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AFIRMACIONES PARA APRENDER A QUERERTE

 Merezco disfrutar de la vida.


 Mi peso no tiene nada que ver con mi felicidad.
 El cuerpo es el templo del espíritu.
 Mente sana en cuerpo sano.
 Me quiero tal como soy.
 Soy una persona inteligente, cariñosa.
 Los demás me quieren por quien soy, no por mi aspecto.

Las personas con bulimia y/o anorexia les cuesta mucho relajarse y no hacer
nada. Basan su valía en lo que hacen, en lugar de basarla en quienes son, y
sienten que siempre tienen que estar ocupadas.

ACTIVIDADES RELAJANTES

 Meditar.
 Escuchar música clásica.
 Darse un baño.
 Recibir un masaje.
 Sentarse en una iglesia o en cualquier lugar de culto.
 Observar una puesta de sol.
 Mirar el horizonte sentada frente al mar.
 Tocar un instrumento musical.

¿CÓMO AYUDAR A UNA PERSONA CON ANOREXIA?

Es importante estar dispuesto a escuchar sin opinar (lo cual es difícil), y evitar
comentarios tipo: <<no lo entiendo con lo fácil que es comer más>>, porque
sólo sirven para que la enferma, que ya está bastante a disgusto consigo misma,
encuentre aún más motivos para odiarse o para sentirse sola e incomprendida.
Lo que no lleva a ninguna parte es vigilarla constantemente, ni impedir que
vaya al servicio después de comer, ni hacer comentarios sobre lo que come y no
come. Tampoco hay que ignorar su comportamiento, sobre todo si su estado de
salud cae en picado. Se trata de encontrar un equilibrio y, sobre todo, de
demostrarle que la queremos y que estamos dispuestos a ayudarla.
Naturalmente, ella tendrá que entender que, aunque en último caso depende de
ella curarse, nosotros pondremos a su alcance todos los medios para lograrlo.

Tengamos presente que si tuviera la capacidad de elegir libremente (es decir, si


no estuviera enferma), la paciente querría ser feliz y vivir libre de la obsesión
con su cuerpo y con la comida. El origen de la enfermedad es complejo, pero
sobre todo se basa en una falta de confianza de sí misma y en una baja
autoestima. El papel de los padres en contribuir a un ambiente de apoyo y
comprensión.

También hay que respetar a la enferma si nos pide que no se hagan ciertas cosas
(<<mamá por favor, no me sirvas aceite con la ensalada>>, <<no me digas que
estoy flaca>>). Sobre todo, hay que evitar hacer comentarios sobre su peso o su
aspecto. Cuando le decimos a una anoréxica o una bulímica <<ahora estás más
guapa, tienes un aspecto sano>>, ella escucha, <<has engordado>>, y si todavía
no está preparada para asumirlo, hará todo lo posible para adelgazar de nuevo,
prolongando la enfermedad.

¿QUÉ HACER?

 Asumir que la recuperación solo será posible cuando la enferma desee


recuperarse.
 Informarse e informar a la enferma de los trastornos alimentarios
mediante libros, artículos de revistas, asociaciones especializadas.
 Ofrecer apoyo y saber escuchar sin interrumpir.
 Sugerirle que inicie un tratamiento, si es menor de edad, llevarla al
médico.
 Reconocer con ella que la recuperación es difícil, pero que otras personas
lo han conseguido, y que ella también puede. Ofrecerse para
acompañarla a la primera visita médica.
 Admitir que la recuperación es responsabilidad de la propia enferma.
Evitar sentirse culpable.
 Compartir actividades de ocio y conversaciones que no tengan que ver
con su enfermedad.

¿QUÉ NO HACER?

 Dar sermones, amenazar, llorarle, sobornar a la enferma para que


abandona sus comportamientos irracionales.
 Criticarla o avergonzarla, porque se sentirá peor y se aislará aún más.
 Vigilarla a todas horas o controlarla, porque se agobiará y finalmente
conseguirá salirse con la suya de todos modos.
 Perder el tiempo convenciéndola de que no está gorda, por muy delgada
que está. Por su enfermedad, le resulta imposible verse tal como es.
 Dar consejos a menos que ella los pida.
 Ignorar el hecho de que falta comida o dinero, o que el cuarto de baño
está sucio porque ha vomitado, aunque está enferma tiene que
responsabilizarse de sus acciones.
 Basar la relación con la enferma únicamente en el trastorno alimentario.

Algunas pautas para mejorar la comunicación son las siguientes:

 Evitar presuponer las intenciones, los pensamientos o los sentimientos


del otro.
 Evitar atacar o culpar a la otra persona, así como emitir juicios de valor.
 Evitar comentarios tipo <<no sabes el daño que me estás haciendo con tu
enfermedad>>.
 Se pueden establecer reuniones semanales para hablar de los conflictos o
problemas que afecten al núcleo familiar. En ellas se debería escuchar sin
interrumpir y permitir que todos hablen sin temor a ser juzgados o
recriminados.
 Ay que estar dispuesto a tomarse en serio los conflictos de los demás y
procurar llegar a consensos o acuerdos para resolverlos.

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