
primer día, y que suele durar cinco o seis días, se manifiesta a
partir de la segunda semana, fundamentalmente en los
DD
movimientos de brazoss, que podríamos llamar "de bailarina
thailandesa", por la semejanza que tienen con los movimientos
plásticos realizados por las mujeres que practican las danzas
folklóricas de Thailandia. También aparecen los clonus, temores
de inmadurez más frecuentes en la barbilla y en las extremidades
LA
OM
e) Ritmos biológicos. Consideraremos aquí, de entre todos los
ritmos biológicos, solamente los que poseen especial importancia
para el intercambio M-H, Son ellos la acompasada secuencia
respiración-deglución, la respiración misma, las alternancias
hambre-saciedad, sueño-vigilia, y la frecuencia excretora, Pocas
.C
cosas alarman tanto a una madre como la falta de evacuación de
su bebé o el hecho de que éste se ahogue con la leche que está
DD
mamando o regurgitando. También pocas cosas tienen tanto poder
de irritación para una madre como la inversión del ritmo de sueño
del hijo. En estas regulaciones la ansiedad materna y la capacidad
de contención paterna tienen un papel decisivo para detener los
efectos de esos contratiempos.
LA
OM
palabras, la naturaleza significante de este proceso.
Así, puede decirse que la madre informa a su hijo sobre la
contabilidad de sus esquemas para conectarse con el mundo que
lo rodea. También se puede decir que el hijo "informa" a su
madre, a través de su respuesta, acerca del grado de adecuación de
.C
la actividad materna a sus sensaciones y a su estado interno.
La madre construye para el niño una imagen contenida en su
DD
subjetividad; además, esta imagen guardará una inevitable
relación con los datos que el niño le ofrezca. Nuestras
observaciones clínicas señalan que tal relación existe, aunque
puede ser sumamente variable. La madre construye, al abrazar al
hijo, al mirar al hijo, en su contacto corporal con él, el perímetro
LA
OM
.C
DD
LA
FI
OM
Yo amaba a Ofelia: cuarenta mil hermanos que tuviera no
podrían, con todo su amor junto, superar el mío. ¿Qué estás
dispuesto a hacer por ella? (W. Shakespeare, Otelo)1
La causalidad psíquica
.C
La brecha entre las series complementarias (lo constitucional, las
experiencias infantiles, la situación actual) y el orden de la
DD
palabra, que Freud intenta incesantemente cerrar, es finalmente
suturada por Lacan. Lo constitucional pasa a ser lo originario, es
decir, el tejido de significaciones que preceden al sujeto y guían
su constitución. Las experiencias infantiles se configuran como
inscripciones, pues tienen el valor de letras de un texto (el texto
LA
OM
teoría de Sigmund Freud sobre los instintos hasta los capítulos
dedicados a las pulsiones en el Seminario XI (Los cuatro
conceptos fundamentales del psicoanálisis) de Jacques Lacan.
Ahora bien, además de señalar que en los seres humanos la falta
no es del orden de una pura necesidad biológica, tanto Freud
.C
como Lacan recurren a las representaciones geométricas con el
propósito de investigar y establecer las formas que ese corte
DD
-producido por el significante- podría llegar a tener. Se trata de
una interrogación sobre el resto real de la operación simbólica, lo
que equivale a interrogarse acerca de cuánto hay de arbitrario y
cuánto hay de «imperativo categórico» (nos permitimos esa
pequeña ironía sobre el apotegma kantiano) como característico
LA
OM
lógica de las cadenas significantes (y, por lo tanto, de la lógica del
lenguaje que constituye al sujeto) es considerada como una
tercera geometría - la mencionada como Analysis situs- diferente
de las geometrías métrica y proyectiva, ya que en ella se reduce a
la mínima expresión toda cuantificación poniendo en su lugar
.C
aquello que, hoy en día, llamaríamos «prevalencia lógica».
Resulta esclarecedor el comentario de Poincaré en este
DD
aspecto:
Pero hay una tercera geometría, en la que la cantidad está suprimida por completo, y
que es puramente cualitativa: el Analysis situs. En esa disciplina, dos figuras son
equivalentes siempre que sea posible pasar de una a otra por medio de una deformación
LA
continua, cualquiera sea la ley de esa deformación, con la condición de que respete esa
continuidad (1913, citado en Fréchet y Fan, 1959, pp. 5-6).
OM
todo saber en conocimiento. Aun nacido en la cuna de la ciencia,
el psicoanálisis terminó por demostrar la imposibilidad de
formular un enunciado capaz de capturar un real sin que nada
sobre fuera de ese círculo del lenguaje. Para esa demostración, el
psicoanálisis no se apoya básicamente en la evidencia de la
.C
vastedad inabarcable de lo real -lo que lo situaría fuera de la
ciencia y expuesto a las especulaciones místicas- sino en la propia
DD
condición del sujeto que produce ese enunciado. Y en la medida
en que la propia existencia del sujeto depende de ese enunciado,
es precisamente ese enunciado la materia que lo constituye.
Por consiguiente, su funcionamiento no puede ser otra cosa que la
lógica del discurso que, al mismo tiempo, habita y del que, él
LA
OM
configuración imaginaria de los enunciados como universales.
El orden académico se rige, precisamente, por esos universales
que permiten postular los enunciados que se transmiten como
certezas. Del mismo modo, la reglamentación de las profesiones
se apoya en la idea de una garantía de saber (como si esto pudiera
.C
constituirse simplemente por obra de la letra jurídica). Las
dificultades de la conjugación de la práctica analítica con la
DD
práctica universitaria, así como su resistencia a ser reglamentada
por algún aparato estatal, residen en esa contraposición entre
principios y postulados.
Pero su vocación por las «rebarbas» de los enunciados –como no
podía dejar de ser- tuvo y tiene consecuencias también para la
LA
OM
Pero se equivocaría el psicoanálisis si, con el pretexto de la
exigencia de rigor, pretendiese unlversalizar sus propias
proposiciones. Si así lo hiciera, terminaría por borrar con el codo
lo que la mano tanto se resistió -finalmente- a escribir.
.C
Sobre la investigación psicoanalítica
DD
Es un lugar común del ámbito psicoanalítico la idea de que la
investigación freudiana siempre fue desplegada en el terreno de la
clínica. Pero esa definición es insuficiente para describir la
extensión y la variedad de las indagaciones, los descubrimientos,
LA
OM
en los cuales es, inconscientemente, llevado a participar.
Ahora bien, esa definición que acabamos de enunciar de un modo
en extremo condensado, que se fundamenta en las contribuciones
lacanianas, no abarca el conjunto de problemas que Freud y Lacan
explícitamente dejaron pendientes, ni tampoco denota las
.C
vicisitudes que la episteme psicoanalítica debió atravesar en sus
poco más de cien años de existencia.
