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San Juan 7:37-39

Nm 11:24-30; Salmo 25:1-15; Hch 2:1-21


JESÚS NOS ENTREGA SU ESPÍRITU SANTO

R En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


 Introducción

La llegada del Espíritu Santo


Es muy importante que tomemos atención como Jesús compara y
simboliza al Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo vino de diferentes
formas. Por ejemplo, en el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo vino en
forma de paloma y poso sobre su cabeza (Lc 3). En Pentecostés vino en
forma lenguas como de fuego (Hch 2), y esta vez Jesús habla acerca del E.S
como ríos de agua viva que fluyen de su interior, y de los que creerían en
él. Veamos por qué razón Jesús llama ríos al Espíritu Santo como ríos de
agua viva.
 Desarrollo del Texto
Los ríos de agua viva son aguas constantemente fluyen y riegan los
árboles, plantas, alimentan a los animales, y dan vida. Los ríos de agua
vida podemos compararlos el Rio Jordán que alimenta dos mares: el mar
de Galilea y el Mar Muerto. El primer lago es dulce. En sus aguas abundan
los peces; lo rodean prados, bosques y hermosos jardines. En sus playas
los niños juegan en grupos, como jugaban cuando Jesús estaba allí. El
Jordán desemboca al sur en otro mar. Allí no hay movimiento de peces, ni
susurro de hojas, ni canto de pájaros, ni sonrisas infantiles. Una atmósfera
densa navega sobre las aguas de ese mar...

¿A qué se debe esta enorme diferencia entre dos mares vecinos? No se


debe al río Jordán; porque el agua que lanza, tanto en uno como en el otro
mar, es muy buena. La diferencia se debe a que: El mar de Galilea recibe
las aguas del río Jordán, pero no las retiene ni las conserva en su poder.
Por cada gota que entra, sale una gota. Recibe y da. El otro mar es
avariento y retiene todo lo que recibe. No tiene ningún impulso
generoso. Cada gota que entra, gota que queda retenida. El otro mar no
da nada.
Se llama Mar Muerto. El mar de Galilea da y vive.
- Jesús da este ejemplo para decirnos: “Así es la obra del Espíritu Santo en
nuestra vida como ríos de agua viva.”
- El Espíritu Santo nos nutre con la fe para que podamos dar buenos frutos.
Frutos que alimenten a los demás. Constantemente calma nuestra sed
espiritual, nos da el perdón de los pecados, nos consuela en medio de
nuestros problemas y aflicciones, y también como un rio de agua viva
fluye a todas las personas para compartir con los demás todo lo que ha
recibido.
Ley

 Por eso nuestro Señor Jesucristo, invita a todas las personas “Si alguno
tiene sed, Venga a mí y Beba” Sin ningún pago, sin sacrificios, sin ninguna
buena obra, sin nada a cambio. Tomen y reciban mi Espíritu Santo.
- Sin embargo, a veces nuestra respuesta es: “No Señor, no necesito esta
agua, no estoy sediento, ni hambriento. Ahora no puedo Señor, estoy
ocupado, tengo muchas cosas que hacer. O no puedo creer que tú puedas
hacer esto Jesús, yo soy muy pecador, tengo muchos problemas.”
 Y cuando no recibimos el agua viva, Espíritu Santo y su Palabra, tampoco
podemos entregarlo a nuestros prójimos, porque lo único que daremos a
los demás será lo que está en nuestros corazones: malas palabras, peleas,
robos, adulterios, mentiras, y codicia y envidia por los demás.
Evangelio

Por eso hermano, es necesario, que escuches hoy la Palabra de Dios que
dice: “Busquen al Señor mientras pueda ser hallado, llámenle en tanto
este cerca: Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus
pensamientos. Que se vuelva al SEÑOR, a nuestro Dios, que es generoso
para perdonar, y de él recibirá misericordia.” (Isa 55:6-7)

El Señor no quiere que los malvados y pecadores mueran, sino que se


arrepientan, y vivan. Por esto Jesús nos invita a nosotros, los sedientos, los
hambrientos, vengan y beban del agua viva, del Espíritu Santo.

 ¿Y Dónde puede ir a beber de esa agua viva? ¿Dónde Jesús me entrega


su Espíritu Santo gratuitamente?
- Los apóstoles recibieron el Espíritu Santo en Pentecostés como llamas de
Fuego. Nosotros lo recibimos el Espíritu Santo en nuestro Bautismo.
Donde Jesús nos dijo, “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo, y
del Espíritu Santo, ahora Tú eres mi Hijo. Recibe mi Espíritu Santo, ahora
Tu me perteneces, Yo soy tu Señor y protector, ahora eres heredero del
reino de Dios, de las mansiones celestiales, de ropa celestial, de corona
celestial. Estarás sentado a mi derecha. No temas Yo estoy contigo donde
quiera que vayas.” Escucha las maravillosas promesas que Dios te dice en
tu bautismo.
- Somos más alimentados del Espíritu Santo en su Palabra cuando nos
recuerda que por la fe en Jesús, no somos condenados, sino que ya hemos
sido salvados. Hemos pasado de la muerte a la vida, del infierno al cielo,
de las tinieblas a la luz.
- Y Las fuentes de agua viva, es decir el Espíritu Santo, también se nos dan a
beber, en La Santa Cena. Donde Jesús nos invita a su mesa a comer de su
cuerpo y beber de su sangre, para el perdón completo de nuestros
pecados. Donde Jesús nos ofrece el Pan celestial, a beber vino de
salvación. “Vengan y coman gratis, sin pagar”
 Ahora que sabemos que ya recibimos su Espíritu Santo, seamos ríos de
agua viva para los demás, dando de lo que hemos recibido, amor a los
necesitados, perdón a los que nos ofendieron y dañaron y misericordia
con nuestros hermanos, padres, amigos y vecinos. No seamos como el
Mar Muerto, estancado, acaparando todos los dones del Espíritu Santo sin
frutos, porque esto produce muerte. Sino seamos como el Mar de Galilea,
que recibe y da, que es generoso y bendice a los demás. Seamos ríos de
agua viva y alimentemos a los demás con la ayuda del Espíritu Santo.
Amén.

Votum: que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardé sus
corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:7

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