Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La reedificación de esta puerta representa para nosotros, tener visión, conocer los
propósitos de Dios, nosotros como creyentes debemos tener Sueños, Visión, conociendo
la voluntad de Dios. Si hay una visión esta debe ocupar el primer lugar en nuestras vidas
En los escritos de Juan tiene un acento especial sobre la fuente y los ríos de agua viva:
Juan 4: 11-15 “La mujer le Dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De
dónde pues, pues, tienes el agua viva? ¡Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que
nos dio este pozo, del bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo:
Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que
yo le daré, no tendrá sed jamás; si no que el agua que yo le daré será en él una fuente de
agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga
yo sed, ni venga aquí a sacarla”
Apocalipsis 21:6 “Y me dijo: hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al
que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”
Joel 3:18 “Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados
fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la
casa de Jehová, y regará el valle de Stim”
El significado del agua en la Biblia es rico. También hace referencia a la aflicción profunda
que anega nuestra alma y las olas que nos abaten. Indica tres cosas Espirituales
principalmente: separación, limpieza y vivificación espiritual, y renovación. El agua del
bautismo es un signo y sello de la separación espiritual del mundo en la comunión con
Cristo, así como de la limpieza del pecado para la justicia eterna.
Las aguas del diluvio fueron un tipo del bautismo en Cristo, pues por el agua, no por el
arca, Significa que la iglesia es limpiada y separada del mundo impío que pereció bajo las
aguas del juicio. En el mismo sentido tipificaron el bautismo las aguas del Mar Rojo,
porque por ellas el pueblo de Israel quedó separado para Dios frente a Faraón y su
ejército, y la casa de servidum
Y por el bautismo el viejo hombre de pecado es sumergido en el agua y nuevo en Cristo,
separado del pecado y del mundo impío, resucitado con Cristo a una nueva vida de
comunión con Dios.
1 Pedro 3:20-21 “Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la
paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual, pocas
personas, es decir, ocho fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto
ahora no salva (no quitando las inmundicias de la carne, si no como la aspiración de una
buena conciencia hacia Dios” por la resurrección de Jesucristo”
Es evidente, sin embargo, que el significado es algo diferente cuando se refiere a Cristo
como la fuente de agua viva. En este caso indica vivificación, renovación, y satisfacción
completa. Puede decirse, en primer lugar, que el agua viva (o de vida) representa
principalmente, y en su sentido más profundo, al Espíritu Santo como el Espíritu de Cristo,
por quien todas las bendiciones espirituales de salvación son concedidas a la Iglesia como
todo creyente y cada creyente en particular. El Espíritu es el río de agua de vida que fluye
constantemente de Dios a través de Cristo en la Iglesia.
Isaías 44:3 “Porque yo derramaré agua sobre el sequedal, ríos sobre la tierra árida; mi
Espíritu derramaré sobre tu generación sobre tus renuevos;”
El río de agua viva representa al Espíritu Santo precisamente como el autor de nuestra
salvación, que lleva a cabo en nosotros todas las bendiciones espirituales en los lugares
celestiales en Cristo; bendiciones que él obtuvo para nosotros por medio de su perfecta
obediencia, y su Espíritu las toma de él para concederlas a su pueblo. A este Espíritu se le
llama Espíritu de vida; Espíritu de adopción, por el cual clamamos Abba, Padre; Espíritu de
verdad, que nos guía a toda verdad; Espíritu vivificante; de santidad y santificación; de
sabiduría, conocimiento y revelación; en fin, el Espíritu de Cristo
“Fuente” en hebreo es “Ayin”, que literalmente significa: ojo. En relación con agua, se
refiere a un manantial (en español: “ojo de agua”). Un manantial es una fuente continua
de agua.
La Puerta de la Fuente daba acceso al estanque de Siloé, y por ello recibía su nombre.
Este estanque recibía el agua a través de un conducto subterráneo cortado entre las rocas,
proveniente de una fuente subterránea muy profunda. También nuestra fuente de agua
espiritual procede de la Roca.
Manantial Espiritual
Hay varias referencias bíblicas sobre lo que representa la fuente:
· La sabiduría (Prov. 13:14)
· El temor de Dios (Prov. 14:27)
· La boca del justo (Prov. 10:11; Prov. 18:4)
Éstas se pueden resumir en uno, quien nos da todas ellas: el Espíritu de Dios.
(Isaías 44:3-5) Porque derramaré agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra
seca; derramaré mi Espíritu sobre tu posteridad, y mi bendición sobre tus descendientes.
(4) "Ellos brotarán entre la hierba como sauces junto a corrientes de agua." (5) Este dirá:
"Yo soy del SEÑOR", otro invocará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: "Del
SEÑOR soy" y se llamará con el nombre de Israel.
Juan lo confirmó cuando Jesús dijo que quien creyera en él, fluiría un manantial.
(Juan 7:37-39) Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en
alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. (38) El que cree en mí,
como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva."
(39) Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir;
porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
El Espíritu Santo es la parte de Dios que vive dentro de nosotros. Es el regalo que Jesús
nos dejó cuando subió al Cielo. Mientras que Él venga, tendremos Su Presencia en la
forma del Espíritu Santo, quien nos alienta, nos exhorta, nos guía, nos da entendimiento y
sabiduría. Lo que no podíamos hacer por nosotros mismos, Él nos ayuda a hacerlo.