DD
Hagamos un poco de historia. Cuando en 1895 Sigmund Freud le
escribe a su amigo Fliess la famosa Carta 52, establece un
principio que habrá de marcar rumbos para el desarrollo de las
ciencias y las artes humanas durante el siglo siguiente: la
memoria humana no se estructura almacenando trazos reales de
LA
OM
polo del estímulo opuesto al polo motor separados por complejos
mnemónicos inconscientes; el de la vejiga que distribuye los
espacios del Yo, el Ello y el Superyó articulados en las posiciones
relativas al sistema «Percepción-Conciencia», el preconsciente y
el inconsciente), el modelo hidráulico (de los diques, de las
.C
rupturas de la represión por exceso de carga o por rajaduras en la
barrera de contención, de los vasos comunicantes para la
DD
recuperación del equilibrio). En suma, modelos fisiológicos,
geométricos y físicos que prestaban ayuda a Freud en su trabajo
de validar una lógica del inconsciente que -como él nunca dejó de
sostener-, aun cuando respondiese al campo de la palabra, no
contaba todavía con el apoyo de una lingüística lo suficientemente
LA
OM
racionalidad de sus teorías. Eso equivale a interrogarse acerca de
cuál es la semiótica con la que el psicoanálisis da sentido a sus
enunciados. Para tener una idea de la diversidad de campos de
investigación que esa interrogación ha abierto, vamos a tomar una
lista de posiciones semióticas que han caracterizado las diferentes
.C
corrientes psicoanalíticas, según una proposición de David
Maldavsky (1975, p. 9):
DD
1) Inconsciente
2) Preconsciente
3) Pulsiones
4) Complejo de Edipo y su declinación
5) Sujeto y objeto
LA
9) Estadios de desarrollo
10) Precondiciones para la inserción de la lengua en el sujeto
11) Mecanismos psíquicos
12) Formaciones del inconsciente
13) Pensamiento
14) Teoría especial de la neurosis
15) Teoría de la técnica
16) Estudio de los emergentes
Y podríamos aun añadir:
17) Teoría de la comunicación
18) Teoría de la transferencia empática
19) Teorías evolutivas de la libido
20) Teorías de la sugestión
Etc., etc., etc.
OM
sujeto (sexuación, filiación, identificaciones, sinthoma), las
estructuras psicopatológicas y su movilidad o fijeza (la querella
del diagnóstico),3 y la «prevención» en la medida en que, si no
podemos evitar las vicisitudes del acto de vivir, al menos «es
función del analista que el sujeto sea advertido» (véase Lacan, El
.C
saber del psicoanalista), los fundamentos de la «cura»
psicoanalítica.
DD
Para un psicoanalista, cada caso es una investigación que requiere
la reinvención de su metodología. Y ello por la simple razón de
que los significantes, aun cuando puedan ser los mismos, se
transforman de un sujeto a otro debido a sus diferentes
posiciones.
LA
2 Hacemos aquí una diferencia entre «episteme» y «epistemología». Puesto que este
último concepto se refiere a la disciplina que estudia las condiciones de producción
necesarias para adquirir un conocimiento verdadero, reservamos el concepto de
FI
OM
una proposición de la naturaleza de la que vamos a considerar.
La prevención siempre es una proposición de realización futura,
en la que el nivel de eficacia está condicionado por una alta
correlación de causa-efecto relativa a los fenómenos que se
pretende evitar, anular o controlar. Se espera, así, que la
.C
operación sobre las causas provoque una modificación segura y
direccionada de los efectos.
DD
Contrario sensu, en el tema que nos ocupa, las correlaciones no
son entre una causa y un efecto puntualmente correspondientes en
una alta correlación bi-unívoca. La naturaleza y las características
de los fenómenos que se pretende prevenir en este caso
-fenómenos psíquicos- marcan, en ese sentido, las siguientes
LA
diferencias fundamentales:
OM
puede ser establecido por una medida de correlación, sino por una
relación de eficacia entre cuatro términos:
a) registro de un signo indicador y su lectura',
b) intervención, que no necesariamente debe dirigirse a la
supresión del signo -como ocurre en los casos en que se registra
.C
una relación puntual causa-efecto-, sino que puede dirigirse a su
cambio de significación;
DD
c) modificación de la experiencia del sujeto en cuestión;
d) cambio de síntoma o de su posición.
OM
exige un cuestionamiento. Se trata de un cuestionamiento respecto
de en qué medida ese procedimiento puede asegurar que se den
efectos de mejora en las condiciones del desarrollo y en la salud
mental en la infancia.
La superación de esta objeción y del nivel conjetural puede
.C
desplegarse, de una sola vez, por tres caminos:
DD
1. Por el alto nivel de aceptabilidad de los sistemas de lectura
propuestos con respecto al desarrollo y condiciones mentales en la
infancia, sirven de orientadores para las intervenciones
correctamente orientadas hacia resultados deseables. Esta
aceptabilidad deriva de la larga experiencia clínica y experimental
LA
Indicadores de alerta
OM
Ellos se ordenan en tres formaciones inconscientes
fundamentales, las cuales van a constituir el fantasma que
organizará el funcionamiento mental de relación de ese niño con
el mundo circundante: sexuación, identificación, filiación.
.C
Cuando estos procesos fracasan, rugen los síntomas.
Clasificamos los trazos que provocan marcas que organizan la
DD
memoria, y por tanto el enlace de cada nuevo acontecimiento en
una red de significaciones, en dos grandes destinos en cuanto al
papel que habrán de cumplir: producir la inscripción del sujeto
que encuentra, a partir de allí, un modo de representarse en el
discurso y un modo de descifrar y dar sentido a sus sensaciones;
LA
subjetivación).
Fallas en la inscripción
OM
5. Cuando el modo aleatorio de presentación de los trazos, la
impersonalidad de su ofrecimiento por parte de la madre, impide
que ellos se estructuren como fuente diferenciada de
autorreconocimiento en ellos por parte del niño (nos referimos al
hecho de que la madre no está ofreciendo la posibilidad de que su
.C
hijo pase del autoerotismo al narcisismo, atravesando el estadio
del espejo).
DD
6. Cuando los trazos que surgen de la relación con el hijo (en
especial los que este produce) no llevan a evocar ninguna historia
familiar por parte de la madre, ni tampoco a constituir con ellos
alguna «novela». Se trata, entonces, de la falta de una
significación argumental de los pequeños eventos propios de la
LA
OM
al que puede aspirar ante su gran Otro.
.C
la lógica clásica.
Sigmund Freud demuestra en su obra en general -y,
DD
magistralmente, en Psicopatología de la vida cotidiana (1948, v.
1, pp. 627 y ss.)- que los enunciados no se ajustan a los valores de
verdadero o falso, ya que en ellos «circula una incesante corriente
de autorreferencia de la cual generalmente no tengo noticia
alguna. Es como si hubiera algo que me obligase a comparar con
LA
638).
Es por eso que, dado que detrás de todo enunciado hay una
corriente de deseo que consiste en esa referencia al Otro que nos
hace falta, se hace imposible hablar de verdad sin hacer referencia
OM
¿Verdaderos a falsos? Son «en Falso: ese tercer valor entre
verdadero y falso aparece súbitamente como un conjunto vacío;
designa, en hueco, aquello que la simple contraposición de una
verdad fáctica y otra formal no puede encubrir» (Ritvo, 1983, p.
23).
.C
Es en este punto donde el psicoanálisis encuentra su concepto de
verdad: en la revelación de un deseo; aun cuando no se trate de
DD
una revelación en el sentido de un sortilegio, sino, muy por el
contrario, de un contraste dialéctico entre la presencia y la
ausencia del objeto deseado, que lesiona la omnipotencia del
sujeto. Esa omnipotencia que fue ilusoriamente urdida en el
imposible idilio con el «otro».
LA
OM
Maci, por ser sus afirmaciones sumamente apropiadas para el
trabajo que nos proponemos: analizar la cuestión de la verdad en
el psicoanálisis y, más específicamente, en el campo de las
psicosis, para convalidar nuestra metodología de trabajo en este
terreno.
.C
La verdad se delata en la estrategia que la elude... Lo verdadero
no está reservado en lo oculto, sino en la superficie.
DD
La condición de la verdad reside en la convención a cuyo
ocultamiento responde y demuestra allí su alcance simbólico.
Revelar la convención es lo que descubre en la mentira la verdad,
ya que la dialéctica entre una y otra tiene en ella su esencia. La
verdad es producto de un ocultamiento en el cual lo sustraído la
LA
mentiroso.»
