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ALUMNO: SOTO EGUILUZ JOSÉ GABRIEL

RESUMEN:

La frecuencia del ACV isquémico es muy baja después de los 80 años, después de esta edad el
ACV atribuido a una enfermedad ateromatosa es más raro que el atribuido a las enfermedades
de las arterias cerebrales pequeñas relacionadas con la edad y la HTA. El ACV hemorrágico
representa el 10-15% de los ACV y su mortalidad es superior a la del ACV isquémico. El
diagnóstico de un ACV se basa en un conjunto de datos clínicos y radiológicos integrados en los
criterios de Boston modificados. Además del carácter lobular de la hemorragia, la resonancia
magnética (RM) permite evidenciar los otros marcadores radiológicos como microsangrados
corticales, siderosis cortical superficial, microinfartos corticales y yuxtacorticales, y espacios
dilatados perivasculares yuxtacorticales.

Ante una sospecha de ACV, sea cual sea la edad del paciente, se debe realizar de urgencia una
prueba de imagen cerebral. Cabe recordar en este sentido que la tomografía computarizada
(TC) cerebral sobre todo es útil para ver el hueso o, si es con contraste para ver los vasos. Por
lo tanto, debe privilegiarse la RM cerebral ya que ésta permite establecer el diagnóstico de
ACV y descartar los diagnósticos diferenciales, tanto más frecuentes cuanto mayor es el
paciente. Permite ver lesiones isquémicas de pequeño tamaño invisibles en la TC y frecuentes
en los pacientes ancianos. Es útil para estimar a la vez el riesgo isquémico y el riesgo
hemorrágico en pacientes ancianos que están expuestos a ambos. Finalmente, ofrece la
posibilidad, sin inyección de producto de contraste, de visualizar los vasos intracraneales,
información fundamental para estimar el riesgo inmediato de empeoramiento o de recidiva,
tanto si se trata de un ACV isquémico como de un ACV hemorrágico.

En las siguientes imágenes se puede observar dos resonancias magnéticas cerebrales, la


primera es una resonancia magnética en secuencia de difusión de un paciente de 79 años que
presenta un accidente cerebrovascular isquémico silviano derecho superficial de origen
cardioembólico con presencia de una oclusión proximal de la arteria silviana derecha. La
segunda corresponde a una resonancia magnética en secuencia T2 de una paciente de 81 años
que presenta una probable angiopatía amiloide con presencia de un hematoma lobular
temporal derecho y múltiples microsangrados temporooccipitales (flechas negras punteadas).

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