Con el Espíritu Santo de nuestro lado, podemos comenzar el camino de ascenso hacia el
Monte de Dios.
(Romanos 8:11-17) Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos
habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también
dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.
(12) Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne,
(13) porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis
morir las obras de la carne, viviréis. (14) Porque todos los que son guiados por el Espíritu
de Dios, los tales son hijos de Dios. (15) Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud
para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos,
por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (16) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu de que somos hijos de Dios, (17) y si hijos, también herederos; herederos de Dios
y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos
glorificados con El.
Luego de que las pruebas de la vida sacan a luz nuestra basura, Dios nos trae a la Puerta
de la Fuente. Nos llena de su Santo Espíritu, quien nos limpia, nos guía a la verdad y nos
capacita para vivir una vida recta.
(Salmo 36:6-9) Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo
abismo. Tú preservas, oh SEÑOR, al hombre y al animal. (7) ¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu
misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. (8) Se
sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias. (9) Porque en
ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz.
La Puerta de la Fuente era la entrada para los que querían ir al Estanque de Siloé en
Jerusalén. Allí fue donde Jesús sanó al ciego. Él le echó lodo en los párpados, y después le
dijo que se fuera a lavar al estanque de Siloé, la fuente de aguas vivas.
(Juan 9:6-7) Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el
barro en los ojos, (7) y le dijo: Ve y lávate en el estanque de Siloé (que quiere decir,
Enviado). El fue, pues, y se lavó y regresó viendo.
De la misma manera, hoy, tenemos enlodados los ojos con lo terrenal, y sólo eso podemos
ver. Pero si nos lavamos los ojos en la fuente de las aguas vivas del Espíritu Santo, Él nos
abrirá los ojos para que podamos ver la realidad espiritual.
Puerta en Ruinas
Esta fue la puerta que Nehemías vio en tal estado de ruina que no pudo pasar (2:14). No
pasó porque iba de noche, y necesitaba reconstruir primero las otras puertas para poder
hacerlo. Este tramo estaba en tal mal estado porque fue uno de los puntos más atacados
por los babilonios (II Reyes 25:4). De la misma manera, esta puerta espiritual es una de las
que recibe más ataques del enemigo.
Esta puerta también parece estar “en ruinas” el día de hoy. Muchos creyentes tienen
edificios y doctrinas, pero no tienen al Espíritu Santo que nos capacita para ser lo que no
podemos ser por nosotros mismos. Muchas denominaciones se quedan en la puerta
anterior sin poder avanzar, puesto que han rechazado al Espíritu Santo. Por eso muchas
iglesias están “muertas”.
(Jeremías 17:13-14) Oh SEÑOR, esperanza de Israel, todos los que te abandonan serán
avergonzados. Los que se apartan de ti serán escritos en el polvo, porque abandonaron al
SEÑOR, fuente de aguas vivas. (14) Sáname, oh SEÑOR, y seré sanado; sálvame y seré
salvo, porque tú eres mi alabanza.
(Jeremías 2:13) Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente
de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el
agua.
¿En quién hemos puesto nuestra confianza? Cuidemos de no rechazar al Espíritu de Dios,
quien es nuestra Fuente de Aguas Vivas.
Oremos…
Señor, hemos llegado a la Puerta de la Fuente. Hemos dejado atrás la basura que nos
frenaba de avanzar. Pero ahora queremos que Tú nos laves con tu sabiduría y
entendimiento, con Tu Palabra. Llénanos con tu Santo Espíritu, derrama agua y torrentes
sobre esta tierra sedienta y seca. También derrama Tu Espíritu sobre tu posteridad, y
bendición sobre mis descendientes, para que ellos broten como sauces junto a corrientes
de agua.
Nos ponemos en la brecha por la parte de la Iglesia que ha rechazado al Espíritu Santo. Te
pedimos perdón, Señor. Trae avivamiento a Tu Iglesia, Abba Padre.
Ten misericordia, y manifiéstate con poder para que te veamos. Señor, haz un milagro
como el que hiciste en el Estanque de Siloé, donde le echaste lodo en los ojos al ciego, y
luego que se limpió en las aguas pudo ver. Abre nuestros ojos espirituales. Derrama Tu
Espíritu sobre nosotros.
vvvvvvvvvvvvv
La Puerta de la fuente.
"Después me dirigí hacia la puerta de la Fuente y el estanque del Rey, pero no hallé por
dónde pasar con mi cabalgadura. " (Ne. 2:14).
Parece que la puerta de la Fuente era la más dañada pues fue el unico lugar donde
Nehemías no pude entrar a caballo. Esto significa que esta puerta era en centro de los
ataques babilónicos (2 Reyes 25:4)
Aplicación: Dios compara aquellos que confían en si mismo como los que cavan sus
propias cisternas – hay fugas de gozo, paz, fe y fuerza. Jesús nos invita que nos aceremos a
el, fuente de agua viva (Juan 4:10-14).
"En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: ¡Si alguno
tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la Escritura,
brotarán ríos de agua viva.” Juan 7:37-38.