El síntoma constituye un campo específico de verdad que, en las
psicosis, está representado por lo que irrumpe en lo real en la
medida en que éste es expulsado y relata, así, una dimensión
OM
verdadero o falso, ya que en ellos "circula una incesante corriente
de auto-referencia de la cual generalmente no tengo noticia
alguna. Es como si hubiera algo que me obligase a comparar con
mi propia persona todo lo que oigo acerca de otra persona; es
como mis complejos personales fueran puestos en movimiento al
.C
entrar en contacto con la existencia de los otros ' (op. cit.. p, 638).
Es por eso que, dado que detrás de todo enunciado hay una
DD
corriente de deseo que consiste en esa referencia al Otro que nos
hace falta, se hace imposible hablar de verdad sin hacer referencia
a esta cuestión de la reciprocidad en el discurso. Este movimiento
discursivo —y de enunciados se trata— genera una máscara. Más
simbólica que, recubriendo lo Real, no podría sin embargo ser
LA
ese Otro que hace de nosotros sujetos de deseo, porque nos marca
una falta en el narcisismo.
¿En qué punto se revela por excelencia esa articulación del deseo
(expreso en la cadena significante, libremente asociativa} con el
OM
imposible idilio con el "otro'.
Por eso la verdad, a diferencia del concepto que habitualmente se
tiene de este tema, se forja en el terreno de lo imposible, de lo no
previsto, de aquello que de momento se considera no posible, o de
lo que solamente no se tiene en cuenta. La verdad simplemente
.C
habla, "El inconsciente, que dice lo verdadero sobre lo verdadero,
está estructurado como un lenguaje. . .Freud supo, bajo el nombre
DD
de inconsciente, dejar hablar a la verdad" (Lacan, 1971, p, 352).
En los siglos XVII y XVIII, "el debate sobre el orden de lo
inteligible indica el alcance de los problemas implicados en la
relación entre lo posible, lo real y lo verdadero. El desarrollo de
las cuestiones ilustra una alternativa: o bien se postula que la
LA
OM
"La verdad se delata en la estrategia que la elude. Lo verdadero
no está reservado en lo oculto, sino en la superficie. La condición
de la verdad reside en la convención a cuyo ocultamiento
responde y demuestra allí su alcance simbólico. Revelar la
convención es lo que descubre en la mentira la verdad, ya que la
.C
dialéctica entre una y otra tiene en ella su esencia. La verdad es
producto de un ocultamiento en el cual lo sustraído la revela al
DD
denunciar el código al que responde la mentira. Es la verdad lo
que el ocultamiento proyecta retroactivamente como su sombra,
en el movimiento dialéctico en que avanza el discurso mentiroso."
"El síntoma constituye un campo específico de verdad que, en las
psicosis, está representado por lo que irrumpe en lo real en la
LA
padres e hijos. Son las fracturas de ese discurso las que nos
revelarán tales puntos de articulación y. por lo tanto, las
alternativas con las que cuenta el niño para constituirse, él mismo,
como sujeto deseante.
Sólo cuando es preservada su circulación simbólica, el objeto
puede quedar como faltante en una red imaginaria, por ser
sustituible (por obra de la metonimia) por un significante. Esta
operación instala al niño en el universo del lenguaje desde el
principio, Lo contrarío —la remisión a lo real— la sitúa fuera de
la mirada deseante de los padres y, por lo tanto, distante de
OM
repercute insistentemente como imposibilidad en lo real,
produciendo sus efectos de estructura en la madre, Estos efectos
se viabilizan porque en la madre lo real del hijo fue recapturado
en la dimensión del significante (equivalencia fálica del hijo) que
establece un horizonte imaginario y una marca simbólica para él.
.C
Todo contraste ofrece el riesgo de una caída del deseo, y la
insistencia irreductible del contraste forcluye (Verwerfung} en el
DD
inconsciente materno la inscripción del deseo del hijo.
La articulación o desarticulación de este deseo que se revela en
las fracturas del discurso parental, estructurante del sujeto en el
hijo, tiene, en términos de principios psicoanalíticos, el mismo
tercer valor de verdad que el "acto fallido": el valor de un
LA
OM
.C
DD
LENY: EL MONSTRUO MARINO"
LA
FI
OM
realización de una serie de estudios médicos— de causa orgánica
alguna que justificase su estado de desconexión autista Esto
sucedió cuando la niña tenia 18 meses de vida.
Escuchamos la información de los padres y constatamos que hasta
los 6 meses de edad Leny era una niña normal en todos los
.C
sentidos, observándose sin embargo una leve tendencia pasiva y
contemplativa, acompañada de rasgos de hipotonía, cuya base
DD
parece haber sido una labilidad depresiva, producto de una
identificación primaria con la madre, que vivenció el parto como
un acontecimiento traumático y que pasó un periodo de duelo
puerperal excesivamente prolongado.
Debemos señalar que todas estas características se presentaron
LA
OM
Después la madre señala: "A los miembros de la familia de mi
marido les faltan los dientes." La madre está manifestando su
convicción intima de que ha dado a luz un ser extraño: sin
cabello, sin dientes, asociado a algo sombrío que se vincula con el
hombre (¿el marido?). Mario, el hermano mayor de Leny, que por
.C
entonces tenia cuatro años de edad, empezó su dentición a los "3
meses" (j?), "como en mi familia" —dijo la madre—-, "en la cual
DD
todo el mundo tiene dientes muy buenos". Una queja materna es
que Leny ha empezado a morder y, según la madre, "pone el
dedito igual al abuelo (paterno) y cruza los pies tal como él".
Sin embargo, al referirse a Mario comenta: "Él es diferente, no
tiene tantas cosas de las dos familias. Leny (insiste) tiene el
LA
OM
desiertos, en noches de lluvia, con límites esfumados. Más tarde
figuras que ahora asocia con "fetos y lápidas" (sic)J con collares
rojos, sanguinolentos. Finalmente pinta monstruos marinos
extraños, indefinidos, surrealistas, que coinciden con el periodo
en que quedó embarazada de Leny.
.C
Interpretando: para Cynara, nadie queda en este mundo cuando su
padre se va. El deseo de retenerlo más allá del límite de la muerte
DD
necesita de un objeto imaginario que anule el límite en lo real:
objeto de efecto simétrico en un espejo que, por esta misma
operación, se borra; se anula la distancia entre lo real y lo virtual,
justamente por la simetría perfecta que disuelve toda diferencia;
lo Simbólico y lo Real se yuxtaponen, dando lugar a la locura . ,
LA
OM
y "el padre no se opuso", dice la madre. Aparece aquí una marca
simbólica sujeta a la Ley del Otro; para la madre, la legitimación
de la marca de su propio padre en su hija atravesó el espacio
simbólico de su marido.
En este simple juego de nombres autorizados hay una estructura
.C
circulando: la edípica; y por algúnn lugar Leny fue incluida,
capturada en ella. Tendremos que buscar las huellas de esta
DD
brecha.
En el periodo inmediatamente posterior al comienzo del embarazo
de Leny, su hermano mayor, que entonces tenia 2 años y 6 meses,
se quiebra un brazo jugando. Debe hacer reposo y ello lo confina,
junto con la madre, en el interior de la casa. Se reactiva así el
LA
OM
común de las personas."
