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ISDe Sports Magazine – Revista de entrenamiento, Junio 2011, Vol. 3, número 9.

La sensibilidad
en el medio acuático
Lic. Rodríguez Juan
Entrenador de Natación
juan@escuelaatlantis.com.ar

Desde el primer momento en que nos ponemos en contacto con el medio acuático
se activan dentro de nuestro cuerpo diferentes mecanismos de adaptación, los
cuales deben ser estimulados, desarrollados y potenciados en menor o mayor
medida de acuerdo al objetivo que nos planteemos (recreativo, terapéutico,
competitivo o educacional).
Uno de los contenidos de gran importancia a trabajar durante un proceso de
aprendizaje en el medio acuático, es la denominada sensibilidad. Por ella
entenderemos a la capacidad de sentir el agua en nuestras diferentes partes del
cuerpo a través de analizadores táctiles y cenestésicos, los cuales envían
información continua del medio, originada por la reacción de nuestros movimientos.
Gracias a ellos podremos realizar los ajustes necesarios para movilizarnos mas
económicamente y eficientemente dentro del medio acuático (eficiencia en la
propulsión).
Cuando hablamos de eficiencia de propulsión nos referimos a una perfecta
capacidad de equilibrio entre la producción de energía para lograr mover con
suficiente fuerza los miembros encargados de la propulsión y la trasmisión de esa
energía al agua (Toussaint, Janssen, Kluft, 1991).
Cada individuo responde a un modelo único de sus movimientos por lo que mas allá
de intentar una mejora en la técnica, se debería también desarrollar la sensibilidad
(González, 1993). Actualmente existen varios estudios en donde se demuestra como
un programa con estimulación de la sensibilidad influye de manera positiva en la
capacidad del individuo para transferir la energía producida al medio acuático.
(Colazo, 2001).

Desplazamientos en el medio acuático

La propulsión del nadador se produce gracias a la aplicación de fuerza generada a


través de sus extremidades (piernas y brazos principalmente). Durante estos
momentos en nadador va dibujando determinadas trayectorias con el fin de optimizar
su desplazamiento.
Estas trayectorias o cambios de dirección son producidos por las manos. Las
mismas a medida que se movilizan van en busca de superficies de apoyo (aguas
quietas) en donde poder ejercer la fuerza.
No nos ocuparemos en este momento de describir estas trayectorias, mas allá de
ser muy interesantes, nos centraremos en la manera en que nuestro organismo
logra sentir el agua y de esta manera encontrar las mejores superficies para
optimizar su desplazamiento.
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Estimulación de sistema propioceptivo

Cuando ingresamos al medio acuático nos encontraremos con nuevas sensaciones


que actuarán sobre nuestro organismo, las cuales deberán ser estimuladas con el
objetivo de provocar una buena adaptación. Luego de varios años de estimulación
los sistemas encargados de la recepción del medio habrán logrado adaptarse,
desarrollarse y en nadadores de elite potenciarse hasta sus máximos valores. A
continuación haremos una breve reseña siguiendo a Houssay (1971) de estos
mecanismos que nos ayudarán a comprender como actúan cada uno de ellos.

Dentro de nuestro organismo existen receptores encargados de recoger toda la


información sensorial del cuerpo (interior- exterior), a ellos se los denomina
sensaciones somáticas. Los sentidos somáticos se clasifican en:
- Mecano receptores, comprenden las sensaciones de tacto y de posición que
son estimulados por los desplazamientos mecánicos de algunos tejidos
corporales.
- Termo receptores, detectan el frío y calor.
- Sentido del dolor, se activan por cualquier factor que lesione los tejidos.

Entre los sentidos táctiles se encuentran los sentidos del tacto, la presión, la
vibración y el cosquilleo; los sentidos de posición abarcan la posición estática y
cinética. Las sensaciones somáticas también se agrupan en las siguientes clases:
- Sensaciones exteroceptivas, son percibidas por la superficie del cuerpo.
- Sensaciones propioceptivas, comprenden las sensaciones de posición, las
procedentes de los tendones y los músculos, las sensaciones de presión que
parten de la planta de los pies e incluso la sensación de equilibrio.
- Sensaciones viscerales, sensaciones de los órganos internos.
- Sensaciones profundas, comprenden fascias, músculos y huesos. (presión
profunda, el dolor y la vibración).

Existe una relación estrecha entre las sensaciones táctiles de contacto, presión y
vibración, todas ellas son detectadas por receptores del mismo tipo, pero se
diferencian en 3 aspectos:
1. La sensación del tacto aparece por lo general al estimular los receptores
táctiles de la piel o de los tejidos situados inmediatamente debajo de la piel.
2. la sensación de presión suele percibirse por la deformación de los tejidos mas
profundos.
3. la sensación vibratoria procede de señales sensitivas repetidas con rapidez

Se conocen por lo menos 6 tipos de receptores táctiles, dentro de los mismos


encontramos a un receptor muy sensible (corpúsculo de Meissner), este alberga en
su interior muchos filamentos de terminales nerviosos. Los podemos encontrar en la
parte de la piel desprovista de vello y abundan en especial en la yema de los dedos
y otras en áreas cutáneas, tienen una enorme capacidad para discernir las
características especiales de las sensaciones táctiles, son muy sensibles al
movimiento de los objetos que rozan la superficie de la piel, así como las vibraciones
de baja frecuencia.
Las yemas de los dedos y otras áreas disponen de numerosos corpúsculos de
Meissner y contienen una gran cantidad de bulbos terminales.
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Representación esquemática de un corte de piel donde se observan sus diferentes


receptores (Adaptado de Houssay, 2000).

