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La sensibilidad
en el medio acuático
Lic. Rodríguez Juan
Entrenador de Natación
juan@escuelaatlantis.com.ar
Desde el primer momento en que nos ponemos en contacto con el medio acuático
se activan dentro de nuestro cuerpo diferentes mecanismos de adaptación, los
cuales deben ser estimulados, desarrollados y potenciados en menor o mayor
medida de acuerdo al objetivo que nos planteemos (recreativo, terapéutico,
competitivo o educacional).
Uno de los contenidos de gran importancia a trabajar durante un proceso de
aprendizaje en el medio acuático, es la denominada sensibilidad. Por ella
entenderemos a la capacidad de sentir el agua en nuestras diferentes partes del
cuerpo a través de analizadores táctiles y cenestésicos, los cuales envían
información continua del medio, originada por la reacción de nuestros movimientos.
Gracias a ellos podremos realizar los ajustes necesarios para movilizarnos mas
económicamente y eficientemente dentro del medio acuático (eficiencia en la
propulsión).
Cuando hablamos de eficiencia de propulsión nos referimos a una perfecta
capacidad de equilibrio entre la producción de energía para lograr mover con
suficiente fuerza los miembros encargados de la propulsión y la trasmisión de esa
energía al agua (Toussaint, Janssen, Kluft, 1991).
Cada individuo responde a un modelo único de sus movimientos por lo que mas allá
de intentar una mejora en la técnica, se debería también desarrollar la sensibilidad
(González, 1993). Actualmente existen varios estudios en donde se demuestra como
un programa con estimulación de la sensibilidad influye de manera positiva en la
capacidad del individuo para transferir la energía producida al medio acuático.
(Colazo, 2001).
Entre los sentidos táctiles se encuentran los sentidos del tacto, la presión, la
vibración y el cosquilleo; los sentidos de posición abarcan la posición estática y
cinética. Las sensaciones somáticas también se agrupan en las siguientes clases:
- Sensaciones exteroceptivas, son percibidas por la superficie del cuerpo.
- Sensaciones propioceptivas, comprenden las sensaciones de posición, las
procedentes de los tendones y los músculos, las sensaciones de presión que
parten de la planta de los pies e incluso la sensación de equilibrio.
- Sensaciones viscerales, sensaciones de los órganos internos.
- Sensaciones profundas, comprenden fascias, músculos y huesos. (presión
profunda, el dolor y la vibración).
Existe una relación estrecha entre las sensaciones táctiles de contacto, presión y
vibración, todas ellas son detectadas por receptores del mismo tipo, pero se
diferencian en 3 aspectos:
1. La sensación del tacto aparece por lo general al estimular los receptores
táctiles de la piel o de los tejidos situados inmediatamente debajo de la piel.
2. la sensación de presión suele percibirse por la deformación de los tejidos mas
profundos.
3. la sensación vibratoria procede de señales sensitivas repetidas con rapidez
Las zonas de la piel que tienen vello poseen una pequeña cantidad de bulbos
terminales y apenas tienen corpúsculos de Meissner. La diferencia entre ambos es que
los bulbos trasmiten una señal fuerte al principio, que luego se adapta de forma parcial y
a continuación una señal más débil y continua que se adapta muy lentamente.
Estos receptores se encargan de trasmitir las señales constantemente, las cuales nos
mantienen informados del tacto continuo producido por los objetos en contacto con la
piel.
Los pequeños movimientos de los vellos corporales excitan la fibra nerviosa entrelazada
en su base, es por ello que cada pelo y su fibra nerviosa basal también constituyen un
receptor táctil. Este receptor se adapta rápidamente detectando sobre todo el
movimiento de los objetos sobre la piel. En las capas mas profundas de la piel
encontramos a los órganos terminales de Ruffini, que son terminaciones nerviosas muy
ramificadas y se caracterizan por una lenta adaptación resultando importante para
señalizar los estados de deformación continua de la piel y los tejidos profundos como
las señales de tacto intenso, prolongado y las de presión. Por último encontramos a los
corpúsculos de Pacini, que se encuentran justo debajo de la piel y en los tejidos
faciales profundos que sólo se estimulan con movimientos rápidos, ya que se adaptan
en unas centésimas de segundos y detectan sobre todo la vibración de los tejidos u
otros cambios rápidos del estado mecánico de los tejidos. Sintéticamente hemos
querido describir los distintos componentes que actúan en forma invisible pero que
solamente conociéndolos podremos entender como estimularlos.
Veamos a continuación los campos receptivos periféricos y la densidad de los mecano
receptores de la palma de la mano del hombre. Del lado izquierdo se ilustran los
receptores de adaptación rápida y a la derecha los de adaptación lenta. Los campos
receptivos de los mecano receptores de Meissner y de Merkel están indicados por el
color celeste. Los campos receptivos periféricos de los corpúsculos de Paccini (área
celeste) tienen una zona de máxima sensibilidad (círculos negros). Algo similar se
observa en los campos periféricos de los corpúsculos de Ruffini (área celeste) con una
zona de máxima sensibilidad (círculos negros). Las flechas indican la dirección de
desplazamiento de la piel que activa a estos mecano receptores.
ISDe Sports Magazine – Revista de entrenamiento, Junio 2011, Vol. 3, número 9.
Ejercicios de deslizamiento
Ejercicios helicoidales
Bibliografía
Toussaint, H., Janssen, T. & Kluft, M. (1991). Effect of propelling surface size on the
mechanics and energetics of front crawl swimming. Journal of Biomechanics, 24 (3/4),
205-211.