Leny tiene 18 meses y no gatea, no habla, pasa de un objeto a otro
sin detenerse en nada, no fija la mirada, evitando especialmente el
contacto con la mirada del otro. No responde a llamados, ni a su
nombre, ni a otros sonidos. Sentada, se balancea y permanece con
.C
su mirada fija en el vacio. Parece no registrar la presencia de su
hermano, que la llama para jugar. Leny se sienta bien sin apoyo,
DD
libera las dos manos, se mantiene bien parada con apoyo, prefiere
los objetos a las personas, aunque no demuestre gran apego
tampoco por ellos. Presenta el mismo nivel de desarrollo
psicomotriz que tenía a los 6 u 8 meses. Sin embargo en aquella
época se interesaba más por las personas, sonreía, ensayaba
LA
OM
los 18 años de la muerte de su abuelo materno y a los 18 meses de
edad Leny inicia su análisis y su madre también.
El tratamiento comienza con entrevistas del binomio madre-hija,
dos veces por semana y una tercera con todo el grupo familiar.
Después de un breve periodo la demanda materna de un análisis
.C
propio y su dificultad para establecer contacto con su hija nos
llevan a recomendar un trabajo individual con esta última tres
DD
veces por semana, espaciando las entrevistas familiares a una
cada quince días.
El padre, íntelectualizador nato, distante, con marcadas
características esquizoides, se angustia, sin embargo, y esto lo
lleva a buscar un camino para aproximarse a la hija. No sabe "qué
LA
OM
Durante un recorrido conjunto gateando —habilidad que Leny
adquiere dos semanas después de iniciado el tratamiento— la niña
registra, con extrañeza, la sombra de un adulto que la acompaña y
le devuelve (aunque no en pura copia) cada gesto, cada
movimiento, cada inmovilidad. Y el hecho de que a veces esa
.C
figura se separe lentamente de ella, le produce diversión, júbilo. y
Leny ríe. Es el "otro" que, por la referencia simbólica tal Otro),
DD
empieza a nacer. Es la insistencia en tratar de comunicarse con
ella lo que abre la brecha. El analista también ríe y no necesita
forzar nada, porque su alegría es genuina; es la misma alegría que
el infans experimenta frente al semejante, expresando con
suspiros y movimientos el entusiasmo de su identificación. El
LA
para redescubrírme en tu mirar. Quién eres tú, quién soy yo, Este
toque, este sonido que no consigo descifrar." Este discurso
atribuido interpretativamente a Leny, significante de la función
materna, le es devuelto verbalmente para que alguna vez, haga el
OM
auditiva. Empieza a presentar un síntoma en cuerpo. Esto es
alentador porque antes su cuerpo todo era el síntoma de la
neurosis de la familia.
Ahora se ha producido en él una discontinuidad. Su cuerpo
"significa". El síntoma aparece como un tic en los ojos. Mira con
.C
el rabillo del ojo. El padre lo interpreta médicamente y se hace un
examen neurológico que arroja resultados negativos.
DD
Esos tics se presentan frente a objetos y situaciones nuevas. En
esas situaciones empieza a instalarse en la falda del analista y
partiendo de allí, lentamente explora el nuevo cuerpo.
Leny empieza a llamar al hermano con un nombre inventado por
ella: Mió (.contracción de Mario). La madre reclama: "No dijo
LA
OM
necesaria una amnesia parcial (una represión) para que esto
pudiera transformarse en relato, en novela, para que Cynara re-
tomase el lugar de su trazo unario \Lacan, 1875. pp. 11 y 62) y se
establezca así nuevamente la sede de su deseo. Fue a buscar en el
propio cuerpo sus marcas simbólicas más primitivas, sintió al
.C
muerto como hijo, pero separada de él por el asco. La ruptura del
aislamiento de Leny y los efectos del propio análisis dan lugar a
DD
una demanda de la madre que la coloca en la posición de quien
quiere restituir lo que le falta; y esto determina el acting que, sin
embargo, pone en escena lo que requiere ser olvidado: el cuerpo
mutilado. La mutilación vivida en el seno se refiere a la
maternidad; Cynara está herida en su narcisismo de madre. Esta
LA
OM
Ahora que la madre ya no está ausente, este intruso se vuelve
insoportable. La triangulación edípica todavía está, para Cynara,
en el terreno de la neurosis, que ya no se interrumpe más por los
momentos psicóticos, lo que no obliga a Leny a retornar al orden
de lo Real.
.C
La interrupción del tratamiento se aproxima. Algunas sesiones
después, el analista, que lo sabe) inconsciente y defensivamente
DD
se desconecta. Leny reclama e1 cubo y con él llama al analista.
En una sesión este le responde haciendo toc-toc con los tacones
de los zapatos, caminando en dirección a la puerta. El deambular
es la primera gran distancia material entre un hijo y su madre
Leny ya puede tomar distancia porque su imagen, que ahora es
LA
OM
Orestes: "Si la serpiente salió del mismo vientre del cual yo salí; si fui envuelta en mis
propios pañales y se prendió voraz a los pechos que me criaron y saco de ellos leche y
sangre, razón tuvo la que eso soñó, yo seré la serpiente.” (Esquilo, Orestiado. 498 a.C.)
.C
Recibimos a Orestes (3 años y 10 meses) y sus padres en una
apresurada consulta el día anterior a nuestra salida de vacaciones.
Los padres, alarmados después de una consulta neurológica,
DD
habían solicitado vernos con urgencia.
Hasta entonces habían pensado que con Orestes las cosas no iban
bien pero tenían la esperanza de que los problemas se fueran
superando con el crecimiento del hijo. La médica consultada fue
LA
OM
lúcida, y que Orestes no diferenciase a la madre y al padre de los
otros conocidos. La presencia de la hermanita parece haber
despertado en él un interés para el que estaba capacitado, pero que
los padres no supieron o no consiguieron despertar. El padre
trabaja mucho y permanece afuera de la casa todo el día. Más
.C
tarde observamos que él no había distinguido hasta entonces entre
lo que es jugar y lo que Orestes hacia con los objetos. De hecho,
DD
en las entrevistas Orestes no juega en el sentido verdadero del
término, ya que nada agrega a los objetos en sí ni tampoco a las
personas. Sólo manipules, arroja o coloca los objetos frente a sus
ojos y, extrañamente, no lleva absolutamente nada a la boca. El
padre se sorprende cuando le señalamos, en el transcurso de las
LA
Orestes.
En esa entrevista inicial, la madre (que no trabaja fuera de la casa)
dice que lo que más los preocupa es el comportamiento extraño,
el hecho de que él no hable, aunque "tararea algunas canciones
infantiles, pronunciando las letras enteritas", y el hábito de
balancearse. Pregunta sí lo que Orestes tiene es grave y si no
podrá desaparecer a medida que él crezca. Frente a nuestro
silencio, sus ojos se llenan de lágrimas y dice que tiene "miedo de
que mi remedio le haya hecho mal a él". Entonces cuenta que
sufre de "disritmia" y describe crisis que parecen corresponder a
OM
crisis. Actualmente su enfermedad está relativamente controlada
por medio de medicación, aunque continúen manifestándose
episodios, bajo la forma de ausencias que suelen durar tres o
cuatro minutos, presentándose una o dos veces por día y
tornándose más frecuentes cuando se aproxima la menstruación.
.C
En esta deconstrucción de su relato, verbalizado por ella con
notoria angustia y tratando de minimizar la importancia de todo
DD
ello, se perciben los componentes psíquicos de su cuadro
epiléptico: parece haber alguna representación sexual silenciada
(reprimida) vinculada a su primera menstruación y después a la
menstruación en si. La enfermedad queda inscripta en su familia
como su incapacidad, que la lleva a permanecer en una posición
LA
52).