Las zonas de la piel que tienen vello poseen una pequeña cantidad de bulbos
terminales y apenas tienen corpúsculos de Meissner. La diferencia entre ambos es que
los bulbos trasmiten una señal fuerte al principio, que luego se adapta de forma parcial y
a continuación una señal más débil y continua que se adapta muy lentamente.
Estos receptores se encargan de trasmitir las señales constantemente, las cuales nos
mantienen informados del tacto continuo producido por los objetos en contacto con la
piel.
Los pequeños movimientos de los vellos corporales excitan la fibra nerviosa entrelazada
en su base, es por ello que cada pelo y su fibra nerviosa basal también constituyen un
receptor táctil. Este receptor se adapta rápidamente detectando sobre todo el
movimiento de los objetos sobre la piel. En las capas mas profundas de la piel
encontramos a los órganos terminales de Ruffini, que son terminaciones nerviosas muy
ramificadas y se caracterizan por una lenta adaptación resultando importante para
señalizar los estados de deformación continua de la piel y los tejidos profundos como
las señales de tacto intenso, prolongado y las de presión. Por último encontramos a los
corpúsculos de Pacini, que se encuentran justo debajo de la piel y en los tejidos
faciales profundos que sólo se estimulan con movimientos rápidos, ya que se adaptan
en unas centésimas de segundos y detectan sobre todo la vibración de los tejidos u
otros cambios rápidos del estado mecánico de los tejidos. Sintéticamente hemos
querido describir los distintos componentes que actúan en forma invisible pero que
solamente conociéndolos podremos entender como estimularlos.
Veamos a continuación los campos receptivos periféricos y la densidad de los mecano
receptores de la palma de la mano del hombre. Del lado izquierdo se ilustran los
receptores de adaptación rápida y a la derecha los de adaptación lenta. Los campos
receptivos de los mecano receptores de Meissner y de Merkel están indicados por el
color celeste. Los campos receptivos periféricos de los corpúsculos de Paccini (área
celeste) tienen una zona de máxima sensibilidad (círculos negros). Algo similar se
observa en los campos periféricos de los corpúsculos de Ruffini (área celeste) con una
zona de máxima sensibilidad (círculos negros). Las flechas indican la dirección de
desplazamiento de la piel que activa a estos mecano receptores.
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Adaptado de Houssay, 2000.


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Adaptado de Houssay, 2000.

Ejercicios a tener en cuenta al momento de diseñar los programas

- Ejercicios de deslizamiento (sensibilidad con respecto a la resistencia que lo


frena)
- Ejercicios helicoidales (sensibilidad con respecto a los movimientos
curvilíneos de la brazada.
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Ejercicios de deslizamiento

Ejercicios helicoidales

Adaptado de Wilke, 1993.


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Estimular y desarrollar la sensibilidad ayuda a los nadadores a buscar los mejores


ángulos de ataque y sentir la relación entre determinados movimientos y sus efectos en
el desplazamiento para adoptar las mejores posiciones corporales. Cuanto más eficaz
sea la trasmisión de energía a la masa líquida por los segmentos corporales más
eficiencia se tendrá en el nado.

Bibliografía

Colazo, N. (2001). La influencia del desarrollo de la sensibilidad al agua, en el proceso


de aprendizaje del estilo crol de frente, en la iniciación acuática para niños entre 9 y 10
años. Septiembre, 2001, Año 7, www.efdeportes.com

Gonzalez, F. (1993). Modificación de la efectividad de nado en niños a través de


ejercicios de sensibilidad táctil-cinestésica. Santa María, seminario da Disciplina
Biomecánica, Programa de Pos-Graduación en ciencia del movimiento Humano, UFSM.

Guyton, A. & Hall, J. (2007). Tratado de fisiología médica. Madrid: Elsevier.

Houssay, A. & Cingolani, H. (2000). Fisiología humana. Buenos Aires: El Ateneo

Maglischo, W. E. (1995). Nadar más rápido. Tratado completo de natación. Barcelona:


Hispano Europea.

Toussaint, H., Janssen, T. & Kluft, M. (1991). Effect of propelling surface size on the
mechanics and energetics of front crawl swimming. Journal of Biomechanics, 24 (3/4),
205-211.

Wilke, K. & Madsen, O. (1993). El entrenamiento del nadador juvenil. Schomdorf,


República Federal de Alemania: Stadium.

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