Todo esto habría de confirmarse más tarde con algunos relatos y
episodios. En la sesión numero 43 la madre tiene una crisis de
ausencia: empieza a hablar de su disritmia, en lo cual se evidencia
OM
meses, ,, no fue la perdida del auto. . . mi padre me lo había
regalado, nuevito, y yo tenía tantas ganas de manejar y el médico
por fin me había autorizado, y mi padre me compró el auto. Me
acuerdo que el comisario me dijo: ese auto, no lo vi nunca más.
Habían pasado cuatro horas del robo cuando me di cuenta. Del
.C
propio garaje de mi padre ¿se imagina? ¡No es posible!"
El verbo es en presente muestra el carácter presente del trauma de
DD
la pérdida que aparece vinculada, por un lado, a Orestes cayendo
de sus brazos y. por otro, a la "perdida en la cabeza". Pero tay
también otro elemento: el auto regalado por el padre, ése si no es
posible que lo robasen. Tal vez podrían haber robado otro, pero el
recibido del padre, no.
LA
OM
depresión, que se prolongó "hasta que Orestes cumplió un año",
ella dejó caer a Orestes en la escalera y no se dio cuenta de la
importancia de eso, porque, centrada en su pérdida, nada tenia
fuerza suficiente para conmoverla, "Él se curó pronto", dice ella,
mostrando su sentimiento de culpa, como una niñita que teme ser
.C
acusada. ¿Será que teme la repetición del castigo que la dejó
privada de falo? Así es su actitud en las sesiones frente a nuestros
DD
planteos: como una niñita que escucha lo que debe hacer.
Ella es cariñosa y pasiva con Orestes, no sabe muy bien cómo
comportarse con él y cuenta; "Él era muy tranquilo, yo realmente
estaba poco disponible con esa historia del auto, después de la
caída él se sentó y poco después empezó a balancearse. Como se
LA
OM
la sala de sesiones, suspirando fuertemente? La madre está
satisfecha, el analista "le gusta". Sin embargo, la transferencia
erótica aparece reprimida. Es por esta represión que, a pesar de
todo, la palabra tiene espacio. Insistimos en el universo de la
palabra, interpretando: "Más hijo que Orestes es el auto; a los 6
.C
meses Orestes se quebró una rueda " Ella se sorprende. Agarra el
camión verde de Orestes y lo mira. Sujeta el camión como si
DD
fuese un bebé y Orestes lo pide. El niño se sienta en su falda pero
ella, en lugar de aceptarlo como habitualmente hace, agarra el
camión amarillo que el analista tiene en la mano y juega a golpear
con el de Orestes. Constatamos, en este juego, que se establece un
espejamiento marcado por lo simbólico: su auto robado y Orestes
LA
"Aum".
Orestes, durante tas tres primeras semanas de tratamiento.
protesta para entrar; poco después protesta cuando tiene que
esperar; y poco después protesta porque no quiere irse. Esto no es
absolutamente regular, aunque es lo que predomina. Desconfiado
al principio, no nos mira nunca, se golpea las piernas con la
muñeca derecha, trata de armarse y le tira de los cabellos a la
madre, en cuya falda está.
Las sesiones iniciales con Orestes y su madre (así trabajamos) lo
muestran desconfiado, rígido y distante.
OM
Orestes demuestra poco interés por los juguetes, pero poco a poco
va eligiendo el camión verde y un pequeño triángulo de madera,
que insiste en acariciar.
En la sesión del 9 de marzo sucede algo especial Anotamos: "Se
enoja, está desconfiado, se golpea. Pongo mi brazo entre su
.C
muñeca y su pierna. Si continúa así tendrá que golpearme a mi,
vacila. Hay una diferencia., captada por él, entre él y otro.
DD
Finalmente golpea y espera. Parece sentirse confiado cuando ve
que yo no reacciono, pero aparta mi brazo para volver a golpear
se." La agresívízacíón del otro se da en forma auto-erótica, a nivel
del narcisismo primario: si hay una imagen de si en "otro ", ella se
deshace y vuelve a su cuerpo, porque no hay un Otro que
LA
OM
caer el objeto "a" para dar lugar al significante. Y Orestes vuelve
al pedacito de madera y lo acaricia, Pensamos: la próxima vez no
esperaremos. Nosotros, que ya hemos aparecido —brazo— en la
relación de lo real de Orestes, dejaremos caer el objeto que nos
articula.
.C
Esa próxima vez fue la interpretación a la madre: "Orestes a los 6
meses se quebró una rueda," En la secuencia del Juego de
DD
golpear, Orestes dice "Ca” y lo repite varias veces,
Se queda colgado de nosotros con la mirada, diciendo "Ca" una y
otra vez.
Discusión
LA
OM
clave de este universo: "Ca". Es la sílaba inicial del nombre del
objeto que por casualidad, lo singularizó: carro*
.C
DD
LA
FI
OM
niña de 4 años y 11 meses de edad, con secuelas de embriopatia
rubeòlica, razón por la cual es recibida por el sector médico de
nuestro equipo. Se le había diagnosticado una hípoacusia severa
bilateral no susceptible de equipamiento otoamplificador e
hípotonía significativa. La anamnesis reveló una cardiopatía
.C
congénita que se compensó espontáneamente, y cirugías de fisura
de paladar a los 2 meses y de catarata congénita en el ojo derecho
DD
a los 6 meses.
Su estado de desconexión desde muy pequeña fue absoluto y la
madre siempre pensó que "no había nada que hacer", mientras que
el padre tenía la idea de que "Rosa podía más de lo que parecía,"
Su aspecto es inexpresivo, ausente, pero no desagradable. Da la
LA
OM
Sandra (llamaremos así a la madre).
En la segunda entrevista Sandra manifiesta: "Cuando el nació yo
quedé aterrorizada. Sentí un verdadero espanto y durante dos años
no la acepté. Empecé a aceptarla hace más o menos un año y
medio. Al principio ni quería salir con ella de casa. No la
.C
aceptaba. No sé cómo puedo aceptarla ahora."
Mientras tanto, Rosa sigue acostada en la mesa, jugando con sus
DD
dedos y mirando extrañamente por el rabillo del ojo en nuestra
dirección.
No acepta que el analista se aproxime, lo que por lo general
sucede con todos los extraños. Su pasividad es extrema pero
muestra curiosidad por su imagen en el espejo. Busca detrás de él
LA
aunque sin mucha precisión, Esto por sí sólo muestra que hay una
organización de categorías de pensamiento a nivel figurativo, lo
cual plantea muchas dudas sobre su pretendida debilidad mental)
y presenta expectativas de normalidad de potencial intelectual.
OM
No acepta alimentos sólidos ni variaciones en los alimentos. Sólo
come papillas y gelatina y una sopa {¡que sólo acepta del padre!)
"con todo molido adentro", Tiene rituales fijos para irse a la cama
y no comparte la mesa con la familia, comiendo poco a poco y en
forma desordenada a lo largo de todo el día, No parece haber
.C
momento fijo para nada, ni siquiera para dormir. No controla los
esfínteres, no acepta ropas nuevas ni el contacto con la arena, No
DD
puede ser contrariada porque se enfurece.
La madre no tiene con ella ni entendimientos ni
desentendimientos. El contacto entre ambas es de una absoluta
complementariedad. Parecería que Sandra siente temor de oponer
a Rosa alguna imagen que no sea el exacto molde en el negativo.
LA
OM
para la madre. Los ataques que, por vía inconsciente, la
hipocondríaca abuela materna había realizado contra la madre de
Rosa, la habían convencido de su incapacidad para tener un hijo
normal. Tal era la descalificación de su femineidad, Además, la
unión con un padre (el abuelo de Rosa) subalternizado, la dejó sin
.C
recursos simbólicos suficientemente consistentes para defenderse
de la irrupción de una hija anormal. Rosa era el objeto real. La
DD
realización, en la madre de Rosa, de los deseos de muerte de la
abuela materna. De ahí entonces la vergüenza de mostrarla: tal era
el alcance del término "desastre" proferido en la primera
entrevista. La elaboración materna, juntamente con el nacimiento
de una demanda más sistemática en Rosa, producto de la ruptura
LA
Discusión
OM
cuando Sandra desgarra el velo de los otros "desastres" de su
vida: el temor de ser ella misma las heces de su madre.
.C
DD
LA
FI
Ifigenia: "Hasta los niños que no hablan tienen cierto presentimiento de los males
... " (Eurípides, Ifigenia en Aulida. 405 a.C.)
OM
.C
DD
Con un diagnóstico inicial de sordera y deficiencia visual. Malú
llega a una consulta neurológica en la cual, a través de estudios
complementarios, se determina su normalidad sensorial.
La sintomatología es extraordinariamente clara y abundante y
LA
OM
mientras que el padre exhibe exagerados movimientos con los
brazos y agitación, mientras habla aceleradamente y en voz muy
alta. Él dice: "Es mi manera de ser, tal vez sea por eso que Malú
me tiene miedo, pero yo la adoro". Preguntamos si sólo Malú le
tiene miedo. Y la madre baja los ojos y enrojece. El padre se pone
.C
serlo y dice: " Y. . . nosotros tenemos nuestras peleas . . . Sucede
que yo soy muy violento..." Y, como sintiendo la necesidad de
DD
justificar ese hecho, mientras Malú queda separada de él por el
cuerpo de la madre, empieza a contar su historia: "Fui hijo único
hasta los 5 años, cuando adoptaron a mi hermana, la preferida de
mi madre." Se sintió maltratado "toda la infancia y la
adolescencia, hasta los 18 años" (sic) a diferencia de la hermana,
LA
que siempre fue mimada, El cree que es por eso que tiene un
carácter muy violento y contenido, "que estalla” frecuentemente
sin tener en cuenta las consecuencias, Imagínese usted que hasta
FI
los juguetes que tiene a su lado y que los padres han distribuido
como un cerco a su alrededor para después olvidarse de ella y
sumergirse en el relato que acabamos de oír. Parecen estar muy
ocupados consigo mismos como para poder atender a Malú. Esto
no quiere decir que la niña esté físicamente descuidada, por el
contrario, está extraordinariamente arreglada, muy bien vestida,
llena de moños, exageradamente adornada, lo que veremos que se
repite a lo largo de las sesiones.
Malú permanece impasiblemente desconectada, impenetrable, y
sólo a veces parece reclamar, lloriqueando, y se calma cuando
OM
familiar que se prolonga hasta hoy. Es evidente que Bis desplaza
su agresividad dirigida al marido contra otros personajes,
Señalamos esto y ella dice que también "se impacientaba mucho
con Malú cuando lloriqueaba sin motivo".
Percibimos que el verbo en tiempo pasado no es indicador de que
.C
el hecho no suceda más, sino de una maniobra inconsciente para
atenuar el sentimiento de culpa.
DD
"Es que yo le tengo miedo (mira al marido). Mi padre bebía
mucho y le pegaba a mi madre. Siempre le tuve miedo. Mi madre
es muy sumisa... Eso me da rabia."
Más tarde la madre contará que tuvo una relación sexual con otro
hombre cuando era soltera y que quedó embarazada y se provocó
LA
OM
mismo. Sin embargo, también aprovecha el beneficio secundario
del temor que inspira: todos deben obedecerle, nadie puede
contrariarlo; y por eso hace de ese síntoma una constante puesta
en escena exhibicionista. Malú, que recibe de él una imagen, se
espeja en la rabia del padre y lo teme: el temor provoca una marca
.C
y la empuja a reaccionar en una aproximación a lo simbólico. La
madre, a su vez, la trata como una mancha que debe ser limpiada;
DD
la cambia inmediatamente cuando se ensucia las bombachas en
las sesiones, le limpia la nariz, la baba; y esto la ocupa y la
preocupa más que cualquier otra cosa. Bis dice: "Yo veo cómo mi
madre juega con ella y me sorprendo. ¡Malú le responde! ¿Se da
cuenta? Es que yo no tengo imaginación."
LA
OM
La madre nos pregunta si puede enojarse con ella y termina por
confesar que ya lo hizo hace poco, Esto es importante, porque la
madre adopta, en una postura mucho más moderada, el registro
del padre, que resultó eficaz: enojarse. Malú, frente a la
contrariedad de la madre, incorpora un gesto significante: su
.C
lloriqueo es un llamado para provocar alguna producción
simbólica. La madre, inmediatamente olvidada de su
DD
contrariedad, responde calmando la angustia de la hija. Se ha
armado así un circuito significante.
Discusión
LA
OM
.C
DD
LA
FI
OM
NOTAS PARA UNA TEORIA DE
LAS PSICOSIS DE LA INFANCIA
.C
DD
LA
FI
OM
muerte
(Esquilo, Orestíada, 498 a.C.)
.C
Si pretendemos sacar conclusiones de un material clínico que
DD
compromete los orígenes del sujeto, será inevitable que nos
aventuremos en el campo de la topología inaugural de lo
Simbólico, de lo Imaginario y de lo Real.
En ese imprescindible sistema de oposiciones, cuya articulación
LA
OM
El otro unariza porque lucha para apoderarse del pedazo cuya
falta le quedó marcada por el hacha con que el Otro invadió el
espacio. Esa hacha es el espejo (Vallejos, 1979, p. 80) que obliga
al otro a contemplar...su propia división. En esa angustia que se
genera por la distancia inocultable que lo separa del objeto (el
.C
lado de aquí del espejo), se le presenta la opción de un esfuerzo:
unir esa fragmentación, compuesta no de objetos parciales sino de
DD
objetos reales (objeto "a"). Y, en lugar de reunir los fragmentos a
través de una acción, lo que dejaría abierto el riesgo de volver a la
fragmentación, los reune bajo el significante, y ello le permite
retenerlo en otra dimensión: la simbólica. Dimensión que, en el
registro imaginario, otorga al ser la ilusión unaría, captación
LA
marcar sobre el cuerpo del hijo los significantes que habrán de dar
un rumbo a su narcisismo.
OM
el plano simbólico.
Sigmund Freud, en el artículo titulado "La femineidad", señala
que: "la muñeca se convierte en un hijo tenido con el padre
solamente ail despertar el deseo de tener un pene, y aquél pasa a
ser, de allí en adelante, el fin optativo femenino más intenso. La
.C
felicidad es grande cuando el deseo infantil de tener un hijo
encuentra más tarde su satisfacción real . , . En el deseo de tener
DD
un hijo del padre, el acento cae, con frecuencia, totalmente sobre
el primero de sus elementos, quedando sin relieve el segundo...
Con la transferencia del deseo niño-pene al padre, entra la niña en
la situación del complejo de Edipo. Pero aun así el viejo deseo de
tener un pene se trasluce hasta en la más acabada femineidad" S.
LA
Tiene razón el poeta Khalil Gibran cuando dice que "los hijos son
como flechas disparadas por nuestro arco apuntado al futuro".
Precisamente el hijo, como equivalente fálico en la ecuación niña-
pene, queda instalado en la cadena significante que lo marca con
la falta, cuyo objeto reside siempre en otro. Este "arco"
significante lo arroja en un deslizamiento sin retorno, que lo
distancia inexorablemente del cuerpo materno.
Si en esta segunda alternativa estamos, entonces, en el campo del
lenguaje (aunque provisoriamente el niño no hable, en la primera
OM
narcisistica; el niño colma totalmente a la madre y el padre no
tiene entrada; hay, entonces, una convergencia total de los deseos
(recíprocos del hijo y de la madre) , y eI niño no puede salir de
esa situación de espejamiento. El padre aparece como privador
solamente si la madre lo reconoce como tal; si en el discurso y en
.C
el desea materno no hay reconocimiento del padre, el niño queda
sometido a la relación dual y, por lo tanto, a un futuro de
psicótico o de perverso" (Horstein, 1979, pp. 75-6) y
DD
agregaríamos: más que de un futuro psicótico, se trata de un
presente porque el espejamiento puro sin que lo Imaginario quede
dividido por la instancia simbólica, priva al niño de la
constitución del gesto como significante provisorio, en la medida
LA
a hablar.
Tal acción, que queda captada por el discurso materno en una
esfera en que nada falta, sucede, entonces, sin límite. De allí
surgen los síntomas que reproducen esta ausencia de limites: el
interminable deambular, la agitación motora, el llanto continuo, la
incontinencia esfinteriana, el atropellar todo, una demanda
insaciable, la ausencia de la noción de peligro y, a veces, según la
densidad de la intrusión del tercero de la relación, una agresión
OM
apoyo en el análisis que O. Mannoni realiza de la tarea
pedagógica de Itard con su joven salvaje de Aveyron: "El salvaje
demostró que sabe comunicar perfectamente bien sus
necesidades, no sólo en palabras sino también sin un lenguaje en
el verdadero sentido del término; y esto se comprueba en el hecho
.C
de que Itard, excelente observador, comenta que el joven no
utiliza un lenguaje de gestos sino un lenguaje de acción, o sea
DD
algo que, precisamente, a diferencia del gesto, no es un lenguaje
(Mannoni, 1973, p. 144).
El joven de Itard, a diferencia del psicótico, tuvo la "ventaja" de
criarse con lobos, que, como tales, nada sabían de sus necesidades
(a no ser como "saber" biológico). Por eso su acción tiene los
LA
OM
significante de la lengua materna, mientras que el segundo no
tiene relación con lengua alguna. El primero no comunica, a no
ser por medio del artificio de Ja interpretación de un Inconsciente
(Das Unberwuste) que no le pertenece. El segundo "comunica"
unívocamente, sin desplazamiento alguno, el objeto que señaliza.
.C
Aquí está la diferencia en la psicosis infantil; no se trata
simplemente del cachorro no capturado en lo simbólico, sino de
DD
una captura particular que lo sitúa en una relación de delirio
respecto del significante, a pesar de que ese delirio se verifique
inicialmente, y sobre todo en el infans, solamente a nivel del acto.
Cuando Freud (1940, p. 1197), en "El Yo y el Ello", señala que
"el yo es, antes que nada, un yo corporal", está refiriéndose a los
LA
OM
o parece no experimentar frío ni dolor, a pesar de que su
sensibilidad esté fisiológicamente intacta. Podríamos decir que. en
oposición al concepto de yo corporal, núcleo inicial de las
evoluciones posteriores, el autista se encuentra en estado de no
yo. Pensamos que estas notas pueden contribuir a que las psicosis
.C
infantiles adquieran su carta de ciudadanía, frente a pregunta que
Lacan lanza como desafío acerca de "si es o no correcto utilizar la
DD
misma palabra para la psicosis del niño y del adulto"; o a su
afirmación de que "la psicosis no está de ningún modo
estructurada de la misma forma en el niño y en el adulto" (Lacan
1983, p. 160).
Los puntos de vista que acabamos de exponer dejan definida la
LA
OM
Así, la pulsión no puede hacer su bucle arrastrando en su curva su
imagen en el otro, precisamente por la ausencia de éste en el
punto de tránsito. Este tránsito pulsional queda configurado en un
trazado en el cual nada es ajeno al punto de partida, a no ser lo
real que accidentalmente enganche (algún pequeño objeto, que se
.C
incorporará a la ritmia). Pero lo real en el otro, que señalaría la
falta en el horizonte imaginario y que, por referencia a lo
DD
simbólico, colocaría el objeto en el lugar del don y no de la cosa,
está ausente. De ahí la radicalidad de desconexión del autista. En
las otras psicosis ese real en el otro significa el complemento que
totaliza al niño en su Yo Ideal, soldándolo al cuerpo materno. En
este ultimo caso, es verdad, la imagen no es de si mismo, y por
LA
OM
separación corporal que suelen asaltar a los niños psicóticos y
hasta a los neuróticos. Su cuerpo permanece suelto porque fracasa
lo que Lacan denomina la tyche aristotélica, o sea el encuentro
que, proveniente de un ser que optó en su deseo (elección
formulada por Aristóteles como proairesis), capta al niño en una
.C
imagen unarizante (que otorga el caracter de ser uno, en la
terminología lacaniana). La tyche es lo que atraviesa la
DD
maduración del niño, confiriéndole su carácter (Lacan, 1973, pp.
66-7). De allí la catástrofe que deriva de este fracaso.
En lugar de recubrirse el objeto ''a" (real) con cargas imaginarias,
la primaria criatura es abandonada al mundo de sus heces,
precisamente a veces por la obsesión de librarla de ellas. El caso
LA
OM
autoerotismo anobjetal.
Es por eso que en los autistas los "conocimientos" aparecen como
islas de complicada mecánica, puras acciones complejizadas
sobre la resistencia material de los objetos, pero imposibles de ser
generalizadas por que falta la herramienta fundamental para
.C
retener los objetos y operar mentalmente acerca de ellos; el
significante. Por esta razón hemos puesto entre comillas la
DD
palabra "conocimientos", ya que en el autista no se forman
conceptos sino que se produce una simple acumulación de
experiencias. La acción se coordina y compone ciertas
articulaciones complejas de relaciones de fuerza, dinamismo,
composiciones perceptivas, etc., sin embargo, tales
LA
OM
elementos que acabamos de mencionar. Esto es llamativo porque
se trata de casos cuyos puntos de origen son muy distintos. Leny.
cuyo autismo parece originado en el "sueño materno" que es
victima de un automóvil robado inoportunamente, Malú, cuya
hipotonía congénita y lentitud madurativa señalan la presencia de
.C
problemas de desarrollo, pero acompañados de síntomas
sumamente característicos del AIP, y además con una madre cuya
DD
estructura psíquica plantea posibilidades acerca de su
participación en el cuadro.
Rosa nos lleva a pensar sobre lo poco que podía hacer la madre,
por más esfuerzos que le dedicara, por arrancarla del aislamiento
a que la condenaban sus desventajas sensoriales; sin embargo,
LA
OM
y la mayoría carecía de todo indicio que se pareciera a la
habilidad verbal normal en niños de dos años" (Rappaport. 1977,
p, 13).
Encontramos casos con daños similares en una institución para
niños abandonados en el estado de Sáo Paulo, Brasil. Estos datos
.C
fueron comunicados en un trabajo de investigación realizado en
colaboración con un equipo de la Universidad de Sáo Paulo. La
DD
comunicación preliminar fue presentada en el Congreso de la
Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia, en Salvador
ÍBahia) en 1981; y un análisis parcial fue publicado en la revista
Didática de esa ciudad (Capaldo, 1982, pp- 103-113). Los bebés
internados en esa institución no tenían contacto estable con
LA
OM
que contrasta en el horizonte imaginario de la madre, la castración
simbólica, que causaba su deseo detener una descendencia, se
torna castración real
Todo significante vinculado con el niño, entonces, acaba en este
real hablante en el cuerpo materno; el hijo se convierte en signo
.C
de la herida: es "carne cortada", cuerpo imposibilitado, queda
reducido a pura cosa (das Din), en la sistemática freudiana, (apud
DD
Lacan, 1983, pp. 145 y s s ).
También por otros caminos termina por acontecer lo mismo:
cuando la insistencia materna, precisamente por estar capturada
en lo simbólico, forcluye el conocimiento de la anormal
insuficiencia de ese infans, y repite hasta el agotamiento el ensayo
LA
OM
7/12/55, pp. 10/11, y del 2/6/56, p. 11). Se trata de una lengua
fundamental, dice todo, lo que equivale a nada: contra0sentido
radical de un significante mudo. Es por eso que, ya se trate de un
autismo causado originariamente por una insuficiencia
constitucional del niño, ya de un autismo generado en la caída
.C
originaria del Otro primordial (de la función simbólica en la
madre), encontramos la misma estructura, que bautizamos con el
DD
nombre de momentos psicóticos parentales (más frecuentemente
maternos). Es aquello que Lacan llama, en la dimensión
específica del lenguaje, precipitación del significante (ibidem, p.
10). Llamamos momentos psicóticos parentales a aquellos
episodios en que los padres, aunque no posean una estructura
LA
OM
La libido queda cargada en el café (significante prescripto) y no
en lo que, de parte del hijo, podría llegar a simbolizar.
.C
abruptamente. Es evidente que está dispuesta a hacer una jugada
fuerte. Dice: "Ya tengo la solución, Ustedes, que tienen influencia
DD
en estas cosas, deberían proponer que se eliminaran del idioma las
palabras mongólico, síndrome de Down y cualquiera otra que se
refiera a ese asunto. Así, nadie se daría cuenta de la diferencia.
Yo. por mi parte, ya he eliminado esas palabras de mi
vocabulario."
LA
OM
determina una comunidad de estructuras. Observamos que en la
triangulación no sólo la función del Padre está ausente sino que
también su ausencia implica que la madre como tal no existe, aun-
que pueda haber una mujer presente en el campo de la relación.
En el caso de Leny esto aparece de manera mucho más clara
.C
cuando, al final, la madre (imposibilitada de elaborar su rivalidad
con el analista, debido a una "obsesivización" de su neurosis)
DD
tiembla de rabia cuando asume ese papel. Envidia fálica que
aparece en el momento en que la hija se instala como objeto de su
deseo y no antes, no durante ese largo período en que contempló
con indiferencia nuestra intromisión. Curiosa tolerancia en quien,
en una época, no permitía que "le tocasen la nena" para que nadie
LA
OM
está totalmente borrado y, además, también se verifica la ausencia
del soporte del “otro”. Por lo tanto, sin espejo es insostenible toda
oposición en el espacio; entonces, sobre el eje horizontal se
establece un continum sin dirección, ya que las cargas pulsionales
no proceden de un lugar “otro” sino que se detienen
.C
indistintamente en cada punto. Este gráfico intenta reproducir esa
DD
Tal es el esquema óptico aplicable al autismo y no del autista,
porque no hay sobre quién preguntarse nada. Diríamos de este
niño: "es un autismo"; y la reducción del ser al puro lugar de su
LA
El agente autista queda del lado del agente materno que borra, en
la estructura, la Función del Padre, borrando así la suya propia, Y
lo curioso es que esto le sucede solamente respecto de la ecuación
del deseo: pene, hijo del padre-hijo. Ecuación en la que algún
accidente que afecta su femineidad la retrae constantemente al
primer término, situando a la pérdida en el cuerpo o
precipitándose en lo real a través de alguna falla de su narcisismo.
Pero para la estructuración autista esto no es suficiente. Se
requiere que la madre establezca, con relación a esa cosa perdida
(el pene) una restitución delirante, O sea que, por momentos,
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pero también esta herida puede ser abierta por la real
monstruosidad del hijo nacido deforme o discrepante, abriéndose
entonces la rajadura a través de la cual, despegado de la imagen
de hijo deseado caerá en la esfera de lo simbólico. En este punto
afirmamos la identidad de estructuras en ambos casos. El hijo
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pasa a ser en el fantasma materno un objeto real frente al cual lo
Simbólico fracasa: nudo del sueño, centro del trauma, expresión
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de horror, lugar fijo y sin nombre.
Por eso, y determinado por esta estructura, el espejamiento,
cuando opera, es puramente imitativo y, como sucede con Rosa,
no hay distancia entre máscara y rostro, se devuelve Real por
Real, se cambia Real por Real. Ello equivale a decir que no se
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cambia nada
No se trata de un retraerse hacia los objetos internos, como diría
Meltzer (1979); se trata de que este ser humano no sujeto que es
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recuerdos ni como base para la anticipación (1979, p. 28)
Entonces, ¿hay objeto autista? Si insistimos en buscarlo sólo
podremos hallarlo en el espacio que queda fuera del sujeto:
porque si coincidimos con Lacan (1983, pp. 151/2), los limites del
sujeto están marcados por su narcisismo, ¿Cuál es el narcisismo
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del autista? Porque él ni siquiera es ese todo que se resume en un
pedazo de la madre, que es lo simbiótico. Él es pedazo a pedazo
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sin conexión entre si.
El único narcisismo vigente aquí es el narcisismo herido de la
madre que vuelve, por eso, a sus identificaciones primarias, como
lo demuestran los casos de Rosa y de Leny. En esas
identificaciones primarias, lo importante es la marca sobre el
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inconveniente en el campo del tratamiento, La insistencia en el
cuerpo y la insistente remisión de los padres al terreno biológico
proporcionan por lo general coartadas institucionalizadas para
funcionar completamente aliados con el deseo parental de muerte
y, por lo tanto, de retorno a la esfera de lo corporal.
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La Introducción, en este punto, de indignados alegatos en defensa
de las madres o de apasionadas declaraciones acerca de su
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pretendida frialdad no hace más que reforzar las dificultades que
ellas tienen para separarse del cuerpo "enfermo" del hijo o del
circuito narcísistico que lo excluye. En cualquiera de esos casos el
hijo queda fuera y, en la mejor de las hipótesis, cargando el peso
del objeto que faltó y que ahora, en él, se presentifica. Hay
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ni a la filosofía cristiana.
Desde un punto de vista psicoanalítico, la pregunta sobre la
radical condición que afecta, en su origen, la constitución del
sujeto (y en el autismo es de esto que se trata) reside en la
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invadido por lo Real, por la catastrófica irrupción de su cría, y
entonces respondemos: llegaremos tan lejos cuanto el deseo
antitético del deseo de muerte lo permita. El límite es el propio
deseo materno.
El niño autista queda del lado de afuera de lo simbólico, y su
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pulsión sólo tiene la opción de conectarse en los órganos y en lo
que su percepción contacta; es uno pulsión carente de circuito
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porque nace y se consume en el mismo punto que la originó. Las
imágenes se establecen fugaces, sin llegar a formar una red. Y
cuando el agente materno empieza a romper la adherencia al
objeto " a " se observa, por ejemplo en Leny, cómo se inaugura un
nuevo tejido, aún frágil y fragmentado: el precario tejido que le
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siquiera un 'otro"?
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107. Rappaport, L-, La personalidad desde los 0 a ¡oí 12 años,
Buenos Aires, Paidrts, 1971
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109. Ritvo. Juan B-, El tiempo lógico y el aserto de certidumbre
anticipada, Buenos Aires, Letra Viva, 1963.
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XXI, 1975.
1979,
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121. —, Para mi Paiy, al principio, era como un animalito. Presentado
en el I Congreso Mundial del Niño Aislado, Buenos Aires, 1980
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Imago. 19T5.